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EL BARCO

DE VAPOR

La familia Guácatela
Mauricio Paredes

Ilustraciones de
Verónica Laymuns

11
La familia Guácatela
Mauricio Paredes
Ilustraciones: Verónica Laymuns
Para mipapá
Dirección de Publicaciones Generales: Sergio Tanhnuz

Dirección de Arte: Carmen Gloria Robles


Diagramación: Jennifer Contreras
Producción: Gonzalo González

Primera edición: septiembre de 2011


Quinta edición: marzo de 2017

© Mauricio Paredes S.
© Ediciones SM Chile S.A.
Coyancura 2283, oficina 203,
Providencia, Santiago de Chile

ATENCIÓN AL CLIENTE
Teléfono: 600 38113 12
www.ediciones-sm.cl
chile@ediciones-sm.cl

Registro de propiedad intelectual: 144.338


Registro de edición: 207.799
ISBN: 978-956-264-870-7

Impresión: Salesianos Impresores


General Gana 1486. Santiago, Chile.

Impreso en Chile/ Printed in Chile

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su


tratamiento informático, ni su transmisión de ninguna forma o por
cualquier medio, ya sea digital, electrónico, mecánico, por fotocopia,
por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de
los titulares del copyright.

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La familia Guácatela
Mauricio Paredes
Ilustraciones: Verónica Laymuns
Para mipapá
Dirección de Publicaciones Generales: Sergio Tanhnuz

Dirección de Arte: Carmen Gloria Robles


Diagramación: Jennifer Contreras
Producción: Gonzalo González

Primera edición: septiembre de 2011


Quinta edición: marzo de 2017

© Mauricio Paredes S.
© Ediciones SM Chile S.A.
Coyancura 2283, oficina 203,
Providencia, Santiago de Chile

ATENCIÓN AL CLIENTE
Teléfono: 600 38113 12
www.ediciones-sm.cl
chile@ediciones-sm.cl

Registro de propiedad intelectual: 144.338


Registro de edición: 207.799
ISBN: 978-956-264-870-7

Impresión: Salesianos Impresores


General Gana 1486. Santiago, Chile.

Impreso en Chile/ Printed in Chile

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su


tratamiento informático, ni su transmisión de ninguna forma o por
cualquier medio, ya sea digital, electrónico, mecánico, por fotocopia,
por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de
los titulares del copyright.

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1 Aquí vienen Toxi y Roño

¡ Sí, aquí llega la familia Guácatela! ¡Fanfa-


rria, emoción, que comience la diversión!
Los Guácatela son un feliz e insano
matrimonio y quizás te puedan parecer un poco
asqueroso conocer su historia descubrirás que la
verdad no es solamente aquello que se puede ver...
u oler.
Ella es doña Toxina de la Ponzoña Icoro-sa,
señora de Guácatela. Viene de una rancia y
flemática familia. Es un poco pretenciosa. Se
arregla a su gusto. El problema es que "su gusto"
es el peor que te puedas imaginar. Piensa en las
tres comidas más malas que hayas probado. Ahora
mézclalas en un solo plato. Eso te dará una idea de
lo que significa "su gusto".

Él es Sórdido Roñoso Guácatela. Prefie-re


usar su segundo nombre, Roñoso; "Roño" para los
amigos. ¿Por qué? Porque cuando decía que se
llamaba Sórdido, la gente creía que

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1 Aquí vienen Toxi y Roño

¡ Sí, aquí llega la familia Guácatela! ¡Fanfa-


rria, emoción, que comience la diversión!
Los Guácatela son un feliz e insano
matrimonio y quizás te puedan parecer un poco
asqueroso conocer su historia descubrirás que la
verdad no es solamente aquello que se puede ver...
u oler.
Ella es doña Toxina de la Ponzoña Icoro-sa,
señora de Guácatela. Viene de una rancia y
flemática familia. Es un poco pretenciosa. Se
arregla a su gusto. El problema es que "su gusto"
es el peor que te puedas imaginar. Piensa en las
tres comidas más malas que hayas probado. Ahora
mézclalas en un solo plato. Eso te dará una idea de
lo que significa "su gusto".

Él es Sórdido Roñoso Guácatela. Prefie-re


usar su segundo nombre, Roñoso; "Roño" para los
amigos. ¿Por qué? Porque cuando decía que se
llamaba Sórdido, la gente creía que

7
tenía algún problema para escuchar y comen­
zaba a gritarle, y él siempre ha tenido buen
oído, a pesar de que nunca en su vida se ha
lavado las orejas.
Un buen día, los Guácatela iban cami­
nando por la avenida Reino de las Maneras,
en donde se acababa de construir un moderno
condominio, llamado Lo Barato, que queda­
ba ubicado en los faldeos de la cuesta Caro.
Recién se había vendido la primera casa. Esta
fue comprada por la preciosa familia Cardinal,
con la intención de escapar del ruido y de la
contaminación de la ciudad. Pobres, no sabían
lo que les esperaba.
Los Guácatela, en vez de pagar por una
vivienda, decidieron instalarse sin permiso
en la casa piloto, que es la que el dueño del
condominio, don Destala Plata, exhibía como
muestra. Por eso ya tenía todos los muebles
necesarios: camas, sillones, una mesa, un re­
frigerador y hasta un televisor con muchas
pulgadas.
tenía algún problema para escuchar y comen­
zaba a gritarle, y él siempre ha tenido buen
oído, a pesar de que nunca en su vida se ha
lavado las orejas.
Un buen día, los Guácatela iban cami­
nando por la avenida Reino de las Maneras,
en donde se acababa de construir un moderno
condominio, llamado Lo Barato, que queda­
ba ubicado en los faldeos de la cuesta Caro.
Recién se había vendido la primera casa. Esta
fue comprada por la preciosa familia Cardinal,
con la intención de escapar del ruido y de la
contaminación de la ciudad. Pobres, no sabían
lo que les esperaba.
Los Guácatela, en vez de pagar por una
vivienda, decidieron instalarse sin permiso
en la casa piloto, que es la que el dueño del
condominio, don Destala Plata, exhibía como
muestra. Por eso ya tenía todos los muebles
necesarios: camas, sillones, una mesa, un re­
frigerador y hasta un televisor con muchas
pulgadas.
Por suerte, la casa era de dos pisos, por­ 2 Una experiencia electrizante
que al poco tiempo los Guácatela llenaron de
basura la planta baja, y entrar o salir por la
puerta pasó a ser imposible. Ingeniosamente,
pusieron una escala por fuera que llegaba a la
ventana de su dormitorio, y así solucionaron
el inconveniente.
En resumen, Toxi y Roño Guácatela eran
sucios, flojos y aprovechadores. Hasta podrían
parecerte unos cretinos, pero no ... ellos son
-i Toxi, mi querida Toxi! -llamó cantando
el señor Guácatela a su mujer-. ¡Ya va a
muy diferentes. comenzar tu programa favorito!
Ella llegó corriendo con sus pantalones
de aeróbica apretados y se tiró de un salto so­
bre la cama; no quería perderse un segundo
del infomercial que la trastornaba.
-¡Llame, llame, llame y adelgace YA!
-decía el presentador con acento extranje-
ro-. ¡Sin sacrificio, sin ejercicio, sin siquiera
conocer a Mauricio! -Efectivamente, nunca
supimos quién era Mauricio, pero rimaba-.
¡Solo ajústese el fantástico cinturón Ab-Do­
minación, presione el botón rojo y automá­
ticamente comenzará a recibir el efecto de la
electroterapia! ¡Usted no tiene que hacer los
abdominales, Ah-Dominación los hace por
usted!

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Por suerte, la casa era de dos pisos, por­ 2 Una experiencia electrizante
que al poco tiempo los Guácatela llenaron de
basura la planta baja, y entrar o salir por la
puerta pasó a ser imposible. Ingeniosamente,
pusieron una escala por fuera que llegaba a la
ventana de su dormitorio, y así solucionaron
el inconveniente.
En resumen, Toxi y Roño Guácatela eran
sucios, flojos y aprovechadores. Hasta podrían
parecerte unos cretinos, pero no ... ellos son
-i Toxi, mi querida Toxi! -llamó cantando
el señor Guácatela a su mujer-. ¡Ya va a
muy diferentes. comenzar tu programa favorito!
Ella llegó corriendo con sus pantalones
de aeróbica apretados y se tiró de un salto so­
bre la cama; no quería perderse un segundo
del infomercial que la trastornaba.
-¡Llame, llame, llame y adelgace YA!
-decía el presentador con acento extranje-
ro-. ¡Sin sacrificio, sin ejercicio, sin siquiera
conocer a Mauricio! -Efectivamente, nunca
supimos quién era Mauricio, pero rimaba-.
¡Solo ajústese el fantástico cinturón Ab-Do­
minación, presione el botón rojo y automá­
ticamente comenzará a recibir el efecto de la
electroterapia! ¡Usted no tiene que hacer los
abdominales, Ah-Dominación los hace por
usted!

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-¡Ay, Roño! ¡Cómprame Ab-Domina­ Entonces doña Toxina leyó con dificul­
ción, por favor! -dijo la señora Guácatela y tad las instrucciones, porque estaban escritas
acarició a su marido. con letra muy pequeña y además ella tenía
-Por supuesto, mi Taxi adorada. No muchas legañas acumuladas en los ojos. De­
tenemos cómo pagarlo, pero no importa -dijo cía: "NO SE INCLUYEN LAS PILAS".
y marcó el número que aparecía en pantalla -¡Qué piltrafa! ¡Qué injusticia! ¡Es una
justo cuando el animador, que se llamaba estafa! ¡Llamaré a la policía! -gritó la señora
Marrullero Camandulero, dijo "¡YA!". Así Guácatela.
consiguieron ser los primeros en comunicarse Roñoso la consoló:
y como regalo recibieron un año gratis de -No te preocupes, Taxi linda. En vez de
cloro. Estaban tan contentos que se dieron un usar pilas, podemos conectar Ah-Dominación
fuerte abrazo, tanto que a Toxina se le escapó al enchufe de la pared, yo tengo un par de
un enorme eructo. alambres guardados abajo.
A la mañana siguiente llegó el camión Ella estuvo de acuerdo y se sentó en una
con la ansiada caja plateada, igual de brillante silla al lado de la muralla. Pronto apareció Ro­
que el traje de Marrullero. También venían ñoso con los cables y los enchufó a la corriente.
los doce bidones de cloro, hechos de vidrio
-¿Sientes algo?
grueso y con capacidad para veinte litros cada
-Apenas unas cosquillas en la panza.
uno.
Creo que va a ser necesario tomar medidas
¡Oh, qué alegre estaba Toxina de la más drásticas.
Ponzoña Icorosa, señora de Guácatela, aquel
-¿Cuáles? -preguntó extrañado el se­
día! Abrió el paquete con desesperación y
ñor Guácatela.
de adentro sacó la flamante correa eléctrica.
Rápidamente se la puso alrededor de la -Ya verás. Sígueme.
cintura, presionó el botón rojo y... nada, no Toxina se levantó de la silla y bajó por la
pasó absolutamente nada. scala que daba al jardín, donde el pasto esta-

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-¡Ay, Roño! ¡Cómprame Ab-Domina­ Entonces doña Toxina leyó con dificul­
ción, por favor! -dijo la señora Guácatela y tad las instrucciones, porque estaban escritas
acarició a su marido. con letra muy pequeña y además ella tenía
-Por supuesto, mi Taxi adorada. No muchas legañas acumuladas en los ojos. De­
tenemos cómo pagarlo, pero no importa -dijo cía: "NO SE INCLUYEN LAS PILAS".
y marcó el número que aparecía en pantalla -¡Qué piltrafa! ¡Qué injusticia! ¡Es una
justo cuando el animador, que se llamaba estafa! ¡Llamaré a la policía! -gritó la señora
Marrullero Camandulero, dijo "¡YA!". Así Guácatela.
consiguieron ser los primeros en comunicarse Roñoso la consoló:
y como regalo recibieron un año gratis de -No te preocupes, Taxi linda. En vez de
cloro. Estaban tan contentos que se dieron un usar pilas, podemos conectar Ah-Dominación
fuerte abrazo, tanto que a Toxina se le escapó al enchufe de la pared, yo tengo un par de
un enorme eructo. alambres guardados abajo.
A la mañana siguiente llegó el camión Ella estuvo de acuerdo y se sentó en una
con la ansiada caja plateada, igual de brillante silla al lado de la muralla. Pronto apareció Ro­
que el traje de Marrullero. También venían ñoso con los cables y los enchufó a la corriente.
los doce bidones de cloro, hechos de vidrio
-¿Sientes algo?
grueso y con capacidad para veinte litros cada
-Apenas unas cosquillas en la panza.
uno.
Creo que va a ser necesario tomar medidas
¡Oh, qué alegre estaba Toxina de la más drásticas.
Ponzoña Icorosa, señora de Guácatela, aquel
-¿Cuáles? -preguntó extrañado el se­
día! Abrió el paquete con desesperación y
ñor Guácatela.
de adentro sacó la flamante correa eléctrica.
Rápidamente se la puso alrededor de la -Ya verás. Sígueme.
cintura, presionó el botón rojo y... nada, no Toxina se levantó de la silla y bajó por la
pasó absolutamente nada. scala que daba al jardín, donde el pasto esta-

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ba un poco largo, pero aún seguía siendo ver­ Tomó los cables y los hizo girar igual
de y además tenía árboles, arbustos, plantas que boleadoras. Una, dos, tres vueltas y los
y flores. Su marido la siguió. Cruzaron la reja lanzó hacia arriba. Quedaron perfectamente
y se quedaron parados en la vereda, justo al enganchados a los del farol. Entonces la elec­
lado del poste de la luz. tricidad bajó por ellos con toda su potencia,
-Entonces, ¿cuál es tu idea? -dijo Ro­ hasta la barriga de la señora Guácatela.
ñoso, con cara de susto. ¡T-lle-lle-lleeé!, sonaba el cuerpo de Toxi­
-Solo observa -respondió muy segura. na al ser electrocutado. Ella vibraba mientras
de su pelo salían chispas y rayos azules con
blanco fulgurante.
-¡A-a-a-pa-a-ga-a e-e-el bo-o-to-ón
ro-o-jo-o, po-o-or fa-a-a-vo-or! -le suplicó a
su marido.
-Me da miedo -respondió él, mirán­
dola espantado.
-¡E-en-to-o-on-ce-es co-o-or­
ta lo-o-os a-a-la-a-mbre-e-es, si-i
f ue-e-ra-a-as ta-an a-a-ma-a-ble!
-dijo doña Toxina, sacudiendo
los brazos y las piernas,
romo bailando tecno.
-¡Ah, bien
p e nsado, m i Taxi
r,1diante! -dijo
l{oño y se fue a
husca r entre los

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ba un poco largo, pero aún seguía siendo ver­ Tomó los cables y los hizo girar igual
de y además tenía árboles, arbustos, plantas que boleadoras. Una, dos, tres vueltas y los
y flores. Su marido la siguió. Cruzaron la reja lanzó hacia arriba. Quedaron perfectamente
y se quedaron parados en la vereda, justo al enganchados a los del farol. Entonces la elec­
lado del poste de la luz. tricidad bajó por ellos con toda su potencia,
-Entonces, ¿cuál es tu idea? -dijo Ro­ hasta la barriga de la señora Guácatela.
ñoso, con cara de susto. ¡T-lle-lle-lleeé!, sonaba el cuerpo de Toxi­
-Solo observa -respondió muy segura. na al ser electrocutado. Ella vibraba mientras
de su pelo salían chispas y rayos azules con
blanco fulgurante.
-¡A-a-a-pa-a-ga-a e-e-el bo-o-to-ón
ro-o-jo-o, po-o-or fa-a-a-vo-or! -le suplicó a
su marido.
-Me da miedo -respondió él, mirán­
dola espantado.
-¡E-en-to-o-on-ce-es co-o-or­
ta lo-o-os a-a-la-a-mbre-e-es, si-i
f ue-e-ra-a-as ta-an a-a-ma-a-ble!
-dijo doña Toxina, sacudiendo
los brazos y las piernas,
romo bailando tecno.
-¡Ah, bien
p e nsado, m i Taxi
r,1diante! -dijo
l{oño y se fue a
husca r entre los

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escombros, donde encontró una enorme tijera, 3 Salchichas domesticadas
con la cual tronchó los cables.
-¿Cómo te sientes?
-Mejor que antes -respondió ella, aún
humeante.
-Pero, ¡mira! -El señor Guácatela

E1 suceso eléctrico tuvo algunas otras conse­


indicó hacia los abdominales de su señora-.
¡Tienes calugas!
cuencias. El pelo de Toxina quedó tieso para
Y era cierto. Toxina de Guácatela lucía
siempre, una mezcla entre pinchos de puerco­
ahora unos impresionantes músculos en la
espín y virutilla para ollas. Además, ocurrió
zona estomacal, dignos de un fisicoculturista.
algo no tan común que digamos: toda su piel
¡ Y qué contenta se puso!
quedó magnetizada.
-¿ Quieres usarlo tú ahora, mi Roño
-¡Quedarás aún más bonita! -le dijo
melenudo?
su marido-. Te pondremos los adornos del
-Mmm... quizás otro día, porque estoy refrigerador, esos que tienen imán. También
con el estómago vacío y me pareció leer será muy útil: te compraré una libreta con
en el manual que no era lo más apropiado lapa metálica, así podrás anotar las cosas que
-respondió mirando para otro lado, mientras Lienes que hacer, o empezar un diario de vida,
a ella todavía le seguían dando los últimos ¡o apuntar los horarios de los infomerciales!
tiritones.
-Gracias, mi Roño regalón; como siem­
pre, tienes toda la razón. En
agradecimiento, te prepararé una comida
especial, algo sin igual.
-No hay por qué, Taxi luminosa, para
eso estoy.

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escombros, donde encontró una enorme tijera, 3 Salchichas domesticadas
con la cual tronchó los cables.
-¿Cómo te sientes?
-Mejor que antes -respondió ella, aún
humeante.
-Pero, ¡mira! -El señor Guácatela

E1 suceso eléctrico tuvo algunas otras conse­


indicó hacia los abdominales de su señora-.
¡Tienes calugas!
cuencias. El pelo de Toxina quedó tieso para
Y era cierto. Toxina de Guácatela lucía
siempre, una mezcla entre pinchos de puerco­
ahora unos impresionantes músculos en la
espín y virutilla para ollas. Además, ocurrió
zona estomacal, dignos de un fisicoculturista.
algo no tan común que digamos: toda su piel
¡ Y qué contenta se puso!
quedó magnetizada.
-¿ Quieres usarlo tú ahora, mi Roño
-¡Quedarás aún más bonita! -le dijo
melenudo?
su marido-. Te pondremos los adornos del
-Mmm... quizás otro día, porque estoy refrigerador, esos que tienen imán. También
con el estómago vacío y me pareció leer será muy útil: te compraré una libreta con
en el manual que no era lo más apropiado lapa metálica, así podrás anotar las cosas que
-respondió mirando para otro lado, mientras Lienes que hacer, o empezar un diario de vida,
a ella todavía le seguían dando los últimos ¡o apuntar los horarios de los infomerciales!
tiritones.
-Gracias, mi Roño regalón; como siem­
pre, tienes toda la razón. En
agradecimiento, te prepararé una comida
especial, algo sin igual.
-No hay por qué, Taxi luminosa, para
eso estoy.

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Entonces Roñoso fue a preparar la cama -¡No! ¡No nos comáis! -gritaron las
para ver televisión mientras comían, y su se­ salchichas, sentándose en el plato-. ¡Por fa­
ñora se dirigió a la cocina en busca de las sal­ vor, no nos perforéis, ni nos acuchilléis, ni me­
chichas que había dejado en el refrigerador. nos nos mastiquéis o engulláis!
-¡Qué raro! ¿Dónde estarán estas sal­ -¡Pero qué comida más mal educada!
chichas? -se preguntaba rascándose su pelo -les gritó Toxina-. ¿Acaso no les enseñaron
rígido. Examinando el interior del frigorífico l¡ue no se debe gritar en la mesa?
descubrió que las cecinas habían trepado por
sí solas y estaban pegadas al techo del aparato,
ondulando, lelas, de un lado para otro. Con
gran dificultad logró poner a las desobedien­
tes salchichas en el plato del señor Guácatela y
en el de ella. Como acompañamiento agregó la
tortilla que tenía en la sartén, una mitad para
cada uno.
Mientras, en el dormitorio, Roñoso ya
tenía su barba lista para comer. ¿Su barba lista
para comer? No te preocupes, lo comprende­
rás más adelante.
-¡Mmm! ¡Qué aroma tan delicioso!
¿Qué banquete me has cocinado?
-Se trata de una receta novedosa: sal-
chichas movedizas con tortilla misteriosa.
-Ehm, qué rico -dijo el enmarañado
marido, y se acercó a pinchar uno de los tubos.

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Entonces Roñoso fue a preparar la cama -¡No! ¡No nos comáis! -gritaron las
para ver televisión mientras comían, y su se­ salchichas, sentándose en el plato-. ¡Por fa­
ñora se dirigió a la cocina en busca de las sal­ vor, no nos perforéis, ni nos acuchilléis, ni me­
chichas que había dejado en el refrigerador. nos nos mastiquéis o engulláis!
-¡Qué raro! ¿Dónde estarán estas sal­ -¡Pero qué comida más mal educada!
chichas? -se preguntaba rascándose su pelo -les gritó Toxina-. ¿Acaso no les enseñaron
rígido. Examinando el interior del frigorífico l¡ue no se debe gritar en la mesa?
descubrió que las cecinas habían trepado por
sí solas y estaban pegadas al techo del aparato,
ondulando, lelas, de un lado para otro. Con
gran dificultad logró poner a las desobedien­
tes salchichas en el plato del señor Guácatela y
en el de ella. Como acompañamiento agregó la
tortilla que tenía en la sartén, una mitad para
cada uno.
Mientras, en el dormitorio, Roñoso ya
tenía su barba lista para comer. ¿Su barba lista
para comer? No te preocupes, lo comprende­
rás más adelante.
-¡Mmm! ¡Qué aroma tan delicioso!
¿Qué banquete me has cocinado?
-Se trata de una receta novedosa: sal-
chichas movedizas con tortilla misteriosa.
-Ehm, qué rico -dijo el enmarañado
marido, y se acercó a pinchar uno de los tubos.

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-Perdonad -dijeron al mismo tiempo -Bueno, a comer esta rica tortilla; su­
las tres salchichas del plato de Toxina junto pongamos que no querrá quedarse a vivir en
con las otras tres del plato de Sórdido Roñoso. la casa también -dijo y se embuchó un buen
-Mi amorcito -susurró el señor Guáca­ lrozo-. ¡Mmm! ¡Sabrosa! ¿De qué es? -pre­
tela-, ahora que las veo tan acurrucadas en el guntó con la boca llena.
borde de mi plato, me da pena comérmelas ... -Es un platillo sencillo: se prepara con
y fíjate qué lindo como hablan. un quilo de bolo alimenticio, una base de puré
-¡Sí, sí, escuchadlo, que tiene toda la de orejas, espinillas de punto negro y de las
razón! ¡No nos zampéis! ¡Además, estamos de color colorado también.
vencidas! Los ojos del señor Guácatela se pusie­
La señora Guácatela las miró con ojos de ron saltones y su cara tomó un leve tono
ternura y finalmente sentenció: Vl'rdoso.
-Está bien, no las devoraremos. Al -Mmggh ... -gruñía atragantado-,
contrario, desde ahora serán parte de nuestra es una preparación, ¿cómo decirte?, muy
familia. ¿Quieren que las adoptemos? "elaborada".
-¡Sí, sí, sí! -respondieron a coro. -Gracias, Roñi, sabía que lo aprecia­
rías. Llevo un mes juntando los
-Muy bien. Ahora pueden ir a jugar al
ingredientes; revienta que revienta en la
jardín.
mañana, escarba que escarba en la tarde.
-¡Gracias! ¡Seremos vuestras guardia­ Lo que no usé lo dejé guardado en frascos
nas! ¡Haremos tumos a fin de protegeros! con etiquetas, así que cuando tu quieras te
Felices y agradecidas bajaron a saltos puedo volver a preparar esta misma
por los peldaños de la escala hasta el patio. tortilla.
Roñoso meditó que deberían bautizarlas pron­
-Eh, qué rico... gracias.
to. Después también pensó que seguía con la
-Si quieres, mañana mismo -propuso
panza hueca y que tenía hambruna.
entusiasmada.

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-Perdonad -dijeron al mismo tiempo -Bueno, a comer esta rica tortilla; su­
las tres salchichas del plato de Toxina junto pongamos que no querrá quedarse a vivir en
con las otras tres del plato de Sórdido Roñoso. la casa también -dijo y se embuchó un buen
-Mi amorcito -susurró el señor Guáca­ lrozo-. ¡Mmm! ¡Sabrosa! ¿De qué es? -pre­
tela-, ahora que las veo tan acurrucadas en el guntó con la boca llena.
borde de mi plato, me da pena comérmelas ... -Es un platillo sencillo: se prepara con
y fíjate qué lindo como hablan. un quilo de bolo alimenticio, una base de puré
-¡Sí, sí, escuchadlo, que tiene toda la de orejas, espinillas de punto negro y de las
razón! ¡No nos zampéis! ¡Además, estamos de color colorado también.
vencidas! Los ojos del señor Guácatela se pusie­
La señora Guácatela las miró con ojos de ron saltones y su cara tomó un leve tono
ternura y finalmente sentenció: Vl'rdoso.
-Está bien, no las devoraremos. Al -Mmggh ... -gruñía atragantado-,
contrario, desde ahora serán parte de nuestra es una preparación, ¿cómo decirte?, muy
familia. ¿Quieren que las adoptemos? "elaborada".
-¡Sí, sí, sí! -respondieron a coro. -Gracias, Roñi, sabía que lo aprecia­
rías. Llevo un mes juntando los
-Muy bien. Ahora pueden ir a jugar al
ingredientes; revienta que revienta en la
jardín.
mañana, escarba que escarba en la tarde.
-¡Gracias! ¡Seremos vuestras guardia­ Lo que no usé lo dejé guardado en frascos
nas! ¡Haremos tumos a fin de protegeros! con etiquetas, así que cuando tu quieras te
Felices y agradecidas bajaron a saltos puedo volver a preparar esta misma
por los peldaños de la escala hasta el patio. tortilla.
Roñoso meditó que deberían bautizarlas pron­
-Eh, qué rico... gracias.
to. Después también pensó que seguía con la
-Si quieres, mañana mismo -propuso
panza hueca y que tenía hambruna.
entusiasmada.

20 21
-Mmm, no, mi Toxi salsera, dejémosla 4 El plan secreto de Roñoso
para alguna ocasión especial; como dicen, en
la variedad está el gusto -afirmó y se tragó
el último pedazo con los ojos cerrados. Luego
preguntó-: Toxi querida, ¿qué hay de postre?
¿Podrá ser algo así como pastel, galletas o he­
lado?
-Mejor aún: mousse de pus espolvorea­ Aquella noche, el señor Guácatela se
do con estafilococo rallado. conectó a Internet para divertirse con juegos
virulentos, y la señora Guácatela abrió el
primer barril de cloro para lavarse el pelo y
cepillarse los dientes.
—Así nunca más tendré que asearme
cantaba desde el baño.
—Bueno, nunca lo hemos hecho, mi
Toxiclorótica —le respondió su marido,
echado frente a la pantalla del computador.
Bajo la luna llena, Sórdido Roñoso
Guácatela ideó un plan para engañar a las
personas ingenuas. Inventó un correo
electrónico falso a nombre de "Lucy" y
escribió la siguiente carta:

Hola, soy Lucy, una niña muy


enferma, con muchas enfermedades
diferentes, todas incurables. Vivo
en el país más subdesarrollado del

22
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-Mmm, no, mi Toxi salsera, dejémosla 4 El plan secreto de Roñoso
para alguna ocasión especial; como dicen, en
la variedad está el gusto -afirmó y se tragó
el último pedazo con los ojos cerrados. Luego
preguntó-: Toxi querida, ¿qué hay de postre?
¿Podrá ser algo así como pastel, galletas o he­
lado?
-Mejor aún: mousse de pus espolvorea­ Aquella noche, el señor Guácatela se
do con estafilococo rallado. conectó a Internet para divertirse con juegos
virulentos, y la señora Guácatela abrió el
primer barril de cloro para lavarse el pelo y
cepillarse los dientes.
—Así nunca más tendré que asearme
cantaba desde el baño.
—Bueno, nunca lo hemos hecho, mi
Toxiclorótica —le respondió su marido,
echado frente a la pantalla del computador.
Bajo la luna llena, Sórdido Roñoso
Guácatela ideó un plan para engañar a las
personas ingenuas. Inventó un correo
electrónico falso a nombre de "Lucy" y
escribió la siguiente carta:

Hola, soy Lucy, una niña muy


enferma, con muchas enfermedades
diferentes, todas incurables. Vivo
en el país más subdesarrollado del

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23
mundo; no existe nada. Mis padres son
muy buenos y han conseguido que las
más grandes corporaciones de alimen­
tos y también de computación donen un
peso por cada mil pesos que ustedes
envíen. Así podremos pagar los medi­
camentos, tratamientos, operaciones
y transfusiones que necesito para
sanar. Que les quede claro: si no
me mandan suficiente plata, moriré. Y
será por culpa suya.
Además, las grandes corporaciones
de alimentos y también de computación

se enfadarán con mis papás y les


embargarán todo lo que tienen, que,
como ya les dije, es nada.

También las grandes


corporaciones se enojarán con
ustedes por tacaños. En venganza,
las empresas de comida les pondrán
bichos a las galletas, chocolates y
caramelos. Piénsenlo bien (dos
veces), porque si no, la próxima
ocasión en que masquen un
chocolatín con almendras, puede que
no sean almendras, sino cucarachas
negras y crocantes.

25
mundo; no existe nada. Mis padres son
muy buenos y han conseguido que las
más grandes corporaciones de alimen­
tos y también de computación donen un
peso por cada mil pesos que ustedes
envíen. Así podremos pagar los medi­
camentos, tratamientos, operaciones
y transfusiones que necesito para
sanar. Que les quede claro: si no
me mandan suficiente plata, moriré. Y
será por culpa suya.
Además, las grandes corporaciones
de alimentos y también de computación

se enfadarán con mis papás y les


embargarán todo lo que tienen, que,
como ya les dije, es nada.

También las grandes


corporaciones se enojarán con
ustedes por tacaños. En venganza,
las empresas de comida les pondrán
bichos a las galletas, chocolates y
caramelos. Piénsenlo bien (dos
veces), porque si no, la próxima
ocasión en que masquen un
chocolatín con almendras, puede que
no sean almendras, sino cucarachas
negras y crocantes.

25
Por si aquello fuese poco, las Manden esta carta a todas las
compañías de computación crearán un 1ersonas que conozcan; de lo contra­
virus que atacará sin piedad sus rio ... mejor ni les digo, pero se
computadores. Cada vez que necesiten ¡odrán imaginar las atrocidades que
entregar un trabajo importante, prime­ uufrirán.
ro la impresora fallará y después toda
Atentamente,
la información se borrará para siem­
pre. Si esto ya les ha pasado alguna Lucy, la niña muy muy enferma
vez, es porque no han colaborado.
Así que ya les digo, por su pro­
pio bien: ayuden o pagarán las conse­ -Qué buena me quedó -se felicitó a sí
cuencias. mismo el señor Guácatela.
Depositen todos los miles o millo­ En ese instante, la señora Guácatela salió
nes de pesos que tengan en la cuenta del bafío llevando puesta una bata roja.
bancaria a nombre de la familia Guáca­
tela o envíenlos por correo a: avenida -¿Qué tanto tecleas y tecleas, mi Roño
Reino de las Morreras, casa piloto, mangonero?
condominio Lo Barato, cuesta Caro. -Es una idea que se me ocurrió para...
No manden cheques, solamente ¡ AHHH! -gritó al darse vuelta y ver que el
billetes, porque nos da flojera, per­ pelo de su mujer, además de estar tieso, se
dón, digo, estoy muy débil y mis bon­ 1 a bía puesto color verde intenso debido a la
dadosos padres deben atenderme todo ,, ·ción del cloro.
el tiempo. Por eso no pueden ir al
banco, no porque les dé pereza, nada
-¿Qué pasa, Roño? ¿Te torciste? ¿Te
que ver, ¿ya? ·nchuecaste?
Bueno, queridos amigos, me des­
-¿Te miraste en el espejo? -le pregun­
pido con un tierno beso y un abrazo lú, aún perplejo.
muy cariñoso. -¿Cuál espejo, si no tenemos?

26 27
Por si aquello fuese poco, las Manden esta carta a todas las
compañías de computación crearán un 1ersonas que conozcan; de lo contra­
virus que atacará sin piedad sus rio ... mejor ni les digo, pero se
computadores. Cada vez que necesiten ¡odrán imaginar las atrocidades que
entregar un trabajo importante, prime­ uufrirán.
ro la impresora fallará y después toda
Atentamente,
la información se borrará para siem­
pre. Si esto ya les ha pasado alguna Lucy, la niña muy muy enferma
vez, es porque no han colaborado.
Así que ya les digo, por su pro­
pio bien: ayuden o pagarán las conse­ -Qué buena me quedó -se felicitó a sí
cuencias. mismo el señor Guácatela.
Depositen todos los miles o millo­ En ese instante, la señora Guácatela salió
nes de pesos que tengan en la cuenta del bafío llevando puesta una bata roja.
bancaria a nombre de la familia Guáca­
tela o envíenlos por correo a: avenida -¿Qué tanto tecleas y tecleas, mi Roño
Reino de las Morreras, casa piloto, mangonero?
condominio Lo Barato, cuesta Caro. -Es una idea que se me ocurrió para...
No manden cheques, solamente ¡ AHHH! -gritó al darse vuelta y ver que el
billetes, porque nos da flojera, per­ pelo de su mujer, además de estar tieso, se
dón, digo, estoy muy débil y mis bon­ 1 a bía puesto color verde intenso debido a la
dadosos padres deben atenderme todo ,, ·ción del cloro.
el tiempo. Por eso no pueden ir al
banco, no porque les dé pereza, nada
-¿Qué pasa, Roño? ¿Te torciste? ¿Te
que ver, ¿ya? ·nchuecaste?
Bueno, queridos amigos, me des­
-¿Te miraste en el espejo? -le pregun­
pido con un tierno beso y un abrazo lú, aún perplejo.
muy cariñoso. -¿Cuál espejo, si no tenemos?

26 27
Roñoso hizo una mueca como chupando 5 La Mascota: una bestia
un limón muy ácido. al acecho
-Mi amorcito... tu cabello...
-¿Qué ocurre? ¿Algo malo?
-¡Nada! -contestó con voz tembloro-
sa-. Es bello, ¡muy bello!
Tenemos pendiente la explicación de la bar­
ba y melena de Roñoso. Como las promesas
deben cumplirse, ahora lo sabrás.
Resulta que el señor Guácatela es lam­
piño, es decir, tiene pelos en la cabeza, pero
no tiene barba ni vellos en el cuerpo. Por eso
su sueño siempre fue ser peludo. Un día deci-
1 ió no cortarse las patillas, las cuales crecieron
cada vez más, y más, y más, hasta transfor­
marse en una maraña barbuda que se enredó,
lapándole casi toda la cara, y que actualmente
1 ' llega hasta la cintura. Por fortuna para él,
tnmbién le salen pelos desde dentro de la na­
riz, que ahora están convertidos en unos grue­
sos mostachos.
Por ser chascón y no bañarse, pronto le
1mlieron piojos. ¡Pobre Roñoso! ¡Cómo se ras­
�·nba todo el día! De pronto, sin previo aviso,
ll1 picazón desapareció. Fueron las garrapatas,
que vinieron y se comieron a los piojos en un
-: 'gundo.
28 29
Roñoso hizo una mueca como chupando 5 La Mascota: una bestia
un limón muy ácido. al acecho
-Mi amorcito... tu cabello...
-¿Qué ocurre? ¿Algo malo?
-¡Nada! -contestó con voz tembloro-
sa-. Es bello, ¡muy bello!
Tenemos pendiente la explicación de la bar­
ba y melena de Roñoso. Como las promesas
deben cumplirse, ahora lo sabrás.
Resulta que el señor Guácatela es lam­
piño, es decir, tiene pelos en la cabeza, pero
no tiene barba ni vellos en el cuerpo. Por eso
su sueño siempre fue ser peludo. Un día deci-
1 ió no cortarse las patillas, las cuales crecieron
cada vez más, y más, y más, hasta transfor­
marse en una maraña barbuda que se enredó,
lapándole casi toda la cara, y que actualmente
1 ' llega hasta la cintura. Por fortuna para él,
tnmbién le salen pelos desde dentro de la na­
riz, que ahora están convertidos en unos grue­
sos mostachos.
Por ser chascón y no bañarse, pronto le
1mlieron piojos. ¡Pobre Roñoso! ¡Cómo se ras­
�·nba todo el día! De pronto, sin previo aviso,
ll1 picazón desapareció. Fueron las garrapatas,
que vinieron y se comieron a los piojos en un
-: 'gundo.
28 29
Así estuvo un tiempo, pero las garra­ -Bueno, perdón, no lo sabía.
patas se incrustaron en su cráneo y comen­ -¡Aprende, entonces! ¡Estudia! ¡Sí,
zaron a chuparle la sangre. Era tanto lo que estudia, holgazán! -lo retaban y se reían
succionaban que a él se le olvidaban las co­ de él.
sas, andaba pálido y se sentía muy cansado Teniendo dominado al señor Guácatela,
todo el día. Por suerte aparecieron las ara­ las invasoras se sintieron victoriosas. Eso fue
ñas, que agarraron a las garrapatas con sus hasta que llegó quien finalmente pondría las
patas gordas y se las tragaron. El señor Guá­ cosas en su lugar: la Mascota.
catela recuperó la memoria, pero la flojera
La Mascota es la criatura más feroz jamás
no se le quitó nunca.
descubierta. No se sabe qué es ni de dónde vino,
Las arañas también resultaron ser un fas­ pero lo cierto es que arrasó despiadad�m_:nt�
tidio por su manía de tejer y tejer. Eran tantas con las arañas. Las exterminó. Las fulmino. N1
las telas que Sórdido, perdón, Roñoso tenía una sola logró escapar. Se las comió como si
en su cabellera que parecía como si se hubie­ fuesen canapés.
se puesto totalmente canoso. Ese detalle poco Desde entonces se hospeda en la chasca
le importaba; lo que sí le molestaba era que de Roñoso, desplazándose en silencio de un
después de dormir, o de ver televisión unas lugar para otro. Vigilando, siempre vigilando.
cuantas horas, le costaba mucho levantarse, i alguna mosca despistada pasa volando cer­
porque las costureras de ocho patas ya lo ha­ a, la Mascota aparece de un salto y la caza.
bían pegado a la cama. Luego, desaparece con lentitud entre la male­
-¡Insectos laboriosos, abúrranse de za capilar para engullir a su víctima y esperar
trabajar! l la siguiente.
-¡No somos insectos, ignorante!
-¿ Y qué son, entonces? -les preguntó
con inocente curiosidad.
-¡Somos arácnidos, que no es lo mismo!

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Así estuvo un tiempo, pero las garra­ -Bueno, perdón, no lo sabía.
patas se incrustaron en su cráneo y comen­ -¡Aprende, entonces! ¡Estudia! ¡Sí,
zaron a chuparle la sangre. Era tanto lo que estudia, holgazán! -lo retaban y se reían
succionaban que a él se le olvidaban las co­ de él.
sas, andaba pálido y se sentía muy cansado Teniendo dominado al señor Guácatela,
todo el día. Por suerte aparecieron las ara­ las invasoras se sintieron victoriosas. Eso fue
ñas, que agarraron a las garrapatas con sus hasta que llegó quien finalmente pondría las
patas gordas y se las tragaron. El señor Guá­ cosas en su lugar: la Mascota.
catela recuperó la memoria, pero la flojera
La Mascota es la criatura más feroz jamás
no se le quitó nunca.
descubierta. No se sabe qué es ni de dónde vino,
Las arañas también resultaron ser un fas­ pero lo cierto es que arrasó despiadad�m_:nt�
tidio por su manía de tejer y tejer. Eran tantas con las arañas. Las exterminó. Las fulmino. N1
las telas que Sórdido, perdón, Roñoso tenía una sola logró escapar. Se las comió como si
en su cabellera que parecía como si se hubie­ fuesen canapés.
se puesto totalmente canoso. Ese detalle poco Desde entonces se hospeda en la chasca
le importaba; lo que sí le molestaba era que de Roñoso, desplazándose en silencio de un
después de dormir, o de ver televisión unas lugar para otro. Vigilando, siempre vigilando.
cuantas horas, le costaba mucho levantarse, i alguna mosca despistada pasa volando cer­
porque las costureras de ocho patas ya lo ha­ a, la Mascota aparece de un salto y la caza.
bían pegado a la cama. Luego, desaparece con lentitud entre la male­
-¡Insectos laboriosos, abúrranse de za capilar para engullir a su víctima y esperar
trabajar! l la siguiente.
-¡No somos insectos, ignorante!
-¿ Y qué son, entonces? -les preguntó
con inocente curiosidad.
-¡Somos arácnidos, que no es lo mismo!

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) j Váyanse, hediondos!

Como te explicábamos al principio del


1·uento, los únicos vecinos de los Guácatela
, •nm los Cardinales. A papá Cardinal le decían
1 'unto porque no era muy alto. Mamá Cardi-
11.11 se llamaba Virtud.
Punto Cardinal junto a Virtud Cardinal
t•rnn padres de siete hijas en total: primero tu­
vi ron cuatro y les pusieron Prudencia, Justi-
1·il, Templanza y Fortaleza; después nacieron
l 1 'S más, y las llamaron Fe, Esperanza y Cari-
1lad a la más chiquita.
La familia Cardinal no estaba contenta
,·,m sus mugrosos vecinos. Intentaron muchas
lormas para esquivar el mal olor que emanaba
\ la casa de Toxina y Roñoso. Nada les dio re-
11 l tado. Un día no soportaron más y llamaron
nr teléfono a don Destala Plata para solicitar-
1• una solución.

-¡Quiero, quiero, mucho dinero! --con-


1 •sló cantando don Destala.

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) j Váyanse, hediondos!

Como te explicábamos al principio del


1·uento, los únicos vecinos de los Guácatela
, •nm los Cardinales. A papá Cardinal le decían
1 'unto porque no era muy alto. Mamá Cardi-
11.11 se llamaba Virtud.
Punto Cardinal junto a Virtud Cardinal
t•rnn padres de siete hijas en total: primero tu­
vi ron cuatro y les pusieron Prudencia, Justi-
1·il, Templanza y Fortaleza; después nacieron
l 1 'S más, y las llamaron Fe, Esperanza y Cari-
1lad a la más chiquita.
La familia Cardinal no estaba contenta
,·,m sus mugrosos vecinos. Intentaron muchas
lormas para esquivar el mal olor que emanaba
\ la casa de Toxina y Roñoso. Nada les dio re-
11 l tado. Un día no soportaron más y llamaron
nr teléfono a don Destala Plata para solicitar-
1• una solución.

-¡Quiero, quiero, mucho dinero! --con-


1 •sló cantando don Destala.

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-¿Aló? ¿Señor Plata?-preguntó Punto. -Zí -contestaron los Cardinales, todos
.11 mismo tiempo y con voz gangosa, porque se
-Con el mismo, es decir, conmigo, o
sea, yo. hnbían puesto pinzas para la ropa en la nariz.
El padre y/ o apoderado de la familia -¡Pero si esa es la casa piloto! -gritó
Cardinal le hizo entender que ya no aguanta­ con rabia don Destala.
ban más el aroma a podrido de los Guácatela. -Zí -nuevamente respondieron al
-¡Qué! ¡Mis preciados dominios! unísono.
¡Mi precioso DINERO! ¡Hablaré con los -Con raz ón nadie más había querido
carabineros! comprar -se dijo a sí mismo el señor Plata.
Colgaron y don Destala llamó de inme­ -Con ñazón -afirmaron los Cardinales.
diato a la comisaría para acusar a los Guácate­ Los policías se acercaron a la vivienda de
la por hediondos. Los carabineros, a su vez, se los Guácatela. El aire era tan espeso que no
.
comunicaron con el especialista en salud am­ l odían respirar y además les picaban los ojos
y
biental, con el fin de comprobar cuán fétidos 'e pusieron sus mascarillas contra gases
ta
eran Toxi y Roño. guantes protectores. Así lograron llegar has
Ese mismo día, antes de la hora de al­ ,1 frente de la casa y tocaron la puerta. Nadie
muerzo, tipín once, exactamente a las 11:23 1,s abrió.
horas, llegaron al lugar de los hechos don Entonces gritaron:
Destala Plata, los carabineros, el especialis­
-¡Si hay alguien viviendo en este do­
ta en salud ambiental, Virtud Cardinal y su o
marido, Punto, acompañados por sus hijas: micilio piloto, que salga inmediatamente,
la
Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza. nos veremos en la obligación de entrar por
También fueron Fe, Esperanza y, por supues­ fuerza!
to, Caridad. Silencio absoluto.
-¿Es aquella la casa habitación en cues­ Los carabineros dieron unos pasos ha­
tión? -preguntaron los carabineros. ·ia atrás para tomar vuelo, luego corrieron y

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-¿Aló? ¿Señor Plata?-preguntó Punto. -Zí -contestaron los Cardinales, todos
.11 mismo tiempo y con voz gangosa, porque se
-Con el mismo, es decir, conmigo, o
sea, yo. hnbían puesto pinzas para la ropa en la nariz.
El padre y/ o apoderado de la familia -¡Pero si esa es la casa piloto! -gritó
Cardinal le hizo entender que ya no aguanta­ con rabia don Destala.
ban más el aroma a podrido de los Guácatela. -Zí -nuevamente respondieron al
-¡Qué! ¡Mis preciados dominios! unísono.
¡Mi precioso DINERO! ¡Hablaré con los -Con raz ón nadie más había querido
carabineros! comprar -se dijo a sí mismo el señor Plata.
Colgaron y don Destala llamó de inme­ -Con ñazón -afirmaron los Cardinales.
diato a la comisaría para acusar a los Guácate­ Los policías se acercaron a la vivienda de
la por hediondos. Los carabineros, a su vez, se los Guácatela. El aire era tan espeso que no
.
comunicaron con el especialista en salud am­ l odían respirar y además les picaban los ojos
y
biental, con el fin de comprobar cuán fétidos 'e pusieron sus mascarillas contra gases
ta
eran Toxi y Roño. guantes protectores. Así lograron llegar has
Ese mismo día, antes de la hora de al­ ,1 frente de la casa y tocaron la puerta. Nadie
muerzo, tipín once, exactamente a las 11:23 1,s abrió.
horas, llegaron al lugar de los hechos don Entonces gritaron:
Destala Plata, los carabineros, el especialis­
-¡Si hay alguien viviendo en este do­
ta en salud ambiental, Virtud Cardinal y su o
marido, Punto, acompañados por sus hijas: micilio piloto, que salga inmediatamente,
la
Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza. nos veremos en la obligación de entrar por
También fueron Fe, Esperanza y, por supues­ fuerza!
to, Caridad. Silencio absoluto.
-¿Es aquella la casa habitación en cues­ Los carabineros dieron unos pasos ha­
tión? -preguntaron los carabineros. ·ia atrás para tomar vuelo, luego corrieron y

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chocaron contra la puerta, la cual apenas se
abrió un poco, porque, como bien sabemos,
adentro estaba lleno de basura acumulada.
Así y todo, esa delgada rendija bastó para que
desde las entrañas de la casa saliese un vapor
tan radiactivo, azumagado y repugnante que
las mascarillas se les derritieron, los guantes
se les deshicieron y a final de cuentas fueron
ellos, y no los Guácatela, quienes se vieron en
la obligación de salir arrancando.
-¡Imposible verificar! -dijeron cuan­
do lograron llegar donde se encontraban los El esp eci alis ta en sal ud am bie nta l
Y
otros. Estaban exhaustos, respirando apura­ lev ant ó su bra zo, ind icó hac ia arr iba
dos, con la lengua afuera, agachados apoyan­ s ntenció:
do sus manos en las rodillas, y enteros verdes -¡Habiendo constatado la pestilencia
o
de las náuseas que sentían. iel medio ambiente, declaro esta zona com
ó Y
"al tam ent e con tam ina da"! -e xcl am
cia
después agregó-: ¡Es imposible la existen
de vida humana! ¡Decreto
su inmediata evacuación,
y punto!
chocaron contra la puerta, la cual apenas se
abrió un poco, porque, como bien sabemos,
adentro estaba lleno de basura acumulada.
Así y todo, esa delgada rendija bastó para que
desde las entrañas de la casa saliese un vapor
tan radiactivo, azumagado y repugnante que
las mascarillas se les derritieron, los guantes
se les deshicieron y a final de cuentas fueron
ellos, y no los Guácatela, quienes se vieron en
la obligación de salir arrancando.
-¡Imposible verificar! -dijeron cuan­
do lograron llegar donde se encontraban los El esp eci alis ta en sal ud am bie nta l
Y
otros. Estaban exhaustos, respirando apura­ lev ant ó su bra zo, ind icó hac ia arr iba
dos, con la lengua afuera, agachados apoyan­ s ntenció:
do sus manos en las rodillas, y enteros verdes -¡Habiendo constatado la pestilencia
o
de las náuseas que sentían. iel medio ambiente, declaro esta zona com
ó Y
"al tam ent e con tam ina da"! -e xcl am
cia
después agregó-: ¡Es imposible la existen
de vida humana! ¡Decreto
su inmediata evacuación,
y punto!
-¿Zí?-preguntó Punto Cardinal. Ahora el especialista se veía particular-
1 llt'nte nervioso. Se tironeó los pelos de su sim­
-Ñ�, papá -le dijo Prudencia-, lo que
_. p,ílica barba puntuda.
n1ze el zenor ez que ñoz tenemoz que ir.
-¡Ño! ¿Pod qué? -Eh, nada, nada. Aquí no existe ningu­
, H1 forma de vida -dijo y dio unos discretos
-Es por su propia salud -respondie-
pnsos hacia atrás.
ron los carabineros-. Les recomendamos que
busquen un nuevo condominio para vivir. -¿Y ñozotros, qué zomas entonches?
-¡Ñozotroz zabemoz que ahí vive un -reclamó Punto.
matrimoño mugriento! -se quejó Virtud. El especialista, con disimulo, dio otro par
lle pasos para escabullirse y con una falsa son­
-Ademáz, ya le pagamoz la primera
risa agregó:
cuota al zeñor Plata, ahora zolo ñoz faltan
ñovezientaz ñoventa y ñueve -agregó Punto. -Bueno, aparte de la familia Ordinal,
-Vegdad -dijo Virtud. 1 )Ot supuesto.
-Ademáz, ñoz guz ta aqu í, ez lind o -¡Cadiñal! -refunfuñó Virtud.
..
-d1Jo Esperanza. -Eso, eso, Cardinal. Si ustedes quieren
-,·z/,
l. -estuvo de acuerdo Fortaleza- , ¡ uedarse, háganlo. Pero asuman las conse­
Ez caza de acoztumbrarze. n1cncias. Les aseguro que nadie más querrá
i vir en este condominio.
El especialista se veía particularmente
. En ese momento don Destala Plata se dio
eno1ado.
,·11 )nta de que no podría vender ninguna casa
-¡No, no y no! -reclamó saltando sobre
nuís y se tiró al suelo a llorar.
la calle-. ¡No pueden quedarse! Ellos deben
-¡Buaaa! ¡Quiero mi dinero! ¡Sin dinero,
e�tar aislados, de lo contrario no podré estu­
t' muero!
diarlos apropiadamente.
-¿ Quiénes son "ellos"? -inquirieron Los carabineros lo ayudaron a levantarse
. / s, lo llevaron abrazado, dándole consuelo.
los pohc1as-. ¿Qué es eso de "estudiarlos"?

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-¿Zí?-preguntó Punto Cardinal. Ahora el especialista se veía particular-
1 llt'nte nervioso. Se tironeó los pelos de su sim­
-Ñ�, papá -le dijo Prudencia-, lo que
_. p,ílica barba puntuda.
n1ze el zenor ez que ñoz tenemoz que ir.
-¡Ño! ¿Pod qué? -Eh, nada, nada. Aquí no existe ningu­
, H1 forma de vida -dijo y dio unos discretos
-Es por su propia salud -respondie-
pnsos hacia atrás.
ron los carabineros-. Les recomendamos que
busquen un nuevo condominio para vivir. -¿Y ñozotros, qué zomas entonches?
-¡Ñozotroz zabemoz que ahí vive un -reclamó Punto.
matrimoño mugriento! -se quejó Virtud. El especialista, con disimulo, dio otro par
lle pasos para escabullirse y con una falsa son­
-Ademáz, ya le pagamoz la primera
risa agregó:
cuota al zeñor Plata, ahora zolo ñoz faltan
ñovezientaz ñoventa y ñueve -agregó Punto. -Bueno, aparte de la familia Ordinal,
-Vegdad -dijo Virtud. 1 )Ot supuesto.
-Ademáz, ñoz guz ta aqu í, ez lind o -¡Cadiñal! -refunfuñó Virtud.
..
-d1Jo Esperanza. -Eso, eso, Cardinal. Si ustedes quieren
-,·z/,
l. -estuvo de acuerdo Fortaleza- , ¡ uedarse, háganlo. Pero asuman las conse­
Ez caza de acoztumbrarze. n1cncias. Les aseguro que nadie más querrá
i vir en este condominio.
El especialista se veía particularmente
. En ese momento don Destala Plata se dio
eno1ado.
,·11 )nta de que no podría vender ninguna casa
-¡No, no y no! -reclamó saltando sobre
nuís y se tiró al suelo a llorar.
la calle-. ¡No pueden quedarse! Ellos deben
-¡Buaaa! ¡Quiero mi dinero! ¡Sin dinero,
e�tar aislados, de lo contrario no podré estu­
t' muero!
diarlos apropiadamente.
-¿ Quiénes son "ellos"? -inquirieron Los carabineros lo ayudaron a levantarse
. / s, lo llevaron abrazado, dándole consuelo.
los pohc1as-. ¿Qué es eso de "estudiarlos"?

40 41
Los Cardinales tuvieron una linda con­ 7 ¿ Quién quiere conocer a
versación familiar, decidieron quedarse y vol­ los Guácatela?
vieron a su hogar.
Mientras todo esto ocurría, las seis sal­
chichas, aún sin nombre, estuvieron escondi­
das detrás de unas matas ... listas para atacar
cuando fuese necesario. En el segundo piso de
la maloliente casa, los Guácatela se tapaban la
boca para que no se escucharan sus risas. Ha­ Mientras la señora Guácatela preparaba
bían observado toda la escena desde la venta­ la comilona que formaría parte del plan para
na, arrodillados en posición secreta. , har a los Cardinales del condominio, Ro-
-¿Con que no se quieren ir? -dijo son­ noso se conectó a Internet, tal como lo hacía
riendo el señor Guácatela. lodas las noches. Primero, revisó su cuenta
-¡Ay, Roño maloso! ¿Qué idea maléfica bancaria y descubrió que mucha gente había
se le ha ocurrido a esa peluda cabeza tuya? depositado plata.
-Te va a encantar, mi Toxi curiosa -¡Excelente! -dijo mirando la cifra en
-respondió moviendo las cejas de arriba aba- l.i pantalla.
jo. Luego hizo una pausa y preguntó con cara Después inspeccionó el falso correo a
de pillo-: ¿Qué hay de comida? ¿Algo muy nombre de Lucy, la niña muy muy enferma.
condimentado? ¿Algo que nos caerá como una -"Te queremos, Lucy" -remedaba
"bomba"? -dijo y le cerró un ojo, que se le luiciendo una mueca de burla cuando leía
anduvo pegando por las legañas. los títulos de los mensajes-. "Quiero ser tu
,1 miga", "vendí mi televisor para enviarte
linero".
Sin siquiera leerlos, borró la lista
t·ompleta.

42 43
Los Cardinales tuvieron una linda con­ 7 ¿ Quién quiere conocer a
versación familiar, decidieron quedarse y vol­ los Guácatela?
vieron a su hogar.
Mientras todo esto ocurría, las seis sal­
chichas, aún sin nombre, estuvieron escondi­
das detrás de unas matas ... listas para atacar
cuando fuese necesario. En el segundo piso de
la maloliente casa, los Guácatela se tapaban la
boca para que no se escucharan sus risas. Ha­ Mientras la señora Guácatela preparaba
bían observado toda la escena desde la venta­ la comilona que formaría parte del plan para
na, arrodillados en posición secreta. , har a los Cardinales del condominio, Ro-
-¿Con que no se quieren ir? -dijo son­ noso se conectó a Internet, tal como lo hacía
riendo el señor Guácatela. lodas las noches. Primero, revisó su cuenta
-¡Ay, Roño maloso! ¿Qué idea maléfica bancaria y descubrió que mucha gente había
se le ha ocurrido a esa peluda cabeza tuya? depositado plata.
-Te va a encantar, mi Toxi curiosa -¡Excelente! -dijo mirando la cifra en
-respondió moviendo las cejas de arriba aba- l.i pantalla.
jo. Luego hizo una pausa y preguntó con cara Después inspeccionó el falso correo a
de pillo-: ¿Qué hay de comida? ¿Algo muy nombre de Lucy, la niña muy muy enferma.
condimentado? ¿Algo que nos caerá como una -"Te queremos, Lucy" -remedaba
"bomba"? -dijo y le cerró un ojo, que se le luiciendo una mueca de burla cuando leía
anduvo pegando por las legañas. los títulos de los mensajes-. "Quiero ser tu
,1 miga", "vendí mi televisor para enviarte
linero".
Sin siquiera leerlos, borró la lista
t·ompleta.

42 43
-Ñoños-dijo. Estimados Sr. y Sra. Guácatela:
Finalmente, le echó una mirada a su ver­ Soy un periodista, invento noti­
dadero correo, y cuál fue su sorpresa al ver cias para el diario Postín y cier­
que había un mensaje dirigido a ellos. tamente me gustaría entrevistarlos
para nuestra sección "Formas de vida
insólitas". Tengo todas las carac­
terísticas de un periodista: uso un
impermeable gris; me pongo corbata,
pero siempre la traigo desarreglada;

44
-Ñoños-dijo. Estimados Sr. y Sra. Guácatela:
Finalmente, le echó una mirada a su ver­ Soy un periodista, invento noti­
dadero correo, y cuál fue su sorpresa al ver cias para el diario Postín y cier­
que había un mensaje dirigido a ellos. tamente me gustaría entrevistarlos
para nuestra sección "Formas de vida
insólitas". Tengo todas las carac­
terísticas de un periodista: uso un
impermeable gris; me pongo corbata,
pero siempre la traigo desarreglada;

44
me desabrocho el botón de arriba de la Nos despedimos esperando nunca
camisa; tomo demasiado café y tengo más saber de usted.
una fina barba gris puntuda.
Desatentamente,
Me despido esperando su pronta
Los Guácatela
respuesta.
Atentamente,
Tergi Verso, el periodista -¡Qué linda te quedó, Roño literato!
-lo felicitó Toxina.
-Gracias, mi Toxi hiperbólica; no la
-No conozco a ningún periodista que podría haber hecho sin ti.
se llame Tergi Verso ... ¿Quién será? -pensó -Bueno, basta de jugar a la computa­
rascándose su patilla/barba-. ¡Toxi! -llamó ción por hoy. Vamos a comer.
a su mujer para que también leyera aquel mis­
-¿Cocinaste algo poderoso? Acuérdate
terioso correo electrónico.
del plan que tramamos.
. Después conversaron y tomaron una
En la cara de Toxina se dibujó una sonri­
decisión en conjunto. Esta fue la contestación
sa, luego dijo:
que le dieron al entrometido reportero:
-Potente.
Desestimado Sr. Verso:
Ni se le ocurra acercarse a nues­
tra casa. No nos interesa salir en su
diario, no lo leemos. De hecho, no
leemos ningún diario. Si se atreve
a venir, nuestras terribles salchi­
chas guardianas se lanzarán encima de
usted y se lo tragarán con impermea­
ble y todo.

46 47
me desabrocho el botón de arriba de la Nos despedimos esperando nunca
camisa; tomo demasiado café y tengo más saber de usted.
una fina barba gris puntuda.
Desatentamente,
Me despido esperando su pronta
Los Guácatela
respuesta.
Atentamente,
Tergi Verso, el periodista -¡Qué linda te quedó, Roño literato!
-lo felicitó Toxina.
-Gracias, mi Toxi hiperbólica; no la
-No conozco a ningún periodista que podría haber hecho sin ti.
se llame Tergi Verso ... ¿Quién será? -pensó -Bueno, basta de jugar a la computa­
rascándose su patilla/barba-. ¡Toxi! -llamó ción por hoy. Vamos a comer.
a su mujer para que también leyera aquel mis­
-¿Cocinaste algo poderoso? Acuérdate
terioso correo electrónico.
del plan que tramamos.
. Después conversaron y tomaron una
En la cara de Toxina se dibujó una sonri­
decisión en conjunto. Esta fue la contestación
sa, luego dijo:
que le dieron al entrometido reportero:
-Potente.
Desestimado Sr. Verso:
Ni se le ocurra acercarse a nues­
tra casa. No nos interesa salir en su
diario, no lo leemos. De hecho, no
leemos ningún diario. Si se atreve
a venir, nuestras terribles salchi­
chas guardianas se lanzarán encima de
usted y se lo tragarán con impermea­
ble y todo.

46 47
8 Poder explosivo

La velada fue golosa, glamorosa y glotona.


A la luz de las velas artesanales que la señora
Guácatela hacía con su cera de depilación usa­
da, este fue el menú que degustaron:

�:
Potingue de moco tendido y pringue.

Salmonella a la Tifosi !la original


receta italiana, con el alino que se
obtiene hurguetea_ndo el ombligo).

�tb,�:
Callos Julio César con salsa de
callampas.

-¡Delicioso! ¿Dónde conseguiste las ca­


llampas? -preguntó Roñoso.

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8 Poder explosivo

La velada fue golosa, glamorosa y glotona.


A la luz de las velas artesanales que la señora
Guácatela hacía con su cera de depilación usa­
da, este fue el menú que degustaron:

�:
Potingue de moco tendido y pringue.

Salmonella a la Tifosi !la original


receta italiana, con el alino que se
obtiene hurguetea_ndo el ombligo).

�tb,�:
Callos Julio César con salsa de
callampas.

-¡Delicioso! ¿Dónde conseguiste las ca­


llampas? -preguntó Roñoso.

49
-¡Huy, mi Roño adulador, qué enigmá­
tico que estás! -dijo ella muy coqueta.
El efecto de semejante alimentación no
se hizo esperar: los estómagos de los Guácate­
lél comenzaron a retumbar y gorgotear como
volcanes en erupción.
-Ya estoy lista -anunció Toxina.
-¡Aguanta un poco más, mi Toxi pren-
dida! ¡Ahora voy a buscar el arma secreta!
Craso error. Roñoso bajó a la pieza de los cachureos,
-Las saqué de los dedos de tus pies que como sabemos era todo el primer piso, y
mientras dormías, igual que los callos -res­ trajo un artefacto que había fabricado especial­
pondió su señora, somiendo. mente para alguna situación que lo mereciera.
Y esta situación... lo merecía. Consistía en dos
-Eh, oh, mmm... ¡Mmm! Te felicito, está
sopapos, de los que se usan para destapar el
todo muy rico, mi Toxi aprovechadora.
scusado. Pero Roñoso les había quitado el
-Y de postre: calzones rotos, bañados palo y en su lugar puso dos mangueras, que
en sebo, con exquisitos chips de caspa. en la primera parte iban separadas, pero des­
-Mejor ni te pregunto de dónde sacas­ pués estaban unidas con cinta adhesiva, es de­
te los calzones rotos, mi amorcito -comentó cir, semejantes a la forma de la letra Y.
Roño.
-¡Fue muy fácil! Simplemente... -Iba a
explicar, cuando Roñoso estiró su brazo y le
tapó la boca.
-Eh... mejor no me lo cuentes. Así guar­
das el secreto de esta inolvidable golosi
na.
50
-¡Huy, mi Roño adulador, qué enigmá­
tico que estás! -dijo ella muy coqueta.
El efecto de semejante alimentación no
se hizo esperar: los estómagos de los Guácate­
lél comenzaron a retumbar y gorgotear como
volcanes en erupción.
-Ya estoy lista -anunció Toxina.
-¡Aguanta un poco más, mi Toxi pren-
dida! ¡Ahora voy a buscar el arma secreta!
Craso error. Roñoso bajó a la pieza de los cachureos,
-Las saqué de los dedos de tus pies que como sabemos era todo el primer piso, y
mientras dormías, igual que los callos -res­ trajo un artefacto que había fabricado especial­
pondió su señora, somiendo. mente para alguna situación que lo mereciera.
Y esta situación... lo merecía. Consistía en dos
-Eh, oh, mmm... ¡Mmm! Te felicito, está
sopapos, de los que se usan para destapar el
todo muy rico, mi Toxi aprovechadora.
scusado. Pero Roñoso les había quitado el
-Y de postre: calzones rotos, bañados palo y en su lugar puso dos mangueras, que
en sebo, con exquisitos chips de caspa. en la primera parte iban separadas, pero des­
-Mejor ni te pregunto de dónde sacas­ pués estaban unidas con cinta adhesiva, es de­
te los calzones rotos, mi amorcito -comentó cir, semejantes a la forma de la letra Y.
Roño.
-¡Fue muy fácil! Simplemente... -Iba a
explicar, cuando Roñoso estiró su brazo y le
tapó la boca.
-Eh... mejor no me lo cuentes. Así guar­
das el secreto de esta inolvidable golosi
na.
50
Cuando la señora Guácatela se puso la quedó estampada en el techo, pero por suerte
ventosa en el trasero, hizo un sonido de chu­ después volvió a caer.
pón, como cuando uno aprieta los labios y Toxina y Roñoso se asomaron a su venta­
luego los despega repentinamente. Mientras na y pronto vieron salir a la familia Cardinal a
tanto, Roñoso bajó la escala y caminó por el la calle. Tenían la cara pálida, los ojos saltones,
patio, escondido en la oscuridad, hasta la casa iban tambaleándose y diciendo palabras locas.
de los Cardinales. Allí se trepó hasta la venta­ -¡Abreviatura! -que es una palabra
na del dormitorio donde plácidamente soña­ muy larga, imploraba Caridad.
ban Virtud, Punto Cardinal y sus siete hijas, -¡Todo junto! -que se escribe separa­
cuyos nombres ya sabemos. Calladamente la do, clamaba Justicia.
abrió, apenas un poco, lo suficiente como para
-¡Separado! -que se escribe todo junto,
embutir las dos puntas de las mangueras o, respondía Fe.
como diría él, el cañón del arma secreta.
-¡Equis! -decía Punto, y eso que
Volvió corriendo a su propia pieza y sal­ "equis" no lleva la letra X por ningún lado.
tó a la cama, donde Toxi lo esperaba para co­
Siguieron así toda la noche. Se tomaban
menzar el bombardeo. Se pegó el sopapo entre
la cabeza y caminaban para cualquier parte:
las nalgas, igual que su señora, produciendo
hacia el norte, el sur, el este e incluso hacia el
el mismo ruido.
oeste, pero no tanto. Al verlos dando vueltas
Entonces vino el reventón. por la ciudad, la gente se asustó y llamaron a
Los Guácatela descargaron todo el gas la ambulancia, que se los llevó al hospital psi­
que tenían en sus panzas infladas de un solo quiátrico PoR LO MENOS CUERPO SANO. Allí se
estallido. La detonación avanzó hinchando bajaron sin protestar, y se quedaron tranquilos
las mangueras hasta llegar al dormitorio de por un tiempo.
sus vecinos. Tan gigantesco fue el zambomba­
zo que los Cardinales saltaron hasta el techo
con la onda expansiva. De hecho, Templanza

52 53
Cuando la señora Guácatela se puso la quedó estampada en el techo, pero por suerte
ventosa en el trasero, hizo un sonido de chu­ después volvió a caer.
pón, como cuando uno aprieta los labios y Toxina y Roñoso se asomaron a su venta­
luego los despega repentinamente. Mientras na y pronto vieron salir a la familia Cardinal a
tanto, Roñoso bajó la escala y caminó por el la calle. Tenían la cara pálida, los ojos saltones,
patio, escondido en la oscuridad, hasta la casa iban tambaleándose y diciendo palabras locas.
de los Cardinales. Allí se trepó hasta la venta­ -¡Abreviatura! -que es una palabra
na del dormitorio donde plácidamente soña­ muy larga, imploraba Caridad.
ban Virtud, Punto Cardinal y sus siete hijas, -¡Todo junto! -que se escribe separa­
cuyos nombres ya sabemos. Calladamente la do, clamaba Justicia.
abrió, apenas un poco, lo suficiente como para
-¡Separado! -que se escribe todo junto,
embutir las dos puntas de las mangueras o, respondía Fe.
como diría él, el cañón del arma secreta.
-¡Equis! -decía Punto, y eso que
Volvió corriendo a su propia pieza y sal­ "equis" no lleva la letra X por ningún lado.
tó a la cama, donde Toxi lo esperaba para co­
Siguieron así toda la noche. Se tomaban
menzar el bombardeo. Se pegó el sopapo entre
la cabeza y caminaban para cualquier parte:
las nalgas, igual que su señora, produciendo
hacia el norte, el sur, el este e incluso hacia el
el mismo ruido.
oeste, pero no tanto. Al verlos dando vueltas
Entonces vino el reventón. por la ciudad, la gente se asustó y llamaron a
Los Guácatela descargaron todo el gas la ambulancia, que se los llevó al hospital psi­
que tenían en sus panzas infladas de un solo quiátrico PoR LO MENOS CUERPO SANO. Allí se
estallido. La detonación avanzó hinchando bajaron sin protestar, y se quedaron tranquilos
las mangueras hasta llegar al dormitorio de por un tiempo.
sus vecinos. Tan gigantesco fue el zambomba­
zo que los Cardinales saltaron hasta el techo
con la onda expansiva. De hecho, Templanza

52 53
9 Ya parece cuento

-Ahhh... -bostezó Roñoso al despertar­


se-. Tengo un poco de hambre, ¿es hora ya
de tomar desayuno?
-Mmm... -respondió la señora Guáca­
tela y abrió un ojo para mirar su reloj-. Re­
cién son las dos de la tarde.
-Oh. Está bien.
Ysiguieron durmiendo hasta las cinco.
-Ahhh... -bostezó Roñoso al desper-
tarse de nuevo--. Ahora sí que tengo hambre,
me comería de desayuno un león.
-Muy bien. Te daré yeyuno e íleon.
-¿Yeso qué es?
-Es muy digestivo, te vas a retorcer de
gusto -dijo y se enderezó como un aplauso,
gracias a sus forzudos abdominales, quedan­
do sentada en la cama.
-Estupendo. Voy a ver cómo va nuestro
negocio en Internet.

55
9 Ya parece cuento

-Ahhh... -bostezó Roñoso al despertar­


se-. Tengo un poco de hambre, ¿es hora ya
de tomar desayuno?
-Mmm... -respondió la señora Guáca­
tela y abrió un ojo para mirar su reloj-. Re­
cién son las dos de la tarde.
-Oh. Está bien.
Ysiguieron durmiendo hasta las cinco.
-Ahhh... -bostezó Roñoso al desper-
tarse de nuevo--. Ahora sí que tengo hambre,
me comería de desayuno un león.
-Muy bien. Te daré yeyuno e íleon.
-¿Yeso qué es?
-Es muy digestivo, te vas a retorcer de
gusto -dijo y se enderezó como un aplauso,
gracias a sus forzudos abdominales, quedan­
do sentada en la cama.
-Estupendo. Voy a ver cómo va nuestro
negocio en Internet.

55
Entonces, como siempre, el señor Guáca­ Queridos Roñoso y Toxina:
tela se echó frente al computador, observó que
Soy un artista, no un periodista;
su cuenta bancaria había aumentado al doble de hecho, no tengo ninguna de las
con las donaciones, borró los saludos y men­ características de un periodista. En
sajes de apoyo para Lucy y finalmente revisó cambio, sí tengo todas las cualidades
su correo real, donde nuevamente había una de un artista: nunca me baño y, tal
enigmática correspondencia. como ustedes, jamás me lavo los dien­
tes. Compro ropa nueva y cara, pero

,
la ensucio y la rajo para que se vea
vieja y gastada. Soy flojo y desorde­
nado, nunca hago experimentos y tengo
una fina barba multicolor puntuda. Me
gustaría retratarlos en una pintura,
Entonces, como siempre, el señor Guáca­ Queridos Roñoso y Toxina:
tela se echó frente al computador, observó que
Soy un artista, no un periodista;
su cuenta bancaria había aumentado al doble de hecho, no tengo ninguna de las
con las donaciones, borró los saludos y men­ características de un periodista. En
sajes de apoyo para Lucy y finalmente revisó cambio, sí tengo todas las cualidades
su correo real, donde nuevamente había una de un artista: nunca me baño y, tal
enigmática correspondencia. como ustedes, jamás me lavo los dien­
tes. Compro ropa nueva y cara, pero

,
la ensucio y la rajo para que se vea
vieja y gastada. Soy flojo y desorde­
nado, nunca hago experimentos y tengo
una fina barba multicolor puntuda. Me
gustaría retratarlos en una pintura,
inventar poemas y canciones acerca de
-Le responder é de inmediato a este
ustedes y, ciertamente, escribir un
libro para inmortalizarlos.
mentecato.

Afectuosamente, Cargante Cándido:


Cándido Mameluco, artista Para tu información, nuestras
Posdata: los perros salchicha no mascotas son salchichas españolas, no
me inspiran miedo. canes, Cándido. Ellas son parte de
nuestra familia y hasta las bauti­
zamos. Se llaman: Infección, Quiste,
-¡Taxi! ¡Ven a ver esto! Peste, Achaque, Impétigo y Furúnculo
Ella apareció corriendo desde la pieza de el más chiquitín, que es un primor.
al lado, que era la que usaban como cocina. Están sumamente enojadas contigo por
confundirlas, así que si te aproxi­
-¡Pero qué insolencia! ¡Decir que no me mas a nuestro refugio, te cortarán en
cepillo los dientes! ¡Si usé cloro! pedacitos y harán anticuchos contigo,
-¡Y tratar de perros a nuestras salchi­ Cándido. Es decir, no te asesinarán,
chas! ¡Cómo se atreve! ¡Más encima, justo aho­ sino que te acecinarán. Si no conoces
ra que ya las bautizamos! la palabra, búscala en el dicciona­
rio. Por si fuera poco, tenemos otra
-Es verdad, mi Roño denominador co­ mascota, la Mascota. Ella te mastica­
mún, les diste nombres encantadores. rá como malvavisco, Mameluco.
Las salchichas escucharon que se habla­ Odiosamente,
ba acerca de ellas y subieron hasta la ventana
Toxi y Roño
desde el patio, que ahora parecía un desierto
apocalíptico. Después de leer el mensaje del Posdata: mi Toxi desinfectada
señor Mameluco, estaban furiosas. quiere que sepas que ella ya se esco­
billó los dientes una vez con el cloro
-¡Descaro! ¡Grosería! ¡Verdulería!-gri­ que se ganó por comprar Ah-Dominación.
taron indignadas.

58 se
inventar poemas y canciones acerca de
-Le responder é de inmediato a este
ustedes y, ciertamente, escribir un
libro para inmortalizarlos.
mentecato.

Afectuosamente, Cargante Cándido:


Cándido Mameluco, artista Para tu información, nuestras
Posdata: los perros salchicha no mascotas son salchichas españolas, no
me inspiran miedo. canes, Cándido. Ellas son parte de
nuestra familia y hasta las bauti­
zamos. Se llaman: Infección, Quiste,
-¡Taxi! ¡Ven a ver esto! Peste, Achaque, Impétigo y Furúnculo
Ella apareció corriendo desde la pieza de el más chiquitín, que es un primor.
al lado, que era la que usaban como cocina. Están sumamente enojadas contigo por
confundirlas, así que si te aproxi­
-¡Pero qué insolencia! ¡Decir que no me mas a nuestro refugio, te cortarán en
cepillo los dientes! ¡Si usé cloro! pedacitos y harán anticuchos contigo,
-¡Y tratar de perros a nuestras salchi­ Cándido. Es decir, no te asesinarán,
chas! ¡Cómo se atreve! ¡Más encima, justo aho­ sino que te acecinarán. Si no conoces
ra que ya las bautizamos! la palabra, búscala en el dicciona­
rio. Por si fuera poco, tenemos otra
-Es verdad, mi Roño denominador co­ mascota, la Mascota. Ella te mastica­
mún, les diste nombres encantadores. rá como malvavisco, Mameluco.
Las salchichas escucharon que se habla­ Odiosamente,
ba acerca de ellas y subieron hasta la ventana
Toxi y Roño
desde el patio, que ahora parecía un desierto
apocalíptico. Después de leer el mensaje del Posdata: mi Toxi desinfectada
señor Mameluco, estaban furiosas. quiere que sepas que ella ya se esco­
billó los dientes una vez con el cloro
-¡Descaro! ¡Grosería! ¡Verdulería!-gri­ que se ganó por comprar Ah-Dominación.
taron indignadas.

58 se
-¿Les parece que me quedó bien escri- tándolo. En medio de tanta celebración, se
ta? -preguntó Roñoso. descuidaron y Furúnculo tropezó. Antes de
-¡Magnífica! --contestaron las salchichas. que cayera al suelo, apareció la Mascota y lo
mordió.
-¡Magnética! -agregó Toxina.
-¡Mascota! ¡No! ¡No te tragues a tu her­
-Muchas gracias, lo hago para defen-
mano menor! -la retó el señor Guácatela.
derlas, porque las quiero. Especialmente a ti,
mi Toxi electrizante. La Mascota obedeció y soltó a Furúncu­
lo, comiéndole solo un trozo.
Ella se sonrojó de emoción.
-¡Muy bien! -la felicitó y le entregó
-¡Ay, Roñi embelecador! ¡Pareces salido
una polilla de las que guardaba en el bolsillo
de un cuento!
para darle como premio cuando hacía caso.
Roñoso también enrojeció, y las salchi­
Aterrorizadas, las seis salchichas se
chas los miraron tiernamente. Fue un momen­
zambulleron en clavado de vuelta al patio.
to bello.
Furúnculo, que ya era el más pequeño, quedó
A propósito de cuento, a la señora más chico aún.
Guácatela lo de salir en un libro o ser dibujada
no le parecía tan mal; recordemos que es algo
vanidosa.
-¿ Y si lo convidáramos? -preguntó.
-Tengo que pensarlo -respondió Ro-
ñoso rascándose la cabeza.
-¡Sí, sí! -gritaron las salchichas-. ¡De­
jadlo que venga! ¡Lo desmenuzaremos entre
todas! ¡Dejadlo!
Saltaban alegres sobre el marco de la
ventana, abrazándose o por lo menos inten-

60 61
-¿Les parece que me quedó bien escri- tándolo. En medio de tanta celebración, se
ta? -preguntó Roñoso. descuidaron y Furúnculo tropezó. Antes de
-¡Magnífica! --contestaron las salchichas. que cayera al suelo, apareció la Mascota y lo
mordió.
-¡Magnética! -agregó Toxina.
-¡Mascota! ¡No! ¡No te tragues a tu her­
-Muchas gracias, lo hago para defen-
mano menor! -la retó el señor Guácatela.
derlas, porque las quiero. Especialmente a ti,
mi Toxi electrizante. La Mascota obedeció y soltó a Furúncu­
lo, comiéndole solo un trozo.
Ella se sonrojó de emoción.
-¡Muy bien! -la felicitó y le entregó
-¡Ay, Roñi embelecador! ¡Pareces salido
una polilla de las que guardaba en el bolsillo
de un cuento!
para darle como premio cuando hacía caso.
Roñoso también enrojeció, y las salchi­
Aterrorizadas, las seis salchichas se
chas los miraron tiernamente. Fue un momen­
zambulleron en clavado de vuelta al patio.
to bello.
Furúnculo, que ya era el más pequeño, quedó
A propósito de cuento, a la señora más chico aún.
Guácatela lo de salir en un libro o ser dibujada
no le parecía tan mal; recordemos que es algo
vanidosa.
-¿ Y si lo convidáramos? -preguntó.
-Tengo que pensarlo -respondió Ro-
ñoso rascándose la cabeza.
-¡Sí, sí! -gritaron las salchichas-. ¡De­
jadlo que venga! ¡Lo desmenuzaremos entre
todas! ¡Dejadlo!
Saltaban alegres sobre el marco de la
ventana, abrazándose o por lo menos inten-

60 61
1 O El colmo de los colmillos

Habiendo expulsado a los Cardinales, los


( 1uácatela se quedaron solos en su hábitat.
Que el especialista en salud ambiental declara­
se la zona como "altamente contaminada" fue
lo mejor que les pudo pasar, ya que a los pies
ie la cuesta Caro, es decir, a pasos de donde
,nos vivían, se instaló una planta procesadora
de desechos tóxicos llamada PATA DE CABRA y
un basural con el mismo nombre.
Las empresas que no sabían dónde es­
conder su basura, la mandaban a la planta. Al
l lcgar, los camiones descargaban los desperdi­
cios sobre una correa transportadora en la en­
Lrada. Estos escombros inmundos avanzaban
,\ utomáticamente y, después de dar la vuelta
·ompleta por el edificio, simplemente eran
clrrojados al vertedero.
¡Ahora los Guácatela tenían una fuente
inagotable de ingredientes para sus comidas!

63
1 O El colmo de los colmillos

Habiendo expulsado a los Cardinales, los


( 1uácatela se quedaron solos en su hábitat.
Que el especialista en salud ambiental declara­
se la zona como "altamente contaminada" fue
lo mejor que les pudo pasar, ya que a los pies
ie la cuesta Caro, es decir, a pasos de donde
,nos vivían, se instaló una planta procesadora
de desechos tóxicos llamada PATA DE CABRA y
un basural con el mismo nombre.
Las empresas que no sabían dónde es­
conder su basura, la mandaban a la planta. Al
l lcgar, los camiones descargaban los desperdi­
cios sobre una correa transportadora en la en­
Lrada. Estos escombros inmundos avanzaban
,\ utomáticamente y, después de dar la vuelta
·ompleta por el edificio, simplemente eran
clrrojados al vertedero.
¡Ahora los Guácatela tenían una fuente
inagotable de ingredientes para sus comidas!

63
Resultó ser un fabuloso supermercado. decidió enjuagarse todos los días utilizando el
Taxi subía y bajaba las montañas de basura, mismo cloro, aquel que venía de regalo con su
cantando feliz, echando de un cuanto hay en cinturón Ab-Dominación.
su propio carro de compras. Del basural tam­ Al principio, los dientes efectivamen­
bién obtenían utensilios, herramientas y pie­ te resplandecían, y ella se reía todo el día. El
zas que Roñoso usaba para confeccionar sus problema fue que pronto se disolvieron, hasta
armatostes y artilugios. desaparecer por completo. Ella se puso muy
Todo marchaba a la perfección en sus vi­ triste, porque ya no podía morder, ni masticar,
das... hasta que un día ocurrió una calamidad. ni mascar, y mucho menos triturar. Por eso
Algo realmente horrible le sucedió a doña To­ fue que su marido decidió bajar a conseguirle
xina. El señor Guácatela decidió solucionar una dentadura nueva.
la tragedia al instante. Partió en busca de un Roñoso exploró la tarde entera entre las
artículo que no era un utensilio, ni una herra­ porquerías del basural, pero no pudo hallar una
mienta, ni siquiera una pieza. ¿Qué cosa? sola muela, o un incisivo, ni siquiera un premo­
Dientes. lar, y eso que la Mascota lo ayudó a buscar.
Sí, exactamente, tal como lo lees: dientes. Ya estaba desilusionado, agotado y
¿Por qué? Te contaremos: transpirado cuando, de pronto, divisó lo que
Ya te habíamos mencionado un par de parecía una dentadura postiza.
veces que doña Toxina de la Ponzoña Icorosa, -¡Albricias! ¡Ñaca ñaca! -dijo eufóri­
señora de Guácatela, es un poco presumida. co-. ¡Con esos dientes mi Taxi podrá comerse
Bueno, el punto es que a ella le dolió su or­ hasta una vaca!
gullo femenino con el comentario de Cándido Luego de que la Mascota se montara de
Mameluco, el artista, acerca de que no se la­ vuelta en su pelo, el señor Guácatela corrió
vaba los dientes, cuando la verdad es que sí hasta el lugar del hallazgo. Al tomarlos y ana­
se los había limpiado aquella vez con cloro. lizarlos de cerca, se percató que no eran preci­
Entonces, para tener unos dientes relucientes, samente del tipo que él esperaba.

64 65
Resultó ser un fabuloso supermercado. decidió enjuagarse todos los días utilizando el
Taxi subía y bajaba las montañas de basura, mismo cloro, aquel que venía de regalo con su
cantando feliz, echando de un cuanto hay en cinturón Ab-Dominación.
su propio carro de compras. Del basural tam­ Al principio, los dientes efectivamen­
bién obtenían utensilios, herramientas y pie­ te resplandecían, y ella se reía todo el día. El
zas que Roñoso usaba para confeccionar sus problema fue que pronto se disolvieron, hasta
armatostes y artilugios. desaparecer por completo. Ella se puso muy
Todo marchaba a la perfección en sus vi­ triste, porque ya no podía morder, ni masticar,
das... hasta que un día ocurrió una calamidad. ni mascar, y mucho menos triturar. Por eso
Algo realmente horrible le sucedió a doña To­ fue que su marido decidió bajar a conseguirle
xina. El señor Guácatela decidió solucionar una dentadura nueva.
la tragedia al instante. Partió en busca de un Roñoso exploró la tarde entera entre las
artículo que no era un utensilio, ni una herra­ porquerías del basural, pero no pudo hallar una
mienta, ni siquiera una pieza. ¿Qué cosa? sola muela, o un incisivo, ni siquiera un premo­
Dientes. lar, y eso que la Mascota lo ayudó a buscar.
Sí, exactamente, tal como lo lees: dientes. Ya estaba desilusionado, agotado y
¿Por qué? Te contaremos: transpirado cuando, de pronto, divisó lo que
Ya te habíamos mencionado un par de parecía una dentadura postiza.
veces que doña Toxina de la Ponzoña Icorosa, -¡Albricias! ¡Ñaca ñaca! -dijo eufóri­
señora de Guácatela, es un poco presumida. co-. ¡Con esos dientes mi Taxi podrá comerse
Bueno, el punto es que a ella le dolió su or­ hasta una vaca!
gullo femenino con el comentario de Cándido Luego de que la Mascota se montara de
Mameluco, el artista, acerca de que no se la­ vuelta en su pelo, el señor Guácatela corrió
vaba los dientes, cuando la verdad es que sí hasta el lugar del hallazgo. Al tomarlos y ana­
se los había limpiado aquella vez con cloro. lizarlos de cerca, se percató que no eran preci­
Entonces, para tener unos dientes relucientes, samente del tipo que él esperaba.

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-Son dientes de vampiro -dijo. Ella lo miró aún adormilada y estiró la
En efecto, eran dientes para jugar a boca hacia arriba, pero sin abrirla.
disfrazarse. Roñoso se sentó sobre unos -¡Qué linda! ¡Ahora una risa mostrando
cachivaches, con el sol implacable sobre sus los DIENTES! -pidió un poco impaciente.
mechones desordenados. Al cabo de unos La señora Guácatela trató, pero no pudo,
minutos, dijo: porque sus labios se habían sellado con el
-Se verá extraordinaria, ¿no te parece, N-GRUDO EXTRA PEGOTE. Entonces estiró de
Mascota? nuevo la boca, pero hacia abajo, en señal de
La Mascota dijo que sí moviendo su ca­ alarma. Luego elevó sus cejas mientras inten­
beza de arriba abajo. taba con todas sus fuerzas separar sus man­
Roñoso se sintió feliz. Quería que fuese díbulas, al mismo tiempo que daba saltos de
un regalo sorpresa. Esperó a que Toxina se desesperación por toda la pieza.
durmiera y comenzara a roncar. Entre ronquido -¡Mmm! ¡Mmm! -algo quería chillar,
y ronquido le fue escurriendo pegamento probablemente "¡auxilio!" o quizás algo
N-GRUDO EXTRA PEGOTE en las encías y después así como "¡bríndame asistencia, mi Roño
le embutió los dientes de vampiro. Finalmente, resoluto!".
se quedó mirándola a la luz de la luna. El señor Guácatela actuó raudo y tomó
-¡Ay, mi Toxi colmilluda! ¡Ya quiero un cuchillo que días antes se había adherido
ver la cara de impresión que vas a poner ma­ magnéticamente al cuerpo de Toxina. Con el
ñana! -susurró y se acostó a dormir. filo fue cortando más o menos por donde él
Los deseos del señor Guácatela pronto creía que iba la boca.
se hicieron realidad. En cuanto despertaron, -¿Estás bien, mi Toxi contorsionada?
le dijo a su mujer: -¡Ay, sí, qué susto más grande! ¡Gra-
-¡Buenos días, Toxi esmaltada! ¡Regála­ cias, mi Roño machetero!
me una linda sonrisa! -¿Sientes algo distinto?

66 67
-Son dientes de vampiro -dijo. Ella lo miró aún adormilada y estiró la
En efecto, eran dientes para jugar a boca hacia arriba, pero sin abrirla.
disfrazarse. Roñoso se sentó sobre unos -¡Qué linda! ¡Ahora una risa mostrando
cachivaches, con el sol implacable sobre sus los DIENTES! -pidió un poco impaciente.
mechones desordenados. Al cabo de unos La señora Guácatela trató, pero no pudo,
minutos, dijo: porque sus labios se habían sellado con el
-Se verá extraordinaria, ¿no te parece, N-GRUDO EXTRA PEGOTE. Entonces estiró de
Mascota? nuevo la boca, pero hacia abajo, en señal de
La Mascota dijo que sí moviendo su ca­ alarma. Luego elevó sus cejas mientras inten­
beza de arriba abajo. taba con todas sus fuerzas separar sus man­
Roñoso se sintió feliz. Quería que fuese díbulas, al mismo tiempo que daba saltos de
un regalo sorpresa. Esperó a que Toxina se desesperación por toda la pieza.
durmiera y comenzara a roncar. Entre ronquido -¡Mmm! ¡Mmm! -algo quería chillar,
y ronquido le fue escurriendo pegamento probablemente "¡auxilio!" o quizás algo
N-GRUDO EXTRA PEGOTE en las encías y después así como "¡bríndame asistencia, mi Roño
le embutió los dientes de vampiro. Finalmente, resoluto!".
se quedó mirándola a la luz de la luna. El señor Guácatela actuó raudo y tomó
-¡Ay, mi Toxi colmilluda! ¡Ya quiero un cuchillo que días antes se había adherido
ver la cara de impresión que vas a poner ma­ magnéticamente al cuerpo de Toxina. Con el
ñana! -susurró y se acostó a dormir. filo fue cortando más o menos por donde él
Los deseos del señor Guácatela pronto creía que iba la boca.
se hicieron realidad. En cuanto despertaron, -¿Estás bien, mi Toxi contorsionada?
le dijo a su mujer: -¡Ay, sí, qué susto más grande! ¡Gra-
-¡Buenos días, Toxi esmaltada! ¡Regála­ cias, mi Roño machetero!
me una linda sonrisa! -¿Sientes algo distinto?

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e al volver
-Sí, en mi boca... ¡tengo dientes! siguiendo una curva , de modo qu
a similar al
-Yo te los puse. La Mascota me ayudó a a abrir l a hoja quedó una hechur
encontrarlos-dijo, y la Mascota asintió desde contorno d e unos labios.
su se­
entre el enredo de pelos. Le puso la cartulina sobre la cara a
encima de
-¡Ay, mi Roño consentidor! ¡Te quie­ ñora, ubicando la perforación justo
a cantida d
ro tanto! -lo abrazó-. Ahora quiero verme. la boca y luego le a plicó una buen
el papel
¿Podrías traer un espejo del basura -mercado? de aerosol colorado. Finalmente retiró
-pidió entusiasmada. revelando su obra.
-Emm ... muy bien -dijo el señor
Guácatela mirando para los lados, pensa ndo,
inventando-. ¿Sabes? Creo que falta el toque
final pa ra que quede perfecto, así que voy a
traer un par de cosas más.
-Está bien, mi Roño estilista, tú mandas.
Roñoso bajó corriendo con ímpetu y re­
colectó los materiales que necesitaba: un espe­
jo borroso, aerosol rojo, una cartulina y unas
tijeras.
La se ñora Guácatela se sentó junto a la
ventana para quedar iluminada y para que las
salchicha s pudiesen mirar y opinar acerca de
su nueva apariencia.
El señor Guácatela demostró ser un ocu­
rrente maquillador: plegó la cartulina en dos y
luego recortó con las tijeras el borde doblado,

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e al volver
-Sí, en mi boca... ¡tengo dientes! siguiendo una curva , de modo qu
a similar al
-Yo te los puse. La Mascota me ayudó a a abrir l a hoja quedó una hechur
encontrarlos-dijo, y la Mascota asintió desde contorno d e unos labios.
su se­
entre el enredo de pelos. Le puso la cartulina sobre la cara a
encima de
-¡Ay, mi Roño consentidor! ¡Te quie­ ñora, ubicando la perforación justo
a cantida d
ro tanto! -lo abrazó-. Ahora quiero verme. la boca y luego le a plicó una buen
el papel
¿Podrías traer un espejo del basura -mercado? de aerosol colorado. Finalmente retiró
-pidió entusiasmada. revelando su obra.
-Emm ... muy bien -dijo el señor
Guácatela mirando para los lados, pensa ndo,
inventando-. ¿Sabes? Creo que falta el toque
final pa ra que quede perfecto, así que voy a
traer un par de cosas más.
-Está bien, mi Roño estilista, tú mandas.
Roñoso bajó corriendo con ímpetu y re­
colectó los materiales que necesitaba: un espe­
jo borroso, aerosol rojo, una cartulina y unas
tijeras.
La se ñora Guácatela se sentó junto a la
ventana para quedar iluminada y para que las
salchicha s pudiesen mirar y opinar acerca de
su nueva apariencia.
El señor Guácatela demostró ser un ocu­
rrente maquillador: plegó la cartulina en dos y
luego recortó con las tijeras el borde doblado,

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-¡Bravo! ¡Viva! ¡Enhorabuena, maestro!
-aplaudían las salchichas estrellándose 11 Llega otro correo sospechoso
unas
con otras.
Toxina se contempló en el turbio espejo
y declaró:
-¡Qué proeza acentuar mi belleza con Mis Toxi y Roño adorados:
estos labios color cereza!
No soy un periodista, tampoco un
-Todo por ti, mi Toxi rubí. Vine, vi y artista; de hecho, no tengo ninguna
vencí. de las características de un perio­
dista y menos las cualidades de un
artista. Soy un famoso animador de
infomerciales televisivos. iSí, lo
descubrieron! iSoy Marrullero Caman­
dulero! iYo fui quien les vendió su
Ab-Dominación y además les regalé el
cloro por un año!
Quisiera tenerlos como invitados
en mi programa por ser mis mejores
clientes. Llevaré puesto mi cente­
lleante traje y una fina barba platea­
da y puntuda que me dejé crecer. Es
el último grito de la moda, algo así
como iAAARRRGGGHHH!
Nunca se me ha pasado siquiera
por la mente tener un laboratorio
con probetas, pipetas, desmateriali­
zadores de partículas ni reactores
energéticos. Les confieso un secreto:

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-¡Bravo! ¡Viva! ¡Enhorabuena, maestro!
-aplaudían las salchichas estrellándose 11 Llega otro correo sospechoso
unas
con otras.
Toxina se contempló en el turbio espejo
y declaró:
-¡Qué proeza acentuar mi belleza con Mis Toxi y Roño adorados:
estos labios color cereza!
No soy un periodista, tampoco un
-Todo por ti, mi Toxi rubí. Vine, vi y artista; de hecho, no tengo ninguna
vencí. de las características de un perio­
dista y menos las cualidades de un
artista. Soy un famoso animador de
infomerciales televisivos. iSí, lo
descubrieron! iSoy Marrullero Caman­
dulero! iYo fui quien les vendió su
Ab-Dominación y además les regalé el
cloro por un año!
Quisiera tenerlos como invitados
en mi programa por ser mis mejores
clientes. Llevaré puesto mi cente­
lleante traje y una fina barba platea­
da y puntuda que me dejé crecer. Es
el último grito de la moda, algo así
como iAAARRRGGGHHH!
Nunca se me ha pasado siquiera
por la mente tener un laboratorio
con probetas, pipetas, desmateriali­
zadores de partículas ni reactores
energéticos. Les confieso un secreto:

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soy un poco lampiño, pero eso no me Cuando terminaron de leer el mensaje
acompleja. Es más, jamás jamás se me del animador de televisión, los Guácatela se
ocurriría molestar a alguien con poco miraron confundidos y estuvieron a punto de
pelo. Tampoco confundiría salchichas
caer en la tentación de aceptar la invitación.
guardianas, que son muy escasas y
peculiares, con un perro salchicha
¡Pero no!
común y silvestre. Respondieron:
iNos divertiremos a mares!
Calurosamente,
Marrullero Camandulero,
rey de los infomerciales
soy un poco lampiño, pero eso no me Cuando terminaron de leer el mensaje
acompleja. Es más, jamás jamás se me del animador de televisión, los Guácatela se
ocurriría molestar a alguien con poco miraron confundidos y estuvieron a punto de
pelo. Tampoco confundiría salchichas
caer en la tentación de aceptar la invitación.
guardianas, que son muy escasas y
peculiares, con un perro salchicha
¡Pero no!
común y silvestre. Respondieron:
iNos divertiremos a mares!
Calurosamente,
Marrullero Camandulero,
rey de los infomerciales
Tú, Marrullero adornado: 12 Toxi y su olfato
Gracias por el cloro de regalo, para los negocios
nos ha servido mucho. Vernos siempre
tu programa. Apreciarnos tu respeto
hacia la gente capilarrnente desafiada
y te elogiarnos por ser un conocedor
de las cecinas amaestradas.
Puedes ahogarte en tu diversión,
porque nosotros no iremos ni por si Desde que desalojaran a los Cardinales, la
acaso a tu espectáculo. Y si quieres señora Guácatela había estado reflexionando
venir a buscarnos, nuestras salchi­ acerca de lo maravilloso que era el poder de
chas y la Mascota te cocinarán a las sus punes. Se imaginó que también servirían
brasas y harán instrumentos musicales para ahuyentar a Tergi Verso, el periodista;
con tus huesos. a Cándido Mameluco, el artista, y hasta
Frescamente, a Marrullero Camandulero, el rey de los
Los Guácatela,
infomerciales. Pensando y pensando se le
emperadores de la Inmundicia ocurrió una idea sobresaliente: ¡venderlos!
A partir de ese momento, cada noche
Después de escribir la carta, se rieron a realizó el siguiente ritual: le ponía el sopapo
carcajadas, tanto que los colmillos de Toxina en el trasero a Roñoso y también se lo
se clavaron en sus labios inferiores. pegaba ella. En el extremo de las mangueras
enchufaba un bidón vacío, de aquellos hechos
de vidrio grueso y con capacidad para veinte
litros que había ganado por la compra de
Ah-Dominación. Allí quedaban envasadas
las ventosidades nocturnas. Por la mañana
desconectaba el recipiente y rápidamente lo

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Tú, Marrullero adornado: 12 Toxi y su olfato
Gracias por el cloro de regalo, para los negocios
nos ha servido mucho. Vernos siempre
tu programa. Apreciarnos tu respeto
hacia la gente capilarrnente desafiada
y te elogiarnos por ser un conocedor
de las cecinas amaestradas.
Puedes ahogarte en tu diversión,
porque nosotros no iremos ni por si Desde que desalojaran a los Cardinales, la
acaso a tu espectáculo. Y si quieres señora Guácatela había estado reflexionando
venir a buscarnos, nuestras salchi­ acerca de lo maravilloso que era el poder de
chas y la Mascota te cocinarán a las sus punes. Se imaginó que también servirían
brasas y harán instrumentos musicales para ahuyentar a Tergi Verso, el periodista;
con tus huesos. a Cándido Mameluco, el artista, y hasta
Frescamente, a Marrullero Camandulero, el rey de los
Los Guácatela,
infomerciales. Pensando y pensando se le
emperadores de la Inmundicia ocurrió una idea sobresaliente: ¡venderlos!
A partir de ese momento, cada noche
Después de escribir la carta, se rieron a realizó el siguiente ritual: le ponía el sopapo
carcajadas, tanto que los colmillos de Toxina en el trasero a Roñoso y también se lo
se clavaron en sus labios inferiores. pegaba ella. En el extremo de las mangueras
enchufaba un bidón vacío, de aquellos hechos
de vidrio grueso y con capacidad para veinte
litros que había ganado por la compra de
Ah-Dominación. Allí quedaban envasadas
las ventosidades nocturnas. Por la mañana
desconectaba el recipiente y rápidamente lo

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-Qué lindo -susurró. cía falta algo más moderno, ¿no crees tú, mi
Se acercó al más fulgurante de todos y Roño chamuscado? Ahora ya no necesitamos
tiró con fuerza el tapón de corcho. Con el en­ usar más la escala, y además aprovechamos
tusiasmo, había olvidado apagar la vela. de despejar el primer piso.
-¿Despejarlo? Pero si ya no existe.

··BUM''
-¡Exactamente, mi Roño perspicaz!
11 ••
Retumbó la explosión que destruyó por
completo la planta baja, y cuando decimos
"destruyó por completo" nos referimos a que
desapareció, no quedó nada. La parte supe­
rior estuvo suspendida en el aire un par de
segundos y luego se desplomó. De este modo,
la casa quedó de un solo piso.
Roñoso estaba todo negro, tiznado y
un poco achicharrado, pero todavía de pie
y con la vela encendida en la mano. Había
atravesado el suelo del dormitorio donde
estaba recostada Toxina. Instantáneamente se
encontraron en la misma pieza.
-¿Qué fue eso? -preguntó aterrorizado
el señor Guácatela.
-Ah ... Eh ... Fue una idea que se me
ocurrió para redecorar nuestra vivienda. Ha-

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-Qué lindo -susurró. cía falta algo más moderno, ¿no crees tú, mi
Se acercó al más fulgurante de todos y Roño chamuscado? Ahora ya no necesitamos
tiró con fuerza el tapón de corcho. Con el en­ usar más la escala, y además aprovechamos
tusiasmo, había olvidado apagar la vela. de despejar el primer piso.
-¿Despejarlo? Pero si ya no existe.

··BUM''
-¡Exactamente, mi Roño perspicaz!
11 ••
Retumbó la explosión que destruyó por
completo la planta baja, y cuando decimos
"destruyó por completo" nos referimos a que
desapareció, no quedó nada. La parte supe­
rior estuvo suspendida en el aire un par de
segundos y luego se desplomó. De este modo,
la casa quedó de un solo piso.
Roñoso estaba todo negro, tiznado y
un poco achicharrado, pero todavía de pie
y con la vela encendida en la mano. Había
atravesado el suelo del dormitorio donde
estaba recostada Toxina. Instantáneamente se
encontraron en la misma pieza.
-¿Qué fue eso? -preguntó aterrorizado
el señor Guácatela.
-Ah ... Eh ... Fue una idea que se me
ocurrió para redecorar nuestra vivienda. Ha-

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13 No pueden creer
lo que sus ojos ven

Lo que ocurrió a la mañana siguiente fue un


acontecimiento que los Guácatela no tenían
presupuestado.
Esta vez se sentaron los dos frente al
computador a revisar sus jugosas ganancias,
a eliminar los mensajes dirigidos a Lucy, la
niña muy muy enferma, y a leer su propia co­
rrespondencia.
No pudieron creer lo que sus ojos veían.
-¡No puedo creer lo que mis ojos ven!
-exclamó Roñoso.
-¡ Yo menos, porque no veo nada! -gri-
tó Toxina.
-Ay, Toxi, Toxi. Es por tu conjuntivitis,
déjame despegar tus párpados.
Hurgó en su cabeza hasta que encontró a
la Mascota y la acercó a los ojos de su señora.

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13 No pueden creer
lo que sus ojos ven

Lo que ocurrió a la mañana siguiente fue un


acontecimiento que los Guácatela no tenían
presupuestado.
Esta vez se sentaron los dos frente al
computador a revisar sus jugosas ganancias,
a eliminar los mensajes dirigidos a Lucy, la
niña muy muy enferma, y a leer su propia co­
rrespondencia.
No pudieron creer lo que sus ojos veían.
-¡No puedo creer lo que mis ojos ven!
-exclamó Roñoso.
-¡ Yo menos, porque no veo nada! -gri-
tó Toxina.
-Ay, Toxi, Toxi. Es por tu conjuntivitis,
déjame despegar tus párpados.
Hurgó en su cabeza hasta que encontró a
la Mascota y la acercó a los ojos de su señora.

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-Límpiele la cara a la mamá. Ho la, soy Lucy, una niña que
antes estaba muy muy enferma y tenía
La pequeña bestia sacó su lengua y la­
muchas enfermedades diferentes, todas
mió todo el rostro de la señora Guácatela, incurables. Gracias a la maravillo­
igual que un cachorro regalón con su amo. sa campaña solidaria realizada por
-¡Ahora sí! ¡Oh, ahora tampoco puedo ustedes y a las grandes corporaciones
creer lo que mis ojos ven! transnacionales de alimentos y también
de computación, es que ahora puedo
Se asustaron tanto con lo que decía el contarles que los doctores me operaron
mensaje que lo tuvieron que leer abrazados y de todo y estoy completamente sana y
en voz alta, los dos al mismo tiempo. rehabilitada.
Este es el escalofriante correo que les ha­ Mañana en la tarde VOY a ir a su
bía llegado: casa piloto en avenida Reino de las
Moneras, condominio Lo Barato, cuesta
Caro, a expresarles mi agradecimiento
y cariño por haber sido los autores de
esta fantástica obra, sin la cual ya
estaría muy muerta hace rato. Cier­
tamente, aprovecharé de recoger la
fortuna que se juntó con los aportes
de todos los crédulos que cooperaron,
cada uno con su "humilde granito de
arena". No es que quiera usar esos
millones para construir el laboratorio
de experimentación científica más avan­
zado del mundo, porque he descubierto
una nueva fuente de energía. No, nada
que ver.

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-Límpiele la cara a la mamá. Ho la, soy Lucy, una niña que
antes estaba muy muy enferma y tenía
La pequeña bestia sacó su lengua y la­
muchas enfermedades diferentes, todas
mió todo el rostro de la señora Guácatela, incurables. Gracias a la maravillo­
igual que un cachorro regalón con su amo. sa campaña solidaria realizada por
-¡Ahora sí! ¡Oh, ahora tampoco puedo ustedes y a las grandes corporaciones
creer lo que mis ojos ven! transnacionales de alimentos y también
de computación, es que ahora puedo
Se asustaron tanto con lo que decía el contarles que los doctores me operaron
mensaje que lo tuvieron que leer abrazados y de todo y estoy completamente sana y
en voz alta, los dos al mismo tiempo. rehabilitada.
Este es el escalofriante correo que les ha­ Mañana en la tarde VOY a ir a su
bía llegado: casa piloto en avenida Reino de las
Moneras, condominio Lo Barato, cuesta
Caro, a expresarles mi agradecimiento
y cariño por haber sido los autores de
esta fantástica obra, sin la cual ya
estaría muy muerta hace rato. Cier­
tamente, aprovecharé de recoger la
fortuna que se juntó con los aportes
de todos los crédulos que cooperaron,
cada uno con su "humilde granito de
arena". No es que quiera usar esos
millones para construir el laboratorio
de experimentación científica más avan­
zado del mundo, porque he descubierto
una nueva fuente de energía. No, nada
que ver.

83
Les aviso que iré vestida con -Verdadero.
ropa de niña nacida en el país más
subdesarrollado del mundo y me pondré
-Y con respecto a tu computador, si
una peluca, perdón, me haré chapes. No recuerdo bien, todos los programas que tienes
se asusten cuando vean que tengo una instalados son virus, ¿cierto?
fina barba puntuda descolorida; era una -Certero.
de mis enfermedades, pero me pareció
tan elegante y original que les pedí a
-Entonces no tenemos nada de qué
los doctores que me la dejaran. preocupamos.
-Tienes razón, mi Toxi tautológica. En
Meteóricamente,
todo caso, ya se me ocurrió un plan para en­
Lucy, la exniña muy muy enferma frentar a esta niña mañosa.
Los Guácatela estaban paralizados, Los Guácatela pasaron una noche sobre­
paralogizados y paralelos. saltada. Saltada sobre la cama específicamente,
ya que Toxina se despertó bruscamente varias
-¿Pero cómo pudo pasar esto, mi Roño
embaucador? ¿Acaso no eres tú quien escribe veces por lo nerviosa que estaba, y como tenía
las cartas a nombre de Lucy? calugas fortachonas, hacía piruetas y voltere­
tas por los aires.
-Sí, eso creía yo. No entiendo. ¿Qué va­
mos a hacer?
-Supongo que decirle a nuestras masco­
tas: "¡Mascotas, ataquen!".
-Pero mi Toxi bárbara, ¿y qué pasa si
después vienen las grandes compañías de ali­
mentos y también de computación?
-¡Qué importa! ¿Acaso no obtenemos
todos nuestros grupos alimenticios del
vertedero?

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Les aviso que iré vestida con -Verdadero.
ropa de niña nacida en el país más
subdesarrollado del mundo y me pondré
-Y con respecto a tu computador, si
una peluca, perdón, me haré chapes. No recuerdo bien, todos los programas que tienes
se asusten cuando vean que tengo una instalados son virus, ¿cierto?
fina barba puntuda descolorida; era una -Certero.
de mis enfermedades, pero me pareció
tan elegante y original que les pedí a
-Entonces no tenemos nada de qué
los doctores que me la dejaran. preocupamos.
-Tienes razón, mi Toxi tautológica. En
Meteóricamente,
todo caso, ya se me ocurrió un plan para en­
Lucy, la exniña muy muy enferma frentar a esta niña mañosa.
Los Guácatela estaban paralizados, Los Guácatela pasaron una noche sobre­
paralogizados y paralelos. saltada. Saltada sobre la cama específicamente,
ya que Toxina se despertó bruscamente varias
-¿Pero cómo pudo pasar esto, mi Roño
embaucador? ¿Acaso no eres tú quien escribe veces por lo nerviosa que estaba, y como tenía
las cartas a nombre de Lucy? calugas fortachonas, hacía piruetas y voltere­
tas por los aires.
-Sí, eso creía yo. No entiendo. ¿Qué va­
mos a hacer?
-Supongo que decirle a nuestras masco­
tas: "¡Mascotas, ataquen!".
-Pero mi Toxi bárbara, ¿y qué pasa si
después vienen las grandes compañías de ali­
mentos y también de computación?
-¡Qué importa! ¿Acaso no obtenemos
todos nuestros grupos alimenticios del
vertedero?

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14 Sorprendidos por la
ciencia ficción

Las condiciones ambientales de la tarde eran


las óptimas para que se produjera el fenóme­
no. Y, a ciencia cierta, fue fenomenal.
-¡He llegado! ¡Soy Lucy, la niña que
antes estaba muy muy enferma! ¡Salgan a
recibirme! ¡Quiero verlos!
Quien recién había hablado se quedó de
pie en medio de la calle solitaria, esperando.
Lentamente, con cautela, emergieron los
Guácatela.
-Hola, Lucy, niña que antes estabas
muy muy enferma -le dio la bienvenida
Roñoso.
Toxina no abrió la boca, pero saludó aga­
chando la cabeza.
-¡QUÉ! ¡Qué les pasó! ¿Son ustedes?
¡Por qué están así!

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14 Sorprendidos por la
ciencia ficción

Las condiciones ambientales de la tarde eran


las óptimas para que se produjera el fenóme­
no. Y, a ciencia cierta, fue fenomenal.
-¡He llegado! ¡Soy Lucy, la niña que
antes estaba muy muy enferma! ¡Salgan a
recibirme! ¡Quiero verlos!
Quien recién había hablado se quedó de
pie en medio de la calle solitaria, esperando.
Lentamente, con cautela, emergieron los
Guácatela.
-Hola, Lucy, niña que antes estabas
muy muy enferma -le dio la bienvenida
Roñoso.
Toxina no abrió la boca, pero saludó aga­
chando la cabeza.
-¡QUÉ! ¡Qué les pasó! ¿Son ustedes?
¡Por qué están así!

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-¿Así cómo? -preguntó desconcertado ra-mercado, así consiguió un brillante y sebo­
el señor Guácatela y miró a su señora. Ella lo so negro azabache. Roñoso se afeitó la barba,
miró de vuelta. Se miraron de arriba abajo, sin mejor dicho se rasuró las patillas. También se
encontrar nada raro-. Nos vemos de lo más cortó la melena y se sacó los pelos de la nariz
normal -agregó. con un alicate.
-¡Ciertamente! ¡Están normales! ¿Por -Pero qué niña tan ordinaria -dijo la
qué? señora Guácatela, evitando que se le asomasen
En efecto, durante la mañana, los Guáca­ los colmillos.
tela se habían duchado, peinado y virutillado.
Incluso lavaron su ropa y lustraron sus zapa­
tos. Toxina amarró su cabello con alambre de
púas y lo tiñó con petróleo que trajo del basu-
-¿Así cómo? -preguntó desconcertado ra-mercado, así consiguió un brillante y sebo­
el señor Guácatela y miró a su señora. Ella lo so negro azabache. Roñoso se afeitó la barba,
miró de vuelta. Se miraron de arriba abajo, sin mejor dicho se rasuró las patillas. También se
encontrar nada raro-. Nos vemos de lo más cortó la melena y se sacó los pelos de la nariz
normal -agregó. con un alicate.
-¡Ciertamente! ¡Están normales! ¿Por -Pero qué niña tan ordinaria -dijo la
qué? señora Guácatela, evitando que se le asomasen
En efecto, durante la mañana, los Guáca­ los colmillos.
tela se habían duchado, peinado y virutillado.
Incluso lavaron su ropa y lustraron sus zapa­
tos. Toxina amarró su cabello con alambre de
púas y lo tiñó con petróleo que trajo del basu-
-Sí, y tan gritona. -La de Lucy me la copiaste -aclaró
-Es una irrespetuosa. Roño.
-Y su barba puntuda no es tan firia que -¡Ahhh! -gritó el científico y se puso a
digamos. patalear y zapatear.
Ese último comentario enfureció a la -Tranquilo, Bacilo. No te exaltes. Te ves
visita y en un solo movimiento se quitó el muy mal haciendo un berrinche -dijo Toxina.
disfraz de Lucy, la niña que nunca estuvo muy El pobre intelectual se sintió muy depri­
muy enferma porque nunca fue real. mido. Le dieron ganas de llorar.
-¡Miren! ¡No soy una niña! ¡Soy un -¡Y ciertamente mi barba es la más fina
científico! y puntuda de toda la comunidad científica!
-En verdad eras un poco grande y fea En ese momento aparecieron un montón
para ser niña, pero no te lo habíamos querido de otros científicos, de atrás de los pocos
decir para no hacerte sentir mal. árboles que sobrevivían en el condominio Lo
-¡Sépanlo, familia Guácatela: mi Barato. Todos tenían puesto delantal blanco y
nombre es Bacilo Hipotético Sofista! ¡Yo lucían barbas puntudas en mejor estado que la
soy quien me hice pasar por especialista en del profesor Hipotético Sofista.
salud ambiental para echar a los Cardinales! -¿ Y para esto nos hizo venir? -in­
¡Yo autoricé la construcción de la planta creparon a Bacilo-. ¡Qué vergüenza! ¡Es un
procesadora de desechos tóxicos PATA DE escándalo, un engaño y una cabeza de pes­
CABRA y del basural! ¡Yo les escribí, con tanto cado! Usted nos prometió extravagantes es­
esfuerzo, las cartas a nombre de Tergi Verso, pecímenes ¡y mire, son simplemente un feliz
el periodista; de Cándido Mameluco, el artista; matrimonio!
también de Marrullero Camandulero, rey de Dicho esto, se fueron indignados.
los infomerciales, y por supuesto la de Lucy,
-Mira, tus amigos se están yendo.
la niña supuestamente muy muy enferma, que
fue la que mejor me quedó! -¡No son mis amigos! ¡No tengo

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-Sí, y tan gritona. -La de Lucy me la copiaste -aclaró
-Es una irrespetuosa. Roño.
-Y su barba puntuda no es tan firia que -¡Ahhh! -gritó el científico y se puso a
digamos. patalear y zapatear.
Ese último comentario enfureció a la -Tranquilo, Bacilo. No te exaltes. Te ves
visita y en un solo movimiento se quitó el muy mal haciendo un berrinche -dijo Toxina.
disfraz de Lucy, la niña que nunca estuvo muy El pobre intelectual se sintió muy depri­
muy enferma porque nunca fue real. mido. Le dieron ganas de llorar.
-¡Miren! ¡No soy una niña! ¡Soy un -¡Y ciertamente mi barba es la más fina
científico! y puntuda de toda la comunidad científica!
-En verdad eras un poco grande y fea En ese momento aparecieron un montón
para ser niña, pero no te lo habíamos querido de otros científicos, de atrás de los pocos
decir para no hacerte sentir mal. árboles que sobrevivían en el condominio Lo
-¡Sépanlo, familia Guácatela: mi Barato. Todos tenían puesto delantal blanco y
nombre es Bacilo Hipotético Sofista! ¡Yo lucían barbas puntudas en mejor estado que la
soy quien me hice pasar por especialista en del profesor Hipotético Sofista.
salud ambiental para echar a los Cardinales! -¿ Y para esto nos hizo venir? -in­
¡Yo autoricé la construcción de la planta creparon a Bacilo-. ¡Qué vergüenza! ¡Es un
procesadora de desechos tóxicos PATA DE escándalo, un engaño y una cabeza de pes­
CABRA y del basural! ¡Yo les escribí, con tanto cado! Usted nos prometió extravagantes es­
esfuerzo, las cartas a nombre de Tergi Verso, pecímenes ¡y mire, son simplemente un feliz
el periodista; de Cándido Mameluco, el artista; matrimonio!
también de Marrullero Camandulero, rey de Dicho esto, se fueron indignados.
los infomerciales, y por supuesto la de Lucy,
-Mira, tus amigos se están yendo.
la niña supuestamente muy muy enferma, que
fue la que mejor me quedó! -¡No son mis amigos! ¡No tengo

90 91
amigos! -reventó en llanto-. Yo lo único Nuevamente los Guácatela se miraron
que quería era demostrarles que ustedes entre ellos.
existían, y además probar que el poder de sus -¿Qué dices tú, mi Roño humanitario?
gases puede utilizarse como fuente de energía ¿Qué es lo que debemos hacer?
inagotable. Sería la solución para el mundo -¿Qué digo yo? Bueno, la verdad no es
entero. ¡Y ahora nadie me creerá! ¡Y eso que le solo aquello que se puede ver u oler.
puse tanto empeño! ¡Me disfracé de periodista,
de artista, de animador de televisión y hasta
de niña muy muy enferma! ¡ Y lo peor de
todo: pintarrajeé tanto mi fina barba puntuda,
que ahora está toda maltratada, fea y con las
puntas partidas!
Los Guácatela se quedaron callados y
se miraron con esa mirada tan romántica que
los caracterizaba. Luego conversaron sobre el
asunto:
-En realidad, este genio loco huele bas­
tante mal -dijo Roñoso.
-Es porque trabajo con productos quí­
micos pestilentes.
-Sí, y se nota que usa placa dental
-agregó Toxina.
-Ciertamente, eso es porque estoy día y
noche haciendo experimentos, no tengo tiem­
po para lavarme los dientes.

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amigos! -reventó en llanto-. Yo lo único Nuevamente los Guácatela se miraron
que quería era demostrarles que ustedes entre ellos.
existían, y además probar que el poder de sus -¿Qué dices tú, mi Roño humanitario?
gases puede utilizarse como fuente de energía ¿Qué es lo que debemos hacer?
inagotable. Sería la solución para el mundo -¿Qué digo yo? Bueno, la verdad no es
entero. ¡Y ahora nadie me creerá! ¡Y eso que le solo aquello que se puede ver u oler.
puse tanto empeño! ¡Me disfracé de periodista,
de artista, de animador de televisión y hasta
de niña muy muy enferma! ¡ Y lo peor de
todo: pintarrajeé tanto mi fina barba puntuda,
que ahora está toda maltratada, fea y con las
puntas partidas!
Los Guácatela se quedaron callados y
se miraron con esa mirada tan romántica que
los caracterizaba. Luego conversaron sobre el
asunto:
-En realidad, este genio loco huele bas­
tante mal -dijo Roñoso.
-Es porque trabajo con productos quí­
micos pestilentes.
-Sí, y se nota que usa placa dental
-agregó Toxina.
-Ciertamente, eso es porque estoy día y
noche haciendo experimentos, no tengo tiem­
po para lavarme los dientes.

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15 ¿ Y qué pasó al final?

�ora que ya conociste la historia de Toxina


de la Ponzoña Icorosa, señora de Guácatela,
y de Sórdido Roñoso Guácatela, podrás for­
marte tu propia opinión. ¿Eran buenos, ma­
los? ¿Tramposos, solidarios? Eso lo decides tú,
pero te podemos contar que desde que adop­
taron al científico, la forma de vida de este
feliz e insano matrimonio ha evolucionado
satisfactoriamente.
Con el platal de Lucy se compraron la
planta de desechos tóxicos PATA DE CABRA y
el basural, y los rebautizaron con el nombre
de CONGLOMERADO BASURAL SEGUNDA PATITA.
El profesor Hipotético Sofista trasladó
su laboratorio a su nuevo hogar. Ensambló las
mangueras del arma secreta a una máquina
construida especialmente por él mismo. Allí
se acumulaban los punes, es decir, era una es­
pecie de pila a gas. Con ella se abastecieron de
energía para siempre.

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15 ¿ Y qué pasó al final?

�ora que ya conociste la historia de Toxina


de la Ponzoña Icorosa, señora de Guácatela,
y de Sórdido Roñoso Guácatela, podrás for­
marte tu propia opinión. ¿Eran buenos, ma­
los? ¿Tramposos, solidarios? Eso lo decides tú,
pero te podemos contar que desde que adop­
taron al científico, la forma de vida de este
feliz e insano matrimonio ha evolucionado
satisfactoriamente.
Con el platal de Lucy se compraron la
planta de desechos tóxicos PATA DE CABRA y
el basural, y los rebautizaron con el nombre
de CONGLOMERADO BASURAL SEGUNDA PATITA.
El profesor Hipotético Sofista trasladó
su laboratorio a su nuevo hogar. Ensambló las
mangueras del arma secreta a una máquina
construida especialmente por él mismo. Allí
se acumulaban los punes, es decir, era una es­
pecie de pila a gas. Con ella se abastecieron de
energía para siempre.

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cía un oso de peluche. Para Toxina fabricó un
aparato que succionaba los nutrientes direc­
tamente del basura-mercado, luego recorrían
una larga tubería, para al fin salir en la cocina
de la casa en forma de: ¡salchichas!
Don Destala Plata perdió toda su fortuna
y se puso a pedir limosna en una esquina, en
donde conoció al verdadero Marrullero Ca­
mandulero, que ya no era famoso y también
quería mendigar. Se les ocurrió dedicarse al
montañismo y recorrer juntos la cordillera de
los Andes desde el norte hasta el extremo sur.
Una decisión extraña, pero cada cual
con lo suyo.
En fin, podemos decir que
los Guácatela y su nuevo prote­
gido vivieron felices comiendo
lombrices y otras cochinadas.
Cada atardecer, Bacilo pasea a las salchi­ Se entretenían de muchas
chas y les da de comer. Incluso la Mascota le formas, pero lo que más
tomó cariño y hasta ahora no se lo ha comido. les gustaba era ver
En agradecimiento por haberlo acogido, televisión en
les dio un regalo a cada uno de los Guácatela. familia.
A Roñoso le obsequió una pomada para hacer
crecer pelo. El señor Guácatela se la aplicó en
todo el cuerpo y en unos pocos minutos pare-

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cía un oso de peluche. Para Toxina fabricó un
aparato que succionaba los nutrientes direc­
tamente del basura-mercado, luego recorrían
una larga tubería, para al fin salir en la cocina
de la casa en forma de: ¡salchichas!
Don Destala Plata perdió toda su fortuna
y se puso a pedir limosna en una esquina, en
donde conoció al verdadero Marrullero Ca­
mandulero, que ya no era famoso y también
quería mendigar. Se les ocurrió dedicarse al
montañismo y recorrer juntos la cordillera de
los Andes desde el norte hasta el extremo sur.
Una decisión extraña, pero cada cual
con lo suyo.
En fin, podemos decir que
los Guácatela y su nuevo prote­
gido vivieron felices comiendo
lombrices y otras cochinadas.
Cada atardecer, Bacilo pasea a las salchi­ Se entretenían de muchas
chas y les da de comer. Incluso la Mascota le formas, pero lo que más
tomó cariño y hasta ahora no se lo ha comido. les gustaba era ver
En agradecimiento por haberlo acogido, televisión en
les dio un regalo a cada uno de los Guácatela. familia.
A Roñoso le obsequió una pomada para hacer
crecer pelo. El señor Guácatela se la aplicó en
todo el cuerpo y en unos pocos minutos pare-

96
-¡Baci! ¡Apúrate porque ya va a empe­ ¡ Este es su nuevo infomercial !
zar el nuevo infomercial!
-Estoy tan contento con ustedes -dijo
¡Se trata de al90 sensacional!
el hombre de ciencia acurrucándose entre ¡ Usarlo siempre es fundamental!
Toxina y Roñoso.
-Nosotros también, nuestro Baci ca­
¡ Lo presenta una pandilla 9enial!
tedrático -se miraron y luego le dijeron-: ¡Venimos saliendo del hospital!
Baci, hay algo que queremos revelarte.
-Ciertamente, los escucho.
¿Quiénes seremos, en este estado mental?
Era tan importante lo que le iban a ¡Por supuesto, la familia Cardinal!
contar que hasta le bajaron el volumen al
televisor.
¡Este, oeste, sur o norte!
-Baci académico, teórico y experi­ ¡ Llama �a � danos tu aporte!
mental: tu fina barba puntuda siempre nos
ha parecido sensacional. Es la más linda de
¡Volvemos lue90 de este corte!
toda la comunidad científica, tal como tú lo
dices ... hijo.
A Bacilo Hipotético se le llenaron los Y bailando se fueron a comerciales. Los
ojos de lágrimas. Guácatela y Bacilo quedaron pasmados. La
Mascota, mansa. Las salchichas, lelas.
-¡Gracias! ¡Gracias, mamá! ¡Gracias,
papá! -Es el mejor infomercial que he visto en
toda mi vida -dijo Roñoso.
Justo entonces comenzó el infomercial
que reemplazaba al de Ah-Dominación. Su­ -Estoy de acuerdo, mi Roño roñoso. Me
bieron el sonido al máximo y escucharon ale­ encantaría tener de vecinos a esa familia tan
gremente la canción. simpática -añadió Toxina.

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-¡Baci! ¡Apúrate porque ya va a empe­ ¡ Este es su nuevo infomercial !
zar el nuevo infomercial!
-Estoy tan contento con ustedes -dijo
¡Se trata de al90 sensacional!
el hombre de ciencia acurrucándose entre ¡ Usarlo siempre es fundamental!
Toxina y Roñoso.
-Nosotros también, nuestro Baci ca­
¡ Lo presenta una pandilla 9enial!
tedrático -se miraron y luego le dijeron-: ¡Venimos saliendo del hospital!
Baci, hay algo que queremos revelarte.
-Ciertamente, los escucho.
¿Quiénes seremos, en este estado mental?
Era tan importante lo que le iban a ¡Por supuesto, la familia Cardinal!
contar que hasta le bajaron el volumen al
televisor.
¡Este, oeste, sur o norte!
-Baci académico, teórico y experi­ ¡ Llama �a � danos tu aporte!
mental: tu fina barba puntuda siempre nos
ha parecido sensacional. Es la más linda de
¡Volvemos lue90 de este corte!
toda la comunidad científica, tal como tú lo
dices ... hijo.
A Bacilo Hipotético se le llenaron los Y bailando se fueron a comerciales. Los
ojos de lágrimas. Guácatela y Bacilo quedaron pasmados. La
Mascota, mansa. Las salchichas, lelas.
-¡Gracias! ¡Gracias, mamá! ¡Gracias,
papá! -Es el mejor infomercial que he visto en
toda mi vida -dijo Roñoso.
Justo entonces comenzó el infomercial
que reemplazaba al de Ah-Dominación. Su­ -Estoy de acuerdo, mi Roño roñoso. Me
bieron el sonido al máximo y escucharon ale­ encantaría tener de vecinos a esa familia tan
gremente la canción. simpática -añadió Toxina.

98 99
Hubo un largo silencio. De pronto,
Furúnculo, la salchicha más pequeña, comen­
zó a reírse. Lo siguieron las demás cecinas. A
todos se les contagió la risa y pronto estaban
revolcándose a carcajadas. Tanta risa y tanto
revuelco provocó que se les escaparan algu­
nos gases posteriores, y eso les hizo más gra­
cia aún, por lo que decidieron jugar toda la
noche a la guerra de punes.
Guácatela.

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Hubo un largo silencio. De pronto,
Furúnculo, la salchicha más pequeña, comen­
zó a reírse. Lo siguieron las demás cecinas. A
todos se les contagió la risa y pronto estaban
revolcándose a carcajadas. Tanta risa y tanto
revuelco provocó que se les escaparan algu­
nos gases posteriores, y eso les hizo más gra­
cia aún, por lo que decidieron jugar toda la
noche a la guerra de punes.
Guácatela.

100
Índice

1 Aquí vienen Toxi y Roño ................................ 7


2 Una experiencia electrizante ........................ 11
3 Salchichas domesticadas ............................... 17
4 El plan secreto de Roñoso ............................. 23
5 La Mascota: una bestia al acecho ................. 29
6 ¡Váyanse, hediondos! ....................................35
7 ¿Quién quiere conocer a los Guácatela? .....43
8 Poder explosivo ..............................................49
9 Ya parece cuento.............................................55
10 El colmo de los colmillos .............................. 63
11 Llega otro correo sospechoso ....................... 71
12 Toxi y su olfato para los negocios ................ 75
13 No pueden creer lo que sus ojos ven .......... 81
14 Sorprendidos por la ciencia ficción ............. 87
15 ¿Y qué pasó al final? ...................................... 95
Índice

1 Aquí vienen Toxi y Roño ................................ 7


2 Una experiencia electrizante ........................ 11
3 Salchichas domesticadas ............................... 17
4 El plan secreto de Roñoso ............................. 23
5 La Mascota: una bestia al acecho ................. 29
6 ¡Váyanse, hediondos! ....................................35
7 ¿Quién quiere conocer a los Guácatela? .....43
8 Poder explosivo ..............................................49
9 Ya parece cuento.............................................55
10 El colmo de los colmillos .............................. 63
11 Llega otro correo sospechoso ....................... 71
12 Toxi y su olfato para los negocios ................ 75
13 No pueden creer lo que sus ojos ven .......... 81
14 Sorprendidos por la ciencia ficción ............. 87
15 ¿Y qué pasó al final? ...................................... 95
Mauricio Paredes nació el 3 de noviembre de
1972 en Santiago de Chile. Estudió en The Grange
School y luego en la Pontificia Universidad Católi­
ca, donde se tituló de ingeniero civil eléctrico. Ejer­
ció su carrera hasta el año 2001, fecha en que optó
por dedicarse a escribir libros infantiles y juveni­
les. Entre sus autores favoritos se encuentran Roald
Dahl y C. S. Lewis, cuya influencia ha sido clave
para que sus historias resulten tan entretenidas.
• -.PA ,.._-¡: \ 1>1'\ Actualmente, Mauricio ha publicado más de
una decena de libros, asiste a encuentros con sus
1 Gl',tl,,.,.. c.p,.� A DE.
PE� 51).\.-C:�t\ C:.I\AS !
lectores y realiza charlas para profesores sobre mo­
tivación a la lectura.
Si quieres saber más sobre Mauricio, visita
www.mauricioparedes.com
Mauricio Paredes nació el 3 de noviembre de
1972 en Santiago de Chile. Estudió en The Grange
School y luego en la Pontificia Universidad Católi­
ca, donde se tituló de ingeniero civil eléctrico. Ejer­
ció su carrera hasta el año 2001, fecha en que optó
por dedicarse a escribir libros infantiles y juveni­
les. Entre sus autores favoritos se encuentran Roald
Dahl y C. S. Lewis, cuya influencia ha sido clave
para que sus historias resulten tan entretenidas.
• -.PA ,.._-¡: \ 1>1'\ Actualmente, Mauricio ha publicado más de
una decena de libros, asiste a encuentros con sus
1 Gl',tl,,.,.. c.p,.� A DE.
PE� 51).\.-C:�t\ C:.I\AS !
lectores y realiza charlas para profesores sobre mo­
tivación a la lectura.
Si quieres saber más sobre Mauricio, visita
www.mauricioparedes.com
Verónica Laymuns nació el 23 de noviembre de
1979 en Santiago de Chile. Es licenciada en Arte por
la Pontifica Universidad Católica de Chile y realizó
un postgrado en Pedagogía en la Universidad Ga­
briela Mistral. A partir del año 2006 comenzó a ilus­
trar obras infantiles y juveniles. Y es que a Verónica
siempre le han gustado los libros, pero sobre todo
trabajar en familia. Ella está casada con el escritor
Mauricio Paredes, con quien colabora creativamen­
te para ilustrar sus textos.
Entre sus artistas favoritos se pueden encon­
trar a los ilustradores Shawn Tan, Gabriel Pacheco
y Belga Bansch.
Si quieres saber más sobre Verónica, visita
www.laymuns.com
Verónica Laymuns nació el 23 de noviembre de
1979 en Santiago de Chile. Es licenciada en Arte por
la Pontifica Universidad Católica de Chile y realizó
un postgrado en Pedagogía en la Universidad Ga­
briela Mistral. A partir del año 2006 comenzó a ilus­
trar obras infantiles y juveniles. Y es que a Verónica
siempre le han gustado los libros, pero sobre todo
trabajar en familia. Ella está casada con el escritor
Mauricio Paredes, con quien colabora creativamen­
te para ilustrar sus textos.
Entre sus artistas favoritos se pueden encon­
trar a los ilustradores Shawn Tan, Gabriel Pacheco
y Belga Bansch.
Si quieres saber más sobre Verónica, visita
www.laymuns.com
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