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Instituto CONSTRUCTOR

Construyendo ciudadanía, construyendo desarrollo, construyendo democracia,


construyendo dignidad, construyendo país, construyendo Perú

DEL MITO DE INKARRI AL


MITO DEL PROGRESO:
POBLACIONES ANDINAS, CULTURA E IDENTIDAD
NACIONAL
CARLOS IVÁN DEGREGORI

1
Esta separata contiene el artículo del mismo nombre, publicado en la revista
Socialismo y Participación. N.º 36, Centro de Estudios para el Desarrollo y la
Participación - CEDEP, Lima, diciembre de 1986.

© Copyright de la presente edición: Instituto CONSTRUCTOR


Lima, a julio del 2007.

Esta edición se ha realizado de conformidad con el artículo 43 de la Ley sobre el Derecho


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DEL MITO DE INKARRI AL MITO DEL PROGRESO:
poblaciones andinas, cultura e identidad nacional

Carlos Iván Degregori

EN las ciencias sociales se ha puesto con Montoya (1981) cuando constata en Puquio,
frecuencia especial énfasis en analizar los su pueblo natal, la dramática atomización
procesos de desestructuración y de identidades que acompañó el asedio y
fragmentación de identidades en las destrucción de las sociedades andinas.
sociedades andinas.1 Ya desde sus títulos, Montoya relata cómo en Puquio el
algunas las principales reflexiones —De indio campesinado no se reconoce peruano o
a campesino (Spalding, 1974), “De imperio a “andino”, ni siquiera puquiano, sino tan
nacionalidades oprimidas” (López, 1979)— sólo Ccollana, Ccallao, Pichqachuri, es decir,
revelan su objeto de estudio: la conversión miembro de su ayllu. Aun cuando exa-
de una sociedad compleja en una capa o gerado, en tanto ese mismo campesino se
clase, apenas con ciertas especificidades definía también seguramente como runa en
culturales de interés principalmente contraposición a los mistis, el ejemplo
etnológico. resulta ilustrativo. De alguna manera, hacia
principios del presente siglo, un círculo
Dicho énfasis es comprensible y refleja una parecería haberse cerrado por completo: las
realidad que se fue configurando a lo largo poblaciones andinas, que se elevaron del
de nuestra historia, desde la Conquista ayllu a sociedades complejas, imperiales,
hasta las primeras décadas del presente emprendieron luego de la Conquista el
siglo. El mundo es ancho y ajeno de Ciro retorno a la semilla, el regreso al ayllu
Alegría describe literariamente la primordial.
culminación de este proceso. Al final de la
novela la comunidad de Rumi, acosada, Sin embargo, algo comenzaba a suceder
arrinconada y finalmente masacrada, sufre entre el campesinado indígena por esa
una “muerte de cuatro siglos”: “—¿Adonde misma época. El avance del mercado, el
iremos? ¿Adonde?— implora Marguicha mirando Estado y los medios de comunicación
con los ojos locos al marido, al hijo, al mundo, a comenzaban a transformar las condiciones
su soledad”. objetivas de existencia de esas poblaciones
—primero sus prácticas y luego sus
Paisaje después del genocidio, podrían conciencias— y las colocaba en mejores
titularse las afirmaciones de Rodrigo condiciones para enfrentarse a sus antiguos
opresores: el gamonalismo y los poderes
1
El término "sociedades andinas" sigue siendo locales. Si bien la categoría “indio”
impreciso. Pero como afirma Alma Alberto Flores encuentra dificultades para dejar de
Galindo (1986: 12), puede tener más de una
identificarse con “campesino pobre”, resulta
utilidad "porque permite, por ejemplo,
desprenderse de las connotación racista que im-
indiscutible que las poblaciones andinas
plicaba la palabra indio; evoca la idea de una vuelven a diferenciarse y complejizarse.
civilización; no se limita a los campesinos, sino que
incluye a pobladores urbanos y mestizos; toma
como escenario la costa y la sierra...".

3
Un trabajo pionero escrito por Quijano en el anuncio de una revolución inminente:
1964 sobre lo que él denominó “proceso de indígena, socialista o incluso, durante el
cholificación”, intentó aprehender esa velasquismo, “ni capitalista ni comunista”.3
nueva complejización. Pero curiosamente, si Para los desarrollistas, por el contrario,
bien términos como “cholo emergente” Inkarrí constituía una antigualla. Lo
hicieron fortuna en ciertos círculos importante era el progreso, entendido
intelectuales, el trabajo permaneció más acríticamente como “integración de la
bien como un esfuerzo relativamente población aborigen”, esa especie de
aislado. Las investigaciones sociales, etnocidio rechazado por Arguedas cuando
incluyendo las del propio Quijano, se exclama: “yo no soy un aculturado”.
orientaron mayormente por otros
derroteros. Y es así como un hecho Pero unos y otros toman partido desde
trascendental no fue adecuadamente fuera, sin reconocer cabalmente que las
calibrado: cuando a mediados de siglo los poblaciones campesinas andinas viven de
antropólogos (re)descubren el mito de jacto un proceso de cambios preñado de
Inkarrí, este se encuentra ya confinado ambigüedad y cuyos resultados aparecen
entre las poblaciones más alejadas, porque altamente contradictorios, más aún por su
entre las décadas de 1920 y 1960, y sobre carácter fundamentalmente espontáneo ante
todo a partir de mediados de siglo, entre la la ausencia o debilidad de sus posibles
mayoría del campesinado el mito de Inkarrí representaciones políticas.
había empezado a ser remplazado por el
mito del progreso.2 En algunas regiones el mito del progreso
había aparecido bastante temprano. En
Atrapados entre el indigenismo y el Pacaraos, por ejemplo, comunidad ubicada
desarrollismo, parafraseando a Eco en el alto Chancay (Huaral), donde ya en
podríamos decir que ni apocalípticos ni 1868 la comunidad contrata un preceptor.
integrados ponderaron adecuadamente lo Sintomáticamente, siete años más tarde, en
profundo de esa transformación, las nuevas 1875, la asamblea comunal trata de eliminar
tensiones que ella instalaba en las de las fiestas religiosas todas las
poblaciones andinas y, por tanto, en el país. obligaciones “paganas y perniciosas...” por
ser “atroces... nocivas... y contrarias al
Los indigenistas se resistían a constatar la progreso y adelanto del pueblo...” así como
magnitud del cambio. Para la vertiente “... al buen curso de la civilización”. De
culturalista el mito de Inkarrí probaba la acuerdo a ello, banderas peruanas habían
vigencia de las estructuras ideológicas de remplazar antiguos ornamentos pre-
andinas prácticamente inmutables. La hispánicos bajo pena de multa. Así también,
vertiente radical, reeditando al Valcárcel de los bizcochos que adornaban las andas de la
Tempestad en los Andes, quiso leer en el mito
3
La posibilidad de un cambio revolucionario fue y
2
Más preciso sería hablar en este caso de utopía, sigue siendo real. El no desentrañar las
en tanto subyacente encontramos una visión lineal contradicciones del proceso de cambio en las
y no cíclica del tiempo, o incluso de 'ideología' poblaciones andinas es una de las causas que
(véase Urbano, 1977). Nos quedaremos, sin impide plasmarlo. La imagen de Hugo Blanco,
embargo y por ahora, con mito, en parte primero acogido y luego abandonado por los
metafóricamente, en parte para aludir a otros arrendires de La Convención (y quince años más
significados, a veces contradictorios de la palabra: tarde por los electores del país), se ha vuelto al
idea movilizadora, espejismo, ilusión, etc. respecto paradigmática, pero su caso no es único.

4
Virgen del Rosario serían remplazados por gran poder de saber leer... los mistis son
".. .adornos más honestos y decentes". los hijos últimos de Dios, los “chañas”
(Degregori y Golte, 1973). de la creación y así hacen lo que se les
antoja y Dios les soporta los pecados;
El cambio resultaba notorio. Las costumbres además saben leer” (Marzal, citado en
locales se volvían perniciosas y paganas, Flores, 1986: 82-3; subrayados
deshonestas e indecentes. Desde una nuestros).
perspectiva, la comunidad se integra
crecientemente a la sociedad nacional; Y así llegamos al mito de la escuela, recogido
desde otra, se aliena: los miembros se multan y relatado en diversas ocasiones por Rodrigo
a sí mismos por conservar particularidades Montoya: la ausencia de la escuela, el no
culturales. Cabe mencionar, sin embargo, que saber leer y escribir, aparecen en él como
por lo menos hasta la década de 1960 del sinónimo de oscuridad, noche (tuta); con la
presente siglo, los bizcochos continuaban escuela y la alfabetización se hace la luz,
adornando las andas de la Patrona del llega el día (punchan). ¿Alienación? A un
pueblo y los ornamentos prehispánicos nivel. Pero sobre todo ambigüedad. Después
coexistían con banderas peruanas. Por otro de todo, ya Manco II y los incas de
lado, la nueva actitud resulta fructífera Vilcabamba aprendían castellano, montaban
cuando se articula con las viejas estructuras a caballo (¿los camiones de entonces?) y
comunales: en 1891 la comunidad decide buscaban españoles que les enseñaran el uso
mandar dos jóvenes para que aprendan el de armas de fuego. Túpac Amaru II podría
oficio de herreros en otro pueblo, Acos. ubicarse en similares coordenadas. Y si
También en 1891 se instituye un impuesto a recordamos con Max Hernández esa tradición
los propietarios de ganado con el fin de de Ricardo Palma en la cual dos
favorecer las escuelas. conquistadores intercambian melones y una
carta que, aun cuando no los puede “ver”,
La idea de progreso se difunde de manera delata a los indios transportistas que con-
desigual. Pacaraos se encuentra relativamente sumieron algunos de los frutos, reco-
cerca de Lima. Pero todavía en la década de noceremos también que el castellano y la
1920, en lo que se denominaba con cromático lectura fueron desde un principio —desde
racismo “mancha india” y hoy con neu- Valverde mostrándole la Biblia a Atahualpa
tralidad geométrica “trapecio andino”, — instrumento privilegiado de dominación.
movimientos campesinos imaginan la Conocerlo es, de alguna manera, convertirse
restauración del Tawantinsuyu y dirigentes en Prometeo que le arrebata el fuego (la luz)
indígenas se proclaman incas. Poco a poco, a los wiracochas que se pretendían dioses.
sin embargo, incluso los propios mitos y
relatos del ciclo de Inkarrí van siendo “Edúcate si quieres ser libre” decía la
contaminados por la nueva ideología. Así, en inscripción de un monumento a la entrada
Urcos (Cusco) se dice que: del pueblo de Quinua (Aya-cucho ) antes
de su remodelación en 1974. ¿En qué medida
“... los inkas, que vivieron en la gran la frase expresaba el gesto paternalista del
ciudad del Cusco tenían gran poder y criollo ilustrado tratando de “civilizar al in-
pudieron hacer grandes cosas, como dio”, el deslumbramiento del maestro
ciudades, caminos y fortalezas, porque mestizo que descubre “occidente”, o las
Dios los hizo así, pero no se les dio el aspiraciones democráticas de los propios

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comuneros? Todas esas motivaciones además despreciados, en tanto la
parecieran estar presentes, pero la resultante discriminación es más cultural que
va a depender en grado significativo de las estrictamente racial. El título de un libro de
que traigan los “educandos”, en este caso Jürgen Golte y Norma Adams, próximo a
las poblaciones campesinas. ser editado por el IEP, resulta bastante
explicativo del carácter, en un principio
Lo cierto es que el tránsito del mito de sigiloso, que asume entonces la invasión
Inkarrí al mito del progreso reorienta en andina a las ciudades: Los caballos de Troya
180 grados a las poblaciones andinas, que de los invasores: estrategias campesinas para la
dejan de mirar hacia el pasado. Ya no conquista de la gran Lima. Dicho carácter tiene
esperan más al Inka, son el nuevo Inka en sentido principalmente si tomamos en
movimiento. El campesinado indígena se cuenta la adversa correlación de fuerzas
lanza entonces con una vitalidad insospe- sociales y políticas en las cuales se despliega
chada a la conquista del futuro y del la contraofensiva andina; pero en parte,
“progreso”. La escuela, el comercio y en también, porque ese parece ser, con
algunos bolsones el trabajo asalariado, son variantes, el costo de la modernización. En
los principales instrumentos para esa palabras de Franco (1985: 16): “la
conquista a la cual la migración a las transformación de su identidad cultural fue
ciudades —crecientemente planificada— le el precio que debieron pagar las masas
abre nuevos horizontes. culturalmente indígenas para ocupar las
ciudades”.
Se potencia así un conjunto de elementos,
inscritos en la forma de producir y de Es que, sin restarle importancia a pérdidas
reproducirse del campesinado andino, que tan graves como el idioma, es visible que las
habían sido constreñidos hasta servir poblaciones andinas, al migrar a las
apenas para la supervivencia dentro de los ciudades no sufren un proceso generalizado
límites cada vez más estrechos de las de desculturación. Por el contrario, otros
comunidades: la plasticidad de la familia elementos persisten e inclusive se afianzan:
extensa, la capacidad de organización y de la tradición de ayuda mutua y trabajo
agregación para el trabajo a través de los colectivo; el rescate de manifestaciones
diferentes mecanismos de reciprocidad, el como la música, el canto, la danza, que se
pragmatismo y la versatilidad cultivan en millares de asociaciones
desarrolladas en el aprovechamiento de un provincianas, clubes culturales, conjuntos y
máximo de pisos ecológicos. bandas musicales; la reconstrucción en las
ciudades de las fiestas patronales de los
Si es verdad que por sus frutos los pueblos de origen e incluso una
conoceremos, es indudable que la escuela, reafirmación regional antes poco común. Esa
las migraciones y el proceso de continuidad cultural tiene con frecuencia
modernización en general, han tenido bases materiales que la sustentan: un sector
efectos etnocidas brutales. Víctimas significativo de migrantes andinos mantiene
principales, especialmente en el nuevo relaciones económicas con sus pueblos de
mundo urbano: la lengua y las vestimentas procedencia.
tradicionales, los dos principales signos
exteriores por los cuales los indios A pesar de los aspectos etnocidas, es
resultaban fácilmente reconocibles y posible afirmar que los efectos de ese

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tránsito han sido principal y pro-
fundamente democratizadores e Por otro lado, la acción de los migrantes
integradores en la sociedad peruana. La impulsa objetivamente el tránsito del Perú
lucha por la tierra, la principal, golpeó de estamental del status adscrito y las
muerte el poder político de los gamonales, iniciativas sofocadas, al Perú del status
resquebrajó las barreras estamentales adquirido y una cierta meritocracia. Dichas
subsistentes en el campo y conquistó la poblaciones desarrollan una lucha
ampliación de la ciudadanía. Pero democrática por la igualdad de condiciones
quisiéramos regresar a las grandes sociales de los habitantes de la urbe y
migraciones y la lucha de las poblaciones resultan, si cabe, más ciudadanos en tanto
andinas por conquistar un espacio arrancan la ampliación de una ciudadanía
geográfico y social en las ciudades. que les era escamoteada. A partir de esa
necesidad de luchar para conquistar
Las primeras grandes oleadas de migrantes derechos, a través de los sindicatos, las
estuvieron compuestas por jóvenes que a asociaciones barriales y las innumerables
través de los resquicios abiertos por el instituciones en las que participan, esos
mercado, escapaban a un posible futuro pobladores han ido sedimentando una
como waqchas, siervos o clientes para tradición de autogobierno y organización
convertirse en las ciudades en pioneros que democrática más densa que la existente, por
a lo largo de décadas y reforzados por las ejemplo, entre las clases medias urbanas.
sucesivas oleadas migratorias fueron deli-
neando una nueva identidad colectiva como Las grandes migraciones son uno de los
trabajadores/ciudadanos/“gente de pueblo” fenómenos que permiten, así, el tránsito de
(Degregori et. al. 1986). En ese periplo se una identidad étnica a una identidad
muestran más democráticos, nacionales y nacional. Lima y las grandes ciudades se
modernos que los sectores dominantes y convierten en lo que para Uriel García eran
también que los sectores populares criollos. los pueblos serranos en los años 20:
Esa afirmación no constituye tanto una “retortas de la nacionalidad”. Sin embargo,
exaltación de lo popular andino como una la resultante no es una homogenización
comprobación de la debilidad de los uniformizadora, sino que se ubica más cerca
dominantes y de lo que Mariátegui de la “unidad de lo diverso”, del Perú de
denominara el “demos” criollo. todas las sangres que anhelaba Arguedas.
Este resultado tampoco es producto sólo de
Ya en 1976 Fioravanti demostró que en el la fortaleza de las tradiciones andinas sino,
valle de La Convención los campesinos además, de la debilidad de un principio
arrendires resultaban netamente más agregador nacional-estatal que impulse, por
modernos que los anquilosados otros rumbos, la integración nacional desde
terratenientes cusqueños. Algo semejante el Estado. Esa debilidad deja resquicios
podríamos decir, en muchos aspectos, de los para el fortalecimiento de un tejido nacional
migrantes que combinando pragmatismo y democrático desde el pueblo. Las siguientes
audacia se jugaron el futuro en los arenales palabras de una migrante costeña son una
que bordean Lima y otras ciudades muestra mínima pero cristalina de cómo en
costeñas, en contraposición, por ejemplo, a un mismo proceso los sectores populares,
la burguesía lastrada por el rentismo e no sólo andinos, se han transformado ellos
incluso a los habitantes de los tugurios. mismos y han transformado el país:

7
contexto en “la pequeña muerte”. El oficial
“Las costumbres de uno es la cos- procede al fusilamiento pero tanto él como
tumbre de todos, yo no soy serrana y sus guardias escuchan como “un sonido de
bailo huaynos, los de la sierra comen grandes torrentes que sacudían el subsuelo,
comida del norte, así que para nosotros como que si las montañas empezaran a
es igual, no decimos éste no me gusta caminar”. También en Lima advierten
porque es de allá o de acá”. (Degregori “como si un río subterráneo empezara su
et. al. 1986). creciente”.

Así, los flujos migratorios, especialmente por Veinte años después, dos ensayos (Matos,
las características que asume la migración 1984; Franco, 1985) tratan de avizorar cuál
en el país, contribuyen a sentar las bases ha sido el rumbo y cuál el actual caudal de
para que las poblaciones de origen ese río arguediano. A pesar de la riqueza
provinciano, especialmente las andinas, caleidoscópica en su descripción del “nuevo
puedan reconocerse como peruanos, rostro del Perú”, el ensayo de Matos parece
trabajadores y ciudadanos. Podríamos decir desfallecer al encarar un tema tan crucial
que el cuerpo fragmentado y disperso de como la relación Estado/sociedad. Como
Inkarrí se recompone, pero cuando está advierte Grompone (1985), un Estado cuyo
nuevamente completo, resulta no ser ya el poder no es cuestionado sino por su
viejo Inka sino estos nuevos peruanos cuyo incapacidad (sin tener en cuenta los grupos
perfil comenzamos recién a avizorar. Si el a los que represente), tiene allí un encuen-
final de El mundo es ancho y ajeno describía tro dramático con una sociedad donde la
el nadir del proceso de atomización física y dimensión política no existe.
pulverización de identidades en las
poblaciones andinas, el final de Todas las Más corto y menos publicitado, pero
sangres corresponde a los inicios de la igualmente importante, el ensayo de Franco
nueva situación. La novela termina también retoma de alguna forma las proposiciones
en una masacre, pero el tono, la de Quijano y, actualizándolas, postula que
“disposición de fuerzas sociales”, es otro. nuestra identidad nacional no es más
Rendón Willka, dirigente campesino, se problema ni posibilidad en tanto el Perú
dirige al capitán que lo fusilará y le dice existe como nación culturalmente chola: “la
palabras que hoy son célebres: conversión en Estado no parece ser sino
una cuestión del tiempo por venir. Ello
“Los fusiles no van a apagar el sol, ni define al presente como una víspera”.
secar los ríos, ni menos quitar la vida a
todos los indios. Siga fusilando... hemos Habría que preguntarse, sin embargo, si el
conocido la patria al fin. Y usted no va a Estado es algo que se dará por añadidura,
matar la patria, señor... Somos hombres simple coronación sin mayores sobresaltos,
que hemos de vivir eternamente. Si de todo un proceso económico y
quieres, si te provoca, dame la sociocultural. Si la construcción de una
muertecita, la pequeña muerte, ca- nación que germina desde la sociedad y
pitán”. especialmente desde sus contingentes
populares, culmina cuando ésta se expresa
“La muerte de cuatro siglos” de Ciro en el Estado, ¿no será más bien que éste es
Alegría se transforma en el nuevo un momento o una sucesión de momentos

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en los cuales se concentran un conjunto de nuevo populismo que despliega el APRA
tensiones acumuladas en todo el período desde el Estado.
previo, variando sustancialmente la relación
Estado/sociedad, adecuándola a lo que se Pero si hemos presentado principalmente
venía gestando desde abajo? las luces, es necesario tener también
presentes las sombras. Y desgraciadamente,
En otras palabras, para la solución del los días en la historia pueden prolongarse
problema nacional no basta alcanzar una casi indefinidamente. Tal vez más que una
identidad cultural “chola”. Es necesario, víspera, el presente se nos aparece como
además, el desarrollo de un bloque una travesía al filo de la navaja entre la
nacional-popular que transforme regresión disgregadora autoritaria y la
revolucionariamente el Estado, de modo consolidación nacional democrática.
que la sociedad se reconozca plenamente en
él. Mientras tanto, la misma realidad que
nos lleva a constatar éxitos de los sectores
populares (en este artículo, de las
poblaciones andinas), en el plano de la
movilidad social, nos revela asimismo su
fragilidad, en tanto siguen siendo sectores
subordinados.

El bloqueo del proceso velasquista en los 70


mostró los límites de la vía autoritaria,
nacional-estatal, de construcción de la
nación. La posterior crisis económica y la
persistente condición subordinada de los
sectores populares hacen que el mito del
progreso toque también sus límites. Más
allá de la muerte de los mitos, germinan y
esperan su momento Sendero Luminoso y
su gemelo antagónico: el fascismo. Si luego
de seis años y a pesar de su inédita
voluntad política SL no ha logrado avanzar
desde las franjas marginales de jóvenes
desilusionados hacia el “mainstream”
popular, ello nos revela la fuerza que a
pesar de todo continúa conservando allí el
mito del progreso y la autopercepción de
“éxito”, alcanzado o posible, que se
trasmite al menos en cierta medida a las
nuevas generaciones, especialmente del
contingente andino migrante. Nos revela
asimismo, las esperanzas que continúan
despertando tanto Izquierda Unida como el

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