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ISSN: 1317-9535
cieprol@ula.ve
Universidad de los Andes
Venezuela
Resumen
Este trabajo pretende ser una breve descripción de la organización del
poder nacional y sus límites en la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela con motivo de su quinto aniversario.
Desarrolla la forma de gobierno partiendo de la definición de República y
analizando la denominación que tiene tanto en el Preámbulo como en las
disposiciones normativas, se intenta demostrar que la concepción tradicional
con sus características propias resultaron insuficientes para el constituyente
venezolano, quien pretendió apartarse de la concepción tradicional de la
República o por lo menos adicionarle calificaciones que la distancian de
otras “repúblicas” con el objeto de satisfacer aspiraciones sociales que se
señalan en el Preámbulo.
Se analiza detalladamente cada uno de los órganos que componen el Poder
Público Nacional: Poder Legislativo Nacional, Poder Ejecutivo Nacional,
Poder Judicial, Poder Ciudadano yl Poder electoral, su integración, función,
designación de sus miembros, duración de los mandatos etc.
Se establece qué se entiende por control desde la ingeniería constitucional,
esto es la aptitud o potestad que tiene un órgano para limitar los actos de
otro o de intervenir en él. Qué condiciones debe tener el órgano controlante
respecto al órgano controlado. Qué es necesario para que el órgano
controlante pueda ser efectiva la limitación o intervención.
Finalmente se determina que el control será siempre político, pues el objeto
que tiene es limitar el poder político, esto es que la eficacia de una decisión
dirigida a condicionar la sociedad se relativice o no se produzca, Y este
control político es institucional porque proviene de una habilitación expresa
de la Constitución.
Abstract
This paper seeks briefly to describe the organization of the national public
powers, and limits on their powers, under the Constitution of 1999 of the
Bolivarian Republic of Venezuela on its fifth anniversary.
The paper sets forth and develops the structure of the government,
beginning with a general definition of the “Republic,” and moving to an
analysis of the corresponding terms used in the Bolivarian Constitution
in the Preamble as well as the normative provisions in the Constitution’s
body. The author seeks to show that the traditional concept of the republic,
with its particular characteristics, proved inadequate to the Venezuelan
Constituent. The Constituent departed from the traditional concept, or at
least added to it qualities that distance its form from that of other republics,
in its effort to accomplish the social aspirations set forth in the Preamble.
This paper analyses in detail each of the branches that constitute the National
Public Powers: the National Legislative Power, the National Executive
Power, the Judicial Power, the Citizens’ Power, and the Electoral Power,
including in the analysis the composition, function, method of designation
of members, terms of office, and other characteristics of each of organ.
It is established from the perspective of the constitutional architecture, that
that “control” is understood to be the prerogative or power that one of the
branches of government may have to limit or intervene concerning the acts
of another. Under what conditions may a controlling organ of government
act upon the controlled organ? What is necessary to enable the controlling
organ to be effective in its limitation of the power or intervention with
respect to the acts of another?
Finally, it is determined that institutional control will always be political,
because the objective is the limitation of political power, and this concerns
whether a decision aimed at conditioning society is efficacious, diminished
or unproductive. This political control is institutional because it derives from,
and is expressly enabled in the Constitution. What are the different forms or
modalities through which this control is realized? Through the participation
of one branch or organ of government in the activity of another: when the
political will cannot be executed, or ceases to be executed, because another
organ of government expressly impedes it; when one organ intervenes to
analyze the conduct of one or more officials in another organ, and in certain
cases removes them. The Constitution of the Bolivarian Republic expressly
enables the National Assembly to exercise powers of control over other
branches by means of specific instruments, such as: the calling of officials
of other powers to account before it in “interpelaciones”, investigations,
questions, required authorizations and approvals.
Several distinct observations have been formulated in the conclusion.
1. Where constituted powers derive from legal provisions, these ought to
be situated in the Constitution itself. If they are not, an organ or branch
of government at issue is at risk. Valid examples of this problem include
I. Introducción
31, 32, 36, 41 entre otros), nos autoriza a referirnos por lo que entendemos
por esta forma de gobierno.
Creemos que la República se asienta sobre un conjunto de principios
técnicos que tienen por objeto limitar el ejercicio del poder y morigerar
eventualmente efectos negativos sobre la sociedad. Entre esos principios
técnicos, tiene un lugar destacado la división de poderes, que no sólo
implica la división de las funciones, sino que crea un complejo mecanismo
de controles, evitando las conductas regresivas al totalitarismo o, mejor
dicho, a la voluntad de los hombres por la obediencia a la ley3.
Resulta evidente que el Constituyente Venezolano pretendió apartarse
de la concepción tradicional de la república o por lo menos adicionarle
calificaciones que la distancian de otras “repúblicas” con el objeto de
satisfacer aspiraciones sociales que se señalan en el Preámbulo: “... establecer
una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y
pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que
consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad,
el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la
ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al
trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin
discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica
entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana
de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de
los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos,
la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el
equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio
común e irrenunciable de la humanidad; ...” . A esos efectos dispone que
el gobierno –republicano- “es y será siempre democrático, participativo,
electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de
mandatos revocables” (art. 6).
En consecuencia nos permitimos aseverar que las características de: la
elección de los gobernantes mediante el sufragio, la responsabilidad de
los funcionarios, la publicidad de los actos de gobierno, la periodicidad
en las funciones y la división de los poderes, resultan insuficiente para
caracterizar la república deseada por el Constituyente.
Ocurre lo mismo con la división de poderes. En la concepción tradicional
de la república, el principio de división de poderes adquirió función capital
ser reelegidos los diputados por dos periodos consecutivos (art. 192).
Partiendo del principio de la libertad de conciencia de los legisladores
(art. 201) y la responsabilidad frente a los electores sus mandatos están
sujetos al “referendo revocatorio” (arts. 197 y 198).
Se instituyó la Comisión Delegada6 con funciones de suplir a la Asamblea
en receso para supuestos de urgencia en materia propia de aquella o
continuación de tareas de control, así también la convocatoria a sesiones
extraordinarias cuando las circunstancias así lo aconsejen (art. 195).
Resulta claro que esta rama del poder cuenta con los presupuestos
necesarios para desenvolver su rol institucional con independencia dentro
de la estructura diseñada del poder público nacional. Notas determinantes
de ello, es la forma o medio de su integración, la estabilidad de sus
miembros en el mandato y la libertad para el ejercicio del conjunto de
atribuciones que tiene habilitadas por la Constitución (art. 187).
c. El Poder Judicial:
d. El Poder Ciudadano:
e. El Poder Electoral
V. Conclusiones:
la ley.” En este caso, nos resulta inconveniente que sea el poder constituido
también quien concluya en fijar o señalar (“determinar”) el ejercicio del
Poder Ejecutivo.
También se deriva a la ley, la integración de las Salas del Tribunal Supremo
de Justicia (art. 262), de tal manera que el número de sus integrantes queda
sometido a la voluntad de otro órgano constituido, sumándose a ello, que
con respecto a la remoción de los jueces inferiores la misma queda sujeta
a disposición legal (art. 255).
Si bien la Constitución es sumamente cuidadosa en la forma de elección
de los miembros del Consejo Moral Republicano fijando una mayoría
agravada para su designación la misma no se prevé para su remoción,
quedando sujeta a la legislación infraconstitucional (art. 279). Igual ocurre
con el Consejo Nacional Electoral no siguiendo el necesario paralelismo
entre la voluntad de designación y la voluntad de remoción.
Creemos, que estas observaciones respecto a la integración y estabilidad
de los órganos, mantiene latente el riesgo de caer en excesos que pueda
cometer un órgano interviniendo en otro. Por ejemplo, que la Constitución
no establezca la cantidad de miembros del Tribunal Supremo puede
producir la interferencia o mejor dicho la intromisión de un órgano
político con la intención de neutralizar la voluntad del que no le es
condescendiente16.
Insistimos en la inconveniencia de delegar en normas infraconstitucionales
normas de organización y funciones de los órganos constitucionales,
porque cuando ello ocurre se altera la relación de paridad entre los
distintos órganos de la función gubernamental.
Dijimos que el control es la aptitud o facultad que tiene un órgano para
limitar los actos de otro o intervenir en él. Esta aptitud o facultad debe
provenir de disposiciones expresas de la Constitución, de tal manera que
el control se encuentre institucionalizado a través del órgano creado por
ella, con imputación y competencia precisa, de tal forma que órgano y
atribución provengan del mismo estrato o nivel: el constitucional.
Si el órgano o su atribución depende de la legislación infraconstitucional, la
intensidad y extensión del control será siempre insuficiente, porque estará
marginado o limitado a los poderes constituidos, sujetos generalmente a
la voluntad de las mayorías circunstanciales (si reposa en el legislativo) o
a tensiones políticas momentáneas (si reposa en el ejecutivo) careciendo
Notas