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Seminario Teológico Adventista Interamericano

Recinto Universidad de Centroamérica

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

presentada en cumplimiento parcial


de los requisitos para el grado de
Doctor en Ministerio

Por

Fredy René Fúnez Sarmiento

Junio de 2019
RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

Datos Generales

Nombre del alumno: Fredy René Fúnez S. Id: DMP 18023

Email: funezfr@gmail.com

Nombre del curso: CHMN 719 Perspectivas sobre Misión y Estrategias de

Crecimiento de Iglesia

Fecha de entrega: jueves 20 de junio, 2019. Hora de entrega: 10:00 pm.

Bibliografía

Burrill, Russell. Reavivamiento del Discipulado: Clave del éxito en la misión.

Doral, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2007. 123 pp.

SÍNTESIS DE CONTENIDO

Rusell Burril en su libro Reavivamiento del Discipulado, propone un retorno a la

metodología evangelística de la iglesia primitiva, emulada en los primeros años del

nacimiento de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Según lo plantea el mismo autor, a

través de su obra, persigue tres propósitos específicos: primero, establecer

firmemente el discipulado como el objetivo principal del proceso de la evangelización;

segundo, definir bíblicamente el concepto de discipulado; y finalmente, examinar los

métodos de evangelización. Para ello, el autor apertura el desarrollo de su libro

presentando la base filosófica y teológica de la gran comisión, el discipulado y la

misión en el contexto neo testamentario. Seguido a ello, analiza la base y los objetivos

de la misión adventista para finalmente, concluir con una propuesta de

evangelización.
En su exposición acerca de la Gran Comisión, Burrill introduce la carta magna

de San Mateo 28: 16-20 evocando la escena del Monte Sinaí. En el Sinaí Dios se

manifestó acompañado de truenos con el fin de acentuar su autoridad, sin embargo,

en la Gran Comisión, Cristo se adjudica el que posee “toda autoridad” y la evidencia es

su resurrección. En antaño, Israel es organizado para que las civilizaciones se

acercaran a ellos; en la Gran Comisión, la iglesia es organizada para “ir”. El desafío de

la iglesia cristiana es convertirse de una iglesia congregada a una iglesia diseminada.

Su misión es tripe: hacer discípulos, bautizar y enseñar. El Espíritu Santo es el medio

instrumental.

Una vez expuesta la Gran Comisión, el autor procede a definir el término

“discípulo”. Para ello, discute las definiciones de McGavran concluyendo que nuestra

comprensión del discipulado debe surgir de los Evangelios. Burrill afirma que un

discípulo compromete su vida a una persona para vivir en sujeción a su autoridad, con

el fin de poder ser instruido. Su tarea es convertir a otros en discípulos. Este proceso

de conversión conlleva dedicación a Dios, a la iglesia y la ministración al mundo.

En el capítulo tercero, el autor expone la misión en el Nuevo Testamento e

introduce algunos conceptos importantes de resaltar. Primero, el Espíritu y sus dones

son otorgados con el propósito de cumplir la Gran Comisión y la tarea de hacer

discípulos; segundo, la persecución de Jerusalén propició la diseminación del

cristianismo entre las naciones e internacionalizando la iglesia; tercero, la iglesia debe

esforzarse por funcionar dentro del medio cultural sin poner en peligro su fe;

finalmente la iglesia debe adoptar un modelo independiente de pastores fijos que le

lleve a un crecimiento gracias a los esfuerzos de los laicos.


En el centro de su obra, el autor inserta una interrogante: ¿Qué debemos hacer?

Para responder a la pregunta anteriormente expuesta, Burrill escribe el resto de los

capítulos, en los cuales desarrolla una aplicación práctica de la teología de la Gran

Comisión. Esta metodología la sugiere siguiendo el patrón de la triple misión de

Cristo: hacer discípulos, bautizarlos en el ministerio de Cristo, y enseñarlos

continuamente a medida que ellos mismos participen en la tarea de hacer otros

discípulos. Este proceso debe iniciar con los nuevos conversos entre tanto los actuales

se suman al discipulado. Este es el desafío de la iglesia adventista.

REACCIÓN

Reavivamiento del Discipulado es una obra en la cual el autor deja entrever

claramente tres propósitos fundamentales, como son: hacer del discipulado el objetivo

principal del proceso de la evangelización; definir bíblicamente el concepto de

discipulado; y examinar los métodos de evangelización.

Es interesante la metodología utilizada por el autor para crear la convicción en

el lector de que el discipulado debe convertirse en la tarea principal de la

evangelización. Me parece acertado iniciar su obra con el estudio de la “carta magna”

porque en ella está contenida la triple misión: hacer discípulos, bautizar y enseñar. De

manera tal que, si el autor busca una conversión del discipulado, es correcto colocar

como telón de fondo el correcto entendimiento de la Gran Comisión. Esta es

presentada evocando la escena del Monte Sinaí en la que Dios se manifestó en medio

de humo, fuego y truenos (Éxodo 19) sin embargo la Gran Comisión es pronunciada en

el mismo monte, pero en el contexto de la resurrección de Cristo como la gran

evidencia de su autoridad.
Una diferencia adicional entre ambos eventos que me parece necesario que el

autor haya resaltado es el hecho de que, en la entrega de su ley, Dios organiza el

pueblo de Israel estratégicamente para que su entorno acuda a ellos, sin embargo, la

iglesia cristiana fue organizada para “ir”, por lo tanto, la Iglesia Adventista debe seguir

un modelo de organización evangelístico en el cual esté diseminada entre el mundo.

Ahora bien, aunque el autor dedica una sección en la cual establece que el

medio instrumental para cumplir la misión es el Espíritu Santo, considero que su

mención debe ser más preponderante. La iglesia posee el conocimiento suficiente para

crear estrategias de evangelización y la teología es extensa para que el miembro haga

conciencia de que ha sido llamado para ser un discípulo, sin embargo, lo que la iglesia

necesita es el poder del Espíritu Santo para cumplir con la Gran Comisión. Este tema

debiera de cubrir mayor extensión en todo escrito sobre discipulado y misión.

En el libro, el autor desacredita el concepto de discipulado de McGavran en el

que define el acto de discipular en llevar una persona a creer en Cristo y luego en

perfeccionar al creyente. Entiendo el enfoque de Burrill en la definición de

discipulado, sin embargo, recuérdese que existe abarcante evidencia bíblica en la que

Dios hace un llamado a perfeccionar al creyente para el reino. Finalmente,

Reavivamiento del Discipulado define a un discípulo como alguien que ha

comprometido su vida a una persona en sujeción de su autoridad, ese acto es el inicio

de la perfección.

Aunque no exhaustivamente, sin embargo, Burrill toma un capítulo para

analizar la misión en el Nuevo Testamento. El autor pudo profundizar más en el tema

sin necesidad de extender el capítulo.


Ahora bien, me parece interesante recordar el hecho de que el Espíritu Santo y

sus dones son entregados para el cumplimiento de la misión. Probablemente en este

hecho estriba que actualmente en la Iglesia Adventista vemos escasa manifestación

del poder del Espíritu Santo porque nos hemos vuelto reacios a cumplir con la misión.

Un concepto adicional que el autor menciona es el hecho de que la persecución

de Jerusalén propicio la diseminación del cristianismo, este principio nos lleva a

reflexionar en que probablemente sea necesario que la iglesia actual pase por la

misma experiencia para que retorne a un enfoque misional.

El tema de la adaptación a las culturas sin poner en peligro la fe, es un tema

sensitivo e importante que requiere de la exposición del mismo en una obra exclusiva,

y es muy asertivo el autor en indicar que la iglesia debe mejorar en este punto.

Finalmente, en esta sección, el autor hace una remembranza que tanto la iglesia

primitiva como la Iglesia Adventista en sus primeros años era independiente de los

pastores para su funcionalidad, causa influyente para el lento crecimiento en

expansión territorial.

¿Qué debemos hacer en este punto de la historia? Es quizá la pregunta más

importante que la iglesia debe formular. La respuesta desafía el statu quo, sin

embargo, a menos que este no sea alterado, no veremos cambios significativos en

torno a la misión. La respuesta es simple, retornar al modelo de la iglesia primitiva:

hacer discípulos, bautizar y enseñar. Este proceso es posible, con el poder del Espíritu

Santo fue real en el pasado, así mismo puede ser logrado en nuestros días.
La estrategia propuesta es iniciar con los nuevos conversos, pero también creo

necesario añadir que, se requiere un cambio de enfoque de nosotros como dirigentes.

El autor pudo ser más específico en su estrategia, pero fue lo suficientemente claro

como para indicar que se necesita un cambio, que puede este, iniciar ahora y

experimentar un reavivamiento del discipulado.

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