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Etnografía
de los lugares
Una guía antropológica
para estudiar su concreta complejidad
México, 2 0 1 3
Escuela Nacional
de Antropología
. Instituto Nacional
de Antropología
Ediciones
e Historia e Historia Navarra
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Tiempo y
SEP üCONACULTA •• Espacio
Consejo Nacional para la Cultura y las Mes ��
INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGfA E HISTORIA
Sergio Raúl Arroyo García
Dirección General
Bolfy Efraín Cottom Ulín
Secretaría Técnica
Queda prohibida la reproducción tota l o parcial de esta obra por cualquier medio o
procedimiento, sin la autorización escrita de su legítimo titu lar de los derechos de
autor.
Corrección de estilo:
Katia Vanessa López González
Liv Kony Vergara Rom a n í
INTRODUCCIÓN
¿Por qué segu ir haciendo antropología del lugar? 1 11
Agradecim ientos 1 17
CAPÍTULO PRIMERO
El luga r antropológico 1 19
Etnografía, crón ica y descri pción 1 23
Marc Augé y el concepto de lugar y no-lugar 1 29
Lugar, u n a defi nición 1 35
CAPITULO SEGUNDO
Un lenguaje m u ltimedia pecu liar 1 41
El lenguaje articu lado 1 43
El lenguaje corpora l 1 51
El lenguaje sonoro 1 55
El lenguaje de los objetos 1 5 7
El lenguaje arquitectón ico 1 61
Lenguaje e interpretación 1 63
Posta l : el lenguaje del tiempo en un l ugar sagrado 1 65
CAPITULO TERCERO
Rutinas y rituales característicos 1 71
Orden y consenso, tensión y conflicto 1 81
CAPÍTULO CUARTO
Su orden i nterno se expresa en recortes espaciales
estructu rados y extructura ntes 1 94
Las regiones de Goffm a n 1 9 7
Posta l : e l lugar-bar 1 102
Posta l : el l ugar-prisión 1 1 06
Posta l : el lugar-burdel 1 1 1 1
CAPÍTULO QUINTO
La s frontera s.! 1 1 9
La frontera no es siempre fi j a , ni clara, ni estática 1 1 2 7
El entorno y las fronteras 1 1 3 2
CAPÍTULO SEXTO
Los actores y su agencia 1 1 3 9
Los lugareños hacen lugares y éstos los condicionan 1 1 3 9
Posta l : actor y l ugar simból ico 1 1 50
CAPÍTULO SÉPTIMO
Contextos. El l uga r pertenece a u n territorio y a rticula redes 1 1 5 3
Los luga res, sus con textos, la identidad y las redes 1 1 73
2 Como bien lo expresan los nuevos movimientos indígenas que conjuntan el discurso mítico
con el ecológico, los indignados y los ocupas, que luchan contra la "avaricia" del capital finan
ciero y la falsificación de la democracia, los estudiantes chilenos por la democratización de la
educación, etcétera. Es posible encontrar esta articulación también en las trayectorias de los
migrantes internacionales que oscilan entre la tierra de origen y de recepción (ver Degregori,
2003 ; Besserer, 2004; Germaná, 2005 ; Arizpe, 2006 , entre otros).
3 Harvey utiliza la categoría lugar de manera dual: refiere tanto a las configuraciones urbanas
como los suburbios o barrios, como a los espacios más acotados como templos o casas ( 1 998
y 2 0 1 0).
12
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
3 5 ) , advie rte que " n o es fác i l j u nta r a m ba s perspectiva s en esta época en que
cada vez se cree menos en la capacidad exp li cativa de u n parad igm a . Pero a l
m i s m o tiempo es i m posible entender convivencias ta n i n te nsas y frecuentes
como exige n u estro m u ndo si compa rti menta mos a las sociedades, como lo h i zo
el relativismo cultu ra l que i m aginaba a cada cultura sepa rada y autosuficie nte "
( 1 9 9 9 : 3 5 ) . Luego agrega :
13
ABILIO VERGARA FIGUEROA
ta mbién la búsqueda de lugares que les permitan esta r j u n tos ejerciendo esta identidad (ver
List, 200 5 ; Angón, González y Solís, 2006). El caso de los indígenas en la ciudad es también
expresivo, pues si los padres i n m igran tes mantienen rasgos étnicos, sus hijos pueden alejarse
de ese nosotros étnico.
7 Hago u n a distinción entre ambos térm inos ya que nomino Itinerario a la ruta recorrida dura nte
un viaje (que puede dura r unas horas o días) y reservo trayectoria para la sedimentación que
dichos viajes rea l izan en n uestros mapas o cartografías mentales, el primero corresponde a la
sincronía y el segu ndo a la diacronía; el Itinerario produce croquis, la trayectoria produce mapas,
además de relatos que progresiva mente van Impregnándose de otros relatos que se compa rten.
8 Ha surgido esta práctica erótica juvenil que consiste en agruparse en algún establecimiento
donde varones y mujeres adolescentes Intercambian "ca ricias con desconocidos para no I nvo
lucra rse sentimenta l mente" (Martínez Juárez, 2009: 1 2).
9 Los que han em igrado, aquellos que viven fuera del país donde naciero n , no son más de 200
m i l lones de personas en el m u ndo, lo que constituye menos del 3 por ciento de la población
mundial. Habría que añadir que la mayoría de dichos emigrados también b u sca, y consigue,
(re)construi r nuevos lugares en nuevos espacios. Ver Vergara , 20 I O , para diferenciar espacio,
territorio y lugar.
14
ETNOGRAF[A DE LOS LUGARES
reclusa (Verga ra , 2006), gente que n o necesita esta r en prisión para l i m ita r extre
madamente sus desplaza m ientos en su propia ciudad, en principio por caren
cias económ icas, l u ego porque adheridas a ellas está n otras carencias sociales,
cultura les, políticas y psicológicas. En la colonia Isidro Fabela -co l i ndante con
la Escuela Nacional de Antropología e H i storia- de la ci udad de México, ten ía
unos a m igos pequeños (sus edades oscilaban entre seis y trece años) ; a leda ña a
dicha colonia está la Sala O l l i n Yol iztl i , u n complejo a rq u i tectón i co que a l berga
una sala de conciertos de m ú sica clásica, u n a l i b rería , u n a sala de cine, don
de se proyectaban películas de a rte. Cuando les propu se a m i s a m igu itos que
fuéramos a ver u n a pelícu la, el m ayorcito objetó: "Al lí, seguro, necesita remos
pensar pues .. . " , y no quisieron i r.
Esta propuesta metodológica se ubica en u n punto medio e ntre la teoría y el
trabajo de campo, y pretende ayudar a qu ienes se aventu ra n , i n iciá ndose como
a ntropólogos, a etnografiar. Al principio, en e l primer capítulo, de manera breve,
defi n i ré la pecu lia ridad del género etnográfico (diferenciándolo de la crónica y
la descripción con las que com ú n me nte se lo confu n de) , después reflexio n a ré
acerca de la propuesta de M a rc Augé -que fue el pre-texto q u e m otivó i n icial
mente este texto- y, fi n a l m e n te, propondré los a spectos a considera r e n las
etnografías de los l ugares, describiendo las ca racterísticas de éstos.
Los sigu ientes capítu los se orde n a n , precisa mente, por las ca racterísticas de
los l ugares y los a spectos que deben ser sometidos a observación, regi stro, cla
sificación y a n á l i s i s que supone la etnografía . Estos l ugares se caracteriza n por:
15
ABJLIO VERGARA FIGUEROA
16
Agradecimientos
18
CAPÍTULO PRIMERO
El lugar antropológico
el espacio.
GEORG SIMMEL
¿Por qué los cartógrafos oficiales/ condenan entera la tierra/ tras una
cárcel estricta vaciada en nodos y cruces/ donde no se ofrece ninguna
feliz latitud?
DANIEL ABSE
20
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
tiempo o duración del viaje. El mapa y el croq u i s son a lgu nas de las formas en que
se concretiza , ta mbién puede rea l i za rse cuando nos desplazamos en -hacia- el
espacio-macro, por ejemplo, cuando traza mos una ruta i magi na ndo qué ca lles
o autopista s debemos tomar o evita r para l lega r de u n pu nto a otro en u n reco
rrido por la ciudad, o ta mbién cua ndo nos guiamos por un GPS. 15 Media nte este
nivel emplazamos la relación instru menta l del lugar con el territorio y el espa cio
metropol itano, regional o naciona l . Este n ivel ta mbién puede connota rse y esta r
clasificado-va lorado en el n ivel simból ico que lo justifica , 16 legitima o a rgu menta .
S u forma connotada m á s ca racterística es el territorio, en especial la Patria, 1 1 siendo
su "denotación " -o soporte sign ifica nte- el mapa del pa ís que uno habita como
patria . Los h i m nos, la bandera y la historia que se enseña en la escuela son sus
símbolos, su estética y su lenguaje.
3. El espacio sim bóli co y expresivo, que puede re m i t i r a una cosmovisión que
oto rga l uga r ontológico a cada cosa y ta mbién da esta b i l idad exi stencial a l indi
viduo a l situarlo en u n orden fu ndamenta l basado en su u b icación en el lugar, la
dimensión y la dista ncia propia (desde donde s u rge lo a p ropiado) . En socieda
des trad iciona les, otorga segu ridad; en las modernas, pertenece más bien a un
mu ndo de "vi rtu a l idad mayo r " y a la racio n a l idad que legitima -por ejemplo
el que for m u l a ron los Estados- nación-. Aq u í opera n u e stra rela ción sim bóli ca,
expresiva y emotiva con el espacio. En las sociedades l la m adas prim itivas esta
cosmovisión su ste nta -como un co ntinente, pero m á s a ú n como un siste ma
ge nerador- el sentido m i smo del ser, del territorio, del espacio y del tiempo:
como i n fo rmaci ó n , m a rco gnoseológico y se ntim iento adherido a la identidad,
que puede s i m bo l i za r i m aginariame nte el orige n y el proyecto desde donde se
vive e i magi na su comunidad. Es el espacio que se expa nde desde los objetos
o movi m i e ntos más habituales y próximos -del dispositivo, cuando éstos son
adjud icados, 18 en el ritual y las ceremonias- a principios, va lores, lugares, ob
jetos y seres lejanos, abstractos, a u sentes, ya i n exi stentes o fe necidos, los que
no existen a ú n , sagrados, i ncon m e n s u rables.
15 Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés), que permite graficar el rum
bo, entre el punto de partida y llegada, la posición actual de quien se desplaza (conduciéndo
lo), el tiempo estimado entre los dos waypoints y la hora que estima llegará, por supuesto con
su orientación precisa. Fue desarrollado, instalado y operado por el Departamento de Defensa
de los Estados Unidos. Hoy se los ha incorporado en los teléfonos celulares y automóviles. Ha
bría que ver cómo el GPS, en su orientación tan situada, casi conjunta el nivel del dispositivo con
el sistémico.
16 El mapa de un país -sistémico por excelencia- en época de guerra o de fiebre nacionalista
puede devenir simbólico, e inclusive, mítico, y sus significaciones pueden afectar los senti
mientos y las emociones, enervándolos.
17 Lucien Febvre lo ilustra expresivamente cuando dice: "Es que esta palabra Patria tiene profun
das resonancias carnales y sentimentales. Evoca la tierra, los muertos, la tierra, ese gran osario
de los muertos" ( 1 999: 1 5 6).
18 Mediante el mecanismo simbólico que concretiza lo distante (mapa de la Patria, por ejemplo)
o difícil de referir.
21
ABILIO VERGARA FIG U EROA
l mágen 1. 1 . Carta de zonas horarias. Fusión gráfica de tiempo y espacio que es la base de n uestra
relación con el n ivel sistémico. <Fuente: Armada de Chile)
l mágen 1 . 2 . G PS: Sistema d e Posicionamiento Global <G PS, por sus siglas e n i n g l és>. Habría que ver
cómo el G PS, en su orientación tan situada, casi conjunta el n ivel del dispositivo con el sistémico, o,
por lo menos, debilita la memoria de los recorridos, d istancias e inclusive territorios y lugares.
22
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 1 .3. La peregrinación es una forma de convertir el espacio en territorio: en el trayecto emergen
y visibilizan lugares. (http://sipaz.files.wordpress .com/2009/ 12/p 1 0 1 0937 .jpg>
23
A BILIO VERGARA FlGUEROA
20 Dos de los últimos trabajos más reconocidos son los de Roxana Guber, El salvaje metropolitano
(2004) y La etnografía. Método, campo y reflexividad (2011 ). Asimismo, los esfuerzos del Taller de
Etnografía y Cultura Política que vienen desarrollando desde la UAM-Azcapotzalco, animado
entre otros por Sergio Tamayo, Nicolaza López-Saavedra, Alejandro López, Ricardo Torres y
Kathrin Wildner, entre otros. En el mismo camino va los seminarios promovidos en la UNAM
por Cristina Oemichén.
21 No obstante, es posible encontrar situaciones típicas en las urbes; prácticas reiterativas (abor
dar el metro, sentarse en un parque, apurar el paso en las aceras por la presión de los tran
seúntes, etcétera), posiciones de objetos, espacios y edificaciones que relacionan personas y
papeles: policías en los cruceros, semáforos, centros comerciales, mercados populares, etcétera;
sin embargo, lo que dificulta abordarlos es que cada reiteración tiene otros actores, como en el
río de Heráclito, parafraseándolo, no es posible encontrarse con la misma persona en la misma
situación metropolitana.
22 Como muestra cómica de esta situación, un "galán" piropea en Xochimilco a una bella y des
conocida muchacha: "permíteme mirarte por última vez". Manuel Delgado, es muy expresivo
en este sentido cuando señala la "a-estructuralidad" del urbícola en la calle: "Es un doble
viajero, porque su tránsito en un plano lineal se acompaña de un desapego del lugar en que
realmente está, a favor de otro a donde lo conduce su ensoñamiento o su cavilación. No es
casual que, en algunos idiomas como el catalán, trance -como 'éxtasis'- y tránsito -en el
sentido de 'tráfico' o 'movimiento'- requieran un mismo término: tránsit. La noción de invi
sibilidad estructural atribuida por Turner a los neófitos se parece mucho, por su parte, a la de
no-persona propuesta por Erving Goffman para los personajes asignificativos presentes en el
marco de la interacción, aquellos que es como si no estuvieran" ( 1 999: 1 1 9) .
24
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
23 Sin embargo, habría que matizar esta diferencia en casos excepcionales, como en las crónicas
de Carlos Monsiváis, quien revoluciona el género al introducir una dialogía que interpreta,
no resignándose a ser un "trasmisor de imágenes" ni recolector de anécdotas. Muchas otras
"crónicas" pueden considerarse "descripciones densas", entre ellas ubicamos las de Salvador
Novo, Martín Luis Guzmán, Elena Poniatowska, Ricardo Garibay, Vicente Leñero, José Joaquín
Blanco, Herman Bellinghaussen, entre otros.
24 En una entrevista, Renato Rosaldo habla de "diversificar las fuentes" (2007: 63). La Escuela de
Chicago es ejemplar en este sentido, pues incorporó profusamente cartas personales, diarios,
testimonios y autobiografías hechas a solicitud del antropólogo, fotografías, diversas publica
ciones, etcétera.
25 Cuya importancia han subrayado los llamados antropólogos posmodernos.
26 Habría que agregar que el aporte de la historia, la sociología, la estética, la comunicación, la
ciencia política, la semiología, entre otras, es también enriquecedora la función de las artes y
sus imágenes para desplegar la imaginación antropológica.
25
ABILIO VERGARA FlGUEROA
En este sentido, los lugares refie ren a las p rácticas que a l l í se rea l i za n , pero
ta mbién a cuestiones de orden imaginario, a rticula ndo de esta forma u n a función
i n stru m enta l a u n orden simbólico , y a la inve rsa . En este sentido, la etnografía
perm ite (req u i e re) trascender la superficie-visible (sign ificantes, denotación) de
dichos espacios, actores,28 demarcaciones, objetos y hechos que a l l í existen y/o
se rea l i za n , para encontra r la densidad sign ificativa que p roviene de la h i storia
y las re laciones sociales a pa rti r de a u sculta r y a rticu l a r diversas situaciones,
personajes y lenguajes relacioná ndolos en sus dife rentes tempora l idades. I n ter
preta y re lata los u sos fu ncionales y su tra n sfigu ración en d i fe rentes estéticas y
simbolismos mediante la polisemia del símbolo, la connotación de las palabras,
acciones y cosas. Hay que agrega r que la etnografía no sólo pone en relación
lo denotado y lo conn otado expresado en los d i scu rsos " nativos" , sino ta mbién
lo que estos hacen con dichos d i scu rsos (pragmática) , y esta s p rácticas no son
siempre "coherentes" con dichas a rgu mentaciones.
Sin embargo, hab ría que retomar lo dicho anteriormente en el pie de página
nú mero 23: para ser j u stos, no todos los cro n i sta s sólo describen o sólo se rem i
t e n a las apariencias, a l soporte sign i fica nte, a la denotación. Carlos Monsiváis,
refi riéndose a las crón icas de Salvador Novo señala que "con p rosa magistra l
convierte la descripción de sus estados de á n i mo en índices de lo moderno y l o
tradicional", luego agrega que "si en su elección sexual Novo desafía a las con
venciones más enca r n i zadas, en la crónica, en el recuento del m u ndo 'tal y como
me acontece ' , despliega el temperamento ideal de la sociedad que lo m a rgi n a , y
va del microcosmos al macrocosmos con el desenfado y el espíritu m i n u ci oso"29 (en
Va lverde y Argüel les, 1 9 9 2 : 1 6 ) . No obstante, hab ría que puntu a l i za r, que los
26
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
cronista s que siguen esta orientación creativa , lo hacen más por i m p u l sos de la
imagi nación , por exp losiones i n terpretativas que no tienen la sistematicidad de
una disciplina cien tífica. Ta mbién habría que subraya r que no todos los antro
pólogos que dicen que está n etnografiando lo rea l i za n con la debida imaginación
conducida (Bachelard, 2000) que requiere la antropología y confu nden sus des
cripciones, a lgu nas muy deta l ladas, con etnografías.
En este sentido, pode mos ve r cómo V íctor Tu rner, bajo la i n fluencia de Max
G l uckm a n , señala que la estruct u ra es d i n á m ica y c i rc u n sta ncial y empírica
mente observable. Por otro lado, tom a ndo los a portes de Lévi-Stra uss, i n d ica
que exi sten á m b i tos no visibles a los ojos del observador y que m u chos actos no
se asoman a la conciencia de los actores sociales. Por e l l o , la etnografía bu sca
des-cubrir los elementos que subyace n , m u c h a s veces contradiciendo las apa
riencias, y esto sólo se logra a rticula ndo dife rentes aspectos, aparentemente no
presentes en la c i rc u n sta ncia etnografiada. V íctor Tu rner lo se ñala bien cuando
indica: " M e encontré ta mbién con que no podía a n a l i za r los símbolos ritu a les
sin estu dia rlos en una secuencia temporal en su relación con otros aconte
cim ientos, porque los símbolos están esencia l m ente i m p l icados en el proceso
soci al" ( 1 99 9 : 22) . Sobre esto volveré en el capítu lo sépti m o , que reservo a los
contextos en que habita el lugar.
Imagen 1 .4. Cherán: los indígenas Puerépechas <Michoacán, Méxicol se revelan ante la indiferencia
complicidad de las autoridades con los talamontes del crimen organizado: en la protesta comunitaria,
los lugares privados se conjuntan con los comunitarios: viviendas, fogatas, retenes, bosque ...
<La Jornada de Michoacán, 11 de noviembre de 2012>
27
ABILIO VERGARA F1GUEROA
En esta d i rección, es i m porta nte tom a r en cuenta los señ a l a m ientos hechos
por el a u to r de La selva de los símbolos, cuando i n d ica que los materiales s i m bó
l icos deben ser estudiados:
30 En la actualidad, las nuevas tecnologías han posibilitado que se pueda coincidir -al mismo
tiempo, valga la redundancia- a pesar de estar a miles de kilómetros de distancia en los
chats, en el teléfono, en las videoconferencias. Considero que estos procesos pueden ser et
nografiados refiriendo a los contextos de producción del "discurso" (actores, textos, imágenes,
situaciones), realizando una etnografía de lo virtual. Esto introduce una diferencia sustancial
frente a las pretensiones de lo que se ha venido llamando "etnografía virtual" que, en algunas
de sus versiones, se parece más a una crítica literaria o "de arte" que a una articulación entre
las condiciones de producción, circulación y consumo, identificación de los sujetos y sus po
deres, entre otros aspectos, requeridos por la etnografía. No obstante, no obvio la incalculable
posibilidad de fuentes que las tecnologías de la información y comunicación posibilitan hoy;
sin embargo, decenas de videos en Youtube quizá no completen las exigencias, por ejemplo, de
un estudio sobre el poder expresado en las fiestas de tal pueblo o barrio: el mencionado estudio
requeriría que dichos videos se hagan respondiendo a las preguntas que el antropólogo pueda
formularle a su "objeto" de investigación.
28
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
31 Recordemos que desde la filosofía, Heidegger lo había tomado como un campo de reflexión
muy productiva al caracterizarlo como /ocus del ser, Shulz ( 1980), a su vez, define el genius
/oci, de manera muy semejante: "Genius /ocies un concepto romano. De acuerdo con la antigua
creencia romana, cada ser 'Independiente' tiene su genius, su espíritu guardián. Este espíritu le
da vida a la gente y a los lugares, los acompaña desde que nacen hasta que mueren, y deter
mina su carácter o esencia [ . . . ) El genius, entonces, denota lo que es una cosa, o lo que 'quiere
ser' ( . . . el hombre antiguo) reconocía que era de gran importancia existencial estar en buenos
términos con el genius de la localidad donde ocurría su vida. En el pasado, la supervivencia
dependía de una 'buena' relación con el lugar en un sentido físico como psíquico" (en Harvey.
2010: 40).
29
ABILIO V ERGARA F I G U E ROA
I magen 1 . 5. Marc Augé señala a los aeropuertos como el no-lugar por excelencia.
<Fotografía de Abilio Vergara)
I magen 1 .6. No lugar: Spri ngbreakers: •Relaciones sexuales públ icas y de baja i ntensidad. A veces
dos varones pueden frotar sus genitales enfundados en panta l ones, contra los muslos o n algas de una
mujer hasta alcanzar el orgasmo mientras bailan, en una abarrotada pista de baile . . . •. El objetivo final
parece ser "pasarla bien·, sin buscar permanencia en la relación.
<Alonso y Balbuena, 2004: 1 rn. (www. f-3-spring-break-acapulco-i rza.jpg)
30
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
31
ABI LIO VERGARA FIGU EROA
pueblo que nos cob i j ó ". Ese peq ueño territorio mexica no que los acogi ó, regresa
en i m ágenes sentidas, en los re latos dramáticos y épicos, en sus sueños y pesa
dillas: no es ya i ndiferente, y q u i zá no lo volverá a ser, pues retornará -memoria
viva- como el soporte significa nte que s i m b o l i za los va lores de la hospita l idad,
la solida ridad , el a pego que se oponen a los de rep resión, expu l s i ó n , violenci a ,
etcétera .
Esta s modificaciones introducidas por el desplazam iento creciente obl iga n a
rea prender a pensa r el espacio y reubica los mapas de los actuales habitantes del
pla neta . Sin embargo, esta misma situación ta mbién reactiva el deseo de pertenen
cia y la territorialización de las nueva s experiencias y la disposición a gua rda rlos
en la memoria cuya evocación en el presente los actualiza .
No obsta nte, h a y que reco nocer que M a rc Augé rea l i za u n a porte sign ificati
vo a l con cepto a n tropológico de lugar cuando rem ite a la cosmovi sión y el ritual
que lo i n stituye:
sus puntos fuertes, cuidan las fronteras pero señ a l a n ta mbién l a huella de las
potencias i n fernales o celestes, la de los a n tepasados o de los espíritus que
pueblan o animan la geografía ínt i m a , como si el pequeño trozo de h u m a n idad
que les di rige en ese l ugar ofrendas y sacrificios fuera ta mbién la q u i ntaesencia
de la h u m a n idad, como si no h u b iera h u m a n idad digna de ese n o m b re m á s que
en el luga r m i s m o del culto que se les con sagra " (Augé , 1 99 3 : 49) .
----- · · ---
34 Habría e; :. , i ncorporar en las etnografías los datos que provienen de las contradicciones y
conflictos <! 1 1 los territorios y lugares. Por ejemplo, en un estudio sobre violencia se detecta que
"en amba s u n idades prevaleció la violencia contra mujeres casadas (68 % Azcapotzalco y 64 %
Cuauhtémoc) . El tipo de maltrato que se presentó con mayor frecuencia en ambas unidades
fue el psico-físico-sexual, el cual mostró mayor índice en Cuauhtémoc; por lo tanto, el supues
to de mayor nivel educativo menor violencia queda descartado, pues . . . la Cuauhtémoc es una
de las delegaciones de más alto nivel educativo" (Razo, 2004: 267-268). Si consideramos que
el agente de la violencia es mayoritariamente la pareja, vemos que el lugar-hogar no necesaria-
mente se ·,ita como refugio ni placenteramente siempre.
32
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 1 . 8 . ·Los senderos unen las casas fa m i l ia res con la plaza central, sede de la asamblea tribal y
centro político social" <Pedra Branca, una de las cinco aldeas Kraho, Brasil. Tomado de Vilma Chiara,
1 97 7 : 1 62 l .
33
ABILIO VERGARA FIGUEROA
cia, ciclicidad35 o a lternancia- como criterio di sti ntivo . En este sentido, para
ejemplificar, podemos compara r la diferencia entre el peregrinaje con s u s lugares
"fuerte s " , sobre-cargados de sentido, sus etapas, u n ió n o e ntrelaza m i ento de l u
gares y actores, frente a l paseo o desplaza m iento de la individual idad sol itaria
como la que despl iega n algu nos turistas ; el ritual i n stitutivo e identitario frente
a lo provi siona l . lo efímero como el pasaje contractua l del Metro versu s la visita
a u n fa m i l ia r o a m igo.
Sobre e l m etro, sin e m b a rgo, pod ría deci rse que hay " h o mb re s - m etro " ,
qu ienes, a pesar d e q u e " n o i n te rca m b ia n " exp l ícita m e n te,36 lo hacen e n u n
co n j u n to d e " p reve n c i o n e s " y "con te n c i o n e s " corpora l e s y gestu a l e s m e d i a n te
l a s cuales configu ra n su relación con los otros, así como con el espacio y con
e l tiempo, 37 y con s igo m i smos. O l ivia Dom ínguez detecta esa i m p l icación que
debi l i ta s u ca rácter de no-lugar: "En s u re lación con e l espacio, los u suarios
asiduos conoce n , por s u experi e n c i a , cada centímetro de l o s a ndenes y de
los vagon e s ; tienen ca lcu lado el tiempo e n que h a b rá de l l egar la sigu i e n te
estación si no hay fa l l a s o retra sos en el si ste m a e i n c l u so saben por c u á l
puerta d e b e n abordar y poder a s p i ra r a u n a s i e n to " (20 1 0 : 328-3 29). Podría
objeta rse que n o esta b lecen relaciones con los otros, pero, h a b ría que i n d i c a r
q u e e l m etro "escu l p e " a l u s u a ri o i n c l u s ive a l "educar" s u i n d ifere n c i a ; y h a y
otra s perso n a s q u e tra b a j a n como m ú sicos q u e o vendedores a m b u la ntes y lo
habitan coti d i a n a m e n te.
Po r lo a n terior, reitero, es necesa rio saber qu iénes hacen qué, cuándo y
dónde, porque el conductor del metro o la empleada que nos vende los boletos
desde su venta n i lla reducida, habitan esos red uctos y despliega n emociones que
sed i m enta n en senti m i entos (tedio, ha stío) hacia esos sitios-lugares.
Ta mpoco hay que olvidar que el peregri n o teje, en hebra , l uga res en su ca m i
n a r, y cuando lo hace, el actor se energiza y tra n sfigu ra . U n hotel o u n aeropuer
to son luga res para qu ienes trabajan e n ellos, y se constituyen e n hitos cronotó
picos (fusión de un tiempo y u n espacio singulares) para q u ienes emprendieron
el viaje de su l u n a de m i e l o de s u graduaci ó n .
35 Si una pareja vuelve, cada cierto periodo, a l lugar donde algún hecho marcó s u s vidas, si bien
pertenece a otro tipo de l ugares que aquí n o he tratado, se puede advertir el uso cíclico de estos
espacios.
36 Existe i nformación acerca de que en las horas finales del servicio del metro (después de las
1 1 pm), los últimos vagones son utilizados para tener relaciones sexuales, "especialmente la
com u nidad gay" , pero también se dice que se practicarían intercambios de pareja (Información
de Violeta González) .
37 Ver el cuento " E l persegu idor" d e J u l i o Cortáza r.
34
ETNOGRAFiA DE LOS LUGARES
Defi no -o del i m ito- el luga r como el espacio que, circu n scrito y demarcado,
"contie n e " determinada si ngu laridad emosignificativa38 y expresiva ; es el espacio
donde específicas prácticas h u ma n a s con struyen el lazo social, (re) elabora n la
memoria a través de la i magi nación demarcá ndolos por e l afecto y la sign ifica
ción : en su i m b ricada fu nción de continente, es ta nto un posib i l itador situado,
como ta mbién punto de referencia memorablemen te proyectivo, deposita rio y
crucero de códigos y posib i l idades, de permanencia y ca mbio. Está demarcado
por lím ites físicos y/o s i m bólicos, tiene un lenguaje específico, una fragmenta
ción i nterior ocupada por la diferencia-que-complementa, actores estructu rantes
y estructu rados con jera rq u ía s va riables, y propicia y produ ce u na s fo rmas ru
tinarias y ritu a l i zadas de experiencia que (re) con struye la identidad, entre otros
componentes. Con-forma a los l ugareños, a u nque n o e l i m i n a el s u rgi m iento de
contradicciones y conflictos. 39
Es i m porta nte señalar que su constitución n u nca es exc l u siva mente física y
util itari a , s i n o ta mbién expresiva en el sentido significativo, simbólico y estético, es
decir, imaginario, además de pragmático o funcional. Y esto refie re ta nto a l h ogar
como a la plaza pública , a la esq u i na que col o n i za la agregación j u ve n i l , como
a las escuelas y a las prisiones, a l templo y a l b u rdel, a las a pe rtura s como a
los encerra m ientos: ellos refie ren a u n m u ndo que haciéndolos n osotros, nos
condicionan en n uestra s actu aciones; los significa mos, ta nto a l habitarlos como
en n uestras ensoñaciones y relatos, en las prácticas cotidianas y en n uestros
viajes por la ciudad.4º
Por ejemplo, el lugar-casa41 - l uga r antropológico por excelencia-, se cons
tituye como el eje ordenador del ciclo diario de n uestros itinerarios y trayectorias
-en ella comentamos acerca de lo que nos ocurrió m i e ntras viajábamos por la
35
ABILIO VERGARA FIGUEROA
42 El hogar y el habitar que no sólo refieren a la casa física, puede perfilarse como u n centro, que
concentra, especie de punto cero y nodo. En palabras de Bollnow: "Es el punto en que logra una
raigambre como ser espiritual, donde ' permanece' y ' habita '. Lo llamamos con un término que
dejaremos aún vago, su morada. Con ello la morada del hombre se manifiesta, en un sentido aún
indeterminado, como un punto de referencia destacado de entre los demás, al que se encuentran
referidos todos los demás lugares de residencias transitorias, más o menos largas" ( 1 969: 60) .
43 El arraigo como sujeción no deseada al territorio y al lugar que em plaza los sentimientos y
sign ificantes del sufrimiento, hastío y la negatividad que, por ejemplo, produce en la casa la
violencia contra la m u jer y/o los h ijos. El apego, por el contrario, refiere a los afectos positivos
hacia ambos tipos de espacio.
36
ETNOGRAFÍA OE LOS LUGARES
m o rada no se sitúa e n e l m u n do obj etivo , sino que el mundo objetivo se sitúa con
relación a mi morada". 44
44 Totalidad e infinito, Sígueme, Sa lamanca, 1977: 1 70, citado por G i a n n i n i , 1999: 25-26. El énfasis
de la cu rsiva es mío.
45 U n ejemplo de la diferencia entre identidad e identificación, que expresan la permanencia y lo
efímero respectiva mente, es cómo u n monumento histórico puede ser luga r de cita frecuente de
dos enamorados.
37
ABILIO VERGARA FIGUEROA
de en l ugares exclu sivos que los protegen (List, 200 1 ; Angó n , Gonzá lez y Sol ís,
2006) : son bú squedas que j u ega n estratégica mente y dan u so al espacio u rbano
fragmentá ndolo en beneficio de la "trib u " , ta mbién tej iendo redes que u nen en
su biografía personal y de las pequeñas corn u n idades"6 a l habita r en sus lugares,
muchos de los cuales son n u evos, re- u sados o apropiados.
Cada "campo" social, económico, cultura l , político, etcétera , y sus lugares, tie
ne u n sector de la población que lo rea l iza de manera particular, siendo uno de los
factores por los que se los identifica ; au nque los u rbícolas no sólo habitan-practi
can un lugar, sino unen, en sus itinerarios, lugares diversos en la ciudad -algunos
contradictorios-, por lo que, metodológica mente, iluminar l uga res etnográfica
rnente no significa queda rse en ellos, sino abordar las problemáticas referidas a
sus interrelaciones,17 al desplazam iento y al viaje,"ª a los accesos diversos, desde
los físicos hasta los simból icos y sus articulaciones, para ubicar la sincronía de
los itinerarios -que conforman viajes- en la diacronía de las trayectorias -que
conforman biografía s sedimentadas en la memoria-, pues, corno veremos en el
capítu lo sobre territorio y redes, sólo de esa forma podremos abarcar la condición
u rbana que origi na, sepa ra y conju nta lo diverso (lo diverso que a ncla en lugares) ,
al mismo tiempo observa ndo la fragmentación y especialización del espacio y del
tiempo: los l ugares son espacios de cruce de sentidos, son pu ntos de m ú ltiples
tej idos que despliega y/o contiene la u rbe en las prácticas l uga reñas.
Mau rice Halbwachs propone u n concepto interesante, marco, que puede ayudar
a enfoca r acerca de una de las características fundamenta les del luga r: la permanen
cia. En una primera insta ncia señala el condicionamiento decisivo de las prácticas
en el espacio demarcado, para en un segundo momento expresar la proyectividad
imagina! de dicho espacio estructu rado que estarnos l lamando lugar. El marco va
con uno y -corno memoria actualizada- configura las relaciones que producen
los luga res. Hace ver, o explicita , la pertenencia a u n tipo de relación o lazo social:
46 Ver, p o r ejemplo, el c a s o de los emos en la glorieta I n s u rgentes estudiado p o r Elisa Pérez (201 0).
47 Sin descu idar las indiferencias u rbanas que ignoran m ú ltiples lugares, las articulaciones cos
mopolitas de recorridos exploratorios, la exclu sividad del arraigo y del gueto.
48 Ver Néstor García Cancl i n i , Ana Rosas Mantecón y Alejandro Castella nos, La ciudad de los via
jeros, México, Grijalbo, I 9 9 5 .
49 Las cu rsivas son m ías.
38
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 1 . 1 O . La protesta n o sólo contribuye a l a modulación creativa d e las identidades, sino también
a la reconfiguración de las relaciones entre lo público y lo privado y a la resignificación de los lugares y
espacios. ·Salir del closet� modifica la forma de habitar el vecindario y el espacio público.
<www.aylimenylove.files.wordpress .com.jpg>
39
A BILIO VERGARA F l G U E ROA
I magen 1 . 1 1 . Mimesis de Remedios Varo: el lugar y el actor pueden lograr una profu nda m utua
impregnación como l o m uestra el cuadro. En la pelícu la "Parque vía" de Enrique Rivero, Beto, el
cuidante de una casa, siente que el encierro le da seguridad y estabilidad. Ante la próxima venta de la
casa, real iza u n acto dramático <mata a la dueña, a quien q uería y respetaba) que le ayuda a rehacer su
confi n a m iento <ya en la cárcel, donde reproduce el esti lo de su cuarto).
40
CAPÍTULO SEG UNDO
Un lengu aje mu ltimedia pecu liar
Sir Basi/ pensaba que una catedral no sólo debe tener el aspecto de una
catedral sino también la acústica. Tomando por modelo la catedral de
Dirham, probó literalmente cientos de modelos de yeso hasta hallar uno
que reunía todas las cualidades acústicas requeridas.
EDWARD T. HALL
No son los hechos los que conmueven a los hombres, son las palabras
sobre esos hechos.
EPICTETO
50 Disti ngo ambas categorías porque hay objetos, hechos, situaciones, personas, etcétera , que no
se "han hecho" para com u n icar y, sin embargo, lo hacen: emiten significados, desempeñan el
papel de "función-signo".
ABILIO VERGARA FIGUEROA
delegación con stituye los cimientos m i smos del m i n i steri o, esa ficción socia l ,
convicción que es m u c h o más profu nda que las propias creencias y m i sterios
que el m i n i sterio profesa y ga rantiza " (Bourdieu , 1 98 5 : 7 3 y 7 7). De la m i s m a
ma nera , la fuerza imperativa del lugar s ó l o opera a partir de que s u s poseedores
y usuarios le reconocen propiedad-legitimidad a su función y significaciones, a
sus del i m i taciones (ta n to internas como frente al exterior) y a las relaciones,
u sos y práctica s que dichas frontera s contienen y prom ueve n . Los lugareños se
caracterizan porque pa rticipan de la distinción legítima que otorga la pertenencia51
al lugar; podemos hacer la casa o el templo, pero ya hechos hogar e iglesia, nos
hace familia o feligrés. Existe todo u n complejo de s i stemas com u n icativos que se
encarga n de con stru i r esta s conversiones y posibil ita r sus prácticas y significa
dos que se considera n propios de cada lugar, es decir, legítimos.
Por otro lado, la relación l uga reña se establece a pa rti r de u n a cadena sin
tagmática que u n e espacio-persona-prácticas-cosa-palabra-sentido; siendo, por
ejemplo, la "cosa " u n o de los veh ículos de significación y com u n icación, y n o
s ó l o objeto de las práctica s, p o r lo q u e , c o m o lo s e ñ a l a Bajti n :
42
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
mento, ya sea de trabajo o m u sica l , o de otro tipo) esté en el m u seo, a que esté
en las manos de un m ú sico, ejecutá ndose, en e l salón de baile; ta m poco es lo
mismo e l vestido, que l uce la dama allí -en el salón- a l bailar, a que la exh iba
en la fiesta de c u m pleaños, en su casa, con sus fa m i l i a res.
Así, el lugar está constituido por diversos significados "depositado s " y sedi
mentados en soportes significantes diferentes, entre los que destaca n : el lenguaje
articu lado (el idioma, que se dialecta l i za) , los cuerpos que lo habitan -con
sus fachadas53-, la estructura a rqu itectónica, el si stema de objetos, la gramática
de las prácticas, texturas, olores, colores, sonoridades, silencios e i n te rva los,
imágenes, decorado, etcétera . En cuanto a la sonoridad, por ejemplo, los lu
gares pueden diferencia rse, como tendencia, por clases socia les:54 lo b u rgués
-y la clase m edia, a lta- , d i stinguido por silencios adm i n i strados y dista ncias
controladas que figura n ritmos lentos, apacibles; m ientra s que los l ugares popu
lares ca racterizados por la i rrupción perma n ente y su perpuesta de ru idos, por
estru endosos y abiga rrados; estructu rados para expresar su natura leza , su ca
rácter, y condicionar la actuación de sus u s u a rios. No obstante, algunos l ugares
ta mbién pueden m ostra r semej a n zas a l m a rgen de las clases: los tem plos, por
ejem plo, se ca racterizan por una sonoridad baja con sta nte,55 un lenguaje cor
pora l , gestual y pa raverbal conducido por el sigi lo y el recato , por la contención
y el evita m iento de oscilaciones brusca s, etcétera .
El lenguaje articulado
En principio, puede afirmarse que hay un dialecto del lugar: u n a forma pecu l i a r
sedi mentada que vehicula las relaciones sociales que contiene y pro m u eve y
que se expresa en los su sta ntivos -y adjetivos- que nombra n , los diálogos
53 Goffman divide la fachada, en dos componentes la cual estaría constituida por el medio (setting)
y la fachada personal. El primero refiere a l "mobiliario, el decorado, los equipos y otros elemen
tos propios del trasfondo escénico, que proporcionan el escenario y la utilería para el flujo de
(la) acción humana que se desarrolla ante, dentro o sobre él. En térm inos geográficos, el medio
tiende a permanecer fijo" ( 1989: 34). La "fachada persona l " , dice, refiere "a los otros elementos
de esa dotación, aquellos que debemos identificar ínti mamente con el actuante mismo [ . . . ] las
I nsign ias del cargo o rango. el vestido, el sexo . la edad y las características raciales, el tamaño
y aspecto, el porte, las pautas de lenguaje. las expresiones faciales. los gestos corpora les y
otras características semejantes " (ídem). A diferencia del medio, la fachada personal acompaña
a l sujeto a donde vaya . aunque pueden variar algunos de estos veh ículos transmisores de
significación de una actuación a otra . Aquí, es i mporta nte señalar que los lugares en los que
desempeña sus diferentes papeles condicionarán algunos de esos cambios. por ejemplo si voy
al estadio o a mi trabajo, va riaré mi vestuario, aunque otros permanecerá n : el sexo , la edad, la
raza . entre otros.
54 Ver La Distinción, de Pierre Bourdieu, 1991 .
55 En las iglesias de los barrios y pueblos, es difíci l controlar la i nvasión del "ruido" exterior que
produce la fiesta . En algunas iglesias, el grito desgarrador y las lamentaciones pueden también
ser el lenguaje que comu n ica con lo sagrado.
43
ABILIO VERGARA FlGUEROA
que posib i l ita n las prácticas y los relatos que rememora n y proyecta n . Desde
el punto de vi sta del lenguaje a rticulado, acota ndo, se puede deci r que el lugar
es su nombre, sus diálogos y sus relatos; es la expe riencia reiterada que coti
diana mente i n icia , se desp liega y culmina en la conve rsación de sus u s u a rios,
diá logo que lo configu ra y, a su vez, a l i menta esa vivencia-lenguaje. En m uchos
casos, el nombre lo ca racte riza y es el recu rso por el que se lo evoca y proyecta .
Ponga mos algunos ejemplos de ca ntinas: E/ Nivel (ya cerrada, "ten ía la l icencia
n ú m e ro u n o " ) , Tenampa, La Guadalupana, Salón España, El Gallo de Oro, La Ópera
("en cuyo techo, V i l l a esta m pó un balazo " ) , Salón Blanco; de salones de ba ile:
Los Á ngeles, California Dancing Club, Salón Colonia.56 Obsérvese las diferencias
de sign ificado que asumen los nombres con relación a l de las pulquerías: Sal si
puedes, Las glorias de Baco, Viva mi desgracia, Detente hermano, Cómo te va de ahí,
Aquí se está mejor que enfrente, Pa ' que te críes, Los eructos de Sansón, El Capricho,
BB y BT, Al pasito pero llego, El quinto toro, La conquista de Roma por los aztecas, La
línea de fuego, El purgatorio, La Gloria, El Infierno, La Canica, El juguete, El recreo de
los Zorros, El sube y baja, El Dominó, La Antigua cariñosa, La hermosa Mi/a, La Pirata,
La Judía, La Reyna Xochit/, Mi Rancherita, etcéte ra (Lico n a , 2004: 1 26) . Es i n tere
sante observa r cómo se significa n los lím ites de las p rácticas de los bebedores,
los que pretenden crece r frente a u n entorno social -genera l mente en sectores
popu l a res-, p refigu rándose como un reto. En este m i sm o sentido, los n o m b res
ta mbién refieren a l i magi na rio mascu l i n o que se q u i e re " s ú per-independiente "
y fuerte, p o r lo q u e s e ensalzan va lores como la res i stencia, la auto n o m ía (es
pecialmente frente a la autoridad de la madre y de la esposa) , en tre otros sen
tidos. Como una i ndicaci ó n , puedo señ a l a r que sólo el a n á l i s i s etnográfico del
lenguaje abarcaría todo u n l i b ro .
Este nombramiento t i e n e m ú ltiples orígenes que es necesario estu d i a r ta m
b i é n en sus m utaciones, en su h i storia y sus i n terrelaciones, p u e s pueden mos
tra r esti los de época , de cla se, del territorio, de la etn i a . A veces el nombre s u rge
de u n a i n iciativa i ndividua l , a veces de un acuerdo colectivo, otra s veces de u n
i ncidente o u n hecho s i ngular que sinteti za alguna relación social fu ndame ntal
y se constituye en u n h ito - h i stórico o biográfico- , otra s por su fu nción, otra s
por sus sign ificaciones y su simbolismo, otra s veces por u n hecho a n ecdótico,
por meto n i m i a , situaciones y personajes típicos, fo rma exter n a , ocupaciones y
actividades que alberga , los servicios que brinda, etcéte ra . A ú n pudiendo ser u n
nombre común (ca sa , hoga r) s e s i ngula riza para cada ocupa nte, u s u a rio o evo
ca nte, se hace nombre propio por los afectos o desafectos que lo "desn udan "57 o
arropa n :
56 Es interesante ver cómo se expresa n los habitúes de estos salones de baile sobre la tempora
lidad: cuando dos personas se ven después de algún tiempo dicen: " m uchos danzones ha . . . "
(Espinosa , 1992 : 1 88).
57 Como puede verse en el " recorrido" que hace Salvador Chava Flores, por algunos compartimentos
de una casa popular, en su canción " La casa de la Lupe " : "La puerta que da a l baño pa' entrar de
44
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 2. 1 . Pulquería La
Risa; el nombre es identidad.
El lugar también puede ser
ambivalente según quien
lo observe: placentero y
sociable, o estigmático.
<darthpollo.blogspotcom.jpg>
En mi fa milia yo creo que las casas son ta n importantes que nos referimos a las
fa milias por los nombres de las calles donde está l a casa, para ir a la casa de mi
papá va mos a Bosques, a la casa de mi abuelo es Piru l , l a casa de mi tío es Las
N u bes, entonces yo pien so que nombramos a la fa milia por e l lugar de l a casa
(María Luisa , en Sánchez, 2 0 1 0 : 2 3 2 ) .
refilón/ topó en la lavadora que le hace, allí, presión./ Colgado u n tendedero con la ropa interior,
todita de la Lupe, n i nguna del señor./ La tina llena de agua con ropa de color, la clásica manguera
j unto al irrigador./ allá una bacin ica, cascada por detrás, acá el papel de baño, y luego . . . lo de
más./ Me fui hasta la cocina, más pronto me salí,/ olía mal, la indina, por trapos que hay allí;/
los platos cochambrosos, creo que del día anterior./ y dicen que, a la Lupe, le pega su señor".
58 Como puede observarse en la diferencia entre el lenguaje que utiliza n l o s miembros de l a
fa m i l ia entre e l l o s mismos y frente a extra ños. L a i nfa ntil ización d e l lenguaje expresa la inten
sificación de los afectos que " se enfría " ante la presencia de dichos extra ños.
45
ABILIO VERGARA FIGUEROA
Imagen 2 . 2 . Motel de relaciones sexuales "de paso·. E l nom bre puede i ndicar ironía, u n g u i ño, pero
también quizá señale que hay d ificultad para nombrar dicha función en una pequeña ciudad de
2 5 mil habitantes, en la que todavía muchos ·se conocen•. Es la presión del territorio
sobre lo que quiere ser un no-lugar. (Fotografía de Abilio Vergara)
46
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
E n los l ugares e l nombra m i ento exhau stivo abarca ta nto a los actores como
a los objetos, prácticas, espacios específicos: todos son s i ngula rizados en sus
ta ntivos que adjetiva n y clasifica n .59 E n el Aditec que estu dia Amparo Sevilla
(200 1 ) está n el Resortes, el Arracadas, el Vaquero, el T1'biri, el Güicho Domínguez y
el Jarocho, mientras en la peluquería Ma rroquín que etnografía Ernesto Licona
(200 1 ), podemos encontra r a l Pelucas, el Diablo, el Vulcano, el Pascual, Toñito, Tori
o al Guitarras, defi n iendo cada nombre una adscripción va lorativa y emosignifi
cativa, que constituye el mapa de las clasificaciones e i n terrelaciones sociales,
en cuya constitución hay una i ntensa actividad de los actores.
El lenguaje del lugar revela, y constituye ta m b i é n , aquello por lo que se de
fine y sepa ra lo cotidiano y lo extra cotidiano, lo serio o lo cómico, lo solem n e
o lo risible que se rea l iza en el lugar: la palabra soez f u n d a el l uga r margi n a l
lumpen, el género repri m e - i nva l ida-mati za-azuza s u emergencia, y su rea l i za
c i ó n adecuada (concreció n del lenguaje c o n estilo individual-lugareño) ta mbién
expresa y modula e l papel y el carácter de los i n terlocutores y su posición en las
jerarq u ía s i n ternas del luga r. Así, el lugar tiene u n discu rso propio, s u s objetos
y sujetos, s u sonoridad, que en con j u nto genera n una atmósfera y un ritmo que
lo caracteriza n , que puede expresa rse, por ejemplo, en la oposición del m u seo
y el templo a l a ntro o al patio escolar, donde el silencio, las plegarias, el recato,
se oponen al b u l l icio, las exclamaciones, las " mentada s " y los empujones.60 Ese
lenguaje m ú ltiple, en su a rticulación vivencia! y significativa , crea el ambiente61
del l uga r, es lo que lo forta lece en la memoria, cuando, por ejemplo, la evoca
ción en a u sencia b rota de una palabra , de un olor o un color o por determi nada
melodía o sonoridad, o textu ra que, en conju nto, conforman -y rem iten a - di
cha atmósfera pecu l i a r, su identidad, que trasciende a la copresencia, sed i m e n
ta ndo y m a n i festá ndose en la soltura62 y la m e m o r i a . El lugar ta mbién nos habita.
47
ABILIO V E RGARA FIGUEROA
Imagen 2 . 3 . El nombre que se expande: Coco Bongo es hoy un hito en Playa del Carmen, es un
emblema en el marco del turismo global. <http alvarotours com images frontl mages Coco-Bongo
Cancun-Club.jpg>
Imagen 2.4. Hay u n habla que esti mula el bar, en el poema siguiente se observa la i ntensa vinculación
de lugar y territorio : "La Bodegu ita es ya la bodegona/ que en triunfal a i re su esta ndarte ag ita/ mas sea
bodegona o bodegu ita/ La Habana de ella con razón blasona· <Nicolás Guillénl.
<Fotografía de Abilio Vergara>
48
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Por e l lo el lenguaje del lugar pos i b i l ita y veh icula el tipo de re laciones que él
contiene, a su vez refiere, emplaza y adscribe, y desconocer sus códigos desu
bica , nos hace to rpes, extra ños o i m pertinentes: " H ablaba con la misma torpeza
de su traje, de sus ademanes, como si tuviera que traducir a un lenguaje ra ro ,
de etiqueta , sus pensa m i entos b u rdos".63 Así, esa capacidad co n stitutiva se ob
serva ta mbién cuando los signos que uno po rta y m u estra no corresponden con
los de los i nterlocuto res o a l lugar en el que se está desenvolviendo (mal) por lo
que los lugareños, sonríe n , lo encuentra n gracioso o, por el contra rio, recla m a n
p o r la i ntrusión c o n su d i sta ncia y su si lencio ( a p l i c a r " l a l e y d e l h i e l o " , " h acer
el h i e l o ") . otra s veces a viva voz o i ron izándolo, d e l i m itando, de esta manera ,
l a pertenencia y l a otredad. La frecuentación perm ite constru i r re laciones, éstas
se visua liza n en estilos del lenguaje que los habitúes reco nocen y atienden o
rechaza n :
49
ABILIO VERGARA FlGU EROA
tra M a u ricio List, es un buen ejemplo de la fuerza i m perativa del l uga r, así como
de las tra n sformaciones que sufre la lengua en su contacto con la d iversidad:
so
ETNOG RAFÍA DE LOS LUGARES
los actores en los fragme ntos -nominados- en los que se divide el l uga r, dichos
actores son ta mbién , al m i smo tiempo, signos corpora les y hacedores de las po
siciones estab lecidas en dichas subdivisiones y jerarquías. Las "partes " del luga r
hacen sintagma en la actuación de los sujetos y ta mbién en la ca rtografía que la
memoria registra en el los m i smos a través del lenguaje, las im ágenes y figu ra s,
los separadores y apertu ras, en las prácticas que ta mbién emiten y donan66 infor
mación y va loraciones.
El lenguaje corporal
Para ser bien visto, para entrar al lugar, tienes que ir masculino: o sea,
jeans, una camiseta, puedes ir de suéter, de traje (si vienes saliendo de
trabajar), pero no vas a ver a alguien con un vestido; nunca alguien que
traiga así un abrigo de plumas, que el otro día entró uno y sí, fue muy
mal visto. Le dijeron que se tenía que quitar la chamarra o que iba para
afuera. Y fue para afuera.
RAÚL, EN LAGUARDA, 2004: 4 7
66 En el sentido diferencial que da Goffman a estos dos términos, el primero como significación
que se proyecta involu ntariamente, el segundo, como signo hecho precisamente para com u n i
car, y que s e somete a l control -volu ntad- d e l actor-emisor.
51
ABI LIO VERGARA FlG U E ROA
Con re lación al bai le, Honorio Ve lasco, confronta ndo los enfoq ues a n a l í
ticos de Eva n s-Pritc h a rd (qu i e n enfatiza el conflicto) y Radcliffe- B rown (q u ien
enfatiza la a rm o n ía) , señala que la armonía s u b rayada por éste "se consigue
por i m posición de la com u n idad sobre el i n dividuo, descrito como u n con j u nto
de m ú sculos enervados subsumido en una perso n a l idad tota l concentrada en
la acción y ca rgada de se ntimiento s ". U n a co ncl u sión m u y sugerente s u rge de
dicho a n á l isis: que esa i m posición se da por la mediación del " ritmo y la cos
tumbre, ésta co n l leva la pa rtici paci ó n , a q u é l , la coord i n ación " (Velasco, 2008:
1 50) . En seguida e n l i sta los factores y aspectos que introducen el riesgo del
confli cto señalado por Eva n s - P ritcha rd: el " j u ego de la sed ucción y de la exh i
bición, del ca nto satírico o ca l u m n ioso, de la competición por los puestos de
privilegio, o de los viejos agravios que busca n u na ocasión para ser compensa
dos " (íde m) . Así, desde el modelo del conflicto, para Eva n s - P ritchard , " l a d a n za
no es siempre u n a actividad de pe rfecta a r m o n ía en la c u a l va nidad y pasiones
individuales está n comp leta mente soc i a l i zadas por las fue rza s rep resivas de la
co m u n i dad " (en Ve lasco, 2008: 1 4 9) . Res u l ta obvi o, desde la experiencia en El
Alicia, descrita líneas a rriba , la polém ica en tre a r m o n ía y confl icto se atenúa
ha sta q u i zá desapa rece r, salvo en el discurso oficia l , espec i a l m ente en el con-
52
ETNOG RAFÍA OE LOS LUGARES
se rvador, que ca l i fica lo n u evo como feo y/o i n mora l . El lugar-A li cia es un nicho
de exp loración e i n novación, está contenida por la frontera de sus m u ros y por
la autorización de las autoridades.67
En otro contexto , siempre refi riéndonos a l lenguaje corpora l del bai le, pode
mos ubica r sepa raciones y clasificaciones por géneros m u sica les y dife rencias
generacionales:
l . . ] pues esta colectiva ceremonia de ágape a l a rte danzonero de " E l Alegría " es,
.
en rea lidad, u n homenaje m u ltitu d i n a rio a esta masa de cincue ntones fel igre
ses u n i formados por una pi nta va ria, un po rta r de ropajes modelos, un paisaje
va riopinto : el tacuche florea do, a n a ra n jadas las a m p l i a s solapas, medallones
de dorados de alto cuello y a los pies mocasines de fieltro, ga m u z a , charo l , co
cod rilo. Adita mentos todos -aban icos, prendedores, aromas y sudores inclui
dos- con los que esta religiosa fe ligresía oficia desde tiem pos memo riosos. Esta
no es danza de ocasión, es danzar del corazón (Espinosa, 1 99 2 : 1 8 9 ) .
A los adita m entos del vestido le corresponden ta mbién los movi m i entos
corporales que trasl ucen el placer y las reglas del gé nero : " Es el danzón, un
depo rte, u n a rte, una técnica o u n vicio menor. Al ab rigo de su ca l m a y exube
ra nte travesía , el ta lle de ella viaja frente a l ga l l a rdo timón de su pa reja . J u ntos
ba i l a n , exu l ta n , danzonea n " (Espinosa , 1 9 9 2 : 1 90) . Cab ría a ñ a d i r que j u nto al
entu siasmo del contacto de los cue rpos se i n trod ucen esti los que enfatiza n o
aten úan el poder de las regl as-pasos, como lo señala Violeta González en su
estu dio sobre el d a n zón en la Ciudadela , donde ca racte riza y clas ifica los "ti
pos de ba iladore s " , en base a las propias opiniones de los a s i stentes: "los que
bailan danzón l írico, los que ba i l a n da nzón florea do, los que ba i l a n en grupos
académicos o de exh ibición, los que ba i l a n de man era profesional o ma ster;
estos ú l timos son los que h a n estudiado para hacer u n matiz y u n estilo propio,
y fi n a l mente los que bailan danzón de ' fa n tasía ' " ( 2 0 1 2 : 6 5 ) .
Retomando l o s trabajos d e Espi nosa y González, podemos resa lta r q u e e n los
vestidos y otros aditamentos del cuerpo, no sólo podemos obse rva r las diferencias
socia les y cu ltu rales, sino ta mbién los pudores del género y sus posibil idades de
transgresión erótica : traducen, en el rubor o la osadía , en el ocu ltamiento o el des
cubrim iento, un complejo sistema de símbolos y va lores del ser. En este sentido,
ta mbién el lenguaje corpora l puede bu sca r ca nales pa ra expresar la identidad ideal
(Goffman) y mostra r aquello por lo que los l uga reños qu ieren que lo aprecie n : "Al
gu nos se rebelan al estrago de los años acu mu lados. Tiñen las canas o cubren la
ca lvicie con abunda ntes pel uqui nes, indiferentes al contraste entre las a rrugas y
67 Rocío Hidalgo (2010), desarrolla un amplio y profundo estudio de la relación entre los modelos
corporales y la resistencia del cuerpo a su imposición tomando como pre-texto la obra de Raúl
Parrao. Podemos colegir que no siempre la relación entre cuerpo y lugar es de adaptación, sino
de resistencia y conflicto.
53
ABILIO VERGARA FIGUEROA
Imagen 2.6. Hay u n a sed imentación de las prácticas corporales i n ducida por el lugar. lhttp ://2.
bp.blogspotcom/_aB 1 LfSqveto/S_y7RnX BQhl/AAAAAAAAAPg/jZe8efm P3g E/s 1 600/saloncali.jpg)
Imagen 2 . 7. E n e l asilo de ancianos e l cuerpo habita l a dictadura del cronotopo ú n ico que
le impone su ritmo . !Fotografía de Abilio Vergaral
54
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
el muy generoso copete fa lso" (Ca rlos Fuentes López, 1 99 2 : 1 9) . Deseos y expre
sividades pretendidamente i m b ricados, ta mbién hablan de contextos y de épocas,
y no siempre la respuesta es una sonrisa, y en este gesto ta mbién revela el des
encuentro en la interacció n : " M i ra nomás eso . . . aquí, la de la fa ldita repegada, ¿a
poco no se ve m a l ? " (ídem : 1 4) . La disputa refiere a la necesidad no solo de com u
nica r a lgo, sino ta mbién de obtener u n plus que acreciente el capita l simból ico q u e
otorgue mayor posibilidad de placer y reconocim iento : " E n este sentido, resulta
releva nte todo lo que ayude en el proceso de tornarse atractivo para los demás y
logra r impacta r al mayor n ú m ero de candidatos posibles" (Lagua rda, 2004: 50) .
La s formas, las posiciones y los desplaza m i entos del cue rpo en el l uga r,
en primer tér m i n o , está n condicionados -sino dete r m i nados- por la natu
ra leza del l uga r y por las jerarq u ía s i n ternas de la o rga n i zación socia l que lo
habita . Desde esta perspectiva el cuerpo habla sobre e l carácter del l uga r, pero
ta mbién expresa las clasificaciones i n ternas, las relaciones socia les que dichas
clasificaciones expresan y despl iega n , por lo que para estu d i a r los cue rpos y
sus lenguajes, debe enfocarse ta nto a lo que son, como a l a s fo rmas en que se
interrelacionan u n o s con otros: es la gra m ática genera l y las s i n taxis específica s
lo que hay que regi stra r, a u nque cada cuerpo puede requerir de u na atención
específica para des-cubrirlo.
Debemos ta mbién observa r u n a re m a rcada i m p l icación entre espacio y
cuerpo, pues, como lo señala José Luis Vera , "a l fi n a l , cue rpo y espacio consti
tuyen una especie de Banda de Moeb l u s donde a m bas entidades son pa rte de
una m i s m a ca ra que recu rsiva mente gira sobre sí m i s m a ordenando las re lacio
nes entre entidades y contextos y configu ra ndo estructu ra l mente significados
sin fronteras de demarcación " (2007 : 21 ) .
El lenguaje sonoro
Por otro lado, la sonoridad del a m b i ente68 es ta mbién u n lenguaje en el que ha
bla el l uga r y le otorga " pe rso n a l idad ". É ste, será identificado, por e l l a , a ú n en
a u sencia, cuando su i m agen se evoque, en la d i sta ncia (espacial y tempora l ) , a
partir de u n sonido pecu l i a r, puesto que s u s m a rcas queda n i m p regnadas por su
constancia, aún i nvol u nta ria mente :
68 Ver Ana Lidia Dom ínguez, La sonoridad de la cultura. Cho/u/a: una experiencia sonora de la ciudad,
U D LA, Editorial Porrúa, México, 2007 y Fra ncisco Cruces (coord inador) , E/ Sonido de la Cultura.
Textos de Antropología de la Música, en Antropología, n ú m . 1 5- 1 5 , ma rzo-octubre, 1 998.
55
ABILIO VERGARA FlG U E ROA
teres propios del espacio construido, ya que los habitantes de u n l ugar, a pesar
de su ignorancia acú stica , tienen u na percepción extremadamente p recisa de
los tiempos de reve rberación inducidos por las propiedades técnicas del espacio
construido (Augoya rd , 1 9 9 5 : 2 1 0) .
56
ETNOGRAFiA DE LOS LUGARES
los boxeadores por la nariz y, cada tres m i n u tos, el estridente sonido de la cam
pa n a . La atmósfera era de crepúsculo en u n a j u ngla fétida (George P l i m pton ,
citado en Wacquant, 2005 : 1 1 3 ) .
De los m ú ltiples soportes significantes que se orga n izan en to rno al l uga r po
demos explorar el sistema de los objetos o "cosa s ". En este sentido, refi riéndose
a la habitación, David Ha rvey señala que " habitar es la capacidad de logra r la
u n idad espi ritu a l en tre los h u m a nos y las cosa s " (20 I O : 3 2 ) , agrega ndo que "si
perdemos la capacidad de habita r, entonces perdemos n u estra s raíces y nos
encontramos separados de todas las fuentes de a l i mento espiritu a l . El em pobre
cimiento de la existencia es incalcu lable" (ídem) . Habita r, entonces, refi ere a un
mu ndo más allá de la casa - h oga r, refiere ta mbién a los lugares en los que rea l i
za mos distinta s actividades y nos sentimos pa rte de e l l o s , nos sentimos bien en
el los, por compa rti r, regularmente, lo que esos l uga reños hacen en esos luga res.
Pa ra rea lizar las etnografía s, es necesa rio observa r las relaciones significa
tivas entre los objetos o -como se los n o m b ra en el lenguaje cotidiano- las
"cosa s ". En esta d i recci ó n , M i j a i l Bajtin señala que:
El problema consi ste en hacer hablar el medio cosístico que actúa m ecá n ica
mente sobre la person a , en poder descu brir en este medio la palab ra y el tono
potenci a l , en convertirlo en el con texto semá ntico de la persona pensa nte, ha
bla nte, activa y creadora [ . . . ] Una cosa que sigue siendo cosa ta n sólo p u ede
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ABILIO VERGARA FlGUEROA
actu a r sobre cosas; para actu a r sobre personas ha de descu brir su potencial de
sentido,7° llegar a ser palabra , es decir, i n iciarse en un contexto verbal y semá n
tico posible ( 1 998: 3 8 7 ) .
58
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 2.8. La disposición de los objetos muestra ta mbién, además de las fu nciones y usos, las
carencias y, por ende, su emplazamiento socio-cultural. <www. vagamundos.net 2008/albums.jpg>
C o m o l a f u e n t e l u m i n o s a , l a l u n a e s u n l ug a r p r i v i legiado de l a h a b i tac i ó n . Po r
esta ra zó n , dese m pe ñ a p o r d oq u i e r, en la d o m e st i c i d a d a c o m o da d a , su p a p e l
59
ABILIO VERGARA FIGUEROA
60
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Los objetos tienen así (sobre todo los m uebles) , apa rte de su función p ráctica ,
u n a función primord i a l de recipiente, de vaso de lo imaginario1 3 [ • • • ] Son así el
refl ejo de u n a visión del m u ndo en la que cada ser es concebido como u n " reci
piente de i nteriorida d " , y a las re laciones como correlaciones trascendentes de
susta ncias; siendo la casa m i s m a el equivalente s i m ból ico del cuerpo h u mano,
cuyo poderoso esquema orgá nico se genera l i za después en u n esquema ideal de
integración de las estructuras sociales (Baudri l l a rd , 1 990: 2 7 ) .
E l lenguaje a rq u itectónico
73 La cu rsiva es mía.
61
As1uo VERGARA F1cuEROA
Imagen 2.9. El leng uaje a rqu itectónico sagrado: la elevación que concentra de la tierra y del cuerpo
hacia lo sublime. <http enciclopedia.us.es/images-3-30- Cupula_san_ped ro_vaticano.jpgl
L a c a s a e s u n s e r v i v i e n te c o m o e l c u e r p o d e l o s h o m b re s q u e a l b e rga y cuya
reprod u c c i ó n p e r m i te ; tiene cabeza ( e l tec h o : ama/) , v i e n tre y ó rga n o s sex u a l e s
( l a s p a redes: otüeng y owf/) , boca ( l a p u e rta : ombeay) y p i e r n a s ( l o s h o rco n e s :
o/eaj) . E l nden n o s ó l o se representa a l a m a n e ra d e u n c u e rpo h u m a n o , s i n o q u e
ta m b i é n p a r t i c i p a d e l o s a t r i b u to s de u n c u e rpo soc i a l i n tegra d o p o r e l g r u p o
p a re n t a l q u e l o cob i j a . E n e s t e p u nto e s necesa r i o record a r e l h e c h o de q u e e n
l a s d i st i n t a s pa rtes d e l nden se g u a rd a n e l ca b e l l o , l o s d i e ntes, e l cordón u m b i
l i ca l , es deci r, a q u e l l o s e l e m e ntos de l o s c u a l e s e l c u e rpo físico se d e s p r e n d e ,
p e ro q u e se re i n tegra n e n u n n ivel soc i a l a u n c u e rpo q u e ya n o e s i n d i v i d u a l
s i n o fa m i l i a r. De esta m a n e ra se c o n fo r m a u n a u n i d a d i n d i so c i a b l e e n tre e l nden
62
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Por otro lado, ta mbién el exterior -fachada- de los lugares com u n ica , me
dia nte el lenguaje a rqu itectó n ico y de i m ágenes o colores, el cuidado o el des
cuido, la posición y los posicionamientos de los lugareños, sus pretensiones y
l i m itaciones. Por ejemplo, Caldeira , al estu d i a r los condo m i n ios h o rizonta les en
Sao Pa u l o , esta blece las d iferencias con los nortea mericanos:
Lenguaje e interpretación
63
ABILIO VERGARA FJG U EROA
Cu riosa mente (o, mejor dicho, lógica mente) , en este á m bito cerrado que l leva
ha sta el pa roxi smo las medidas para a segu ra r el desconocim ie nto y la desi n
formación m á s i n tegra les, los m e n sajes p rolifera n . En e s e m u ndo, d o n d e l o s
signos e s t á n prohi bidos o rigu rosa mente controlados, todo es s i g n o y m e n saje:
todo es inevitable y enfática mente sign ifica nte. Y a su vez todo preso político
se convierte, desde que se i ncorpora a l medio ca rcelario, en u n lector, u n desci
frador, u n hermeneuta h i persen sibilizado. Los periódicos son desmenuzados e
i n terpretados con terca apl icación ha sta en sus deta lles m á s ínfi m os. La fo rma
en que se abre o se cie rra u n a puerta . U n ca mbio de celador en el pabel lón, la
aud ición de ruidos poco fa m i l i a res, una autorización o una prohib ición ines
peradas, e l saludo de u n guardia o de u n ofici a l , u n a demora o u n ava n ce en
las horas del recreo, u n cambio en el régi men de co m i das, la presencia de u n
individuo desconocido; todo es reci bido y a s i m i lado prioritariamente c o m o h e
cho significa nte, c o m o m e n s a j e a descifra r e i n terpreta r, c o m o confirmación o
refu tación de h i pótesis prevía s y origen de otra s n u evas (De lpola, 2005 : 29-30) .
Al do m i n a r las relaciones entre p resos y vigi la ntes la lógica del "ca stigo
como venga n za " , las medidas no tienen otro fin que h u m i l l a r al deten ido más
que " recupera rlos". De lpola m u estra que la fact u ración de los sentidos en la
com u n icación se negocian de m a n e ra desigua l y contradictoria, haciendo que
cada acto r de la interacción se someta a lo que podría llamar la interpreta ción
situada : " d u ra n te las req u i sa s i ndividuales, la ra pidez y la h a b i l idad del preso
pa ra efectu a r los actos req ueridos n o son va loradas positiva m e n te, porque i m
pl ican u n a p l o m o y u n a segu ridad de sí siempre sospechosos. L o i m portante e s
moverse dóci l m ente, hacer v e r que s e obedece c o n temor, m á s que c o n eficacia "
(De l pola , 2 005 : 2 9 ) . En la cá rce l , a dife rencia de otros l ugares, es necesa rio
definir la situa ción en cada momento, decod ifica r las señales, los síntomas, los
i ndicios, atendiendo a los con textos pa ra-verba les, gestuales, corpora l es, obje
tuales: la o m i sión o el reta rdo o la prisa, pueden com u n ica r, pero no siempre un
signifi cante donará el mismo signifi cado.
Como u n a m uestra de que los l uga res son ta mbién nodos de redes, que no
son del i m itadas siempre para encri pta rse, y ma ntienen re laciones dive rsas con
sus contextos, aún en l uga res con frontera s fuertes como las prisiones, pode
mos observa r que el lenguaje de las cá rce les es deudora del lenguaje del h a m pa
que circu la en el exterior y éste recibe de las prisiones n u evos tér m i n o s e i n no
vaciones dive rsa s, en mutua i n te racción. Qu i zá por eso, entre otra s cosa s, en el
lenguaje popu lar, se conozca a la cá rce l , como " l a u n iversidad ".
Es i m porta nte considera r que es posible que, a pesa r de la convergencia de
materia l idades sígn icas dive rsa s, el lugar pueda ser identificado por la hege
monía de a lguna (s) de e l l a s y por la especial s i m b o l i zación y significación que
sedi mentan en -y por- n u estras i n te racciones y memoria; sin e m b a rgo, eve n
tos culturales c o m o la fiesta , p u e d e n mostra r e s a m ú ltiple facturación d o n d e el
lenguaje corpora l , visua l , sonoro , tácti l , olfativo, gu stativo , se hacen p resentes
64
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
MISAL, 29 DE JULIO 201 2
"Hagan esto en mi memoria: este es mi cuerpo ''. Del mismo modo toma
el cáliz y, luego de agradecer, él dijo: "ésta es mi sangre''.
EN GRUAU, 1 999
74 "Entonces la gente, a l ver el signo que Jesús había hecho, decía : ' É ste es, en verdad, el profeta
que habría de ven i r al mundo'. Pero Jesús, sabiendo que iban a l levá rselo para proclamarlo rey,
se retiró de nuevo a la montaña, él solo" (Misal del 29 de julio de 201 2, El Día del Señor, año 1 3 ,
n ú m . 6 5 7 , p. 2).
65
ABILIO VERGARA FIGUEROA
Imagen 2 . 1 O . L a relación c o n lo sagrado exige en cada cultura y sociedad u n lenguaje corporal y para
verbal que caracteriza al lugar y a la práctica <ritual o rutinaria) que a l l í se desarrolla.
<Fotograña de Abilio Vergaral
66
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Dicho de otra m a nera , p a ra J u st i n , 75 el rito que denomina mos e l repa rto del
pan es l a repetición de un rito i n stituido por Jesús. Este rito ocu rre en un lugar
donde se reú n e n los fieles venidos de villas y campos. Este l uga r n o es ca lificado
de otra forma. Es solamente un l ugar de reu n i ó n . Observemos que l a palabra
" reu n i ó n " , " j u nta " es p restado de la asamblea del desierto descrito en el libro
del É xodo [ . . . ] el que, por i ntermedio del tér m i n o ecc/esia generará la palabra
fra ncesa église (Gru a u , 1 99 9 : 1 2 5 ) .
Este proceso n o s hace ver cómo el lugar d e l cu lto s e acota y dema rca en l a
figu ra d e la ig/esia76-templo q u e s e opone a la d e la casa p o r su condición pri
vada, en cuanto a la i m porta ncia de cada emplaza m iento para la colectividad y
cada uno de los fieles, sepa ra ndo -acota ndo el espacio- el tiempo cotidiano del
tiempo sagrado . Así, el a póstol Pablo, di rigiendo su reproche a ciertos cristianos
de Corintia les dice: " Desde que uno se sienta a la mesa, cada uno, sin espera r,
toma su propio a l i mento , y, mientras unos tienen h a m b re, otros están embriaga
dos. ¿Es que u stedes no tienen casas para comer y beber?" (Grua u , 1 9 9 9 : 1 2 7) ,
rem a rcando las fo rmas simból icas y estéticas -con siderando sus secuencias y
coordi naciones77- que asume el "comer" y "beber" en el l uga r de cu lto -junto
a otros-prójimos, convocados para el ritu a l - , cuando aquellas actividades, en
este contexto, tienen soportes y gestos sign ificantes diferentes, que, en el caso de
la ritual idad cristiana se manifiesta n en el pan y el vino, que connota n la ca rne
y la sa ngre de Cristo. Asi mismo, el apóstol Pablo re m a rca la oposición entre la
asamblea y las casa s particu l a res (ésta s, cuando no son escena rios del ritu a l ) ,
q u e va ría n porque están acotados c o m o lugares cuyas p rácticas difieren cua l i
tativa mente p o r s e r cotidianos o extra-cotidianos y s e concretiza n en lenguajes
diferentes que se orienta n a prod ucir ambientes profanos o sagrados. Como carne
y sangre de Cri sto refiere a l tiempo primordia l , i n se rto en la eternidad.
Sin embargo, el emplazam iento del templo como el lugar del culto, a lo la rgo
de la historia, se ha modificado ta mbién, permitiendo otras expa nsiones y otros
acotamientos en otros espacios públ icos (más ampl ios y reciben una concu rrencia
mayor (J uan Pablo 1 1 ofició en estadios) , e inclu sive en las propias casas (privado) ,
a donde se desplazan los sacerdotes, para legiti mar ceremonias de menor impor
ta ncia. Mau rice Gruau, señala que "m ientras los judíos delim itaban el territorio
sagrado del templo con m u rallas sucesivas, el ritual católico78 marcaba esta deli
mitación por gestos simból icos y por los usos que afecta n dichos l uga res " ( 1 2 9) .
Los objetos de la iglesia, así como los rituales que a l l í se desarrollan recons
truyen la relación con el tiempo: " n o está espontá neamente concebido como un
75 Filósofo que se convierte al cristianismo hacia 1 50 de n uestra era. É l escribe una "apología "
para sostener que los cristianos no son "peligrosos ".
76 Uso " iglesia" como sinónimo de feligresía .
77 La secuencia y la coordinación, s o n formas sociales d e modular el tiempo.
78 En los i n icios del cristi a n i smo.
67
ABILIO VERGARA FlGUEROA
tiempo presente, sino como 'abismado ' en el tiempo primordial, en otro tiempo
que el cotidiano, es por ello que senti mos la necesidad de utiliza r los edificios, los
objetos, la m ú sica, los vestidos, los gestos y relatos del pasado " (Gru a u , 1 999:
1 32 ) , haciendo que los fieles se sientan en " u n l uga r fuera de todo luga r " (Claude
Esteba n , en Gruau: 1 3 2 ) , gracias a l tiempo extraordinario que i n sta u ra el rito.
No obstante, el tiempo ritual cristiano es, a la vez, cíclico y linea l , pues su
mitología "se presenta como una hi storia que ha tenido u n in icio y que tendrá u n
fi n [ . . . ] El mito judío y el cristiano es nómada: pa rte d e u n luga r por i r a otro y
mete el tiempo para rea liza r el trayecto " (Gru a u , 1 999: I 07). Dicho "trayecto " , sin
embargo, no lleva a otra condición sino a la recuperación del origen. Así, el ritual
cristiano tiene una triple dimensión: es memoria del pasado, celebración del presente
y anunciación del porvenir. " Procla mamos tu muerte, Señor Jesús, celebramos tu
resurrección, espera mos tu venida " (Tomás de Aqu i no) . 79 Gruau, agrega , que es a
partir de lo que se vive en el presente que el pasado es supuesto y reconstruido.
Así, se rem a rca una diferencia tem pora l i m po rtante entre H i storia y m ito,
pues, un h i storiador se esfuerza por establecer una cronología exacta de los
hechos que él i nfor m a , m ien tra s que el m ito, por el contra rio, se ocupa de ac
t u a l i za r el evento , en el rito y en sus versiones que está rea l i za n do, e intenta que
el auditorio se i m p l ique, espera n do que su conte mporáneo eva l ú e lo que le pasa
hoy. Gruau agrega que " m ientra s que el h i storiador cu ltiva la d i sta ncia que le
sepa ra del pasado que él estu d i a , el h o m b re ritu a l se esfuerza por entrar en ese
pasado que él hace revivi r " ( 1 1 0) , que él i ntrod uce fu ndamenta l m ente porque lo
vive en el p resente en crisis; crisis que vigoriza la necesidad de trascender8° y de
lo sagrado. Es i m porta nte presta r atención a los deta l les de los efectos de los
dispositivos retóricos (tropos) y s i m bó l icos:
79 He escuchado una va riación en algunas misas contemporáneas: "An u nciamos tu muerte, pro
clamamos tu resurrección. ¡Ve n , Señor Jesús! " (Tomado del M isal del 2 9 de j u l i o de 2 0 1 2 , El Día
del Señor, año 1 3 , n ú m . 6 5 7 , p. 3 ) .
80 Ta nto en el p l a n o m á s concreto, cotidiano y funciona l , como en el filosófico.
68
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
como por ejemplo el que ocurre con el Ni ñopa n . en Xochimilco, donde llevar la ma
yordomía centra l (anual) perm ite también "tejer redes " hacia los poderes, político
y económ ico. y obtener provecho de dichos contactos. También dicho mayordomo
teje una red social muy grande con los mayordomos secu ndarios (del día) .
Entonces, aquellas formas genera les de vinculación con el tiempo (fuera
del p resente) , no e l i m i n a n los nexos con lo actual-vivido, cotid i a n o o de acuerdo
al ca lendario. Así, el sermón perm ite situarlo en el re lato sagrado, por ejemplo,
interpreta ndo la Biblia, ya sea en base a l calendario socia l (día de la madre, día
de la i n dependencia) o frente a los problemas. como la violencia o la pobreza .
Con relación a éste, a sociando la m u ltipl icación de los peces y el pa n , en u n
sermón señalaba que dicho " m i lagrazo " (sic) ocu rre h o y en día : " Hace fa lta u n a
señora dispu esta a co m p ra r, a l i r a l mercado, el d o b l e de aceite, de fríjol y d e
azúca r . . . y dispu esta a compa rti r la m itad de su ma ndado c o n u n a vecina po
bre ". La m i sa de difu nto, o el sermón en el entierro, es otra forma de vincu l a r el
tiempo sagrado con el profa n o ; en la biografía s u b l i m ada del m u e rto ta mbién se
tejen los lazos soci a les, pero ta mbién la s u b l i mación de la m u erte bajo la figu ra
de Láza ro , modulando el tiempo en la espera n za . La a d m i n istración del silencio
(como u n ambiente) , hace retornar hacia u n o u otro tiempo: n o sólo la sonoridad
penetra en el cuerpo. ta mbién lo hace el silencio.
El C R ESSO N , ya mencionado, desarro l l a el concepto de ambiente que pre
tende a rticu l a r los dife rentes factores que i n tervienen en la configu ración de u n
determi nado espacio o establecim iento para darle u n ca rácter si ngu l a r, inten
sifica ndo en su confluencia sus efectos sobre los fe l igreses. E ntre estos factores
podemos ubica r los materiales y di mensiones de la propia edificació n , los re
vestimientos y decorado, los colores, la sonoridad , así como las relaciones y la
densidad de la p resencia h u m a n a como p rese ncia actu a n te. Lo que el ambiente
dota y expresa es lo que he den o m i n ado atmósfera, que puede torna rse a u stero
o sobreca rgado, frío o ca l u roso, m ístico o p rofa n o . P ropongo u n a gradación que
"esca l a " de las ca racterísticas físicas hacia l a s expresividades y significaciones
que posibil ita n ca m b i a r la m i rada y el carácter, por ejemplo, tra nsfigu ra ndo
aquello que en otro lugar permanecería denotado.
Cada fo rma a m biental si ngu l a r adquie re singula ridad p roductiva a pa rti r de
la confl uencia de los dife rentes elementos constitutivos del lugar: la sonoridad
se asocia a los señalados materiales de construcció n , a l a s di mensiones del
co n j u nto como a las divisiones internas del establecim iento, los actos-gestos y
prácticas, así como a los dife rentes tipos del lenguaje a rticu lado, corpora l , pa ra
verba l . c o m o los cánticos, el rezo , el m u rm u l l o , el silencio, el recato, la con
tenció n , entre otros, que-en-conjunto-construyen su atmósfera, cuya reverberación
puede encomenda rse a la sucesión y/o la coord i n aciónª1 de sus p resencias-a u -
81 Además de la sucesión y la coordinación, el ritmo es ta mbién una modulación del tiempo; el ritmo
es el habla temporal de una cultura, de una comun idad, de una clase, de u n a i n stitución , de un
sujeto.
69
ABILIO VERGARA FIGUEROA
sencias, ritmadas y regu ladas por el p rotoco lo del ritu a l y de las emociones que
su scita , cuyo mayor objetivo es destaca r el poder del símbolo d o m i n a n te : Cri sto .
El ritmo es u n a forma regu l a r que combina tiempo-espacio, bajo la forma
de velocidad con sta nte (con sus va riaciones) que otorga a l l uga r sagrado un
ambiente de ca l m a que deviene en senti m ientos de pertenencia y p rotección que
p rovienen de sensaciones corpora les que se subliman cuya i ntensidad se logra
en contextos rituales que vinculan a todos y cada u n o con lo sagrado en sus
necesidades más sentida s. La iglesia i m pone su ritmo, l o hace como u n a vía
hacia lo sagrado, acentuando o tra n sforma ndo la forma en que se percibe el
l ugar como escena rio del tiempo contenido, y por eso m i s m o eterno. La m ú sica
y los rezos i n tervienen en la construcción de la circunstancia que tra n sporta al
individuo fue ra de sí: éxtasis.
Así, por ejemplo, los diversos tipos de m isa s: las de diario, las domin icales o
festivas, las de a n iversa rios de bodas o muerte, celebración o duelo, son ta mbién
formas de habita r el tiempo. La s ca mpanas sincronizan a l convoca r públ ica mente
a cada hoga r y feligrés (a todos y a cada uno) y ejecutan una fu nción del tiempo
soci a l : la coordinación como conju nción en un espacio, es decir procuran los cro
notopos del ritual. Cada tipo de misa, no solamente establece u n tipo de relación
con la deidad, sino ta mbién rem ite a formar, revita l i za r o modificar u n tipo de
relación socia l : con los muertos se configura , ren u eva , refuerza la relación con
los antecesores, que a su vez repercute en la renovación de los lazos sociales con
la fa m i l i a , los a m igos y el entorno: bajo la centra l idad de la memoria de un difu n
t o s e trazan l o s senderos de la afi n idad, la fi liación y l o s senti mientos, q u e , por
ejemplo, se tra nsfigu ra n , reitero, en los discu rsos del duelo que na rra n la biografía
subli mada del difunto : él fue bueno por lo que h i zo con/por nosotros.
Imagen 2. 1 1 . B bautizo es el ritual que permite la admisión en una nueva comunidad <la cristiana>.
<Fotografía de Abilio Vergara>
70
CAPÍTULO TERCERO
Rutinas y rituales característicos
variantes observadas.
PIERRE BouRDJEU
Proyecta ndo lo dicho en el capítu lo a n terior sobre el lenguaje del lugar, pod ría
afi r m a rse que las prácticas permanentes y cotidianas con stituyen ta mbién su
lenguaje; no obsta nte, dichas prácticas y actividades req u i e ren otro tipo de aten
ción en la construcción del dato y su a n á l isis, a l abordárseles desde l a s teo rías
del ritual y de la vida cotidiana.
Imagen 3. 1 . La rutina configura el cuerpo a través del uso reiterativo del espacio que se realiza en las
prácticas habituales. <Fotografía de Melitón Tapia, www inahnoticias mx.jpgl
83 Esta forma " polar" u opositiva de v e r no significa nega r la existencia de prácticas rutinarias con
diferentes "grados" de ritua l i zación , n i que ocurra el proceso i nverso.
84 "Yo enciendo la tele desde que me leva nto hasta que me duermo, como estoy casi todo el día
sola, pues es lo que me acompaña, y a u nque esté haciendo la comida o lavando, de todas ma
neras el ruido me acompaña, en las mañanas me a p u ro , pa ra que después de la comida ya me
siente a ver las novelas sin que nada me interru mpa, ya cuando llega m i m arido en la noche
pues ya vemos alguna novela y luego las noticias para dormirnos" (Andrea , en Sánchez, 2 0 I O :
2 6 9 - 70). El rockero mexica no Rockdrigo lo i l u stra b i e n : " Pasas tus d í a s siem pre a través de l a
ventana/ soñando el tiempo, barriendo a veces c o n desga na./ Ya m u y temprano has preparado
el desayuno/ y a hora tienes que a p u ra rlos uno a u n o " ("Ama de casa u n poco triste ").
72
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Por otro lado, existen c i e rta s i n te racciones que se u b i c a n en las fro n teras
de lo ruti n a r i o y lo ritu a l , por e j e m p l o , h a b ría que observa r, en el trabajo de
ca mpo, los ritos de hospitalidad como escena rio de d ra m a t izaciones que i n
voca n va l o res y s u s corre l a tos materiales e n la d i sposición de los objetos y
los gestos, su lenguaje y s u s p royecciones i m agi n a r i a s , pues como lo ind ica
Ervi ng Goffm a n , "cu a n d o el i n d i viduo se presenta a n te otros, su actuación
tenderá a i n corpora r y e j e m p l ifica r los va l o res oficial m e n te acreditados de
la sociedad, ta n to m á s , en rea l i d a d , de lo q u e lo hace su cond ucta genera l "
( 1 9 8 9 : 4 7) . C u a n d o l a visita s e hace frecuente, l o s gestos expresivos ceden a
los i n stru m e nta l e s ; y c u a n d o esto sucede se deb i l i ta la d i st i n c i ó n señalada
entre ritu a l y ruti n a , a favor de ésta .
Haciendo un paréntesis, a m a nera de ejemplo, pode mos decir que la hos
pita l idad pone en escena determi nados valores que su stentan (espejean con) la
relación social. Sus fo rmas y sus gestos se dife rencian por clases sociales: en sec
tores pop u l a res tradicionales uno puede encontra r expresividades subrayadas y
un comedimiento en la atención para que la visita "se sienta bien ". En las clases
medias hay una mayor soltura ta nto en el tiempo que ha de compa rti rse -en
copresencia- como en la posibil idad de que se nos ofrezca la casa exp li cita ndo
que podemos "to m a r lo que quera m o s " y "no esperemos atención especia l " ,
s i n por ello, en el to no, expresa r q u e haya displ icencia o desatención, s i n o más
bien otro tipo de confianza. Hay otros dilemas que asisten en la hospita l idad. Por
ejemplo, como lo señala el a u to r de Presentación de la persona en la vida cotidiana,
"en n uestra clase media se da u na situación s i m i l a r cua ndo u n a a n fitriona tiene
que deci d i r si ha de usar o no la plate ría buena , o qué será más a p ropiado lucir:
su mejor traje de ta rde o su traje de noche más senci l l o " (Goffm a n , 1 9 8 9 : 4 1 ) .
73
ABILIO V ERGARA FJGUEROA
L a r u t i n a i n st i t u ye e l h á b i to y l a costu m b re q u e s e a d q u i e re d e h a c e r a lgo
cada d ía y que l u ego , por e l l o m i s m o , p u ede h a ce rse m a q u i n a l m e n te. Po r l o a n
te r i o r, refi e re a l co n j u n to de i n st r u c c i o n e s d i s p u e sta s e n secu e n c i a s adecu a d a s
p o r l a s prácticas, l a s q u e l ogra n q u e se h aga a lgo " s i n l a necesidad de p e n s a r ".
Imagen 3 . 2 . L a escuela produce u n hábitus escolar a través de la disci plina ejercida p o r la institución.
Sin embargo, es posi ble que sus efectos n o siempre sean los buscados. <Fotografía de Abilio Vergara>
74
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Prod uce ta mbién lo que denom i n a mos sentido común, refie re a lo cotid iano, a las
maneras de act u a r i nva riables, aún cuando, en dete r m i n adas circ u n sta ncias,
pueda encontra rse cierta reflexividad o la a d m i n istración de recu rsos personales
pa ra manejar situaciones lugareñas. W. Whyte, pone el ejemplo de la ca m a rera :
Existe un buen nú mero de razones por las que esa imagen del sentido com ú n como
u n conjunto relativa mente organizado de pensamiento especulativo, y no como lo
que alguien emplea y conoce con moderación , debería conducirnos a ciertas con
clusiones útiles; pero ta l vez la más i mportante sea que nega r eso constituye una
característica in herente al sentido comú n , como lo es en cambio afirmar que sus
principios son liberaciones in mediatas de la experiencia, y no reflexiones delibera
das sobre ésta (Geertz, 1 994: 95).
Agrega que la "a rgu mentación " que legitima a l sentido co m ú n se difere n
cia de aquellas otras zo nas de la actividad social que requ i e ren y provienen d e
estructu ra s sign ificativas más especia l izadas y específicas: " La rel igión ba sa su
75
ABILIO VERGARA FIGU EROA
87 Diferencio estas dos actividades com u n icativas para resaltar que el diálogo permite una mayor
intim idad emociona l , empatía , un cierto compromiso en la escucha , a m p l i a ndo los horizontes
de sentido de lo dicho (y hecho) .
76
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
77
ABILIO VERGARA FJGUEROA
78
ETNOG RAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 3.3. Instalación, en casa, para rendir culto a los ancestros. <Fotografía de Abilio Vergaral
79
ABILIO VERGARA FIGUEROA
88 Esta papa e s nomi nada en quechua " l l umchuy waqachiq'' , que traducido a l espa ñol significa
"la que hace llorar a la nuera ".
80
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
en c u a n to espacio social y moral, más que como espacio p u ra m e nte fís ico "
(2005 : 1 2 0- 1 2 1 ) . Wacq u a n t agrega :
Ello i m p lica la adopción de un estilo de vida a u stero , en tota l ruptura con los
u sos y costu m b res corpora les, mentales y sociales cotidianos del gueto. Vi sta
desde den tro la sala de entre n a m i e nto es, a n te todo, un dispositivo disciplinar. En
ella se esti p u l a n objetivos concretos -dom i n a r la técnica de un gesto, a s i m i l a r
una n u eva táctica , a u menta r la capacidad de acción, perfeccionar la intel igencia
de la acci ón- y se ofrecen los medios adecuados para rea l i za rlos. Esti m u l a ,
di rige. cierne y contiene la actividad, "dota de hábitos a la vo l u n tad y le i m po
ne frenos " , para tom a r una de las defi n iciones de Du rkheim ( 1 96 3 : 4 1 ) sobre
la disci p l i n a . Exige e i m pone pu ntua l idad, regu la ridad y obediencia; la menor
acci ó n , la ocupación m á s a n odi n a , la i n teracción m á s tenue son obj eto de una
vigi lancia escru pu losa y de u n a eva l uación m i n uci osa ( 1 2 1 ) .
La sala de boxeo es u n l uga r que tra n sforma radica l m ente los hábitus y
establece n u eva s referencias para las va loraciones soci ales de los sujetos: si
bien el coraje, la homb ría y el a rrojo pueden conti n u a r vigentes, se les adhiere
de respeto por el otro y por sí m i s m o , disci p l i n a orientada hacia u n o mismo
que repercute en el espíritu de grupo, entre otros. Así, las fronteras físicas de la
sala de boxeo se l leva n interiorizadas, acompa ñ a n las práctica s exte riores como
símbolos incorporados, l o que se logra por las ruti n a s disci p l i n a rias.
Po r otro lado, se debe re ma rca r que si bien las p rácticas l uga reñas rutinarias re
quieren ser coopera ntes, no siempre son a rmon iosas ni se experimenta n siem-
81
ABILIO VERGARA FlGUEROA
'
'
89 En la canción " La mujer ( S e v a la vida) " de León Chávez Texelro, se expresa m u y elocuente-
mente cómo la casa se puede habitar como una reclusión: " Puso la mesa, sirvió la copa , / cam
bió pañales, sirvió los panes,/ l i m pió de nuevo mesa y coci na,/ y dio a Mercedes la medicina,/
pidió su turno en los lavaderos,/ ta lló vestidos y pantalones,/ m i ró la ropa tendida a l sol ,/ como
si ayer no se hubiera hecho,/ la misma friega , todos los días,/ se cami naba de nuevo el trecho,/
sintió la vida como prisión,/ se le escapaba, todo lo hecho./ Se va la vida se va a l agujero, como
m ugre en el lavadero ".
90 En algunas ocasiones, estos confl ictos pueden redefi n i r las relaciones sociales hasta romperlas:
véase los problemas de expulsión de a lgunos miembros de algunas i n stituciones (clubes, igle
sias, partidos, escuela) , así también la violencia doméstica que deviene en divorcio, etcétera .
82
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
to, costumbre y sentido común. Ta mbién hay que se ñ a l a r que m u chos acuerdos
pueden ser asi métricos por la d i stribución inequitativa del poder y pueden ser
generadores de tensiones y confl ictos. Por ello es necesa rio observa r, en el tra
bajo de campo, aquellas zonas y re laciones que requ ie ren de m ayor contro l ,
las fo rmas de di sidencia y tra n sgresió n , así c o m o los recu rsos que se movi l i zan
para ma ntener u n cierto consenso.
He i n s i stido sobre la i m p l icación de los actores con el lugar que se expresa
en una estruct u ra socia l y de poder que se traduce en la legit i m idad de la per
tenencia y la posesión. No obsta nte, p recisame nte por las tensiones y conflictos
que a lgunos l uga res a l berga n , es posible que a lgunos l ugares puedan ser "ex
propiados ". En un i n forme de la Comisión Nacional de Derechos H u m a nos de
México (20 1 1 ), se señala que en el 6 0 % de las prisiones existe el "a utogobierno"
o "cogobierno" (entre los cu stod ios lega les y la delincuencia orga n i zada) . Se
l l ega a l extremo, señala el mencionado i n forme, que en a lgu n a s cá rceles los p re
sos tienen en su poder las l laves de los candados para i ngresar a las dife rentes
á reas de los penales. E n el Perú , d u ra n te la guerra entre Se ndero l u m i noso y el
Estado peru a n o , e n las cárceles donde se a rra igaban senderi sta s existía n á reas,
sectores o pabellones controlados defi n i tiva mente por el los, y la ú n ica fo rma
Imagen 3 . 4 . Unas rutinas < o rituales> s e oponen explícitamente < o d e manera chistosa> a otras rutinas y
a los valores que encarnan. <Fotografía de Kony Vergara Romano
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ABILIO VERGARA FIGUEROA
La s p e t i c i o n e s d i r i g i d a s a e s t a s ú l t i m a s i m ág e n e s n o s d a n u n i n d i c i o d e l a s q u e
h a c e n a S a n J u d a s . L o s escritos p r e n d i d o s a l o s costados d e l a s i m ág e n e s s e
prese n t a n exte n d i d o s , s o n p úblicos; a b u n d a n l a s p e t i c i o n e s p o r l a reco n ci l i a c i ó n
con l a p a re j a , con l a h i j a o e l h i j o , c o n l o s h e r m a n o s ; s e p i d e p a ra poder conce
bir un hijo o p o rq u e l l eg u e l a s a l u d o l a m u e rte, p o r e l desca n s o e n p a z d e los
d i f u n to s , p o r l a res i g n a c i ó n a n te l a p e n a d e l a p a rt i d a d e l s e r q u e r i d o . Se r u ega ,
en f i n , p o r todo lo q u e en ese m o m e n to es importante para el que lo pide y para
nadie más (200 1 : 430-43 1 ) .
91 Ver u n caso ejemplar en el l i b ro de Carlos I n fa n te, Canto Grande y las dos colinas, U NSCH
U N M S M , Lima, 2007.
84
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
92 Jorge Porti lla lo defi ne así: " . . . es acción reiterada. U n solo chiste que interru mpe, por ejemplo.
el discu rso de u n orador no ba sta para convertir la i nterrupción en relajo. Es necesa rio que la
interrupción suspensiva de la seriedad se reitere indefi nida mente, ya sea que el agente logre o
no su propósito" ( 1 98 6 : 2 4 ) .
93 No siempre esto fu nciona así. M uchos l ugares contienen prácticas irru ptivas y desarrollan
tácticas de contención que no siem pre tienen éxito. Adolescentes rebeldes, padres violentos,
borrachos i m pertinentes, etcétera , subvierten estas expectativas.
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ABILIO V ERGARA FJGUEROA
Imagen 3.6. La rutina de unos <meseros!, puede posib i l itar el ritual de otros (clientes!.
<Fotografía de Abilio Vergaral
94 La canción ayacuchana "Casita " , puede i l u stra r esta p royectividad: "Qu i e ro verte siempre er
guida/ como magnolias de luna/ que n i la l l uvia de l la n to/ rompan tejados serenos/ casita de
mis recuerdos/ baúl de mil i l u siones/ refugio de senti mientos/ vengo a recoger mis pasos "
("Casita " , Césa r Romero M a rtínez, huayno) .
86
CAPÍTULO CUARTO
Su orden interno se expresa en
recortes espaciales estructurados
y extru ctu rantes
El i nterior del lugar genera l mente está constituido por u n idades espaciales re
cortadas y diferenciadas -sitios o compa rti mentos que pueden esta r separados
por m u ros o inte rvalos- que c u m p l e n fu nciones específicas y diferentes, las
que se complementan para rea lizar las actividades que le son ca racterísticas al
l uga r como co nju nto. Cada uno de los fragmentos puede guardar o pos i b i l ita r
un determi nado tipo de re lación socia l que, a su vez , i m p l ica un tipo de sujeto
o actor. Dependiendo del n ivel de complejidad social que acoge el lugar, puede
te ner más o menos compartime ntos. Esta fragmentaci ó n , puede co n l leva r otras
repa rticiones más específicas, por ejemplo, en el comedor se puede obse rva r el
emplazam iento de actores-relaciones más situados96 en u n n ive l m á s fijo, por
ejemplo, la distribución de la mesa y las s i l l a s en el comedor puede esta b lecer
las jerarq u ía s sociales de la u n idad doméstica o, ta m b i é n , de los i nvitados a la
comida . Es lo que los fra nceses l l a m a n pla ce.97 Las posiciones en una mesa tra
dicional podía n ser la expresión icón ica -un esquema de la distribución- del
poder en el lugar-hogar.
A este respecto , es decir, la a rticulación de los segmentos por la acción de los
diferentes a ctores, es reveladora la fo rma en que Renato Rosa ldo m u e stra el ca
rácte r del lenguaje etnográfico de la antropología clá sica ("objetivi sta ") cuando
se "a pl ica " a l entorno social del a n t ropólogo que rea l i za la etnografía . La escena
tra n scu rre en el Lago H u ró n , a l oeste de Onta rio, a donde, el a u tor de Cultura y
verdad, ha bía ido a conocer a sus futu ros suegros.
96 Hablo de situación en dos sentidos: de emplazamiento espacial -físico y de posición soci a l , que
genera l mente describe la imbricación espacio-poder.
97 Para Otto Friedrich Bollnow, antiguamente, P/atz o plaza, designaba la c a l l e a n c h a . posterior
mente "fue adq u i riendo el sentido de ' patio ' , de 'plaza ' " , es decir espacio abierto como la
piazza italiana, place fra ncesa . Se a m p l ía su significado a u n espacio libre en general "dispuesto
en cada sitio pa ra a lgo l . . . ] no cubierto , a cielo raso " , luego, ta mbién se red uce a sitio, por
ejemplo, cuado refiere a qu itarle el asiento. Es decir que platz va siempre acompañado de cierta
idea de extensión, de ensancham iento en el espacio, incluso de cierta a m pl i t u d " , por ello se
aproxima a espacio, pero no es análogo, pues platz. "es siempre l i m itado, creado por el hombre
y dispuesto para sus fines". Luego d i rá : " P/atz designa la pa rte de espacio, estrechamente l i m i
tada , en que cabe a lgo exacta mente hasta su lím ite, pero no más a l l á " ( 1 969: 4 6 - 4 7 ) . Habría
que añadir que cuando se emplaza a lgo. se aproxima a sitio.
88
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
pan: " Los h u evos ya está n casi l i stos. ¿Hay ba sta nte pan tostado?" "Sí", es la
respuesta . Las dos últimas piezas están a p u nto de salta r. Entonces el patria rca
reina nte apa rece, lleva ndo con o rgu l l o un plato de h u evos esca lfados.
D u ra n te e l desayuno, las mujeres y n i ños, incluyendo a la tostadora de pan
elegida , rea l i za n u n canto obl igato rio de alabanza y dice n : " Estos h u evos está n
del iciosos, papá".
Mi vers ión sobre un desayuno fa m i l i a r en el presente etn ográfico tra n sfo r
mó un evento espontáneo en u n a fo rma cultura l genérica . Se convi rtió en u n
a n á l i sis caricatu resco de l o s rituales de d o m i n i o y deferencia orga n i zados p o r
las l íneas de género y generación.
[. .]
.
Lo interesa nte de esta "fa rsa " etn ográ fica es que -ade m á s de que evidencia
el etnocentrismo del lenguaje etnográfico- m u estra a los acto res ejerciendo
su dominio sobre determi nados a m bientes del l uga r, i n terrelacionándolos en
dicho p roceso para con figu ra r una figu ra de lugar-hogar, muy singu l a r de un
con texto cultura l específico, desde el á m bito de la a l i m entación, con sus ruti nas
y rituales, de u n a clase media que democrati za l a s funciones domésticas. En u n
contexto popu l a r m a rgi n a l , q u i zá el "patri a rca re i n a n te " considera ría que freír
los h u evos pone en cuestión su hombría .
Retornando n u estra observación hacia los reco rtes a que se someten a los
l uga res, hab ría que se ñ a l a r que son dife rentes los criterios, significados y ob
jetivos que los guía n . En a lgunos casos es para proteger cierto conju n to de ac
tivida des de la mirada de los otros -ca merinos, recá maras, sanitarios-; para
p roteger la intim idad -que deriva en comporta m ientos d i scretos-; en otros,
por el contra rio para hacer más visibles y destaca r la posición de los que va n a
ocu parlos -alta r mayor en la iglesia, la ta rima en un salón de baile o del salón
de clase tradici o n a l - ; en otros casos para distri b u i r ta rea s y comporta m ientos,
aunque sean iguales -fá bricas, prisiones-, etcétera . Georg Simm e/ reflexiona
sobre las consecuencias subjetivas de uno de estos criterios a que conducen esta s
sepa raciones: la d i screción y la intim idad:
[ . . ] significa que la conciencia del u n o no debe cubrir m á s que ha sta u n cie rto
.
89
ABILIO VERGARA FlGUEROA
Imagen 4. 1 . Una vivienda indígena <araucana> que cobija a varias familias nucleares ligadas por lazos
de consanguinidad : familia extensa <H. Claude Joseph, La vivienda araucana,
www.plateriayviviendaaraucana3 2.jpg>
90
ETNOGRAFiA DE LOS LUGARES
U n a etnografía de los " lavadero s " tradicionales podría i l u stra r bien e s a cier
ta perm i sividad que configuró el espíritu de los vecinda rios una de cuyas bases
es la proximidad que i m p l ica , que co m p romete. Puede ta mbién observa rse, desde
otra perspectiva , cómo y con qué materiales se produce la distancia que dificu lta
el acceso a los que detentan el poder mayor, y cuál es la fi na lidad de dichos
obstáculos, y cuándo y qu iénes pueden sortea rlos.
En el estudio del lugar, el antropólogo, entonces, necesita ría dete r m i n a r
c ó m o , por qué y para qué está " recortado" su espacio i n terior, qué u sos y p rác
ticas contiene cada fragmento, cómo se diferencia de los otros y qué aporta al
conjunto, cuál es su papel en la dife renciación socia l y de poder -al igu a l que en
la prod ucción de emociones y senti m ientos-, que puede espaci a l i za rse en su
ca rácter centra l o periférico, en su expresividad y ornamentos y en su diferen
ciada accesi b i l idad o inaccesibilidad. Pa ra u n estudio del poder en los l uga res
-y más aún en los l uga res del poder-, hab ría que ve r, por ejemplo, cuales son
los protoco los establecidos para que se posibil ite o i m pida que a lguien entre
en contacto físico con otro, cuando éste o aquel están diferentemente posicio
nados en las jera rq u ía s que fu ndan los lugareños y cómo i n stitucion a l izan las
distancias, los espacios y los tiempos que sepa ra n o u nen a u n o s con otros. Los
fragmentos del l uga r se a rticu l a n por la actividad que desp liega n sus actores,
estos m i smos son portadores de s u s significados98 y en conju nto hacen el lugar.
Haciendo u n paréntesis, habría que seña l a r que cada sociedad y cultura , en
su proceso h i stórico defi ne los marcos de la interrelación copresente, defi n iendo
lo que U mberto Eco denomina esferas : "esfera s visuales, esferas olfativas, esferas
táctiles, de las que n o r m a l mente n o se da cuenta " ( 1 9 9 9 : 3 2 8 ) . Dichas esferas,
repito , está n condicionadas social y cultura l m e nte, por lo que sus dimen siones
son va riab les, por ejemplo, el espacio p rivado de unos es social para otros, y
cada grupo desp liega meca n ismos y ba rreras para p rotegerlas de las i ntrusio
nes indeseadas. U n o de estos meca n ismos es la fragmentación del lugar y el
control de los accesos. El a u to r de La estructura ausente, señala que hay u n orden
en las fragmentaciones, por lo que "es fácil co m p render que si se estab lecen
con exactitud estas ' esferas de i n t i m idad ' p rivada y pública, el estudio de los
espacios a rqu itectón icos ha de ven i r determi nado por e l l a s " (Eco, 1 9 9 9 : 3 30) .
98 Ser bu rócrata de determi nada oficina (ver La tregua, de Mario Benedetti) m a rca un a rriba y u n
a b a j o sociales, y el u fana rse o esconder el l u g a r de trabajo remite a jerarq u i zaciones que esca
pan a la vol u n tad de los actores.
91
ABILIO VERGARA FIGUEROA
99 Osear Lewis i l u stra bien esta implicación entre los diferentes espacios del lugar con sus acto
res. É l describe como se relaciona la n i ña de la casa con la empleada en una fa m i l i a de clase
media:
-¿J ugamos, nena ?
- Á ndale -dijo ella-, nomás un ratito porque mi m a m i no tarda ya . Va mos a j ugar a la
casita . Luego tú alzas las cosas cua ndo me vaya . Con el perro en los brazos, Lou rdes fue a su
cuarto. Concepción la siguió l levando u n a gra n m u ñeca de "ca rne" que podía ca m i n a r cuan
do la llevaban de la mano. Concepción sacó u n viejo cepi llo de uno de los cajones del b u ró y
comenzó a peinar a la m u ñeca .
-No le jales los pelos -dijo Lourdes-. Como eres bruta, se los vas a arrancar (2003 : 2 78).
92
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
PLANTA BAJA
SUPERFlCIE CONSTRUIDA= O. 711 lil2
. '
= <
9
�
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PLANTA SEMISDTANO u
SUPERFJClE CONSTRUJ1)A: M! SUPERFICIE CONSTRUIDA: 6 1 .22 M2
o:
�7.37
:>
tlJ
Imagen 4 . 2 . Una vivienda urbana unifamiliar: las fu nciones de los fragmentos son separadas,
especialmente en las clases medias y altas. (www. santamargaritaspai n .com.jpg>
93
ABILIO VERGARA FIGUEROA
[ . . . ] por decir, espera m os, en los días que no se pu ede, a h í de tra n q u i los y todo,
pero pues él está pendiente, ¿no? Son diez días y que nada, y entonces anda
como león enjau lado, ¿no?, espera ndo e l momento . . . Entonces no le encuentro
la solución , o sea, ¿cómo le diré?, tengo que c u m p l i r l e y buscar la ma nera de
que m i s hijos no nos vea n . Tota l que siem p re ha sido así y n u nca hemos pre
vi sto una soledad para nosotros. Y no es ta nto porque uno no lo qu iera , sino
por, siempre los hijos . . . Pero sí, n u estro espacio no es l i b re. No sé qué hacer, le
digo, yo no qu iero tener problemas con é l , porque pues n u e stro tiempo es muy
tardado, y luego así, peor (Elena, en Mancillas, 2006: 2 1 1 - 2 ) .
Cristina O e m i c h e n s e ñ a l a que en l o s hoga res i n d íge nas las ten siones ge ne
racionales y de género se p roducen cuando por la fa lta de recu rsos se compar
ten a m bientes como la coci n a : " Los pleitos con la suegra son ta mbién u n hecho
cotidiano, pues aconsejan a sus h ijos p a ra que las reprenda n . Esto ha motivado
que las esposas busquen con segu i r sus propios i ngresos para i ndependiza rse
de los afines. Cocinar aparte y separar los gastos de la comida 100 es el primer paso
que dan en este sentido " (2005 : 3 8 3 ) . E n a lgunos de estos hogares pobres, la se
paración puede p rocesa rse a través de acordar turnos para u s a r los ambientes.
En otro contexto , Amparo Sevilla documenta las d i stinciones de los dife
re ntes sitios de un salón de baile, donde, por ejemplo, la "ba nca " se opone a la
centra l idad de la pi sta de baile interrelacionándose media nte el d i á logo entre
actores d i sti nguidos y postergados:
En el texto a nterior, podemos ver que los fragmentos de los luga res defi nen
las interrelaciones de m a ne ra jerarqu izada : exi sten espacios centra les y peri
féricos, en función de las actividades y del simbolismo diferencial que cons
truye n , capta n y acu m u l a n , o por las funciones pragmáticas que en e l l a s se
rea l i za n , pudiendo m uta r su i m po rta ncia e n cada u n o de los usos: en el sa l ó n ,
la ta rima d o n d e se ubica la orquesta n o s ó l o concentra la a u d i c i ó n s i n o ta mbién
las m i radas; la p i sta de baile y las bancas dia loga n y seña lan l a i m po rta ncia
de cada pa rte. La misma pi sta de baile se divide c u a n do alguna p a reja muy
di stinguida decide bailar y "el resto " se contiene y m i ra hacia ese centro que
94
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
ahora es ocupado por la d i sti nción: el capital s i m ból ico de estos bai ladores
factura esta centra l idad. En la casa la centra l idad de la sala se m u estra cuando
el grupo socia l i za (con sigo o con otros parientes y a m igos) , mientras se pone
en su spenso esta posición cua ndo el grupo se di spersa en las recá maras. Otro
ejemplo podemos encontrarlo en los b i l l a res, donde el va lor de los espacios ta m
bién pueden m a rca rse a partir de quién los usa, pues, genera l m ente, se cuidan e
i l u m i n a n m á s adecuada m ente las mesas que ocupan los j ugadores que tienen
más reconoci m iento en el lugar (Herná ndez, 2 00 1 ) . E n este sentido, se demarca
y clasifica ta mbién a los actores por su u bicación en el espacio sign ificado, el los,
a su vez, i l u m i n a n o ensombrecen cada sitio que habita n o abando n a n . Pa ra los
a m a n tes, todos los sitios y lugares se "oscu rece n " cuando a lgu no de ellos fa lta , 102
y a la i nversa , se i l u m i n a n y " l l e na n " cuando se compa rte.
Desde otro contexto , se ñala ndo el poder del lugar y de sus compartimentos
pa ra i m poner el ca rácter de sus u sua rios, en un estudio de un a ntro gay en
Cuernavaca -el Oxygen- rea l i zado por Pilar Angó n , Livia González y David
Solís, un i nformante dice que en el a n tro , "Todos somos iguales, pero hay clases
sociales. De pronto el que está ha sta arriba, [en el a ntro) puede descender de
n ivel porque vio a un tipo guapo que le gu staba . . . entonces en la pista se pierde
eso, 103 se pierde la clase soci a l " (2006 : 8 3 ) . Este testi monio pone de m a n i fiesto
dos tipos de jerarq u i zación experimentada por los a s i stentes a Oxygen. Por u n
lado, n o s re m i te a la exclusión social estructu ra l -clasi sta p recedente y q u e
viene de "afuera " - reprod ucida a l i n terior de u n grupo d i scri m i nado; 104 pero,
por otro lado, ta mbién resa lta que aquella distinción no siempre es m a n tenida,
porque el estatus socioeconóm ico o de clase deb i l ita su capacidad i n stitutiva
frente a u na n u eva visibil idad que se produce ya dentro del a ntro, cuya rea l i
zación puede p rod u c i rse a l p a s a r de "la barra " a la "pi sta de baile " , d o n d e el
deseo y el eroti smo redefi nen las con secuencias prácticas de la posición social
a nterior-exte rior.
Así, podemos observa r las dife renciadas funciones de cada espacio recorta
do en relación al conj u nto: en e l caso del a ntro gay, "el concepto " rem ite a qué
tipo de lugareños recibe-produce y los sitios en los que se rea l i za la confi rmación
o tra n sformación. Salvador Novo, a l referi rse a la espera y l a i n teracción en los
b u rdeles, u bica la centra l idad de la "sala " en el lugar-prosttbu/o: " La sala era el
centro de la casa ; y hacer sala, la obl igación socia l de aquellas sonrientes geis
has loca les, el esca parate de sus enca n tos, el sitio del m uestreo; y la ocasión de
entablar relaciones con la n ovia de una hora , a ntes de convertirla en la esposa
de q u i nce m i n utos" (Novo, 1 9 7 9 : 7 9 -80) . En este caso, entre la sala y la ca m a
102 "Y a q u í en este rincón y o m i ra ré/ atardecer m i vida sin tu a mor/ s i n la fuerza q u e a diario me
impulsó/ a luchar y a soñar" Uosé Escajadi l lo , "Jamás i m pedirá s " , vals).
1 03 El énfasis de la cursiva es mío.
104 Pichardo Galán señala que u n grupo discri m i n ado social mente -como el gay- ta mbién repro
duce en su i nterior la exclusión soci a l : de clase, edad, género, etnia, etcétera .
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ABILIO VERGARA FIGUEROA
(del "a pa rtado " ) , media no sólo la exp loración visual o sensoria l , sino la com u
n icación que puede prod u c i r reafi rmaciones o re novaciones en las expectativas
eróticas.
Por otro lado, es necesa rio destaca r que, donde se observa un mayor énfasis
en la sepa ración, co n j u nción y a rticu lación de las " p a rtes " del l uga r es en su
u so ritu a l i zado. Esta demarcación aparece de man era m á s n ítida en espacios
sagrados y ta mbién en l ugares a lta mente i n stitucion a l i zados como los cua rte
les, pero no es privativo de el los, pues en l uga res de residencia se pueden sepa
ra r espacios para re laciona rse con lo sagrado. Pod ría deci rse que la complej idad
de los l uga res se expresa en dos movim ientos: la a l ta o baja fragm entación
especia l i zación deriva en u n a posterior gra n concentración-complementa r i a , y
a la i nve rsa .
En a lgu nos l uga res sagrados la configu ración de la centralidad puede esta r
constru ida y defi n ida ta mbién por la a rq u i tectu ra . Richard Sennet, por ejemplo,
con stata que "Sa nta Con sta n za prefigu ró la conversión del Pa nteón en el m a r
tyr i u m de Sancta M a ria ad Ma rtyres. Se colocó u n santuario en el m u ndus, en
el centro de la planta del Pa nteó n , m i e ntra s que los m u ros cu rvos di rigía n la
m i rada del fiel hacia ese centro y la vi sta ascendía desde el plano h u m a n o de
sufri mie nto hacia la l u z " ( 1 9 9 7 : 1 5 6 ) . El espacio así construido, enca m i n a la
atención y concentra ; media nte sus efectos físicos que contra sta n luz y sombra
(nos i m pele a m i ra r en u n a d i rección) construye sus significaciones y emocio
nes, rea l i za el simbolismo en el cuerpo, a poya ndo el proceso de s u b l i mación .
Se n net describe m u y expresiva mente la construcción de las jerarq u ía s que se
asocian a la vertica l idad edificada que apoya la elevación del espíritu :
La l u z de los ma rtyria a l udía s i m ból ica mente al viaje cristiano. En Sa nta Cons
tanza , el cilindro elevado está i l u m i nado por doce ventanas, que i n u ndan de
luz el centro, dejando los pasillos s u m idos en la oscu ridad. Se pen saba que la
sombra defi n ía el espacio destinado a la introspección y la co ntemplación. El
m i ra r hacia la luz desde las sombras simbolizaba la trayectoria de la conversión,
porque esta l u z de la iglesia no i l u m inaba u n rostro o reve laba los deta l les de
u n panora m a . Sancta Maria ad Ma rtyres era es.cenario de este j u ego de l uces y
sombras especialmente en aquellos días en que el sol bril laba m á s y s u s rayos
entraban en el edificio como un reflector, co mo un haz de l u z que n u nca l l egaba
a posa rse en u n lugar, que ca recía de desti no. Aqu í se podía m i ra r y obedecer,
pero como cristiano (Se n n et, 1 99 7 : 1 5 7 ) .
Ta mbién se puede observa r que hay diferencias segú n la natura leza de los
grupos o com u n idades que habita n lugares: de mayor ve rtica lidad y rigidez en
las secta s y mayor horizonta l i dad y flexi b i l idad entre los jóvenes.
En esa misma jera rq u i zación i ntern a , los l uga res expresa n su capacidad
identificatoria, a l mostra r las re laciones biográfica mente con struidas (individual
si ngu lar) , con textual izadas en la h i storia del grupo (fa m i l i a r, com u n ita r i a , co-
96
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Pa ra a n a l izar los sentidos de las fragm entaciones del lugar, se puede re m a rca r
que cada u na de las adscripciones asociativas -sujeto-actividad-espacio- re
mite a eleme ntos de sentido y -a veces- a u n a cosmovi sión del m u ndo de vida ,
a la adscripción emosignificativa de la condición del ser en la m icro-co m u n idad
sociedad. En esta d i rección , me pa rece i n teresante exp lora r el pla ntea m i ento
de Erving Goffman sobre las regiones, porque pe rmite observa r las dife rentes
prácticas que concretizan las relaciones sociales que con struyen a l sujeto-actor
personaje en los diferentes a m b i entes del l uga r 'º6 y en función de los va lores y
significaciones que les adjudiquen .
Goffma n propone la existencia de dos á m bitos (regiones) en los que los su
jetos (personajes) construyen-realizan su papel: la región posterior y la región ante
rior. Pa rte de u n a defi n ición ba sta nte ge neral de regi ó n : " U na región puede ser
defi nida como todo lugar l i m itado, ha sta cierto pu nto , por ba rre ra s a n tepu estas
a la percepción " (Goffma n , 1 9 8 9 : 1 1 7) . Estas barreras pueden constitu i rse por
pa redes, puertas, persianas, vitrales, y otros materiales que a íslen principal
mente la visibil idad y la audición. La natu ra leza de las p ráctica s difiere de u n a
región a otra , a u nque se complementa n porque en la región posterior s e prepa ra
la actu ación que se da rá en la región anterior. En este sentido, señala que la
acentuación expresiva de a lgunos a spectos de la acción se da en la región anterior
y se suprimen aquel los que pueden desvi rtu a r la i m p resión s u scitada.
A la región posterior, que ta mbién denom i n a "trasfondo escén ico " , la defi ne
como "un luga r, relativo a una actu ación dete r m i nada, en el cual la i m pre
sión fomentada por la actuación es contradicha a sabiendas como a lgo natura l "
(Goffm a n , 1 9 8 9 : 1 2 3 ) . Aqu í s e guarda la utilería , s e la selecci o n a , como ta mbién
· se selecciona a los participa ntes o se los descarta , se guarda el perso naje, se
1 05 Ernesto Licona ubica en la pulquería una de estas clasificaciones: "El luga r ta mbién orga n iza
disti nciones. Todos tienen nomi naciones como: los paisanos, los tíos, los empleadil/os, las putitas,
los tierreros, los judas, los rateros, los media cuchara o los macuarros" (2004: 1 30) .
106 Es interesa nte la división en regiones, porque permite, además, articular l ugares: la casa puede
converti rse en la región posterior de la escuela, del centro de trabajo, de la iglesia o del salón de
bai le.
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ABILIO VERGARA FIGU EROA
Imagen 4.5. Una cocina urbana. Las regiones posterior y anterior requ ieren medios que los a íslen, que
las protejan. (http ://www. hazmeprecio.com/sites/defau1Vfiles/imagecache/real-img/I MG_6 4 2 2 .J PG>
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ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
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ABILIO VERGARA FIGUEROA
contexto de la guerra sucia, 1ºª singula rizando y resa lta ndo el desti natario de la
sanción a la p ráctica , u s u a l por otra pa rte, de los "go rrones " , que esta vez son
m i l ita res y policías, pues pa ra ellos hay que "a u m enta r " la ración de cerveza
con orín . Es la verificación de la constitución del otro no sólo como dife rente,
sino como enem igo, pues qanra (integra l mente sucio) se ca mbia cuando se hace
el " b i s " con supay (diablo) . La d i mensión h u morística y cóm ica que ven ía desa
rrollán dose, se i nterru mpe tra n s i toriamente, para expresa r u na suerte de odio
socia l , una alteridad rad ica l , que exige el encono, simbolizada y designada por
la excreción y el vinagre.
Luego , la ca nción retoma su discurrir en el nosotros para testi m o n i a r, de
n u eva cuenta , el guión de las actuaciones: el escenario de la fiesta , que po
demos ubicar en la sala, se opone, estruct u ra l mente, a l de la cocina en ta nto
"semi-publico" y privado, respectiva mente, i ntensificando las espera s : " La co
m ida demorona/ hace sufri r a los panzones,/ el ca ldito de ga l l i na/ ya no sale
de la olla,/ ku n ka n k u pa s ch uta ri sqam/ wa l l pa ka lduta suya l l a n k u (est i ra ndo el
pescu ezo/ espera n a n siosos el caldo de ga l l i na) ". Esta oposición es semejante
al que pla ntea Goffma n entre las pa rtes del lugar-casa, en el que se emplazan
las dos regi ones: posterior y anterior, teniendo aquella la fi n a l idad de prepa ra r
los elementos necesa rios para que la i m p resión que en ésta se p royecta se m a n
tenga y no s e desba rate: u na con sta tación de esto es la restricción d e l i ngreso a
esta pa rte de la casa a sólo las perso nas "de confi a n za ".
Esta dife rencia se s u b raya en la ca nción; s i n embargo, aquellos cuellos que
se estiran ( " k u n ka n kupas c h u ta r i sqa m ") para m i ra r la coci na "fla nquea n " in
dicativa mente la fro ntera de la región posterior, i m p l ica a los a nfitriones y a los
i nteriores de la esce n a , pero el resultado no va ría, (como es necesa rio para que
el h u mor se verifique) y ya casi a la media noche " s a l e " u n consomé "aguado"
( "ch i r l i chupicha") o , a lo m á s acompa ñado por el cuello de la ga l l i n a , signifi
cando la i n u t i l idad de las esperas, las condenas festivas, e l h u m o r y u n a a l u sión
ta ngencial e rótica , que, además, tiene el encargo de encubri r la "conde na ".
La "fuga " de la ca nción, que siempre es m á s a l egre, recompone la actuación
y reconci l i a , alejando la tensión en u n a suerte de fi n a l fel i z : " E n la fiestita de
mi c u m pa/ tukuy tuta n t i n u pya k u n i / za patul laypa s wi stutyasqam/ a rpachawa n
tusukuni/ k u n ka l laypas saqrayasqam/ viguylawa n ta k i k u n i (toda la noche m e
emborracho/ ha sta que m i zapato se tuerza/ c o n el a rpita bai lo/ c o n m i ga rga n
t a y a ronca/ canto c o n el violín) ". E n esta ú ltima estrofa la p roxi m idad afectiva y
la alegría posibil ita n la "emergenci a " de aquello que supuesta mente la "crítica "
desca lificó h u m o rística mente, para rea l i za rse en u n presentismo eufórico que
108 Refiere a la que s e desarrolló entre la Fuerzas d e l orden y Sendero Lu m inoso en el Perú a par
tir de 1 980. Introduzco este comentario referido a la historia de la regió n de donde p roviene
Ranulfo Fuentes, a pesar de que parece d i straer de la final idad de esta exposici ó n , porque el
compositor util iza u n hecho social frecuente (festejar el c u mpleaños con fa m i l i a res y a migos)
para emplazarlo ta mbién como escena rio de disputa.
1 00
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
posi blemente se a socie, ta mbién , al deb i l ita m iento de las frontera s de las regio
nes que p rogresiva mente se da cuando " l os á n i mos se caldea n " con el l icor y el
entu siasmo.
La i ro n ía y el humor apa recen i n d i so l u b lemente l igados a l gozo , que se ve
rifica ta nto en la pretensión " mo ra l i sta " , la estruct u ra significativa , las figuras
a que acude, como por las risas y la a legría que he vi sto desplega rse cuando
escuchamos esta canción i nterpretada por su a utor Ra n u lfo Fuentes y el "Trío
Hermanos Jorge León " , en la voz del entonces n i ñ o Rafaelito. El grupo que par
ticipaba en la fiesta pedía re iteradamente repetición y volvía a goza r de e l l a ,
a s í , el " persona j e " ( q u e o c u p a la región anterior) y el "sí m i s m o " ( q u e ocupa
la región posterior, asediado por la crítica h u morística o el c h i s me) apa recen
" reconciliados".
Como colofón de este ca p ítulo, es i m porta nte destacar que los fragmentos
funcionales o s i m bólicos del luga r no necesa riamente perm a n ecen y usan ta l y
como bu sca ra el poder que los i n stituyó; hay momentos en los que la tensión
que late emerge y los trastoca , como lo mostró B ro n i slaw Baczko, en su estu dio
de las huelgas (de 1 9 70 y de 1 9 80) en los asti lleros Len i n de Gdansk (Polonia) ,
orga n i zados en el sind icato So lida ridad y di rigidos por Lech Wa lesa. Lo que la
especialización había espacia l i zado, lo que la división social del trabajo había
fragmentado para que se le " u n ie ra " sólo en el n ivel superior de la a d m i n i stra
ción o de la actividad de los su pervi sores, es trastocado por los h u elgu i sta s,
quienes recorren la fábrica sin obedecer los límites y desbordando los comparti
mentos en los que habían sido e m plazados: "En la plaza se le u n e n obreros que
vienen de otro sector del astil lero. U n a locom otora que tra n sportaba materiales
se detiene; e l maqu i n i sta , a ntes de descender, pone en m a rcha la s i re n a . La
muched u m b re, que ya está conformada por u nos cente n a res de obre ros, da una
vuelta por todos los sectores del asti/lero " 1º9 ( 1 9 9 1 : 1 5 4 ) .
Postal : el l ugar-bar
101
ABILIO VERGARA FJGUEROA
invisible de las interacciones sociales y que las gentes del Brady's tienen la tendencia
a util izarlo en forma i nconsciente en la estructuración de sus relaciones sociales"
(Spradley y Mann, 1 9 79: 1 76) , y que los pa rticipantes asocian las subdivisiones del
bar con diferentes tipos de personas y tipos de actividades. De esto se desprende que se
hace indispensable determinar, a rticu lar y anal izar los diferentes momentos-espa
cios de la vida del lugar, pa ra observar de qué manera los actos de cada i ndividuo
"se inscriben en u n espacio significativo " , al i nterrelacionarse unos con otros en di
ferentes movimientos temporales de sucesión y coordinación regulares, que defi nen
la pertenencia y, por ende, la extra ñeza de los no lugareños.
Po r ejemplo, se obse rva que tres clientes-am igos, La rry, Bobby y Skeeter,
se sientan siempre en la m i s m a mesa, u bicada en u n a esq u i n a , por lo que " se
ría u n a sorpresa " no encontrarlos a l lí, "en tra i n de d i scuter a u to u r d ' u n ve rre "
( 1 7 7 ) . Los clientes habituales pasan m á s en su sitio p referido, y cua ndo a lguna
vez lo encuentran ocupado, espera n en los pasillos, bebiendo, a n tes de deci d i r
tom a r otro, genera l mente a rega ñadie ntes.
Se debe i n sisti r que la etnografía no se queda en la descripción de las po
siciones de perso nas y objetos: debe ir más a l l á para descu brir el tipo de re
laciones que contiene y p romueve cada lugar y cada uno de sus fragmentos,
i mbricándolos. 110 Así, Spradley y Mann descubren que uno de los mensajes más
fuertes, com u n i cado por la di sposición territorial a l i n terior del ba r concierne a
las diferencias entre los sexos: tienden a reforza r el sentido de la masculinidad y
de la feminidad: "El territorio está cargado de sexu a l idad, ta nto como la división
del trabajo y la estructu ra social del Brady 's" (Spradley y M a n n , 1 9 7 9 : 1 80) ,
seña l a n , i n s i stiendo en las relaciones de poder que ejerce el barman fre nte a las
meseras, así como los cl ientes va rones frente a ellas: " Ellos hacen como cierta s
personas cuando están en presencia de n i ños: las trata n como a un ser que no
es plenamente consciente " (ídem: 200) ; sin embargo, cuando a lguien va con su
esposa : " ¡ E h , atenció n ! Hay una dama entre nosotros". Cua ndo no está acompa
ñada es automáticamente exclu ida de la categoría de dama, y se las puede utili
za r como auditorio, para beneficia rse a l máximo de sus h i storias obscenas: " Ella
les si rve entonces para m a n i festar su viril idad ". Por ejemplo, cua ndo platicaban
sobre una chica que a veces llegaba a l bar, hablaban de sus senos gra ndes; luego
le pregu ntaron a una mesera que pasó j u nto a el los, qué ta lla ten ía su brassier. La
mesera se red uce a la condición de objeto: se s i rven de e l l a .
L o s va lores m a scu l i nos s o n tratados de forma ceremoniosa: se los a n u n c i a ,
especifica y subraya , se los ritu a l i za . Como en otras cultura s se a ísla a las m u
jeres, pero en el bar pu eden entra r, s i n compet i r n i a menazar la virilidad, sino
pa ra afi rmarla: " Los hombres vienen a l bar para goza r su estatus de homb re y
bu sca n con frecuencia segu ridad y a poyo al lado de otros hom b res " (ídem : 1 8 1 ) .
1 10 La complementación de las actividades que se rea lizan en cada fragmento no necesa riamente
se produce tranquila y armónicamente, en muchos casos se requiere que se intervenga exigién
dola, y no se desca rta que haya resistencia de pa rte de algún actor.
I 02
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
por ello, dicen los a u tores de Les bars, les femmes et la culture, que cada mujer que
entre a l bar entra a u n " terreno m a scu l i n o sagrado" y que deberá n tener una
"cierta dosis de cora j e " para hacerlo.
Diferencias de género
Imagen 4.6. Las bebidas expresan significados: los tragos fuertes son ·masculinos·, los licores dulces,
"femeninos·. <http://elestudiodemercados.com/blog/wp-contenVuploads/20 12/08/consumo-alcohol
mexico-3 .jpg>
103
ABILIO VERGARA FIGUEROA
Imagen 4.7. Si bien la relación en el nivel estructural-económico puede ser asimétrico, en el simbólico
y erótico la preponderancia masculina ya no es tan clara. <www mc-bartholomae de.jpg>
1 04
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Una concl usión i m porta nte que extraen de este estu dio es, con Ervi ng Goff
m a n , que: " E n ge neral cuanto m á s elevado es el rango de u n a perso n a , el te
rritorio de la persona tendrá d i m e n siones m á s i m po rta ntes y será más grande
el control que ejercerá m á s allá de las fro nteras de dicho territorio" (Goffm a n ,
1 9 7 1 : 40-4 1 ) .
Imagen 4.8. Existen bares donde los habitúes gozan de ciertos privilegios que se expresan en su
emplazamiento en el espacio. Véase hacia el fondo de la foto.
<http://renzogourmetfiles.wordpress.com.jpgl
Postal : el l ugar-prisión
1 05
ABILIO VERGARA F1GUEROA
111 Emilio de Í pola señala como una d e las características de l a prisión e l ser " u n a máquina, rigu
rosa mente controlada y siem pre perfeccionada de desinformación " , donde " n i ngún deten ido
político debe saber lo que ha de ocurrirle en el futuro i n mediato " (2005: 1 9) .
106
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
( 1 9 8 8 : 2 3 ) . Estos m u n d o s t i e n e n p a s i l l o s q u e p u ed e n co m u n i ca r l o s esta b l e c i
m i e n to s e n l o s q u e residen- actúan l a s a u to r i d a d e s y l o s rec l u so s , p e r o e l acceso
está rest r i n g i d o p o r rej a s , pol i c í a s , p u e rta s , t u rn o s , i n terdicci o n e s , a u n q u e la
c o r r u p c i ó n p u ede m o d i f i ca r l a s , 1 1 2 c o m o l o i l u st ra e l e st u d i o de V ícto r Payá , con
l a figu ra de "la M a d re " , d e l i n c u e nte que a d m i n i stra e l p o d e r i n se rto e n l a s es
t r u c t u r a s de poder de l a cá rce l :
112 Es ampliamente conocido que los p resos poderosos -políticos, n a rcos, empresarios- tienen
"prisiones doradas " , m uchos de estos ambientes pueden su perar a m p l iamente a las oficinas
del d i rector de la prisión en la que están encarcelados. La salida m isma es a d m i n istrada en
función del poder -económ ico, político, m i l i tar- que poseen y que, a pesa r de estar privados
de la l i be rtad, no lo h a n perdido total m e n te, pues a lgunos de ellos pueden s a l i r, i lega l m e n te, a
la ciudad y retornar a prisió n .
1 07
ABILIO VERGARA FlGUEROA
Así, el prision ero no solamente sopo rta los efectos del poder i n stitucional
sino ta m b i é n , en a l i a nza y co m p l icidad con sus cu stod ios, el de l a s estructuras
tej idas por los propios presos, qu ienes a veces reprod uce n , a l i n terior, el po
der externo que tuviero n . La a utono m ía relativa de los fragmentos que pueden
observarse en otros l ugares se pierde en la cá rcel por u n control rigu roso y
deta l lado:
El dorm itorio se divide en cuatro zonas, cada zona tiene 1 2 celdas, y en cada
celda hay de 10 a 1 5 personas. El jefe de dormitorio reporta con los cu stodios (a
cada dorm itorio le desti n a n dos cu stodios) . Entre e l jefe de faj i na y los cu stod ios
no hay repa rto de d i nero, éste se lo l l eva e l interno q u e reporta d i recta mente a
" l a mamá ". El cu stodio no se mete, pero sí le reporta n porq u e " l a m a m á " siem
p re les da a lgo de di nero, no se meten porque es negocio de "el l a " que les paga
independientemente " (prisionero, en Payá , 2006: 1 69- 1 70) .
1 1 3 Ver el caso d e l secuestrador apodado Mocha orejas, a quien las autoridades mexica nas exh ibie
ron en la televisión, llorando arrepentido, luego de dos años de prisión.
1 08
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
al dete n ido en prese ncia de sí m i s m o ; se ve obl igado a escuchar su concie ncia "
(ídem) , mostra ndo el poder del lenguaje del lugar; vea mos u n caso peruano:
Fouca u l t señ a l a que para tra n sformar a los i n dividuos, el poder ha recu rrido
a tres esquemas: "[ . . . ] el esquema político- mora l del a i s l a m iento i n d ividual y
de la jera rquía; el modelo técnico-económ ico de la fuerza apl icada a u n trabajo
obl igatorio; el modelo técnico-médico de la c u ración y de la normal ización "
( 1 99 9 : 2 5 1 ) . Esta s actividades se emplazan en tres tipos de fragmentos del lu
gar-prisión: la celda, el taller, el hospital, cada u n o con su a u toridad y especialis
ta s y sus "cl ientes ". S i n embargo, la relación fu ndamental que las atraviesa , y
defi ne la complementariedad de la d iferencia, es la vigilancia-punitiva, la que se
apl ica al con j u nto, a u n q u e a s u m e técnicas diferenciadas. La m á s i m porta nte, y
a la que le h a n dedicado más recu rsos e i magi nación es a la celda , cuya tra n s
parencia ha sido obsesivamente perseguida, logra ndo aproxi m a rse a su control
cuasi tota l con el panóptico, que oficia como el ojo integrador del pe n a l :
1 09
ABILIO VERGARA FlGUEROA
I magen 4. 1 0. La celda constituye u n o de los fragmentos más disciplinarios de la prisión : a l l í, solo frente
a sí mismo, el preso dialoga consigo mismo. <www. rec.bique.jpg>
1 10
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
En el estudio antropológico de los luga res, reitero, es im po rta nte prestar aten
ción al nú mero y a las di mensiones en las que se fragmenta el l ugar, así como
observa r cuál es la naturaleza de los sepa radores, cómo y para qué se abren hacia
los otras pa rtes, quiénes lo habitan y transita n , qué hacen y cómo se articu lan y
co mplementan en su diferencia, cómo se asocia con el -y cómo forta lece o debi
lita al- poder y su estructu ra , etcétera .
Postal : el l ugar-burdel
111
ABILIO VERGARA FIGUEROA
Cerca n la prole de Saco/ Muchas Ven u s i n d i scretas/ (flota n olores de teta s,/ De
pippermint y tabaco) .
[ . . . ]
La sala de espera b u l l e,/ Tu rb i a , frenética usina/ De ta nto a m o r inconexo.
( " Sala de espera ")
E l tercer espacio es e l bar, que está u b i cado en un polo opu esto al escena
rio, y ta nto el perso n a l q u e lo atiende, como l a s prostitutas no pueden pasar
de u n espacio a otro, siendo los meseros los que los co m u n i ca n . Los baños
-el cua rto espacio, ofi c i a l m e n te u n i sex- fu n c i o n a n en pa rte como u n a región
posterior (Goffm a n ) , pues permite " to m a r a i re " , c h i s m e a r -es dec i r, h a b l a r
112
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
I magen 4. 12. El cuerpo desnudo, especialmente el que se exhibe en lugares semipúblicos Ctable
dance, burdeles, antros> constituye un reto pertu rbador. <http ://api.ning.com.filles-strip-tease.jpg>
116 Para l o s fines de la etnografía d e l lugar, sería i n teresante observa r cuánto m á s s e dia/ectaliza e l
idioma, y el lenguaje en genera l , en este m icroespacio d e l b u rdel q u e e s el baño.
113
ABILIO VERGARA FlGUEROA
11 7 Este carácter, "transgresor", es relativo, pues para muchos clientes y prostitutas puede conver
tirse en rutina, y para éstas, además, es una actividad labora l . Habría que reflexionar ta mbién
acompañá ndonos con la propuesta de Georges Bata i l le, quien distingue "tra n sgresió n " de " re
bajamiento" o "degradaci ó n ". En las "prostitutas de baja estofa " (así las denom i n a ) , dice que
"lo i n m u ndo se torna indiferente" porque ellas ya no lidian con lo prohibido, m ientras que la
transgresión requiere oponérsele (2005 : 1 40- 1 43) . Claro que, habría que aclara r, hay n iveles y
distinciones también en la prostitución.
114
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 4. 13 . la sala o e l salón e n u n burdel: s i bien l a mirada predomina e n l a relación social, hay u n
lenguaje más complejo que i nterpela debajo d e l a epidermis del erotismo, l a estética y l a ética.
(www. lyde.com.jpg>
115
ABILIO VERGARA FlGUEROA
rea l i dad y la ficci ó n : l o s s u j etos son a l l í actores y perso n a j e s , s u s " l i b reto s "
los crea n y recre a n c o n l o s rec u rsos in-corporados q u e s u s hábitus y capitales
soci a l es y s i m bó l icos l e s posi b i l i ta n o l i m i ta n : el e rot i s m o es d e u d o ra de l a
i m a g i n a c i ó n , p e r o é s t a e s m o d u l a d a por l a c l a s e soc i a l , l a c u l t u ra y l a época ,
pero el b u rdel p u ede ser el lugar d o n d e se t ra s c i e n d e y d o m i n e lo p o s i b l e . Si
b i e n e l deseo " e m e rge " , req u i e re de soportes sign i fi c a n te s p a ra a rticu l a rse
e n /a l a c i rc u n sta n c i a p a ra p e r m i t i r s u d i á l ogo a sc e n d e n te. Por e l l o , h a b ría
que reca lca r que e l p rostíb u l o p rovee d e un ambiente q u e por s u c o n d i c i ó n
fro n te r i za o intersticia/ i n c i ta a desbord a r d i c h o s c o n d i c i o n a n te s . Licores, s a
h u m e r i o s , decora d o , c o l o r de l a s p a redes, c u a d ro s , m ú s i c a , d roga s , c u e rpos,
etcétera , conve rge n - c o m o si ntaxis e n m ovi m i e n to por e l deseo- e n l a
reco n figu raci ó n .
Volviendo a l estudio d e Lu n a , señala é l , u n a tríada interesa nte d e re laciones
sexuales que pone en rel i eve la relación erótica que p redo m i n a en la re lación
con la p rostituta : " I ngresando a la i n t i m idad del apa rtado encontramos com
porta mientos culturales que poco se relacionan con el apareamiento normal de
u n primate o con la relación romántica, se trata de un comporta m iento erótico "
(288) . Me interesa resa lta r esta ú ltima función en su dimensión m á s pertu rba
dora : la de una relación ínti m a que n o pretende el lazo social, es decir se despoja
de a lgo que es estructurador social y com u n itario: la búsqueda de permanencia.
El poeta J a i m e Sabines lo señ a l a expresiva mente :
• Dueños del esta bleci m iento , que a d m i n i stra n la venta de l icores, ciga rri
llos y refrescos, pero ta mbién vel a n porque u n orden i nterno se respete,
cuya motivación tom a m u y en cuenta n o enfrenta rse a las a u toridades
("no hacer escándalos " , por ejemplo) .
• Clientes, d iferenciados por la tempora l idad, que se expresa en frecuen
cia-perma nencia o su transitoriedad , como ta mbién por los recu rsos
116
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
económ icos y d iversos poderes adq u i ridos por conocer y ser conocidos,
saber sus códigos y beneficiarse (o no) de la s i m patía de l @ s l ugareñ @s.
• Prostitutas, diferenciadas por su carácter, experiencia y/o bel leza .
Hay u n a re lación estructu ra l que otorga m ayor poder a los dos primeros,
pero a lgu nas de las prostituta s pueden obtenerlo o acu m u la r capita l s i m bólico
(poder) en base a determ inadas cual idades que provi niendo de su bel leza física ,
principa lmente, se desarrolla en la experiencia en el trabajo, 1 1 8 cuyo a u to-reco
noci m iento es un recu rso que abona a dicho poder:
La etnografía del lugar, además de a rticu l a r las relaciones entre los actores
que ocu pa n cada u n o de sus fragmentos, debe ta mbién observa r los condicio
nam ientos de la estructu ra soci a l , del poder y la cultura que, a pesar de ser
contradicho por el b u rdel, no deja de ejercer diferentes grados de influencia:
11 7
ABILIO VERGARA FiGUEROA
construcción del presente y del futu ro : s u s á m b i tos fa m i l i a res las hacen anclar
en la l i neal idad del tiempo que exige m i ra r a l mañana -con quién, para qué,
cómo- como i n exorable; no obsta nte, n u eva mente, en el contacto que estable
cen pueden habita r, cada u n o a su m a nera , u n i n tersticio o u n espacio l i m i n a r
que modifica, a u n q u e s e a subrepticia y lenta m ente s u s otra s v i d a s y su relación
con el otro-como-sí-mismo. Pa ra el cliente, especial mente si es "su primera vez "
-pero no sólo-, el tiempo d e l b u rdel s e h abita c o m o el i n stante eterno, desga
jado del tiempo estructu ra l lineal de la sociedad .
118
CAPÍTULO QUINTO
Las fronteras
Imagen 5 . 1 . Los efectos del lugar pueden hacer trascender fuera del marco q u e encierra la relación
social. El encarcelami ento considerado injusto provoca su rechazo y la resistenci a : eco y desarrollo de
una nueva perspectiva sobre el lugar. Cwww. planton-para-d ifu n d i r_sobre-los-presos.jpg>
I magen 5 . 2 . Los prisioneros trascienden las fronteras de su encarcelamiento. La frontera se visibil iza
más en el confl i cto. Cwww. vista-hermosa-Bolivia.jpg>
1 20
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
1 21
ABILIO VERGARA flGUEROA
Imagen 5 . 3 . En las com u n i dades indígenas, la relación adentro-afuera <en su esca la comunitaria)
expresa cierta conti n u idad: saberes y <deslafectos lo mod u l a n . <Fotografía de Abilio Vergara)
119 Georg Simmel, diferenciándola del puente señala su b e l l a y compleja función: " E n esto des
ca n sa la más rica y vital sign ificación de la puerta frente a l puente que se hace patente de
i n mediato en e l hecho de que la d i rección en la que se cruce el puente no i m p l ica n i nguna
diferencia por lo que hace a l sentido, m i entras que la puerta, con el adentro y el afuera , i ndica
una dife rencia completa de la i n tenció n " ( 1 9 9 8 : 3 2 ) .
1 22
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
sino como la pos i b i l idad de consta nte relación de i nterca m b i o " , y agrega que
desde que sa l i mos, "mana la vida hacia la i l i m ita b i l idad de todas las d i recciones
en genera l " ( 1 9 9 8 : 32). Sin embargo, la puerta ta mbién tiene la fu nción contra
ria que refu erza la cual idad del m u ro , haciéndose pa rte de él, es decir, i m pedir
el i n terca mbio, especialmente cuando es i n deseado o amenazante:
1 23
ABILIO VERGARA FIGUEROA
Muchas defi n iciones espaci ales válidas para los a m ericanos no s i rven para los
alema nes. E n u n a l e m á n , la concepción del espacio perso n a l (que se refl eja en
su a ngustia nacional por el ' espacio vita l ') i n te rviene para determ i n a r de u n a
manera dife rente el lím ite pasado el cual cree que su privacy está a m enazado
por la p resencia del otro: el significado de una puerta abierta o cerrada cambia
enormemente si pasamos de N u eva York a Berlín ; en América , asomar la cabeza
por una puerta se considera aún "esta r fuera " , en ta nto que en Alemania ya es
" haber entrado " ( 1 999: 3 3 1 ) .
[...] en la medida en que entresaca mos dos cosas del i m pertu rbable depósito de
las cosas naturales para designarlas como " separada s " , las hemos referido ya
en n uestra conciencia la una a la otra , hemos destacado estas dos cosas en co
m ú n fre nte a lo que yace entremedio. Y viceversa : como l igado sólo percibimos
aquello que primera m ente hemos aislado de algún modo; para esta r u n a s j u nto
a otras las cosas deben esta r prim eramente enfrentadas ( 1 998: 2 9 ) .
1 24
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 5 . 5 . Adentro no hay sala para recibir visitas, afuera tampoco hay m u ro que resguarde el
acceso. El visitante, para i nterpelar a l dueño de casa debe gritar desde cierta distancia para que éste
prepare su fachada y el "ánimo" para recibirlo. <www.frontausangate-pitumarca. 2 .jpg>
1 20 Unos tres a cinco metros, los suficientes para hacerse escuchar con los que está n dentro de
la casa, pero tam bién cuidando hacer saber que no está n violando su privacidad . Los perros
ta mbién previenen con sus ladridos y pueden ayudar a que los de casa , a l m i ra r hacia fuera ,
defi nan la situación q u e l e s espera con la visita. Hoy, el teléfono puede opera r tam bién pa ra
preve n i r o progra m a r las visitas, el tiempo varía en a mbos casos, al posterga r o anticipa r, ca l
cula ndo, la d u ración de la espera .
1 25
ABILIO VERGARA FlGUEROA
1 2 1 H a y factores q u e pueden hacer variar esta situación: las disputas p o r el u s o d e l patio com ú n o
del jardín entre vecinos, la renuencia por a s u m i r los costos de mantenim iento del condo m i n i o ,
las i rrupciones sonoras, etcétera .
1 2 2 Renato Rosaldo describe bien esta noción de frontera que esta mos proyecta ndo: "Todos cru
zamos dichas fronteras en n uestra vida diaria. Hasta la u n idad de ese lla mado condom inio
n uclear. la fa m i l i a , es cortado por las diferencias de género, generación y eda d . Piense en los
mu ndos desiguales que uno cruza a diario, una ronda que incluye al hogar, comer fuera , traba
jar horas, aventu ras en la tierra del consumidor y u n n ú mero de relaciones, desde la intim idad
y el compañerismo, a m i stad y enemistad " ( 1 99 1 : 3 8 ) .
1 26
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
1
1
Imagen 5.6. Las incl usiones que excl uyen : la frontera designada, subrayada.
<Fotografía de Abilio Vergara>
1 27
ABILIO VERGARA FIGUEROA
huele desde m ucho a n tes de entra r en e l l a . La plaza está en la calle. Afecta ndo
el tráfico ta nto de veh ículos como de peatones: los andenes están llenos de
gente que vocea loterías, que hace y vende frita nga , que vende afiches eróticos
o esta m pa s re ligiosas. Vi sta desde el entorno la plaza es desorden y barullo,
abigarramiento y heterogeneidad, trabajo y a la vez no poco de fiesta (Ma rtín
Ba rbero, 1 98 7 : 1 00- 1 ) .
Así observa m o s cómo el entorno expresa la oferta del l uga r al expo ner en
sus exte riores i n m ed i a tos los efectos del lugar, como una forma de hacer v i s i ble
lo que en s u i n terior contiene. Otra fo rma de expresa r una cierta tra n spare n
cia que a d q u i eren l a s frontera s para los lugareños-vecinos n o s lo m u estra J a n e
Jacobs:
1 28
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 5.7. En los mercados populares, es d ifícil determinar dónde term i n a n o empiezan .
<http ://i magenes.viajeros.com/md/sonora.jpg>
lmágen 5.8. En las barriadas o colonias populares, especialmente en aquellas que surgen por ·invasiones:
tampoco es fácil ·encerrar' las rutinas frente a la mirada de extraños. <Fotografía de Abilio Vergara>
1 29
As1uo VERGARA FIGUEROA
Observo los otros rituales m a ñ a neros: el señor H a l pert que abre el candado del
carrito de l a lava ndería atado a la puerta del sóta no. E l yerno de Joe Cornacchia
que apila las cajas vacías de l a s delicatessen, e l ba rbero que saca su silla plega
ble a la acera , e l señor Goldste i n que dispone los rol los de a l a m b re que indican
que la ferretería está abierta , l a mujer del portero del edificio que deposita a sl.I
ro l l izo hijo de tres años, con una mandolina de j uguete en e l vestíb u lo, lugar pri
vilegiado donde aprende e l i nglés que su madre no sabe hablar Oacobs, citada
en Berm a n , 2003 : 3 3 1 - 3 3 2 ) .
Los ancia nos, los desempleados crón icos y las m u jeres "cua ndo se con
vierten en madres " , conocen e l ba rrio más precisa y deta l ladamente, señ a l a n
algunos cro n i stas (Chava Flores) . Ellos observa n la rutina e i n tu ye n - saben l o
que "afu era " y "adentro " ocu rre : correr a la t i e n d a cerca na a compra r la leche
y el pa n , puede i ndicar e l tipo de relaciones de género y generación que i m pera
"adentro ". Este i n terior p rotegido por la frontera no e l i m i n a la i n teracción que
despliega n con u n exterior que " i ngresa ". En l a L i m a de a n ta ñ o , se podía "dia
loga r " con el exterior a través de los pregoneros:
Pregoneros que son/ potentes voces va n/ m a rcando con afá n / del reloj el tic,
tac/ A las seis es l a lechera/ y a las siete, la tisanera , catay,/ a las ocho e l bis
cocho, c h u m ay,/ a las n u eve e l sanguito, compay,/ a las diez los j a z m i nes, si,/
m uchach ita ¿no hueles ya ?/ a l a s once la chicha, catay,/ a las doce e l sereno,
c h u m ay,/ ¡Ave M a ría Pu rísi m a ! / ¡Viva e l Perú y sereno!
("Viva e l Perú sere n o " , va ls, A l icia M agu iña)
1 30
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 5.9. La autoridad puede determinar e l cierre d e u n lugar: u n pliegue d e l a frontera habita e n las
i nstituciones. <http ://lavozdelconsumidor.files.wordpress.com/20 1 0/04/foto-de-clausura-de-bares.j pg>
1 24 El mayor cro n i sta m u sical de la ciudad de México, Chava Flores, lo rema rca al referirse a los
intrusos festivos en la canción " Los gorrones": " Pero eso sí, llegaron los gorrones/ hay que
esconder botellas y platones./ Cua ndo en su casa ya nadie lo conoce a u sted/ la cosa es ya
fu nesta . . . ".
1 31
ABILIO VERGARA FJGUEROA
En otra esca la, demarcando fro ntera s entre á reas del espacio urbano con
prácticas y sign ificados específicos, algunos grupos de lugares pueden constit u i r
se en signifi ca ntes de u n a condición social fronteriza , y proyecta r los signos que
dicha estructuración sociocu ltura l requiere para ejercer u n dominio m á s eficaz:
la iglesia de San H i pól ito, h i stórica m ente se constituía en lugar de los m a rgi
na les, cerraba el espacio de los " l egít i m o s " pobladores, espa ñoles, e i n iciaba el
de los i n d ios, de los desva l i dos, de los "fuera de la ley " ; hoy, su fe l igresía más
visibles siguen constituyéndolo los m a rginados (Ra m írez, 2001 ). No obsta nte,
a lgunos l uga res pueden emerger y hacerse visibles sólo a parti r de manejar
ciertos códigos, consigu iendo m i metizar su diferencia bajo ciertas apariencias
encubridoras. Vea mos el ejemplo de un a ntro gay:
A l entrar a Oxygen pudimos observa r que no hay una ruptura radica l con el
entorno, ya que [ . . . ) hay asistentes heterosexuales y en l a puerta se pregunta
si se conoce el concepto del antro . La principal frontera con el m u ndo hetero
sexual no está , pues, en una del i m i tación física (por demás eviden te) , sino en
las expresiones identita rias, como el baile, u n a p reocupación por e l cuerpo y el
con sumo.
Se puede tener la sensación de que el a ntro es u n "escondite" porque la di
ve rsión comienza m u y entrada la noche y por tratarse de u n l ugar poco identifi
cable o llamativo desde e l exterior. No obsta nte, este u so del espacio es ca racte
rístico de los gays, ya que ellos m i smos se defi nen como "va m p i ros" o seres que
salen de noche y se esconden del resto del m u ndo. En nuestras conversaciones
se nos h i zo ver que, fuera del bar, "por educación te tienes que com porta r he
tero, porque e l hetero es e l que m a rca l a pauta ". Y se nos dio el ejemplo de la
gente del espectáculo (ca nta n tes, actores, etcétera) , que tiene u n a i magen pú
blica, por lo que n ecesita n m a ntenerse " hetero " , ya que su trabajo se los exige
(Angó n , González y Solís, 2006: 84) .
Cambia ndo de enfoque, pero siem pre en esta perspectiva de ubicar las fronteras
y funciones de los l ugares en sus contextos territoriales, a m p l i a ndo la esca la
1 32
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
al n ivel metropolita n o , podemos observa r que ta mbién se con struyen fro ntera s
que engloban o envuelven otra s fronteras, como las fabricadas por la e/ección
presionada de la vivienda en los condom i n ios cerrados en un contexto u rbano
signado por la violencia y e l m iedo. Ángela Giglia seña l a :
[ ... ] estudiar l o s 'ba rrios cerrados' i m p l ica para el a ntropólogo u n fuerte esfuer
zo de a u to-objetivació n , ya que a menudo se trata de meter la nariz en su p ropia
casa y en la casa de muchos a m igos y conocidos. Si reflexionamos sobre n u es
tra personal experienci a , no es difíc i l e n u mera r las razones que nos han hecho
elegir estos espacios, en ciertas etapas específicas de l a vida. B u scábamos una
posibil idad de desa hogo para los hijos en u n entorno segu ro y posiblemente
verde. Fuimos atraídos tal vez por a lgún pariente o a m igo que ya vivía a l l í o
cerca de a l l í, y esto nos alentó, haciéndonos entrever l a s comodidades y los
placeres de tenerlo como vecino. A fa l ta de a m igos y parientes, fu imos atraídos
por la presencia de gentes como uno -al menos así nos pareció- (2001 : 3 8 ) .
lmágen 5. 1 O. lHasta dónde llega l a frontera-prisión? La etnografía d e las cárceles n o puede ignorar a
los aparatos de re-presión como los policías, los juzgados, la prensa, etcétera.
<http://static.diario.latercera.com/201 0 1 1 / 1120464.jpg>
1 33
ABILIO VERGARA F1GUEROA
1 2 5 En la pelícu la mexicana La Zona (Rodrigo Pla, 2006), que muestra el encerra m iento de miem
bros de la clase media, se pone a prueba su a n siada segu ridad ( m u ros, alambrados, video
vigi lancia) frente a una intrusión de tres jóvenes m a rginales que entran a robar. Dos son a sesi
nados, y el tercero que queda vivo es buscado intensamente en el interior de la colonia cercada.
En dicha búsqueda se somete a presión muy fuerte a los residentes para que contribuyan a
encontrarlo, y en el proceso se a m enaza a qu ienes muestran signos de "debil idad ". Aq u í vemos
cómo lo públ ico presiona sobre lo privado-íntimo.
1 34
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Por otro lado, los ca mbios acelerados que h a n i ntroducido los medios de
com u n icación y las n u eva s tecnologías en la relación con el tiempo y el espacio
nos hacen re-pensar las relaciones entre los l uga res y s u s diferentes entornos
(veci ndario, barrio, di strito, delegació n , ciudad, país, m u n do) , principal mente si
lo referimos a la revolución i n formática , tra n sforma m uchos hábitos culturales
y de con s u m o , así como las relaciones espacio-temporales y la separación y
las relaciones entre adentro-afuera que a segu raban los m u ros y puertas. Por
ejemplo, ya no es posible evita r la intrusión de extra ños en la ca sa sólo con
los m u ros físicos, sino con di spositivos de segu ridad como los i n stalados para
evita r el u so i nadecuado del I n ternet por pa rte de los n i ños; así ta mbién por la
posibilidad de acceso que dan los teléfonos y emails, los que vienen siendo uti
l i zados pa ra acosar y extorsionar. E n esto del teléfono, es interesa nte obse rva r
que ya te nemos que conforma rnos con detectar la l l a mada mediante el regi stro
1 2 6 Kessler señala que "el bardo es u n a m a nera de estar presente en el barrio, de cobra r protago
n i s m o ; m a rca una p resencia en el lugar y, a pesa r de que es esporádico, sin duda construye
un tipo de vínculo, dado que obl iga a a lguna reacción por pa rte de los otros, a u nq u e en m u
c h o s casos n o haga m á s que reforza r estrategia s de evita mi ento y dista n c i a m iento forzado"
(2004: 240).
1 35
ABILIO VERGARA FlGUEROA
1 27 Es desconcerta nte constatar que, por la legislación vigente, no es posible obtener, en la compa
ñ ía telefónica, la identificación de la persona poseedora del n ú m ero telefón ico " i n truso " , pues
requiere de u n a orden j udicial para i n formarnos.
1 28 Carlos M a rx, plantea que la deli ncuencia tiene u n papel "productivo" y compensatorio: "Po
dríamos poner de relieve hasta en sus últimos deta l les el modo como el delincuente infl uye en
el desarrollo de la productividad. Los cerrajeros jamás habrían podido a lcanzar su actual per
fección , si no h ubiese ladrones. Y la fabricación de b i lletes de banco no habría llegado n u nca a
su actua l refin a m iento a no ser por los fa lsificadores de monedas [. . . ) No sólo produce m a n ua
les de derecho pen a l , códigos penales y. por tanto, legisladores que se ocupan de los delitos y
las penas; produce ta mbién a rte, l i teratura , novelas e i n c l u so tragedias . . . " (Carlos M a rx, Elogio
del crimen, Ediciones Sequ itur, Madrid, 2008: 3 0 - 3 1 ) .
1 36
ETNOGRAFÍA OE LOS LUGARES
Así, el cu idado con que observa mos los deta l les puede ayudar a no es
quematiza r relaciones, clasificaciones sociales, demarcaciones que pueden ser
q u i zá más dúctiles, m a leables, menos rígidas de lo que le escritura proyecta .
1 37
CAPÍTULO SEXTO
Los actores y s u agencia
una u otra d i recció n , según sea n los periodos de constru i rlo o de usarlo. Claro
que n i ngún espacio no ocupado - real y/o s i m bólicamente- puede ser con s i
derado territorio o lugar, pues s o n las prácticas, las re laciones y los sign ificados
que les otorga n los actores lo que los constituye corno ta les. Sin embargo, las
relaciones entre espacio y actor no son ta n s i m ples, porque, entre otras cosas,
depende de la costumbre, las reglas del lugar, de los poderes i n stitucionales 1 31
y de las normas, de la auto n o m ía o dependencia con sus m atices, de la perma
nencia y la d u ración, de las sen s i b i l idades, etcétera .
José Lu i s Leza rna ind ica que "en los n u evos plantea m ientos de la rea l idad
socia l en los cuales se retorna lo espac i a l , el prob lema a resolver ha dejado de ser
el carácter social de la producción del espacio u rbano, para trata r de explicarse
la manera específica en que este espacio pa rticipa , no sólo corno contenedor o
sopo rte material de los procesos sociales, sino corno elemento activo que influye
en la estructuración misma de la rea lidad socia l " ( 1 9 9 8 : 3 76) . Afi rma que autores
corno Lefebvre, Ha rvey y G iddens dan cuenta de " u na reva loración sociológica
del espacio en la teoría urbana y social en ge nera l " (;bid) . Pa ra nuestro ca so, el
lugar, corno espacio demarcado y estructu rado espaci a l i za las prácticas y sign i
ficaciones q u e s e densifican en la biografía y la historia de l o s sujetos y grupos e n
un juego mutuo d e cond icionamie ntos.
Imagen 6. 1 . Construyendo una casa, el poder del hombre para habi/ftar un lugar. <http ://3.bp.blogspot
com/_nxLEMt8ytrA/S-DGtQybGxl/AAAAC AA j8/kp U U G BzW83k/s 1 600/DSCN4282.jpg>
1 40
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Estas tres man ifestaciones del tiempo facturan a los luga reños y se reflejan y
recrean en las prácticas, relaciones e imagi na rios del lugar. El luga r es el espacio
constru ido 1 32 por los que la habitan-usan-poseen, ellos son los que lo factu ran físi
ca y sign ificativamente, por ello, la historia de los lugares está estrechamente ligada
a la biografía de los i ndividuos y también a la historia de sectores de la comun idad
y de la sociedad en las que se emplaza n ; se relacionan también a sus diferenciados
poderes constitutivos; y que, además de determinadas prácticas, pueden vehicular
se-traducirse-revelarse en na rraciones, testi monios, relatos y nombres, que pueden
expresar esas vidas y a veces sintetiza r fragmentos muy i mporta ntes de la identidad
colectiva , grupal e individual. En este sentido, son ta mbién cruceros tempora les que
pueden organ izar las historias de sus tradiciones y si rven de h itos espaciales para la
narración de las identidades; por ejemplo, muchos parques, esqu inas, cafés, bares,
templos, salones de baile o domicil ios, pueden ser el escenario de la memoria de
encuentros decisivos en la vida de las personas, ta nto por la recu rrencia conti nua
de sus rutinas, como porque generaron -o fueron testigos de- rituales y/o eventos
excepcionales compartidos, singularizando la relación lugar-actor.
En segu ndo térm i n o , i nteresa ta mbién exp lora r cómo u s a n los sujetos el
tiempo en su i n terior, es decir, el ritmo que defi ne el p u l so del l uga r, su velocidad
o lentitud -y sus i n terca mbios e i ntermitencias- con sta ntes, que defi nen su
" s i ngularidad" precisamente en las prácticas del lugar que despliega n sus ac
tores, qu ienes hacen cuerpo de ese ritmo, es decir, lo in-corporan. La duración,
entonces, no significa solamente la permanencia, sino ta mbién se muestra en la
tesitura te mporal que el lugar respira : más allá de lo observable, sujetos contri
tos y recatados, j u nto a los m u ros y vitrales hablan de eternidad y de luz divi n a ;
1 3 2 En tanto relación social específica que, reca lco, n o necesa riamente s e agota en la edificación
arquitectónica.
1 41
ABILIO VERGARA FJGUEROA
1 33 No sólo como casa. sino también como espacio entrañable, por ejemplo, la escuela, la u niver
sidad (alma mater), u n parque, un café, el templo.
1 34 Zemmoa, "cantante y travesti, además guardián de la puerta del antro M . N . Roy" lo expresa bien:
"En lo particu lar, el a ntro, la fiesta y la mú sica me han liberado. Soy un a rtista en constante
aprendizaje, y la noche me da más libertades pa ra poder ser mi personaje. La música para m í lo
es todo, hace que mi vida tenga un ritmo: pienso cantando y canto pensando" (en Sandra Uriarte,
"La fórmula exacta " , en Donde ir, noviembre de 2001 , p. 59). El relato es interesante para observar
que la condición del actor puede Incorporar como situación permanente la necesidad de cambiar y
explorar, y que algunos lugares lo posibiliten; de hecho, la misma Uriarte lo explicita: "¿Sabes por
qué gusta tanto ir al antro? Porque la experiencia se resume en posibilidad" (ídem: 58).
1 42
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
lmágen 6 . 2 . Tabique por tabique, el espacio es-será modulado. Después, esas paredes cobijarán unas
prácticas, afectos, relaciones socia les, significaciones, y recortarán o reconfigurarán los horizontes.
<http ://4.bp.blogspot.com/_ohGzJ2co-Zg/S74oN FyzKfl /AAAAAAA 4 M/9c4TQ6pTWPO/s 1 600/.J PG>
I magen 6.3. El ciclo de la vida en una comunidad i n d ígena: pareciera que a menor peso de lo
arquitectural el poder del actor de i n crementara. <Tabla de Sarhua.>
<Fuente: Josefa Nolte, Qellay. Arte y vida en Sarhua, Terra Nuova, Lima, 1 99 1 , p. 173)
1 43
ABILIO VERGARA FIGUEROA
Pues sí, hay casos y casos -precisa M a rcel a - . A m í lo que me tocó fue encon
trarme de p ronto con que tenía que armar una nueva familia, 1 35 porq u e M a rcos
desde el principio me dijo que Ana su hija iba a vivir con n osotros, y los m íos,
pues, ta mbién estaban conm igo. Y habían de ver lo que fue aquello. Primero
eran unos pleitos y confu siones increíbles. Por trata r de no darle p referencia
a los m íos exageraba la atención con Ana, y l u ego, resu ltaba que los otros se
sentían desplazados . . . Pero eso fue sólo a l principio, porque ya después nos
fu i mos adaptando todos y la verdad es que ahora fu ncionamos ba sta nte bien
(en Á lvarez, 1 99 2 : 206) .
Evitaba conversa r con los otros clientes e incluso saludar porque esas relaciones,
ya se sabe, empezarlas es fácil, pero después uno queda atado: a lguien dice:
"¿Qué se hace esta noche?" y así term i n a n todos j u ntos m i ra ndo la televisión,
en el cine, y desde esa noche estás preso en co mpañía de una gente que no te
i m porta nada, y tienes que conta r tus cosas y escuchar las de otros (2010: 69) .
1 3 5 La cu rsiva es mía.
1 44
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Pero ta mbién los hay de los otros, que se emplaza n bien y son factu rados
por dicho posici o n a m iento, que, sin embargo de expresar sufri m i e nto -de ma
nera paradój ica - , enca j a n bien s u s horizontes:
Suerte ma ldecida ,/ a ver ha sta cuándo/ te acuerdas que exi sto/ y de u n solo
tajo/ me a rra ncas el alma/ y le entrega s a Dios./ Si existe u n delito/ por haber
nacido,/ yo creo que con creces/ pagado ya está.
( " M i e l A m a rga " , grupo Pesado, Desde la cantina)
1 45
ABILIO VERGARA FIGUEROA
Decía , en el capítulo del lenguaje, que los nomb res de las pulquerías tenían
u n tono de reto a l entorno socia l : "es m u y ra ro que de ahí salga n compadre s "
dice el encargado de " La P i rata " verifica ndo d i c h a pretensión; no obsta nte, po
demos agrega r, que los compadres sí va n a la pulquería , para cerra r el círculo y
mostra r su complejidad.
Por otro lado, los lugares ta mbién son caracterizados desde las i n sta ncias
del poder y las clasificaciones sociales de los actores, se reproducen en estos
contextos más acotados expresa ndo los estigma s y m a rgi n a l idades dive rsa s :
a s í , los actores con n ota n y realizan los cuadros clasificatorios estruct u ra les, do
ta ndo con su forma-de-ser y por el lugar-territorio que ocu pan, la posi b i l idad de
verifica r las categorías de dichas clasificaciones:
Los que se ven en las pulquerías son todos de u n a ínfi m a plebe, o los m á s es
tregados a rtesa nos . . . los que se acerca n o viven en las i n mediaciones de los
puestos de p u lque, son semej a n tes de ta n grosera gentu a l l a y constitución . . . los
bebedores de l a ciudad de México (no tienen) aspiraciones para dejar a s u s hijos
algún pec u l i o o fondo con qué subsistir . . . s i n pudor n i sen t i m i entos honestos (si
los tuvieran) no se les vería incurrir en las acciones deshonestas de sus puercos
desa hogos naturales. 1 36
Antes ya dije que los lugareños participan en va rios tipos de prácticas, las
que pueden clasifica rse, de manera genera l , como rutinarias y rituales (ver ca
pítulo tercero) , es dec i r, cotidianos y excepciona les. La s primeras, pueden haber
sido i m p uestas precisamente por s u reiteración , dejando a los rituales la tarea
de revelar, (re) configu ra r y/o refo rza r sus regla s y principios. La constitución
de esta s prácticas puede ser colectiva , grupal o i ndividua l , y, en a lgu nos casos
1 46
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
1 3 7 Sería interesante coteja r esta afirmación con la situación del becario o el autodidacta que es
tudia Richard Hoggart. Ilustremos con unas breves líneas su desadaptación: "Quisiera regresar
(el becario) , a u nque siente que ya superó a los de su clase; se siente cargado por el peso de la
situación, que ahora le i mpide disfrutar de los placeres sencillos de sus padres. Pero esto n o es
lo peor; cuando trata de mostra rse a m igable con las personas de la clase obrera y se comporta
como una de ellas, lo rechazan como a un extraño. Se sienten menos cómodos con él que con
los burgueses, ante quienes siempre adoptan una actitud de excesivo respeto, aunque sea
fingido. El comporta m iento frente a l burgués no presen ta problem a , mientras que la situación
a mbigua del autodidacta les i mpide montar la escenita social del repertorio de relaciones jerár
qu icas. El autodidacta no tiene cabida en n i ngún lado" ( 1 990: 2 50) .
1 47
ABILIO VERGARA FIGUEROA
1 3 8 Agrega q u e "toda nuestra reflexión s e dirige a ellos: todo sucederá, s i n duda. como si h ubiése
mos retomado contacto con el pasado. Pero esto qu iere decir, solamente. que a pa rti r del mar
co nosotros nos sentimos capaces de reconstru i r la i magen de las personas y de los hechos"
(Ha lbwachs. 2004: 1 84) . El marco, es la habitación-memoria del lugar.
1 48
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
a n tesa las y secretarias-. Existen ta mbién espacios en los que los diferentes d i
versos convergen y que está n hechos para ello: p l a z a s públ icas, la s a l a de la
casa , el patio del recreo, la pi sta de baile, la ba rra del ba r, etcétera .
En el lugar, los actores despliega n u n con j u nto de políticas que tienen que ver
con el resguardo de su papel y de su expresividad: el l uga r es facturado por las
prácticas, pero ta mbién -reitero- por las va loraciones, las sign ificaciones, la
emotividad: todo converge en un todo que si bien es sometido a i n tervenciones
técnicas, como, por ejemplo, repara r u n a venta n a , en esos m i smos actos se ins
criben otros movi mie ntos expresivos, de orname ntaci ó n , que son i n sta u radores,
como cuando uno el ige u n marco de madera , de color café , o decide pi nta r con
bla nco h u m o la pa rte contigua a dicho marco y ponerle una cortina azul con de
term i n ados pliegues en el re mate. El "gu sto " es perso n a l , pero segu ra mente fue
(y sigue siendo) modulado por la cla se, los recu rsos económ icos, la com u n idad,
la etn i a , la fa m i l i a , emplazada y desplega ndo conti n u a m e nte en ese lugar-hogar.
M a u rice H a l bwa chs propone un matiz, en el sentido de la re lación en tre
espacio y actores en la memoria; para é l , "sería i n exacto decir que la idea de u n
lugar evoca u n recuerdo de fa m i l i a : es a condición de a lejar esta idea y de acla
ra r la i magen evocada a la l u z de otra idea , idea ya no de u n l uga r sino de u n
grupo de parientes, que pode mos vincularla a e s e grupo, y sola mente entonces
adopta la fo rma de u n recuerdo de fa m i l i a " (2004: 1 8 5 - 1 86) . Aqu í , el autor de
Los marcos sociales de la memoria, había refe rido ya a que "ese recuerdo no ha
llegado a ser u n recuerdo de fa m i l i a sino a partir del momento en que la noción
que lo ha hecho reapa recer en m i memori a , la noción de una ciudad de Francia
y que fo rma pa rte de la noción que tengo de Fra n c i a , ha sido reem p lazada, para
e n m a rcar esa i m agen y ta mbién para modificarla y refu ndi rla , por otra noción,
a la vez genera l y particular; la de m i fa m i l i a " (ídem, 1 8 5 ) . S i n embargo, este
matiz no cuestiona el presente del lugar, a l rememora rse, y ni siqu iera su futuro,
al i magi na rlo, pues las prácticas y los proyectos siguen soportá ndose en este
espacio acotado que pode mos querer u odiar, pero n u nca ser indiferentes. La
imagen evocada se espacia l i za y el lugar es su marco.
En este sentido, podemos disti ngu i r los lugares, en fu nción de lo que le hace
a los sujetos, en dos tipos: a) los que buscan la continuidad, es decir, consolidar
lo que son y lo que han sido los lugareños en re lación a su contexto social de
pendiente de una estructu ra social mayor (por ejemplo, la clase o la etnia) y, b)
aquel los, que por el contrario, tienen por objetivo modificarlos confrontándolos
con su experiencia anterior (por ejemplo, las prisiones, los grupos de "trago nes
compul sivos " , 1 39 los neu róticos y a lcohól icos anóni mos, 1 40 etcétera). Entre am bos
hay una amplia ga ma que i ntroducen modificaciones (en "el concepto "). Estos lu
gares tienen por final idad proteger a los lugareños de su con texto social, trabajar-
1 49
ABILIO VERGARA FJGUEROA
los para extraerlos de la dinámica del entorno social y territoria l , facturando nue
va s com u n idades en las que se i n serta n quienes deciden rea liza r dicha ruptu ra .
Así, en el estudio de la s a l a d e boxeo, l o s actores, representados como e n
trenadores, sparrings, riva les y a u ditorio (i nterno y externo) s e complementan e n
la ta rea de reforza r l o s va lores q u e demarca n la actividad y a l lugar.
Yo que, para ser fra nco, creía que todo era u n a patra ña de esas que se cuenta n
guiñando e l o j o , y que había aceptado e s e e m pleo c o n t a l de tener alguno, ahora
debía representa r el papel de quien en toda su vida no ha pensado en otra cosa
(Ca lvi no, 2 0 1 0 : 3 2 ) .
Un ejemplo -quizá muy especia l-, de la forma en que i ntervienen los acto
res nos lo da la historia del ritual que i n stituyó el entonces presidente fra ncés
Fran\;ois Mitterrand en la loca l idad de So lutré (Abeles, 1 9 98). Mitterra nd pere
gri na a la roca ubicada en Solutré, desde 1 94 6 , en memoria de los años de la
Segunda Guerra Mundial, a la que llega ron, esca pando de Alemania j u n to con
otros héroes de la Resistencia, donde se refugiaron en la casa de la fa m i l i a Gouze.
El autor señala que ha sta 1 98 1 , "el ascenso a la peña de Solutré formaba pa rte
de esos ritos íntimos que cualqu iera de nosotros puede rea l izar a su manera para
1 50
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
con memorar equ i s circunsta ncia que ha marcado el tra n scu rso de su existenci a "
(ídem: 1 5 2 ) . Cua ndo lo e l i j e n presidente d e la República, Mitterrand, i nvita a los
periodi stas a acompañarlo, convirtiéndolo de este modo en u n ritual públ ico (na
ciona l ) , dejando a l color de sus ropas (beige o ca sta ño) y a sus zapatos, confec
cionados en una fábrica loca l el sentido de territorial idad (loca l) del ritual.
Luego del ascenso, viene la comida con los fa m i l i a res y allegados, para segu ir
con una conversación, en "tono confidenci a l " con los periodista s, donde Mitte
rrand medita , en voz alta , sobre los destinos del país. Abeles reflexiona sobre la
gra n mutación del ritual en el nuevo contexto de su "creador " : " Extraño destino
el del rito íntimo convertido, treinta años después, en elemento de una estrategia
de com u n icación ". No obstante, el autor advierte contra una simpl ificación que la
interprete como una manipu lación burda : " En el ritual de Solutré, el hombre pú
bl ico se confunde con el hombre particu lar, lo fa m i l i a r se mezcla con lo sagrado
para conferirle al personaje de Mitterrand una d i mensión más auténtica [ . . ] el .
' mensaj e ' político sólo prolonga una meditación más profu nda " (ídem: 1 5 4) .
La fecha de la peregrinación coi ncide con la fiesta cristiana de Pentecostés. Hi
Marc Abeles advierte n ueva mente acerca del pel igro de asociar l i tera l mente
aquella fiesta rel igiosa con la conversación de M i tterra nd con los periodi sta s; sin
embargo, i ndica que se puede " retener" a lgún tipo de asociación, pues "produce
u n con texto de enu nciación, propicio para el tipo de com u n icación adoptado por
la primera figura del Estado confiado y, por momentos, sino profético al menos
de anticipación " ( 1 5 5 ) , pues en dicha plática , el jefe de Estado, a n u ncia escena
rios posibles en la política francesa, y se con stituye en el espacio y oca sión ade
cuados para "evoca r va lores tra scendentes lla mados Nació n , República, Tierra ,
Fa m i lia e H i stori a " , engendrando, agrega , " l o s signos d e la legiti m idad ". 1 42
Este libro no tiene por final idad enfrenta r el reto de estudiar los lugares sim
bólicos. Esta posta l sólo i n d ica que hay otro tipo de l ugares a los que se dedican
las acciones ritu a l i zadas como las ceremonias, las con m e moraciones, los a n i
versa rios, las peregri naciones -religiosas o cívica s - , las m a rchas, q u e , entre
otros se concretizan en m o n u m entos, estatuas, cementerios, i n stituciones, es
tableci m ientos, etcétera . Los recu rsos m etodológicos que se desarro l l a n en este
libro pueden ayudar a etnografiarlos, pero req u iere n , además, de otros recu rsos
que aquí n o desarro l l o .
1 4 1 Abeles rememora la sign ificación d e esta festividad: "El q u incuagési m o día tras la resu rrección
de Cristo se habían reu n ido unos ciento vei n te de ellos (los apóstoles) , y estaban orando cuan
do, de pronto fueron llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas extrañas que
nu nca habían aprendido [ . . . ] El milagro de Pentecostés señala así el comienzo de una nueva
era: las lenguas se desatan y la profecía se difunde como un reguero de pólvora entre quienes
han adoptado la nueva fe " ( 1 998: 1 5 5 ) .
1 42 El a u tor reitera el vínculo: "En el ritual de Solutré s e observa , pues, u n a a rticulación m u y sutil
entre u n a estrategia de comu n icación moderna y u n a forma m ucho más arcaica que nos rem ite
a los grandes ritos a nuales de regeneración, practicados en las monarquías divinas descritas
por Frazer" (ídem: 1 5 6 ) .
1 51
CAPÍTU LO SÉPTI MO
Contextos . E l l ugar pertenece
a un territorio y articu la redes
En este ca pítulo establ ezco a lgu nas consideraciones y medios para observa r
las relaciones entre lugar, territorio y espacio. En este sentido, se puede se ñ a l a r
que la experiencia de los u rbíco las s e despliega en tres esca las: metrópoli, barrio
y lugares, m i s m a s que podemos ana loga r con las re laciones que desa rro l l a n
-ta m bién los pobladores rurales- entre espacio, territorio y lugar, y , desde otra
perspectiva se puede reem plazar territorio con país, región o comunidad. Pa ra
ciertos entornos u rbanos y con dive rsos grados de i n tegración socio-territoria l ,
el territorio s e puede ha bita r c o m o barrio y/o c o m o pueblo. 1 43 Si la gra n metrópo l i
es espacio ( p o r desconocido e i ncogn oscible como tota l idad) , y el condo m i n i o y
las u n idades habitacionales su exp resión residenci a l , hab ría que adverti r que la
" i n d iferenci a " m u tua en tre vecinos y u rbíco las, no necesa riam ente perma nece
i n m utab le, como lo demuestra Te resa Lazca no (2007) en su estu dio sobre la
"barria l i zación " de la U n idad Habitaci o n a l El Arbo l i l l o , donde sus habita n tes
que al i n icio no se conocía n , l u ego , p rogresiva mente, i n sta u ra n momentos y
l uga res de soci a b i l idad y rituales de compa rti m iento.
Es n ecesa r i o record a r que l o s lugares se c o n s t i t u ye n e n e l punto de vista
desde d o n d e se h a b i ta y sign i fica al territorio , y éste l l ega a estructu ra rse,
por las p rácticas de los l uga re ñ o s , e n una red de l u ga res. H a b ría que se ñ a l a r
ta m b i é n , q u e e n e l m i s m o e s p a c i o u rb a n o , p a s a r de u n b a r r i o o p u e b l o a l a
metrópo l i , p u ede s i g n i f i c a r p a s a r de la comunidad a l a sociedad ( G e r m a n i ) , e s
dec i r, p a s a r de c i e rta s e m o s i g n i fi c a c i o n e s s i t u a d a s a l a s re l a c i o n e s contrac
t u a l e s . 1 44 N o obsta n te, debo advert i r q u e m u c h o s lugares u rb a n o s pueden
ta m b i é n p e r m a n ecer i n d i ferentes a s u e n t o r n o ( m u c h o s n o con ocen a sus
vec i n o s, l o s c l i e ntes de u n a n t ro son c o s m o p o l itas, hay iglesias metropol ita-
1 43 Diversos autores han tratado el tema desde la antropología en contextos u rbanos. como Andrés
Medina (2007) , Teresa Mora (2007) . Ma ría Ana Porta l , Lucía Á lvarez e lván Gomezcesar (201 1 ) ,
entre otros.
1 44 Que puede ejemplifica rse en la diferente relación que se establece con el tendero del barrio y
con el supermercado.
ABILIO VERGARA FlGUEROA
Imagen 7. 1 . En los pueblos los lugares acusan mayor presión del entorno: el territorio los condiciona
decisivamente. <http www ipsnoticias net fotos foto6.jpg>
1 45 En este sentido es interesa nte la m i rada de Alicia Lindón, quien señala, utilizando la figura del
arch ipiélago, que, "en el con j u nto metropolitano difuso y disperso ocu rre a lgo semejante, pero
ta mbién algo diferente: en vez de islas encontra mos casas, con la particu laridad de que cada
vez se desdibuja más la trama socia l entre ellas, sobre todo desde la perspectiva del veci ndario.
Paralelamente a ello, los habita ntes configu ra n las casas cada vez más como ' nodos' fuertes e
independientes" (2006: 24).
1 54
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 7.2. En las metrópolis, la indiferencia, el anonimato así como el recelo y la sospecha cierran
más sus accesos. <www. Pablo-Lopez-Luz_Vista-Aerea-de-la-Ciudad-de-Mexico-XV-2006.jpg>
1 55
ABILIO VERGARA FlGUEROA
1 46 Han nerz señala cinco dominios: doméstico y de parentesco, aprovi sionam iento, recreación,
vecindad y de tránsito.
1 4 7 Por ejemplo. en la ciudad de México. qu izá alguien pueda confu ndir el dibujo de la "piña " que
pa rece representar el Distrito Federal -utilizado ta mbién como logotipo oficial- con su mapa;
sin embargo. debemos señalar que el mapa, además de representa r las fronteras, debe ta mbién
posibil itar " leer" las relaciones en tre territorios. l uga res y espacios; puede ser usado para des
plaza rse, por ejemplo.
1 48 Carlos Garma ( 1 994: 68-69) , al etnografiar la peregrinación de lztapalapa al Tepeyac señala que la
ruta se ha modificado por la desecación de las vías fluviales del valle de México, y agrega que luego
de reu nirse en el santuario del Señor de la Cuevita , desde las 3 de la mañana, deben esperar la lle
gada de todas las imágenes de todos los barrios con sus respectivas mayordomías, antes de partir.
Nótese cómo la geografía urbana se va transformando en sagrada al ser desplazada en los cuerpos de
los peregrinos y las deidades que ellos "cargan". Sobre las marchas, ver Francisco Cruces, 1 998.
1 56
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
I magen 7.3 . Una marcha se prepara en muchos lugares. En cierta forma, la marcha es u n a
lectu ra-producción del territorio. (www. israelleon fi les wordpress com.jpg>
1 57
ABILIO VERGARA FIGUEROA
Imagen 7.4. Cada ataúd que cargan refiere a dos lugares : la casa de los familiares y el lugar de la
ejecución, en este caso lugar simbólico investido por el dolor. (http://www.revistaideele.com/archivo/
files/DSC_003 1 .jpgl
I magen 7. 5 . Peregrinación que visibil iza y vigencia periódica mente el Lugar sagrado u niéndolo a los
h itos sagrados i nstalados en el camino. (www. Qoyl luriti 8.jpgl
1 58
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
... Tercer recorrido ffl dt o<tl •• c...rto recorrido (lll dto<tJ -Quinto recorrido o "' ""l
Imagen 7.6. El Señor de los Milagros recorre hospita les al encuentro del dolor y la esperanza.
<Fuente: La República, 3 de octubre de 20 12)
1 59
ABILIO V E RGARA F J G U EROA
Como otro ejemplo de experimenta r- rea liza r estas asociaciones dife rencia
les y complementa rias en los lugares a través de los recorridos, pode mos ve r
có mo un n i ñ o pequeño es conducido de su hogar a su escuela, luego su m a d re se
va a su centro de trabajo, a cierta hora sale a comer a la fonda de cost u m b re, en
la noche del viernes va con su esposo a b a i l a r a l salón preferido; m ien tras u na
jove n sale de su escuela y se dirige a u n a discoteca o antro, antes hace " pa radas"
en casa de a m igos o en u n bar para "ca lenta r " ; a m b a s m u j e res rea liza n redes con
itinerarios diferentes, u n e n lugares ta mbién d i stintos: su "ci udad " ta m poco es la
m i s m a , aunque ellas pueden ser madre e hija y habita r el m i s m o lugar-hogar.
Así, las prácticas y los puntos de vista de cada m i e m b ro de la fa m i l i a va riará las
conexiones de la casa con el exte rior, pero el hogar los aproxi m a rá -como un
lugar y u n marco- au nque sin logra r u na comp leta u n iformidad, m á s bien, m u
c h a s veces, reconfigu ra ndo sus propias re laciones (co mo m a d re e h i j a ) .
Cada u n o d e esos lugares perten ece a u n dominio re lativa mente a u tónomo
con respecto a l otro dominio; por lo que el habitante de la ciudad teje sus mapas,
sin que necesa riam ente esos luga res se vea n afectados en su carácter, a u nque
el territorio, las biografía s, la posición de clase, condición étnica o el género o
la eda d, i n fluyen en cómo se constituye el lugar y éste, a su vez, cada día -o
en cada encuen tro- escu lpe a sus person ajes. El lugar d i a l oga con el entorno
a través de las práctica s y de las i m ágenes que fo r m u l a el i magi nario de sus
usua rios. Vea mos, brevemente, la función de los dominios en la con figu ración de
los lugares a través de los papeles (roles) .
Han nerz plantea que en la ciudad la oferta de papeles dentro de los diferentes
dominios es i l i m itada, au nque, luego señala restricciones a esta apertura , pues dice
que uno entra en dicho "supermercado " con algunos "atributos de discri mi nación
de papeles y le está permitido comprar sólo ciertos productos [ . .. ] La ciudad es
más bla nda pa ra unas perso nas que para otras. Saca n sus repertorios de pro
porciones va riables del inventario de papeles " (Hannerz, 1 9 8 6 : 280). Así, ciertas
condiciones sociocu lturales tienen mayor incidencia en la ampl itud de opciones
dispo nib les, pues no es lo mismo ser: ama de casa , inm igra nte étnico, ser pobre o
rico, ser anciano o joven, mujer o va rón , etcétera , en el acceso al trabajo, al club o
a una ca rrera profesiona l . 1 50 Es im porta nte a rticu lar estas condiciona ntes con las
posib ilidades o limitaciones pa ra participar en las interacciones que ca racterizan a
dichos papeles contenidos en determi nados lugares. No es ocioso reitera r que cada
lugar perm ite la rea lización de cierto tipo de papeles y proscribe otros.
En este sentido, para etnografi a r la dive rsidad de l uga res u rbanos, i n teresa
saber lo que ocu rre cuando el ego trata "con una sucesión re lativa mente rápida
de a lter, en contactos en los que sería muy poco práctico ca m b i a r los tér m i n o s
de la i n te racción cada vez ". P o r e j e m p l o , el aprovisionamiento centra l i zado en u n
1 50 Gayatri Spivak l o i l u stra desde otra perspectiva : " Clara m ente, s i u sted e s pobre, negra y m ujer,
está metida en el problema en tres formas" (2003 : 3 3 8 ) .
1 60
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 7.8. Territorios, lugares, actores e i nstituciones exp l ícita mente nombrados para concentrar el
sentido de fuerza y amplitud. (Fotog rafía de Abilio Vergaral
1 51 En el parque infantil que está frente a casa , veía con frecuencia a una persona pasea r a sus tres pe
rros. Luego de unos meses, cuando conversaba con la dueña de la tienda de abarrotes "El Amigo",
me dijo que era "colombiano, médico, y que estaba buscando trabajo". La tendera, a través de "las
compras" que realizan sus clientes tiene una información concreta de sus gustos, y también elabora
un cuadro de clasificaciones sociales en base a los recu rsos económ icos que i nvierten en la tienda.
1 61
ABILIO VERGARA FIGUEROA
a) el que podría mos l l a m a r paradigmático que a socia l uga res de semeja nte
función y significación (se recom i enda hacer un mapa para cada tipo de
l uga res, y s u perponer con otros mapas de igu a l factura) y,
1 62
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 7.9. Un territorio demarcado por la i nstitución de la iglesia cristiana. Esta foto ubica el nivel
paradigmótico. (www. arquidiocesisdeayacucho.org.ipgl
1 63
ABILIO VERGARA F l G U E ROA
snack ba r, cervece ría , etcéte ra . Es i nteresante observa r los dife rentes "concep
tos " de cada establecim iento, m uchos de los cuales refie ren a una vida u rbana
vincu lada a la socialidad, difiriendo no sólo en qué se si rve, s i n o cómo, y cuá l , es
la permanencia que esti m u l a . Por ejemplo, sobre el Piano bar, un tríptico publici
ta rio señala que tiene " u n a decoración con u n estilo m u y clásico, con pinturas
y arreglos flora les; espacio pe rfecto para el encuentro antes y después de la
actividad empresa ria l ; m ú sica de piano en vivo, donde la barra es u n a extensión
del propio piano y que se ofrece comida con m e n ú s especi ales para cenas y
eventos". Los lenguajes ta mbién concretizan sus diferencias, no solamente en el
tipo de bebidas, los públ icos que convoca n , el tipo de m ú sica y sonoridad pre
domina nte, sino ta mbién el dialecto social en el que ve h i c u l a n la co m u n icaci ó n .
El reco rrido los rea l i za n los u rbícolas, y en su si ntagma ca m i n a nte a socian y
distinguen l uga res semejantes o dife rentes. 1 53
Pensar los lugares como nudos o puntos de cruce de redes tiene i m p l icaciones
metodológicas y técnicas en la investigación a n tropológica . E n principio nos
coloca frente a las dimensiones y las escalas, es dec i r, a pensa r desde dónde m i
ra mos a l lugar, c u á l es la perspectiva que n o s pos i b i l i ta d i c h o posici o n a m i ento,
entendiendo por perspectiva el orde n a m i ento secuencial de los elementos que
conforman el espacio -masa, vacío, ocupa ntes, objetos, actividades-, perm i
tiendo no sólo su ub icación física , sino ta mbién su clasificación en la memoria y
sus proyecciones i magi nales, así como en los significados, expresividades, emo
ciones, senti mie ntos y va lores que contienen y p royecta n . Obviamente, el punto
de vista desde donde el a n t ropólogo " m i ra " es ca mbia nte, pues, por ejemplo, si
bien necesita " sobrevo l a r " la red de l ugares semejantes o los que une u n itine
rario (por ejemplo, el de su actual i n forma nte) , ta mbién requ i e re " m eterse " en
a lgunos de el los para observa r e i nterroga r(se) , pero ta mbién para experimentar
y dialogar. En segu ndo té r m i n o , nos i m pele a pregu nta rnos cómo i n teract ú a n : a)
l uga res semejantes y dife rentes entre sí (por ejemplo, si los semeja ntes com p i
t e n ) y , b) c ó m o i ntervi ene el entorno de cada lugar en s u s actividades y va lora
ciones. No es lo mismo u n bar en la d i stinguida zona de Po la nco que en la co
lonia popu l a r, como " l a Doctore s " , como ta m poco son semeja ntes la Basíl ica de
la V i rgen de Guada l u pe y la pa rroq u i a de Sa n Ped ro M á rtir. La pri mera , m ovi l i za
identificaciones naciona les, mientras la pa rroq u i a esce n i fica la identidad loca l .
La red i magi naria q u e u n e -y dife rencia- l uga res adqui ere sign ificaciones
va riadas. Por ejemplo, la i magi nación puede desplega r asociaciones que las
trayecto rias e iti nera rios físicos sepa ra n : ver en las postrim erías del d ía a una
dama sola en u n l uga r ca rgado de estigm as, pu ede n o a socia rse a u n a pérdida
de orientación espacial s i n o mora l . Los signos que po rta su cuerpo (vestido,
maqu i l laje, actitud corpora l) proveen los elementos para situar el personaje;
1 53 En la literatura , es muy i n teresante el "ficciona l " recorrido que rea l i za el docente u n iversitario
Juan Manuel Barrientos por las cantinas del Centro h istórico de la ciudad de México, en el l ibro
de Gonzalo Celorio, Y retiemble en sus centros la tierra, Tu squets, México, 2008.
1 64
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
I magen 7. 1 O. El área de una actividad trasciende a sus lugares, conformando "áreas· o, en este caso,
"zonas rojas·. (http:/limages.artelista.com/artelista/obras/big/4/5/9/63737503 5379 8 2 5 3 .jpgl
1 54 Al usar indicias (Borges, 1 9 99) como i n s u m o para deducir relaciones categoriales (M itchel, 1 999).
1 65
ABILIO VERGARA FIGUEROA
1 5 5 Au nque Robert Ezra Park, por ejemplo, sí formuló proyectos más abarcativos desde la perspec
tiva de la ecología urba n a ; ta mbién Burgess lo propuso como un esquema más abarcador con
sus círculos concéntricos.
1 56 Ha rvey W. Zorbaugh, The Gold Coast and the Slum, U n iversity of Ch icago Press, C h icago , 1 929.
1 5 7 El énfasis de la cu rsiva es m ío. Nótese cómo, por u n a forma de meto n i m i a , Ha rvey está seña
lando las relaciones que el lugar-casa establece (por la sinécdoque del desayuno) con el entorno
de la producción y la circulación de las mercancías, así como liga el dominio de la residencia con
el del abastecimiento.
1 66
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
d i e ntemente de lo que pasa e n dete r m i nados l uga re s " (20 1 0: 5 2 ) , rem a rcando la
i n te racc i ó n e ntre lugar, territorio y espacio .
Imagen 7. 1 1 . La releva ncia de los lugares y territorios desde donde se ·pone el desayuno en la mesa·.
El mercado articula territorios y lugares. <Fotografía de Abilio Vergaral
[. .]
. en l a medida e n q u e l o s res i d e n tes de l a ci udad l o contra p o n e n a otros espa
cios, opciones de vivienda y estilos de vida existentes e n l a c i u d a d . A pesar de que
e l n u evo modelo n o h aya e l i m i nado toda s las otras posi b i l idades, p roporciona el
p r i n c i p a l p a radigma de d i st i n c i ó n con re l a c i ó n al cual l a s otras a l te r n ativas t i e n
den a ser medidas. Exi ste hoy e n l a c i u d a d u n a estética de l a seg u r i d a d defi n i d a
por e l n u evo mode l o , q u e s i m u l tá n e a mente g u ía tra n sfo r m a c i o n e s en todos l o s
t i pos de vivienda y determ i n a l o q u e confiere m á s prestigio (2007: 3 1 2-3 1 3 ) .
E n s u est u d i o s o b re la c a s a u rb a n a , Rey n a Sá n c h e z , e n c u e n t ra e n l a c i u d a d
de México, e l efecto d e l a clasificación social-espacial e n l a s a s p i ra c i o n e s , q u e re
defi n e l a re l a c i ó n va l o ra ti va y a fectiva con e l lugar y e l territorio :
1 67
ABILIO VERGARA FIGUEROA
[.. ]
. m i m a r i d o m e d e c í a , es q u e va m o s a v i v i r c e r c a de m i m a m á , y yo n o
t e n g o n a d a e n c o n t ra d e m i s u eg ra , p e ro y o v e o e s a c o l o n i a , y d i j e , b u e n o :
y o vengo d e u n a co l o n i a p r o l eta r i a ¿ q u é q u i e re s p a ra t u s h i j o s ? Y m e d i j e ,
q u e s i q u i e ra l e b r i n q u e n d o s e s c a l o n e s o t r e s d e d o n d e u n o n a c i ó ( A l i c i a , e n
Sánchez, 2010: 233).
Imagen 7. 12. Habitar un lugar es también participar de las implicaciones del territorio.
<www. Barrio_Santo_Domingo02 Medell i n .jpgl
1 68
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
No salgo principa l m e nte porque no tengo din ero, y ha sta para i r a l súper se
necesita di nero, a veces se puede decir que no tengo para los pasajes, no tengo
1 5 9 Cristina vive en "Academia n ueve " , un veci ndario del Centro H i stórico de la ciudad de México.
1 60 Aqu í viene a colació n , en contrapartida, la figu ra del flaneur ya fenecido que disfrutaba del
paseo y la observación de la ciudad sin que busque objetivos utilitarios.
1 69
ABILIO VERGARA FiGUEROA
Imagen 7. 13 . La migración pone en contacto al territorio con el espacio : éste puede l u ego ser
escenario de reterritorial izació n . <La Jamada Jalisco, 3 de noviembre de 20 12>
1 70
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Otro estudio i n te resa nte para observa r las relaciones entre lugares y territo
rios es el que ofrece W i l l i a m
F. Whyte, en su libro La sociedad de las esquinas, no
sola mente porque perm ite relacionar la vivencia de ciertos lugares -esq u i nas,
bares, c l u bes- con el uso del espació públ ico del barrio, sino sus efectos en la
relación con la ca sa , los establecim ie ntos públ icos y las diferencias de clase:
Hay a lgo i m porta nte que observa r en estas re laciones entre actores, luga res
y territorios. Estos jóvenes tejen relaciones sociales en el propio territorio de la
com u n idad barri a l , pero dichas re laciones se ubican a l m a rge n del entra m ado
social que con stituye el barrio, lo contrad icen o lo confronta n : fu ndan u n n u evo
territorio, con sus lugares, superpuesto al de los adu ltos y las i n stituciones, dis
putándoles el espacio. De esto se desprende la necesidad de enfoca r el estu dio
no sólo a las prácticas y rituales que a rm o n i za n , sino ta mbién a lo que emerge
como n u evo , a las tensiones y confl ictos : los actores se visibilizan más en estas
situaciones confl ictivas o de tensión que en los de la concordia y la ruti n a , por
ejemplo, Ya mel Gutiérrez (2008) encuentra que, en una plaza en l ztacalco, a
partir de las tres de la tarde, u n grupo de teporochos (alcohólicos) se a podera
de un sector de e l l a : las m u jeres y los n i ños dan u n rodeo para evita rlos. Así,
podemos ver form ulados otros lím ites para los l uga reños fronterizos, q u i enes
pueden endu recer m utua mente sus fronteras, una de cuyas con secu encias es la
dista ncia física que se a nte-ponen para señalar la otredad en el m i s m o territorio.
Estos prob lemas y confl ictos no sólo existen en la periferia, sino ta mbién
en muchos barrios tradicionales en el centro de la ciudad, como lo con sta ta
Ricardo Ten a , en u n a m p l i o estudio del barrio de La Merced , q u i e n seña la, co mo
ca usal de su declive, entre m u chos otros factores,
1 71
ABILIO VERGARA FIGUEROA
En este sentido podemos ubicar áreas y zonas que despierta n senti mientos
de rechazo, repu lsión , temor (ver R i a ñ o , 2 000) , etcétera , como detecta Vicente
G u z m á n , en su estu dio sobre Tlacota l pa n . Existe n , dice, "espacios que son ca l i
ficados c o m o topófobos, es dec i r, espacios cuya expresión o gente que co nvoca n
no sólo no alcanzan a ser percibidos afectiva mente, s i n o que son ca l i ficados
negativa mente por razones sociales o i ndividuales" (200 1 : 1 6 6) , lo que tiene
efectos en las clasificaciones socia les a u to o hetero adjudicadas vinculadas al
territorio:
Pa ra los hab itantes del barrio, las ca l les y la plazuela son un todo, en donde no
hay separación en tre l a vivienda y la ca l le. Esto les l l eva a considera rse como los
ú n icos que pueden decidir sobre e l uso que se da a esos espacios, ya que, para
ellos, el hecho de ser de origen obrero y habitar en este espacio corporativo les
permite determ i n a r su uso, pues no se trata de u n espacio públ ico sino de uno
que es de ellos, en donde las a u toridades delegaci onales no pueden actuar sin
su consentimi ento (2007 : 1 00) .
1 61 Rica rdo Ten a , por ejemplo, emplaza a lgu nas zonas de trabajo de sexo-servidoras: M ixcalco, la
Soledad, Sa nto Tomás, San Pablo y la Santísima (2009: 1 4 7 ) . Es interesa nte observa r los mapas
y planos que contienen los anexos del libro, los que son indispensables para el tipo de estudio
que promueve la i n serción de los lugares en los territorios.
1 72
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
(2007 : 1 1 0). En su etnografía , señala lugares por géneros, a lgunos de los cuales
son exclusivos y excluyentes, como las ca nchas de fútbol y sus "casca rita s " , o
las ca ntinas y su h u m o r erotizado mascu l i n o .
Re itero, s i n tetizando, que al estudiar los l ugares es necesa rio determ i n a r los
diferentes contextos en los que está n emplazados, entre los que podemos se
ñalar los siguientes: contexto territorio, contexto red, contexto imaginario, con
texto social, contexto tiempo, contexto teórico. Estos contextos se a rticu l a n ; por
ejemplo, el con texto socia l 1 62 puede fo rm u l a r -y ser obj eto de- i magi narios
(fa nta smagoría s, estigmas, estereoti pos) y a l mismo tiempo desplega r el espacio
en contactos que configu ra n redes o anclar en territorios.
La re lación entre lugares y con texto , lo desarrollo en dos planos: a) donde
pretendo enfatizar la i m p l icación del lugar con el territorio que no sola me nte se
expresa en la contigüidad formadora 1 63 sino ta mbién en las asociaciones i m a
g i n a r i a s que e m p l a z a n a los l ugareños en categoría s, p o r e j e m p l o , expresada
en "el código posta l " 1 64 como territori a l i zación de la distinción o la m a rgi na
l idad (con sus diversos grados) ; y b) la red, más re laciona l , menos deudora
de las cerca n ías, trazada por prácticas y desplaza m i e ntos más cosmopolitas y
conceptua les, genera l mente pragmáticas -pero no sólo- a diferencia del te
rritorio que es más físico-espacial, demarcada por el entorno i n m ediato , como
conti n u idad rea l i zada por las prácticas corporales cotid i a n a s . No obsta nte di
cha diferencia, ta mbién podría mos decir que a m bos contextos -territorio y re
des- pueden ser m u tables y tra n sfo rma rse éste en aquel o com b i n a rse, como
lo detecta Aída Ana lco:
sus rea l i zadores con los lugares en que habita n , la localidad a la que pertenece n ,
las fronteras que estab lecen y ha sta dónde se desd i b u j a n , forta lecen y recorre n .
1 6 2 Este "contexto " está constituido, obviamente, p o r sujetos, actores, orga n i zaciones, institucio
nes, etcétera .
1 6 3 Repito que al afi rmar esto no ignoro que a veces muchos no hacen ya de los vecinos el mar
co social de sus actividades y. por el contrario, por ejemplo, se observa que la puerta de la
escuela, a donde l levan los padres a sus hijos, se constituye en u n espacio de mayor flujo de
i nformación person a l que los propios pasi llos del condo m i n i o (Fortín , 1 994).
1 64 En México se puede demandar "el código posta l " como i n d i cativo de la territoria l i zación
de la posición social del i n terlocutor. Ricardo López señala que, " los m i e m b ros de la clase
media han construido u n a representación espacial con criterios de clase en lo q u e respecta
a la colonia donde se reside. I n c l u so , es muy frecuente que la pregunta ¿por dónde vives? No
tenga nada de inge n u a y m á s bien se oriente a identificar la rea l idad socioeconóm ica del
i n terlocutor" (2007 : 1 6) .
1 73
ABILIO VERGARA FIGUEROA
En re lación al contexto territorio, los l ugares se a rticu lan por los senderos
que se tra n sita n diariamente. La s cal les del veci ndario, como espacios contiguos
a l hoga r, adquieren además su fa m i l i a ridad en el nombra m iento específico de
sus lugares, y en la m a nera en que sus habita ntes se desplazan en ellas, y opo
nen las rutas cerca nas del barrio a l de los ejes viales, pues éstos, pueden referir
a u n " sa l i r de ... " , "ir a la ciudad " , 1 67 como expe riencia del desplaza m i e nto por
la gra n ci udad -formando redes-, así, los ejes viales sign ifica n ese distancia
m iento con que se m i ra el espacio u rbano i n a ba rca ble: es su vía de acceso y, por
la velocidad, su expresión de no prox i m idad.
En el lugar-hogar emplazado en u n a vecindad-barrio -configu rado en e l
t i e m p o , c o m o sed i m entación en la m e m o r i a y las práctica s-, sus h a bita ntes
despl iega n relaciones sosten idas y construye n , en dicho proceso, el tejido social
que se expresa en la com u n icación-afectividad i ntensa que deviene en un a m p l i o
conocim iento y compro m i so m u tuos. En esto difiere d e l tipo de i nteracciones
que se dan en los condo m i n ios de reci ente formación (Vil lavicencio, Esqu ive! y
D u rá n , 2 006) , donde se relacionan mediante tácticas de evita miento (Goffma n )
y control expresivo. En el barrio, espacio se demarca exh a u stiva mente, la com u
n icación tra n sita d e manera fl u ida y reiterativa y recorre, pasil los, recá m a ras,
"sala s-comedore s " , los traspatios (litera l y metafórica m ente) , es dec i r la región
posterior goffm a n i a n a , siendo el c h i sme su i n stru mento m á s característico. Con
el chisme, asistimos a la presión del territorio sobre el lugar, que puede traducirse
ta mbién como la presión de la comunidad sobre lo privado.
Haciendo un paréntesis, podemos dec i r que el c h i s m e comparte a lgu n a s
características com u nes c o n el ru mor. M a rga rita Z i res s e ñ a l a que éste es " u n re
lato breve y de vida corta , a u nque permanezca de manera latente en la memoria
colectiva de u n a com u n idad y si rva de a l i mento a otros rumore s " (2005 : 2 1 ) . El
chisme ta mbién comparte con el rumor su verosi m i l itud, a u n q u e sus referentes
espaciales -dista ncia social- puedan ser va riables. Si lo referimos a las esca
las, el chisme es más loca l , del vecindario, porque e l placer que produce requ i e re
de u n conoci miento personal izado, m i e ntra s que el rumor funciona a u n a esca la
meso o macro. En el estudio de las relaciones entre el lugar y el territorio ba-
1 74
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Imagen 7. 14. La protesta u rbana puede reconfi g u rar la relación entre lo íntimo, lo privado y lo público,
entendiendo que dicha relación fue anteced ida por ocupar lugares diferentes. La recámara o la playa
ya no son los lugares exclusivos donde la desnudez se expone.
<La Jornada Jalisco, 3 de n oviembre de 2 0 1 1 l
1 68 Es ta mbién i n teresa nte observa r como está afronta ndo la soledad de los hijos ú n icos en las
clases medias: los padres acuerdan , con mucha a n telación "prestarse" los n i ños con sus a m is
tades para que pasen los fines de semana acompañándose, para lo que i n tercam b i a n el papel
de a n fitriones. Esta práctica se real i za a pesa r de -o más bien por- la d i stancia que separa a
sus casas.
1 75
ABILIO VERGARA FIGUEROA
Esta m u tua exposición i ntensa posibi l itaba ta mbién el conoci m i ento perso
n a l i zado de los miembros de la com u n idad, lo que ta mbién perm ite a nticipar
actitudes, 1 69 u sos re lajados del espacio, reconocer jerarq u ía s en el grupo y entre
grupos, etcétera , situación que viene ca mbiando:
1 76
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
Ten ía dos accesos para l l ega r a Tacu baya . U n o es el que agarraba por la ca l l e Águ i l a
y encontraba en frente de m i c a s a u n a pulquería que se l l a m a ba El Jarabe Mexicano.
Seguía ca m i n a ndo y encontraba otra pu lquería , ésa todavía existe y se l l a m a La Prin
cesa; entonces daba u n a pequeña vuelta y pasaba un pu ente . . . Yo me acuerdo que
se caían m u cho los caba l los [ . . . ] De a h í ca m i naba hacia abajo, pero en ese la pso de
aquí a acá están los fa m osos tierreros, es u n l uga r donde la gente va , venden he rra
m ienta ba rata de segu nda, todos siempre sentados, aquí vendiendo sus mercancías
y aquí hay otra pu lquería " ( Román del P rado, en Lico n a , 2003: 42).
E n l o s a ñ o s c u a re n ta , l a s fa m i l i a s se c o n c e n t ra b a n e n l o s p a r a j e s d e T l a n e
p a n t l a , T l a x i n t l a , C u a u h x u ztenco, Toc h a nco y T l a pexco ; a h í l o s j efes d e fa m i l i a
te n ía n c o m o v i v i e n d a s , p e ro t e n ía n terre n o s e n e l p ro p i o Sa n Pa b l o C h i m a l p a ,
L o m a d e l Pa d re o Sa n J o s é . S ó l o u n a s c u a n ta s fa m i l i a s se e n c o n t ra b a n d i spersas
den t ro d e l m i s m o pueblo, e n pa ra j e s c o m o Tezca l t i t l a , T l a c p a c , X oc h i t i t l a , M i l
to nco, At l a u h t e n c o , T l a n ca p u l l i , Tepoza n c o . L a s fa m i l i a s A l b a , A r i a s , C a r r i l l o ,
De la Ro s a , G a l i c i a , G a rc í a , G o n z á l e z , G r a n a d o s , H e r n á n d e z , J u á re z , L ó p e z ,
M a rt í n e z , M o n toya , M o re n o , M u c i ñ o , Nava , O l ivo, Pérez, Reyes , R ivera , R o m e
ro, Rosa l e s , R u i z , S e g u r a y V i l l a l u z son c o n s i d e ra d a s l a s fa m i l i a s n a t ivas d e l
pueblo" (2010: 1 1 5) .
I magen 7. 15. El n ú mero d e cruces en las casas andi nas comun ica e l capital social del dueño -cada
compadre lleva uno-, por ende sus conexiones con el territorio comunitario.
<www. saudadedemi .files.wordpress.com.jpgl
ABILIO VERGARA FIGUEROA
1 73 Las señala vinculadas a cuatro periodos: "a) el histórico territoria l ; b) el de la i ndustria lización
y la metropol izació n ; e) el de la ciudad global ; d) el de la hibridación m u lticultural y la demo
cratizació n " ( 1 998: 1 9) .
1 74 Carlos Garma, refiere al carácter, al mismo tiempo ritual y espectacular d e l a " representación
de la pasión de Jesucristo " , donde m i l lones de espectadores y "la intrusión de los medios . . . ha
desvirtuado m uchos aspectos simbólicos del ceremonia l " ( 1 994: 68).
1 78
ETNOGRAFÍA DE LOS LUGARES
1 79
ABILIO VERGARA FIGUEROA
F i n a l m ente, al reflexionar acerca del contexto teórico del concepto lugar an
tropológico, podemos i n corpora r ta mbién , de m a n e ra m u y productiva , conceptos
muy caros a esta d i sci p l i n a como frontera , actor, identidad, i n teracción , ritmo,
ritu a l , trad ición, (pos y sobre) modern idad, i m agina rios, símbolo, prácticas,
proxe m i a , lenguaje, etcétera , que, como puede verse, muy rápidame nte nos exi
ge vincula rnos con otra s d i sci p l i n a s como la l i teratu ra , la estética , la h i storia,
la geografía , la com u n icaci ó n , la sociología , entre otras. El nexo fu ndamental
de estas asociaciones se debe a que el actor o su jeto con struye el espacio pa ra
tornarlo territorio y lugar y en ese p roceso se recon struye ta mbién mediante
prácticas s i m ból icas, estéticas y funcionales.
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