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¿Quién está matando a los líderes? ¿Hay sistematicidad? Muchos son los informes y
análisis que se han desarrollado alrededor de esta problemática, pero esta es
la primera vez que una investigación de este tipo busca identificar y clasificar
patrones claves, que ayudarían a entender la ola de violencia que están viviendo
los líderes sociales y defensores de derechos humanos en el país.
Entre los alarmantes hallazgos de este informe resalta el hecho de que más del
44 por ciento de los asesinatos se realizaron en las viviendas de los líderes
sociales, lo cual muestra un patrón que indicaría la sistematicidad en estos siniestros,
debido a que las violaciones la vida serían el resultado de unas actividades de
seguimiento y planeación por parte de los victimarios.
En esta línea, cabe resaltar que el pasado 11 de enero del presente año el Estado
colombiano reconoció que existe una sistematicidad en el asesinato de líderes
sociales en el país.
Esta es la pregunta que se hacen los analistas, el Gobierno y los mismo líderes, que
quieren saber quiénes son sus victimarios. En la complejidad del territorio varían los
intereses y los autores. Según el informe, la mayoría de los asesinatos (118)
todavía no tienen un autor identificado, y en los demás casos en la mayoría son
presuntos autores, porque todavía no hay un esclarecimiento en el proceso judicial.
Sin embargo, dentro de los autores identificados por el informe llama la atención que
la mayoría de los asesinatos a líderes sociales y defensores de derechos
humanos habrían sido cometidos por paramilitares. Aunque en 2006 se
desmovilizaron las Autodefensas Unidas de Colombia, y desde ese entonces el
Gobierno no ha reconocido el paramilitarismo, el informe asegura que todavía
“persiste el fenómeno” al cual se le han dado varias denominaciones como
“narcoparamilitares”, Grupos Armados Organizados (GAO) y Grupos Delincuenciales
Organizados (GDO), los que antes se conocía como Bacrim.