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HERRAMIENTAS PARA EL ACOMPAÑAMIENTO en

DESCODIFICACIÓN
BIOLÓGICA

CHRISTIAN SIMÓN
HERRAMIENTAS PARA EL ACOMPAÑAMIENTO en

DESCODIFICACIÓN
BIOLÓGICA
CHRISTIAN SIMÓN
Este libro fue publicado originalmente en el sitio web
descodificacionbiologicabcn.com
y su distribución es libre y gratuita a través de una
licencia Creative Commons.
1-INTRODUCCIÓN
La Ciencia ha demostrado que, a pesar de que podamos pensar que sim-
plemente estamos observando el mundo, en realidad es completamente im-
posible que solamente estemos actuando como meros espectadores. Cuando
centramos nuestra atención en algo, ya sea una partícula cuántica durante un
experimento de laboratorio, la sanación de nuestro cuerpo o la consecución
del éxito en nuestra profesión o nuestras relaciones, estamos poniendo en
juego nuestras expectativas y creencias en relación con lo que estamos obser-
vando. Y es precisamente a través de estas experiencias internas que pasamos
a formar parte de aquello que observamos.

Esto nos convierte en participantes activos de nuestra realidad y nos per-
mite comenzar a tomar responsabilidad de lo que sucede en nuestras vidas.
Cuando centramos nuestra atención en un lugar determinado en un momento
específico, estamos involucrando a nuestra Conciencia. Y en el vasto cam-
po de la Conciencia no existe una frontera definida que nos indique dónde
termina cada uno de nosotros y dónde comienza el resto del Universo. Una
concepción tal de la realidad nos acerca a la visión del mundo que compartían
nuestros ancestros: todo está conectado.

A medida que los científicos exploran el significado de ser “participantes”


de nuestra realidad, la conclusión que asoma en el horizonte se hace cada
vez más inevitable: vivimos en una realidad interactiva en la que tenemos la
capacidad de cambiar el mundo que nos rodea modificando lo que sucede en
nuestro interior, es decir, nuestros pensamientos, sentimientos, emociones y
creencias.

Y si todo lo que experimentamos como “vida” está directamente relaciona-


do con lo que pensamos y sentimos, entonces tenemos la responsabilidad de
dejar atrás el victimismo y la impasibilidad y encaminarnos hacia la madurez
emocional. Para cambiar nuestras vidas y relaciones, sanar nuestros cuerpos
y traer armonía a nuestra familia se requiere un cambio importante en nuestra
percepción. Por lo tanto, es de suma importancia desarrollar estrategias y he-
rramientas que nos permitan sentar las bases de esta nueva Conciencia.
Mediante la Programación Neurolingüística (PNL), la Hipnosis Erickso-
niana, el Coaching u otros modelos de desarrollo personal, tenemos la posi-
bilidad de adquirir habilidades que nos sirven para desarrollar acciones no-
vedosas, resolver situaciones adaptándonos a los incesantes cambios que nos
rodean y sobre todo crear situaciones, es decir, ser agentes activos del cam-
bio. Este aprendizaje se adquiere a través de la experiencia, y es impulsado
por los objetivos que nos marcamos.

El material que se ofrece en esta formación nos ayudará a descubrir el


camino en el que estamos, a ver nuevas opciones y nuevos rumbos. Lo que
hacemos bajo nuestra responsabilidad, nuestros recursos y nuestra intuición,
genera unos resultados. Esos mismos resultados favorecerán que empecemos
a confiar más en nosotros mismos, en nuestra intuición. Y la intuición desco-
noce la opinión de los demás, sólo se interesa por cada uno de nosotros, por
lo que es una guía mucho más eficaz.

Podemos ser optimistas. Encontraremos nuestras respuestas si nos escu-


chamos. El corazón acierta siempre.

1.1-¿QUÉ ES LA PNL?

Definición

Una comunicación eficaz con los demás, permite expandir y enriquecer los
modelos del mundo que vienen determinados según las experiencias persona-
les vividas. Para alcanzar este objetivo, es necesario un modelo conciso que
permita plantear un cambio de paradigmas basado en los recursos propios de
cada persona. Y es aquí donde nos encontramos ante un potente modelo que
nos permitirá redescubrir nuestra comunicación y percepción de la realidad:
la Programación Neurolingüística (PNL).

La Programación Neurolingüística estudia cómo nuestro lenguaje esconde


un modo de pensar que afecta directamente al modo en que actuamos para
alcanzar nuestros objetivos. Lo que decimos y la manera en que lo decimos,
nos afecta. Las palabras tienen un inmenso poder. La PNL nos ayuda a asumir

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nuestra responsabilidad como comunicadores y a tomar conciencia de que
todos contamos con los recursos suficientes para cambiar, aunque a veces no
los encontremos.

Cuando hablamos de PNL, hemos de tener en cuenta los tres grandes ám-
bitos en que se basa este enfoque:

1. Programación: proceso de organización de los componentes de un sis-


tema para lograr objetivos específicos. ¿Cómo me estructuro?
2. Neuro: Toda conducta es el resultado de procesos neurológicos. ¿Cómo
funciono?
3. Lingüística: Los procesos neurológicos son representados, ordenados y
secuenciados en modelos y estrategias a través del lenguaje y los sistemas de
comunicación. ¿Cómo me expreso?

Así, la PNL se ocupa de la estructura de la experiencia, y no tanto en en el


contenido de la misma. Se trata del estudio del "cómo" de las experiencias
que vivimos, la exploración de nuestro mundo subjetivo y de las formas en
que se estructura nuestra experiencia subjetiva a través del lenguaje.

De esta manera, la conducta se concibe como el resultado de complejos pro-
cesamientos neurofisiológicos de la información percibida a través de los órga-
nos sensoriales. Los seres humanos representamos, ordenamos y sistematiza-
mos tales procesamientos mediante diferentes modelos y estrategias basados en
sistemas de comunicación como el lenguaje. Y estos sistemas son susceptibles
de ser organizados y programados para alcanzar ciertos propósitos.

Antecedentes históricos

A mediados del siglo XX, se retomó el estudio de las relaciones entre el


cerebro y el lenguaje y de nuevo surgió la pregunta de cómo este órgano
generaba lo que se considera más distintivo del ser humano (pensamientos,
sentimientos, acciones emociones).

Es en este contexto cuando surge la PNL a principios de la década de los


años setenta. Por aquel entonces, John Grinder (profesor de Lingüística en la

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Universidad de California en Santa Cruz) y Richard Bandler (estudiante de
Psicología en la misma universidad) iniciaron una fructífera colaboración.
Ambos estudiaron a varios terapeutas exitosos, entre ellos: Fritz Perls, psico-
terapeuta creador de la escuela Gestalt; Virginia Satir, psiquiatra familiar ca-
paz de mediar en relaciones familiares difíciles donde muchos otros profesio-
nales desistían; y Milton Erickson, hipnoterapeuta de renombre internacional.

La tarea de ambos se orientó en la identificación de los patrones conduc-


tuales empleados por estos profesionales. A través de la observación, se per-
cataron de que estos terapeutas compartían una estructura o un modo de in-
teractuar. Esto les permitió acceder a diversos modelos comunicativos que
sentaron las bases del establecimiento de pautas o patrones útiles para la con-
secución de objetivos, tales como una comunicación eficaz, transformación
personal, aprendizaje acelerado y un mayor disfrute de la vida.

Esta metodología recibe el nombre de “modelado”. Modelar consiste en


recrear conductas específicas, cuya eficacia haya sido probada. Para ello se
precisa de ciertas aptitudes, como la agudeza visual, habilidades de comu-
nicación verbal y no verbal y una actitud apropiada. La PNL ha modelado
los patrones que conducen a la excelencia, así como las maneras eficaces de
pensar y comunicar empleadas por profesionales sobresalientes. Grinder y
Bandler encontraron las fórmulas y, a través de la PNL, nos las proporcionan
para que nosotros podamos hacer lo mismo.

Además de los profesionales arriba mencionados, Grinder y Bandler tam-


bién modelaron otros abordajes exhaustivos y explícitos del lenguaje huma-
no. La gramática transformacional, desarrollada por Noam Chomsky, aportó
los importantes conceptos de “estructura superficial” y “estructura profunda”
del lenguaje. La estructura superficial consiste en lo que el hablante realmente
dice, mientras que la estructura profunda hace referencia a lo que el hablante
piensa y desea manifestar.

Por otro lado, también fueron determinantes las contribuciones del psicólogo
norteamericano George Miller, quien estudió la manera en que los seres huma-
nos construimos hábitos con el fin de liberarnos para así poder expandir lo que
conscientemente percibimos en nuestro día a día. La aportación de Miller es de-

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terminante en tanto que establece el limitado acceso de nuestra parte consciente
a la información procedente de nuestro mundo interior y exterior, así como el
vasto dominio de nuestro inconsciente, constituido por todos los procesos vita-
les del organismo, el aprendizaje y las experiencias acumuladas a lo largo de los
años y todo los estímulos a los que estamos expuesto en cada momento, aunque
nuestra parte consciente no se percate de ellos. Para Miller, la idea de poder
comprender una realidad tan compleja a través de una parte consciente que solo
puede procesar una cantidad de información limitada, es irrisoria.

La Programación Neurolingüística parte de una definición de realidad se-


gún la cual esta es una invención y no un descubrimiento. Grinder y Bandler
adoptaron este constructo psíquico basado en el hecho de que no operamos
directamente sobre el mundo real en que vivimos, sino que lo hacemos a través
de mapas, representaciones y modelos, a partir de los cuales generamos y orien-
tamos nuestro comportamiento. De esta manera se determina cómo se percibirá
el mundo y qué elecciones se considerarán como disponibles. Esto se debe a
las limitaciones que encontramos a la hora de transmitir nuestra representación
del mundo, las cuales tienen su origen en las condiciones neurológicas de cada
persona, el contexto social en que viva y en sus características personales.

Una vez establecidos el origen y la fundamentación teórica de la PNL,


procederemos ahora a abordar los aspectos prácticos de este modelo de la
comunicación y experiencia humanas.

Beneficios y aplicaciones de la PNL

A través de los principios de la PNL puede describirse detalladamente cual-


quier actividad humana, lo que nos ofrece la posibilidad de efectuar cambios
profundos y duraderos en nuestra vida y nuestras relaciones. Estos son algu-
nos de los beneficios derivados de la aplicación de la PNL:

• Desarrollo de una mayor conciencia de lo que se hace.
• Incremento de la eficacia de la comunicación.
• Aumento del potencial de la persona.
• Mejor aprovechamiento de los recursos disponibles, lo que permite al-
canzar los objetivos deseados y solventar las contradicciones internas.

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• Aumento de la creatividad, que puede aplicarse para poner en marcha
proyectos personales.
• Mejora del estado de salud con la superación de estados emocionales ne-
gativos y consolidación de hábitos que favorecen el desarrollo.
• Cambio de creencias limitantes para poder tomar decisiones conscientes
que promuevan el optimismo y la alegría.
• Cura de fobias, traumas y adicciones.
• Optimización del funcionamiento cerebral, a través de la estimulación de
ambos hemisferios cerebrales.
• Potenciación de capacidades y recursos.
• Armonización de las relaciones interpersonales, mayor empatía.
• Aumento de la confianza en uno mismo y de la autoestima, lo que permite
la superación de miedos, traumas o complejos.
• Descubrimiento de la misión personal, a tavés de la motivación y la fija-
ción de objetivos.

Dado que los ámbitos de aplicación de la Programación Neurolingüística


son tan variados y numerosos, nos centraremos exclusivamente en explorar
cómo la Descodificación Biológica integra la PNL. Y para ello relacionare-
mos las principales características de la PNL con su correspondiente aplica-
ción a la Descodificación Biológica.

La PNL es el “arte y ciencia de la excelencia personal", entendiendo arte


como el toque único y personal de cada uno, y ciencia como la aplicación de
un método. Esta definición también es aplicable a la Descodificación Biológi-
ca, dado que el proceso de acompañamiento está basado en una metodología
probada y el factor humano de cada acompañante es esencial para el desarro-
llo de dicho proceso.

La PNL, concebida como el "estudio de la estructura de la experiencia sub-


jetiva", es una herramienta sumamente útil para un acompañamiento eficaz en
Descodificación Biológica. En consulta nos interesa cómo vive el consultante
una situación concreta, no tanto la situación objetiva. El énfasis recaerá sobre
la experiencia subjetiva del consultante, aunque partiremos inicialmente de
una situación objetiva.

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El estudio de los “procesos a través de los cuales pensamos, actuamos y
organizamos nuestras informaciones internas”, uno de los pilares de la PNL,
es necesario para que, como acompañantes, podamos entender el mapa men-
tal del consultante. Este conocimiento acerca de la forma en que se dota de
significado y sentido a las experiencias vividas nos permitirá reencuadrarlas
de forma eficaz.

Para concluir esta integración entre PNL y Descodificación Biológica, es


importante que destaquemos la importancia del cultivo de nuestras capa-
cidades de observación y flexibilidad, dado que son indispensables para la
calibración y el rapport (estos conceptos se abordarán más adelante). Estas
habilidades nos ayudarán a ir más allá de la comunicación puramente verbal,
lo que es esencial para una interacción eficaz con los demás, ya que la comu-
nicación no verbal tiene un peso mucho mayor que la comunicación verbal,
sobre todo a nivel inconsciente.

Una de la premisas más importante de la que debemos partir es de que los


“errores” son parte imprescindible del proceso. Al contrario que en la educa-
ción tradicional, donde el error está censurado, la PNL y la Descodificación
Biológica defienden que no hay errores, sino situaciones cuyos resultados no
son los esperados. Y de estas situaciones, con nuestra ilimitada creatividad,
podremos extraer todo lo positivo que encierran. Nuestra capacidad creativa
nos permite crear triunfos donde familia, sociedad y cultura solo ven fracasos.

Esta concepción del fracaso se encuadra en lo que se denomina cambio o


aprendizaje generativo. Sabemos que el aprendizaje ha sido realmente genera-
dor cuando cuestionamos los modelos mentales con los que nos identificamos.
Aprendemos a aprender, cuestionando nuestras creencias y cambiando la ma-
nera de observar la realidad. Lo que la PNL pretende es que la persona aprenda
a desarrollar nuevas habilidades y conductas para sí misma y para otros.

Una consulta de Descodificación Biológica se orientará de tal forma que el


consultante descubra dentro de sí las respuestas, desarrollando de esta manera
su conciencia y su responsabilidad individual. La mejor lección es la que se
siente: aquello que experimentamos, siempre será recordado.

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Por el contrario, si seguimos las pautas dictadas por un mentor, la expe-
riencia de aprendizaje se diluye y se genera una relación de dependencia, de
modo que creamos la necesidad de alguien que nos diga cómo hacer las cosas.
Siguiendo las instrucciones de otro, no nos hacemos responsables del resulta-
do, sea cual sea. De ahí que este tipo de aprendizaje generativo haga gran hin-
capié en las emociones: cuando algo nos emociona, atrapa nuestra atención.

De la misma forma que estamos identificando las características ideales del


aprendizaje o cambio generativo en que se basa la PNL, será también conve-
niente que hablemos acerca de los enemigos del aprendizaje y el cambio, los
cuales obstaculizarán los procesos de acompañamiento:

1. Incapacidad de admitir que no lo sabemos: “yo ya lo sé”.


2. Escudarse en el carácter: “esto es muy complicado para mí”, “yo no sirvo
para esto”, “esto no está hecho para mí” o “¡yo soy así!”.
3. Ceguera y autoengaño: no saber que no sabemos.
4. No darse permiso para mantener una situación de duda o incertidumbre.
5. No dar prioridad al aprendizaje/cambio: “no tengo tiempo”.
6. Incapacidad de desaprender: “si siempre ha funcionado bien haciéndolo
así, ¿por qué no ha de funcionar esta vez?”.
7. Olvidarnos del cuerpo. De ahí la enorme importancia de conectar con las
emociones, ya que estas siempre se alojan en el cuerpo.
8. Confundir la adquisición de información con una verdadera toma de
conciencia.
9. Ausencia del contexto emocional adecuado: enfado, evasión…
10. No dar autoridad al otro para que nos enseñe: “¡qué me va a enseñar ese!”.

En definitiva, la PNL aplicada a la Descodificación Biológica constituye


una herramienta de valor incalculable para el proceso de acompañamiento.
Tal como mencionamos en la introducción a este módulo, el objetivo consiste
en acompañar a los consultantes desde su estado inicial conflictivo, general-
mente caracterizado por el victimismo, la desesperación o la impasibilidad,
hasta un estado más evolucionado de madurez y responsabilidad emocional.
Gracias a la integración de estas metodologías, nos encontramos ante el um-
bral del salto cuántico en nuestra percepción y nuestras capacidades.

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1.2-Presupos ic iones de la PNL

Definición

Gracias a los estudios y descubrimientos realizados durante el desarrollo de


la Programación Neurolingüística fue posible establecer una serie de princi-
pios que constituyen el marco teórico del proceso por el cual se puede llegar
a comprender la comunicación y la conducta de los seres humanos. Estamos
hablando de las presuposiciones (o premisas) que enmarcan la puesta en prác-
tica de lo que conocemos como el “arte y ciencia” de la PNL.

Descripción de las presuposiciones

Sobre la comunicación:

• No se puede NO COMUNICAR.
• Todas las personas tenemos dos niveles de comunicación: uno conscien-
te y otro inconsciente.
• Rapport (o sintonía) es el encuentro de las personas en el mismo modelo
del mundo.

Podemos definir “comunicación” como la capacidad de transmitir mensa-


jes tanto internos como externos. En primera instancia se produce una comu-
nicación interna, que está conformada por todo aquello que nos imaginamos,
decimos y sentimos interiormente. Y, a continuación, pasamos a la comunica-
ción externa a través de palabras, gestos, muecas, posturas o cambios de tono.
De ahí que según la PNL sea imposible “no comunicar”; la comunicación se
construye mediante elementos verbales y no verbales.

Partiendo de la premisa de que la comunicación es poder, si somos capaces


de observar nuestra comunicación interna, podremos tomar conciencia del
nivel de amor y felicidad que experimentamos interiormente, y si consegui-
mos tomar las riendas de nuestra comunicación externa, podremos alcanzar
el éxito en nuestra interacción con los demás.
El significado de la comunicación viene determinado por la respuesta que
se obtiene. La verdadera comunicación no reside en nuestra intención ni en la

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elección de las palabras adecuadas, sino que consiste en evocar una experien-
cia y una respuesta esperada en nuestro interlocutor.

Sobre el mapa:

• El mapa no es el territorio que describe.


• Existe una gran diferencia entre la realidad y la experiencia de realidad
de un individuo.
• Todos los mapas son igualmente "reales" y merecen ser respetados.
• El objetivo del mapa es la adaptación saludable e inteligente al ambiente.
• El mapa está construido por factores genéticos y ambientales.
• Cambiar implica necesariamente ampliar el mapa.
• No es la realidad lo que restringe sino las limitaciones percibidas a través
del mapa.
• Cada contexto moldea el mapa y cada mapa moldea al contexto. Todo
cambia junto.

Los mapas constituyen representaciones mentales de nuestras experien-


cias, por lo que cuando actualizamos o cambiamos nuestro mapa, en especial
nuestra percepción de la realidad, estamos modificando nuestras respuestas y,
a menudo, las respuestas que recibimos de los demás.

Cuanto más flexible sea un mapa, mayores posibilidades de adaptación y


de aprovechamiento de recursos habrá. La PNL nos permite abrirnos a nuevas
opciones que antes ni siquiera tomábamos en consideración dado que nos
limitamos a transitar por ese territorio conocido llamado “zona de confort”.
Hemos de ser conscientes de que siempre tomamos las mejores decisiones en
función de las opciones de que dispongamos en ese momento determinado.
Así, al ampliar y hacer más flexible nuestro mapa, también contaremos con
una mayor variedad de opciones.

Esta concepción del mapa mental nos permite, además, acercarnos a ese
estado de no juicio tan importante para los procesos de acompañamiento de
Descodificación Biológica. Todos funcionamos a la perfección de acuerdo
con el mapa mental de que disponemos. No hay personas malas ni conflictos
irreparables; solamente mapas mentales plagados de creencias limitantes ob-

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soletas que requieren actualización. Al ampliar el mapa será posible adoptar
nuevas estrategias y creencias que redunden en una mayor ecología del siste-
ma interno y externo de cada individuo.

Sobre los recursos/capacidades y comportamientos:

• No existe el fracaso, todo es retroalimentación/aprendizaje.


• Todo comportamiento es adaptativo y tiene una intención positiva para la
persona que lo realiza.
• Todas las personas poseemos, potencialmente, todos los recursos que ne-
cesitamos para cambiar y orientar nuestra vida.
• Cada uno es responsable de sus estados internos.
• Tomamos siempre las mejores opciones, dadas las posibilidades y capa-
cidades que percibimos como disponibles a partir de nuestro propio modelo
del mundo.
• Lo que es posible para otra persona también es posible para mí. La cues-
tión es desarrollar aprendizajes en esa dirección.

Todas las personas cuentan con lo recursos que necesitan. Independien-


temente de nuestra nacionalidad, sexo, raza o profesión, todos tenemos diá-
logos internos, imágenes mentales, sentimientos, emociones y sensaciones
físicas que conforman los elementos con que se construye nuestro sistema de
gestión de recursos. Y si somos capaces de acceder conscientemente a dicho
sistema, podremos crear los pensamientos y las capacidades que necesitemos
en nuestras vidas en el momento en que precisemos de ello.

Haremos nuevamente hincapié en la importancia de no juzgar ni culpabili-


zar. Debemos entender que cada conducta responde a una necesidad y una in-
tención positiva. Independientemente de lo aberrante o destructiva que pueda
parecernos un comportamiento en concreto, debemos dirigir nuestra atención
hacia la detección de la intención positiva que subyace a tal comportamiento.
Y para ello es crucial que seamos capaces de separar los comportamientos
conflictivos de las intenciones positivas con el fin de generar nuevas estra-
tegias que satisfagan nuestras necesidades a la vez que preservan nuestros
valores.

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Llegados a este punto, convendría plantearse ciertos cuestionamientos
acerca de nuestra propia gestión de recursos, nuestra comunicación y el fun-
cionamiento de nuestros mapas mentales. ¿Qué presuposiciones están pre-
sentes en mis patrones de conducta? ¿Qué creencias limitantes conforman
mi mapa mental? ¿Cuál es la intención positiva de esas conductas que me
resultan conflictivas?

1.3-Estados internos
Los estados internos son la realidad emocional de la persona, una realidad
creada a partir de la interpretación de aquello que captamos a través de nues-
tro cinco sentidos. Los estados internos presentan dos modalidades diferen-
ciadas:

Representaciones internas: las imágenes que vemos y el modo en que


las visualizamos, lo que escuchamos y la manera en que escuchamos, etc.
Fisiología: las manifestaciones y sensaciones que experimentamos en nuestro
cuerpo.

Mente y cuerpo están indisolublemente unidos y funcionan como un siste-


ma. Por lo tanto, las imágenes mentales que visualicemos y el diálogo interno
que mantengamos en relación con una situación concreta, afectarán a nuestro
cuerpo y viceversa.

Nuestro cuerpo no miente. Aunque tratemos de justificar mediante la lógica


lo que nos está sucediendo, las emociones acaban manifestándose en nues-
tro cuerpo, nuestra voz o nuestra postura. Ante la aparición de una emoción,
como por ejemplo la ira, por más que intentemos razonar creyendo que en ese
contexto no el lógico sentir ira, será muy complicado reprimirla, dado que
se manifestará a través de un gesto o un cambio de color en la piel, es decir
alguna manifestación física desencadenada por la emoción experimentada.

El cuerpo pone de manifiesto aquello que la persona está sintiendo, por


lo que si hemos desarrollado cierta agudeza sensorial seremos capaces de
discernir los estados internos de los demás, así como las manifestaciones de

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nuestros propios estados internos. Nuestras representaciones internas tienen
un efecto tal sobre nuestro cuerpo, que si durante un periodo de tiempo pro-
longado enviamos los mensajes erróneos, podemos llegar a perjudicar nuestra
salud.

Los estados internos están organizados alrededor de las imágenes, sonidos


y sensaciones que experimentamos en cada situación. Cuando alguien reac-
cione de forma desmesurada ante una situación, prestemos atención a lo que
nos está diciendo su cuerpo acerca de sus estados internos. De esta forma
podremos ser más comprensivos en nuestras interacciones con los demás.

Seguramente todos nos hemos visto en una situación en la que una persona
reacciona exageradamente ante una simple pregunta y nos hemos pregunta-
do qué habremos dicho o hecho para propiciar tal respuesta. Probablemente
nada. Tal vez esa persona estaba conectando con imágenes o escuchando un
diálogo interno que la predispusieron a actuar de tal forma, no ante nuestra
pregunta, sino en general. No se trataba de nada contra nosotros personalmen-
te. Se trataba de lo que en ese momento se despertó en su interior, de aquello
que se disparó en su inconsciente en esas condiciones específicas.

Hay personas que emplean su energía en reprimir sus emociones, sobre


todo las negativas, convirtiéndose así en una bomba de relojería andante.
Cuando escondemos o reprimimos nuestras emociones, lo que en realidad
estamos haciendo es engañarnos a nosotros mismos. La rabia, la tristeza, el
miedo o cualquier otra emoción continúan creciendo en nuestro interior. Aun-
que no dejamos de ver, escuchar y sentir las mismas cosas, tratamos de no
mostrárselas a los demás.

Mantener unos estados internos equilibrados es de vital importancia para


nuestro rendimiento en cualquiera de las actividades que emprendamos en
nuestro día a día. Los deportistas de alto rendimiento son conscientes de ello,
y es por eso que trabajan arduamente tanto con su mente como con su cuerpo.
Saben que las horas de entrenamiento físico y el tiempo que invirtieron prac-
ticando no servirán de mucho si no afrontan la competición con sus estados
internos en óptimas condiciones.

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La habilidad de detectar nuestros estados internos y los de las personas que
nos rodean, constituye una herramienta muy valiosa para mejorar nuestra co-
municación y nuestras estrategias de resolución de conflictos. En el proceso
de acompañamiento será esencial que podamos reconocer el estado interno
del consultante con el fin de poder propiciar los cambios necesarios en su
sistema de representaciones. En los siguientes módulos se abordarán aspectos
de la PNL, como el rapport o la calibración, que nos ayudarán a afinar las ha-
bilidades adquiridas hasta el momento en la detección de los estados internos
propios y de los demás.

Prácticas

1. Descubre la intención positiva de tus conductas:


Escoge al menos dos situaciones concretas en las que suelas comportarte
de una forma que te resulta conflictiva o que desearías cambiar. Escribe para
cada una de ellas cuál es tu diálogo interno (qué te dices) y qué sentimientos
y emociones experimentas. A partir de esta información, detecta cuál es la
intención positiva de tu comportamiento.

2. Auto-evaluación de tus procesos de aprendizaje:


- Identifica los factores que impiden aprender (“enemigos del aprendiza-
je”). Una vez lo hayas hecho, redacta frases del tipo “suelo pensar que los
demás no tienen mucho que enseñarme”. Después léelas y compártelas con
un amigo/a o familiar y observa cómo te sientes interior y exteriormente con
esta afirmación.
- Escribe aquello que hayas aprendido con el paso de los años y en lo que
te consideras competente. ¿En qué soy bueno/a? ¿Qué habilidades destaco de
mí mismo/a?

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2-COMUNICACIÓN (I)
En este módulo comenzaremos a adentrarnos en el extenso mundo de la co-
municación. Exploraremos la comunicación verbal y no verbal, el papel que
desempeña la escucha en los procesos de comunicación, la importancia del
rapport o sintonía entre los interlocutores y los tipos de comunicadores según
Virginia Satir, entre otros aspectos. Además, haremos especial hincapié en
cómo optimizar nuestras habilidades comunicativas de manera que podamos
alcanzar una relación fluida y enriquecedora con los consultantes a quienes
acompañamos.

Este módulo contiene información tanto teórica como práctica que iremos
profundizando a medida que vayamos ampliando nuestros conocimientos
acerca de la comunicación en todas sus vertientes en los siguientes dos módu-
los, también dedicados a la comunicación.

2.1-¿Qué es la comunicac ión?


“Comunicación” es una palabra con un sentido tan amplio que podría abar-
car casi cualquier tipo de interacción con otros; desde una conversación banal
o un discurso hasta la persuasión o el mero intercambio de gestos con otra
persona. En realidad, ¿qué significa “comunicación”? Cuando observamos
la comunicación en su conjunto, hay algo que todos los procesos de comu-
nicación tienen en común: se requieren al menos dos interlocutores. Aunque
podamos hablarle, por ejemplo, a un muñeco o un peluche, no estamos comu-
nicándonos ya que no obtenemos respuesta alguna.

Durante la interacción con otra persona, lo que hacemos es escuchar sus


respuestas y reaccionar con nuestros propios pensamientos y sentimientos.
Esto implica que nuestra conducta en una situación determinada está moti-
vada por las respuestas internas evocadas por los que estamos viendo y escu-
chando. Por lo tanto, en una interacción solamente podremos anticipar lo que
nuestro interlocutor va a hacer o decir a continuación si le prestamos atención
suficiente.
Comunicación consciente e inconsciente

Recordemos que la comunicación se manifiesta en dos niveles, uno cons-


ciente y otro inconsciente. La comunicación consciente se produce cuando
aplicamos el raciocinio. En el proceso de comunicación, cada gesto viene a
ser el equivalente de una palabra de nuestro lenguaje hablado, en el cual, para
que se nos entienda, debemos ordenar los términos empleados para formar
frases y con estas, pensamientos completos. Así, las cuatro preguntas básicas
que debemos plantearnos en relación con nuestra comunicación consciente
son las siguientes: qué estoy diciendo, cómo lo estoy diciendo, cómo me sien-
to y qué impacto tienen mis palabras y gestos sobre los demás.

En los que respecta a la comunicación inconsciente, cabe destacar que to-


das esas reacciones inconscientes que surgen durante nuestra interacción con
otras personas acaban convirtiéndose en “hechos” no comprobados ante los
cuales reaccionamos. Por ejemplo, si a nivel inconsciente percibimos un gesto
concreto como una amenaza, responderemos de una forma acorde (agresivi-
dad, defensa, evasión) sin que para ello haya mediado un control consciente.

Comunicación verbal y no verbal

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Tal como explicamos en el módulo anterior, podemos definir “comunica-
ción” como la capacidad de transmitir mensajes tanto internos como externos.
Recordemos que primero se produce una comunicación interna, formada por
todo aquello que nos imaginamos, decimos y sentimos interiormente. Y, des-
pués, pasamos a la comunicación externa mediante palabras, gestos, posturas
o cambios de tono. De ahí que según la PNL sea imposible “no comunicar”;
la comunicación se construye mediante elementos verbales y no verbales.

Durante una conversación podemos detectar que existe en contenido ex-


plícito expresado mediante palabras (lenguaje verbal) que va acompañado de
un tono de voz y acciones corporales, como posturas, expresiones o gestos
(lenguaje no verbal). De hecho, para que exista comunicación ni siquiera es
necesario que haya lenguaje verbal; comunicamos aun cuando no decimos
nada y nos quedamos quietos.

Como vemos, las palabras constituyen únicamente una pequeña parte de


nuestra capacidad de comunicarnos. De acuerdo con las investigaciones rea-
lizadas en este campo, aproximadamente el 55% del efecto que nuestro men-
saje tiene sobre el interlocutor viene determinado por el lenguaje corporal, el
38% por el tono de voz que empleamos y solamente el 7% por el contenido
verbal emitido.

Estas investigaciones ponen de manifiesto la enorme influencia que nuestro


lenguaje corporal y tono de voz ejercen sobre el significado de lo que expre-
samos. Lo que realmente marca la diferencia no es tanto lo que digamos sino
cómo lo digamos. El lenguaje no verbal aporta contexto a la comunicación
verbal, amplifica la congruencia del mensaje y esta formado por las siguientes
modalidades:

• Lenguaje gestual: Cuerpo, gestos, rostro…


• Lenguaje visual: ojos, vista, formas, colores…
• Paralenguaje: voz, velocidad, tono, pausas, silencio, sonrisas…
• Aspecto exterior: vestimenta que me adscribe a un grupo social
• Espacio: distancia física con mi interlocutor y postura (inclinado, recto…)
• Aspecto cinestésico: movimientos de pies, manos, cabeza…

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Así, durante una conversación podemos detectar si su contenido es o no co-
herente con las acciones que se describen o se observan. El lenguaje no verbal
otorga multitud de pistas. La mirada, la postura, los tics nerviosos, la sudora-
ción, etc, son indicadores del estado interior. Decir “estoy seguro” cuando el
lenguaje no verbal nos indica lo contrario, es un indicador de incongruencia.
Nos han llegado dos mensajes contradictorios: uno verbal y otro no verbal.

La mejor manera de mantener una energía que fluye de un modo sano es


alinearse con el estado emocional a todos los niveles. Si uno no está contento,
mejor no decir que lo está. Es así de sencillo. Se elimina de raíz la hipocresía
y las interpretaciones posteriores.

La PNL defiende que todo acto comunicativo es cierto, ya sea verbal o no


verbal. Prestar atención a lo que nos dicen y cómo nos lo dicen puede ser re-
velador para destapar una incongruencia. Por lo tanto, lo que nos convertirá
en comunicadores eficaces es la toma de conciencia de que el significado de
la comunicación lo determina la respuesta que se obtiene. La verdadera co-
municación no radica en nuestra intención ni en la elección de las palabras
apropiadas, sino que consiste en evocar una experiencia y una respuesta espe-
rada en nuestro interlocutor.

2.2-Escucha act iva


Antes de abordar en profundidad la importancia e implicaciones de la es-
cucha activa, comenzaremos por definir otros conceptos más básicos como
los de “oír” y “escuchar”. A priori podría decirse que estos dos términos son
intercambiables, pero nada más lejos de la realidad. Podemos oír sin escuchar,
pero no escuchar sin oír. Cuando decimos que estamos oyendo, simplemente
estamos percibiendo sonidos a través de nuestro aparato auditivo sin necesi-
dad de procesar aquello que estamos oyendo. Sin embargo, cuando escucha-
mos estamos activando mecanismos adicionales, como la concentración y el
raciocinio, que nos permiten procesar la información que estamos recibiendo.

La escucha activa es una modalidad de comunicación en la que mostra-


mos a nuestro interlocutor que está recibiendo toda la atención posible, que

21
estamos atentos a lo que nos está diciendo y, además, que nos está resultando
interesante. El principal objetivo de la escucha activa consiste en motivar a
nuestro interlocutor a que siga hablando, a la vez que se siente cómodo, segu-
ro y atendido. Para ello, disponemos de diversas estrategias que nos permiten
mantenernos en un nivel de escucha activa:

1. Estar presente: de esta forma nos concentramos en el diálogo con nues-


tro interlocutor y no en nuestro propio diálogo interno.
2. Parafrasear: resumir mediante palabras diferentes lo que nos ha comu-
nicado nuestro interlocutor, sobre todo en relación con aquellos aspectos de
la conversación que consideremos esenciales.
3. Reconocer los estados internos: prestar atención al lenguaje no verbal
y las manifestaciones físicas de nuestro interlocutor. Los gestos, las expre-
siones, la respiración o los cambios de postura nos ayudan a conectar con el
estado interno de nuestro interlocutor.
4. Retroalimentación: mostrar activamente a nuestro interlocutor que lo
estamos escuchando a través del uso de gestos, frases o preguntas breves o
repeticiones de su discurso. La retroalimentación o feedback no consiste en
expresar nuestra opinión personal.
5. Mantenerse concentrado y calmado: al igual que nosotros, como
acompañantes, podemos calibrar y conectar con los estados internos de nues-
tro interlocutor, este también tiene la misma capacidad, aunque sea a un nivel
más inconsciente. Por lo tanto, es de vital importancia para mantener la es-
cucha activa que nuestro interlocutor se sienta arropado y seguro en nuestra
presencia.

Una de las principales características que comparten todos los grandes co-
municadores es la capacidad de saber escuchar. Una escucha atenta y activa
nos permitirá acceder a información valiosa que emplearemos para plantear
las preguntas pertinentes. Y si somos capaces de formular las preguntas clave,
habremos dado un paso de gigante en nuestro proceso de acompañamiento.
Antes de dar por terminado este apartado acerca de la escucha activa, recor-
demos cuáles son los principales obstáculos con que nos encontramos:

22
Enemigos de la escucha activa

• Falta de interés
• Falta de atención: generalmente debida a nuestro propio diálogo interno.
• Emitir juicios: para evitar los juicios deberemos aceptar la realidad del
consultante.
• Pasar por alto la comunicación no verbal
• Contar nuestra historia personal
• Adivinación: creer saber lo que el otro tiene que decirnos sin haberle
escuchado primero.
• Selección: quedarse solamente con las partes del discurso que nos resul-
tan útiles para reafirmar nuestro punto de vista individual.
• Entorno no adecuado
• Interrupciones

2.3-Relac ión espec ialista-consultante


La clave de la comunicación parte de la escucha. Si siempre queremos ha-
blar, estamos destilando egoísmo: “yo soy más importante que tú”. Desarro-
llar nuestras habilidades como acompañantes en Descodificación Biológica
parte de una escucha que requiere una verdadera disposición interna hacia lo
que el otro tiene que decirnos.

Como especialistas hemos de aprender a escuchar a los demás, ya que la


confianza se gana escuchando. Evitemos interrumpir al consultante si no ha
terminado de expresarse, pues no nos escuchará y seguirá elaborando mental-
mente lo que tiene que terminar de decirnos.

El especialista es un facilitador, es decir, aporta herramientas, pero no


cambia al consultante. Dejemos de tratar de cambiar a los demás. Si algo de
alguien nos disgusta, es posible que sea la imagen reflejada de una caracte-
rística que también tenemos pero no queremos reconocer como propia. Por
eso solo la vemos en los demás. Solo uno mismo puede cambiarse. Cualquier
intento por cambiar a otro es un acto inútil.

23
Esta idea deriva en un proceso de aprendizaje generativo acerca de no-
sotros, favoreciendo la elevación de la conciencia. En vez de cambiar en
función de los resultados, cambiamos siguiendo nuestra voz interior. Es por
eso que trataremos de limitar al mínimo las instrucciones y consejos. En vez
de ello, el especialista planteará preguntas para que el consultante descubra
dentro de sí las respuestas, desarrollando de esta manera su conciencia y su
responsabilidad individual. La mejor lección es la que se siente: aquello que
experimentamos, siempre será recordado.

Inventario de cualidades del especialista en Descodificación Bio-


lógica:

1. EMPATÍA
Los demás sienten tu apoyo incondicional. No juzgas, sino que compren-
des sus mundos.

2. FLEXIBILIDAD
Sabes despreciar las creencias limitantes y apoyar las creencias posibilita-
doras.

3. AUTENTICIDAD
Fuera roles y máscaras. Pensar lo que los otros esperan de nosotros nos
resta autenticidad, y posiblemente son simples creencias erróneas.

4. SABER PREGUNTAR
Preguntas para saber y conocer. No invades al otro y sabes aportarle fee-
dback.

5. SABER ESCUCHAR
Resístete a dar consejos. Si te sientes impulsado a hacerlo, pregunta antes.
Puede que el otro no quiera escuchar tus consejos.

6. ORIENTACIÓN A LA ACCIÓN
La vida empieza hoy. En el pasado están mis limitaciones e incapacidades
para darme cuenta de mi potencial. Para construir el futuro deseado, sigue
siempre adelante.

24
7. REALISMO Y HONESTIDAD
Conócete a ti mismo.

2.4-Rappor t

¿Qué es el rapport (o sintonía)?

El rapport (o sintonía) es una herramienta de la Programación Neurolin-


güística que nos permite influenciar a nuestro interlocutor, siempre en bene-
ficio mutuo con el fin de que la interacción y el trato sean más fluidos para
ambas partes. Cuando interactuamos con otra persona, pasamos a formar par-
te del mismo sistema. De ahí que la sintonía que se genere afecte de forma
decisiva a la comunicación, tanto positiva como negativamente. En el mejor
de los casos se creará una provechosa sinergia que propiciará que nuestro
interlocutor se sienta arropado y atendido, lo que redundará en un diálogo
fluido. La comunicación podría asemejarse a la danza, y en esta analogía el
rapport estaría representado por la música; se trata de conseguir que tanto
nosotros como nuestro interlocutor bailemos al compás de la misma música.

El rapport nos pone en el camino de una relación de respeto y confianza


mutuas, lo que resulta imprescindible para que el diálogo sea fructífero. La
calidad del rapport viene determinada por la actitud interna de la persona, su
capacidad para aceptar al interlocutor y su predisposición en el momento de
la interacción; no olvidemos que para poder dedicar toda nuestra atención a
nuestro interlocutor hemos de mantenernos en un estado de receptividad. Si
estamos agobiados o ansiosos por cualquier motivo, nos resultará extremada-
mente complicado alcanzar sintonía alguna; en otras palabras, siguiendo con
la analogía anterior, nosotros estaremos bailando salsa y nuestro interlocutor
un vals.

Una vez hayamos conseguido establecer un buen rapport, habremos esta-


blecido también un nivel de confianza suficiente con nuestro interlocutor, que
permitirá que este se abra a compartir experiencias y vivencias interiores. De
esta manera nos será posible acceder a su modelo de la realidad, lo que multi-
plicará la eficacia del acompañamiento que estemos llevando a cabo.

25
Funciones del rapport

De acuerdo con las presuposiciones de la Programación Neurolingüística,


el rapport es el encuentro de dos personas en el mismo modelo del mundo.
De hecho, se trata de una verdadera comunicación entre el inconsciente de
nuestro interlocutor y nosotros mismos. Así, el objetivo del rapport es crear
una atmósfera de cooperación y confianza entre ambas partes. De esta manera
es posible alcanzar una sinergia que propicia una comunicación desprovista
de juicios o distorsiones.

Una vez alcanzada esta sinergia que nos conecta con el inconsciente de
nuestro interlocutor, este nos abrirá las puertas de su mundo interior; se senti-
rá lo suficientemente cómodo y seguro como para abordar temas delicados o
conflictivos sin sentirse juzgado. Y es aquí donde radica la función principal
del rapport: ponernos en el lugar de la otra persona con el fin de alcanzar un
mayor grado de entendimiento y respeto. El rapport fomenta el desarrollo de
una escucha activa, lo que contribuye a que nuestro interlocutor deposite en
nosotros su confianza y se permita expresarse con libertad.

Algunos de los beneficios del rapport son los siguientes:

• Aumenta nuestra capacidad de observación


• Nos aporta flexibilidad
• Provoca ambiente positivo
• Desarrollo la comprensión
• Potencia nuestro carisma

Técnicas de rapport

Una vez establecido el marco teórico del rapport, pasaremos ahora a abor-
dar las cuestiones prácticas de esta valiosa herramienta. En primer lugar
ofreceremos unos delineamientos generales sobre la aplicación práctica del
rapport y, a continuación, trataremos en detalle algunas técnicas de rapport
específicas.

Estos son, grosso modo, los componentes más importantes para el buen

26
funcionamiento de nuestro rapport:

Calibrar: consiste en prestar atención a los indicadores externos del esta-


do interno de nuestro interlocutor, como su postura corporal (si está erguida,
gesticula con la boca o las manos, etc.), el ritmo de su respiración o el movi-
mientos de sus ojos (en el siguiente módulo se tratarán en profundidad tanto
la calibración como las claves de acceso ocular).

Escuchar: escucha atenta y activa del mensaje y las frases y palabras (los
denominados “predicados” se abordan en el siguiente módulo). Prestaremos
especial atención a la tonalidad que emplea nuestro interlocutor. ¿Cómo es
su tono de voz?, ¿es un tono grave o agudo?, ¿cuál es la velocidad de su dis-
curso?

Acompasar (Pacing/Reflejo): se dice que estamos acompasando a nuestro


interlocutor cuando, en aras de lograr sintonía, actuamos a modo de espejo en
relación con nuestra calibración y escucha iniciales. Ahora ya conocemos tan-
to su lenguaje verbal (palabras y expresiones que utiliza de manera distintiva)
como su lenguaje no verbal (su postura, tono de voz, velocidad de discurso,
respiración, etc.), por lo que ya somos capaces de reproducirlo. Procuraremos
adoptar en nosotros mismos las mismas manifestaciones externas que nuestro
interlocutor, incluyendo un tono de voz y una postura similares, sin olvidar-
nos de emplear un lenguaje en sintonía con el suyo.

Verificación: durante la conversación, conscientemente, haremos algún


movimiento diferente a los de nuestro interlocutor y, si nos acompasa, esto
quiere decir que el puente de la comunicación ya está tendido. En caso de que
la conversación o la situación lleguen a tensarse, comenzaremos de nuevo el
proceso.

Para consolidar los conocimientos teóricos ya facilitados acerca del rapport


o sintonía, vamos a facilitar ciertas técnicas de pacing o reflejo que nos ayu-
darán a comprender con mayor profundidad las aplicaciones del rapport.

27
Técnicas de reflejo

El procedimiento de reflejo (también conocido como acompasar o pacing)


se puede llevar a cabo tanto de forma verbal como no verbal. En su vertiente
no verbal, el reflejo se centra en la postura corporal de nuestro interlocutor,
su tono y timbre de voz, sus gestos, etc. Y en su vertiente verbal, consiste en
hacer uso del mismo lenguaje, tanto en términos de su estructura (sintaxis)
como de contenido (vocabulario). Nuestra capacidad de reflejo vendrá deter-
minada por nuestra habilidad de adaptación y nuestra agudeza visual.

Reflejo no verbal

Existen dos modalidades de acompasar en el terreno no verbal. En primer


lugar, podemos optar por reflejar directamente el lenguaje corporal espontá-
neo de nuestro interlocutor, ya sea la postura que este adopta o el compás de
su respiración. En este sentido es crucial que nuestro reflejo pase inadvertido,
ya que si imitamos ciertos gestos especialmente distintivos, corremos el ries-
go de que nuestro interlocutor se sienta ofendido. Se trata de que consigamos
adaptarnos a la otra persona, no de copiar al milímetro lo que esta hace. Así,
nos abstendremos de acompasar una respiración forzosa debida al asma, o
ciertos tics nerviosos que pueda presentar nuestro interlocutor.

La segunda modalidad del reflejo no verbal se basa en acompasar de for-


ma indirecta el lenguaje corporal del otro. Esta modalidad recibe el nombre
de “reflejo cruzado”. La principal diferencia de este procedimiento reside en
que nos moveremos en el mismo sistema sensorial (visual, auditivo o cines-
tésico); es decir, si queremos acompasar de forma indirecta la respiración
(actividad cinestésica) de la otra persona, lo haremos, por ejemplo, a través
del movimiento de nuestras manos o piernas (actividad cinestésica). O bien,
si la otra persona mueve los brazos, nosotros podemos acompasarla movien-
do las piernas. No obstante, también es posible acompasar de forma cruzada
empleando un sistema sensorial diferente. En el caso anterior, también po-
dríamos adaptarnos al ritmo respiratorio de la otra persona regulando el ritmo
de nuestro discurso (sistema auditivo).

Una vez se haya establecido y consolidado el rapport (lo sabremos porque

28
nuestro interlocutor nos ha concedido acceso a su mundo interno), podre-
mos orientar nuestro procedimiento de reflejo hacia la transformación de las
experiencias conflictivas o traumáticas en cuestión. Para ello, adoptaremos
cambios en nuestra expresión corporal con el fin de que la otra persona siga
nuestro ejemplo. Por ejemplo, si después de abordar una experiencia traumá-
tica nuestro interlocutor ha adoptado una posición tensa y rígida, nosotros nos
enderezaremos y relajaremos nuestros músculos, de tal manera que la otra
persona haga lo mismo, calmando así su estado interno.

Reflejo verbal

El reflejo verbal es una herramienta crucial que nos permitirá adaptar nues-
tra forma de expresarnos a la de nuestro interlocutor. Consiste básicamente
en detectar y adoptar los predicados y el estilo de la otra persona; la manera
en que se expresa refleja su percepción de la realidad. A continuación se de-
tallan varias técnicas de reflejo verbal que nos serán de gran ayuda para crear
sintonía: el diálogo controlado, la igualación verbal y el reencuadre verbal:

- Diálogo controlado: Esta técnica requiere que reparemos con exactitud


en lo que nuestro interlocutor nos está diciendo. De esta forma, podremos
responderle reflejando de forma indirecta el contenido del mensaje que ha
emitido. En definitiva, el diálogo controlado consiste en una escucha atenta
y la consiguiente “confirmación” de que el mensaje se ha transmitido correc-
tamente.
El diálogo controlado propicia la sintonía y construye una atmósfera de
confianza, dado que nuestro interlocutor recibe una confirmación de que está
siendo escuchado y respetado en su comunicación. De esta manera se dará
permiso a sí mismo para abrirse a que lo acompañemos a su mundo inte-
rior. La fórmula más extendida para aplicar el diálogo controlado sería la
siguiente: intervención del interlocutor, seguida de nuestra intervención, que
va precedida de la fórmula “Dices que...”; por ejemplo, si nuestro interlocutor
afirma “no merezco que me suceda nada bueno”, nuestro diálogo controlado
iniciará con la frase “dices que no mereces que te suceda nada bueno”, segui-
da de una pregunta o un comentario al respecto.

- Igualación verbal: En PNL, esta técnica de reflejo verbal recibe el nom-

29
bre de matching (igualación, emparejamiento, correspondencia). En primer
lugar, deberemos identificar el sistema de representación dominante de nues-
tro interlocutor para así movernos en ese mismo sistema y evitar la confusión
lingüística.
Es importante que tengamos en cuenta que el éxito de nuestro rapport de-
penderá de nuestra capacidad para adaptar nuestros recursos al sistema senso-
rial preferido por nuestro interlocutor. Si la persona que tenemos enfrente es
de tipo cinestésico y nosotros nos estamos moviendo en el plano visual inten-
tando, por ejemplo, evocar imágenes, muy difícilmente llegaremos a alcanzar
la sintonía. Sin embargo, si nos centramos más en las emociones y sensacio-
nes que está experimentando, nuestra técnica de reflejo será todo un éxito.

- Reencuadre verbal: El reencuadre o reinterpretación verbal tiene como


objetivo que nuestro interlocutor acepte su problema o conflicto y llegue a
aceptarse a sí mismo. Para ello, nosotros, como acompañantes, reaccionare-
mos ante la información expuesta por el consultante con un comentario que
neutralice o incluso permita positivizar su percepción negativa del problema
o el conflicto en cuestión.

Cuando expresamos nuestra aceptación en relación con las debilidades, ca-


rencias o excesos de nuestro interlocutor, calificándolas de humanas, natura-
les o normales, creamos un contexto de confianza y comprensión en el que
este puede replantearse su percepción e, idealmente, aceptarla. Para reencua-
drar una valoración negativa, podemos emplear fórmulas como “Te respeto,
el problema que te aflige es totalmente aceptable”.

A modo de mecanismo de defensa, nuestra psique nos conduce a obviar en


nosotros mismos aquellos rasgos, conductas o emociones que consideramos
negativos y que rechazamos en los otros. Incluso llegamos a reprimirlos o
erradicarlos de nuestra experiencia consciente. Es imprescindible que entre-
mos en contacto con estos aspectos que despreciamos de nosotros mismos si
deseamos solucionar o transformar esos conflictos que nos afligen.

30
2.5-Tipos de comunicador según Virginia Sat ir
Virginia Satir, psicoterapeuta familiar de renombre internacional, fue una
de la excepcionales terapeutas modeladas por Bandler y Grinder para crear
el metamodelo y otras técnicas básicas de Programación Neurolingüística.
Richard Bandler conoció a Virginia Satir a principios de los 1970, cuando
él estaba trabajando con la editorial de Virginia editando transcripciones de
Fritz Perls. Junto a John Grinder, Bandler modeló más tarde sus métodos
terapéuticos; varias de las técnicas centrales de la PNL, como la igualación
verbal y la técnica del reencuadre, fueron inspiradas directamente por las ha-
bilidades y procedimientos terapéuticos de Satir.

Una de las principales contribuciones de Satir fue el desarrollo de los cua-


tro patrones universales de comunicación incongruente (aplacador/concilia-
dor, acusador, superrazonable e irrelevante/distractor), más un modelo con-
gruente funcional.

Aplacador o conciliador

Perfil del aplacador


• Sus palabras concilian: “Todo lo que tú quieras está bien”, “Lo siento,
fue mi culpa, perdóname”
• Su cuerpo suplica: “Estoy desamparado”
• Su diálogo interno: “Sin él/ella estoy perdida/o”, “No valgo nada”, “Yo
tengo la culpa”

El aplacador es un comunicador que no suele expresar su opinión, especial-


mente cuando puede ser contraria a la de los demás. Busca la aprobación y el
amor de los demás, tratando de complacer, de disculparse, de congraciarse;
para el aplacador es imprescindible contar con la aprobación de los demás.
En un nivel profundo, la autoestima del aplacador está muy dañada, por lo
que se creen inferiores e incluso responsables de lo que ocurre a su alrededor.
Se consideran víctimas y nunca sienten ser lo suficientemente buenos. Sien-
ten miedo, soledad y tienen sensación de dependencia.

31
Si el aplacador llegar a conectar con sus verdaderos deseos y aprende a
expresarlos, se convertirá en una persona más feliz y sus relaciones con los
demás será más auténticas.

Si te has identificado con este modelo comunicativo, plantéate estas pre-


guntas: ¿Hasta qué punto me gustaría estar cerca de otra persona aplacadora?,
¿qué pasaría si pudiera comunicar de una manera más funcional?

Acusador

Perfil del acusador


• Sus palabras están en desacuerdo: “Nunca haces nada bien”, “Tú tienes
la culpa”
• Su cuerpo culpa: “Yo soy el que manda aquí”
• Su diálogo interno: “Estoy solo, soy un fracasado”

El acusador siempre encuentra los errores de los demás, es autoritario y


dictatorial. Suele emplear palabras de desaprobación y descalificación. A me-
nudo trata de imponer sus criterios y opiniones, ya que su meta en la vida es
ganar y tener la razón, aunque sea a costa de los intereses y demandas de los
demás. Es poco tolerante ante quienes discrepan de él. Para ello se esfuerza
en recalcar los defectos de los demás para culparlos. Suele pasar por alto los
derechos y necesidades de los demás, pues sólo importan los suyos propios.
El acusador manda, y no le importa rebajar a los demás, pues con los fallos y
acusaciones de los otros se crece y cree hacerse más fuerte.

A un nivel profundo el acusador ve en los defectos de los demás los suyos


propios y su propia insatisfacción personal. Son personas que no están con-
tentas con su vida ni con nada de lo que les rodea.

Si te has identificado con este modelo comunicativo, plantéate estas pre-


guntas: ¿Es posible que otras personas puedan aportarme algo que me ayu-
de?, ¿cómo podría beneficiarme escuchar más a los demás?

32
Superrazonable

Perfil del superrazonable


• Sus palabras son razonables en exceso: “Según dijo...”, “Tal como esti-
pula la Ley...”
• Su cuerpo calcula: “Soy frío, calmado e imperturbable”
• Su diálogo interno: “Me siento vulnerable”

El superrazonable evita mostrar sus emociones. Es correcto, lógico y razo-


nable en exceso. Según Virginia Satir, estas personas se guían por la siguiente
norma: ”Di las palabras correctas, no demuestres sentimientos, no reaccio-
nes”. Su actitud es estereotipada y muy estudiada, lo contrario a la esponta-
neidad y flexibilidad. Su comportamiento y reacciones siempre están basados
en opiniones de expertos, leyes, argumentos científicos o figuras de autoridad
bajo las que se amparan de un modo que ellos creen es objetivo e irrefutable.

En un nivel profundo estas personas se sienten muy vulnerables y débiles,


y su mecanismo de defensa es desconectarse de sus emociones para parecer
perfectos. Suelen ser introvertidos y de trato amable pero su lejanía emocio-
nal hace que no conecten con las personas a un nivel profundo.
Si te has identificado con este modelo comunicativo, plantéate lo siguiente:
Trata de decir en alguna ocasión “esto no lo sé”, “existen muchos puntos de
vista y yo no los conozco todos”.

Irrelevante o distractor

Perfil del irrelevante


• Sus palabras son irrelevantes: Las palabras no tienen sentido
• Su cuerpo está contorsionado y distraído
• Su diálogo interno: “A nadie le importo”, “No hay lugar para mí”

Son personas de las que podría decirse que “no están centradas”. Viven en
su mundo. Le resulta difícil asumir responsabilidades. Su atención es disper-
sa, su capacidad de escucha es baja y desempeñan el papel del distractor. En
una conversación no interactúan con los demás al hilo de la misma, sino que
van por libre. Hacen preguntas a destiempo, que nada tienen que ver con lo

33
que se está hablando e ignoran las preguntas que se les formulan y responden
explicando algo que nada tiene que ver con lo que se está hablando. En la ges-
tión de conflictos, el irrelevante se muestra esquivo y evita la confrontación.

En un nivel profundo, el irrelevante se siente aturdido y cree no importarle


a nadie y no tener sitio en ningún lugar.

Si te has identificado con este modelo comunicativo, plantéate lo siguiente:


Trata de de centrarte en una conversación como espectador atento. Permanece
presente en la conversación y al final de ella toma tu momento para intervenir.

Comunicador congruente funcional

Esta comunicación se da cuando el comunicador reúne las siguientes ca-


racterísticas:
• Está conectado con sus emociones, y es consciente de sus pensamientos
y conductas, por lo que es capaz de tomar responsabilidad por sus actitudes
y conductas.
• Es congruente y coherente en relación con lo que expresa, lo que dice, y
su lenguaje corporal.
• Verifica su propio mensaje para compararlo con lo escuchado y así deter-
minar si ha habido alguna interferencia en la comunicación.
• Es un comunicador valiente, no evita la confrontación y a la vez siempre
respeta la autoestima de su interlocutor. Demuestra franqueza y respeto tanto
al hablar como al escuchar.
• En definitiva, el comunicador congruente es responsable, pone límites
y se expresa con claridad. No juzga ni culpa. Es directo y consciente de sus
propias necesidades y tiene en cuenta las del otro, así como el contexto en el
que se desenvuelve.

Para concluir este apartado citaremos a Virginia Satir: “Hay una relación
entre la forma de comunicación de una persona y su nivel de autoestima”.
Así, el nivel en el que nos comunicamos es proporcional a nuestro grado de
crecimiento y desarrollo personal.

34
Práctica

1. Rapport mediante reflejo no verbal y verificación

Para esta práctica será necesario que pidamos a otra persona que nos ayude.
Pediremos a nuestro colaborador que nos relate primero una experiencia posi-
tiva (una anécdota divertida o un viaje). A medida que estemos conversando,
iremos adaptando nuestra postura corporal, gestos, respiración y el tono y
timbre de nuestra voz a los de nuestro colaborador.
A continuación, le pediremos que nos relate una experiencia negativa (algo
que le haya entristecido, decepcionado o abrumado), y haremos el mismo
ejercicio de reflejo. El objetivo consiste en que, durante este relato de la ex-
periencia negativa, poco a poco vayamos adoptando las expresiones carac-
terísticas de la experiencia positiva de nuestro colaborador. Veremos cómo
nuestro colaborador se sincronizará con nuestro “nuevo” lenguaje corporal y
cambiará su percepción de la experiencia desagradable.

- Esquema:

• Colaborador relata experiencia positiva


• Especialista aplica la técnica del reflejo
• Colaborador relata experiencia negativa
• Especialista aplica la técnica del reflejo
• Durante este relato desagradable, el especialista induce al colaborador
para que vaya adoptando las expresiones características de la experiencia po-
sitiva

35
3-COMUNICACIÓN (II)
3.1-Siste mas representac ionales
Como bien sabemos, la comunicación comienza con nuestros pensamien-
tos, y a continuación usamos las palabras, el tono y el timbre de voz y el len-
guaje corporal para transmitirlos a los demás. El acto de pensar nos resulta un
tan obvio y natural que pocas veces nos paramos a reflexionar acerca de ello.
Normalmente pensamos acerca de lo que estamos pensando, no en cómo lo
estamos pensando.

¿Qué son los pensamientos? Se trata de un proceso complejo en el cual
empleamos nuestros sentidos internamente para representar, comprender y
conferir sentido a la realidad en la que vivimos. Cuando pensamos, tenemos
ideas y construimos internamente imágenes, sonidos, sensaciones táctiles,
olores, sabores y emociones asociadas a sentimientos. De hecho, la mayoría
de nuestros pensamientos son una combinación de constructos sensoriales,
que pueden ser tanto recordados como construidos.

Por lo general, asumimos que los demás piensan empleando los mismos
mecanismos que nosotros, por lo que damos por hecho que comprenderán
nuestro lenguaje y construirán representaciones internas exactas del conteni-
do y la carga emocional de la información que estamos emitiendo. Pero este
no suele ser el caso... Todos representamos nuestra realidad de conformidad
con los estímulos que captamos mediante nuestros sentidos, y este procedi-
miento viene determinado por nuestras experiencias, recuerdos y aprendiza-
jes adquiridos en el seno de la familia, la escuela, la universidad o nuestro cír-
culo de amigos. Y toda esta información almacenada en nuestra mente (tanto
consciente como inconsciente) actúa como filtro para que podamos codificar
y representar el mundo que nos rodea.

Gran parte de los problemas de comunicación que experimentamos están


relacionados con la manera en que traducimos a lenguaje verbal aquello que
queremos comunicar, dado que damos por hecho que nuestro interlocutor está
recibiendo el mensaje de la misma manera en la cual nosotros lo codifica-
mos. Por lo tanto, si queremos optimizar la eficacia de nuestras habilidades
comunicativas, es de vital importancia que nos familiaricemos con el funcio-
namiento de nuestro cerebro y descubramos cuáles son los sistemas represen-
tacionales que empleamos para interactuar con nuestra realidad.

No olvidemos que para el inconsciente no existe diferencia alguna entre


una experiencia real o imaginaria, y esto se debe a que empleamos las mismas
vías neurológicas para representar la experiencia en nuestro interior que para
experimentarla directamente; la activación neuronal es la misma. El pensa-
miento tiene efectos físicos directos, ya que cuerpo y mente conforman un
sistema integrado. Imaginemos por un instante que nos estamos comiendo
nuestro plato favorito: el plato será imaginario, pero la salivación que se ha
generado, no.

La PNL ha estudiado las formas en que captamos, almacenamos y codifica-


mos la información en nuestra mente (oír, ver, sentir, etc.), y reciben la deno-
minación de sistemas representacionales. Se definen tres maneras de percibir
el mundo y aprender con lo que este nos proporciona. Todos tenemos una
predominancia de uno de estos sistemas, que averiguaremos al final de este
apartado.

Sistemas representacionales principales:

Visual: procesamos más imágenes que palabras, lo que nos lleva a recordar
en imágenes. Dado que las imágenes fluyen a gran velocidad, el pensamiento
de una persona visual suele ser veloz.

Auditivo: procesamiento por palabras. Hace referencia a los sonidos capta-


dos del exterior y al diálogo interno. Suelen tener más problemas para comu-
nicarse, porque necesitan estructurar su discurso.

Cinestésico o kinestésico: sentir es vivir; es decir, las sensaciones capta-


das por los sentidos. Suelen expresarse con lentitud porque necesitan sentir

37
primero lo que van a expresar. Aquí se incluyen sensaciones táctiles como el
tacto, la temperatura o la humedad, y sensaciones recordadas, emociones y
equilibrio y conciencia del propio cuerpo.

En nuestra cultura, los sistemas visual, auditivo y cinestésico constituyen


los sistemas representacionales principales. La relevancia e impacto que los
sentidos del gusto y el olfato presentan en nuestras representaciones de la
realidad no suelen ser especialmente significativas. De hecho, a menudo se
incluyen en el sentido cinestésico. Suelen servir como información inmediata
y potente que acompaña a los otros sistemas.

Es importante tomar en consideración que los sistemas representacionales


no se excluyen mutuamente, de hecho lo más habitual que es que procesemos
la información combinando varios sistemas de forma simultánea. Por ejem-
plo, podemos visualizar una escena, escuchar los sonidos presentes en ella y
conectar con las sensaciones asociadas a ella.

Sistema representacionales preferidos

Externamente empleamos nuestros sentidos de una manera constante, no


dejamos de percibir. Si bien seguramente prestemos más atención a un sen-
tido que a otro en función de la situación que estemos experimentando, el
resto de nuestros sentidos nunca deja de funcionar. Por ejemplo, si nos encon-
tramos en una exposición de fotografías usaremos más nuestra vista; en un
recital emplearemos más nuestro oído; o durante un masaje primará el sentido
cinestésico. Sin embargo, cuando hablamos de sistemas representacionales
preferidos, nos referimos a uno o dos sistemas representativos que favorece-
mos cuando procesamos mentalmente la información. Aunque somos capaces
de usarlos todos, ya desde una temprana edad tenemos nuestras preferencias.

Estas preferencias en relación con los sistemas representacionales expli-


can el hecho de que algunas personas sean más hábiles o tengan talento para
llevar a cabo ciertas actividades. Esto se debe a que estas personas han de-
sarrollado en mayor medida uno o varios sentidos internos, que manejan de
forma natural y sin apenas esfuerzo. Por el contrario, en ocasiones uno de los
sistemas representacionales puede estar poco desarrollado, por lo que ciertas

38
actividades resultarán complicadas; si nos cuesta evocar imágenes mentales,
probablemente también nos resultará difícil plasmarlas sobre un papel o un
lienzo.

Es importante aclarar que, a pesar de que todos tenemos un sistema repre-


sentacional preferido, es posible que, en función de la experiencia que este-
mos viviendo, empleemos un sistema representacional distinto; por ejemplo,
puede que utilicemos sonidos para recordar vivencias desagradables e imáge-
nes para las alegres.
¿Y para qué nos sirve conocer nuestro sistema representacional y el de
los otros? Pues bien, conociendo esta información podremos entender mejor
nuestro mapa mental y el de los demás y podremos optimizar la comunica-
ción adaptándonos al sistema representacional preferente de nuestro interlo-
cutor para así crear sintonía, acompasar o calibrar.

Ejercicio breve para determinar nuestro sistema representacional preferido:

Recuerda cómo has preparado el desayuno esta mañana.


• ¿Cuál es tu recuerdo espontáneo?
• ¿Te ves a ti mismo/a en la cocina, ves los alimentos y los utensilios?
(visual)
• ¿Oyes los ruidos distintivos de los platos, las tazas, los cubiertos, tal vez
la cafetera o la tostadora? (auditivo)
• ¿Percibes el sabor o el olor de los alimentos, el café o el té? (olfativo/
gustativo)
• ¿Experimentas la sensación de tocar y manipular los alimentos y los
utensilios; experimentas la temperatura de lo que ingieres y de lo que tocas
con tus manos? ¿Te invade alguna emoción concreta en relación con esta ac-
tividad? (cinestésico)

3.2-Predicados: palabras y expres iones con


base sensor ial

Además del ejercicio anterior en el que evocamos mentalmente un recuer-
do para determinar nuestro sistema representacional preferido, contamos con

39
otros indicadores que nos ayudarán a detectar los sistemas representacionales
que estamos empleando: los predicados (a través del lenguaje) y los movi-
mientos oculares (ver siguiente apartado). En este apartado nos ocuparemos
de las palabras y expresiones con base sensorial, es decir, cómo la forma en
que empleamos el lenguaje nos ofrece información acerca del sistema repre-
sentacional en uso.

Usamos el lenguaje para describir nuestros pensamientos, de manera que la


elección de nuestras palabras pondrá de manifiesto qué sistema representacio-
nal estamos empleando. Así, ante una misma experiencia, las descripciones
que obtendremos de la misma variarán en función del sistema representacio-
nal en uso. Por ejemplo, tres personas salen de la misma exposición; la pri-
mera podría describir su experiencia como un estímulo para su imaginación,
que le permitió ver más claras las intenciones del autor; la segunda podría
decir que le resultó armoniosa con un tono muy adecuado a nuestros tiempo;
y la tercera podría centrarse en la calidez de la atmósfera creada y la solidez
del trabajo del autor. Cada una de las personas emplea un sistema representa-
cional diferente, siendo estos visual, auditivo y cinestésico, respectivamente.
Estas palabras con base sensorial (en cursiva) se llaman predicados, y nos
permiten reconocer el sistema representacional de una persona.

Para nosotros, en calidad de acompañantes en Descodificación Biológica,


es crucial detectar el sistema representacional en el que está moviendo nuestro
consultante con el fin de conseguir sintonía. Para ello, deberemos adaptarnos
al lenguaje que nuestro interlocutor emplea para describir sus pensamientos y
experiencias. Así, si nuestro interlocutor presenta las ideas empleando predo-
minantemente el canal visual, nosotros adoptaremos dicho canal como siste-
ma preferente. Cuanto más podamos acercarnos a su forma de representar el
mundo, tanto mayor será la sintonía que logremos. Siguiendo esta estrategia,
cuando nos dirijamos a grupos, lo ideal sería que nos expresáramos con una
combinación de predicados, de manera que establezcamos sintonía con los
visualizadores, los auditivos y los cinestésicos.

A continuación ofrecemos un inventario de palabras y expresiones con base
sensorial que no pretende ser exhaustivo sino ilustrativo:

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Palabras visuales
Mirar, ver, imaginación, imagen, escena, visualizar, perspectiva, brillo, re-
flejo, enfocar, mostrar, ilustrar, prever, observar, vigilar, visión, revelar, oscu-
ridad, claridad, horizonte, apariencia, luminoso...

Expresiones visuales
A simple/primera vista, verlo claro, arrojar luz a una cuestión, tener un
punto ciego, “ya veo lo que dices”, dar color a algo, tener un futuro/porvenir
oscuro...

Palabras auditivas
Decir, resonar, expresar, contar, preguntar, acentuar, discutir, oír, escuchar,
proclamar, gritar, agudo, grave, silencioso, vocal, armonioso, mudo, disonan-
te, tono, timbre, monótono, audible...

Expresiones auditivas
Estar a tono, ser todo oídos, me suena, vivir en armonía, hacer oídos sor-
dos, alto y claro, dar la nota, me suena a chino, palabra por palabra...

Palabras cinestésicas
Tocar, suave, cálido, frío, frialdad, calidez, apagado, aburrido, pesado, den-
so, sólido, sensible, firme, contacto, empujar, acariciar, agarrar, presión, to-
que, tensión, concreto, liso, arrugado, sostener...

Expresiones cinestésicas
Estar en contacto, seguir la corriente, tener fuerza, captar una idea, sentir
algo en el alma, estar hecho polvo, meter el dedo en la llaga, romper el hielo,
tener la piel de gallina, suave como un guante, arañar/rascar la superficie...

Palabras olfativas
Aroma, oler, fragante, ahumado, perfumado, fresco, rancio, olfatear...

Palabras gustativas
Saborear, amargo, salado, agrio, amargo, ácido, dulce, jugoso, sabor, gusto...

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Palabras neutrales
Decidir, considerar, pensar, meditar, motivar, cambiar, conciencia, evaluar,
procesar, recordar, reconocer, atender, entender, comprender, aprender...

3.3-Claves de acceso ocular


Otro de los indicadores que nos ayudará a detectar los sistemas representa-
cionales que estamos empleando son los movimientos oculares o movimien-
tos lateral del ojo. Las claves de acceso ocular constituyen una herramienta
valiosa para saber si una persona está pensando en imágenes, sonidos o sensa-
ciones, y si tales representaciones son recordadas o están siendo construidas.

Por lo general, cuando visualizamos alguna experiencia pasada, nuestros


ojos tienden a mirar hacia arriba a la izquierda (canal visual recordado), mien-
tras que si intentamos construir una imagen a partir de palabras o imaginamos
algo que no hemos visto nunca, nuestros ojos se moverán hacia arriba a la
derecha (canal visual construido). El movimiento ocular de nuestros ojos será
en horizontal hacia la izquierda cuando recordemos sonidos (canal auditivo
recordado) y hacia la derecha cuando construyamos sonidos que no hemos es-
cuchado antes (canal auditivo construido). Cuando accedemos a sensaciones,
el movimiento de nuestros ojos será, por lo general, hacia abajo a la derecha
(canal cinestésico), mientras que si movemos los ojos hacia abajo a la izquier-
da, quiere decir que estamos manteniendo un diálogo interno (canal digital
auditivo). Cuando desenfocamos la mirada y miramos hacia delante o hacia
el horizonte, es indicativo de un proceso de visualización.

Es importante que tomemos estas claves de acceso ocular a modo de guía y


no como una norma rígida. Siempre hay excepciones, por lo que deberemos
observar cuidadosamente a nuestro interlocutor antes de aplicar estas indi-
caciones generales. No obstante, las claves de acceso serán coherentes para
cada persona, incluso aunque contradigan el presente modelo. Es posible que
una persona mire arriba a la derecha para acceder a imágenes que está cons-
truyendo, y hacia arriba a la izquierda para recordar imágenes. Y esto lo hará
sistemáticamente de la misma forma, sin mezclar aleatoriamente las claves
de acceso. Recordemos también que las personas zurdas este modelo suele
estar invertido.

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43
Pasemos ahora a comprobar en nosotros mismos cómo funcionan las cla-
ves de acceso ocular. Para ello, ofreceremos una serie de preguntas asociadas
a la activación de cada uno de los canales de representación interna. Para este
ejercicio no son importantes las respuestas a las preguntas, sino el proceso de
pensamiento. Algunas de las preguntas pueden procesarse a través de cana-
les diferentes a los que exponemos; es decir, que si una pregunta del bloque
correspondiente al canal visual la procesamos mediante el canal cinestésico,
esto solamente es reflejo de nuestra flexibilidad y creatividad personales.

Preguntas para acceder al canal visual recordado


• ¿Cuáles son los colores de la bandera de tu país?
• ¿De qué color son los ojos de tu padre?
• ¿Cuántas habitaciones tiene tu casa?

Preguntas para acceder al canal visual construido


• ¿Cómo te verías vestido/a completamente de color naranja?
• Imagina un animal mezcla de perro y pez
• Deletrea la palabra “hola” al revés

Preguntas para acceder al canal auditivo recordado


• ¿Cuál de tus familiares tiene la voz más aguda?
• Escucha la sirena de una ambulancia
• ¿Puedes escuchar tu canción favorita?

Preguntas para acceder al canal auditivo construido


• ¿Cómo sonaría un instrumento mezcla de piano y guitarra?
• Escucha la voz de tu madre hablando a doble velocidad
• ¿Cómo sonaría la voz de un árbol?

Preguntas para acceder al canal digital auditivo (diálogo interno)


• Recita interiormente una oración de agradecimiento
• Cuando hablas contigo mismo/a, ¿de dónde procede la voz?
• ¿Qué te dices internamente cuando has alcanzado un objetivo?

Preguntas para acceder al canal cinestésico (incluyendo el olfato y el gusto)

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• Recuerda el sabor de tu comida favorita
• ¿Qué se siente al caminar descalzo sobre la hierba?
• Piensa en el olor del café recién molido

3.4-Las Submodalidades
Como ya hemos mencionado, los sistemas representacionales son mo-
dalidades o formas de percibir el mundo. En este apartado vamos a profun-
dizar en los detalles que conforman nuestra manera de pensar a través de las
submodalidades. Cuando hablamos de submodalidades, nos referimos a los
bloques sobre los que se construyen los sentidos. Imaginemos que nuestro
sistema representacional preferido es el visual. Entonces, cuando estamos des-
cribiendo una imagen mental, podemos añadir información detallada sobre lo
que estamos visualizando. ¿Es una imagen brillante o mate? ¿Veo a través de
mis propios ojos o me veo a mi mismo/a? ¿Es una imagen en blanco y negro o
en color? ¿Hay movimiento o es estática? ¿Hay diálogo interno? ¿La sensación
que experimentas es ligera o pesada? ¿Dónde sitúas la escena en el espacio?
Podemos seguir precisando dentro de cada uno de los sistemas representacio-
nales hasta alcanzar el nivel de detalle deseado. Cuando pensemos en algo o
recordemos alguna vivencia, siempre habrá una estructura de submodalidades
que sustente nuestra percepción de tal pensamiento o vivencia.

A continuación se expone un inventario de las distinciones más habituales


de las submodalidades:

Visuales
• Brillo (brillante-mate)
• Claridad (claro-oscuro)
• Color (Blanco/negro-color)
• Distancia (lejos-cerca)
• Localización (lugar en el espacio)
• Tamaño (pequeño-grande)
• Percepción (asociado-disociado)

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Auditivas
• Volumen (bajo-alto)
• Tono (grave-agudo)
• Velocidad (lento-rápido)
• Localización (procedencia)
• Ritmo (regular-irregular)

Cinestéstcas
• Temperatura (calor-frío)
• Intensidad (fuerte-débil)
• Peso (pesado-ligero)
• Textura (áspero-suave)
• Sabor y olor (agradable-desagradable [detallar sabor/olor concreto])

Cambio de submodalidades

En la práctica, las submodalidades pueden emplearse para ayudarnos


a tomar el control de nuestras emociones del pasado y en relación con el
futuro. Cuando en un recuerdo o proyección mental cambiamos las submo-
dalidades, estamos también cambiando nuestros recuerdos y proyecciones.
De hecho, la influencia y el significado que los pensamientos y recuerdos
tienen para nosotros se sustentan en una serie de submodalidades, más que en
el contenido en sí. Cuando trabajamos con el cambio de submodalidades ya
no estamos respondiendo a la situación propiamente dicha, sino al recuerdo
que hemos registrado en relación con ella (recuerdo construido a través de
submodalidades). La situación original ya ha sucedido y no puede cambiarse,
aunque sí podemos modificar nuestra percepción de tal situación.

Para ilustrar esta aplicación práctica del cambio de submodalidades


proponemos un breve ejercicio que nos permitirá experimentar de primera
mano los cambios que se producen en nuestras emociones, en nuestra for-
ma de experimentar una vivencia concreta, cuando operamos cambios en las
submodalidades. Por ejemplo, uno de los cambios que más profundamente
afecta a la estructura interna de nuestros recuerdos es la modificación de la
forma en que se percibe tal recuerdo. Así, si revivimos el recuerdo de forma

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asociada (a través de nuestros propios ojos), la intensidad que esté tendrá será
mucho mayor que si lo vivimos de forma disociada (viéndonos a nosotros
mismos desde fuera). La disociación quita la fuerza emocional de una expe-
riencia, así que si se trata de una experiencia agradable, esta perderá su agra-
do, mientras que si estamos ante una experiencia desagradable, esta perderá
gran parte del dolor que nos aflige.

Ejercicio:

• Piensa en una experiencia desagradable que hayas vivido recientemente


• Cierra los ojos y conéctate con la experiencia (dónde estás, qué ves, qué
oyes, qué sientes...)
• Ahora imagina que tienes un mando a distancia en tus manos con el que
puedes ir modificando las submodalidades de la escena. Ajústalas, juega con
ellas.
• Usa el mando a distancia para aumentar o disminuir la intensidad de los
colores, incorpora más colores, puedes jugar con la claridad de la imagen, el
volumen de los sonidos, etc.

Se trata de ir detectando cómo los cambios en las submodalidades generan


cambios en nuestras emociones y nuestra manera de percibir la situación.
El objetivo de este ejercicio consiste en cambiar submodalidades hasta que
la experiencia de partida haya dejado de ser desagradable o su intensidad se
haya rebajado considerablemente.

3.5-Calibrac ión y Lenguaje corporal

Calibración

En el módulo anterior vimos brevemente cómo la calibración constituye un


paso importante en el proceso de rapport. Ahora vamos a profundizar en la
experiencia subjetiva de nuestro interlocutor. Calibrar consiste en observar y
registrar detalladamente la fisiología de nuestro interlocutor en relación con
un estado interno concreto (cuando ya conocemos la experiencia que está
reviviendo). El objetivo del proceso de calibrado reside en ser capaces de

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extraer conclusiones acertadas sobre los procesos internos de nuestro inter-
locutor en función de los cambios fisiológicos que se manifiestan en él/ella.
Así, cada vez que vuelvan a manifestarse, podremos reconocer el proceso
interno de nuestro interlocutor. Es importante que no generalicemos la corre-
lación entre determinados procesos internos y ciertas manifestaciones físicas,
ya que estas son aplicables únicamente para una una persona y una situación
concretas.
Así, a modo de ejemplo, si nuestro interlocutor tiene los ojos muy abiertos,
la mirada al frente, surcos en la frente y los labios apretados, probablemente
esté experimentando ira a nivel interno. O si mira hacia la derecha con los
ojos bien abiertos y un pliegue en sus fosas nasales, seguramente esté experi-
mentando un estado de sorpresa.

Como orientación, ofrecemos a continuación un listado de las manifesta-


ciones fisiológicas que trataremos de reconocer en nuestro interlocutor:
• Ritmo de la respiración
• Posición de la respiración (alta, media, baja)
• Movimientos de la nariz (abertura de las fosas nasales)
• Tonalidad y color de la piel
• Movimientos y tamaño de los labios
• Movimientos de los ojos y velocidad de parpadeo
• Posición del cuerpo
• Dilatación o contracción de las pupilas
• Pequeños movimientos, gestos, inclinación de la cabeza...

Lenguaje corporal

Como podemos constatar, para realizar una calibración precisa de los esta-
dos internos nos será de utilidad profundizar en las implicaciones y significa-
dos de nuestro lenguaje corporal. Nuestras emociones, nuestros pensamientos
y nuestro cuerpo están interconectados y forman un sistema integrado. Si a
nivel emocional estamos deprimidos, a nivel mental estaremos pensando en
ello y a nivel físico lo demostraremos a través de nuestra postura y actitud. La
emoción y el pensamiento suscitan cambios en nuestro cuerpo, como una pér-
dida de brillo en los ojos, una reducción en nuestro nivel de energía y de acti-
vidad y una determinada postura e inclinación de nuestro cuerpo (en este caso

48
de depresión, el cuerpo y la mirada tenderán a ir hacia abajo a la derecha).

Por el contrario, si caminamos erguidos, con fluidez, nos expresamos


enérgicamente y miramos al frente, no cabe la posibilidad de que estemos
deprimidos. Más bien todas estas pistas fisiológicas nos indican que estamos
alegres y tenemos motivación. El tono de piel es saludable, los ojos brillan y
los niveles de energía están por las nubes.
Seguramente habremos hablado en numerosas ocasiones con personas que
tienen los brazos y las piernas cruzados, lo que es indicativo de que están
bloqueando el diálogo o las aportaciones nuevas. Puede que parezca que nos
están escuchando, pero en realidad no están aceptando interiormente nuestras
contribuciones, estas personas están cerradas al diálogo.

Por otro lado, si rememoramos una experiencia desagradable, los músculos


de la cara, así como el cuerpo en su conjunto, se volverán rígidos y tensos.
Mientras que si revivimos una experiencia agradable, ocurrirá todo lo contra-
rio, nuestros músculos se relajarán, lo que nos permitirá ser más flexibles e,
incluso, sonreír.

Cuando veamos a una persona con su cabeza inclinada hacia la izquierda o


que camina por la calle con la mirada fijada hacia abajo, esto nos indicará que
el diálogo interno está activo. En ese momento no existe el mundo exterior,
solamente su fuero interno en el que estará reflexionando, tomando decisiones.

Démonos cuenta de cómo un simple pensamiento puede disparar todos es-


tos indicativos fisiológicos. El cuerpo no miente, ya que tal como dijimos al
inicio de este apartado, es el fiel reflejo de nuestras emociones y pensamien-
tos. Para lograr un calibrado y una comprensión profunda del lenguaje corpo-
ral deberemos practicar y practicar, potenciando así nuestra agudeza visual y
nuestras capacidades de asociación. De esta forma podremos reconocer nues-
tros propios estados internos y los de las personas que nos rodean.

A modo de complemento a esta información, estas son otras señales del


cuerpo y lo que significan:
• Puño cerrado: tensión, nerviosismo, ocultar la verdad
• Hombros caídos: depresión, sensación de impotencia

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• Sentarse sobre una pierna: personalidad conformista, dificultad para to-
mar decisiones
• Pestañear constantemente: atención absoluta
• Jugar con un bolígrafo u otro objeto: nerviosismo, inquietud, ansiedad
• Mirar el reloj mientras se habla: prisa, intranquilidad
• Mirar el reloj mientras otro habla: impaciencia, desinterés
• Echarse hacia atrás en una butaca: confianza en uno mismo
• Tono de voz muy elevado: agresividad
• Golpetear los dedos sobre una superficie: intranquilidad, impaciencia
• Tocarse la nariz al responder una pregunta: falta de sinceridad

3.6-Estados de la mente: Asoc iado y disoc iado


El estado disociado y asociado, es una de las submodalidades básicas
utilizadas en PNL. Estos dos estados pueden definirse como el modo en que
una persona participa en una escena o recuerdo concreto. Veamos en qué con-
sisten cada uno de ellos y cómo emplearlos para intensificar o atenuar estados
emocionales:

Estados asociados

Se refiere a los estados en los que se experimenta un acontecimiento en el


tiempo; es decir trasladándonos en el tiempo como si estuviera ocurriendo en
el presente, en ese momento presente y en el propio cuerpo, mirando con los
propios ojos. Reviviendo una experiencia pasada en estado asociado hay una
plena vivencia en el momento; es revivirlo de manera más directa.

El estado asociado muchas veces genera más impacto en la persona, su


fisiología cambia mucho más que si reviviera la misma experiencia en estado
disociado. Estamos más involucrados y tenemos sensaciones más intensas
cuando nuestra mente recuerda o imagina de forma asociada.

Estados disociados

Se refiere a ubicarse en la posición de observador mental de su propia ac-

50
ción; es decir, verse a uno mismo con los ojos del observador. Nos vemos a
nosotros mismos desde fuera, igual que si estuviésemos viendo una película
en una pantalla de cine o televisión. Somos una persona más dentro de la es-
cena y estamos rodeados del resto de personas, objetos, paisaje, etc.

Todo aquello que nos aporte alegría, fuerza, motivación y sea positivo para
nosotros, es conveniente recordarlo o imaginarlo en estado asociado porque
reforzará e incrementará nuestras sensaciones y emociones positivas. Si se
trata de recuerdos negativos o estamos visualizando algo que nos produce
miedo o dolor, procuremos recordarlo o visualizarlo en el estado disociado.
De esta forma disminuye la carga emocional y nos sentimos más distantes de
la escena puesto que la estamos viendo desde fuera.

Las submodalidades de estado disociado y asociado nos permiten “dirigir”


los recuerdos y las visualizaciones utilizando a voluntad cada una de ellas
para atenuar o intensificar nuestra implicación emocional. Veamos un ejem-
plo de cómo podemos jugar con estas submodalidades para conectar a otra
persona con recursos internos:

- Ejemplo de cambio de submodalidades asociado/disociado

Inducir estado disociado


Imagínate que estás en el cine viéndote a ti mismo/a en la pantalla
Obsérvate a ti mismo/a actuando con este comportamiento
Obsérvate a ti mismo/a actuando como si.... ¿Cómo sería?

En este estado se detectan y observan desde fuera los recursos.

Asociar al consultante
Entra en la película y observa cómo te sientes utilizando el comportamien-
to/recurso seleccionado. En este estado se sienten los recursos.

Verificación ecológica
¿Deseas realmente incorporar esos nuevos comportamientos? / ¿Cómo te
sientes ahora que tienes este recurso?

51
3.7-Congruenc ias e incon gruenc ias
Cuando hablamos de congruencia e incongruencias en PNL, nos referimos
a al cruce que se produce entre nuestros valores y nuestras creencias. Precisa-
mente los valores y creencias constituyen una parte muy importante de nues-
tro mapa, dado que son los que configuran y dan sentidos a nuestra vida. Los
valores definen los que es importante para cada uno de nosotros, y el conflicto
se produce cuando diferentes partes de nosotros albergan valores diferentes y
tienen intereses e intenciones distintas.

Congruencia: comportamiento externo y estado interno en el que la in-


tención, meta, proceso y acción van en una misma dirección. Estado de ser
armonioso y unificado donde el individuo actúa de forma sincera y positiva
de cara a la consecución de un logro.

Incongruencia: estado en el que el comportamiento y representaciones y/o


estados internos se encuentran en conflicto. En este caso las manifestaciones de
conducta entre lo que dice o se desea y lo que se hace aparecen contradictorias.

Por ejemplo, si uno de mis principales valores es la familia y uno de mis


objetivos a nivel profesional es conseguir un ascenso (lo que implicaría más
horas de trabajo y menos tiempo con la familia), entonces estoy en incon-
gruencia: mi objetivo (determinado por creencias del tipo “para ser mejor pa-
dre tengo que trabajar más y ganar más dinero”) y mi valor están en conflicto.

Cuando tenemos un objetivo claro y bien enfocado en nuestro horizonte,


todas las partes involucradas colaboran para lograrlo; eso es congruencia.
Cuando hay congruencia, el logro de cualquier objetivo es fácil y se alcanza
con un esfuerzo mínimo, porque todas las fuerzas propias se encaminan hacia
el objetivo. Seguro que todos hemos percibido esta sensación de logro en al-
gún momento de nuestra vida. Una sensación de fuerza y poder personal que
no permite un acceso libre a nuestros recursos. En resumen, somos congruen-
tes cuando nuestras creencias, valores e intereses actúan conjuntamente para
darnos el empuje necesario para alcanzar nuestras metas.

Ahora que ya tenemos claro lo que sucede y cómo nos sentimos cuando

52
somos congruentes, veamos ahora cómo podemos detectar nuestras incon-
gruencias. En un estado de incongruencia habrá mensajes internos mezclados
que redundarán en un mensaje confuso y ambiguo. Como consecuencia de
este mensaje, la persona en cuestión emprenderá acciones que conducirán al
autosabotaje y la confusión.

Así, cuando nos estemos enfrentando a una situación de este tipo, en la que
estamos siendo incongruentes, también estamos recibiendo una información
realmente valiosa: nuestro inconsciente nos está indicando que es momento
de reflexionar, recabar más información o explorar otros objetivos. Prestemos
pues atención a nuestros estados internos para poder diferenciar entre un es-
tado de congruencia de un estado de incongruencia.

Práctica

Calibración de movimientos oculares y lenguaje corporal:

Para esta práctica será necesario que pidamos a otra persona que nos ayude.
Pediremos a nuestro colaborador que nos cuente una experiencia en la que no
pudo alcanzar el objetivo que se había propuesto. A continuación, le pedire-
mos que imagine cómo habría deseado que sucedieran las cosas de manera
que alcanzara su objetivo.

Durante ambos relatos calibraremos las claves de acceso ocular y las mani-
festaciones fisiológicas de nuestro interlocutor, reparando en cómo cambian
de un relato a otro. Para ello será de utilidad anotar nuestras impresiones en
un cuaderno.

53
4-COMUNICACIÓN III
4.1-Metamodelo del Leng uaje
Definición

Las palabras que utilizamos hablan de cómo percibimos el mundo y nuestra


relación. Pero una cosa es lo que queremos decir, otra cosa es lo que decimos
y otra lo que se interpreta. La importancia que las palabras tienen en nues-
tra comunicación es determinante, de modo que se hace indispensable que
aprendamos a utilizar el lenguaje con precisión. Para ello, es necesario que
tengamos claros los conceptos de estructura profunda y estructura superficial.

La estructura profunda hace referencia a la manera en que captamos y al-
macenamos a través de nuestros sentidos los estímulos procedentes de nues-
tro entorno. Las experiencias vividas de esta forma son precisas, completas y
carecen de distorsiones, fundamentalmente porque la estructura profunda no
es consciente. Hemos de tener en cuenta que el lenguaje se encuentra en un
nivel neurológico profundo, de manera que para traducir todo lo registrado en
nuestra estructura profunda lo que hacemos es reducir esta estructura profun-
da para poder hablar con claridad. Y esta “traducción” de nuestra estructura
profunda es lo que expresamos verbalmente, lo que decimos, y recibe el nom-
bre de estructura superficial.

La pregunta que vamos a abordar en estos primeros apartados de este mó-


dulo es ¿cómo pasamos de la estructura profunda a la estructura superficial?
Acabamos de explicar que para traducir todo lo que captamos a través de
nuestros sentidos necesitamos reducirlo o abreviarlo. Cuando una persona re-
curre al lenguaje para procesar sus experiencias (al hablar con otras personas
o en su diálogo interno), la estructura profunda inicial sufre ciertas modifica-
ciones como consecuencia de los procesos de abstracción. Otro factor a tener
en cuenta a este respecto son los procesos psicológicos que se activan para
reprimir, eliminar o rechazar las experiencias que nos resultan desagradables.
Todos estos mecanismos de “traducción” de una estructura a otra se basan en
el uso del metamodelo del lenguaje.
El metamodelo del lenguaje nos proporciona un conjunto de preguntas que
nos permiten recuperar información desde la estructura profunda del lenguaje
a partir de la estructura superficial. Es decir, a partir de las palabras de nuestro
interlocutor, podemos hacer una serie de preguntas que nos permiten conocer
en más detalle la experiencia completa del otro a través de sus filtros mentales
(creencias, valores, etc).

El metamodelo del lenguaje lo desarrollaron Grinder y Bandler mientras


modelaban a Fritz Perls y Virginia Satir. Ellos obtenían resultados sobresa-
lientes con sus pacientes pidiéndoles que especificaran más sus experiencias
utilizando una serie de preguntas para recabar información y comprender me-
jor el problema de sus clientes. Grinder y Bandler observaron que, al moverse
desde la estructura profunda a la superficial, es decir, al poner en palabras sus
experiencias, las personas, de manera inconsciente:

Seleccionaban solamente una parte de la información de la estructura pro-


funda. Gran cantidad quedaba fuera. Este proceso se llama omisión.
Generalizaban ignorando posibles excepciones y condiciones especiales.
Señalar todas y cada una de las posibles excepciones y condiciones haría la
conversación tremendamente aburrida (generalización).
Daban una versión simplificada que, inevitablemente, alteraba el significa-
do, o bien fantaseaban sobre lo que era posible o había sucedido. (distorsión).

Con el fin de recuperar la información perdida a consecuencia de las omi-


siones, generalizaciones y distorsiones, Grinder y Bandler identificaron una se-
rie de patrones con sus correspondientes preguntas y lo llamaron metamodelo.
Este metamodelo busca especificidad y detalles para conocer con mayor pro-
fundidad el modelo del mundo de nuestro interlocutor. Todo acto comunicativo
humano tiene el potencial de ser ambiguo, lo que puede derivar en conflictos
y malos entendidos. El objetivo de estas preguntas consiste en solventar dicha
ambigüedad para acceder directamente a la información que falta.

Veamos ahora ese conjunto de patrones y preguntas que nos permitirán


reunir información para ahondar en la experiencia de alguien con el fin de
conseguir una mejor representación de tal experiencia. Se trata de descender
siempre a los hechos, y a partir de ellos, observar las interpretaciones que se

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hicieron de esos hechos específicos. Para ello, emplearemos las metapregun-
tas, y con ellas desafiaremos las interpretaciones y creencias limitantes de
nuestro interlocutor. Si somos capaces de formular las preguntas apropiadas,
encontraremos la llave para entrar en el mapa del consultante. Idealmente,
plantearemos las metapreguntas empleando ¿qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuán-
do?, ¿dónde?, y evitaremos el uso de ¿por qué?, dado que no nos suele dar
información fiable y estaríamos entrando en el terreno de las justificaciones
(este tema se tratará cuando abordemos las creencias limitantes).

1. Omisiones

Las omisiones se producen cuando seleccionamos únicamente una


parte de la información que recibimos o queremos transmitir y que es la que
para nosotros más importa. Cuando nos hallemos ante una omisión, el obje-
tivo será encontrar la información perdida. En el metamodelo se distinguen
cuatro tipos de omisiones: la omisión simple, la omisión por comparación, la
falta de índice referencial y los verbos inespecíficos.

Omisiones simples

En las omisiones simples el interlocutor crea una limitación, por lo que nues-
tro objetivo será especificar y concretar para completar o enriquecer el mapa:

“Estoy nervioso”

Desafío: ¿Nervioso con respecto a qué, específicamente?

“No me gusta mi vida”

Desafío: ¿Qué no te gusta de tu vida, específicamente?

Ejercicio de metapreguntas:

“Hago demasiado” _____________________________


“Me gusta esta chica” ____________________________
“Me siento perdido” ____________________________________

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Omisiones por comparación

En las omisiones por comparación deberemos encontrar los elementos que


se han suprimido. Cuando decimos que algo está bien o mal, fácil o difícil, no
especificamos comparado con qué o quién.

“Esto está mal”

Desafío: ¿Mal, comparado con qué?

“Es una persona realmente complicada”

Desafío: ¿Comparada con quién?

Ejercicio de metapreguntas:

“Sería más conveniente marcharnos” __________________________


“Es demasiado caro” ____________________________
“Podríamos haber acabado peor” _________________________________

Falta de índice referencial

Cuando hablamos de que falta el índice referencial significa que se ha eli-


minado la referencia principal, es decir, no se especifica quién o qué ejecuta
la acción.

“La gente es cruel”

Desafío: ¿Qué personas, específicamente?

“No me quieren”

Desafío: ¿Quién no te quiere, específicamente?

Ejercicio de metapreguntas:

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“Todo el mundo me critica” _____________________________
“Nadie se ocupa de mí” ______________________________
“Mi familia no me entiende” _____________________________

Verbos inespecíficos

Los verbos que carecen de complementos específicos no expresan la ex-


periencia concreta. Es necesario que conozcamos el hecho en particular para
poder interpretarlo adecuadamente. Cuando nos encontremos antes esta es-
trategia de omisión, deberemos llevar a nuestro interlocutor a que revise la
experiencia a la que hace referencia el verbo inespecífico y determinar la
importancia subyacente de aquello que se omite.

“Yo demuestro a mis hijos que los quiero”

Desafío: ¿Cómo les demuestras que los quieres, exactamente?

“Su amiga la ha traicionado”

Desafío: ¿De qué manera, exactamente?

Ejercicio de metapreguntas:

“Su comentario me hirió” _____________________________


“Mis padres me ayudan mucho” ____________________________
“Mi jefe intentó engañarme” ____________________________________

2. Generalizaciones

Las generalizaciones nos sirven para estructurar nuestra realidad. En este


proceso de estructuración, solamente algunos elementos del modelo de
nuestro interlocutor se desprenden de la experiencia original y acaban re-
presentando la categoría total. Formulando preguntas específicas dirigidas a
recuperar el contenido subyacente de las generalizaciones, podremos llevar
a nuestro interlocutor a que reexamine sus afirmaciones y compruebe en qué

58
casos específicos tales afirmaciones son válidas. Para ello, emplearemos me-
tapreguntas del tipo ¿cómo exactamente?, ¿quién concretamente? o ¿qué es-
pecíficamente?

Cuantificadores universales

Cuando nos encontremos ante palabras como “todos”, “nadie”, “siempre”,


“nunca”, etc., sabremos que estamos frente a una generalización, dado que
no se están contemplando las excepciones. Además, el uso de cuantificadores
universales también implica, por lo general, una falta de índice referencial, por
lo que nos encontramos ante una generalización por omisión. En ocasiones,
estos cuantificadores están implícitos en nuestras afirmaciones: “los famosos
son unos engreídos”. En esta frase los cuantificadores “todos” y “siempre”
no se explicitan. Buscaremos deshacer la universalidad de la generalización.

“Los famosos son unos engreídos”

DESAFÍO: - Reiterar el cuantificador universal: ¿TODOS los famosos?


- Exageración: ¿Estás diciendo que todos y cada uno de los
famosos con los que te has encontrado han sido siempre unos absolutos en-
greídos?
- Buscar un contra-ejemplo: ¿No has encontrado a algún fa-
moso que no fuera engreído?
- Especificar: ¿Qué famoso, concretamente, es un engreído?

“Nadie trabaja aquí”

DESAFÍO: - Reiterar el cuantificador universal: ¿NADIE trabaja aquí?


- Exageración: ¿Estás diciendo que absolutamente ninguno de
los empleados de esta empresa trabaja?
- Buscar un contra-ejemplo: ¿No has encontrado a alguna per-
sona que trabajara?
- Especificar: ¿Qué personas, concretamente, no trabajan?

59
Ejercicio de metapreguntas:

“Los hombres son unos inútiles” _____________________________


“Todos me ignoran” ____________________________
“Todos los ricos buscan enriquecerse más”
_______________________________

Operadores modales

A través de los operadores modales ponemos límites regidos por re-


glas de conducta no escritas que no nos permitimos sobrepasar. Hay dos gran-
des grupos de operadores modales: los de posibilidad y los de necesidad.
Los operadores modales de posibilidad delimitan nuestro mapa, definiendo
lo que consideremos posible para nosotros mismos. Así, expresiones como
“no puedo”, “no soy capaz” o “es imposible” limitan nuestras posibilidades.
Es importante que no censuremos el uso de los operadores modales de posi-
bilidad en positivo, dado que en tal caso nos ayudan a conectar con nuestras
capacidades (“puedo”, “soy capaz”, “es posible”).

En cuanto a los operadores modales de necesidad, estos suelen incluir


también una tonalidad de obligación. Se refieren a una serie de reglas de con-
ducta que no son explícitas y se expresan mediante palabras como “debería”,
“no debería” o “tengo que”. Cuando desafiemos estas generalizaciones (tanto
las de posibilidad como las de necesidad), llevaremos a nuestro interlocutor a
plantearse las consecuencias, reales o imaginarias, de ignorar tales reglas.

Operadores modales de posibilidad (intentaremos proyectar a estados


futuros deseados)

“Es imposible que apruebe el examen”

Desafío: ¿Qué pasaría si aprobases el examen? ¿Qué te lo impide?

“No puedo decirte lo que siento”

Desafío: ¿Qué pasaría si pudieses? ¿Qué te lo impide?

60
Operadores modales de necesidad

“Tengo que ir a ver a mi abuela”

Desafío: ¿Qué pasaría si no fueras a verla?¿Quién te obliga?

“Debería estudiar otra carrera”

Desafío: ¿Qué pasaría si no lo hicieras? ¿Qué o quién te lo impide?

Ejercicio de metapreguntas:

“Tengo que comer sano” _____________________________


“No debería ir solo” ____________________________
“Me resulta imposible relajarme” ________________________________

Juicios generalizados

En nuestras interacciones con el mundo que nos rodea evaluamos y


generalizamos nuestras vivencias para nuestro propio uso. Sin embargo, ten-
demos a universalizar nuestros juicios y a asumir que nuestras conclusiones
son aplicables a la percepción de los demás. Estos juicios generalizados limi-
tan nuestro potencial y nuestros recursos, de manera que nuestras preguntas
irán encaminadas a que nuestro interlocutor encuentre vivencias que se esca-
pen a la regla general.

“Está mal hacerlo así”

Desafío: ¿Según quién? ¿Quién dice que está mal? ¿Cómo lo sabes? ¿En
virtud de qué criterio?

“No es normal que se comporte así”

Desafío: ¿Normal para quién? ¿Normal según qué criterio? ¿Cómo lo sa-
bes?

61
Ejercicio de metapreguntas:

“Es incorrecto saludar de esa forma” _____________________________


“Es injusto que lo trates así” ____________________________
“A quien madruga, Dios le ayuda” ______________________________

3. Distorsiones

¿Qué nos hace creer que las cosas son tal y como las estamos interpretan-
do? Nuestro mapa determina la manera en que interpretamos el mundo y,
en ocasiones, damos por sentado que nuestra interpretación es válida para
los demás. En esta categoría también nos encontramos con los juicios que
universalizamos, dado que estos también contribuyen a distorsionar nuestra
realidad. Cuando experimentamos nuestra reacción ante un estímulo exter-
no como la única posible, como si no tuviéramos otra opción, atribuimos al
otro la responsabilidad de nuestra propia reacción. Cuando desafiemos las
distorsiones, buscaremos que nuestro interlocutor se responsabilice de sus
propias vivencias y reacciones. Las principales estrategias de distorsión son
las nominalizaciones, el modelo causal (causa-efecto), la lectura mental, las
equivalencias complejas y las presuposiciones.

Nominalizaciones

Las nominalizaciones, también llamadas sustantivaciones, son procesos


transformados en sucesos o bien verbos transformados en sustantivos. Busca-
remos especificar el verbo, reencontrar el objeto y transformar la abstracción
en un proceso.

“Tengo una enorme responsabilidad”

Desafío: ¿De qué tienes que responsabilizas exactamente?

“En esta empresa no hay respeto”

Desafío: ¿A quién no se respeta? ¿Quién no respeta? ¿Cómo no se respeta?

62
Ejercicio de metapreguntas:

“Tengo grandes esperanzas” _____________________________


“En esta clase no hay libertad” _____________________________
“Siento mucha frustración” ______________________________

Modelo causal (causa-efecto)

El modelo causal permite establecer una relación de causa-efecto en-


tre dos situaciones o experiencias en el mapa de nuestro interlocutor. Una
situación X causa la situación Y. Cuando desafiemos esta estrategia de distor-
sión, preguntaremos cómo ocurre concretamente este proceso, o bien busca-
remos un ejemplo en el que no ocurra dicho proceso.

“Mi vecina me hace enfadar”

Desafío: ¿Cómo te hace enfadar? ¿Alguna vez que ha hecho algo no te has
enfadado con ella?

“La lluvia me pone triste”

Desafío: ¿Alguna vez ha llovido y no te has puesto triste?

Ejercicio de metapreguntas:

“Me aburres” _____________________________


“Su voz me pone de los nervio” _________________________
“Acabaría el trabajo, pero es sábado” ____________________________

Lectura mental

Las lecturas mentales se producen cuando presumimos saber lo que otra


persona está pensando o sintiendo sin contar para ello con evidencias direc-
tas. Muchas veces son válidas, dado que constituyen una respuesta intuitiva
a ciertas pistas no verbales en las que hemos reparado de forma inconsciente
o que hemos calibrado. Sin embargo, a menudo son puras alucinaciones re-

63
lacionadas en gran medida con lo que nosotros mismos pensaríamos o senti-
ríamos en la misma situación. Nuestro objetivo consistirá en buscar la fuente
de información.

“Él ya no se preocupa por mí”

Desafío: ¿Cómo lo sabes exactamente?

“Sé qué le motiva en realidad”

Desafío: ¿Cómo sabes qué le motiva exactamente?

Ejercicio de metapreguntas:

“José no es feliz” _____________________________


“Ella no sabe cómo me siento” _____________________________
“Hace esto para mantenernos contentos”
______________________________

Equivalencia compleja

Las equivalencias complejas son dos situaciones o experiencias li-


gadas por una relación de equivalencia en el mapa de nuestro interlocutor.
La situación X significa Y. Cuando desafiemos las equivalencias complejas
nuestro objetivo será separar la relación de equivalencia y llevar a nuestro
interlocutor a que tome conciencia de que es su propio mapa el que ha esta-
blecido este nexo.

“No me saluda, creo que me odia”

Desafío: ¿De qué manera el hecho de que no te salude prueba que te odia?
¿Alguna vez no has saludado a alguien a quien no odias?

“Está nublado, es un mal día”

Desafío: ¿Alguna vez ha estado nublado y ha sido un buen día? ¿De qué

64
manera el hecho de que esté nublado significa que es un mal día?

Ejercicio de metapreguntas:

“Mi esposa no me ama. No me besó al despedirse” _______________________


“No me mira a los ojos cuando le hablo. No me respeta”
____________________
“No sonríe, así que no se está divirtiendo” ____________________________

Presuposiciones

Presuponer implica hacer algún tipo de atribución a otra persona o


situación. Todos tenemos creencias y expectativas que van formándose e inte-
grándose a través de nuestra experiencia personal. No podemos vivir sin ellas,
por lo que nos encontraremos ante la necesidad de suponer algunas cosas en
determinadas situaciones. Existen tres grandes tipos de presuposiciones: las
que inician con un “¿por qué?” (“¿Por qué no me dices la verdad?” - presu-
posición: me estás mintiendo), las que ofrecen falsas alternativas (“¿Quieres
limpiar el baño ahora o más tarde?” - presuposición: vas a limpiar el baño)
o las que contienen palabras como “desde”, “cuando” y “si” o verbos como
“darse cuenta” o “saber/ignorar” (“Desde hace una semana estás decaído” -
presuposición: antes de la semana pasada no estabas decaído).

“¿Por qué no sonríes más?” (presuposición: no sonríes lo suficiente)

Desafío: ¿Qué te hace creer que no sonrío lo suficiente?

“¿Quieres ir a la playa hoy o mañana?” (presuposición: vas a ir a la playa)

Desafío: ¿Qué te hace pensar que quiero ir a la playa?

“Si mi hermano estudiara, aprobaría sin problema” (presuposición: no es-


tudia)

Desafío: ¿Qué te hace pensar que no estudia?

65
Ejercicio de metapreguntas:

“¿Por qué no vas a visitar más a tu abuela?”


_____________________________
“Lo entenderás cuando seas más hábil” _____________________________
“Eres tan ignorante como tu primo” ______________________________

Usos del metamodelo

¿Cuáles son las aplicaciones del metamodelo?

Modelar: mediante el metamodelo podemos explicitar los procesos cons-


cientes e inconscientes de nuestro interlocutor. A través de la escucha y del
planteamiento de preguntas clave seremos capaces de poner de manifiesto y
sintetizar tales procesos.

Obtener información clara y detallada: el metamodelo constituye una


valiosa herramienta de interrogación dado que nos permite detectar las ambi-
güedades de nuestro interlocutor. A través de las metapreguntas llevaremos a
nuestro interlocutor a eliminar las ambigüedades o profundizar en los mensa-
jes que emite.

Filtro del diálogo interno: el conocimiento del metamodelo nos propor-


ciona herramientas para detectar y modificar nuestro propio diálogo interno.

Cambio de creencias: el metamodelo también nos ofrece la posibilidad de


desafiar y desestabilizar creencias limitantes, tanto las propias como las de
los demás. En el siguiente módulo trataremos en profundidad esta temática.

Inducción de trances hipnóticos: para inducir trances hipnóticos haremos


un uso inverso del metamodelo, ya que lo que nos interesa es ser lo más ambi-
guos que podamos. En el módulo 8 estudiaremos específicamente la Hipnosis
Ericksoniana y la inducción de trances.

66
Uso elegante del metamodelo

¿Cómo podemos utilizar el metamodelo de una forma elegante?

• Estar en rapport
• Usar un tono de voz suave y una velocidad de habla moderada
• Evitar los desvíos. Mantener la atención puesta en el objetivo. Usar el
tiempo que sea necesario, de un modo relajado, directo y preciso
• Usar “atenuadores” ante de los desafíos: “Me imagino que…” “¿Me
puedes decir…?” “ Siento curiosidad por…”
• Repetir las palabras del interlocutor, asegurándonos de que sean exacta-
mente las mismas palabras que fueron utilizadas

Si el interlocutor no sabe por dónde comenzar, se pueden ofrecer opciones


con tal de que se respete lo siguiente: que exista una larga pausa del hablante
antes de empezar a hablar, que su comportamiento no verbal indique que tie-
ne una representación interna de lo que va a decir, que el interlocutor parezca
estar entrando en estado de confusión.

4.2-Resumen del metamodelo

A) ELIMINACIONES
Desafío: encontrar la información omitida

1. Omisión simple
“Tengo miedo”, “eso no me gusta”, “hago demasiado”
Metapregunta: ¿qué/de qué/con respecto a qué, específicamente?

2. Omisión de comparación
“Eso está mal”, “no es correcto”, “es mejor/peor”
Metapregunta: ¿en comparación con qué? ¿en relación con qué?

3. Falta de índice referencial


“La gente es mala”, “Nadie me quiere”, “Todos me critican”
Metapregunta: ¿quién, específicamente?

67
4. Verbos inespecíficos
“Me ayudó mucho”, “Ella lo traicionó”, “Se preocupan por mí”
Metapregunta: ¿cómo, específicamente?

B) GENERALIZACIONES
Desafío: ampliar posibilidades

1. Cuantificadores universales
Siempre, todos, nadie, nunca, jamás, cada vez, ningún, etc.
Metapregunta: repetir el cuantificador (¿siempre, nunca, todos...?); exage-
ración (¿estás diciendo que todos y cada uno/ que nunca en tu vida...?); buscar
un contra-ejemplo (¿alguna vez...?); especificar (¿quién/qué/cuándo, especí-
ficamente?)

2. Operadores modales
De posibilidad: “no puedo”, “imposible”
De necesidad: “tengo que”, “debería”
Metapregunta: ¿qué/quién te lo impide?, ¿qué/quién te obliga?, ¿qué pasa-
ría si...?

3. Juicios generalizados
“Está mal”, “es injusto”, “no es normal que”
Metapregunta: ¿cómo lo sabes?, ¿según qué criterio?; ¿quién lo dice?

C) DISTORSIONES
Desafío: clarificar la interpretación del mapa

1. Nominalizaciones
“Tengo esperanzas”, “Me causa frustración”
Metapregunta: ¿qué, específicamente? (pasar de sustantivo a verbo)

2. Modelo causal (causa-efecto) – situación X causa estado Y


“Hace que me enfade”, “Mi padre me hirió”, “Me pone nervioso”
Metapregunta: ¿cómo, específicamente?, ¿alguna vez... (buscar contra-
ejemplo)?

68
3. Lectura mental
“No me quiere”, “no sabe cómo me siento”, “no se preocupa por mí”
Metapregunta: ¿cómo lo sabes, exactamente?

4. Equivalencia compleja – Si X, entonces Y (X significa Y)


“No me sonríe, ya no me ama”, “Llueve, será un mal día”
Metapregunta: ¿de qué manera X hace que Y?, ¿alguna vez pasó X sin que
sucediese Y?

5. Presuposiciones
Preguntas que inician con “¿por qué?” (¿por qué no ríes más?); falsas alter-
nativas (¿quieres ver una película o una serie?); afirmaciones con “si”, “des-
de”, “cuando”, “darse cuenta”, “saber/ignorar” (“si estudiaras, aprobarías”)
Metapregunta: ¿qué te hace pensar que...?

Ejemplo de detección de metamodelo

“¿Por qué no dejan estos pesados de preocuparse por mí constantemente?


Hace que todavía me enfade más: sé que debería contenerme, pero no puedo.”

Este ejemplo contiene lectura de pensamiento y equivalencia compleja (se


preocupan por mí = son unos pesados = me molestan), causa y efecto (hace),
cuantificadores universales (constantemente), juicios (pesados), comparacio-
nes (más), operadores modales de posibilidad y necesidad (debería, no pue-
do) y verbos inespecíficos (preocuparse).

4.3-Lenguaje verbal vs Lenguaje cerebral


Un error que cometemos habitualmente es creer que el lenguaje que emplea
el cerebro es por completo verbal. Recordemos que durante nuestra existen-
cia nos programamos a través de nuestros recuerdos, creencias y el entorno
donde hemos crecido, y todo ello va a dar una estructura a los procesos de
pensamiento.

La mente humana se divide en dos grandes bloques, la consciente y la in-

69
consciente, y con ambas realizamos la totalidad de nuestras funciones, desde
el pensamiento al control de nuestro organismo. Recibimos la información en
nuestro cerebro a través de los sentidos, a través del sistema visual, auditivo
y kinestésico. Y teniendo en cuenta que alrededor del 90% de la información
que manejamos durante los procesos de pensamiento pertenece al reino del
inconsciente, podemos constatar que el lenguaje que emplea el cerebro va
más allá del lenguaje verbal; se trata de un lenguaje basado en ideas, expe-
riencias, mandatos inconscientes, anclas...

Lo que tratamos de mostrar es que la conciencia (representada por nuestro


lenguaje verbal) no escoge cada palabra, no escoge cada frase. El lenguaje ce-
rebral se comunica a través de la palabra, simplemente la usa para dar forma
a la ideas o constructos cerebrales existentes en la memoria. Unas veces lo
hace de una forma y otras de una muy distinta, porque la primera palabra que
usamos es el ancla que va encadenando el resto del discurso. La conciencia
solo es un último regulador o filtro del fluir de la palabra. Y el medio por el
expresamos los procesos de pensamiento filtrados es el lenguaje verbal.

Así, podemos concluir que el lenguaje verbal es la traducción que nuestra


parte consciente hace de los paquetes de información (consciente e incons-
ciente) que conforman el lenguaje cerebral empleado en los procesos de pen-
samiento.

El lenguaje que utilizamos con nosotros mismos va a influir en todos los


aspectos y niveles de nuestra vida. Cuando cambiamos la percepción que
tenemos de ciertas vivencias, podemos cambiar también las conexiones neu-
ronales podemos y ser capaces de desarrollar un nuevo lenguaje que defina
mejor el mundo en el que queremos vivir y queremos experimentar. Un len-
guaje verbal coherente con el pensamiento y el sentimiento, crea nuevas e
intensas sensaciones que a su vez crean una emoción interna con un impacto
inmediato en la psique y en nuestro organismo. De ahí la importancia de
mantener nuestra coherencia interna en relación con nuestros pensamientos,
sentimientos y emociones, y transformar esta alineación en acciones también
coherentes.

70
4.4-Línea del t iempo
Cuando experimentamos nuestra realidad lo hacemos simultáneamente en
el espacio y el tiempo, aunque cuando organizamos internamente nuestras
vivencias lo hacemos fundamentalmente en base al tiempo. Los constructos
mentales que tenemos en relación con el pasado, el presente y el futuro, así
como la manera que tenemos de expresarnos verbalmente sobre ellos, confor-
man el plano en el que organizamos neurológicamente nuestras experiencias.

Dado que el tiempo no podemos percibirlo a través de nuestros sentidos,


precisamos de otras herramientas que nos permitan representarnos mental-
mente la vertiente temporal de nuestras vivencias. Y es aquí donde entran en
juego el sistema visual y las líneas del tiempo. Una línea del tiempo es una
construcción mental utilizada internamente que permite la distribución en el
espacio de las experiencias vividas y futuras. Las líneas temporales suelen
atravesar nuestro campo visual interno y sobre ellas organizamos las viven-
cias del pasado, las experiencias del presente y las proyecciones del futuro.

En la mayoría de los casos la linea del tiempo va de “izquierda a derecha”


o de “atrás para delante”. En el caso de la linea del tiempo “izquierda a dere-
cha”, el pasado por lo general está a la izquierda en los diestros, y a la dere-
cha en los zurdos. Los que tienen una linea del tiempo “atrás para delante”,
tienden a dejar atrás el pasado, dejándolo oculto a sus espaldas, pero también
pueden tener dificultades para visualizar lejos en el futuro. El presente se
encuentra normalmente frente a nuestros ojos, y en algunos casos es también
lugar en el que termina la línea del tiempo, lo que implica que estas personas
tienen dificultades para concebir su futuro.

Además de la extensión, también es importante atender a la forma que tiene


la línea del tiempo, ya que esta no suele ser una línea recta. Su forma suele
ser curva, ascendente o descendente, e incluso puede surgir desde detrás de
nosotros, como vimos en el caso de las líneas de tiempo “atrás a delante”.

Estas diferentes representaciones de la forma en que organizamos nuestras


vivencias son el reflejo de la vida que hemos elegido vivir. Si nos cerramos
a mirar al pasado nos estamos cerrando a aprender de nuestras vivencias pa-

71
sadas; si no tenemos perspectivas de futuro, tampoco podremos movilizar
de forma organizada nuestras energías y recursos hacia la consecución de
nuestros propósitos. Por lo tanto, será de gran utilidad determinar de qué ma-
nera nuestra línea del tiempo particular se ajusta a nuestros objetivos de vida.
Si deseamos orientarnos hacia proyectos futuros, nuestra línea del tiempo
deberá tener una forma que permita contemplar nuestras proyecciones; si lo
que deseamos es vivir en el presente, deberemos constatar si nuestra organi-
zación neurológica del tiempo nos permite orientarnos hacia el presente; y si
deseamos conectar con nuestras experiencias pasadas para rescatar recursos
y aprendizajes, nuestra línea del tiempo deberá permitirnos acceder a ellas.

Aplicaciones

La linea del tiempo tiene poca aplicación por sí sola, pero es vital cuando
se utiliza junto a otras técnicas de PNL. Por el momento, podemos aplicar el
cambio de submodalidades dentro de la línea de tiempo con el fin de propi-
ciar cambios en la percepción de situaciones pasadas, presentes y futuras. En
próximos módulos aplicaremos la línea del tiempo para el cambio y la inte-
gración de creencias o el rescate de recursos, entre otras técnicas.

Prácticas

1. Descubre tu propia línea del tiempo:

Para realizar esta práctica ponte de pie, cierra los ojos y toma varias respi-
raciones profundas, a medida que vas conectando con tu organización interna
del tiempo.
Primero, piensa en una experiencia o evento en tu vida que haya ocurrido
más o menos hace 5 años, y visualiza ese acontecimiento tan vívidamente
como sea posible.
Ahora, observa en qué lugar del espacio proyectas esa imagen, por ejem-
plo: ¿La imagen está a la izquierda o a la derecha? ¿Está arriba o debajo de tu
nivel de visión? ¿A qué distancia está la imagen?
Después de haber encontrado la posición de esa imagen, piensa en un even-
to que haya sucedido en la última semana y observa la posición de nuevo.
Imagina un evento que vaya a suceder un año en el futuro y, finalmente,

72
un evento que vaya a acontecer dentro de 5 años, como por ejemplo tu cum-
pleaños.
Ahora, si con tu dedo sigues esos puntos en el orden anterior, podrás des-
cubrir que se crea una línea o una curva. Esta es la representación mental que
empleas para organizar tus vivencias en el continuo espacio-tiempo.
Una vez te hayas familiarizado con tu línea de tiempo, prueba a jugar con
las submodalidades de las representaciones internas de tus experiencias pa-
sada, presentes y futuras. Date cuenta de cómo va cambiando tu percepción.

2. Establece la línea del tiempo de otra persona

Sigue los pasos de la práctica anterior, pero esta vez con la ayuda de un
colaborador. Guía a tu colaborador inicialmente con los ojos abiertos para
calibrar sus movimientos oculares cuando evoca las diferentes imágenes que
le está pidiendo. Una vez se haya establecido la línea del tiempo, prueba a
cambiar las submodalidades y pide retroalimentación de tu colaborador, Re-
cuerda dejar las mismas submodalidades que tu colaborador tenía antes de la
práctica.

73
5-LAS CREENCIAS
5.1-Introducc ión
Las creencias son afirmaciones, pensamientos, juicios e ideas sobre noso-
tros mismos, sobre la gente de nuestro entorno, el mundo que nos rodea y su
funcionamiento. Nuestras creencias filtran lo que captamos a través de nues-
tro sistema sensorial, de manera que determinan el significado que asociamos
a cada vivencia en particular, por insignificante que esta nos parezca. Las
creencias ejercen un gran impacto sobre la manera en que nos comportamos y
los resultados que obtenemos en base a nuestro comportamiento.

Las creencias actúan como “profecías de necesario cumplimiento”. Nues-


tras creencias, ya sean limitantes o potenciadoras, determinan nuestros actos,
y nuestros actos verifican y refuerzan las creencias en un bucle que se retroa-
limenta a sí mismo. Con el paso del tiempo, las creencias se arraigan cada vez
con más fuerza y parecen cada vez más reales.

Para continuar profundizando en el papel que las creencias desempeñan en
la forma en que interpretamos nuestro mundo es necesario que precisemos los
conceptos de leyes, supersticiones y creencias. Las leyes son verdades abso-
lutas, hechos científicamente demostrados, por ejemplo, “el agua hierve a 100
grados centígrados”. Las leyes carecen de excepciones y siempre son válidas
las condiciones en que se aplican. Por otro lado, las supersticiones tienen un
valor de ley para las personas que las albergan. “No hay que pasar por debajo
de una escalera ya que trae mala suerte”, “cruzarse con un gato negro es señal
de mal agüero”, etc. Las personas que albergan este tipo de supersticiones son
conscientes de que no constituyen leyes, sino que se tratan de creencias (de
índole personal, familiar o cultural) que limitan su conducta. Las supersticio-
nes, al igual que las creencias, están asociadas a una función psicológica con-
creta y expresan (de forma simbólica o metafórica) prohibiciones o límites
que deben respetarse para mantener el equilibrio personal y social. Así pues,
de acuerdo con los conceptos expuestos, podemos definir una creencia como
una superstición inconsciente a la que se le suele atribuir el valor de una ley.
Las creencias operan al nivel de la estructura profunda e influyen sobre
la estructura superficial de nuestros pensamientos y comportamientos. Aun-
que somos conscientes de muchas de nuestras creencias, en general nuestras
creencias más arraigadas e influyentes operan fuera de nuestra percepción
consciente. Hay algunas creencias que vemos como verdades absolutas y que
nunca cuestionamos: “así son las cosas”, “yo soy así”. Un cambio de creen-
cias puede generar un gran cambio en la forma en que vivimos nuestras vidas
y en los comportamientos que manifestamos.

Las creencias también pueden tener un efecto muy significativo sobre nuestra
salud, concretamente sobre el famoso “efecto placebo”. En numerosos estudios
clínicos se ha determinado que un porcentaje estadísticamente significativo de
pacientes responden a los placebos (sustancias inactivas) igual o mejor que los
pacientes que reciben el fármaco activo. ¿Por qué? Sencillamente porque creen
que va a funcionar. Tal puede ser la fuerza de una creencia.

Una vez que creemos en algo, tendemos a ignorar las evidencias en contra
y aceptamos sólo aquella información que refuerza esa creencia. Como bien
dijo Henry Ford :“Tanto si crees que puedes como si no, estás en lo cierto”.

Estructura de las creencias

También podemos definir las creencias como un vínculo arbitrariamente


establecido entre dos objetos concretos o abstractos. La naturaleza de este
vínculo es de igualdad o de implicación/causalidad. Si bien esta estructura se
mantiene fija, el contenido de las creencias es ilimitado.

En la creencia “yo soy un incompetente” se observa la estructura de igual-


dad, donde “Yo = incompetente” (X = Y). En esta creencia se crea un vínculo
de igualdad entre la identidad de la persona y sus capacidades. Si, por otro
lado, tomamos la creencia “solo se gana dinero trabajando duro”, podemos
apreciar que en este caso existe un vínculo de dependencia o causalidad: ga-
nar dinero implica trabajar duro (Si X, entonces Y).

En relación con la manera en que se estructuran las creencias, si ponemos


en práctica el uso del metamodelo, seremos capaces de detectar una gran can-

75
tidad de creencias, tanto propias como ajenas, que manifestamos en nuestro
discurso habitual.

¿Cómo se forman las creencias?



Las creencias se forman durante nuestro desarrollo y proceden de muchas
fuentes distintas: educación, cultura, figuras parentales, amistades, aconteci-
mientos traumáticos, experiencias repetitivas… Por lo general, construimos
las creencias generalizando nuestras experiencias en el mundo. Adoptamos
muchas de nuestras creencias mediante la socialización, imitando inconscien-
temente la visión y los modelos del mundo de aquellos que nos rodean, espe-
cialmente de aquellos a los que respetamos.

Mientras crecemos, las expectativas que la gente que nos rodea tienen en
relación con nosotros nos van modelando poco a poco, sin que nos demos
cuenta. Cuando somos jóvenes, tendemos a creer lo que otros dicen sobre
nosotros porque carecemos de experiencias que nos permitan contrastarlo, y
estas creencias pueden permanecer instaladas muchos años más tarde sin que
logros posteriores sean suficientes para modificarlas.

Una creencia nace de una idea que con el paso del tiempo va reafirmándose
a través de las experiencias que se viven. Cuando se han reunido las suficien-
tes experiencias de manera repetida, se percibe que la idea inicial ha sido lo
suficientemente sustentada y es por tanto cierta. Es entonces cuando la idea
inicial se ha convertido en creencia. A partir de entonces, todo lo que hacemos
mantiene y refuerza nuestra creencia. Lo que ha sucedido en este punto es que
las creencias ya han dejado de ser simples mapas o recuerdos de las experien-
cias y se han convertido en estrategias que se emplearán para la planificación
e interpretación de acciones futuras.
Cuando creemos algo, actuamos como si fuera verdad. De ahí que no sea
fácil encontrar pruebas de su falsedad. Tal como mencionamos en la introduc-
ción a este módulo, las creencias actúan como una especie de profecía, y para
ello se sirven de su potente efecto de filtro de nuestra percepción. Los hechos
se interpretan de acuerdo con las creencias y las excepciones nos sirven para
confirmar la regla. Se trata de un círculo de retroalimentación que tiende a
perpetuar lo que creemos cierto.

76
Dado que las creencias constituyen un generador tan potente de significado
en nuestras vidas y desempeñan un papel tan central en el proceso de percep-
ción, es esencial que comencemos a hacernos con el control consciente de
nuestras creencias, y para ello primero deberemos poder reconocerlas.

5.2-Siste mas de creenc ias: creenc ias estructu -


rantes (o núcleo) y no estructurantes
Las creencias que subyacen nuestras percepciones y comportamientos se
organizan en sistemas de creencias que cuentan con una jerarquía interna. La
principal distinción que haremos en relación con estos sistemas es la de las
creencias estructurantes o creencias núcleo y creencias no estructurantes o
superficiales.

Las creencias no estructurantes se manifiestan en aspectos o cuestiones re-


lativamente superficiales que no nos afectan profundamente en nuestra rela-
ción con el mundo o con nosotros mismos. No suelen ser creencias a nivel
existencial ni especialmente angustiosas. No actúan sobre nuestros valores
fundamentales y tampoco afectan a nuestra identidad o la forma en que es-
tructuramos nuestra personalidad. Este tipo de creencias puede detectarse y
cambiarse con relativa sencillez.

Por otro lado, las creencias estructurantes o núcleo derivan de anclajes ins-
talados antes de que alcanzáramos la madurez. Suelen aparecer como conse-
cuencia de las siguientes vivencias:
• Evento acontecido en un periodo relevante (como la primera infancia)
• Una primera ocasión (como la primera relación sexual)
• Una experiencia prolongada y repetitiva (como una convivencia de mu-
chos años con otra persona)
• Una experiencia emocional intensa (como un trauma o una traición)

Alrededor de estas vivencias construimos, organizamos y equilibramos


nuestra existencia. No olvidemos que nuestro inconsciente es inocente, es de-
cir, no juzga como buenas o malas las experiencias que vivimos, sino que las
cataloga en términos de la utilidad que puedan tener para nosotros; siempre

77
hay una intención positiva. A nivel inconsciente, es preferible creer que uno
es incompetente que creer nada en absoluto; o el hecho de creer que el sufri-
miento de un familiar es mi culpa es preferible a creerme sin familia.

Estas creencias núcleo nos mantienen en lo que se denomina la zona de


confort. Si tenemos instaladas creencias procedentes de nuestra infancia, es-
tas determinarán en gran medida nuestras conductas y relaciones en el futuro.
Por ejemplo, si de niños nuestros padres nos dijeron “Si te portas mal no te
vamos a querer”, se instala la creencia de que el amor de mis padres depende
de mi conducta, no es incondicional. Así, en la edad adulta, tenderemos a
mantener esta creencia en relación con nuestra pareja, nuestros amigos, etc.:
“si los demás no aprueban lo que hago/lo que soy, no me quieren”. De esta
forma nos mantendremos en nuestra zona de confort de buscar constantemen-
te la aprobación del otro, sin desarrollar nuestros propio criterio ni nuestras
verdaderas pasiones por miedo a no ser amados.

5.3-Modelo P.O.P.S.
El modelo P.O.P.S. es un acrónimo de Prueba-Operación-Prueba-Salida (en
inglés, Test-Operation-Test-Exit). Este modelo POPS nos proporciona una
manera útil de ver las estrategias que empleamos para relacionarnos con el
mundo, comprender cómo funcionan y cómo pueden ser modificadas si no
estamos obteniendo los resultados que estamos buscando. La principal apli-
cación de este modelo consiste en determinar si hemos alcanzado un objetivo
o no. El proceso finaliza cuando logramos el objetivo, de lo contrario, debere-
mos cambiar nuestra conducta o nuestras acciones y repetir el proceso.

Veamos primero en qué consiste cada una de las diferentes partes del mo-
delo:
Prueba (1): suele llamarse también disparador, y es el elemento que co-
mienza la estrategia. En la fase de prueba, establecemos una representación
del estado o resultado deseado, así como los criterios que vamos a emplear
para evaluar el progreso. Sin criterios claros, corremos el riesgo de sobreana-
lizar la situación y quedar confusos y reactivos.
Operación: son las acciones que emprendemos para conseguir el objetivo,

78
ya se trate de una búsqueda o creación de recursos e información, un cambio
de diálogo interno, etc. Esta fase incluye cualquier paso que demos, por pe-
queño que sea, para movernos en dirección al resultado deseado.
Prueba (2): en este punto comparamos el resultado obtenido tras la opera-
ción y se aplican los criterios de evaluación. Si los criterios han sido satisfe-
chos, entonces podemos salir del proceso y disfrutar del resultado. Si los cri-
terios no han sido satisfechos, entonces retornaremos al punto de operación y
emprenderemos de nuevo acciones. También existe la posibilidad de cambiar
los criterios y, por tanto, el resultado deseado.
Salida: cuando el resultado deseado satisface los criterios de evaluación,
entonces se sale del proceso y el algoritmo finaliza.

Se debe ver el proceso como un bucle que se repite hasta que el resultado
deseado ha sido alcanzado. Es como si se tratara de un algoritmo implemen-
tado en un ordenador, un programa que repite y repite hasta llegar al resultado
deseado satisfaciendo las condiciones especificadas. Y precisamente esta es
la forma de aprendizaje en que se basa, por ejemplo, el método científico.
El ensayo-error es una herramienta realmente válida en nuestro proceso de
aprendizaje y crecimiento interno, ya que nos permite eliminar del mapa el
concepto de “fracaso”. De acuerdo con este modelo, todo será retroalimen-
tación.

5.4-C reenc ias limitantes y creenc ias potenc ia-


doras
Aunque no seamos consciente de ello, todos poseemos un sistema de creen-
cias que nos han llevado hasta el momento presente. Son fragmentos de nues-
tro modelo del mundo construidos a partir de nuestras propias vivencias. En
este sentido, debemos estar agradecidos a las creencias porque nos permiten
ordenar el mundo, darle sentido y mantenernos vivos. Recordemos que las
creencias siempre tienen una intención positiva, por mucho que en ocasiones
nos cueste encontrarla.

Una creencia cualquiera suele ser neutra y nos ayuda en nuestra interacción
con el mundo. No obstante, cuando elaboramos nuevos planes y fijamos obje-

79
tivos diferentes, solemos encontrarnos con bloqueos mentales y/o emociona-
les que nos complican el recorrido hasta el resultado que deseamos obtener.
De hecho, una creencia puede estar bloqueando en nuestra mente el acceso a
un resultado superior y no solo el camino hacia el mismo. En el momento en
que nos planteamos nuevos objetivos, las creencias pasan a dividirse en dos
categorías: limitantes y potenciadoras. Las creencias limitantes son aquellas
que limitan nuestro comportamiento y, por tanto, los resultados que podemos
alcanzar. Las creencias potenciadoras, por el contrario, son aquellas que nos
proporcionan una mayor flexibilidad, amplían nuestras miras e incrementan
nuestro potencial.

Creencias limitantes

Exploremos ahora las creencias limitantes a través de un caso concreto,
el de un hombre al que rechazan constantemente las mujeres (o al menos él
así lo vive). Posiblemente, este hombre habrá desarrollado de que “Todas las
mujeres me rechazan”. Aplicando el metamodelo, comprobamos que en esta
creencia se incluyen las tres principales estrategias de procesamiento men-
tal: omisión, distorsión y generalización. Esta creencia tendrá una influencia
decisiva sobre el resto de su vida, específicamente en lo que respecta a su
manera de relacionarse con las mujeres, la selección que haga de las mismas
y su deseo de iniciar una relación de pareja, entre otras cosas.

Desde el punto de vista de este hombre, es razonable creer que todas las
mujeres lo rechazan. La idea es lógica dentro de sus esquemas mentales, de
su visión del mundo. Después de todo, se trata de una idea reforzada con años
de experiencia vital. Esa creencia en particular le permite anestesiarse ante
el dolor que le genera el rechazo que vive una y otra vez. En circunstancias
normales, se trata de una creencia útil, y es por eso que sigue ahí. La mente
no desea necesariamente que prosperemos; desea que sigamos con vida. Y la
vida de este hombre es más apacible si ni siquiera intenta relacionarse con las
mujeres, ya que desaparece así la fuente de ansiedad y desvalorización

El problema surge cuando este hombre toma la decisión de lanzarse a cono-


cer a una mujer. Recordemos que en su visión, todas las mujeres lo rechazan.
Partiendo de esta creencia, ¿cuál será el resultado más probable? Es posible

80
que tienda a conocer solamente a mujeres que lo rechacen. Quizá se sienta
contento si consigue que una mujer se interese al menos durante unas horas
por él. Este es un posible resultado al cabo de unos meses, pero ¿y si hubiera
decidido desafiar su creencia desde el principio?

Este hombre podría haber elegido, conscientemente, desafiar su propia


creencia y optar por creer algo diferente. Es acto que a priori parece tan senci-
llo constituye una de las decisiones más difíciles que uno puede tomar, dado
que se está desafiando la experiencia propia. Podría decidir cambiar su creen-
cia a “algunas mujeres me rechazan”, de manera que estuviera más abierto y
receptivo ante la posibilidad de no ser rechazado, de que lo aceptaran.

En este ejemplo hemos constatado la manera en que las creencias influyen


en nuestra percepción de las realidad, y cómo nuestra percepción de la rea-
lidad genera nuevos comportamientos que, a su vez, generan nuevos resul-
tados. Cambiar una única creencia puede ejercer un enorme impacto en un
ámbito específico de nuestras vidas.

Las creencias limitantes suelen centrarse en torno al presente. “No puedo


hacerlo mejor”. Este pensamiento es válido únicamente para este instante. Sin
embargo, tendemos a aceptar que no poder hacer algo ahora mismo es sinó-
nimo de no poder hacerlo nunca. Creer que “no puedo…” es una descripción
de nuestras capacidades ahora y en el futuro. Sin embargo, en lugar de ser
una descripción de nuestro comportamiento actual, programará nuestra mente
hacia el futuro y nos impedirá explorar y encontrar nuestras verdaderas capa-
cidades. En el apartado sobre los niveles neurológicos haremos más hincapié
en esta habitual confusión entre nuestras capacidades (qué sabemos/podemos
hacer) y nuestra identidad (quiénes somos).

Creencias potenciadoras

Las creencias potenciadoras, o simplemente positivas, suelen ser permisos


que estimulan nuestras capacidades. Estas creencias amplían nuestra percep-
ción y nos permiten centrar nuestra atención en aspectos que antes pasábamos
por alto. Nuevas creencias nos permiten dirigir el foco en otras direcciones
que puede que no hayamos considerado anteriormente. En la vida real, las

81
creencias hacen que sobresalgan unas u otras cosas en nuestra conciencia.
Poner la atención sobre cosas diferentes a las habituales nos permitirá extraer
nuevas conclusiones, generar nuevas creencias e ideas y obtener resultados
diferentes. Si sabemos hacia dónde nos movemos, entonces solo tendremos
que ir calibrando los resultados. Si lo que hemos hecho no ha dado el resulta-
do deseado, probaremos otra cosa. En este proceso de verificación podemos
emplear el modelo P.O.P.S.

Las creencias no son invariables ni permanentes, si no que surgen, cambian


y se van desarrollando. Con el fin de asegurar nuestro bienestar y la conse-
cución de nuestros objetivos, será de gran utilidad que comencemos a tomar
un control consciente de todo este proceso. En el transcurso de la vida, a me-
dida que van cambiando nuestras creencias, también va cambiando nuestra
realidad. Y si decimos que podemos escoger qué queremos creer, entonces
podremos deshacernos de las creencias que nos limitan. Si nos centramos en
las creencias positivas, descubriremos realmente de lo que somos capaces.

¿Qué creencias vale la pena mantener para alcanzar nuestros objetivos?


Teniendo en cuenta algunas de las creencias que tenemos sobre nosotros mis-
mos, ¿cuáles nos son útiles? ¿nos ayudan en el camino o lo entorpecen?

5.5-Ident if icac ión de creenc ias


En primer lugar, deberemos tomar conciencia de que estamos continuamente
trabajando con creencias; estas forman parte de nuestra vida cotidiana. Explorar
nuestras propias creencias no es sencillo, ya que no solemos plantearnos preguntas
del tipo “¿Cuál es mi creencia limitante en este caso?”. Y si estamos conversan-
do con otra persona y planteamos una pregunta así, es muy probable que no nos
entienda. Por lo general desconocemos que estamos constantemente manejando
creencias y, menos aún, que en ocasiones nos limitan en la aplicación de nuestros
recursos personales. Así que, si hacemos la pregunta, la respuesta que encontremos
será probablemente equívoca ya que las personas tendemos a ofrecer pistas falsas o
a escondernos tras una cortina de humo. Definir las propias creencias no es sencillo
por el hecho de que forman una parte tan integrada en la experiencia cotidiana que
no resulta fácil tomar algo de distancia y observarlas con claridad.

82
Además de la pura toma de conciencia, la forma más sencilla de identificar
una creencia es a través del lenguaje, de las expresiones que escogemos al
comunicarnos. La elección de las palabras es un proceso inconsciente y reve-
la la forma de pensar de nuestro interlocutor. También podemos preguntar a
alguien “por qué” hace algo, aunque debemos esperar una cierta resistencia
ya que no nos gusta explicar las razones por las que hacemos las cosas por
temor a que nos las cuestionen. Vemos que para la identificación de creencias
no está censurado el uso del “¿por qué?”, de hecho es la herramienta que nos
ayudará a percatarnos de nuestras creencias y a desestabilizarlas al profundi-
zar en las justificaciones y mecanismos que las mantienen activas.

Las creencias limitantes y potenciadoras se revelan a menudo a través de


las estrategias de generalización, omisión y distorsión que estudiamos en el
módulo anterior. Entre las estrategias más extendidas en relación con la iden-
tificación de creencias se encuentran las siguientes:

• Operadores modales: “No debería estar aquí”, “No soy capaz de conse-
guir un trabajo decente”. ¿Por qué?
• Nominalizaciones: “Por el honor”, “Ante todo el respeto”, “Mi familia
me causa frustración”. ¿Por qué haces cosas por conceptos que sólo existen
en tu mente?
• Causa-efecto: “Si soy blando con mis hijos, se van a creer que soy débil
y no me van a respetar”. ¿Por qué? ¿Qué te hace creer eso o siquiera pensarlo?
• Cuantificadores universales: “Todos los jefes son unos avaros”, “Siem-
pre acabo igual”, “Nunca conozco a hombres que merezcan la pena”. ¿Por
qué piensas eso? ¿Todos? ¿Siempre? ¿Nunca? ¿Ha habido excepciones?
• Juicios generalizados: “A quien madruga, Dios le ayuda”, “Dime con
quién andas y te diré quién eres”. ¿Por qué crees esas cosas? ¿Por qué crees
que se aplican universalmente?

5.6-Valores
Los valores son estados mentales complejos, modos de existencia por los
que se opta y, en consecuencia, en los que se cree. Pertenecen al ámbito de las
creencias más arraigadas. En función de los valores (y creencias) nos permi-

83
timos vivir unas u otras experiencias y evaluamos las situaciones y compor-
tamientos como buenos o malos, justos o injustos, éxitos o fracasos. Su poder
emocional es increíble.

Los valores se definen con sustantivos: amor, compromiso, generosidad,


sinceridad… Mientras que las creencias se definen con una frase: “los que tie-
nen mucho dinero son tacaños” o “la vida es sacrificio”. Los orígenes de los
valores son los mismos: familia, sociedad y cultura. No son ni mucho menos
nuestra identidad ni una parte de nosotros; nos los han inyectado y nosotros
los hemos aceptado como válidos.

No todos los valores tienen el mismo peso ni el mismo significado. Tene-


mos nuestra propia escala de valores y con ella hablamos de la importancia de
vivir, actuar, pensar y sentir de acuerdo con un sistema de valores. Además, el
significado que hay detrás de los valores varía de persona a persona: la felici-
dad no es lo mismo para mí que para muchas otras personas.

En relación opuesta a los valores nos encontramos con los antivalores. Estos
son contrarios a la dignidad de la naturaleza humana puesto que todo ser hu-
mano está llamado a superarse a sí mismo. Cuando una persona actúa en con-
sonancia con algún antivalor está actuando por debajo de sus posibilidades.

Listado de valores/antivalores

Valores
• Libertad
• Felicidad
• Honestidad
• Humildad
• Amor
• Paz
• Respeto
• Responsabilidad
• Sencillez
• Tolerancia social
• Unidad

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• Ayuda
• Amistad
• Caridad
• Equidad
• Justicia
• Fidelidad
• Conocimiento
• Trabajo
• Limpieza

Antivalores
• Esclavitud
• Angustia
• Deshonestidad
• Arrogancia
• Odio
• Guerra
• Desprecio
• Irresponsabilidad
• Altanería o soberbia
• Intolerancia social
• Divisionismo
• Perjuicio
• Enemistad
• Envidia
• Desigualdad
• Injusticia
• Infidelidad
• Ignorancia
• Pereza
• Suciedad

Ejercicio para identificar nuestros propios valores

Escribe tus principales valores y ordénalos por orden de importancia. Des-


pués especifica brevemente lo que significa ese valor para ti. No todo el mun-

85
do tiene el mismo concepto de felicidad. Ahora responde: ¿vives de acuerdo
a tus valores?

Si te resulta complicado este ejercicio, prueba lo siguiente: Haz una lista de


personas a las que admiras. Anota lo que valoras de ellos. Tal vez esto pueda
servirte para identificar tus valores.

5.7-Niveles neurológicos
Podemos vivir nuestras creencias (en forma de pensamiento, experiencias
o comportamientos derivados de vivencias) en diferentes niveles de la expe-
riencia de los seres humanos. Estos niveles de la experiencia humana fueron
descritos por George Bateson, antropólogo y psicólogo estadounidense, y Ro-
bert Dilts, uno de los principales impulsores de la PNL, quienes les dieron el
nombre de niveles lógicos o neurológicos. Estos niveles representan los di-
ferentes escalafones sobre los cuales se organizan nuestra experiencia y per-
cepción de la realidad; las diversas dimensiones que se encuentran presentes
simultáneamente en toda situación y en toda vivencia. Toda situación puede
describirse en función de diferentes parámetros o dimensiones que guardan
una relación jerarquizada entre sí, de manera que cada nivel contiene e influye
a los inferiores. Los niveles (de mayor a menor) son los siguientes:

Espiritualidad / Misión: ¿Quién mas? Se puede ver como tu conexión a


un sistema mayor o a un poder superior. Si eres un individuo o una empresa,
¿qué impacto tienen tus acciones en tu comunidad, en tu cultura y en la cultu-
ra de otros? En este nivel encontramos la información del Proyecto-Sentido.
Identidad: ¿Quién? ¿Quién eres como individuo o empresa? ¿Qué papel
representas? ¿Cuáles son tus acciones en el marco de tu propósito en la vida?
¿Qué piensas sobre ti mismo?
Creencias / Valores: ¿Por qué? ¿Por qué haces las cosas que haces? ¿En
qué crees o qué es lo que valoras?
Capacidades: ¿Cómo? ¿Cómo haces las cosas que haces? Siendo un indi-
viduo o una empresa, ¿cuáles son tus capacidades, habilidades, estrategias o
planes de acción?
Comportamiento: ¿Qué? ¿Cuáles son las cosas que haces? ¿Cuáles son

86
tus comportamientos?
Entorno: ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Con quién? ¿Dónde, cuándo y con quién
pones en práctica tus comportamientos? ¿Cuáles son las influencias y las li-
mitaciones que están actuando sobre ti?

Cuanto más descendemos en la escala de los niveles neurológicos, más


nos situamos en los niveles conscientes. Por el contrario, a medida que nos
situamos al nivel de las creencias y la identidad, más nos relacionamos con
contenido inconsciente.

En cada momento, nos encontramos en un entorno donde adoptamos una
conducta determinada, ponemos en acción nuestras capacidades, moviliza-
mos nuestras creencias, asumimos una identidad e intentamos cumplir una
misión. Veamos estas dimensiones a través de un ejemplo: en este mismo
instante te encuentras en un entorno concreto, estás realizando una conduc-
ta determinada, que es leer, y estás movilizando tus capacidades de lectura,
comprensión, aprendizaje, etc. Toda esta actividad está basada en una motiva-
ción, ya que si haces esto es porque tienes la creencia de que puede resultarte
útil. Esta decisión responde también a tus valores personales fundamentales,
pues estos orientan tu vida y tus decisiones. Además, sin que hayas reparado
en ello, estás en el interior de ti mismo/a, en contacto con tu identidad. Y, por
último, estás inscrito/a en una misión que te conecta con la humanidad, con el
universo, y que responde a las preguntas de “¿por qué estoy en el mundo?”,
“¿cuál es el sentido de mi vida?”.

En relación con las creencias, estas establecen, en ocasiones, un vínculo


de igualdad o de causalidad entre los elementos mediante la consideración de
los diferentes niveles neurológicos. Esta vinculación suele ser muy habitual
entre los niveles de capacidades y la identidad. Es frecuente que las personas
igualen sus capacidades o habilidades a su valía como persona, a su propia
identidad. Por ejemplo, la creencia “si no consigo aprobar la oposición [ca-
pacidad], soy un fracaso [identidad]”. Como veremos más adelante, la clave
para desestabilizar este tipo de creencias asociadas a la identidad consiste en
hacer ver a la otra persona que su identidad va mucho más allá de sus capaci-
dades. Al disolver la asociación entre capacidades e identidad, nos resultará
más fácil movernos en el nivel de la capacidades, que al ser un nivel mucho

87
más consciente, permitirá efectuar cambios más rápidos y, sobre todo, facti-
bles para la persona.

5.8-Cambio de creenc ias


Los seres humanos necesitamos cierto grado de estabilidad para afrontar
nuestras vidas. Nos reconforta pensar que, cuando nos levantamos por la ma-
ñana, somos la misma persona que el día anterior, que hoy todo será más
o menos como fue ayer. La estabilidad nos proporciona una sensación de
seguridad que nos resulta muy conveniente. Sin embargo, todo cambia conti-
nuamente, y conviene aprender a sentirse estable y seguro dentro del cambio.

Entonces, en este contexto de cambio constante, ¿cómo cambiamos de creen-


cias? Cuando nuestra mente recibe información nueva que es conflictiva en
relación con experiencias anteriores, asimila dicha información y reorganiza el
resto del sistema como respuesta a las nuevas experiencias. Cuando alcanzamos
una verdadera transformación de una creencia en concreto o de un sistema de
creencias, nos encontramos ante un cambio de paradigma. Esta transformación
es el movimiento que la mente necesita para armonizar las ideas conflictivas.
En este modelo, diferentes ideas, en ocasiones opuestas entre sí, conviven en el
sistema hasta que se van uniendo con otras y conformando grupos de creencias
cada vez más coherentes a nivel del sistema. Lo más importante de este modelo
es que es capaz de tolerar diferentes interpretaciones desde diferentes perspec-
tivas y en diferentes ocasiones. Es un ejemplo de flexibilidad mental. En este
modelo, se integra el hecho de las concepciones del mundo que teníamos an-
teriormente eran solamente una pequeña parte del conjunto completo, lo que
propicia una actitud abierta y flexible ante el cambio.

Veamos ahora dos protocolos o modalidades diferentes para el cambio de


creencias. En primer lugar lo haremos a través del cambio de las submodali-
dades y en el segundo caso a través del proceso de asociación libre.

88
Cambio de creencias a través de submodalidades

A. Recolección de información y preparación.

1) Creencia: piensa en una creencia que tengas sobre ti mismo/a y que te


gustaría transformar, ya que de alguna forma te limita o porque implica con-
secuencias indeseables. ¿Cómo representas esta creencia en tu experiencia
interna?"

2) Duda: ahora piensa en algo que te parezca dudoso, algo de lo que no


estés seguro/a. Algo que podría ser cierto o no. ¿Cómo representas la duda en
tu experiencia interna?"

3) Diferencias: haz un análisis de contrastes para descubrir y establecer


una lista de las diferencias de las submodalidades entre la representación de
la creencia y la de la duda.

4) Prueba: prueba a cambiar cada submodalidad de la lista de diferencias


para averiguar cuáles son las más significativas en la conversión de la creen-
cia en duda. Después de probar una submodalidad, devuélvela a su modalidad
inicial antes de ensayar la siguiente.

5) Nueva creencia: "¿Qué nueva creencia te gustaría tener en lugar de la


que está instalada actualmente? Es muy importante que la nueva creencia se
plantee en positivo, sin negaciones, ya que para el inconsciente no existe el
“NO”. También es necesario que comprobemos la ecología de la nueva creen-
cia: "Si adoptas a esta nueva creencia, ¿te causaría otros problemas?" "¿Hay
algún inconveniente en integrar esta nueva creencia?

B. Proceso de cambio de creencia

6) De creencia a duda: manteniendo el mismo contenido, cambiaremos la


creencia no deseada en duda, cambiando las submodalidades detectadas en la
representación de la creencia limitante por las submodalidades de la represen-
tación de la duda.

89
7) Cambio de contenido: usando alguna otra submodalidad, cambiare-
mos el contenido de la creencia no deseada antigua a la nueva creencia. Por
ejemplo, podemos conseguir que la imagen de la antigua creencia se sitúe tan
distante que sea imposible distinguirla, y
retomar la visualización con la imagen de la nueva creencia. También es
posible hacer que la imagen sea tan brillante u oscura que el viejo contenido
desaparezca, y en seguida hacerla volver con el nuevo contenido, etc.

8) De la duda a la creencia: manteniendo el nuevo contenido, cambiare-


mos las submodalidades actuales por las submodalidades que detectamos en
la representación de la creencia de partida. De esta forma dotamos a la nueva
creencia de las submodalidades que inconscientemente aplicamos a la repre-
sentación de creencias.
Deberemos prestar especial atención a las resistencias o dificultades que
experimente nuestro interlocutor. Si la nueva creencia no ha sido formulada
de forma completa o contiene negaciones, alguna parte de la persona podrá
objetarla, en cuyo caso deberemos volver a definir la nueva creencia.

C. Verificación

9) Hay varias formas de comprobar. Puedes preguntar "¿Cómo te sientes


con esta nueva creencia?". Pide información sobre submodalidades, y usa la
conducta no verbal para calibrar el nuevo estado.

Cambio de creencias a través de la asociación libre



• Para el proceso de cambio de creencias a través de la asociación libre,
partiremos de una creencia limitante que queramos transformar, y después se
seguirán los siguientes pasos:
• Detección de la creencia limitante: por ejemplo, “yo puedo con todo”. Es
importante que nuestro interlocutor repita varias veces en voz alta su creen-
cia limitante; el simple hecho de escucharnos a nosotros mismos repitiendo
nuestra creencia nos permitirá conectar con el contenido que asociamos con
la creencia.
• Iniciar frase que terminará el interlocutor después de haber conectado
con el contenido de su creencia limitante: “Yo puedo con todo, porque....”

90
• Sensaciones corporal: prestar atención a lo que experimenta a nivel fí-
sico. Sostener sensaciones y enviar respiración hacia esa parte en concreto.
• Llevar al interlocutor al pasado para que intente conectar con las pregun-
tas “¿quién te dice eso?”, “¿dónde escuchaste eso?”
• Desestabilizar la creencia limitante mediante preguntas que lleven al in-
terlocutor a expandir su mapa: ¿qué pasa si puedes con todo?, ¿qué pasa si
no puedes con todo? Estas preguntas nos permitirán acceder al beneficio o
intención positiva de tal creencia. En este caso, por ejemplo, una respuesta
típica podría ser “si puedo con todo me valoran, me reconocen, y si no puedo
con todo soy débil y me rechazan”
• Recapitulación de la información obtenida: “Podemos decir entonces
que A significa B” (podemos decir que si puedes con todo eso significa que
recibirás amor). Preguntar si es útil y necesario mantener esta creencia limi-
tante. Si la respuesta es “Sí” deberemos volver atrás y desestabilizar aún más
la creencia.
• Nueva creencia: definir la nueva creencia según los criterios del proto-
colo anterior.
• Visualizar de forma disociada las implicaciones de la nueva creencia:
cómo te ves a ti mismo/a, cómo te mueves, cómo es tu tono de voz, cómo te
expresas... Después asociar al interlocutor y que sienta en primera persona
cómo sería tener ya instalada esa nueva creencia.
• Verificar la ecología de la nueva creencia.

5.9-Integrac ión de creenc ias en conflicto


En este último apartado aprenderemos cómo integrar dos creencias o sis-
temas de creencias que están en conflicto. El conflicto aparece cuando dos
o más creencias nos conducen a conductas conflictivas, a menudo en rela-
ción con problemas de identidad acompañados de juicios negativos sobre uno
mismo. En este tipo de conflictos habrá una oposición entre la lógica y las
emociones, la razón y la intuición, el pasado y el futuro, el cambio y la estabi-
lidad, el niño y el adulto. Veamos el protocolo para la integración de creencias
conflictivas. En este protocolo usaremos la línea del tiempo que explicamos
en el módulo anterior.

91
Definir las creencias en conflicto: qué creencia me mantiene donde estoy
(estado inicial) y cuál es la creencia que deseo desarrollar (estado deseado).
Por ejemplo, “soy débil y dependiente”, lo cual me impide “ser autónomo y
asumir responsabilidades”.

Representación del resultado: empezaremos por establecer la línea de


tiempo de nuestro interlocutor. Este se colocará en la línea del tiempo y avan-
zará hacia el futuro con la creencia/identidad que desea desarrollar.

Representación desde la metaposición: retroceder hasta el presente, salir


de la línea del tiempo (metaposición) y preguntar “¿qué te detiene?”. En la
respuesta encontraremos sentimientos, emociones, palabras, creencias, etc.

Encontrar el sistema de creencias en conflicto: volver a la línea del tiem-


po y retroceder (mirando al futuro) hasta encontrar el momento en que se
formó la creencia limitante.

Identificar los criterios desde la metaposición: salir de la línea del tiem-


po. Desde esta posición el interlocutor no está asociado a ninguna de las dos
posiciones anteriores (pasado/futuro), aunque puede observarlas a ambas des-
de fuera. Identificaremos ahora los criterios o valores que sigue el “yo” del
pasado. Por ejemplo, es posible que sigamos bloqueados porque eso nos da
una sensación de protección o seguridad. En el siguiente paso profundizare-
mos en este aspecto desde el estado asociado.

Encontrar las intenciones positivas: ir a la posición del futuro y averiguar


cómo percibe a su “”yo” del pasado. Salir de la línea del tiempo y repetir el proce-
so desde la posición del pasado. “¿Qué piensas de tu “yo” futuro?, ¿qué harías si
tuvieras/no tuvieras...?, ¿cuál es la creencia que te mantiene en este estado?, ¿qué
perderías?”. Regresar a la metaposición y recapitular desde el estado disociado. A
continuación, identificaremos la intención positiva del “yo” pasado.

Encontrar el objetivo común: desde la posición del futuro (mirando al


pasado), diremos al “yo” futuro cuál es la intención positiva del “yo” pasado,
e identificaremos el propósito del “yo” futuro. Volvemos a la posición del
pasado y la pasamos el mensaje del “yo” futuro.

92
Identificación de recursos: volviendo a la metaposición, identificaremos
qué recursos tiene cada una de las partes que le falten a la otra.

Integración de la nueva identidad: en este paso es importante tomar con-


ciencia de que ambas partes se necesitan mutuamente. Desde la posición del
pasado, caminar hacia el futuro para llevarle los recursos que necesite del
pasado y, a continuación, hacer lo mismo desde el futuro hacia el pasado.

Integración de ambos sistemas de creencias: desde la metaposición, ob-


servar cómo se aúnan en el presente ambos sistemas, ya integrados.

Integración total: volver a la línea del tiempo en el momento presente


y caminar hacia el futuro con los sistema y recursos integrados. Verificar el
estado futuro: ¿cómo te sientes?, ¿te sientes ahora capaz de...?, ¿puedes con-
cebir ahora...?

Prácticas

1. Detecta 5 creencias limitantes propias y descubre cuál es la intención


positiva que se encuentra detrás de ellas. Para ello te será de utilidad tomar en
consideración el listado de valores que elaboraste anteriormente.

2. Integración de creencias en conflicto

Para esta práctica necesitarás la ayuda de un colaborador. Conjuntamente,


detectad las creencias en conflicto y, a continuación establece la línea del
tiempo del colaborador tal como se explicó en el módulo anterior. Una vez
establecida la línea del tiempo, sigue los pasos detallados anteriormente para
integrar sus creencias en conflicto.

93
6-AUTOESTIMA, MOTIVACIÓN Y
MODELADO
En el módulo anterior tratamos en profundidad el ámbito de las creencias
y cómo estas influyen en la percepción que tenemos de nuestras conduc-
tas, nuestras capacidades y nuestra identidad. Vimos cómo específicamente
la confusión que se produce entre nuestras capacidades y nuestra identidad
constituye una enorme fuente de desasosiego, desvalorización y falta de con-
fianza. Ahora que ya sabemos que nuestra identidad no está definida por nues-
tras capacidades, creencias o comportamientos, pasaremos a profundizar en
la importancia de la autoestima y cómo fortalecerla para formular y alcanzar
los objetivos que nos propongamos.

6.1-Autoest ima
¿Cuántas veces nos habremos dicho “no puedo hacer eso” sin siquiera ha-
berlo intentado? Y, efectivamente, no lo podemos hacer. ¿Cuántas veces nos
ha invadido miedo al fracaso, a lo que todavía esta por venir, y sufrimos a
consecuencia de ese miedo? ¿Cuántas veces hemos logrado todo lo que de-
seábamos y, en ese instante, empezamos a pensar que “no puede ser todo tan
perfecto” o que en realidad no nos lo merecemos? Todo esto está estrecha-
mente relacionado con la autoestima. La autoestima, como su nombre indica,
hace referencia a la estima en que nos tenemos o la manera en que nos valo-
ramos a nosotros mismos. Y el nivel de autoestima que tenemos, deriva di-
rectamente de la seguridad, confianza y éxito que manejemos en nuestra vida.

Debemos entender que la autoestima es un estado mental; es confianza, va-


loración y respeto por uno mismo. Está constituida por sentimientos positivos
que reflejan una actitud positiva que permite la existencia de creencias poten-
ciadoras. La clave para alcanzar una autoestima elevada es estar dispuestos
a asumir la responsabilidad de nuestros sentimientos y pensamientos. Llega-
mos a la vida adulta con una serie de vivencias, que en ocasiones no podemos
manejar y caemos en actitudes de culpa, enojo, depresión, miedo, etc. En este
módulo aprenderemos retomar las capacidades que creíamos haber perdido

94
en el camino y así poder manejar nuestras emociones de una manera asertiva
y sana tanto para nosotros como para los demás.

Desafortunadamente, hay muchísimas personas que, independientemente


de su nivel de educación, sexo, edad, posición económica, etc., están blo-
queadas por el miedo al fracaso o a no cumplir las expectativas de los demás.
En muchas ocasiones, a pesar de que tienen éxito (aparentemente), el miedo
a perder sus logros es mayor que la satisfacción que tienen. Muchas veces las
personas ponen en duda sus capacidades y se sienten inseguras, son demasia-
do autocríticas y nunca están satisfechas, o bien terminan por no obtener sus
objetivos debido a esta inseguridad acompañada del miedo. Pero, ¿de dónde
proceden estas creencias y visiones distorsionadas de uno mismo? Del condi-
cionamiento o la programación que se produce en el seno de nuestra familia
y en la sociedad, fundamentalmente.

Condicionamientos de la autoestima

Para comprender el origen de nuestra autoestima tenemos que regresar has-


ta la infancia, y entender al niño o la niña que fuimos, pero con la mentalidad
de entonces, sin los conocimientos ni la capacidad de raciocinio que tenemos
ahora como personas adultas.

Uno de los principales mecanismos de condicionamiento es el modelado.


Durante la niñez, aprendemos a ser los adultos que somos hoy en día, y para
ello nos fijábamos en la gente que teníamos a nuestro alrededor y tratába-
mos de imitarles o modelar su comportamiento. Esto es realmente importante
comprenderlo, porque en aquel momento, y sin que nos diésemos cuenta,
estábamos tratando de incorporar en nosotros el arquetipo masculino (en el
caso de los hombres, observando al padre) o femenino (en el caso de las mu-
jeres, observando a la madre), y el arquetipo de la pareja (observando cómo
nuestros progenitores se relacionaban como matrimonio).

El modelado no solamente se basa en observar cómo actúan nuestras fi-


guras de referencia en relación con el mundo, sino también cómo nos tratan
a nosotros. De esta interacción extraemos conclusiones sobre cómo nuestro
comportamiento y nuestras capacidades (la identidad aún está formándose)

95
influyen en la relación que nuestros progenitores tienen con nosotros. Y en
función de las reacciones que susciten en nuestros padres procederemos a
incorporar tales conductas o habilidades a nuestra identidad o a censurarlos.
Es decir, nos íbamos formando una idea de nosotros mismos en función de la
información que nos facilitaban.

Obviamente, a esa temprana edad nuestros progenitores nos merecían con-


fianza, por lo que no podíamos dudar de una madre que nos alimentaba y nos
cuidaba cuando estábamos mal, o de un padre que trabajaba para que pudiéra-
mos estar todos juntos en un hogar. Por lo tanto, si nos decían cualquier cosa,
nos la creíamos sin dudar.

Si nos decían que éramos despistados, eso quedaba registrado: “soy


despistado”. Y al ser “despistados”, actuábamos como tal. Entonces no
nos dábamos cuenta, y ellos tampoco remarcaban el matiz de que nues-
tros despistes eran en comparación con un adulto, ya que si nos compara-
ban con otros de nuestra misma edad, y con la falta de habilidad o cono-
cimientos de aquella época, éramos igual de “despitados” que los otros.
Además, nuestros progenitores por lo general no eran conscientes de que
esos comentarios estaban formando erróneamente nuestra identidad; in-
corporamos la cualidad de despistados a nuestra identidad, en lugar de re-
lacionar los despistes con comportamientos o capacidades concretos.

Si no nos prestaban atención, sentíamos que no éramos dignos de su cui-


dado, y que no éramos importantes para ellos ya que no nos atendían.
Si no nos sentíamos amados, en nuestra frágil y maleable mente se iba introduciendo
un pensamiento desgarrador: “¿Qué habré hecho yo para que mis padres no me
quieran?, ¿Tan malo/a soy?, “Si mis padres no me quieren será que soy detestable”.

Si a todo esto le añadimos que siempre hay alguien que nos dice “si no aprue-
bas no vas a llegar a nada en la vida”, y resulta que no aprobamos; o “eres un
incompetente” y nos comparan con otra persona que según sus criterios sí es
competente; si recibimos descalificaciones de forma continuada, o castigos
cuya razón u origen no terminamos de comprender; si nos hieren emocional-
mente, si no recibimos abrazos, si nadie nos valora o reconoce… entonces ya
quedamos del todo convencidos de que no valemos o merecemos nada.

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Si los educadores, tanto en el hogar como en la escuela, eran estrictos y
nos controlaban y atemorizaban exigiendo una obediencia impuesta y enfure-
ciéndose si no se cumplía, entonces se estaba minando la autoestima del niño,
recalcándole su inutilidad y su falta de valía personal y de un futuro optimista.

Además del condicionamiento que se produce en el seno familiar, el condi-


cionamiento social también es determinante para la programación de nuestra
autoestima. Si estás gordo o delgado, no estás físicamente bien; si no cumples
los requisitos de la moda, o si no eres estéticamente como lo marcan los cáno-
nes de belleza, no vales. Si no “triunfas” en la vida en general, en el amor o en
lo económico, tampoco vales. Esto es lo que dicta la sociedad.

La sociedad instaura ciertas modas o condiciones, y nos intenta hacer ver


que si no las logramos o respetamos, somos un fracaso. Y lo dice sin palabras.
Para una persona con la autoestima baja que considera que gran parte de su
valía depende de la aceptación y el reconocimiento de los demás, puede llegar
a hacer cosas que no le agraden, como beber o fumar por presión del grupo, o
vestir de cierto modo, aunque no le guste, para que no la marginen.

Y si, además, nuestros educadores no se encargaron de hacernos sentir que


somos seres únicos que no se han de comparar con los demás; o si no nos
motivaron para que fomentáramos nuestras cualidades o virtudes; si no con-
fiaron en nosotros ni nos hicieron ver el lugar importante que ocupamos en
sus corazones; si no recibimos el refuerzo de una felicitación cuando la me-
recimos… todo ello tampoco contribuye a la construcción de una autoestima
sana y sólida.

Normalmente, una persona con baja autoestima es una persona pasiva, ya


que se siente víctima de sus circunstancias, es una persona que se conforma
con cualquier cosa y que no arriesga, ya que su diálogo interno le dice: “más
vale malo por conocido que bueno por conocer”. Suelen ser personas que
rechazan el reconocimiento en todas sus manifestaciones, ya que siempre se
están minimizando. Y esta minimización es un enorme escollo para asumir
responsabilidades y compromisos. Es probable que durante su infancia fuera
constantemente comparada con alguien: “deberías parecerte a…” , “podrías
tomar ejemplo de….”. Han asimilado e incorporado a su identidad los men-

97
sajes negativos que les han mandado, tales como “¿debería darte vergüenza?”
“eres un incompetente, un vago, un estúpido, etc.”

También nos encontramos casos de baja autoestima agresiva. Este tipo de


autoestima corresponde al posesivo, al mentiroso, al egocéntrico, al que no
respeta, al que no ayuda, al prepotente, al irresponsable, etc. Es probable que,
durante su infancia, estas personas recibieran mensajes del tipo “primero tú,
después tú y, después, otra vez tú, “no te juntes con esos niños que no son
igual a ti”, “no te fíes tanto de otros niños”. Todos estos mensajes van hacien-
do que la persona se encierre en sí misma y no sea capaz de relacionarse con
el mundo que le rodea.

La clave para tener una autoestima saludable es la humildad entendida


como el conocimiento de los límites y capacidades propios. Es tener acepta-
ción, respeto y amor por uno mismo y también por los demás. Es saber que
cualquier proyecto que inicie tiene un riesgo, el cual, si conozco realmente
mis capacidades y mis límites, puedo o no emprender. Esta autoestima hu-
milde permite tener objetivos bien definidos y saber que lo que se quiere y
lo que se es; consiste en tener claro que mi éxito depende básicamente de mí
y de nadie más. Si hemos desarrollado humildad, sabremos manejar el reco-
nocimiento y la responsabilidad de una manera asertiva y congruente. Para
una autoestima saludable es importante hacer especial hincapié en el verbo
“querer”. El verbo “poder” está sujeto al verbo “querer”. En otras palabras,
los objetivos que pueda llegar a alcanzar dependerán de qué tanto quiero al-
canzarlos. Por ejemplo: adelgazar es más fácil para unas personas que para
otras debido a su fuerza de voluntad; es decir, que quieren realmente lograr su
objetivo y están dispuestas a poner todo de su parte.

Importancia de la autoestima

Nuestra autoestima influye de manera determinante en todas las facetas de


nuestra experiencia, desde nuestro rendimiento en el trabajo o nuestras rela-
ciones, hasta nuestro modelo de crianza y nuestras perspectivas de éxito. La
manera en que respondemos frente a las situaciones dependerá de quién y qué
pensamos que somos. Aquellas situaciones de nuestra vida que nos resultan
conflictivas son el reflejo de la percepción interna que tenemos de nosotros

98
mismos. Por lo tanto, la autoestima es la clave del éxito o del fracaso; la clave
para entendernos a nosotros mismo y a los demás..

Con excepción de los problemas psicológicos y conductuales de origen


biológico, prácticamente el resto de los trastornos o dificultades de índole
psicológica podrían atribuirse a una autoestima deficiente: la ansiedad y la
depresión, el miedo al fracaso o al éxito, el alcoholismo o la drogadicción, el
bajo rendimiento escolar o laboral, los malos tratos, los abusos, la incapaci-
dad de asumir responsabilidades e, incluso, los crímenes y suicidios. De entre
todos los juicios a los que nos sometemos, ninguno es tan importante como
el nuestro propio. Una autoestima saludable es una condición sine qua non al
para una vida plena.

Cuando cultivamos la autoestima estamos en proceso de desarrollar la


convicción de que somos perfectamente competentes y capaces para vivir y
merecemos ser felices. Así, adquirimos herramientas que nos permiten afron-
tar la vida con mayor confianza, seguridad y optimismo, cualidades que, sin
duda alguna, contribuyen a la consecución de nuestros objetivos y la plenitud.
Cuanto más desarrollemos la autoestima, mayor será nuestra capacidad de ser
felices.

Si somos capaces de comprender la verdadera importancia de nuestra au-


toestima, no albergaremos duda alguna de que la clave de nuestro crecimiento
y evolución a todos los niveles radica en una autoestima positiva. No tenemos
por qué sentirnos inferiores para desarrollar un mayor grado de confianza
en nosotros mismos; no hay que llegar hasta el punto de odiarnos para que
aprendamos a querernos más; no es necesario que nos sintamos tristes y des-
amparados para querer cultivar más nuestro optimismo.

¿De qué manera, específicamente, influye una autoestima alta sobre nuestra
calidad de vida? Una autoestima alta nos ofrece más posibilidades de estable-
cer relaciones saludables y basadas en el respeto, dado que aquello que vibra
en una misma frecuencia se atrae entre sí: la salud atrae a la salud, y un estado
de ánimo lleno de vitalidad y generosidad es más atrayente que el bloqueo
emocional y la tendencia a manipular a los demás.

99
Cuanto más elevada sea nuestra autoestima, mayores serán nuestras ca-
pacidades creativas en nuestro entorno laboral o académico, lo que también
implica mayores posibilidades de lograr el éxito. Una autoestima positiva
nos permite estar mejor preparados ante las adversidades. ¿Por qué? Una au-
toestima saludable proporciona flexibilidad, y esta nos ayuda a manejar la
presión que de otra forma nos llevaría a la desesperación o al fracaso. Cuanto
más alta sea la estima que nos profesamos a nosotros mismo, más inclinados
estaremos a tratar a nuestros congéneres con respeto, bondad y generosidad,
ya que no los percibiremos como una amenaza; el respeto por uno mismo es
una condición indispensable para poder respetar a los demás.

Una autoestima cultivada propicia una mayor ambición en relación con


las experiencias vitales que deseamos vivir plenamente en los planos emo-
cional, intelectual, creativo y espiritual. Cuanto más alta sea nuestra estima,
más alegría experimentaremos por el solo de despertarnos cada día, de vivir
un día más. Todos estos beneficios están al alcance de nuestras manos cuando
cultivamos la confianza y el respeto por nosotros mismos.

Lamentablemente, muchas personas buscan su propia confianza y respeto
en todas partes menos dentro de sí mismas. Por ello, acaban sintiendo frus-
tración al no obtener los resultados que esperan. Desde el punto de vista es-
piritual o de nuestra misión personal, la autoestima positiva debe concebirse
la evolución de nuestra conciencia. Cuando comenzamos a concebirla desde
esta perspectiva, reparamos en la ceguera que implica creer que consiguiendo
que los demás tengan una impresión positiva de nosotros nos permitirá alcan-
zar también a nosotros una impresión positiva.

En conclusión, la importancia de una autoestima alta y saludable reside


en que esta es la clave para una interacción e intercambio enriquecedores y
fructíferos con el mundo que nos rodea. Asimismo, la autoestima nos permite
acceder a nuestros recursos adquiridos sin censura alguna, lo que nos condu-
cirá a una mayor plenitud y disfrute de la vida.

100
Cómo aumentar la autoestima

Para terminar este apartado acerca de la autoestima, ofreceremos varias


técnicas que nos permitirán conectar con una percepción de nosotros mismos
basada en el amor y el respeto, reconociendo nuestro potencial, nuestros re-
cursos internos y nuestra valía innata.

- Técnica con cambio de submodalidades

Genera una imagen mental de ti misma/o. Piensa en cómo te ves. ¿Cómo


es la imagen?. (Intensa o débil, grande o pequeña, con o sin movimiento, bri-
llante u oscura, opaca, etc.) Es decir: ¿es positiva o negativa?.

Elimina lo negativo. Por ejemplo: Si ves una imagen que no produce algo,
que “no puede”, cámbiala. Si tu imagen física no es la que tu quieres, ajústala,
etc. Que la imagen represente tus fortalezas, tus mejores habilidades, que te
veas como cuando alcanzaste esa meta que tanto habías deseado

Opera cambios en la imagen a través de las submodalidades. El objeti-


vo consiste en ir cambiándolas hasta que obtengas una imagen atractiva y
motivadora para ti. Puedes hacerla más grande, brillante, en colores, en tres
dimensiones, con movimiento, con sonidos. Modificar las submodalidades
hasta que estés conforme.

Comprobación: ¿Cómo te sientes con la nueva imagen interior?


Tómate el tiempo que necesites para observar, escu-
char y sentir. Lo ideal sería conseguir que se produjeran cam-
bios en la fisiología, en tu lenguaje corporal... Calíbrate.

El secreto de este ejercicio reside en su repetición habitual, ya que se ejer-


citan los dos hemisferios cerebrales, el izquierdo (o lógico) y el derecho (o
creativo), de manera que se potencian nuestras capacidades para aumentar la
autoestima.

101
- Técnica de análisis y visualización

Analiza en profundidad varios aspectos clave de tu vida, como por ejemplo


tu salud, tus relaciones, tu abundancia, tu trabajo, o tu tiempo libre. Este es tu
estado presente. ¿Cómo te sientes en relación con cada aspecto de tu vida?,
¿cuál es el sentimiento general que emana de este análisis? Reflexiona sobre
aquello que podrías mejorar.

Ahora imagina cuál sería tu estado ideal. Para ello, crea una película mental
lo más detallada posible, incluye sonidos, sensaciones agradables, diálogos
internos potenciadores, etc. En esta película estás en posesión de tus mejores
recursos, alcanzando tu estado ideal: una salud plena, bienestar, abundancia,
amor, etc. Lo que tú decidas.

Analiza que más hubieras podido lograr si hubieras cultivado una mayor
autoestima personal, si te sintieras más valioso y con mayores capacidades de
actuación.

Si pudieras alcanzar tu estado ideal hoy mismo…¿lo tomarías ya? Si la res-


puesta es no o se transforma en una duda, ¿por qué?, ¿qué te frena? Recuerda
que las creencias limitantes deterioran la autoestima, generando interferen-
cias, conflictos, dudas, e incluso bloqueos para caminar con firmeza hacia tus
metas.

Toma nota de lo que has experimentado en los pasos anteriores. Trata de


medir, al menos intuitivamente, cuál es la distancia que separa ambos estados
(tu estado presente y tu estado deseado). Con el concepto de “distancia” nos
referimos a cuánto necesitas en tiempo y en recursos para llegar a tu estado
ideal.

- Técnica de rescate de recursos

Busca una experiencia agradable y una persona asociada a ella. Trata de


traer a tu mente ese momento agradable con la mayor claridad que te sea po-
sible. Dentro de ese recuerdo, identifica a la persona con la que compartiste la
experiencia, esa persona que tenía un efecto positivo sobre ti, que se compor-

102
tó con amor y respeto. Es importante que elijas a una persona que represente
verdaderamente estas cualidades, ya que será tu guía o modelo para encontrar
tus propios recursos de amor y autoestima.

Describe las características y cualidades de esta persona, especialmente


aquellas que para ti estén indisolublemente relacionadas con el amor y el ca-
riño que esa persona irradia.

Visualiza la situación y entra en la posición de la otra persona. Para ello,


imagina que estás flotando sobre esta persona y adoptas su posición percep-
tiva. Ahora ves a través de sus ojos. Descríbete a través de ellos, describe la
perspectiva de la realidad desde esta posición. ¿Qué cualidades aprecia de
ti esta persona? Date cuenta de cómo se expande la imagen que tienes de ti
mismo/a, de cómo conectas cada vez más con tus cualidades de amor, respe-
to, cariño, etc.

Mientras aún ocupas el lugar de la otra persona, sintoniza con el sentimien-


to de amor que él/ella tiene hacia a ti. Y también experimenta tus propias
sensaciones de amor y aprecio por ti mismo/a, prestando especial atención
al diálogo interno. Céntrate en conectarte y amplificar el estado de amor y
respeto.

Una vez hayas alcanzado un estado de clímax emocional, un punto emotivo


alto, te asociarás con una palabra o con una imagen concretas, o bien tocarás
una parte de tu cuerpo en particular. De esta manera se establece un vínculo
entre tu estado interno y un componente externo que desencadena el estado
deseado. Y lo más importante es que ese estado de amor también está asocia-
do a tus propias cualidades; esas cualidades que otros pueden apreciar en ti, y
que tú ahora también puedes apreciar. Este proceso se denomina anclaje, y lo
abordaremos en profundidad en el siguiente módulo.

Verificación: Para comprobar si el vínculo que hemos establecido entre


la palabra, imagen o parte del cuerpo (anclaje) y el estado interno deseado
funciona, activarás el ancla (dirás la palabra elegida, visualizarás la imagen
mental que creaste o tocarás la parte del cuerpo en cuestión). ¿Qué sucede?
¿Puedes conectar con el estado de amor y respeto? En caso negativo, habrá

103
que repetir el proceso hasta encontrar el ancla adecuada o hasta que seas ca-
paz de asociarte al estado deseado con mayor intensidad.

6.2-Formulac ión de objet ivos y metas


En todo proceso de crecimiento personal es crucial que sepamos exacta-
mente lo que queremos, lo que nos hace felices: ¿cuál es nuestra meta? Es
importante centrarse en lo que SÍ queremos. Centrarnos en lo que NO que-
remos desvía la atención de lo que realmente deseamos obtener. Es como
si, deseando ser la persona más feliz del mundo, me dedicara a observar lo
infelices que son los demás para autoafirmarme. Si no sabes lo que quieres,
¿cómo piensas alcanzarlo?

Antes de entrar de lleno en la formulación de objetivos y metas, veamos la


diferencia que existe entre fijar objetivos y resolver problemas, dos estrate-
gias que, aunque a priori no lo parezca, son diametralmente opuestas:

Fijar objetivos
- Basado en aprendizaje generativo: adquirido a través de la experien-
cia e impulsado por los objetivos que nos nos marcamos.
- Acción
- Creo mi realidad
- Evolución
- Concentración en lo que quiero
- Busco sistemas adecuados

Resolver problemas
- Basado en aprendizaje adaptativo: cambio en función de los resulta-
dos obtenidos.
- Reacción
- Soy espectador de la realidad
- Supervivencia
- Concentración en lo que quiero evitar
- Me quedo donde estoy y trato de adaptarme

104
La pasión es la mayor fuerza impulsora y la que nos lleva a vivir de un
modo auténtico. ¿Cuáles son los propósitos de tu vida? Estos propósitos sue-
len incluir los siguientes elementos:

• utilizar tus capacidades y talentos innatos


• escuchar a tu corazón
• dedicarte a ello a diario
• estar al servicio de la verdad
• satisfacción y plenitud
• proyectos plenos de significado
• establecer relaciones de amor y afecto

Visualizar los objetivos

Cuando ya tenemos claro lo que deseamos, percibir las sensaciones


que provoca haber alcanzado el objetivo hace que todo nuestro sistema neu-
rológico se programe para lograrlo. Imaginar o visualizar algo que amamos
nos lleva a toparnos de frente con esa realidad soñada. Es una llamada del
corazón a realizarnos. El cerebro, de hecho, no distingue si es real o imagina-
do, sino que lo vive con la misma intensidad. Los efectos de la visualización
han sido demostrados en diversos estudios y los deportistas de élite trabajan
habitualmente con ejercicios de este tipo. Este proceso creativo de imaginar
nos impulsa a la acción.

Al final de este proceso de visualización, en el que no tendremos en cuenta


nuestra realidad presente e imaginaremos cómo nos gustaría vivir indepen-
dientemente de las limitaciones que podamos encontrar en nuestra realidad
actual, nos plantearemos la siguiente pregunta: ¿Lo quiero hacer por el resul-
tado final o por el placer de hacerlo?

Identificar el objetivo

A la hora de identificar el objetivo deberemos tomar en consideración nues-


tras emociones, recursos, capacidades, valores y nivel de compromiso. Las
siguientes preguntas son de gran utilidad para identificar nuestros verdaderos
objetivos:

105
• ¿Qué es lo que quiero? Alinearme con mis emociones.
• ¿Cuándo voy a hacerlo? Temporizar.
• ¿Cuánto estoy dispuesto a comprometerme para lograrlo? “Precio” a pagar.
• ¿Qué puedo hacer para lograrlo? Acciones.
• ¿Qué recursos tengo? Habilidades aprendidas.
• ¿Es realmente lo que quiero ahora? Confirmación del objetivo.
• ¿Cuáles son mis presuposiciones respecto a ello?
• ¿Es coherente con mis valores?
• ¿Cómo me voy a sentir cuando lo logre?

Evitaremos las preguntas del tipo “por qué” y “cómo”, ya que tienen un
matiz de evaluación o puesta a prueba. Las preguntas mostradas arriba están
formuladas con un lenguaje más descriptivo, y son muy útiles para sondear
nuestros valores y creencias.

Características del objetivo

Una vez hayamos identificado nuestro objetivo, procederemos a verificar


su idoneidad. Para ello, es importante que nuestro objetivo presente las si-
guientes características:

• Expresado siempre en positivo


• Relacionado con un propósito o misión
• Concreto, específico y con plazo
• Su realización depende de mí: realismo
• Ecológico para mí y el entorno
• Que valga la pena conseguir (pagar el precio)
• Coherente con mis valores

Una vez hayamos identificado y verificado nuestro objetivo, lo plasmare-


mos por escrito para poder reformularlo cuando lo creamos conveniente. Re-
formularemos también los viejos objetivos no logrados aún, así como aque-
llos objetivos con los que no nos sentimos completamente alineados. De esta
forma se reducirá nuestra sensación de agobio y presión.

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Si nos resulta complicado encontrar un objetivo, probaremos a describir
con todos los detalles posibles nuestra vida ideal. Esto nos permitirá conectar
con nuestras necesidades más importantes. Cuanta más conciencia tengamos
de ellas, mayor creatividad tendremos para satisfacerlas.

Y si, finalmente, nuestro objetivo ya había sido definido previamente pero


nunca lo hemos logrado, deberemos preguntarnos: ¿es porque no me gusta,
porque no sé cómo hacerlo, porque no tengo tiempo, porque tengo miedo
de…, porque renuncié a él, porque lo he manipulado…?

Plan de acción

Ya tenemos nuestro objetivo perfectamente definido y nos sentimos total-


mente alineados con él. El siguiente paso consiste en pasar a la acción y, para
ello, identificaremos todas las opciones posibles, estableceremos nuestras
prioridades y detallaremos las acciones que podemos emprender. Las siguien-
tes preguntas pueden resultarnos de gran utilidad para afinar:

• ¿Qué opciones tengo?


• ¿Qué voy a hacer?
• ¿Cuáles son los beneficios de hacer esto?
• ¿Cuáles son los inconvenientes de hacer esto?
• ¿Cómo lo haré?
• ¿Qué tendría que cambiar?
• ¿Esta acción me acerca a mi objetivo?
• ¿Cuándo lo haré?
• ¿Necesito el apoyo de alguien?

Un plan de acción plausible y efectivo deberá basarse en acciones que de-


pendan de nosotros mismos, que sean lógicas y nos enfoquen hacia el obje-
tivo, que sean visibles en un plazo de tiempo realista y que sean progresivas
(paso a paso).

A menudo preferimos no planificar para no decepcionarnos una vez más.


Antes de pasar a la acción, descubre qué es lo que te impide planificar. Una
vez desentrañado el misterio, despréndete de todo eso y:

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1. Elabora un plan sencillo.
2. Flexible a largo plazo.
3. Sensato y ecológico.
4. Sigue el plan tal y como lo has decidido. No puedes fallar en tu planifi-
cación.
5. Revísalo con frecuencia por si tienes que modificarlo.

El miedo más profundo a la hora de hacer planes es el que está relacionado


con emprender la acción: “ésa no va a ser la acción correcta”, nos decimos.
Crear un plan mejora la conexión entre el proyecto y nosotros mismos. Es
muy importante que tengamos clara nuestra meta, trabajemos en ella a diario
y sigamos el proceso con disciplina.

Quiebres

Cualquier situación que conlleva un resultado diferente al esperado es de-


nominada quiebre. Un quiebre no es un problema, a pesar de que nos empe-
ñamos en definir como problema aquello que no termina ocurriendo como
nosotros queríamos. Conviene siempre preguntarse el por qué percibimos tal
circunstancia como un problema (porque soy impaciente, iracundo, envidio-
so, etc.).

Superar un quiebre es mucho más sencillo de lo que pueda parecer. Se trata


de adaptarnos a la nueva situación y hacer gala de nuestra creatividad. Si el
quiebre tiene que ver con una persona, quizá debamos conversar con ella. Si
el quiebre tiene que ver con acciones, analizaremos la situación objetivamen-
te, sin poner en juego nuestras interpretaciones subjetivas, y decidiremos las
nuevas acciones a realizar para cambiar esa situación que no nos agrada.

Es decir, en primer lugar respondemos a la pregunta “¿por qué ocurrió?”.


De manera objetiva analizamos la secuencia de los hechos y finalmente nos
ponemos en marcha para generar el cambio. Dejar de lado interpretaciones
del tipo “cómo puede sucederme esto a mí” o “siempre me pasan estas cosas”
es fundamental, porque este tipo de juicios repetitivos generan insatisfacción
y, por lo tanto, no propician acciones satisfactorias.

108
Explorar posibilidades, ya sea a nivel de conversaciones que puedo tener
con alguien para cambiar la situación o bien a nivel de acciones, es funda-
mental. Así pues, con las herramientas y conocimientos que hemos adquiri-
do en este apartado, los obstáculos en nuestro camino hacia un objetivo han
dejado de constituir excusas que nos mantienen en nuestra zona de confort.

Práctica

Formulación de objetivos y plan de acción

De acuerdo con los procesos descritos anteriormente, fíjate un objetivo.


Para ello, repasa tu realidad presente e identifica tus necesidades más apre-
miantes. Formulada por escrito tu objetivo de acuerdo con las características
propuestas y elabora tu propio plan de acción.

Una vez concluido el plan de acción, piensa en una situación de quiebre.


En el momento en que el quiebre sucedió, ¿cómo te sentiste? Ahora observa
cómo las circunstancias han cambiado con el paso del tiempo y toma con-
ciencia de dónde estás y de lo positivo de aquel suceso. Esto te ayudará en tu
camino hacia el objetivo deseado.

109
7-ANCLAS
7.1-Direcc ión del pensamiento
Cuando cambiamos conscientemente la dirección de nuestro pensamiento
estamos seleccionando deliberadamente un pensamiento que está en coheren-
cia con nuestros deseos. Este proceso consciente también recibe el nombre
de “pivoting”. Los pensamientos negativos suscitan emociones negativas, de
manera que cualquier emoción negativa es indicativa de que estamos tenien-
do un pensamiento negativo. Y cuando albergamos pensamientos negativos,
iniciamos un efecto en cadena que generará un resultado negativo en nuestra
vida.

Nuestro ser interno hace uso de las emociones negativas para darnos un
toque de atención y que cambiemos nuestra forma de pensar. Resulta mucho
más fácil prestar atención a nuestras emociones que a nuestros pensamientos,
ya que estos son tan numerosos y están tan arraigados en nosotros (gran parte
de nuestro diálogo interno) que apenas nos percatamos de ellos. Estamos tan
acostumbrados a pensar negativamente que hasta nos parece algo normal e
inevitable. Por lo tanto, un argumento a favor de cambiar nuestros hábitos
en relación con el pensamiento es el hecho de que nos sentiremos mejor si
pensamos “mejor”.

Lo primero que deberemos hacer para salir de la espiral de las emociones


negativas es aprender a detectar aquellos pensamientos que se encuentran de-
trás del miedo, la angustia, la rabia o la desesperación y esforzarnos en cam-
biarlos conscientemente. Así, poco a poco estos pensamientos serán menos
frecuentes y nos sentiremos mejor a todos los niveles.

Si hemos estado albergando pensamientos negativos durante un periodo


de tiempo prolongado y hemos llegado al punto de que nos sentimos desani-
mados y con la autoestima baja, nos resultará complicado cambiar conscien-
temente nuestro proceso de pensamiento. En tal caso, podemos “entretener”
nuestro pensamiento haciendo deporte, leyendo, escuchando música, dur-
miendo o con cualquier otra actividad que nos lleve a sentirnos bien de nuevo.
Entonces, desde ese nuevo estado de bienestar, si empezamos a volver a
sentirnos mal, ya seremos capaces de cambiar conscientemente la dirección
de nuestro pensamiento. Para ello, primero deberemos detectar y definir el
pensamiento que se encuentra detrás de este cambio de estado de ánimo. En
este punto es importante que tomemos conciencia de que ese pensamiento
que nos está generando ese estado interno negativo no es “verdad”. Cuando
decimos que no es “verdad” nos referimos al sentido más espiritual de la pa-
labra, ya que en el preciso instante en que tenemos ese pensamiento es muy
posible que lo concibamos como una verdad irrefutable.

Por ejemplo, si pensamos que no somos lo suficientemente buenos o que


somos unos incompetentes, entonces estamos desvinculados de nuestro ser
interior; nuestro pensamiento no está alineado con el ser perfecto que en reali-
dad somos. En el momento en que nos desconectamos de nuestro ser interno,
este deja de fluir a través de nosotros y comenzamos a albergar emociones
negativas. Así, cuando experimentes este tipo de emociones, detente y obser-
va tu diálogo interno. ¿Cuál es el pensamiento que desencadenó la emoción
negativa?

Para seguir profundizando en este proceso, plantéate la siguiente pregunta
cuando emerjan pensamientos de índole negativa: “¿cuál es la verdad que
quiero creer acerca de mí mismo/a?”. Si nos sentimos mejor después de en-
contrar esta nueva verdad y nos invade un sentimiento de serenidad, entonces
hemos aplicado satisfactoriamente el cambio de dirección de nuestros pensa-
mientos. Una vez hemos aplicado con éxito este proceso, nos resultará más
fácil propiciar un cambio de estado en caso de que ciertos pensamientos nega-
tivos sean recurrentes. En cuanto tomemos conciencia de nuestro diálogo in-
terno, nos sorprenderá nuestra capacidad para detectar pensamientos nocivos

¿Qué papel desempeña el dolor en nuestros procesos de pensamiento? Para


responder esta pregunta primero debemos recalcar que el pasado en sí mis-
mo no puede ocasionar dolor; son nuestros pensamientos acerca del pasado
los que lo ocasionan. El dolor nace en nuestros pensamientos y procede de
una desconexión con nuestra esencia. Así pues, vemos cómo el dolor actúa a
modo de detector de la calidad de nuestros pensamientos. En lugar de com-
padecernos de nosotros mismos cuando nos invadan emociones negativas,

111
usémoslas como un impulso para cambiar la calidad de nuestros pensamien-
tos y percepciones.

7.2-Anclas
El concepto de ancla no es algo novedoso ni exclusivo del ámbito de la
PNL. Hace ya más de un siglo que Ivan Petrovich Pavlov desarrolló la no-
ción del estímulo-respuesta mediante su famoso experimento. Cada vez que
daba comida a su perro, tocaba una campanilla. Con el paso del tiempo, el
perro acabó asociando el sonido de la campanilla con la comida e, incluso,
empezaba a salivar cada vez que sonaba la campanilla, independientemente
de si había comida o no. De esta forma, Pavlov pudo establecer una relación
entre un estímulo (la campanilla) y un respuesta (la salivación y segregación
de jugos gástricos).

En nuestro contexto en particular, el anclaje hace referencia a una aso-


ciación estímulo-respuesta parecida a la establecida por Pavlov. El estímulo,
también denominado ancla o disparador, puede proceder de nuestro entorno.
Podría ser una persona que toca tu brazo o podría tratarse del instante en que
escuchas una sirena. Además de estímulos externos, las asociaciones también
pueden establecerse en base a estímulos o representaciones internas (imáge-
nes, pensamientos, sensaciones). Sea como fuere, el estímulo desencadena
una respuesta, consciente o inconsciente, que deriva en una respuesta o cam-
bio a nivel de conducta.

Como podemos comprobar, existen diferentes tipos de anclas. Estas pue-


den ser externa o internas (en función de si provienen de nuestro entorno o
de nuestras representaciones internas), visuales (la luz roja del semáforo hace
que frenemos automáticamente), auditivas (una canción que evoca ciertos re-
cuerdos, modificando así mi estado interno), cinestésicas (p. ej., un niño que
se queda dormido instantáneamente cuando le acarician la cabeza), olfativas
(el olor del perfume de una antigua novia que acaba desencadenando un esta-
do de melancolía) y gustativas (p. ej., cuando pruebo la comida de mi abuela
entro en un estado de paz y tranquilidad).

112
Los anclajes constituyen un arma de doble filo, ya que pueden ser muy
útiles, y también muy contraproducentes. La mayoría de los anclajes se ins-
talan fuera de nuestra percepción consciente y, aunque no somos en absoluto
conscientes de que están ahí, ejercen un impacto sobre nuestros estados in-
ternos y nuestros comportamientos. ¿Cómo sabemos qué anclajes son útiles
y cuáles son contraproducentes? Los anclajes útiles son aquellos que generan
recuerdos agradables o propician un estado de confianza, seguridad, alegría o
motivación. También son útiles los anclajes que ponen en marcha comporta-
mientos útiles. Por otro lado, los anclajes contraproducentes nos sumergen en
estados internos y conductas limitantes. He aquí algunos ejemplos:

• Tu novio te da una contestación empleando un determinado tono de voz y


lenguaje corporal, y reaccionas desde un estado de recursos limitados.
• Eres un adulto totalmente funcional hasta que llegas a la casa de tus pa-
dres; en ese instante entras en un estado de recursos limitados.
• El miedo te invade cuando tu jefa quiere verte en su oficina urgentemente.
• Alguien te hace un comentario y tú recuerdas una situación desagradable
que desemboca en una reacción emocional.
• Alguien te da un golpe involuntariamente y esto te traslada a una situación
desagradable del pasado.

Los lugares también pueden desempeñar la función de anclajes. Estos


pueden ser amenazantes ya que despiertan ciertas emociones y, por lo tanto,
constituyen una amenaza para poder interactuar de una forma sosegada y
abierta. Por ejemplo, si eres el jefe de una empresa y quieres entablar un diá-
logo fluido e informal con tus empleados, en el que ellos sientan que pueden
hablar con libertad, escoge un lugar neutral.

Algunos anclajes pueden desencadenar estados muy limitados (como en el


caso de las fobias). Es posible que sintamos la tentación de preguntar “¿Por
qué reaccionas de esta manera?”, pero esto solo nos conducirá a excusas y
justificaciones. Una pregunta que nos permitirá obtener información valiosa
y propiciar cambios a nivel de conducta es “¿Cómo lo haces?”. Al plantear
esta pregunta, lo que hacemos es explorar la conducta entendiéndola como un
proceso o una estrategia. La clave de esta exploración radica en encontrar el
disparador o ancla y eliminarlo o bien interrumpir el proceso. De esta forma

113
no se completará el resto del proceso original, de manera que la estrategia
que se había interiorizado no se completará de la misma forma. Este proceso
también recibe el nombre de interrupción del patrón.

¿Cómo se instalan las anclas?

Las anclas pueden crearse de varias formas. De momento nos centraremos


en cómo se instalan en nuestro inconsciente. En los siguientes apartados nos
ocuparemos de cómo crear anclajes y estados internos. Los anclajes pueden
crearse a nivel inconsciente de dos maneras:

En un instante único. Esto sucede durante vivencias con una elevada carga
emocional, ya sean las emociones positivas o negativas. Por ejemplo, imagina
que tu marido te anuncia que desea el divorcio cuando estáis cenando en un
bar y suena una canción específica. Cuando vuelvas a escuchar esa canción en
el futuro, ¿qué acudirá a tu mente?

A través de la repetición y la asociación continuada entre estímulo y res-


puesta. La repetición es necesaria si la emoción que el estímulo suscita es
débil o si no hay emociones involucradas en absoluto. Un buen ejemplo de
este tipo de instalación de anclas son los anuncios de televisión. En ellos, por
ejemplo, se suele asociar la ingesta de ciertas bebidas con experiencias de
bienestar y diversión. Cuando se ha recibido este mismo estímulo un sinfín de
veces, entonces empezamos a hacer la asociación en nuestra mente.

7.3-Polar idades
Una de las estrategias que las personas empleamos para ordenar nuestra
realidad es la catalogación a través de las polaridades. Habitualmente etique-
tamos a las personas de nuestro entorno como buenas/malas, inteligentes/
tontas, aburridas/divertidas, alegres/tristes, etc. Y en este proceso de cataloga-
ción solemos emplear términos absolutos (o blanco o negro) que se encuadran
dentro del proceso de polarización. Y este proceso lo realizamos a través del
lenguaje, ya que mediante su uso establecemos las polaridades que aparente-
mente definen a los demás, así como a nosotros mismos. El uso del lenguaje

114
no hace más que confirmar lo que pasa dentro de nosotros.

Esta división de lo blanco y lo negro, olvidándonos de los grises, es un pro-


blema que afecta a nuestras relaciones en todos los ámbitos. Decimos que las
personas tenemos aspectos propios de los que somos conscientes. Por ejem-
plo, soy perfeccionista. Somos conscientes de ello, y seguramente las perso-
nas de nuestro entorno también. Sin embargo, la polaridad del perfeccionismo
(que dependerá de cada persona, pudiendo ser, por ejemplo, la dejadez, la
pereza, el conformismo) también podemos encontrarla en nuestro interior.
¿Alguna vez has conocido a alguien que sea especialmente calmado y pau-
sado y que, bajo ciertas circunstancias, se vuelve extremadamente iracundo?

Si en nuestro interior hay un perfeccionista, un alegre o un extrovertido,


también habita en nuestro interior su polaridad, que permanece oculta, en la
sombra. Por lo general, son cualidades nuestras que rechazamos. Las escon-
demos en el fondo de nuestro ser porque no las queremos tener cerca. Así,
cuando nos encontramos con otra persona que posee alguna de esas cuali-
dades que habitan en nuestra sombra, suele provocarnos un sentimiento de
rechazo. Esto es lógico, ¿por qué motivo querría tener cerca a alguien que
tiene un aspecto mío que rechazo?

He aquí de nuevo la problemática de las polaridades, de definirnos a noso-


tros y a los demás en términos absolutos. Quien se victimiza, en ocasiones se
polariza siendo acusador. Quien quiere ser perfeccionista, se polariza luchan-
do por ser un poco más flexible; el que es gracioso, tratará de ser alguna veces
serio. Las polaridades siempre acaban saliendo a la superficie, generalmente
en situaciones emocionales intensas.

Cuando nos lanzamos a explorar las polaridades, de lo que se trata es de


integrar esas dos partes que llevamos dentro y que aparentemente son irrecon-
ciliables. De esta forma podremos ser graciosos cuando lo deseemos, y serios
cuando sea necesario. Perfeccionistas cuando las circunstancias lo requieran,
y vagos cuando queramos relajarnos o descansar. Cuando somos capaces de
integrar nuestras polaridades ni siquiera tenemos que preguntárnoslo ya que
simplemente actuaremos en función de la situación y de nuestras necesidades.
El primer paso consiste en descubrir nuestras polaridades.

115
Veamos otros ejemplos de polaridades:

Demandante – Demandado
Sensible – Insensible
Superado – Enojado
Víctima – Acusador
Celoso – Superado

Ejercicio práctico para la detección de las propias polaridades:

Escribe en una hoja todo lo que NO eres. Una vez que termines el listado,
busca el opuesto. Por ejemplo, si escribiste que no eras agresivo, busca el
opuesto de ser agresivo; por ejemplo, pacífico.

Revisa los opuestos, y trata de descubrir si alguno de esos se relaciona


contigo. Si alguna vez actuaste así, o has querido ser así, o por el contrario,
no te gusta la gente que es así. Reflexiona sobre lo siguiente: ¿Cómo puedes
definirte por lo que no eres? La única forma de hacerlo es suponiendo que
eres lo contrario.

7.4-C reac ión de estados internos


Para la creación voluntaria y consciente de estados internos nos basaremos
en los procesos de anclaje que detallaremos más adelante. Antes de profundi-
zar en la aplicación y los procedimientos específicos de los anclajes, veamos
qué condiciones o características debe reunir un anclaje eficaz.

Características del anclaje

Intensidad del estado: para que el anclaje sea efectivo, en el momento de


activar el estímulo deberemos estar en un estado totalmente asociado y con-
gruente. Cuanto más intenso sea el vínculo que establezcamos con la situa-
ción, la imagen, los sonidos, etc., que estemos evocando, más efectiva será
el anclaje.

116
Sincronización con el momento culminante de la experiencia: cuando re-
cordamos una situación en la que, por ejemplo, nos sentimos seguros de no-
sotros mismos, la sensación comenzará a hacerse cada vez más fuerte hasta
que alcance un punto álgido. El ancla deberá ser aplicada cuando la respuesta
casi ha alcanzado el máximo y mantenida hasta que la respuesta alcanza su
clímax. Aplicar el anclaje pasado el punto máximo hará que anclemos un es-
tado más débil o incluso indeseable.

Exclusividad del estímulo: este debería estar exento de asociaciones pre-


vias. Si tocar tu nariz con el pulgar no es algo que hagas habitualmente, este
puede ser un punto de anclaje cinestésico eficaz. Decir una palabra inter-
namente (pensar la palabra) con un cierto tono de voz. puede constituir un
punto de anclaje auditivo apropiado. Si seleccionamos un punto de anclaje
que usamos frecuentemente (por ejemplo, una mirada o un apretón de manos,
a menos que se hiciera con un énfasis muy especial), puede que el ancla se
desgaste por ser utilizada repetidamente y sin la intención de crear un estado
interno. Los mejores anclajes son aquellos que son únicos.

Repetición del estímulo: para que el anclaje funcione hay que reproducirlo
de forma exacta. No obtendremos el mismo estado si aplicamos el ancla en
otra parte del cuerpo, o con una presión distinta, o con un tono de voz dife-
rente.

Si el procedimiento de anclaje reúne estas cuatro condiciones, lo más pro-


bable es que sea eficaz. No obstante, antes de extraer conclusiones basadas en
suposiciones, deberemos poner a prueba el anclaje. Para ello, habrá que salir
del estado evocado y volver a un estado neutral o diferente. Podemos pensar
en otra cosa o sacudir el cuerpo para cambiar nuestra fisiología. A continua-
ción, verificaremos el anclaje activándolo y observando qué sucede. ¿La fi-
siología es la misma que cuando se evocó el estado en cuestión? Si la respues-
ta es afirmativa, entonces el anclaje funciona. Sin embargo, si al emplear el
ancla no aparecen cambios en la respiración, en las manifestaciones faciales,
etc., es posible que durante el proceso de anclaje no se estuviera reviviendo la
experiencia o que no se anclara la parte más intensa de esta.

117
Establecer un anclaje para crear un estado interno

Para establecer anclajes destinados a crear un estado interno concreto po-


demos seguir los siguientes pasos:

• Decidir qué cualidad queremos asociar al anclaje.


• Revivir una experiencia pasada asociada a esa cualidad de una manera
muy vívida.
• Aplicar el anclaje seleccionado mientras nuestro estado está alcanzando
su máximo.
• Romper estado (pensar en otra cosa, o levantarse y caminar).
• Comprobar el anclaje. ¿Entras en ese estado al activar el anclaje?

El mejor momento para crear un anclaje es cuando el estado ocurre de ma-


nera natural, por ejemplo cuando nos reímos de una anécdota que nos acaban
de contar. En ausencia de un estado interno natural, emplearemos un estado
asociado, en relación con el pasado y muy vívido. Para crear un anclaje para
un estado específico que nunca hayamos experimentado, podemos pensar en
alguien que posea esa cualidad. Esta persona puede ser real o imaginaria. Para
asociarnos a esta experiencia, imaginaremos que nos metemos en la piel de
esa persona y adoptamos la misma fisiología y sensaciones que cuando está
en ese estado.

Una herramienta útil para evocar un recuerdo que nos permita establecer
un anclaje consiste en inducir una asociación profunda y vívida. Para ello
podemos emplear como modelo el siguiente guión:

“Recuerda un momento específico en el que fuiste completamente


_________ (por ejemplo, alegre). Cierra tus ojos y asóciate completamente a
ese recuerdo yendo hacia atrás en el tiempo, sintiéndote en tu propio cuerpo,
mirando a través de tus ojos, viendo lo que viste, escuchando lo que escuchas-
te y sintiendo la sensación de estar completamente ________.”

Los anclajes exigen un cierto mantenimiento, por lo que procuraremos em-


plearlos cuando sea necesario y los reforzaremos cuando sintamos que están
perdiendo su efectividad. Para aumentar la potencia del anclaje o para asociar

118
diferentes recursos al mismo, también podemos apilar los anclajes. Esto es,
repetir el proceso varias veces mientras evocamos diferentes vivencias en el
mismo estado, o diferentes, y anclándolos al mismo disparador. Este proceso
de acumulación de anclas lo veremos más detalladamente en el apartado de-
dicado a la búsqueda de recursos.

Además de la aplicación aquí propuesta en relación con los anclajes, este


procedimiento puede emplearse para potenciar el aprendizaje y la memoria, o
incluso para influir en la respuesta que despertamos en otras personas.

7.5-Regres ión y búsqueda de recursos


¿Verdad que sería útil poder acceder a un recurso determinado, por ejemplo
seguridad en uno mismo, cada vez que necesitáramos una pequeña ayuda?
O seguramente también nos resultaría de utilidad contar con una gama de
recursos (confianza, energía, motivación) cuando tenemos una entrevista de
trabajo o hemos de llevar a cabo una presentación. Lo que necesitamos para
alcanzarlo es un anclaje de recursos. Para ello, buscaremos y rescataremos los
recursos necesarios en experiencias que hemos vivido en el pasado. Recor-
demos que en nuestro interior ya disponemos de todos los recursos que nos
hacen falta. Veamos entonces la manera de establecer el anclaje de recursos:

• Identificar la situación en la que queremos disponer de más recursos.


¿Cuál es la situación que nos genera conflicto?
• Identificar los recursos de los que queremos disponer. Nos aseguraremos
de que son ecológicos.
• Elegir cuál será el anclaje (el estímulo o disparador). El anclaje debe ser
fácil de disparar, discreto y difícil de activar accidentalmente. Sugerencias:
tocar el lóbulo de la oreja, juntar el pulgar y el índice, apretar un pellejo entre
los dedos o decir internamente una palabra específica con un tono específico.
• Pensar en un momento en el que experimentamos el recurso y evocar el
estado. Recordemos que, en caso de que nunca hayamos experimentado el re-
curso en cuestión, podemos modelarlo de otra persona, tal como comentamos
en el apartado anterior.
• Cuando sintamos que el estado está alcanzando el máximo, disparar el

119
ancla y mantenerlo hasta llegar al máximo. Si no lo hacemos en el punto álgi-
do, el anclaje no será lo suficientemente eficaz.
• Romper estado.
• Repetir los pasos 4 y 5 varias veces para establecer y afianzar el anclaje.
• Comprobar la asociación disparando el anclaje y verificando que esta-
mos experimentando el estado deseado. Si no es así, el anclaje no es lo bas-
tante fuerte, por lo que repetiremos los pasos 4 y 5.

Este proceso admite un par de variaciones:

Puede que deseemos tener varios recursos asociados a un anclaje específi-


co. Por ejemplo, además de confianza, puede que también queramos sentirnos
energéticos y motivados. En tal caso, en el paso 7 introduciremos un nuevo
recurso sobre el mismo anclaje. Esto es lo que se conoce como una pila de
anclas. Es importante que se utilice el mismo ancla para todos los recursos.

Para que el estado evocado sea más potente en el paso 4, puede sernos de
utilidad ajustar las submodalidades o adoptar una fisiología que refleje el es-
tado deseado.

Conviene tener presente que está fuera de nuestro dominio cambiar a otras
personas. Sin embargo, disponiendo de más recursos, podemos elegir entre
diferentes comportamientos a la hora de interactuar con los demás. Si los
demás desean seguir participando de la interacción con nosotros, entonces se
verán obligados a modificar sus comportamientos.

Colapso de anclajes: reemplazar un estado problemático por otro


positivo

En ocasiones, cuando se dispara un anclaje, es posible que nos encontre-


mos en un estado conflictivo cuando en realidad hubiéramos preferido re-
accionar de una manera más positiva. Por ejemplo, cuando alguien hace un
comentario en un tono de voz determinado, y reaccionamos enfadándonos,
encogiéndonos o marchándonos. Es posible que cuando una persona desco-
nocida nos mira de cierto modo nos sintamos cohibidos o invadidos. O tal vez
aún nos sentimos como si fuéramos niños cuando vamos a visitar a nuestros

120
padres o abuelos. El colapso de anclajes es una técnica que podrá ayudarnos
a transformar este tipo de situaciones.

La teoría que sustenta esta técnica se apoya en el concepto de que si un an-


claje es considerablemente más fuerte que otro y ambos son activados al mis-
mo tiempo, el anclaje más fuerte desactivará el anclaje más débil. Este proce-
so se puede llevar a cabo con anclajes de todo tipo, aunque los cinestésicos,
por lo general, funcionan con una mayor eficacia. A continuación facilitamos
de forma detallada los pasos necesarios para llevar a cabo satisfactoriamente
un colapso de anclajes:

• Identificar el estado o la experiencia problemática.


• Cerrar los ojos y recordar el estado problema de forma completamente
asociada, viendo lo que vimos a través de nuestros ojos, oyendo lo que oímos
y sintiendo lo que sentimos en aquel momento. Anclar ese estado tocando una
parte del cuerpo.
• Romper estado.
• Probar el anclaje disparándolo y asegurarse de que sentimos lo mismo
que en aquel momento.
• Romper estado.
• Identificar uno o varios estados de recursos. Nos preguntaremos cómo
nos gustaría sentirnos si reviviésemos de nuevo la situación problemática.
¿Qué necesitábamos? ¿Qué nos falto en ese momento?
• Recordar el estado positivo y de recursos de manera completamente aso-
ciada, viendo a través de nuestros ojos lo que vimos, oyendo lo que oímos,
sintiéndonos como nos sentimos entonces. Anclar el estado en una parte di-
ferente del cuerpo.
• Romper estado.
• Repetir los pasos 6 a 8 hasta que hayamos construido un anclaje positivo
potente. Podemos anclar varias veces el mismo recurso o varios recursos po-
sitivos. La clave consiste en que nos aseguremos de que el anclaje positivo es
más intenso y más potente que el negativo. Emplearemos el mismo lugar para
todos los anclajes positivos.
• Cerrar los ojos y disparar ambos anclajes simultáneamente. Sentir el re-
sultado. El resultado debe ser un estado diferente o de confusión. Si lo esta-
mos haciendo con otra persona, buscaremos cambios obvios: su cabeza se

121
puede sacudir hacia atrás, su cara puede enrojecer, una mano se puede sacudir
ligeramente o los párpados pueden temblar. Cada persona reacciona de una
manera diferente en cada caso.
• Una vez hayamos sentido un cambio, retiraremos primero el anclaje ne-
gativo.
• Esperaremos cinco segundos y retiraremos el anclaje positivo.
• La última fase es la que se denomina “Puente al futuro”. Consiste en
imaginar una situación futura en la que anteriormente habríamos reaccionado
con el estado problemático. ¿Qué sucede ahora en esa situación imaginada?
¿Cuál es la nueva reacción?

Hay veces en las que el estado problemático puede ser muy poderoso en
comparación con el estado deseado, o puede ser que la distancia percibida
entre ambos estados sea muy grande. Para algunas personas, pasar de una po-
laridad a otra puede ser un paso demasiado grande como para realizar de una
sola vez. En tal caso, se recomienda desarrollar varias fases intermedias entre
estos estados. Estableciendo anclajes encadenados construimos una vía neu-
rológica que nos ayuda a movernos a través de diferentes estados de manera
sencilla e inconsciente hasta llegar al estado deseado. Tal como vimos en el
módulo dedicado a la fijación de objetivos, para alcanzar una meta que con-
cebimos como lejana, es importante establecer un plan de acción basado en
pequeños objetivos intermedios, cuya consecución no hará más que alimentar
nuestra motivación y nuestro impulso para alcanzar la meta final.

7.6-Resoluc ión de conflictos internos


Cuando hablamos de la resolución de conflictos internos nos referimos
irremediablemente a la integración de nuestras polaridades. La integración
de polaridades se define como el proceso de negociación entre dos partes in-
ternas o polaridades que consiste en definir las partes, identificar la intención
o propósito positivo de cada una de ellas y negociar un acuerdo entre las dos
que resulte en una integración.
A veces, aparecen conflictos entre dos partes de nuestro cuerpo. Es como
si tuviéramos dos mentes: "Quiero una cosa y otra a la vez". Este estado de
conflicto se manifestará en la conducta de la persona. La integración está en-

122
focada a conseguir un cambio de conciencia y un descubrimiento de nuestros
recursos. Contactando con cada parte podemos ampliar y enriquecer la per-
cepción que tenemos sobre nosotros mismos descubriendo nuestras “subper-
sonalidades”. De esta manera no permitiremos que ni una polaridad ni la otra
tomen el control.
En la medida en que tratamos de “ser perfectos” y eliminar nuestras faltas,
nuestra imperfección adquiere mayor fuerza. Si tratamos de negar o ignorar
nuestros sentimientos desagradables y solamente prestamos atención a los
agradables, entonces serán esos sentimientos desagradables los que adquieran
más fuerza. Cuando exaltamos con vehemencia nuestras cualidades positivas,
como la generosidad, estamos negando, en este caso, nuestro egoísmo. Como
consecuencia de este rechazo, este último surge con mayor intensidad y se ve
reflejado en mi conducta.

He aquí la importancia de darle su lugar y su justo valor a todos y cada uno


de los aspectos que conforman nuestra personalidad. Reconocer la existencia
e importancia que tiene cada uno de los rasgos de mi carácter constituye el
primer paso hacia su integración y hacia la creación de armonía en nuestras
vidas. Y para tal disfrute es esencial que nos permitamos disfrutar de estas po-
laridades complementarias sin recriminarnos por actuar de una u otra forma.

Uno de los protocolos más extendidos en relación con la integración de


polaridades es la “silla caliente”. A través de este protocolo podremos volver
a apropiarnos de aquellos rasgos que hemos rechazado y proyectamos en los
demás.

Protocolo de la “silla caliente”

Para este protocolo necesitaremos acomodar dos sillas iguales. Antes de


ocupar cualquiera de las sillas deberemos identificar las polaridades no in-
tegradas: Masculino/femenino, lógica/emoción, racional/intuitivo, pasado/
futuro, dependencia/autonomía, confianza/desconfianza, sumisión/autoridad,
agresividad/ternura, etc.
Una vez identificada la polaridad a integrar, se ocupa una de las sillas y se
habla argumentando qué necesita una de las partes de la polaridad. Es impor-
tante hablar en primera persona, como si estuviéramos encarnando esa parte

123
concreta de nuestra polaridad.
Después de exponer la necesidad y motivaciones de la primera parte, vol-
ver a metaposición y observar lo acontecido. Se pondrá una etiqueta (una
palabra que defina claramente esa parte de la polaridad en caso que sea una
situación o un objetivo a alcanzar) y se apuntarán sus características.
Repetir el mismo proceso con la otra parte de la polaridad, aunque esta vez
desde la otra silla.
Nos sentamos frente a la persona y pedimos ayuda al inconsciente.
Tomar primero la mano derecha (o izquierda, según se prefiera) de la perso-
na y asociar la palma de la mano con la etiqueta y las características corres-
pondientes a una de las partes de la polaridad.
Repetir proceso con la otra mano.
Tomar una a una las manos de la persona y, en cada una preguntar: Cuando
ya tienes todo esto que necesitas, ¿qué consigues que es aún más importan-
te?” Y esto nos llevará a un valor.
Repetir proceso con la otra mano.
A continuación, preguntar a cada mano, en referencia a la otra parte de la
polaridad: “¿Puede esta parte aceptar lo que quiere la otra?”
Al haber identificado el valor que subyace a cada una de las partes, podre-
mos llegar a un consenso entre ambas que contribuya a la misión común.
Integración de ambas partes: la persona acerca lentamente las dos manos,
hasta que las dos polaridades se fusionan. A continuación, va acercando sus
dos manos a su pecho, hasta integrar en su cuerpo esta nueva realidad, cons-
ciente de la transformación de cada una de sus células y dejándose invadir por
la nueva energía que le embarga.

Como dijo FREUD: "Un conflicto no se resuelve ayudando a uno de los


lados a ganar la victoria sobre el otro... ya que uno u otro lado quedarían in-
satisfechos".

Prácticas

Anclaje de recursos propios


Detecta una situación que te resulte problemática o conflictiva y piensa en
qué recurso o recursos te vendrían bien para afrontarla de la manera en que
te gustaría.

124
A continuación, procede a establecer el anclaje de recursos expuesto en el
apartado 7.5. Si lo consideras necesario puede aplicar una pila de anclas.

Silla caliente
Para esta práctica necesitarás la ayuda de un colaborador. Pide a tu cola-
borador que identifique una polaridad no integrada (p. ej., dedicarme a mi
pasión frente a mantener la seguridad económica de mi trabajo actual). Aplica
los pasos detallados en el apartado 7.6.

125
8-HIPNOSIS ERIKSONIANA
8.1-Introducc ión
Han sido muchas las culturas que, en diferentes épocas, han venido apli-
cando el trance como medio visionario para la sanación. En algunos rituales
es el curandero o sacerdote quien entra en trance y, en otros, es el consultante
quien lo hace.

Hoy en día, el trance hipnótico se continúa induciendo como medio para


acceder a esa “otra mente” que se esconde detrás de la consciencia (el incons-
ciente) tanto para obtener información que permanece inaccesible a nuestra
parte consciente, como para reestructurar viejas creencias, hábitos o apegos.
Pero repasemos brevemente los antecedentes históricos de la hipnosis, cuyo
término derivas del griego Hypnos (Ύπνος), que significa sueño, ya que el
consultante adoptaba un aspecto como de dormido.

A finales del siglo XIX surgieron en Francia dos grandes escuelas de hipno-
sis de reputación internacional: la escuela de Nancy, liderada por Bernheim y
Lièbault, quienes defendían que la hipnosis se alcanzaba por “sugestión”; y la
Salpêtrière en París, dirigida por el neurólogo Charcot, quien afirmaba que se
producía como consecuencia de la histeria, trastorno que consiste en padecer
una enfermedad imaginaria que imita a una enfermedad real.

Ya en el cambio de siglo, el entonces jovencísimo Sigmund Freud se in-


teresó por la hipnosis, y viajó hasta la escuela Salpêtrière para aprender con
Charcot. Sin embargo, tres años después, el propio Freud afirmaba que no
es necesaria la presencia de un estado patológico como la histeria, y que la
hipnosis puede reactivar los recuerdos reprimidos. Esto le permitió llegar a la
conclusión de que hay una parte de la mente no explorada, fuera del alcance
de la consciencia, que llamó “inconsciente”, y a partir de ahí, sentó las bases
del Psicoanálisis. Más tarde fue abandonando la práctica de la hipnosis, aun-
que siempre conservó el uso del diván, y la costumbre de fomentar la asocia-
ción libre de ideas.

Cuando Freud se alejó definitivamente de la hipnosis, esta pareció volver a
caer en decadencia, aunque varios premios Nobel la aplicaron, como el espa-
ñol Ramón y Cajal, o el francés Richet.

Los vaivenes de la historia propiciaron que, con la Primera y Segunda Gue-


rras Mundiales, se reactivara de nuevo el interés por la hipnosis. Y así, los
ejércitos norteamericano y británico investigaron sus aplicaciones sobre los
soldados afectados de traumas de guerra.

En aquellos años se conocían ya las investigaciones sobre la asociación


“estímulo-respuesta” de Pavlov, así como los métodos de autohipnosis de
Schultz y de Jacobson. El francés E. Coué había expuesto sus famosas leyes
sobre la sugestión, y numerosos estudios sobre neurofisiología habían de-
tallado los entresijos de los fenómenos obtenidos bajo trance hipnótico. En
este contexto, el estadounidense Milton Erickson inicia una nueva forma de
hipnotizar: la que no requiere un ritual formal de trance; la que no implica
autoritarismo, sino que se basa en la creencia de que el inconsciente del con-
sultante contiene todos los elementos necesarios para el cambio y la mejoría;
que defiende que es suficiente con sugerir para activar las respuestas incons-
cientes, y que todas las personas tienen la capacidad para entrar en trance y
activar sus propios recursos. A esta nueva forma de proceder, se le ha llamado
posteriormente hipnosis ericksoniana.

Milton Erickson

Doctorado en Medicina y Psiquiatría por la Universidad de Wisconsin (Es-


tados Unidos), Milton Erickson fundó en 1957 la Sociedad Americana de
Hipnosis Clínica. Esta sociedad y su revista (American Journal of Clinical
Hypnosis), de la que será director durante la primera década de su existencia,
constituyeron los impulsos definitivos para que la hipnosis alcanzara la con-
sideración de herramienta terapéutica oficialmente aceptada en los ámbitos
académicos y científicos actuales.

Erickson destaca que cada persona tiene necesidades individuales, y pre-


cisa de maneras originales de abordaje en vez de estilos ortodoxos rígidos
y poco creativos. Fomentaba la flexibilidad y la singularidad, por lo que su

127
intervención era diferente con cada consultante. Su modelo terapéutico no
responde a ninguna escuela de terapia reconocida, llegando a desmarcarse de
la influencia del psicoanálisis, del conductismo y de la terapia cognitiva, aun-
que a menudo utilizaba metodología de todas ellas, y de otras orientaciones.

En 1955 la Asociación de Médicos del Reino Unido definió la hipnosis


ericksoniana de la siguiente manera: "Un estado transitorio de modificación
de la atención, que puede ser producido por otra persona o por uno mismo
–autohipnosis-, en el que diversos fenómenos llamados hipnóticos pueden
aparecer espontáneamente o en respuesta a los estímulos aplicados. Estos fe-
nómenos comprenden un cambio en la conciencia y la memoria, una mayor
susceptibilidad a la sugestión, la aparición de ideas que no le son familiares
en su estado anímico habitual, así como fenómenos corporales como la anes-
tesia, parálisis, rigidez muscular y modificaciones vasomotoras".

Estados de conciencia

Antes de profundizar en el estudio de la hipnosis ericksoniana, vamos a


explorar los estados de conciencia del ser humano. Algunos de ellos son nor-
males (en los términos de la psiquiatría) y otros son alterados. Se consideran
estados de conciencia normales la vigilia y el sueño, mientras que en la cate-
goría de estados alterados de conciencia nos encontramos con las alteraciones
del sueño, las alteraciones de la vigilia (ensoñaciones y fantasías), la hipnosis,
las alucinaciones derivadas del consumo de sustancias psicoactivas y la expe-
riencias cercanas a la muerte.

La clave que se esconde detrás de estos diferentes estados de conciencia


radica en el cerebro y su actividad eléctrica. La producción de esta activi-
dad eléctrica del cerebro diferencia el estado de vigilia del estado de sueño.
Existen algunas formas de inducir los estados alterados de conciencia o de
cambiar las ondas cerebrales del estado de vigilia. Entre ellas se encuentran la
respiración, la meditación y la inducción de trances hipnóticos. La actividad
cerebral produce ondas, que pueden ser detectadas mediante un electroence-
falograma y se clasifican en:
• ondasbeta
• ondasalpha

128
• ondastheta
• ondas delta

Las ondas beta son oscilaciones electromagnéticas en el rango más alto de


frecuencia que están asociadas a etapas de sueño nulo, donde se está despierto
y consciente. Estas ondas son mas frecuentes en comparación con las ondas
delta, alfa y theta. Se producen cuando el cerebro está despierto y partici-
pando en actividades mentales. Son ondas amplias que presentan la mayor
velocidad de transmisión de las cuatro, ya que denotan una actividad mental
intensa. Cuando una persona está dando un discurso, está concentrada o está
aplicando sus capacidades de análisis, su cerebro se encuentra emitiendo este
tipo de ondas.

Las ondas alpha son oscilaciones electromagnéticas en el rango de frecuen-


cias de 8-12 Hz que surgen de la actividad eléctrica sincrónica y coherente
de las células cerebrales de la zona del tálamo. Estas ondas también reciben
el nombre de “ondas de Berger”, en honor a Hans Berger, el primer investi-
gador que aplicó el electroencefalograma a seres humanos. Las onda alpha
se originan fundamentalmente en el lóbulo occipital durante períodos de re-
lajación, con los ojos cerrados, pero todavía en estado de vigilia. Estas ondas
se atenúan al abrirse los ojos y con la somnolencia y el sueño. Se postula
que representan la actividad de la corteza visual en un estado de reposo. Una
onda similar a las alpha, llamada mu, se observa a menudo sobre la corteza
motora y se atenúa con el movimiento o incluso con la intención de moverse.
Las ondas alpha representan un estado de relajación y escasa actividad cere-
bral. Estas ondas son más lentas y de mayor amplitud que las beta. Una perso-
na que ha terminado una tarea y se sienta a descansar, se encuentra a menudo
en un estado alfa; o bien una persona que está dando un paseo, disfrutando
del entorno.

Las ondas Theta son oscilaciones electromagnéticas en el rango de frecuencias


de3.5y7.5Hzquesedetectanenelcerebrohumano con las primeras etapas de sueño,
las fases 1 y 2. Se generan tras la interacción entre los lóbulos temporal y frontal.
Son ondas de mayor amplitud y menor frecuencia (entre 4 y 8 cps). Se al-
canzan bajo un estado de calma profunda. La persona que está fantaseando
(o soñando despierta), se encuentra en este estado, así como la persona que

129
tras conducir un rato, de repente se da cuenta de que no recuerda cómo ha
conducido durante los últimos kilómetros. Las ondas theta se relacionan con
un estado de inspiración de ideas y soluciones creativas. Se trata de un estado
en el que las tareas realizadas se han automatizado, ya no se necesita tener un
control atento y consciente de su ejecución, pudiendo el sujeto distanciarse
de ellas mentalmente. Es decir, que su mente está en “otro sitio” (a veces nos
referimos a ello como “estar en la luna”).

Las ondas delta son oscilaciones electromagnéticas en el rango de frecuen-


cias de 1-3 Hz. Estas ondas están asociadas con etapas de sueño profundo.
En la actividad cerebral, estas ondas se presentan en casos de daño cerebral
y coma. Las ondas delta se presentan en sueño profundo sin soñar y no están
presentes en las otras etapas del sueño (1, 2 y REM [movimiento rápido de
ojos]). Son las ondas de mayor amplitud y menor frecuencia. Nunca llegan
a cero, pues eso significaría la muerte cerebral. También se puede medir la
actividad electromagnética del corazón, donde la presencia de ondas delta
se asocia con el síndrome de Wolff-Parkinson-White, una anomalía cardíaca
congénita.

Cuando nos vamos a dormir, las ondas cerebrales van pasando sucesiva-
mente de beta a alfa, theta y finalmente, delta. Durante el sueño se producen
ciclos que duran unos 90 minutos. En resumen, en estado beta es cuando lle-
vamos a cabo nuestra actividad cotidiana (siempre y cuando no hayamos acti-
vado el piloto automático). En estado alfa entramos en estado de meditación.
En estado theta entramos en estado de hipnosis. Y en estado delta estamos
completamente dormidos.

8.2-Func ionamiento de la Hipnos is Er iksoniana


La característica principal de la Hipnosis Ericksoniana es que este tipo de
hipnosis se define como directiva y no dominante (en comparación con la hip-
nosis clásica). Técnicamente más compleja que la hipnosis clásica, la hipno-
sis ericksoniana es la culminación del arte de lenguaje hipnótico (sugerencias
directas, sugerencias indirectas, paradojas, confusión, doble vínculo, etc.) y
de la comunicación a múltiples niveles (sugerencias directas camufladas, me-

130
táforas, historias, anécdotas). Más adelante en este módulo nos adentraremos
específicamente en el uso del lenguaje hipnótico y las metáforas.

Numerosos terapeutas profesionales han modelado aspectos del trabajo de


Erickson generando así una gama de modelos, habilidades y técnicas de gran
utilidad. Entre estos trabajos están el enfoque de Ciclo de Vida Familiar de
Haley, la descripción de Rossi de la sugestión indirecta y la dinámica del tran-
ce, los modelos de la PNL de algunos de los patrones de lenguaje, la agudeza
sensorial, las habilidades de rapport y los predicados sensoriales.

Milton Erickson y Ernest Rossi postularon la existencia de lo que denomi-


naron “trance cotidiano común”, un estado de abstracción o ensimismamiento
en el que entramos periódicamente a lo largo del día, y que tiene la función
de propiciar una forma natural de descanso y regeneración de la mente. En
este estado nos ponemos en contacto involuntariamente con nuestro mun-
do interno, accediendo a emociones, experiencias e ideas profundamente
arraigadas que nos permiten conectar con intuiciones o insights (momentos
de revelación, de toma de conciencia o de profundo entendimiento). Estos
trances siguen los ciclos ultradianos, apareciendo intermitentemente durante
unos minutos cada pocas horas; así, tanto Erickson como Rossi proponen el
aprovechamiento de este medio de entrada natural hacia el inconsciente como
forma de acceso terapéutico.

De ahí que la hipnosis ericksoniana se considere naturalista, ya que el tran-


ce se percibe como una alteración natural de la consciencia, ya sea de apari-
ción espontánea, o inducida por un terapeuta o por uno mismo.

Otras características del legado de este psiquiatra norteamericano que dife-


rencian la hipnosis ericksoniana de la hipnosis clásica son:

• Adaptación al estilo del consultante: esto supone evitar la clasificación


clínica (diagnóstico psiquiátrico), observar a la persona, y acompasar su for-
ma de expresión verbal y no verbal (rapport). Ello implica escuchar abierta-
mente al consultante para entender su sistema de valores, su percepción del
mundo, y cómo se sobrepone a los obstáculos a su manera.

131
• La revisión del pasado no es la clave para solucionar el conflicto:
según Erickson, el pasado no se puede cambiar, y aunque se puedan encon-
trar explicaciones, lo que se vive es el hoy y el mañana, y eso es lo que debe
atenderse.

• Búsqueda de un cambio progresivo y fijación de objetivos concretos


en el futuro próximo: no es el terapeuta quien dirige la vida del consultante,
sino que es este mismo quien sabe lo que mejor le conviene.

• Creación de situaciones en las que las personas puedan tomar con-


ciencia de su propia capacidad para modificar su manera de pensar, su
comportamiento o sus emociones: para Erickson era fundamental propiciar
que el consultante reconociera sus propios recursos, y motivarle para que pu-
siera en marcha el cambio más adecuado para sí mismo. Por ello enfatizaba el
descubrimiento de la intención positiva de sus conflictos para permitir la toma
de conciencia del propio consultante.

• Aprendizaje y procesos generativos: la hipnosis se aprende como cual-


quier otra habilidad. No es tan importante el tránsito a la mente inconsciente
(el trance) como el trabajo basado en la colaboración con el otro para que sea
capaz de generar sus propias estrategias y así alcanzar sus propias soluciones.
Las sugestiones de otros tipos de enfoques proporcionan soluciones genéricas
y poco flexibles.

• Habilidades hipnóticas: Erickson llega a acceder a la mente incons-


ciente utilizando los procesos hipnóticos naturales que utilizamos habitual-
mente. Todos los fenómenos hipnóticos son reproducciones o amplificaciones
de lo que ya somos capaces de hacer. Por ejemplo, la capacidad de olvidar
cosas, la de no ver lo que está delante de nosotros, o la de no sentir dolor ante
un golpe fuerte.

• Autogestión y autodesarrollo: el modelo mental y vital de Erickson se


encuadra en un planteamiento de autogestión y autodesarrollo. Se centra en
cómo cada uno de nosotros nos adaptamos de la forma más realista y actuali-
zada posible a los desafíos vitales que se nos presentan en la vida cotidiana;
lo que nos permite asumir la responsabilidad de nuestra propia vida. La com-

132
plejidad del modelo ericksoniano consiste en que resuelve el conflicto entre
un enfoque directivo y uno no directivo inclinándose por un modelo directivo
que promueve la libertad y el poder personal de todo ser humano.

Indicaciones de la Hipnosis Ericksoniana



La Sociedad Británica de Psicología (SBP) declaró que “Quien utilice la
hipnosis con un propósito terapéutico, debe limitar su aplicación a aquellos
trastornos que esté profesionalmente cualificado para tratar”. Así que una
sugerencia útil sería aplicar la hipnosis únicamente para el tratamiento de
aquellas cuestiones que estaríamos cualificados para manejar sin el uso de la
hipnosis.

Por lo tanto, quien padezca una afección médica o psicológica deberá ante
todo consultar a un profesional sanitario cualificado. Este especialista será
quien mejor podrá asesorar al interlocutor si la hipnosis es aconsejable para
su problema y cómo incluirla en su tratamiento en caso necesario.

El informe de la SBP de 2001 afirma que “Hay suficientes estudios que de-
muestran que los procedimientos hipnóticos pueden ser beneficiosos para el
tratamiento de un amplio rango de problemas, tanto del campo de la medicina
como de la psiquiatría o la psicoterapia”.

Está demostrada su eficacia en el manejo y alivio del dolor agudo y crónico.


También en la prevención del dolor y del estrés asociados a procedimientos
médicos, odontológicos y obstétricos, incluido el parto. La hipnosis reduce
considerablemente la ansiedad generalizada o el estrés, mejora el insomnio,
y reduce la carga de dolor en enfermedades psicosomáticas como la cefalea
tensional o las migrañas, el asma, síndromes gastrointestinales como el colon
irritable, y patologías de la piel como eccemas, psoriasis o urticaria. Además,
la hipnosis ha demostrado ser al menos tan eficaz como otros métodos en el
cese del tabaquismo, y su inclusión en programas de reducción de peso puede
mejorar significativamente sus resultados.

133
Por lo general, suelen aplicarse tres tipos de procedimientos hipnóticos:

Sugestiones para propiciar los cambios deseados, ya sean cognitivos


(creencias), conductuales (comportamientos), o sensitivos (tratamiento del
dolor, parálisis, etc.)

Técnicas de visualización guiada para explorar los posibles conflictos que


subyacen al síntoma o molestia, y sus formas de resolución creativa.

Autohipnosis para promover la relajación y el autocontrol

Lenguaje hipnótico

Milton Erickson empleaba el lenguaje conscientemente para inducir esta-


dos hipnóticos. Una manera de hablar poco precisa permite a nuestro interlo-
cutor dejarse llevar, sumergirse en sus procesos de pensamiento y dejar fluir
su mente, superando así las barreras para alcanzar el trance. El modelo que
aplicaba Erickson es diametralmente opuesto al metamodelo, ya que el pri-
mero busca la ambigüedad y el segundo se sustenta en nuestra capacidad de
emplear el lenguaje de forma precisa. A continuación se detallan los patrones
lingüísticos que Erickson manejaba en sus sesiones:

• Suposiciones: cuando usamos suposiciones lo que hacemos es ofrecer a


nuestro interlocutor dos opciones asumiendo que aceptará una de las dos. Por
ejemplo, podemos preguntar a nuestro interlocutor si prefiere estar tumbado o
sentado en el momento de entrar en trance. Con esta simple pregunta estamos
dando ya por sentado que entrará en trance, y al mismo tiempo le estamos
dando la posibilidad de que elija la forma. De esta forma, el inconsciente po-
drá aceptar que va a entrar en trance y nuestro interlocutor solamente tendrá
que decidir conscientemente cómo desea permanecer mientras sucede.

• Verbos inespecíficos: estos verbos poco precisos son de gran utilidad


cuando queremos expresarnos vagamente. Por ejemplo: experimentar, viven-
ciar, sentir, resolver, solucionar, comprender, aprender, fluir, etc.

• Expresiones indefinidas: las expresiones indefinidas desempeñan el

134
mismo papel que los verbos inespecíficos. Por ejemplo, si decimos a nuestro
interlocutor que “poco a poco, a su ritmo, se sentirá cada vez más relajado”,
no estamos imponiéndole limitación alguna, con lo que promovemos la libre
manifestación corporal de nuestra sugerencia.

• Nominalizaciones: la nominalización consiste en el uso de sustantivos


abstractos, poco precisos, que permitan a nuestro interlocutor completar su
significado atribuyéndole un valor propio. Con las nominalizaciones se pro-
pone un contenido que no puede oírse, verse, tocarse o sentirse; son sustan-
tivos como “libertad”, “confianza”, “respeto”, “belleza”, etc. De esta forma,
y dado que el contenido que ofrecemos no es específico, no estaremos sugi-
riendo nada que vaya en desacuerdo con la vivencia interna de nuestro inter-
locutor.

• Conectores lingüísticos: para crear un conector lingüístico hemos de


utilizar nexos o palabras que actúan como puente entre el estado actual y
el estado buscado; estaremos invitando a nuestro interlocutor a reaccionar a
modo de “estímulo-respuesta”. Por ejemplo: “Puedes escuchar los latidos de
tu corazón a medida que te vas sumergiendo en un estado de relajación casa
vez más profundo”. Otros conectores son: “te genera”, “mientras tanto”, “a
medida que”, “a partir de”, “te ayuda a”.

• Acentuación: la acentuación se emplea para reforzar la eficacia de las


instrucciones sutiles. Aquellas que son importantes se acentúan de tal manera
que nuestro interlocutor solamente las perciba inconscientemente. Para ello,
podemos cambiar el tono de voz, subir o bajar el volumen, hablar de forma
pausada, etc.

• Sugerencias directas: a diferencia de los patrones lingüísticos detalla-


dos anteriormente, el uso de sugestiones o instrucciones directas no pretende
elicitar ninguna actividad inconsciente, sino más bien consciente. Por ejem-
plo: “Toma una respiración profunda”.

En hipnosis ericksoniana, todo lo que no es una sugerencia directa es una
sugestión indirecta. Las sugerencias directas son fáciles de detectar, ya que
sugieren al interlocutor realizar una acción, como "siéntate" o "cierra los

135
ojos". La dificultad de las sugerencias directas es que conllevan el riesgo de
no ser aceptadas. Erickson consiguió desarrollar habilidades excepcionales
de comunicación y superó tal resistencia con el uso de sugerencias camufla-
das (“alguien en su situación estaría mejor tumbado, por favor"), sugerencias
indirectas (me pregunto cuándo "se tumbará") o dobles vínculos ("¿prefiere
sentarse en esta silla o tal vez en esta otra?”).

8.3-Metáforas
Las historias o anécdotas constituyen una herramienta excelente dentro de
la hipnosis ericksoniana. Sin embargo, cuando empleemos metáforas no lo
haremos como un simple adorno o una distracción de nuestro discurso. El
poder que una metáfora bien elaborada puede ejercer sobre la comunicación
es asombroso, ya que se evocan emociones, recuerdos y asociaciones. De esta
manera, llegamos a estructuras y representaciones profundas del consultante
a las que de otro modo no podríamos acceder.

¿Por qué el lenguaje metafórico genera tanto impacto y es tan eficaz? Este
efecto se debe a que que las expresiones metafóricas generan una mayor acti-
vidad neuronal y precisan de la movilización de una mayor cantidad de recur-
sos cognitivos que las expresiones literales. Las metáforas estimulan el fun-
cionamiento del hemisferio derecho del cerebro, el cual procesa los mensajes
a través de imágenes mentales.

Las expresiones metafóricas son más evocadoras en términos emocionales


que las expresiones literales e influyen sobre más aspectos de nuestra expe-
riencia sensitiva, ya que se suscitan una mayor actividad en centros sensoriales
como la amígdala y el hipocampo, además de las zonas gustativas del cerebro.

El denominador común que comparten las metáforas es su hilo argumental


general. En ellas, siempre hay alguien que acaba en una situación compli-
cada, que consigue dominar o transformar de alguna manera. Las metáforas
transmiten un mensaje y plantean problemas y soluciones, ofreciendo así al
consultante nuevos puntos de vista y nuevas estrategias para hacer frente a los
conflictos o situaciones problemáticas de su vida.

136
El uso de las metáforas presenta una doble función. Por un lado, las metá-
foras poseen un enorme poder hipnótico, ya que consiguen captar la atención
del consultante y, por otro, son instructivas, aunque de una forma sutil y dis-
creta, lo que contribuye a su elevada eficacia. Y es precisamente su sutileza
lo que permite llegar a personas con un mayor grado de resistencia, ya que no
estamos ofreciendo consejos o soluciones directas para que el consultante las
acate, sino más bien una representación simbólica de una situación conflictiva
en concreto. Las metáforas no mencionan o describen el problema de forma
directa sino que lo reflejan. De esta manera, el problema no aparece en el
contexto del consultante, sino en un contexto ajeno a la realidad.

Así, el efecto que las metáforas generan en el consultante es una búsqueda


del sentido de su contenido en base al trasfondo de sus propias experiencias.
Mientras el consultante escucha las palabras del narrador, este examina las
informaciones y analogías a la luz de su propia experiencia y dota a las me-
táforas de un sentido personal. Con las metáforas conseguimos movilizar al
consultante hacia la búsqueda consciente e inconsciente de significados para
dar un sentido a los personajes, relaciones, acontecimientos, dificultades y so-
luciones presentados por la metáfora en el trasfondo de su propia experiencia.

Al analizar y contrastar el relato, el consultante podrá enriquecerse de las
soluciones y perspectivas propuestas en la metáfora. Si la solución planteada
encaja perfectamente con su percepción del mundo, entonces el consultante
podrá tomar la solución propuesta como suya y, en caso contrario, al menos
habrá tomado conciencia de que existe una solución y puede dedicarse a bus-
car la suya propia.

Cómo elaborar una metáfora

A la hora de elaborar o diseñar una metáfora eficaz deberemos tener pre-


sentes tres criterios fundamentales:

Si el propósito de nuestro relato o metáfora es la resolución de un conflicto,


el contenido que diseñemos deberá parecerse a nivel estructural al contenido
del conflicto real. Esto significa que debe reflejar la problemática, los perso-
najes, sus relaciones y el contexto del problema, pero sin llegar a ser tan obvio

137
como para que la intención sea percibida por el consultante. Esto es de una
importancia vital, ya que de lo contrario el consultante activará sus mecanis-
mos de resistencia.
Además de la estructura, la metáfora debe mostrar una solución. Las metá-
foras siempre deben transmitir el mensaje de que hay una solución posible al
problema y que dicha solución es sencilla. Procuraremos presentar tal solu-
ción como el modo de actuación más natural posible.
El tercer criterio, y más importante, es que la metáfora debe ser ecológica.
Hay que excluir de ella motivaciones fútiles o peligrosas y asegurarse de que
el consultante no tome un camino erróneo.

Preparar al consultante para recibir una metáfora



Antes de recibir una metáfora, el consultante precisa de cierta preparación.
Será necesario que propiciemos que el consultante pase de estar empleando
la lógica lineal y digital a una forma de escuchar mucho más flexible y ágil,
que le permita conjugar distintas ideas y habilidades. Esta preparación puede
incluir la inducción de un trance hipnótico para facilitar al consultante la tran-
sición a este nuevo estado de escucha atenta.

Entrega de la metáfora

Una vez preparado el consultante, se le entrega la metáfora a modo de


cuento, anécdota o relato. Lo clave reside en que la traducción realizada entre
lo que se desea ilustrar, comunicar o reforzar y el contenido de la metáfora se
mantenga en un punto medio; como mencionábamos anteriormente, la metá-
fora no ha de ser demasiado críptica ni demasiado obvia. Cualquiera de estos
extremos minará la eficacia de la metáfora.

138
8.4-Técnicas de acompañamiento: inducc ión al
trance

Inducciones en Hipnosis Ericksoniana

El enfoque ericksoniano de la inducción se diferencia de los enfoques tra-


dicionales, "autoritarios" o más directivos, por el empleo de un lenguaje per-
misivo. Los enfoques autoritarios sustentan el efecto de la hipnosis logrando
que el sujeto cumpla directivas o sugestiones específicas.

Un enfoque permisivo no requiere una respuesta o condiciones previas par-


ticulares
para llegar con éxito al trance, sino que acepta múltiples respuestas posi-
bles. Así, se evitan diversos problemas potenciales de resistencia y control.
Típicamente, los enfoques autoritarios emplean en las inducciones dos tipos
principales de lenguaje:

Atribucional: se dice a los consultantes qué es lo que están experimentan-


do (por ejemplo, "Usted está en un trance profundo", o "Está muy relajado").
Predictivo: se dice a los consultantes qué es lo que van a experimentar (por
ejemplo, "Entrará en un trance profundo", o "Va a relajarse más y más").

Este tipo de sugestiones autoritarias es apropiado en caso de que en el con-


sultante se manifieste la respuesta buscada. Sin embargo, tendremos proble-
mas si el consultante no responde, o lo hace de un modo opuesto al esperado.
Esta dificultad se evita en la técnica de Erickson por medio del uso de lengua-
je y enfoques permisivos.

El lenguaje permisivo implica el uso de palabras que expresan posibilidad,


tales como "puede", "podría", etc., así como la presentación de opciones múl-
tiples para lo que la persona está o estará experimentando o haciendo (por
ejemplo, "Usted podría estar entrando en un trance profundo"). De esta ma-
nera se elicita en el consultante una sensación de libertad y se evitan posibles
resistencias.

139
Asimismo los enfoques permisivos dan validez a cualquier experiencia o
respuesta. Toda experiencia o respuesta se considera aceptable y adecuada-
mente vinculada con el resultado que se desea (por ejemplo, "Si su mente
consciente es distraída por los ruidos del ambiente o por sus pensamientos,
su mente inconsciente puede tener mayor libertad para ayudarlo a entrar en
trance", o [si no se produjo alguno de los efectos sugeridos] "Perfecto, su in-
consciente puede realizar elecciones apropiadas para usted, y quizás de esta
manera usted pueda disfrutar de una experiencia de trance más profunda").

Una de las grandes ventajas que presenta la hipnosis ericksoniana es que,


incluso en aquellos casos en que el especialista no tenga la suficiente confian-
za en que el consultante vaya a responder siguiendo exactamente nuestras su-
gestiones, esta metodología nos permite ir ajustando y adaptando la situación,
de manera que ni el especialista ni el consultante podrán “fracasar”.

La mayoría de los profesionales (incluso Erickson) emplean una combina-


ción de los enfoques permisivo y autoritario. Tal como Erickson lo subrayó
una y otra vez, no existe ningún método "correcto". Hay que individualizar la
inducción para cada consultante en particular.

Algo que debemos tener siempre presente es que Erickson no se basaba


tanto en la sugestión hipnótica como en la evocación hipnótica para la induc-
ción del trance. Erickson daba por hecho que sus consultantes tienen en su
historia y experiencia personales las aptitudes necesarias para desarrollar un
trance y para resolver sus problemas. Así, nuestra tarea como especialistas
consistirá en evocar esas capacidades.

A la hora de iniciar el proceso de inducción al trance, no solamente debere-


mos tomar en consideración el tipo de lenguaje que emplearemos (permisivo/
autoritario), las estrategias lingüísticas que aplicaremos para crear apertura y
ambigüedad (nominalizaciones, verbos y expresiones inespecíficas, presupo-
siciones, sugerencias directas o indirectas, etc.) o el tono y timbre de voz que
utilizaremos. Durante las inducciones será de vital importancia que vayamos
calibrando y estableciendo rapport con el consultante; nos fijaremos en su
respiración, los movimientos faciales, tics, espasmos involuntarios, etc.

140
Aunque existe un sinfín de técnicas y procedimientos de inducción al tran-
ce, nosotros nos enfocaremos inicialmente en una inducción al trance basada
en los sistemas representacionales. Para ello, emplearemos predicados que
activen cada uno de los tres grandes sistemas representacionales (visual, au-
ditivo, cinestésico), y procuraremos hacerlo partiendo del exterior y yendo
hacia el interior; es decir, empezaremos conectando con estímulos del entorno
y, poco a poco, iremos llegando a sensaciones y representaciones interiores.

Ejemplo de inducción hipnótica ericksoniana

• Introducción al trance: “Cierra los ojos”/“Ahora puedes cerrar los ojos”


(lenguaje autoritario vs. permisivo). Podemos utilizar también presuposicio-
nes: “Me pregunto cuándo va a entrar en estado hipnótico... y es tan fácil
entrar en hipnosis... como el parpadeo de los ojos, se hace de forma rápida y
sencilla, de manera casi automática”.
• Conectar con estímulos externos de los sistemas representacionales:
ofrecemos tres afirmaciones para cada uno de los sistemas. Por ejemplo: vi-
suales (“puedes visualizar internamente el espacio en el que te encuentras”,
“es posible que a medida que respiras aparezca alguna imagen mental”, “pue-
des observar el fluir de tus pensamientos”), auditivos (“puedes escuchar los
sonidos del exterior”, “tal vez seas capaz de captar un sonido lejano”, “tal vez
aparezca algún diálogo interno”) o cinestésicos (“puedes sentir el contacto de
tu cuerpo sobre la silla/el sofá”, “siente la agradable temperatura del ambien-
te”, “puedes oler los aromas del entorno”).
• Transición al siguiente bloque de afirmaciones: “Y mientras esto sucede,
vas sintiendo cómo te relajas cada vez más”
• Segundo bloque de afirmaciones: ofrecemos esta vez dos afirmaciones
para cada sistema representacional. Esta vez irán más dirigidas hacia la expe-
riencia interna del consultante, sobre todo en el caso de los sistemas auditivo
y cinestésico (p. ej., “puedes escuchar los latidos de tu corazón” o “puedes
sentir cómo tu sangre fluye por todo tu cuerpo”).
• Transición al tercer bloque de afirmaciones: “A medida que vas respi-
rando, van desapareciendo todas la tensiones y resistencias, y te sientes más
y más relajado/a”.
• Tercer bloque de afirmaciones: ofrecemos las tres últimas afirmaciones
de inducción, a ser posible, una para cada sistema representacional.

141
• Finalización de la inducción: “Ahora que has conseguido relajarte por
completo, puedes sentir cómo te invade una agradable sensación de bienestar
y paz”.
• A partir de este momento, procederemos a guiar al consultante por expe-
riencias conflictivas que permanecen bloqueadas, a acceder a vivencias posi-
tivas para rescatar recursos, a conectar con miembros del árbol genealógico
para darles recursos o recuperar información perdida, a ofrecer nuestro relato
o metáfora, etc.
Prácticas

Observa en tu día a día a personas que se encuentren en un estado hipnótico


cotidiano. Puede ser un familiar absorto frente al televisor, un niño haciendo
sus tareas escolares, una pareja paseando por la calle, etc. Presta atención a
su fisiología y sus reacciones. Esto nos ayudará a familiarizarnos con el con-
cepto de trance y con el hecho de que este forma parte de nuestra experiencia
diaria. Anota las conclusiones y observaciones a las que llegues.

Utilizando los métodos y herramientas ofrecidos en este módulo, elabora


un modelo de inducción hipnótica basado en sistemas representacionales. Usa
tu creatividad. Una vez lo hayas elaborado, pide a un colaborador que se pres-
te a probar tu modelo de inducción.

142
9-REENCUADRE
9.1-Reencuadre (reordenamiento de recuerdos)
Antes de adentrarnos en los procesos de reencuadre (reframing) conviene
que aclaremos varios conceptos de manera que entendamos esta valiosa he-
rramienta en todas sus dimensiones. En primer lugar profundizaremos en el
principio de intención positiva y, a continuación, explicaremos brevemente el
concepto de marco o encuadre psicológico.

Uno de los principios más determinantes y valiosos a la hora de iniciar pro-


cesos de cambio es el principio de intención positiva. Según este principio,
en algún nivel, toda conducta está dirigida o ha sido diseñada para cumplir
un propósito positivo. De acuerdo con este principio, nuestros mecanismos
de defensa y resistencia responden pues a una intención positiva subyacente.
Por ejemplo, la intención positiva que se encuentra detrás de una resistencia
al cambio podría tener como objetivo evitarnos falsas esperanzas o el dolor
que nos genera nuestra percepción del fracaso.

Así, este principio implica que reconozcamos y revisemos estos propósitos


positivos para ser capaces de cambiar nuestras resistencias o creencias limi-
tantes. Para ello, abordaremos de forma directa tales resistencias o creencias
o bien ampliaremos el mapa de la persona con el fin de acceder a una mayor
variedad de opciones que satisfagan su intención positiva a través de estrate-
gias que no estén basadas en la resistencia ni en la interferencia.

El principio de intención positiva se sustenta sobre la presuposición de que


las personas toman las mejores elecciones disponibles en función de las opcio-
nes y capacidades que perciben que están a su disposición dentro de su modelo
del mundo. Los procesos como el reencuadre constituyen maneras de ayudar a
la gente a ampliar su mapa de una situación y conectar con otras opciones.

Por tanto, cuando nos encontramos ante una resistencia o un bloqueo, es de


gran utilidad comenzar por reconocer su intención positiva y, después, condu-
cir a la persona hacia un espacio de percepción ampliada.
Pasemos ahora a abordar el segundo concepto que nos permitirá sumer-
girnos de lleno en los procedimientos de reencuadre. ¿Qué es un marco o
encuadre psicológico? Por marco o encuadre psicológico se entiende el foco
de atención general o la dirección en que se encaminan los pensamientos y las
acciones durante una interacción.

En este sentido, los encuadres hacen referencia al contexto cognitivo que


rodea a un suceso o experiencia concretos. Tal como indica su propio nom-
bre, el encuadre establece el área y los límites en los que se inscribe cierta
interacción. Los marcos suelen influir tanto sobre la manera en que percibi-
mos nuestras vivencias, como sobre el modo en que respondemos a ellas;
no sirven para dirigir nuestra atención. Un recuerdo doloroso, por ejemplo,
puede hundirnos y acaparar toda nuestra atención en el marco temporal breve
posterior al acontecimiento. No obstante, este mismo hecho doloroso tal vez
lleguemos a percibirlo como insignificante al observarlo desde la perspectiva
de toda una vida.

Reencuadre: del problema a la solución

Cuando cambiamos el marco que encuadra una situación construimos un


encuadre nuevo, por lo tanto, estamos re-encuadrando. Reencuadrar implica
acompañar a las personas a reinterpretar sus problemas y a encontrar solu-
ciones por medio de la sustitución del marco en el que esos problemas se
perciben. Reencuadrar significa literalmente poner un marco nuevo alrededor
de una imagen o experiencia. Desde el punto de vista de la psicología, “reen-
cuadrar” algo significa cambiar su significado introduciéndolo en un marco o
contexto distinto de aquel en el que ha sido percibido inicialmente.

Así pues, podemos decir que el reencuadre constituye un recurso para "pen-
sar en un acontecimiento de forma diferente", " ver las cosas de otra manera",
"asumir un nuevo punto de vista", "tomar en consideración otros factores" o
"reenmarcarlos confiriéndoles un significado útil o favorable".

Para entender mejor el proceso de reencuadre vamos a distinguir entre el


encuadre-objetivo y el encuadre-problema. Un encuadre-problema pone de
relieve “lo que está mal” o “lo no deseado”, en contraste a “lo deseado” o “lo

144
que queremos”. El encuadre-problema nos lleva a centrar nuestra atención en
las manifestaciones indeseables y la búsqueda de las causas que las originan,
mientras que el encuadre-objetivo nos invita a pensar en los objetivos y los
efectos deseados, así como en los recursos necesarios para alcanzarlos. Por lo
tanto, el encuadre-objetivo nos moviliza a mantener nuestra atención puesta
en las soluciones, orientados hacia las posibilidades positivas del futuro.

La aplicación del encuadre-objetivo implica la implementación de estra-


tegias destinadas a la transformación de las afirmaciones de problemas en
afirmaciones de objetivos, o al reencuadre de descripciones formuladas en
negativo en otras expresadas en términos positivos. Desde nuestra perspecti-
va como especialistas, todo problema es susceptible de ser percibido como un
desafío o una oportunidad de cambio, crecimiento o aprendizaje. Vistos desde
esta prisma, los problemas también incluyen d manera implícita objetivos que
deseamos alcanzar. Si alguien afirma que “tiene miedo al fracaso”, podemos
inferir su objetivo implícito es “tener la certeza de que voy a tener éxito”.
Siguiendo este mismo razonamiento, podemos deducir que, si el problema
radica en un “empeoramiento de mi rendimiento”, el objetivo subyacente es
“potenciar mi rendimiento”.

Frecuentemente, las personas expresan sus objetivos de forma negativa:


“Quiero evitar los peligros”, “Deseo dejar de comer azúcares”, “Ojalá no tu-
viera este problema”, etc. Esta perspectiva nos lleva a centrar nuestra atención
en el problema, lo que paradójicamente no hace más que alimentar el estado
o situación de conflicto. Si pensamos que no queremos tener miedo, nuestro
propio proceso de pensamiento está totalmente centrado en el miedo. Man-
tener un encuadre-objetivo nos conduce a formular preguntas como: “¿Qué
es lo que quiero?” o “Si no tuviera miedo, ¿qué es lo que sentiría entonces?”.

A pesar de la importancia de la exploración de los síntomas y sus causas


como parte de la resolución eficaz de problemas, también resulta crucial lle-
var a cabo esta exploración en un contexto orientado hacia la obtención del
estado deseado; de lo contrario, el análisis de los síntomas y sus causas no
aportará solución alguna.

145
Reencuadre del contexto

Prácticamente todas la conductas son útiles en algún lugar o contexto de-


terminado. De hecho, son muy pocos los comportamientos que carecen de
algún tipo de valor o propósito. Por ejemplo, si bien no sería recomendable
pronunciar un aburrido discurso en una conferencia, puede que resultara útil
en caso de que hubiéramos recibido una visita inesperada en casa y quisiéra-
mos deshacernos de ella.

La pregunta que debemos plantearnos a este respecto es: “¿Cuándo podría


ser útil este comportamiento? ¿Dónde me podría servir esta conducta?” Una
vez hayamos encontrado el contexto apropiado, podemos probarlo mental-
mente, y ajustar después nuestro comportamiento a la situación original.

Reencuadre del contenido

El contenido de una vivencia es cualquier elemento en el que decidamos


centrar nuestra atención; el significado lo decidimos nosotros. El reencuadre
del contenido nos será de gran utilidad cuando detectemos violaciones del
metamodelo del tipo “causa-efecto”; por ejemplo, “me hace enfadar cuando
habla”, “su tono de voz me pone nervioso”, etc.

La pregunta que debemos plantearnos a este respecto es: “¿Qué otra cosa
quiere decir esto? ¿cuál es el valor positivo de esta conducta? ¿cómo podría
describir de otra manera mi comportamiento?”. Este tipo de reencuadre se
encuentra muy extendido en ámbitos como la política, la publicidad y las
ventas.

9.2-Reencuadre en 6 pasos
En Programación Neurolingüística se emplea un procedimiento de reen-
cuadre más formal que está dirigido a poner fin a comportamientos no de-
seados a través de alternativas mejores. Lo que se pretende es mantener los
beneficios del comportamiento. Este procedimiento o técnica se conoce como
“reencuadre en 6 pasos” y suele aplicarse en aquellos casos en que una parte

146
de la persona conduce a una conducta que él/ella no desea:

1. Identificar el comportamiento o respuesta a cambiar: “¿Cuál es el com-


portamiento o la respuesta que queremos cambiar?”. Por lo general, se expre-
sa con la siguiente estructura: “quiero hacer... pero... me lo impide” o bien “no
quiero hacer..., pero … me obliga a hacerlo”.

2. Establecer comunicación con la parte de nosotros que es responsable del


comportamiento: en este paso accederemos a nuestro interior y nos pregun-
taremos: “¿La parte responsable de... se comunicará conmigo de forma cons-
ciente?”. Prestaremos atención a cualquier señal interna, sonido o sentimiento
que experimentemos. Si no recibes una señal clara, volveremos a hacer la
pregunta hasta obtener una señal que no podamos controlar a voluntad. Ahora
que hemos obtenido una respuesta de esta parte nuestra inconsciente, vamos a
transformarla en “sí/no”. Para ello pediremos que aumente la intensidad de la
señal para el “sí” y que la disminuya para el “no”. Si la parte no está dispuesta
a comunicarse, preguntaremos “¿Cuál es tu propósito positivo al no querer
comunicarte conmigo?”.

3. Separar la intención positiva de lo que es el comportamiento problemático:


accederemos a nuestro foro interno y agradeceremos a esa parte de nuestro
inconsciente por comunicarse con nosotros. A continuación, preguntaremos:
“¿Qué estás intentando hacer de manera positiva para mí? ¿qué estás inten-
tando comunicarme a través de esta conducta?”.

4. Pedir a nuestra parte creativa que genere nuevas estrategias para lograr
el mismo propósito pero que no tengan las consecuencias negativas del com-
portamiento problemático: en este paso accederemos a nuestra parte creativa
y le pediremos que nos ofrezca al menos otras tres maneras de satisfacer
la intención positiva del comportamiento problemático original. Estas nue-
vas opciones deberán ser inmediatas y accesibles. No olvidemos agradecer a
nuestra parte creativa cuando hayamos concluido esta parte.

5. Preguntar a la parte responsable del comportamiento problemático si


está de acuerdo en usar las nuevas opciones en lugar de la conducta anterior:
accederemos nuevamente a nuestro interior y pediremos a la parte responsa-

147
ble del comportamiento problemático que nos dé una señal si acepta las elec-
ciones alternativas. Si algunas elecciones no son aceptables, o si no hay señal,
volveremos al paso anterior para modificar o añadir opciones.

6. Revisión ecológica: en este último paso averiguaremos si alguna otra


parte de nosotros se opone a las nuevas estrategias. Para ello, preguntaremos:
“¿Alguna otra parte se opone a estas nuevas opciones?”. En caso afirmativo,
identificaremos la parte que se encuentra detrás de la objeción y volveremos
al paso 2, repitiendo el ciclo de reencuadre con dicha parte.

9.3-Resoluc ión de conflictos interpersonales


El proceso de reencuadre también resulta de gran utilidad en la resolución
de conflictos interpersonales. Aplicando el reencuadre a una relación con-
flictiva que tengamos con otra persona, podremos descubrir de qué manera
específicamente nuestro comportamiento refuerza el de la otra persona y vi-
ceversa. En el protocolo que expondremos a continuación utilizaremos tres
posiciones perceptivas (“yo”, “el otro” y metaposición o fuera de la escena,
observándola), lo que nos dará la oportunidad de observar desde diferentes
perspectivas esa conducta que nos resulta conflictiva.

Protocolo para la resolución de conflictos interpersonales o me-


taespejo

• Identificar a la persona con la que tenemos dificultades para comunicar-


nos. Cuando la hayamos identificado, entraremos en primera posición (“yo”)
y la visualizaremos frente a nosotros.

• Identificar comportamiento conflictivo de la otra persona: una vez ha-


yamos conectado con la imagen de la otra persona, nombraremos el com-
portamiento concreto que obstaculiza la comunicación. ¿Cómo se comporta
conmigo?

• Salir de la primera posición y pasar a metaposición (3ª posición), desde


donde observamos desde fuera la interacción entre nosotros y la otra persona.

148
• Identificar comportamiento conflictivo propio: desde metaposición
nombraremos el comportamiento concreto que obstaculiza la comunicación.
¿Cómo me comporto con él/ella?

• Tomar conciencia (aún en metaposición) de cómo nuestra forma de ac-


tuar refuerza o desencadena el comportamiento de la otra persona. En este
punto nos preguntaremos: “si no estuviera yo, ¿cómo actuaría él/ella? ¿segui-
ría con las mismas reacciones?”

• Pensar en maneras alternativas de actuar. Para ello conectaremos con


nuestra parte creativa.

• Descubrir intención positiva: una vez nos ha quedado claro que existen
alternativas a nuestro comportamiento en este contexto concreto, pasaremos
a descubrir cuál es la intención positiva de mantener esta conducta. “¿Qué
me impulsa a seguir actuando de esta manera?, ¿qué provecho saco de esta
situación?”

• Establecer el reflejo: al haber descubierto la intención positiva de nuestro


comportamiento hemos podido desbloquear cierta información que perma-
necía en la sombra. Ahora, desde metaposición, podremos tomar conciencia
de cómo nos tratamos a nosotros mismos en esa interacción. También cabrá
preguntarse “¿en qué medida la manera en que yo mismo/a me trato a mí
mismo/a es un reflejo de lo que hace la otra persona, de su conducta?”.

• Entrar a segunda posición (“el otro”): desde esta posición nos visualiza-
remos a nosotros mismos desde la perspectiva de la otra persona. ¿Cómo se
ve desde aquí tu comportamiento? ¿Qué necesitas o que quieres para ti?

• Volver a primera posición: al volver a la posición de nuestro “yo” inte-


graremos las alternativas de conducta, así como los recursos y los cambios de
percepción que se han producido durante el proceso. ¿Cómo han cambiado
tus reacciones? ¿cómo ha cambiado tu punto de vista? ¿cómo percibes ahora
a la otra persona? ¿y a ti mismo/a?

149
9.4-Negoc iac ión
Negociar consiste en comunicar con el objetivo de llegar a una decisión
común que pueda ser aceptada de manera congruente por todas las partes im-
plicadas. Cuando negociamos, estamos participando en el proceso de obtener
lo que queremos de los demás dándoles a ellos lo que quieren. Las negocia-
ciones tienen lugar cuando nos encontramos frente a intereses encontrados.

Como bien dice el refrán, “del dicho al hecho, hay un trecho”; si bien es
fácil de definir, la negociación constituye uno de los aspectos más complica-
dos de la comunicación humana. En este proceso hay un delicado equilibrio
entre la integridad, los valores y los objetivos propios y los de las demás per-
sonas implicadas. En toda negociación habrá valores e intereses compartidos
y otros serán opuestos, de ahí la dificultad de alcanzar el equilibrio.

La principal habilidad en una negociación consiste en ser capaces de ajus-


tar los objetivos. Se trata de que todas las personas implicadas obtengan lo
que desean, aunque no sea exactamente lo mismo que pedían al comenzar la
negociación. Para toda negociación será de gran ayuda partir de la presuposi-
ción de que la manera más eficaz de lograr nuestro objetivo es asegurándonos
que todos los demás obtienen también el suyo.

Todo lo expuesto anteriormente acerca de la negociación con otra personas


es perfectamente aplicable a la negociación entre dos partes de nosotros mis-
mos que están en desacuerdo. Aunque en módulos anteriores ya expusimos
la integración de polaridades (que también son dos partes en desacuerdo), en
este módulo nos centraremos más en el propio proceso de negociación entre
ambas partes como medio para integrarlas.

Cuando albergamos en nuestro interior dos “partes” que están en clara con-
tradicción o se obstaculizan o bloquean mutuamente, nos encontramos ante
una situación susceptible de ser sometida a un proceso de negociación. Mu-
chos de nuestros problemas cotidianos se originan en estos desacuerdos inter-
nos: “Me gustaría ahorrar, pero constantemente me sorprendo malgastando el
dinero” o “Siempre que pretendo salir a hacer ejercicio acabo sucumbiendo a
la tentación de quedarme viendo la televisión”. Si bien lo anteriores son ejem-

150
plos de conflictos leves, esta misma situación en la que existen dos estructuras
excluyentes dentro de una misma personalidad, puede generar consecuencias
más graves.

Si nos encontramos ante una situación de estas características, en la que dos


fuerzas o aspiraciones se obstaculizan mutuamente e impiden hallar la solu-
ción más conveniente para nosotros, disponemos de un recurso más sencillo
que el reencuadre en 6 pasos expuesto anteriormente. Este recurso consiste en
entablar contacto con las dos partes en conflicto y forzarlas a negociar con el
objetivo de que lleguen al acuerdo de no volver a impedirse recíprocamente
el cumplimiento de sus funciones.

Este modelo de negociación, al igual que el reencuadre, nos permitirá ave-


riguar la función de cada una de las dos partes responsables de las conductas
enfrentadas. La diferencia que existe con respecto al reencuadre reside en el
hecho de que, en lugar de buscar alternativas de comportamiento, se estable-
cerá un acuerdo entre ambas partes, que estas asumirán plenamente.

Cuando pongamos en práctica este modelo con otras personas, nuestra la-
bor como especialistas será la de guiar hábilmente la negociación, como si es-
tuviéramos mediando en un conflicto entre seres humanos, sacando a relucir
todo nuestro potencial creativo y empático.

Modelo de negociación

• Determinar el problema: ¿sueles vivir situaciones en tu vida en las que


queriendo hacer X acabas haciendo Y?

• Identificar la parte X: nombrar la parte X (¿qué nombre le darías a la


parte o impulso que te empuja a hacer X?) y determinar su intención positiva
adentrándonos en nuestro foro interno (¿qué función cumple X?).

• Identificar la parte Y: nombrar la parte Y (¿qué nombre le darías a la


parte o impulso que te empuja a hacer Y?) y determinar su intención positiva
adentrándonos en nuestro foro interno (¿qué función cumple Y?).

151
• Llegar a un acuerdo: el consultante se dirigirá de la siguiente manera a
la parte Y: “Intenta averiguar si a la parte Y le importa lo suficiente el cumpli-
miento de su función como para estar dispuesta, a cambio de que X tampoco
interfiera en sus actuaciones, a no obstaculizar las actuaciones de X”. A con-
tinuación, el consultante se dirigirá a la parte X: “Averigua ahora si la parte
X está dispuesta a no interrumpir a la parte Y, a condición de que Y tampoco
le moleste a ella”.

• Revisión ecológica: ¿Hay otras partes involucradas en el asunto? ¿Hay


alguna parte que se beneficie de la interrupción de las funciones de X o de Y?
En caso afirmativo, habrá que continuar negociando.

• Asumir la responsabilidad: se pedirá a las partes X e Y que consientan


en implementar el acuerdo establecido durante un periodo de tiempo determi-
nado. En caso de que alguna de las partes aún no estuviera del todo satisfecha,
dejaremos que exponga sus objeciones y continuaremos negociando.

9.5-Cambio de histor ia personal


La experiencia humana solamente existe en el momento presente. El pasa-
do existe como recuerdos, y para recordarlos hemos de volver a experimen-
tarlos de alguna forma en el presente. El futuro existe como expectativa o fan-
tasía, también construido en el presente. El anclaje nos ofrece la oportunidad
de potenciar nuestra libertad emocional dejando atrás el peso de experiencias
pasadas negativas y creando un futuro más positivo.

Cambiar la historia personal constituye una técnica que nos llevará a ree-
valuar recuerdos y memorias problemáticas a la luz de los conocimientos
que poseemos en el momento presente. Todos contamos con una extensa y
variada historia personal construida en base a experiencias pasadas que habi-
tan en nuestro presente en forma de recuerdos. A pesar de que lo que ocurrió
realmente (fuera lo que fuese, puesto que las memorias humanas no son infa-
libles) no se puede cambiar, tenemos la capacidad de modificar el significado
que para nosotros tiene en el presente y, por tanto, el efecto que ejerce en
nuestro comportamiento.

152
Por ejemplo, muchos de los sentimientos que se apoderan de nosotros,
como los celos, casi siempre están sustentados no por lo que ocurriera real-
mente, sino por imágenes construidas de lo que creemos que pasó. Entonces,
en respuesta a las imágenes, nos sentimos tristes, deprimidos, traicionados,
etc.. Las imágenes son lo suficientemente reales para provocar reacciones
extremas, aunque nada de ello sucediera en realidad.

Si las experiencias pasadas fueron muy traumáticas o intensas, de manera


que el simple hecho de pensar en ellas fuese doloroso, entonces la cura de
fobias que expondremos en el siguiente capítulo constituye la mejor técnica a
emplear. A diferencia de la técnica para el cambio de historia personal, la cura
de fobias y traumas está diseñada para lidiar con experiencias emocionales
muy intensas.

El cambio de la historia personal es de gran utilidad cuando ciertos senti-


mientos o comportamientos problemáticos vuelven una y otra vez; es en estas
situaciones cuando solemos preguntarnos “¿por qué sigo haciendo esto?”.

Cambio de historia personal: pasos

1. Identificar el estado negativo: una vez hayamos identificado el estado o


la situación que vamos a cambiar, procederemos a inducir el estado negativo
en cuestión, lo calibraremos y lo anclaremos en el momento álgido. Después
romperemos el estado negativo.

2. Aplicar el ancla negativa: mientras activamos el ancla negativa pedire-


mos al consultante que vuelva a otros momentos de su vida en que se sintiera
de forma parecida. Seguiremos hasta alcanzar la experiencia más antigua de
este tipo que pueda recordar la persona. A continuación, soltaremos el ancla,
cambiaremos de estado y haremos volver al consultante al presente.

3. Detección de recursos: pediremos al consultante, a la luz de lo que


ahora sabe, que piense qué recurso hubiese necesitado en esas situaciones
pasadas para que esas situaciones hubiesen sido satisfactorias en vez de pro-
blemáticas. Probablemente identificará el recurso con una palabra o frase del
tipo “confianza”, “amor” o “comprensión”. El recurso debe proceder del in-

153
terior del consultante y estar bajo su control; tengamos en cuenta que tener a
una persona en una situación que la lleve a comportarse de forma diferente,
no permitiría que esa persona aprendiera nada nuevo. Nuestro consultante
únicamente podrá extraer respuestas diferentes en relación con las otras per-
sonas implicadas en la situación problemática cuando él sea diferente, cuando
haya cambiado su percepción.

4. Inducción y anclaje de una experiencia específica y completa del es-


tado de recurso necesario. Recordemos la importancia de anclar el recurso
en el clímax de la experiencia. Una vez hayamos anclado el recurso, probare-
mos el ancla positiva.

5. Aplicar el ancla positiva: mientras activamos el ancla positiva, pro-


cederemos a llevar al consultante a la experiencia inicial. Le pediremos que
reviva la situación problemática, pero esta vez lo hará desde fuera (disociado)
con este nuevo . Le animaremos a que se dé cuenta de cómo cambia su expe-
riencia. A continuación, le pediremos que entre por completo en la situación
(asociado) con el recurso (el especialista todavía mantiene el ancla) y repase
toda la experiencia como si estuviera pasando de nuevo.

6. Respuesta de la otras personas implicadas en la situación problemática:


instaremos al consultante a que observe la respuesta de las otras personas en
la situación, ahora que tiene este nuevo recurso. Le pediremos que se imagi-
ne cómo se vería desde esos otros puntos de vista, para que pueda tener una
sensación de cómo perciben los demás su comportamiento. Si el consultante
no está satisfecho en algún momento, volveremos al punto 4 para identificar y
acumular otros recursos para la situación original. Cuando el consultante esté
satisfecho, experimente la situación de forma distinta y pueda aprender de
ella, soltaremos el ancla y propiciaremos el cambio de estado del consultante.

7. Revisión del cambio sin utilizar las anclas: pediremos al consultante


que recuerde la experiencia pasada, y observe cómo han cambiado ahora sus
recuerdos. En este punto es muy importante que calibremos su fisiología; si
hay signos del estado negativo, volveremos al punto 4 y añadiremos nuevos
recursos.

154
9.6-Cura rápida de fobias y exper ienc ias trau-
mát icas
Una fobia es un terror infundado ante un estímulo que racionalmente no
justifica el pavor que desencadena. En realidad, las fobias pueden definirse
como comportamientos aprendidos o anclajes negativos que se instalaron en
nuestro inconsciente en algún momento, probablemente durante la infancia.

La forma en la que la PNL aborda las fobias consiste en desanclar el estí-


mulo que desencadena la respuesta de ansiedad, angustia o miedo a través de
estrategias como la doble disociación y el cambio de submodalidades.

La técnica de la cura rápida de fobias no solo nos permite tratar fobias, sino
que también es de gran utilidad para experiencias traumáticas, dado que nos
ofrece la posibilidad de deshacernos de la carga que conllevan ciertas expe-
riencias desagradables del pasado y que nos resultan difíciles de recordar sin
alterarnos.

Pasos de la cura rápida de fobias y traumas



La técnica propiamente dicha es muy simple: puede aplicarse tanto de for-
ma individual como guiada:

1. Empezaremos creando el entorno: “Imagina que estás en un cine, fíjate


en las butacas, en la gran pantalla blanca, las paredes, el olor característico de
los cines y gírate hacia atrás desde tu butaca y podrás ver la cabina de proyec-
ción, desde aquí puedes ver el proyector”.

2. Disociación en estado anterior a estímulo: “En esa pantalla de cine te verás


a ti mismo/a viviendo la experiencia de la fobia o la experiencia traumática.
Pero antes, puedes ver una imagen fija en blanco y negro de ti mismo/a vivien-
do una situación normal, antes de que aparezca el estímulo que desencadena tu
fobia o antes de la experiencia traumática. La imagen no tiene sonido, incluso
está algo borrosa. Estás sentado/a en la butaca del cine y puedes ver en la pan-
talla una imagen en la que apareces antes de que todo ocurra”. Démonos cuenta
de cómo mantenemos al consultante en estado disociado en todo momento.

155
3. Doble disociación: “Antes de que todo comience quiero que flotes fuera de
tu cuerpo hasta la cabina de proyección, desde allí puedes controlar la película, y
puedes verte a ti mismo/a en la butaca viendo la pantalla. Cuando lo desees inicia
la proyección y te verás sentado/a en tu butaca abajo en la sala y viendo la película
de ti mismo/a atravesando la experiencia traumática o sufriendo la fobia”.

4. De doble disociación a disociación simple: “Cuando, en la película, todo


haya terminado, detén la imagen y baja hasta tu butaca para ocupar tu lugar
(abandonando así la doble disociación). Entonces haz que rebobine muy rápi-
do hasta el principio, como una película hacia atrás, con toda la gente cami-
nando hacia atrás, hablando al revés y todo en reversa.

5. Repetición: A continuación vuelve a repetir los pasos 3 y 4 al menos dos


veces más. Cuando vuelvas a tu butaca, haz que la película rebobine incluso
más rápido.

6. Cambio de submodalidades: Cuando hayas rebobinado por última vez


la película y hayas podido alcanzar un estado más equilibrado y con mayor
sentimiento de seguridad, transforma la imagen fija en color y en tres dimen-
siones y ponle sonido.

7. Asociarse: Una vez se hayan cambiado las submodalidades desde un es-


tado mucho más equilibrado, pediremos al consultante que salte a la pantalla
y ocupe su lugar en la película, asociado en primera persona. ¿Qué ocurre?
¿cómo te sientes ahora?

8. Puente al futuro: Imagina que estás dentro de unos días, semanas, meses,
viviendo una situación similar. ¿Qué ocurre ahora? ¿cómo te sientes? En esta
ocasión el consultante debería ser capaz de vivir la experiencia sin ansiedad.

Profundización en las fobias y experiencias traumáticas



Recordemos que todo comportamiento tiene una intención positiva, inclu-
so una fobia. Es obvio que este beneficio no está en nuestra mente consciente,
por lo que no llegamos a entenderlo racionalmente. De hecho, esta es la prin-
cipal razón por la que la fobia persiste.

156
Si nos deshacemos de una fobia (que es una conducta) que está desempe-
ñando una función importante para nosotros a nivel inconsciente, habrá una
parte nuestra que se resista porque no quiere perder ese beneficio. Incluso, es
posible que busque otras maneras para recuperar ese beneficio. ¿Qué pode-
mos hacer en estos casos? Podemos combinar esta técnica con el reencuadre
en seis pasos o el cambio de historia personal.

Para terminar, es importante que recordemos que las raíces de muchas fo-
bias se encuentran a nivel de Proyecto-Sentido y Transgeneracional. Así, en
caso de que estas técnicas no nos estén dando los resultados deseados, tendre-
mos que prestar más atención en ir desbloqueando estos niveles más profun-
dos de nuestra programación inconsciente.

Prácticas

Reencuadre en 6 pasos o modelo de negociación:


Para esta práctica necesitarás la ayuda de un colaborador.
En primer lugar, pediremos a nuestro colaborador que identifique un com-
portamiento que le resulte conflictivo. En este paso deberemos asegurarnos
de que vamos a aplicar la técnica apropiada para el caso concreto del cola-
borador. Así, si se sospecha que pueda existir conflicto entre dos partes de la
personalidad del colaborador, deberemos asegurarnos de ello, preguntándole
si hay situaciones en su vida en las que, deseando hacer X, acaba haciendo Y.
En caso afirmativo, aplicaremos el modelo de negociación y, en caso negati-
vo, el reencuadre en 6 pasos.
Seguir los pasos detallados en el apartado 9.2 para el reencuadre en 6 pasos,
y en el apartado 9.4 para el modelo de negociación.

Cambio de historia personal:


Para esta práctica necesitarás la ayuda de un colaborador.
En primer lugar, pediremos a nuestro colaborador que identifique un com-
portamiento que le resulte problemático. Procuraremos que se trata de un
comportamiento o sentimiento que vuelve una y otra vez; una situación en la
que el colaborador suela preguntarse “¿por qué sigo haciendo esto?”.
Seguir los pasos detallados en el apartado 9.5.

157
10-CREACIÓN DE UN NUEVO FUTURO
Para crear un nuevo futuro lo primero que tenemos que comprender
es que podemos controlar lo que sucede en nuestro interior. Todo lo que he-
mos venido aprendiendo en los módulos anteriores no ha ido preparando para
reconocer esta capacidad innata que tenemos. Ya hemos aprendido a cambiar
la estructura de nuestros pensamientos y emociones, así como a reconocer y
reorganizar nuestros procesos internos. Cuando cambiamos lo que hacemos
internamente, también estamos cambiando nuestras conductas y actitudes, así
como las de las personas de nuestro entorno como consecuencia de la interac-
ción sistémica: cualquier cambio en uno de los elementos del sistema afecta
al sistema en su totalidad.

Ha llegado el momento de convertirnos en los creadores y constructores de


nuestro futuro, y no cabe duda de que contamos con herramientas más que
suficientes para alcanzar este objetivo. Como dijo Franklin D. Roosevelt, “los
únicos límites a la creación de un nuevo futuro son nuestras dudas de hoy”.

10.1-Metaprogramas
Los metaprogramas son filtros que determinan la manera en que percibi-
mos el mundo que nos rodea. Ejercen una gran influencia sobre nuestra comu-
nicación y nuestras conductas. “Meta” significa más allá, por encima o a otro
nivel, por lo que sugiere que nos encontramos en el nivel del inconsciente.

Los metaprogramas son programas mentales que se encuentran en niveles


muy profundos de nuestra psique y que dirigen nuestros procesos de pensa-
miento, lo que resulta en diferencias considerables de comportamiento entre
diferentes personas. Los metaprogramas definen patrones generales dentro de
las estrategias o los estilos de pensamiento de una persona.

Existen múltiples clasificaciones y listados de metaprogramas, y los que se


expondrán en este módulo corresponden al trabajo de Rodger Bailey, quien
detectó que aquellas personas que emplean los mismos patrones lingüísticos,
generalmente muestran el mismo tipo de comportamientos. Así, a partir de la
observación del lenguaje que emplea una persona, nos será posible predecir
su comportamiento. Antes de adentrarnos en la clasificación de los metapro-
gramas, vamos a exponer algunas consideraciones acerca de ellos:

Los metaprogramas pueden variar en función del contexto (p. ej., entorno
laboral/casa) y también pueden cambiar con el tiempo a medida que se ad-
quiere nueva información o se experimentan ciertas vivencias.

Si tenemos problemas a la hora de relacionarnos con una persona que vive


en función de un metaprograma determinado, es muy posible que nos encon-
tremos en el extremo opuesto.

Para cada metaprograma es importante tomar en consideración que la cla-


sificación nos ubica en función de cómo vivimos nuestra vida, y que otras
personas pueden concebir el mundo de una forma totalmente distinta. Si que-
remos tener una interacción fluida con alguien que tiene metaprogramas dife-
rentes, deberemos respetar su modelo del mundo.
Es posible identificar el metaprograma de otra persona a partir de sus com-
portamientos o sus palabras.

Clasificación de metaprogramas

1. Interno / Externo
¿Cómo evalúa esta persona su propio rendimiento? ¿En función de sus pro-
pios criterios internos o mediante información y retroalimentación externas?

Interno: Estas personas tienen sus propios criterios y emiten sus propios
juicios sobre la calidad de su trabajo. Suele costarles aceptar las opiniones e
indicaciones de los demás. Si reciben feedback negativo sobre algo que han
hecho y que creen que está bien, pondrán en duda el juicio de la persona que
ha dado ese feedback. Valoran la información que reciben de fuentes externas
en función de sus propios criterios internos. Para motivar a una persona que
funciona según este metaprograma, podemos emplear las siguientes frases:
“tú sabes lo que es mejor”, “solo tú puedes decidir”, “hazlo como creas con-
veniente”, etc.

159
Externo: Las personas con este metaprograma necesitan recibir supervi-
sión y retroalimentación desde el exterior para mantener su motivación y di-
rección. Sin validación externa, puede que se sientan perdidos o presenten
dificultades para iniciar o progresar en una actividad. Se les motiva con frases
como “según los expertos”, “se te reconocerán los esfuerzos”, etc.

Para saber si una persona es Interna o Externa, plantearemos la siguiente


pregunta: ¿Cómo sabes que has hecho un buen trabajo?

2. Hacia / Desde

¿Está la persona motivada por los logros y los objetivos o por problemas y
obstáculos que deben ser resueltos o evitados?

Hacia: Este tipo de personas se orientan hacia la consecución de sus objeti-


vos. Les motiva todo aquello que pueden conseguir y lograr. Suelen manejar
adecuadamente sus prioridades y a veces les cuesta reconocer lo que debería
evitarse o los posibles problemas que pueden encontrar. Tienen claro lo que
quieren. Para motivar o influir a estas personas, utilizaremos palabras como
“conseguir”, “lograr”, “obtener”, “objetivos”, “metas”, etc. Una estrategia
que nos permitirá identificar a estas personas consiste en observar si también
utilizan estas palabras y si en su discurso hablan acerca de objetivos y resul-
tados.

Desde: Las personas con este metaprograma detectan rápidamente lo que


debe ser eliminado, evitado o corregido. Están motivados cuando hay un pro-
blema que resolver o algo que se debe arreglar. Están orientados a la resolu-
ción de problemas y la localización de obstáculos potenciales. Pueden plan-
tearse objetivos, aunque tienden a abandonarlos si surge un problema urgente.
Tienen dificultades para gestionar sus prioridades. Para identificar y motivar a
estas personas nos centraremos en el uso de palabras como “evitar”, “despe-
jar”, “eliminar”, “resolver”, “deshacerse de”, “arreglar”, etc.

160
3. Proactivo / Reactivo

¿Suele la persona iniciar sus acciones o espera a la dirección de otros?

Proactivo: Las personas con este metaprograma tienden a iniciar las ac-
ciones y no esperan a otros. Suelen conseguir terminar lo que empiezan. Para
motivar o influir a estas personas, utilizaremos frases como: “a por ello”,
“solo hazlo”, “por qué esperar”, “toma el mando”, “a qué estás esperando”,
etc. Para identificar a este tipo de personas deberemos fijarnos en su forma
de expresarse, como si estuvieran dando órdenes, o en si les cuesta estarse
quietos durante un tiempo.

Reactivo: Estas personas tienden a esperar a que otros empiecen primero


o a esperar a que la situación sea la adecuada. Pueden pasar largos periodos
considerando y analizando algo sin pasar a la acción. Quieren comprender
la situación profundamente antes de actuar. Se les puede motivar con frases
como “considera lo siguiente”, “vamos a investigarlo más”, “analiza esto”,
“necesitamos entender esto”, etc. Este grupo puede ser identificado a través
del uso de un discurso que implica a fuerzas externas que tienen una gran
influencia sobre sus vidas, y confían en la suerte o en la necesidad de com-
prender las cosas antes de actuar.

4. Opciones / Procedimientos

¿La persona prefiere mantener sus opciones abiertas y explorar alternativas


o se siente más cómoda siguiendo procedimientos establecidos?

Opciones: Las personas con este metaprograma están motivadas por la po-
sibilidad de hacer las cosas de un modo diferente. Generalmente desarrollan
un procedimiento o plan que acabarán ignorando. Les interesa explorar nue-
vas ideas y posibilidades. Para motivar o influir a estas personas, usaremos
palabras y frases como: “alternativas”, “flexibilidad”, “infinitas posibilida-
des”, “expandir opciones”, etc.

Procedimientos: Este tipo de personas disfruta siguiendo reglas y procesos


establecidos. Una vez que comprenden un procedimiento, tienden a seguirlo

161
de manera repetida. Suele costarles desarrollar nuevos procesos y se sien-
ten perdidos sin un procedimiento establecido. Están más preocupados sobre
cómo hacer algo que sobre la razón por la que lo están haciendo. Están moti-
vados por palabras y frases como “la manera correcta”, “probado”, “primero/
luego”, etc.

5. Igualdad / Diferencia

¿Busca la persona cosas que son iguales o diferentes?

Igualdad: Las personas con este metaprograma desean que el mundo per-
manezca como está. Pueden aceptar el cambio de forma muy esporádica y lo
iniciarán activamente de manera aún más esporádica. Para motivar a estas per-
sonas, comentaremos la forma en que las cosas no han cambiado y ellos siguen
desempeñando el mismo tipo de trabajo. Usaremos frases como: “igual que”,
“parecido a”, “en común”, “como siempre has hecho”, “como antes”, etc.

Igualdad con excepción: A estas personas le gusta ver que las cosas cam-
bian lentamente con el paso del tiempo. Buscan cambios considerables cada
X años. Palabras y frases para motivarles: “mejorado”, “mejor”, “más/me-
nos”, “igual excepto”, “mejora gradual”, etc.

Diferencia: El cambio es el estilo de vida de las personas con este meta-


programa. Esperan u iniciarán cambios grandes con una periodicidad regular.
Palabras de motivación: “nuevo”, “novedoso”, “completamente diferente/
cambiado”, “idea radical”, etc.

Igualdad y diferencia con excepción: Las personas de este grupo esperan


un gran cambio en su vida cada X años. Les atrae el equilibrio entre el pro-
greso continuo y los cambios radicales. Las palabras y frases que les motivan
incluyen una combinación de las empleadas en los grupos de igualdad con
excepción y diferencia.

162
10.2-Alineac ión de los niveles neurológicos
Tal como se expuso en módulo anteriores, los niveles neurológicos nos
ayudan a simplificar y guiar la gestión del cambio personal. Se trata de un
modelo que explica cómo los cambios se organizan por niveles y como éstos
interactúan entre sí. Cuanto más ascendamos en los niveles, más profundo
será el cambio que estemos realizando. Recordemos brevemente cuáles son
los niveles neurológicos:

• Espiritualidad: ¿Cuál es mi misión en la vida? ¿Qué me conecta con los


demás? ¿A qué pertenezco que está por encima de mí?
• Identidad: ¿Quién eres? ¿En quién te conviertes si haces algo? ¿Y si lo
dejas de hacer?
• Creencias y valores: Este nivel responde al por qué de la situación y
está basado en las creencias y valores personales.
• Capacidades: ¿Cómo lo haces? Éste es un nivel más profundo, en el que
tus habilidades determinan tu comportamiento.
• Conducta: ¿Qué es lo que haces? Se refiere concretamente al comporta-
miento que se encuentra detrás de una actividad.
• Entorno: Es el contexto en el que llevamos a cabo una determinada ac-
tividad. Responde a las preguntas dónde, cuándo y con quién.

En este módulo iremos un paso más allá en relación con los niveles neuro-
lógicos, ya que los relacionaremos con el concepto de congruencia, que tiene
que ver con la alineación de los niveles neurológicos. Si queremos hacer un
cambio personal, este solamente será duradero si está alineado con nuestros
niveles neurológicos.

A continuación proponemos un modelo de intervención que nos permitirá
identificar y potenciar el nivel de congruencia entre los distintos niveles neu-
rológicos. Además, en función de la información que recabemos, podremos
diseñar estrategias de intervención para subsanar las posibles incongruencias.
Para ello, guiaremos al consultante a través de los siguientes pasos:

En primer lugar, identificaremos el objetivo que el consultante tiene difi-


cultades para alcanzar y delimitaremos en el suelo un espacio simbólico para

163
cada uno de los niveles neurológicos.

• ENTORNO: el consultante avanzará hacia el espacio destinado a este


nivel, y reflexionará acerca del ambiente en el que se mueve, dónde y cuándo
realiza la actividad en la que desea ser más congruente, etc.
• CONDUCTA: el consultante dará un paso al frente, situándose así en
el nivel correspondiente a su conducta. Exploraremos su comportamiento en
relación con su objetivo: ¿cómo te comportas? ¿qué estás haciendo realmente
para alcanzar tu objetivo? ¿cuáles son tus acciones y pensamientos a este
respecto?
• CAPACIDADES: cuando el consultante esté preparado, dará otro paso
adelante y conectará con sus capacidades, recursos y habilidades. Le pedire-
mos que reflexione sobre cómo se desarrollan sus acciones. ¿Qué recursos y
capacidades estás aplicando? ¿estás empleando todas tus capacidades o solo
algunas de ellas? ¿necesitas desarrollar alguna capacidad nueva?
• CREENCIAS Y VALORES: el consultante dará otro paso más y pensa-
rá en sus creencias y valores. ¿Por qué tienes este objetivo? ¿qué te motiva?
¿qué crees de las personas que te rodean? ¿por qué es importante para ti este
objetivo? ¿Para qué lo haces?
• IDENTIDAD: cuando el consultante esté preparado, dará otro paso ade-
lante y conectará con su identidad. ¿Quién eres? ¿cuál es tu verdadera esen-
cia? ¿cómo te conecta este objetivo con tu identidad?
• ESPIRITUALIDAD: el consultante dará un último paso adelante y lle-
gará al nivel de la espiritualidad. Le pediremos que reflexione acerca de lo
que le conecta con la dimensión espiritual, con su verdadera misión en la
vida. ¿Qué impacto tiene tu objetivo en tu comunidad, en tu cultura y en la
cultura de otros?

Alineación de los niveles neurológicos: pediremos al consultante que


mantenga su conexión con los pensamientos elicitados y que dé media vuelta.
Poco a poco regresará al punto de partida, deteniéndose brevemente en cada
uno de los niveles, sintiendo cómo se intensifica la conexión y la alineación
de cada nivel con los anteriores. Cuando el consultante llegue al último nivel,
dejaremos que reflexione tranquilamente, de manera que la integración y la
alineación de los niveles se complete.

164
10.3-Integrac ión del cambio
Aunque, por lo general, no nos demos cuenta de ello, el cambio forma par-
te de nuestras vidas. Cada día nos ocurren cosas que debemos integrar de la
mejor manera posible. Por lo tanto, dado que estamos inmersos en un proceso
de cambio continuo, nos será de gran utilidad familiarizarnos con la manera
exacta en que el ser humano lo asume.

Un proceso es una sucesión de etapas que subyacen a los acontecimientos


necesarios para llegar a un resultado, sea éste buscado conscientemente o no.
En la actualidad, el ser humano asimila los acontecimientos, independiente-
mente de su naturaleza, en la siguiente secuencia de pasos:

• Negación: Nos negamos a reconocer que lo que está sucediendo real-


mente está sucediendo.
• Rebeldía: Nos invade un impulso rebelde, del tipo infantil o adolescen-
te, dado que la realidad ya no se ajusta a nuestras necesidades y deseos.
• Negociación: Entablamos una negociación con nosotros mismos y con
el entorno para reducir los daños y sentirnos lo menos perjudicados posible
por el suceso.
• Depresión: Entramos en un estado de tristeza, o de duelo, de duración
variable.
• Aceptación: Aceptamos los hechos.

Hasta que no alcanzamos el quinto punto, la aceptación, nos resultará im-


posible integrar los cambios que se manifiesten en nuestras vidas. Así, cuanto
antes lleguemos a la aceptación, antes estaremos en disposición de recuperar
nuestro propio poder y actuar de forma eficaz sobre lo que nos sucede.

Aspectos del cambio interior

En su trabajo, Virginia Satir distingue cuatro aspectos que influyen en cada


cambio que realizamos sobre nosotros mismos:

• Autoestima: ¿Cómo me siento conmigo mismo?


• Comunicación: ¿Cómo hago para que los demás me entiendan?

165
• Pautas: ¿Qué hago con mis sentimientos? ¿Me pertenecen o se los atri-
buyo a otros? ¿Actúo como si sintiera algo que en realidad no siento o como
si mis sentimientos fueran lo que no son? ¿Me estoy engañando a mí mismo/a
y a los demás?
• Responsabilidad/Gestión del riesgo: ¿Cómo reacciono al hacer cosas di-
ferentes?

Recordemos que cualquier cambio en una parte del sistema tiene una reper-
cusión sobre el resto del sistema. Por lo tanto, para cambiar algo en nosotros
mismos, podemos comenzar por cualquier parte del sistema: un cambio en
nuestros patrones de conducta influirá en nuestra autoestima, nuestra comu-
nicación y nuestra responsabilidad; un cambio en nuestra forma de comuni-
carnos afectará también a nuestra autoestima, nuestros patrones de conducta
y nuestra responsabilidad; un cambio en nuestro modo de valorarnos re-
percutirá en nuestra comunicación, nuestros patrones de conducta y nuestra
responsabilidad; y un cambio en nuestra responsabilidad (asumiendo nuevos
riesgos) influirá en nuestra autoestima, nuestros patrones de comportamiento
y nuestra comunicación. Todo está conectado con todo.

10.4-Reimpronta
Una impronta es un acontecimiento significativo que tuvo lugar en el pa-
sado, a partir del cual adquirimos una creencia o un conjunto de creencias.
En este contexto, partimos de la base de que los comportamientos actuales a
menudo han sido creados o configurados por conductas y vivencias pasadas.
Para nosotros lo más importante de las experiencias pasadas no es su conteni-
do objetivo, sino la interpretación o creencia que la persona se formó a partir
de tal experiencia.

El concepto de impronta fue acuñado por Konrad Lorenz, quien estudió el


comportamiento de las crías de pato cuando salían del cascarón. Lorenz des-
cubrió que los patitos recibían una impronta de la figura materna durante el
primer día de vida. Para ello, se basaban en el movimiento, de manera que si
algo se movía a su lado en cuanto salían del cascarón, ese algo “se convertía”
en su madre. Además, descubrió que si más tarde los reunía con su verdadera

166
madre, los patitos no la reconocían como tal; los patitos ya habían recibido la
impronta.

Konrad Lorenz creía que las improntas se establecían en ciertos periodos


neurológicamente críticos, y que una vez pasado el periodo crítico, lo que
quedaba “impreso”, fuera lo que fuese, era permanente y no susceptible de
cambio. Sin embargo, investigaciones posteriores sobre el fenómeno de im-
pronta en seres humanos revelaron que, en condiciones apropiadas, era posi-
ble acceder a los contenidos que se habían improntado en anteriores periodos
críticos y se podían reprogramar o reimprontar. Esta posibilidad de la que
disfrutamos los seres humanos se debe a que nuestro sistema nervioso es más
refinado que el de los animales salvajes.

¿Qué contenido se impronta a partir de las experiencias vividas duran-


te los periodos críticos?

• Supervivencia biológica (hambre, sed, comida, sueño, sexo).


• Sensación de bienestar y aspectos emocionales.
• Desarrollo y capacidad intelectual y cognitiva.
• Roles sociales.
• Percepción y manejo de los estímulos del medio exterior y la apreciación
estética.
• Las improntas establecidas durante ese periodo instauran creencias
núcleo que modelan nuestra personalidad. Las improntas pueden ser expe-
riencias significativas positivas, que conducen a creencias útiles, o bien expe-
riencias traumáticas o problemáticas que conducen a creencias limitantes.

Técnica de reimpronta

Para el proceso de reimpronta deberemos localizar eventos o periodos de


tiempo de nuestra vida que estén relacionados con nuestro síntoma o situa-
ción conflictiva actual. Reviviremos desde otra perspectiva determinados
funcionamientos, estados o tensiones que hemos experimentado en el pasado.
Lo que nos hace sufrir son las grabaciones que hemos registrado de nuestras
experiencias, no la realidad en sí.

167
Al externalizar estos eventos es mucho más fácil disociarse de ellos, re-
flexionar y reevaluar las creencias que nos hemos formado a partir de ellos.
Con esta técnica obtendremos nuevos conocimientos y conectaremos con los
recursos que fueron necesarios pero no estaban disponibles en ese momento
por las propias circunstancias. No estamos buscando una solución a un evento
del pasado, sino más bien una integración y actualización de nuestras creen-
cias y del sentido de identidad en relación con el sistema de relaciones que
hemos mantenido con personas significativas.

Pasos de la técnica

• Identificar síntoma o situación conflictiva y establecer la línea del tiempo.

• Anclar estado de bloqueo/síntoma: ¿Cuáles son los sentimientos, pala-


bras o imágenes asociadas con el síntoma o la sensación de bloqueo? Anclar
estado.

• Retroceder en la línea del tiempo. Mientras se mantiene el ancla, pedi-


remos al consultante que se remonte en el tiempo y vaya hacia al pasado co-
nectando con las experiencias en las que tuvo la misma sensación de bloqueo
o malestar, hasta llegar a la primera experiencia (en la infancia).

• Soltar ancla y disociar al consultante. Desde fuera de la línea del tiem-


po, pediremos al consultante que observe la experiencia desde fuera y nos
explique cualquier otra generalización que haya hecho con el paso de los años
en relación a este bloqueo.

• Encontrar la intención positiva. Aún desde fuera de la línea del tiem-


po, acompañaremos al consultante en la búsqueda de la intención positiva de
esta impronta.

• Búsqueda y rescate de recursos propios. El consultante deberá buscar


los recursos u opciones que necesitaba en ese momento y no tenía, pero que
actualmente tiene a su disposición. Procederemos a anclar tales recursos den-
tro de la línea de tiempo.

168
• Búsqueda y rescate de recursos para las personas involucradas en
la experiencia de impronta. El consultante deberá buscar los recursos u op-
ciones que necesitaban en ese momento las personas que intervinieron en la
experiencia. Para ello, entrará en la línea del tiempo en la posición perceptiva
de cada una de las personas significativas de esta situación y anclaremos el
recurso.

• Reinterpretación. Pediremos al consultante que salga de la línea de


tiempo y observe desde fuera cómo habría cambiado todo si cada una de las
personas significativas que participaron de esta situación hubieran tenido los
recursos a su disposición.

• Reexperimentación. El consultante volverá a entrar en la línea del tiem-


po y se asociará con cada una de las personas implicadas, activando los re-
cursos anclados y comprobando cómo cambia la situación. A continuación,
el consultante entrará en primera posición, se dispararán las anclas de sus
recursos y tomará conciencia del cambio de su percepción de la situación.

• Regreso al presente. Manteniendo activados los anclajes de los recur-


sos, pediremos al consultante que reviva todo el proceso, desde la impronta
hasta la actualidad, llevando los recursos adquiridos a todas las situaciones
conflictivas asociadas a esta impronta en concreto.

Puente al futuro. El consultante llevará sus nuevos recursos pri-


mero a un futuro próximo, y después a un futuro algo más lejano.

10.5-Círculo de Excelenc ia
El objetivo de un círculo de excelencia consiste en crear un anclaje espe-
cial de recursos al que podamos acceder en cualquier momento. Cuando este
ejercicio se lleva a cabo, acabamos obteniendo un archivo de recursos que nos
llenan de la energía y la motivación necesarias en el momento de plantearnos
un objetivo y llevarlo a la acción.

Este ejercicio programa nuestra mente de tal manera que, cada vez que ne-

169
cesitemos determinados recursos que nos impulsen a pasar a la acción, estos
queden registrados para mantener un estado de energía constante y acceder a
él cada vez que lo necesitemos. Es un herramienta muy potente que nos ofre-
ce la Programación Neurolingüística.

Protocolo para crear nuestro círculo de excelencia

• Estando de pie, imaginaremos frente a nosotros un círculo; lo visualiza-


remos de un color, el primero que acuda a nuestra la mente. Al círculo de ex-
celencia podremos acceder simplemente dando un paso, y lo podremos hacer
en el futuro estemos donde estemos.

• Ahora, cerraremos los ojos y recordaremos un momento clave de nuestra


vida, un momento de éxito, un momento en el que hicimos algo muy bien
y nos sentimos orgullosos/as de nuestro trabajo, fuertes, satisfechos/as, con
sensación de plenitud y logro.

• Nos recrearemos en ese momento tratando de recordar todas la imágenes


posibles, si hay gente alrededor, si nos dicen algo y ¿qué es? ¿se oye algo de
fondo? ¿nos decimos algo a nosotros mismos? Si nos alagamos o nos alagan,
recordaremos esas palabras; es vital que sintamos lo que sentimos. Buscare-
mos en qué parte del cuerpo está la sensación y la recordaremos y sentiremos.
Respiraremos profundo e integraremos de nuevo esa sensación.

• Observaremos todos lo recuerdos que tengamos ante nosotros y los vivi-


remos como si fuera ese momento, incluso adoptaremos la postura y recrea-
remos el momento; escucharemos lo que nos dicen, así como nuestro propio
diálogo interno.

• Es muy importante que nos tomemos el tiempo necesario para revivir el


momento, conectar con los colores, los sonidos de alrededor y las sensaciones
de plenitud, satisfacción, de capacidad, de logro, fuerza y éxito. Es clave que
respiremos profundamente y que esta experiencia sea lo más sincera posible,
pura, intensa, completa, que no haya duda ni inseguridad.

• Una vez lleguemos al punto álgido de sensaciones, daremos un paso al

170
frente y entraremos en el círculo de la excelencia que hemos creado, deján-
donos envolver por el color con el que lo diseñamos, como si de una ducha
de color se tratara; usaremos nuestras manos para impregnar en nosotros ese
color que le dimos a nuestro circulo de la excelencia. También podemos usar
una frase del tipo “entro en mi círculo y me lleno de él”. Esta es la fórmula
que emplearemos cada vez que queramos entrar en nuestro circulo de la ex-
celencia. Se trata de un potente anclaje que se dispara en nuestra memoria.

• Respiraremos profundamente y disfrutaremos de nuestro circulo, im-


pregnándonos de las sensaciones que emergen de él.

• A continuación, daremos un paso hacia atrás, saldremos del círculo y


abriremos los ojos. De nuevo, daremos un paso hacia adelante y entraremos
en el circulo de excelencia diciendo las palabras “entro en mi circulo de la ex-
celencia” e impregnándonos de todas las sensaciones agradables que vivimos,
haciéndolas presentes.

• Es clave que disfrutemos con este proceso, que sintamos, oigamos, vea-
mos y admiremos lo que sucede y se evoca en nuestro círculo de la excelen-
cia; adoptaremos una nueva postura que nos permita llenarnos y nutrirnos de
esa sensación de éxito, logro, superación, capacidad, excelencia. Respirare-
mos profundamente y llevaremos estas sensaciones al máximo.

• Volveremos a salir del circulo dando un paso atrás y abriremos los ojos.
Entraremos de nuevo y comprobaremos si al hacerlo y decir la frase “entro
en mi circulo de la excelencia” se activan todas las sensaciones. Obviamente,
esta frase la podemos cambiar, adaptar a lo que resuene más con cada uno
de nosotros. Cuantas más veces reforcemos el círculo y conectemos con él,
visualizando su color y sintiendo sus sensaciones, más fuerza tendrá.

De hoy en adelante, cada vez que revivas o estés en algún estado de ex-
celencia, cuando alguien te diga algo agradable, hayas hecho algo muy bien
o tengas un sentimiento positivo de alegría, satisfacción, amor, logro, etc.,
visualiza tu círculo y da un paso hacia adelante. Si estás sentado, ponlo en el
respaldo o en el asiento de tu silla o sillón y métete en el círculo de excelencia
con un pequeño movimiento, su color y respirando profundamente. De esta

171
manera irás archivando tus vivencias positivas. Si hoy realizas algo en forma
óptima, o alguien te dice algo placentero, asocia tu estado con dicho círculo y
así cada vez será más poderoso.

Prácticas

Metaprogramas
A la luz de la información ofrecida acerca de los metaprogramas, detecta
cuáles son los metaprogramas que determinan en mayor medida tus com-
portamientos y tu percepción de la realidad. Una vez los hayas identificado,
analiza y reflexiona cómo estos metaprogramas influyen en la consecución de
tus objetivo y las relaciones con las personas que te rodean. Además, analiza
qué metaprogramas tienen las personas más cercanas a ti (padres, hermanos,
pareja, compañeros de trabajo...) con el fin de entender en mayor profundidad
las relaciones que has establecido con ellas.

Círculo de excelencia
Crea tu propio círculo de excelencia siguiendo los pasos detallados en el
apartado 10.5. A continuación, acompaña a otra persona en este proceso de
creación del círculo de excelencia. Una vez hayáis concluido, comparad im-
presiones.

172
11-PRÁCTICAS
PRÁCTICA 1: CAMINO AL INCONSCIENTE CON
UNA SITUACIÓN CONFLICTIVA
• Identificar una situación conflictiva o desagradable que el consultante
desee cambiar.
• Establecer la línea del tiempo del consultante, y desde metaposición
(fuera de la línea del tiempo) explorar desde cuándo el consultante vive tal
situación (si se ha repetido) o cuándo vivió la situación. Pediremos al consul-
tante que nos proporcione la información relativa a la situación objetiva del
conflicto.
• El consultante entra en la línea del tiempo en el momento presente y se
desplaza hasta el momento en que tuvo lugar el conflicto. Dado que ahora
está asociado a la situación, procederemos a realizar el camino al inconscien-
te (pensamiento, sentimiento, emoción social, sensación corporal, emoción
oculta).
• Cuando el consultante haya expresado su emoción oculta, le pediremos
que mantenga ese estado y se desplace hacia el pasado en la línea del tiempo
para buscar otras situaciones en las que experimentó lo mismo.
• Cuando lleguemos a la primera vez que vivió la situación conflictiva en
cuestión (programante), la exploraremos para detectar qué recurso necesitaba
el consultante en esa situación.
• Una vez hayamos detectado el recurso, procederemos a anclarlo. Para
ello, el consultante conectará con una situación de su pasado en la que haya
experimentado ese recurso (si no lo ha experimentado nunca, puede escoger
a un personaje o familiar al que modelar) y en el momento álgido de la expe-
riencia, anclaremos el recurso.
• Activaremos el ancla y pediremos al consultante que tome conciencia de
cómo cambia la situación conflictiva original.
• A continuación, el consultante recorrerá su línea del tiempo con este nue-
vo recurso pasando por las otras ocasiones en que experimento el conflicto en
cuestión, dándose cuenta de lo que cambia.
• Por último, procederemos a hacer un puente al futuro, sintiendo como el
recurso y el cambio de percepción se expanden.
PRÁCTICA 2: CAMINO AL INCONSCIENTE CON
UN SÍNTOMA LEVE
• Identificar un síntoma leve que el consultante desee sanar. Antes de hacer
el camino al inconsciente deberemos establecer a qué capa embrionaria co-
rresponde, cuál es su sentido biológico y qué tipo de conflicto existe.
• Establecer la línea del tiempo del consultante, y desde metaposición
(fuera de la línea del tiempo) explorar desde cuándo el consultante experi-
menta el síntoma. Pediremos al consultante que nos proporcione la informa-
ción relativa a la situación objetiva del conflicto.
• El consultante entra en la línea del tiempo en el momento presente y
se desplaza hasta el momento en que comenzó el síntoma. Dado que ahora
está asociado a la situación, procederemos a realizar el camino al inconscien-
te (pensamiento, sentimiento, emoción social, sensación corporal, emoción
oculta).
• Cuando el consultante haya expresado su emoción oculta, le pediremos
que mantenga ese estado y se desplace hacia el pasado en la línea del tiempo
para buscar otras situaciones en las que experimentó lo mismo.
• Cuando lleguemos a la primera vez que vivió la situación conflictiva en
cuestión (programante), la exploraremos para detectar qué recurso necesitaba
el consultante en esa situación.
• Una vez hayamos detectado el recurso, procederemos a anclarlo. Para
ello, el consultante conectará con una situación de su pasado en la que haya
experimentado ese recurso (si no lo ha experimentado nunca, puede escoger
a un personaje o familiar al que modelar) y en el momento álgido de la expe-
riencia, anclaremos el recurso.
• Activaremos el ancla y pediremos al consultante que tome conciencia de
cómo cambia la situación conflictiva original.
• A continuación, el consultante recorrerá su línea del tiempo con este nue-
vo recurso pasando por las otras ocasiones en que experimento el conflicto en
cuestión, dándose cuenta de lo que cambia.
• Por último, procederemos a hacer un puente al futuro, sintiendo como el
recurso y el cambio de percepción se expanden.

174
PRÁCTICA 3: CALIBRACIÓN Y RAPPORT

Calibración:

• Pedir la ayuda de un colaborador.


• Por turnos, contar una experiencia real y después una experiencia inventada.
• La duración de cada experiencia deberá ser de alrededor de 3 minutos.
• El compañero que escucha deberá estar calibrando el lenguaje verbal, el
lenguaje corporal, las claves de acceso ocular, etc.
• Al terminar las dos experiencias, indicar cuál es la real y cuál la inven-
tada.

Rapport:

• Con el mismo colaborador (a ser posible), se sientan uno frente al otro.


• Por turnos, uno habla durante unos 5 minutos mientras el otro le hace
rapport (aspectos vocales, frases repetitivas, respiración, posición corporal,
recapitulación...).
• Cuando termine la exposición, el compañero que habló comentará cómo
se sintió con el rapport recibido
• Cambiar roles y comentar experiencia.

PRÁCTICA 4: RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS IN -


TERPERSONALES CON POSICIONES PERCEPTI -
VAS
• Identificar a la persona con la que el consultante tiene dificultades para
comunicarse. Cuando la haya identificado, entrará en primera posición (“yo”)
y la visualizará frente a él/ella.
• Identificar comportamiento conflictivo de la otra persona: una vez el
consultante haya conectado con la imagen de la otra persona, nombrará el
comportamiento concreto que obstaculiza la comunicación. ¿Cómo se com-
porta conmigo?
• Salir de la primera posición y pasar a metaposición (3ª posición), desde

175
donde observamos desde fuera la interacción entre nosotros y la otra persona.
• Identificar comportamiento conflictivo propio: desde metaposición el
consultante nombrará el comportamiento concreto que obstaculiza la comu-
nicación. ¿Cómo me comporto con él/ella?
• Tomar conciencia (aún en metaposición) de cómo su forma de actuar
refuerza o desencadena el comportamiento de la otra persona. En este punto
preguntaremos: “si no estuvieras, ¿cómo actuaría él/ella? ¿seguiría con las
mismas reacciones?”
• Pensar en maneras alternativas de actuar. Para ello conectaremos con
nuestra parte creativa.
• Descubrir intención positiva: una vez ha quedado claro que existen alter-
nativas de comportamiento en este contexto concreto, el consultante pasará
a descubrir cuál es la intención positiva de mantener esta conducta. “¿Qué
me impulsa a seguir actuando de esta manera?, ¿qué provecho saco de esta
situación?”
• Establecer el reflejo: al haber descubierto la intención positiva de su
comportamiento, el consultante ha podido desbloquear cierta información
que permanecía en la sombra. Ahora, desde metaposición, podrá tomar con-
ciencia de cómo se trata a sí mismo en esa interacción. También cabrá pregun-
tarse “¿en qué medida la manera en que yo mismo/a me trato a mí mismo/a es
un reflejo de lo que hace la otra persona, de su conducta?”.
• Entrar a segunda posición (“el otro”): desde esta posición el consultante
se visualizará a sí mismo desde la perspectiva de la otra persona. ¿Cómo se ve
desde aquí tu comportamiento? ¿Qué necesitas o que quieres para ti?
• Volver a primera posición: al volver a la posición de su “yo”, el con-
sultante integrará las alternativas de conducta, así como los recursos y los
cambios de percepción que se han producido durante el proceso. ¿Cómo han
cambiado tus reacciones? ¿cómo ha cambiado tu punto de vista? ¿cómo per-
cibes ahora a la otra persona? ¿y a ti mismo/a?

176
PRÁCTICA 5: ELIMINAR PENSAMIENTOS NOCI-
VOS MEDIANTE SUBMODALIDADES
En esta práctica trabajaremos con cada uno de los tres canales de represen-
tación principales (visual, auditivo y cinestésico) para abordar las diferentes
vertientes de nuestros procesos de pensamiento.

1- Canal visual

• Si en nuestros procesos de pensamiento se nos presenta una imagen ne-


gativa recurrente:
• Identificar y observar la imagen, conectando con todos los detalles:
¿cómo es la imagen? ¿es en blanco y negro o en color? ¿tiene movimiento o
está fija? ¿la imagen es clara u oscura; brillante o mate? ¿qué tamaño tiene?
¿está cerca o lejos? ¿estás asociado o disociado?
• Cambio de submodalidades: tomaremos la imagen y procederemos a
cambiar las submodalidades para reducir su carga emocional. Haremos la
imagen cada vez más pequeña, sin color, sin brillo, sin movimiento... estamos
dejando una imagen desprovista de vida.
• A continuación, convertiremos la imagen en una fotografía, y mental-
mente la aplastaremos entre nuestras manos, haciendo una bola con ella.
• Visualizaremos cómo esa fotografía hecha bola sale por la ventana, y
poco a poco se va alejando, hasta que llega al mar. Una vez allí, visualizare-
mos como la fotografía se hunde hasta el fondo marino.
• Comprobación: ¿cómo es la imagen ahora? ¿ha perdido su carga emo-
cional? En caso contrario, volveremos a aplicar la técnica cuando aparezca de
nuevo esa imagen mental nociva.

2- Canal auditivo

• Si en nuestros procesos de pensamiento se nos presenta un diálogo inter-


no negativo recurrente:
• Identificar un diálogo interno nocivo (“soy un inútil”) o un mensaje des-
agradable (por ejemplo, algo que nos dijeron en la infancia: “nunca tendrás
éxito”).
• Evocaremos ese diálogo interno o mensaje y, primero, lo aceleraremos y,

177
a continuación, lo haremos cada vez más lento.
• Visualizaremos que el sonido procede de un disco. Lo tomaremos entre
las manos y los rayaremos completamente. Ahora escucharemos el mensaje
absolutamente deformado y distorsionado; ya no tiene sentido el mensaje, es
ininteligible.
• Aplicaremos este procedimiento varias veces antes de pasar a la compro-
bación. ¿Sigue aún presente el diálogo interno o el mensaje? Si no ha desapa-
recido, ¿ha perdido su fuerza?

3- Canal cinestésico

• Muchas veces, nuestros pensamientos nocivos generan sensaciones fí-


sicas desagradables e incluso dolorosas. En esta práctica combinaremos los
canales visual y cinestésico.
• Identificar una sensación física desagradable o dolorosa: ¿en qué parte
de mi cuerpo, específicamente la siento?
• A continuación, visualizaremos que estamos pintando dicha zona con un
color que para nosotros represente la salud.
• Aplicaremos este proceso varias veces y comprobaremos el grado de
nuestras sensaciones físicas. ¿ha disminuido el dolor o la molestia? ¿ha des-
aparecido por completo?

PRÁCTICA 6: INTEGRACIÓN DE CREENCIAS EN


CONFLICTO
• Si bien en el módulo 5 ya realizamos una práctica para la integración de
creencias en conflicto, esta vez lo haremos con creencias que estén más arrai-
gadas, cuyo grado de conflicto sea de una intensidad media-alta.

• Definir las creencias en conflicto: qué creencia me mantiene donde estoy


(estado inicial) y cuál es la creencia que deseo desarrollar (estado deseado).
Por ejemplo, “soy débil y dependiente”, lo cual me impide “ser autónomo y
asumir responsabilidades”.

• Representación del resultado: empezaremos por establecer la línea de

178
tiempo de nuestro interlocutor. Este se colocará en la línea del tiempo y avan-
zará hacia el futuro con la creencia/identidad que desea desarrollar.

• Representación desde la metaposición: retroceder hasta el presente, salir


de la línea del tiempo (metaposición) y preguntar “¿qué te detiene?”. En la
respuesta encontraremos sentimientos, emociones, palabras, creencias, etc.

• Encontrar el sistema de creencias en conflicto: volver a la línea del tiem-


po y retroceder (mirando al futuro) hasta encontrar el momento en que se
formó la creencia limitante.

• Identificar los criterios desde la metaposición: salir de la línea del tiem-


po. Desde esta posición el interlocutor no está asociado a ninguna de las dos
posiciones anteriores (pasado/futuro), aunque puede observarlas a ambas des-
de fuera. Identificaremos ahora los criterios o valores que sigue el “yo” del
pasado. Por ejemplo, es posible que sigamos bloqueados porque eso nos da
una sensación de protección o seguridad. En el siguiente paso profundizare-
mos en este aspecto desde el estado asociado.

• Encontrar las intenciones positivas: ir a la posición del futuro y averiguar


cómo percibe a su “”yo” del pasado. Salir de la línea del tiempo y repetir el
proceso desde la posición del pasado. “¿Qué piensas de tu “yo” futuro?, ¿qué
harías si tuvieras/no tuvieras...?, ¿cuál es la creencia que te mantiene en este
estado?, ¿qué perderías?”. Regresar a la metaposición y recapitular desde el
estado disociado. A continuación, identificaremos la intención positiva del
“yo” pasado.

• Encontrar el objetivo común: desde la posición del futuro (mirando al


pasado), diremos al “yo” futuro cuál es la intención positiva del “yo” pasado,
e identificaremos el propósito del “yo” futuro. Volvemos a la posición del
pasado y la pasamos el mensaje del “yo” futuro.

• Identificación de recursos: volviendo a la metaposición, identificaremos


qué recursos tiene cada una de las partes que le falten a la otra.

• Integración de la nueva identidad: en este paso es importante tomar con-

179
ciencia de que ambas partes se necesitan mutuamente. Desde la posición del
pasado, caminar hacia el futuro para llevarle los recursos que necesite del
pasado y, a continuación, hacer lo mismo desde el futuro hacia el pasado.

• Integración de ambos sistemas de creencias: desde la metaposición, ob-


servar cómo se aúnan en el presente ambos sistemas, ya integrados.

• Integración total: volver a la línea del tiempo en el momento presente


y caminar hacia el futuro con los sistema y recursos integrados. Verificar el
estado futuro: ¿cómo te sientes?, ¿te sientes ahora capaz de...?, ¿puedes con-
cebir ahora...?

PRÁCTICA 7: TRANCE CON METÁFORA


Para esta práctica elaboraremos en primer lugar una inducción al trance
prestando atención al lenguaje hipnótico que emplearemos. Utilizaremos su-
posiciones, verbos y expresiones inespecíficos, nominalizaciones, conectores
lingüísticos, acentuación y sugerencias indirectas.

A continuación, procederemos a inducir el trance.

Una vez en trance, el consultante estará preparado para escuchar la me-


táfora que hemos preparado de antemano teniendo en cuenta los siguientes
criterios:

- Si el propósito de nuestro relato o metáfora es la resolución de un con-


flicto, el contenido que diseñemos deberá parecerse a nivel estructural al con-
tenido del conflicto real. Esto significa que debe reflejar la problemática, los
personajes, sus relaciones y el contexto del problema, pero sin llegar a ser
tan obvio como para que la intención sea percibida por el consultante. Esto
es de una importancia vital, ya que de lo contrario el consultante activará sus
mecanismos de resistencia.

- Además de la estructura, la metáfora debe mostrar una solución. Las me-


táforas siempre deben transmitir el mensaje de que hay una solución posible

180
al problema y que dicha solución es sencilla. Procuraremos presentar tal so-
lución como el modo de actuación más natural posible.

- El tercer criterio, y más importante, es que la metáfora debe ser ecológica.


Hay que excluir de ella motivaciones fútiles o peligrosas y asegurarse de que
el consultante no tome un camino erróneo.

PRÁCTICA 8: PROTOCOLO PARA ABORDAR LA


DEPENDENCIA INTERPERSONAL
• Identificar a la persona con la que el consultante tiene una relación de
dependencia psicológica, que le cohíbe a la toma de decisiones o le juzga.
• Visualizar a esa persona y sentir su presencia. A continuación, pregun-
taremos al consultante: ¿cómo sabes que dependes de esta persona? Si estu-
vierais unidos por un vínculo físico, ¿qué parte de vuestros cuerpos estarían
conectadas? ¿cómo sería esa conexión?
• Pediremos al consultante que simplemente imagine que mentalmente
corta esa conexión. El consultante dará un paso a un lado, apartándose así de
la persona con el fin de pensar y sentir la nueva experiencia. El consultante
solamente tiene que imaginarlo (aún no se ha cortado el vínculo).
• El consultante se pondrá ahora frente a la persona y encontrará la inten-
ción positiva. ¿Qué beneficio obtienes de esta dependencia?
• A continuación, pediremos al consultante que visualice en otra parte de
su espacio mental a su “yo” ideal, que es independiente, seguro, autosuficien-
te. “Este “yo” ya ha resuelto el problema, te ama, desea protegerte y cuidar-
te”. Pediremos al consultante que ponga movimiento y voz a este “yo” ideal.
¿Qué hace, cómo se mueve, qué dice? ¿cómo te sientes al verlo? El consul-
tante respirará profundamente.
• El consultante volteará a un lado y volverá a ver la imagen de la persona
con la tiene la relación de dependencia. Le pediremos que sienta ese vínculo
que los une a ambos.
• Ahora, el consultante cortará definitivamente el vínculo y se conectará
de la misma forma (es decir, con el mismo vínculo y en la misma parte del
cuerpo) con su “yo” ideal. “¿Puedes sentir la diferencia?”
• El consultante disfrutará ahora de este nuevo vínculo. “Siempre puedes

181
contar con él/ella: eres tú mismo/a. Agradece a ese “yo” que ahora te pro-
porciona lo mismo que la otra persona te daba; se ocupa de ti y garantiza tu
seguridad.
• Pediremos al consultante que observe de nuevo a la persona con la que
estaba vinculado y tomará conciencia de cómo ese vínculo ya no existe. Vi-
sualizará ahora cómo esa persona se conecta con su propio “yo” ideal. De esta
manera la está liberando de esta dependencia.
• Por último, el consultante regresará a la imagen de sí mismo/a y su “yo”
ideal conectados. Mediante respiraciones profundas, el consultante traerá esa
imagen hacia su pecho y la integrará. Le pediremos que se conecte con ese
estado de libertad y seguridad derivado de este nuevo vínculo.

PRÁCTICA 9: ALINEACIÓN DE NIVELES NEURO-


LÓGICOS
En primer lugar, identificaremos el objetivo que el consultante tiene difi-
cultades para alcanzar y delimitaremos en el suelo un espacio simbólico para
cada uno de los niveles neurológicos.
ENTORNO: el consultante avanzará hacia el espacio destinado a este ni-
vel, y reflexionará acerca del ambiente en el que se mueve, dónde y cuándo
realiza la actividad en la que desea ser más congruente, etc.
CONDUCTA: el consultante dará un paso al frente, situándose así en el
nivel correspondiente a su conducta. Exploraremos su comportamiento en
relación con su objetivo: ¿cómo te comportas? ¿qué estás haciendo realmente
para alcanzar tu objetivo? ¿cuáles son tus acciones y pensamientos a este
respecto?
CAPACIDADES: cuando el consultante esté preparado, dará otro paso
adelante y conectará con sus capacidades, recursos y habilidades. Le pedire-
mos que reflexione sobre cómo se desarrollan sus acciones. ¿Qué recursos y
capacidades estás aplicando? ¿estás empleando todas tus capacidades o solo
algunas de ellas? ¿necesitas desarrollar alguna capacidad nueva?
CREENCIAS Y VALORES: el consultante dará otro paso más y pensará
en sus creencias y valores. ¿Por qué tienes este objetivo? ¿qué te motiva?
¿qué crees de las personas que te rodean? ¿por qué es importante para ti este
objetivo? ¿Para qué lo haces?

182
IDENTIDAD: cuando el consultante esté preparado, dará otro paso adelan-
te y conectará con su identidad. ¿Quién eres? ¿cuál es tu verdadera esencia?
¿cómo te conecta este objetivo con tu identidad?
ESPIRITUALIDAD: el consultante dará un último paso adelante y llegará
al nivel de la espiritualidad. Le pediremos que reflexione acerca de lo que le
conecta con la dimensión espiritual, con su verdadera misión en la vida. ¿Qué
impacto tiene tu objetivo en tu comunidad, en tu cultura y en la cultura de
otros?

Alineación de los niveles neurológicos: pediremos al consultante que man-


tenga su conexión con los pensamientos elicitados y que dé media vuelta.
Poco a poco regresará al punto de partida, deteniéndose brevemente en cada
uno de los niveles, sintiendo cómo se intensifica la conexión y la alineación
de cada nivel con los anteriores. Cuando el consultante llegue al último nivel,
dejaremos que reflexione tranquilamente, de manera que la integración y la
alineación de los niveles se complete.

Una variante de esta práctica podría incluir la inducción de un trance des-


pués de haber identificado el objetivo que el consultante tiene dificultades
para alcanzar. En lugar de que el consultante vaya avanzando por los espacios
imaginarios, el consultante irá procesando mentalmente las preguntas que le
planteemos. Una vez planteadas las preguntas, podemos emplear el siguiente
modelo para cerrar el proceso:

“Permite que tu inconsciente movilice los recursos necesarios para obtener


opciones, nuevos modelos de pensamiento, nuevos aprendizajes... Todo es
aprendizaje, por lo que cualquier conflicto te ayudará a crecer, a conectar con
tus recursos innatos. Sabes que es necesario implementar acciones y actitudes
diferentes para que puedas obtener diferentes resultados. Por eso, agradece a
tu inconsciente por su valiosa ayuda, por ayudarte a conectar de forma natural
con nuevas alternativas de actuación y percepción.
Siente cómo cambia tu forma de percibir esta situación, cómo te invade
un estado de flexibilidad, confianza y apertura. Intensifícalo... y respirando
profundamente, regresa lentamente al aquí y ahora, disfrutando de tu mirada
renovada”.

183
PRÁCTICA 10: REIMPRONTA CON SÍNTOMA O
SITUACIÓN CONFLICTIVA
• Identificar síntoma o situación conflictiva y establecer la línea del tiem-
po.
• Anclar estado de bloqueo/síntoma: ¿Cuáles son los sentimientos, pala-
bras o imágenes asociadas con el síntoma o la sensación de bloqueo? Anclar
estado.
• Retroceder en la línea del tiempo. Mientras se mantiene el ancla, pedire-
mos al consultante que se remonte en el tiempo y vaya hacia al pasado conec-
tando con las experiencias en las que tuvo la misma sensación de bloqueo o
malestar, hasta llegar a la primera experiencia (en la infancia).
• Soltar ancla y disociar al consultante. Desde fuera de la línea del tiempo,
pediremos al consultante que observe la experiencia desde fuera y nos expli-
que cualquier otra generalización que haya hecho con el paso de los años en
relación a este bloqueo.
• Encontrar la intención positiva. Aún desde fuera de la línea del tiempo,
acompañaremos al consultante en la búsqueda de la intención positiva de esta
impronta.
• Búsqueda y rescate de recursos propios. El consultante deberá buscar los
recursos u opciones que necesitaba en ese momento y no tenía, pero que ac-
tualmente tiene a su disposición. Procederemos a anclar tales recursos dentro
de la línea de tiempo.
• Búsqueda y rescate de recursos para las personas involucradas en la ex-
periencia de impronta. El consultante deberá buscar los recursos u opciones
que necesitaban en ese momento las personas que intervinieron en la expe-
riencia. Para ello, entrará en la línea del tiempo en la posición perceptiva
de cada una de las personas significativas de esta situación y anclaremos el
recurso.
• Reinterpretación. Pediremos al consultante que salga de la línea de tiem-
po y observe desde fuera cómo habría cambiado todo si cada una de las per-
sonas significativas que participaron de esta situación hubieran tenido los re-
cursos a su disposición.
• Reexperimentación. El consultante volverá a entrar en la línea del tiempo
y se asociará con cada una de las personas implicadas, activando los recursos
anclados y comprobando cómo cambia la situación. A continuación, el con-

184
sultante entrará en primera posición, se dispararán las anclas de sus recursos
y tomará conciencia del cambio de su percepción de la situación.
• Regreso al presente. Manteniendo activados los anclajes de los recursos,
pediremos al consultante que reviva todo el proceso, desde la impronta hasta
la actualidad, llevando los recursos adquiridos a todas las situaciones conflic-
tivas asociadas a esta impronta en concreto.
• Puente al futuro. El consultante llevará sus nuevos recursos primero a un
futuro próximo, y después a un futuro algo más lejano.

PRÁCTICA 11: POTENCIANDO EL ESTADO DE


SALUD
• Mediante esta práctica conseguiremos reforzar nuestro estado actual de
salud y mejorar cualquier molestia que experimentemos.
• Conectar con un momento de salud perfecta, volviendo a experimentar
las sensaciones de vitalidad, plenitud y energía.
• A continuación, visualizar frente a nosotros, en el suelo, un circulo y
darle el color que deseemos.
• Entrar en el círculo.
• Salir del círculo y volver al punto de partida. Desde aquí, observar en
estado disociado el momento de salud perfecta. Verificar si nuestra postura
corporal, el estado emocional, la manera en que nos movemos y nos expre-
samos, etc., reflejan una salud perfecta. En caso negativo, deberemos revivir
una experiencia diferente en la que se reflejen claramente las características
de un estado de salud perfecto.
• Cuando estemos satisfechos, volveremos a comprobar la congruencia de
nuestro estado, volviendo a entrar y salir del círculo de la salud perfecta.
• A continuación, junto al círculo de salud perfecta visualizaremos otro
círculo, que representará a la enfermedad o el malestar.
• Desde fuera del círculo, reviviremos el malestar que desearíamos de-
tectar antes de que se manifestara en el cuerpo o el malestar que ya estamos
padeciendo. Cuando lleguemos a experimentar alguna sensación física des-
agradable, entraremos en el círculo de enfermedad y lo dejaremos allí, per-
maneciendo en su interior el menor tiempo posible. Al salir, procuraremos
sacudirnos de encima esa sensación.

185
• Volver al punto inicial y entrar en el círculo de la salud. Disfrutar de las
sensaciones agradables y la vitalidad que proporciona. Respirar profunda-
mente varias veces, conectando con nuestro estado de salud perfecto.
• En cuanto aparezca la más mínima sensación de malestar o síntoma, pa-
saremos de inmediato al círculo de enfermedad y la sacudiremos allí. Una vez
nos hemos deshecho de la sensación de enfermedad, volveremos al círculo de
salud.
• Cada vez que sintamos el más mínimo malestar, repetiremos este ejerci-
cio, de manera que nuestro círculo de la salud esté siempre limpio y lleno de
vitalidad.

PRÁCTICA 12: CAMBIO DE CREENCIAS POR


ASOCIACIÓN LIBRE
• Para el proceso de cambio de creencias a través de la asociación libre,
partiremos de una creencia limitante que queramos transformar, y después se
seguirán los siguientes pasos:
• Detección de la creencia limitante: por ejemplo, “yo puedo con todo”. Es
importante que nuestro interlocutor repita varias veces en voz alta su creen-
cia limitante; el simple hecho de escucharnos a nosotros mismos repitiendo
nuestra creencia nos permitirá conectar con el contenido que asociamos con
la creencia.
• Iniciar frase que terminará el interlocutor después de haber conectado
con el contenido de su creencia limitante: “Yo puedo con todo, porque....”
• Sensaciones corporal: prestar atención a lo que experimenta a nivel fí-
sico. Sostener sensaciones y enviar respiración hacia esa parte en concreto.
• Llevar al interlocutor al pasado para que intente conectar con las pregun-
tas “¿quién te dice eso?”, “¿dónde escuchaste eso?”
• Desestabilizar la creencia limitante mediante preguntas que lleven al in-
terlocutor a expandir su mapa: ¿qué pasa si puedes con todo?, ¿qué pasa si
no puedes con todo? Estas preguntas nos permitirán acceder al beneficio o
intención positiva de tal creencia. En este caso, por ejemplo, una respuesta
típica podría ser “si puedo con todo me valoran, me reconocen, y si no puedo
con todo soy débil y me rechazan”
• Recapitulación de la información obtenida: “Podemos decir entonces

186
que A significa B” (podemos decir que si puedes con todo eso significa que
recibirás amor). Preguntar si es útil y necesario mantener esta creencia limi-
tante. Si la respuesta es “Sí” deberemos volver atrás y desestabilizar aún más
la creencia.
• Nueva creencia: definir la nueva creencia según los criterios del proto-
colo anterior.
• Visualizar de forma disociada las implicaciones de la nueva creencia:
cómo te ves a ti mismo/a, cómo te mueves, cómo es tu tono de voz, cómo te
expresas... Después asociar al interlocutor y que sienta en primera persona
cómo sería tener ya instalada esa nueva creencia.
• Verificar la ecología de la nueva creencia.

PRÁCTICA 13: LLEVAR RECURSOS AL ÁRBOL


FAMILIAR
• La primera parte de esta práctica consistirá en estudiar el árbol genea-
lógico de nuestro consultante en relación con el motivo de la consulta, ya
sea este un síntoma o una situación conflictiva. Cuando hayamos detectado
de qué miembros del árbol el consultante está recibiendo los programas en
cuestión, llevaremos recursos a estas personas, independientemente de si es-
tán vivas o no. Recordemos que cada uno de nosotros lleva la información
de todos y cada uno de los miembros del clan, de manera que, aunque alguno
de ellos ya haya fallecido, su información sigue viva en nuestro inconsciente.
• Identificar a la persona a la que llevaremos recursos (conviene hacerlo
con los dobles y las personas de las que somos herederos).
• Visualizar al ancestro frente a nosotros.
• Desde el estado disociado, preguntaremos al consultante ¿qué necesidad
biológica no cubierta tiene este ancestro? ¿qué recursos necesita?
• El consultante se asocia al ancestro, y volvemos a repetir las mismas
preguntas. Esta vez el consultante “es” el ancestro.
• Cuando hayamos detectado los recursos que le hacen falta al ancestro,
disociamos al consultante.
• El consultante revivirá las situaciones en las que experimentó los recur-
sos que necesita el ancestro, y procederemos a anclarlas.
• Activaremos los anclajes de los recursos y el consultante visualizará

187
cómo se los envía al ancestro (podemos visualizar un rayo de luz que sale
desde nuestro corazón y conecta con el del ancestro, por ejemplo). También
el consultante enviará información acerca de la continuidad del clan en caso
de que el ancestro ya haya fallecido.
• El consultante se asocia al ancestro y recibe los recursos y la informa-
ción. Verificamos qué ha cambiado a nivel emocional, las sensaciones físicas,
etc. “Date cuenta de lo que ha cambiado”.
• El consultante vuelve a estado disociado y comprueba qué ha cambiado
en él/ella.
• Visualizando al ancestro, el consultante y el ancestro expandirán esta
nueva información y lo nuevos recursos por todo el sistema familiar. Visuali-
zar cómo el árbol se llena de luz.
• Puente al futuro.

PRÁCTICA 14: ELIMINAR ALERGIAS


El objetivo de esta práctica es eliminar la reacción alérgica mostrándole a
nuestro sistema inmunitario que está funcionando de forma errónea, que la
presencia del alérgeno no constituye amenaza alguna.

• Identificar alergia y la reacción que el consultante experimenta al entrar


en contacto con el alérgeno.
• Pediremos al consultante que imagine que está en contacto con el alérge-
no. ¿Puedes sentir los síntomas?
• Preguntaremos al consultante “si no tuvieras la alergia, ¿cómo sería tu
vida? ¿qué beneficios obtendrías? ¿cómo repercutiría en tu entorno?”
• A continuación, pediremos al consultante que busque algo parecido a lo
que le causa alergia pero que no se la provoque. (por ejemplo, en una alergia
al epitelio de perros, imaginar gatos) Pensar en ello e imaginar que está frente
al consultante, sin provocarle síntoma alguno.
• En este momento, anclaremos el estado del consultante. Mantendremos
el ancla disparada hasta el final del ejercicio.
• Pediremos al consultante que mantenga esa imagen de algo parecido a lo
que le causa alergia. Le recordaremos que sus sistema inmunitario responde a
la perfección ante este estímulo.

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• El consultante imaginará ahora que hay un grueso vidrio de lado a lado
de la habitación. Nada puede traspasarlo. El consultante visualizará cómo
sale de su propio cuerpo y aparece en el otro lado del vidrio, observándose
a sí mismo con la respuesta inmunitaria saludable. Su sistema inmunitario
responde adecuadamente a ese estímulo similar al que causa alergia. Respirar
profundamente mientras se observa a sí mismo; esa es la persona que el con-
sultante desea ser, libre de alergias.
• Detrás del vidrio, el otro “yo” del consultante puede ver cómo en la le-
janía aparece el alérgeno que te provoca la respuesta inmunitaria exagerada.
La diferencia ahora es que el consultante sabe que, en ese lado del vidrio, su
sistema inmunitario responderá adecuadamente. Poco a poco el consultante
se acercará al alérgeno, y su sistema inmunitario permanecerá en calma, sin
reacción alguna. Respirando profundamente, el consultante integrará la ma-
nera en que su sistema inmunitario ha enfrentado esta sustancia.
• Ahora, el consultante volverá al otro lado del vidrio, dónde es él/ella
mismo/a. Imaginará que se expone al alérgeno, para lo cual recordará alguna
situación del pasado en la que experimentó una reacción alérgica. Pediremos
al consultante que respire y se relaje, su sistema inmunitario ya sabe cómo
debe reaccionar. Observar la respuesta fisiológica que se produce.
• Puente al futuro: pediremos al consultante que se imagine en un futuro
cercano en una situación en la que está en contacto con el alérgeno. ¿Qué
sucede en tu interior? Si no sucede nada, significa que el ejercicio ha salido
a la perfección. De lo contrario, volveremos a repetirlo hasta que el sistema
inmunitario aprenda la nueva respuesta.
• Soltar el ancla.

PRÁCTICA 15: FORMULAR OBJETIVOS Y ALCAN-


ZAR METAS
Antes de iniciar esta práctica, deberemos pedir al consultante que defina
claramente el objetivo que desea alcanzar. Para ello, el objetivo deberá reunir
las siguientes características:

• Expresado siempre en positivo


• Relacionado con un propósito o misión

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• Concreto, específico y con plazo
• Su realización depende de mí: realismo
• Ecológico para mí y el entorno
• Que valga la pena conseguir (pagar el precio)
• Coherente con mis valores

Pasos

• Establecer la línea de tiempo del consultante.


• Elegir un punto en el futuro que el consultante considere apropiado para
alcanzar la meta que se ha propuesto.
• El consultante recorrerá la línea del tiempo hacia el futuro, acercándose
poco a poco a ese punto del futuro que ha elegido. Una vez en ese punto, pe-
diremos al consultante que experimente ese momento en el que ya ha conse-
guido su objetivo. ¿Cómo sabes que has alcanzado tu objetivo? ¿qué sientes?
¿qué puedes ver? ¿cuál es tu diálogo interno?
• Seguiremos explorando este momento futuro. ¿qué sucede en tu entorno
cuando alcanzas tu objetivo? ¿qué te dicen? ¿qué hacen? ¿cómo se sienten?
• Situado en el punto del futuro de su línea del tiempo, el consultante dará
media vuelta y mirará hacia atrás en el tiempo, hacia el pasado. Como si de
una película se tratara, pediremos al consultante que rebobine todo lo sucedi-
do desde el momento presente hasta el punto en el futuro en el que alcanza su
objetivo. ¿Qué ha sucedido en ese intervalo de tiempo? ¿cuáles han sido los
pasos intermedios?
• Salir de la línea del tiempo y anotar en un papel todos los detalles, accio-
nes, actitudes, etc., que han sucedido desde el presente hasta la consecución
del objetivo. Este es tu camino hacia el éxito
• Es muy recomendable que, al final del ejercicio, el consultante pueda de-
terminar cuál va ser el primer paso que dará hacia su objetivo. Es importante
que ese primer paso se ejecute lo antes posible, idealmente ese mismo día.

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BIBLIOGRAFÍA

1-Poder sin límites, Tony Robbins


2-Controle su destino, Tony Robbins
3-La estructura de la magia parte II, Richard Bandler y Grinder
4-De sapos a príncipes, R. Bandler y Grinder
5-Use su cabeza para variar, R.Bandler
6-Trance Fórmate, R.Bandler y Grinder
7-Raíces Profundas, William Hudson
8-Introducción a la pnl, John Seymour
9-Diseña tu destino, Gabriel Guerrer (está en dos partes)
10-Como cambiar creencias con la pnl, Robert Dilts
11-El aprendiz de brujo,
12-Como conocer a las personas por su lenguaje corporal, Leornardo Ferrari
13-Identificación y cambio de creencias, Robert Dilts y Suzi Smith
14-Manual de Técnicas de PNL de Estrategias PNL, Laura Elena Armas y
Coral von Ruster
15 - Aumente su autoestima, Dr. Lair Ribeiro
16 - Como mejorar su autoestima, Nathaniel Branden
17- Manual para mejorar la autoestima, pdf (Enrique Delgadillo)
18- La autoestima: su relación con el bienestar (es un trabajo de un máster de
Joel David)
19- Descodificación Biológica. Creencia y Terapia (Christian Flèche y Franck
Olivier)
20- La curación espontánea de las creencias. Gregg Braden
Este libro fue publicado originalmente en el sitio web
descodificacionbiologicabcn.com
y su distribución es libre y gratuita a través de una
licencia Creative Commons.

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