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El misterio Nupcial

Don y comunión

El encuentro con eva no es el destino final. Ante el encuentro

t.o recuerdo que andres tardo……

ante cada nuevo encuentro entre adan y eva se abre una nueva ruta en que ambos
continuaran buscando la fuente.

Antes de seguir adelante debemos interpretar estos nuevos wencuentros como si se tratara
del ofrecimiento de un don

Para entender el don

¿Que quiero decir con esto?

- El don representa aquello que no puede producir uno mismo


- El don se refiere siempre a un encuentro entre personas
- El don requiere varios elementos: alguien que entregue el don, alguien que lo reciba y
la nueva relación que el don crea.
- En una compra el rechazo no ofende, pero el rechazo del don significa herir a quien me
lo ofrecia.
- El don contiene algo del dador. Cuando hacemos un regalo ofrecemos mucho mas que
una mercancía: dar un don es siempre de una forma darse a si mismo
- Quien hace un don corre un riesgo: que sea rechazado
- No puede haber verdadero don sin reciprocidad: las dos personas están implicadas de
forma activa

El dador originario

En eva adan ha recibido un don capaz de despertar su asombro y su gratitud.

Este regalo es especial: no consiste en algo que Eva de a adán o que haga por él, sino en su
misma presencia (el amor no es utilitarista)

El amado mismo es un don. Reconocer esto es la esencia de todo amor verdadero.

La escritora inglesa Elizabeth Barrett Browning lo ha expresado así en uno de sus


sonetos de amor:
No digas nunca «la quiero por su risa... por su mirada... por su mod o de hablar
siempre tan dulce... o por su pensamiento tan parecido al mío que nos trajo
aquel día tanta serenidad». Estas cosas, Amado, nunca son inmutables: amor
que así se forja puede quedar en nada 1.

Ejemplo de la joven que le pregunta a su novio porque la ama y este no sabia decirle porque

El amor recibe como un don el mismo ser del amado: “Es bueno que tu existas”

Antes del don que el amante nos hace de si, tenemos que aprender que el mismo ser del
amante es ya un don, el mas fundamental de todos.

1
Cf. Elizabeth Barrett BROWNING, Sonetos de la portuguesa (Torremozar, Madrid 2000) 38s
La llamada al amor es anterior a nuestra respuesta (no elegimos la sexualidad, no elegimos el
enamorarnos, adan y eva han sido entregados el uno al otro)

¿Quién es el que pone la existencia de eva en manos de Adan?

Es en su cuerpo donde adan vive esta búsqueda de sentido, el cuerpo es su forma de estar
abierto al mundo, y de participar en el. El primer hombre encuentra a la primera mujer. Adan
se sabe llamado a abrirse a una persona semejante a el.

Para aceptar la misma existencia de eva como un don, adan tiene que reconocer la relación de
eva con Dios.

Es el creador el que confía a Adan el don de Eva. (gaudium et spes: el hombre única creatura
amada en si, llamada a donarse)

Eva es algo precioso para Dios: Dios se da a si mismo a Adán cuando le comunica el don de Eva

Es ante Él en donde se mide el proyecto del amor humano

Volveremos sobre este punto mas adelante

El cuerpo testigo del don originario

Gracias al cuerpo, hombre y mujer descubren un mundo común que ambos pueden compartir.

En el cuerpo los dos escuchan la llamada a un don mutuo de si mismo.

Esta llamada, inscrita en la masculinidad y feminidad es descrita como “Misterio Nupcial” del
cuerpo: el cuerpo tiene en si una invitación al amor.

Es nupcial porque invita a Adan a donarse a si mismo y a recibirla como un don

Para Juan Pablo II este sentido nupcial del cuerpo no solo une a adan con eva, sino que los
vincula también con el dador originario. (Dios se da a si mismo en el don)

La primer tarea no es el deber hacer algo, sino la aceptación del don originario de nuestra
propia persona y vida.

El amor no es ciego: dce 31 “el amor tiene sus propios ojos. Los ojos del amor, los ojos de
un corazón que ve perciben cada objeto que tocamos y cada momento que vivimos
como un don del Creador”

Del don originario al don de si mismo

Una de las preguntas que Benedicto XVI plantea en su primera encíclica, Deus
caritas est, es precisamente si es posible amar y darse a sí mismo a otra persona.
El Papa responde que sí, pero añade enseguida: nos podemos amar unos a otros
solo porque hemos sido amados primero por Dios. Es decir, podemos hacernos
fuente de amor para otros solo porque primero hemos bebido del manantial del
amor de Dios:

Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso, nosotros podemos
corresponder también con el amor. Dios no nos impone un sentimiento que no podamos
suscitar en nosotros mismos. Él nos ama y nos hace ver y experimentar su amor, y de este
«antes» de Dios puede nacer también en nosotros el amor como respuesta (DCE 17).
Por este motivo el amor puede ser mandado, porque primero Dios nos amó

Disfrutan la maravilla del amor humano porque su relación mutua es al mismo tiempo una
relación con Dios

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