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UNA CARTA DE RENÉ GUÉNON A EDMOND GLOTON

Or∴ de El Cairo, 17 de mayo de 1947 (E∴ V∴)

 
     M∴ Q∴ H∴,
 
     Heme aquí en retraso con Vd., pero espero que querrá excusarme por ello; cada vez
estoy más sobrecargado de trabajo, y además bastante fatigado desde hace un tiempo ya,
sin ninguna razón aparente, hasta tal punto que apenas consigo hacer la mitad de lo que
haría en tiempo normal…
 
     Puesto que me pregunta lo que sé de Jean Angée, debo decirle que jamás lo he visto,
como tampoco a la mayor parte de mis actuales corresponsales. Habiendo leído mis libros,
se puso a escribirme hace ya mucho tiempo, quizás una quincena de años; por entonces
estaba enfermo en un sanatorio, pero parece que su salud se ha restablecido desde
entonces. Sus cartas siempre han consistido casi únicamente en series de preguntas
concernientes a diferentes puntos de mis libros o de mis artículos, sobre los cuales quería
tener explicaciones suplementarias. Hasta 1940, no me ha dicho nunca ni palabra de la
Mas∴ y no parecía preocuparse por ella; pero parece que, durante la guerra, unos HH.·. que
él conocía (he creído comprender que había entrado en relación con ellos en el trabajo) y
que tenían confianza en él, le han encargado, por temor a la persecución, guardar unos
libros y unos documentos que tenían en su casa, autorizándole a leerlos. Ése sería, al
menos según lo que me ha dicho, el origen de su interés súbito por la Mas.·. y también la
razón por la cual parece estar informado de muchas cosas. Yo no he señalado nunca nada
que pudiese incitar a desconfiar de él; solamente hay una cosa que me sorprende a mi
también: puesto que se interesa tanto en la Mas.·., ¿por qué no pide la iniciación? Como
comprenderéis, es un poco delicado plantearle esta cuestión por carta; tal vez vos podríais
más fácilmente, hablando con él, intentar saber lo que hay de ello; (…).
 
     No pienso que el ejemplar de La Grande Triade que habéis recibido pueda ser distinto a
aquel que yo había pedido que se os enviara; pero, hasta ahora, aún no he tenido
explicación de la proveniencia de ese envío. Por otra parte, no estoy en absoluto
sorprendido de que no hayáis tenido ninguna respuesta de Nancy, pues todo el mundo está
en el mismo caso; pero yo he pedido también a París que se busque un medio para
procuraros ejemplares, y espero que eso se hará antes de que os llegue esta carta. He sido
informado también, de varias ciudades de provincia, que las librerías no pueden obtenerlos;
hay ahí una situación verdaderamente imposible y que no puede prolongarse
indefinidamente. Se busca actualmente un medio para salir de ella, y, según las últimas
novedades que he recibido, se espera llegar bien pronto a una solución; os aseguro que ya
tarda el acabar con esos asuntos de ediciones de Nancy, ¡que para mí se han convertido en
una verdadera pesadilla!
 
     Mis artículos que habéis visto en la revista italiana son en realidad capítulos de las
Aperçus, de las que el H.·. Rocco está actualmente a punto de acabar la traducción. –A
propósito de Italia, la situación mas.·. parece aclararse de un tiempo a esta parte, en el
sentido de que varios grupos disidentes se han disuelto, de suerte que no quedan ya
presentes más que dos Ob.·. como antaño; hay por otra parte proyectos de entendimiento o
hasta de fusión, pero ¿quién sabe en donde desembocarán? En todo caso, como quizá
sabéis, el reconocimiento internacional va desde ahora al Palazzo Giustiniani (es decir, al
G∴ O∴) ; por tanto, no veo muy bien por qué razón los otros se encabezonarían en
mantenerse al margen…
 
     Un H.·. belga, al que había preguntado en vuestro lugar si había actualmente revistas
mas.·. en su país, me responde que ninguna ha reaparecido desde la guerra.
     En lo que concierne a la Mas.·. anglosajona, yo creo como vos que hay más
posibilidades de establecer relaciones frat.·. del lado de América que del de Inglaterra.
Incluso fuera del caso de la Philalethes Society que no tiene carácter “oficial”, algunas GG.·.
LL.·. parecen tener una actitud menos intransigente; digo algunas, pues hay notables
diferencias en este orden de un Estado a otro. En cuanto a los ingleses, son
verdaderamente demasiado “particularistas”, si así puede decirse; mi viejo amigo, el H.·.
Humery, que desgraciadamente ha muerto en 1940 por accidente de automóvil, y que era
Ven.·. de la L.·. “El Centro de los Amigos” el último año antes de la guerra, se lamentaba
mucho de la mentalidad muy especial de los elementos ingleses con los cuales trataba y
que, como sabéis, eran muy numerosos en la G.·. L.·. Nat.·.. Hay que reconocerles sin
embargo una cualidad: y es haber sabido conservar, sin por lo demás buscar mucho
comprenderlo (al menos en general, pues hay siempre excepciones), un ritual menos
alterado que en la mayor parte de los otros países.
 
     Puesto que solicitáis observaciones sobre vuestros Rituales con vistas a una reedición,
me permitiría señalaros lo que me parece un error material que se ha deslizado en el de
iniciación al grado 1º. En tanto que puedo acordarme (pues eso se remonta muy lejos), las
fórmulas relacionadas respectivamente con los tres viajes, tal como yo las he oído en varias
LL.·. del G.·. O.·. (no figuran en uso en el Rito Escocés), eran éstas:
-1º “Hijo mío, venid conmigo”.
-2º “Mi alumno, seguidme”.
-3º “Amigo mío, apoyaos sobre mi”.
Hay ahí una gradación muy clara, mientras que la repetición de la misma frase “amigo
mío” en las dos últimas (pp. 25 et 26) hace desaparecer enteramente esta gradación.
 
     También hace falta que os hable un poco de este extraño asunto de la sedicente
“sinarquía” (digo sedicente porque apenas tiene más que el nombre en común con la
concepción de Saint-Yves d’Alveydre, y el empleo de ese nombre está manifiestamente
destinado a crear una confusión); veo en efecto que, en lo que concierne a sus orígenes, se
hacen toda suerte de hipótesis y se busca un poco por todas partes… excepto donde se
encuentran en realidad. Leyendo el texto del “pacto sinárquico”, me han chocado algunas
cosas que me parecía reconocer bien; entonces se lo he mostrado a personas que podían
saber mejor que yo lo que había justamente, y que, sin la menor duda, han confirmado
enteramente lo que yo había sospechado enseguida: no hay duda ninguna de que ese
documento ha sido redactado de principio a fin por el denominado Vivian de Mas, del cual
quizás habéis oído hablar, y que son él y su asociado Jeanne Canudo los que han montado
todo este tinglado, sean cuales fueren aquellos elementos que por otro lado han llegado a
añadirse después. Hay que decir (y eso os explicará por qué razón he podido descubrir la
cosa tan fácilmente) que esa gente residió aquí hace años, y que han dejado muy malos
recuerdos; la H.·. Canudo formaba parte de la L.·. del D.·. H.·. , pero después fue excluida;
en cuanto a Vivian du Mas, a pesar de sus reiteradas instancias, jamás fue admitido a la
iniciación, a falta de poder presentar los papeles necesarios… Desde su retorno a Francia
ellos han intrigado constantemente en todo tipo de medios, de los cuales por lo demás han
terminado por ser expulsados casi siempre; en este momento, desempeñan un gran papel
en la fracción del Martinismo dirigida por Jean Chaboseau, lo que, según me dicen, provoca
numerosas dimisiones entre los miembros de ese grupo. Creo bueno comunicaros estas
informaciones, pensando que podrán seros útiles en su momento.
 
     Esto me lleva muy directamente a hablaros de otro asunto, éste muy desagradable para
mí, que acabo de saber por un H.·. que hasta ahora tampoco sabía nada de ello: un católico
(y, por decirlo de pasada, eso os mostrará que hay “fugas”) le ha enviado últimamente, con
intención fácil de adivinar, la copia de una nota que trata de mi, y que ha aparecido en La
Chaîne d´Union de enero de 1947. Quiero creer que la buena fe del H.·. Jules Boucher,
autor de esa nota, ha sido sorprendida, pero, conociendo sus relaciones con el Martinismo
“chabosiano” del que se acaba de tratar, comprendo fácilmente que de ahí surgía esta
historia, presentada de una manera totalmente desnaturalizada; en efecto, ¡no podríais creer
todo lo que me ha sobrevenido, antes y después de la guerra, en cuanto a chismes pérfidos
o simplemente estúpidos emanantes de ese medio! Como me importa mucho que la cosa
sea puntualizada, insisto, aunque sea un poco largo, en explicaros exactamente lo que hay:
yo no he sido jamás “expulsado de la Mas.·.”, por la sencilla razón de que, en ese caso, se
trataba simplemente de una organización irregular denominada “Rito Nacional Español”. A la
cual yo había pertenecido al mismo tiempo que al Martinismo con el cual estaba en
conexión. A este respecto, os señalaría particularmente el hecho de que la L.·. Humanidad
ha sido mencionada sin indicar a qué Ob.·. estaba adscrita, pero añadiendo el nº de orden,
lo que podía hacer creer a los que no saben nada de eso ¡que se trataba de un Tall.·. de la
G∴ L∴ D∴ F∴ ; ¡ése es un procedimiento de todo punto ocultista¡ En la época de que se
trata, Détré, más conocido bajo el nombre de Téder, había logrado tomar sobre Papus una
influencia tanto más sorprendente cuanto que, hasta ese momento, Papus se las había
arreglado siempre para dejar a quien le hiciera sombra. Este Téder, personaje muy
sospechoso desde todos los puntos de vista, no tenía realmente nada notable más que una
enorme erudición histórica, de la que además sabía servirse muy bien servir, sobre todo
para “trucar” los documentos y hacerlos decir lo que se quisiera; toda su campaña contra el
G.·. O.·. es una verdadera obra maestra en ese género especial… Como él temía que yo
viera demasiado claramente sus actuaciones (yo no tenía por entonces más que 22 años),
resolvió inventarse lo que fuera para eliminarme; para impresionar a Papus y a otros, fabricó
toda una serie de falsas cartas, de las cuales, cosa curiosa, no podía mostrar más que
fotografías, y que sirvieron de base para el informe del que se trata en la susodicha nota.
Nunca he trabajado para ninguna “organización religiosa”, pues en aquel tiempo pertenecía
a la Iglesia gnóstica (fundada por el H.·. Jules Doinel y dirigida entonces por el H.·. Fabre
des Essarts) y eso habría bastado para estar mal visto sin duda en no importa qué medio
católico; pero no hay que sorprenderse de nada cuando se sabe que, poco antes de eso, el
mismo Téder había acusado formalmente a los HH.·. Blatin y Limousin ¡de estar afiliados a
los Jesuitas! Finalmente, no estando con todo muy seguro de si Papus reaccionaría en el
último momento, aprovechó su ausencia para hacer que se pronunciara mi “exclusión” por
alguna pobre gente que había reunido con gran dificultad para esta circunstancia; hay que
decir en efecto que la famosa L.·. Humanidad había ya cesado de existir de hecho y ya
nunca se reunía, y que ésa fue su última manifestación. –Lo que importa subrayar aún es
que los personajes de los que acaba de tratarse jamás fueron Masones regulares; Papus, a
pesar de todos sus esfuerzos, fue constantemente rechazado tanto en el Rito Escocés (y
eso incluso en la L.·. El Libre Examen de la que sin embargo su padre era miembro) como
en el Rito de Misraim. En cuanto a Téder, había comenzado por la publicación de una obra
antimasónica titulada Les Apologistes du Crime; había hecho periodismo en Bélgica, de
donde fue expulsado por un asunto de chantaje; pasó entonces a Inglaterra, donde conoció
a John Yarker, y es de éste, lo mismo que Papus, de donde tenía los grados más o menos
auténticos, y en todo caso irregulares, con los que se adornaba. El H.·. Waite ha acusando a
Papus y su escuela de antimasonismo; eso puede parecer exagerado a primera vista, en el
sentido de que parecían no atacar más que al G.·. O.·.: pero, cuando se examinan algunas
cosas más de cerca, debe reconocerse que no se equivocaba. Así, para no dar sino un
ejemplo, todos los Martinistas del grado 2º, hombres y mujeres, recibían comunicaciones de
las p∴ y s∴ de los 3 grados de la Mas.·. simbólica, sin que se les pidiera ningún juramento, y
ello con el pretexto de que, en el siglo XVIII, la iniciación a la orden de los Elegidos Cohens,
de la que el Martinismo se pretendía el heredero, presuponía la posesión de esos 3 grados.
Os señalo de pasada que hay actualmente, siempre en el mismo medio, una tentativa de
reconstitución de los Elegidos Cohens; pero, en ausencia de toda filiación auténtica, no se
trata en realidad más que de una simple imitación carente de todo valor. –Naturalmente, mi
pretendida “expulsión” por gente tan poco cualificada para acusar a otros de “trabajar contra
la Masonería”, no me impidió en absoluto ser, poco tiempo después, afiliado a la L.·.
Thébah; y, mientras que no tenía por entonces más que 25 años, se me daba, con razón o
sin ella la reputación de conocer la Mas.·. ¡mejor que muchos miembros del Sup.·. Cons.·.!
 
     Añadiría aún que, desde esa época, es decir desde hace cerca de 40 años, los ocultistas
de toda categoría no han cesado jamás de perseguirme con su odio y de intentar
perjudicarme por todos los medios; muchos otros también, pertenecientes a los medios más
diversos e incluso más opuestos en apariencia, han actuado seguidamente de la misma
manera; por otra parte, no lo he llevado mal todo eso… Solamente que, como una de las
principales manifestaciones de esa hostilidad ha sido siempre la difusión de los chismes
más inverosímiles, la conclusión a sacar de todo ello es que, salvo verificación, no hay que
creer absolutamente nada de lo que se dice sobre mí, de dondequiera que provenga.
 
     Para terminar con una novedad más agradable que todos esos chismes hediondos,
quizás habréis sabido (eso data de alrededor de un mes) la constitución, bajo los auspicios
de la G∴ L∴ D∴ F∴, de la L∴ La Grande Triade (vos podéis naturalmente ver enseguida de
dónde viene ese título), cuyo Ven.·. fundador es el H.·. Iván Cerf, G∴ Or∴. Se trata de una
L.·. destinada a permanecer muy cerrada (una de las condiciones de admisión es un
conocimiento suficiente de mi obra) y donde se propone especialmente aplicar, en la medida
de lo posible, los puntos de vista que he expuesto especialmente en Aperçus. Hay para
empezar una quincena de miembros, entre los cuales los HH.·. Dumesnil de Grammont y
Antonio Coen; dado el carácter totalmente especial de este Tall.·., os pediría no dar a la
cosa ninguna publicidad (incluso mas.·.) sin previo acuerdo con el H.·. Iván Cerf. Pensad lo
feliz que estoy con ese resultado, que me da desde ahora la certidumbre ¡de que el trabajo
hecho y al cual he consagrado toda mi vida no se habrá perdido!
 
     Creed, os lo ruego, M.·. Q.·. H.·., en mis frat.·. sentimientos.

René Guénon

Tomado de:
http://oeuvre-de-rene-guenon.blogspot.com.es/2013/07/correspondance-de-rene-
guenon-edmon.html
(Incluye el manuscrito de la carta por si alguien dudara)

Sobre Edmond Gloton (1895-1962):


http://www.hiram.be/Instruction-Maconnique-aux-Apprentis_a2740.html

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