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INDICE

− Introducción 2

− Situación geográfica de los pueblos aborígenes chilenos 3

− Origen de los pueblos aborígenes chilenos 4

− Aborígenes nómadas de Chile 5

− Aborígenes sedentarios de Chile 9

− Tribus aborígenes chilenas

− los changos 16

− los chonos y cuncos 18

− los onas 20

− los alacalufes 22

− chiquillanes, pehuenches y tehuelches 24

− los yamanes o yaganes 25

− los pehuenches 27

− los mapuches 28

− los atacameños 33

− los diaguitas 34

− los picunches 35

− Conclusiones 38

− Bibliografía 39

Introducción

En este trabajo se analiza la forma de vida de los aborígenes que habitaban en Chile anteriormente a la llegada
de los españoles.

Analizamos sus costumbres en cuanto a creencias, vestuario, organización política etc. De una manera

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exhaustiva, diferenciando entre tribus nómadas y sedentarias y haciendo un análisis individual de cada tribu al
final del trabajo.

La mayoría de los pueblos analizados en este trabajo desaparecieron con la llegada de los españoles , y los que
lograron resistir han ido desapareciendo desde entonces hasta la actualidad.

Situación geográfica de los pueblos aborígenes chilenos

ORIGEN DE LOS PUEBLOS ABORIGENES CHILENOS

Existe la teoría de que los primeros hombres que llegaron a América, lo habrían hecho provenientes de Asia a
través del Estrecho de Bering, un angosto paso que separaba ambos continentes. Así, luego de que arribaran
sucesivas oleadas de inmigrantes asiáticos, se admite también la llegada por mar de grupos polinesios y
melanesios procedentes de las Islas del Pacífico Central y Sur. Una vez que estos grupos se contactaron con el
medio americano, fueron desarrollando civilizaciones propias que lograron altos niveles de desarrollo en
Centroamérica y América del Sur (Perú).

Los primeros habitantes de Chile ingresaron al territorio por las mesetas altoandinas del extremo norte y por
los pasos cordilleranos en la zona centro y sur, hace aproximadamente catorce mil años. Entre ellos es posible
distinguir aquellos pueblos primitivos o recolectores, y los que logran una mayor jerarquía cultural aunque sin
alcanzar una organización político−social elevada.

Al igual que sus ancestros, ellos subsistieron también gracias a la caza de grandes animales como
mastodontes, perezosos gigantes y algunos ejemplares extintos como el caballo americano.

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Aborígenes nómades de Chile

Nómadas cazadores de la pampa

Las regiones pampeanas de Chile Austral fueron pobladas desde muy antiguo por pueblos aborígenes que
aprovecharon las ventajas ecológicas de una fauna relativamente rica y que se alimentaba de los recursos
vegetacionales herbáceos de la pampa y de la estepa fría.

Excavaciones arqueológicas demostraron que la extremidad meridional de la pampa chilena estuvo poblada
desde el inicio de los tiempos postglaciales, alrededor de 10.700 años. Al respecto destacan los hallazgos de la
gruta de Fell y de la cueva del Milodón.

La gruta de Fell, excavada por Janius Bird en 1938 y por J. Emperaire en 1963, ha dado una secuencia
ocupacional desde 10.720 años (con un margen de aproximación de 300 años), siendo sus primeros
pobladores cazadores de Milodón y caballo americano. Más tarde fue ocupada por cazadores de la fauna
actual, hasta llegar a restos dejados por pueblos onas históricos. La cueva del Milodón (imagen a la
izquierda) es conocida desde fines del siglo pasado por un trozo de cuero de Milodón, sepultado bajo cenizas
volcánicas, que ha dado una fecha aproximada de 10.000 años. Según algunos autores el hombre habría
vivido en este lugar de la caza de enormes animales pleistocénicos, otros descartan esta posibilidad.

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Tehuelches

Estas tribus de cazadores de enormes animales fueron evolucionando a medida que cambiaban las condiciones
geográficas, hasta terminar su serie evolutiva con los tehuelches y onas históricos.

Los Tehuelches eran un pueblo cazador nómada, cuyo territorio se extendía desde la precordillera y el litoral
del Atlántico, entre las fuentes del río Cochamó en Chile o región del Río Negro en Argentina, hasta la orilla
norte del estrecho de Magallanes. Su actividad principal era la caza del guanaco y del avestruz patagónico,
complementada con la recolección de fruta, silvestre. Desde la segunda mitad del siglo XVII incorporaron el
caballo a su cultura, con los consiguientes cambios en sus modos de vida.

Su densidad de población era muy baja y debieron retroceder ante el avance de la colonización
chileno−argentina. Según Emperaire, hacia 1880 se contaba aún con un centenar de tehuelches que vivían de
un nomadismo restringido en la Patagonia Chilena. Para evitar los conflictos con los estancieros
especializados en la ganadería ovina se les otorgó una concesión de 10.000 hectáreas en Magallanes, a
comienzos del siglo XX. Sin embargo, su grupo se esparció y desapareció definitivamente del territorio
nacional. Hacia 1970, en el sector argentino quedaban unos pocos centenares en una reserva en la provincia de
Chubut.

Los más australes de los pueblos cazadores eran los Onas. Su nomadismo era menor porque estaban
circunscritos a la isla grande de Tierra del Fuego, especialmente en el centro y estepas atlánticas, Su modo de
vida estaba basado en la caza de guanacos, zorros, aves y en una recolección complementaria. Su único
animal doméstico era el perro.

Los colonizadores blancos fueron los responsables de la extinción de los onas. Estos, que basaban su
alimentación en el guanaco, se vieron de pronto encerrados en su territorio y empezaron a cazar con flechas
los corderos importados.

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Nómadas pescadores de Chile Austral

Desde el archipiélago de Chiloé hasta el Cabo de Hornos el territorio fue poblado por una serie de indígenas
pescadores y recolectores de mariscos y cazadores de focas. Para Chonos, Alacalufes y Yaganes el mar es el
enemigo máximo contra el que hay que luchar, pero es también el medio de donde sacan su subsistencia.
Estos indígenas eran navegantes nómades: las embarcaciones eran necesarias tanto para el transporte de un
punto a otro como para las expediciones de pesca.

El territorio de los Chonos es sumamente característico. Vivían entre las islas meridionales del archipiélago
de Chiloé y el golfo de Penas, aproximadamente entre los 43° y los 47° de latitud sur. Se trata de una gran
cantidad de islas, separadas entre sí por estrechos canales o por pequeños trozos de mar abierto. Los chonos
desaparecieron totalmente a fines del siglo XVIII. Según algunos autores se retiraron más al norte y se
mezclaron con la población chilota. En la actualidad el archipiélago de los Chonos permanece absolutamente
desierto.

Los Alacalufes se extendían entre los archipiélagos de la Patagonia Occidental desde el golfo de Penas hasta
el Estrecho de Magallanes y algunas islas del oeste de la Tierra del Fuego. Su territorio está aislado debido a
las dificultades de su acceso marítimo hacia el norte y la barrerá montañosa de los glaciares por el este.

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Además, las abundantes lluvias permiten una densa vegetación que hace casi imposible la circulación por
tierra.

Los Yaganes habitaban los canales al sur del Beagle, isla Hoste, Navarino y archipiélago del Cabo de
Hornos. Formaban un grupo pequeño, bastante avanzado en sus técnicas de nómades marinos. Hacia 1970
sólo quedaban unos pocos individuos muy mestizados en isla Navarino. (Fotos derecha, algunos de los
últimos representantes de los yaganes).

También los Alacalufes se hallaban en vías de extinción hacia 1970. De sus tradiciones, idiomas y religiones
no sobrevive casi nada.

Nómadas pescadores del norte

Entre los nómades pescadores de la zona norte destacan los Changos

Aborígenes sedentarios de Chile

Litoral nortino

Quebrada Camarones

En casi todas las caletas provistas de agua dulce en el litoral nortino se instalaron grupos de indios que en un
comienzo se dedicaron a la recolección en las playas, y más tarde perfeccionaron sus técnicas y ampliaron su
radio de acción a la pesca en las proximidades de la costa.

Se establecieron desde tiempos muy remotos. Excavaciones realizadas en Quiani demuestran que este lugar
estuvo ocupado hace más de seis mil años. El sitio de Conanoxa, quebrada de Camarones, estuvo poblado
hace alrededor de 3.800 años por cazadores y recolectores que aprovechaban también los recursos marinos.

Muestras de las actividades de estos pescadores son los innumerables conchales, constituidos por la
acumulación de los desperdicios de sus alimentos. Estos indígenas eran hábiles pescadores que empleaban
redes de fibras vegetales con pesos de piedra y flotadores de cardón, anzuelos de hueso, flechas y arpones con
puntas del mismo material o de piedra tallada.

Conocemos la existencia de las pesquerías precolombinas y del comercio derivado de ellas, por los relatos de
los cronistas del primer siglo de la colonia. Eran poblaciones muy pequeñas que sobrevivían dificultosamente

Extremo Norte

En los valles de Lluta, Azapa, Vitor, Camarones y Camiña se desarrolló un poblamiento indígena basado en la
agricultura. Debido a las circunstancias climáticas sólo es posible el cultivo de riego. Pese a su carácter
primitivo alcanzaron técnicas muy especializadas en cuanto a la momificación de sus muertos.

Por su relativa proximidad a otras culturas, esta área geográfica ha sido influida fuertemente por las técnicas
dominantes en el Altiplano y en la región peruana de Arequipa. Es evidente la influencia de los períodos de
Tiahuanaco. A ellos sigue una serie de yacimientos del tipo San Miguel y Gentilar con hermosa cerámica.
Notables son los restos dejados por el incanato.

En los valles interiores todavía quedan indígenas quechuas y aimaraes

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Valle de Lluta

Desierto de Atacama

En el desierto de Atacama se encuentran numerosos vestigios culturales que abarcan desde las técnicas
pre−agroalfareras hasta la llegada de los conquistadores españoles. Los primeros pobladores serían
recolectores y cazadores en un ambiente climático más favorable que el actual.

Se ha elaborado para esta región una cronología que abarca más de diez mil años con el complejo industrial de
Gatchi en su base. Más recientemente se antepone a Gatchi el complejo de Chuqui que llevaría el comienzo
del poblamiento humano en esta región a doce mil años

En la región de San Pedro de Atacama y sus alrededores existió una cultura agro−alfarera que abarcó más de
mil años, suele denominársela Cultura de San Pedro o Cultura atacameña.

Desierto de Atacama

Los atacameños, adaptándose a las magras posibilidades de la región, asumieron formas de explotación del
paisaje geográfico. Pueblos seminómadas, se dedicaron al pastoreo de auquénidos. Con sus ganados

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efectuaban largos viajes, tanto a la costa como hacia la cordillera, cambiando sus productos por los de otros
parajes.

En los oasis desarrollaron una agricultura de regadío. Para aprovechar totalmente el escaso suelo cultivable,
disponían sus campos en forma de terrazas y los irrigaban mediante acequias. En el altiplano se dedicaban,
fundamentalmente, al cultivo de papas y quínoa y en las partes más bajas a los fréjoles, las calabazas y el
maíz.

Debido a razones de defensa desarrollaron una interesante cultura urbana. Construían plazas fortificadas en
puntos de difícil acceso; un gran muro de defensa circundaba las casas individuales y los graneros. Los
pucarás más importantes, son los de Turi, San Pedro de Atacama, Lasana, Chiu Chiu, Cupo, San Bartolo.
Todas estas fortalezas se yerguen aún en toda su majestad. A pesar de la obra destructora del hombre y del
tiempo, todavía se pueden recorrer sus calles, plazuelas, escalinatas, silos, andenes, etc.

Valles transversales

En lo que actualmente conocemos por el Norte Chico (provincias de Atacama y Coquimbo), en los valles de
Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí, Choapa y otros interiores, más las terrazas litorales y caletas costeras, se han
asentado varios grupos humanos.

Se han encontrado piezas líticas de formas triangulares (litos geométricos) en Huentelauquén que probarían
el poblamiento de este sitio desde muy antiguo. Más reciente sería el del sitio de Huanaqueros, donde
existen evidencias del establecimiento de pescadores hace más de 3.500 años. Estos dos sitios nos indican la
temprana ocupación del litoral de la zona por culturas pre agro−alfareras de pescadores y recolectores

La cultura agro−alfarera de El Molle se inició hace alrededor de 1.600 años. Tiene fuertes vinculaciones con
las culturas agro−alfareras del nordeste argentino, con la cultura atacameña y otras áreas andinas y
mesoamericanas.

Recibe la denominación de El Molle, por el lugar donde se encontraron por vez primera sus restos: en el valle
de Elqui, pero en la actualidad se cree que su área de dispersión sobrepasa la región de los valles transversales
llegando hasta Chile Central e influyendo probablemente hasta la Araucanía.

Los mollenses se distinguen por sus cráneos de paredes gruesas, por su cerámica, por las pipas en forma de T
invertida y por el tembetá, que es una especie de botón que se coloca en el labio perforado.

A esta cultura de El Molle se agregó posteriormente la cultura Diaguita. Los inicios de ésta se sitúan entre
500 y 1.000 de la era cristiana. Durante un tiempo impreciso ambas culturas coexistieron y combatieron,
imponiéndose la Diaguita.

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Los diaguitas fueron un pueblo de agricultores. Su cultivo principal era el maíz y utilizaban el riego. La
ganadería y la caza eran muy importantes en sus modos de vida como lo demuestran los restos de auquénidos
encontrados en las sepulturas y la gran cantidad puntas de flechas.

Ya que faltan pueblos construidos de piedras, se supone que vivían en casas de madera o ramajes. Sólo para
defenderse se retiraban a fortalezas situadas en puntos estratégicos. Su alfarería da testimonio de su destreza
en este arte, además sabían fundir el cobre.

Chile central

Investigaciones recientes prueban que el sitio de Tagua−Tagua (valle del Cachapoal) fue poblado hace
11.380 años, por cazadores de mastodontes, caballos y ciervos. En este mismo sitio el arqueólogo Julio
Montané encontró restos de recolectores y/o agricultores incipientes que se remontarían aproximadamente a
tres mil años.

En el litoral, la ocupación ha sido también bastante antigua, como se comprueba por los restos arqueológicos
encontrados en las diversas terrazas costeras. Igualmente sugestivos son los restos de pescadores y
recolectores hallados en caletas rocosas y dunas, los que probarían un poblamiento anterior a tres mil años
antes de Cristo.

Valle del Cachapoal,

Los períodos agro−alfareros en Chile Central se iniciaron desde algo antes de nuestra era cristiana y están
divididos en periodos formativo (hasta 800 d.C.), intermedio (800 −1465 d.C.) e incaico (1465−llegada de los
españoles). En ellos se recibieron fuertes influencias de las culturas de El Molle, Diaguita e Incásica. De esta
última destacan los restos de poblados, acequias, tambos y santuarios de altura.

El territorio, a la llegada de los españoles, estaba ocupado por picunches. Aparentemente no tenían
gobierno central, sino que vivían en pequeños grupos de algunas chozas, dedicándose a la agricultura y a la
ganadería de auquénidos, complementada con recolecciones estacionales.

Araucanos

Los modos de vida de los Araucanos son expresiones de un complejo cultural de orígenes múltiples. El
arqueólogo Menghin piensa en la posibilidad de olas inmigratorias desde la Amazonía hacia la Araucanía,
pues existen significativas relaciones entre los araucanos y los grandes pueblos amazónicos, sobre todo el
guaraní. Otros autores ven influencias transpacíficas en la cultura araucana. En verdad, todavía no está
resuelto el problema de los orígenes prehistóricos de los Araucanos.

Sabemos con cierta seguridad que cuando los españoles enfrentaron a los araucanos, éstos estaban ocupando
el territorio comprendido desde el Itata al Toltén. Esto no excluye que en épocas anteriores los araucanos
hayan podido avanzar hasta el golfo de Reloncaví.

Estos indios tenían una larga tradición y gran capacidad de desplazamiento geográfico, seguramente herencia
de su pasado nómada. A la llegada de los españoles eran pueblos agricultores. Las mujeres eran las
encargadas del cultivo del suelo, especialmente del maíz, madi, magu, hequén, papas, etc. Los hombres
ayudaban a limpiar el terreno mediante el roce. Se trabajaba la tierra con barretas de madera, chuzos,
azadones y palos agudos para sembrar.

Esta agricultura se complementaba con la recolección de piñones de la araucaria, gran número de plantas y
raíces. Los hombres se dedicaban a la caza y a la pesca. Antes de la llegada de los españoles practicaban la
ganadería de auquénidos y la crianza de gallinas. Ya en la segunda mitad del siglo XVI habían utilizado el

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caballo.

No vivían formando pueblos compactos, sino pequeños grupos. La ruca, albergaba a todos los miembros de
una familia, y estaba dotada de muy sencillo mobiliario.

Los territorios sureños estaban ocupados por otros pueblos, que los españoles identificaron como huilliches y
cuncos. Los huilliches ocupaban las tierras al sur del río Toltén hasta el seno del Reloncaví. Los cuncos
residían en el litoral de la región de Valdivia y Llanquihue entre el río Bueno y el canal de Chacao, y parte
norte de la isla de Chiloé.

Cazadores cordilleranos

Las regiones cordilleranas del centro y sur de Chile estaban pobladas por una serie de tribus que vivían de lo
que les brindaba la caza y la recolección. La densidad de población era sumamente baja por las difíciles
condiciones geográficas.

Estas tribus, semi nómades, recorrían los faldeos de los Andes, tanto a oriente como a occidente, con
posibilidad de desplazarse a voluntad. Eran cazadores de guanacos, huemules, aves, y recolectores en lugares
agrestes, desarmando y armando sus tiendas de cuero, según el desplazamiento de sus recursos de caza o la
fructificación de alguna especie vegetal. Las tribus más septentrionales acogieron el caballo con entusiasmo
en cuanto comprendieron su manejo y domesticación y de allí se propagó a otras tribus situadas más al sur:
este animal europeo modificó profundamente sus modos de vida. Estas tribus eran los Chiquillanes, los
Pehuenches, los Puelches y los Poyas.

Los Chiquillanes tenían un área de distribución aproximada entre la latitud de Santiago hasta los nevados de
Chillán. Al sur vivían los Pehuenches, que se extendían hasta el volcán Lonquimay. Su nombre significa
gente de los pehuenes (Pehuen: araucaria) porque los frutos de la araucaria constituían un rubro importante en
su alimentación.

Al sur de ellos, hasta la región de Osorno, vivían los Puelches. Desde comienzos del siglo XVIII adaptaron
su modo de vida a la utilización del caballo, aprovechándolo en todos sus aspectos: cuero, carne, etc.

A partir del límite meridional de los Puelches se extendía la zona de influencia de los Poyas, que estaban
emparentados con sus vecinos australes, los Tehuelches. Ocupaban el área vecina al lago Nahuelhuapi hasta
las fuentes del río Cochamó, pero llegaban, en sus excursiones, hasta las costas del Pacífico.

Debemos entender que todas las zonas de influencia de estos pueblos estaban profundamente entrelazadas, lo
que daba lugar a choques y a intercambios culturales.

TRIBUS ABORÍGENES CHILENAS

LOS CHANGOS:

Los changos fueron llamados primitivamente como "Camanchacas", "Uros" y "Chiangos Camanchacos".
Hacia 1535 vivían en pequeñas agrupaciones familiares de bandas que no sobrepasaban la docena de familias.
de asentamiento relativamente estables, se distribuían a partir del sur del Perú hasta la latitud de Coquimbo.

La mayor concentración de esta etnia se encontraba localizada entre le río Pisagua, río Loa, Cobija, Paposo y
Taltal, es decir, la preferencia por algunas caletas que probablemente les proporcionaba el elemento agua y
alguna vegetación

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Constituyeron pueblos pescadores y recolectores que explotaron la pesca, el marisqueo, la caza del lobo
marino y ocasionalmente la caza del guanaco en cerros próximos a la costa. La colecta de mariscos parece
haber sido muy importante para su alimentación, los vestigios de numerosos conchales ubicados en la costa,
así lo demuestran.

Este pueblo se caracterizó por la fabricación de balsas de cuero de lobo que utilizaban para uso propio y para
intercambiarla por otros productos. Esta embarcación se construía de cuero de lobo marino, cuya piel era
ablandada en agua dulce; luego se cosía y se recubría con aceite del mismo animal, dejando una pequeña
abertura para introducir una caña que permitía inflarla. Sobre los flotadores se incorporaba una plataforma de
madera que podía transportar de uno a cuatro navegantes. El desplazamiento se lograba mediante el uso de un
remo de doble pala. Para pescar los changos usaban un arpón de hueso a cuyo extremo amarraban un cordel
de cuero. Además, hicieron uso de redes que ellos mismos tejían con fibras vegetales o intestinos de animales
marinos.

Respecto de su organización, se puede decir que los changos se agrupaban en familias pequeñas con
asentamientos dispersos, que reconocían como su territorio un sector de la costa que contara con agua dulce
para beber.

Su vivienda la construían con estacas de madera o costillas de ballena cubiertas con cuero de lobo y algas
marinas. En el interior, las familias se acostaban sobre algas secas o cueros de camélidos.

Sus creencias religiosas fueron bastante escasas, pero se contaba entre ellas el culto a los muertos, pues los
enterraban acompañados de herramientas y otros objetos.

Para desplazarse sobre el mar utilizaban balsas de cueros de lobos marinos, constituyéndose en el elemento
característico de sus actividades. Para construirlas requerían cueros de cuatro lobos machos, que luego de
ablandarles al remojo de agua dulce, los cosían en forma de bolsones con intestino de los propios animales.
Para inflar el bolsón le introducían un tubo de caña que luego se cosía. Todas las costuras se
impermeabilizaban con grasa y aceite de lobo marino. La balsa quedaba constituida por dos bolsones, unidos
por tablas al centro. Con estas embarcaciones podían navegar en el mar durante días. como acervo cultural
esta sobrevivió hasta la década de los años 1940.

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Para pescar, los changos usaban redes confeccionadas con intestinos del lobo de mar o fibras de totora
trenzada. También usaban anzuelos y arpones con puntas de piedra o hueso para la caza de animales terrestres
y marinos.

Fueron pueblos que carecían totalmente de otros recursos, no practicaban agricultura, ganadería ni minería,
estos productos los comercializaban con su hinterland desértico, aymaras y atacameños, situados en algunos
valles bajos.

Los changos como grupo cultural se consideran extintos hacia 1890, quedando algunos mestizos que
conservaron su estilo de vida al norte de Paposo y Taltal, hasta las inmediaciones de los años 1925−1930.

El mestizaje se produjo por la explotación del guano y pesca, que se efectuó en islas costeras nortinas, y la
actividad minera del salitre, donde la carga en los puertos también ocupó mano de obra changa.

LOS CHONOS Y CUNCOS

Hacia 1535, su número aproximado de habitantes ha sido calculado en 100 000 individuos, distribuidos en la
zona de Maullín, Chiloé e islas aledañas. Al igual que los Huilliche, Mapuche y Picunche hablaban
mapudungun

El hábitat insular de los cuncos, representada por numerosas caletas y puertos litorales, incentivó el desarrollo
de la pesca y recolección litoral, donde la caza del lobo de mar reviste gran importancia. La zona del Golfo de
Reloncaví constituyó, junto a las numerosas islas adyacentes, el establecimiento más numeroso del indígena
local, por cuanto las condiciones del medio permitieron la práctica de una economía mixta, basada en la
agricultura y ganadería junto a la pesca y recolección marina

Su establecimiento y modo de vida se ha definido como semi−nómada, por cuanto pasaban largas temporadas
en sus embarcaciones, denominadas dalcas (dalcahue), dedicados a la pesca y caza, alcanzando islas muy
lejanas donde también cultivaron la papa. No tuvieron pueblos organizados y su población estuvo repartida
por todas las islas.

Existe evidencia de la presencia de algunos objetos al parecer de origen polinésico, como el remo de paleta
ancha denominado pagaya y el empleo de un ancla de madera y piedras llamada sacho, lo que teóricamente
confirmaría los viajes de grupos polinesios a las costas de Chile, y especialmente a Chiloé.

Su organización social consistía en bandas muy pequeñas que solo se mantenían permanentemente unidas a
nivel familiar. Las mujeres participaban en actividades económicas básicas, mariscando en las playas; criaban
perros lanudos, cuyo pelo era aprovechado para fabricar telas muy toscas.

La alfarería aparentemente les fue desconocida, pero fabricaron lanzas, masas o garrotes, anzuelos de madera
y redes de fibra vegetal.

La recolección terrestre queda limitada a plantas y frutos silvestres y algunos hongos que crecen en los
árboles. La caza del pudú y zorro pequeño, constituyeron los mamíferos de fácil captura.

Según referencias históricas, una importante fuente de alimentación la constituyó el "curanto", herencia que se
mantiene hasta hoy en día en el acervo cultural chilote. Este consistía en cocer una gran cantidad de mariscos,
carnes, verduras y papas, en un hoyo al que agregaban piedras muy calientes. Para su cocimiento lo tapaban
con ramas hojas y tierra. Indiscutiblemente la recolección de mariscos era una tarea diaria aún para mujeres y
niños. De hecho se sintieron más apegados al ecosistema marino y litoral, que a las actividades de la tierra.

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LOS ONAS.

El pueblo de los onas o selk´nam se aposentó en la Isla Grande de Tierra del Fuego, y como desconocían la
navegación, se supone que estaban en este lugar cuando se formó el Estrecho de Magallanes, que separó la
isla del continente.

Aunque las familias eran nómadas, algunas solían vivir en un mismo lugar, fabricando toldos conformados
por un armazón de ramas entrecruzadas y cubiertas por cueros, donde se mantenía una hoguera que los
calentaba.

Cuando se desplazaban, se hacían acompañar de perros domésticos. Las mujeres trasladaban las pertenencias,
como canastos de fibras vegetales y recipientes de corteza de árbol, y los hombres llevaban armas para cazar o
defenderse. Para la caza utilizaban arcos de grandes dimensiones y lanzas, transportando las flechas en un
carcaj (caja portátil) colgado a la espalda.

Creían en un ser supremo al que llamaban TEMAUKEL y este tenia un mensajero llamado KENOS que fue el
que creo todas las cosas de este mundo y fue el héroe civilizador de este pueblo, tienen muchos dioses unos
relacionados con el KLOKETEN y otros con los Onas muertos, los muertos eran envueltos de pieles y atados
luego los enterraban y se prohibía pronunciar su nombre. Las pertenencias de los muertos se distribuían.

Su vestimenta estaba hecha de cuero de guanaco o de zorro curtido. Si había mucha nieve, cubrían sus pies
con una especie de mocasines de cuero. Acostumbraban, además, depilarse el cuerpo y untarlo con grasa de
lobo marino. Se adornaban con collares y brazaletes de concha, huesos o piedras, y en la cabeza gustaban de
llevar penachos de plumas.

Su vestimenta consistía en un manto de pieles de guanaco cosidas con el pelo asía fuera, polainas de cuero, los
hombres llevaban un adorno de cuero triangular en la frente y las mujeres largos collares de caracoles o
huesos de aves ambos sexos se pintaban las caras.

La variedad de alimentos con los que contaban, tales como guanacos, aves, huevos, vegetales y productos
marinos, los llevó a dividirse en grupos de parientes que tenían su propio territorio, generándose disputas
cuando los terrenos eran invadidos por personas ajenas al linaje.

Se alimentaban de carne de guanaco, de la pesca, recogían hongos y frutos silvestres.

Las mujeres fabricaban una especie de torta con semillas molidas y tostadas mezcladas con grasa de lobo
marino, guardaban semillas y carne seca como provisiones.

Había pequeñas bandas o tribus formadas por unas pocas familias emparentadas, cada banda tenía ciertos
territorios de su propiedad, con territorios del interior y de la costa. En cuanto a la formación de la familia
había monogamia pero la poligamia también era aceptada.

Dentro de la organización social, un personaje de singular importancia era el chamán, a quien se atribuía
poderes sobrenaturales y actuaba como curandero, mago o brujo. Practicaban ritos de pasaje o transición, para
celebrar el paso de una vida a otra, siendo la más trascendente la llamada hain, que tenía lugar cuando
hombres y mujeres pasaban a la pubertad.

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No existían jefes permanentes pero los ancianos y los hechiceros llamados JON, tenían bastante influencia en
el resto de la banda.

Los hombres buscaban esposas en bandas vecinas, pintándose con motivos especiales para ser reconocidos
como buscadores de esposa y no ser tratados como enemigos.

A los 14 años los hombres realizaban una ceremonia de iniciación, se realizaba en el interior de sociedades
secretas y luego eran declarados KLOKETEN, novicios. Para la ceremonia se construía una gran choza, y se
le enseñaba al novio, primero lo asustaban con la aparición de seres sobre naturales enmascarados que
también salían afuera asustar a las mujeres finalmente se les enseñaba la doctrina secreta que era mantener el
predominio masculino sobre las mujeres. Esta doctrina se realizaba porque existía la creencia de un antiguo
poder femenino o matriarcado.

ALACALUFES.

El pueblo conocido como kaweshkar o alacalufes se ubicó al sur de los chonos y hasta el Estrecho de
Magallanes. Ellos se denominaban kaweshkar, que quiere decir hombre, un gentilicio que los identificaba
como miembros del grupo que navegaba en aquellos sectores.

Los kaweshkar eran nómades del mar. Permanentemente navegaban entre canales y fiordos, serpenteando las
islas, que en la práctica eran inhabitables por su abundante vegetación, que dificultaba su acceso.

Construían sus embarcaciones con cortezas de árboles, que luego amarraban a una estructura de palos,
convirtiéndose en su hogar en el mar, siendo lo suficientemente amplias como para trasladar a una familia
nuclear conformada por el marido, una o dos esposas, un par de hijos y un perro doméstico.

La canoa era un espacio femenino. Aunque en su construcción colaboraban hombres, era la mujer quien se
preocupaba de remar. Los hijos eran los encargados de mantener la fogata encendida, la cual se posaba sobre
una capa de musgos y ardía en uno de los extremos de la embarcación, protegida por un toldo de cuero. El
fuego les permitía calentar sus alimentos (la mayoría de ellos obtenidos del mar), abrir los moluscos, servir
como fuente de calor y como señal para evitar que dos canoas chocaran.

Al amanecer, la mujer remaba hacia los roqueros, donde dejaba a su esposo e hijos varones pescando y
cazando todo el día. Mientras tanto, ella dirigía la canoa hacia aguas bajas, donde buceaba o mariscaba con un
canasto colgado del cuello, para extraer langostas y erizos. Esta tarea era exclusivamente femenina, ya que a
pesar de su cercanía al mar, los hombres no sabían nadar, y si la embarcación llegaba a volcar, ellos morían
ahogados. Antes del anochecer, la mujer remaba nuevamente hacia donde estaban su marido y sus hijos, para
recogerlos, comer y pasar la noche en la canoa.

Para protegerse del frío, también cubrían sus cuerpos con grasa de lobo marino, lo que explica por qué
prácticamente no utilizaban ropa.

Si bien los alacalufes eran nómades, había ocasiones en que permanecían por varios días en tierra firme. Para
ello, construían chozas en forma de colmena, con armazón de ramas recubierta de pasto y cueros. Esto ocurría
cuando se producía la caza de alguna ballena, lo que les proporcionaba abundante alimento, siendo además la
ocasión para la reunión de familias que pasaban gran parte del año sin verse. Allí se concertaban rápidamente

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los matrimonios, pues los jóvenes no sabían cuándo volverían a encontrarse.

Cuando alguien enfermaba o una mujer estaba próxima al parto, levantaban una choza en una isla y
permanecían en ese lugar el tiempo que fuese necesario. Si el enfermo llegaba a morir, dejaban esa vivienda
armada y colocaban un trozo de cuero negro que flameaba e indicaba que allí vivían los malos espíritus.

CHIQUILLANES, PEHUENCHES Y TEHUELCHES

Los chiquillanes fueron uno de los pueblos recolectores que habitaron en el sector cordillerano que se extiende
desde Santiago hasta las cercanías de Chillán. Su subsistencia se basó en la caza de animales como los
guanacos, ñandúes y pumas, entre otros.

Acostumbraban a practicar el infanticidio femenino, dejándose caer en verano sobre las rucas mapuches para
robar mujeres y alimentos.

Los pehuenches (habitantes cordilleranos) también conforman el grupo de los cazadores recolectores
continentales. Ellos se desplazaban por toda el área donde crecían las araucarias, de las cuales obtenían el
pehuén o piñón, fruto base en su dieta alimenticia.

De su apariencia, se sabe que eran altos y delgados, cubrían su piel con grasa de animal y la adornaban con
pinturas azules.

En verano atravesaban la cordillera para asaltar o intercambiar mercancías con los mapuches.

Creían en la hechicería, como religión estaban convencidos que las alegrías las ocasionaban espíritus buenos y
las que originaban daños como enfermedades y muerte eran espíritus malos. Enterraban a sus fallecidos bajo
piedras o en cuevas junto con sus armas y adornos, creían en la vida después de la vida.

Usaban piel de guanaco atada a la cintura y cubrían sus pies con una especie de zapato grueso. Se depilaban
sus cuerpos para decorarlos con dibujos de color rojo blanco y negro, en el antebrazo se tatuaban con varas
encendidas.

Se alimentaban cazando guanacos, pumas y huemules. Los vegetales eran hierbas y frutos silvestres los más
ricos eren el pehuen y piñas. La caza del guanaco les permitía proveerse tanto de carne para la alimentación,
como de piel para hacer frente a las condiciones climáticas.

Cazaban guanacos y ñandúes con boleadoras, arco y flechas, además de recolectar todo tipo de raíces y
semillas silvestres.

No había desigualdad social pero hechiceros y caciques definían algunas diferencias de posición y estatus de
la tribu.

Para defender sus cotos o límites de caza se organizaban en grupos y cada territorio nombraba un jefe.

Como todos los integrantes de la banda eran familiares tenían que buscar esposa en otras bandas.

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LOS YAMANES O YAGHANES.

Al sur de la Isla de Tierra del Fuego, en el archipiélago del Cabo de Hornos, se localizó el mundo yamana. El
escenario geográfico de una naturaleza regida por el viento, nieve y sol fue dominado por estos indígenas,
conocidos como los más australes de la tierra. su lugar predilecto, para el asentamiento, lo constituyó el área
del canal Beagle, en las cercanías de la Isla Navarino. Según el científico inglés Charles Darwin, "la más feas
personas en el planeta, tanto que me cuesta creer que son hermanos míos". Por su puesto Darwin sólo miró lo
aparente.

En este vasto sector vivían cinco grupos que se diferenciaban por sus dialectos, donde la división territorial
establecida por ellos, fue respetada en su explotación. Se estima una población no superior a los 3000
individuos en total.

Su patrón de asentamiento se caracterizó por su breve permanencia en caletas, fiordos o playas, es decir, en
lugares de abundancia de mariscos y peces, base económica que sustentó a esta etnia. También fueron
expertos cazadores de lobos marinos, presa muy apetecida por su abundante grasa y aceite, elementos que les
proporcionaba una estimable provisión. Importante es señalar que es la mujer la que se sumerge en las frías
aguas del extremo sur, pues la distribución de la grasa en el cuerpo femenino lo hace más resistente. De hecho
los hombres no sabían nadar.

La canoa, (anan) constituyó prácticamente la vivienda durante gran parte de sus vidas. Generalmente era la
mujer la que bogaba, mientras el hombre cuidaba a los hijos y trataba de cazar algo con su lanza. Los roles
genéricos estaban claramente diferenciados, pero no así los liderazgos. La vida de estos grupos se desarrolló
centrada en la presencia de Dios (palabra que en su idioma se dice Watauineiva), de quien se sabían sus hijos.
Su regla básica fue: "nosotros hombres y mujeres, ante todo debemos ser buenos y útiles a la comunidad".
Este principio acompañó al yamana desde su infancia hasta la muerte, el cual era perfeccionado en el chiejavs,
entrenamiento de formación del carácter y costumbres.

Los chiejavs, consistían en una vez llegada la pubertad niños y niñas eran separados de sus familias; siendo
llevados donde los más ancianos de su género. Durante cinco meses son preparados y preparadas para la vida
adulta. Aprendían métodos para sobrevivir a la naturaleza y también de como debe ser la relación de pareja.
Por cierto se les enseñaba a los hombres a como asustar a las mujeres y así mantenerlas dominadas. Esto
consistía en disfrazarse, pintado de blanco y negro, e ir a medianoche a las viviendas de las mujeres para
atemorizarlas con aullidos. Las mujeres seguían el juego... o realmente se asustaban...

El repentino descenso de la población yamana que ocurre a partir de 1884, se atribuye en gran parte a los
asesinatos provocados por los blancos, especialmente franceses e ingleses balleneros, y a la introducción de
enfermedades infecto−contagiosas. Contribuyó también a acentuar la eliminación como pueblo el alcohol,
introducido también por el hombre blanco. Actualmente sobreviven dos mujeres yamanas, que viven cerca de
la base naval de Puerto Williams, protegidas por la Armada de Chile. Sus hijos son mestizos. Gracias a
recientes estudios se ha podido rescatar algo de su cultura. Se han elaborado escritos en idioma yamana, se
han rescatado sus conocimientos artesanales; pero aun así la mayor parte del conocimiento de esta cultura, que
vivía en armonía con la naturaleza se ha perdido.

LOS PEHUENCHES.

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Los pehuenche fueron una etnia recolectora y cazadora, de vida nómada, que recorrían los valles transandinos
en busca de la abundante flora y fauna característica de la región cordillerana. Actualmente son agricultores

Hacia 1540−1550, se ha calculado una población de unos 40.000 individuos, de las cuales algunas bandas
pasaban a Chile, ocupando valles ínter montanos.

Se caracterizaba esta zona por sus espesos bosques naturales donde dominaba el pehuen (araucaria araucana),
cuyo fruto el piñón, fue el principal alimento de la población pehuenche.

En las inmediaciones del siglo XVIII se inicia un intercambio comercial con los mapuche, donde los piñones e
incipiente industria del cuero, se cambiaba por productos agrícolas, textiles y otros objetos manufacturados,
que el habitante mapuche desarrollaba. Esta actividad comercial supone que produjo una difusión de la cultura
mapuche que llegó hasta el Atlántico, en siglo pasado, razón por la cual, se dice que la etnia pehuenche se
habría "araucanizado".

El intercambio comercial se vio favorecido por la cantidad de pasos cordilleranos que existen en las
inmediaciones del volcán Antuco y Paso Lonquimay, lo que permitió el contacto con comunidades mapuche
de Angol, Temuco o Traiguén.

La gran movilidad de los pehuenche se debió al uso del caballo, que adquirieron de los españoles en sus
campañas contra los mapuche y huilliches. Contaban con rebaños de caballares y vacunos que traían consigo
en sus desplazamientos migratorios.

MAPUCHES.

La denominación mapuche significa "hombres de la tierra" (mapu−che) y llaman a su lengua "mapu−dungun"


(lengua de la tierra). Este idioma era también hablado por Huilliche, Picunche y Cuncos. Todos estos pueblos
fueron llamados por los españoles "araucanos", derivación del vocablo "auka" o guerrero, bautizado por el
invasor europeo.

La distribución de esta etnia mapuche abarcó las cuencas de los ríos Itata y Toltén, diseminados en pequeños
caseríos de 6 a 10 rukas. El rasgo más sorprendente de este grupo, es su gran población. Hacia 1545, se ha
estimado una cantidad de 227.000 individuos con un número estimativo de 45.000 guerreros.

En el hábitat del mapuche se distinguían tres escenarios geográficos diferentes, cuyas designaciones en su
lengua corresponden a:

1. Pire mapu, o tierra de las nieves, lugar que motivó las relaciones de intercambio de animales, manufactura y
mujeres, generando un mestizaje y difusión de la cultura hacia las pampas argentinas. Esto fue posible gracias
a los numerosos pasos cordilleranos que existen en esta zona, donde la Cordillera de los Andes es baja en
altura. Las relaciones se mantienen hasta hoy en día con el habitante del oriente a la Cordillera de los Andes.

2. Lelfun mapu, tierra de los llanos, representa el escenario de potencialidad agrícola, donde la espesa
vegetación fue talada desde épocas prehispánicas para establecer los huertos familiares de porotos, habas,
quínoa, calabazas, ají y papas, y a la preparación de reducidos campos para el cultivo del maíz (wa).
Posteriormente, producto de la colonización, el europeo introduce especies vegetales y animales que se
adaptan al medio. Entre los vegetales destacan el trigo y cebada y como animales domésticos la oveja, caballo
y vacuno.

3. Lafken mapu, o tierra marina, corresponde al lugar donde el poblamiento mapuche aprovechó la
recolección marina en desmedro de la baja productividad agrícola del medio litoral. La abundancia de peces,
mariscos y algas provocó un intenso poblamiento. La pesca era de arrastre con redes fabricadas de fibras

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vegetales. Aprovechando la baja marea obtenían erizos, choros, machas, jaibas y pancoras. La recolección del
luche y cochayuyo también era importante.

La actividad del grupo familiar en torno a las artesanías reside en la alfarería, tejido y fabricación de
instrumentos principalmente. La mujer modela cántaros, tazas, ollas y platos en greda, que prepara con arcilla
y uku. También produce hilado de distinto grosor según la prenda que confeccionará. En el teñido usa nalca,
maqui, cochayuyo y actualmente tinturas sintéticas. De este modo confeccionaban el chamal y chiripa (prenda
masculina) y los kepam o prenda de vestir femenina.

El atuendo tradicional de la mujer mapuche se compone de: el chamal o kepám, que es un gran paño
cuadrangular de color negro, que envuelve todo el cuerpo a modo de vestido, dejando al descubierto el
hombro izquierdo sujetándolo con un alfiler en el hombro derecho; el trarihue, faja que se atan a la cintura
sobre el quetpám; la iculla o iquila, que es un gran paño de tejido muy fino, de color negro bordeado por una
franja sus bordes de color azul, fucsia o verde. Este se sujeta en los hombros, se prende al cuello y cuelga
largo hasta los tobillos y sirve para abrigarse la espalda; finalmente el delantal de percala que aunque es de
uso bastante más reciente a tenido gran acogida dentro del vestuario mapuche y ya se le puede considerar
tradicional.

Dentro de la joyería mapuche aquí se puede apreciar el uso del Trarilonco y del Prendedor de tres cadenas. El
trarilonco consiste en un cintillo que rodea la cabeza y que esta formado por una cadena de plata compuesta
por dos tipos de eslabones unos son planchitas y los otros son eslabones cerrados de unión, de esta cadena
penden figuras discales que cuelgan por el contorno de la cabeza. El Prendedor de Tres Cadenas es una joya
pectoral, formada por dos placas de plata unidas entre sí por tres cadenas; la placa superior representa a dos
aves enfrentadas y la inferior por una doble línea y un motivo labrado al centro, de esta también cuelgan
figuras como cruces, figuras humanas o florales.

El hombre es un gran trabajador de la madera, fabrica tejas, instrumentos y artefactos domésticos. Los
instrumentos musicales más populares eran el kultrún, tambor hecho en un tronco ahuecado y forrado por
cueros, la pifillka o pito hecho en madera. La trutruka era la trompeta construida con colihue, el huada o
maracas hechas con calabazas y la cadacada que consistían en conchas de moluscos que frotaban entre sí.

La cultura mapuche está dotada de creencias y ritos. creían en un ser superior al que llamaron Pillán, eran
espíritus que protegían a las familias y se decía que vivían en los volcanes. Hacían ceremonias al aire libre
pidiendo éxito en las cosechas o que aplacaran las fuerzas naturales como terremotos u otros fenómenos, a
estas súplicas le llamaban ngillatún. Los heucuves representaban los espíritus malos relacionados con la
muerte y destrucción. Los curanderos o machis eran temidos por sus poderes sobrenaturales; el rito de
curación era llamado machitún. Y el rewe (escalera ceremonial) representaba el símbolo para poder
comunicarse con el wenu mapu (tierra de los dioses).

a pareja se establece en el territorio del linaje del hombre.

La mujer ocupa una posición subalterna con respecto al hombre, pero goza de independencia económica ya
que puede tener sus propios animales y no pueden ser vendidos sin su consentimiento, además es la dueña de
sus tejidos y piezas de cerámica estas labores se suman a sus tareas cotidianas en el hogar y la crianza de los
niños.

Ceremonias rituales: machitún y nguillatún

La base de los ritos mapuches era la rogativa o petición. La ceremonia del nguillatún tenía por objeto pedir al
Pillán y al tótem que beneficiaran al pueblo con lluvias, cosechas abundantes, el aumento del ganado y otros

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favores.

La ceremonia del machitún se efectuaba para sanar a algún mapuche enfermo. Para ello intervenía un
curandero llamado machi, al que se le atribuía poderes sobrenaturales que le permitían comunicarse con los
espíritus. En el rito, el machi colocaba hojas de canelo −considerado como el árbol sagrado mapuche− y las
encendía mientras realizaba cantos y danzas alrededor del paciente al son del kultrún, un tambor utilizado
para invocar la ayuda de los pillanes bienhechores. Así, cuando la ruca se llenaba de humo, el machi, usando
sus conocimientos de hipnotismo, creaba un fenómeno de alucinación colectiva, y fingía clavar un cuchillo en
el enfermo. Después hurgaba en el interior del mismo y les mostraba a los parientes la causa del mal,
representada en lagartijas o insectos.

Finalmente, recetaba hierbas medicinales, como boldo, bailahuén, maitén, quillay y arrayán, entre otras.

Un elemento importante en el machitún era el rehue, un poste tallado donde el machi imploraba la ayuda de
los espíritus

La religión

La visión religiosa del pueblo mapuche se basaba en la existencia de un mundo poblado de espíritus y dioses.
Sin embargo, este politeísmo se resumía bajo la existencia de un ser todopoderoso, creador de todas las
especies vivas, llamado Pillán o Neguechén, quien habitaba en las alturas celestiales y tenía la facultad de
conceder la vida y la muerte. A esta deidad se asociaban manifestaciones de la naturaleza, como los truenos,
el fuego, las erupciones volcánicas y los sismos.

Asimismo, practicaban el culto a los tótemes, entre los que se puede mencionar el cielo (huenu), el sol (antü),
el mar (lavquen), el río (lenfu), la piedra (cura) y el agua (co). Cada tribu invocaba a su tótem respectivo, cuyo
nombre era utilizado en los apellidos y del cual descendía de acuerdo a la alianza entre el Pillán y el tótem.

Cuando fallecía un mapuche, su cadáver era ahumado, para conservarlo y velarlo durante varios días. El pesar
provocado por la muerte era demostrado con gran dolor, y cuando el nombre del difunto ya no era
pronunciado, se lo enterraba vestido con sus mejores ropas y provisto de alimentos, chicha, adornos y armas.
Luego de cubrir el cuerpo con tierra, los familiares consultaban al adivino o dunguve, para identificar quién
era el responsable de la muerte y así cobrar venganza. Si no eran compensados satisfactoriamente, atacaban al
presunto culpable con el fin de matarlo.

La creación según los mapuches

El pueblo mapuche explica el origen del mundo a partir de la creencia en un gran cataclismo generado por la
furia de dos grandes serpientes que se enfrentaron, Kai−Kai y Treng−Treng.
Kai−kai empezó a subir las aguas de los mares y Treng−treng comenzó a levantar los cerros para que los
mapuches se protegieran. Mientras Kai−Kai más subía las aguas, Treng−Treng más levantaba los cerros. De
ese modo, muchos mapuches se ahogaron y, a medida que ocurría esto, Treng− Treng los convertía en peces o
en piedras, para que vivieran de otra forma. Después de esto, cesó la lucha, Kai− Kai abandonó el combate y
se hundió en el mar. De esta manera surgieron los diferentes elementos de la tierra, que fueron vistos como los
linajes de las piedras, de los peces y de las aves, entre otros.

La vida familiar

El pueblo mapuche se identificaba fuertemente con la naturaleza. Por lo mismo, desde que el niño era
pequeño, padre y madre lo llevaban a diferentes lugares. La madre era la encargada de la alimentación,
vestimenta y limpieza de sus hijos, así como también de preservar la cultura.
El padre enseñaba a sus hijos las diferentes tareas relacionadas con el campo, como acompañarlo a buscar las

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ovejas, sacar el cuero de los animales, cortar leña, hacer pan o buscar agua.

Admitían la poligamia, por lo que era habitual que los hombres tuvieran cuatro o cinco mujeres. A mayor
cantidad de mujeres, mayor cantidad de bienes, pues ellas tejían mantas, cultivaban y cuidaban a los animales.

Las familias mapuche habitaban en una vivienda denominada ruka, fabricada con postes de madera y tapizada
de paja o totora. La ruka no tenía ventanas, y en el centro se colocaba la fogata, que ardía permanentemente,
evacuándose el humo a través de un agujero ubicado en el techo.

LOS ATACAMEÑOS.

Pueblo sedentario que vivía en la hoya del río Loa, especialmente en sus afluentes de la orilla izquierda (Rió
San Pedro, Toconce, Inacaliki, Vilama, etc) y en todos los oasis del desierto al sur y sureste de esta hoya
hidrográfica.

En el desierto de Atacama, desde el río Loa hasta Copiapó, se desarrolló un proceso cultural de gran
importancia. A unos diez kilómetros al noreste de San Pedro de Atacama, se han encontrado vestigios de
civilización humana de una antigüedad que fluctúa entre los 12 mil y los 10 mil años, existiendo allí
testimonios arqueológicos, como cuchillos y puntas de proyectiles.

El período agroalfarero de la cultura atacameña distingue tres momentos: el primero de ellos se sitúa entre
los años 400 y 900 de la era cristiana, y se caracteriza por una alfarería roja pulida, por cántaros
antropomorfos (con formas de hombre) y el uso de adornos y vasos de oro. El segundo, entre los años 900 y
1.200 de nuestra era, muestra el empleo de una alfarería negra pulida, la influencia de la cultura peruana
Tiahuanaco o Tiwanaku, el empleo de las tabletas para aspirar alucinógenos, con figuras esculpidas de
hombres, cóndores y felinos, y el uso del tambetá o adorno labial. El tercer período, comprendido entre los
años 1.200 y 1.500, recibe la influencia de la civilización incaica y deja como exponente la construcción de
fortalezas o pukarás de piedra rodeadas de murallas con angostas calles y apretadas habitaciones.

La decoración de su alfarería y los dibujos de los petroglifos confirman que los atacameños poseían una
cultura con una elevada sensibilidad estética.

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Vaso policromo de la cultura atacameña

LOS DIAGUITAS.

En la región de los valles transversales, entre los ríos Copiapó y Choapa, habitaban los diaguitas, pueblo
agricultor con una organización conocida como sociedad dual (atribuida a la influencia incaica), que se dividía
en dos mitades: la de arriba, hacia la cordillera y la de abajo hacia el mar

Fueron pueblos sedentarios bien constituidos. Vivían en aldeas cuyas chozas estaban elaboradas de un
armazón de palos cubiertas por ramas y vegetales. Varios silos complementaban el escenario, donde
almacenaban las semillas para siembras y alimento para periodos de cosecha mala. Las tierras fueron
consideradas como propiedad comunitaria, donde el jefe las asignaba a cada familia. El jefe lo constituía el
más anciano de la familia.

Como entidad étnica y cultural, es mundialmente conocida por la riqueza de su alfarería producida durante el
período Precolombino, logrando combinar de alguna manera, en forma armónica sus logros artesanales con
los del pueblo inca invasor.

Su creatividad artística se aprecia en las figuras "jarros−pato, que además de ser funcionales, complementan
conceptos ornamentales. Sus tejidos suelen tener motivos geométricos, y estilizaciones de animales.

Desde sus pucarás que poseían en las alturas de los cerros, ofrecieron resistencia a Diego de Almagro, a Pedro
de Valdivia y a Juan de Bohon cuando fue fundada la ciudad de La Serena. Incluso una vez la incendiaron.
Sin embargo fueron derrotados. Los diaguitas fueron el grupo que más tempranamente se extinguió como
entidad étnica y cultural. Al momento de la independencia de Chile ya no existe esta cultura diaguita.

Creencias: adoraban al sol, creen en el demonio y algunos hablan con el los demás los temen por ello, creen
en las predestinaciones que dicen los que hablan con el demonio. Los chamanes entran en comunicación con
los espíritus o seres sobrenaturales y adivinan cosas.

Se desconoce cuáles eran sus prácticas religiosas, pero se piensa que creían en la existencia de una vida
extraterrenal, por el cuidado que ponían al momento de enterrar a sus muertos, depositando cántaros con
alimentos y otras ofrendas. Con el tiempo, fueron mejorando la calidad de las sepulturas, hasta confeccionar
verdaderos ataúdes de piedra

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Alimentación: se alimentaban de sus cosechas de maíz, quínoa y árboles frutales como algarrobas, chañares y
calces. También tenían rebaños por lo tanto comían carne.

De su agricultura, más específicamente de sus cultivos, se sabe que estos se realizaban en el fondo de los
valles, siendo irrigados por canales artificiales. De este modo, obtenían cosechas de maíz, papa y algodón,
este último utilizado para la fabricación de ropa. La ganadería practicada era de tipo trashumante, lo que
significa que en verano los animales eran llevados a pastar a la cordillera y en invierno a la costa, donde
además se proveían de peces, mariscos y animales marinos.

Usaban vestidos de algodón y lana de llama, camisones sin mangas para cubrir sus cuerpos y sobre este un
poncho, en la cabeza un gorro y en los pies sandalias de cuero.

Organización política de tipo dual, que depende de dos personas que se llaman SANGOTAY (o jefes)
dependían políticamente del cuzco, porque el valle fue conquistado por los Incas.

La organización social estaba vinculada al status económico y social. La poligamia de los jefes estaba
relacionada con ideas de prestigio y poder, en cambio la gente del pueblo debía conformarse con una sola
mujer o, cuando mucho dos.

Las construcciones que utilizaban para vivir eran chozas agrupadas en aldeas pequeñas, hechas de ramas
cubiertas de barro y techo de paja, a las que se sumaban unas bodegas subterráneas empleadas para almacenar
maíz y otros alimentos.

LOS PICUNCHES.

Los PICUNCHE o "gente del norte" en mapuche, ocuparon el área comprendida entre los ríos Aconcagua e
Itata. Su población hacia 1535 se ha estimado en un número de 220 000 habitantes.

Según antecedentes históricos, los picunche podrían clasificarse en septentrionales y meridionales. Los
Picunche Septentrionales se localizaron entre los valles de los ríos Aconcagua, Mapocho y Maipo, hasta la
angostura de Paine. Los Picunche Meridionales tuvieron como hábitat las hoyas hidrográficas de los ríos
Cachapoal, Rapel, Mataquito y Maule.

Entre el grupo de los Picunche Septentrionales coexistieron dos sistemas culturales:

1.− Picunche autóctonos, habitantes del valle del río Aconcagua (y probablemente de los valles de La Ligua y
Petorca) donde cada mitad del valle estuvo gobernada por diferentes curacas (caciques). El cacique
Michimalongo era el dueño de San Felipe, Los Andes y alrededores y el cacique Tanjalongo de Quillota,
Quilpué y alrededores.

La zona del río Mapocho fue conocida como la zona incanizada, cuyos habitantes estuvieron bajo las órdenes
del gobernador peruano Quilanta. El habitante Inca dotó de pueblos colonos quechuas el área ocupada por

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ellos. Lampa, Colina, Quilicura, Vitacura, Apoquindo, Ñuñoa, Tobalaba, Huechuraba, Macul, son algunos de
estos pueblos.

2.−El grupo de los Picunche Meridionales fueron denominados también "promaucaes", acepción que deriva
del quechua Auca que significa rebelde, salvaje. Estudios al respecto los reflejan como un grupo en constante
rebelión para cuya defensa tenían construidos pukarás en las inmediaciones de la angostura de Paine, donde el
Inca no pudo trascender.

Ambas zonas de picunche septentrionales y meridionales, tuvieron la misma cultura, vestimenta, costumbres y
fiestas, no obstante que, la presencia incaica en el Mapocho y área circundante produjo una elevación cultural
general en el área. Esta se tradujo en un desarrollo tecnológico tanto para la agricultura, recolección y caza
terrestre como para las actividades mineras y textiles. Cultivaban el choclo, porotos, papas y otras especies,
irrigando los campos mediante canales alimentados por los ríos. Sus instrumentos de labranza eran la "coa",
palo endurecido al fuego que cumplía las funciones de chuzo; una piedra con mango de madera servía para
destrozar los terrones. En cerros vecinos tuvieron pequeños rebaños de llamas, de donde obtenían la lana con
la cual tejían sus vestidos, ponchos y frazadas.

La zona promaucae tuvo un nivel de desarrollo un poco menor. Su actividad estaba centrada principalmente
en la caza, recolección y pesca en ríos y lagos, más que a la ganadería. La agricultura fue de desarrollo más
bien hortícola.

CONCLUSIONES

La primera conclusión que se puede extraer de este trabajo es que la gran mayoría de pueblos que se proveían
de la pesca como alimento principal por lo general eran nómadas, suponemos que debe ser porque los peces
van cambiando de lugar, por ello los pescadores tienen que seguirlos para poder alimentarse y alimentar a sus
familias.

La segunda conclusión que vemos corresponde a los pueblos sedentarios ellos se establecen en un lugar
determinado y es porque son pueblos agrícolas que viven de las siembras que ellos realizan por lo tanto no se
pueden estar cambiando de lugar a cada rato porque perderían sus cosechas.

Otra cosa que nos llamo la atención es que solamente los Pueblos sedentarios permitían la poligamia y debe
ser porque a los nómadas se les dificultaría estar trasladando tanta familia tan seguido además que por lo
general vivían en sus canoas.

En muchos pueblos las mujeres hacían gran parte del trabajo pesado, en los pueblos nómadas por lo general
las mujeres eran las que buceaban y en los sedentarios se encargaban de sembrar y cosechar, todo esto además

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de cuidar y criar a los hijos.

BIBLIOGRAFIA

1.− Enciclopedias

Enciclopedia multimedia Encarta 2002

Enciclopedia Larousse

2.− Páginas web

www.prometeolibros.com.ar/temas/ ANTROPOLOGIA.asp?subtema=333

www.misionrg.com.ar/indios.htm

www.bariloche.com.ar/usuarios/ diversidad/Aborigenes.htm

www.eurosur.org/FLACSO/mujeres/chile/demo−5.htm

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