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DOS HERMANAS

José Manuel Roldán Hervás


Universidad Complutense de Madrid

No. No es mi intención tratar aquí sobre el mítico restaurante de la vitoriana calle


Madre Vedruna, que cerró sus puertas en 2013 para ceder lugar a la moda hipster de las
hamburguesas caras. Pero no es baladí recordarlo en el marco de este homenaje a Juan
Santos. En su papel de anfitrión de tantos y tan sustanciosos encuentros de Historia
Antigua, nuestro querido Juan utilizó los servicios del establecimiento para prodigar su
generosidad sobre los muchos investigadores que año tras año acudimos a su
convocatoria para discutir temas de la Antigüedad en la Universidad del País Vasco.

Las dos hermanas, con las que quiero rendir homenaje de amistad y
reconocimiento a Juan, tampoco existen ya, si no es en el recuerdo de una inscripción
funeraria que, desde el siglo XVI, forma parte de los muros de la Iglesia Parroquial de
Nuestra Señora de la Asunción, en Almodóvar del Campo (Ciudad Real). A la derecha del
dintel de la puerta principal del templo, que conforma con el Ayuntamiento y el Casino tres
de los lados de la Plaza Mayor, su deteriorada superficie aún deja ver las toscas cabezas
de las dos niñas que, arrebatadas demasiado pronto de este mundo, quisieron ser
perpetuadas en el recuerdo por sus padres.

La inscripción1, casi inadvertida para los vecinos que debían obligatoriamente


pasar bajo ella para acercarse al templo, comprar comestibles en la “plaza” -sinónimo de
“mercado”- o asistir a las corridas que cada septiembre transformaban en improvisado
coso taurino su superficie, ya había sido objeto de la atención de eruditos locales.
Agostini2 , en 1926, escribía:

“ La piedra esculpida con dos bustos y una inscripción, empotrada a la derecha de la


puerta del Mediodía, es hoy ilegible: los redactores del Diccionario Madoz pudieron leerla
en el 1847 en mejor estado de conservación que en la actualidad, y anotaron que entre
unas letras ilegibles y la palabra CALATRAVA se leía la fecha 1511”.

Y, posteriormente3,

“…la lápida romana empotrada en el muro de la iglesia a la derecha de la puerta


renacentista del Mediodía: los vestigios de dos bustos se pierden en la argamasa de la
fábrica que la circunda, y, bajo ellos, cinco mutilados renglones de caracteres capitales
parecen reírse del iluso que pretende descifrarlos. Algún día te referiré al detalle las
dificultades que nuestros mejores especialistas en epigrafía y en latín han encontrado
hasta poner en claro que parece tratarse de un guerrero o de un MENSOR (medidor de
vías militares) enterrado con su esposa o a expensas de ella…”.

1Agradezco a mi buen amigo, el almodovense Javier de la Fuente, su inapreciable ayuda y, en especial, el


aparato gráfico que tuvo la amabilidad de proporcionarme.
2Agostini Bands, E., Historia de la muy afable, muy leal y muy antigua ciudad de Almodóvar del Campo,
Almodóvar del Campo, 1926, pág. 47
3 Id., Historia de Almodóvar del Campo y Glosa de su antiguo Archivo Municipal, Ciudad Real, 1990 (ed.
facsímil), pág. 130
En 1982, el erudito manchego Manuel Corchado4 también hacía referencia de la
inscripción:

“…en la puerta principal de la parroquia, a su lado derecho aparece incrustada una


lápida sepulcral con dos pequeñas cabezas en relieve y una inscripción lo suficientemente
deteriorada como para no poder leerla satisfactoriamente, siendo sus medidas totales
40x60 cms. y la piedra caliza con hoquedades, que no es propia de la región, ignorándose
de donde provenga”.

Efectivamente, se trata de una inscripción funeraria en piedra caliza, especialmente


deteriorada en su lado izquierdo, empotrada en el muro de la iglesia. Mide 58x47 cms.,
con un campo epigráfico de 23x33 cms., enmarcado por una cenefa de ovas, que sólo
son visibles en el borde superior. También es parcialmente visible el marco superior de la
lápida, de 5 cms. de altura, con una ova central de la que parten a ambos lados sendas
molduras curvas, apenas distinguibles. Sobre el campo epigráfico, embutidas en sendos
nichos de 16 cms. de altura, hay dos cabezas en altorrelieve, de tosca factura, con
abundante cabello peinado en estrías la de la izquierda; sin pelo, la de la derecha. Las
letras, capitales de descuidada factura, miden 4 cms. De algunos de sus rasgos podría
deducirse una fecha de factura en torno a la primera mitad del siglo II d.C. Nuestra
propuesta de lectura5 es:

[VA]LENTINA
[--]CIVC·ÂN(NI) I
[DE]LICATA·ÂN(NORUM) XVI
[----]PARENTES
[——]M(ONUMENTUM)·C(URAVERUNT)·S(IT)·T(ERRA)·L(EVIS)

Valentina / [Re]ctug(eni), an(ni) I, / [De]licata, an(norum) XVI / […] parentes / […]


m(monumentum) c(uraverunt). S(it) t(erra) l(evis).

L. 2:[RE]CTUG(eni)
L. 5: terra levis para dos difuntos en CIL 02, 00908: D(is) M(anibus) / Flaviae / Caeli Fl/avi
f(iliae) an(norum) / XXV Em/uria ma/ter f(aciendum) c(uravit) / h(ic) s(iti) s(unt) e(st) s(it)
t(erra) l(evis); CIL 02, 03132: Celtibera C(ai) Iuli / Clumeni f(ilia) / an(norum) XII et Iulia /
Qui[n]ta C(ai) Iuli Cor/nuti f(ilia) h(ic) s(itae) s(unt) C(aius) Iuli/us Clumenus / uxori et filiae /
sitis h(ic) s(it) t(erra) l(evis)

En consecuencia, se trata de la lápida funeraria de dos hermanas, Valentina y


Delicata, de uno y dieciséis años, respectivamente, cuyos padres, de probable gentilicio
Rectugenus, dedicaron a su memoria. Pero ¿cómo llegó la inscripción al muro de la
iglesia y de dónde?

A treinta kms. al SO. de Almodóvar del Campo se encuentra la aldea de La


Bienvenida, pedanía dependiente de su Ayuntamiento, de apenas una treintena de
vecinos. Al menos desde el siglo XVI se conocían restos antiguos en su territorio. Así lo
documentan las Relaciones Topográficas de los Pueblos de España ordenadas por Felipe

4 Corchado Soriano, M., El Campo de Calatrava. III. Los pueblos, Ciudad Real, 1982, pág. 77
5 Agradezco al Prof. Joaquín Gómez-Pantoja sus valiosas sugerencias de lectura
II6 . Y sobre estos restos insistieron desde entonces buen número de eruditos7 hasta las
primeras intervenciones arqueológicas en el lugar a comienzos de los años 50 del siglo
pasado, emprendidas con más ilusión que medios y técnicas por un grupo de eruditos
locales, encabezados por el que luego sería mi profesor de latín en el Instituto de
Bachillerato de Puertollano, Tomás García de la Santa8 . En la publicación de estos
trabajos y retomando una opinión que ya estaba extendida a finales del siglo XIX, se
aventuraba la hipótesis de identificar los restos con la población romana de Sisapo9, que
tradicionalmente y de forma casi unánime se ubicaba en la cercana Almadén. Pero sólo
fue en 1980 cuando se iniciaron investigaciones sistemáticas en el yacimiento, dirigidas
por C. Fernández Ochoa y A. Caballero Klink10 , que aún continúan en un ambicioso
Proyecto de Investigación11, con la incorporación de M. Zarzalejos y P. Hevia, que
pretende no sólo avanzar en el conocimiento del yacimiento, sino extender las
investigaciones al conjunto del territorio, para, en palabras de Zarzalejos12, “elaborar una
síntesis global sobre la organización, gestión y etapas de funcionamiento de las
explotaciones mineras controladas desde la ciudad”.

Una inscripción13, hallada en la tercera campaña de excavaciones, en 1982, vino a


resolver definitivamente el problema de la ecuación Sisapo=La Bienvenida. En el
fragmento, de mármol, con letra capital actuaria de la primer mitad del siglo II d.C., se lee
claramente (S)ISAPON(E), lo que permite completar el texto como ORDO
SISAPONENSIUM, MUNICIPIUM SISAPONENSE o bien MUNICIPES
SISAPONNENSES. Pero todavía, en la campaña de 2001 se descubrieron dos

Viñas, C. - Paz, R.: Relaciones Histórico- Geográfico-Estadísticas de los pueblos de España hechas por
iniciativa de Felipe II (1575 y 1578), Ciudad Real, Madrid, 1971: “La Bienvenida está en la dehesa de
Alcudia...es sitio a do se han hallado muchas monedas antiguas de romanos, y otros edificios y lugares
antiguos”

7 Vid. Zarzalejos Prieto, Mar, “El yacimiento arqueológico de La Bienvenida (Almodóvar del Campo) y la
evolución metodológica en proyectos de investigación a largo plazo”, en Benítez de lugo Enrich, L. (coord.),
El patrimonio arqueológico de Ciudad Real: métodos de trabajo y actuaciones recientes, Ciudad Real,
UNED, 2000, págs. 205-240
8
García de la Santa, T., “¿Saesapo?. Un poblado romano en el Valle de Alcudia (Almodóvar del Campo,
Ciudad Real)”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 61, Madrid, 1955
9Strab. 3,2,3; Plin. nat.III 15; XXXIII 118-119; Ptol., II, 6, 58; Itin Anton. 444, 7: Sisalone; Cic. phil. 2, 48; CIL
X, 3964: Sisaponensis
10Caballero Klink, A. - Fernández Ochoa, C., El yacimiento de La Bienvenida (almodóvar del Campo),
Cuadernos de Estudios Manchegos, 11, 1981, p. 233 ss.
11 Zarzalejo M.- Fdez. Ochoa, C.-Hevia Gómez, P., “El proyecto Sisapo.La Bienvenida (Almodóvar del
Campo, Ciudad Real). Balance de los trabajos más recientes y nuevas perspectivas de investigación”,
Investigaciones arqueológicas en Castilla-La Mancha, 1996-2002, Toledo, 2003. https://
sisaponblog.wordpress.com/2017/01/30/el-proyecto-de-investigacion-de-la-bienvenida/
12 Zarzalejos, M., op. cit., pig. 6
13 Fdez. Ochoa, C.-Caballero Klink, A.- Morano, C., “Nuevo documento epigráfico para la localización de
Sisapo”, Cuadernos de Prehistoria y Arqueología, Universidad Autónoma de Madrid, 10, 1983, pp. 211-220
fragmentos de placa de mármol14, uno de ellos con una inscripción de carácter honorífico,
de la misma época, que permitía restituir los términos municipii Sisaponensis, y el otro con
un texto alusivo a la conmemoración de la liberalidad de unos Augustales o seviri
augustales del municipium Sisaponense.

La cantidad y calidad de los hallazgos arqueológicos refrendan la importancia del


yacimiento de La Bienvenida, al pie de los pitones volcánicos de Los Castillejos, entre los
que destacan la llamada Casa de las Columnas Rojas, con numerosos mosaicos y
pinturas murales; el Anfiteatro, aún por excavar, conocido como “Hoyo Santo”; la Herrería,
construcción del siglo II, levantada sobre un edificio tartésico, y la muralla, con una
veintena de bastiones y una longitud de 1 km, que rodea la ciudad, cuyo perímetro abarca
una superficie de unas 10 hectáreas.

No hay duda, pues, sobre la identificación de Sisapo con el yacimiento de La


Bienvenida, cuya estratigrafía denuncia un núcleo urbano habitado ininterrumpidamente
desde finales del siglo VIII o principios del VII hasta el siglo V d.C. Sus inicios, con rasgos
relacionados con el hinterland del complejo tartésico del SO. peninsular, su evolución en
el período orientalizante como centro indígena abierto a los estímulos colonizadores
fenicios y griegos, y su asiento como oppidum ibérico en territorio oretano, dan paso, tras
la conquista romana, a su conversión en el principal núcleo articulador de los minerales de
la zona centro-occidental del Valle de Alcudia, en el que se gestionaban las abundantes
explotaciones mineras de plata, plomo y cinabrio, y, como tal, en importante nudo de
comunicaciones15.

Si la identificación de Sisapo ya no puede ofrecer lugar a dudas, hay no obstante un


problemas sin resolver: la mención por Estrabón de dos Sisapo, el antiguo y el nuevo16 ,
que ha tratado de solucionarse con hipótesis de mayor o menor fortuna: alusión del
geógrafo a un Sisapo ibérico y a otro romano17 o existencia de dos poblaciones con el
mismo nombre, ubicadas en parajes cercanos, una, el yacimiento de La Bienvenida, y
otra, el Cerro de las Monas, entre los cauces del Valdeazogues y el Alcudia, donde se
evidencias restos de población antigua y que, en opinión del investigador francés P.
Sillières, habría sido el auténtico lugar de asentamiento de Sisapo, citado como una de
las mansiones de la vía 29 del itinerario de Antonino, que unía Emerita con

14 Zarzalejos Prieto, M.-Fdez. Ochoa, C.-Hevia Gómez, P., Investigaciones arqueológicas en Sisapo, capital
del cinabrio hispano (I). La decoración musitara de la domus de las Columnas Rojas (La Bienvenida,
Almodóvar del Campo, Ciudad Real), Madrid, UNED, 2012: [—-] O MVN[—-]/[—-]SAPO[—-] y [-,—-
Di]alogus P(ublius) Áelius . A[—-]/ [IIIIIIviri Aug? m]unicipium municipio [Sisaponensium] / [—-su]a .
impensa . dederu[nt—-?]
15Melchor Gil, E., “La red viaria romana y la comercialización de los metales de Sierra Morena”, Anejos
AEspA, XX, 1999, pp. 311-322
16 Strab. 3,2,3:
τὸ δ᾽ ἄνω τὸἐπὶ Καστλῶνος οὐκ ἔστι πλόιμον: παράλληλοι δέ τινες ῥάχεις ὀρῶνπαρατείνουσι τῷ ποταμῷ μ
ᾶλλόν τε καὶ ἧττον αὐτῷ συνάπτουσαι πρὸςβορρᾶν, μετάλλων πλήρεις. πλεῖστος δ᾽ ἐστὶν ἄργυρος ἐν τοῖς 
κατὰἼλιπαν τόποις καὶ τοῖς κατὰ Σισάπωνα τόν τε παλαιὸν λεγόμενον καὶτὸν νέον (“Por encima de Cástulo
el río ya no es navegable. Una cadena de montañas, ricas en metal, corren paralelas al río, acercándose al
mismo unas veces más, otras veces menos. Hay mucha plata en la comarca de Ilipa y en la de Sisapo, tanto
en el viejo como en el nuevo”).
17García y Bellido, A., España y los españoles hace dos mil años según la geografía de Estrabón, Madrid,
1945, p. 73 y ss.
Caesaraugusta “per Lusitaniam” 18. El problema todavía se complica por que en el texto
itinerario se lee Sisalone, lo que ha servido de argumento para considerar a Sisapo y
Sisapo como dos mansiones distintas19. Ya he expuesto en otro lugar los argumentos que
impiden tomar en consideración esta posibilidad20, que otras investigaciones apoyan21 .

Pero, sin duda, la explicación más satisfactoria la proporciona M. Zarzalejos22, que,


con el equipo de investigación del Proyecto Sisapo, ha analizado el papel desempeñado
por la ciudad dentro de su territorio, valorando las relaciones jerárquicas que se
desprenden del análisis espacial. Según sus conclusiones, el único lugar existente en
todo el territorio que reúne las condiciones para ser centro rector desde el punto de vista
político, administrativo y económico es el yacimiento de La Bienvenida, esto es, Sisapo.
Es cierto que en el Cerro de las Monas hay huellas de un núcleo responsable de la
captación de recursos agropecuarios, situado en un punto de marcado valor estratégico y
productivo, pero secundario con respecto a Sisapo, el núcleo principal.

Este territorio, del que Sisapo es el centro neurálgico, pertenece al Valle de Alcudia,
enclavado en las estimaciones septentrionales de Sierra Morena, que se extiende, con
una superficie de 1.200 km2, por la parte sur de la provincia de Ciudad Real.
Caracterizado, sobre todo, por su gran riqueza geológico-minera, el valle contiene una
gran profusión de filones, en especial, de plomo-cinc, pero también de oro y cobre,
aunque, es el cinabrio, con las reservas más grandes del mundo, el principal mineral. Se
calcula que un tercio de todo el mercurio que ha utilizado la humanidad se obtenía del
cinabrio extraído en las minas de Almadén, aunque la prohibición en 2011 por la Unión
Europea de seguir usando mercurio, debido a su toxicidad, haya paralizado su
producción.

Y Sisapo, por su importancia y como centro de la zona de extracción del cinabrio, es


repetidamente mencionado en las fuentes clásicas. Ya hemos aludido el texto de Estrabón
que distingue una Sisápona Palaiòn y una Sisápona Néon. Plinio, nat. 3,15, cuenta la

18 Itin. Anton. 444, 7. Sillières, P., «Sisapo: prospections et decouvertes», AEspA, 53, 1980, pp. 49-57
19 Arias, G., Repertorio de caminos de la Hispania romana, Ronda, 2004
20Roldán Hervás, J.M. - Caballero Casado, C., Itinera hispana. Estudio de las vías romana e Hispania a
partir del Itinerario de Antonino, el Anónimo de Ravena y los Vasos de Vicarello, El Nuevo Miliario, 17, 2014,
161 ss.
21 Carrasco Serrano, G., ““Vías de comunicación romanas y mansiones en la provincia de Ciudad Real” , en
Carrasco Serrano, G. (coord.), Vías de comunicación romanas en Castilla-La Mancha (Homenaje a Pierre
Sillières), Colección Estudios, 152. UNED, Cuenca, 2016, pp. 33-61
22 Zarzalejo, M. et alii, “El paisaje minero antiguo de la comarca de Almacén (Ciudad Real). Nuevas
aportaciones sobre el territorium de Sisapo”, en Orejas, A.- Rico, Chr., Minería y metalurgia antiguas.
Visiones y revisiones. Homenaje a P. Domergue, Collection de la casa de Velázquez, 128, Madrid, 2012, pp.
129-150
ciudad entre los oppida de la Baeturia Turdulorum23 y del conventus Cordubensis24 ;
Ptolomeo, II, 6, 58, la ubica en el territorio de los oretanoì25 , y el Itinerario de Antonino,
444, 7, la menciona como mansio de la vía 29, per Lusitaniam ab Emerita Caesarea
Augusta, entre Mirobriga (seguramente, Capilla, Badajoz) y Carcuvium (Caracuel, Ciudad
Real). No tenemos constancia fehaciente de su estatuto jurídico, pero su categoría de
municipium parece desprenderse suficientemente de los testimonios epigráficos citados
en las notas 13 y 1426 . Pero son, sobre todo, abundantes las fuentes que se refieren a su
riqueza minera27 . No es seguro si ya en el siglo IV, Teofrasto (  ca. 371-ca. 287 a.C.) se

23Pérez Guijo, S., “El proceso de integración de la Beturia túrdula en la provincia Hispania Ulterior Baetica”,
Memorias de Historia Antigua, XXI-XXII, 2000-2001, 105 ss.; García Iglesias, L., ”La Beturia: un problema
geográfico de la Hispania Antigua", Archivo Español de Arqueología 44, 1971, págs. 86-108; Canto, A.M.-
Velázquez, A. (coord.), Celtas y Túrdulos: La Beturia, Cuadernos Emeritenses nº 9, Mérida, 1995; Berrocal-
Granjel, L., La Baeturia. Un territorio prerromano en la baja Extremadura, Badajoz, 1998
24 Aunque Plinio adscribe Sisapo al conventos Cordubensis, sabemos que Augusto, entre 7 y 2 a. C.,
modificó las fronteras provinciales con una ampliación del territorio de la Citerior en detrimento de las dos
restantes provincias. Además de adscribir todo el territorio al norte del Duero, hasta entonces en la
Lusitania, a la provincia Citerior, incluyó en esta provincia la zona del saltus Castulonensis y las llanuras
entre el alto Guadalquivir y el Mediterráneo, pertenecientes a la Bética. El hecho de que ambas regiones
fueran ricas en minerales hace pensar que Augusto trató de concentrar los principales distritos mineros
bajo una misma autoridad. Sisapo, en consecuencia, pasó a depender del conventus Carthaginensis, y, por
tanto, a la provincia Tarraconensis, donde lo ubica Ptolomeo, Geogr. II, 6, 58. Vid. Roldán Hervás, J.M.-
Wulff Alonso, F., Citerior y Ulterior. Las provincias romana de Hispania en la era republicana, Madrid, 2002.
25La doble adscripción de Sisapo a los túrdulos (Plinio) o a los oretanos (Ptolomeo) obedece a su carácter
de oppidum fronterizo. Así lo refrendan sus acuñaciones, cuya ergología parece más orejana que túrdula,
con una clara relación con Castulo (Linares). Vid. Arévalo González, A.-Zarzalejos Prieto, M.M., “Apuntes
para las claves interpretativas de la Sisapo republicana: testimonios materiales”, XXIII Congreso Nacional
de Arqueología, Elche, 1995, tomo II, pp. 161 ss.
26Sobre la época de concesión del status privilegiado, Fdez. Ochoa, C. - Zarzalejos Prieto, M., “¿Sisapo en
La Bienvenida (Ciudad Real)?. De nuevo sobre la radicación geográfica y el estatuto jurídico de la capital
del cinabrio hispano”, Arqueología, sociedad, territorio y paisaje. Estudios sobre protohistoria reciente,
protohistoria y transición al mundo romano en homenaje a Mª Dolores Fernández Posse, Madrid, 2010, 361
ss.
27 García Bueno, C. et alii, “Mineria romana en la región sisaponenese”, XXIII Congreso Nacional de
Arqueología, Elche, 1995, tomo II, pp. 77 ss.
refiere al cinabrio hispano, al tratar sobre este mineral28. Pero ya era explotado en época
republicana, según Cicerón, phil. II, 48, por una compañía de publicani, probablemente los
socii Sisaponenses, citados en una inscripción funeraria de Capua (CIL X, 3964)29. Si
Estrabón30 y Trogo Pompeyo31 alaban la abundancia de cinabrio de la mejor calidad
extraído de Hispania, es Plinio quien más datos proporciona sobre su extracción y
comercialización, con particulares dignos de consideración32 . Según el naturalista, el
minio fue descubierto por el ateniense Calias (XXXIII, 113) y, en su tiempo, ya existía en
Hispania, aunque era duro y arenoso. Los griegos lo llamaban miltos y algunos cinabrio
(XXXIII,115). Era el único color que quedaba perfecto para pintar sangre (XXXIII, 116).
Con el cinabrio se pintaban cuadros en un solo color llamados monocromos (XXXIII, 117).
los datos más interesantes los ofrece en el versículo 118: “Según Juba, el minio se
produce en Carmania; según Timógenes, también en Etiopía: pero Roma, no lo importa
de ninguno de estos dos países, sino casi todo de Hispania. dos regiones, y apenas de

28
Teofrast., Περὶ λίθων, 58: γίνεται dè και κιννάβαρι το μεν αυτοφυές το δε κατ’ εργασίαν. αυτοφυές μεν το
περί Ίβηρίαν σκληρον σφόdρα και λιθώδες, και το èv Κόλxοιç. “El cinabrio es también nativo o artificial: el
nativo, que se encuentra en Iberia es muy duro y de aspecto pétreo, como el de la Cólquide”. Plinio, nat.
33, 114 (Theophrastus…tradit…reperiri autem iam tum in Hispania, sed durum et harenosum, item apud
Colchos in rupe quadam inaccessa - “Teofrasto.. informa…que en su tiempo ya existía en España, pero
duro y arenoso, y también se encuentra en Colchos, en algunas rocas inaccesibles”. Plinio, que en este
pasaje es deudor de Teofrasto, traduce el topónimo griego Ίβηρίαν (Iberia) como Hispania, opinión que se
ha aceptado universalmente. Pero es bastante improbable que los depósitos de cinabrio de la península
Ibérica fueran conocidos, excepto quizás localmente, ya en época de Teofrasto y más improbable aún que
los griegos pudieran obtener cinabrio de esta procedencia. Un pasaje de Vitruvio, VII, 8, 1, y VII, 9, 4,
parece refrendarlo: : "id autem agris Ephesiorum Cilbianis primum esse memoratur inventum .•. quae
autem in Ephesiorum metallis fuerunt oficinae, nunc traiaectae sunt ideo Romam quod id genus
venae postea est inventum Hispaniae regionibus. (e) quibus metallis glaebae portantur et per
publicanos Romae curantur:” (Se dice que se encontró primero en los distritos cilbianos pertenecientes a
los efesios ... Sin embargo, los talleres que una vez estuvieron en las minas de los efesios han sido ahora
transferidos a Roma, porque utilizan este tipo de mineral más tarde descubierto en algunos distritos de
España. El mineral en bruto es traído de las minas de allí y gestionado en Roma por contratistas
públicos“). Según este texto, parece evidente que los yacimientos en España fueron explotados más tarde
que los cercanos a Éfeso, posiblemente sólo después de que estos últimos ya no pudieran ser
aprovechados de manera rentable. Puesto que los depósitos cerca de Éfeso estaban siendo explotados al
mismo tiempo que los del país que él llama Iberia, se deduce que esta Iberia no podría haber sido España.
Theofrasto se refiere a otro país conocido con el nombre de Iberia, que corresponde a la parte oriental de
la actual Georgia transcaucásica. Cólquide, mencionada en el fragmento junto con Iberia, estaba situada a
lo largo de la orilla oriental del Euxino, al sur del Cáucaso, y, por lo tanto, corresponde a la parte
occidental de la Georgia actual. Puesto que la Cólquide, que es mencionada en el mismo contexto, tenía un
límite común con este Iberia del este, es probable que Theofrasto pensara en esta Iberia más que en
España. Vid. Caley, E.R.-Richards, J.F.C., Theofrastus On Stones, introduction, greek text, english
translation and comentars, Ohio, 1956

29 Precintos de plomo con la marca S.S., así como varias monedas con la contramarca S.S. ó M.S.S:,
podrían interpretarse como S(ocietas) S(isaponensis) y M(etalla) S(isaponensis)? o ¿S(ocietas) M(etallorum)
S(isaponensium)?. Vid. García y Bellido, M.P., “Nuevos documentos sobre minería y agricultura romanas en
Hispania”, AEspA 59, 1986, pp. 13-46
30 Strab. III, 2, 6:  Ἐξάγεται δ' ἐκ τῆς Τουρδητανίας σῖτός τε καὶ οἶνος πολὺς καὶ ἔλαιον οὐ πολὺ μόνον
ἀλλὰ καὶ κάλλιστον· καὶ κηρὸς δὲ καὶ μέλι καὶ πίττα ἐξάγεται καὶ κόκκος πολλὴ καὶ μίλτος οὐ χείρων τῆς
Σινωπικῆς γῆς. (“Se exporta de la Turdetania trigo, vino en gran cantidad, también mucho aceite, y lo que
es más, aceite excelente; además, cera, miel, pez, mucha cantidad de quermes (colorante bermellón) y
cinabrio, que supera en calidad al de la tierra de Sínope).

en Iust. Epit. Hist. Ph., XLIV, 6: Sed nec summae tantum terrae laudanda bona, uerum et abstrusorum
31

metallorum felices diuitiae. Iam lini spartique uis ingens, minii certe nulla feracior terra.
32 Plin. nat. XXXIII, 113 ss.
otras partes; solo lo trae de Hispania. El minio más conocido es el de la región
sisaponense, en la Bética, mina que es propiedad del pueblo romano. Nada se vigila con
más cuidado; no está permitido refinarlo en origen, sino que se envía a Roma, en bruto y
bajo sello, en cantidad de unas 2.000 libras de peso al año. En Roma se lava. La ley ha
fijado el precio de venta para que no sea demasiado caro. Este precio es de 70 sestercios
por libra. Pero se adultera de muchas maneras, proporcionando grandes beneficios a la
empresa operadora”. Y más abajo, en el 121: “…en los yacimientos de minio
sisaponenses las vetas están compuestas sólo de tierra de minio, sin plata…”33 .

De los datos arqueológicos34 , puede deducirse una primera fase de ocupación en La


Bienvenida desde finales del siglo VIII o inicios del VII a.C., en la que se evidencian
relaciones culturales con la mitad oriental de la provincia de Badajoz y la Baja Andalucía,
que se prolongaron hasta bien entrado el siglo VI a.C. Desde la segunda mitad de este
siglo y, sobre todo, a partir del V a.C., La Bienvenida parece incorporarse a los circuitos
de la Alta Andalucía, el SE de la Meseta y Levante, en el horizonte etno-cultural de la
Oretania. Esta fase, que se puede calificar de ibérica, deja de proporcionar materiales a
fines del siglo IV o inicios del III a.C. Sólo desde finales del siglo II a.C. y, sobre todo,
desde la primera mitad del I a.C. reaparecen materiales que evidencian ya una presencia
romana, así como las primeras menciones en las fuentes escritas. Sisapo se convierte en
cabeza de la región minera circundante y, como tal, crece su prosperidad a lo largo de los
dos primeros siglos de nuestra Era. Así lo testimonian algunas de las estructuras
domésticas documentadas -casas con pinturas murales y pavimentos musivarios- y los
productos de importación procedentes de Italia y del sur de Francia llegados a la ciudad.
Esta prosperidad parece apagarse a partir del siglo III d.C., aunque Sisapo continuó
manteniendo cierta actividad, a tenor del importante volumen de monedas del siglo IV y
de diversos materiales cerámicos y metálicos. Pero en las turbulencias del siglo V la
ciudad se despobló y ya no volvió a recuperarse tras la invasión musulmana. La vieja
Baeturia Turdulorum y, con ella, el Valle de Alcudia, se integran en la cora andalusí de
Fans al-Ballut (Llano de las Bellotas) y, muy cerca de la abandonada Sisapo, crece la
fundación musulmana de Al-Mudawwar (“Agua Redonda”), dependiente de los emires y
califas de Córdoba, que, con el tiempo y tras los complicado avatares de la reconquista
cristiana, dará lugar a la ciudad de Almódovar del Campo, heredera de la vieja Sisapo en
su papel de centro de una rica y próspera comarca.

Las ruinas de Sisapo, mientras tanto, se convierten en cantera para las


construcciones de la zona. Y una de sus inscripciones sepulcrales termina empotrada en
los muros de la iglesia parroquial de la vecina Almodóvar. Quienes la reutilizaron como
material de construcción, sin pretenderlo, contribuyeron a perpetuar el recuerdo de estas
dos niñas de La Bienvenida, más allá del tiempo y de la historia. Pero también han servido
de pretexto para rendir tributo de amistad y aprecio al destinatario de este Homenaje y,

33 Plin. nat. XXXIII, 118: Iuba minium nasci et in Carmania tradit, Timagenes et in Aethiopia, sed neutro ex
loco invehitur ad nos nec fere aliunde quam ex Hispania, celeberrimo Sisaponensi regione in Baetica
miniario metallo vectigalibus populi Romani, nullius rei diligentiore custodia. non licet ibi perficere id,
excoctique Romam adfertur vena signata, ad bina milia fere pondo annua, Romae autem lavatur, in
vendendo pretio statuta lege, ne modum excederet HS LXX  in libras. sed adulteratur multis modis, unde
praeda societati. XXXIII, 121:… Sisaponiensibus autem miniariis sua vena harenae sine argento…

34 Zarzalejos Prieto, Mar, “El yacimiento arqueológico de La Bienvenida (Almodóvar del Campo) y la
evolución metodológica en proyectos de investigación a largo plazo”, en Benítez de lugo Enrich, L. (coord.),
El patrimonio arqueológico de Ciudad Real: métodos de trabajo y actuaciones recientes, Ciudad Real,
UNED, 2000, págs. 205-240
last but not least, para rememorar los paisajes de una ya muy lejana infancia y juventud
en la patria chica de dos de nuestros Santos: Juan de Ávila y Juan Bautista de la
Concepción, y permítaseme el guiño anfibológico en honor de nuestro homenajeado.

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