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Carol Lynne Gobernando el Pasado

Carol Lynne

Serie Ensillar y
Cabalgar

1. Gobernando el
pasado

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

Nota a los lectores


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desvalorizar el trabajo de los autores, ni el de ninguna
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¡A disfrutar de la lectura!

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

Argumento
Cuando Ray Justice recibió una llamada de teléfono que le
informaba de la muerte de su padre, se quedó impactado. Por lo que
sabía, su padre había muerto veintidós años antes. Aumentando la
confusión, averiguó que había heredado una enorme hacienda ganadera
en Montana.

Alfred Deacon llegó al rancho J. Bar como un resquebrajado


vaquero en busca de aprobación y un trabajo honesto. Lo que encontró
fue a su mejor amigo y a un grupo de vaqueros por los que habría
hecho cualquier cosa.

Cuando Ray entra en su vida, Deacon está dividido entre la


lealtad a su amigo fallecido y un deseo tan fuerte que le hace débil.

Ray se enfrenta cara a cara con un pasado que no sabía que tenía
y un hombre que no sabía que necesitaba.

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Capítulo Uno
Ray Justice pasó la mirada del sobrecogedor montón de papeles
al sol situado fuera de la enorme ventana de la oficina. Hubo un tiempo
en el que tuvo la impresión de que, una vez consolidado en su puesto,
su trabajo se estabilizaría. No fue así, al menos no para los empleados
de Brockway, Lee y Thompson.

La empresa de publicidad era una de las principales del país y


Ray había logrado un número impresionante de premios por sus
exitosas campañas. Su mirada se desplazó a la oculta mesa de dibujo
en el lado opuesto de la habitación. Le pagaban un considerable salario
por inventarse nuevas e innovadores campañas, entonces ¿por qué
tenía que pasar la mayor parte del día realizando trabajo
administrativo?

El sonido de su móvil le sacó de su pequeña fiesta de


ensimismamiento. Frunció el ceño ante el identificador de llamada, sin
reconocer el número de larga distancia.

—Probablemente un maldito vendedor telefónico —murmuró.

Aún así, una llamada telefónica era mejor que enfrentarse al resto
del papeleo pendiente.

—Ray Justice —respondió, balanceando los pies encima del


escritorio de vidrio y cromo.

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—¿Raymond Eli Justice, Jr.1?

—Sí. ¿Puedo ayudarle?

—Mi nombre es James Krueger, del despacho de abogados


Krueger y Westmoor en Red Lodge, Montana. Soy el representante de
los bienes de su difunto padre y esperaba poder establecer una reunión
con usted después del funeral.

Ray reprimió un gemido antes de que pudiera escapársele.

—Lo siento, debe de haberse equivocado de Ray Justice. Mi padre


murió hace más de veintitrés años.

—¿Es usted Raymond Eli Justice, nacido en West Seneca, Nueva


York, el 23 de enero de 1982?

—Sí, ese soy yo, pero como acabo de decirle, mi padre murió
cuando yo tenía tres años. —Casi le cuelga el teléfono al hombre. Ray
no había hablado de su homónimo desde que tenía siete años y había
hecho que su madre llorara.

—Siento que sea yo quien le informe esto, pero Raymond Eli


Justice, Sr.2 murió hace dos días en su rancho de Montana.

*****

Todavía confundido con la conversación previa, Ray introdujo el


coche en el pequeño garaje adosado y apagó el motor. Su mirada se
detuvo en las herramientas sobre el banco de trabajo a su izquierda.

1
Jr: Es la abreviatura de Junior, se utiliza cuando el hijo lleva el mismo nombre que el
padre, como forma de distinguirlos.
2
Sr.: Es la abreviatura de senior, que suele llevarlo el padre cuando tiene el mismo
nombre que el hijo.

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Alineadas como soldados, las herramientas habían sido la única cosa


que tenía que pertenecía a su padre.

Ray se enorgullecía de mantener las herramientas de forma que


hiciera que su padre se sintiera orgulloso. Saliendo de su deportivo,
pasó la mano sobre las afiladas herramientas lubricadas que nunca
había aprendido a usar. ¿Por qué las había guardado?

Con un suspiro, Ray se giró y agarró el maletín del asiento del


pasajero. Tras cerrar con llave el garaje, se dirigió hacia la casa de su
infancia. Todo le parecía, de alguna forma, diferente.

Habían pasado más de ocho años desde la muerte de su madre y


muy poco en la casa había cambiado. Ray arrojó las llaves en la mesa
de cromo y formica amarilla y se dirigió escaleras arriba hacia el ático.

Si su madre tenía secretos, los descubriría en una de las cajas


que mantenía almacenadas en el lugar menos frecuentado. Utilizando
una silla de su escritorio, Ray agarró la corta soga de la trampilla y tiró.
Las oxidadas bisagras rechinaron conforme la escalera comenzó a
desplegarse. Saltó de la silla y colocó la parte baja de la escalera contra
el arañado suelo de madera.

No estaba seguro de lo que encontraría en los viejos baúles, pero


algo le decía que su vida estaba a punto de cambiar.

*****

Ray se inclinó sobre la tumba de su madre y retiró los aislados


matojos de la simple lápida.

Cuando Isabella Justice falleció, Ray todavía estaba en la


universidad y fue incapaz de permitirse nada elaborado. Ahora la piedra

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le avergonzaba. Ganaba una cuantiosa suma, así que ¿por qué no había
pensado en compensarle a su madre todos los años de duro trabajo que
había llevado a cabo en su nombre?

—Finalmente examiné todas esas cajas que tenías almacenadas.

Se reclinó sobre los talones y metió las manos en los bolsillos de


la chaqueta.

—¿Por qué no me lo contaste? ¿Por qué me mentiste todos esos


años?

Los papeles del divorcio que había encontrado en el ático de su


madre habían sido un sorprendente descubrimiento. Había pasado el
resto de la tarde intentando llegar a un acuerdo por la traición de su
madre.

Comenzó a alejarse, pero se detuvo y regresó.

—Tal vez simplemente estabas intentando protegerme. Lo acepto,


realmente lo hago. Pero ¿no crees que merecía saber que mi padre
estaba aún vivo? ¿O fue más fácil para ti pensar que él estaba muerto?

Ray suspiró y estudió las lápidas del entorno.

—Voy a tomarme algo de tiempo libre. Demonios, no estoy seguro


de si tendré siquiera un trabajo cuando regrese, pero necesito ir. Su
funeral es el lunes y, por alguna razón, creo que es importante que esté
allí. No sé por qué, tal vez escupiré en su tumba o, tal vez, sólo voy por
la oportunidad de ver qué era más importante para él que nosotros.

*****

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Ray arrojó el mapa en el asiento del pasajero y giró a la izquierda.


Condujo bajo la gran señal “Rancho J. Bar” con las palmas de las
manos sudadas. Cuando había parado en el pequeño pueblo de Red
Lodge para preguntar por el camino, el chico parecía saber justo dónde
necesitaba ir Ray. ¿Era el J. Bar tan conocido?

Hizo una mueca cuando el chasis de su lujoso sedán de alquiler


rozó contra los surcos del camino de tierra. Hice bien al contratar el
seguro adicional. Coronó la ondulante colina y jadeó conforme el J. Bar
apareció a la vista, con edificios de todos los tamaños dispuestos en un
valle de ensueño allá abajo. Mierda. Quería odiar ese lugar, pero ¿cómo
podía no ver alguien la belleza del rancho?

Observó a un grupo de vaqueros reunidos alrededor del granero


más grande y se acercó a ellos. Presionó un botón y la ventanilla del
conductor se deslizó hacia abajo con suavidad.

—Disculpen. ¿Es alguno de ustedes Alfred Deacon?

Un joven vaquero se rió entre dientes.

—¿Alfred? ¿Es el primer nombre de Deacon? —El hombre se giró


hacia sus amigos—. Demonios, chicos, tenemos algunas bromas que
hacer.

La mayoría de los vaqueros estaban riéndose mientras se


alejaban. Ray no podía creer que simplemente ignoraran su primera
pregunta.

—Tomaré eso como un no.

Uno de los hombres se acercó al coche y señaló hacia el establo.

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—Encontrarás a Deacon en el cuarto de aperos. Siempre es el


último en aparecer para almorzar.

—Gracias.

Ray subió la ventanilla y apagó el motor. Observó a través del


espejo retrovisor cómo el grupo de vaqueros se dirigía hacia un pequeño
edificio pasado el camino de tierra.

Respirando hondo, Ray salió del coche y alcanzó la chaqueta de


su traje de la parte trasera.

Después de tratar de quitar tantas arrugas como le fue posible de


sus pantalones color gris marengo, entró en el establo. Miró alrededor.
¿Qué demonios era un cuarto de aperos?

—¿Hola? ¿Señor Deacon?

—Aquí atrás —respondió una profunda voz.

Ray sonrió por primera vez en dos días. La voz de Alfred Deacon
sonó exactamente como una de esos vaqueros de las películas, grave y
áspera, como si Deacon hubiera fumado demasiados cigarrillos a lo
largo de su vida.

Caminó hacia la parte trasera del establo y bajó una ligera


pendiente hacia lo que asumió era el cuarto de aperos. El primer vistazo
al gerente del rancho de su padre le sorprendió. Deacon parecía rondar
los treinta y tantos, mucho más joven de lo que Ray hubiera imaginado
y era atractivo.

—¿Señor Deacon?

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Deacon levantó la mirada de la silla de montar en la que estaba


trabajando.

—Joder.

Los ojos de Ray se abrieron.

—¿Disculpe?

Deacon sacudió la cabeza y se acercó hacia Ray con la mano


extendida.

—Lo siento. Me confundiste durante un segundo. Eres la viva


imagen de tu padre.

Ray se movió incómodo.

—No lo sabía.

Deacon se detuvo y dejó caer a un lado la mano.

—Sí. Imagino que no lo sabías. Lo siento.

Ray se encogió de hombros. La compasión era algo con lo que


nunca se había sentido cómodo y, por alguna razón, obtenerla de un
hermoso vaquero de metro noventa y tres con los ojos color chocolate
oscuro le hacía sentir incluso peor.

Ahora era el turno de Deacon para parecer incómodo. Enganchó


el pulgar en el bolsillo delantero y señaló la puerta con la cabeza.

—¿Has comido?

Ray negó.

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—He venido directamente desde el aeropuerto de Billings. No


estaba seguro de cuánto me llevaría y quería asegurarme de llegar antes
de que anocheciera.

Riéndose entre dientes, Deacon le hizo un gesto a Ray para que le


siguiera.

—Esto es Montana, no el fin del mundo. Aunque algunos


inviernos cuando la nieve alcanza la altura de los tejados, comienza a
parecerlo. ¿Por qué no te nos unes para almorzar en la cocina móvil?

—De acuerdo, supongo que a nadie le importará.

—¿Importarles? Demonios, eres dueño del lugar ahora. Después


de almorzar te acercaré a la casa principal y te ayudaré a instalarte.

Deacon subió los escalones del pequeño edificio en el que había


visto entrar a los vaqueros previamente. Se detuvo, sirvió algo de agua
hirviendo en un cuenco y comenzó a lavarse las manos en la pila
provisional.

Una vez que Deacon terminó, retrocedió. Ray no estaba seguro de


si se esperaba que se lavara las manos o no, pero decidió imitarle sólo
por si acaso. Se quitó la chaqueta del traje y buscó alrededor un lugar
donde colgarlo.

—Yo la sujetaré.

—Gracias. —Ray le tendió la chaqueta y se arremangó antes de


imitar el procedimiento que Deacon había utilizado.

—¿Te importaría contarme cómo murió mi padre? —preguntó


Ray.

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—¿No lo sabes?

Ray negó.

—Simplemente me dijeron que murió.

—Uno de los obreros le encontró abajo en el río. Evidentemente,


había tenido un ataque al corazón, se cayó del caballo y se golpeó la
cabeza con una piedra.

—¿Y qué le mató, el ataque al corazón o la caída?

Deacon se encogió de hombros.

—No importa mucho. La muerte es muerte.

Una vez que las manos de Ray estuvieron secas, extendió la mano
por su chaqueta.

—Está bien. La colgaré por ti. —Deacon abrió la mosquitera y


caminó hacia un pequeño vestíbulo donde se detuvo para colgar la cara
chaqueta en un gancho de madera.

Ray hizo una mueca ante el pensamiento de una prenda de ropa


de miles de dólares siendo tratada como una corriente cazadora
vaquera. Siguió a Deacon a una gran habitación llena de largas mesas
alineadas con sillas.

—Me gustaría que todos conocierais a Ray Justice Jr. —le


presentó Deacon.

La mitad de las mandíbulas de la habitación se abrieron. Los


vaqueros comenzaron a bombardearles a preguntas.

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—¿Qué? ¿R.J. tiene un hijo?

—¿Por qué no sabíamos eso? —preguntó otro hombre.

Deacon mantuvo una mano en alto y sacudió la cabeza.

—R.J. no hacía nada sin una buena razón y sabéis eso. Ahora
dejad de actuar como un montón de borricos y presentaos.

El primer joven vaquero con el que había hablado en el rancho se


dirigió hacia él con la mano extendida.

—Soy Cody Williams. Llevo trabajando en J. Bar durante casi seis


años. Me encargo de los huéspedes.

Ray estrechó la mano del hombre.

—¿Huéspedes? ¿Pensé que este era una hacienda ganadera?

—Abrimos el rancho para recibir huéspedes desde finales de


mayo hasta mediados de Octubre. La ganadería en sí misma no es
suficiente para hacer rentable una hacienda de este tamaño, así que
utilizamos los ingresos adicionales de los huéspedes para mantenernos
a flote —explicó Deacon.

Ray miró alrededor de la habitación.

—Y ¿dónde están los huéspedes? ¿Comen en otro comedor o algo


así?

—No. Comen aquí con nosotros. La última remesa se fue esta


mañana. Tendremos a otro pequeño grupo que vendrá mañana —
explicó Deacon con más detalle.

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Otro vaquero se puso en pie.

—Hola, Ray. Soy Neil, el capataz de los vaqueros. Ayudo a


coordinar los campos de pastoreo con el gerente, eh, ese sería Deacon.
También llevo a algunos de los huéspedes a proporcionar nutrientes a
las reses y cosas como esa.

—Neil ha resumido mucho su gestión —Deacon metió baza—.


También es el mejor maldito cordelero3 que he visto jamás, así como el
veterinario para el ganado de los campos.

Un guapo hombre de cabello rojo oscuro se puso en pie y tocó el


borde de la gorra de béisbol.

—Soy Jimmy. Sólo trabajo en los meses de verano. Soy estudiante


en la Universidad de Montana. Mientras estoy aquí, ayudo con un poco
de todo, desde llevar a los huéspedes en viajes de rastreo a ayudar a
mover las cabezas de un pasto a otro.

—Encantado de conocerte. —Ray miró fijamente a Deacon—.


¿Cabezas?

—Término de ganadería para ganado.

Ray asintió, sintiéndose como un idiota.

—Por supuesto.

—Y Griggs es nuestro vaquero a caballo4. También es el único


vaquero al que posiblemente veas con una coleta.

3
Vaquero encargado de tirar el lazo a las reses, normalmente para sujetarlas mientras
les realizan cualquier cuidado veterinario, por ejemplo.

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Ray sonrió ampliamente y estrechó la mano del Nativo Americano.

—Encantado de conocerte.

—Igualmente.

Deacon siguió presentándole a unos pocos vaqueros más.

—También tenemos algunos trabajadores a tiempo parcial, que


están fuera segando y preparando las cabañas para la llegada de los
huéspedes mañana.

Una mujer salió de la cocina secándose las manos en una


pequeña toalla.

—Si vosotros dos no paráis de cotorrear y os ponéis a comer, todo


estará más frio que un témpano.

Deacon se rió entre dientes.

—Y la revelación de belleza detrás del mostrador es nuestra


cocinera de fin de semana, Libby. Durante la semana, Marta es la
cocinera habitual. Marta es conocida por todo el mundo como Madre.
Cuando tenemos huéspedes, tiene una asistente, Donna, que viene a
ayudarla. Además de eso, parece que todos los que faltan son Beth, que
dirige la oficina, Taggert, que asiste a su hermano pequeño en los
juegos de fútbol y a unos pocos trabajadores a tiempo parcial que están
repartidos en tareas rutinarias. Te los presentaré más tarde.

Deacon tomó un plato y se lo entregó a Ray.

4
Vaquero a Caballo: En los ranchos o haciendas, los vaqueros que se encargan de
mover el ganado pueden ir a pie o a caballo, lo normal es que vayan a pie, por eso en
este caso se especifica que el vaquero dirige el ganado a caballo

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—Servimos toda la comida tipo buffet, así que sírvete tu mismo.


Si hay algo en particular que quieras, simplemente pregunta a Libby o a
Madre. Normalmente, son muy serviciales.

Ray llenó su plato con una ensalada, algunas alubias verdes y las
porciones más pequeñas de pollo frito que pudo encontrar antes de
sentarse en una de las sillas vacías.

Las largas piernas de Deacon se extendían a horcajadas en la silla


situada junto a la de Ray mientras se acomodaba en ella con un
sobrecargado plato de comida. Miró fijamente el plato de Ray y negó con
la cabeza.

—No estoy seguro de que ese pequeño plato de comida vaya a


aguantarte hasta que llegue la cena.

—Normalmente no almuerzo, así que estoy seguro que estaré


bien.

Ray comió una gran porción de ensalada, impresionado con el


aliño del rancho. Definitivamente, no había salido de una botella.

Deacon extendió la mano por una cesta de panecillos que situó


entre ellos.

—Te pondré al corriente sobre lo básico una vez te hayas


instalado.

Ray asintió. Retiró la piel del pollo y se comió un trozo pequeño de


carne.

—Y ¿cuántas vacas tiene este lugar?

—No las llamamos vacas ¿recuerdas? Son reses o cabezas.

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—Lo siento. Imagino que tengo mucho que aprender. Jamás he


estado sobre un caballo, excepto en esos de la feria que dan vueltas y
vueltas en círculos.

Jimmy resopló y Deacon le lanzó una mirada de reprimenda.

—Bueno, viniste al lugar adecuado para aprender. Tenemos


caballos para todos los niveles de aprendizaje. Más tarde te presentaré a
algunos de mis favoritos.

—Tengo que llamar al abogado de mi padre y hacerle saber que


estoy aquí. Quiere que me pase por su oficina en Red Lodge el lunes
después del funeral. ¿Es allí donde será el funeral, en Red Lodge?

—Sí y no. Las visitas son mañana por la noche en Red Lodge, en
el bar favorito de R.J., pero el sepelio será aquí en el rancho, el lunes
por la mañana.

—¿Aquí?

Deacon asintió mientras tragaba un trozo de comida.

—El J. Bar ha estado en la familia Justice durante cuatro


generaciones, tú haces la quinta. Hay un pequeño cementerio familiar
arriba, en la cresta de la montaña. Shallow Valley está a un lado y las
edificaciones del rancho están al otro.

¿Cuatro generaciones? Ray ni siquiera había conocido a sus


abuelos por parte de madre. No podía imaginarse que algo hubiera
estado en la familia durante cuatro generaciones. ¿Y cinco? Ray sabía
que eso no iba a ocurrir. Su vida estaba en la costa este, no en
Montana.

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Antes de que pudiera decírselo a Deacon, el atractivo hombre


habló de nuevo.

—Ha existido un grupo a las afueras de Billing que ha estado


intentando comprar este lugar durante varios años. Apostaría a que van
a estar asombrados como el infierno al averiguar que una quinta
generación Justice ha aparecido. Estoy seguro de que, en parte, James
Krueger quiere hablarte de eso.

Ray alejó el plato. El poco apetito que tenía se había esfumado.


Sabía que tenía que contarle la verdad a Deacon.

—Bueno, para ser honesto. El rancho se gestionaría mejor en


manos de otra persona. Yo trabajo en marketing. No sé nada sobre
cómo llevar un lugar como este. Pensé en pedirle al Señor Krueger que
encontrara a un comprador para la hacienda.

Deacon bajó el tenedor y se giró para mirar a Ray.

—Espero que lo reconsideres. La gente que está interesada en


comprarlo quiere desplegar un centro turístico completo con hoteles,
apartamentos y estudios. No quedará ningún “rancho” cuando hayan
terminado. Y cuando la hacienda desaparezca, no necesitarás saber
cómo dirigirla. Tienes gente que puede hacer eso por ti.

Aunque Ray sabía que no iba a cambiar de idea, no podía


decírselo a Deacon en una habitación llena de hombres que dependían
del rancho para su sustento.

—Pensaré en ello.

*****

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Deacon abrió el pestillo de la puerta de la casa principal, que


estaba esculpida de manera recargada y le guió dentro.

—Bueno, aquí está. Tienes cuatro habitaciones en el piso de


arriba, incluyendo la principal. Ahora es tu casa.

Ray miró alrededor de la habitación. Una fotografía en la


chimenea llamó su atención. Se acercó y la levantó de la repisa. Era un
pequeño grupo de hombres y mujeres.

—Sigues diciendo cosas como esa, pero nada de esto lo siento


como mío. No conozco a ninguna de las personas de esta fotografía.
Quiero decir, sé que éste es mi padre, pero solo porque encontré una
fotografía suya ayer en el ático de mi madre.

Deacon se acercó al alcance de la fotografía.

—El anciano es tu abuelo, Ben, y ésa es tu abuela, Gloria. No


estoy muy seguro, pero creo que esos dos hombres trabajaban para tu
abuelo.

Ray miró fijamente sobre su hombro.

—¿Sabes por qué lo hizo? ¿Por qué nos abandonó... me


abandonó?

—Realmente no. Dijo algo una vez cuando estaba borracho que,
de hecho, siempre hizo que me lo preguntase.

—¿Qué dijo? —Ray miró la imagen de su padre.

Aunque el cabello de R.J. estaba cortado en un estilo diferente,


Ray podía decir que también tenía ese mismo remolino rebelde que le

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había molestado toda su vida. En la fotografía en blanco y negro, Ray


no podía decir si compartían los mismos ojos verdes.

Ray se imaginó que lo hacían ya que los de su madre habían sido


azules. Levantó el brazo y, distraídamente, pasó los dedos por el
profundo hoyuelo de su mejilla izquierda. Igual que Ray, R.J. tenía un
hoyuelo en el lateral izquierdo del rostro.

—Dijo que si tuviera que vivir su vida de nuevo otra vez, habría
hecho muchas cosas de forma diferente.

Ray depositó la fotografía sobre la repisa.

—¿Habló alguna vez sobre mi?

Deacon apoyó una mano sobre el hombro de Ray.

—Una vez al año, hacia finales de enero, se encerraba en la casa y


pasaba por tres o cuatro días de borrachera.

Ray se mordió el labio inferior. ¿Le había recordado su padre?

—Mi cumpleaños es el 23 de enero.

—Lo imaginaba, al final una vez me habló de ti —admitió Deacon.

¿Deacon sabía de mí?

—¿Cuándo fue eso?

—Hace poco más de tres años, creo. —Deacon agarró una vieja
pelota de béisbol de la repisa.

—¿Puedes contarme lo que te dijo de mi? —preguntó Ray,


quitándole la pelota a Deacon y devolviéndola a su lugar.

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—No fue nada, realmente. Simplemente se le escapó que su hijo


se estaba graduando en la universidad —dijo Deacon.

Ray estaba estupefacto.

—¿Sabía que fui a la universidad? ¿Cómo?

Deacon se encogió de hombros.

—Quién sabe.

Con las manos agarradas detrás de la espalda, Ray se alejó. No


podía explicar sus sentimientos.

Una gran parte de él estaba molesto de que su padre se hubiera


atrevido a fisgonear en su vida lo bastante para conocer
acontecimientos importantes, acontecimientos que había celebrado solo
después de la muerte de su madre. Sin embargo, había una pequeña
parte de él que estaba emocionada por que, por fin, su padre se
preocupara a su propia, pequeña y egoísta manera.

Sin girarse para mirar a Deacon, Ray preguntó:

—¿Crees que sería demasiado indiscreto si miro un poco


alrededor? Tal vez pueda encontrar una pista de por qué hizo lo que
hizo.

Un juego de llaves fue arrojado sobre la mesa al lado de Ray.

—Esas eran suyas. Alguna de las pequeñas parece que encajan


en su escritorio —informó Deacon.

Ray tomó las llaves y observó al, repentinamente, hosco hombre.

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—Pareces cabreado.

—Imagino que lo estoy, pero no contigo. Quiero decir, no me duele


que intentes saber sobre tu familia, es sólo que se me hace extraño
tener a alguien más en la casa. R.J. fue mi mejor amigo durante más de
trece años. Imagino que es difícil para mí creer que se ha ido —dijo
Deacon.

Tal vez se había equivocado sobre la edad del gerente de la


hacienda.

—No pareces tan mayor.

Deacon sonrió abiertamente.

—En verdad, no lo soy. Sólo tengo treinta y dos años.

—Así que, ¿conocías a R.J. desde los diecinueve? —preguntó Ray.

—No. Dije que le he considerado mi mejor amigo desde que tenía


diecinueve. Realmente, le conozco desde que tenía quince. Soy un chico
de la localidad. Trabajaba aquí durante los veranos. Después de
graduarme, supe que quería encontrar un trabajo en la hacienda, pero
R.J. no tenía ningún trabajo disponible a tiempo completo. Por lo que
me puse a buscar y, finalmente, encontré un trabajo en el norte.

Deacon se acercó a la repisa y tomó la fotografía de R.J.


montando a caballo.

—Las cosas... no funcionaron. Regresé aquí y R.J. creó un trabajo


para mí. Con los años, fui capaz de orientar mi carrera hasta llegar a
gerente. —Deacon miró alrededor de la habitación—. He pasado mucho
tiempo aquí durante los últimos años.

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—¿Te sentirías mejor con todo eso si te quedaras mientras abro el


escritorio de mi padre?

Deacon se colocó de nuevo el sombrero de vaquero y caminó


hacia la puerta.

—No, no creo. Agradezco que lo preguntes, pero si R.J. quisiera


que conociera sus secretos, me los habría contado.

Con la mano en el pomo de la puerta, Deacon se giró hacia Ray.

—Mi casa es la que está al lado del granero. Cuando estés listo, te
presentaré a esos caballos de los que hablamos. Podrías también tomar
tu primera lección antes de que los nuevos huéspedes lleguen por la
mañana.

—Gracias —dijo Ray.

Deacon inclinó su sombrero y salió por la puerta.

Ray cerró la puerta y se inclinó contra ella. Su mirada viajó por la


enorme habitación decorada rústicamente. Intentó imaginar a su padre
recostado en el sofá de piel, con su extremadamente corto cabello negro
y gris descansando sobre una de los cojines tapizados.

Todo lo que había escuchado sobre su padre desde que había


puesto un pie en el rancho estaba en total contraste con el hombre que
le había abandonado hacía mucho tiempo. Sin siquiera darse cuenta,
lentamente, Ray caminó hacia el sofá. Estudiando al padre que era sólo
visible en su imaginación, Ray se limpió las lágrimas de los ojos.

—¿Quién eres?

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Capítulo Dos
Ray se sentó ante el gran escritorio antiguo que había pertenecido
a cuatro generaciones de hombres Justice. Sus manos temblaban
mientras sujetaba lo que sabía era la llave que desvelaría más pistas de
su pasado. Respirando profundamente, se agachó y encajó la llave en la
pequeña cerradura de latón.

No fue hasta que hubo registrado el cajón inferior cuando


encontró algo más personal que una chequera y un balance de cuentas.
Sacó la vieja caja de zapatos y la depositó encima de la mesa.

Ray no estaba seguro de cuánto tiempo miró fijamente la caja,


marcada con su nombre escrito a mano por su padre. Acarició los
trazos del bolígrafo con la punta de los dedos. Levantándose, Ray cruzó
el masculino estudio hacia el pequeño bar y se sirvió un trago de
whisky. Beber no era algo que normalmente le satisficiera, pero
necesitaba toda la fortaleza que pudiera reunir. Si tenía que salir de
una botella, pues que así fuera.

Regresó a la mesa y dejó escapar un relajante suspiró mientras


levantaba la desgastada tapa de cartón.

Se restregó los ojos mientras bajaba la mirada hacia un montón


de cartas, toneladas de ellas. Rápidamente agarró cuatro o cinco sobres
de arriba y sacudió la cabeza. ¿Qué demonios?

*****

Un ruidoso golpe en la puerta principal captó la atención de Ray.


Parpadeó varias veces y se limpió los ojos. Conforme se puso en pie, las

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cartas abiertas cayeron al suelo. La alfombra alrededor de sus pies


estaba llena de ellas.

Pasó esquivando el montón y se dirigió hacia la puerta. Cuando la


abrió, se sorprendió de ver que estaba oscuro fuera.

Deacon sostenía un plato cubierto con papel de aluminio.

—Te perdiste la cena.

Aún aturdido, Ray tomó el plato.

—Gracias.

—¿Estás bien? —preguntó Deacon.

Ray negó con la cabeza.

—No. —Miró hacia el estudio—. ¿Puedo enseñarte algo?

Deacon asintió y siguió a Ray hacia la oficina de RJ. Ray depositó


el plato de comida sobre el escritorio y señaló las cartas y los sobres
desparramados por el suelo.

—Todas iban dirigidas a mí, pero sólo unas pocas de ellas fueron,
alguna vez, enviadas por correo.

Deacon se inclinó hacia delante y levantó un pequeño montón de


papeles. Antes de que comenzara a leer, miró a Ray.

—¿Te parece bien?

—Sí. Tal vez podrías responderme a unas pocas preguntas.

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Todavía sosteniendo los papeles en la mano, Deacon miró


alrededor de la habitación.

—¿Cuántas hay ahí?

Ray se encogió de hombros.

—No las conté, sesenta, setenta tal vez. Parece que escribió dos o
tres al año, generalmente una en mi cumpleaños, algunas veces una en
navidad y una cada año el diecisiete de junio. Debe haber sido la fecha
de cuando se fue. Incluso había un sobre para devolver al remitente.
Era una tarjeta de graduación del instituto.

Ray agarró una carta y se la entregó a Deacon.

—Esta es, para ser exactos, de mi madre.

Deacon tomó la carta.

Conforme Deacon leía las mentiras que la madre de Ray había


escrito, Ray se movió incómodo. Todavía no podía creer que hubiera
sido traicionado por la única persona en el mundo con la que había
pensado que podía contar.

Deacon terminó de leer la carta y le entregó el papel a Ray.

—¿Realmente te sentías así?

Exasperado, lanzó las manos al aire.

—Ella me dijo que estaba muerto. Por supuesto que no le dije que
no quería tener nada que ver con él.

Ray se dejó caer al suelo y pasó las manos sobre las cartas.

Serie ensillar y cabalgar 1 26


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—No puedo entender por qué la creería.

Deacon se aclaró la garganta y se sentó en el suelo junto a Ray.

—RJ era homosexual. No es raro que la gente odie a alguien


basándose solamente en sus preferencias sexuales. Según lo que tu
madre escribió, estabas asqueado con él y continuamente deseabas que
estuviera muerto.

—¿Mi padre era homosexual? Bueno, imagino que eso explica


algunas cosas.

Deacon puso las manos sobre el muslo de Ray.

—¿Por ejemplo?

Ray sacudió la cabeza.

—Sus sarcásticos comentarios sobre los maricas. Cómo reaccionó


cuando salí del armario después del instituto.

—Eres...

—Sí. Lo supe la mayor parte de mi vida, pero no me atreví a


contárselo mientras aún estuviera viviendo en su casa. Realmente no
hablamos mucho después de eso. Dijo que era afortunado de que el
dinero de mi padre estuviera pagando... ¡Mierda! No puedo creer que no
pensara en ello antes. Mamá dijo que el dinero de papá estaba pagando
mi universidad. Pensé que se refería a algún tipo de póliza de seguro de
vida o algo así. Maldita sea. Así es cómo supo cuándo me gradué.

Ray se puso en pie y comenzó a vagar alrededor del estudio. ¿Qué


había pensado su padre de él?

Serie ensillar y cabalgar 1 27


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Apuesto a que pensó que sentía un orgullo auténtico por su


hijo. Algún niño mimado que se rehusó a verle, aunque gustosamente
tomaba su dinero. No me extraña que las últimas cartas no fueran tan
amables como las primeras. Debe haberme odiado.

Deacon caminó hasta situarse frente a él y dejó de andar al poner


una mano sobre el pecho de Ray.

—No te mortifiques por esto. No fue tu culpa.

Ray levantó el brazo y agarró un puñado de su puntiagudo


cabello negro, dándole un fuerte tirón. Era algo que había hecho desde
que era un niño, una forma de castigarse a sí mismo.

—Desearía poder decírselo. Murió pensando que le odiaba.

Deacon retiró los dedos de Ray de su cabello.

—¿Qué? ¿No crees que nos esté observando en este preciso


momento? Bueno, conocía a RJ y puedo decirte sin ninguna duda, que
está escuchando cada palabra que decimos. Nunca le gustó la gente que
hablaba a sus espaldas.

Ray miró su mano rodeada por la mano mucho más grande de


Deacon. Se odiaba a sí mismo por ser un débil tonto delante del fuerte
ranchero. Su mano en la de Deacon casi parecía... valiosa.

¿Cómo sería estar totalmente rodeado por el fuerte y bronceado


cuerpo del gerente?

Ray se retiró rápidamente. Aunque Deacon era claramente su


tipo, sabía que pensamientos como ese podrían obligarle a estar
supeditado a un rancho de súper vaqueros.

Serie ensillar y cabalgar 1 28


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—¿Es muy tarde para recibir una clase de equitación?

Deacon miró por la ventana a la oscuridad circundante.

—Es muy tarde para cabalgar. Estoy seguro que los caballos ya
han terminado de pastar. Si te sientes con ganas de comenzar
temprano por la mañana, podemos reunirnos en el establo a las cinco.

—¿De la mañana? —Ray casi se atraganta.

Deacon se rió entre dientes.

—Sí. El desayuno se sirve a las siete y hay tareas que deben estar
hechas para entonces. Los huéspedes deberían llegar justo después del
almuerzo y tenemos que dejar listas las cabañas de verano.

—De acuerdo. Me reuniré contigo a las cinco. Simplemente no te


rías si me quedo dormido sobre mi caballo.

*****

Deacon encinchó de Black Jack después de poner la rodilla en el


enorme estómago negro del caballo castrado. Aunque era un caballo
condenadamente bueno, Black Jack tenía tendencia a contener el aire
de forma que la cincha no encajara tan prieta como era necesario.

Escuchó a los vaqueros reír disimuladamente y miró alrededor de


su caballo para ver a qué venía tanta conmoción.

—Maldita sea, incluso vestido como un chico de ciudad, está sexy


—Cody arrastró las palabras.

—Joder. ¿Quién demonios es ese terrón de azúcar andante? —


preguntó Taggert—. Es hermoso.

Serie ensillar y cabalgar 1 29


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Por alguna razón, el comentario de Taggert puso inmediatamente


a Deacon de mal humor.

—Ese es el hombre que puede despedirnos en un abrir y cerrar de


ojos. Así que vigila tu boca.

Se separó de los vaqueros, dando órdenes por encima de su


hombro.

—Volved al trabajo, quiero esa valla arreglada en Logan's Landing


antes del desayuno.

Deacon pudo escuchar gruñidos conforme los vaqueros montaban


a caballo y se fueron cabalgando. Había pasado toda la noche sin
dormir pensando en Ray. Verle ahora con los vaqueros ajustados y una
camisa a cuadros de estilo del oeste no auguraba nada bueno para el
resto del día. Tan atraído como había estado por Ray en traje de
chaqueta, no estaba siquiera a la altura del joven hombre
representando ser un vaquero.

—Lo siento, llego tarde —gritó Ray cuando estaba aún a unas
zancadas de distancia.

—No te preocupes por eso. —Deacon hizo un gesto hacia las botas
de cocodrilo de Ray—. ¿Son nuevas?

Ray asintió, con el rubor creciendo en sus mejillas.

—Lo son. Admito que no tenía nada apropiado que ponerme, por
lo que tuve que ir de compras.

—Bueno, pese a lo bonitas que son, no puedo permitir que las


lleves.

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Ray miró hacía las brillantes botas nuevas.

—¿Por qué? Son buenas botas.

Deacon levantó la pierna y la lanzó. Su bota voló fuera de su pie y


aterrizó a unos dos metros de distancia.

—Necesitas un par con las que puedas hacer eso. De otra forma,
si te caes de la silla y tu bota se queda atrapada en el estribo, el caballo
te arrastrará.

Ray hizo el intento de llevarse la mano al cabello, pero pareció


pensárselo dos veces.

—No tengo otras.

—No te preocupes. Hay un montón de botas viejas abajo, en el


sótano de la cocina. Muchos de nuestros huéspedes tienen la misma
idea de botas que tienes tú. Ya lo solucionaremos tras el desayuno.

Deacon recuperó su bota antes de guiar a Ray al establo.

—Saqué a Dandy para que lo pruebes. Principalmente se utiliza


con los huéspedes, porque está más que acostumbrada.

Ray se rió entre dientes.

—Quieres decir que está acostumbrada a llevar a gente de ciudad


sobre la espalda.

—Sí. Algo así. —Entró en el guadarnés y señaló la fila de sillas de


montar ubicadas sobre los caballetes. En el centro había una larga
barra utilizada para cubrir las mantas.

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—De acuerdo, lo primero es conseguir una manta y una silla de


montar.

En lugar de tomar una de los caballetes, Deacon desapareció en


el pequeño cuarto lateral y regresó con una hermosa silla de montar de
color cereza labrada a mano.

—Esta perteneció a RJ. Creo que le gustaría que fueras tú quien


la usara.

Ray pasó la mano por las iniciales elaboradamente esculpidas en


el lateral de la silla.

—¿Montó mi padre a Dandy?

Deacon se mordió el interior de la mejilla para evitar reírse.

—No. RJ era uno de los mejores jinetes que he conocido jamás.


Su caballo, Surly, es demasiado para que lo manejes en este momento.
Agarra la manta de rayas negra y roja de allí, ¿vale?

Ray entró en la pequeña habitación y regresó con la manta de RJ.


No dijo nada, pero Deacon podía decirle que pesaba más de lo que Ray
había esperado.

Deacon salió por la puerta trasera y torció por la esquina del


establo donde Dandy estaba atado a un gancho en un poste.

—De acuerdo, arroja esa manta sobre la espalda de Dandy. Sí,


eso es, un poco más arriba sobre su cuello... Perfecto. Ahora, retírate y
colocaré la silla de montar. Bien, toma esta cincha aquí y desabróchala
de la silla. Asegúrate de que no se balancea y golpea a tu caballo.
Simplemente déjala caer suavemente. Entonces, vienes a este otro lado

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y te estiras por abajo, la agarras y la enganchas a través de este


cordaje. Tira hacia arriba tan fuerte como puedas. Normalmente le doy
al caballo un buen empujón con la rodilla para asegurarme de que no
está resoplando sobre mí. Una vez que lo has apretado lo suficiente,
sólo lo sujetas por aquí. Ahora, la cincha frontal debería estar lo
bastante tensa de modo que apenas puedas meter tres dedos entre el
caballo y ella.

—¿Habrá un examen más tarde? —preguntó Ray con un guiño de


sus grandes ojos verdes.

Deacon se rió entre dientes.

—No. Pero a menos que quieras caer de culo, lo harás bien a la


primera. —Deacon se situó detrás de Ray y le movió para colocarle al
lado de Dandy—. Ahora, pon tu pie izquierdo en el estribo e impúlsate
hacia arriba usando el cuerno5 de la silla. Una vez estés arriba, pasa la
pierna derecha sobre su grupa hacia el otro lado.

Con su baja estatura y los ajustados vaqueros, Ray pasó un mal


rato colocando el pie en el estribo.

Una vez que finalmente estuvo allí, Ray estaba virtualmente


empujándose a sí mismo hacía arriba. Deacon sabía que no había
forma de que el hombre más pequeño pudiera impulsarse. Puso ambas
manos en la cintura de Ray y le alzó.

—Pasa la pierna por encima —le instruyó. Se negó a reconocer lo


bien que esas diminutas caderas se sentían en sus manos.

5 Cuerno: En las sillas de montar de los vaqueros, en la parte delantera se levanta una
especie de cuerno que suele utilizarse para atar las sogas con las que sujetan a las
reses.

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

Una vez que estuvo en la silla, Ray sonrió.

—¿Parezco ya un vaquero?

Deacon pensó que Ray parecía un gran pedazo de paraíso desde


donde él se encontraba.

—Sí. Todo lo que necesitas es un poco de mierda de vaca en las


botas y estarás listo.

—Oh, mis botas. ¿Deberíamos cambiarlas antes de que


montemos?

Deacon negó.

—Por ahora, sólo voy a enseñarte las reglas básicas. Haremos


esto en uno de los corrales de prácticas de equitación, así estarás
seguro.

*****

Antes de conducir del bar al funeral, Deacon llevó a Ray al


tanatorio Jameson. Aparcó su maltratada ranchera y apagó el motor.

—¿Estás seguro de esto?

Ray se enderezó la chaqueta deportiva.

—Estoy seguro. No tienes que entrar conmigo si no quieres, pero


necesito verle.

Deacon sabía que necesitaba preparar a Ray para lo que estaba a


punto de ver. Había una razón por la que había decidido realizar las
exequias en el bar en lugar de en el tanatorio.

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Cuando cayó del caballo, su cabeza golpeó con una roca. Lyle
Jameson hizo lo que pudo para ocultar el daño, pero...

Ray se movió en el asiento y puso la mano sobre la de Deacon.

—Lo entiendo.

Deacon asintió. La sensación de la mano de Ray estaba teniendo


un efecto directo en su polla. Se encontró inclinándose hacia Ray. Todo
en lo que podía pensar era en saborear los seductores labios del
hombre. Su codo golpeó el claxon conforme fue a poner a Ray entre sus
brazos, asustándoles a ambos. ¿Qué demonios estoy haciendo? Pensó
Deacon. Seducir a Ray en el aparcamiento de un tanatorio era
increíblemente estúpido. Deacon abrió la puerta y le ofreció a Ray la
mejor sonrisa que pudo articular.

—¿Listo?

—Sí y no. —Los ojos de Ray parecían estar un poco vidriosos


mientras buscaba torpemente la manilla de la puerta.

Deacon había llamado con antelación y Lyle estaba esperando


justo detrás de la puerta para acompañarles.

—Mi más sentido pésame —dijo Lyle a Ray como saludo.

—Gracias.

Ray siguió a Lyle hacia una de las salas velatorias6 mientras


Deacon se quedó atrás. No es que no quisiera ver a su viejo amigo,

6 Salas Velatorias: En los tanatorios, las salas o habitaciones velatorias son aquellas
compuestas por dos espacios, uno de ellos de tamaño pequeño en el que suele estar el
ataúd y separada por un cristal de la otra habitación en la que los vivos velan al
muerto.

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

pensó que Ray podría necesitar unos minutos a solas con su padre
primero.

Deacon se sentó en la parte trasera de la habitación y observó a


Ray, intentando percibir lo que el hombre estaba sintiendo por su
postura. Observó como Ray miraba fijamente el cuerpo de RJ durante
unos instantes antes de estirarse hacia él. Deacon no pudo ver lo que
estaba haciendo, pero un sutil temblor en los hombros de Ray le dijo
que el joven estaba desolado. Se puso en pie y se acercó a Ray,
ofreciéndole una compasiva caricia en la espalda del afligido hombre.

—¿Estás bien?

—Parece tan diferente de como lo había imaginado.

Deacon sabía que Ray no estaba hablando del lateral derecho de


la cabeza de RJ donde había recibido el golpe mortal.

—¿Y eso?

Ray estiró el brazo y alisó la solapa del traje negro de RJ.

—No lo sé. Tal vez es la ropa. Simplemente parece que no está


hecha para él.

—Rasgaron la ropa por la espalda para ponérsela. No podías


esperar un ajuste a la medida.

Ray negó con la cabeza.

—No. No es a lo que me refería. Lo veo más como un tipo de


vaqueros y franela.

Deacon rió abiertamente.

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

—RJ puede haber sido un ganadero, pero era condenadamente


elegante cuando la ocasión lo requería. Habría querido irse con estilo.

Ray miró por encima de su hombro.

—Gracias por asegurarte de que sería feliz.

Deacon se encogió de hombros. Sintió el ardor de las lágrimas,


pero se negó a dejarlas caer.

—Es lo que los amigos hacen los unos por los otros.

Ray se giró para mirar a la cara a Deacon. Estiró el brazo y puso


la mano sobre el pecho de Deacon.

—Lo siento. Esto debe ser duro para ti.

Deacon parpadeó, intentando disipar las amenazantes lágrimas.

—Apesta decir adiós, saber que nunca compartiremos otra


cerveza, otras risas. —Finalmente, Deacon se dio por vencido y se
limpió la humedad de sus ojos—. Nunca podría haber pedido un amigo
mejor.

Una lágrima se le escapó y, rápidamente, Ray se estiró para


limpiarla. Deacon miró los ojos verdes tan parecidos a los de RJ y se
sintió perdido en ellos. Sería tan fácil inclinarse hacia delante y cubrir
esos dulces labios rojos con los suyos.

Ray pareció estudiar a Deacon unos instantes. De repente, sus


ojos se abrieron como platos.

—¿Erais amantes?

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

Sorprendido, Deacon negó. No le había mencionado sus propias


preferencias sexuales a Ray.

—No. ¿Qué te hace pensar eso?

Ray se encogió de hombros.

—No lo sé. Tal vez es porque puedo ver cuánto le amabas. Nunca
me he preocupado por un amante así, mucho menos por un amigo.
Simplemente pensé que tal vez...

Deacon negó. Dios, quería besar a Ray, pero seducir al hijo de su


mejor amigo no era algo que pensaba que RJ aprobara, especialmente
no delante de él.

—¿Puedo preguntarte algo? —preguntó Ray.

—Claro —respondió Deacon.

—¿Eres homosexual?

Incluso después de años fuera del armario en el rancho, aún era


difícil para Deacon admitirlo.

—Sí.

—Entonces, si amabas a mi padre, ¿por qué no fuisteis amantes?

—No lo sé. Simplemente no nos veíamos el uno al otro de ese


modo. No era mi tipo, supongo. —Deacon sabía que necesitaba cambiar
de tema. Esto no era algo que quisiera tratar con Ray, no allí de todas
formas—. Vamos. Vayamos a tomar una copa en honor a RJ.

*****

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

Ray abrió la puerta principal.

—Te agradezco por llevarme.

Deacon miró a Ray durante un momento.

—Ha sido un placer.

—¿Te gustaría entrar a tomar una copa? ¿Tal vez un último


brindis por mi padre? —No podía explicarlo, pero sabía que era
importante. Ray sabía que no era el único que sentía la corriente
eléctrica fluyendo entre ellos.

—Será mejor que no —respondió Deacon.

—¿Por favor? ¿Sólo una? No me siento con ganas de estar solo


aún.

Al final, Deacon asintió y siguió a Ray dentro de la casa. Caminó


hacia el bar y sirvió un vaso de whisky a cada uno, apurando el suyo de
un solo trago antes de servirse otro. Le tendió un vaso a Ray antes de
acomodarse al lado de la chimenea.

Ray tomó un sorbo del fuerte licor.

—Y ¿a qué hora estará todo el mundo aquí por la mañana?

—Nos encontraremos en frente del establo a las nueve. Es


tradición montar hasta el cementerio, pero también habrá una caravana
para los más ancianos. Si te sientes más cómodo yendo con ellos...

—No. Puedo montar a Dandy. ¿Qué hay del ataúd?

Serie ensillar y cabalgar 1 39


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Lo llevaremos hasta la cima en el carruaje como hemos hecho


durante generaciones.

Ray se retiró un mechón de pelo.

—Toda la tarde he estado maldiciéndome. Me senté allí y escuché


todas las buenas cosas que dijeron de mi padre y descubrí que me
estaba cabreando con él.

Deacon acabó su bebida y se acercó a servirse otra él mismo.

Ray tomó otro sorbo y dejó el vaso en la mesa.

—Dios, deseo haber podido tenerle en mi vida. Pasé muchos años


confuso y asustado para admitir lo que era.

Ray sabía que era más que eso. Su padre había construido una
vida de la que podía estar orgulloso. Había tenido a un fantástico grupo
de amigos que le apoyaban a cada paso. Ray nunca había conocido un
respaldo como los amigos de su padre parecían ofrecer. Se dirigió hacia
el bar y permaneció en pie, mirando a los ojos marrones de Deacon.

—Sé que no encajo aquí, pero quiero hacerlo.

Permaneciendo cerca, Deacon lentamente se inclinó y rozó sus


labios sobre los de Ray antes de retirarse rápidamente.

—Tengo que irme.

Ray observó atónito cómo Deacon abría la puerta para irse. El


atractivo hombre miró por encima de su hombro una vez más.

—Tengo cosas que hacer por la mañana. Si no ando por allí, haz
que uno de los chicos te ayude a ensillar a Dandy.

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

¡Maldita sea! Ray quería gritar conforme la puerta se cerró tras la


ancha espalda de Deacon. Corrió hacia la puerta, decidido a ir detrás de
él, pero se detuvo. Sean cuales fueran los demonios que Deacon estaba
combatiendo, Ray tenía la sensación de que no era el momento de
presionarle.

*****

Deacon saltó dentro de la furgoneta y condujo la corta distancia


hacia su pequeña casa en la hacienda, maldiciéndose todo el camino.
¿En qué demonios había estado pensando? Supo tan pronto como sus
labios tocaron los de Ray que había sido un error.

La atracción era demasiado profunda para algo fortuito y Ray era


el hijo de su mejor amigo.

—¡Joder!

Cerró de un golpe la puerta principal y se quitó la ropa de camino


a la cocina para agarrar la botella sin abrir de Jack Daniels que RJ le
había regalado por su cumpleaños. Desnudo, permaneció de pie delante
del fregadero y miró por la ventana, deseando que no hubiera ningún
huésped de la hacienda rondando en la oscuridad.

Deacon tomó otro trago de la botella y se limpió la boca. No había


sido cien por ciento honesto con Ray. Había estado enamorado de RJ
hacía tiempo, pero RJ le había desalentado. Con el tiempo, RJ le había
confesado a Deacon que le amaba como un hijo, ahora Deacon sabía
por qué. RJ había estado en duelo por el hijo al que nunca le habían
permitido conocer.

¿Qué pensaría RJ si supiera lo desesperadamente que quería


Deacon enterrar su polla en el trasero de Ray?

Serie ensillar y cabalgar 1 41


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Resopló. Iba más allá del sexo y lo sabía. Había algo en Ray que
despertaba todos los instintos protectores de Deacon. Quería sostener
al pequeño hombre y no dejarle ir nunca.

Deambuló por la sala de estar hacia el pequeño escritorio en la


esquina. Sacando el cajón de arriba, alzó un sobre con su nombre en él.
El señor Krueger le había entregado a Deacon un sobre a principios de
semana, con el mensaje de RJ de no abrirlo hasta que se hubiera
reencontrado con Ray. Deacon supuso que seducir al hijo de su mejor
amigo no era exactamente lo que RJ había tenido en mente.

Deacon no estaba aún seguro de qué demonios se suponía que


significaba. ¿Qué podía RJ haber querido contarle a Deacon que no le
hubiera dicho ya?

Tras otro sorbo de la botella, Deacon tomó la carta del sofá.


Depositó el whisky en la mesita del café y abrió la carta.

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

Capítulo Tres
Vestido con unos pantalones negros y camisa blanca, Ray pasó el
dedo por el adorno turquesa unido al sujeta corbatas7 que encontró en
el vestidor de su padre. Las puntas de plata y el trozo espigado de cuero
parecían viejos y gastados. Ray no tenía dudas de que había sido una
de las favoritas de su padre. Esperaba que no le importara que la
llevara puesta.

Se sorprendió al encontrar a Dandy ya ensillada y esperando


fuera del establo

—Eh, chica. —Pasó la mano por la manta de color jengibre del


caballo. Una sombra se cernió sobre él y Ray se giró, esperando ver a
Deacon.

—Oh, hola, Cody.

El joven y atractivo vaquero inclinó su sombrero.

—Imagino que montarás a Dandy. Espero que no te importe que


la tuviera lista para ti.

—En absoluto. Gracias. —Ray miró alrededor—. ¿Está Deacon


con los huéspedes?

—Nop. Habló con ellos ayer cuando llegaron. Les explicó lo de la


muerte de RJ y estuvieron conformes en pasar desapercibidos hasta
después de los servicios funerarios.

7 Sujeta Corbatas: las corbatas de los vaqueros en los Estados Unidos constan de dos
tiras delgadas de piel redondeadas y acabadas en remates de plata en las puntas y un
medallón que las une en la zona donde se realiza el nudo en las corbatas tradicionales

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Oh. Eso es bueno. —Restregó su par de botas prestadas por la


tierra—. ¿Sabes dónde está Deacon?

Cody negó con la cabeza.

—No le he visto todavía, pero todos creemos que necesita algo de


tiempo a solas, así que nadie ha ido a verle.

Ray volvió a prestar atención a su caballo. Recordó a Deacon


diciéndole que tenías cosas que hacer, pero había esperado... Oh,
demonios, no sabía lo que esperaba.

—¿Te apetece desayunar algo? —preguntó Cody.

—Claro. —Ray le dio a Dandy otra caricia bajo el flequillo y siguió


a Cody por la carretera. La gran furgoneta de pasajeros utilizada para
transportar a los huéspedes por los alrededores estaba situada frente a
la cocina de campaña—. ¿Cuántas personas se esperan?

Cody miró fijamente a la carretera de la hacienda.

—Es difícil de decir, pero imagino que unos cincuenta jinetes, tal
vez otras seis o siete camionetas. Los remolques deberían estar
aparcando en cualquier momento.

Ray se percató de las continuas miradas de Cody a la corbata


prestada.

—¿Está bien que lleve esto?

Cody asintió.

Serie ensillar y cabalgar 1 44


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Desde luego, RJ siempre lo llevaba para saludar a los


huéspedes y en las noches en que Deacon y él hacían las grandes cenas
para los invitados en la vieja cabaña de verano.

Ray odiaba admitirlo, pero todavía no había estado dentro de la


gran estructura que todo el mundo llamaba cabaña de verano.

—He tenido la intención de subir allí, pero ahora está lleno de


huéspedes.

—No del todo. Los huéspedes se quedan en el ala más nueva. El


ala original, la que fue construida por tu tátara-tatarabuelo, es usada
principalmente para la cena semanal de los huéspedes y es donde
siempre hemos celebrado las cenas de acción de gracias y navidad. RJ
hizo remodelar la cocina hace un par de años. Es la delicia de los
cocineros, según Deacon.

—¿Os quedáis por aquí en las fiestas? —Ray tomó un plato y


comenzó a llenarlo con huevos revueltos y panceta.

Antes de responder, Cody miró alrededor de la habitación. La


mayor parte de la gente ya estaba comiendo, Ray podía decirlo por las
migajas en los manteles a cuadros blancos y rojos. Cody miró de refilón
a Ray y bajó la voz.

—La mayor parte de nosotros estamos aquí porque no somos


realmente bienvenidos en las casas de nuestras familias.

Perplejo ante su afirmación, Ray llevó el plato a la mesa. Una vez


que Cody estuvo frente a él, se inclinó hacia delante.

—¿Sería muy grosero si pregunto por qué no sois bien recibidos?

Serie ensillar y cabalgar 1 45


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Cody se estiró para agarrar una galleta salada. La partió en dos y


la untó abundantemente con mantequilla fresca.

—Mayoritariamente por el tema homosexual, pero realmente no


revelamos eso a los huéspedes, así que mantenlo en secreto.

Ray se detuvo con el tenedor lleno de huevos a mitad de camino


hacia su boca.

—¿Sois todos homosexuales?

Cody se rió por lo bajo.

—¿No lo sabías?

Ray negó.

—Hace años, después de la paliza que le dieron a Deacon esa


panda para los que solía trabajar, RJ subió al norte y le sacó del
hospital. Lo trajo al J Bar y le dijo que podía ser él mismo aquí. Se
corrió la voz y aquí estamos. Todos inadaptados sociales, según los
fuertes vaqueros de Montana, Texas y Wyoming.

Ray se metió la comida en la boca.

—Pero, ¿los huéspedes no lo saben? ¿Qué es eso de ser uno


mismo?

Con las cejas pelirrojas fruncidas, Cody pinchó los huevos de su


plato con el tenedor.

—Sólo porque no se nos permita alardear de nuestra sexualidad


frente a los huéspedes no significa que no se nos permita ser nosotros
mismos. Tú eres homosexual, ¿verdad?

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Sí.

—¿Vas por ahí hablando a otros hombres y ese tipo de cosas de


regreso a casa?

Ray negó.

—Entiendo.

*****

Deacon fue dando traspiés a la cocina y preparó una cafetera.


Parecía como si una banda estuvieran interpretando una Jam Session8
en su cabeza. Se inclinó hacia delante y sacó la arrugada carta de RJ
fuera de la basura.

La depositó en la encimera e intentó alisar alguna de las arrugas


de su berrinche de la noche anterior. Cuando la hubo tirado no tenía la
intención de leer la nauseabunda cosa otra vez, pero se había
levantando dándose cuenta de que tal vez el alcohol había sido el
problema y no las palabras escritas en la página.

Sin esperar a que acabara la cafetera, Deacon acopló la taza bajo


el chorro automático. Estaría más fuerte que el petróleo, pero por cómo
se sentía, lo necesitaba. Tomando el café y la carta regresó a la mesa,
retiró una silla y se sentó.

Leyó la carta de RJ y maldijo una vez más. Incluso medio sobrio,


las palabras escritas en la hoja estaban en férrea contraposición al
hombre que había conocido.

8 Jam Session: es una reunión informal de músicos de jazz, con afinidad


temperamental, que tocan música no escrita o ensayada, interpretando de forma
improvisada.

Serie ensillar y cabalgar 1 47


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Mi querido viejo amigo,

Si estás leyendo esto significa que has entablado algún tipo de


amistad con mi obstinado hijo. Por favor, no te dejes engañar por él. Es
un conspirador como los que vinieron y no pensará en otra cosa que en
vender las tierras que tantos años le ha llevado adquirir a mi familia.

Las palabras de Ray regresaron a él. Su nuevo amigo había


estado en lo cierto, RJ pensó en su hijo como en un mocoso malcriado.

Deacon se saltó la parte en la que RJ declaraba cómo rompió al


principio todos los lazos con su ex mujer y su hijo. No se sentía con
ánimo para leer cómo su viejo amigo lloriqueaba sobre cómo se casó
cuando era demasiado joven y temeroso de salir del armario. A Deacon
tampoco le preocupaba que RJ tuviera una breve aventura con un
compañero de trabajo que llevó a la ruptura de su matrimonio. Había
dejado a su esposa e hijo detrás para buscar su “verdadero yo” como lo
había llamado RJ. Deacon lo llamaba puro egoísmo.

No era de extrañar que después de un par de años y algunas


relaciones fallidas más, RJ comenzara a sentirse culpable por el modo
en que había abandonado a Ray Jr. Cuando hubo recibido la carta de la
madre de Ray contándole que Ray no tenía deseo de verle o de hablar
con él, RJ hizo todo menos darse por vencido, aún estaba al tanto de la
vida de RJ Jr. y pagó por su educación, pero la amargura que sentía
hacia su único hijo le devoraba como un cáncer.

La atención de Deacon volvió a las palabras escritas de RJ.

Cuando descubrí que mi corazón se estaba agotando, contraté a un


detective privado. Necesitaba saber exactamente en qué tipo de hombre
se había convertido mi único heredero. El informe que me enviaron me

Serie ensillar y cabalgar 1 48


Carol Lynne Gobernando el Pasado

hizo enfadar aún más. ¿Cómo se atrevía Ray Jr. a despreciar una
relación conmigo cuando él mismo era homosexual?

Créeme, Deacon, si pudiera dejarte la hacienda, lo haría.


Desafortunadamente, una cláusula de mi bisabuelo no me dejaba esa
opción. O la hacienda acaba en manos de mi descendiente directo o es
vendida. Ambos sabemos que no puedo permitir eso. Es por eso por lo
que voy a pedirte el mayor de los favores de mi vida.

Necesito que seduzcas a mi hijo. No te pido que te enamores de él,


pero necesito que Ray Jr. piense que lo estás. Utiliza cada habilidad que
tienes como amante para convencerle de que no venda la Hacienda
Justice. Te lo estoy rogando. Finalmente, espero que le rompas el
corazón. Sólo deseo que pudiera estar allí para ver la angustia en el
rostro de Ray Jr. Hazle saber cómo es amar a alguien que no te
corresponde. Sería la venganza perfecta para mi, amigo mío.

Deacon dejó caer la carta, indignado una vez más. Había estado
muy preocupado de seguir sus instintos con Ray por su relación con
RJ. Para averiguar que estaba ejecutando el plan de RJ sin siquiera
saberlo.

Deacon se alejó de la mesa y regresó a la cama.

—Que le jodan a RJ y a su funeral.

Conforme se tumbó y se tapó, pensamientos de Ray continuaban


acosándole. Ahora que sabía las circunstancias detrás de la relación, o
ausencia de ella, entre Ray y RJ, se sentía incluso peor por el hombre
joven.

Las imágenes de Ray montando hasta la cima de la montaña para


pagar tributo a un hombre que era capaz de semejante treta le dolían.

Serie ensillar y cabalgar 1 49


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Con un gemido, Deacon retiró las mantas y salió de la cama de un


salto.

*****

Deacon pudo ver la lenta procesión dirigiéndose hacia la cima


mientras sacaba a Black Jack del establo. No sabía quién había
ensillado su caballo, pero le estaría agradecido de por vida. Se impulsó
hacía la suave silla de montar de cuero y salió a la carrera hacia Ray.

En unos minutos pudo ver los desplomados hombros de Ray


mientras montaba justo detrás del carruaje que llevaba a su padre. En
ese momento, Deacon se hizo la promesa de hacer lo mejor para Ray a
pesar de lo que RJ quería. Aún no comprendía el razonamiento de su
amigo, pero también se negó a vivir el resto de su vida preguntándoselo.
Estaba contento de haber quemado la carta. No quería que nadie,
especialmente Ray, averiguara jamás lo que RJ pensaba de su hijo.

Ray debía haberle escuchado acercarse porque tiró de Dandy para


que se detuviera y miró por encima de su hombro. Deacon sabía que
por la sonrisa que le ofrecía el serio hombre valía la pena arriesgarlo
todo.

Detuvo a Black Jack junto a Dandy. Sin una palabra, se inclinó


salvando la distancia y le dio a Ray un beso corto pero profundo.

—Siento no haber estado aquí.

Ray se lamió los labios.

—Tenía miedo de que no vinieras por lo que ocurrió anoche.

Deacon negó con la cabeza.

Serie ensillar y cabalgar 1 50


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Lo que ocurrió entre nosotros es la razón por la que realmente


vine.

Ray frunció el ceño.

—No lo comprendo.

La última cosa que jamás hubiera hecho era lastimar a Ray a


propósito, así que contarle al joven lo de la carta no era una opción.

—No importa. Vayamos a despedirnos de RJ.

Deacon podía ver que Ray seguía sin comprender sus


discordantes estados de ánimo, pero finalmente asintió. Alcanzaron el
carruaje, cabalgando el uno al lado del otro mientras la carreta
alcanzaba la cima en el estrecho y sucio camino de tierra.

Como estaba planificado, Deacon ayudó a los otros vaqueros a


llevar el sencillo ataúd al agujero previamente cavado. Lo bajaron a la
antigua usanza, con cuerdas meciéndolo por el fondo y los laterales.

Una vez que RJ estaba en el lugar de su último descanso, Deacon


dio unos pasos hacia atrás y se situó al lado de Ray.

Conforme escuchaba al reverendo Peters hablar de todas las


cosas buenas que RJ había hecho en su vida por la gente de Montana,
un dolor comenzó en el pecho de Deacon. Sabía que todo lo que el
reverendo dijo era cierto. RJ había hecho todas esas cosas. Con lo que
luchaba era con sus nuevos instintos de protección hacia Ray.

Estiró el brazo en busca de la mano de Ray mientras el reverendo


Peters finalizaba el oficio. Era habitual ensalzar al fallecido, pero RJ
siempre había odiado las tradiciones, por lo que Deacon había decidido

Serie ensillar y cabalgar 1 51


Carol Lynne Gobernando el Pasado

eliminarlo. Dadas las circunstancias, se alegró de haberlo hecho. Sabía


que se sentía herido, nublando su juicio y, con suerte, con el tiempo,
los buenos recuerdos del hombre por el que todo el mundo a su
alrededor estaban llorando regresarían.

Ray apretó su mano, captando la atención de Deacon. Miró hacia


el pequeño hombre y le ofreció una sonrisa tranquilizadora. Los verdes
ojos de Ray estaban llorosos, pero no estaba llorando.

—¿Te apetece cabalgar un poco conmigo? —le preguntó Deacon


mientras Jimmy y Neil comenzaban a llenar la tumba con tierra.

Ray miró alrededor a los dolientes y asintió.

—Me gustaría. Siento que todo el mundo está mirándome.

Deacon alejó a Ray de la multitud.

—No eres tú. Es el parecido con tu padre.

Después de darle las gracias al reverendo, caminaron a los


caballos atados. Deacon se sentó orgulloso mientras Ray montaba a
Dandy por sí mismo.

—Mejorando —comentó.

Ray sonrió.

—Creo que son los pantalones. No son tan ajustados como los
vaqueros.

—Me gustan tus vaqueros, y si eso significa que tengo que subirte
a tu silla para que te los pongas, estoy dispuesto a ello.

Serie ensillar y cabalgar 1 52


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Ray tenía una extraña expresión en su rostro mientras


comenzaban a cabalgar hacia Logan Landing.

—¿Qué está ocurriendo?

—¿A qué te refieres? —preguntó Deacon.

—¿Te visitó el fantasma de las Navidades Pasadas anoche?


Porque cuando te fuiste tras el breve beso, pensé que habías decidido
que yo no merecía tu tiempo.

—No. Nunca sentí que no merecieras mi tiempo. Sólo estaba


preocupado por RJ y cómo se hubiera sentido ante ello. —Deacon
sacudió la cabeza—. He decidido que no me importa. Me gustas.

Ray sonrió entre dientes.

—Tú también me gustas.

Deacon cabalgó hacia un lugar que quería mostrar a Ray.

—Hay un recodo ahí arriba en el río que los lugareños han


llamado como tu familia.

—¿En serio? ¿Tengo un recodo? —Ray se rió—. Esto es mucho


mejor que mi plaza de aparcamiento en casa.

Deacon rió ahogadamente y sacudió la cabeza conforme llegaron


al recodo.

—Tienes un estado de ánimo excesivamente bueno para alguien


que acaba de acudir a un funeral.

Serie ensillar y cabalgar 1 53


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Se arrepintió de la broma tan pronto como abandonó su boca. La


expresión de Ray se nubló.

—Tienes razón. Lo siento.

Deacon tiró de Black Jack para que se detuviera y desmontó.


Enrolló las riendas del caballo alrededor de una pequeña rama de un
árbol e hizo lo mismo con Dandy antes de ayudar a Ray a bajar de la
silla de montar de RJ.

—Decir eso fue algo bastante desconsiderado por mi parte. Yo


debería ser el que se disculpara. —Deacon aplastó su boca contra la de
Ray con toda la pasión que había contenido dentro desde que conoció al
hombre. Pasó la lengua por el interior de la boca de Ray y gimió cuando
sintió que su inminente amante le correspondió.

—Te quiero —jadeó Ray, restregando su dura polla contra el


muslo de Deacon.

—Me tienes. —Deacon sabía que estaba perdido cuando había


rozado sus labios con los de Ray la tarde anterior.

Sintió las manos de Ray deslizando la cremallera de sus


pantalones.

—No llevo nada conmigo.

Ray sonrió y bajó la cremallera sobre el prominente bulto.

—Dejaremos lo de follar para la cama, pero quiero saborearte.

Normalmente Deacon no participaba en sexo oral sin la


protección de un preservativo, pero Ray no era un extraño que hubiera

Serie ensillar y cabalgar 1 54


Carol Lynne Gobernando el Pasado

conocido en un bar. Asintió en consentimiento mientras Ray bajaba


hacia el suelo a los pies de Deacon.

Con las rodillas ya débiles, Deacon miró alrededor.

—Espera. —Sujetó a Ray en sus brazos y comenzó a llevarle hacia


el árbol—. Mierda. Sostén mis pantalones, ¿quieres?

Riendo, Ray lo alcanzó entre ellos e hizo lo que le pidió.

—No querría que tropezaras y cayeras sobre un arbusto de


espinas con tus genitales al descubierto.

Deacon se rió. Encontró una zona de suave hierba bajo un gran


árbol y soltó a Ray. Con la espalda apoyada sobre el tronco de un
álamo, Deacon guió la boca de Ray hacia su polla.

La primera caricia de la lengua de Ray por la corona de su verga


hizo que Deacon se estremeciera con placer y enterró los dedos en el
cabello negro del hombre.

—Sí, lámelo.

Ray se puso en serio con la polla de Deacon, lamiéndola desde la


punta hasta la empuñadura, siguiendo las gruesas venas con su
lengua. Nunca había estado tan agradecido por una boca en su vida.

—¡Jesús! Vas a matarme.

Ray respondió tocando ligeramente los huevos de Deacon.


Envolvió la lubricada mano alrededor de la base de la polla de Deacon
conforme tomaba toda la longitud de Deacon que podía por su
garganta.

Serie ensillar y cabalgar 1 55


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—¡Joder!

Con cada succión que Ray le concedía, Deacon sentía una


sacudida de electricidad correr hacia arriba por su columna. Echó hacia
atrás la cabeza y miró a las hojas de los árboles. Mientras sentía el
continuo tirón de su polla, comenzó a preguntarse cómo se vería el
árbol desde el mismo punto de vista exacto las otras tres estaciones del
año. Sonrió ante el pensamiento de la caminata a través de la nieve
para recibir una mamada invernal del hombre que actualmente estaba
haciendo un increíble trabajo de garganta profunda en toda su longitud.

Ray introdujo la lengua en la abertura en la parte superior de la


corona de Deacon, acelerando la velocidad de la lujuria de Deacon. No
pudo contenerse. Comenzó a empujar lentamente dentro y fuera de la
boca de Ray. Las mandíbulas de Deacon se apretaron mientras
intentaba mantener a raya el inminente orgasmo. Dos minutos más, por
favor, Dios, dos minutos más, se repitió sin parar a sí mismo conforme
Ray hacía esa cosa espiral con la lengua otra vez. No le llevó mucho
tiempo a sus huevos tensarse. Los dientes de Deacon estaban
condenadamente cerca de convertirse en polvo mientras luchaba por
retrasarlo. Cuando su polla fue succionada otra vez hasta la
empuñadura, Deacon supo que había llegado a su límite.

—Me corro.

La boca de Ray retrocedió, pero continuó acelerando sobre la


polla de Deacon con la mano. Deacon gruñó conforme el primer hilo de
semen aterrizó en la mejilla de Ray. Deacon miró hacia abajo mientras
pintaba al hermoso hombre con cuatro hebras más de grueso fluido
blanco.

Serie ensillar y cabalgar 1 56


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Deacon cayó de rodillas y cubrió el rostro de su amante con la


lengua, disfrutando de su propia semilla mezclada con la piel salada de
Ray. Ray giró la cabeza y encontró la boca de Deacon, lamiendo su
interior.

Una vez que su amante estuvo completamente limpio, Deacon se


recostó y miró esos brillantes ojos verdes.

—Tu turno.

Ray sonrió y levantó la mano. Deacon había estado tan absorto en


la experta mamada que no se había percatado de que Ray había estado
masturbándose al mismo tiempo. Agarró la mano de Ray y, lentamente,
la limpió a lametazos, chupando los largos y elegantes dedos del joven
hombre con la boca uno a uno.

—Joder, eso es excitante —carraspeó Ray.

Deacon yacía en la suave hierba y tiró de Ray hacia sus brazos.


Señaló hacia el agua.

—Ese es el Justice River. En realidad es un afluente del


Yellowstone River, pero Justice River es como la gente de por aquí lo
conoce. Ha sido una bendición en más de una ocasión. Los otros
arroyos en el J Bar han sido conocidos por secarse durante los duros
veranos, pero Justice River no lo hizo nunca. Es el alma de la hacienda
y de los ranchos colindantes.

Ray descansó su mejilla sobre el pecho de Deacon.

—Hay mucho de mi historia familiar aquí. Es una vergüenza que


no sepa más de ello.

Serie ensillar y cabalgar 1 57


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Hay un par de diarios en la cabaña de verano escritos por tu


tatarabuelo. Nada muy relevante, pero hablan de lo que ocurre cada día
aquí en la hacienda.

—Tienes que enseñármelo. Aún ni siquiera he estado dentro de la


cabaña de verano. ¿De dónde le viene el nombre?

—De tu padre. La apodaba así cuando comenzó a permitir que los


huéspedes permanecieran aquí. Aparte de las chimeneas, la calefacción
apesta. Todo fue añadido hará unos veinte años. No pudieron instalar
calefacción central porque hubiera arruinado el valor estético de la
cabaña, así que todo son calefactores de rodapié9. Es la razón por la
que no tenemos huéspedes en invierno.

Yacieron en silencio durante un rato antes de que Ray gimiera.

—Probablemente deberíamos regresar para cenar. También me


gustaría pasar algo de tiempo con los huéspedes después.

—¿Te gustaría?

—Por supuesto. Tengo varias grandes decisiones frente a mí. Me


gustaría hablar con los huéspedes y ver qué les gusta y qué no sobre la
hacienda. También me gustaría pasar algo de tiempo con Beth
repasando las cuentas.

Deacon se quedó de piedra.

—Estoy sorprendido de que le hayas dedicado tanto tiempo a


pensar en esto.

9Calefactores de rodapié: son un sistema de calefacción que consiste en la instalación


de un zócalo o rodapié un poco más ancho por el que pasa un tubo que emite calor
proporcionado por una caldera que se halla en el exterior de la habitación que
calienta.

Serie ensillar y cabalgar 1 58


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Ray le sonrió.

—No lo estés. No sólo soy un genio creativo, sino que también


tengo un talento condenadamente bueno para los negocios.

Deacon sabía por las largas tardes con RJ que la hacienda apenas
lograba mantenerse a salvo de los números rojos la mayoría de los
años. Se preguntó si Ray decidiría aceptar el gran pago en efectivo de
los promotores que sería la mejor decisión empresarial. Sus
pensamientos regresaron a la carta de RJ. No importaba lo que Ray
decidiera hacer con el rancho, Deacon sabía que no podía usar sus
sentimientos personales por Ray contra él. Tratar de influir en el nuevo
propietario de una forma u otra no iba a ocurrir.

*****

Para cuando regresaron al establo, Ray podía decir que la mayoría


de los dolientes se habían ido. Miró a Deacon.

—¿Crees que la gente estará enfada porque no hemos aparecido?

Deacon negó.

—No. La gente es muy despreocupada por aquí. Probablemente se


imaginaron que necesitábamos algo de tiempo.

Ray descabalgó de Dandy y se masajeó el dolorido trasero. No


estaba seguro de qué le dolía más, su trasero o el interior de los muslos.

—Creo que necesito darle un descanso a la silla de montar por un


día o dos.

Deacon se echó a reír mientras comenzaba a desensillar a Dandy.

Serie ensillar y cabalgar 1 59


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Sólo necesitas ejercitarte en los largos paseos. Te


acostumbrarás.

Neil se situó junto a ellos en una de las camionetas pick-up de la


hacienda. Llevaba a varios huéspedes en la parte trasera junto con
algunos sacos y unos grandes cuadrados blancos.

—Me dirijo al Valle Cottman para dejar algunos nutrientes y unos


bloques de sal —le dijo a Deacon.

Deacon asintió y Neil comenzó a acelerar.

—¡Espera! —gritó Ray—. ¿Te importa si te acompaño?

Neil pareció sorprendido ante la petición.

—No, en absoluto. —Neil dijo algo al hombre sentado en la cabina


con él y éste se bajó y se subió en el cajón trasero de la camioneta.

—No tienes que hacer eso. Puedo ir detrás. —A pesar de que Ray
sabía que los otros vaqueros pensaban que era un remilgado chico de
ciudad, él quería desesperadamente encajar en la hacienda.

El viejo hombre hizo un gesto con la mano.

—No te preocupes por ello. Estaré perfectamente cómodo aquí


detrás. Simplemente no quería que Neil fuera sólo allí delante.

Ray podía jurar que el huésped estaba sólo siendo amable, pero lo
aceptó con un gesto de asentimiento.

—Gracias.

Se giró hacia Deacon.

Serie ensillar y cabalgar 1 60


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—¿Me encuentro contigo más tarde?

—Más te vale o de otra forma tendré que darte caza.

Ray subió a la camioneta y se abrochó el cinturón de seguridad.

—Espero que no te importe que te acompañe.

—No, en absoluto. Suelo hacer esto con los huéspedes un par de


veces a la semana. Les hace bajar de los caballos un poco y les permite
ver más de la hacienda —explicó Neil.

Ray se rió y, con teatralidad, se restregó su dolorido trasero.

—Comprendo la necesidad de tomarse un descanso de los


caballos.

Neil se incorporó a la carretera del rancho y se dirigió hacia el


oeste. Ray echó varias miradas de reojo al hombre, intentando decidir si
Neil también era homosexual. El vaquero de aspecto duro no había
alertado su gaydar10 , pero entonces una vez más, ninguno lo hizo.

Neil comenzó a sonreír.

—Sí.

—¿Eh?

—Te estás preguntando por mi orientación sexual, ¿verdad? La


respuesta a tu pregunta tácita es sí.

Ray se rascó la nuca.

10 Gaydar en el original está compuesto por la palabra gay cuyo significado es


homosexual y el final de la palabra radar, que es un aparato que se utiliza para
localizar objetivos en la distancia.

Serie ensillar y cabalgar 1 61


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—¿Estaba siendo tan obvio?

Neil se río.

—Realmente no, pero Cody me contó que habíais hablado de ello.


Te proporcionaré paz mental. Todos somos principalmente
homosexuales excepto las cocineras. Beth tiene un compañero varón
con el que vive en Roscoe. Hasta hace poco, yo tenía un chico al que
solía ver de vez en cuando en Billings.

Ray se recostó en el asiento y miró por la ventana. Con una


hacienda llena de homosexuales, comenzó a hacer preguntas por otras
cosas.

—¿Alguna vez tenéis invitados homosexuales?

Las cejas de Neil se alzaron mientras se removía en el asiento.

—De vez en cuando.

—¿Ha ocurrido algo alguna vez entre un huésped y algún


empleado?

Neil negó.

—No es que no hayamos estado tentados una vez o dos, pero


normalmente tenemos familias alojadas con nosotros.

Ray asintió. Se preguntó si había un mercado sin explotar delante


de él. El J Bar era único, no había vuelta de hoja. Tal vez debería
considerar abrir la hacienda a grupos especiales. Definitivamente era
algo que quería hablar con Deacon más tarde.

Serie ensillar y cabalgar 1 62


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Capítulo Cuatro
Deacon no vio a Ray de nuevo hasta que llegó a la cocina de
campamento para cenar esa noche. Hizo todo lo posible por relacionarse
con los huéspedes antes de llenar su plato y sentarse cerca de su nuevo
amante.

—¿Tuviste un día productivo?

Ray sonrió y le dio un empujoncito a Deacon con la rodilla.

—Un día muy productivo. ¿Cómo fue el tuyo?

Deacon se echó a reír y empapó algo de su salsa con un trozo de


pan casero.

—Tuvo sus momentos.

—Eh, Deacon —dijo Taggert desde el umbral de la puerta de


entrada—. Lambert acaba de llamar y dijo que tiene algunas de
nuestras reses en su lado de la valla.

—Mierda. De acuerdo. Termino y me dirigiré hacia allí. —Se giró


hacia Cody—. Tendrás que empezar la hoguera sin nosotros.

—Sí, jefe.

Deacon golpeó el codo de Ray.

—¿Te apetece un paseo o prefieres cantar canciones y contar


historias con los huéspedes?

Serie ensillar y cabalgar 1 63


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Ray terminó su bocado de la ensalada.

—¿A cuánto queda?

Deacon sonrió. Sabía que el culo de Ray probablemente estaba


dolorido, así que era más una prueba que otra cosa.

—Sólo a unos treinta minutos, pero a través de un terreno muy


irregular.

Mirando abajo a su pollo y relleno de manzana, Ray se lamió los


labios.

—¿Qué crees que debería hacer?

—Déjame pensar en ello unos minutos. —Cuanto más


consideraba Deacon las opciones, más nítidas se volvía su decisión.
Desafortunadamente, el centro del comedor no era el lugar para
discutirlas con Ray.

Rápidamente acabó la cena, recogió su plato y lo puso en el


barreño para limpiar antes de acercarse furtivamente a la cocina para
darle un beso a Martha en la mejilla.

—Fabulosa cena, Madre.

Martha dio una palmadita en la mejilla de Deacon.

—¿Estás siendo amable con el chico de ahí?

Deacon siguió la mirada de Madre hasta Ray, que estaba


raspando las sobras de su pollo en el barreño de la comida.

—No es un chico, pero de seguro que es guapo, ¿verdad?

Serie ensillar y cabalgar 1 64


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Martha rió.

—Siempre tuviste buen ojo para los guapos.

—Mira la alternativa —dijo, empujando a Martha en el lateral


antes de escaparse de la cocina.

Pilló a Ray en el porche delantero.

—¿Y? —preguntó Ray—. ¿Voy a ir?

Deacon guió a Ray fuera del porche y hacia el establo. Una vez
dentro, arrinconó a su amante en el cuarto de aparejo y presionó sus
cuerpos juntos.

—Esto es lo que pienso. Si cabalgas conmigo hasta la propiedad


Lambert, no te sentirás como para cabalgarme después de la hoguera.

Se inclinó hacia delante y pasó la lengua por la mejilla de Ray


para ahondar en su boca. Sus dedos encontraron el camino hacia su
puntiagudo cabello negro conforme el beso tomó intensidad. Sólo
cuando tuvo una desesperada necesidad de oxígeno rompió el beso.

—¿Te sientes como para cantar felices canciones con los


huéspedes antes de dejarme penetrar ese dulce culo?

—Oh sí. Puedo portarme bien con un incentivo como ese.

Deacon escuchó a los otros vaqueros entrando en el establo. Le


dio a Ray un último beso y palmeó su trasero.

—Cuida bien de esto ahora y te lo recompensaré más tarde.

Serie ensillar y cabalgar 1 65


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Riendo, Ray asintió y ahuecó su mano rodeando la polla de


Deacon.

—Igualmente.

*****

En realidad, Ray se sentía nervioso cuando se reunió con Cody y


unos dieciséis huéspedes en el gran jardín delantero de la cabaña de
verano. Era su primera hoguera y Dios sabía que no conocía ni una sola
canción de vaqueros.

Encontró un sitio libre en uno de los grandes troncos lisos.

—¿Puedo sentarme junto a usted?

La madre de más edad de las dos sonrió.

—Claro. Siempre y cuando me hagas un favor y te rías de mis


chistes. Será bueno para Jeff aprender un poco del monstruo de los
ojos verdes11.

—Soy Ray, por cierto.

—Jennifer. —Señaló al tronco junto a ella—. Esa es mi hija


Bethanne, mi hijo David y mi marido durante dieciocho años, Jeff.
¿Estás casado?

Ray negó.

—Soy homosexual.

11 Se refiere a que es bueno que su marido se sienta un poco celoso.

Serie ensillar y cabalgar 1 66


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Captó una expresión de sorpresa en el rostro de Cody conforme el


vaquero caminaba hacia Ray y se sentaba junto a él. Jennifer sonrió y
dio una palmadita en la rodilla de Ray.

—Bueno, ¿entonces has encontrado a un hermoso jovencito?

—Estoy en ello.

*****

Después de más canciones de las que quería pensar, Ray recibió


un codazo en el costado

—¿Te importa ayudarme a traer las cosas para los s'mores12 ? —


preguntó Cody.

—No, en absoluto. —Ray saltó ante la oportunidad de escapar del


ruido por unos minutos. Siguió a Cody a la vieja sección de la cabaña
de verano y dentro de la espléndidamente iluminada cocina profesional.

—Maldita sea.

Cody se rió entre dientes.

—No parece encajar con el resto del lugar, ¿verdad?

Ray pasó la mano por la encimera de granito de color claro. Pudo


sentir los ojos de Cody sobre él y alzó la mirada.

—¿Qué?

12Los s'mores son unos dulces típicos de las noches de hogueras, están compuestos
de galletas graham, chocolate y marshmallow derretidas al fuego.

Serie ensillar y cabalgar 1 67


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Cody se quitó el sombrero y pasó los dedos por el corto cabello


caoba.

—Realmente se supone que no podemos hacerle saber a los


invitados que somos homosexuales.

—¿Qué? Ella preguntó. No le di la información voluntariamente.

Cody asintió.

—Lo sé.

Ray entrecerró los ojos.

—¿Es esta una regla de Deacon o era de mi padre?

Cody se giró y comenzó a cargar una bandeja con galletas


graham, malvaviscos y barritas de chocolate.

—De tu padre.

Ray quería decirle a Cody que se olvidara de la jodida regla, pero


sabía que mejor lo discutiría primero con Deacon. Tal vez había una
razón para la estúpida regla de la que no se había dado cuenta.

—Hablaré con Deacon sobre ello.

Cody asintió.

—Sólo pensé que tenía que mencionarlo. —Cody le tendió la


bandeja—. Si sacas esto, yo llevaré la sidra.

Ray llevó las golosinas fuera y las depositó en la mesa de picnic.


Estaba más que contento de ver a Deacon y el resto de los vaqueros de
regreso. Captó la vista de Deacon y saludó.

Serie ensillar y cabalgar 1 68


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Aunque Deacon estaba hablando con uno de los huéspedes, se


excusó y se aproximó.

—¿Te diviertes?

Ray sonrió.

—Ayudaría si supiera alguna de las canciones. Aquí —dijo


tendiendo la bandeja—, haz algo útil. Nunca he hecho un s'more en mi
vida.

Deacon emitió un jadeo juguetón.

—Te chuparás los dedos. Los s'mores son el paraíso para todos
los vaqueros.

—¿En serio? —Se inclinó hacia delante para susurrar al oído de


Deacon—. Y yo que pensaba que lo era el sexo.

Deacon se rió entre dientes.

—Eso también. Pero comer un buen chocolate fundido es algo que


podemos hacer en público.

Deacon se alejó y Ray miró hacia el fuego. Observó como la pareja


con la que se había sentado anteriormente se inclinaban el uno hacia el
otro para besarse. ¿Por qué no puedo hacer eso? Suspiró y se sentó en
uno de los troncos mientras Deacon y otros empleados ayudaban a los
invitados con sus postres.

En el brillo rojo y naranja de la luz de la hoguera, estudió a


Deacon con los empleados del rancho y los huéspedes. Aunque Deacon
era correcto, parecía estar perdiéndose algo. Era casi como si hubiera

Serie ensillar y cabalgar 1 69


Carol Lynne Gobernando el Pasado

erigido una pared entre los huéspedes y él mismo. Se preguntó si tenía


algo que ver con la necesidad de esconder quién era.

Ray había sido testigo de cómo Deacon trabajaba junto a los otros
empleados y parecía más tranquilo, más feliz. Quería ver ese lado de
Deacon todo el tiempo, no sólo cuando no estaba rodeado de
huéspedes.

Las ruedas comenzaron a girar. Ya había tenido la oportunidad de


sentarse y revisar los libros con Beth al principio de la tarde. El verano
era una gran temporada para la hacienda, pero la parte del negocio de
los huéspedes no era tan buena en primavera y en otoño. Beth le había
explicado que los colegios jugaban un papel fundamental en ello. Las
familias tienden a venir durante las vacaciones del verano. Simplemente
es algo en lo que RJ había pensado y sorteado.

Ray podía no ser de ayuda moviendo el ganado y ayudando con


los quehaceres diarios, pero conocía el mercado y la publicidad. Quizá
una nueva estrategia haría el J Bar más grande de lo que nunca había
sido. No era complemente ajeno a sus propios motivos. Aunque nunca
le habían dado la oportunidad antes, era algo que Ray podía hacer en
nombre de los hombres que habían vivido y trabajado en la Hacienda
durante generaciones.

Ray decidió no compartir con Deacon o cualquier otra persona


sus esperanzas hasta que hubiera realizado sus investigaciones. Tenía
mucho trabajo por delante si iba a terminarlo antes de tomar su vuelo
en cinco días, pero si todo se solucionaba, le daría una razón para
regresar.

*****

Serie ensillar y cabalgar 1 70


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Para las once, Deacon había desplegado todas las sonrisas que
podía soportar por un día. Dio las buenas noches a los huéspedes e
inclinó su sombrero hacia Ray, esperando que su nuevo amante
comprendiera la señal.

Comenzó a bajar el desgastado camino de tierra y esperó a que


Ray se reuniera con él. Escuchó pasos que corrían detrás de él y se giró
a tiempo de ver a Ray derrapando para detenerse.

—¿Qué coño fue eso? —preguntó Ray, con el ceño fruncido—.


Durante dos horas me senté allí esperando que estuvieras listo para
irnos y, entonces, ¿simplemente me abandonas?

Deacon sacudió la cabeza.

—¿Por qué crees que incliné mi sombrero? Quería que te


excusaras y me siguieras.

—¿Y por qué no dijiste simplemente “Eh, vamos”?

Deacon no podía entender por qué Ray parecía tan enfadado.


Señaló a los restantes huéspedes.

—¿No crees que alguien habría pensado que es extraño que nos
fuéramos juntos?

Ray alzó la mano y comenzó a tirar de su cabello.

—Ya no pudo soportar esto.

Sin decir nada más, Ray corrió hacia la casa principal.

Deacon se quedó preguntándose qué demonios acababa de


ocurrir. Se quitó el sombrero y lo golpeó contra el muslo. Parecía que

Serie ensillar y cabalgar 1 71


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Ray aún no estaba acostumbrado al modo en que funcionaban las


cosas en los ranchos y en los pueblos pequeños a lo largo del condado.

Continuó caminando hasta que llegó a la bifurcación en el


camino, uno de ellos le llevaba a la casa principal, el otro a su propia
cabaña. ¿Iría tras Ray o dejaría que el hombre joven se sosegara? Sabía
que el día había sido duro para Ray. Tal vez era la culminación de la
aflicción y el estrés que estaba acumulando dentro.

Colocándose de nuevo el teléfono en la cabeza, Deacon se dirigió


hacia la entrada de la casa de Ray. Era uno de los pocos caminos de
gravilla de la hacienda y lo encontró incómodo de recorrer. Giró hacia el
lateral y pronto estuvo caminando sobre la hierba. Cruzó el patio y
subió los escalones del porche de dos en dos.

Deacon elevó la mano y llamó cuando un movimiento que vio por


el rabillo del ojo llamó su atención. Se giró para encontrarse con Ray
sentado en una de las sillas en la esquina del amplio porche delantero.

Dio varios pasos e inclinó la cadera contra la barandilla del


porche.

—¿Sigues cabreado?

—Me gustas.

Aunque estaba demasiado oscuro para ver el rostro de Ray,


Deacon tuvo la sensación de que el hombre no estaba demasiado feliz
con ese reconocimiento.

—Tú también me gustas —respondió.

—¿En serio? ¿Y por qué tienes tanto miedo de mostrarlo?

Serie ensillar y cabalgar 1 72


Carol Lynne Gobernando el Pasado

En lugar de responder inmediatamente, Deacon se desplazó para


sentarse en una de las sillas enfrente de Ray.

—Nunca sabes cómo va a reaccionar la gente heterosexual. La


conclusión es que he aprendido a esconderme entre ellos.

—¿Qué tipo de vida es esa?

Deacon arrojó el sombrero a la mesa pequeña junto a él.

—Es mejor que el infierno de morir. Lo que casi me ocurrió antes


de venir aquí. —Deacon suspiró y decidió contarle a Ray algo que muy
pocas personas sabían—. ¿Recuerdas que te conté que trabajaba en un
racho en el Norte? Bueno, uno de los vaqueros con los que compartía
habitación encontró una imagen que había arrancado de una revista. Lo
tenía bien escondido, pero él estuvo fisgoneando en mis cosas.

Deacon restregó las manos. No importaba cuántos años pasaran,


el incidente siempre permanecería en su mente.

—Los hombres que pensé que eran mis amigos conspiraron a mis
espaldas. Me sacaron a rastras de la cama una noche y me ataron a un
árbol. Se turnaron para golpearme y para cuando terminaron, estaba
casi muerto. Si no hubiera sido por el dueño del rancho que salió a ver
qué era toda esa conmoción, no tengo dudas de que hubiera muerto esa
noche.

Escuchó la falta de respiración de Ray.

—Puedes pensar que soy un cobarde, pero estoy vivo y haciendo


el trabajo para el que nací.

Ray se puso en pie y se situó enfrente de Deacon.

Serie ensillar y cabalgar 1 73


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Sin embargo, este es tu hogar.

Deacon estiró la mano y colocó a Ray sobre su regazo.

—Sí. Lo es. El único que he tenido que aceptó lo que soy.

Ray acunó la mejilla de Deacon y le besó en la frente.

—Si es el momento para las confesiones, imagino que te has


ganado el derecho a que escuches las mías. Hasta hace sólo unos
minutos, estaba comenzando a pensar que podría instalarme aquí. Sé
que será un gran cambio, pero veo el modo en que los demás empleados
y tú estáis juntos.

Deacon pudo ver las lágrimas en los profundos ojos verdes de Ray
reflejadas por la luz de la luna conforme su amante continuaba.

—Quiero eso. Quiero un grupo de amigos con los que poder


bromear, con los que divertirme. Gente que me cubra las espaldas
cuando lleguen los momentos difíciles.

—Puedes tenerlo, todo eso —dijo Deacon.

Ray negó.

—No si tengo que esconder lo que realmente soy cada vez que
recibamos otra furgoneta llena de huéspedes Mi padre os dio un lugar
seguro para vivir y trabajar. Había entendido que ser homosexual era
admisible en el J Bar, pero por lo poco que sé, sólo era aceptado de
puertas para dentro. No puedo vivir con eso. No lo haré.

—¿Qué estás diciendo? —Deacon sintió cómo su corazón estaba


siendo desgarrado de su pecho. Había conocido a Ray hacía solo poco

Serie ensillar y cabalgar 1 74


Carol Lynne Gobernando el Pasado

tiempo, pero era la primera vez en su vida que había conocido a alguien
con quien podía verse a sí mismo sintiéndose completo.

Ray apoyó la frente contra la de Deacon.

—Estoy diciendo que no puedo permitirme enamorarme de ti ante


esas circunstancias.

Ray comenzó a alejarse, pero el brazo de Deacon se tensó,


manteniéndolo en el sitio. No estaba seguro de qué decirle al hombre,
pero Deacon sabía que no podía dejar que Ray se alejara.

—¿Bajo qué circunstancias podrías verte enamorándote de mí?

Ray le dio un suave y dulce beso en la boca.

—Unas donde pueda hacer eso si quiero. Me senté allí esta noche
y observé a otras parejas agarrarse de la mano y darse besos a
hurtadillas. Quiero eso. Mis sentimientos por ti no son menores porque
ambos seamos hombres y si la gente no puede comprender eso, no
estoy seguro de que deba darles la bienvenida a mi hogar y mis tierras.

—Necesitamos mantener el negocio. No es fácil hoy en día sacar


adelante una hacienda de este tamaño. Los ingresos de los huéspedes
ayudan para mantenernos a flote.

—Entonces, tal vez, necesitamos evaluar el obtener un tipo


diferente de huésped. Quizá gente que acepte unos estilos de vida
alternativos.

Deacon tenía un fuerte presentimiento de saber dónde quería


llegar Ray, pero tenía serias dudas. Negó.

—No seremos capaces de encontrar bastantes...

Serie ensillar y cabalgar 1 75


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Ray le besó de nuevo.

—El mundo está lleno de hombres homosexuales. Déjame a mí


encontrarles y traerles aquí.

—¿Como una versión de hombres homosexuales de Field of


Dreams13?

Ray se echó a reír.

—Sí, algo así. Pero en serio... piénsalo. ¿Cuántas veces has sido
capaz de ir de vacaciones con un amante y sentirte complemente libre
de poner tu brazo alrededor de él o besarle si el estado de humor es el
adecuado?

Deacon nunca había tenido unas vacaciones de verdad, y mucho


menos algo remotamente parecido a lo que Ray estaba diciendo.

—¿Así que realmente quieres convertir el J Bar en un lugar de


vacaciones para hombres homosexuales?

—No sólo eso, sino a familias alternativas, a lesbianas, demonios,


no soy quisquilloso siempre y cuando a los huéspedes que vengan no
les importe verme besarte de vez en cuando. Estuve revisando los libros
con Beth y parece que la primavera y el otoño son los momentos más
duros aquí en la hacienda. Tal vez podríamos reservar esas temporadas
para huéspedes GBLT14 y luego partir de ahí.

Ray restregó la nariz por la de Deacon.

13 Field of Dreams es una película de 1989 interpretada por Kevin Costner en la que
da vida a un granjero que escucha voces y cree que le dicen que debe construir un
campo de béisbol en sus terrenos.
14 GLBT se refiere a Gay, Lesbian, Bisexual, Transgendered y en castellano quiere

decir Homosexuales, Lesbianas, Bixesuales y transexuales.

Serie ensillar y cabalgar 1 76


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Bueno, no tendría que mudarme aquí, pero probablemente


querría. La publicidad se realiza principalmente con un ordenador,
trabajaría donde sea que tenga acceso a internet.

—La hacienda tiene internet y también la casa de RJ.

—¿Así que piensas que es una buena idea? —preguntó.

En ese momento, a Deacon no le importaba si la idea fracasaba.


Lo importante era pasar el tiempo con Ray.

—Creo que deberíamos ir por ello.

Ray le besó, moviendo rápidamente la lengua contra la de


Deacon.

—¿Y si vamos al piso de arriba y lo celebramos?

Deacon apretó el culo de Ray.

—No he pensado en otra cosa desde que te conocí.

Ray se bajo del regazo de Deacon y le tendió la mano, poniendo a


Deacon de pie. Deacon abrió el camino, sorprendido cuando no pudo
entrar.

—¿Cerraste con llave la puerta?

Ray sacó las llaves del bolsillo y se las tendió a Deacon.

—Por supuesto que cerré con llave. ¿Por qué no habría de


hacerlo?

Deacon intentó olvidar que Ray no era del campo. Introdujo la


llave en la cerradura y abrió la casa antes de devolvérselas a Ray.

Serie ensillar y cabalgar 1 77


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Con la excepción de la oficina, no cerramos con llave las


puertas de alrededor. Nunca hemos tenido un sólo problema por dejar
las casas abiertas.

Ray entró y arrojó las llaves en la mesa de la entrada.

—Me llevará un tiempo acostumbrarme. En casa ni siquiera salía


a tirar la basura sin cerrar con llave detrás de mí.

Deacon puso una mano en la espalda de Ray y le guió escaleras


arriba.

—Eres tan condenadamente atractivo.

La sonrisa de Ray iluminó todo su rostro mientras abría el botón


del vaquero.

—Y esa ni siquiera es mi mejor cualidad.

Con Ray de pie en un escalón encima de él, estaban frente a


frente. Deacon estiró la mano y agarró la nuca de Ray, tirando de su
amante por un beso. Mientras su lengua se enredaba con la de Ray,
bajó la cremallera de los vaqueros del pequeño hombre y tiró de ellos
tan lejos como pudo.

Deacon rompió el beso y sonrió.

—Siéntate.

Ray se mordió el carnoso labio inferior mientras se sentaba y se


quitaba de una patada los vaqueros y la ropa interior. Separó los
muslos e inclinó los brazos hacia atrás un escalón por encima de él.

—¿Es esto lo que tenías en mente?

Serie ensillar y cabalgar 1 78


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Deacon se arrodilló y colocó las manos en el mismo escalón donde


descansaban los pies de Ray. Habían terminado de hablar. Todo en lo
que podía pensar era en la polla enfrente de él, goteando con líquido
preseminal.

Comenzó con los firmes huevos de Ray y trabajó el recorrido hacia


arriba por la larga y gruesa longitud, deteniéndose ocasionalmente para
arañar la piel con sus dientes.

Ray gimió mientras estiraba una de las manos para agarrar con el
puño el cabello de Deacon.

—Más.

Deacon sabía que no había necesidad de que Ray suplicara. Ni


siquiera había saboreado su premio aún, de ninguna manera iba a
renunciar. Pasó la lengua alrededor de la cresta de la corona, lamiendo
el líquido preseminal conforme continuaba goteando por la hendidura
superior.

—Mmmm —tarareó mientas deslizaba los labios sobre la cabeza,


explotando en su boca el sabor de Ray.

La sujeción de Ray sobre el cabello de Deacon se tensó mientras


empujaba las caderas, conduciendo la polla más hondo por la garganta
de Deacon.

Deacon puso una mano en el estómago, manteniéndole atrás


mientras liberaba la polla en su boca. No podía creer que tratara de
arruinar este increíblemente momento erótico.

—Lo siento, pero mis rodillas me están matando. Imagino que no


soy tan joven como solía serlo.

Serie ensillar y cabalgar 1 79


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Ray rió entre dientes y se desplazó un escalón hacia arriba para


poder ponerse en pie sin enviar a Deacon rodando por las escaleras.

—Vamos, anciano. Te ayudaré a llegar a la cama.

Deacon siguió felizmente el cuerpo desnudo de Ray. Demonios, a


estas alturas, tenía miedo porque lo seguiría a cualquier lugar al que
quisiera guiarle. Se sorprendió cuando Ray evitó el dormitorio principal.

Deacon había estado en la habitación de RJ en muchas


ocasiones, pero nunca como amante.

—¿Por qué no estás en el gran dormitorio?

Ray miró por encima de su hombro.

—No es el mío. No puedo dormir en la misma cama donde mi


padre folló con sus amantes.

Deacon se rió entre dientes.

—Tienes una ampulosa visión de la vida sexual de RJ. Nunca


trajo a un hombre a casa.

Ray se giró en redondo, con una expresión de asombro en el


rostro.

—¿Nunca tuvo relaciones sexuales?

—No dije eso. Iba a Billings un fin de semana al mes.

—¿Qué pasa con Billings? Neil dijo que era donde iba también él.
—Un pensamiento se le pasó por la mente—. ¿Eran Neil y mi padre
amantes?

Serie ensillar y cabalgar 1 80


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Deacon se encogió de hombros.

—Si lo fueron, nadie me lo contó. Billings es el único lugar en los


alrededores con un bar para homosexuales. Demonios, sólo hay unos
cuatro en todo el estado. Si un chico quiere conocer a un hombre con
ideas afines, iría a The Loft.

Ray entró en uno de los dormitorios libres y se subió a la cama


sin hacer.

—Menos charla y más desnudarse.

Deacon tiró de la parte delantera de su camisa y los perlados


automáticos se abrieron.

—Más despacio —le amonestó Ray—. Quiero ver cada centímetro


de tu cuerpo.

Deacon se rió entrecortadamente.

—Soy un vaquero, no un bailarín exótico.

Se sentó sobre la cama y se quitó las botas y los calcetines antes


de ponerse de pie y mirar a Ray. Su amante estaba situando una pila de
almohadas apoyadas sobre el cabecero.

—Además, he esperado demasiado.

De repente, un pensamiento le vino a la mente.

—¿Conseguiste material?

Ray se escabulló fuera de la cama y desapareció en el baño.


Deacon terminó de desvestirse y se tendió. Pasó las manos por su

Serie ensillar y cabalgar 1 81


Carol Lynne Gobernando el Pasado

cuerpo, colocando una sobre su pecho mientras que la otra comenzaba


a acariciar su erección.

Cuando Ray no regresó de inmediato, Deacon le llamó.

—¿Te caíste?

—No. Sólo dame un instante.

Deacon notó algo diferente en la voz de Ray y la curiosidad pudo


más que él. Salió de la cama y fue a investigar. La visión de lo que
encontró casi le hace correrse justo ahí y ahora.

Con un pie apoyado en el lavabo, Ray estaba insertándose un


dildo más que largo en su trasero. Deacon tenía la visión perfecta de la
silicona de color carne mientras se deslizaba en su camino a casa.

—Pensé que ese era mi trabajo.

Ray saltó y miró por encima de su hombro. Su rostro estaba rojo


del evidente bochorno, pero Deacon también pudo detectar el sonrojo de
la excitación.

—Me gusta estirarme a mí mismo de antemano.

Diferente. Deacon dio unos pasos hacia delante y empujó


suavemente el dildo con su mano.

—¿Y hacer esto está prohibido?

Ray jadeó y Deacon tomó el control del juguete. Comenzó a


retorcerlo mientras bombeaba la rígida silicona dentro y fuera del
agujero de Ray. Conforme Deacon observaba como respondía el cuerpo

Serie ensillar y cabalgar 1 82


Carol Lynne Gobernando el Pasado

de su amante ante la falsa polla, no pudo evitar imaginarse su propia


polla clavándose en las profundidades de Ray.

Se inclinó hacia delante y chupó el lóbulo de la oreja de Ray,


empujando el dildo dentro tan lejos como pudo llegar.

—¿Por qué haces esto antes de follar?

La espalda de Ray se arqueó mientras gemía.

—Algunas veces molesta al principio. No quiero eso.


Especialmente contigo.

Antes de que Deacon pudiera mover otra vez el dildo, Ray


comenzó a mover las caderas, follándose a sí mismo.

—Maldita sea, nene. No puedo soportarlo. Quiero sentirte.


Hacerte volar.

Deacon sacó el dildo y lo arrojó dentro del lavabo. Reemplazó la


polla artificial con sus dedos. A pesar de haber sido follado por un trozo
de silicona, Deacon no pudo superar los apretones de las paredes
internas de Ray.

—Eres pequeño y estrecho. —No quería presumir, pero Deacon


sabía que su polla era más grande que el juguete al que Ray había
estado acostumbrado a utilizar—. ¿Me prometes algo?

—Cualquier cosa —dijo Ray en un gemido.

—Si comienzo a lastimarte, asegúrate de decírmelo.

Ray asintió, mientras se movía en los dedos de Deacon.

Serie ensillar y cabalgar 1 83


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Satisfecho, Deacon miró alrededor y localizó el conjunto de afeitar


por detrás del lavabo.

—Agarra el material y déjame llevarte a la cama.

Ray alcanzó la bolsa de piel negra y sacó la tira de condones y un


pequeño tubo de lubricante. Deacon levantó a su amante en brazos y le
llevó a la cama. Podía sentir el líquido preseminal gotear de su verga
mientras cruzaba la habitación y, cuidadosamente, depositaba a Ray en
el gran colchón.

Deacon se colocó a si mismo entre los abiertos muslos de Ray y


abrió uno de los paquetes.

Desenrolló el condón por su longitud y aplicó más lubricante a su


polla y al estrecho agujero de Ray.

—Recuerda lo que te pedí —le recordó a Ray mientras situaba la


corona de su polla en la entrada del pequeño hombre.

Las mandíbulas de Deacon se apretaron mientras intentaba


entrar en su amante poco a poco. Estudió el rostro de Ray, buscando
alguna señal de dolor, hasta que estuvo complemente ubicado. Ray
estaba más estrecho de lo que había imaginado y Deacon nunca había
sentido nada tan intenso en su vida.

—Respira —le dijo a Ray, deseando poder tomar su propio


consejo.

—Nunca he estado tan lleno —jadeó Ray.

—¿Te estoy lastimando? —Por favor, no me pidas que salga, rezó


silenciosamente Deacon.

Serie ensillar y cabalgar 1 84


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Ray negó y sonrió.

—Me estás matando, pero en el buen sentido.

Aliviado por no ser el único sintiendo un placer intenso, Deacon


gimió. Sintió los músculos de Ray comenzar a relajarse por lo que
empezó a moverse. Comenzó a entrar y salir con un ritmo lento hasta
que estuvo seguro de que no iba a dañar a su amante.

Ray miró a los ojos de Deacon y asintió, dándole un silencioso


permiso para más. Deacon levantó el torso de Ray y comenzó a embestir
con más rapidez, empujando más hondo antes de salir. Con cada
movimiento de sus caderas, sintió como si se estuviera perdiendo en el
pequeño hombre.

Había existido mucha provocación para él como para durar


mucho, pero Deacon intentó dejar una impresión duradera. Extendió la
mano por detrás y agarró las piernas de Ray con los brazos, abriendo
más a Ray.

—¡Sí! —jadeó Ray—. Te siento. ¡Oh, joder, te siento!

El joven hombre estaba jadeando por aire mientras Deacon


asaltaba incansablemente el dulce cuerpo de su amante una y otra vez.
Fue recompensado con un grito de éxtasis cuando Ray se corrió.

Deacon sabía que estaba cabalgando al límite, pero cuando el


cuerpo de Ray se tensó alrededor de su polla, estuvo perdido. Hundió la
corona tan hondo como pudo en el cuerpo de Ray y llenó el condón,
aullando su nombre mientras se corría.

Liberó las piernas de Ray y besó a su amante conforme las


réplicas continuaban retorciendo su cuerpo.

Serie ensillar y cabalgar 1 85


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Quería susurrar palabras dulces a su oído, pero ¿qué podía decir


que no sonara trillado? Era cien por ciento verdad que nunca había
experimentado nada tan bueno como lo que acababa de ocurrir, pero
sabía que las palabras eran vacías, especialmente después de follar.

Deacon bajó la mano y sujetó la base del condón mientras salía


de Ray. Le dio un rápido y profundo beso antes de salir de la cama y
dirigirse al cuarto de baño.

Después de deshacerse de la manchada goma y limpiar su polla


en el lavabo, pasó una toalla bajo el grifo de agua caliente y la llevó de
regreso al dormitorio. Ray estaba profundamente dormido, con la
respiración aún más agitada de lo normal.

Deacon limpió a su amante tanto como pudo sin despertarle y


apagó la lámpara de la mesilla de noche. Colocó las mantas sobre ellos
y situó a Ray contra su pecho. Por mucho que hubiera disfrutado de
suaves besos y un poco de confidencias de alcoba, sabía que era mejor
que se hubiera quedado dormido.

—Es demasiado pronto —balbuceó para sí mismo.

Serie ensillar y cabalgar 1 86


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Capítulo Cinco
Ray pasó la mayor parte del tiempo de los tres días siguientes en
la oficina de su padre, buscando en internet. Miró en ese momento a la
parte baja del monitor y maldijo. Si iba a acudir a la reunión con el
abogado de su padre, necesitaba ponerse en marcha.

Guardó en favoritos la página que había estado revisando y se


alejó del escritorio. De su búsqueda hasta ahora, definitivamente veía la
posibilidad de su plan comenzando a cumplirse, pero necesitaba algo de
dinero para que ocurriera.

A pesar de la nostalgia, la cabaña de verano necesitaba arreglos,


junto con varias de las otras cabañas.

También sentía que los jornaleros merecían mejores casas. Había


oído quejarse sobre lo frías que eran las casas en invierno. La forma en
que lo imaginaba, llevaría una gran suma de dinero realizar un buen
trabajo y aún mantener la integridad de las viejas casas. Había
escuchado sobre una compañía en Kansas City que creaba nuevas
ventanas que parecían como las originales. Ray había llegado tan lejos
como para contactar con la empresa. En su opinión, ventanas de un
sólo cristal eran las grandes culpables de las corrientes de aire de las
cabañas.

La culpa que sentía por desear que hubiera algo de dinero junto
con la propiedad de su padre había sido reemplazada lentamente con el
conocimiento de que podía hacer cosas maravillosas para el J Bar con
el dinero. No sólo en la hacienda en sí misma, sino con los vaqueros que
habían llegado a considerar la tierra como su hogar. Sólo la publicidad

Serie ensillar y cabalgar 1 87


Carol Lynne Gobernando el Pasado

de su nueva aventura iba a ser cara, pero Ray sabía que tenía que
añadir anuncios en algunas de las publicaciones que se proveían a la
comunidad GLBT.

Recogió las llaves de su coche de alquiler de la mesa y abrió la


puerta, sorprendido cuando Taggert casi le golpea en el rostro.

—¡Guao!

Impactado, Taggert bajo la mano.

—Lo siento, simplemente venía a verte. Deacon dijo que ibas a


dirigirte a Red Lodge y me preguntaba si podías llevarme.

—Por supuesto, pero no sé cuánto tiempo estaré. —Ray abrió el


camino hacia el sedán.

—No me importa esperar. Tengo una cita en la clínica.

Después de que ambos se abrocharan el cinturón, Ray salió hacia


la carretera. Se preguntaba si podía usar la inesperada oportunidad
para conseguir la opinión de Taggert en los cambios que estaba a punto
de proponer a los otros.

Ray esperó hasta que estuvieron en la carretera comarcal que iba


a Red Lodge.

—Y, mmm, ¿puedo preguntarte tu opinión sobre algo?

Taggert sólo tenía unos veintidós y parecía sorprendido por ser


consultado.

—¿A mí? Claro.

Serie ensillar y cabalgar 1 88


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—¿Qué pensarías sobre abrir la hacienda principalmente a


huéspedes homosexuales y lesbianas? Ya sabes, un lugar donde
puedan ir de vacaciones y ser ellos mismos.

—Ya tenemos eso. No muchos, eso sí, pero hay algunos


huéspedes ocasionales que lo son.

—Sí, pero estoy hablando más de reservar permanentemente los


meses en que estemos organizando viajes exclusivos para ellos. Viajes
donde se les permita ser ellos mismos sin preocupaciones de quién
podría pillarles besándose o agarrando la mano de su amante.

Taggert se restregó la nuca, bajo la amplia ala de su sombrero.

—Creo que suena bien, pero estás hablando de mucha tentación


yendo y viviendo de la hacienda. Conoces las normas del lugar.

Ray se rió entre dientes.

—Las conozco y las odio. Una de las razones por las que estoy
interesado en hacer esto es que todo el mundo pueda relajarse y ser
quienes son, no sólo los huéspedes.

Targget pareció pensarlo por unos minutos antes de responder.

—Nunca he salido del armario como muchos chicos. Diablos, ni


siquiera he estado en un bar fuera de Red Lodge. Tal vez debas
preguntar a alguien con un poco más de experiencia que yo.

Ray negó.

—La experiencia no tiene nada que ver con eso. Imagino que la
verdadera pregunta es si te gustaría vivir en una atmósfera de completa
aceptación. Por lo que dices, no has tenido algo así hasta ahora.

Serie ensillar y cabalgar 1 89


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Claro. ¿Quién no? Pero no llevaré chaparreras por el rancho sin


unos vaqueros puestos para dar emociones a los huéspedes, así que ni
preguntes —bromeó Taggert.

Ray se rió a carcajadas y alzó la mano.

—Lo prometo.

*****

El manejo semanal del ganado fue siempre uno de los favoritos


entre los huéspedes. No es realmente una gran producción, sólo mover
las cabezas de ganado de un pasto a otro, pero da a los aspirantes a
vaqueros una oportunidad para mostrar lo que han aprendido durante
la semana.

Pese al escándalo con uno de los grupos de potros, todo salió


bastante bien. Deacon se recostó en la silla mientras Neil representaba
un espectáculo para los chicos. Deacon había visto que una de las
vaquillas tenía una herida en la pierna que necesitaba ser cuidada.

Con su bien entrenado Australian Shepher15, Georgia, Neil separó


la vaquilla del rebaño y no perdió tiempo amarrándola. Observar a Neil
conforme su caballo castrado corría a toda velocidad era la cosa más
cercana a una experiencia religiosa que la mayoría de los vaqueros
tenían, a excepción, por supuesto, de la visión de Griggs montando su
caballo a pelo en pantalones de ante que ocasionalmente se ponía para
los huéspedes.

La cansada multitud parecía apreciar la habilidad mostrada y


alentó a Neil y a Georgia.

15
Australian Shepher es una raza de perros, es un pastor ovejero australiano utilizado
en los ranchos del Oeste de Estados Unidos.

Serie ensillar y cabalgar 1 90


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Después de que uno de los ancianos ayudara a Neil a aplicar


ungüento a la vaquilla herida, Neil hizo un poco de fanfarroneo para los
huéspedes.

Deacon escuchó el chirrido de una silla acercándose detrás de él y


miró por encima del hombro.

—Eh —saludó Griggs.

Deacon esperó hasta que el vaquero trajera su caballo junto a


Black Jack.

—¿Va todo bien?

Griggs asintió.

—Estoy un poco preocupado por la pareja de huéspedes que salen


a pasear hacia la cresta de la montaña.

—Déjame adivinar, ¿Danny y Judy?

Griggs buscó en el pequeño grupo de jinetes hasta que su mirada


aterrizó en las dos personas en cuestión.

—No creo que tengan la confianza para realizar una escapada


como esa.

Deacon estudió a la pareja de unos veinte años. Sin tomar los


caballos para llegar a la cresta de la montaña, eran cuatro horas de
paseo ida y vuelta al rancho.

—Ve a hablar con ellos sobre eso. Si honestamente no piensan


que pueden hacerlo, los llevaré a casa.

Serie ensillar y cabalgar 1 91


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—¿Estás seguro? Eso te retrasaría hasta después del anochecer.

—Estoy seguro. Sólo haz que Madre tenga un par de platos


calientes para nosotros. Siempre y cuando nos mantengamos en el
sendero, estaremos bien.

Griggs asintió y se alejó hacia la pareja. Deacon observó cómo


Griggs intentaba explicar lo que conllevaba alcanzar la cresta de la
montaña. Cientos de jinetes inexpertos habían realizado bien el paseo,
pero la clave era confiar en el caballo. Los caballos en J Bar estaban
bien entrenados, podían tomar la empinada cuesta hacia abajo con los
ojos cerrados, pero los jinetes nerviosos tenían tendencia a tirar de las
riendas, lo que normalmente se traducía en problemas.

Griggs miró hacia Deacon y asintió. Deacon podía decir que el


vaquero se sentía mal, pero era poco lo que podía hacerse al respecto.

Deacon chasqueó la lengua y Black Jack llegó cabalgando.

—Iremos por delante y emprenderemos el regreso. Os veo a todos


más tarde.

Por el modo en que Judy estaba sentado en la silla, Deacon tenía


una buena idea de que pronto estaría deseando haber cogido el corto
paseo a casa.

*****

Después de dejar a Taggert en la clínica, Ray aparcó delante de la


oficina del bufete Kruege y Westmoor. Examinó su cabello en el espejo
retrovisor antes de salir y cerrar con llave. Sonrió para sí conforme
sacaba el llavero otra vez y abrió el coche. Tenía que estar recordándose
a sí mismo que no estaba en la ciudad.

Serie ensillar y cabalgar 1 92


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Caminó hacia la zona de recepción y sonrió a la joven mujer tras


el escritorio.

—Ray Justice. Tengo una cita con James Krueger.

—Sí, señor Justice, el señor Krueger está esperándote. La


segunda puerta a la derecha por aquel recibidor.

—Gracias. —Ray caminó hacia la oficina señalada y llamó en la


jamba de la puerta abierta—. ¿Señor Krueger?

Un hombre de mediana edad con un escaso cabello permanecía


de pie y extendió la mano.

—Encantado de conocerle. Por favor, llámeme James.

—Gracias, James. —Ray tomó el asiento que le ofrecían.

James reorganizó unos pocos archivos sobre el escritorio,


entregando a Ray un sobre grande de papel manila, antes de abrir una
carpeta adicional de archivos.

—Todo lo de carácter personal debería estar allí. Tengo algunos


papeles para que firmes, incluyendo la nueva escritura sobre la
hacienda, así puedo tramitarlo en los juzgados tan pronto como sea
posible.

Ray asintió, firmó y puso las iniciales en numerosos documentos.


La mayoría de ellos tenían que ver con el rancho. Aún no había visto
nada sobre un pago en efectivo, pero asumió que estaría en el sobre que
le había entregado. Ante la dirección que sus pensamientos tomaban,
Ray tuvo que hacer retroceder la culpa una vez más. Sabía en su
corazón que el dinero era necesario para mejorar el J Bar. Se sentía

Serie ensillar y cabalgar 1 93


Carol Lynne Gobernando el Pasado

seguro de que su padre estaría orgulloso de las cosas que estaba


deseando conseguir.

Después de acabar con el papeleo legal, Ray se puso en pie y


estrechó la mano de James.

—Gracias por tomarse el tiempo para localizarme. Nunca habría


sabido del J Bar si no hubiera sido por su llamada telefónica.

Una extraña expresión cruzó el rostro de James brevemente antes


de desaparecer con una sonrisa forzada.

—Te deseo la mejor de las suertes, Ray.

Ray hizo un gesto con la cabeza hacia la recepcionista de camino


a su coche. Tan pronto como estuvo instalado de forma segura en la
privacidad del sedán, abrió el gran sobre. Se sorprendió de encontrar
algunas fotografías de sí mismo junto con un único sobre más pequeño
con su nombre escrito en la parte exterior del puño y letra de su padre.

Con manos temblorosas, Ray rasgó el sobre blanco de tamaño


empresarial estándar. Desplegó el trozo de papel de cuaderno y
comenzó a leer.

Ray Jr.,

Si estás leyendo esto, debo estar muerto. Es triste que mi muerte y


la esperanza de dinero te traigan a Montana, pero aquí estás.

Como estoy seguro que eres consciente, la hacienda te ha sido


dejada en herencia. Tengo que ser honesto y decir que no era lo que
hubiera querido si me hubieran dado alguna opción. Nunca te

Serie ensillar y cabalgar 1 94


Carol Lynne Gobernando el Pasado

preocupaste por mí o mi herencia aquí en Montana, pero las leyes son


tales que no puedo legárselo a nadie más que a ti.

Todo en lo que he tenido elección, se lo he dejado a Deacon y a


unos pocos de los jornaleros.

Ellos se merecen lo que obtuvieron y más, así que no te atrevas a


intentar demandarles para conseguir lo que sientes que debería ser tuyo,
o ayúdame Dios, te perseguiré hasta el día de tu muerte.

Ray respiró entrecortadamente ante el ímpetu detrás de las


palabras escrita a mano por su padre. Casi rasga la carta ahí y ahora,
pero alguna parte perversa suya continuó leyendo.

Sé que legalmente, no puedo evitar que vendas la hacienda y


regreses a tu sofisticada vida en Nueva York, pero te estoy pidiendo que
te tomes algo de tiempo para reconsiderarlo. El J Bar ha estado en mi
familia durante generaciones. Siempre hemos estado muy orgullosos de
ser dueños de una de las haciendas privadas más grandes del estado de
Montana.

Si simplemente regresas al este, Deacon y el resto de empleados


están más que cualificados para dirigir el lugar. Tendrías un ingreso
constante de beneficios y nunca tendrás que ensuciarte tus suaves
manos levantando un dedo para ganártelo.

Eso fue todo lo lejos que Ray se atrevió a leer. Metió la carta en el
sobre grande y lo arrojó al asiento trasero, fuera de la vista.

Le llevó varios minutos el calmarse lo bastante para encender el


coche. Mientras se alejaba del bordillo para dirigirse hacia la cafetería
donde había acordado encontrarse con Taggert, luchó contra las
lágrimas.

Serie ensillar y cabalgar 1 95


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Se repitió una y otra vez que no importaba. RJ no conocía la


historia detrás de por qué Ray nunca le había escrito o había ido a
Montana para verle. Las cosas habrían sido diferentes si simplemente
no hubiera estado mintiendo a las personas que se suponía que más
quería.

Taggert salió del bonito escaparate tan pronto como Ray apareció,
con dos tazas de humeante café en las manos. Ray se inclinó por
encima de la gaveta y abrió la puerta del pasajero.

—Gracias. —Taggert le entregó a Ray su taza—. Una de azúcar y


dos de crema, ¿cierto?

Ray asintió y colocó la taza con motivos botánicos en la consola.


Mientras condujo fuera del pueblo, no tenía duda de que Taggert era
capaz de darse cuenta de su actual estado de humor, porque el vaquero
ni siquiera intentó generar una conversación.

El sol se estaba poniendo rápidamente y Ray ajustó el parasol del


coche, maldiciéndose por dejarse las gafas de sol en el tocador.
Conforme conducía, extendió la mano y levantó la taza, esperando que
se hubiera enfriado lo suficiente para beberlo.

—¡Atención! —gritó Taggert mientras Ray doblaba la esquina.

Como a cámara lenta, la taza de café caliente se derramó sobre su


mano mientras intentaba demasiado tarde girar bruscamente ante el
gran alce.

Ray sintió el impacto antes de que el mundo se volviera negro.

*****

Serie ensillar y cabalgar 1 96


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Estaban sólo a unos ochocientos metros de la hacienda cuando


Deacon se sorprendió por ver a Neil cabalgando a toda velocidad hacia
él. Incluso en la distancia, Deacon pudo adivinar por el lenguaje
corporal de Neil que algo iba mal.

Alentó a Black Jack y se dirigió hacia el jefe de los vaqueros.

—¿Qué ocurre? —gritó cuando estuvo lo bastante cerca. Ambos


hombres tiraron de sus caballos para detenerlos.

—Acabamos de recibir una llamada del Hospital Beartooth. Hubo


un accidente de camino a casa desde Red Lodge. Tanto Taggert como
Ray han sido llevados allí.

Deacon ni siquiera esperó por más detalles, fue a todo galope


hacia el establo. Jimmy y Griggs se encontraban ambos esperando en el
establo cuando Deacon llegó cabalgando. Jimmy se había adelantado y
tenía la furgoneta de Deacon en marcha y esperando.

Deacon saltó dentro de la furgoneta y pisó a fondo, roció tierra


por todos los lados en su prisa por llegar al hospital. A mitad de
camino, se vio obligado a reducir la velocidad de la furgoneta y se puso
el cinturón de seguridad.

Una vez que estuvo en la carretera comarcal, condujo tan rápido


como se atrevió hacia Red Lodge. A medio camino del pueblo, divisó
luces parpadeantes. Redujo la velocidad hasta casi detenerse junto a
todo el tráfico para mirar boquiabierto la escena del accidente. Era una
cosa enfermiza, pero supo que era la naturaleza humana.

Una grúa estaba cargando lo que quedaba del coche de alquiler


de Ray a la plataforma, toda la parte frontal del sedán estaba abollada.
El primer pensamiento de Deacon fue que Ray había chocado contra un

Serie ensillar y cabalgar 1 97


Carol Lynne Gobernando el Pasado

árbol, pero la sangre y tripas justo después de lo abollado probó que


estaba equivocado.

—Joder.

Despejado el accidente, Deacon adelantó a tantos coches como


pudo con seguridad en un esfuerzo por llegar a Ray.

—Por favor, Dios, haz que ambos estén bien.

*****

Incluso antes de abrir los ojos, sintió el peso de la mano de


alguien en su brazo. Sabía que era Deacon por el olor a caballos y
cuero.

—Eh, cariño. ¿Cómo te sientes?

Ray se lamió los labios.

—Sediento.

Deacon alcanzó un vaso de plástico de la pequeña mesa y dirigió


una pajita a la boca de Ray.

—Sólo un par de sorbos. No queremos que lo devuelvas por todos


lados.

Por más que quería beberse el vaso entero, Ray siguió las órdenes
de Deacon.

—¿Qué ocurrió? ¿Qué demonio era esa cosa?

Serie ensillar y cabalgar 1 98


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Un alce —informó Deacon a Ray—. Cuando decidiste golpear a


un animal, te aseguraste a conciencia de saber cómo ir por el mayor
que tenemos.

—¿No debería estar en un zoológico o algo así en lugar de vagar


alrededor de la carretera de cualquier forma?

Deacon sonrió.

—Eh, estás hablando del orgullo de Montana justo aquí.

Ray se miró hacia abajo, sorprendido de ver que parecía tener


todas sus partes intactas.

—¿Cómo de mal estoy?

—Conmoción cerebral, nariz rota, esquince de muñeca y una


quemadura infernal en el muslo.

—Café.

—¿Eh? ¿Quieres café?

—No, estaba intentando beber café. Debí haberlo derramado.


¿Cómo está Taggert?

Deacon se removió en su asiento.

—Un brazo y la clavícula rota, moretones y algunos cortes


menores. Tiene uno en la ceja que le preocupa, pero le aseguré que le
haría más atractivo.

Ray entrecerró los ojos.

—No te hagas ilusiones sobre Taggert.

Serie ensillar y cabalgar 1 99


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Deacon se rió entre dientes. Se inclinó hacia delante y colocó un


suave beso en los labios de Ray.

—No tienes que preocuparte. Alguien más tiene mi completa


atención en este momento.

No fue hasta que algo de la niebla abandonó el cerebro de Ray


que recordó por qué había ido en primera instancia a Red Lodge. Sin
dinero para empezar su nueva empresa, sabía que los últimos días
habían sido malgastados.

—¿Estaré lo bastante bien como para ir a casa por la mañana?

—¿Qué? Pensé que no te irías hasta el domingo.

Ray no sabía cómo contarle a Deacon la verdad. Necesitaba algo


de tiempo lejos de Montana, del J Bar y de Deacon para asimilar todo lo
que había ocurrido.

—Hay algunas cosas que necesito hacer antes de ir a trabajar el


lunes.

Deacon parpadeó varias veces.

—¿Es tan importante que regreses a la ciudad?

Ray trató de asentir, pero se dobló de dolor mientras su cabeza


parecía como si fuera a caerse de su cuello.

—Por favor, sólo prométeme que me llevarás al aeropuerto por la


mañana.

Los músculos de la mandíbula de Deacon comenzaron a palpitar


mientras apretaba los dientes.

Serie ensillar y cabalgar 1 100


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Claro, pero sabes, golpear alces no es algo que ocurre todos los
días por aquí. Realmente no necesitas salir huyendo a Nueva York por
eso.

Ray alargó la mano y enredó los dedos con los de Deacon.

—Tengo algunas ideas que necesito ver, por favor.

¿Qué diría Deacon si supiera que Ray necesitaba decidir si para


renovar la hacienda de su padre merecía la pena vender la casa por la
que su madre había trabajado tan duro para poder pagarla? No. Eso no
era realmente cierto. Sabía en el fondo que necesitaba tiempo para
digerir la carta que su padre había escrito.

Sabía que RJ había sido herido por la aparente falta de


comprensión de Ray, pero ¿realmente había intentado localizarle?
Cuanto más pensaba en ello, más loco se volvía. Ni una sola vez su
padre había intentado verle cara a cara.

—Eh, ¿Qué pasa dentro de esa cabeza con moretones? —suspiró


Deacon, besando la mejilla de Ray.

—Sólo me preguntaba por qué mi padre nunca intentó verme.


Cuando averiguó la verdad, estaba tan enfadado con mi madre por
mentirme sobre él. Pero creo que si yo fuera padre, habría hecho todo lo
que estuviera en mi mano para ver a mi hijo, tanto si me aprueba como
si no. Al menos, le habría localizado una vez se hiciera adulto y hubiera
tenido una conversación de hombre a hombre con él.

Los ojos de Deacon estaban llenos con la melancolía mientras


retiraba el puntiagudo cabello de la frente de Ray.

Serie ensillar y cabalgar 1 101


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Era más orgulloso que cualquier hombre que hubiera conocido


jamás, algunas veces hasta la exageración. Era mi mejor amigo, pero
incluso he tenido algunas palabras con él últimamente. Lo que hizo
estuvo mal, sin rodeos, y no le excusaré.

Deacon se inclinó más y acarició con la nariz el cuello de Ray.

—Significas todo para mí. Si tienes que regresar a Nueva York, no


estés mucho tiempo. Me he acostumbrado un poco a ti.

Ray apreció todo lo que su amante dijo, pero sus sentimientos por
Deacon eran reales, sobrevivirían el tiempo que le llevara aclarar su
cabeza y su corazón. Ray alargó la mano y acarició la mejilla de Deacon.
Aquí estaba un hombre que había conocido en menos de una semana,
sin embargo significaba para él más que cualquier otra persona en el
mundo.

Por mucho que quisiera decirle al hombre que amaba esas tres
pequeñas palabras, su conciencia no se lo permitió. Tal vez era hora de
averiguar lo que él era, no lo que su madre, o su padre, pensaban que
era.

Serie ensillar y cabalgar 1 102


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Capítulo Seis
El jefe de Ray entró en su oficina y arrojó una carpeta sobre el
escritorio.

—¿Vacas? ¡Te pido una campaña publicitaria para una pastelería


y me das vacas!

Ray alzó la mirada del ordenador.

—Son reses

—¿Disculpa?

—Reses o ganado, no vacas. Todo el argumento de la campaña es


hacer que la gente regrese al campo. Al tiempo en que las madres
horneaban para sus familias.

El rostro rojo del hombre delante de él gruñó.

—No me has dado otra cosa que ganado y vacas desde que has
regresado de tus vacaciones.

—No fueron unas vacaciones. Mi padre murió.

—Lo que sea. Por qué no te tomas unos días libres y decides
dónde quieres estar. Esto no es el campo. No puedes hacer publicidad
local dirigida hacia la gente de Manhattan con ese estúpido anuncio con
el que me has venido.

Ray observó como su jefe salió hecho una furia de su oficina.

Serie ensillar y cabalgar 1 103


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Joder.

Se reclinó en la silla y cerró los ojos. Sabía que su jefe tenía


razón. En ese momento, deseó estar en el porche delantero de su casa
en J Bar. El calor en la ciudad era sofocante. Lo que no daría por un
lugar sombreado en el campo con una brisa fresca.

Aunque había regresado hacia casi dos semanas, había decidido


casi inmediatamente que quería volver. Pero las cosas llevaban su
tiempo. Tenía una casa que vender y una vida que reorganizar.

*****

—¿Eh, jefe?

Deacon alzó la mirada del libro de horarios frente a él.

—¿Sí, Jimmy?

—Esto llegó para Ray. El lugar de coches de alquiler en Billings


finalmente llegó a llevarse lo que quedaba del coche de alquiler de Ray.
Estos son los efectos personales que fueron encontrados dentro.

Deacon tomó el gran sobre de papel manila y lo dejó junto a él.

—Gracias.

Jimmy asintió y abandonó la cocina móvil.

—¿Quieres que haga otra cafetera? —preguntó Martha.

Deacon inclinó la taza, sorprendido de ver que su café se había


enfriado.

—Eso sería genial.

Serie ensillar y cabalgar 1 104


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Aún tenía, al menos, una hora de trabajo que hacer y sabía que
necesitaría cafeína para mantenerse despierto. Cómo se las había
arreglado para encariñarse tanto de Ray, todavía no lo comprendía,
pero la vida sin su amante estaba haciendo estragos en sus hábitos de
sueño.

Sus dedos rozaron la esquina del sobre. La dirección en la


esquina superior izquierda le dijo que era de los abogados de RJ.

—No es asunto tuyo, Deacon.

—¿Dijiste algo? —preguntó Martha, entrando en la habitación.

—No. Sólo hablaba conmigo mismo.

Martha depositó una garrafa de café recién hecho enfrente de él.


En lugar de irse, tomó asiento frente a la mesa del comedor.

—No te lo puedes quitar de la cabeza, ¿verdad?

Deacon sonrió.

—¿Es tan obvio?

—Bueno, podría decirte que no y salvar tu orgullo o podría decirte


la verdad. ¿Cuál prefieres?

—Le echo de menos. Hablar por teléfono no es lo mismo.

—Pues díselo.

Deacon miró a la mujer que se había preocupado por todos ellos


en algún momento u otro.

Serie ensillar y cabalgar 1 105


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—No puedo. No creo que sea yo por quien permanece alejado.


Creo que es por lo que sea que está en el sobre.

Martha miró el sobre en cuestión.

—Creo que tienes una decisión que tomar.

Deacon asintió y se sirvió más café.

—A pesar de que Ray es el hijo de RJ, creo que mi viejo amigo le


odiaba.

Deacon continuó contándole a Martha sobre las cartas que Ray


había encontrado, así como la carta que Deacon había recibido.

—... yo simplemente no lo comprendo —concluyó Deacon.

Martha alargó la mano por encima de la mesa y cubrió la mano de


Deacon.

—Creo que, al fin y al cabo, cuando RJ supo que se estaba


muriendo, comenzó a amargarse por todas las cosas que habían ido mal
en su vida, específicamente Ray. Era el sufrimiento lo que sentía en
esas cartas. No dejes que nublen tu entendimiento cuando se trata de
su amistad. Realmente era tu amigo. Estás dejando que su relación con
Ray contamine esos recuerdos.

—¿Crees que realmente amó a Ray, alguna vez?

Martha se encogió de hombros.

—Se llevó la respuesta a la tumba. —Ella se puso en pie y golpeó


la mesa con los dedos—. Tal vez es cuestión tuya hacer de este lugar el
hogar de Ray y no el de RJ.

Serie ensillar y cabalgar 1 106


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—¿A qué te refieres? —Deacon sabía que había hecho sentir a Ray
bienvenido en la hacienda.

—RJ puso su sello en todo por aquí. Los fantasmas tienen un


modo de mantener alejados a los vivos. Si hay malos sentimientos entre
RJ y Ray, tal vez es hora de cambiar las cosas.

—¿Cómo? —la incitó.

Martha apoyó las manos sobre la mesa y se inclinó hacia Deacon.

—En los viejos tiempos, las haciendas se llamaban por la marca


que llevaban. J Bar era la marca de este lugar, pero ya no marcamos el
ganado, los etiquetamos.

—¿Y?

—Resulta que sé que Elijah Justice expresó en su testamento que


J Bar nunca podría ser heredado por nadie más que un Justice. No dijo
nada sobre el terreno, sólo el nombre. Creo que es bastante obvio que
Ray probablemente nunca tendrá un heredero. ¿Qué va a ocurrirle a
este lugar cuando sea su hora? Tal vez una visita al Señor Krueger te
ayudaría a encontrar algunas respuestas a tus problemas con Ray. Haz
de este lugar el hogar de Ray y él volverá.

Deacon se rascó la mandíbula. Sabía tras leer la carta de RJ que


la última cosa que quería era traspasar el rancho a Ray, y ¿por qué
sacaba ahora a relucir ese tema?

—¿Por qué no le contaste a RJ tus teorías sobre el J Bar?

Martha sonrió.

Serie ensillar y cabalgar 1 107


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Porque a diferencia del resto de vosotros, yo sabía de Ray y no


quería que RJ le dejara la hacienda a nadie excepto al último Justice.
Es como debe ser, independientemente de su relación. Pareces olvidar
cuánto tiempo he trabajado aquí. No hay muchos esqueletos de los
Justice que no conozca.

Con una sonrisa de auto-satisfacción, Martha se giró y regresó a


la cocina para terminar de preparar el almuerzo.

Deacon recogió el sobre y vació su contenido en la mesa. Si iba a


ver al Señor Krueger, necesitaba comprender a lo que se estaba
enfrentando.

*****

Ray terminó de cerrar la caja con cinta adhesiva y la apiló con las
otras. Había realizado un buen avance en los últimos días. Había
llegado a un arreglo con una de las organizaciones benéficas locales por
un servicio de recogida y sólo le quedaba la mitad del ático por
clasificar.

No había tenido mucha suerte vendiendo la casa de su madre,


pero el mercado estaba paralizado y sabía eso cuando la había puesto
en venta. Con las vacaciones forzadas de su trabajo, había decidido
hacer lo que pudiera para preparar el viejo lugar.

El repiqueteo del timbre de la puerta alejó su atención de la tarea


que tenía entre manos. Se puso en pie, se sacudió el polvo acumulado
de la camiseta y el cabello antes de bajar la escalera.

Antes de que pudiera terminar de bajar las escaleras, alguien


comenzó a aporrear la puerta.

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Ya va —gritó.

Abrió la puerta y casi se desmaya. El hombre al que no podía


sacarse de la cabeza estaba de pie enfrente de él. Ray se lanzó a los
brazos de su amante y le besó.

Cuando pudo alejarse lo bastante para interrogar a Deacon, los


brazos de su hombre se tensaron y le besó más profundamente. Ray
abrió la boca y succionó la lengua de su amante. Maldita sea, había
echado de menos el sabor de Deacon. El beso se volvió más ardiente
cuando Deacon lamió los labios, la barbilla y las mejillas de él con la
lengua. En unos instantes, la polla de Ray estaba dura y empujando
contra el muslo de Deacon mientras continuaban su erótico juego de
lenguas.

Ray tiró de Deacon dentro de la casa y cerró la puerta.

—Te necesito. —Se alejó del beso lo bastante para decirlo.

Deacon se inclinó y puso su espalda en el vientre de Ray,


levantándole del suelo. En su posición actual, Ray tenía una perfecta
visión del culo de Deacon, cubierta por un par de vaqueros
descoloridos. Pasó las manos por las firmes posaderas del vaquero
mientras era llevado escaleras arriba. No podía meter la mano dentro de
la cinturilla de Deacon, pero podía pasar los dedos por la costura entre
las nalgas del culo de su amante.

—¿Cuál? —preguntó Deacon.

—La primera puerta —replicó Ray.

Deacon arrojó a Ray en la cama.

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

—¿Materiales?

Ray se mordió el labio inferior.

—Los condones están en el cuarto de baño, aún en la bolsa de


aseo. —Fue hacia el cajón de la mesilla—. Aunque tengo lubricante.

Mientras Deacon iba a recuperar los condones, Ray comenzó a


despojarse de la ropa. Para cuando estuvo desnudo, Deacon regresó al
dormitorio, enfundado y listo, Ray ya había comenzado a estirarse a sí
mismo. No había tenido tiempo de sacar el dildo del cajón, en cambio
hizo las cosas al modo antiguo. Parecía que ambos tenían prisa.

Ray sonrió, insertando otro dedo mientras Deacon subía a la


cama.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Deacon se detuvo y sonrió, haciendo un gesto hacia la puerta.

—¿Debo irme?

—Demonios, no. —Sacó los dedos y estiró las piernas—. Acércate.

Deacon se insinuó entre los muslos de Ray y guió su polla hacia


el agujero de Ray.

—¿Recuerdas nuestro acuerdo?

Ray sabía exactamente de lo Deacon estaba hablando.

—Prometo que te lo diré si duele.

Tras empujar la cabeza a través del anillo de músculos, Deacon se


detuvo y se inclinó hacia abajo a por un beso. De todos los eróticos

Serie ensillar y cabalgar 1 110


Carol Lynne Gobernando el Pasado

besos que habían compartido en su relación, Ray sabía que había algo
increíblemente diferente en éste. Sabía que no era el único que lo sintió.
El sordo gemido procedente de Deacon cuando las lenguas se
entrelazaron también fue diferente.

Ray abrió los ojos y alzó la mirada al atractivo hombre que había
echado de menos de forma irracional. No se dijeron palabras, pero Ray
sintió la conexión entre ellos aún más profunda.

Sin romper el contacto visual, Deacon comenzó a moverse. En un


lento balanceo, Deacon empujó su longitud dentro del cuerpo de Ray.
Aunque sintió un par de punzadas, Ray se concentró para evitar que su
rostro lo reflejara. Tener a Deacon con él era más importante que dejar
que cualquier cosa arruinara el momento.

Una vez enterrado hasta la empuñadura, Deacon se inclinó hacia


abajo y pasó la lengua por los labios de Ray.

—Dios, he echado de menos esto y a ti. Toda mi vida de adulto la


he pasado en el rancho y nunca me he sentido tan solitario como en las
últimas dos semanas.

Ray asintió. Sabía de lo que Deacon estaba hablando. El tiempo


que pasó lejos de Deacon había sido un puro infierno. No había
importando que se hubiera mantenido ocupado. No había existido un
minuto del día en que no estuviera tentado a decir “a la mierda con
todo” y regresar a Montana.

Deacon sacó la polla y volvió a introducirla. La estrechez era


increíble. Ray juraría que sentía cada vena prominente de la gruesa
polla de Deacon.

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

Ray enrolló las piernas más alto alrededor del torso de su amante
mientras gemía con cada embestida. Las palabras que se había estado
muriendo por decir estaban en la punta de su lengua. Aún no.

Deacon cambió de posición conforme la intensidad se


incrementaba. Aunque Ray echaba de menos los arañazos del vello
púbico de Deacon contra su polla, disfrutó de ser capaz de mirar hacia
arriba al hermoso rostro del vaquero.

Sonrió mientras las oscuras cejas de Deacon se fruncían, como si


se concentrara con todo lo que tenía. Ray sabía que él era el recipiente
de toda esa concentración y le sirvió para excitarse aún más.

El sonido de piel contra piel mientras los pesados huevos de


Deacon se balanceaban contra el culo de Ray era casi ensordecedor en
la habitación. ¿Quién hubiera pensado que pudiera echar de menos ese
ruido? ¿Había algo del hombre que le follaba tan vigorosamente que no
hubiera ansiado durante el último par de semanas?

Deacon agarró a Ray por los tobillos y separó más sus piernas
mientras continuaba entrando y saliendo del dispuesto agujero de Ray.
Deacon miró dentro de los ojos de Ray.

—Maldita sea, te he echado de menos.

Ray sabía que estaba locamente enamorado del hombre mientras


miraba a las casi, visiblemente palpables emociones en la expresión de
Deacon. Mientras una mano estaba ocupada en su polla, Ray levantó la
otra para limpiar algo de sudor del rostro de Deacon. Una vez más, Ray
quería decirle a Deacon lo mucho que lo amaba, pero sabía que
significaría más cuando los dos hombres no estuvieran follando como
conejos.

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

Su mano viajó por el pecho de Deacon mientras arañaba la


ligeramente velluda piel con las cortas uñas. La visión de las marcas
rojas visibles bajo el vello envió la excitación a través del cuerpo de Ray.
Era otro recordatorio de que Deacon estaba realmente allí. En realidad,
su amante había viajado a New York para estar con él.

—Deacon —jadeó cuando su polla explotó, disparando hilos de


semen sobre su estómago.

La mirada de Deacon estaba fija abajo. Ray no estaba seguro si


fue la visión de él corriéndose o las marcas rojas de arañazos en el
pecho de Deacon, pero algo pareció desencadenarse en su amante.

Deacon rugió con una combinación de gruñido y refunfuño


mientras golpeaba su polla dentro y fuera de Ray.

Con su ingenio una vez más intacto, Ray estudió el rostro de


Deacon mientras se enterraba hasta la empuñadura y se sacudía con
cada chorro de semen. Ray tomó el control y bajó las piernas, una vez
más envolviéndose alrededor de la cintura de Deacon para hacer que el
vaquero cayera sobre él.

No importaba que Deacon pesara, al menos, veintidós kilos más


que Ray, la presión del cuerpo de su amante contra el suyo era más que
bienvenida, era necesaria. Ray pasó las manos por la espalda de
Deacon mientras su compañero luchaba por tomar aire.

Ray sabía que no podía retenerlas mucho más. Situó los labios en
el oído de Deacon y susurró:

—Te amo.

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

Deacon giró la cabeza y apresó la boca de Ray en un profundo


beso. Tras ahondar, Deacon salpicó los labios y el rostro de Ray a
besos.

—Yo también te amo.

Ray casi lloriqueó cuando la flácida polla de Deacon abandonó su


agujero. Deacon se desplazó y se quitó el condón, depositándolo en el
cubo de basura junto a la cama.

Con la limpieza olvidada por el momento, Ray se acurrucó contra


el pecho de Deacon.

—Y, ¿vas a contarme por qué has hecho todo el camino hasta
Nueva York?

Deacon pasó la punta de los dedos por el lateral del rostro de Ray.

—Tengo algunos documentos para que firmes y una propuesta de


negocios.

Confuso, Ray se alzó sobre el codo y miró hacia Deacon.

—Pensaba que ya lo había firmado todo.

Deacon sacudió la cabeza.

—He estado trabajando con el Señor Krueger. Redactó los papeles


para cambiar el nombre a la hacienda. No será oficial hasta que pase
por los juzgados y demás, pero no podemos hacer nada sin tu
aprobación y tu firma.

—¿De qué estás hablando? ¿Por qué quieres cambia el nombre


del J Bar?

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

Deacon volvió a tirar de Ray hacia sus brazos.

—Es una forma legal de sortear la obstinación de tu tátara-


tatarabuelo. El rancho es ahora tuyo. No de tu padre. Ni de tus
antepasados. Tuyo.

—¿Qué nombre has decidido? —Incluso después de ese breve


periodo de tiempo, Ray no podía imaginar la hacienda siendo llamada
por otro nombre que J Bar.

La expresión de Deacon se iluminó.

—Bueno, todavía depende de ti, por supuesto, pero los otros


jornaleros y yo pensamos que Justice River suena muy bien.

—Justice River. —Ray saboreó el nombre con la lengua—. Me


gusta.

—Y ¿regresarás a casa conmigo?

—Todos los cambios que tengo en mente para el rancho


constarán dinero. No puedo hacer ninguno de ellos hasta que pueda
vender la casa de mi madre.

—Espera un segundo. —Deacon se bajó de la cama de un salto y


desapareció en el baño. Regresó con una toalla húmeda cubriendo uno
de sus anchos hombros y su monedero.

—Gracias, pero realmente no hay necesidad de que me pagues


por el sexo. Te lo regalo —bromeó Ray.

Deacon arrojó la toalla a Ray antes de sentarse en la cama junto a


él. Sacó un cheque de la cartera y se lo entregó a Ray.

Serie ensillar y cabalgar 1 115


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Tus empleados tienen una propuesta para ti.

Ray miró el cheque, estupefacto.

—¿Por qué es esto?

—Bueno, pensamos que tal vez nos dejarás comprarte una parte
del negocio del rancho —informó Deacon.

—¿Pero y si fracasa? Esto involucra a los ahorros de todos. No


puedo arriesgar el dinero de todos —trató de explicar Ray.

—¿Por qué? Estás dispuesto a arriesgar el tuyo. ¿Cuál es la


diferencia? Todos tenemos un interés particular en hacer el negocio
rentable. —Deacon se encogió de hombros—. Además, creemos en ti. Y
de esta forma, los vaqueros sentirán una sensación de pertenencia que
no habían sentido antes.

—¿Qué hay de ti? —preguntó Ray.

—¿Yo qué?

—¿Te dará una razón para quedarte tras el largo viaje? —Ray se
mordió el labio inferior, esperando.

—No —dijo Deacon con una sacudida de cabeza.

El pecho de Ray se tensó.

Deacon se inclinó hacia adelante a por un beso.

—Pero esto me la da.

—Buena respuesta. —Ray besó a Deacon y empujó su espalda


contra el colchón para una segunda ronda.

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

*****

Ray estaba dirigiendo a los transportistas cuando el gran furgón


entró en su entrada. El lateral de la furgoneta decía Reconstruction
Specialists16 con el lema Lo arreglamos a la primera la segunda vez.

Un anciano se bajó y se dirigió hacia Ray.

—¿Ray Justice?

Ray asintió.

—Soy yo. Usted debe ser Walter.

—Sí. ¿Han sido entregadas ya las ventanas?

—Vinieron hace unas horas. Les dije a los repartidores que las
pusieran en el establo. Espero que eso esté bien.

—Eso está genial. Mi hijo y yo podemos revisarlas y determinar


cuáles van a cada cabaña.

Con el sol reflejando directamente en el parabrisas de la


furgoneta, Ray no había visto a nadie más en la furgoneta. Ahora que
miraba de nuevo, estaba muy seguro de ver a un joven sentado en el
asiento del pasajero.

—Te acomodaremos en la cabina cercana a la cocina de


campamento. Es sólo una gran habitación y un cuarto de baño, pero
tiene dos camas, una chimenea y un par de cómodas sillas de cuero. La
cocina de campamento está siempre abierta si necesitas algo de beber o

16El nombre de la empresa es Reconstruction Specialists que en español significa


“Especialistas en Reconstrucción”.

Serie ensillar y cabalgar 1 117


Carol Lynne Gobernando el Pasado

un picoteo de media noche. Sólo asegúrate de limpiar tu desastre o


Martha te dará una tunda en el trasero.

Walter asintió.

—Soy un poco maniático de la limpieza, así que Martha y yo


deberíamos llevarnos bien.

Ray se rió entre dientes.

—No lo digas muy alto, Martha ha estado tratando de cazar a un


hombre durante los últimos treinta años.

Walter se rió, pero Ray detectó un titileo en los ojos azules del
hombre. Alzando la mirada al cielo, Walter protegió sus ojos.

—¿Con qué cabaña quieres que Tyson y yo comencemos?

—Bueno, dependerá de cuánto tiempo os lleve cada una. La


cabaña de verano tiene la mayoría de las ventanas, pero no estará vacía
durante los próximos cuatro días. Después de eso, sólo tendréis una
semana hasta que más huéspedes estén a punto de llegar.

Walter sacó un pañuelo desteñido de color azul de su bolsillo


trasero y se limpió la frente.

—Demos una vuelta y echemos un vistazo a todo. Debería ser


capaz de darte un programa para esta tarde.

—Suena bien.

Walter estrechó la mano de Ray una vez más antes de regresar al


vehículo. Ray se acercó paseando a su casa, esquivando a uno de los
transportistas llevando una mesa auxiliar. Estaba contento de dejar que

Serie ensillar y cabalgar 1 118


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Deacon le convenciera para distribuir algunos de los muebles de RJ en


las otras cabañas.

Conforme entraba en la casa, sonrió. El lugar parecía mucho más


como un hogar con algunas de sus cosas dispersas por todas partes. El
gran sofá de tapicería y cuero que había salvado hacía tres meses
encajaba perfectamente enfrente de la chimenea. No podía esperar a
pasar las noches de invierno acurrucado con Deacon en frente del
rugiente fuego.

—Guao, apenas reconozco el lugar.

Ray miró por encima del hombro mientras unos fuertes brazos se
envolvían alrededor de su cintura.

—¿Quién sabía que mi gusto funcionaría en una rústica cabaña


de troncos? Pensé que sería todo de Pottery Barn-ish.

—¿Pottery Barn-ish? —preguntó Deacon.

—Es una tienda. Olvídalo. —Ray se reclinó contra el pecho de


Deacon—. Los chicos de las ventanas llegaron.

—Sí, fui yo el que les dirigió hacia aquí. —Deacon besó la nuca de
Ray—. El hijo de Walter está de muy buen ver.

Ray se giró y entrecerró los ojos.

—¿No habíamos tenido ya esta conversación?

Deacon le dio a Ray un rápido beso.

Serie ensillar y cabalgar 1 119


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Tengo la fuerte impresión de que vamos a estar rodeados de


hombres atractivos en un par de meses. Acordemos mirar, apreciar,
pero nunca tocar.

Ray fingió pensar durante un breve momento.

—¿Sin tocar?

—Lo prometo. Sin tocar.

—De acuerdo. Pues cuéntame que aspecto tiene Tyson y no te


dejes ningún detalle.

Serie ensillar y cabalgar 1 120


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Epílogo
Había sido un largo y duro invierno y Ray no estaba seguro de si
sus huevos se descongelarían realmente alguna vez. Se puso su
sombrero de vaquero de paja, las gafas de sol y salió de la casa. Todavía
estaba alucinado de los cambios personales que había experimentado
en los siete meses previos. No sólo Deacon se había mudado con él
antes de que el invierno se asentara, sino que Ray había perdonado a
su padre y aprendido a montar un caballo sin que le doliera el culo de
tanto montar.

—Será mejor que pongas tu flacucho culo en marcha si quieres


dar la bienvenida a nuestros primeros huéspedes —gritó a voces
Deacon bajando la carretera del rancho.

Ray puso los ojos en blanco y continuó con su paso normal.

—Los vaqueros atractivos no corren —le gritó en respuesta.

Estaba feliz de ver a Tyson de pie en el porche de la cocina de


campaña. Todo el mundo había quedado tan impresionado por el
trabajo que había realizado con las ventanas y el modo en que se había
llevado con los vaqueros, que lo habían contratado para llevar a cabo
los mantenimientos rutinarios en el rancho.

Conforme pasaba por el porche, Ray le hizo señas al atractivo


hombre.

—Ven, vamos a dar la bienvenida a los huéspedes como una


familia.

Serie ensillar y cabalgar 1 121


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Tyson sonrió y bajó los escalones de dos en dos, y se unió a Ray


en cuestión de segundos.

—No estoy seguro.

Ray pasó un brazo alrededor de la cintura de Tyson.

—Bueno, ahora lo eres. Eres parte de esto tanto como cualquiera


de nosotros.

Comenzó a soltar su brazo, pero Tyson le dio un codazo en las


costillas.

—Déjalo ahí. Me encanta escuchar gruñir a Deacon.

—Eres malvado, pero me encanta.

Como era de esperar, para cuando llegaron al establo, los ojos de


Deacon estaban entrecerrados.

—¿Te metes conmigo, Tyson?

Tyson se rió entre dientes, el sonido vibró en el pecho de Ray.

—No. Solo te probaba para asegurarme de que todavía sabes lo


que tienes.

Deacon alejó a Ray de Tyson.

—Lo sé. No hagas que tu muy pequeña cabeza se preocupe por


eso.

El comentario, combinado con el increíble tamaño de Tyson, hizo


que los demás se rieran cuando la furgoneta azul oscuro de pasajeros
apareció a la vista.

Serie ensillar y cabalgar 1 122


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—¡Animaos, chicos! —Deacon enrolló el brazo alrededor de Ray—.


Tú lo hiciste, cariño. Nuestro primer grupo donde podemos sentirnos
completamente cómodos con quienes somos.

Ray se inclinó sobre su amante. Las reservas todavía no estaban


completamente llenas, pero lo estaría pronto.

La furgoneta se detuvo y aparcó. Griggs se apeó, con el rostro


rojo. En lugar de esperar a que los huéspedes bajaran de la furgoneta,
se encaminó directamente hacia Ray y Deacon.

—Tenéis que mantener a ese niño lejos de mí o su primer día en


la hacienda será el último.

Ray miró alrededor de Griggs y localizó al hombre de unos veinte


años robando miradas a Griggs. Los largos y brillantes rizos de color
negro rebotaban en su rostro mientras ayudaba a descargar el equipaje.

—Es mono.

—Es un grano en el culo. Todo el camino hacia aquí estuvo


realizando una pregunta tras otra. Fantaseó sobre sí mismo como
jinete. Por mi experiencia aquellos que hablan de ello no saben una
mierda. Y ese tío no cerró la boca.

Ray sonrió y extendió la mano para dar una palmada a Griggs en


el hombro.

—Has tenido tu primer huésped enamorado. Qué lindo.

Griggs emitió un sonido de disgusto y se alejó.

Ray pasó de mirar hacia el guapo hombre comiéndose con los ojos
a Griggs a Deacon.

Serie ensillar y cabalgar 1 123


Carol Lynne Gobernando el Pasado

—Griggs está tan jodido.

—Sí. —Deacon se inclinó hacia abajo y besó rápidamente a Ray—.


Vamos a dar la bienvenida al futuro de la hacienda Justice River.

Fin

Serie ensillar y cabalgar 1 124


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Staff
Traductora
Dg Kaleigh

Correctora
Pily1

Diseñadora
Leluli

Lectura Final
Laavic

Serie ensillar y cabalgar 1 125


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Próximo Libro
Serie Ensillar y Cabalgar
2. Un verdadero vaquero
Ethan Griggs es muy feliz viviendo en el
Rancho Justice River. Pasa los días como
el jefe de los vaqueros, ocupándose de los
caballos a los que adora y a los
huéspedes que ha aprendido a soportar.

Cuando Bridger Collins llega al rancho, el


mundo de Griggs se puso patas arriba.

A pesar de su habitual política de no


intervención con los huéspedes,
inmediatamente se siente atraído por el
joven.

Bridger prospera en el modo de vida de


los vaqueros. El hijo de uno de los
hombres más ricos del país, Bridger
preferiría arreglar una valla antes que
sentarse detrás de un escritorio a contar
su dinero.

La química sexual que parece compartir


con Griggs es simplemente la guinda del
pastel.

Con la proximidad del fin de su estancia


de una semana, Bridger está obligado a elegir entre la vida que quiere
con Griggs y la vida planeada para él desde su nacimiento.

Serie ensillar y cabalgar 1 126


Carol Lynne Gobernando el Pasado

Carol Lynne
Carol Lynne es una escritora de libros románticos eróticos y
homoeróticos.

Dice de ella misma:

“Para ser sincera, soy


completamente aburrida. Me paso los días
intentando compaginar dos niños
pequeños y mi carrera como escritora. Me
podrás encontrar tanto escribiendo una
escena de amor apasionada como
limpiando gelatina de la alfombra.
A continuación incluyo algunos datos
personales algo sorprendentes:
Bebo galones de café cada día, aunque prefiero café instantáneo.
Mi familia y amigos me lo recriminan continuamente. Aunque sólo bebo
café instantáneo, soy muy quisquillosa con respecto a la marca que
compro. Tiene que ser Taster’s Choice o ninguno.
Me encanta la música Country, pero no soporto oír música en mi
casa, por lo que ni siquiera tengo un equipo de música o radio de ningún
tipo. Escucho música mientras voy conduciendo por la ciudad y con eso
me basta.
Me gusta considerarme baja de estatura más que con sobrepeso.
Estoy segura de que si pudiese añadir otros 15 ó 18 centímetros a mis
158 cm de estatura estaría mucho más delgada. Así pues, no es que yo
coma demasiado, sino que paré de crecer.
Me gustan más los anuncios de Hallmark que las películas de
Hallmark.
Bueno amigos, lo siento, pero eso es lo que hay. Quizá algún día os
pueda contar algo realmente emocionante sobre mi persona, pero por
ahora esta soy yo en pocas palabras.”

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Carol Lynne Gobernando el Pasado

Esperamos que lo hayas


disfrutado y nos acompañes en el
próximo libro.

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formar parte de nuestro equipo
puedes contactarnos en:
contactar.sd@gmail.com

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