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Clases de Derecho Penal II
Clases de Derecho Penal II
Sujeto pasivo. Se trata de una “persona”. El tipo penal protege la “vida humana”,
ya que la vegetal y la animal son protegidas por otras figuras, aunque se trata de
una existencia sostenida artificialmente, porque no es necesario que el sujeto
pasivo reúna determinadas condiciones. No es necesaria la vitalidad.
Ahora bien, qué es vida humana, en un momento donde los avances tecnológicos
(la fecundación in vitro) o científicos complican los cánones tradicionales, incluso
para saber qué es la muerte... Yo creo que tanto la ley de trasplantes, como
algunos indicios que surgen de otros textos legales, aunque estén derogados
como el infanticidio, nos brindan algunos elementos para acotar el problema.
Podríamos decir con Serrano Gómez, que el derecho protege la vida desde el
momento de la concepción, pero es bien distinta la cuestión cuando se trata
de determinar qué conducta supone un homicidio, sobre todo por la
confusión que puede darse con el aborto.
Son diversos los criterios seguidos por la doctrina para determinar cuándo
la persona puede ser víctima de un homicidio.
Los límites se mueven entre la separación del claustro materno, o
simplemente que se haya iniciado la expulsión del de parte del cuerpo que
se encuentra fuera de la madre.
La doctrina mayoritaria en España (Gracia Martín, Díez Ripollés) se inclina
por considerar que a los efectos penales sólo puede ser sujeto pasivo la
persona nacida.
Para que resulte aplicable la figura del inciso 7° del art. 80 debe debe demostrarse
la existencia en el ánimo del autor de cualquiera de las finalidades que contempla
(SCJBA, 4-5-93, P 47611 (JUBA)
No es del caso señalar las profusas diferencias entre el 80.7 y el 165, sino
destacar sólo la más evidente: el elemento subjetivo distinto del dolo que reclama
el primero. El homicidio cc. S uno de aquellos tipos denominados por la dogmática
alemana como “Abisichtsdelikte” y –especialmente- un delito de tendencia
interna trascendente de la clase de los “incompletos en dos actos” (voto de
Benjamín sal Llargués), rib. Cas. Penal BA,Sala I, 25-1-99, “G., N.F”, c 184.
Cuando el art. 80 inc. 7 requiere que para su existencia debe existir en el agente el
agente una finalidad, la misma sólo es compatible con el dolo directo. En
dogmática, la mayor consecuencia de este reconocimiento es que cuando
concurre una circunstancia de esta naturaleza, el delito no puede atribuirse a dolo
eventual.
En el 80.7 se incluyen los casos en que el ladrón ha vinculado ideológicamente el
domicilio con el robo, aunque esa vinculación se efectúe durante el mismo curso
de ejecución. El art. 165 comprende los homicidios que son el resultado accidental
de las violencias ejecutadas con motivo u ocasión del robo que, en tanto suceso
eventual, altera el designio del ladrón.
Para distinguir el 80.7 del 165 hay que atender a si los imputados “han matado
para robar o si, al robar, han matado”CNSala IV, 24-6-99, P., R.E”, c. 11.439.
Mientras el robo agravado por homicidio (165) proviene del art. 425, inc 1° del
CPenal Español de 1848 –art. 494 inciso 1° del Código de 1932- el 80.7 tiene su
origen en el CPItaliano de 1889, figura por cierto inexistente en la legislación
española. CNCas Penal, Sala IV, 28-4-2000, “B., J.E” c.1472, Fallos.
Por eso es que la diferenciación entre ambas figuras y los concursos que pueden
resultar de las mismas dividen tanto a la jurisprudencia y la doctrina. Por ejemplo
en el tema de
CONCURSOS
Entre le homicidio ya consumado y el robo posterior existe un nexo que es el que
se tuvo en cuenta para agravar la primera conducta, pero ello no impide que
ambos actos sean independientes como lo establece el artículo 55 del CP
(CNCCorr, Sala VI, 7-6-90, “S., C.”, c. 18595 conf. Voto de Argibay.
El concurso que media entre el robo y el homicidio agravado es ideal y no real,
dado que con esta interpretación se reprocha dos veces el dolo de robar, que en
todo momento movió a los imputados como objetivo final, a tal punto que el “otro
delito” del que habla el inciso 7 del 80 no puede ser sino el robo aquí considerado
o, de lo contrario, la agravante debería desplazarse exclusivamente al inciso 6°. La
descomposición de los movimientos o el orden cronológico de las conductas no
son un criterio oportuno ni eficaz para asegurar el encuadre típico (voto en
disidencia del Dr. Elbert).