Está en la página 1de 24

-A-

-B-
-C-
CCRUZ

- Santa Juana de Arco dentro de la hoguera pedía al sacerdote dominico que la auxilió en sus
últimos momentos que levantase el crucifijo. Como el humo y las llamas molestaban para ver pedía
insistentemente que lo levantase más.

Salva
- Un sacerdote católico, al darse cuenta de que los universitarios de color eran atraídos y
conquistados por sectas no católicas y por masones, comprendió la necesidad de una labor exquisita
y se dio a ella con todas  sus fuerzas y con todos los medios a su alcance.
Muchísimo logro el sacerdote en este sentido. Tanto, que sus adversarios se alarmaron y
escogieron un chino muy inteligente para que destruyera toda la labor del sacerdote.
El chino fue a este para que le instruyera en la religión cristiana, pero fue sincero desde un
principio y le dijo claramente que el quería instruirse para así poderle atacar mejor y así poder
destruirlo.
Puesta la confianza en Dios, se avino el sacerdote a este contrato. Pero en seguida fue a
ver a una joven enferma y le suplico que ofreciera todos sus dolores a favor de un chino. Cada
día este iba a instruirse en la religión cristiana, cada día el sacerdote telefoneaba a la enferma y cada
día aumentaba los dolores de esta. Un día, a una hora desacostumbrada, presentóse el chino y dijo:
- Padre, no puedo más. Quiero recibir el Bautismo.
En seguida telefoneo a la casa de aquella enferma para comunicarle esta grata noticia, pero recibió
esta contestación: “Acaba de morir”. Eso es ser verdadera luz del mundo y sal de la tierra.(Del libro
Ejemplos Predicables, Mauricio Rufino, Barcelona, Ed. Herder,1962, pag 807, nº 1992)
-D-
-E-
-F-
-G-
Goethe: Figura fundamental de la literatura alemana, Johann Wolfgang von Goethe es también el
más genuino representante del romanticismo alemán. Entre finales del siglo XVIII y comienzos del
XIX, escribió poemas, obras teatrales y novelas, entre las que destaca Fausto (primera parte, 1808,
segunda, 1832), un drama poético considerado como la mejor adaptación de la leyenda de Fausto,
personaje que vende su alma al diablo a cambio de conocimiento y experiencia.
-I-
-J-
-K-
-L-
-M-
MMISERICORDIA DIVINA:

¿Qué más puedo darte Señor?: Dame tus pecados


En la cueva donde Jesús niño vino al mundo, moró por espacio de veinticinco años el célebre doctor
de la Iglesia san Jerónimo (+420).
Una vez oró a Jesús de este modo: “Querido Niño, tú has sufrido mucho por salvarme. ¿Cómo
podré yo compensártelo? Y oyó que le respondían: “Alaba a Dios con las palabras: Gloria a Dios en
las alturas”. Repuso el santo: “Eso ya lo hago; quiero darte algo: todo mi dinero”. A lo que obtuvo
esta respuesta: “El dinero dáselo a los pobres; será como si me lo dieses a mí” “así lo haré; pero a ti,
¿que puedo darte?” La respuesta fue ésta: “Dame tus pecados: te los pido para borrarlos”.
A estas palabras, Jerónimo se echó a llorar y dijo: “Querido Jesús, toma todo lo que es mío y tú
dame todo lo que es tuyo”.
Por este diálogo comprenderéis cuán grande es la bondad de Dios para con los hombres. EE.PP.
1651

¿Sabéis quién era ese hijo? Yo mismo


En el año 1868 se daba una misión en Aquisgrán. En uno de los sermones refirió el misionero
una historia que impresionó mucho. Dijo:
“Hace algunos años, una pobre madre se encontraba en el lecho de muerte rodeada de sus hijos.
Sólo faltaba uno, que ese hallaba en la cárcel, condenado a cinco años por un delito que había
causado a la madre un serio disgusto. La moribunda pidió entonces que pudiese venir su hijo junto a
su lecho de muerte. La petición fue atendida por la autoridad, y el hijo fue llevado por los guardias
donde estaba la madre.
”No pudiendo ésta ya hablar, dirigió a su hijo una profunda mirada que obró un milagro, pues,
vuelto el hijo a la cárcel, se postró en tierra llorando y, después, con una dolorosa confesión y con
penitencias, se purificó de sus pecados.
” Y aún hizo más con él la gracia de Dios: cuando hubo pagado su pena se hizo sacerdote y
predicador. ¿Sabéis quién era ese hijo? Yo mismo”
Así habló el misionero. Y después añadió: “Queridos hermanos, ¡ánimo y confianza! Los
pecados podrán ser enormes; pero la bondad y la misericordia de Dios son aun mayores”.
Ésta es la historia del predicador que conmovió a todos los oyentes. EE.PP. 1649

Jesús Crucificado, desde la cruz lo absolvió


Una encantadora leyenda nos habla de un pecador que se confesó con profunda contrición. El
confesor absolvió al penitente y le previno contra la recaída. El hombre, con todo, cayó en la misma
tentación, y, al presentarse de nuevo contrito al tribunal de la penitencia, el confesor vaciló largo
tiempo en absolverle. Cuado, por fin, lo hizo, advirtió: “Ésta es la última vez”. Más, a pesar de
todos los propósitos, la tentación pudo más que el pecador, y cuando por tercera vez fue al
confesionario, el confesor le negó rotundamente la absolución porque dudaba de que el
arrepentimiento del penitente fuera sincero. El buen hombre, en cambio, afirmaba que se sentía
profundamente contrito. El sacerdote, no obstante, persistió en la negativa. Mas en aquel preciso
momento aconteció que desde la alta cruz del coro sonó por la iglesia como un llanto. Sorprendido
el confesor, levantó los ojos y vio como la imagen adquiría vida y el Crucificado soltaba la mano
derecha del madero de la cruz y trazaba sobre el pecador el signo de la absolución.
Y para el severo confesor sonó esta recriminación: “No has derramado tú la sangre por él”
EE.PP. 1644

El Crucificado lo abrazó
En una de las más hermosas iglesias de Würzburgo, en Baviera, hay un crucifijo que es muy
distinto a todos cuantos hayamos podido ver en nuestra vida, pues allí tiene el Salvador las manos
desprendidas de los clavos, juntas encima del pecho, como si quisiera sujetar algo y estrecharlo
contra su corazón... Este ademán tan extraordinario de la imagen de Cristo lo explican las crónicas
así:
Una noche había penetrado un ladrón en aquel santuario codiciando la valiosa corona que almas
piadosas habían ofrendado al crucifijo. Ya había subido el ladrón a la altura necesaria para alcanzar
la joya, ya tocaban sus manos sacrílegas la corona, cuando vio que las manos del crucifijo se
desprendían de los clavos para abrazarle... El espanto hacía temblar el cuerpo del criminal. Sus ojos,
desmesuradamente abiertos por el terror, se miraron con los ojos de Cristo... Los brazos de Cristo le
tenían abrazado... Tres horas se miraron así: Jesús y el pecador..., tres horas se hablaron... Pronto
lloraron los ojos del ladrón lágrimas de sincero dolor, y prono se pusieron también sus brazos
alrededor del cuerpo de Cristo con dolor y con amor. Y el Sumo Sacerdote en la cruz oyó de sus
labios una confesión sincera que terminó con una oración de amor y gratitud.
Y el amanecer de aquel día halló en la cruz no sólo al Redentor, sino también a un redimido...
vencido por aquel “que nos amó primero” (1 Jn 4,19). EE.PP. 1631
-N-
-O-
-P-
-Q-
-R-
RRECTA INTENCIÓN / VVANAGLORIA:

* Un hermnao había leído un libro del que era autor otro religioso de la misma orden. Al
encontrar al autor, le dijo:
- Padrfe, un día Dios le dará una gran recompensa por lo que escribe.
- Hermano –repuso el padre con humildad-, en el día del juicio mis libros y la escoba que
ustd tiene entre sus manos tendrán el mismo valor; y, si su intención al barrer ha sido mejor que la
mía al escribir, su sitio en el cielo será, sin duda, mejor que el mío. EEPP 1795
-S-
-T-
-U-
-V-
-Y-
-Z-

También podría gustarte