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2019/05/16

Ana Rocío Rubiano R.

Maestría en Calidad y Gestión Integral

Cohorte 33

ENSAYO 1

¿Cómo podrían las organizaciones colombianas contribuir con su gestión a los retos de superar la
pobreza, proteger al planeta y garantizar que las personas gocen de paz y prosperidad, generando
además utilidades para sus dueños?

La comunidad internacional adoptó la Agenda 2030 en 2015, la cual reafirmó que la igualdad entre
los géneros, es una condición previa para el desarrollo sostenible. Los estados miembros de las
Naciones Unidades no sólo se comprometieron a hacer de la sostenibilidad, la igualdad, la paz y el
progreso humano una realidad para todas las naciones y las personas, se reconoció también la
igualdad de género, que es muy importante, teniendo en cuenta la visión transformadora como un
objetivo de la Agenda. Este informe indica claramente aquello que se necesita para lograr los
objetivos en el año 2030. A pesar de los avances en la oportunidad de aprender en la escuela
primaria, el progreso de las niñas y mujeres es inaceptablemente lento. Todavía se ve una
desigualdad muy marcada de la mujer frente al hombre, la violencia contra las mujeres y las niñas
continúa siendo una pandemia mundial. Es alarmante comprobar que muchos de los logros que
tanto ha costado conseguir en materia de igualdad de género, se encuentren amenazados. El
cambio climático y la degradación ambiental están socavando los medios de vida de millones de
mujeres y hombres; la desaceleración económica, la recesión y las medidas de austeridad han
agravado la desigualdad; y millones de personas se ven forzadas a desplazarse debido a conflictos
violentos y a catástrofes humanitarias. El cambio hacia una política excluyente y basada en el miedo
está ahondando las divisiones sociales, fomentando los conflictos, la inestabilidad y una resistencia
renovada a los derechos de las mujeres. Debemos avanzar hacia un abordaje integral de las diversas
formas de desigualdad y privación, en consonancia con el mandato de la Agenda 2030. Será
fundamental contar con datos, estadísticas y análisis de género de mayor calidad para mostrar a
quién estamos ayudando y qué medidas resultan más eficaces, además de exigir responsabilidades
a las partes interesadas respecto a los compromisos que hayan adquirido.
Es importante contar con una sociedad que sea dinámica y que se pueda expresar. “El proceso
intergubernamental hacia la acción mundial para las personas y el planeta” y las organizaciones no
gubernamentales (ONG), han adquirido mayor relevancia en los últimos años debido a la
sensibilización de la comunidad por los problemas de la sociedad. Su identidad está relacionada con
la búsqueda de la transformación social, la mejora en las condiciones de vida de las personas y están
muy orientados a crear conciencia, aceptación y conocimiento, generando un cambio y permitiendo
que la sociedad logre cohesionarse y desarrollar o plantear acciones positivas frente a la
problemática que vive.

En el contexto social colombiano las ONG, surgen como una respuesta a necesidades que el estado
no satisface, haciendo que la sociedad civil se organice para buscar otras salidas para el desarrollo
pleno de esas necesidades.

El concepto de empresa sostenible, es un tema de carácter amplio, y de gran alcance, no sólo porque
las empresas adoptan muy diversas formas en cuanto a su tamaño, sector y dimensiones espaciales,
sino también en lo que respecta a la forma en que se administran y dirigen, a su condición jurídica
y a sus objetivos operativos. Todas las empresas forman parte de la sociedad, configuran las
comunidades en las que actúan y se ven a su vez configuradas por éstas. Para promover las
empresas sostenibles es preciso fortalecer las instituciones y los sistemas de gobernanza que
enmarcan la actividad empresarial (para que haya mercados sólidos y eficientes se requieren
instituciones sólidas y eficaces), así como garantizar que los recursos humanos, financieros y
naturales se combinen de manera equitativa y eficiente con el fin de promover la innovación y el
aumento de la productividad. Por ello, es necesario establecer nuevas modalidades de cooperación
entre los gobiernos, las empresas y la sociedad para asegurarse de que la calidad de la vida presente
y futura (y del empleo), se potencie al máximo preservando al mismo tiempo la sostenibilidad del
planeta. Lo que impulsa el crecimiento económico es, ante todo y sobre todo, la creatividad y la
ardua labor de los empresarios y los trabajadores. Impulsadas por la búsqueda de beneficios, las
empresas innovan, invierten y generan empleo e ingresos derivados del trabajo. Las empresas
necesitan también un entorno propicio que las respalde caracterizado, entre otras cosas, por la
existencia de mercados abiertos, reglamentados, previsibles y no discriminatorios, y una economía
exenta de corrupción y con una buena gobernanza. Las empresas se benefician al operar en cadenas
de valor caracterizadas por la existencia de industrias de alta calidad, y con consumidores e
inversionistas prósperos. También se benefician de los mecanismos establecidos en los ámbitos de
la empresa, sectorial y nacional para lograr un diálogo social efectivo.

La dimensión social del desarrollo sostenible consiste en el compromiso de «promover la integración


social fomentando sociedades estables, seguras y justas, y que estén basadas en la promoción y
protección de todos los derechos humanos, así como en la no discriminación, la tolerancia, el
respeto de la diversidad, la igualdad de oportunidades, la seguridad y la participación de todas las
personas, incluidos los grupos y las personas desfavorecidos y vulnerables» (Consenso de Copenhague,
1995), el desarrollo sostenible constituye un marco en el que se inscribe no sólo el diálogo mundial
general sobre el crecimiento y el desarrollo, sino también la discusión más específica acerca del
desarrollo empresarial y, en este sentido, proporciona un marco sólido para el debate sobre la
reglamentación y la acción voluntaria en la esfera empresarial. La expansión de la globalización y
el papel cada vez más amplio y decisivo del sector privado en las economías nacionales han dado
lugar a nuevos desafíos y oportunidades. La globalización ha agudizado las dificultades económicas,
sociales y ambientales con que se ven confrontadas las empresas. Todos estos cambios han dado
lugar a una relación nueva y cambiante entre la empresa y el desarrollo.

La estructura de la política y la vida civil, es sin duda un determinante importante de la


competitividad, del crecimiento económico y de la sostenibilidad de las empresas. En general, la
buena gobernanza, que comprende el respeto de los derechos humanos, el funcionamiento de
instituciones democráticas, la libertad de expresión, la igualdad de derechos entre hombres y
mujeres, y mecanismos eficaces para el diálogo social, entre otras cosas, proporciona una base
sólida para el desarrollo sostenible. La planificación de las estrategias nacionales para la reducción
de la pobreza y los foros de donantes, la elaboración de la política comercial y medioambiental, y
diálogos mundiales sobre cuestiones como el cambio climático, la biodiversidad, el blanqueo de
dinero, la seguridad nacional, la corrupción y los derechos humanos. Esos diálogos sirven para
destacar la importancia del empleo productivo y el trabajo decente como objetivo mundial. las
empresas con visión de futuro y progresistas adoptan y aplican, cada vez más prácticas y normas
empresariales responsables para dar un ejemplo positivo de desarrollo sostenible del sector
privado, incluso en los países en desarrollo.

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