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EL ORIGEN DE LA FERIA DE ALASITAS

Para conocer la historia de la festividad de las Alasitas se han realizado varias


investigaciones, todas han concluido que no existen evidencias escritas sobre
el origen de esta celebración, debido a que en la época de la colonización
española estas creencias no se permitían, si embargo se han podido encontrar
memorias orales que atestiguan su celebración.

La mayoría de los antecedentes están sostenidos en mitos y leyendas, el más


conocido está basado en el libro Leyendas de mi Tierra, obra del escritor
Antonio Diaz Villamil, en la que se cuenta sobre el cerco que impusieron Túpac
Amaru y Túpac Katari a la ciudad de Nuestra Señora de la Paz en 1781,
impidiendo el ingreso de productos a la urbe.
En ese contexto los campesinos Isidro Choquewanca y Paula Tintaya fueron
separados por el patrón español Francisco de Rojas. El encomendero decidió
trasladar a Paula la ciudad para que atendiera a su hija Josefa Ursula de Rojas
Foronda, esposa del gobernador Sebastián de Segurola Marchain.
Paula y la hija del español se refugiaron en un pequeño cuarto, custodiado por
un Ekeko. La empleada guardaba maíz tostado, k'ispiña y charque de llama,
provisiones que le eran enviadas su enamorado Isidro.
Al retornar de la batalla, Sebastián de Segurola encontró a su esposa
alimentada, rodeada de alimentos donde antes no había y la imagen del Ekeko
en la habitación.
Segurola, mediante una Ordenanza en 1783, dispuso el cambió de la fiesta
tradicional del Ekeko de diciembre al 24 de enero, fiesta de la Virgen Nuestra
Señora de La Paz, para festejar la victoria española. Díaz Villamil relata que
Segurola, agradecido por la provisión de alimentos, hizo que Isidro
Choquewanca fabricara un idolillo con los rasgos de Francisco de Rojas, su
suegro, con una carga de alimentos en sus manos y espaldas. El idolillo
también circulaba en el día de la festividad de La Paz, el 20 de octubre.

También existen diferentes versiones sobre el significado de la palabra, en la


obra Alasita: Festividad ritual del Eqeqo y las Illas del investigador Galo
Illatarco se mencionan las siguientes:

1- Alasita deriva del verbo aymara Alathaña que significa: comprar. Es una
festividad sagrada de culto a la deidad andina Ekeko de la reproducción y la
fertilidad animal, vegetal y humana, de la buena fortuna, del amor y propiciador
de las uniones sexuales, es además una festividad prehispánica celebrada en
el Qhapaj Raymi cada solsticio de verano el 21 de diciembre, caracterizada por
la presencia e intercambio de dijes y miniaturas como símbolos de la tradición
andina.
2- Alasita proviene del verbo aymara Chhalaqa o Chhalaqasiña cuyo
significado es intercámbiame. En el pasado habría sido un ritual sagrado en el
Qhapaj Raymi dedicado al dios Sol con la presencia del Eqaqo Illa a través del
intercambio de miniaturas illas, llallawas e ispallas que representan la fuerza
reproductiva de los objetos, alimentos, animales y personas o símbolos con
poderes reproductores y propiciatorios de producción y fertilidad.

3 – Alasita derivaría de la festividad incaica llamada Sitwa o Alaui Situa y sería


una fiesta ritual del Eqeqo, de las takas y de las illas vinculadas a la fertilidad y
a la salud, supuestamente realizada desde el 21 de septiembre hasta el 21 de
diciembre.

En esta festividad se adquieren muchas cosas en miniatura que representan


los deseos a hacerse realidad durante el año que comienza, el ritual exige que
la compra se realice a las 12:00 del mediodía puntualmente, una vez que se
han comprado todas las cosas que se desean éstas deberán ser bendecidas.
Para la bendición se puede recurrir al sahumerio y oraciones de los sacerdotes
aymaras Yatiris o al agua bendita y la bendición en la misa de mediodía en
todas las iglesias católicas de la ciudad.

Para asegurar que sus deseos se hagan realidad mucha gente busca ambas
bendiciones y esto es una muestra de la manera en que ambas creencias
conviven en nuestro pueblo desde hace mucho tiempo.

En la feria de Alasitas y en la puerta de las principales iglesias de nuestra


ciudad podrás encontrar en miniatura casi todo, casas, autos, terrenos, dinero
muchos billetes en miniatura en diferentes monedas, las más comunes son los
euros, dólares y por supuesto bolivianos. Algunas de las cosas curiosas que se
pueden adquirir son certificados de matrimonio, papeles de divorcio, títulos
universitarios, libretas de notas de diferentes niveles escolares, bebés, etc.

Algo que se suele intercambiar con gran fé son los Gallos y las Gallinas, que
representan a la pareja que se desea. Si eres mujer y deseas tener pareja
puedes comprarte un gallo pero es mejor si alguna de tus amigas te lo regala,
tú puedes darle a cambio otro gallo y de esa forma tendrán un año con
compañía, lo mismo ocurre con los hombres a quienes se suele regalar
gallinas.

La celebración de las Alasitas se realizaba solo en la ciudad de La Paz, pero a


finales del siglo XX ha comenzado a celebrarse en otras ciudades de nuestro
país como en El Alto y Cochabamba. Y nuestros compatriotas la han llevado
más lejos aún y actualmente se celebra en Argentina en la ciudad de Buenos
Aires el mismo día y en Suecia, en Estocolmo durante los meses de Julio y
Agosto.

ALASITAS EN PUNO UN LUGAR DONDE TU DESEO

PUEDE HACERSE REALIDAD

En muchas ciudades peruanas y bolivianas ubicadas en el amplio ámbito


aymara de la meseta del Collao y en diversas fechas del calendario gregoriano,
se celebra la feria de “Alasitas”, aunque en buena parte de los casos –como
en la ciudad de Puno - se ha hecho coincidir esa fiesta con la Fiesta de la
Santa Cruz, el 3 de mayo de todos los años.
El “personaje” central de “las Alasitas” es el idealizado “equecco”, “eqecco”
o ekkecco (de alguna forma hay que escribirlo) cuya pequeña imagen en bulto,
de no más de 30 centímetros, representa a un hombrecillo retaco y regordete,
de tez blanca –más española que mestiza- y negrísimos bigotitos y cejas, que
por lo general, viste pantalón pegado, camisa con chalequito, chullo colorido y
ojotas devoradoras de las grandes distancias collavinas. El ekkecco anda
siempre cargado a más no poder, de buen número de bastimentos, vituallas y
diversidad de objetos útiles a una existencia despreocupada por lo necesario;
por ello, en el mundo mágico religioso de los aymaras, es tenido como el
propiciador de la abundancia de medios que todos desearían alcanzar en la
vida..
Para atender la demanda siempre creciente de suplementos (y complementos)
destinados a mantener e incrementar la calidad y la cantidad de los objetos que
componían la carga habitual de los ekkeccos, el ingenio y el arte popular del
hombre del altiplano se orientaron al trabajo y fabrica de una diversidad cada
vez mayor de objetos en miniatura, que con el tiempo, excedieron largamente
esa demanda inicial, rebasándola y ampliándola hacia otros temas de la
vivencia cotidiana en cuanto a la satisfacción de necesidades materiales,
siempre bajo el signo recurrente de la miniaturización. ¿El mercado?: Las ferias
de “las Alasitas”.

Si alguna vez soñó con comprar un bus o tener un título profesional, acaso
viajar en un crucero y conocer el mundo, pues ahora aquel anhelo puede
hacerse realidad en la feria de Las Alasitas, a realizarse en los primeros días
de mayo en diferentes ciudades de la región Puno.

La feria de las Alasitas reúne a cientos de artesanos, entre peruanos y


bolivianos, quienes con una creatividad heredada de los antiguos Tiahuanaco,
elaboran diversos productos en miniatura como vehículos, casas, carretillas,
ganado, equipos de sonido, de cómputo, títulos profesionales, dinero, maletas
de viaje, herramientas de trabajo y todo lo que usted pueda imaginar, y que
tenga demanda entre el público.

LA FERIA EN LA CIUDAD DE PUNO

Los comerciantes inician su venta al por mayor en zonas estratégicas de la


avenida Floral, días antes al 3 de mayo, fecha principal de la feria de las
Alasitas, que en aymara significa "cómprame".

Los artesanos arman sus carpas, desafían a la lluvia y exhiben sus productos,
las quimeras por las que los visitantes pagarán una suma simbólica. Cada año
renuevan su mercadería, consistente en ganado vacuno de raza mejorada y
que tiene mayor demanda entre los pobladores del sector rural.

También los niños recorren el jirón y compran sus alcancías a precios


cómodos. Las hay de figuras de personajes animados, aunque la de mayor
demanda es la clásica representación del cerdito.

Y en tanto, en otros puestos, el público pugna por adquirir herramientas de


campo, material de construcción, productos de pan llevar, tiendas de cabinas
de internet, restaurantes, hospedajes, farmacias, tienda de telas, de ropa, de
pasamanería y otros negocios hechos en miniatura.

LA CH"ALLA

Luego de comprar los productos, la gente participa de la celebración de la


ch"alla, que consiste en un rito en el que son necesarios el sahumerio, el
incienso, las flores, la mistura, la cerveza o el vino, y las oraciones que realiza
el yatiri o el brujo andino.

Dicen que la ch"alla debe realizarse antes del mediodía, pero algunos lo hacen
durante las 24 horas. El yatiri no pone el precio, te pide tu voluntad, pero dicen
que mientras más des mayores son las posibilidades de que tus deseos se
hagan realidad. El promedio de pago por la ch"alla es 5 soles.

Posteriormente, las familias enteras se alejan de ese sector y se trasladan a


otras zonas donde algunos jóvenes y adolescentes tienen edificadas casitas de
barro que venden entre 20 y 30 soles, según la ubicación de la vivienda.

En ese sector, los amigos se hacen compadres al ch"allar las viviendas que se
desean y solo se compra a bajos precios en la feria de los deseos y el 3 de
mayo.

EL EKEKO

El ekeko es una deidad venerada desde siglos antes de la conquista del


territorio por los españoles. Sus seguidores creían que ahuyentaba la desgracia
de los hogares y atraía la fortuna.
Se piensa que se originó entre los Tiwanaku, habitantes del altiplano boliviano
y de las riberas del lago Titicaca. Tras la conquista por los incas, estos
adoptaron la deidad, y la convirtieron en símbolo de la fertilidad y la buena
suerte.

En sus inicios, el Ekeko era de piedra, jorobado, tenía rasgos indígenas y no


llevaba ningún tipo de vestimenta: su desnudez era el símbolo de la fertilidad.

En la colonia el culto a la deidad tomó nueva fuerza y en La Paz (actual capital


de Bolivia) durante el cerco que ésta ciudad soportó durante un alzamiento
indígena contra el control español.

La Iglesia Católica intentó erradicar su culto en tiempos de la conquista, sin


mayor éxito, aunque la imagen llegó a sufrir ciertos cambios: fue vestida y sus
rasgos cambiaron a los de un mestizo.

El personaje mítico andino que es considerado como “el dios de la abundancia”


también es demandado en la celebración de las Alasitas. El ekeko es un
muñeco de yeso de unos 20 centímetros de altura y carga saquillos de
productos de pan llevar.

Al comprarlo, uno debe atenderlo los días martes y viernes, colocándole un


cigarro en la boca, pues así se hará realidad el deseo, de lo contrario este
traerá desdicha.

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