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LA ABUELA

AUTOR:

PETER HÄRTLING
DE CÓMO KARLI FUE A conversación empezaba a veces a hablar consigo
PARAR A CASA DE LA ABUELA misma y, cuando el otra la miraba sorprendido, la
abuela meneaba simplemente la cabeza como
diciéndole que no se refería a él.
Dice la gente que a los sesenta y siete años ya A la abuela todos la llamaban abuela: los
se es viejo. La abuela, no. La abuela ha dicho siempre vecinos, el panadero de la esquina, los chicos del
– y lo suelen decir muchos viejos -que uno es tan patio que de vez en cuando se burlaban de ella pero
joven como se siente. Y la abuela se sentía bastante que, en realidad, la querían y hasta le subían a veces
joven. Decía también la abuela que por fuera era vieja la bolsa de la compra al quinto piso, porque en la
y por dentro, una muchacha. Los que la conocían casa en que vivía la abuela no había ascensor.
bien se lo creían. La abuela no tenía mucho dinero. A -No somos príncipes – solía decir la abuela
veces se quejaba de su escasa pensión y de su difunto cuando le acababa el aliento en el tercer piso y
marido, quien no había sido precisamente una tenía que tomarse un pequeño descanso
lumbrera, pero prefería reír que quejarse. Y sabia “Frau Erna Bittel” ponía en letras de adorno en
arreglárselas. Su piso de Múnich era pequeño y casi la puerta del piso. Su hijo le pregunto una vez por lo
tan viejo como ella. El sofá se venía abajo con de “Frau” delante de su nombre.
frecuencia cuando el peso de las visitas era excesivo. -- Tú es que eres tonto- le había respondió la
Solo la estufa de fuel-oil era excesivo. Solo la estufa abuela-Así es como quiero que me llamen. Después
de fueloil era nueva y la abuela no acababa de de la muerte de Otto la gente podría creer que soy
arreglárselas con ella. Tenía miedo de que salieran una vieja solterona. Y eso es lo que no soy.
las dos volando por los aires cualquier día. Cuando la El hijo de la abuela tenía otro hijo. De él y de la
estufa empezaba a borbotear y a hacer glu – glu, la abuela trata esta historia. Se llama Karl-Ernst, o se
abuela le hablaba como si fuera un burro testarudo. A llamaba – mejor dicho – porque desde un principio le
la abuela le gustaba hablar consigo misma y como las llamaron Karli.
cosas que le rodeaban. Los que no la conocían bien
tenían que acostumbrarse. Incluso en medio de una
Karli creció en una pequeña ciudad cerca de Al principio Karli no lo comprendió. Karli tardo
Dusseldorf. Su padre trabajaba en las oficinas de una mucho tiempo en poder imaginarse que iba a volver a
fabrica. ver a sus padres. Que se habían ido para siempre
-Era el que calculaba lo que iban a cobrar los -No es posible – solía decir.
otros La vecina lo metió en cama y un médico le
-Así explicaba Karli la profesión de su padre. puso un supositorio. A Karli le entro la risa.
A veces, el padre de Karli, los viernes por la -Ahora vas a poder dormir. Primero tienes que
tarde casi siempre, se iba a la taberna, volvía dormir. Hombrecito – le dijo el medico
borracho a casa y le entraba el llanto. La madre de A Karli lo de hombrecito le pareció idiota y el
Karli se quejaba: médico medio tonto. Aquellos días todo el mundo le
-¡Ya vuelve a estar esta calamidad con las parecía medio tonto porque no paraban de acariciarle
dichosas lamentaciones del fin de semana! la cabeza o de abrazarlo, porque se portaban todos
Karli no lo comprendía. Su padre era una de forma muy distinta.
persona más bien alegre y Karli se entendía bien con La abuela, no. Llego la abuela – también debía
él. Mejor que con su madre, quien siempre haber llorado – y empezó en seguida a mandar:
protestaba de lo mucho que ensuciaban los dos y de -¡Hay que seguir, de alguna forma hay que
lo mucho que tenía que limpiar. seguir¡
Y se pasaba el día limpiando. Y ante un montón de desconocidos, en
-Pues esto no es normal-decía el padre de Karli. presencia de Karli, decidió:
Los padres de Karli murieron en un accidente -A Karli me lo llevo yo. Karli se queda conmigo.
de automóvil cuando Karli tenía cinco años. Habían Uno de ellos le dijo
salido con unos conocidos – ellos no tenían coche- y a -¡A tu edad, Erna¡
Karli lo habían dejado en casa de la vecina. Allí acudió La abuela, al oírlo, se echo a reír y le grito:
también el policía que le dijo a la mujer. -¿Es que lo quieres tu? ¡Déjate de tonterías,
-Han muerto los dos entonces!
Karli había visto pocas veces a la abuela, pero y ni se enteran de que os tienen. Voy a procurar
siempre le había gustado . La abuela hablaba un poco olvidarme de que soy vieja. Karli y yo ya nos las
más alto de lo acostumbrado, decía palabras que no arreglaremos.
siempre eran decentes y trataba a su hijo como si
fuera de la edad de Karli. A la madre de Karli la LA ABUELA ES DIFERENTE
llamaba llorona y al padre, a veces, flojeras. A Karli lo
llamaba Karli y nunca hombrecito, jovenzuela o Karli se acostumbra rápidamente a la abuela,
monada. aunque el piso le siguiera pareciendo raro. Pero al fin
Lo tomaba en serio y al cabo la abuela hace ya muchos años tiene todos
A Karli le sorprendió lo rápido que se liquidaba esos muebles y no va a comprar otros nuevos solo
un piso y lo pronto que el piso liquidado se vaciaba. por él. Karli tiene un cuarto casi para él solo. Durante
La abuela repartió los muebles. el día la abuela lo utiliza para coser y Karli, por la
-Todo eso no lo necesito – dijo noche, tiene que ir recogiendo agujas para no
Al final a Karli le quedo una maleta con sus pincharse los pies.
cosas y nada más. Y con la maleta que arrastraba la En muchas cosas la abuela es diferente. Una de
abuela salió de la ciudad en la que había vivido con las primeras noches, Karli, quien no podía dormir,
sus padres. A casa de la abuela, a Múnich. entro en el cuarto de baño que esta junto a su
habitación y encontró un vaso de agua con los
Ahora soy yo la tengo al chico. Estoy loca, una dientes de la abuela: Karli se pego un susto terrible y
vieja y un niño que hasta dentro de doce o tres años, no se atrevió a tocarlos por miedo a que se le
como mínimo, no podrá valerse por sí mismo. ¿He de cerraran
cumplir los cien por culpa de Karli? ¿Si no lo hago yo, Por la mañana le pregunto:
quien de los parientes lo hubiera recogido? A final lo -¿Desde cuándo se sacan los dientes de la
hubieran metido en un orfanato. ¡Y eso no puede ser! boca?
¡Eso no! Seguro que va a echar de menos a sus padres Yo no puedo.
La Abuela se lo explico: ponía a pensar en sus padres. Lo hizo durante mucho
-Es que estos no son mis dientes, Karli. Los míos tiempo, tres meses casi, hasta que fue a la escuela y
se han caído todos, los he perdido. Igual que tú tus tuvo amigos.
dientes de leche. Lo que pasa es que la tercera vez ya El desayuno era a las siete. La abuela tenía una
no crecen. Se los hacen a una. taza tres veces mayor que las de casa de Karli. Era el
-¿Tienes que lavártelos también? –Pregunto tazón del café. Lo llenaba hasta el borde y sorbía. A
Karli. Karli su madre se lo había prohibido. – No sorbas,
La abuela no quiso seguir hablando de la abuela – decía Karli
dentadura postiza. La abuela lo mira asustada, dejaba el tazón en la
-Todo eso no es tan importante, Karli. mesa y le preguntaba:
En casa de la abuela el día transcurría de una -¡Oye! ¿Son esas formas de hablar conmigo?
forma distinta. La abuela se levantaba todavía más -Mi madre decía siempre que no sorbiera. Y
temprano que el padre de Karli, aunque no tuviera tu sorbes.
que ir a la oficina. Le explico el porqué: A partir de entonces la abuela se esforzó por no
-Me duele todo el cuerpo, Karli. Es la gota, sorber. Tan difícil le resultaba que, al desayunar, se
¿Sabes? bebía solo la mitad del tazón y luego, cuando Karli
Karli era incapaz de imaginárselo jugaba en el otro cuarto, sorbía el resto.
-¿Una gota de qué? La abuela había decidido no volver a llevarlo al
-La gota es una enfermedad que se coge de parvulario antes de que fuera a la escuela.
viejo -Estos seis meses es mejor que nos
-Dijo la abuela acostumbremos el uno al otro, Karli.
A las seis de la mañana la abuela andaba ya A Karli, al principio, le pareció una tontería.
metiendo ruido por el cuarto de al lado y despertaba Luego se alegro. Los días con la abuela eran más
a Karli. Pero Karli no tenía ganas de levantarse tan movidos y siempre pasaban cosas. Por la mañana
temprano, se tapaba la cabeza con la manta y se repartían volantes que le llegaban a la abuela de
cualquier fabrica. Decían que en el “ Asteria” La abuela tenía mucha gracia y eso le
exponían lavadoras y que hacían regalos, o que para encantaba a Karli. Era una mujer que no admitía
el café lo mejor era el filtro “Passa-Passa” replicas ni le tenía miedo a nadie. Era más bien la
-No es que me paguen muy bien-decía la gente la que le tenía miedo a ella. Cuando la abuela
abuela -, pero así me muevo. Por nada del mundo fruncía el ceño, el tendero se ponía siempre la mar
compraría esos cachivaches que venden. Tú no tienes de amable.
idea de lo tonta que es la gente, Karli. La abuela no paraba de inventarse cosas. Al
Fuera donde fuera, siempre había gente que la panadero, por ejemplo, le decía cada dos por tres:
conocía. Y ella, entonces, “echaba la parrafada”. A -Oiga, usted, ¿es que envía los panecillos a que
Karli le resultaba aburrido pero, como solían darle adelgacen? Cada vez los encuentro más pequeños y
caramelos, aguantaba y le decía a la abuela: más caros.
-Me parece estupendo que repartas. Después La gente no sabía que contestarle. Karli se fue
iban de compras. A la abuela en las tiendas del barrio dando cuenta de que la abuela era más pobre que
le temían. No había quien le diera gato por liebre. La sus padres.
abuela decía: -Cuando me paguen tu pensión de orfandad lo
-Si yo me lo tengo que pensar tres veces antes pasaremos un poco mejor, Karli. Pero los señores
de gastarme un dinero, tendré derecho también a funcionarios van despacio y no piensan en nosotros –
darle otras tres vueltas como mínimo a lo que voy a le decía la abuela.
comprar con eso. ¿No? Karli le pregunto que quienes eran los señores
Karli la ayudaba y los tenderos se funcionarios.
enfadaban. Uno le dijo a Karli Que dejara de una vez -Gente sentada detrás de enormes escritorios,
de tocar los pepinos con las manos sucias y la abuela pasando eternamente papeles y mas papeles de un
le grito: lado a otro. De ellos depende que le den dinero a uno
-¡Lo que faltaba! ¿Es que los lava usted o no le den.
tan a menudo como Karli las manos?
Karli se admiraba de que hubiera gente tan vez Ralph, quien siete años y era el único que
poderosa. Karli, a veces, deseaba ser igual de mandaba. No le gano, pero se pego tan bien que
poderoso para regalarle a la abuela un montón de Ralph no le guardo el menor rencor.
dinero. Ralph tenía un pequeño defecto físico: hablaba
La abuela cocinaba más deprisa que la madre mal, como entre dientes, y en vez de decir “sabes”
de Karli. decía “chabech”.
-En la cocina lo único que se hace es perder Al principio a Karli le daba risa y le contó a la
tiempo abuela.
-decía -No está bien que te rías de Ralph –dijo la
Después de la comida la abuela se sentaba a abuela-Casi todos tenemos algún defecto.
coser a máquina y dejaba a Karli bajar al patio. Allí, al -Yo no-dijo Karli
principio, Karli no conocía a nadie. Los niños se -Tu si-dijo la abuela-Tu también porque te
burlaban de el; decían que hablada como un crees que no tienes Ninguno. Ese también es un
extranjero, como un turco casi. defecto.
-Yo no soy ningún turco-decía Karli -¿Y tú? – Pregunto Karli
Los primeros días los otros niños no se lo -Yo tengo uno terrible –dijo misteriosamente la
creían abuela-Algún día te lo enseñare.
Cuando se lo conto a la abuela, la abuela dijo: Unos días después, la abuela salió descalza del
-¿Por qué no les has contado que eres un cuarto de baño y le señalo el pie derecho.
turco de la cuenca del Ruhr? ¡Dios Mío! ¡Los niños -Mira, Karli. El meñique se me ha pegado al de
son ya tan imbéciles como los padres! Creen que un al lado. Es uno de mis defectos, ¿Sabes?
turco ha de ser mala persona por el mero hecho de -¿Tienes todavía más?-Pregunto Karli
ser turco. -¿Te crees tú que los vas a ver todos de una
Al cabo de algún tiempo, a Karli lo dejaron vez?
jugar con ellos. Y poco después se golpeo por primera Le dijo la abuela
Con la abuela, por las noches, era todo -¡Tonterías, Karli¡-dijo la abuela-Lo que pasa es
también muy distinto. En casa de Karli su madre lo que no es nada agradable ver viejos.
bañaba y, a veces, cuando se retrasaban, llegaba el -Tú lo que tienes es vergüenza de que te vea –
padre, se duchaban juntos y bañera en una fiesta. dijo Karli.
La primera noche la abuela le dio la toalla y le -Tiene razón, Karli –Dijo la abuela
dijo: A Karli no le parecía bien pero no consiguió
-¡Anda, lávate¡ convencerla de que dejara abierta la puerta del
Y Karli, quien estaba todavía hecho un lio, se cuarto de baño.
echo a llorar. Y la abuela también. Karli, al verla así, -Tú eres Karli y yo la abuela. Tu eres pequeño y
dejo de llorar y se lavo él solo. yo soy vieja. Esa es la única diferencia.
A partir de entonces lo hicieron siempre igual.
La abuela se sentaba al borde de la bañera y miraba
como Karli se lavaba. Karli se ha dado cuenta en seguida de que aquí
-Se te puede ver crecer –le decía no es como en su casa. ¡Eso de la educación
La abuela lo estaba. Le gustaba hacerlo. La moderno1
abuela frotaba Terriblemente a Karli, hasta dejarle el ¡Cielos¡ ¿Tendré que salir yo ahora desnuda del baño
cuerpo colorado como un cangrejo, y le decía solo porque sus padres lo tuvieran acostumbrado a
siempre: eso?
-¿Verdad que sienta bien, Karli? Karli no sabe el aspecto que tienen los viejos. Y
Había otra cosa todavía muy distinta a las de además, me da vergüenza. Ahí sí que no paso. Yo soy
casa. de otra época. Entonces no se era-¿Cómo diría yo?-
La abuela, cuando se lavaba, se encerraba en el tan desvergonzado. No, desvergonzado no es
cuarto de baño. Le tenía miedo por lo visto. Al cabo tampoco la palabra exacta. Hoy en día lo que pasa es
de algún tiempo Karli se lo pregunto. que no les toca ya no puedo cambiar a estas alturas.
Karli tiene que comprenderlo.
CON LA ABUELA EN EL NEGOCIADO para ella, era importante, porque la abuela al fin y al
cabo era pobre y Karli-según decía ella- la estaba
comiendo viva.
A los cuatro largos meses de estar Karli con la La abuela entonces decidió “intervenir cerca
abuela y una vez que lo tuvo inscrito en la escuela, la del Negociado”. Cuando hablaba del Negociado la
abuela agarro un berrinche. Todas las mañanas abuela se expresaba siempre con mucha
miraba en el buzón, esperando que le llegara, por fin, prosopopeya.
noticias del Negociado. Pero el Negociado no le ––Tienes que acompañarme, Karli––le dijo la
enviaba nada y la abuela se ponía cada vez mas abuela––Han de verte. Tu eres la prueba, Karli. El
furiosa. cuerpo del delito.
– ¡No dan golpe! ––Grito un buen día –¡Venga a La abuela se puso su mejor vestido y no
comer papeles y a hurgarse las narices con el lápiz¡ paraba de acicalar a Karli. Karli se enfado. Antes de
¡Funcionarios tenían que ser¡ salir de casa se comió uno copos de avena para
Karli no conseguía imaginarse a la burla de fastidiar y volvió a ensuciarse.
oficinista pero sabía muy bien de que se trataba. Su –– ¡Siempre me tienes que llevar la contraria!
tutor, el jefe de su padre, había solicitado que se La abuela estaba de mal humor. Fueron en tranvía. La
hiciera a la abuela cuidadora, es decir, una especie abuela guardaba silencio lo que hacía era ir hablando
de madre adoptiva de Karli, cosa – Claro- que la bajito, consigo misma, recitando frases que se había
abuela no podía ser en absoluto; sido toda la vida, de aprendido de memoria para soltarlas en el
modo que resultaba también una tontería. Para el Negociado. A Karli no le hacía ni caso.
Negociado, no. Así que la solicitud seguía su curso En el Negociado el portero les envió al
legal, como suele decirse. Más que seguir su curso despacho numero diecisiete. Esperaron media hora
legal, como suele decirse. Más que seguir su curso sentados en un banco de madera y sin hablar
legal lo que hacía, en realidad, era arrastrarse por los tampoco. Cuando por fin les toco el turno, un señor
despachos. La abuela necesitaba el permiso para que
le concedieran el subsidio de orfandad de Karli. Y eso,
ya mayor y de aspecto muy serio, acomodado tras un y saco un expediente bastante gordo, de tantas cosas
enorme escritorio, les dijo: de cómo se habían escrito ya sobre Karli y la abuela.
–– No. Compete al veintidós. En el negociado eran famosos. Tampoco parecía que
Volvieron a esperar delante del veintidós. Karli le sirviera de nada.
se dio cuenta que la abuela se estaba hartando y que El hombre se sentó muy digno detrás del
apenas iba a ver forma de contenerla. De un escritorio, humedeció el dedo y se puso a hojear los
momento a otro iba a empezar a dar gritos. El papeles menando a veces la cabeza y asintiendo de
hombre que nos recibió en el veintidós era bastante cuando en cuando.
joven todavía, aunque, aunque ya peinase algunas Al final dijo:
canas. Tal vez fuera culpa de la mucha gente por la ––Es un asunto complejo.
que le tocaba preocuparse. El hombre miro a Karli y le Karli no sabía lo que significaba.
dijo, como si fuera el párroco: –– ¿Qué es complejo?
¡Vaya, vaya! Así que aquí tenemos al pobrecito. En lugar del hombre le respondió la abuela.
A Karli le entraron ganas de sacarle la lengua. ––Es que yo no lo sé tampoco.
Luego pensó que para ayudar a la abuela, quizás ––Su caso no tiene nada de sencillo ––explico
fuera mejor hacerse de verdad el pobrecito y puso la el funcionario––. No se trata de una simple
cara triste. cuidadora, sino que usted, además, es pariente del
La abuela se sentó de golpe y porrazo en la muchacho: su abuela para ser exactos.
única silla que había delante del escritorio y dijo: –– ¡No me diga! ––exclamo la abuela.
–– ¡Venga hombre! ¡No se deshaga Usted en –– ¡Con migo déjese usted de ironías! ––le dijo
lamentaciones! ¡Muévase! el hombre
A Karli le dio la impresión que el hombre iba a –– Para mí son cosas bastante serias ––le dijo la
iniciar la huida de un momento a otro. Pero se abuela––. ¿Cuándo van a darle entonces la pensión al
quedo. Le tocaba quedarse: era su oficio. Le niño?
pregunto el nombre a la abuela, busco en un armario
–– ¿No se puede usted pasar sin ella? ––le ––Sería un placer––dijo––. Aunque voy a hacer
preguntó el hombre. lo posible para que la cosa se arregle.
La abuela se levantó, echo a un lado la silla de El funcionario se despidió de los dos como un
un golpe y dijo: apretón de manos. Tan pronto como estuvieron el
–– ¡Haga el favor, hombre! Sabe usted pasillo la abuela pego un saltito, un brinco tan solo
perfectamente lo que cobro de pensión. Esta hay en porque ya no era capaz de saltar de verdad, y dijo:
los papeles. Y usted sabe lo que se traga al día un ––Lo hacemos estupendamente, Karli,
muchacho así, los calcetines y pantalones que rompe Tenemos que seguir así “Somos capaces de
y todo lo que hace falta. ablandarle el corazón a cualquier funcionario. Karli
¿Se cree usted que soy millonaria? ¿Tengo yo estaba de acuerdo”
cara de fábrica?
A Karli entre tanto, el Negociado le parecía No puedo imaginarme tener que volver a vivir
estupendo sin Karli. El chico me cansa, qué duda cabe, me agota
–– Yo como muchísimo, de verdad ––dijo––. La y por la noche acabo reventada. Tal vez sea cuestión
abuela tiene razón. Y de los pantalones es verdad. de costumbre. Y al fin y al cabo también se va
–– ¡Ahí lo tiene! ––dijo la abuela. haciendo mayor.
El hombre se echó a reír. A menudo me recuerda a su padre y entonces
–– Tratare de acelerar los trámites de cara a la pienso que vuelvo a tener un hijo mío. Soy
resolución del expediente ––dijo. demasiado vieja. Su madre sería mucho mejor para él.
El funcionario se expresaba realmente con Es raro que me inquiete todavía pensar en ella.
mucho empaque. En realidad no estaba mal. Y era una buena madre. Lo
–– ¡Acelere, hombre, acelere! ––Le dijo la único que pasa es que lo hacía todo de una forma
abuela––. diferente a la mía. No se preocupaba tanto del niño.
De lo contrario vuelve a tenerme aquí la otra semana Decía siempre que tenía que aprender tarde o
que viene. ¡Se lo juro! temprano a arreglárselas solos. Eso sí. Pero hay que
ayudarlos. Así decía que lo hacia ella también. A mí eso. Y menos todavía cuando le toca enfadarse por
me parecía que no. No nos entendíamos, es cierto. Me culpa de ello. La abuela prefiere enfadarse por
crispaba los nervios. Y yo a ella seguro que también. aquellas cosas de las que acuerda todavía “ la mar de
Ahora, a veces pienso que fue una lástima haberme bien”
peleado tanto con ella. -¿Te acuerdas, Karli, de cuando, el abuelo fue a parar
debajo del tranvía y falto bien poco para que se nos
quedara sin pierna? Es que no consigo olvidarme de
CUANDO LA ABUELA SE PONE A CONTAR cómo lo trajeron al pobre lleno de sangre a casa, y el
COSAS. todavía dijo:
-No es nada
Karli no comprende que la abuela hable -Y yo pensaba que el hombre se me desangraba entre
siempre de otros tiempos. A la abuela no le interesa las manos. Son cosas que se quedan grabadas.
gran cosa lo que le paso ayer mismo. Pero de las Y la abuela, no obstante, hace tiempo que las
cosas que le ocurrieron hace treinta o cuarenta años ha superado. Lo que pasa es que sus recuerdos, le
sigue acordándose perfectamente. Todavía se siguen pareciendo excepcionales. Cuando ve en la
acuerda de la primera vez que fue en tren, de cuando televisión una película interesante, dice:
se caso con el abuelo, del traje que llevaba en la boda --- Todo eso es inventado. A mí que no me
y de los que comieron. A Karli le da lo mismo. engañen. ¿Te acuerdas, Karli, de cuando nos
La abuela dice siempre: bombardearon la casa…?
-Todo ayuda, Karli. Cualquier tiempo pasado fue Luego sigue una historia que Karli ha oído
mejor. contar ya multitud de veces con infinidad, de
Esa es la diferencia entre Karli y la abuela. A Karli le variantes:
interesa solo lo que pasa ese mismo día, lo que acaba --- Tu padre acababa de entrar de aprendiz
de decidir con sus amigos, lo que ha hecho y lo que cuando empezó lo de los bombardeos. Puede incluso
proyecta. A la abuela no le parece importante todo que fuera todavía a la escuela. Poco antes de
terminar la Guerra Mundial esos locos lo llamó a filas, y, al día siguiente, empezamos a arreglar la casa. En
a los servicios auxiliares de aviación, y le toco derribar las ventanas pusimos cartones en vez de cristales.
bombarderos. ¡A los niños como esos los metían en Karli no la escuchaba atentamente porque ya conocía
las baterías antiaéreas! la historia. Karli pensaba en cosas muy distintas. En
--- ¡Me parece fenómeno! --- la interrumpió cómo explicarle, por ejemplo, a la abuela que no
Karli. tenía nada de particular que fuera a jugar al patio de
--- ¿Fenómeno? A ti te parece fenómeno al lado porque con los niños de allí se entendía
porque ustedes se pasan el día corriendo con las mucho mejor.
pistolas y jugando ala guerra. Yo te aseguro, Karli, que La abuela no lo dejaba.
una guerra de verdad tampoco le gusta a los niños. Lo --- He de verte por la ventana, Karli–le decía--.
pasan muy mal. Piensan en esos pobres vietnamitas. Ya está bien de independencias. Yo quiero que te las
Bueno, ¿Dónde estaba? cepas arreglar sin mí, Karli, pero…
--- En lo papá --- Karli. ---¿Qué quiere decir “sin mi”?
--- Eso... Pues tu padre estaba todavía en casa --- Quiere decir que no siempre he de llevarte
y, cuando empezó ese terrible bombardeo, nos pegado a las faldas, pero que tengo que cuidar de ti.
refugiamos todos en el sótano” Las bombas se oían Y la abuela se ponía a contar en seguida la otra
cada vez mas cerca. Yo me quede tiesa de miedo y lo historia de las de hace mucho tiempo, cuando no
cogí en brazos. Poco después se puso a temblar la circulaban casi autos y había todavía aviones de
tierra. El techo del sótano se caía a pedazos; Alguien cuatro alas, los biplanos aquellos que tanto
dijo que tenía que haber sido en nuestra casa y allí entusiasmaban a la abuela.
fue. La casa se mantenía aun en pie. O casi, porque --- No podía caerse, Karli, no había forma. Se les
las bombas habían arrancado un trozo del tejado. En rompió un ala y les quedaba las otras tres.
nuestro piso no quedo nada sano, ni un Cristal Cuando Karli se lo conto a un amigo, mayor
en las ventanas. Dormimos en casa de unos parientes que él, el amigo se echo a reír y dijo que daba lo
mismo las alas que tuviera un avión, y que un cohete
era mucho más rápido y no tenía ninguna. Karli LA ABUELA HACE JUSTICIA
informo a la abuela y la abuela se quedo horrorizada. Y KARLI SE AVERGÜENZA DE ELLA
---Los cohetes solo sirven para matar gente -
digo. Karli tuvo en lio con Ralph. Se pegaron. Ralph
Total que Karli y la abuela nunca acababan de tiró a Karli de los pantalones hasta que les hizo un
entenderse. La abuela prefería hablar de una época señor siete y se los dejo por las rodillas. La abuela oyó
que Karli no conocía y que debía haber sido también el jaleo en el patio. Ese día la abuela había bajado y
bastante rara. subido dos veces las escaleras ––hasta el quinto piso–
y ya estaba bien. La pelea del patio, sin embargo, la
Este chico tiene que saber cómo eran las cosas intranquilizó. Bajó, vio el desgarrón, los pantalones
antes, cuando yo era joven, por ejemplo, y no me rotos y preguntó:
llamaba todavía Erna Bittel sino Erna Mauermeister, –– ¿Quién ha sido? ¿Quién le ha roto a Karli los
mi nombre de soltera. ¿Por qué le resultaran mejores pantalones que tiene?
aburridas estas historias? Solo atiende cuando hablo A Karli le dijo:
de la guerra y entonces quiere saber con todo detalle –– ¡Te tengo dicho y repetido que cuando bajes a
si he visto disparar y si hubo muertos. Eso de la guerra jugar te pongas los pantalones viejos!
tiene que estar metido muy adentro en los niños. Y es
atroz. Hoy, cuando me acorde de cómo conocí a Otto Luego volvió a preguntar:
y del hipo que me entro del susto – me duro horas
–– ¿Quién ha sido?
enteras – a Karli solo se le ocurre decirme: “Ya me lo
has contado”. Algunos niños habían escapado corriendo, y los
Y yo sé muy bien que no se lo he contado que quedaban ––incluido Ralph–– no decía ni pio,
todavía. Tal vez haya pasado, entretanto, demasiado Karli tampoco.
tiempo… –– ¿Es que he de tirarle de las orejas, de uno en
uno?
–– Dijo la abuela Karli no comprendía lo que quería decir la
Uno de los niños dijo: abuela con eso de “hacer justicia”. Los otros niños
––Usted no tiene derecha a hacerlo. La tampoco lo entendieron.
castigarán. –– ¿Qué quieres, entonces? ––pregunto Karli. –
––Antes si que se podía y yo hago lo que me da –Quiero saber quien fue.
la gana ––dijo la abuela. –– ¿Y luego? ––pregunto Karli.
––Eso no está bien, abuela ––dijo Karli––. Tú no ––Es la justicia ––dijo la abuela. –– ¿Y si los
puedes hacer lo que se te da la gana. No puedes pantalones son caros? ––preguntó Ralph.
pegarle a un niño ajeno. –– ¡Entonces, es que has sido tú el que los ha
La abuela furiosa avanzo paso a paso hacia roto! ––dijo la abuela.
donde los niños, que se quedaron inmóviles, A Karli le entro mucho miedo y le aseguro a la
mirándola. abuela que Ralph no había sido.
–– Son unos cobardes ––dijo––. Los La abuela volvió a ponerse furiosa. Tomo del
pantalones se han roto jugando. brazo a Ralph, quien quería largarse, y empezó a
–– ¡Encima, miente! ––dijo la abuela––Primero sacudirlo.
cobarde y después mentiroso. ¡Qué vergüenza! Karli grito:
Karli se dio cuenta de que era hora cuando la –– ¡No le hagas nada, abuela! ¡Por la justicia!
abuela empezaba a ponerse de verdad furiosa. Trato –– ¡Les daría a todos de palos…! ––grito la
de calmarla. abuela.
––Tampoco es tan grave lo de los pantalones. Karli se sintió triste y avergonzado. Por la tarde
Me los coses y quedan como nuevos ––dijo––. Para se lo dijo a la abuela:
jugar me pondré siempre los otros. Seguro. ––Lo del patio no estuvo bien, abuela.
–– ¡Déjate de tonterías! ––dijo la abuela––.
–– ¡Entonces cósete tu mismo los pantalones!
Aquí lo que hay que hacer es justicia.
Karli se daba perfecta cuenta de que a la abuela va bien con la abuela. Karli no entiende como podría
no le importaba tan solo los pantalones. Por otra irle de otra forma. De vez en cuando se arma alguna
parte, ¿Cómo había que hacer para ayudarla? pelea pero, regla general, la encuentra estupenda.
Tampoco se queja tanto como las demás viejas que
vienen los sábados a tomar café y a charlar un rato.
Yo de “educación moderna” y esas cosas no Las otras empiezan ya a gemir apenas llegan a la
entiendo. Tampoco quiero hacer nada mal. ¡Que se puerta del piso. La una que si siente pinchazos en la
vayan al diablo todos! No me gusta que Karli se junte pierna, la segunda que le da el hipo después de las
con los chicos más sucios, los más alborotadores y los comidas y la tercera que si el marido….Cada vez que
más malos. Los peorcitos del barrió. No es que a se asoma las viejas, Karli se larga y a la abuela le
nosotros nos sobre dinero, lo que pasa es que a mí me parece lo más natural. La abuela se ha acostumbrado
daría vergüenza ir así de desastrado. Karli piensa de también a que Karli escoja el mismo a sus amistades y
otra forma. Dice que es que no tienen abuela y que ya no trata de convencerlos como al principio.
tener abuela es lo más importante, Y eso tampoco se Cuando Karli cumplió ocho años la abuela le regalo
les puede echar en cara a esos chicos. Quizá tena unos pantalones nuevos y – esa fue la sorpresa—unas
razón Karli. ¡El sabiondo! vacaciones juntos. La abuela, según decía, no había
ido de vacaciones desde hace treinta largos años . Y
en las ultimas de las que se acordaba – en Tegernsee,
CON LA ABUELA a orillas del lago—no había parado de llover;
DE VACACIONES Tegernsee no está lejos” de Múnich pero para la
abuela, quien no tiene mentalidad de automovilista,
resulta ya muy lejos. Karli, a quien la abuela le había
Karli lleva ya tres años con la abuela y dos de
hablado unas cuantas veces de sus últimas
escuela. Tiene ahora un monto de amigos y no es
vacaciones, temía que le tocara volver a Tegernsee y,
capaz de imaginarse que las cosas en otros tiempos
a Tegernsee, ya había ido de excursión con la escuela.
fueran muy distintas. A veces pregunta si siempre le
A Karli le parecía además que no estaba lo “Bono para Karli (y la abuela). Veraneo para
suficiente mente lejos para ser unas vacaciones de dos personas del 14 al 28 del VII en Furth im Wald”.
verdad. Otros chicos de la escuela le hablaban de Autorizado y con el visto bueno de la abuela.
España, Italia, Holanda o el mar Báltico. Karli lo leyó y le pareció raro. La abuela,
El entonces –– por consejo de la abuela –– les decía: mientras él leía, no cesaba de preguntarle:
–– ¿Eh, eh? ¿Qué te parece, Karli? ¿Eh?
–– Nosotros hemos vacacionado en el balcón. Como
–– ¿Dónde está eso de Furth im Wald, en pleno
no estaba acostumbrado a las vacaciones tampoco le
bosque? –pregunto Karli al cabo de un rato.
hacían falta.
–– ¿En el bosque de Baviera – respondió la abuela Y
–– Esa gene va a España a seguir peleándose – le dijo pasa el tren, que es lo importante. Así no tendremos
la abuela - , y regresan mucho peor de lo que se que coger el autobús. Yo todo eso no lo conozco.
fueron. Fraulein Bloch, la que viene siempre a tomar café,
estuvo allí de vacaciones y nos ha reservado
Karli no estaba muy de acuerdo pero en todo alojamiento. No está mal de precio, todavía podemos
lo que decía la abuela había siempre algo de cie3rto. permitírnoslo. Fraulein Bloch dice que son granjeros
Y en eso, también. Ya se lo había contado su amigo de verdad, gente amable.
Eberhard: Una semana antes de la partida no había
--- Vacacionamos en España, en la costa. Al forma ya de frenar a la abuela. No paraba de hacer y
principio estuvo bien pero luego se armo la gorda y deshacer maletas. A Karli, quien le decía que no fuera
mi madre no hablo más con mi padre hasta que tan tonta de empezar a hacer ya las maletas, le echo
regresaron. No le volvió a gritar hasta que a la vuelta, del cuarto.
en la autopista, por poco se estrella contra un –– Tu no le comprendes –– le dijo––. Es que yo
camión. he perdido la costumbre de viajar.
Así no se imaginaba Karli unas vacaciones. –– Con una maleta sobra –– dijo Karli––. Yo no
La abuela había escrito en un papel: tengo que llevarme tantas cosas.
El tren salía a las seis de la mañana. La abuela --- Hay que ir a pie hasta la Estación –
se levanto en plena noche y a las tres despertó a respondió la abuela.
Karli. La abuela había acabado de vestirse para el --- La maleta pesa mucho --- exclamo Karli.
viaje… --- Tengo un arma secreta --- dijo la abuela.
Karli no la había visto nunca de aquella forma. La abuela arrastro escaleras abajo el maletón –
La abuela llevaba un traje con una falda que le llegaba con un paraguas atado y el bastón del abuelo --- y
casi hasta los tobillos. cuando llego abajo lo puso a su lado, en la acerca, y
–– ¿No puedes acortarle un poco la falda? ––le salió andando con él. El maletón llevaba unas rué-
dijo Karli. decillas por la parte de abajo.
-–– Lastima de tela – dijo la abuela – Y, además, --- Era del abuelo – dijo.
está de moda. A Karli --- de pronto – le pareció todo
La abuela llevaba también sombrero nuevo. O fenomenal.
viejo. Uno, de todos modos, que nunca se ponía. La Llegaron a la estación demasiado temprano y la
abuela solía usar pañuelos de cabeza. El sombrero abuela tuvo tiempo de examinar detenidamente cada
incluía una aguja enorme, con una perla. uno de los andenes y de leer todos los letreros. Al
––Vas a pinchar a la gente ––dijo Karli. final, todavía no estaba segura de si su tren salía
efectivamente del andén seis. La abuela pregunto a
–– Es un alfiler de sombrero --- dijo la abuela––. Se
cinco ferroviarios, uno tras otro, y todos le
llevan así. Y ya está bien de ponerme obstáculos.
respondieron lo mismo. Karli termino por enfadarse:
Karli se vistió. El café se lo tomaron de pie. --- Como preguntes a uno más, me marcho.
Comieron pan con mantequilla y, poco antes de las El viaje en tren resulto divertido. La abuela
cuatro, la abuela dijo: llevaba abundantes provisiones que compartía con
todo el compartimiento. Al cambiar de tren ya no
--- Ahora tenemos que irnos. tenía tanto miedo.
Karli pregunto si había tranvías.
En Furth im Wald preguntó en la taquilla de la Su cuarto—tenía solo uno --- no era muy
estación la dirección del granjero y si estaba lejos. grande y estaba debajo del tejado. El cuarto de baño
se encontraba un piso más abajo y la abuela se quejo
--- A pie, dos horas y pico – dijo el taquillero.
de que no podía andar todas las noches dando
Karli se sintió enfermo. Estaba seguro de que la vueltas como un fantasma por la casa.
abuela la pondría el maletón sobre el asfalto y
--- Entonces le hará falta a usted un dompedro-
andaría con el kilómetros y mas kilómetros. Pero la
-- dijo la granjero de malhumor.
abuela ya cierta practica en lo de los viajes.
Karli, quien no tenía ganas de preguntar, se
----¿Hay alguna forma de ir? --- pregunto. --- imaginaba que un “dompedro” debía ser una especie
Tiene usted un autobús desde la misma estación, si se de acompañante para que la protegiera.
da prisa lo cogeré todavía – dijo el taquillera. La abuela se rio cuando Karli se lo dijo.
---- ¿Qué línea? – Pregunto la abuela – Es el ---Lo que ha querido decir esa es que necesito
único autobús desde la misma estación. Le explico el un orinal.
hombre. A Karli le pareció una mala jugada de la
patrona. La abuela, efectivamente, se paseaba todas
Y así llegaron sin más problemas a la granja. No las noches por la casa, metía ruido, gemía y
era una granja de verdad. Tenía unas cuantas vacas despertaba a casi todo el mundo. Karli estaba seguro
pero más habitaciones que vacas. Y en las de que lo hacía solo para que se enfadara la
habitaciones mucha gente que pasaba allí las patrona,-
vacaciones. Hasta entonces la abuela había procurado
--- Estos campesinos con sus vaquitas… --- siempre mantener a Karli alejado de su cuarto. Ahora
explicaba luego la abuela, al contarles las vacaciones vivían juntos y tenían que dormir por primera vez en
a sus amigas--. Y a nosotros nos ordeñaron bien. la misma habitación. A Karli le daba miedo. La abuela,
sin embargo, lo arreglo de forma que Karli durmiera
ya cuando ella subía por la noche al cuarto. En la sala
de estar de la granja había un televisor ante el que se Bernd a los establos y al granero y se inventaban los
sentaban todas la noches los huéspedes. Y la abuela dos muchos
también. Karli tenía que subir a acostarse mínimo dos Juegos imposibles de jugar en la ciudad. A Karli,
horas antes de que terminara el programa. Bernd le pareció simpático. A la abuela también.
Algunas veces estaba todavía despierto y oía --- Pero su madre es una cursi ---decía.
como desnudaba la abuela. No acababa nunca. Karli Karli no entendía muy bien lo de cursi pero no
se imaginaba que la abuela debía llevar cuatro o cinco se atrevía a preguntar. Cuando la abuela se expresaba
vestidos, uno encima de otro, o enaguas, puesto que así no solía anunciar nada bueno.
ninguna persona normal tardara tanto tiempo en La abuela se enfado con la granjera por culpa
desnudarse. Tan pronto como se metía en la cama, la del café de recuelo que les servían por las mañanas.
abuela se dormía en seguida y roncaba. No roncaba LA abuela decía que non se podía beber, que era agua
de verdad, era como una especie de jadeo. Karli, lo sucia y que se sentía mal todo el día por culpa del
escuchaba y no conseguía volver a dormirse. brebaje. La patrona cogió un enfado terrible y dijo
A la mañana siguiente, sin embargo, la abuela que era la primera vez que lo oía, que había tenido
insistía que había dormido pesimamente y en que un montón de huéspedes, pero ninguno hasta ahora
había oído a Karli dar todo el tiempo vuelta en la tan descarado. Luego aseguro que el café era bueno y
cama. Cuando Karli, entonces, le decía: fuerte. La abuela sonrió maliciosamente y pronuncio
---Yo estaba reposando, y muy tranquilo. la frase que acabo de sacar de quicio a la granjera:
La abuela replicaba: ---Lo más probable es que moje usted un rabo
---¡Que sabrás tu, si has dormido como un de vaca en el agua hirviendo. A eso sabe.
lirón! La patrona invito a la abuela a que abandonara
Los huéspedes eran, casi todos, gente mayor. inmediatamente la casa.
Había solo niños. Uno era de Wuppertal, se llamaba La abuela dijo que ni pensarlo, que la y su nieto
Bernd y tenía un año menos que Karli. El otro era eran huéspedes de pago.
Berlín, tenía ya catorce años y se aburría. Karli iba con
Por eso se quedaron. A la abuela le pareció la abuela.
que el café se volvía todavía peor. --- ¿Para qué?
--- Ahora la mujer esa se venga de mi --- dijo. --- ¡No me hagas preguntas tontas, Karli! Para
En la única excursión larga que hizo con Karli, sacarme.
la abuela se cayó a un profundo silo de nabo ---Ahora voy --- dijo Karli.
forrajeros que no se veía bien porque estaba cubierto Karli encontró una rama larga, medio podrida,
con pacas de paja. La abuela tampoco lo hubiera visto y la metió en el foso. Sintió al otro lado el enorme
porque iba corriendo detrás de una mariposa. De peso de la abuela.
pronto, desapareció. Karli --- ¡Tira de una vez! --- le grito la abuela.
la oyó gritar desde las entrañas de la tierra. Karli tiro, se rompió la rama y la abuela
No, empezó de nuevo a lamentarse:
no gritaba, gemía. Karli se quedo confundido y sin --- ¡Contigo no hay manera!
saber Al cabo de un rato, tras un largo silencio que
Que haces. Mientras la abuela vociferase era señal asusto a Karli, se la oyó apilar nabos.
de que las cosas iban bien. Cuando se echaba a gemir --- ¿Qué haces? --- pregunto Karli.
es que le ocurría algo serio. --- Una escalera --- dijo la abuela.
–– ¿Dónde ye has metido, abuela? --- exclamo Por ella fue subiendo entre suspiros. Al poco
Karli. rato la abuela asomaba de la tierra hasta media
–– ¡Es que no los oyes, imbécil! ---contesto la barriga, le miro indignada y pregunto:
abuela --- ¿Y ahora, que? ¿Vuelvo?
Karli se dio cuenta entonces de que no le había --- ¡yo que sé! – dijo Karli.
pasado nada. Se asombro al borde del foso, vio un La abuela trato de volar. Salto, se agarró al
agujero entre el heno y oyó resollar a la abuela borde del foso, estiro la pierna como una rana y fue
mientras iba ascendiendo duras penas. saliendo poco a poco. A Karli le entro la risa. La
--- ¿No puedes ir a buscar una rama? ---le dijo abuela se quedo primero de rodillas, se levanto
luego, se limpio la falda y le soltó una bofetada a despampanantes aventuras--- y Karli se acostumbro a
Karli. haber vivido todo el montón de cosas que se le
--- ¡Encima te ríes! --- le grito – Ya está bien de ocurrían a la abuela. Tampoco le echo mas en cara
vacaciones. ¡Las ultimas!. sus mentiras. Ya que no viajaba, que se desahogaba
Por la noche, en la sala de estar, la abuela por lo menos.
conto la historia de una forma muy distinta a como
había sucedido. Mucho más interesante y con mas ¿Es que soy Frau Erna Bittel o es que soy una
“suspense”. Sobre todo lo de cómo volvió a salir de cualquiera? ¿Se me puede sermonear a mi cuando a
entre los nabos. De un solo salto, según ella. la gente le de la gana? No, así no viajo mas, por
--- Así es como brinco yo todavía –dijo--¡Con lo mucho que se obtiene Karli. Yo ya estoy para estos
vieja que soy! trotes. Yo en esta vida he tenido que trabajar y me las
A Karli le molesto que la abuela contara he arreglado siempre con la gente, pero ver caras
mentiras. extrañas me irrita.
Por la noche Karli se despertó y la abuela le Claro que el chico ha de ver el mundo; ya que
pregunto que por qué no dormía. Karli hubiera encontrare una solución. Yo prefiero nuestra calle de
podido responder que tenia la nariz tapada. Múnich que esas vacaciones DE RICO EN EL Bosque de
--- Porque hoy has contado una mentira –dijo Baviera. Aunque tenga que ir siempre detrás de Karli
La abuela se rio. y con la lengua de fuera. ¡Vieja de mi! Es lo mejor que
--- Mira Karli, cuando a una le pasan tan pocas Karli vaya a un campamento. Lo importante es que el
cosas como a mí hay que fantasear un poco. ¿No te camine, que corra sus aventuras y que le dé el aire
parece? fresco.
Karli no estaba de acuerdo.
Fueron, en efecto, las únicas vacaciones que
pasaron juntos. Con el tiempo la abuela fue
inventándose nuevas historias de ese verano –
LA ASISTENCIA SOCIAL –– Mañana iré yo --- dijo la abuela.
VA VER A LA ABUELA Y A KARLY –– Mañana no es día de visitas–– dijo Karli.
–– Me da igual – dijo la abuela --- De alguna
forma tengo que saber lo que me ha escrito.
Karli estaba en tercero pero las cosas en la La abuela se presento en plena clase. Abrió la puerta
escuela no iban del todo bien. La abuela le ayudaba a Y se planto en el aula. Karli por poco se cae del banco,
hacer los deberes. A veces no podía mas y decía: de vergüenza. Sus compañeros apenas si podían
--- Me da dolor de cabeza estas tonterías. ¿Por reprimir la risa. La abuela, en cambio, se quedo tan
qué tendrán que aprender tanto, pobrecitos? seria. Y Frau Riemer, desconcertada, le pregunto a la
Karli en eso estaba de acuerdo. Así que decidió abuela que era lo que traía por allí.
darle menos deberes a la abuela y descuidarlos el –– La carta –– dijo la abuela.
también. La mitad como mínimo no los hacía. Frau –– Mala cosa, verdad – dijo Frau Riemer.
Riemer, la maestra, se lo consistió a regañadientes –– Eso me parece también a mi–– dijo la
durante algún tiempo. A las tres semanas, sin abuela.
embargo, le dio una carta, para la abuela. Karli la –– Habrá que ponerle remedio – dijo Frau
echo a una alcantarilla. Pero por la tarde le entraron Riemer.
los remordimientos y le dijo a la abuela: ––¿A qué? –– pregunto la abuela.
-–– Oye, abuela, he tirado una carta para ti. –– ¿Es que no ha entendido usted la carta? –
La abuela quiso saber de quién era. pregunto Frau Riemer.
–– De Frau Riemer – dijo Karli. --- No la he podido leer—dijo la abuela.
––¿Sabes lo que ponía? – preguntó la abuela. –– ¿Cómo puede usted venir a verme, sino la
–– No – dijo Karli. ha leído? –-- se admiro Frau Riemer.
–– Entonces se lo preguntas mañana a Frau –– Por que se ha perdido.
Riemer–– le ordeno la abuela. A Karli le entro miedo y –– ¿No se lo llevo Karli?
se echo a llorar.
–– Desaparecido sin dejar rastro – dijo la Quizá fuera el asunto de la carta el que les llevo
abuela – Se me habrá traspapelado. a casa a la asistente social. La escuela debió habérselo
Karli, en aquel momento la quiso más que comunicado a los de la protección de menores,
nunca. puesto que el director y la maestra que Karli era
Frau Riemer salió con la abuela del aula, volvió huérfano de padre y madre y estaba bajo tutela. Tal
al cabo de unos minutos y le acaricio la cabeza a Karli. vez quisieran verificar como hacia Karli los deberes, si
–– Karli se quedo intrigado y deseando saber lo tenía un sitio tranquilo para estudiar y si la abuela
que le había contado Frau Riemer a la abuela fuera de estaba en condiciones de ayudarlo en caso necesario.
la clase. Sea como fuere, la cuestión es que presento la
La abuela resolló de nuevo. asistente social. Tenía muy buen aspecto y llevaba los
–– No haces los deberes, Karli. O los haces a ojos muy maquillados, con sombras de color verde. A
medias Karli le gusto. A la abuela, no. A la abuela lo que más
Y siempre mal. le hubiera gustado habría sido echarla por la ventana.
–– Tu tampoco sabes hacerlos --- dijo Karli. La asistenta social se sentó a la mesa de la cocina y la
–– Yo no voy a la escuela – dijo la abuela abuela frente a ella. Karli se había refugiado en el
–– Pero tú eres vieja, abuela. Tu tendrías que sofá. La asistenta social preguntaba muchísimo:
saberlo todo –– dijo Karli. porque Karli después de la muerte de sus padres
–– Me he olvidado de muchas cosas –dijo la había sido recogido por la abuela, si tenía parientes
abuela. más jóvenes, si la abuela había padecido
La abuela y Karli estuvieron viendo la forma de enfermedades contagiosas, si tenía que ir a menudo
hacer los deberes sin cometer demasiadas faltas. La al médico, si Karli tenía dificultades con la lectura, si
abuela suspiro. disponía de un curato para él solo.
–– Tendré que aprender contigo y con tus La abuela –haciendo rechinar la dentadura
libros, Karli. postiza – la llevo por todo el piso, le enseño la cama
de Karli y le dijo:
–– ¡Bien mullida y bien limpia! –– ¡Yo ya hace tiempo que no estoy para
En la cocina levanto la tapadera de la olla y dijo: arreglos, señorita! ¿Usted que se ha creído?
Karli trato de escabullirse del cuarto. La abuela
–– ¡Y de comer se le da también como Dios
lo agarro y dijo:
manda!
--- ¡Tu quédate aquí Karli! Tienes que oírlo. Me
La señorita asentía a todo.
hace falta un testigo.
La abuela no podía reprimir la ira. Volvió a
Desde que la abuela andaba por los
empujar a la joven hasta la silla, la sentó, dejo caer
Negociados quería siempre tener testigos.
los brazos sobre los hombros de la asistente social, le
--- Es muy importante – decía --- Después le
soplo en lacara y dijo en voz muy baja:
toman el pelo a una.
–– Bueno, señoritinga, ¿usted qué es lo que
La señorita estaba tan asustada que dejo de
quiere? ¿Le parezco una bruja como las de los
hablar de los arreglos y afirmo que le parecía todo
cuentos? ¿Cree usted que soy tonta? ¿Me caigo de
bien, pero que pasaría a verles cada dos meses y en
vieja? ¿Le he enseñado el trasero a algún vecino? ¿A
caso necesario, los ayudaría.
robado Karli? ¿O qué?
La abuela se puso más amable pero dijo aun:
La señorita trato de sonreír, lo consiguió a
--- Hasta el momento nadie me ha ayudado,
duras penas replico igual de bajito:
señorita, y ahora es tarde. Karli ya ha pasado lo peor.
–– No se trata de so. La escuela se ha
La señorita añadió todavía algo que hizo
interesado por Karli, Frau Bittel, porque no hace bien
estremecer a Karli:
los deberes. Entonces creímos que…
–– Podría ocurrirle a usted cualquier cosa. O
––¿Qué es lo que creyeron? – pregunto amenazadora
podría ponerse tan enferma que hubiera que llevarla
la abuela.
al hospital. ¿Qué hacemos entonces con el niño?
–– Bueno pues en estas circunstancias, usted,
La abuela la empujo mas allá de la puerta y
con sus arreglos..
respondió:
La abuela se echo a gritar:
–– ¡Imposible!
Ese “imposible” se lo repetía Karli cada vez que La primera vez que Karli le pregunto a la abuela por la
se imaginaba que una ambulancia iba a llevarse botella, la abuela se enfado con él.
cualquier día a la vuela, o incluso que se moría. –No me andes fisgoneando, Karli. Y demás,
¡Imposible! ¿Qué quiere decir con eso de beber solo un traguito
cada día…
Puede ser que me equivoque con Karli. Encima, –O dos veces dos – murmuro luego.
lo de la carta. ¿Es que soy quizá demasiado buena? Karli tampoco quería decir que la abuela se
¿Qué significa buena? Yo prefiero hablar con el que emborrachara. Karli a la abuela nunca la había visto
gritarle. Gritarle también dicen que educar con amor bebida como a los vecinos, a veces, o a la vieja Frau
es el mejor método. ¿No va bastarme ahora? El chico Lederer de la Buhardilla. Lo único que le interesaba
miente y se descarría. Tonterías; hablare con él, le era saber por qué se lo ocultaba.
apretare un Los miedos de la abuela poco las tuercas –¿Por qué escondes la botella, abuela? ––le
y le enseñare a no tener miedo de los de la tutelar, ni pregunto
de la asistencia social ni de todos esos jaleos. ¿Si con La abuela se sentó en el sofá. A Karli le toco
nosotros dos no marchan bien las cosas, con quien también sentarse, aunque no tuviera ganas a lo
han de marchar bien entonces? Ahora exagero, lo sé. mejor la abuela le contaba una de aquellas historias
Pero me ayuda. de otros tiempos. Una por lo menos que no
conociera, confió Karli.
Empezaba, efectivamente, como una historia:
LOS MIEDOS DE LA ABUELA -Tu abuelo Karli, algunas veces empinaba
bastante el codo. De vez en cuando te diré que hasta
Tampoco es que la abuela abuse de la bebida. llegaba a casa a cuatro patas y yo, entonces, me juré
No. Pero en el aparador guarda una botella de agua no probar en la vida esos brebajes. Incluso cuando
ardiente Karli – cuando mira – ve ir vaciándose poco a nos invitaban o cuando celebrábamos cualquier cosa
poquito. yo la bebida a penas la tocaba. Ahora es diferente. Y
ocurrió de una forma bien sencilla. El día en que lleve todo lo que he ahorrado, como ya nos sucedió
murió el abuelo yo daba vueltas por la casa queriendo otra vez. Yo entonces, en 1923, era casi una niña y mi
poner orden y enredándolo todo, en realidad, mucho padre, tu bisabuelo, tampoco es que hubiera podido
más de lo que estaba. En la mesilla de noche del ahorrar mucho. Pero, de la noche a la mañana, el
abuelo encontré, por casualidad, dos botellas de poquito de dinero que tenía no valía nada, lo que
aguardiente y, en medio de toda la tristeza, me antes había costado un marco costaba, de repente,
quedaron fuerzas todavía para ponerme furiosa. Abrí miles de ellos. ¡De locura! Y luego, en 1931, cuando el
una de las botellas y me bebí un buen trago, como dinero recuperó su valor lo que no hubo fue trabajo.
para contrariar al abuelo difunto. ¿Y sabes tú lo que Yo estaba recién casada, tu abuelo se había quedado
pasó, Karli? Me sentó bien. Me dije que era sin empleo y vivíamos con lo poco que nos daban del
estupendo para matar las penas. Y desde entonces subsidio de paro. No conseguíamos salir de apuros.
me las mato con una copita o dos. Sobre todo cuando - De eso tengo miedo. Y tengo miedo de
me entra miedo. ponerme enferma. ¿Qué va a ser de tí, entonces?
Karli la miró asombrado. Cada vez que vas a la escuela tengo miedo de que te
-¡Pero abuela, si tú no tienes miedo! Nunca te pase algo. Tengo miedo de que nos suban el alquiler
lo he notado. del piso. Estos son mis miedos. Y no consigo librarme
- Tú, Karli, a tus ocho años, ya sabes mucho. Lo de ellos. Me rondan constantemente por la cabeza. Y,
que pasa es que el miedo no puede verse. cuando me fastidian demasiado, voy al aparador, me
Karli le aseguró que lo notaría. La abuela se rió. sirvo una copita de aguardiente, me la bebo de un
- Tú confías demasiado en tus fuerzas, trago y me digo:
jovencito. Yo, sabes, no es que tenga miedo del gordo ––¿Quién dijo miedo, Erna Bittel! Y por un
ese del tutelar de menores, o de la asistente social, o momento se me pasa.
del portero, o de quién sea. Yo tengo miedo de cosas Karli lo comprendió perfectamente.
muy distintas y no sólo un miedo, muchos miedos.
Tengo miedo de que venga otra inflación y se me
Ha descubierto que me echo un traguito de en inteligente del equipo, puesto que les da juego a
cuando en cuando. Es probable que me tenga por una todos; el libre es el que reparte balones, como solían
vieja borracha. He tratado de explicárselo. Es curioso decir los reporteros.
que cuando lo explico estas cosas como si fuera la Durante cierto tiempo entrenaron en los
tonta. ¿Qué sabe el chico de miedo que yo tengo? A lo recreos. Los profesores se enteraron y les
mejor me comprende un poco. Tal vez me conozca propusieron encontrarse por la tarde en el campo de
mejor de lo que pienso ¡Ojala! Una copita de cuando juego del club local. Quedaron en que unos de los
en cuando eso es lo que me hace falta ¡Si señor! profesores irían también.
A Karli le pareció estupendo y, apenas llego a
casa, se lo contó a la abuela. La abuela se pronunció
A LA ABUELA LE GUSTA EL FÚTBOL en contra. Le explicó que en un juego tan violento
podía romperse una pierna y se exponía, además, a
que le abrieran la cabeza.
Karli, en la escuela, no iba bien en todas las
-Ni hablar, Karli – dijo la abuela –. Yo soy
asignaturas ni hacía siempre los deberes, pero la
generosa, pero es que hay ni siquiera los vigilan.
mayoría de sus compañeros lo querían. Era muy
-No dejamos que nos vigilen – dijo Karli –. Tú
ocurrente en los juegos, servicial, se pegaba la mar de
siempre buscas vigilantes. ¡Anda, déjame ir! El jueves
bien y, sobre todo, jugaba estupendamente al fútbol.
es el primer entrenamiento.
Su amigo Kümmel, un muchacho delgado y
La abuela no logro mantenerse inflexible. En
larguirucho al que le gustaba la astronomía, era el
realidad es que no era capaz de ello. Le preguntó a
mejor portero del curso. Y a él también fue al que se
Karli en que campo jugaban.
le ocurrió la idea de formar una buena selección para
-No muy lejos de aquí –respondió Karli –. En el
ganarles a los de tercero.
“Grün - Weiss”, sabes, donde la gente juega al tenis.
A Karli lo pusieron de libre. Lo de libre lo
-Sí, sí –dijo la abuela –. La gente que no tiene
habían aprendido en la radio y en la tele. Sea como
nada que hacer, será.
sea, se decía Karli, el libre tiene que ser el más
-¡Tonterías! –dijo Karli –. Si hubieras -¡Más rápido, Karli! –la oyó gritar –. ¡Ese gordo
aprendido, tú también jugarías. es una muía! ¡No dejes que te quiten el balón!
-¿Sabes cuánto cuestan esos trajecitos El profesor fue hasta donde ella estaba y
blancos? –le pregunto la abuela. conversaron un rato. Karli los observaba de reojo a
-Me da lo mismo. los dos. El profesor no paraba de reír. La abuela debía
-A mi también –dijo la abuela –. Pero por eso, de decir un montón de cosas raras.
precisamente, yo no puedo jugar. La abuela se quedo hasta el final del partido,
El jueves Karli desapareció. ÉL era el que animando al equipo. Lo que es entender seguro que
guardaba el balón a manchas blanquinegras, un balón no había entendido mucho. Por eso probablemente,
que incluso la abuela hubiera encontrado bonito. se ría tanto el profesor. La abuela hablaba de
También estaba allí, con ellos, uno de los defensores, extensores y medio internos. Karli no
profesores jóvenes. Les enseño muchas cosas: a para sentía las menores ganas de explicárselo. Tampoco lo
el balón con el pecho o con el pie, a chutar con la hubiera comprendido. Pero a partir de entonces la
puntera o el empine. Karli prefería el juego de cabeza, abuela lo dejó ir a jugar sin deshacerse en
y en él era también el mejor. Kummel, en la portería, lamentaciones.
parecía una serpiente. Se tiraba al aire, aterrizaba en En uno de los partidos siguientes Karli se
el barro y todo le daba igual con tal de parar el balón. lesionó. Fue una torpeza suya, así que nadie tuvo la
En pleno juego, Karli se llevó un sobresalto al culpa. Karli tropezó – sin balón, encima –y se torció el
ver a la abuela que le hacía señas desde el borde del tobillo. Se le hinchó en seguida la pierna y no pudo
campo. Karli no le hizo caso. Le daba muchísima seguir jugando.
vergüenza. Al cabo de un rato la abuela empezó a El profesor le llevó en su coche a casa.
gritar. Al principio Karli, quien procuraba no mirar en A Karli le extrañó que la abuela no se
su dirección, creyó que se enfadaba. Luego se dio enfadase. La abuela, muy tranquila, le dio las gracias
cuenta de que lo animaba él o a otros chicos. al profesor, examinó el tobillo y sentenció:
-No hay nada roto.
Ni siquiera fue a buscar al médico, y eso que vergüenza ser tan desconfiada. ¡Que no vuelva a
Karli le dijo: suceder, Erna Bittel!
-¡Me duele mucho, mucho!
-Ya lo sé –dijo la abuela –. Te pondré unas
compresas de vinagre y ya verás cómo se te pasan los
dolores. Pero tienes que estar en cama unos días. DE POR QUE KARLI Y LA ABUELA RIÑEN DE
La abuela se portó estupendamente, ese día VEZ EN CUANDO
no fue a repartir prospectos, se quedó con él, movió
el televisor de forma que Karli pudiera verlo desde la A veces Karli se enfada con la abuela: cuando
cama y jugaron al parchís y a la pulga. Al tercer día no le deja por ejemplo ir a ver la película del oeste,
Cuando ya Karli se aburría, quiso hasta enseñarle a cuando la abuela encuentra atroz a alguno de sus
hacer punto. Karli se negó. amigos, cuando le obliga a ponerse la chaqueta de
Karli tenía miedo de que la abuela no lo dejara mas abrigo aunque reluzca el sol. Son riñas
jugar más el fútbol. Pero no. El primer día que fue a la cotidianas. De verdad, de verdad Karli solo se pelea
escuela la abuela le preguntó: por su madre. Karli ya no se acuerda muy bien de ella,
-¿No juegan hoy? pero la siente todavía cerca; “ su madre sigue siendo
-No. No jugamos hasta mañana –dijo Karli. la persona más querida.
-Cuidado ahora con la pierna –dijo la abuela –. Para la abuela, en cambio, la persona más querida es
¡Pero juégame bien, Karli! su propio hijo, el padre de Karli. A la madre de Karli
encuentra todavía cosas que censurarle, incluso años
Si Karli supiera lo que pienso de él y lo que después de su muerte. A la abuela le parece que se
tengo que hacerle creer a veces. Eso del fútbol, por equivoco más de una vez. Y también al educar de
ejemplo. Tuve miedo. Pensé que se iba a dar vueltas Karli.
por ahí, que me engañaba, que era un cuento lo del
amable profesor y el campo de fútbol. Me dio mucha
Tan pronto como la abuela vuelve a soltarle el --- Tonterías, abuela. Tú no tienes ni idea, tú no sabes
rollo, Karli empieza a echar chispas. Karli tiene ya lo buena que era mi madre --- insiste Karli.
muchas practica en defender a su madre. ---Para ti, quizá ---responde la abuela.
---¡Son cosas que no te importan! --- le grita Karli a la ---¡Contigo no tenía por qué serlo!---le grita Karli----
abuela ---- ¡Tú no puedes saber cómo era mi madre! Tu debías ser también muy antipática con ella.
----Lo sé mejor que tu --- replica la abuela. Y además tu no eras importante.
Y se arma, Karli no acaba de entender por que ---¿Y ahora? --- exclama triunfalmente la abuela---.
la abuela lo provoca de esta forma. No tendría ¿tampoco soy importante ahora?
porque hacerlo, porque hablar de su madre. Karli lo ---¡Vete al diablo! --- solloza Karli sin querer admitir
prefería. A veces, sin embargo, parece que se enfada que para él la abuela es ahora tan importante como
al recordarla. lo fue su madre.
Karli es incapaz de comprenderlo.
--- No es que fueran enemigas – dice Karli, -- Al fin y al
cabo era mi madre, la mujer de tu hijo. Bueno, es que a mi nuera nunca acabe de
--. Sí, claro – responde la abuela, y ese “sí, claro” tragarla y está claro que el chico sigue todavía
suena siempre la mar de antipático. apegado a ella. Yo soy su abuela y vivo, ella fue su
En tales disputas Karli suele llorando. Una vez madre está muerta. Tampoco es que fuera ninguna
hasta se abalanzo sobre la abuela a puñetazo limpio. santa. Y ella santifica. ¿No voy a poder decir yo
La abuela tardo muchos días en perdonárselo. entonces esta boca es mía? Es extraño pero Karli me
La abuela, por lo visto, no comprende que Karli provoca con su “en casa de mi madre era así...”,” mi
quiere todavía a su madre como si estuviera viva. O madre lo bacía de otra forma….
más todavía. Quizá tenga celos de ella. Podría ser. Bueno, bueno, ¡ahora me toca a mí! Y la muerte no va
---¡Si supieras lo mala que podía ser conmigo! – le a hacer a una persona mejor de lo que era. Procuraré
dice la abuela. no provocarlo más. No es nada fácil.
LA ABUELA GANA UN VIAJE GRATIS EN AVION Los organizadores del concurso se habían dado
prisa con el telegrama, pero luego pasaron muchos
La abuela participaba en casi todos los días sin que volviera a saberse de ellos. La abuela,
concursos de periódicos y revistas. A Karli le ha quien tenía un verdadero miedo al premio, no
contagiado la manía y suelen enviar las soluciones pensaba en otra cosa y cada vez que sonaba el timbre
por partida doble. Karli gano una vez un casco salía corriendo hacia la puerta. Luego eran el cartero
protector de color amarillo rabioso que le iba o la vecina y la abuela se quedaba muy decepcionada.
demasiado grande y que ahora anda colgado de un ––Me parece que me han tomado el pelo –
gancho en su cuarto. La abuela, cuando llego el decía
paquete con el casco, se enfado: ––Tampoco pueden ir tan deprisa – le explico
---Acabas de empezar y ya ganas. Yo llevo años Karli – Necesitaran tiempo para encargar el pasaje.
concursando y nunca me toca nada . ––No lo quiero – dijo la abuela.
Karli la consoló: –– Ellos no pueden saberlo – dijo Karli.
---A ti seguro que te toca el primer premio. –– ¡Bobadas!
Y le toco. La abuela ya no se acordaba ni de que La abuela, cuando hablaba del premio, se indignaba:
concurso era, porque participa por lo menos en doce. ––Saben muy bien que a una Señora mayor no
Primero se lo comunicaron telegráficamente: se le puede regalar un paseo en avión.
“Gano premio: Vuelo gratis sobre Múnich. Estaban cenando. Karli se reía. La abuela le
Felicidades”. gritaba que no se recostara en la silla y que no
---¿Eso qué significa? --- le pregunto la abuela a Karli. pusiera los codos encima de la mesa. Karli le
---Significa que vas a sobrevolar Múnich en avión. pregunto:
Está más claro que el agua. ––Oye, abuela, tú dices que saben que eres
--- Me niego -- dijo la abuela -, Que me lo cambien. vieja. ¿Tuviste que poner la edad?
--- Primero espera – dijo Karli. La abuela se puso a cavilar. Karli la saco de su
ensimismamiento:
––No hay que declararla. Por regla general hecha un manojo de nervios. Por fin, a las tres
basta con decir que uno está autorizado a firmar ¿Tú semanas, llego una carta de la casa patrocinadora. No
lo estás, no? iba dirigida a la abuela sino a Karli, eso fue lo más
–– ¿Te parece que ando mal de la cabeza? ––le exasperó a la abuela. Karli estaba en la escuela y ella
gritó la abuela. no tenía derecho a abrir la carta. La culpa era de ella
–– No ––dijo Karli ––, ¿Qué tiene que ver? porque le había prometido tampoco tocar la suya.
De camino hacia la escuela, Karli estuvo Eran cosas que no estaban bien y la abuela andaba
pensando como quitarle el miedo a la abuela y en ascuas. Ese día Karli tenía seis horas de clase. La
decidió escribir a los organizadores del concurso. Por abuela poco a poco se vuelve loca de curiosidad.
la tarde, mientras la abuela repartía prospectos, Primero puso la carta a trasluz a ver si se podía leerse
redacto la carta; el texto. Luego pensó abrirla al vapor pero’ eso sería
Distinguidos organizadores: hacerle trampa a Karli, así que espero. Para que no se
Soy el nieto de Frau Bittel, a la que se han le hiciera tan larga la espera se fue a la panadería,
dignado ustedes conceder el viaje en avión. compro media barra de pan y estuvo charlando un
Aprovecho la ocasión para decirles lo que mi abuela buen rato con el panadero, hasta que este se cansó y
no se atreve: que no le gusta nada el premio. Mi le dijo:
abuela no quiere volar porque tiene miedo. Mi abuela –– Ya es hora que vuelva a la trastienda, Frau
no ha subido nunca a un avión. Y yo tampoco. No Bittel.
sería mala idea que le regalaran ustedes a mi abuela A la abuela le supo mal haber entretenido
algo que le gustara. Seguro que se alegraría. tanto tiempo al panadero pero es que no sabía qué
Les saluda muy atentamente, Karli Bittel” hacer entre tanto. Finalmente oyó a Karli en la
Karli encontró un sello, lo pego en el sobre y lo puerta, se precipito a abrirle y exclamó:
echo al buzón antes de que regresara la abuela. Karli –– ¡Karli tienes carta de los del vuelo!
esperaba que los acontecimientos se precipitaran, Karli asintió fríamente, pasó por delante de ella
pero se equivoco. No paso nada y la abuela siguió sin hacerle caso y se metió en su cuarto,
–– ¿Es que no te interesa nada de nada? ––le –– Tu no querías el premio ––dijo Karli.
grito la abuela. –– Ellos no podían saberlo ––dijo la abuela.
––Si me interesa abuela. ––En seguida voy pero –– En efecto no podían ––dijo Karli.
primero tengo que ordenar las cosas de la escuela –– Karli se sentía muy superior.
dijo Karli. –– He sido yo el que les ha escrito.
––Eso puede hacerlo después –––dijo muy –– ¿Tú? ¡Estás loco! ¡Me estas echando a
nerviosa la abuela. perder las relaciones comerciales! ––le grito la
––Luego te quejas que soy incapaz de tener las abuela.
cosas en orden. Karli andaba cada vez más tranquilo.
–– ¡Ahora no! ––Voy hacer yo el que haga el viaje ––dijo
––Claro que si te quejas siempre Karli––.
––Hoy no. Me lo han cedido a mi porque tú eres demasiado
Karli tardo todavía un buen rato y la abuela vieja.
esperándolo, media la cocina a zancadas. La abuela se sentó en el taburete de la cocina,
–– ¡Dios mío! ¡Qué asco de niño! ––gemía. como siempre que no era capaz de tenerse de pie de
La abuela le trajo un cuchillo para que abriera nerviosa y enfadada, y se le quedo mirando con ojos
el sobre. Karli desplego la carta con una lentitud muy abiertos,
exasperadamente y la sostuvo de modo que la abuela ––Me has robado el premio, Karli; Mi único
no pudiera leerla. Karli asentía a medida que iba nieto me roba y, encima, se burla de mi con esas
leyendo, sonrió satisfecho y plegó la carta. cartas. ¡Es espantoso! Tender que dar parte a la
–– ¿Qué hay? ––preguntó la abuela. tutelar de menores ––dijo.
––Todo claro ––dijo Karli. –– Si te pones así ––dijo Karli––– no te hablo
–– ¿Qué significa “todo claro”? ¿Cómo se le más. Ni te digo tampoco las otras cosas que pone la
ocurre escribirte a ti? La que ha ganado he sido yo, carta.
no tú ––exclamó la abuela. –– ¿Qué cosas?
––A ti también te toca algo, abuela. De LA ABUELA Y KARLI VISITAN
consolación, A UNA ANCIANA EN EL ASILO
––¡Las sobras!
La abuela desistió
––Hace meses que le he prometido Frau Wendelin
––Te invitan a comer en el restaurante del
irla a ver un domingo ––dijo la abuela––. Y tú me
aeropuerto mientras yo vuelo ––dijo Karli––. Una
acompañaras, Karli. De lo contrario no resisto tantos
señora comida.
viejos.
–– ¡Así la consuelan luego a una! ––comento la
––¿Dónde vive Frau Wendelin? ––preguntó
abuela.
Karli
La solución, en el fondo le gustó: no se perdía
––En el asilo de ancianos de Obermenzing ––le
el premio y un buen almuerzo tampoco era mala la
explicó la abuela.
cosa. A la abuela le quedaba, sin embargo el miedo e
––Ni pensarlo ––dijo Karli.
pensar que Karli iba a andar dando vueltas por los
––Tú te vienes.
aires.
La abuela no admitía replicas. Ese día se puso
––A partir de ahora mi correspondencia
aquel extraño vestido dominguero que llevaba solo
comercial me la dejas en paz ––dijo la abuela para
cuando iba de viaje o se asomaba a algún negociado.
terminar––. ¡Es la última vez que te entrometes en
A Karli le ordeno que se vistiera de un modo decente
mis cosas!
y se fueron los dos en tranvía a Obermenzmg.
En el caserón en el que entraron debían vivir,
Me enfado con el chico cuando se independiza,
realmente, muchos viejos. El jardín que lo rodeaba
y debería alegrarme. Da lo mismo que Karli se meta
estaba lleno de ellos.
alguna que otra vez en mis asuntos: No he sabido
La abuela notó que Karli se asustaba y le dijo,
comportarme. Habría de ayudarle más en estas cosas.
algo brusca:
––¿Te crees tú, primavera, que vas hacer
eternamente joven?
–– Yo no ––dijo Karli––, pero no voy a ser normalmente. Algunos, sin embargo, sonreían o se
nunca tan viejo. Y si lo soy, entonces como tú. reían bajito de una forma extraña. Hablaban consigo
La abuela se rio. mismos. A otros les tenía que ayudar a comer una
––Si tú me conocieras, Karli, y estuvieras aquí monja. Los había sentados en sus sillas inmóviles,
de visita con cualquier otra persona, yo sería una de como si ya estuvieran muertos. Karli no les tenía
tantas viejas. miedo. Pero era un mundo angustiante y ajeno.
Karli no dijo nada más. De regreso a casa apenas hablaron.
Frau Wendelin los recibió en una sala –– Mala la cosa, mala, vivir así apiñados ––dijo
extrañamente inhóspita, con muchas viejas redondas la abuela––Todos los viejos, terriblemente viejos.
y viejos sillones acolchados. Frau Wendelin era una A Karli le resultaba difícil explicarse:
anciana diminuta cuya cabeza no cesaba de temblar. ––Tú también ya eres vieja, abuela, pero no así.
La abuela al verla, pareció alegrarse de verdad y le Tú eres vieja de un modo distinto.
presentó orgullosa a Karli: ––No es cierto ––respondió la abuela––. Yo soy
––Mi nieto. Ya sabrá Ud. Que vive conmigo. tan vieja como ellos. Lo que pasa es que yo estoy sola
En la sala hacia demasiado calor. Olía a moho y y, además, contigo, que eres un niño. La edad
a aire viciado. Karli sudaba. Se quito la chaqueta. entonces cambia. La vejez, Karli, se vuelve terrible
Karli también se dio cuenta que la abuela sudaba por cuando una, de tener tantos viejos alrededor, deja
que al cabo de un rato, se quito incluso el sombrero. de ver la vida. Eso es todo. El mundo tiene miedo de
Karli no atendía a la conversación de las dos viejas. La los viejos, Karli. Y tú también.
abuela explicaba cosas de Karli, Frau Wendelin Karli volvió a pensar en el calor, la peste y la
hablaba de su único hijo, que era aviador y que había estrechez que lo angustiaron. Le dio la razón a la
muerto en la guerra. abuela y le pareció que era una mujer estupenda.
––Muy joven––repetía––. Muy joven.
Karli observaba a los viejos y viejas de las
mesas redondas. La mayoría se comportaba
Me alegro de que Karli haya visto como son las Karli había visto con ella la mitad de una de
cosas: viejos y más viejos amontonados en un asilo. esas películas y la encontró sentimental y aburrida. La
No me gustaría ir para allí. Por nada del abuela, sin embargo, lloro a lagrima viva.
mundo. Y tampoco me encuentro tan vieja. Karli se despertó una vez por la noche y oyó
La culpa, en realidad, es de Karli si no tuviera hablar a la abuela. Se asusto. La abuela no le había
que ocuparme de él andarla acuestas con mis dicho que la esperase gente. Karli fue de puntillas
achaques, me quejarla, le darla lata a los vecinos. hasta la puerta, la abrió sin hacer ruido y se asomó al
Karli es mi medicina. cuarto. La abuela estaba sola, sentada delante del
televisor y hablando con él. Parecía muy excitada.
--- ¡Pacotilla! --- exclamaba.
LA ABUELA DISCUTE CON EL TELEVISOR Karli se propuso recordar la palabra y
preguntarle a la abuela lo que significaba.
--- Pacotilla y nada más que pacotilla – repetía
Al principio Karli y la abuela solían pelearse a la
la abuela --- Así no vive nadie. Ni siquiera los ricos. Yo
hora de elegir programa. Con el tiempo el problema
no sé porque se lo inventaban. Lo que hacen es
se fue solucionando solo, puesto que la abuela se
tomarnos el pelo. Eso no tiene nada que ver con
interesaba muy poco por la televisión. La abuela
nosotros. Son cosas que en la vida real no existen. Y
prefería coser o leer el periódico . Además, las
yo aquí con Karli, la pensión y el subsidio de orfandad
películas del oeste o las policiacas la aburrían
que me dan por el chico. Eso no lo sacan nunca. Esas
soberanamente, con gran sorpresa por parte de Karli.
cosas no. ¿Por qué miro la televisión entonces?
La abuela solo quería ver películas que ya conocía de
Karli volvió a cerrar despacio la puerta porque
antes. Y ahí Karli su que no admitía replicas. Enviaba a
le entraba la risa. Las rabietas de la abuela a veces
Karli a la cama y le decía:
resultaban divertidas. A la mañana siguiente le
--- Eso tu no lo entiendes porque eres
pregunto:
demasiado joven. Son --- cosas que pasaron hace
mucho tiempo.
--- dime, abuela¿ Que quiere decir pacotilla? --- Es que se trata de una herencia – dijo la
La abuela dejo la taza, sorprendida. abuela.
--- ¿Cómo se te ocurre Karli? --- le pregunto --- ¿Qué es una herencia? --- pregunto Karli.
Karli estaba un poco desconcertado. --- Cuando una persona se muere, el dinero
--- Es que anoche le has estado gritando un que le pertenecía, las casas o las fabricas van a parar
buen rato al televisor y le has dicho que todo es de a otros que suelen ser parientes – trato de explicarle
pacotilla. la abuela.
--- ¡Ah claro! – respondió la abuela … Las cosas --- Tú no tienes mucho dinero, ni casas ni
de pacotilla es que son mentira. O tonterías. fabricas – dijo Karli.
--- ¿Qué película era, abuela? – pregunto Karli. --- Yo no – dijo la abuela – Pero en esa película
--- Es eso que llaman cine de tesis o algo así. Se la gente tenía mucho dinero y se lo querían quitar
trata de una fiesta de cumpleaños en Inglaterra o en con engaños a la chica a quien le tocaba. Y eso es una
Norteamérica, una cuadrilla de insensatos que no cochinada.
trabajan, y en vez, de ricos resulta que son pobres y --- A mi me da lo mismo – dijo Karli --- Esas
están locos o hacen como si lo fueran. ¡Vete a saber películas son muy aburridas.
tu porque! --- A mi me aburren las del oeste. Y, además,
--- Pues es divertido – dijo Karli --- En las tampoco son verdad. ¿Tú has visto alguna vez gente
películas que a ti te gustan la gente va siempre de un cabalgando y disparando por la ciudad? --- pregunto
lado a otro con esos trajes antiguos y no paran de la abuela.
llorar y de abrazarse. --- Son cosas que pasan en América – dijo Karli.
--- Tu no lo comprendes – dijo la abuela --- La --- Con todo y eso --- dijo la abuela, quien tenía
vida antes era así. ganas de pelea.
--- No lo creo – dijo Karli --. ¿Cómo es la Karli no. Karli se limito a decir:
película esa de la señorita en el tejado que por poco --- Pacotilla es una palabra que me gusta
se cae? Yo esas cosas no las he visto nunca. mucho.
LA ABUELA CAE ENFERMA
Siempre está bien saber lo que significa
pacotilla, pero que Karli me tome el pelo de esa Karli no podía imaginarse que la abuela cayera
forma, por llorona, ¡eso si que no! No tendría que enferma. No lo estuvo durante mucho tiempo, pero
concientizarlo. Algo de razón lleva cuando dice que poco antes de que Karli cumpliera los diez años
esas películas solo sirven para llorar a gusto. Lo que sucedió aquello que el tanto temía en secreto.
pasa es que yo las modernas ya no las entiendo. Durante varios días la abuela trato de ocultarlo. Se
Quizá tuviera que hablar un poco mas de política con quedaba más tiempo que de costumbre en la cama,
Karli. Mi marido nunca quiso. Aunque las cosas le le pedía que se hiciera el mismo el desayuno, apenas
fueran siempre mal decía: repartía prospectos, enviaba a Karli a la panadería –
--- Yo, en un partido, ni hablar. ¡ A mí que no hacia, en resumen, un montón de cosas raras.
me metan en esos negocios sucios! ---¿No te encuentras bien? – le repreguntó
Y eso que hubiera podido luchar por sus Karli
derechos. Cuando yo, después de la guerra, me incline --- claro que si – dijo la abuela Estoy solo un
por la socialdemocracia – entre otras cosas porque poco floja. Es el cansancio ese que me entra siempre
me gustaba Kurt Schuhmacher, quien era de verdad en primavera.
un político estupendo --, Otto, mi marido, renegaba No lo era. Al quinto o sexto día la abuela llego
como un cochero. Me parece mal Karli, cuando sea a la conclusión de que tenía fiebre y de que
mayor, no debería descuidar esas cosas. probablemente habría que ir a buscar al médico.
Karli se quedo muy intranquilo y tuvo que
esforzarse para que la abuela no se lo notara.
--- ¿Quieres entonces que vaya a buscar al
medio? – le pregunto,
--- Si hazlo – dijo la abuela.
Karli llamo al timbre del médico fuera de las el día de su ultimo cumpleaños. Karli se imagino lo
horas de visita. La enfermera del consultorio le abrió que pasaría si muriera la abuela y se dijo, bajito:
la puerta. Parecía algo enfadada: ---- La abuela no puede morirse.
--- ¿no puedes venir a las horas de consulta? Karli se sentía como si tuviera cinco años.
--- La abuela está enferma – dijo Karli. Llamaron a su puerta. Era el médico, que venía
La enfermera lo miro e hizo un gesto de a buscarlo. Se sentaron junto a la cama de la abuela.
contrariedad con la cabeza. --- Óyeme bien , Karli—dijo el médico --- No
¿Frau Bittel? ¡No puede ser! tienes que preocuparte. La abuela tiene unas anginas,
--- Si que puede ser – dijo Karli --- Está enferma de cuidado pero está muy bien para su edad. ¿No es
de verdad. Tiene fiebre y cuando la abuela quiere que verdad?, Frau Bittel?
la vea el médico. A la abuela se le ilumino el rostro y asintió.
Karli estaba a punto de echarse a llorar. --- No me parece prudente dejarla aquí sin que
---- No te preocupes, Karli, el doctor Hinz era la cuiden – siguió diciendo el doctor—Tu Karli, no
en seguida. estás en condiciones de hacerlo. La abuela debe ir a la
La señorita se mostraba mucho más amable. clínica durante una semana. Ya lo he hablado con
--- bueno – dijo Karli--- En seguida, pero de ella. Le diré a la vecina que te eche un vistazo de
verdad. cuando en cuando y se lo comunicare a la asistenta
--- Tan pronto como vuelva de la visita --- le social.
prometió la enfermera. --- A esa , no – dijo Karli
El médico se presento poco después, --- A esa también – dijo el médico con decisión
efectivamente, y mando a Karli salir del cuarto para – Las cosas, Karli, tienen que seguir su curso
conocer a fondo a la abuela. ordinario, de lo contrario intranquilizarías a tu abuela
Karli en su habitación, no sabía qué hacer y y no se pondrían bien.
pensaba en el discurso que le había soltado la abuela --- Entonces, bueno – dijo Karli
--- Mañana por la mañana vendrá una que contarle, y le dio un poquito de vergüenza.
ambulancia a recogerla. Tu tomate un día libre en la Hubiera tenido que pensar antes como entretenerla.
escuela. Yo te escribiré una dispensa. Al día siguiente, después de la escuela, cuando
--- Bueno – dijo Karli, dándose cuenta de que estaba almorzando solo, recibió la visita de la
se tranquilizaba. asistente social. Era nueva. Se presento: --- Soy
La situación era grave y tenía que demostrarle Fraulein Hauschild.
a la abuela que podía confiar en él. --- Yo soy Karli Bittel. – dijo Karli
A la mañana siguiente, muy temprano, se la La asistente social se rio.
llevaron. --- Ya lo sé – dijo. Y le pregunto si podía
Karli, después de cerrar la puerta, se echo a ayudarlo en algo.
llorar. Era temprano y hubiera podido ir todavía a la --- Pues no—dijo Karli-- .Ya me las voy
escuela. No lo hizo. Karli empezó a ordenar la casa arreglando.
como lo hacia la abuela. Más tarde llamaron a la --- me parece estupendo—dijo la asistente
puerta y la vecina le pregunto a qué hora quería que social—Voy a pasar todos los días, por si acaso, y si
le trajera el almuerzo. hay algo que no marcha no lo dices. ¿La comida te la
--- ahora no --- dijo Karli --- Lo tienes todo que trae la vecina?
resplandece de limpio – le dijo la abuela. --- Si dijo Karli.
Karli se alegró. Por la tarde estuvo jugando al --- Tampoco hace falta que seas tan ordenado
futbol y a las cinco fue a ver a la abuela a la clínica. – le dijo la asistente social.
Iría todas las tardes, aunque los días de visita fueran A Karli le gusto mucho.
solo tres a la semana. A Karli le había dado un Al día siguiente, cuando quiso ir a ver a la
permiso especial. abuela, la enfermera se lo prohibió.
La abuela aparentaba mucho cansancio y --- Hay que dejarla tranquila. Esta débil por la
pregunto poco. Karli se sentó junto a ella, sin saber fiebre.
A Karli le entro miedo de que fuera a ocurrir lo La abuela se permitió el lujo de llegar en taxi.
inimaginable y pensó que tenía que prepararse. Karli la oyó reír delante de la puerta. El cartel la
--- Fraulein Hauschild – le dijo--- Se que la alegro. Esta vez no lo abrazo la abuela a él, sino el a la
abuela va a morir. abuela. Era la primera vez que lo hacía. La abuela
--- ¡Tonterías, Karli! – dijo Fraulein Hauschild – recorrió el piso, lo examino todo detenidamente, le
Acabo de preguntar qué tal esta. pareció impecable y dijo: dándole un empujo: ---
--- Se morirá – dijo Karli—Y me llevaran a un Bueno ahora vamos a seguir, Karli. La abuela iba a
asilo de huérfanos. hacerse un café cuando sonó el timbre y la vecina le
--- ¡Bobadas! trajo un ramo de flores, la abuela se lo agradeció;
Karli se dio cuenta de que Fraulein Hauschild volvió a sonar, era la mujer del panadero con una
no quería seguir hablando. tarta. La abuela les explico la enfermedad con gran
La asistente social iba a verlo todas las tardes, derroche de palabras, volvió a sonar el timbre y se
se sentaba a veces con él junto al televisor, le presentó Fraulein Hauschild.
repasaba los deberes, conversaba con la vecina. Era Todos hablaban a la vez y se encontraron de repente
muy simpática y no preguntaba. Procuraba sentados en torno a la mesa redonda, Karli también,
simplemente que todo marchara bien. la mar de alegre, y a todo el mundo le pareció que la
Los días siguientes pudo volver a visitar a la abuela tenía muy buen aspecto y que estaba ya
abuela. Algunas veces la misma Fraulein Hauschild lo repuesta.
llevaba a la clínica. La abuela se recuperaba --No está mal eso de repuesta-- dijo la abuela.
rápidamente. Karli no tenia ya que inventarse nada; Por la tarde, después de la fiesta --la recepción
la abuela volvía a contar cosas, preguntaba, se había convertido al final de una pequeña y
ordenaba. A las dos semanas justas regreso a casa. estupenda fiesta --la abuela decidió irse a acostar más
Karli limpio bien el piso y puso en la puerta un letrero temprano que de costumbre.
en el que había escrito con lápiz rojo: ¡BIENBENIDA!”. --Tengo que cuidarme un poco por las noches --
dijo.
--Estar sin tí es terrible, abuela --Dijo Karli. todavía sus padres. Para él, claro. Para mí, no. No,
--Lo vez -- dijo la abuela--. Pero tienes que para mí no. Aunque a veces durante el día, no pueda
aprender a estarlo. casi con mis huesos. Karli es para mí, a pesar de todo,
Karli lo comprendió. Luego pensó en el miedo una segunda vida. Y espero aguantar unos años
que había pasado, en la gente también que la había todavía.
ayudado y en que no iba a ser siempre así.
Karli oyó como la abuela se encerraba en su KARLI CUMPLE DIEZ
cuarto y se acostaba entre suspiros. Igual que tantas
otras noches. ¡Ojalá siguieran así las cosas! Cuando Karli cumplió diez, invito a todos sus
--¡Buenas noches, abuela! --exclamó. amigos. La abuela se porto perfectamente, sin
Y la abuela le respondió: quejarse en absoluto, tolero el ruido y jugo incluso
--Que duermas bien, abuela. con ellos. Ni siquiera le pareció mal que unos de los
Karli no tuvo que poner el despertador. chicos derramaran jugo en la alfombra. Ese
De eso volvía a encargarse la abuela. cumpleaños la abuela le explico a Karli que las cosas
no iban a seguir eternamente.
Esto se acaba, Erna Bittel, pensé. Y cuando el Los chicos se marcharon. Karli andaba todavía
muchacho se fue corriendo a buscar al médico sofocado, con el precioso “chandal” que le había
volvieron a desfilarme por la cabeza todas esas cosas. regalado la abuela. La abuela le hizo sentar junto a
¿ Qué iba a ser de él? ¿Quién iba a recogerlo? ¿Iría ella en el sofá y sin mirarlo ––tomando levemente la
Karli a parar a un asilo? Hubiera querido levantarme mano de Karli en la suya––, le soltó todo un discurso:
tan sólo para que nadie notara nada, pero me sentía Karli, a los diez años una persona ya es capaz
terriblemente mal y pensaba en la muerte. de pensar, me parece a mí. Y tú has visto muchas
Ya pasó. Volvemos a estar juntos. Karli me cosas. Puedo exigirte que reflexiones, ¿verdad? Yo,
parece que se ha vuelto más atento y reflexivo. El ahora tengo más de setenta. Bueno, ya sé que no se
susto le caló muy hondo. Sería mejor que vivieran me notan, pero imagínatelo: sesenta años más que
tú. ¿Eres capaz de imaginártelo? ––No ––dijo Karli ––Yo me he propuesto a vivir lo más posible, Karli ––
asustado. dijo la abuela––. Pero no basta con proponérselo,
––Es lo que yo pensaba ––siguió diciendo la aunque también ayude.
abuela––. Tienes que reflexionar sobre ello. Yo a los La abuela lo atrajo hacia así, cosa que
cien no llego. Y esa enfermedad de hace poco… raramente hacia. La abuela olía a cocina y a paño
––Pongamos que me quede todavía ocho años, viejo. . Karli casi se echa a llorar de miedo y por qué
y ya es mucho. Tú tendrás entonces dieciocho y se dio cuenta que también de que sabía muy pocas
podrás arreglártelas solo. Pero pongamos que me cosas de la abuela y, pese a todo, la quería
quede solo cuatro… muchísimo.
––¡No lo creo! ––la interrumpió Karli. –– Ya tendremos cuidado ––dijo la abuela––. Te lo he
––Está bien que no lo creas, Karli. Yo tampoco lo explicado y eso es importante.
creo, pero tienes que saberlo. ¿Comprendes? Te
queda esa tía Bottrop. Se me ha olvidado el nombre.
Nunca se preocupo por ti, la hermana de tu madre.
Podría recogerte. O tendrías que ir a un orfanato,
Karli.
––No ––dijo Karli con decisión.
––No te quedaría más remedio ––dijo la abuela.
––Me largaría entonces ––respondió Karli
––Tonterías ––dijo la abuela––. No todos los asilos
son malos.
–– ¿Quieres decir con eso que vas a morirte pronto,
abuela? ––pregunto Karli.

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