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RESUMEN
Desde el 2005, se lleva a cabo en Estocolmo cada año, el Sym-
posio Internacional de Criminología en el cual se observa una
reiteración del paradigma etiológico por la presencia de las in-
vestigaciones biológicas, dando paso por lo tanto, a las investi-
gaciones genéticas y cerebrales. El regreso del darwinismo viene
con tambores y es por ello y en razón de la complejidad del mun-
do social; así como las terribles consecuencias que puede tener
para la libertad y los Derechos Humanos, y para la democracia
tout court, que el objetivo de este papel de trabajo es formular
un llamado de atención urgente sobre lo que estas investigacio-
nes significan en el mundo actual. Lo que conlleva a afirmar que
el fundamentalismo positivista requiere, entonces, un revival de
la discusión epistemológica y política en Criminología.
Palabras clave: Criminología, Darwin, Lombroso, paradigma etiológico,
investigaciones genéticas y cerebrales.
ABSTRACT
Since 2005, an International Criminology Symposium has been
held every year in Stockholm, during which a reiteration of the
etiological paradigm is observed due to the presence of
biological investigations, opening the door thereby to genetic
and cerebral investigations. Darwinism returns with drums, and
for this reason and due to the complexity of the social world, as
well as the terrible consequences this could have for freedom,
human rights and simply for democracy, the objective of this
working paper is to formulate a call for urgent attention to what
estos trabajos. Sucede que para estos “científicos” el panorama digno de es-
tudio empieza y termina en el primer mundo2.
Inclusive las clásicas, ya desprestigiadas tablas de prevención de la
criminalidad de los cónyuges Glueck, y su peligrosa carga de discrimina-
ción, nos parecen menos cuestionables, pues, después de todo, ponen una
gran cantidad de variables en juego3.
Estas investigaciones están en la ya antigua línea regresiva de las
teorías de James Q. Wilson, tan populares en Estados Unidos, que su li-
bro llegó a venderse en ese país en los kioscos de las esquinas. En esa
época se hablaba de la “black box” o “caja negra”, para referirse al cere-
bro. La Socio-biología, que algunos han denominado irónicamente “so-
so biología”, renace, pues, con nuevas fuerzas, asegurando la persisten-
cia del modelo.
La sociobiología humana (pues hay una socio-biología animal) apa-
rece como forma moderna del determinismo biológico, en dos obras de
Edward O. Wilson, fundador de la sociobiología como disciplina en
1975 y catedrático de sociobiología en la universidad de Harvard (Socio-
biología, la nueva síntesis, y Sobre la naturaleza humana). Indudable-
mente, no son las únicas obras relevantes de esta forma de pensamiento,
pero sí son las más representativas, junto con El gen egoísta de Richard
Dawkins.
Wilson define la sociobiología como “el estudio sistemático de las ba-
ses biológicas [genéticas] de todo comportamiento social”, lo que viene a
4 Daniel Soutullo: Biología, cultura y ética (Página Abierta, 175, noviembre de 2006): “el
determinismo biológico, pese a su atractivo y pervivencia a lo largo del tiempo, es una
forma inadecuada de enfocar la explicación del comportamiento de los seres humanos.
Sus análisis conducen, en general, a conclusiones que distorsionan gravemente la natura-
leza de la conducta y de las relaciones humanas, tanto desde el punto de vista biológico
como social” Ver también sobre la sociobiología: AA. VV., Sociobiologia e natura uma-
na. Ensayo introductorio de L. Gallino, Einaudi, Turín 1980; Acquaviva S.S., La strate-
gia de gene. Bisogni e sistema sociale, Laterza, Bar¡ 1973; Avala F.L, De la biología a
la ética, en “Revista de Occidente” 18-19 (1982) 163-168; Barash D., Sociobiologia, en
“Enc. del Novecento”, Ist. dell’Enc. Ital., Roma, VII (1982) 896-915: Cela Conde C.J.,
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5 (Investigación de Terrie Muffit, víd Stochkholm Criminology Symposium, 4 a 6 de junio
del 2006, Program and Abstracts, p 16.). Víd sobre esto: Koenen Kc, Caspi A, Moffitt
Te, Rijsdijk F, Taylor A. Genetic Influences on the Overlap Between Low Iq and Antiso-
cial Behavior in Young Children. Department of Society, Human Development, and
Health, Harvard School of Public Health, Boston, MA 02115, USA. “La relación bien
documentada entre fenotipos de bajo Cociente Intelectual y la conducta antisocial infan-
til puede ser explicada tanto por influencias genéticas comunes como por influencias am-
bientales. Estas explicaciones que compiten fueron examinadas a través del uso del Estu-
dio Longitudinal del Riesgo Ambiental de la cohorte de Gemelos 1994- 1995 (Moffitt &
the E-Risk Study Team, 2002) de 1,116 pares de gemelos y sus familias. El IQ de los ni-
ños se constató a través de tests individuales a la edad de 5 años. Las madres y los maes-
tros reportaron conducta antisocial a los 5 y 7 años. El bajo cociente intelectual IQ fue
relacionado con la conducta antisocial a la edad de 5 años y predijo escores relativamen-
te más altos de conducta antisocial a la edad de 7 años, cuando la conducta antisocial a
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tigación sobre gemelos univitelinos, que hace muchos años, sin evidencias
conclusivas en relación a la delincuencia, hiciera Christiansen6.
Es interesante apuntar que el mismo Christiansen decía en Maracaibo,
con modestia, en los años 70, “antes de que plantee algunas suposiciones, y
admito que son generalizaciones especulativas, sobre algunas de las conse-
cuencias de este estudio de mellizos delincuentes, debo subrayar que no soy
psicólogo”…. “Es evidente que algunas expresiones de agresión son muy
condenadas abiertamente, otras son criticadas, algunas son bastante acepta-
das, y algunas se consideran expresiones de valiosas cualidades huma-
nas”…. “la tolerancia de diversas formas de agresión difiere según el tiem-
po y el lugar, por ejemplo, con la cultura”… “yo desearía que los psicólo-
gos sociales ayudasen a resolver esos problemas, si es que no tienen ya re-
sultados en las manos”.
Es decir, reconoce que es del lado de las disciplinas sociales y huma-
nas donde podrían encontrarse las explicaciones.
los 5 años fue controlada. Esta asociación fue significativamente más fuerte entre los va-
rones que entre las niñas. Las influencias genéticas comunes a ambos fenotipos explica-
ron 100% del bajo QI- de la conducta antisocial en los muchachos. Los resultados sugi-
rieron que genes candidatos específicos y procesos neurobiológicos deberían ser someti-
dos a constatación en relación a ambos fenotipos” (PsycINFO Database Record) Psy-
cARTICLES: Citation and Abstract) Journal of Abnormal Psychology. 2006 Nov Vol
115(4) 787-797. Víd también Gelhorn H, Stallings M, Young S, Corley R, Rhee SH,
Christian H, Hewitt J.Institute for Behavioral Genetics, University of Colorado, Boulder,
80309, USA. “ A large percentage of the covariation (61%) is caused by genetic factors.
These results are consistent with a previous report on the bivariate heritability of aggres-
sive and nonaggressive antisocial behavior, but extend the findings to DSM-IV.
La edad de mayor riesgo, según otro estudio longitudinal de Moffit, son los 17años. Al-
rededor de los veinte años, el número de delincuentes baja un 50%, y a los 28, cerca de
un 85% de los que habían delinquido dejaron de hacerlo . ¿No indica esto algo diferente
a los factores hereditarios?
6 Vid. trabajo de K.O. Christiansen “La Génesis de la conducta agresiva. Implicaciones de
un estudio del delito en un estudio de mellizos daneses” en: Los Rostros de la Violencia
vol 1 Actas del 23 Curso Internacional de Criminología. Ed. Lola Aniyar de Castro. Can-
tero de Investigaciones Criminológicas de la Universidad del Zulia, Maracaibo, 1976,
pp. 268-269,
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7 Vid Caspi, A., Moffitt, T., Morgan, J., Rutter, M., Taylor, A., Arseneault, L., Tully, L.,
Jacobs, C., KimCohen, J., Polo-Tomas, M. (2004). Maternal Expressed Emotion Pre-
dicts Children’s Antisocial Behavior ProblemsUsing MZ-Twin Differences to Identify
Environmental Effects on Behavioral Development. Developmental Psychology, 40,
149 - 161. El resumen de la investigación dices: “Si la expresión de emoción materna
en un factor ambiental de riesgo para los problemas de conducta antisocial de los ni-
ños, esto debería mostrarse también en las diferencias entre hermanos no mellizos que
crecen en la misma familia, aún después que de que se ha considerado la influencia de
los factores genéticos en los problemas de conducta infantil. Esta hipótesis fue someti-
da a verificación en el Estudio Longitudinal de Riesgo Ambiental en Mellizos en una
muestra nacional representativa de la cohorte de mellizos nacidos en 1994-1995. Los
autores entrevistaron madres de 565 pares de mellizos monocigóticos (MZ) y estable-
cieron cuál mellizo, en cada familia recibía más expresión emocional negativa, y cuál
recibía una más cálida. Los primeros tenían más problemas de conducta antisocial. Se
hicieron entrevistas cualitativas para generar hipótesis sobre el por qué las madres tra-
tan a sus hijos diferencialmente. Los resultados sugieren que las actitudes emocionales
de las madres hacia los niños, pueden jugar un rol causal en el desarrollo de la conduc-
ta antisocial e ilustraron cómo la investigación genéticamente informativa pueden ilus-
trar hipótesis de socialización”.
8 Investigación de Terrie Muffit, víd Stochkholm Criminology Symposium, 4 a 6 de junio
del 2006, Program and Abstracts, p 16.
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9 Veamos estos ejemplos: las naciones dominadas emergieron con sus reclamos de identi-
dad y autonomía, es decir, de libertad, pero también con el odio del conflicto reprimido
tantos años. La libertad de las naciones y etnias oprimidas se convirtió en el sustituto de
la guerra fría, en forma de muy sangrientas guerras. Los acontecimientos recientes en
Afganistán, Irak, Palestina e Israel, a veces con inocultables manipulación de intereses
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de otro tipo por países hegemónicos. El terrorismo ETARRA en España, también, como,
en su época, en Argelia; como en el caso del IRA, y ahora en el kurdistán; como la terri-
ble masacre bélica de Croacia; como las aspiraciones de Kosovo hoy desalentadas por
Serbia y la Unión Europea, por sólo citar los casos más publicitados actualmente, todo ha
tenido y tiene que ver, fundamentalmente, con un sentimiento positivo de valorización
histórica y cultural. Detrás de las bárbaras guerras intestinas en África, ciertamente en-
contramos toda clase de intereses espurios, como el negocio del marfil, de diamantes u
otras riquezas naturales, que han propiciado el escondite de las legítimas aspiraciones de
independencia, de respeto y de autonomía étnica que allí existen. La bullente rebelión de
la biodiversidad humana presente en los enfrentamientos tribales, tampoco tiene que ver
con la genética.
10 Jaffee, S.r, Caspi, A., Moffitt, T.e., & Taylor, A. (2004). Victim of maltreatment to anti-
social child: Evidence of an environmentally mediated process. Journal of Abnormal
Psychology, 113, 44-55.
11 Raine, A., Moffitt, T.E., Caspi, A., Loeber, R., Stouthamer-Loeber, M. and Lynam, D.
(2005). Neurocognitive Impairments in Boys on the Life-Course Persistent Antisocial
Path. Journal of Abnormal Psychology, 114, 38-49.
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12 El experimento de Libet consistió en pedirle a los sujetos que doblasen varias veces un
dedo, o la muñeca de la mano derecha, pero a intervalos irregulares, de manera espontá-
nea. Al mismo tiempo deberían fijarse en una pantalla en la que aparecía un reloj digital,
para recordar el instante en que se les pasaba el impulso por la cabeza. Durante el proce-
so se tomaba la gráfica de las corrientes cerebrales y el resultado fue que la chispa cons-
ciente se producía, en promedio, entre 0,3 y 0,4 segundos Después de la aparición del
potencial de alerta. Cuando los sujetos empezaban a pensar en doblar el dedo, parecía
que la acción ya estaba decidida. el acto de la voluntad no puede ser la causa del movi-
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miento, sino únicamente una sensación que acompaña el movimiento mismo, según opi-
na el berlinés Roth. No antecede a los movimientos neuronales, sino que les sigue. “Por
tanto, cuando yo digo o pienso ”quiero hacer esto", el cerebro ya ha definido su voluntad
unos 100 milisegundos antes" resume Niels Birnbauer, profesor de psicología en Tubin-
ga". Estos experimentos fueron replicados por otros estudiosos. Se preguntan: ¿Por qué
no nos damos cuenta de ese retardo? Libet ofreció una explicación. En pacientes trepana-
dos para practicarles alguna intervención se pudo observar un fenómeno que le pareció
pudiera significar que el cerebro se engaña a sí mismo. Según él, todo sucede como si
quisiera ocultarse el hecho de que la conciencia interviene con un retardo, y retrotrae cer-
ca de un segundo la experiencia consciente. Según él, es lo que pasa cuando nos corta-
mos un dedo o tocamos una placa caliente de la cocina. La mano se retira rápidamente y
entonces decimos con cierto retardo “¡ay!”.A continuación sobreviene el dolor. Y, sin
embargo, tenemos la sensación de que todo, la herida o la quemadura, el dolor, retirar la
mano y la exclamación ha ocurrido en el mismo instante".
13 Jokisch, Rodrigo: Cambio de Paradigma en las Ciencias desde la perspectiva de la Meto-
dología de las Distinciones y de una Teoría de la Sociedad Culturalista-Operativa. Víd en
Internet, también Marianne Leuzinger-Bohleber: La Investigación clínica, conceptual e
interdisciplinaria (empírica): Sus similitudes y diferencias en el intento de clarificar dife-
rentes formas de investigación en psicoanálisis.
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14 Víd. Daniel Soutullo: Biología, cultura y ética, ob.cit.. Los llamados modelos cognitivo-
comportamentales han contribuido a sistematizar, para el futuro del control, las diferen-
tes personalidades juveniles e infantiles.
15 El Centro de Estudios de Crimen y Justicia del King’s College de Londres rechazó las
investigaciones del tipo de Moffit y otras basadas en los modelos genéticos y cognitivo-
comportamentalista: “Promueven un fundamentalismo genético y una creencia en una
mítica, no en una real genética”. Ya anunciaban acerca de los usos políticos autoritarios
de los llamados “perfiles de riesgo”. Los investigadores respondieron que los estudios en
paralelo, el trabajo sobre los genes, sobre los déficit cognitivos y neurológicos, y las inte-
racciones ambientales, son sólo correlaciones, riesgos y probabilidades, no consecuen-
cias inevitables.
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LISTA DE REFERENCIAS