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Journal de la société des américanistes

93-2 | 2007
tome 93, n° 2

El alma de Mesoamérica: unidad y diversidad en


las concepciones anímicas

Roberto Martínez González

Editor
Société des américanistes

Edición electrónica Edición impresa


URL: http://jsa.revues.org/7673 Fecha de publicación: 2 décembre 2007
DOI: 10.4000/jsa.7673 Paginación: 7-49
ISSN: 1957-7842 ISSN: 0037-9174

Referencia electrónica
Roberto Martínez González, « El alma de Mesoamérica: unidad y diversidad en las concepciones
anímicas », Journal de la société des américanistes [En línea], 93-2 | 2007, Publicado el 10 diciembre
2012, consultado el 04 octubre 2016. URL : http://jsa.revues.org/7673 ; DOI : 10.4000/jsa.7673

Este documento es un facsímil de la edición impresa.

© Société des Américanistes


EL ALMA DE MESOAMÉRICA: UNIDAD Y DIVERSIDAD
EN LAS CONCEPCIONES ANÎMICAS

Roberto MARTINEZ GONZALEZ*

A fi n de ilustrar la unidad y diversidad de la cosmovisiôn mcsoamericana, comparare-


mos divcrsas conccpciones a nimicas indigcnas. A partir de este procedimiento, rccono-
ceremos aquello que tiendc a mantenerse constante a través del espacio y la cultura.
ldcntificaremos cuatro tipos principales de aimas: corazôn, aliento, sombra y calor.
Una vez descritos estos elemcntos, explicaremos, hipotéticamentc, cl modo en que se
articu laban bajo cl csquema mitico del Quinto Sol. [Palabras claves: aimas, energia
vital, Mesoamérica, nùcleo central, limites culturales.]

L'âme en Mésoamérique: unité et dfrersité des co11ceptio11s a11i111iq11e. Afin d'illustrer


l'unité et la diversité de la cosmovision mésoaméricaine, on compa rera diverses concep-
tions indigènes de l'âme et, à pa rtir de ce travail, on repérera ce qui tend à rester constant
dans l'espace et la culture. On identifiera quatre types principaux d 'âmes mésoaméri-
caines: le cœur, le souffie, l'ombre et la chaleur. Une fois décrits ces éléments, on
avancera des hypothèses sur la manière dont ceux-ci s'a rticulent dans le schéma
mythique du Cinquième Soleil. [Mots-clés: âmes, énergie vitale, Mésoamérique, noyau
cent ral, délimitation culturelle.)

The 1\1esoa111erica's soul: 1111ity and dil'ersity of.wu/ co11ceptio11s. In order to illustra te the
unity a nd diversity of the Mesoamcrican world-view, we will compare diflè rcnt native
conceptions of the soul. From this procedure we will recognize those clements that tend
to keep constant across space and culture, identifying four types of soul: heart, breath,
shadow and heat. Once described, wc will explain, hypothetically, the manner in which
these elements articulatc under in the mythic scheme of the Fifth Sun. [Key words:
souls, vital energy, Mesoamerica, central nucleus, cultural delimitation.]

Aunque ya desde el siglo xv1los frailes habian comenzado a notar las cnormes
semejanzas entre las tradiciones culturales de los pueblos indigenas de esta zona ,

• lnstituto de invcstigacioncs a ntropol6gicas, UNAM, avcnida del Ima n 660, ed 30-501, CP 04720,
Pcdrcgal del Maurel, Coyoacan, México, O F, Mexique [nahualogia@yahoo.com.mx].
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no fue sino hasta hacc sesenta y cuatro a iios que, gracias a la aguda intuici6n de
Paul Kirchhoff (1943), fue acuiiada una de las nocioncs q ue ha n tcnido mayor
impacta en la antropologia americana: el concepto de Mesoamérica. Cabe acla-
rar, sin emba rgo, que en aquel tiempo no se hablaba de una un idad ideol6gico-
cultu ral sino tan solo de compartir una serie de rasgos cultura les tan diversos
como el sacrificio humano, el juego de pelo ta y el cultiva de ma iz y frij ol. En
ép ocas mas recientes, a lgunos investi gadores, como Alfredo La pez Austin (2001 ),
han procurado redefinir esta area cultural a pa rtir de la existencia de cierta
unidad en los sistemas de pensamiento; en la que, mas que una unifo rmid ad to tal,
existi ria una mat ri z de ideas compar tidas, o 111icleo d11ro, y una serie de elementos
que tienden a modificarse a través del tiempo, el espacio y los individuos.
Asi pues, en cl presente trabajo hemos querid o trata r la unidad y diversidad
del pensa miento mesoamericano a partir del estud io de una de sus mas intimas
creencias, la idca del alma 1. De antemano podemos advcrtir que, a unque fuimos
incapaces de identificar un 111icleo duro de las co ncepciones an imicas, la presente
investigaci6n muestra con claridad las diversas problcma ticas por las que atra-
viesa el cstudio del a lma en nuestra regi6 n de interés.
Siendo que Io que aq ui nos interesa es justamcnte abordar cl tema de la
unidad cultu ra l de Mesoamérica, hemos decidido comparar Jas creencias de los
pueblos que nos ata ilen con Jas de grupos de regioncs vecinas. A partir de esta
ana logia, mostra remos que a lgunas de las ideas que solemos considerar neta-
mente mesoamericanas se encuent ran igualmente presentes en otras poblaciones
del continente. Y q ue, si queremos comprender mejor le confor maci6n de esta
area cultural, también dcbemos tomar en cuenta los intercambios sim b6licos que
pudicron tener luga r con sociedades extramesoa mericanas. De este modo,
concluiremos, al fi nal de este trabajo, que aquello q ue se comparte en Mesoamé-
rica no son las a imas en si, sino un cierto esquema a nimico que cventua lmentc
puede verse a lterado por inftuencias ex6genas. Las compa raciones con culturas
vecinas tiencn como objct ivo relativizar el concepto de Mesoamérica y ayudar a
comprcnder mej or la unidad, cspecificidad y diversidad de los conceptos aqui
tratados. La idea central es que, a un si la idea de Mesoamérica es funda menta l
para la ant ropologia americana, hay creencias indigenas que la sobrepasan y que
parecen ser mucho mas generales de Io que un o tenderia a suponer 2 .
D ado que, en una sola vida, seria im posible aba rca r las creencias animicas de
todos los pueblos indigenas a mericanos, hemos decidido tomar a una simple
muestra como punto de comparaci6n. Para ellos hemos considerado ta nto a
grupos de las inmediaciones de Mesoamérica - y que posiblemente habria n
estado inftuenciados por clla - como a otros de zonas mucho mas alejadas - y
que, a priori, deberian haber tenido con ésta un contacta mas lim itado 3 . Salvo
estas considcraciones, nucstro principa l criterio ha sido el de la d ispo nibilidad de
la informaci6 n.

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Martinez Gonzùlez EL ALMA DE MESOA MÉRICA

E N BUSCA DEL ALMA l\lESOAl\lERICANA

L o primero que po demos nota r, al tratar el tema de las entidades a nimicas


mesoamericanas, es que la cantidad y la calidad de la info rmaci611 disponible no
son , en mo do a igu no, ho mogéneas. Existcn g rupos, como los na huas y los mayas
de los Altos de C hiapas, sobre los que se ha alca nzado ta! deta lle en su co noci-
miento que, en ocasio nes, podemos identificar variacio nes regio nales, locales e
incluso persona les. E n cambio, encontramos etnias so bre las que la informaci6n
es tan esca sa, ta n inaccesible o ta n poco especifica que practicamente no nos <lice
nada sobre las concepcio nes indigenas. Este es, po r cjcmplo, el casa de los triques,
los tepehuanes, los chuj, los )encas, los to lupa n-jicaques, los po polocas, los
mazahuas y los mazatecos. Ella, sin tomar en consideraci6 n la existencia de
po blacio nes indigenas, a ho ra casi ex tintas, sobre las que la info nnaci6 n es nula o
completamente inaccesible; ta l es el casa de los paipa i, los cochimies, los kiliwa,
los diegueîio, y los pimas, pa r citar algunos.
A partir de la info rmaci6 n que si esta a nucstro a lca nce, hemos podido
o bservar que, cont ra riameute a Io que comùnmente se pla ntea las conccpciones
animicas mesoamericanas suelen ser sumamente variables en el tiempo y el
espac10.
El nùmero de ent idades considcradas oscila entre cuatro y una, siendo uno y
d os los n(uneros mas frecuentes, y pudiéndose encont ra r en un mismo grupo
étnico, e incluso una misma rcgi6n , una cantidad distinta de a imas. En la colo nia
temprana, Urbano (1 990) registr6 cuatro términos o to mics relèrentes al « alma »
o «anima », mas tarde Lo pez Yepes (1 826) uno, y los ant rop61ogos modernos
dos. Lo m as impresionante es que, no solo el término registrado po r L6pez Yepes
no correspo nde a ninguno de los enumerados par U rba no, sino que ta mpoco los
vocablos usados par los indigenas co ntemporaneos concuerdan con los de la
a ntigücdad. Con los m ayas pasa algo semejante; pues, mient ras los vocabularios
de la colo nia tempra na nos presenta n tres términos distin tos coma traduccio nes
de «alma », los etno logos modernos muestran solo uno que, adcmas, puecle no
concorda r con nin guno de los citaclos par los eva ngelizado res del siglo xv1.
También encontra mos discrepancias en el nùmero y cl no mbre de las « aimas »
antiguas y modernas de los quichés - antes una, ahora dos - , los ma mes - los
nombres no concuerdan - y los mi xtecos - uno de cuatro nombres se m antiene
constan te. Atm en na huatl, donde el vocabulario de las aimas tiendc a scr menas
mutable, el nlllnero de entidades reconocidas en la actualidad es generalmente
dos, a unque también puecle hablarse de Ires e incluso cuatro. Lo mas llamativo es
que, en ocasio nes existen mas similitudes entre las concepcio nes a nimicas de dos
pueblos relativa mente alejados que entre comunidadcs vcci nas; csto sucede, p ar
ej emplo, entre los na huas de la Huasteca , la Sierra Norte de Puebla y el centro de
Guerrero (ver Tabla 1). Sobre los huicho les, encont ramos que, mientras algunos

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estudiosos hablan de Ires entidades independientes y diferentes, otros se refieren


a una sola pero con dos nombres y ubicaciones distintas. Quienes han trabajado
entre los totonacas registran, por Io comùn, dos aimas distintas; el problema es
que, en ocasiones, sus nombres, cualidades y ubicaciones difieren considerable-
mente. Entre los chontales y los marnes, se reporta el uso de dos términos
referentes al alma que no se encuentran relacionados etimol6gicamente; el pro-
blema aqui es que ninguno de los autores menciona mas de un alma. De modo
semejante, los quichés y los mixes contemporaneos suelen tener, simultanea-
mente, concepciones animicas diferentes (McLean 1984, p. 399; Schultze Jena
1947, p. 50; Lipp 1991, pp. 43-46; Schoehals y Schoehals 1965, p. 188; Hoogsha-
gen y Halloren 1993, p. 262). Y asi podriamos continuar la lista pasando por,
practicamente, todos los grupos indigenas de la regi6n estudiada (ver Tabla !).
Sin embargo, si analizamos con mayor detalle nuestros datos, podemos ver
que los significados de los ténninos que correspondrian (( alma », (( anima )) y
« espiritu » tienden a mantenerse constantes. En los diccionarios antiguos, la
mayoria de las palabras asociadas a entidades animicas pueden clasificarse, segùn
sus sentidos, en tres grupos principales: 1. Vocablos cuyo significado se refiere a
elementos gaseosos- «aire»,« viento », « aliento », « soplo »,etc.; 2. Términos
compuestos por raices que significan « vida »; 3. Palabras cuyo sentido es« cora-
z6n » o « est6mago ». Y en algunos casos menos recurrentes, clichas palabras
pueden también significar « sagrado » o « sobrenatural », « semejanza », « can-
dela », « calor » o « irradiaci6n »(ver Tabla 2). Pudiera pensarse que la recurren-
cia en los significados de los términos tratados solo prueba que, para traducir
conceptos cristianos, los frailes de distintas regiones se basaron en criterios
semejantes; traduciendo textualmcnte « aliento » por « espiritu » y « vida » por
«anima ».No obstante, también hemos podido observar que, en los vocabularios
modernos y los textos etnograficos contemporaneos, los significados de las
«aimas» suelen ser semejantes a los de la antigüedad. Los sentidos mas recur-
rentes fueron por orden de importancia: « coraz6n, higado o est6mago »,
« aliento, soplo, viento », « sombra », « calor, luz, irradiaci6n, brillo », « vida »,
« conocimiento », « mollera »y« divino o sagrado »(ver Tabla 3). Comparando
estos datos con Io reportado por los etn61ogos modernos, hemos podido observar
que, salvo en algunos casos poco frecuentes, las diversas aimas mesoamericanas
pueden ser agrnpadas en cuatro clases principales: almas-coraz6n, aimas-aire,
almas-cal6ricas y aimas-sombra.

SonRE LAS ALMAS-CORAZÔN

Tal como se observa en la Tabla 3, el alma-coraz6n es, por mucho, la entidad


animica mas presente e invariable de Mesoamérica. Entre las caracteristicas que
con mayor frecuencia se le asocian estan la memoria, la vitalidad, el pensamiento,

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Martinez Gonzàlez P.L ALMA DE MESOAMÉRICA

la voluntad, el caracter, cl comportamiento moral, el valo r, el destino, la afecti-


vidad, el conocimiento y, en menor medida, la sexualidad. Es com(tn que se
suponga que <licha entidad puede dejar el cuerpo en diversas circunstancias sin
que ello implique necesariamente la muerte: 1. Se <lice que abandona el orga-
nismo durante el sue11o para vagar libremente durante la noche; el recucrdo de sus
experiencias es el contenido de los procesos onirico; 2. Sale del cuerpo durante la
em briaguez y el coi to, siendo la sensaci6n di versa del propio ser una consccuencia
de la ausencia animica; 3. Puede igualmente desprenderse a causa de una caida o
un a fuerte impresi6n, oser robada por brujos y entidades sobrenaturalcs; produ-
ciéndose en ta les casos aquella patologia Hamada susto . Por ùltimo, podemos
obscrvar que en un nùmero bastan te gra nde de casos es esta en tidad quien se
supo ne va a l mundo de los muertos Iras el deceso de la persona (ver Tabla 4).
En Io que respecta a su forma, podemos menciona r que tanto las fuentes
antiguas como las modernas se refieren a esta entidad bajo tres aspectos diferen-
tes: un aire, una silueta a ntropomorfa de nat uraleza etérea y un scr alado.
Localiza mos la creencia en aves del coraz6n entre los nahuas de Milpa Alta,
Morelos y Puebla, los tzotzilcs, los tzeltales de Cancuc, los mixes y los lencas
(Madsen 1960, p. 30; Lewis 1963, p. 278; Alvarez Heydenreich 1987, pp. 99-100;
Fagetti 1996, pp. 104- 106; Romero L6pez 2003, p. 87; G uiteras Holmes 1965,
p. 244; Pitarch 1996, p. 187; Figuerola 2005; Lipp 1991, p. 43; C hapman 1985,
p. 204) 4 . Observa mos elementos gaseosos vinculados al mismo 6rgano entre los
na huas de Morelos y Puebla, los o tomies, los totonacos, los huaves, los cho ies, los
tzo tziles y los chontales (Alvarez Heydenreich 1987, pp. 99-1 OO; Fagetti 1996,
p. 104; Galinier 1979, p. 429; 1990, p. 626; Silva 1972, p. 88; Ga rcia y Oseguera
200 1, p. 74; Whittaker y Warkentin 1965, pp. 88-89; G uiteras Holmes 1961,
p. 296; Ca rrasco 1960, p. 11 0). Encontramos la creencia en aimas a nt ropo mo rfas
ligadas al coraz6n entre los nahuas de la Sierra Negra, los moch6s, los tzotziles,
los Izelta les y los ch on ta les (Romero L6pez 2003, p. 87; Garcia Rui z 1987, p. 276;
Page Pliego 2002, p. 178; Pitarch 1996, p. 188; Figuerola 2005; Carrasco 1960,
p. 110) 5 .
Sin em bargo, esto no significa que ta les formas sean excluyentes pues, cuando
m enos, en tre los na huas del siglo xv1, éstas parecen coexistir. E n primer lugar,
encont ra mos que, en las citas de los informantes nicaraos de Bobadilla so bre el
yulio, se describe al coraz6n tanto como « a lgo que parece una persona » como
bajo la imagen de un « aliento que sale por la boca »al momento de la muerte
(Fern ândez de Oviedo y Valdés 1840, pp. 27-36). Al mismo tiempo, encontramos
que, de acuerdo con Duran (1967, II, p. 54), aquello que se ofrcndaba al sol en el
sacrificio por cardioctomia era «el va ho »; lo que implicaria igualmente la
presencia de algo gaseoso en el coraz6n 6 . En segund o luga r, cl C6dice Flore11ti110
(1950-1963, I X, p. 25) comenta so bre un ave conocido como yollotototl « ave del
coraz6n »« vive en Teotlixco [Frente a los Dioses], hacia el m ar del suroeste [... ].
Se le Hama ave del coraz6n. Asi, aquellos hombres dicen que, cua ndo morimos, [el

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yo/1010101~ encarna nuestros corazones » . Asimismo, conocemos un pasaje en el
que, para seifalar su ineptitud, los informantes de Sahagùn (ibid., X, p. 25)
indican que el mal pintor « tenia un pajaro dormido en su corazon ».
Por otro lado, encontramos entidades animicas que, sin llamarse « corazon »,
se localizan o se concentran en el mùsculo cardiaco. Esta es, por ejemplo, la
situacion del eaftç,i:l, «sombra», de los mochos, el ill'igalft, « aliento », de los
raramuris y el lyi'i, « calor », de los chatinos (Tabla 3) . Conocemos igualmente
casos en los que el corazon es centro de mas de un elemento animico; esto es, por
ejemplo, observable entre los otomies- que ubican en un mismo organo al 11zaftki
y al 111âfti (Ga linier 1979, p. 429; 1990, pp. 618-619, 622-626).
Por ùltimo, también, hemos visto que las almas-corazon no solo radican en
dicho organo. Los tzutuhiles consideran que la sangre contiene ak'ux (Vallejo
Reyna 2001, p. 152). Los tzo tziles sit(ian simultaueamente a l cft 'ulel en la punta
de la lengua, el corazon, la sangre y el cuerpo entero (Gossen J 975, p. 450; Vogt
1969, p. 369; Guiteras Holmes 1961, p. 296). Para los tzeltales, aun cuando el
cft'ulel se localice en el corazon, éste puede abandonar el cuerpo tanto por la boca
como por la coronilla (Pitarch 1996, p. J87). Los chontales creen que el ll'al1111a
kili11e se ubica tanto en el aliento como en el corazon (Carrasco 1960, p. 110).
Mientras que, en opinion de los choies, el cft 'ulel «esta en nuestros brazos, en
nuestras piernas, en todo nuestro cuerpo » (Whittaker y Warkentin 1965, p. 89).
Todo esto sin mencionar que tanto los tzotziles como los tzeltales piensan que el
cft'ulel puede residir a l mismo tiempo en el cucrpo humano y un lugar mitico, ya
sea el Cielo o una « montaila sagrada » denominada Ch'iibal (Page Pliego 2002,
p. 179; Pitarch 1996, p. 187) 8 .
Entre los indigenas oaxaqueifos es comùn que el mismo vocablo que alude al
corazon se refiera a otras zonas aledat"ias. El liye de los chatinos significa « pecho,
estomago, corazon » (Pride y Pride 2004, p. 189). El lsei de los chinantecos a lude
tanto al corazon como al pecho en genera l (Skinner y Skinner 2000, p. 359). Para
los mixes, el términojool, del que derivajool a11i111i «alma», designa al mismo
tiempo al higado y al corazon (Schoehals y Schoehals 1965, pp. 211, 220, 276) 9 •
Mientras que la raiz lajz de Jos zapotecos aparece tanto en lasloo « corazon »,
como en laslo guij « higado » (Stubblefield y Miller de Stubblefield 1991 , p. 158).
Al mismo tiempo, podemos mencionar que, para los huaves, cl principio vital se
distribuye por el cuerpo a través de la sangre (Garcia y Oseguera 2001, p. 7 1).
Entre los mixes, encontramos dos tipos de creencias al respecto. Por un lado,
estarian quienes consideran que eljool se localiza al mismo tiempo en la sangre,
el corazon y los riiiones, por el otro, tendriamos a quicnes suponen que tal
entidad se encuentra desdoblacla en siete o catorce partes difundidas por todo el
cuerpo (Lipp 1991, p. 44). Por liltimo, podemos mencionar que, aparentemente,
tambiéu los popolocas opinan que el alma-corazon se localiza cn la sangre, pues
uno de los medios mas comùnmente usados para determinar su presencia o
ausencia en el organismo cs tomar el pulso (Abel! 1970, p. 82).

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Martinez Gonzalez EL ALMA DE MESOAMÉRICA

En o tomi, la palabra que designa al coraz6n se reficre igualmente al cst6mago


(Galinier 1990, pp. 623-626). Entre los purépechas ex isten ta nto quie ncs ubican
al 111i11tzita en la cabeza como quienes Io sitùan en el coraz6n (Gallardo Ruiz 2005,
pp. 83-90). Para los raramuris, el alma que radica en cl coraz6n se distribuye
simultùneamente por todo el cuerpo, concentrùndose en puntos vitales espccifi-
cos (Merri! 1992). En Io tocante a los huicholes, los datas disponibles parccen
indicar que el alma-coraz6n no se limita a dicho 6 rgano sino que, en ocasiones,
parece confundirse con el kuptlri « mollera » (Furst 1972, p. 11).
De este modo, tcndria mos aimas nom bradas« coraz6n » que no se localizan
exclusivamente en dicho 6rgano, aimas que no son llamaclas « coraz6n » y se
ubica n en el mùsculo carcliaco y corazones que contienen a mas de una entidad
a nimica. Toclo esto nos lleva a preguntarnos qué relaci6n se establece entre cl
6 rga no ocupado y el elemento que Io ocupa. Pues, pa reciera ser que, en ocasio nes,
las funciones animicas se encuentran mas vinculadas a l 6 rga no que a la sustancia
que Io anima. Entre los o tomies, aquello que se asocia a la vitalidad, los senti-
micntos y el pensamicnto es clirectamentc cl mbiii, « coraz6n o est6 mago », mas
que las entidades que en él residen (Ga linier 1979, p. 429; 1990, pp. 623-624, 626).
De igual manera, entre los chatinos, es al cresiya, « coraz6n », mas que a l tyi'i, al
que se considera como centro de las emociones (Pride y Priclc 1970, pp. 3, 11 , 27,
87, 94, 189, 27 1, 297; Bartolo mé y Barabas 1982, pp. 123-1 24, 132-1 35). Por
ùltimo, tenemos que no se clice que, para los choies, el alma raclique en el coraz6n,
sin emba rgo se indica que este 6 rgano es el cent ro de las emocio nes y el pensa-
miento (Aulie y Aulie 1998, pp. 20, 189).
F inalmente cabe menciona r que, mm si cl alma-coraz6n es la enticlad que se
encuentra mas clifundida por nucstra regi6n de estudio, ésta no tienc nacla de
especificamente mesoamericano. Pues, la encontramos tanto en los pueblos
indigenas de Norteamérica - los cœur d'alène y los ojibwa, entre muchos otros
(Elmenclorf 1967, pp. 106-107; Vecsey 1983, pp. 59-60; McKeever Furst 1995,
pp. 34-35; Hultkrantz 1953, p. 212) - como en los de la parte sur del continente
(Grcenway 1987, pp. 266, 269-272, 280) 10 .
La localizaci6n ciel a lma en el coraz6 n es tan frecuente que incluso la
encontramos en el Occidente Medieval (Baschet 2000, p. 9).

Somu: LAS ALMAS-A llŒ

Como ya Io ha sciialado L6 pez Austin (1996, l , p. 257) cl alma-aliento es, por


mucho, el componente animico que presenta mayores problemas para su ident i-
ficaci6n 11 . Para empezar, puesto que el alma-coraz6n puede también prcscntarse
bajo la forma de un aire y que no se ubica exclusiva mente en el mùsculo cardiaco,
la simple menci6n de un elemento gaseoso no nos permite discemir, en todos los
casos, de cuùl de las dos se trata. Pudiera pensarse que, para los indigenas la

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respiraci6n es producto de la acci611 del coraz6n o que, de algùn modo, no haya


diferencia entre pulmones y coraz6n. No obstante, podemos objetar que, aun
cuando el coraz6n pueda vincularse a otros 6rganos vecinos, en ninguno de los
casos conocidos se le confundc con los pulmones; y solo en algunos pueblos
norteiios - como los huicholes y los rarâmuris - se supone que la respiraci6n se
produceen el pericardio (Zingg 1982, pp. 312-313; Merri! 1992, pp. 137-138).
En lo referente a sus cualidades y funciones, las informaciones procedentes de
diversos grupos étnicos suelen ser poco constantes pues, salvo la voz, el sabor, el
olor y la vitalidad, son pocas las funciones recurrentes y, en general, suelcn
confundirse con las que se atribuyen a otros componentes animicos. Ra ras veccs,
la ubicaci6n del aliento se encuentra defrnida en forma explicita, pudiendo ésta
variar entre cl higado, o las ijadas, para los na huas del siglo xv1, la parte baja del
est6mago, entre los chatinos, y cl coraz6n o est6mago, segùn los rarâmuris y
otomies (Lapez Austin 1996, I, p. 257; Bartolomé y Barabas 1982, pp. 123-124,
132-135; Merri! 1992; Galinier 1990, pp. 618-619, 622-624, 626). Otra caracteris-
tica que, en ocasiones, puede ser atribuida a las almas-aliento es el poder sepa-
rarse del cuerpo sin que ello implique necesariamente la rnuertc del sujeto. Entre
los chatinos y los popolocas, se dice que son los« siete vientos » o el « aliento »
quienes abandonan el organismo durante el susto, los zapotecos piensan que, sin
excluir la circunstancia anterior, dicha entidad puede dejar el cuerpo durante la
ebriedad y el desmayo 12 . Entre los raramuris y los otomies, se considera que es el
alma-aire quien vaga libremente en cl sueiio y quien viaja al infrarnundo tras la
muerte de la persona (Bartolomé y Barabas 1982, pp. 123-124, 132-135; Jiicklein
1974, p. 264; Butler 1997, pp. 266, 415; Menil 1992; Galinier 1979, 429; 1990,
pp. 618-619, 622-624, 626).
Aun si vemos en la Tabla 5 que dicho elemento no ha sido registrado mas que
en unos cuantos grupos mesoamericanos, en ocasiones, algunas de las cualidades
que le han sido atribuidas se encuentran presentes en un ârca sumamente vasta.
Por cjemplo, la creencia en emanaciones pat6genas producto de la muerte, de la
trasgresi6n de las normas morales o asociadas a ciertos estados considerados
como impuros, ha sido observada dcsde los opatas hasta los pueblos indigenas de
Talamanca, Costa Rica; el problema es que, hasta donde sabemos, salvo los
mixtecos, ninguno de tales grupos asocia estos gases a cualquiera de sus aimas.
En relaci6n con esta misma clase de componentes animicos, encontramos a
menudo la creencia en aires que deambulan por la tierra tras la muerte del
individuo. Un infonnante huichol cuenta que, a veces, el viento que levanta las
enaguas a las mujeres es « la vida de ese hombre [que acaba de morir] viendo si
ella es como él la conoci6 » (Furst 1972, p. 40). Ademâs de la entidad residente en
el coraz6n o est6mago, los mixes creen en la existencia de ciertas entidades,
llamadas poli« aire», que se separan del cuerpo tras la muerte y que, por medio
de un ritual, se les incorpora a la sepultura para que residan en ella (Lipp 1991,
p. 29) 13 . Para los tepehuas, los « vientos de la noche » son los difuntos que

14
Martinez Gonzalcz EL ALMA DE MESOAMéRICA

murieron asesinados (Williams Garcia 1963, p. 197). Entre los borucas, se dice
que« el vienlo que sopla en la noche es un alma en pcna »(Stone 1949, p. 25).
Cuando, entre los indigenas de los Tuxtlas, alguien se enferma después de un
funeral « dicen que es el viento de difunto que le llega y se Io quiere llevar
también »(Kelly 1956, pp. 71-72). Los chatinos creen que« al morir una persona,
su tyi'i abandona el cuerpo sufriendo un cambio cualitativo; se transforma en la
ly11111â, la que podria ser definida como "alma de difunto", una parte de la cual
queda en el pante6n, mientras que la otra viaja al pais de los muertos » (Barto-
lomé y Barabas 1982, p. 124). Entre los totonacas, cuando se despide al muerto se
le dice « no vengas a espantar a tus hijos, a tu mujer. -Tù ya no eres mas que un
viento. - No vuelvas mâs » (Ichon 1973, p. 183) 14 •
Como en el caso del alma-coraz6n, parece ser que el concepto de alma-aliento
no es exclusivo de los grupos mesoamerica nos. Dicha entidad se encuentra
ampliamente difundida por toda Norteamérica; incluso encontramos la asocia-
ci6n entre viento nocturno y a imas de los muertos entre los cahuilla, los shos-
hone, los paiutc, los ute, los tubatulabal, los navahos, los apaches de White
Mountain y los ojibwa (Hultkrantz 1953, pp. 179-184; McKeever Furst 1995,
pp. 150-152; Hooper 1920, p. 342; Reichard 1970, p. 34; Goodwin 1938, p. 36;
Vccsey 1983, p. 60). En Sudamérica, tcnemos con frecuencia la creencia en
entidades animicas gaseosas; tal es el caso del « alma » de los yauyos, el sa111ay,
« aliento », de los quechuas y el sa111a111a, « aliento » de los aymaras. Cuando
menos, entre los yauyos, se piensa que clicha entidad puede manifestarse sobre la
tierra como una sombra (Delgado Thays 1965, p. 21; Greenway 1987, pp. 279-
280; Tschaupik 1968, pp. 158-159).

SonRE LAS AU\JAS-SOi\IDRA

Como vemos en la Tabla 6, no son mas que unos cuantos grupos mesoame-
ricanos en los que se ha registrado la creencia en elementos vitales denominados
sombra. Debido a su mal conocimiento, la ubicaci6n de ta! elemento es pocas
veces definida ; no obstante, sabemos que ésta puedc, cuando menos, oscilar entre
la cabeza y el coraz6n. Y aun cuando sus funciones vi tales sean poco claras y, en
ocasiones, francamente reclucidas, parece evidente que clicha enticlad es pensacla
como indispensable para la vida. Pues, a veces, se supone que su separaci6n del
cuerpo a causa de una caida o susto es raz6n de enfermedad y muerte. Sin
embargo, parcce ser que su caracteristica mas recurrente es el encontrarse ligada
al luga r en el cual se produce la muerte ose localiza el cuerpo después de los ritos
funerarios correspondientes. Es comùn que se considere que, al tratarse de una
muerte violenta, la sombra queda vaganclo sobre la tierra.
Aunque no contamos con muchos datos al respecto, sabemos que en algunos
casos esta entidad puede encontrarse subordinada a otra alma . Entre los na huas

15
JOURNAL DE LA SOCIÉTÉ DES AMÉRICANISTES Vol. 93-2, 2007

de las Sierras de Puebla y Zongolica, se cree que el eca/111il recibe su fuerza del
tonalli, se encuentra unido al cuerpo por el tonalli y se mantiene en contacto con
él en los momentos en que abandona el organismo (Duquesnoy 2001 , pp. 443,
437; Rodriguez Lopez 2000, p. 181); mientras que, para los tzeltales de Cancuc
« es la sombra del ch'ulel y no otro ch'ulel » (Figuerola 2005, comunicacion
persona!).
La creencia en aimas-sombra se encuentra sumamente difundida por todo el
septentrion americano. La encontramos entre los inuit, los atsine, los cherokee,
los hidatsa, los pomo, Ios navajos, los eyak, los kwakiutl , los nootka, los huron,
los coyukan, los carrier, los atapascanos del oeste, los tlingit, los algonquinos, los
cheyennes, los choctaw, los catawa, los dakota, los yumas, los maricopa, los
huvasupai, los mohave, los apaches, los paiute y muchos mas (Hultkrantz 1953,
pp. 256-258, 304-305). En algunos casos, como el de los cheyennes, la sombra,
tiisi5i5m, es pensada como un elemento que, ademas de tener funciones anfmicas
durante la vida, tiende a permanecer en el mundo de los vivos tras la muerte (Bird
Grinnell 1972, p. 98). En Sudamérica la tenemos entre los aymaras, con el
nombre de axayu, Ios jivaros, bajo el titulo de iwanch, y los campa (Tschaupik
1968, pp. 158-159; Brown 1981, p. 45; Delgado Thays 1965, p. 17; Weiss 1975).
Lo interesante que, en estos casos, es también la sombra quien se supone queda
vagando sobre la ticrra tras la muerte del cuerpo.

SOBRE LAS ALi\IAS CALORICAS

La idea de un componente animico con cualidades caloricas se encuentra


presente en buen nùmero de pueblos mesoamericanos. El problema es que,
aunque vcmos en la Tabla 7 que los elementos caloricos son pensados como
fuente de vitalidad en distintos grupos étnicos, en casi ninguno de los casos
estudiados tales entidades estan dotadas de los mismos atributos que cl muy
conocido tonalli de los nahuas (ver Lopez Austin 1996; Marti nez Gonzalez 2007).
De hecho, es poco comùn que los investigadores consideren como «alma » al
calor vital y, muchas veces, las cualidacles que los nahuas atribuyen al to11alli, en
otras regiones se asocian al« corazon »;entre otras cosas, es poco comùn que se
le considerc como algo individualizado.
Lo que si parece claro es que ta! elcmento suele concentrarse en la sangre, la
cabeza y el corazon. Los nalrnas de Cuetzalan afinnan explicitamente que la
fuerza del to11alli es portada por la sangre (Aramoni 1990, p. 33), mientras que sus
similares de Pajapan suponen que una hemorragia poclria ser causa de la pérdicla
ciel to11alli (Garcia de Leon 1969, p. 288) . Los tzotzilcs hablan de la« fuerza de la
sangre » (Guiteras Holmes 1961, p. 297). Para los mixtecos, « la sangre es el
principio "caliente" vital [... ] La falta de fuerza es atribuicla a una clébil circula-
cion sanguinea » (Flanet 1977, pp. 103-104). Los chortis creen que« la sangre es

16
Martinez Gonz{1 lez EL ALMA DE ~IESOAMÉIUCA

el agente que ma ntiene al cuerpo caliente y que trasmite la fuerza a Iodas sus
partes». Es posible que sea a causa de su concentraci6n en el coraz6n que los
nahuas contempori111eos de Milpa Alta consideran que el yollotl es caliente
durante la vida y frio tras la muerte (Madsen 1960, p. 167). Sus similes de la Sierra
Negra opinan que una de las dace partes del tonalli rad ica en el mùsculo cardiaco
(Romero L6pez 2006, comunicaci6n persona!). Los chatinos afirman que el ty i'i
« calor » se localiza en este mismo punto (Bartolomé y Barabas 1982, p. 123).
Mientras que los tzotziles y los tzeltales consideran que algunas personas tienen
el coraz6n mâs calienle que otras (Gossen 1975, p. 449; Pitt-Rivers 1971, p. 12).
Ademâs de los mexicas prehispanicos, los nahuas y los teenek consideran que el
alma-calor se concentra en la cabeza (Ponce de Le6n 1965, pp. 125, 132; Lupo
2001 , p. 358; Aramoni 1990, p. 35; Sanchez y Diaz de Rivera 1978, p. 221;
Duquesnoy 2001, p. 420; Ariel de Vidas 2003, pp. 251-254; Alcorn 1984, p. 67).
Coma en los casas anteriores, también se supone que el alma-calor puede
abandonar el cuerpo durante el susto, el coito, la ebriedad y el sueiio (L6pez
Austin 1996, pp. 234, 368). Aunque, en los documentas sobre los pames, no se
explica qué tipo de entidad es la que se pierde durante el susto, es muy posible que
se trate de un componente animico parecido al 1011alli. Pues, para cl tratamiento
de clicha ma l, se recomienda el uso de « plantas calientes »; de modo que,
habiéndosc perdido el elemento cal6rico interna se dcbe rccurrir a fuenles de
calor externas (Chemin Büssler 1984, pp. 209-211 ). También, resulta claro que
para los tcenek y los quichés, cl susto implica la pérdida de un elemenlo cal6rico,
pues se supone que, en tales circunstancias «se sien te un viento frio que entra por
csa chimenca [de la coronilla] » y« la sangre se enfria mucha » (Ariel de Vidas
2003, p. 254; Adams 1952, p. 30; Marshall 1986, p. 126).

SOBRE ALi\IAS POCO USUALES

A pesar de los elementos que tienden a ma ntenerse constantes en las concep-


ciones a nimicas mcsoamericanas, debemos admitir la existencia de creencias que
no corresponden, en modo alguno, a los principios clasificatori os ex puestos con
anterioridad. Segùn lchon ( 1973, pp. 17 5-176), los totonacas de la Sierra creen en
dos a imas principales, una grande y o tra pcquc11a: cl a lma grande se llama
li-stakna « eso que hace vivir y crecer el cuerpo » y la pequeiia li-katsin, cuyo
sentido se asocia a l conocimiento (Reid y Bishop 1974, p. 65). La primera de estas
entidades es pensada coma mùltiple y difusa, dispersa por todo el cuerpo y
conccntrada en la coronilla, la sangrc y todos los puntos en que se siente latir el
pulsa. La segunda , es {mica, se concentra en la cabeza y se supone que puede
abandonar cl cucrpo durante el suefio. Siendo que tales términos figuran en
distintos vocabularios de totonaca, podemos considerar que estas creencias son
las mas difundidas (Aschman 1973, p. 3; lnstituto lingiiistico de Vemno 1973,

17
JOURNAL DE LA SOCIÉTÉ DES AMÉRICANISTES Vol. 93-2, 2007

p. 161). En algunos pueblos quicllés, se supone la existencia de dos entidades


animicas; una, llam adajfljalmac, ubicada en la parte frontal del cuerpo y la otra,
cltajenel, situada en la espalda. Elj<ljalmac, quien conoce el pecado y la tentaci6n,
puede desprenderse del cuerpo entres circunstancias diferentes: durante el suefio,
el susto y tras la muerte para viajar al inframundo. Por el contrario el cltajenel se
encarga de cuidar el cuerpo de los elcmentos nefastos que pudieran introducir-
sele, mientras la otra alma se encuentra ausente. Si el « espiritu guardian » dejara
su puesto, elj<ljalmac simplemente se queda ria en el dominio de los suefios para
siempre (McLean 1984, p. 399). Lo interesante es que, en ambos casas, estas ideas
pueden coexistir con concepciones mas mesoamericanas.
Otra idea poco recurrente en el territorio tratado es que la persona esta
dotada de aimas buenas y aimas ma las que se disputan por o rienta r el compor-
ta mjento individual; esta es observable entre los chatinos y los mi xes (Bartolomé
y Barabas 1982, pp. 123, 134; Lipp 1991, pp. 43-46). Pudiera pensarse que esta
clase de ideas es producto de la interpretaci6n incligena de la noci6n occidental de
« conciencia » o « ange! de la guarda ». Sin embargo, es preciso sefialar que este
tipo de creencias es frecuente en el norte de Sudamérica y el sur de Centroamé-
rica . Asi, por ejemplo, entre los quechuas, el término « estrella », que muchas
veces se confunde con « anima », se asocia a l destina persona!. Se dice que todo
mundo posee dos estrellas, una derecha y otra izquierda. La izquierda es feme-
nina y malévola, la derecha, masculina y benévola. Se dice que la« est relia »esta
sobre el hombro (Greenway 1987, pp. 284-292). En el mismo sentido, Ferrero
(2000, p. 202) indica que, para los pueblos costarricenscs de origen sudameri-
cano, de la familia lingüistica macro-chibcha, tacla persona posee un alma buena
y otra ma la ( ibid.).
Y, aunque todavia ignora rnos el origen de las concepciones animicas totona-
cas y quichés, la situaci6n antes descrita nos obliga a interrogarnos sobre la
naturaleza de los mùltiples contactos e intercambios culturales que pudieron
producirse en época prehispanica entre las difcrentes regiones culturales de
nuestro continente.

SonRE LOS CONJUNTOS y LAS FUNCIONES L>E LAS ALi\IAS

Hemos visto que, en la mayoria de los casas, las aimas mesoarnericanas


pucden clasificarse en cuatro grupos principales; coraz6n , aliento, calor y som-
bra . No obstante, también hemos podido notar que la presencia de términos con
sentidos simila res no significa que estas se combinen de igua l manera en los
diferentes grupos indigenas. Tenemos, por ejemplo, la asociaci6n coraz6n-calor-
aliento-sombra entre los nùxtecos y los nahuas de la Sierra de Zongolica.
Encontramos el conjunto coraz6n-calor-aliento entre los chatinos, y posible-
mente entre los cuicatecos 15 • Es posible que la combinaci6n coraz6n-calor-

18
Martincz Gonzàlez EL ALMA D E t.lESOAMÉRICA

sombra exista entre los zoques; pues, aunque los datos sobre los componentes
animicos de este grupo son sumamente vagos, ubicamos tres conceptos que
parccen encontrarse asociados a ellos 16 • La combinaci6n coraz6n-aire se pre-
senta entre Ios mazatecos, los zapotecos y, ta! vez, los chinantecos 17 . Vemos el
sistema coraz6n-calor ent re los nahuas de la Huasteca, G uerrero y la Sierra
Norte de Puebla, los teenek, los popolucas y los triquis. Tenemos el conjunto
coraz6n-sombra entre los na huas de la Sierra Norte de Puebla, los totonacas, los
purépcchas y los tzeltales. Observamos la idea de una entid ad an imica unitaria
a lojada en el coraz6n (que, en ocasiones, pucde ser mùltiple o fragmenta ria) entre
los mayas yucatecos, los raramuris, los tzot ziles y los tojolabales. Por ùltimo,
tenemos cl caso descomunal de los kekchies, para quienes el ùnico componente
animico es la sombra (ver Tabla 3) 18•
E n ténninos generales, las combinaciones mas comunes fueron
coraz6n/calor, coraz6n/sombra y coraz6n como ent idad unitaria. Cabe notar
que, pese a la diversidad de las creencias, en ninguno de los casos se regist raron las
combinacio nes calor/sombra , calor/a liento o aliento/sombra; Io cual parece mos-
trar que, en casi todas estas creencias, es en torno a l coraz6n que se construye el
sistema. Al mismo tiempo, es poco comùn que se prcsente la creencia en el a liento
y la sombra en un s61o gru po; pues, au nque esto parece existir tanto entre los
nahuas como Ios mixtecos, entre los ùltimos, no hemos podido detenninar si
todos los componentes animicos (« coraz6n », « calo r »,« aire» y« sombra») se
presentan en una misma comunidad.
Por otro lado, nos cncont ramos ante el problema de que cl hecho de que una
determinada creencia no haya sido registrada no significa necesa riamcntc que no
exista. Pues, siemprc es posible que, habiéndose visto opacado por un término
dominante, el componente mas sutil haya pasado desapercibido a los ojos del
investigador. Un cjemplo de ello es laya mencionada creencia en la « sombra » de
los nahuas de la Sierra Norte de Puebla, pues ésta no fue considerada sino hasta
que Signorini y Lupo (1989) y Duquesnoy (200 1) comenzaron a plantearse las
preguntas correctas.
Como se observa en la Tabla 3, casi todos los pueblos indigenas de la zona
tratada consideran que a ig uno de sus componentes a nimicos puede separarse del
cuerpo duranteciertas condiciones (corno cl sueilo, el susto, la ebriedad y cl coito)
sin que ello implique necesa riamente la muerte de la persona . Pudiera pensarse, a
partir de esto, que las concepciones a nimicas mesoamericanas sigucn la misma
division basica que la planteada por Hultkrantz (1953, pp. 51-54) y Rivière ( 1987,
p. 428)- free soul y body soul o i11temal soul y e:),:/ernalsoul. Sin embargo, nosotros
observamos que, en M esoamérica, las cuatro clases de aimas son susceptibles de
dejar el cuerpo durante la vida. Y, en algunos casos, se considcra que todas ellas
se separan del organismo; esto sucede, por cjcmplo, entre los teenek de San Luis
Potosi, los purépechas y los chontales (Alco rn 1984, p. 67; Gallardo Ruiz 2005,
pp. 83-90; Carrasco 1960, p. 11 0). E n o tros grupos, como los otomies, no rcsu lta

19
JOURNAL DE LA SOCIÉTÉ DES AMÉRIC ANISTES Vol. 93-2, 2007

claro cual de las dos aimas es la que desprende ciel cuerpo durante la vida
(Galinier 1990, pp. 623-626; Dow 1975, p. 62). En otros mùs, como los chatinos,
se cree que Io que se separa clurante el sueifo no es Io mismo que Io que deja el
cuerpo durante el susto (Pricle y Pride 1970, pp. 3, l l , 27, 87, 94, 189, 27 1, 297;
Bartolomé y Barabas 1982, pp. 123-124, 132-135).
Algo semejante sucede con aquella patologia conocicla en espafiol como mal
de ojo. Pues, mientras los totonacas y los triquis consideran que ésta es producida
por la introducci6n de un aire o sombra extra no, los mayas yucatecos, los teenek
y los pames atribuyen esta cualiclacl al exceso de calor, y los nahuas de la Sierra
Negra a la posesi6n de un coraz6n amargo. De igual manera, poclemos ver en la
Tabla 3 que tanto la sombra como el ca/or y el corazon (y tal vez el aliento) son
susceptibles de conclicionar el destino de la persona y los tres se encuentran
distribuidos por el cuerpo.
También sabemos que, en un gran nùmero de casos, se considera que las
personas (o algunas de ellas) se encuent ra n dotadas de una coesencia, preferen-
temente animal, conocida como 11ah11a/ o tonal en la literatura espccializacla .
Corno es sabido, es cl hccho de comparti r un alma Io que hace que ambos seres
tengan destinos interdependientes. Lo que aqui nos interesa es que las clases de
entidades animicas compartidas suelen ser sumamente va riables. Para los tzotzi-
lcs, los tzeltales, los jacaltecos, los chuj y los tojolabales es el alma-coraz6n Io que
une al hombre con su 11a/111al (Guiteras Holmcs 1961 , pp. 303, 306; Kahler 1995,
p. 22; Figuerola 2005; La Farge y Byers 193 1, p. 133; La Farge 1947, p. 152; Ruz
1983, pp. 425-431); clicha funci6n es cubierta por el aliento o la sombra entre los
otomies (Ga linier 1990, pp. 429, 625-626) y el alma cal6rica o la sombra entre los
na huas de la Sierra Norte de Puebla, los zoques y los mixtecos (Signorini y Lupo
1989, p. 57; Duquesnoy 2001 , p. 251; Wonderly 1946, p. 98; Fla net 1977, p. 110).
Asi, si consideramos que las cuatro enticlades animicas pueden ubicarse en el
coraz6n y todo el cucrpo, que las cuatro se separan durante el susto y que todas
ellas pueden servi r como vinculo con el 11ah11al/i, podemos concluir que Io que
tiende a mantencrse constante no son las aimas en si (como conjunto establecido
de uniclades estructuradas, formas, atributos y funciones), sino un esquema
animico, constituiclo en torno al coraz6n, en cl que las cualidades y funciones de
sus componentes se intercambian y recombinan dentro de limites m{1s o menos
finit os, eventua lmente perpetrados por ideas procedentes de regiones vecinas. Si a
esto aùadimos que no siempre ha sido faci l reconocer a Ios diferentes componen-
tes animicos en un mismo grupo étnico y que, en algunos casos, un alma puede
oeultarse en otra, valdria la pena preguntarse si, en realidad, no se trata de
cntidades animicas diferentes sino de aspectos diversos de un alma compleja y
dinùmica en la que las partes pueden conllcvar diversas eualidades del todo.
Las similitudes con regiones aledaùas no implican que las concepciones
animicas mesoamerica nas no sean en algunos casos claramente distinguibles. Un
cjemplo de ello es el de las ideas sobre el alma de los bribris y cabecares de

20
Marlinez Gonzalez EL ALMA DE /llESOAMÉRICA

Talamanca; donde, aun si existe un alma-aire, se suele suponer que las entidades
principales se ubican en los ojos. El alma del ojo derecho es quien viaja al
inframundo después de la muerte y se reintegra a un nuevo ser Iras su purifica-
ci6n. La del ojo izquierdo es como el fantasma de la persona, que se qucda sobre
la tierra hasta que se hayan efcctuado las ceremonias funerarias secundarias; es
esta misma entidad quien se separa del cuerpo en el sueifo y el susto. Ta mbién se
suele pensar que cada 6rgano posee su propia alma y aliento vital, existiendo en
tales casos hasta ocho entidades animicas (Bozzoli 2006, comunicaci6n persona(;
Guevara 2006, comunicaci6n persona!).
A pesar de que ya se ha dicho que la informaci6n disponible sobre las
entidades animicas no siempre es suficicntc quisiéramos, aunque sea de manera
hipotética, presentar el esquema bajo el cual se habrian de estructurar los
difcrentes modelas animicos.

EN llUSCA DE UN ESQUEl\IA ANil\llCO l\IESOAMERICANO

Si pcnsamos que algunos de los componentes aqui identificados han desapa-


recido bajo la influencia de sistemas de pensamiento ex6genos y que, en otros
casos, estas elementos suelen carnuflarse bajo aimas mas vistosas, es posible
afirmar que, cuando mcnos idealmente, nuestro esquema deberia contener a las
cuatro cntidades aqui citadas mas aquella matcria dura y pesada que constituyc
el continente corporal. Y, a unque sus caracteristicas y funcioncs pueden confun-
dirsc c intercambiarse, existen algunos elementos que tienden a caractcrizar a
cada una de las partes del complejo animico que aqui csbozamos.
El coraz6n es la parte del individuo que sobrevive al deceso del sujeto, la
sombra - en ocasiones subordinada al coraz6n - pcrmanece sobre la tierra
mientras este realiza su viajc al inframundo, el aliento y el calor infunden
vitalidad a la persona. Si a esto sumamos que muchas veces, en el pensamiento
mesoamericano, el cuerpo se encuentra asociado a la tierra, podemos ver que
nuestro sistema animico guarda una estructura semejante a la planteada en el
mito del Quinto Sol 19 .
De acuerdo con Io que menciona cl Codice Flore11ti110 (I 84; VII 3-8) - sin
duda, una de las versiones mas completas - para convertirse en sol y luna,
Nanahuatl y Tecciztecatl debieron arrojarse a una en orme hoguera . Al cabo de un
tiempo, los dos personajes emergieron del inframundo bajo sus nuevas formas,
deplazàndose por el cielo hasta llegar al cenit. En dicho punto, ambos cuerpos
celestes se dctuvieron. Después de una breve discusi6n, los dioses, que entonces se
encontraban sobre la ticrra, decidieron sacrificarse ofrendândolc al sol sus cora-
zo nes. Tras haberse dado cuenta de que este ùltimo acto no habia bastado para
causar su movimiento, Ehecatl se puso a soplar logra ndo con ello que los astros
se dcsplazaran.

21
JOURNAL DE LA SOCIÉTÉ DES AMÉRICAN ISTES Vol. 93-2, 2007

En primer luga r observamos que es precisamente el calor de la hoguera


- semejante al calor animico - quien produce la transformaci6n de los dioses en
astros, de la noche en dia y procura el impulso inicial que lleva a l sol y a la luna del
inframundo al senit. En segundo, vemos al viento - analogo al alma-aliento -
como el elemcnto que produce el transito del sol a través del cielo. De tal manera
que, si consideramos que es precisamente cl coraz611 quien, en la vida y la muerte,
imita el recorrido diario del sol pasando del inframundo a la tierra y de la tierra
a l inframundo, podemos observar que la funci6n de la sombra seria semejante a la
de la luna; pues, es esta parte quien imitando el movimiento del a nterior se
presenta sobre la tierra mientras este se encuentra en el inframundo.

ALGUNAS REFLE.XIONES FINALES

Como hemos visto a Io largo del presente trabajo, las concepciones animicas
mesoamericanas parecen ser mucho mas variables que otros elementos de la
cosmovision. Algunas de tales divergencias - sobre todo las que se refieren a los
nombres de las aimas - pueden atribuirsc a la infl.uencia que el cristianismo y la
cultura mestizo-occidental han tenido sobre la mentalidad indigena. Otras
- como la presencia o ausencia de una cierta entidad - pucden achacarse a l
mayo r o menor talcnto y capacidad de los distintos investigadores que han
recogido los datos. M as existen ciertas variaciones - como la atribuci6n de una
misma funci6n a dos cntidades diferentes dentro de un mismo grupo - que no
pareccn responder mas que la propia elasticidad de las crecncias en torno al alma,
las cuales correspondiendo a aspectos intimos de la vida, se encuentran suma -
mente expuestas a la interpretaci6n individual. La falta de comunicaci6n entre las
distintas comunidades de un mismo grnpo étnico, la pérdida de las visiones
dogmaticas controladas por las Iglesias prehispanicas y un mayor o menor
intercambio de ideas con grnpos con los que a ntes no se estaba en contacto deben
haber provocado que en diversas localidades se gestaran muy particularcs
concepciones a nimicas a partir de la combinaci6n diversa de las mismas cualida-
des y funciones.
E n términos generales, las entidades animicas mesoamcricanas pueclen clasi-
ficarse en cuatro clases principales: almas-coraz6n, almas-aliento, aimas-sombra
y aimas cal6ricas. Sin embargo, hemos podido observar que los conjuntos
animicos suelen estructurarse de moclos muy diversos. Los atributos, ubicaciones
y funciones que se les asocia n son, en ocasiones, muy variables. Y, en la mayoria
de los casos, se trata de creencias sumamente generalizadas que ta mbién se
presentan en otras zonas del continente; entre ellas el area Andina y Norte
América. Sin embargo esto no significa que no exista un ntlcleo duro de las
concepciones animicas mesoamericanas sino simplemente que, para encontrarlo,
es necesario excavar mucho mas profundo en la concepci6n indigena de la
persona.

22
Martincz Gonzâlez EL ALMA DE l\IES0Ai\IÉR1CA

Entre las escasas cualidadcs y funciones que parecen mantenersc mas cons-
tantes podemos mencionar las siguientes: 1. El nùmero de entidacles animicas por
persona suele oscilar entre uno y cuatro, siendo uno y dos las cifras mas rccur-
rentes. 2. Aunque una misma alma puede ocupar mas de un 6rgano y un 6 rga no
alojar a mas de un alma, encontramos que los centras animicos mas impo rt antes
suelen ser el coraz6n, el est6mago, el higado, la cabeza, la sangre y, en raras
ocasiones, la lengua y los riilones. Cabe resalta r a este respecta la escasa impor-
tancia acordada a 6rga nos vitales com o los pulmones y los intestinos. 3. Inde-
pendicntemente de las formas que se le atribuyan, el alma-coraz6n suele scr
pensacla como responsable de la mayoria de las funciones intelectuales, la vitali-
dad, el valo r y el destino. Es <licha entidad quien se supone viaja al infra mundo
tras el deceso del cuerpo. 4. El alma-aire, que como hemos dicho es sumamente
dificil de identificar, parece ser mucho mas variable que el a lma-coraz6n;
pudiendo en muchos casos confundirse con alguna de las manifestaciones de la
primera. Entre las pocas funciones que tienden a mantenerse constantes cncon-
tramos las de producir la voz, el sabo1; el olor y la vitaliclad. 5. Del a lma-sombra
solo se mantiene constante la idea de que es bajo clicha forma que los difuntos
suelen figurar sobre la tierra. 6. Aun si el alma cal6rica es bien conocida entre los
na huas, en la mayoria de los casos tratados se le considera como un clcmento vital
cuyas funcio nes poco se relacionan con las caracteristicas individuales. *

• Manuscrit reçu en mars 2007, accepté pour publication en juin 2007.

23
JOUR NAL DE LA SOCIÉTÉ IJES AMÉRICANISTES Vol. 93-2, 2007

TAllLA 1 - Divcrgencias en las concepciones animicas


~

N:lhua tl Nâhuotl N:\huall N:l hu atl N:lhuatl N:ihu•ll


-
N:i huatl
anliguo moderno moderno moderno modrrno modtrno moderno
Tonalli l'o/Io Noga11rma1zin l'o/o l'o/o l'o/o l'o/o
Tcyolia St•wal/i T/amadli/iz Tona F.ct1l111il Tvna To1101/i
lhiyotl Toua (Fageui 1996) (Sandstrom 1991 ; (Signorini y Ecal111il F.t·a/mil
(l.61>\'7. (llodrigurz G oloubinoff 199~; Lupo 1989) (Duqucsnoy lltiyotl
Austin 1996) Gonz:\kz 2002; S:inch•zy Diaz 1978; 2001) (Rodrigun
Chamou' 1989) Arnmoni 1990) L6J"'Z 2000)
-
Otomi anliguo_ __ _ Otoml anliguo Olomi moderno Otom( moderno
- - -- -
1\/a11m11t')' lfioy~ Nzaki Ndlihi
Aulitt• (L6J"'z Y•J"'> 1826) Nd1ïhi Hm te
N6hia (Galini" 1990) (1krn:lndoz Cruz et al. 200.J)
Nuildphi
(Urbano 1990)
-----~------------'--

~aoliguo i\lara modcrno i\laya modrrno


lk P ixan Ôol
Cu.,·ta/ (\Cilla Rojas 1987) (Güt mcs Pincda 2000)
Pi.Wiii
( Diclionario may11 Corif,·m('X 1980;
C iudad lleal 1995)

i\li xltto an liguo l\lhltto moderno


Diy,• ni mmalwmm Auimn y o
Snd:o1on11lolmJ·11Ï)·c.lt/: a Sombra
/ni To110
Susite /111i1ad1i1 smite huindod:o, tad1i 1iaha Tar/1i
(Alrarado 1962) (Flanc! 1977; Romney y Romney 1973; Mak 1959; ncaty de
Fa rris 2002)
-------------~-~

Qukhé antlguo Quiche moderno Qukhé moderno


Cmlibal Jojalmac /lnùna
(Bassein 2005) Clmjeud (Sc hull ze Jcna 1 9~7)
( Mcl ean 1984)

~ lam anliguo ~ Jam modtrno ~ l am moderno


Altzil Nmml Pixon
(Rcynoso 1916) (Tcdlock 1982) (Thompson 1927-1932)
~-------------~ ------~

Huirhol modr rno Huichol moderno


K11pt11i o ly11ri ca,·bro
(fu rst 1972; Zingg 1982) Cor11:611
H ig<IdO
(\\'<igand y Garcia 1992)

j
lbtonaca moderno Tolonaca moderno
Alma f.i·stokua
Sombrt1 Li-katsiu
(C6rdo,·o Olimres 1990) (lchon 1973)

Chonlal moderno Chonla l moderno 1


JVi·1/u11a kitint' fu;
(Carrasco 1960) -------------~-
(K
_'rllcr )' Luciano 199
_ 7_) _ __ _ __ _ _ _ _ __ ~

24
Martinez G onzùlez EL ALMA D E MESOAMÉRICA

T A OLA 2 - A lma, anima y espiritu en los vocabu larios anliguos

Grupo étnko Nûmero Términos r mpleados r n la tr.iduc<i6n Furnl r


dr «nlidadl'S
i\laya 3 1. /k' u ,;c-nto » Dicâonario mayu Cordt•mt x 1980
2. Cuxtal u vi\ir, tener uso de raz6n, tenc r juicio » Ciudad Real 1995
3. Pi.\"<111 « rosa que esta cubierta (...Jdichoso, a for tu-
nado, beato, fclice y bicnawnturndo », « vfro. des·
,_ pierto »
Tuilai 2 1. Caglmghib "candela » Arn 1986
2. C/m/d << suerte, <licha, ventura » « dh·ino, s..1grado,
san to »
Poco me hi 3 l. Bâ}(I/ i\lor:ln y Z(11\iga 1991
2. Nat/1<< semeja nza; a~meja r, imitar »
3. Uxlab cc alient o >>
Quiché 1 Carlibal « an imar, dar vida >> lla= la 2005
i\lam 1
- Alt!il « comz6n o est6mago » Rcynoso 1916
Cakchiqucl 1 1. Ja:libt1/ deja:/em « \i da » Guun;\n 1989
2. lux « corazôn » 10
lluastcco 1 1. J:.1wt"I de cat cc ' 'ivir » Tapia Zent<no 1985
2. F.lol «alma de los mucnos », « P.'lomilla »
N:\h uatl 4 1. )'o/iadeJ·Qli, « \ 'Î\' Îr » Molina 2000
2. Tonalli de 10110, << irradia r »
3. llriyotl « aliento »
4. Elrecml « vien10 n
~1 a1 latz.i nra 1
- lmb<Jt11J"t1fl « coraz6n >) n asalcnquc 1975
01omi 4 1. J\/mumœy << e:st6mago, coraz6n )) Urbano 1990
2. A titt'tt' de u· « \i da »
3. Nôhia « a lie-nto H
4. Na ihiphi, tal vez, derivado de la misma ral z
nfüuail que se usa para iliiyo1/
-
0 10111[ 1 llioyâ de hytilm e< \'ahea r » L6pcz Yepes 1826
-
Zopol<CO 2 1. p,_;,. o f't'lll'/Wtl cc alir nto H C6rdoba 1987
2. l,(l(/1i o larhitaoni cc comz6n »
Mix1cco 4 1. IJq.' Ill 11aualw11m1 <<alma que (aJpa rece de Ah11rado 1962
noche »
2. Srul:atar111lahay11iyod:a
3. /ni« ca1or, coraz6n >,
4. Sasitc lmitad1i, sa.sitt-• lmimfod:o, tnchi 1ial1t1
Purép..'Cha 2 lï3?J l. ,\/i11t: ita « corJz6o »; mi11t:itaqm1
----
Gilberli 1989-1997
- -
« alicnto, huclgo, rc; ucllo »
2. T: 1"pcTdhpui
3. 11;,,.~1aqtm cc alien to, hudgo, resuello » ,_

25
JOURNAL D E LA SOC IÉTÉ DES AMÉRICAN ISTES Vo l. 93-2, 2007

TADL A 3 - Enlidad cs animicas en p ucblos indigcuas conlempor:incos


de Mesoamérica y zonas vecinas 21

Grupo ~tn ico N Nombre Ubiraciôn Caracler islkas Enlidad quoa Fuente
al lnfra 111undo
Loxadmk Elemento s61ido, œntro de los L.oxadwk Fontana 1989,
pn.x·~sos intclcctuaks pp. 30 7-31 l
Rani muri bdga <le iiri « rc-spi· Coraz6n, todo el Ccnt ro de los proc,;os intelcctua- /u'iga llennell y ZinHg
rnr » cuerpo les. Entidad d ivisible q ue se dcs- 1935, pp. 323-324;
pre nde del cuerpo du rn ntc el \Vhedcr 1998, p. 97;
sue1io Mcrrill 1992
Huichol 3 1. Ccrcbro 1. Ccntro de la rnz6n \\'eigand y Garda
2.Coraz6n 2. Ccntro d e la ,;ialidad, de la 1992, p. 220
3. Higado memori3, el conocimicnto y las
emociones
3. Ccntro de la ,;1alidad füica y
las cmociones
Huichol l Kuptiri « mollera n o Caix-La y coraz6n Centro de la ,; talidad )' las Kupiiri F urst 1972, pp. 7-36:
iyari « roraz6n » funcionrs intclcctuales. Ent idad Zingg 1982, pp. 3 12·
que se dcsprcndc durante el susto 313
o cl suc·rio
Pu r~~has 2 1. ,\fim: ita <<corn- 1. De cita depcndcn el va lor, el ,\/i111: ira
1. Cornzon, cabeza, Galla rd o Ru iL 2005.
zôn » sangrc y todo el t\nimo, la vitalidad trJnsformada pp. 83-90
2. Z umula << som· cucrpo 2. Entidad que tras la muerte se <' Il t:i'pnal1 -
br.in 2. Cabeza scp:trn del cuerpo para \-agar pni<< aire»
sobre la tkrm algûn ricmpo y
dlsip3rst c\·cnt ualmc ntc
Ambas cntidades pueden scpa-
- - - ---+- m_r_sc_dcl cu<rpoduranteel susto
Otomi 2 1. N:akfo 'ida » Est6magoocornz6n 1. Fuerta \ital compa rtida por NJ1ïhi Ga linier 1990,
2. 1\'tltihi« airè >• todo Io ,; ,;ente P~' 623·626;
2. i\lma-soplo que se scp.1 ra Dowl975, p. 62
dumn1eelsueno
-----~--- --------f--~
Otomi 2 1. N1ftihi« air"» llcrmindez CruL "'
f------+~~2_._l_
lfl.sft' << f':ipirilu » 11/. 2004
Totonaca 1. Almao l. Coraz6n 1. Scscpamdumnteel sucilo Alma C6rd orn Oli rnres
ii''1i'ma'j 2. FuerL.3 interior que se irradia 1990, p. 25; Asdunan
2. Sombra comoma/1/t•ojo 1973,pp. 3, 14
Totonaca 1. l i-.swkna« t"Soquc 1. Las..1ngœ 1. Est:i asociada a la vitalidad y cl lchon 197 3, r. 176:
haœ ,;,1r y crrœr el 2. Lacabeza destino Reid y nishop 1974,
cucrpo )) 2. Es e l principio del ronoci- p. 65; Aschman 1973.
2. Li-staksinaso· micnto que aban dona el cuerpo p. 3; ilutituto /i11g1ïit-
dada a << conoci- du rant ccl sueo)o tiro tle J'érano 197·'·
miento » p. 16 1
NUhuatl de 3 l. l'o/o 1. Cor.17on Par«e habcr una confusi6n ent r~ Yolo Rod riguez GonzalcL
Huachi· 2. Seira/li 2. Sombm toua y S1'mtlli. Ver Chamou.'( 2002, p. 13 1: Cha-
nango f-3_._To_'"'
-- - - -- -t-3_. Todoelcuerpo (1989, 303-3 1 ~
0)_ _ _ __ +--- molL< 1989
N3huat1 2 1. Nogom•f111m1:i11 , Je J. Cornl6n I. Centro de la vida, las cmocio- Nog<111t'h· Fagctt i 1996,
\'aile Je Pue- cc 3nima » 2. Todockuerpo n~s y los sentimicntos. Abamlona mat!i11 p p. 76-87
bla 2. Tlamarloili:dc cl cucrpod um nt eel sueilo
machiotl « conoci· 2. Fuerza vital q ue puedc P<<-
micnto » derse dumntc cl cspanto
-
Nahua1I 2 1. Yolo 1. Coraz6n 1. Ccntrodclavida JO/o Sandstrom 1991.
Huas teca 2. Toua 2. Todoelc uerpo 2. f'ucrz..1 vi1al y conciencia indi- pp. 258-259
'~dual
-
Nâhuatl de 2 1. l'o/o 1. Cornz6n 1. Ccntro del IJ" ns.1 miento y las 111/o GoloubinolT 1994
Guerrcro 2. Tonu 2. Todoelcuerpo cmociones
2. FucrLa viial )' centro de pcns.1-
miento que se tkspr\'ndc durante
elsuciio

26
Martincz Gonzatez EL ALMA D E MESOAMÉRICA

N:ihuatl 2 l. Yo/o 1. Corazôn 1. Centro del pensamicnto y las Yo/o S:\nchez y Diaz 1978;
Sierra Norte 2. Tona 2. Todo cl cucrpo rmoc1onc5 Aramoni Abbat 1990
Puebla 2. Fuerza vital y œ ntro de pensa-
mie nto que se separa durante el
sueii.o
N:\huatl 2 l. Yo/o 1. Corazôn 1. Ccntro del pensamicnto y las J'o/o Signoriniy Lupo
Sierra Norte 2. Ecalwil 2. Todoelcucrpo cmocioncs 1989
Puebla 2. Fuerza vital y œntro de pensa-
mienlo que se desprende durante
elsueli.o
N:\huatl 3 1. Yolo 1. Cornzôn 1. Ccntro del pensamiento y las Yo/o D uquesnoy2001
Sierra Norte 2. Toua 2. Cab<za cmociones
Puebla J. Eml111i/ J. Cabeza 2. l'uerza vita l )' centro de pens..1-
miento
3. Parte Yolâtil del tona que se
c ncuontrn débil mente atada al
1--~~~~--+----1~~~~~~~~+-~~~~~~---i-c_ u_er_po
~~~~~~~~~~+-~~~~---1~~~~~~~---<
N:ihuatl de 4 1. l'o/o 1. Coraz6n 1. Entidadquescasociaa losC'sta- Yo/o Rodriguez L6p<z
7.ongolira 2. Tonalli 2. Todoclc ucrpo dosdcânimo 2000
3. Ew l111i/ 3. Alrcdcdordcl 2. Entidad que conœntra la ener-
4. //1iyorl cuerpo gia vita l y resguarda la integridaù
4. 1 delsujeto
3. Aura de naturalcw fria que
forma parte del tonalli
4. Ccntro de las pasiones y senti-
mientos
Cuicatcco 3 1. S1a 1·it~ en (< com- Aunquc nosc le mcnciona explici- Anderson )'
z6n >) ta mente como un alma, es obvio Concepci6n 1983,
2. gua <11. de-riva de que seasignan funcionesanimicas pp. 114, 582, 680
gua « transparente, al soplo, pues. la p::ilabm 11d11 du no
b rill onte, rubio » s61o signifie-a « alicnto », si no
J. mludu también « \'07 , habla, frnst>,
« aliento >> idioma, lengua, opini6n (...J.sabor,
olor >>
Chatino 2 1. 7)-ïi« calor» 1. Coraz6n 1. En tidad que abandona el 7)·ïio/y11111<Ï !'ride y Pride 1970,
2. Cui'i« \'ic'nto no 2. P.'ftc baja del cucrpo durnntc cl sueiio, œntro de pp. 3, 11, 27, 87, 9~,
« alicnto » abdomen las emociones y elemento l--alôrico 189, 271, 297; lla rto-
cuyoe-xœso puede ser noci,·o lomé yllarabas 1982
2. Entidad ctérca, dhisiblc y alta-
mcntc sensible al mal vicnto
4 1. &pililll 1. Lo q ue abandona el cuerpo lncha ustcgui 2000,
2. So111bm Juranreel sueiioe-sel cJpiritu p.140;
3. Hasc11 - xahaso1 4, El a licnto parccc cstar igual- Jamieson Capè'n
« COï.lZÔn » mcntc :isociado a la \'OZ, el 5-abor, 1996, pp. 73, 173, 188
4. Xra « alicnto >> el 01gullo y la a rrogancia
Mixe 2 l. Ja'l·in« cornzôn » 2. En composiciém con poil Schoehal< y Schoe -
2. Aw1imi, <lei e-sp::i- «aire » dcsigna al alma de los hals 1965, p. 188;
ii ol« ânima » mucrtos Hoog; hagcn y Hallo-
rcn de lloogshagc-n
~~--+-~~~~~~-+-~~~~~~~~~--+~~~~--< 1993, p.262
1 ~foc J 1. Hotn'nimidc
((anima))
1. El coraz6n, cl 1. Scdc del p<nsamiento. Entidad
higado yel e<t6mago en forma de sol con alas
Hota'11imi Lipp 199 1,pp. 43-46

2. llibikoka ""J'', 2y3hombros 2. Alma mala en forma de niiio


animi con alasdc murciélago
3. "Oyo,,imi 3. Alma bucna en forma de niiio
con rilasde3guifa
~~~~~~~~+-~~~~---1r-~~~~~~---;

.Mixe 1 J/ot a'n imi Todo elcuerpo Enlr~ las siete o catorce aimas o lfot a 'nimi Lipp 1991 , pp. 43·46
pJrtcs de alma, la mitad son posi-
th·as y la mitad son negath·as; la
mitad se mantienen en el cuerpo y
la mitad Io abandona n d ura ntc cl
suciio

27
JOURNAL D E LA SOCIÉTÉ DES A ~ IÉRICANISTES Vol. 93-2, 2007

Hua\'CS 1 Omcaatsc( corn16n >> El coraz6n Cc ni ro de la vida, la memoria y las 0111r1w1s Garcia y Oscgurr:i
cmocioncs. E-s1~'ie de \'Ïenlo que 200 1, pp. 71-85
ab.1ndona el cue-rpo en cl sucilo y
~~-r-~~~~~~~;
clsuslo.
Triquis 2 1. Nimw1cc cornz6n » 1. C:lcoraz6n 1. Ctnlro de la cncrgia vi1al. Es Io Garcia Akar:iz 1973,
2. Grïi«sol, diaH qucsccom parteco 11e l m1/ma //i I' 233; Good 1979.
pp.58, 69
r---
.Amuzgos 1 Nliou Elcorazôn Cenlro de las funciones intelec· Garnung 2000, p. 31
tua i~ En1idad que abandona el
cuerpo duranlcel su'ito
Chinante-co 2 1. Jmi d:i « cspiritu, 1. Eit1idad di1·isible lhrlolomé y Oarabas
alma. \'ida,dar 2. Estncia vital que tic-ne su sede 1990, p. 192; Wei1la·
vida », t/Ji << aire>, al mismo 1icmpocncl cuerpo y un ncr y Caslro 1973,
2. J11 illi manantial. Entidad que se pien.Je p. 171; Merrificld y
3.mtyi. duranlccl susto Anderson 1999; Ru pp
e< ,;cnto, air.:, lgnornmos si to<los cstos térmi- )' Rupp 1996. Pl' 43,
al i~nto » nos se rt fieran a entidades distin - 38 1; Skinner)' Skin·
4. fi1hjii/r, « COr:I· tas o si, por r1 contra rio, puedan ner 2000, pp. 384,
z6n » S(r sin6nimos 365;
l.A11 imayo 1. Comz6n 1. Cenlro de los procesos inlclcc· Attimttyo Flanc! 1977, pp. 103·
2. Sombra 1uales 105; Romney y Rom·
3. To110 2. Entidad que rc-cubre al anima ncy 1973, I' 74; Mak
4. Tachi, (( vicnto, yo y que se dcambula por la 1ierr:1 1959, p. 127; lka1ydc
aire, alicnto )> corno fa111asma despucs de la Farris 2002, p. 78
rnuerte
3. Sustancia 'ital que anima al
individuo
4. T<rmino que probabkmcnlc
designe a los cspiri1us de los
muertos
~--it--~~~~-+~~~~~

Chonlok s 2 1. U'aluua kitinr En el coraz6n o cl 1. Ticnc forma humana )' ab>n· 11\1/111111 ki1i11e Carrasco 1960, p. 110
2. pixa11. cc cspiritu, alienlo dona cl cuerpo dur:inte el sucno
alma. sombra » 2. En1idad de la que dcp<ndcn las
emocioncs y que se separ:i del
cucrpo durante el susto
2 Dos clascs principa· 1. Ccnlro de las emocioncs, la S1ubblcficld y MillN
k s de aimas memoria, cl carâctcr, la maldad o 1991, pp. 137, IS-1;
1. Términos bo ndad, los descos )' cierlas cua- Long y Cru' 1999,
refen'ntes al corn16n lidadcs personales como la pp. 322, 351; Du1kr
aim. alm, la~t!. humildad, la inwnli1·a y la ficrNa 1997, pp" 266, 4 15
yi<hjla~dao l. Se encu<nlm asociado a Io
2. Térm.inos refercn- capacidad, cl laknlo y el pensa-
te-s al aliento Jpirit, micnto. Se supone q ue es <"Sla
sirijt. gra.syn·. spiritn: c nlidad quien se separa del
gr,uy cuerpo duranle el su51o. la cbrie-
dad )'cl dcsmayo
Parcœ c:tistir cierta relaci6n entre
la sombra y las ai mas de los muer·
tos, pues ambos clcmcntos son
conocidos como bxin
-
Popolocas 1 Sbmi « cora z6n » Es csla cn1idad qui<n se ocupa de Austin y Kalstrom
rcgularel p<nsamkn10 y las cmo· 1995; Jacklcin 1974,
dones. Y probabkmcnlc es tam· p. 26-t
bién esta misma alma quien se
t-~~~~~~~+-~~~~~~~-r-~~~-
sep..1ra d urante el sueil.o o ri sus10
Popolucas 2 1. Si11, • ciclo, fiesia » 1. Eses1a en1idad quirn se sep.ira Elson )' Gu1i<rrcz
2. Julu<otcJ t< cora- del cu<rpo duranlc cl suciio )' el 1999, pp. 102, 127;
zôn H suuo. Aunquc- no sa~mos dr la Clark 1981, I' 78;
crC'~nria rn entidades animicas Clark y Da1is 1974.
cal6ricas, resulla claro que cl p. 59
sus10 implic.1 la pfrdida de calor;
pu~s. en un \'ocabulario moderno,
u curnr csp.:11110 » es traùucido
1>0r Jupiu - piu « ~penar. f\.""('O-
ger »1 Ju <c sol, dia »
'--~~~~-L..-• -~~~~~~~'--~~~- - - - - -'---- - --'--- - -- -

28
Martinez Gonzalez EL ALMA DE MESOAMllRJCA

Zoquc 3 1. A11ù11a 1. Entidad que se queda \'agando Lisbona Guillén


}. Sombra sobre la tierrJ despu~s de la 1998, pp. 22-26;
3. lama « dio, sol » muertc en caso de a.se..sinato Wonderl)' 1946,
2. Elcmcnto curas cualidades p. 98; Harrison, Har-
determinan la posesi6n de podc- ri son )' Garda 1981,
œs sobrenaturales p. 248
3. Entidad que reside simull3.nea-
mente en el cuerpo y la montaila,
sir\'icndo al mismo tiempo devin-
culo entre la persona y su 11a/111al/i
Tcenek 2 1. Ejaual, detjat 1. Coraz6n 1. Entidad În\'isibleq ue, en forma Ejalfal('?) Ariel de Vidas 2003,
(( vivir » 2. Cabeza de angdito, da vitalidad a la p<r- P~' 251-25--1; 1\korn
2. C!tïc/1ii11 rd ado- sona. Entre los huastecos de SU' 1984, p. 67
nado con ch'idtin se <lice que pucdc abandonar e1
« a\·e » cuerpo durante el susto, entre los
de VeracruL no. El rjattal es tam-
bién la esencia \Ïta l de todo Io
,;,;ente. Sc pide a l sol que cargue
al coraz6n dt'I nirlo de ejaual; e1
soles la fue ntede energia motorn.
2. Entidad en forma de gota de
agua que, aunque se asocia al
\'igor y al dcstino, es responsable
del pensamicnto y la intcligcn-
cia. Es Io que se sçparn dura ntc cl
sueiio o el su.s to.
Ma mes 1 f'ixan « \'im o des- (?) lt\ lma de los mucrtos? Pixa11 Thom pson 1927-
pierto» 1932, p. 67
1 Nmml, dt• 11a/111a (?) Alma de los muertos. Entidad Tedlock 1982,
« cobertura, tlisfri11 » asociada a la fC'C'ha de nacimiento pp. 110, 124
de la persona y, por consiguienti:.
a su destino sobre la tiura
~~~~~--+~~~~~-+-~~~~~~~---'

Maya )'UCa- 1 Pixcm « vivo o des- (?) (?) (?) Villa Rojas 1987,
teco pierto » p. 431
Maya )'UCa- 1 Ôol « comzon)} El comz6n Cent ro de vitalidad, afecd6n, (?J Gücmcs Pincda 2000,
tè'\:'O memoria, \'oluntad )' emoci6n p. 313
C huj 2 1. Pi.wm H vivo, des- ('?) (?) ("1) La Farge 1947, p. 152
pierto >,
2. An'ma de
((anima ))
Cho! 2 1. C/i '11jlel de c!t "11j 1. Todo el cu<rpo 1. EsJX"7ic de vicnto que aban- Whillaker )' Warken-
<( di\'Îno, sagrado )> dona el cuerpo durnntc d sucflo tin 1965, pp. 88-89;
2. Cuctal (( torax » Aunque no 54! diœ que sea un Au lic y Aul ic 1998,
alma, cabe notar que el cor.:tz6n, pp. 20, 97, 180. 189
pmh''al, es considcrado como el
œntro de las emocionC'i y cl ~n­
S3ntiento
Moch6 1 é<il1cil Coraz6n Ccntro de la memoria, entidad (OliçJI Garcia Ruiz 1987,
(( son1brn )) que abandona el cucrpo durantc pp. 276-278
el sueii.o
Tzotzil 2 C/1 '11/e/ de c!t '11j Todo cl cucrpo Ccntro de la memoria, el pens..."l· Cfl'u/el Guiteras Holmes
« divino, s.::igrado » micnto y las cmocionei. Se <lice 1961-1965
Am b3s tienen el que hay dos ch'11/c/, uno mucrc y
mismo nombre el otro \'a al mundo de los muer-
tos
Tzotl il U1'11/dded1'1ij Corazôn Ccntro de la mcmoria, cl pensa- Cli'uh·I Kôhler 1995
c< di,·ino, sagrado ,, miento y las emociones.
Tzeltal 2 C!t'11/el de c!t'1ij Todo cl cucrpo 01'11/el. una Villa Rojas 1990,
« di\'ino, sagrado >, <le ta le> enli· p. 633
Am bas tienen el dadcs es
mismo nombre comida por cl
nagualy la
otr~1 \'a al
mundo de los
mucrtos

29
JOURNAL DE LA SOCIÉTÉ DES AMÉRICANISTES Vol. 93-2, 2007

Tzd 1al 1 1. Clr'11/e/ 1. Coraz6 n y cucr po; 1. Ccntro de las emocioncs. la Or '11/e/ Pitarch 2000; F igue-
3) 2. Are dt"! coM:011 una montaiia cer- nt('moria y el ~n.sa mi(' nto. Enti- rola 2000
3. Sombra cana dad que se d.spr<ndc durante el
2. Coraz6n sucrlo.
3. Corazon y cuerpo 2. Entidad asustadiza q ue aban-
dona el cuerpo en el susto
3. Entidadetér<a q ue fungecomo
r<Hcjo del « wrJad<ro » rh '11M
Tzeltal 1 1. Ch'11/el 1. Coraz6n y cu<rpo 1. Cenlro de las funciones intelec- Clr'11/e/ Pitt-Riw rs 197 1:
2) 2. K'11/ 2. Todo el cuerpo tua les
2. Calor ' i tal que anima al
cucrpo se asocia al status
Tojolabal 1 Alll'i/ « comz6n, Cornz6n o est6mago 1. Centra de las funcioncs int elec- All:ïl Ruz 1983, pp. 425·
C'Sl6mago )> t ual<s. Se dcspr<ndc duranlc cl 431
susto o cl sueiio
Q uiché 2 l. Jajalmac 1. Parte frontal 1. Ent idad que abandona el Jajalmac Mcl ean 1984, p. 399
2. Chajeue/ 2. P.ule dorsal cuerpo dur•nlc cl sucrl o
2. Prol<ge cl cuc rpo del dur-
micntc
Quiché 1 Â uima El corazôn Ccnlro de tod a aclividad intel<e- Tras kt muerte Schultzc kna 19H,
tuai n.~ncarna en p . 50
insecto
Kekch i 1 Smuel, «su sombra» En tidad antropomorfa y etér<a Smud Carso n y Eachus
que se despr<nde del CU<rpo 1978, pp. 49-52
durante el sucrio y el sus to. Sc
Jice que lras la rnuerle esla alma
pu<de qucdar vaga ndo sobre la
tic rra.
Chortis 2 1. Pican (< \'ivo », (?J 1. Se u<.1 la mbién con el S<nlido ('?)
·-
\\C,sdom 1961, p. 453
<< dcspierto » de sombra.
2. ,\/ein 2. Sc scpara d urJntc cl sucrio.
Tzutuhil 2 1. Ak'11'x , ak' 1. l.a sangre 1. Escncia \Î lal del individuo Aircmima Mcndclson 1965,
<c ncgro », u'x « cora- 2. Corazôn 2. Ccntrodc las fu ncioncs inlck c- Ak'u'x pp. 11 5-11 6; Vallcjo
z6n ». « Espiritu 0 lua ks Reyna 200 1, pp. 152-
santo » 153
2. Aircmima de
« 3nima »
Lencas 1 Ângt'I o Jl'llJC'jclll ft' (?) ('I) (?) Chapman 1985,
p. 203
Dribri 1 Si1m c< respiraci6n, Rodillas, muriccas Dozzoli 1979, p. 159
aire, \'Îe nto »

TABLA 4 - Las a lmas-coraz6n

Grupo élnko Nombre de la entida d Cal'•cterlstkas Fuentes


l\lam A ftzil « corazôn o cst6- Reynoso 1916, pp. 51, 88
mago»
Cakchiquel Jux « coraz6n >> El término « mcmoria )), juxfab, esta formado Gu1m:ln 1989, pp. 61, 62, 63,
por la misma rn[z 96
-
l\laya Pixan 11 Oo l « comz6n » Ccnlro de la vi la lidad, la afe.."l:i6n, la mcmoria , Ciudad Real 1995, p. 20-!5;
yucalcco la volunt:id y las cmociont>S Gücmcs Pineda 2000, p. 313
Chuj Pi.wm « coraz6n >) Esta es la cnlidad que se comparle con cl La Farge 1 9~7. p. 152
11a1111a//i
Chonlal Pixan « cora z6n » De d icha cntidad dcpend en las cmocioncs, es Io Keller y Luciano 1997, p. 193
que se dc.sprcndc del cuerpo duranlc cl susto
Tzeltal C/1'11/el « cora z6 n y Centro de las emociones, la memoria y cl pensa- Ara 1986, p. 26v; Pitarch 2000;
d1'11/cl son intefC'ambia- micnlo. En1idad que se desprendc duranle el l'igu<roll 2000; Villa Rojas
ble~ » SUi'IÏ O. 1990, p. 633; Pitt-R i,·ers 197 1

30
Martinez Gonzalez EL ALMA D E l\LESOAMÉRICA

Tzotzil Ch'11/e/ « cornz6n y Centro de la mcmoria, cl pensamiento y las G uitcras llolmes 1961-1965,
d 1'11/e/ son intercambia- cmocioncs. Sc diœ que hay dos d1'11lrl, un o p. 3().1; Kôhler 1995
ble-3)) mucrc y el o tro \'li al mundo d e los mucrtos
~

Chol Cuctal, H cora z6n o Es el œ ntro de las emocioncs y cl pcns.1 m ie nto Au lie y Au lie 1998, p. 189, 20
t6rax »
Tzutuhil Ak'11'x. es t:\ formada 11'x Adcm:\s de :ser fuente de pensamiento, de t<rmi- Valkjo Reyna 2001, p. 152- 153
« la palabra parn rcrc- nada suerte de 1a p.:rsona; la ,·ocaci6n de los
rirse al corazOn de una especialistas ritua lts depcndc de ella. Por
persona » ult imo, sab<mos q ue dicha entidad es la que
sobrc\'Îxe a la muerte para ir a morar al infra-
mundo
Zapotec:i Lad1i o la - c cc coraz6n ,, Es el œntro de las emocioncs, la memoria, el C6rdo ba 1987, fol. 92r. Long y
canlcter, la maldad o bondad, los deseos y cier- Cruz 1999, p. 243
tas cualidades pe rsona les como la humildad, la
invcnti\"a y la fiereza
Cha tino Cre.sip1 o tiy,,. « corn.- Es el œ nt ro de Jas emocioncs. En su interior Pride y Pride 1970, p. 11
zôn » o « pecho, estô- rndica el ryi'i, ele mrnto cal6rico quo propor-
m ago, cora z6n » ciona al cucrpo la energfa nectsa.ria p:ira la
\'ida. Es dicho elemento quien se separa del
cuerpo durante el sueno y el desmayo
C hinanteco Fahjijh « coraz6n o Rupp y Ru pp 1996. p. 43
IX'ChO »
Cuicateco Sw rie c.,n, « conu;6n » Anderson y Co ncepci6n 1983,
p. 114
. -\ muzgo N1ioa Centra de las funciones intelectual<s. Ent idad G arnung 2000. p. 31
que ab.1ndona el cuerpo duront e el susto
Hrnwe 0111caars. cccornz6n » Ent idad etérea responsable del pcns.1 miento, la Stairs y Schafc de Stairs 198 1,
mC'moria, los cstados de ânimo )' el comporla- p. 152; Ga rda )' Osegu<ra
mitnto moral. Sc.supone que t S el omC"aatsquicn 2001, pp. 71-78
abandona temporalment e el cucrpo durnntc cl
sueOo, el susto, el coito y la cmbriaguez y quien
1

sobre•·i•·e a la destrucd6n del organismo trn s la


muene
M ixe Jarin. << corazôn » o ho1 Dajo la for ma de un sol con alas, se enmrga Schoe hals y Schoehals 1965,
a'nimi de regular el pens:tm icnto. Aigu nos d iœn que se pp. 16-1, 188; Li pp 1991 ,
divide en 3, 7 6 14 partes que, difundido por pp. 43-46
cl cucrpo a travé-sde Ja sangrr, se concentra en cl
coraz6n y los riii.ones. Se dicc que, durante
el sueno, 2, 3 6 7 de las aimas, o p.1rtes de aimas,
se desprendcn del cucrpo para \-agar librement<
-
M L~tcco A1i11, alÏ;,na yo, cc cora- Es una cnt idad inmortal que, habicndo rcsidido Dyk S toudt 1973, p. 1;
)'
z6n » durante la \'ida en el coraz6n, abandona e l Pensing<r 1974, p. SS
cutrpo Iras la muertc para continuar su existen-
cia en el M as Alla.
Popoloca Àsémri, « corazôn » Sc ocupa de regu la r •I p<nsamiento y las emo- Austin y Kalstrom 1995
ciones. Se supone que d icha cnt idad es como un
aire que pucdc dosprrnderso de l cuerpo durante
cl susto o :ser robada po r las deidades de la ticrra
,_ y la llu\'Îa
Popoluca Ju tucoto H cornz6n » C lark 198 1, p. 78
Triqui Ninum, « coraz6n >) Es considcrndo como el e<ntro de la cncrgia G ood 1979; Ga rda A Ica raz;
vital. Es Io que se comparte con cl 1wl111a/U 1973, p. 233
~

Mazateco lfme11 o :raluuen, te corn- En un mito, se rcvfrc a una persona a parlir de Jami<So n Capcn 1996, p. 1SS
z6n » una cab<za pc ro se afir ma que « foltaba el corn-
z6n » (Porta l A rioso 1986, p. 56)
Otomi 1\101un11ay o mbtïi, El 111b1îi, « cornz6n o est6mago » - deri•'lldo de Urbano 1990, fol. 27r.
c( cornz6n », (< cora26n o btii, « \Ï\~ r. cxistir, habitar >> - , es imaginado Gatinicr 1979, p. 429; 1990,
est6mago » como cl ccntro de las ~nsacion rs, la afrcth~dad, pp. 623-624, 626
la sex ualidad y el conocimicnto. En su in tcrior
radican dos entidadcs d ifcrcntcs, cl 11w hki y del
ntâhi

31
JOURN AL DE LA SOCIÉTÉ DES AMÉRICANISTES Vol. 93-2, 2007

Totonaca ti'nïma'j del espa nol Existe la cr\!'encia en un alma, que puede sepa- Aschman 1973, pp. 3, 14;
c<3nima » rarsc del cucrpo durante el sueno o el susto. Lo C6rdo\"a Olirnros 1990,
que,.~, al infmmundo despuk de la muertc es cl pp. 25-26
alma
~ f atla t1inca lmbotuy11a, « coraz6n o DaS3knque 1975. pp. 23, 79
est6mago n
Huichol lyari. « cora16n » El roraz6n es e l e<ntro de la \italidad mental, de Casillas Romo 1990, p. 70;
la memorfa, de las cmocionrs. de la voluntad )' \\'eigand y Garda 1992, p. 220
d<I conocimicnto. Es la cnt idad que se \'a al
mundo de los antcpasados dtspués de la muerte
Pu répe..-ha ,\ /i111rita. «con:i16n» Scdiœque, Iras la muerte, si la perso nacu mpli6 Galla rdo Rui z 2005, pp. 83-90
su misi6n, su alma tr.tnsita librementc hasta « la
gloria ».Si el indi\iduo c< no cumpH6 », el alma
se extra\'Îa en este ramino o su aC'\."YSO a «la
gloria» es intcrferido por se r~ sobr~-natur~tks.
Esalgo que sesepara d uranteel sueno ocl susto.
De ella d<pend<n <I ,;gor, la fclicidad, cl \"nlor y
la salud
Te~nek Ejallal, c..l e t'jat « vh·ir » Da vitalidad a la persona a quien se encuc ntra Ariel de Vidas 2003, pp. 251-
asociado. Aunque se le supone imisibk, se ima· 254; Akorn 1984, p. 67
gi na q ue ti<nc fom1a de angcli to. En SLP se diœ
que puede scpamrsc dcl cucrpo durante el suslo,
en \'crncruz no
Tojolabal Al11il « cornz6n o rst6- Apa rentem<nlc es de <l icha entidad que dcrh·an Ruz 1983, pp. 425-431
milgo» el sentimiento, el car;\ctcr y cl iX'n~1micnto.
Como en otros casos, se considern que, ad<mas
de compartirsc esta alma con el 11a/11ml, e.,istc la
posibilidad de que ~st a se separo del cucrpo
durantetl sueôo o cl susto
Quiché Â11ima Centro de toda acthidad in te lect ual que, tras la Schult ze kna 1 9~7. p. 50
mucrtc, reencarna en inseeto

Tabla 5 - L<"ls alnrns-alicnto

Grupo étnico Término Carnct er i.stic~ Ubkaci6n Fucnte


Ori bri Sinu « respimci6n, aire, Es inscrtada en cl frto bajo la A rlic ul acion~s. Oonoli 1979. pp. 152.
viento ,> form a de una peq u<ila fi gurilla princîpalmcnlc, 159
semejantea la srealizadasc n barro rodillas y muiiccris
Cuicatcco Ndu 1/11 « aliento » Ap::u~ ntcmcntc se rncucntra aso- Anderson y Conccp-
ciado a la rnz. el habla, la opi- ciôn 1983, pp. 11 4. 582
niôn, el sabor y el olor
Chatino Cmi c11i'i; << siete \'Ïen- Son e;tos quienc$.. tras un sobn:- Pane baja J el U3rtolomé y llarabas
tos » salto, pucdcn scp.uarse del abdomen 1982, pp. 123-124, 132-
cuerpo y ser robados por las dei- 135
dades de la tierra y la ll u1'ia
Chinantcco M ryi, cc viento, airè', Skinner y Skinner 2000,
aliento » jm; t/fi pp. .184, .165; Mmificld
<~ espiritu, alma, ,;da, y And<rson 1999; Ru pp
dar vida». dsi « aire» )' Ru pp 1996, pp. 43,
38 1
Maz.1tixo Xta « aliento » Sccncuentrn asociado a la \'OL, t l Jamie;on Capen 1996,
sabor, el orgullo y la a rrogancia pp. 73, 173, 188
~ t ixe PcJf, ~(aire» Alma de los mucrtosquc '""8" por Hoogshage n y Hallorcn
la ticrra y se cncu<n tm ligJda al d e l loogshag<n 1993,
lugar de muerte o ~pult u r.:t p. 262; Lipp 1991, p. 43
M ixteco Tr1c/Ji « vicnto » Aunque de las almas·alicnto mi.~- Ueaty de Farris 2002,
l«as conoœmos todavia muy p. 78; Mak 1959, p. 127;
poco, sabemos que éstas pued<n Rom ney )' Romney
t>manarse como ga~s p3t6genos 1973, p. 74
de los cu<rpos putrcfaclos

32
M arti nez Gonzalcz EL ALMA DE ~I ESOAM ÉRICA

Za 1>0le<>o Pt'•t•, pt nt paa « n1icnto », En la Colonia lcmprana, se des- C6 rd oba 1987, fol. 22r-
gra1Jw, Jpiritw c< aliento » cribia al alicnto como (( Io que da 22\'; Slubbkfield y
\'ida a Io que \'Î\-e y le da \'ir lu<l Miller 1991 , pp. 137,
motiva. )' ser ». El a1iento en la
1 I ~ ; Long y Cruz 1999,
actualidad, se encuenlr.i asociado pp. 322, 351 ; Buller
a la capacidad , cl laknlo y el pc n- 1997, Pl' 266, 4 15
s.1micnto. Sc suponc que es esta
enlidad quien se scpara del
cuerpo durante el susto, la ebrie-
dao y el desmayo
Pocomchi Uxlab « al icnl o » l\lor:\n y Zûri iga 1991,
I'· 258
l\lailatzinca Nitulrami, H aliento » Comparle su r.i iz con d 1ijabi Uasale nque 1975,
« sangrc » pp. 23, 79, 138; Esca-
lanlc llcmandcz 1997,
pp. 24, 38; Reynoso
Gonz:\lez 1998, p. 82
Olomi Nlltt•. 116/tia, 1/(1 ihiphi Sc trata de una t nlidad que, Cor.JZ6n 0 est6· Urbano 1990, fol. 27r-
<c alicnto »: ademâs de idcntificarsc con la mago
111tilti, 28r; Galinicr 1990,
c< aliento » sombra, es aqucllo que se com· pp. 6 18-6 19, 622-624,
parle con el 11a/111alli )' quien se 626; 1979, p. 429
desprende d<I cuerpo tr.is el
sudlo y cl susto. Tras la muerl<\ es
ella quien \iaja al infrnmundo
Pur<'p<.:ha Hiretaqua c( aliento, \'<lâsqur< Gallardo
huclgo, rcsucllo » 1978. P- 16.I; Gi lb<rli
1989- 1997, pr- 25-1,
257.
1-
Maya yuca- /k* cc \Ïento >~ Es13 a.sociado a la vilalidad Dicdonario maya Cor-
ltX'O drmrx 1980, p. 2 1; Ciu-
dad Real 1995, p. 20-l5
Raramuri faig/1/a, de ÎlfÎ « rtspi- Las emociont>s., el ~osamiento y El COrJZ6n y el Oennen y Zi n~g 1935,
rar » la respiraciôn de~n den de dieha res lo dcl cuerpo pp. 238, 259, 323-324;
cnlidad. Es esta cnlidad quicn se l\lcrril 1992
se para del cuerpo dumntc el
sueiio, d susto o la muerte

TADLA 6 - Las a imas-sombra


-Grupo Nnko Tér mino Caracteristicas Ubicacl6n Fuenft"
l\fo1eco Sombw Es un elemento qut>, tras el Flancl 1977, pp. 103-
d~.:so, e> absorbido por .:1 lugar 117
de su munte o. si se haren los
rilos adC'Cuados. de su cnticrro.
Cuando se trata de muerte-s \'io-
lenias, r; dicha enlidad quien se
paS('a por la tierra asustando a las
ixrsonas
To1onaca Sombrct Se trata de uoa entidad que, segûn C6 rdO\'J Olil'.ues 1990,
la fu<rza )' las cuali dad<S perso- pp. 25-26; Gutiérrez
nak s. es irradiada por la ~rsona Espinosa 1998, p. 208.
bajo la forma de mol de ojo. El
mal lliu es pro\'Oc-.1 do por la
introducci6n de un air.: o sombra
ajcno a la pasona; tntre o tms
cosas esto succdc a conS\.""Çucncia
de las relaciont>s sexuales ilicitas o
d con1ac10 con un cad:\wr

33
JOURNAL DE LA SOCIÉTÉ DES AMÉRICANISTES Vol. 93-2, 2007

Kekchi ~·mue/, de m uh «so m· Se lrala de una cnlidad anlropo· Carso n y Eachus 1978,
br..i )) rnorfa y clérca qu e se separa del pp. 45-49
cuerpo dumnle el sueiio y cl
susio, pro,·ocando en cl segundo
caso gm\'es tnfermcdadcs que, de
no remtdiarsc, producirian la
muerte. En algunas ocasiones.
esla enlidad r<gre;a al mundo
para molesiar o ayudar a sus
scmejantes. Si la persona muriera
asesinada o e< antes de tiempo »,
el im1œl cs1aria condenado a
\'agar por la ticrm como una som·
bra ha.ia que llegara cl momcnlo
en que debia morir
-
Zapo1cco Bxi11 «< sombra » P..lr~c r:<istir cicrla relaciôn entrt Long y Cruz 1999,
la sombra)' las aimas de los muer- pp. 21, 352
tos. pues ambos elemcntos son
ronocidos como bxin
-
Pur;pccha Zmmda «sombra » Cuando cl indiriduo e; alo-J nz.1do En la cab<za Gallardo Ruiz 2005.
por la mucrtc la sornbrJ scdisipa. pp. 83-90
se picrde o vaga en cl mundo de
los vh·os asus1:\ndolos. Puede
desprendersc en cualquier mo·
mento y su ~rdida se înterprcta
como la intn.>)'t\."CÎÔn de un aire
que ha desplazado a la sombra
Mochô t'a!if_il, « sombra » Esta alma, a la que rambién se El coraz6n Garcia Ruiz 1987,
asocia la mcmoria, e-> capaz tanto pp. 276-278, 282
de scpararse del cuerpo duranl e el
sueùo )' el susto como de viajar al
inframundo tras la muert~
Tzc11al Nojk'etal, «sombra >• La sombra , a quien se imagina El coraz6n Figuerola 2005
como una 'ntidad rtérea y antro-
pomor fa q ue se quctla vaga ndo
sobre la superficie lerreslre Iras la
mucrlc de la p<rsona
Zoque Son1br,1 Segun sus cualidades, delermina Harrison, Harrison )'
la posesi6n de poderes sobre- Ga rcia 1981, p. 248;
naturaks Lisbona Guillfo 1998,
pp. 22, 26

34
Martinez Gonzitlez EL ALMA DE MESOA~lllRICA

TADLA 7 - Las alnrns ca16ricas

Grupo<lnko Término Caraclrri.slicas Ubkad6n Fuente


C hatino 1)·iï Elemen10 <-a l6rico que propor- En el cora z6 n Bartolomé y flambas
ciona al cuerpo la cncrgia rn~·cç>3- 1982, pp. 123-124, 132-
ria p3ra la \'Îda. Sc d<sprende d<I 135
cucrpo dumnte el sueôo. mas no
dur.mie el su<to. Se suponc que cl
cxceso de calor puedc scr pcrjudi-
cial para los demâs
Mixl cco lui « calor » Se 1raducc como « espfritu Io que
-
Al\'arado 1962, fol. 17r.
da vida». 1\un si el tt rmino ;,,; no 21 "• 10-I\'; Fla net 1977,
p:tn.''<'t seguir en uso, s.1bemos p. 103
que, para los mixtl:\7os contem-
por.\neos, la sa ngre se encarga de
dirundir por el cuerpo una suertc
de calor que da vigor y fuena a fa
p.-rsona
Triqui Grii « sol, dia; gente, ~r- Good 1979, p. 58
sona, alma»
Tzotril C'11/«calor » Elemento cal6rico, asociado al Todo el cucrpo Guiteras Holmes 1961-
r/r'11/r/, que se distribuyc por el 1965, pp. 111 , 140, 150,
cuerpo aport:indole la ru erza 296; laughlin y Kara -
n=saria p.ara la vida. Todo el sik 1988, pp. 22, 91-93;
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la perso na. Cua ndo una persona
n::icc con dos n:rnolinos en la
catx-1a, tambifo llamados
ch 'frhiin. se suponc que tendra
mâs vigo r, \-alor y, por consi·
guientc cs1arâ p rodestinado a
com·crtirsc en es~ia list a ritual.
Como en otros casos., se suponc
que ~I ch'ichii11 es un componente
fragmentario de sucrte que, en
cada susto se puede perder una
p.1rte de él

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JOURNAL DE LA SOCIÉTÉ DES Al\IÉRICANISTES Vol. 93-2, 2007

NOTAS

Este trabajo fue realizado con el apoyo del Programa de Becas Posdoctorale.s de la UNAM. Agradezco
igualmcnte a mi maestro Alfredo Lopcz Austin, cuyo apoyo y cnsciianzas ha n sido fondamentale s para
la realizacion de la presente investigacion. Doy las gracias también a la Dra. Yolanda Lastra por su
ayuda en el analisis etimologico de términos o tomies y a l Dr. Ramon Arâpalo por su anàlisis de
vocablos mayas.
1. Entiéndase por el término «alma » cualquier elemento, pensado como indispensable para la
vida , que, tcnicndo gcncralmcntc una consistcncia difcrcntc d e la del cucrpo pcsado, participa en los
procesos psico-sociales que dan plena existencia a l individuo dentro de una cultura determinada. Con
idéntico sentido, usaremos el binomio « entidades animicas ».
2. A primera vista, comparaci6n con grupos no mcsoamericanos pudiera parcccr rara. No
obsta nte, cabe aclarar que la mesoamericanidad de un grupo no es un dato objetivo, pues los limites de
esta rcgi6n cultural suelen variar en funcion de los au tores que la dcfinan. Ferrero (2000), par ejcmplo,
considera a los !encas y los jicaques como mesoamericanos m ientras que Kirchhoff ( 1943) no. Hers
( 1989), Braniff ( 1995) y Dàvila Cabrero (2000) son solo algunos de los autores q ue han notado la
existencia de scmcjanzas culturales entre las socicdades del intcrior y cl extcrior de Mcsoamérica.
3. Entre los primeros figuran los rarâmuris, los borucas, los !encas, los bribris, los cabecares y
los tolupan-jicaques. Entre los scgundos, se cucnta a los cœur d'alènc, los ojibwa, los quechuas, los
cahuilla, los shoshone, los paiute, los ute, los tubatulabal , los navahos, los apaches, los yauyos,
los aymaras, los inuit, los atsine, los cherokee, los hidatsa, los pomo, los navajos, los eyak, los kwakiutl,
los nootka, los huron , los coyukan , los carrier, los atapascanos del ocstc, los tlingit, los a lgonquin os, los
cheyennes, los choctaw, los catawa , los dakota, los yumas, los maricopa, los huvasupai , los mo have,
los jivaros y los campa. Es gracias al bastisimo trabajo de compilacion de llultkrantz ( 1953) que
disponcmos de mucha mayor informacion sobre los indios del norte que sobre los del sur del
continente.
4. Para los mixes, el alma del corazon no es exact a m ente un avc sino que tiene la fo rma de« sol pcro
con alas como de pajaro » (Lipp 199 1, p. 43). En la Sierra Negra se afirma tanto que tow1i111a tienc
forma de zopilote o mariposa, segim el género, como que es como la persona misma, «solo que es puro
cspiritu » (Romcro Lopez 2003, p. 87). Scglm Io que mcnciona Ariel de Vidas (2003, p. 252), los tecnck
consideran que cl alma del coraz6n se asocia a un angclito mientras que es el alma de la cabeza quien
tiene forma de ave.
5. El hccho de que los totonacas de la Sierra imagincn al «alma» como un d iminuto pcrsonaje
parece màs bien estar ligado a la influencia europea; pues, ademàs de que tales representaciones no son
comunes en Mesoamérica, las imagenes de este tipo eran frecuentes en el Occidente Mediem l (ver
Ichon 1973, p. 205; Baschct 2000).
6. « El papa le cortaba el pecho y le sacaba el corazon y Io alzaba con la mano todo Io que podia
cxtcndcr cl brazo a Io a lto y daba cl vaho a l sol » (Duran 1967, 11, p. 54).
7. Aunquc pudicra pcnsarsc quesc trata de una transformaci6n , cabe rcmarcar que, en este parrafo,
el término empleado no e.s cuepa « tornar » sino ixipllatia « representar ».
S. Es intercsante notar que, para los zoques, es cl alma-calorica quicn existe simultàncam cntc cn cl
cuerpo y la montaiia (Lisbona Guillén 1998, pp. 22-26).
9. Li pp ( 199 1, pp. 43-44) explica que dicha entidad «se localiza en el cornzon, pero el término hot
comprcndc tanto al coraz6n como al cst6mago y cl higado, 11i: hot ».
10. Entre los quechuas, por ejemplo, el alma-corazon ( so11qo), en compaiiia de los rii\ones ( n111111),
controla las emociones; a él se asocian los pensamientos, las intenciones, la conciencia, el juicio, la
voluntad, cl cntcndimicnto y cl intekcto. Adcmas, cl corazon es Io que da su caractcr cspccifico al ser
huma no, es Io que Io distingue de los a nimales. De modo semejante a Io que se observa en Mesoamé-
rica, la pérdida del sonqo implica la enfermedad, la muerte y la falta de la fer tilidad . Se cree que los
humanos corrcn cl ricsgo de que sus corazoncs seau comidos por los cspiritus de las 111011ta 1ias
(Greenway 1987, pp. 266, 269-272, 280).

36
Martincz Gonz:\lez EL AL~IA DE ~IESOAt.I ÉRICA

11. Segùn Hultkrnntz (1953, pp. 179-180), dicha cntidad es igualmentc di11cil de identificar entre
los pueblos indigcnas norte;11nericanos. De acuerdo con este autor (ibid., p. 181}, una ca racteristica de
<.licha entidad es que ella no suelc scr idéntica a ningùn 6rgano.
12. Entre los zapotecos resulta claro que Io que se picrde es de naturnlcza fria. Don Juvenal, el
informantc de Wcisz ( 1996, p. 78) cxplica que el susto es una enfermedad calicntc « porque se ra secmulo
el hombre[... ). Con el sol no se pucdc hacer tratamiento alguno, porque las radiaciones también pueden
llegar a qucmar ». De hecho, parcce ser q ue en un mismo grupo se pucdc pcrder tanto Io frio como Io
calientc «El espiritu queda tirado do11de se espa1116. La ticrra absorbe los :\cidos y causa frio o calor y
agotamicnto »(ibid.) .
13. «Tras la muertc, la ùltima de las a imas corporales muere, y cl espiritu del individuo o "viento
de la muerte'', o'kipoh, llcga. El espiritu del mucrto habita en la sepulturn del cuerpo, dondc una "casa"
ba sido construida para él » ( Lipp 199 1, p. 45).
14. Ello nos conducc a plantearnos el problema de si existe una relaci6n entre cl ihiyotl y aquellos
scres tehiricos, emparcntados con los antiguos tlaloque, que en la literaturn ctnogr:\lica apareccn
scguido con el nombre de aires. Pues, aunque muchas vcccs los aires son considcrados como scrcs
humanos que muricron bajo la influcncia de deidades acuâticas, no resulta claro de qué parte del scr
humano resulta su existcncia; ya que, como hemos visto, tanto cl yolia como cl ihiyotl suelen ser
pensados como aires (para mayor informaciém sobre ta les seres, véansc los t rabajos de Montoya
Briones 1964, pp. 158- 159, 181 ; Signorini y L upo 1989, pp. 138-145; Alvarez Heydenreich 1987,
pp. 120-130; Redfi eld 1930, pp. 163-165; Sandstrom 199 1, pp. 252-253).
15. Entre los cuicatecos, existcn dos formas animicas distintas: el sta 1·ie e11 « corazon »y el g1111 eu,
de gua « transparente, brillante, rubio » pcro, por desgrncia, carecemos de cualquier o tro dato al
respccto (Anderson y Conccpci6n 1983, pp. 114, 582). Es probable que el soplo sea igualmente
considerado como una entidad animica, pues la palabra 11d11 du no solo significa « aliento », sino
también « voz, habla, fra sc, idioma, lengua, opinion [...) sabor, olor » (ibid., p. 680).
16. E n primer lugar, tenemos a l â11ima, un elemcnto que supuestamcnte se quedaria vagando sobre
la tierra si la persona correspondiente filera asesinada (Harrison, Harrison y Garcia 1981 , p. 248). En
segundo, aparece algo conocido como sombra, que, seglm sus cualidades, determ ina la posesion de
poderes sobrcnaturnles. Por ùltimo, cncontramos aljama «sol », una cntidad que sirve de vinculo con
el 11ah11alli ( Lisbona G uillén 1998, pp. 22, 26).
17. Entre los china ntccos encontramos cuat ro d iferentes términos empleados para traducir del
castellano «alma », « :\nima », « cspiritu »: 111 tyi, « viento, aire, a liento » (Skinner y Skinner 2000,
pp. 384, 365),fahjfih, « corazon » (Rupp y Rupp 1996, p. 43),jmi dsi « espiritu, alma, vida, dar vida»,
rlri « aire» (Merri fi eld y Anderson 1999; Ru pp y Ru pp 1996, p. 38 1) yjuilli (Bartolomé y Bara bas 1990,
p. 203). El problcma es que, hasta ahora, scguimos sin sabcr si estos términos son sinonimos o si , por
cl contrario, a luden a cntidades diferentes.
18. Entre los mocho se crec en una e ntidad llamada sombra pero se supone que esta vive en el
corazon (Garcia Ruiz 1987, pp. 276-278, 282).
19. Al respecto, obscrvamos que ademâs de to11acayo « nuest ra carne », los mexicas nombraban al
c uerpo i11 tlalli i11 zoq11itl «la ticrra y el barro » y C hicomoztoc « lugar de las siete cavernas ». Los
mixtecos contemporâncos le llaman c01io 1i11llll yu, un término formado por la aglutinacion de los
vocablos «carne»,« tierra »y« noso t ros »; los amuzgos le llaman si'tzo' « carne-tierra »,en mixe se le
denomina 1i1111e'y11: 1i111111 « tierra », 11e'y11 « lodo »y los tzclta les Io nom bran yach'alel « lodo ». Ello sin
mcncionar que los lacandones y los tzotziks de Chenalho diccn expl!citamente que el hombre esta
hechodc ticrra (Lopez Austin 1996, pp. 172-1 73; F lanet 1982, p. 159; Garnung 2000, p. 33; Monaghan
1995, p. 203; Figucrola 2005; Cline 1944, pp. 108-11 O; G uitcras Holmes 1965, p. 255).
20. El vocabulario de Guzm:\n (1989) no traduce j 11.\· por «alma »,« ùnima » o « cspirit u »; mas el
hecho de que la palabra memoria ,j 11x/ab, aparezca compuesta por esta misma raiz nos hace pcnsar que,
cuando menos, algunas fun ciones intclcctualcs estaban a sociadas al corazon.
2 1. El nùmero de entidadcs por grupo represcn ta la cantidad total de aimas registradas; mas cllo no
necesariamentc significa que todas ellas se encuentrcn simult{rneamente en una misma comunidad.

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