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Licenciatura en Psicología Organizacional y Gestión del Talento Humano

Curso: Psicopatología del adulto


Lic. M.A. Carlos Francisco Mejía Ceballos

Determinantes biológicas, psicológicas y sociales que tienen incidencia en


los trastornos mentales en adultos.
Biológicas
Las teorías del envejecimiento intentan explicar el proceso de envejecimiento
primario, el cual implica los cambios graduales e inevitables relacionados con la
edad que aparecen en todos los organismos. Hacen referencia al envejecimiento
normal y no patológico.
Teoría del Desgaste Natural del Envejecimiento: Esta teoría propone que cada
organismo estaría compuesto de partes irremplazables, y que la acumulación de
daño en sus partes vitales llevaría a la muerte de las células, tejidos, órganos y
finalmente del organismo. Introducida por un biólogo alemán esta teoría está
enfocada en la creencia de que las células de nuestro cuerpo se dañan por el sobre
uso o abuso a que son sometidas. Sostiene que el cuerpo humano envejece debido
al uso continuo. Las células del corazón y del cerebro, nunca pueden reemplazarse,
cuando se lesionan, mueren, aun a una edad temprana.
Teoría de los radicales libres: De 1954 por R. Gerschman, o de la peroxidación
(HARMAN, 1956): esta es una de las teorías más populares. Propone que el
envejecimiento sería el resultado de una inadecuada protección contra el daño
producido en los tejidos por los radicales libres Los radicales libres que se forman
durante el proceso oxidativo del metabolismo normal reaccionan con los
componentes celulares, originando la muerte de células vitales y, finalmente, el
envejecimiento y la muerte del organismo.
Teoría de la acumulación de productos de desecho: una posible causa del
envejecimiento podría ser la acumulación de productos del metabolismo celular que
al no ser solubles no pueden ser eliminados, acumulándose en nuestras células.
Basada en la observación de células en animales de edad avanzada, donde se ve
acumulo de sustancias como la lipofucsina y la degeneración basófila. Sin embargo,
no parece que estas sustancias participen activamente en el proceso del
envejecimiento y que sean tan solo meros marcadores indirectos de éste y cuya
aparición está en relación con la existencia de reacciones de oxidación.
Teorías genéticas: Es claro que el factor genético es un importante determinante
del proceso de envejecimiento, aunque no se conocen exactamente los
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mecanismos involucrados. Estas teorías se basan en el código genético de cada
individuo, se encuentra escrito en cada una de nuestras células cuándo empezar a
envejecer, propone que la causa del envejecimiento está en la información genética.
Teoría del envejecimiento programado: Sostienen que los cuerpos envejecen de
acuerdo a un patrón de desarrollo normal establecido en cada organismo, el cual
está preestablecido para cada especie. Este patrón debe ser predeterminante e
innato. El envejecimiento es un proceso programado y calculado (genéticamente).
Apoya esta postura el que cada especie presente un tiempo de vida fijo y que los
cambios físicos que presenten los individuos serán ordenados y predecibles.
Sociales
Dentro de este marco surgen las teorías de la «socialización». Esta perspectiva
postula que la persona que envejece está expuesta a sufrir y a acumular una serie
de pérdidas (sensoriales, motoras, sociales, etc.) que reducen su autonomía y
disminuyen su competencia. La persona, a lo largo del proceso de socialización, ha
interiorizado diferentes roles sociales que van a regir su conducta en función de
normas socialmente admitidas, independientemente de los eventos que vayan
surgiendo. Dentro de este marco se inscriben tres periodos. Gognalons-Nicolet
reconocen tres generaciones:
1ª generación: Las teorías adaptativas relacionadas con la capacidad de interacción
del individuo con su medio social, como la teoría de la actividad de Havighurst y R.
Albrecht, (1953) o de Lemon, Bengston y Peterson en 1972 o la teoría de la
desvinculación de Cummings y W.E. Henry, 1961.
2ª generación: Corresponden a este grupo las teorías estructurales cuyo campo de
análisis son los componentes estructurales (impacto de la organización social sobre
el envejecimiento) y su influencia en las diferentes cohortes de las personas que
envejecen. Destaca, entre otras, la teoría de la modernización en donde se insiste
en la exclusión social que sufre este grupo.
3ª generación: En donde se reconcilian los puntos de vista más individuales a los
estructurales y fundan lo que se ha llamado la «economía moral» como la Teoría de
la continuidad de Atchley, 1971.
Teoría de la actividad: Es la más antigua y se fundamenta en la importancia que
en aquella época se les daba a los roles del individuo como la articulación principal
entre lo psicológico y lo social. Sostiene que el envejecimiento satisfactorio implica
actividad física, social y laboral. La teoría de la actividad sostiene que cuantos más
activos se mantengan los ancianos, más satisfactoriamente envejecerán. … este
modelo sociológico afirma que sólo el individuo activo puede ser feliz y satisfecho.
Para esta teoría lo más importante era estar socialmente involucrado,
independientemente del tipo de roles sociales que se desempeñaran. Cuanto más
activa permanezca una persona mayor, más satisfactoriamente envejecerá.

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Actualmente esta teoría enfatiza que las actividades sociales juegan un papel
importante en el envejecimiento satisfactorio.
Psicológicas
Después de los 65 años el individuo vive una etapa normal del desarrollo, los
principales problemas que enfrentan los adultos mayores, son los que les creamos
a través de la política y la economía, que afectan su status en mayor grado que el
mismo envejecimiento. La principal tarea de las personas mayores es la de
comprender y aceptar su propia vida y utilizar su gran experiencia para hacer frente
a los cambios personales.
Último estadio (de Erikson) Integridad del Yo v/s Desesperación: Se plantea todo el
desarrollo de su vida, lo que pudo haber sido, o lo que debería haberse hecho en
forma distinta. La última etapa (octava) de Erikson, abarca de los 60 años hasta la
muerte. La crisis final, de Erik Erikson, y culmina con la virtud de la sabiduría.
Por lo regular los ancianos llegan a experimentar ciertas dificultades, ya sean físicas
o emocionales; pero Erikson no cree que el último periodo de la vida tenga que ser
desolador y aterrador para todos los que hayan cumplido con éxito las tareas de las
etapas previas.
Un sentido de aceptación de la propia vida, que permite la aceptación de la muerte.
También consiste en la aceptación de la cercanía de la propia muerte como fin
inevitable de la existencia de la vida.
Cambios físicos, psicológicos y sociales que influyen en el proceso de
envejecimiento.
Durante el proceso de envejecimiento se producen una serie de cambios que
afectan tanto al aspecto biológico como psicológico de la persona. Sin duda los
cambios que antes se ponen de manifiesto durante el envejecimiento son los
cambios físicos, que, en realidad, son una continuación del proceso de declinación
física que comienza desde que se alcanza la madurez física, aproximadamente a
los 18 o 22 años. A esa edad finaliza la etapa de crecimiento y empieza la involución
física. Pero no todos los cambios se producen en la misma época y con el mismo
ritmo.
Todavía no es posible distinguir qué cambios son verdaderamente un resultado del
envejecimiento y cuáles derivan de la enfermedad o de distintos factores
ambientales o genéticos. En este aspecto, las diferencias individuales son tan
notables que hacen difícil la extracción de conclusiones sobre el tema.
A continuación, se muestran los cambios en las diversas esferas del adulto mayor .

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A. Cambios biológicos:
En esta etapa de la vida sobresalen dos tipos de procesos: la evolución y la
involución, que corresponden al crecimiento y al envejecimiento. A partir de los 35
años más o menos, aparece la involución: el desempeño de varios órganos, a causa
de una disminución paulatina.
Sentidos:
Visión: disminuye el tamaño de la pupila, menor transparencia y mayor espesor del
cristalino, lo que provoca que llegue menor cantidad de luz a la retina y empeora la
visión lejana. Disminuye la agudeza visual y capacidad para discriminar colores.
Audición: menor agudeza para las frecuencias altas (tonos agudos), lo que
deteriora la capacidad para discriminar palabras y comprender conversaciones
normales, esta es la causa de que una persona mayor tenga mayor problema en
escuchar las voces femeninas ya que suelen ser más agudas.
Gusto y olfato: disminuye la sensibilidad para discriminar los sabores salados,
dulces y ácidos, debido al deterioro de las papilas gustativas; pérdida de la
capacidad para discriminar los olores de los alimentos, la combinación de estos dos
factores es una de las causas por las que los usuarios se quejan de las comidas
servidas en las instituciones de salud socio alimentaria.
Tacto: la piel es el órgano relacionado con la capacidad sensorial del tacto; los
cambios que se producen en la piel pueden observarse a simple vista como son la
aparición de arrugas, manchas, flacidez y sequedad. Todos estos cambios se
producen como consecuencia de transformaciones internas como son la
disminución en la producción de colágeno y la pérdida de tejido subcutáneo y masa
muscular. Pero también pueden ser ocasionadas por deficiencias en la
alimentación, por posibles enfermedades o por una exposición al sol sin la suficiente
hidratación.
Sistemas orgánicos: se produce una importante pérdida de masa muscular y una
atrofia de las fibras musculares, que disminuyen en peso, número y diámetro.
Consecuentemente, estos cambios traen consigo el deterioro de la fuerza muscular.
Sistema esquelético: la masa esquelética disminuye, pues los huesos se tornan
más porosos (menos densidad del hueso) y quebradizos. Debido al proceso de
desmineralización, los huesos también se vuelven más frágiles y, por lo tanto, más
vulnerables a la fractura. Estos cambios afectan en mayor medida a las mujeres,
debido a las siguientes causas: mayor pérdida de calcio, factores genéticos, factores
hormonales (menopausia), inactividad física, consumo de tabaco y alcohol, malos
hábitos de alimentación, etc.
Articulaciones: se tornan menos eficientes al reducirse la flexibilidad. Se produce
mayor rigidez articular debida a la degeneración de los cartílagos, los tendones y

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los ligamentos, que son las tres estructuras que componen las articulaciones. La
principal consecuencia es el dolor.
Sistema cardiovascular: el corazón: aumento del ventrículo izquierdo, mayor
cantidad de grasa acumulada envolvente, alteraciones del colágeno, que provocan
un endurecimiento de las fibras musculares y una pérdida de la capacidad de
contracción, entre otros cambios.
a) Los vasos sanguíneos se estrechan y pierden elasticidad, al aumentar de grosor
y acumular lípidos en las arterias (arterioesclerosis). El estrechamiento y la pérdida
de elasticidad dificultan el paso de la sangre.
b) Las válvulas cardíacas se vuelven más gruesas y menos flexibles, es decir,
necesitan más tiempo para cerrarse. Todos estos cambios conducen a un aporte
menor de sangre oxigenada y esto, a su vez, se convierte en una causa importante
por la que disminuye la fuerza y la resistencia física general.
Sistema respiratorio: su rendimiento queda mermado debido a diversos factores,
entre los que se encuentran la atrofia y el debilitamiento de los músculos
intercostales, los cambios esqueléticos (caja torácica y columna) y el deterioro del
tejido pulmonar (bronquios). Todo ello produce una disminución del contenido de
oxígeno en sangre, que se reduce entre un 10% y un 15%, y en la aparición de una
enfermedad respiratoria, el enfisema, muy común en personas de edad avanzada.
Sistema excretor: el riñón tiene una menor capacidad para eliminar los productos
de desecho. Por esta razón, se hace necesario para el organismo aumentar la
frecuencia miccional. El deterioro del sistema excretor también hace frecuentes los
episodios de incontinencia.
Sistema digestivo: en general, todos los cambios se traducen en una digestión
dificultosa y en la reducción del metabolismo de ciertos nutrientes en el estómago y
el intestino delgado.
I. Pérdida de piezas dentales, que originan un problema considerable en la
digestión de los alimentos, para la cual es importante una buena masticación.
II. Disminución de los movimientos esofágicos (contracción/relajación), cuya
función es facilitar la deglución.
III. Reducción de la capacidad para secretar enzimas digestivas, lo que también
dificulta la digestión.
IV. Atrofia de la mucosa gastrointestinal, por lo que la absorción de nutrientes es
menor.
V. Disminución del tono muscular y el peristaltismo del intestino, que producen
menor masa y frecuencia en la eliminación de sólidos y, por tanto,
estreñimiento.
VI. Vesícula e hígado: en las personas mayores se produce una mayor
incidencia de cálculos biliares y un menor tamaño y eficiencia del hígado.

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Funcionamiento intelectual: el adulto mayor es capaz aún de aprender destrezas
nuevas, pero requiere de mayor tiempo que las personas jóvenes, lo cual se debería
a un decremento en la incapacidad operacional de la memoria a corto plazo,
especialmente en la utilización de estrategias de codificación, organización y
recuperación de la información, que haría más difícil el aprendizaje como es la
resolución de problemas. No obstante, gracias a “los programas de entendimiento,
ha sido posible acelerar el procesamiento de la información, reducir las diferencias
en recordar e invertir los declives en las habilidades de inteligencia fluida”
B. Cambios sociales:
La disminución o ausencia de la actividad social no aparece de forma repentina en
los adultos mayores, lo habitual es que esa actividad de vaya reduciendo
paulatinamente con el paso del tiempo. Al reducirse la frecuencia de las relaciones
sociales, se refuerza su valor y se hacen más gratificantes, dedicando más tiempo
a su mantenimiento. Se observa entonces que la calidad de la gratificación resulta
ser más determinante que la cantidad.
Cuando hablamos de roles sociales, nos referimos al conjunto de funciones,
normas, comportamientos y derechos definidos social y culturalmente, que se
esperan que una persona cumpla o ejerza de acuerdo a su estatus social, adquirido
o atribuido.
Así pues, el rol es la forma en que un estatus concreto, tiene que ser aceptado y
desempeñado por el titular. Con el paso de los años, esos roles van cambiando y,
al llegar el envejecimiento, la sociedad obliga al individuo a abandonar algunos de
esos roles que ha desempeñado durante toda su vida.
El mundo del adulto envejece al tiempo que él lo hace. Se gastan las ideas que le
rodean, la historia avanza ineludiblemente, la economía evoluciona. Todo ello se
acompaña además con el hundimiento global de su generación en la noche del
tiempo. La sociedad que camina a su lado, lo hace en una dirección contraria, de
espaldas, incluso en contradicción con él.
La sociedad es mucho más real que un ente abstracto. Bajo el punto de vista de un
adulto mayor, es el entorno como él lo vive. Por lo tanto, se trata de un hábitat
cambiado, de una transformación de modas, técnicas, de la moral, y de la estética,
de las concepciones sobre el trabajo y el tiempo libre. Todavía se ve implicado más
directamente cuando todo ello le afecta personalmente: cuando sus amigos de
siempre y parientes, albaceas de su mundo, mueren; cuando los lugares donde vivió
y esperaba reconocerse han sido reconstruidos y son irreconocibles.
Muchos adultos mayores tenían sus amigos entre compañeros de trabajo que, al
finalizar, acabó con esa red de amistades. Las de carácter vecinal, sobre todo en
las grandes ciudades, suelen ser muy pobres. En fin, no es raro encontrar a un gran
número de adultos mayores sin un solo amigo.

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Así entonces dentro de los cambios sociales en el adulto mayor se engloban los
cambios de roles donde tiene que buscan otra manera de adaptarse a los cambios,
tanto en su ámbito familiar como en el laboral y las redes de amistades.

C. Cambios psicológicos:
Los cambios psicológicos pueden estar sujetos a percepciones subjetivas tanto de
la persona que los manifiesta, como de la persona que puede evaluarlos. Hay
personas que viven con seria preocupación el declive de algunas funciones, y otras
que no lo valoran adecuadamente. En general con el envejecimiento existe un
declive y un enlentecimiento de las capacidades cognitivas, aunque existe una
enorme variabilidad y depende de numerosos factores (nivel educativo, dedicación
laboral, actividad física, etc.).
Desde un punto de vista psicológico, lo que más llama la atención son los fallos en
la memoria reciente, que los propios adultos mayores y el entorno social o familiar,
suelen asociar a la enfermedad de Alzheimer. Se da dicha preocupación porque se
desconoce que en la vejez hay cambios que se consideran normales con respecto
al funcionamiento cognitivo. Igualmente se producen cambios afectivos y en la
personalidad, que deben ser considerados como normales y esperables.
La vejez está marcada también por las pérdidas (familiares, laborales, sociales,
físicas, etc.). La afectividad depende de la personalidad del propio individuo y de su
capacidad para enfrentarse a los cambios y pérdidas.
La autoestima se encuentra asociada con la salud, las actitudes hacia el
envejecimiento y la satisfacción con la vida pasada. Tener una buena autoestima,
cuando envejecemos, es un buen índice de que la adaptación a circunstancias
difíciles, como por ejemplo el afrontamiento de la viudez o la pérdida de
independencia, la realizaremos favorablemente. Niveles bajos de autoestima serían
señales de la posibilidad de la aparición de sucesos depresivos.
En general podemos encontrar lo siguiente:
Vivencia de pérdidas, tales como pérdida de la salud, autonomía, familia, trabajo,
muerte de familiares (pareja, hijos, hermanos, etc.) y otras.
Replanteamiento del proyecto de vida. Enfrentamiento con la propia muerte.
Aumento de situaciones que inducen a la depresión, ansiedad y cambios de
comportamiento.
Síndrome del final de la vida.
Presencia de mayor proceso introspectivo.

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Aspectos sociales y culturales en la vejez
Las denominaciones con respecto a la etapa de la vejez, han ido cambiando
aceleradamente en los últimos años, en respuesta a la necesidad de acercarse cada
vez más a la esencia de la dinámica de los cambios que ocurren a esta edad. Así
aparecieron los términos: tercera edad, adulto mayor, viejo, senil, anciano, y el
último denominado es adultos en plenitud.
Estos conceptos resaltan la incapacidad para comprender al hombre en su
dimensión de temporalidad, y sus manifestaciones de la negación que existe, hacia
el proceso de envejecimiento. Si el proceso se denomina envejecimiento, es
correcto que a las personas que estén en dicha etapa se les llame viejos y se
requiere de un proceso de sensibilización, para quitar la connotación negativa de
prejuicio, mito, etiqueta o estigmatización y de resistencia a dicho término y a este
proceso.
En algunas culturas antiguas los viejos eran reconocidos por su longevidad, y eran
el centro de la sabiduría y la experiencia, eran los guías de los jóvenes. Con el arribo
de la sociedad industrial aparece la connotación negativa hacia ellos. Por lo que se
requiere rescatar los valores perdidos, así como la dignidad de los mismos, pero
antes que nada es necesario determinar claramente las etapas del envejecimiento
para saber hacia dónde nos enfocamos como personal que brindar atención a esta
población.

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