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El Contrato Dreyfus fue un acuerdo comercial firmado en París el 5 de julio de 1869 entre los
representantes del Estado peruanoy la Casa Dreyfus & Hnos., empresa cuyo titular
era Auguste Dreyfus. Posteriormente se hicieron algunas mejoras y ampliaciones. Por medio
de este contrato, la Casa Dreyfus & Hnos. se comprometía a adquirir del Estado peruano dos
millones de toneladas de guano de islas, valorados en 73 millones de soles, que debía abonar
a razón de 700 000 soles mensuales; al mismo tiempo se comprometía a dar al Estado un
adelanto de dos millones de soles, comprometiéndose, además, a cubrir el servicio de la
deuda externa peruana, que ascendía a cinco millones de soles anuales. Fue aprobado por el
Gobierno el 17 de agosto de 1869, en medio de una gran polémica que dividió a la opinión
pública. Por entonces gobernaba en el Perú el coronel José Balta y era ministro de
Hacienda Nicolás de Piérola Villena, que fue el artífice del contrato. Los consignatarios o
empresarios nacionales del guano acusaron al Gobierno de “despojo” e intentaron suplantar
por la vía judicial a la Casa Dreyfus. La Corte Suprema dio la razón a los consignatarios, pero
el Congreso de la República zanjó finalmente la controversia, aprobando y poniendo en
ejecución el contrato el 11 de noviembre de 1870. Sin embargo, Dreyfus no llegó a cumplir a
cabalidad todas las cláusulas del contrato y fue acusado de hacer manipulaciones en
desmedro del Estado peruano. El contrato, tras tener sucesivas modificaciones, fue rescindido
finalmente en 1876.
Índice
1Contexto histórico
o 1.1Político
o 1.2Hacendario
2Intentos de Balta y Piérola para salir de la crisis: el Contrato Dreyfus
3Los grandes empréstitos de 1870 y 1871. Los ferrocarriles
4Consecuencias del endeudamiento del Estado peruano
5Cambios en el contrato
o 5.1Octubre de 1872
o 5.2Marzo de 1873
o 5.3Abril de 1874
6Véase también
7Referencias
Contexto histórico[editar]
Político[editar]
Tras la guerra contra España, que culminó con el Combate del Callao del 2 de mayo de 1866,
el Estado peruano quedó sumido en una aguda crisis económica, a consecuencia del gran
desembolso de recursos pecuniarios que había hecho para adquirir elementos bélicos. El
dictador Mariano Ignacio Prado, en comicios fraudulentos, ya que se realizaron sólo
en Lima y Callao, se hizo elegir presidente constitucional del Perú e instaló un Congreso
Constituyente para discutir una nueva Constitución Política, que debía reemplazar a la del año
1860. En defensa de esta última carta magna, el viejo mariscal Ramón Castilla se alzó en el
sur, pero murió en Tiviliche en pleno desierto el 30 de mayo de 1867, no obstante lo cual, dejó
encendida la chispa revolucionaria. En efecto, en octubre de 1867 se produjo una revolución
en Arequipa, «invocando el cumplimiento de la Constitución de 1860». La recientemente
aprobada Constitución liberal de 1867 fue quemada en un acto público. También estalló una
revolución en Chiclayo, encabezada por el coronel José Balta, que enlazó con los rebeldes
arequipeños.
Prado, al mando de su ejército, marchó a Arequipa para sitiarla, pero fue rechazado por las
tropas rebeldes. Regresó a Lima y renunció el 7 de enero de 1868.
El general Pedro Díez-Canseco que había dirigido la revolución de Arequipa, entró con su
ejército a Lima, tomó el poder político y convocó al Congreso. Se llamaron a elecciones
populares y salió elegido como nuevo presidente de la República, el coronel José Balta, el 2
de agosto de 1868.
Hacendario[editar]
Cuando Balta asumió el poder, encontró una caótica situación hacendaria. Desde la década
de 1850, el producto que aportaba los mayores ingresos a la hacienda pública era el guano de
islas, entonces de gran demanda en Europa y Norteamérica por sus propiedades fertilizantes.
La venta del guano se basaba en el sistema de la consignación del guano, que consistía en
que el Estado contrataba con ciertos individuos llamados Consignatarios, para que vendieran
al extranjero cierta cantidad de guano. Los consignatarios cobraban por ello una comisión y
luego entregaban al Estado el producto de su venta. Haciendo así de intermediarios, los
consignatarios hicieron suculentas ganancias. Pero con frecuencia retrasaban la entrega de
los pagos al Estado y se quedaban con dinero que ya no era de ellos, sino público. Se les
acusaba además de una serie de abusos tales como los que fueron denunciados, a fines de
1866, por Guillermo Bogardus: recargo en los fletes, cobro indebido de comisiones, falta de
oportunidad para alzar el precio del abono, etc.
No obstante, tan fuerte era la crisis económica que el gobierno, al no tener recursos para
pagar sus compromisos internos y externos, se veía obligado a solicitar préstamos a los
consignatarios. Estos otorgaban los préstamos sujetos a intereses usurarios del dos y hasta
del tres por ciento mensual. Aún más, como condición para prestar dinero, usaron la artimaña
de pedir prórrogas de sus contratos, obteniendo mayor cantidad de años en calidad de
consignatarios. De ese modo la caja fiscal se convirtió en prisionera de los consignatarios. Tal
era la espinosa situación que el gobierno de Balta se propuso solucionar. El Congreso de la
República, por su parte, le advirtió que no daría más prórrogas a los consignatarios, por lo que
se hacía inevitable una solución drástica y radical.
Balta, para salir de la crisis, nombró como ministro a Nicolás de Piérola, político conservador-
demócrata, de apenas 30 años de edad. Había estudiado instrucción
media, Teología y Derecho en el Seminario de Santo Toribio de Mogrovejo de Lima. Se
separó del Seminario en 1860 y se graduó en la Facultad de Derecho de Lima.
Piérola como ministro de Hacienda, pidió autorización al Congreso de la República para
negociar directamente (sin consignatarios) la venta del guano al extranjero, en un volumen
que bordeaba las dos millones de toneladas métricas. Los comisionados Toribio Sanz y Juan
Martín Echenique (hijo del expresidente José Rufino Echenique) viajaron a Europa para dar a
conocer las bases del contrato, a fin de que las empresas interesadas lanzaran sus
propuestas. Los comisionados aceptaron la propuesta de la casa judío francesa “Dreyfus &
Hnos.”
El contrato se firmó en París, el 5 de julio de 1869, entre los representantes del Estado
peruano y los de la Casa Dreyfus & Hnos. Este contrato se celebró no en forma definitiva
sino ad referéndum, es decir, con cargo a la aprobación del gobierno peruano. Con algunas
mejoras, éste lo aprobó el 17 de agosto de 1869. Posteriormente, se harían otras
ampliaciones.
Las principales estipulaciones del Contrato Dreyfus eran las siguientes:
Nicolás de Piérola, ministro de Hacienda del gobierno de José Balta, fue el artífice del Contrato Dreyfus.
Años después llegó a ser Presidente del Perú.
En Europa de ese tiempo imperaba el “boom” de los ferrocarriles. Estos medios de transporte
eran considerados entonces como los signos del progreso y la modernidad. Balta, sin medir
las consecuencias para el Perú, se propuso llevara adelante un agresivo plan ferrocarrilero en
el Perú. Como las arcas eran deficitarias, acudió al fácil recurso financiero del préstamo
extranjero.
El 19 de mayo de 1870 el gobierno de Balta contrató en París, con la Casa Dreyfus & Hnos.,
un empréstito por 59 600 000 soles, destinado a la construcción de las grandes vías férreas de
penetración, de la costa a la sierra. El buen éxito que tuvo la colocación de este empréstito
alentó a la realización de otro, que fue pactado también con la Casa Dreyfus, en Lima, el 7 de
julio de 1871, pero solo fue aprobado en 1872. El monto de este segundo empréstito era de
75 000 000 de soles, de las cuales 13 000 000 estaban destinados a la construcción de otros
ferrocarriles y el resto a irrigaciones de la costa.
Estos empréstitos, si bien inyectaron al país de grandes capitales y provocaron un período de
bonanza, a la larga resultaron nefastos al estar a cuenta de ingresos futuros, que no se
pudieron cubrir. Para colmo, el precio del guano empezó a caer, debido a la competencia que
le hacía el salitre. Como el gobierno siempre andaba falto de dinero, recurrió a pedir adelantos
a Dreyfus & Hnos., ocasionando que a la cuantiosa deuda pública, ahora se agregara el
consumo por adelantado de la renta producida por al contrato Dreyfus.
Como ya se ha dicho, gran parte de ese dinero prestado se usó en construcción de
ferrocarriles. Cuando asumió al poder Balta, había solo tres vías ferroviarias, de tramos cortos:
la de Lima al Callao, la de Lima a Chorrillos, y la de Tacna a Arica; así como estaba en plena
construcción la de Mollendo a Arequipa. A partir de 1870 se construyeron las vías férreas
de Lima a Huacho, de Ilo a Moquegua, de Arequipa a Puno, de Piscoa Ica y de Salaverry
a Trujillo. Se terminó el de Mollendo a Arequipa, iniciado en 1868. Se iniciaron los trabajos del
ferrocarril de Lima a La Oroya y el de Chimbote a Huallanca. Así los datos: en el año 1861, el
Perú contaba con una red ferrocarrilera de 90 km (kilómetros). Se llegó al año 1874, con
947 km. Entre 1861 y 1874, en 13 años, se había construido una red ferrocarrilera que tenía
10 veces más de extensión. Incuestionablemente un logro impresionante. Pero la fiebre de la
construcción continuó. En 1879, el Perú, contaba con 1963 km de vía férrea. Se duplicó en 5
años la capacidad ferrocarrilera instalada.
Los ferrocarriles, cuyo rendimiento, en teoría, debía cubrir sus gastos, no resultaron ser tan
productivos; muchos no se terminaron y otros se dañaron. Todo lo cual desembocó en un gran
aumento de la ya enorme deuda pública, y la subsiguiente bancarrota, que ocurriría poco
después.
Cambios en el contrato[editar]
Se hicieron cambios al contrato durante el gobierno de Manuel Pardo y
Lavalle.
Octubre de 1872[editar]
El primer cambio en el contrato vino en relación a las mensualidades de
700 000 soles que debía entregar Dreyfus. En esta entrega, Dreyfus hacía
descuentos por adelantos y comisiones de la gestión de empréstitos, y al
final, la entrega líquida era de 300 000 a 400 000 soles.
Se firmó con Dreyfus un nuevo convenio en el cual, este entregaba una
mensualidad por un año de 500 000 soles (6 millones al año) y luego una
mensualidad de 200 000 soles por el año siguiente (2.4 millones al año).
Marzo de 1873[editar]
Otro cambio del contrato fue en relación al millón de libras esterlinas,
equivalentes a 5 millones de soles, que Dreyfus tenía que aportar cada año
hasta amortizar los bonos del empréstito de 1865.
En enero de 1872, el gobierno de Balta hizo un contrato con Dreyfus para la
emisión de bonos por 36.8 millones de libras esterlinas, equivalentes a 184
millones de soles de plata, además de que Dreyfus debería de rescatar todos
los bonos de 1865 y cobrarse con lo obtenido de ese empréstito. Pero resultó
que por la crisis económica mundial de ese año, solo se pudo colocar 4
millones de libras esterlinas en bonos.
En marzo de 1873, el Estado pactó con Dreyfus la suspensión de la entrega
del millón de libras esterlinas de la deuda externa, pues ya todos los bonos
habían sido rescatados por Dreyfus; la entrega de dos millones de libras
esterlinas ese año, para atender los trabajos públicos (ferrocarriles), la
entrega de un millón de libras esterlinas anuales, y postergar la colocación de
bonos que Dreyfus debía hacer del empréstito de 1872 hasta que los bonos
peruanos suban en su cotización.
Abril de 1874[editar]
A fines de 1873, Dreyfus tenía por exportar un millón de toneladas de guano
de las dos que había comprado. Podía, mientras no las vendiese, impedir que
el gobierno consignase o negociara el abono de los mercados europeos. Es
que el contrato no especificaba hasta cuando Dreyfus tenía tiempo para
retirar sus dos toneladas de guano, quedando indefinidamente en posición de
monopolio. Dreyfus tampoco había cumplido con entregar el millón de libras
esterlinas para el fondo de obras públicas, de acuerdo a la modificación de
marzo de 1873. Además, Dreyfus pasaba por una terrible falta de liquidez que
podía llevarlo a la quiebra, agudizado por al caída de demanda del guano en
el mercado europeo.
El 15 de abril de 1874 se acordaron nuevas modificaciones al contrato: