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La estrella de Laura

P
or la noche, cuando casi todos duermen, todavía hay a menudo una luz encendida en

la habitación de Laura. Siempre que no puede dormir, se sienta ante la ventana y

contempla las estrellas parpadeantes.

Lleva sentada un rato ante la ventana cuando, de pronto, una estrella cae

directamente delante de su casa, sobre la acera.

Rápidamente, se pone las zapatillas y sale a la calle.

Y, en efecto, no era ningún sueño: sobre la acera hay una pequeña estrella.

Con cuidado, Laura la toma y se la lleva a su habitación.

Al caer, se le ha roto a la estrella un pequeño pico. Menos mal que, en su botiquín,

Laura tiene esparadrapo para pegárselo.

Laura se arropa en su cama calentita; todavía no se cree que haya una verdadera

estrella sobre su almohada.

Finalmente se queda dormida muy feliz.

Al despertar a la mañana siguiente, lo primero que hace Laura es mirar sobre la

almohada.

Muy triste, se da cuenta de que la pequeña

estrella ya no está. La busca por todas partes, pero ha

desaparecido. ¿Fue todo sólo un sueño?

Durante todo el día, Laura no hace más que pensar

en la estrella y no tiene ganas de jugar.

Para consolarla, su padre le ha preparado de cena

su tarta favorita.
Sin embargo, esta noche no tiene el mismo sabor que otras veces.

Y su madre tampoco puede animarla con sus bromas.

Triste, después de cenar sube a su habitación.

Apenas puede dar crédito a sus ojos al ver de nuevo la estrellita sobre la almohada.

Entonces, se da cuenta de que, durante el día, no se pueden ver las estrellas. ¡Cómo

pudo haberlo olvidado!

Después de haber jugado un rato con la estrellita y haber leído juntas uno de los

libros preferidos de Laura, se da cuenta de que la pequeña estrella ya no brilla tanto como

la noche anterior.

Laura comprende que la estrellita tiene que regresar al

cielo.

Se lo piensa un rato, y se le ocurre una idea:

Todavía le quedan unos globos de su último cumpleaños.

Algo triste, se despide de la estrellita, le ata los globos,

abre la ventana y la suelta para que eche a volar.

La sigue con la mirada durante largo rato.

Y siempre que Laura no puede dormir y mira por la ventana, tiene la sensación de que

una estrella parpadea sólo para ella.

Tal y como hizo su pequeña estrella.

Klaus Baumgart
La estrella de Laura
Barcelona: El arca de Junior, 1997

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