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LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES

ANTECEDENTES

1492 – 1504: Cristóbal Colón descubre las islas del Caribe, la costa de Venezuela y América
Central.
1507: Se publica “Introducción a la Cosmografía” donde aparece el primer mapa del “Nuevo
Mundo” hecho por Américo Vespucio.
1508: El rey Fernando “El Católico” firma la Capitulación de Burgos que autoriza la
conquista de Tierra Firme (De Panamá a Venezuela).
1510: Martín Fernández de Encisco funda Santa María la Antigua, primera ciudad española
en Tierra Firme.
1513: Vasco Núñez de Balboa y Francisco Pizarro descubren el Mar del Sur.
1520: El gobernador Pedro Arias Dávila funda la ciudad de Panamá, a orillas del Océano
Pacífico.
1524: Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Luque fundan en Panamá la
“Compañía del Levante” para conquistar el rico Perú. Se adhieren el gobernador Pedrarias
y el capitalista Gaspar de Espinoza.

Según la "Historia total de España" de Ricardo de la Cierva...


Cuando Carlos V regresaba en triunfo de Túnez, uno de sus capitanes de las Indias
Francisco Pizarro, consolidaba para él el segundo gran Imperio que habían conquistado los
españoles en el continente indiano, el imperio de los Incas en Perú, que valdría al
emperador de Europa una inundación de oro y plata como jamás se había atrevido nadie a
soñar. Francisco Pizarro había nacido en la ciudad extremeña de Trujillo (España), en una
familia oscura e hidalga y según se repetía en las Indias había sido porquero en su
adolescencia. Había llegado a la Española, desde España, sólo diez años después del
Descubrimiento, con la gran expedición de Ovando en 1502. Participó en las empresas de
Ojeda, Enciso, Balboa y Pedrarias, que había instalado su sede para el gobierno de
Centroamérica en Panamá durante el año 1519. Pizarro, que demostró desde el principio
un valor asombroso y una superlativa inteligencia natural para la guerra (que le acaba de
situar en un puesto relevante, al lado de Hernán Cortés, en la lista de los cien primeros
generales de la Historia a que hemos hecho ya referencia) pidió permiso a Pedrarias, que
le consideraba como «mi teniente de Levante» para explorar en la costa del Mar del Sur,
precisamente en dirección al Sur, la realidad sobre un misterioso y vastísimo imperio del
que corrían cada vez más noticias fantásticas entre los españoles del Caribe, que le
llamaban el Birú y pronto Perú.
Las informaciones sobre los éxitos de Cortés en México conmovieron a Pizarro, que formó
compañía con Diego de Almagro y el clérigo Hernando Luque con el fin de acometer la
empresa sin coste alguno para la Corona. Pizarro, en quien recaía el mando militar
supremo, zarpó de Panamá con cien hombres y un barco en 1524.
Las dificultades de una costa inhóspita les fuerzan a volver pero no se arredran y preparan
inmediatamente una segunda expedición que sale a la mar en marzo de 1526. Fondean en
el río San Juan, límite entonces del mundo conocido. Nuevamente se abaten contra ellos
toda clase de dificultades y deciden fondear junto a la isla del Gallo para reponer fuerzas.
La mayoría se empeña en regresar y entonces Pizarro traza en la arena una raya y la cruza;
cuando pide al resto que le imiten, sólo los trece de la Fama deciden acompañarle. Trece
hombres contra un Imperio. Es el mes de septiembre de 1527. Bartolomé Ruiz, piloto de
Pizarro, regresa de un exploración y les recoge. Tocan en Guayaquil, puerto que ya
pertenece al imperio incaico y se animan con las primeras muestras de oro. Entonces, con
sus presentimientos confirmados, vuelven a Panamá para preparar una gran expedición y
como encuentran demasiadas objeciones Francisco Pizarro decide presentarse en España
para que el propio Emperador apruebe su proyecto.
En España Pizarro tiene un encuentro con Hernán Cortés, el gran triunfador, que ofrece a
su paisano sabios consejos. Carlos V cita a Pizarro en Toledo y el audaz extremeño le
convence de su plan. Nada menos que la emperatriz Isabel firma las capitulaciones con
Pizarro el 26 de julio de 1526; la Corte española estaba ya acostumbrada a los milagros.
Los Trece de la Fama reciben la hidalguía y Pizarro el nombramiento de adelantado, capitán
general, gobernador y alguacil mayor del reino que va a conquistar.
Afines de enero de 1531 la expedición definitiva zarpa de Panamá con tres barcos, 180
soldados, tres frailes y treinta y siete caballos. Pasan el Ecuador y rescatan rico botín que
invierten en traerse nuevos refuerzos de Panamá. Esperan a esos refuerzos que tardan
seis meses y emprenden el camino por la costa, flanqueados por la menguada escuadrilla.
Funda Pizarro la primera ciudad en San Miguel, en el año 1532 y ya dentro del territorio
propiamente incaico, Tayantinsuyo, que significa «el Imperio de los cuatro puntos
cardinales» se informan de que el Inca reina desde su capital, Cuzco, el «centro del
mundo».
Pizarro tiene la misma suerte que Cortés; también él se encuentra con cambios recientes
que amenazan la estabilidad del imperio. En Inca Huayna Capac había muerto en 1523,
con su imperio acrecido por conquistas recientes no consolidadas y extendido por lo que
hoy es Perú, Ecuador, Bolivia y norte de Chile. Un reino tiránico y militarizado, en que se
daba extraordinaria importancia a las comunicaciones, al almacenaje escalonado de
pertrechos, al sistema de intercambio de poblaciones para asegurar el dominio de la
autoridad suprema, a la fabricación de textiles y a la extracción de oro y de plata para culto
de los dioses (a quienes se honraba con sacrificios humanos) y ornato de la corte y la alta
nobleza. Los dos hijos del Inca difunto, Huáscar y Atahualpa, pugnaban en guerra civil por
el mando supremo; Huáscar desde la capital, Cuzco, Atahualpa desde Quito, al norte.
Venció Atahualpa y desde 1532 reinaba en Cuzco. Cuando acababa de encerrar a su
hermano se presentaron los españoles con rayos de fuego y monstruos de cuatro patas.
Como Cortés, también Pizarro se distingue por su agudo sentido de la información. Sabe
que el inca Atahualpa está muy cerca de él, en Cajamarca, donde toma baños sulfurosos.
Sale entonces de San Miguel al encuentro del emperador. Lleva un ejército de 156 hombres
entre ellos una sección de arcabuceros, setenta jinetes y unos cuantos falconetes
extraordinariamente bien manejados. Como en México cundía en Perú una profecía sobre
la llegada de unos viracochas divinos, hijos del Sol, para apoderarse del reino. Atahualpa
no se intimida y dispone de cuarenta mil guerreros para aniquilar a la corta hueste del
capitán extremeño.
Reacción indígena

En el mundo indígena del


Tahuantinsuyo hubo diversas
apreciaciones acerca de los
forasteros que arribaron en 1532.
Para Atahualpa éstos eran nada
más que extranjeros andrajosos sin
vestimentas de colores ni
distintivos, por lo cual no pertenecían al imperio. En cambio, para otros
como los chancas, huancas y cañaris, los españoles constituyeron
potenciales aliados en sus luchas contra los incas. En general, en el área
andina los hispanos no fueron considerados seres de distinta naturaleza
o dioses, debido a su apariencia y a su comportamiento voraz a partir
del desembarco en la zona de Tumbez, donde se apropiaron de bienes
sagrados del Inca.

En virtud de lo anterior, no debe sorprendernos


la temprana resistencia al español, aunque ésta
no se tradujo en mayores éxitos militares. En
las derrotas de prestigiosos generales como
Rumiñahui o Quisquis incidieron también las
divisiones que existían al interior del mundo
indígena. El intento más importante por
sacudirse el yugo español lo encabezó Manco Inca II a partir de su
alzamiento iniciado en 1536. Al frente de un numeroso ejército, Manco
aprovechó las debilidades de los españoles para sitiar Cuzco y provocar
la huida de los invasores. Fracasado su plan, abandonó el sitio y se retiró
al sagrado valle del Urubamba, donde se formó el llamado Estado
neoinca que perduró hasta el año de 1572 cuando fue capturado el
último Sapa Inca Túpac Amaru.

La conquista de los incas tuvo efectos traumáticos


sobre la mayoría de la población nativa; efectos que se
sintetizan en el concepto de desestructuración. Éste
hace alusión al desmoronamiento de los principios
básicos que daban coherencia a las estructuras
políticas, sociales, económicas y religiosas del mundo
andino y concretamente al fin de
la redistribución practicada por el imperio inca. La sustitución del inca
por autoridades peninsulares significó un quiebre en la relación entre
los ayllus, los curacas y los funcionarios imperiales. El tributo impuesto
por los españoles, los abusivos trabajos mineros por turnos (mita), la
extirpación de los dioses y huacas andinas y el reparto de los nativos
en encomiendas, entre otros factores, explican el profundo traumatismo
de la conquista.

"¿Soportará tu corazón,
Inca,
nuestra errabunda vida
dispersada,
por el peligro sin cuento cercada, en manos ajenas,
pisoteada?

Tus ojos que como flechas de ventura herían,


ábrelos;
tus magnánimas manos
extiéndelas;
y con esa visión fortalecidos
despídenos".

(Elegía quechua sobre la muerte de Atahualpa)


La conquista del Tahuantinsuyo
La conquista del Tahuantinsuyo o Imperio Incaico se inicia con la llegada de Francisco
Pizarro y sus huestes al Tahuantinsuyo en 1532 marco el inicio de una gran
transformación en las formas de vida de los pobladores de los Andes.

NOTICIAS DEL PERÚ


Con el descubrimiento del océano Pacífico en 1513, se extendió la noticia de la existencia
de ricas tierras al sur, donde abundaba el oro. Se dice que la información fue contada
por Panquiaco, hijo del cacique Comagre. Los rumores que corrían consistían en que
el Virú habían espléndidas tierras gobernadas por poderosos hombres. La leyenda del oro
estuvo presente en las expediciones españolas, de la época. Así, en la exploración del
Golfo de San Miguel, realizada por el capitán Francisco Becerra, se escucho algo similar, y
lo mismo le ocurrió a Pascual de Andagoya cuando intentaba avanzar en la exploración
hacia el sur para dar con el ansiado reino del oro. Estas leyendas se incorporaron al
imaginario de los conquistadores, como es el casi de Francisco Pizarro.

Los socios de la conquista

En la ciudad de Panamá, haciendo oído a las noticias que circulaban sobre la existencia
del fabuloso Birú, tres personas se asociaron con el fin de descubrir y conquistar dicho
reino. Francisco Pizarro encabezaba dicha sociedad. Era Pizarro natural de Trujillo de
Extremadura, llevaba varios años viviendo en América; y había formado parte de varias
expediciones por Centroamérica y el Caribe, incluyendo el viaje de exploración en el que
Vasco Núñez de Balboa descubrió la Mar del Sur. Diego de Almagro, natural de Almagro y
de condición social equiparable a la de Pizarro, entró en la sociedad como encargado del
aprovisionamiento para las expediciones de descubrimiento y conquista. Finalmente
Hernando de Luque, sacerdote y capellán de otras expediciones realizadas con
anterioridad, debía encargarse de la financiación, aunque al final fue el licenciado Gaspar
de Espinosa quien corrió con la mayor parte de la inversión.
Los viajes
PRIMER VIAJE (1524 – 1525):
El 13 de setiembre de 1524 partió de Panamá el primer viaje de esta empresa de conquista.
El mismo gobernador de Panamá, Pedro Arias Dávila, autorizó la expedición. La ruta
trazada por los expedicionarios siguió, hacia el sur, la costa del Pacífico de las actuales
Panamá y Colombia. La travesía fue dura y probablemente desalentadora en muchos
momentos. En todo caso, tenemos diferentes razones para creerlo. Por un lado, el hecho
de que la expedición regresara a Panamá sin traspasar los límites de la actual Colombia,
nos habla de la falta de incentivos y de recursos encontrados para continuar el viaje.
Asimismo los estragos que los enfrentamientos con los nativos ocasionaron en la hueste
conquistadora están tristemente ilustrados en la figura del mismo Diego de Almagro, quien
regresó de esta primera expedición sin un ojo. Finalmente los sugerentes nombres con que
los miembros de la expedición fueron bautizando los lugares en los que hacían tierra, nos
hablan de su desaliento y de las penurias que enfrentaron en el viaje (Puerto Deseado,
Puerto Quemado y Puerto del Hambre, son claros ejemplos de ello). El caso es que una
vez alcanzada la desembocadura del río San Juan se puso fin al primer viaje y se inició el
retorno a Panamá.
Resumen:
- Llamado de exploración.- Salieron de Panamá y tocaron: Islas Perlas, Puertos Piñas, Puerto de
Hambre, Pueblo Quemado.

- Almagro, buscando a Pizarro llego hasta el río San Juan.

- En Chochama se encontraron y decidieron continuar en una segunda expedición.


SEGUNDO VIAJE (1526 – 1528):
En 1526 partió el segundo viaje. En
el mes de Agosto de dicho año se
alcanzó nuevamente el río San
Juan y esta vez la expedición
continuó su camino hacia el sur. Sin
embargo el viaje se hacía cada vez
más penoso sin que se encontrara
recompensas que justificara los
sacrificios. En medio de estas
desalentadoras circunstancias, el
piloto Bartolomé Ruiz descubrió
una balsa de nativos cuando
realizaba una misión de
reconocimiento. La captura de la
balsa trajo como botín una inmensa
cantidad de textiles, así como
grandes cantidades de objetos de
cerámica y de las tan ambicionadas
piezas de metal. Asimismo fueron
capturados tres de los pasajeros de
la balsa, quienes posteriormente
fueron llevados a España, y más
adelante servirían de intérpretes en
la conquista del Tahuantinsuyo.
Una vez alcanzada la isla del Gallo, Diego de Almagro fue comisionado a Panamá con el
fin de traer refuerzos y provisiones para la expedición. Sin embargo hombres y recursos no
fue lo único que llegaría de Panamá. El capitán Juan Tafur, será enviado por el gobernador
de Panamá a la isla del Gallo con el fin de llevar de regreso a los expedicionarios a. Se dice
que uno de los hombres de la expedición que legó con Pizarro a la isla del Gallo, envió un
mensaje oculto al gobernador de Panamá en el que decía: ¡Ah señor gobernador! Miradlo
bien por entero allá va el recogedor y acá queda el carnicero.
Es en estas circunstancias en las que supuestamente habría ocurrido el famoso suceso de
la isla del Gallo, en el que, se dice que Francisco Pizarro trazó una línea en la arena,
ofreciendo así a sus hombres la elección entre volverse ricos si cruzaban la línea en
dirección al Perú, o regresar a Panamá, seguros, pero pobres. La tradición nos dice que
sólo 13 hombres decidieron cruzar la línea y continuar con la empresa; los demás retornaron
a Panamá.
LA CAPITULACIÓN DE TOLEDO
Este acuerdo otorgaba a Pizarro la anhelada autorización de conquistar a nombre de la
Corona castellana las tierras de la denominada Nueva Castilla, bajo la condición obligatoria
de evangelizar a los nativos que habitaran dichas tierras conquistadas. Pizarro recibía los
títulos de adelantado, gobernador y alguacil mayor. Las atribuciones de los demás socios
también estuvieron estipuladas en este documento. Así, mientras Diego de Almagro sólo
recibió el título de hidalgo y gobernador de la ya descubierta Tumbes; Hernando de Luque
era designado obispo de ese mismo lugar (en el que hasta ese momento sólo se había
levantado una fortaleza). Por otra parte, se reconocía a los trece del Gallo con el título de
hidalgos; y para los que ya ostentaban dicho nombramiento se concedió el título de
Caballeros de la Espuela Dorada. Se estipulaba, asimismo que el reclutamiento de hombres
y el aprovisionamiento de todo lo necesario para la empresa corría a cuenta de los
expedicionarios. Los beneficios, por su parte, serían divididos entre los miembros de la
empresa, descontando la quinta parte de todo lo encontrado (correspondiente al Quinto
Real) que pertenecía a la Corona. La capitulación de Toledo, nombre con el que se conoce
a este acuerdo, se firmó el 26 de junio de 1529 entre la reina Isabel de Portugal y Francisco
Pizarro.
Resumen:
- Llamado de descubrimiento.

- Bartolomé Ruiz cruza La Línea Ecuatorial.

- Se produce la porfía de Atacames (duelo frustrado entre Pizarro y Almagro).

- El gobernador pedro de los ríos se entera de las atrocidades de la expedición y envía a Juan Tafur
a recoger a los aventureros.

- Se produce el incidente de la isla del gallo.

- Posteriormente Pizarro y sus hombres llegaron hasta el río santa en una segunda expedición.

TERCER VIAJE (1531-1533)


Pizarro recluto gente antes de
iniciar su nuevo viaje, entre ellos,
varios de sus familiares, a quienes
busco en su tierra natal. En 1531,
cuando salieron de Panamá,
sumaron casi doscientos hombres
encaminados a conquistar el
imperio. Llegaron a la isla de la
Puná, donde despues de una
estancia pacífica de varios días, los
isleños atacaron al no recibir
muestras de reciprocidad. La
fuerza convirtió en vencedores a
los españoles, quienes llegarían
mas tarde a Tumbes, donde se
enteraron de que una guerra
sucesoria entre Huascar y
Atahualpa había acabado con el
triunfo del segundo.
CAPTURA DEL INCA

En el año de 1530, una vez reclutados los 180 hombres que conformaron la expedición, se
inició en tercer y definitivo viaje de la empresa conquistadora del Perú. Desde el extremo
sur de la actual Colombia, se inició el avance por tierra hasta Coaque. En este
emplazamiento permanecieron por varios meses.
Más adelante lograron avanzar hasta Guayaquil, y casi un mes antes de finalizar el año de
1531 hicieron una nueva parada, esta vez en la isla de Puná.
Al llegar a Tumbes se encontraron con que el poblado había sido arrasado. El 15 de agosto
de1532 se funda la ciudad de San Miguel de Tagarará (primera ciudad española fundada
en el Perú). El 15 de noviembre de 1532 Pizarro y los peruleros (nombre con el que se
llamaba a los hombres de Pizarro), alcanzaron Cajamarca luego de atravesar la Cordillera
de los Andes. Aquí se produce el encuentro de dos mundos (Atahualpa con Pizarro).
En Cajamarca, Pizarro tuvo una entrevista con el Inca Atahualpa en la Plaza de Armas. Sin
embargo, el inca fue capturado y hubo miles asesinatos por parte de los españoles.
Atahualpa estaba acompañado en ese momento por un ejército reducido y sin armas, y no
tomó en cuenta el poder de fuego que tenían los españoles, quienes se habían valido de la
ayuda de los enemigos del Inca para vencerlo.
Así, Atahualpa fue hecho prisionero durante varios meses. En primer lugar, ofreció dar oro
y plata a cambio de su libertad, pero fue engañado y luego ejecutado en la Plaza de Armas
de Cajamarca el 26 de julio de 1533.
La noticia de su muerte tuvo un efecto devastador en las fuerzas incaicas, ya que fueron
dispersadas por todo el territorio, lo que le permitió a Pizarro tomar Cuzco, no sin antes
hacerse con el botín de los tesoros. Los españoles marchan a Cusco sabiendo que habían
conquistado al Imperio de los Incas.
RESUMEN:

Factores que contribuyeron a la Conquista


a) Superioridad tecnológica
Hubo diversos recursos que marcaron la superioridad tecnológica de los conquistadores
españoles sobre la resistencia inca. Las armas son los artefactos en los que más evidente
es esta diferencia tecnológica. La ventaja que otorgaban las armas de fuego a los
españoles; frente a los arcos y flechas, las macanas, las lanzas y las cachiporras de los
incas; fue considerable.
b) Enfermedades y epidemias
Las epidemias y enfermedades que llegaron a América con los conquistadores europeos
debilitaron y diezmaron la población nativa de todo el continente. Sin embargo, el caso del
Perú fue particular. Enfermedades como la viruela y la influenza llegaron antes que los
conquistadores a los territorios del Tahuantinsuyo. Por esta razón, cuando los primeros
españoles llegaron a Tumbes, las enfermedades y epidemias ya tenían varios años
ocasionando muertes y debilitando la salud de la población del imperio. Incluso se cree que
el Inca Huayna Cápac y el Auqui elegido para su sucesión perecieron víctimas de la viruela,
casi 10 años antes que la expedición de Pizarro llegara a la zona de Tumbes.
c) Pugnas dentro del Tahuantinsuyo
La llegada de los españoles al Tahuantinsuyo coincidió con la lucha interna que Huáscar y
Atahualpa, ambos hijos de Huayna Cápac, sostenían por el control del imperio incaico.
Protectorado de San Martín

Una vez proclamada la independencia del Perú, San Martín recibió el título de protector de
la independencia del Perú el 3 de agosto de 1821 con lo que se inició el régimen del
protectorado.
El protectorado de San Martín fue el gobierno provisorio ejercido por el general de
la Expedición Libertadora del Perú José de San Martín tras la proclamación de la
independencia hecha en Lima el sábado 28 de julio de 1821 sobre el territorio peruano
entonces liberado del dominio virreinal.
San Martín asumió oficialmente el mando político y militar de los departamentos libres y el
título de Protector, por decreto suyo del viernes 3 de agosto. El mismo renunció al cargo el
viernes 20 de setiembre de 1822, fecha de la instalación del Congreso Constituyente que
convocó el 27 de diciembre del año anterior y el cual depositó el día siguiente en la flamante
Junta Gubernativa los poderes devueltos por el general.
Al momento del ascenso de San Martín, el Perú se hallaba dividido en lo militar y
administrativo en dos territorios: El norte, incluyendo Lima y un sector del centro del país,
se encontraban en manos de los patriotas, mientras que el sur y centro-oriente era
dominado desde el Cuzco por realistas.
El protectorado duró un año, un mes y 17 días y tuvo las siguientes realizaciones político-
administrativas:

• Comienzo de un régimen administrativo autónomo después de


tres siglos de colonialismo.
• Posibilidad de que el pueblo elija el sistema que más conviniera a los intereses
nacionales.
• Los símbolos de la patria: la primera bandera y el himno nacional.
• La moneda nacional, signo fiduciario de libre poder económico.
• Reglamento básico de su sistema comercial para iniciar relaciones económicas con
otros países del mundo.
• La adquisición de los primeros buques de guerra para su escuadra nacional, a fin de
defender la soberanía adquirida, la que fue puesta al mando del vicealmirante AP Jorge
Martín Guise.
• La organización básica de su fuerza militar, para resguardar la seguridad interna y
externa.
• La determinación de su propia ejecutoria educacional con la fundación de la primera
Escuela Normal, así como las primeras escuelas públicas del Perú libre.
• El primer intento de rescatar, valorizar y difundir la cultura nacional mediante la creación
de la Biblioteca Nacional.
El Protectorado se basó en un Estatuto que tuvo las siguientes características:

• El estatuto de gobierno fue una norma de emergencia, provisional, correspondiente a


una situación revolucionaria para un Estado emergente, que había conquistado su
independencia parcial y que trataba de culminarla.
• En sus principios declarativos fue de corte liberal, porque incluía la defensa de
los derechos del hombre, que habían inspirado la revolución francesa y
la independencia estadounidense.
• La organización territorial del estado independiente se basó en el
sistema departamentalista.
• La Alta Cámara de Justicia reemplazó a la Audiencia Real del virreinato y asumió las
funciones jurídicas y políticas del país.
• Se propuso crear un Consejo de Estado, que secundaría al Protector en su gobierno,
formado por varios miembros, entre los cuales estarían tres condes criollos y un
marqués inca.
Otras disposiciones que cumplió el protectorado de San Martín, fueron:

• San Martín respetó todos los títulos de la nobleza colonial, cambiando la denominación
de Títulos de Castilla por la Títulos del Perú.
• Quedó fundada la Sociedad Patriótica de Lima, con la intención de defender la
instauración de un régimen monárquico peruano, del que San Martín era partidario,
pero, en la práctica, sus integrantes abogaron por el sistema republicano.
• Se creó la Orden del Sol para reconocer la labor de los peruanos más distinguidos y
darles un estatus parecido al de los Títulos del Perú.
• Una comisión especial, integrada por Juan García del Río y Diego Paroissien, viajó
a Europa por orden de San Martín, para buscar un príncipe que viniera al Perú
como rey. Estos dos personajes salieron del Perú en diciembre de 1821 y arribaron
a Londres en septiembre de 1822, época en que terminaba el protectorado.
• Los primeros miembros del gabinete sanmartiniano fueron: Juan del Río (colombiano),
ministro de Relaciones Exteriores; Bernardo de Monteagudo (argentino), ministro de
Guerra y Marina e Hipólito Unánue (peruano), ministro de Hacienda.
• Prefecto de Lima fue nombrado el coronel José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete.
Campaña de Simón Bolivar

Hacia 1814 casi toda Hispanoamérica se había acercado a un gobierno autónomo, e intentaba
la independencia de la corona española. En este período se abre un paréntesis que dura hasta
1816; este lapso sirvió para que los patriotas agruparan sus fuerzas y dieran cohesión a sus
movimientos.

Para alcanzar la independencia, hizo falta la organización de auténticos ejércitos que


pelearan batallas a gran escala para expulsar a los españoles del continente. El comienzo de
la liberación se produjo casi simultáneamente en los dos extremos de Sudamérica: En el sur,
partiendo de Buenos Aires, José de San Martin y sus granaderos a caballo inician su
campaña libertadora cruzando los Andes con un ejército de 3.000 hombres.

En el norte, surge un libertador muy semejante por sus acciones y convicciones: Simón
Bolívar, entusiasta convencido de su misión, perseverante, un jefe militar inteligente, y un
político habilidoso.

En 1817, tras unificar bajo su mando los esfuerzos independentistas en aquella zona buscó
ocupar primero las regiones estratégicas (en vez de las ciudades), como los Llanos y el
Orinoco, para cortar el contacto que los realistas mantenían con el exterior mediante el río.
En 1819, los patriotas se reunieron en el Congreso de Angostura para formar una asamblea
constituyente. En ella, Bolívar presentó su programa político y un proyecto de Constitución.
Al poco tiempo, se lanzó a la liberación del norte de Sudamérica.

Entonces, Bolívar atravesó los Andes en una empresa casi imposible y obtuvo en Boyacá (7
de agosto de 1819) una victoria que le abrió las puertas de Bogotá y de toda Nueva Granada.

Después regresó a Angostura, dejando el mando de aquellas tierras al general Santander, y el


Congreso de diciembre de 1819 otorgó la ley fundamental de la Gran Colombia, el
establecimiento de una nación que abarcaba las actuales repúblicas
de Panamá, Colombia, Venezuela y Ecuador.

En noviembre de 1820 se firmó un acuerdo en Trujillo entre realistas y españoles para


decretar un armisticio y dictar reglas para la guerra. Al expirar la tregua, los patriotas al
mando de Simón Bolívar vencieron en Carabobo el 24 de junio de 1821 y expulsaron a los
españoles de Venezuela.

Carabobo fijó la suerte de Venezuela, pero luego las victorias de Bolívar en Bomboná, y
la de Sucre en Pichincha, determinaron también la liberación de Ecuador.

Prosiguiendo con el avance, el 25 de julio de 1822, en Guayaquil, se entrevistaron Simón


Bolívar y José de San Martín. El avance del ejército del norte había alejado definitivamente
el peligro realista de Perú, y como resultado de la entrevista, San Martín se retiró
y Bolívar quedó como “dictador” de Perú.

Finalmente, la batalla de Junín (7 de agosto de 1824), ganada por Bolívar, y la


de Ayacucho(9 de diciembre de 1824), ganada por Sucre, sellaron definitivamente
la independencia de Sudamérica respecto a España.
Participación de Los Chinchanos en el Proceso de Independencia:

Luego que San Martin otorgará la independencia a Chile, parte de Valparaíso el 20 de


Agosto de 1820, el día 7 de Setiembre Lord Cochrane busca recalar en Pisco y debido a
los vientos fuertes existentes en aquel entonces, ordenó avanzar hacia el Norte, llegando a
las alturas de Tambo de Mora, pero como el estado del mar era idéntico viró en redondo
dirigiéndose hacia el Sur y hallando después de San Andrés una bahía mansa y profunda.
Al amanecer el 8 de Setiembre se da inicio al desembarco (1). De no haber estado el mar
también afectado en Chincha, Cochrane pudo haber desembarcado en Tambo de Mora.
El día 23 San Martin ingresa a Chincha, siendo recibido entusiastamente por los
Chinchanos, quienes anticipadamente habían formado escuadrones en Tambo de Mora,
Chincha Baja y Chincha Alta. El día 4 de Octubre establece su cuartel general en Chincha,
mientras Alvarez de Arenales llegaba a Ica el día 5.
El Virrey Joaquín de Pezuela, preocupado por la participación masiva de Chincha en las
tropas del Ejecito Libertador ordenó el 4 de Noviembre de 1820 se nombre un consejo militar
realista para que se juzgue de manera rápida y se aplique la pena correspondiente por
“Traición al rey”.

Acciones que justifican el título de “Benemérita y leal a la Patria”

En 1950, el presidente Manuel Odría firma la ley No 11517, en la


que concede a la provincia de Chincha el título de benemérita a la
Patria por sus servicos préstados a la causa de la Independencia
Nacional…¿Porqué?
Algunos Hechos:
• Formar compañías cívicas financiadas por los propios vecinos
de la zona.
• Domingo Trístan, General de la División Libertador del Sur
con su tropa acantona en la zona de chincha el 6 de febrero de
1822, e inmediatamente los Chinchanos forman un batallón.
• Para obtener su libertad los negros abandonan las haciendas y se enrolan en el
ejercito independentista, con la lógica pérdida económica a los terranientes
chinchanos. San Martin expide un decreto en la cual se compromete a pagar el valor
de los negros cimarrones.
• Los Chinchanos forman montoneros para hostilizar al ejercito realista, con sus
propios recursos y armas que tienen a su alcance
Historia republicana del Perú
La historia republicana del Perú es la historia peruana bajo gobierno republicano
independiente, que se prolonga hasta la actualidad. Oficialmente, la historia del Perú
independiente empieza el 28 de julio de 1821, día en el que el general argentino José de
San Martín, jefe de la Expedición Libertadora, proclamó la independencia del Perú en Lima,
la capital del entonces Virreinato del Perú. Para el historiador Jorge Basadre el punto de
partida del nacimiento de la República del Perú es la instalación del Primer Congreso
Constituyente del Perú, el 20 de septiembre de 1822.

Inicios de la república
Al período de veinte años, que va de 1822 a 1842, el
historiador Jorge Basadre denomina la Época
Fundacional de la República.
San Martín, tras proclamar la independencia del
Perú, asumió el mando político militar de los
departamentos libres del Perú, bajo el título
de Protector, según decreto dado el 3 de agosto de
1821. Dio también al flamante Estado Peruano
su primera bandera, su primer escudo, su himno, su
moneda, así como su inicial estructura y sus primeras
instituciones públicas.
El 27 de diciembre de 1821, San Martín convocó por
primera vez a la ciudadanía con el fin que eligiera
libremente un Congreso Constituyente, que tendría la misión de establecer la forma de
gobierno que en adelante regiría al Perú, así como dar una Constitución Política adecuada.
Dicho Congreso se instaló el 20 de septiembre de 1822 y su primer presidente fue el
clérigo Francisco Xavier de Luna Pizarro.
San Martín, no pudo, sin embargo, culminar la guerra contra los españoles. Si bien todo el
norte del Perú se había sumado voluntariamente a la causa patriota, el centro y el sur del
país permanecían ocupadas por las tropas virreinales. San Martín consideró necesaria la
ayuda militar externa y en pos de ella fue a entrevistarse en Guayaquil con el
libertador Simón Bolívar, que al mando de la Expedición Libertadora del Norte, había
logrado la independencia de los actuales territorios de Venezuela, Colombia y Ecuador,
este último, con ayuda de tropas peruanas. En la entrevista de Guayaquil, realizada entre
los días 26 y 27 de julio de 1822, los Libertadores discutieron tres importantes cuestiones:

• La suerte de Guayaquil, que siendo territorio peruano, fue anexado por Bolívar a la Gran
Colombia.
• La ayuda que debía prestar Bolívar para el fin común de la independencia del Perú.
• La forma de gobierno que debían adoptar las nacientes repúblicas hispanoamericanas.
La entrevista no llegó ningún resultado concreto. En lo que respecta al primer punto, Bolívar
ya había decidido que Guayaquil perteneciera a la Gran Colombia y no admitió ninguna
discusión al respecto. En cuanto al segundo punto, Bolívar ofreció enviar al Perú una fuerza
auxiliar grancolombiana de 2000 hombres, que San Martín consideró insuficiente. Y en lo
referente al tercer punto, Bolívar era decididamente republicano, contraponiéndose así al
monarquismo del Libertador rioplatense. Desilusionado, San Martín retornó al Perú, ya
convencido de que debía retirarse para dar pase al Libertador del Norte. Renunció ante el
recién instalado Congreso del Perú, que acto seguido, entregó el Poder Ejecutivo a tres de
sus miembros, que conformaron un cuerpo colegiado de tres miembros denominado
la Suprema Junta Gubernativa y cuya cabeza era el general José de la Mar (21 de
septiembre de 1822). Los otros integrantes de dicha junta eran Manuel Salazar y
Baquíjano y Felipe Antonio Alvarado.
La Junta Gubernativa quiso acabar la guerra de la Independencia por cuenta propia y
organizó la Primera Campaña de Intermedios, que culminó en fracaso, tras las derrotas
en Torata y Moquegua. Temerosos de un avance realista a la capital, los oficiales del
Ejército se sublevaron en el llamado motín de Balconcillo y presionaron al Congreso para
que destituyera a la Junta y nombrara como Presidente del Perú a José de la Riva
Agüero (28 de febrero de 1823).
Riva Agüero quiso también derrotar a los españoles que aún
resistían en el centro y sur del Perú, y organizó una Segunda
Campaña de Intermedios, cuyo mando encomendó a Andrés de
Santa Cruz. Los patriotas avanzaron hasta el Alto Perú, y tras
ganar la batalla de Zepita, emprendieron una desordena da
retirada hacia la costa, culminando así, esta expedición igualmente
en fracaso.
Desacreditado ante la opinión pública, Riva Agüero tuvo una
abierta disputa con el Congreso. Se trasladó a Trujillo, donde
instaló su gobierno, mientras que en Lima el Congreso nombraba
como nuevo Presidente a José Bernardo de Tagle, más conocido
como el marqués de Torre Tagle. El Congreso, vista la crítica
situación, acordó llamar a Bolívar y a su Ejército Libertador.
El 1 de septiembre de 1823 arribó al Callao el Libertador Bolívar.
El día 10 de septiembre el Congreso de Lima le otorgó la
suprema autoridad militar en toda la República. Seguía siendo
Torre Tagle presidente, pero debía ponerse de acuerdo en todo
con Bolívar. El único obstáculo para Bolívar era Riva Agüero,
que instalado en Trujillo con un ejército de 3000 hombres,
dominaba toda la región aledaña. Sin embargo, los mismos oficiales de Riva Agüero,
apresaron a éste y lo enviaron al destierro. Así se pudo finalmente unificar el mando del
país en manos de Bolívar.
El 5 de febrero de 1824, se produjo un motín en las fortalezas del Callao, de resultas del
cual los realistas recuperaron este importante bastión. Ante tal delicada situación, el
Congreso dio el 10 de febrero un memorable decreto entregando a Bolívar la plenitud de
los poderes para que hiciera frente al peligro, anulando la autoridad de Torre Tagle. Se
instaló así la Dictadura.
Tras reunificar el mando del país, Bolívar instaló su cuartel general en Trujillo y organizó la
campaña final de la Independencia, contando con la ayuda decisiva de los peruanos, tanto
en soldados, como en dinero, abastecimientos y recursos de toda índole. Tras las batallas
de Junín y Ayacucho, el 6 de agosto y 9 de diciembre de 1824 respectivamente, se logró
derrotar definitivamente a las tropas realistas del Perú. Los últimos episodios de esta guerra
fueron la campaña del Alto Perú, donde el general realista, Pedro Antonio de Olañeta, fue
apresado y fusilado por sus propios subordinados en Tumusla(1825); y el sitio de la
fortaleza del Callao, donde resistió el brigadier José Ramón Rodil hasta enero de 1826.
Consumada la guerra de la independencia, la ciudadanía peruana esperaba el final de la
dictadura bolivariana y la instalación de un gobierno auténticamente peruano. Pero Bolívar
se mantuvo en el poder, empujado por su deseo de gobernar sobre todos las naciones por
él liberadas, bajo su mando vitalicio. El Libertador delegó sus funciones ejecutivas en un
Consejo de Gobierno, entre cuyos titulares se contaron Hipólito Unanue y Andrés de Santa
Cruz, y si bien retornó a la Gran Colombia en septiembre de 1826, dejó todo encaminado
para que se jurara en el Perú la Constitución Vitalicia, lo que se hizo el 9 de diciembre de
1826, en medio de la indeferencia pública. Sin embargo, la influencia bolivariana finalizó en
enero de 1827, cuando una reacción liberal y nacionalista, alentada por Manuel Lorenzo de
Vidaurre y Francisco Javier Mariátegui y Tellería, expulsó de suelo peruano a las tropas
colombianas que aún permanecían allí.
Establecido formalmente el Estado Peruano bajo el molde republicano, los primeros años
de vida independiente se desarrollaron entre luchas caudillescas organizadas por
los militares para alcanzar la presidencia de la naciente República.
Tras el gobierno provisorio de una Junta de Gobierno presidida
por Andrés de Santa Cruz, el mariscal José de la Mar fue
elegido presidente por el Congreso Constituyente, el 9 de junio
de 1827. Durante su mandato promulgó la Constitución Liberal
de 1828. Ocurrió también el terremoto de Lima de 1828. En el
aspecto internacional, un ejército peruano al mando del
general Agustín Gamarra invadió a Bolivia, donde puso fin a la
influencia bolivariana, expulsando al presidente de ese país, el
mariscal Antonio José de Sucre (1828). Asimismo, el Perú libró
una guerra con la Gran Colombia, conflicto que fue desatado
por Bolívar, irritado por el fin de su influencia en el Perú y
Bolivia; otra razón fue su ambición por ocupar los territorios
peruanos de Tumbes, Jaén y Maynas. La guerra tuvo dos
escenarios, el marítimo y el terrestre. En el primero de ellos, el
Perú triunfó y ocupó Guayaquil, pero en el segundo no le fue
bien, sufriendo un revés en la batalla del Portete de Tarqui (27
de febrero de 1829), que si bien no fue una derrota decisiva,
motivó que se abrieran las negociaciones de paz, pues ambas naciones no tenían interés
en proseguir las hostilidades. Se firmó así el llamado Convenio de Girón. Se hallaba La Mar
todavía en plena negociaciones con los colombianos, cuando fue derrocado por el
general Agustín Gamarra y desterrado a Costa Rica, en junio de 1829. Gamarra firmó
un armisticio con los grancolombianos y enrumbó hacia Lima, donde asumió el gobierno de
manera provisoria. Luego se hizo elegir presidente constitucional e instauró un gobierno
conservador.
Este primer gobierno de Gamarra (1829-1833) estuvo marcado por numerosas rebeliones
internas. En el plano internacional, puso fin a la guerra con la Gran Colombia, firmando un
Tratado de Paz, Amistad y Límites o Tratado Larrea-Gual por el que se mantuvo el statu
quo fronterizo previo al inicio de hostilidades (1829). En 1831 quiso declarar la guerra a
Bolivia pero ante la negativa del Congreso de darle la autorización necesaria, abrió
negociaciones diplomáticas con dicha república, logrando finalmente ese mismo año firmar
un tratado de paz y amistad con Bolivia, en Arequipa. También firmó un tratado con la recién
fundada República del Ecuador, el llamado Tratado Pando-Novoa (1832), por el que los
ecuatorianos reconocían los límites vigentes con el Perú. Ya por finalizar su gobierno,
Gamarra convocó a una asamblea constituyente, denominada Convención Nacional, que
se encargó de elegir a su sucesor.
Como el gobierno de Gamarra finalizaba en diciembre de 1833 sin haberse elegido a su
sucesor (las elecciones de ese año se frustraron), la Convención Nacional, dominada por
los liberales, eligió como presidente provisorio al general Luis José de Orbegoso.
Descontentó Gamarra con el resultado de esta elección, que implicaba la hegemonía de los
liberales en el poder, incitó a uno de sus partidarios, el general Pedro Pablo Bermúdez, a
alzarse contra Orbegoso. La sublevación militar estalló en enero de 1834 y derivó en
una guerra civil, que finalizó cuando los rebeldes bermudistas se reconciliaron con el
gobierno, en el llamado abrazo de Maquinhuayo, en abril del mismo año.
La Convención Nacional dio finalmente una nueva Constitución Liberal, que fue promulgada
en julio de 1834. No obstante, las amenazas de quiebra del orden constitucional
continuaron. Orbegoso realizó una gira por las provincias del sur, a fines de 1834, lo que
fue aprovechado por el general Felipe Santiago Salaverry, para alzarse en armas en el
Callao. Rápidamente, Salaverry tomó el control de gran parte del país y se autoproclamó
Jefe Supremo en 1835. Orbegoso, cuyo gobierno se redujo a Arequipa, llamó en su auxilio
al presidente de Bolivia, el mariscal Andrés de Santa Cruz, quien invadió al Perú,
desatándose un sangriento conflicto, denominado la guerra por el establecimiento de la
Confederación peruano-boliviana.
Para enfrentar la invasión extranjera, Salaverry y Gamarra se aliaron. La guerra tuvo dos
fases: la guerra entre Gamarra y Santa Cruz, y la guerra entre Salaverry y Santa Cruz.
Santa Cruz derrotó a Gamarra en la batalla de Yanacocha (13 de agosto de 1835) y a
Salaverry en la batalla de Socabaya (7 de febrero de 1836), tras lo cual estableció
la Confederación Perú-Boliviana, que reunía a Bolivia con los dos estados en que quedó
dividido el Perú: el Estado Nor Peruano y el Estado Sud Peruano. Para discutir y aprobar
las bases de la estructura administrativa de la nueva entidad geopolítica se reunió
el Congreso de Tacna, el cual aprobó la Ley fundamental de la Confederación Perú-
Boliviana, más conocido como el Pacto de Tacna (1837).
Santa Cruz realizó en el Perú una gran labor administrativa
y dio la tranquilidad necesaria para su bienestar y progreso.
Pero la Confederación tuvo una vida efímera. En Chile, el
todopoderoso ministro Diego Portales alertó a sus
conciudadanos del peligro que significaba la consolidación
de la Confederación para los planes expansionistas
chilenos. Una alianza entre Chile y los emigrados peruanos
enemigos de Santa Cruz posibilitó la conformación del
llamado Ejér cito Unido Restaurador con el propósito de
invadir el Perú y “restaurar” su situación política tal como era
antes de 1835. La guerra de los restauradores contra los
confederados tuvo dos fases. En la primera, un ejército
restaurador al mando del marino chileno Manuel Blanco
Encaladadesembarcó en el sur peruano y se adentró
hasta Arequipa, pero no logró el apoyo de los lugareños, y
fue cercado por las fuerzas de Santa Cruz. Los
restauradores se rindieron y firmaron el Tratado de
Paucarpata (17 de noviembre de 1837). Pero el gobierno
chileno desconoció este acuerdo y envió una segunda expedición restauradora al mando
del general Manuel Bulnes y con Gamarra a la cabeza de los emigrados peruanos. Tras
desembarcar en Ancón, los restauradores marcharon a Lima, donde les salió al encuentro
Orbegoso, presidente del Estado Nor-Peruano, el cual se había separado de la
Confederación y quería expulsar tanto a chilenos como a bolivianos. Se produjo el Combate
de Portada de Guías, en las afueras de Lima (21 de agosto de 1838), donde fueron
derrotados los orbegosistas, debido a su inferioridad numérica. Los restauradores entraron
en Lima y Gamarra fue proclamado como presidente provisional del Perú, en sesión
de Cabildo Abierto del 25 de agosto de ese año. Pero en noviembre los restauradores
tuvieron que abandonar la capital, que fue recuperada por los confederados.
Los restauradores decidieron entonces cambiar el
escenario de la lucha. Se retiraron al Callejón de
Huaylas, donde se aprovisionaron y reorganizaron. El
encuentro final se libró en la batalla de Yungay (20 de
enero de 1839). Santa Cruz fue derrotado y huyó
apresuradamente hacia Arequipa, para luego partir al
destierro. La Confederación se disolvió, volviendo a
ser el Perú y Bolivia estados individuales.
Gamarra, como presidente provisorio, convocó a
un Congreso General en Huancayo, el mismo que dio
la Constitución Conservadora de 1839. Luego
Gamarra se hizo elegir presidente constitucional en
1840. Obses ionado con la idea de reunir nuevamente
a Bolivia con el Perú, invadió dicho país, pero fue
derrotado y muerto en la batalla de Ingavi, el 18 de noviembre de 1841. Las tropas
bolivianas invadieron el sur peruano pero fueron contenidas por el pueblo peruano
organizado en guerrillas. La paz entre Perú y Bolivia se firmó en Puno, el 7 de junio de 1842.

Caudillaje militar
Los caudillos fueron jefes militares que se disputaron el control del Estado durante gran
parte del siglo XIX. Por lo general, habían combatido en la guerra de independencia; tenían
tropas a su mando y prestigio militar. Esto les permitía tener el poder suficiente para llegar
a la presidencia a través de un golpe de Estado o un levantamiento.
Para lograr sus objetivos, el caudillo debía mantener buenas relaciones con las familias
aristocráticas y con los hacendados locales, que le prestaban tropas y dinero. Pero, al
mismo tiempo, debía ganarse el favor de las clases populares. La revuelta de un caudillo
solía iniciarse con una declaración pública en la que afirmaba que el gobernante de turno
había quebrantado la ley, y que él le devolvería la legalidad al país. Luego, ambos bandos
se enfrentaban militarmente. Si el triunfador era el caudillo, se autonombraba protector de
la patria y convocaba a elecciones, las cuales ganaba fácilmente. Por último, mandaba a
elaborar una Constitución acorde con sus intereses. Por ello, entre 1827 y 1845 se
promulgaron cuatro Constituciones (1828,1834, 1836 y 1839) y más de una docena de
caudillos ocuparon la presidencia.
Significado de la proclamación la independencia del Perú
Jorge Basadre analizó las palabras pronunciadas el 28 de julio de 1821 por José de
San Martín. Conoce más de este hecho histórico que celebramos en Fiestas Patrias.

La proclamación de la Independencia del Perú por el general José de San Martín, el 28 de


julio de 1821 en la Plaza de Armas de Lima, tiene un significado histórico profundo porque
conjuga los principios y los objetivos de la gesta libertadora que nos independizó de España
y que recordamos por Fiestas Patrias.
Así lo resalta el gran historiador Jorge Basadre, en el primer tomo de su ‘Historia de la
República del Perú 1822-1933’.

Basadre señala que al pronunciar la frase: “El Perú es, desde este momento, libre e
independiente por la voluntad general de los pueblos y la por justicia de su causa que Dios
defiende”, San Martín “se refirió específicamente a un país de rica solera histórica” que
daba un “salto audaz” en nombre del principio de “la voluntad general de los pueblos” o de
la libre determinación de los peruanos conscientes.
Y este acto soberano, refiere, se realizó porque los peruanos creían en la “justicia de su
causa”, porque “buscaban un ordenamiento más equitativo, más digno, más auténticamente
estable”. El Perú mira al “futuro” y se “formula la promesa inmensa de la justicia y de la
libertad”, refiere Basadre, al destacar que San Martín deja en claro los “atributos filosóficos-
políticos de la soberanía” que desde entonces tiene el Perú como Estado soberano en el
mundo.

La invocación a Dios “consagra creencias y principios (...) sembrados por España”, lo que
deja en claro que mantenemos el patrimonio cultural y espiritual, no solo por el idioma, sino
también por el cristianismo.

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