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Kristeva El Sujeto en Proceso
Kristeva El Sujeto en Proceso
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E SUJETO EN
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P OCESO
DICIONES SIGNOS
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SERIE: S em iótica
Dirigida por Rodrigo L. Navarro M. y
J. Javier Navarro M.
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Julia Kristeva
Título de la edición original:
“Le sujet en procés”
Traducción: ^ *
Rodrigo L. Navarro M.
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Revisión:
J. Javier Navarro M. y
Cecilia Moncalcano
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INDICE
INTRODUCCION 9
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EL SUJETO EN PROCESO 17
El repudio y la Pulsión . ••• 41
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INTRODUCCION
11
Julia Kristeva. integrante del grupo de la re
vista Tel QueL ha orientado el estudio de la Se
miótica y de la Literatura, a nuestro parecer con
indiscutible acierto, por derroteros que conducen,
sin hesitación, al punto de confluencia de la cien-
cía de la producción social, el Materialismo His-
rico, con la ciencia de la producción de la subje-
tividad. el Psicoanálisis. Punto de confluenc ia
ciertamente, donde se teje la red de la Historia
•Monumental ^ y donde deja sentir sus efectos, ^en*
la forma de la no presencia, el sujeto de la prac-
j
tica.
a partir de la dialéctica m aterialista tal como Mao
TsV-Tung representa su salto cualitativo en su ex
periencia práctica que es la de las m asas chinas”,
Efectivamente, la topología del sujeto en proce-
esta situada en ese lugar inubicable donde se
realiza “sin la diferenciación petrificada en tre su
jeto y objeto” el proceso de la significancia. Es,
pues, en una práctica de subversión donde hace
irrupción el repudio esquizoide que rom pe este
momento —estasis donde se presentifica el contra
no— solidario dei proceso de la práctica signifi
cante. ei llamado sujeto unario o sujeto de lo sim
bólico consolidado como soporte de las relaciones
de producción. Este sujeto de la estasis es pulve-
‘ rizado por el impetuoso furor de las pulsiones li
beradas. encarnadas en el receptáculo móvil que
Platón ya había caracterizado m uy adm irablem en
te en el Timeo pero que K risteva, trabajando el
concepto, le asigna un lugar preciso en la m ate
rialidad de la diada pulsional, extrayéndolo así de
su funcionamiento metafísico que tenían en el pen
sador griego. Esta cora semiótica, como se le de
signa en ei T im eo , y cuya denominación conser
va Kristeva, al irrum pir en la síntesis-unaria de
la estructura social y bajo la fuerza del repudio,
rompe y al mismo tiempo teje la organización
simbólica donde hunde sus raíces el sujeto-sopor
te. Este doble gesto responde a la dialéctica pro
pia del proceso de simbolización donde tiene lu
gar el juego conflictual de la pulsión de muerte,
conceptualizada como repudio, y la pulsión estruc
turante que introduce ei deseo paranoide.
El sujeto en proceso es el motor de la historia.
Por eso más bien que hablar de “causalidad me-
tonímica” y de la abstracta eficacia de una causa
13
ausente que en el fondo responde a la concepción
de ia codificación digital, asociada a la noción de
discontinuidad y al ordenamiento discreto de los
elementos culturales, deberíamos hablar de causa-
lidad metafórica. En realidad ninguno de estos
dos términos tiene demasiado valor en sí ya que
la categoría de causalidad cada vez pierde más su |
sentido y el términoo de metáfora no es más que
una imagen. Pero de todas maneras esta última
denominación nos aproxima al código analógico
que predomina en la psicosis con el que creemos
que es necesario modelar la dialéctica de la nega-
tividad: la pura friabilidad esquizoide, la pura
pulsión de muerte que no existe más que ha
ciendo parte del intrincado juego diádico donde
ia pulsión de vida y su fuerza unificadora intro
ducen la síntesis necesaria para regular o equili
brar ei proceso h istórico-s ocial. Si el repudio apar
ta violentam ente de la comunicación y del senti
do, el deseo paranoico de ia identidad homosexual
con la Ley del Padre ejerce una fuerza igualmen
te violenta de atracción sintetizante que evita que
e l e stallido pulverizador aniquíle irrem ediable-
m en te en signo.
Postular un proceso sin sujeto es mantener la
ilusión m etafisica de un juego de las contradic
ciones y d e las diferencias en abstracto, ideal, sin
sosten material;, Afirmar que las relaciones de p ro-
d u cción son e l m o to r d e la h is to r ia no es, por
cierto, n in gu n error teórico; pero escamotear de
la d i a l é c t i c a m a t e r i a l i s t a l a
participación activa delasubjetividadysuinteracción en la práctica
p r o d u c tiv a sí lo e s. E lu d ir e l su je to d e l proceso
para asignarle un m odesto lugar de suporte es ce-
d er ab su rd am en te a la ab stracción .
L as r e l a c i o n e s d e p r o d u c c i ó n se r e a l i z a n e n t r e
in d iv id u o s c o n c r e t o s . L o q u e n o q u i e r e d e c ir q u i
las r e l a c i o n e s d e p r o d u c c i ó n a g o t e n las r e l a c i o
nes s o c ia le s n i q u e el s u j e t o , y a s e a el d e la p r o
ducción, o el d el s o p o r t e , s e i d e n t i f i q u e con el in
d i div u o c o n c r e t o , e m p í r i c o . P u e s si el in d i v id u o
p u ed e s e r c o n t a b i l i z a d o c o m o u n o s u s u b j e t i v i d a d
t r a s c ie n d e e s t e u n o h a c i a la u n i d a d so cial o h acia
su e s ta llid o .
La e s t r u c t u r a l ó g i c a d e la s u b j e t i v i d a d esta
d e t e r m i n a d a p o r la ‘‘l ó g i c a d i a l é c t i c a del p ro ceso
de s i m b o l i z a c i ó n ” q u e J o s e p h G o u x d e s i g n a c o m o
la lógica d e las f o r m a s h i s t ó r i c a s y s o c i a l e s riel i n
te r c a m b i o en g e n e r a l e n t o d o s los n i v e l e s en q u e
exalte el i n t e r c a m b i o , p e r o la s u b j e t i v i d a d no es
h o m o g é n e a , e s t a t e j i d a , e l la t a m b i é n , con la m a-
y a de la c o m b i n a c ion a b i g a r r a d a de los t r o q u e l a
dos q u e los d i f e r e n t e s n i v e l e s d e la r e p r e s i ó n so
cial o r g a n i z a s e g ú n u n a d i a l é c t i c a a u n poco ex-
p lorada de la a f i r m a c i ó n , d e la n e g a c i ó n , de la
n e g a c i ó n de la n e g a c i ó n y de la h e g a t i v i d a d . El
mo d e l o lo g ic o d el s u j e to h i s t é r i c o , o b s e s i v o , esquí-
zo pa r a n o i d e , r e s p o n d e , c a d a uno, a una combina-
ción m u y p r e c i sa, p e ro n o m e n o s c o m p l e j a su-
jeto s o c ial u b i c a d o c o n r e s p e c t o a su posición en
la e structu ra s o c ia l.
O t r o e r r o r , c u ya p e r t i n e n c i a q u e r e m o s señalar,
e s l a c o n f u s a i d e n t i f i c a c i ó n d e l s u j e t o con una c la-
se social d e t e r m i n a d a . Y a u n q u e es i n n e g a b l e q u e
e n t r e e l l o s e x i s t e n e s t r e c h o s v i n c u l o s , no se deb e
negar q u e el c o n c e p t o a b s t r a c t o f o r m a l de c l ase
social, no r e c u b r e , el m i s m o c a m p o d e l s u j e t o que
r e p r e s e n t a l o s i n t e r e s e s di c ha c lase.
En la presente traducción aparecen algunos tér
minos que se apartan sensiblemente del sentido
con que han sido vertidos al español por Alberto
Drazul. Tomaremos para ejemplificar esto' el tér
minos “rejet” que según la versión citada apare
ce como rechazo. Hemos preferido, para darle una
acepción que no traicione las intenciones de la
autora, la noción de repudio equivalente a la de
Verwerfung con que Lacan especifica el mecanis
mo del rechazo primordial del sicótico; conservan
do la noción de rechazo para significar la Aussto- ;¡
J. Javier Navarro M.
Rodrigo L. Navarro M.
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EL SUJETO EN PROCESO
17
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rio”, sometido a la ley de lo Uno que revela ser
el Nombre del Padre, este sujeto de.la filiación o
sujeto-hijo es en. efecto lo no-dicho o si se quie
re la verdad del sujeto de la ciencia pero tam
bién del sujeto sujetado del organismo social (de
la .familia, del clan, del Estado, del grupo). Que
: todo sujeto, por cuanto es sujeto de una sociedad,
supone esta instancia unaria escindida que Freud
fue el primero, en enunciar con la tópica Incons
ciente/ Consciente, es lo que el sicoanálisis nos di
ce llamando la atención hacia lo que constituye
el sujeto, es decir la represión originaria. Si esta
represión originaria instituye el sujeto al mismo
tiempo que instituye la función simbólica; institu
ye también la distinción significante/significado
en la cual Lacan ve la determinación de “toda cen
sura de orden social (1>. El sujeto uñarlo es el su
jeto qúe se instituye por esta censura de orden,
social.
Sin embargo, por ser constitutiva, esta censu
ra y el sujeto que ella instala no se comportan
según una ley universal. No podemos hacer toda
vía la historia de su aparición a través de la his
toria de la humanidad, el desarrollo de las fuer
zas productivas y los modos de producción que le
corresponden; el libro de Deleuze y Guattari El
Antiedipo <a> es la primera tentativa en este sen
tido. Sólo podemos constatar —empíricamente por
el momento— prácticas significantes que parecen12
18.
testimoniar otra economía. Para no tomar más
que algunos ejemplos, la Grecia presocrática con
Heráclito, Anaxágoras o Empédocles, La China
< del “modo de producción asiático” y la sociedad
capitalista sobre todo a. partir del fin del siglo
XIX, proponen textos en los cuales se señala una
práctica donde el sujeto uñarlo, para ser un polo
indispensable que asegure la verbalización (la
puesta en lengua), es destruido, licuado,. excedi
do por lo que llamamos “el proceso de la signifi
cancia”, esto es de las pulsiones y operaciones se
mióticas pre-verbales (lógica si no cronológica
mente anteriores al fenómeno del lenguaje). En
este proceso, el sujeto unario que ha descubierto
1 el siconálisis es sólo un momento, una fase de de
tención, digamos una estasis, excedida por. el mo
vimiento y amenazada por él. El proceso del que
se trata no sólo es una “topologización” o una di
námica espacial siempre subumible -bajo lo Uno.
Tiende a repudiar hasta la división misma incons
ciente/ Consciente, Significante/Significado, es, de
cir hasta la censura misma en la que se instau
ran el orden social y el sujeto.
El proceso disuelve también al signo lirigüísti-
*■ . c o y a su sistema (la palabra, la sintaxis), es decir
hasta la garantía más sólida y primera dél sujeto
unario. La glosolalia o los “eructos” de Artaud
repudian la función simbólica y liberan las pul
siones que esta función reprime para constituirse
y cuya disposición sobre y a través del cuerpo del
sujeto constituye, la topografía de su fragmenta
ción y de su catsetización sin retraso, sin différan-
ce *, en la materia biológica y social a-simboliza-
* Cf. esta categoría en ha Différance de Jacques Derrida, pu-
19
da pero siempre ya organizada. Esta red pulsional
que se podrá leer por ejemplo a través de las ba
ses pulsionales de los fenómenos no-semantizados
de un texto de Artaud, representa (para la teo
ría) el lugar móvil-receptáculo .del proceso, que
toma el lugar del sujeto unario. Un lugar tal que
vamos a llamar una cora es la representación*3
20
que se puede dar al sujeto en proceso, pero no se
podría pensar que ella se constituye por Un Cor-
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5. L
aconciencia de sí es el hombre*', escribe Feuerbach
SamíUche Werke. T. II. p. 242
6. L
aesencia del hombre esta contenida en la comunidad,
en la unidad del hombre con el hombre” , Jbid., p. 4 .
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, 1868 Marx escribe a E n gels (a proposito de Düh-
: ring): Estos señores alem anes creen que la dia-
| láctica de H egel es historia enterrada. A este res-
I pecto, Feuerbach tiene un peso sobre la concien-
; cía” (,). Sin embargo, e l m arxism o heredará dos
; momentos esenciales de la operación feuerba-
I chiana:
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de sí en tanto que ser humano: realidad humana, este dominio
de sí es en consecuencia la realidad de su ser propio, gracias
•I cual todos los objetos devienen para él Ja objetivación por
sí misma, los objetos que confirman y realizan su individualidad,
sus objetos, devfcne el mismo objeto Marx. Lriibe Schnf-
L ten. I, p. 505).
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ser abolido sino por la realización de la filoso-
fia 1 1
2<> El anclaje directo y exclusivo del hombre
en el Estado o más g en eralm en te en la m áqu na
social y las relaciones sociales que son relaciones
reguladas por la necesidad y el su frim ien to entre
hom bres. En la m áquina de las contradicciones y
de los conflictos sociales, de producción y de cla
se, el hom bre perm anece como una unidad into
cable. en conflicto con otros pero nunca en con-
fhcto con relación a "'sí m ism o” y, en este senti
do, perm anece neutro: su jeto que oprim e u opri
mido. jefe o explotado o jefe de explotado; pero
nunca sujeto en proceso correspondiente al pro
ceso objetivo que fue aclarado por el m aterialis
mo dialéctico en la n a tu ra le z a y en la sociedad 1 2
Si tai es, según M arx, el estatu s del individuo
en el sistem a burgués, se diría, al leer esta cons
tatación a ia luz de las nociones recientes, que en
y por el E stado y la religión, el capitalism o exi
ge y consolida el m om ento paranoide del sujeto:
unidad que forciuye lo otro y se coloca en su lu
gar. P ero si el p ro letariad o resuelve la contradic
ción e n tre el sujeto-cosa y el sujeto inalienable,
después de h a b e rla llevado a su culm en, y si rea
liza asi la filosofía, su estatu to de sujeto supone
26
pimiento, es decir la re a liz a c ió n d e s u s m o ra # 11'
ruptura, de escisión, d e p u e s ta en p ro c e s o ^
¡¿unidad, y entonces el ‘'p r o le ta r ia d o '’ r e p r e s e n ta
el factor que disem ina la u n id a d s u b je tiv a y
tal. su estallido hacia u n a h e te ro g e n e id a d i r r e d il1’-
[ tibie a instancias del d o m in io ce n se i e n te . L**j°'s
f de ser hipótesis sim ples, e sta s dos ev en tu ¿ú * d ad e>
í son de hecho dos con cep cio n es antagónica.*» d e *a
| sociedad y a fortiori de la so e .e d a d s o c ia lis ta , >
conciernen a la d iferen cia m ism a e n t r e n a tu r a
L za y cultura, es d ecir al s ta tu s m is m o d el ‘ a n im a l
social”.
En un contexto tal, fo rm a d o d e s d e el si.d*0
XIX, es a la “v a n g u a rd ia a r tís tic a '' a q u ie n íft*~
combe ejem plificar la in v e rsió n m a te r ia lis ta n **
ese proceso de la negati viciad q u e d is u e lv e la uHj-
dad subjetiva, A tra v é s de u n a p r á c tic a e>peciu~
ca que toca el m ecanism o m ism o d el le n g u a je *_
Maliarmé, Joyce, A ita u d ) o ios s is te m a s de r<
producción m ítica o relig io sa ( L a u tr é a n m n t,
* taijlc), la “v an g u ard ia lite r a r ia ” p re s e n ta a i a
ciedad —aunque sólo sea e n tr e b a s tid o r e s —
sujeto en proceso que co m b ato to d as l<o» estabas (lV
un sujeto unario. A taca asi a ir-’ s -dornas i i«
gicos cerrados (las relig io n e s) p e ro ta m b ié n a í;‘*
estructuras de dom in ació n so ciales (el E s ta d o ), >
reali/a una revolución q u e, p o r s e r d is tin ta o h a s
ta el presente ig n o rad a p o r la re v o lu c ió n socíai
ta y comunista no es su m o m e n to ‘‘u tó p ic o ” °
* “anarquista'', sino que d esig n a su c e g u e ra en cu**n^
to al proceso m ism o q u e la co n d u ce. E ste
27
so “ e s q u iz o fré n ic o ” de la p rá c tic a d e v a n g u a rd ia T
in tr o d u c e u n a n u e v a h is to ric id a d , u n a “ h isto ria I
m o n u m e n ta l* ' q u e a tr a v ie s a ios m ito s, los r ito s ,!
lo s sis te m a s sim b ó lico s de la h u m a n id a d , d e c ía -1
rancióse d e slig a d a de la h is to ria c o n te m p o rá n e a i
(co m o A rta u d ) o sig u ie n d o e s ta h is to r ia co n tem -1
p o r á n e a p a r a a b r ir la h a c ia el p ro c e so d e la n e g a -I
tiv id a d q u e es el m o to r de e lla (com o B a ta ille ). 1
3o A lg u n a s o b s e rv a c io n e s se im p o n e n so b re !
la n o ció n d e n e g a tiv id a d q u e e m p le a m o s p a ra f o r -i
m u la r n u e s tr a te r c e r a te sis, a s a b e r, q u e la nec/a-1
tiv id a d r e p r e s e n ta p a r a la /te o r ía la ló g ica d el p ro -I
ceso ta l com o la p rá c tic a el te x to de A rta u d por»
e je m p lo . 1
Es a H e g e l a q u ie n r e m ite la n o ció n de la n e - |
g a tiv id a d ( N e g a tiv ita t) q u e p a re c e se r e l “pa-1
t t e r n ”, e l p rin c ip io o rg a n iz a c io n a l, d el proceso,!
D is tin ta d e la n a d a ( N ic h ts ), ta n to com o de la
n e g a c ió n ( N e g a tio n ) , la n e g a tiv id a d e s el concep
to q u e r e p r e s e n ta la re la c ió n in d iso lu b le de un
m o v im ie n to “ in e f a b le ” y d e su “ d eterm in ació n
s in g u la r ” : e s la m e d ia c ió n , la s u p e ra c ió n de las
“ a b s tra c c io n e s p u r a s ” q u e son e l ser y la nada, su
s u p re s ió n en lo c o n c re to en d o n d e am b o s sólo son
m o m e n to s . P o r s e r c o n c e p to , es d e c ir p o r p erte
n e c e r a l s is te m a c o n te m p la tiv o (te ó ric o ), la ne-
g a tiv id a d r c f o r m u la e n p ro ceso , y p o r lo tanta
d is u e lv e y lig a e n u n a ley m ó v il, los té r m in o s es
tá tic o s d e la a b s tra c c ió n p u ra . A sí re fu n d e con
s e rv a n d o s ie m p re su d u a lism o , no sólo las estasií
d el se r y d e la n a d a sin o ta m b ié n to d a s las cate
g o ría s d e l s is te m a c o n te m p la tiv o : lo u n iv e rs a l y
ío s in g u la r , lo in d e te rm in a d o y lo d e te rm in a d o , lV
c u a lid a d y la c a n tid a d , la n e g a c ió n y la afirm a-
28
. ^ etc. Es el im p u lso lógico q u e p u e d e p r e s e n
i l %C3Í° ^ estasis d e la n e g a c ió n , y d e la n e -
ü7:ion de la negación, p e ro q u e no se id e n tific a
' ellas puesto que es la r e p r e s e n ta c ió n ló g ica
¿al movimiento q u e la s p ro d u c e .
Expresión lógica d el p ro ceso o b je tiv o , la n eg a -
tlviáad no puede p ro d u c ir m á s q u e u n s u je to en
proceso; en otros té rm in o s, el s u je to q u e se co n s
tituye según la ley de e s ta n e g a tiv id a d , y p o r lo
tanto según la ley d e u n a r e a lid a d o b je tiv a , no
-puede ser m ás que u n s u je to a tr a v e s a d o p o r e s
ta negatividad; a b ie rto so b re y p o r la o b je tiv i-
l dad misma, m óvil, n o -su je ta d o , lib re . U n s u je to
í sumergido en la n e g a tiv id a d d e ja d e s e r “ e x te -
í rior” a la n eg ativ id ad o b je tiv a , u n a u n id a d tra s -
¡ ceendente, una m ó n ad a con re g la m e n ta c ió n esp e-
r cífica, y se coloca com o el m o m e n to “ m á s in te -
[ rior. más objetivo de la v id a y d el e sp íritu '". F e r
mento del m aterialism o d ia lé c tic o , e s te p rin c ip io
hegeliano ha podido b u sc a r su re a liz a c ió n m a te
rialista en el concepto de la actividad h u m a n a co
mo actividad re v o lu c io n a ria , y de las le y e s soeia-
H les y naturales que e sta a c tiv id a d d e sc u b re , com o
k* leyes objetivas. Al m a rg e n del s ig u ie n te p a sa je
I de Hegel: “ah o ra b ien la n e g a tiv id a d c o n sid e ra d a
| constituye el punto de retorno del m o v im ie n to
t del concepto. E lla es el p u n to sim p le de la re la -
f ción negativa consigo m ism a, la fu e n te m ás in te -
\ rior de toda activ id ad , de todo a u to m o v im ie n to
I de la vida y del e s p íritu , el a lm a d ia lé c tic a que
| tiene todo lo v e rd a d e ro e n sí m ism a y p o r la cual
c solamente este v e rd a d e ro es v e rd a d e ro ; pues só-
lo sobre e sta su b je tiv id a d rep o sa la an u lació n de
I la oposición e n tre concepto y re a lid a d , y la uni-
29
dad que es la v erd ad . El seg u n d o n eg a tiv o , 10 n
gativo de lo n eg ativ o al q u e h em o s lle g a d o ’ es es'
anulación de la co n trad icció n , p ero tam poco cons^
titu y e como la co n trad icció n una fo rm a de una re
fle x ió n e x te rio r, siendo p o r el c o n tra rio el mo
m ento más in te rio r, el m ás o b je tiv o de la vida
y del esp íritu , p o r lo cu al h a y u n su jeto , u n a per
sona, un lib re ”, L en in an o ta: “Ja sal de la dialéc
tica, el c rite rio de la v e rd a d (U n id ad d el concen
to y de la re a lid a d ” (18).
La n eg a th ñ d a d in se p a ra b le del ser hegeliano
es así p re c isa m e n te lo q u e escinde y v acía su cie
rre en u n e n te n d im ie n to a b stra c to y supersticio
so, y lo q u e in d ica u n a fu e ra que H egel no podría
p en sar de otro m odo q u e como el rev erso solida
rio de la creencia, m ie n tra s que la posterioridad
fenom enológica lo p la n te a rá como u n a teología
negativa. P e ro la lógica así e x p u e sta encontrará
su realización m a te ria lista cuando con la ayuda
del d e sc u b rim ie n to freu d ian o , se in te n te pensar
esta n e g a tiv id a d en el m ovim iento m ism o de la
m a te ria h e te ro g é n e a , in se p arab le de su diferen
ciación con función sim bólica. Si este m ovim iento
m a te ria l de escisión, de rep u d io (volverem os so
b re esto) p e rm an ec e como “n eg a tiv o ” p ara el en
te n d im ie n to k an tian o , es pensado por la dialécti
ca y la causa de su in se p a ra b ilid a d con el ser, co
m o u n a p o sitivid a d fu n d am en tal: “En lu g ar de
h a b la r de unidad se ría m ejo r h a b la r de inscpatve
bilidad pero ni uno ni lo o tro de estos térm ino?
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►
31
f-
h eg eiian a no es una com ponente de la Idea kan.
lia n a, un elem ento oposicional interno al juicio,
es decir en sum a una operación del entendimien.
to o un lim ite que constituye los pares oposicio-
n ales de K an t al estru ctu raiism o . Más aún una
lectu ra m a te ria lista de Hegel perm ite pensar es*
ta nega ti viciad como el m om ento trans-subjetivo
y trans-sem iótico de separación de la materia,
co n stitu tiv o de las condiciones de la simbolicidad,
sin co n fu n d irlo con esta sim bolicidad misma o con
ia negación de que ella hace parte. El término de
n eg ativ id ad es sin duda im propio para designar
este m ovim iento productor de lo semiótico y que
co n tin ú a trab aján d o lo desde el “in te rio r”. Lleva
en sí sin duda, la huella im borrable de la presen
cia deí su jeto que juzga; pero tiene la ventaja
de conducir esta huella y esta presencia a otra
p a rte donde una lucha de contrarios heterogé- í
neos (volverem os sobre esto) las produce. La no-1
ción de negatividad g u ard a la im pronta de uní
“ tech o ” , ,fl' que se constituye ya con la constitu-I
ción de la función sim bólica como función de uní
sujeto, y en el cual los textos de A rtaud hacer.I
e s ta lla r el proceso de producción pulsional: el te-■
cho del su jeto heterogéneo, unidad imposible. De-l
¿em barazarse de ese “techo” conduce a abando-f
n a r la consideración m aterialista en la concepción I
deí funcionam iento sem iótico: en lugar de la dia*I
léctica h etero g én ea de su proceso, se instalara*
entonces ia presencia de la Idea sustantificada s i
la m an era de Spinoza y que se estru ctu ra a tra*|
ves de los flujos m últip les opacos a sí mismos e l
32
bien la deriva de las h u ellas en las cuales estalla
esta Idea que m arra así el m om ento práctico-his
tórico, Identificando el S entido a la N aturaleza
o la N aturaleza al Sentido, o ni lo uno ni lo otro,
el idealismo se cuida de p en sar la p r o d u c c ió n de
la función sim bólica como fo r m a c ió n e s p e c ífic a
de las contradicciones de la m a te ria al in te rio r de
esta m ateria m ism a.
Decimos que la negación a rtic u la lógicam ente
una oposición, es decir una d ic o to m ía . L a n e g a u -
t?idad plantea una h e te r o n o m ía \ ella pone la p ro
ducción del sistem a sig n ifican te lin g ü ístico del
sujeto unario, desde las ley es o b je tiv a s de una
materialidad que lo p ro d u ce p o r u n s a lto c u a lita
tivo (heterogéneo) como uno de sus m om entos.
Los térm inos de g a sto o de r e p u d io son e n to n
ces más adecuados p a ra esp ecificar este m ovi
miento de las contradicciones m a te ria le s que e n
gendran la función sem iótica: las im plicaciones
pulsionales o g en e ra lm e n te sico an aiíticas que e s
tos términos contienen, las h acen sin d u d a p re fe
ribles al térm ino cíe n eg ativ id ad . P ero en una
actividad dialéctica en su in v ersió n m a te ria lista ,
el concepto de r e p u d io a p u n ta a la p ráctica del
sujeto, aquí una p ráctica sig n ifican te q u e supo
ne una “ex p erien cia de los lim ite s” del su jeto . Ei
término de n e g a tiv id a d no tien e pues, en la a c e p
ción que le dam os, o tra función que la de in d i
car este proceso que so b rep asa ai su je to signi
ficante p ara ligarlo a las lu chas “ o b je tiv a s” en ia
naturaleza y en la sociedad.
E ntre los lógicos,^Frege h a sido p ro b a b le m e n
te el único en pensar en dos tipos de negación;
una, h ip o téticam en te situ a d a en el p en sam ien to
33
impersonal, es descartada; otra interna al juicio ;
que posee un sujeto cerrado e indestructible es |
también descartada, pero ésta vez como inconsis- |
tente puesto que el juicio de un sujeto indestruc- ■•j
34
La negación interna al juicio se confunde, Fre-
ge lo muestra, con él predicado de la proposición
afirmativa al cual, por otra parte, se adhiere.
Comprobación importante que señala que la ne
gación interna al juicio es la marca suplementa
ria y explícita del predicado y/o de la función
sintáctica. Los gramáticos chinos designan así el
verbo como “lo que puede ser negado”.
Por otra parte, se ha demostrado que toda trans
formación negativa incluida la lexical, es ya una
transformación sintáctica o bien puede ser imbri
cada en una transformación sintáctica (*8>-. En el
curso del aprendizaje del lenguaje, se comprueba
que la negación significada, es decir no simple
mente el rechazó kinósico sino el “no” semánti
co, aparece hacia los 15 meses (19>, lo que coinci
de con el apogeo de la “fase del espejo” y con el
aprendizaje de un lenguaje holofrástico que con
tiene ya ciertas ligazones sin tácticas, pero gene
ralmente previo a la manifestación de la compe
tencia sintáctica en enunciados sintácticamente
formados. Es decir qiie si la. función simbólica es
una función sintáctica, y que si ésta consiste esen
cialmente en ligar un sintagma nominal y un sin
tagma verbal, la formación del Símbolo de la ne
gación es previa a esta función o coincide con su
génesis: saber decir “No” es ya saber formular
frases sintácticamente orientadas (más o menos189
35
gram aticales). E n o tr a s p a la b r a s l a n e g a c ió n ir,
terna al juicio es una marca de la función sim
bólica y ; o sintáctica, es la prim era m arca de ¿
sublimación. Este tipo de observación y d e análi
s i s lingüístico, confirma la afirm ación de Frege
de que la negación es una variante de l a predi,
cacíón interna al juicio.
■
20. H. Smclaire-de Zwart, Acquisition del longage et dévc^m « 2
pemant de la pcnsée, sous-systémc lingisttque et develo?!^
m tñt de la penses, Duuod, 1967, p. 130. f
mente dichas que pertenecen a este dominio ,aI>”,
previas a la adquisición del lenguaje. Es a este
nivel de “operaciones concretas” donde Freud
apercibe, en el Fort-Da del lactante, la pulsión
'del repudio, la A u s s to s s u n g o la V e rw e rb u n g , que
indica una operación biológica de base, la de la es
cisión, de la separación, de la división al mismo
tiempo que opera la relación del cuerpo (ya siem
pre dividiente) con el exterior, como una rela
ción de repudio. Es en este espacio preciso, corpo-
' ral, biológico pero ya social (que ligan a los otros)
que obra una negatividad no simbolizada, no de
tenida en los términos del j uicio, no predicada co
mo negación interna al juicio. Esta negatividad
4—este gasto— ubica un objeto como separado
del cuerpo propio, y en el momento mismo de es
ta separación lo fija como ausente: como signo.
Ei repudio instaura, pues, el objeto como objeto
real y al mismo tiempo significable, es decir ya
tomado como un objeto interno al sistema signi
ficante, como subordinado al sujeto que lo enun
cia por el signo. La relación del signo así esta
blecida por el repudio en una dimensión que se
podrá llamar vertical (sujeto hablante, exterior)
se encontrará proyectada al interior del sistema
significante en la dimensión lingüistica horizon
tal (sujeto sintáctico/predicado). El exterior de
venido significable, y la función de la predica
ción, aparecen entonces como estasis de la nega
tividad del repudio, solidarios e indisociables. La
negatividad — el repudio— no es pues sino un fun
c io n a m ie n to discernibie a través de posiciones que
a absorben y la camuflan: lo real, el signo, el pre-
1. ibid.
37
,ia.i'io se presentan como momentos diferencia- '
íes —ja :oríes del proceso del repudio.
E! repudio no existe sino en la materialidad
íratis-sirnbélica de ese proceso, en las puisione» ’
m ateriales aei cuerpo somet.'do a las operaciones
«¡'.•lógicas de división en la m ateria y a sus rela
ciones sociales. Toda verbaiización ya hecha sólo
registra eí repudio como serie de diferencias, se
dirá pues que ella lo fija y lo pierde. La negativi-
dad no puede ser más que una noción dialéctica
propia ai proceso de la significancia, a la bisagra
dci orden o ologico y uei orden social por una
parte, y de la fase té tica-significan te de este úl
timo. por otra.
La negación, lo mismo que el predicado del
que ella hace parte, son así los testigos del paso
del repudio que los constituye en tanto que él
constituye lo real y el signo que lo designa. La
negación interna al juicio, al mismo tiem po que
la predicación, son captaciones, detenciones del
movimiento específico al repudio, sus nudos. A
ellos acometerá el repudio m ientras no se deje de
tener por la identificación especular y la función
simbólica concomitante. En ciertos fenóm enos es--
quizoides y en el “lenguaje poético” del texto mo%
cierno, la negación y la estructura sintáctica en4
cuentran su estatuto transformado y su n o rm a tii
vidad perturbada. Esos fenómenos textuales soja
testimonio de una economía pulsional específica!
de un gasto o de una desintrincación del “ v e c to !
pulsional” y por lo tanto de una modificación d l
la relación entre el sujeto y el afuera. La n e g a tii
vidad, detenida-absorbida en la negación del ju i!
ció, sólo se transparenta por lo tanto a trav és da
38
las m odificaciones de la función de la negación
en las m o d ificacio n es sin tácticas y iex;cak.s.
Propias de los “d iscu rso s locos”, o de ia “poesía"
N0 es el tije re ta z o lo q u e ro m p e el indestructible
pensam iento de F re g e sino el reto rn o de un exce
dente de re p u d io leg ib le en las m odificaciones del
feno-texto. E l filósofo sospecha de él, queremos
suponerlo, p u e sto q u e ex clu ía la poesía del “pen
sam iento”’: su “p e n sa m ie n to ” “no pertenece a la
poesía” (22).
El rep u d io , la n eg a tiv id a d , conducen en últim a
instancia a u n “fa d in g ” de la negación: el exce
dente de la n e g a tiv id a d d e stru y e el aparejam iento
de los opuestos y su stitu y e ia oposición por una
diferenciación in fin ite sim a l del feno-texto. Esta
negatividad es in siste n te —se observa en L autréa-
mont p o r ejem p lo la frecuencia de los procedi
m ientos m orfológicos ( n e . . . pas) de la negación
que tie n d en a d a rle u n a insistencia activa, m ar
cada, a b ru p ta — y en este sentido ella afirma la
posición del su jeto , su fase tética. positivam ente
que dom ina la función verbal. En la sicosis esta
afirm ación —in sisten cia de la negación— señala
la lucha c o n stitu tiv a de la sim holieidsd entre ia
estasis y el repudio, u n a lucha que puede fracasar
en la ex tin ció n de toda capacidad simbólica: ei
negativism o es seguido entonces de una desm tnn-
cación de los encadenam ientos sintácticas, con
tem poránea de u n a pérdida del signo íjjis Tc. y ae
lo real que le corresponde. Por el contrario, ex
texto como “experiencia de los limites
esta lu c h a co n stitu tiv a un nuevo dispositno re(:
40
I
EL R E P U D IO Y L A P U L S IO N
41
c i a d a d e t o d o p l a c e r , o p u e x l n u é l y connlJi ■
c o m o el l u g a r p a t e r n a l , el l u g a r d e l am>erv<;,,,¡,il
ú n i c a m a n e r a d e r e a c c i o n a r c o n t r a Ion c o n ‘n.(, ^
rin.'i tic la i r p r e a i ó n i m p u e s t a b a j o el a p n . i , 1¡0U<
p i l n c i p i o del p l a c e r , ,*¡erá r e m m r i n r al p l a c e r ^
m e d i e il«* la Nimboli/.neión, p o r la in.stitiirjón
fileno a t r a v o s d o la a n u e n c i a d o o b j e t o , c*xpnjüí l f
y perdnlo para siem pre. 0
I .O (|!l<
pie parece e x c l u i d o do tal Inl.erpre1.ad6n
cu el p l a c e l * s u b y a c e n l e a la f u n c i ó n Momjótlea
p i e s i m b ó l i c a d e la e x p u l s i ó n ; u n p l a c e r cjiu* j0
s i m b ó l i c o r e p r i m e p e r o u n e p u e d e v o l v e r a é) y
j i m i o al p l a c e r o r a l , p u e d e p e r t u r b a r y h a s l n (IIh-
l o c a r la f u n c i ó n s i m b ó l i c a . Kn t o d o c a s o , p i ad e
t r a n s f o r m a r la i d e a c i ó n e n u n “ j u e g o artistico*’
p u e d e c o r r o m p e r lo s i m b ó l i c o p o r el r e t o r n o de
la p u l s i ó n a id, V h a c e r d e e l l a u n d i s p o s i t i v o se-
í mó t t c o , u n a c o r a m ó v i l . 1.a p u l s i ó n d e la cual se
t r a t a os la p u l s i ó n a n a l ; oí r e p u d i o a n a l , la ana-
Itdad en la c u a l F r e u d v e ol o o m p o u o n l o sádico
dol i n s t i n t o s e x u a l y (pie i d e n t i f i c a c o n la pulsión
d e m u e r t e . ( Q u e m a m o s s e ñ a l a r la i m p o r t a n c i a de
e s t o r e p u d i o a n a l , d e e s t a a n a l i d a d : p r e v i a a la
i n s t a u r a c i ó n d e lo s i m b ó l i c o , e s s u c o n d i c i ó n y lo
r e p r i m i d o . Kt p r o c e s o d e l s u j e t o q u e e s el proce
so d e su l e n g u a j e v o d e la f u n c i ó n s i m b ó l i c a mis-
n u . s u p o n e — e n l a e c o n o m í a d e l c u e r p o q u e es
s u soporté' — u n a r e a c t i v a c i ó n d e e s t a analidad.
L o s t e x t o s d e A r t a u d d e s i g n a n e x p l í c i t a m e n t e , co
m o lo v e r e m o s , la p u l s i ó n a n a l q u e a c t i v a e l cuer
p o v i d s u j e t o e n s u s u b v e r s i ó n d e l a función sim
b ó l i c a . E i r e l a t i v o s i l e n c i o d e F r e u d s o b r e la ana
l i d a d , lo m i s m o q u e a n t e l o s f r e s c o s d e S i g n o r e -
l i ú n o e s s o l a m e n t e el s í n t o m a d e c i e r t o pudor
a n t e la h o m o s e x u a l i d a d , q u e F r e u d h a t e n i d o el
méri^ de designar en base de los organism os
cate silencio en solidario dej silencio dei
sj(,0ynáJj,Hií> sobre la función litera ria en tanto que
¡•Un es subversión de la función sim bólica y p iñ ata
* rn f/PH'MV del sujeto: el sicoanálisis hablará dei
fttnlüH/na en literatu ra pero nunca de la econo
mía dd sujeto que disuelve lo sim bólico y el len
guaje a través del acto llam ado estético. Si el re
torno dd repudio para corrom per Jo sim bólico y
con él la sublimación, en los textos m odernos, y
con una claridad ejem plar en A rtau d , testim onia
(Je la pulsión de m uerte —de una destrucción de
lo viviente al mismo tiem po que del sujeto, ¿cómo
descuidar el goce cjue oculta esta “ag resiv id a d ”, es
te “componente sádico” ?. Ei goce de la d e stru c
ción (o si se quiere de la “pulsión de m u e rto ”)
del cual el texto es la m anifestación a trav és del
lenguaje, pasa por un d esen terram ien to de la ana-
lidud reprirnida-sublimada. Es decir que an tes de
disponerse en una nueva red sem iótica, antes de
formar la nueva estru ctu ra que será la “o b ra ”, la
pulsión aun no simbolizada, los “ restos de las
primeras simbolizaciones” (L acan ), ataca, a tra
vés de la anal idad desen terrad a y con conocim ien
to de causa de la hom osexualidad, a todas las es
tasis del proceso de la significancia (signo, len
guaje, estructura fam iliar o social id en tifican te).
Hemos llegado a este punto p a ra recordar más
en detalle la implicación del repudio y del goce
en la función simbólica y en su puesta en pro
ceso. El componente sádico del instinto sexual
se encuentra en filigrana tanto en la “ fase oral”
como en la “fase genital”, pero él dom ina la “fase
anal” y se impone como esencial en la economía
libidinal, a tal punto que F reu d reconoce “la po-
43
sibilidad de u n ‘sadismo’ prim ario orientado hacia
el yo, antes de todo aislam iento del objeto, por
tan to de un masoquismo prim ario” {,J4). Lo que
designam os por repudio no es otra cosa que el mo
do lógico de esta agresividad perm anente y la po
sibilidad de su afirmación y por lo tanto de su
renot> amiento. Si es destructor, “pulsión de muer
te ”, ei repudio es el mecanismo mismo del reem
puje, de la tensión, de la vida; tendiendo hacia
u n estado de equilibrio de la tensión, de la iner
cia y de la m uerte, perpetúa la tensión y la vida.
Recordemos tam bién que lo que el sicoanáli
sis designa como una “fase anal” se sitúa antes del
conflicto edípico y antes de la separación del “yo”
y del “ello” según la tópica freudiana. Es una fase
que cierra todo un período fundam ental para la
libido infantil, el período llamado del sadismo que
predom ina antes del comienzo del Edipo, un sa
dismo oral, muscular, uretral y anal. Bajo todas
estas formas de las cuales la anal es la última en
ser reprim ida y es en este sentido la más impor
tante, impulsos o cargas energéticas producen una
erotización de los esfínteres glóticos, uretral y
anal tanto como del sistema kinésico.
Las pulsiones al atravesar los esfínteres, susci
tan el placer en el momento mismo en que se des
ligan del cuerpo sustancias que le han perteneci
do y que de ahora en adelante son repudiadas ha
cia fuera. Placer agudo que coincide con una pér- •
dida, con la separación del cuerpo y el aislamien-24
44
to de objetos fu e ra d e él. E s la e x p e rie n c ia fu n
dam ental de la sep aració n , a n te s de la afirm ació n
de la a lte rid a d d eslig ad a d el c u e rp o propio, que
será el objeto re a l: u n a se p a ra c ió n q u e no es una
carencia, sino u n a d escarg a, y p o r s e r p riv a tiv a
provoca el p lacer. Q u e e sta p é rd id a en goce sea
sentida como u n a ta q u e a la vez c o n tra el o bjeto
expusado y c o n tra todo o b je to e x te rio r (incluidos
padre-m adre) y c o n tra el c u e rp o p ro p io m ism o,
lo supone el sico an alista. E l p ro b le m a entonces
es el siguiente: ¿C óm o f r e n a r e sta “a g re siv id a d ” ?
Lo que q u e rría decir: Cóm o f r e n a r este p la c e r de
la separación q u e p ro v o ca el re p u d io y cu y a am
bivalencia (goce d el cu erp o m á s p é rd id a de las
partes del cu erp o ) es el n u d o a m b iv a le n te del
placer y de la am en aza que c a ra c te riz a la pulsión.
La vía “n o rm a l”, edípica, co n siste en u n a id e n ti
ficación del cu erp o p ro p io con u n o de los p a d re s
en el m om ento de la fase edípica. S im u ltá n e a m e n
te, el objeto re p u d ia d o se s e p a ra d e fin itiv a m e n te ,
no sólo es re p u d ia d o sino su p rim id o com o objeto
m aterial, es “lo o tro a l f r e n te ” con el cual una
sola relación es posible, el signo, la relació n sim
bólica “in a b s e n tia ” . D e ese m odo el rep u d io está
en cam ino de d ev e n ir-sig n o d el o b jeto cuando és
te sea desligado d el cu erp o y aislad o como objeto
real; en otros té rm in o s y sim u ltá n e a m e n te , el re
pudio está en cam in o de la im posición del superyó.
S in em bargo, los casos de esq u izo fren ia in fan
til lo p ru e b a n , la v io len cia d el rep u d io y la vio
lencia del p la c e r a n a l q u e p ro d u ce p u ed en ser ta
les que la id en tifica ció n ed íp ica no p u ed a absor
berla y sim b o liz a rla p o r la ubicación de un objeto
real sim bolizado. E l re p u d io v u elv e de nuevo y
el p lacer q u e p ro v o ca fija e n él el cuerpo sin que
45
«a
é ste p u e d a “d e fe n d e rs e ” de él p o r la supresión
o la re p re sió n . E l re p u d io y el “sadism o” que es
su v e r tie n te sicológica, v u e lv e n de nuevo y per
tu r b a n la s cad en as sim b ó licas constituidas por 1
la ed ip izació n . L as “p e rtu rb a c io n e s ” del compor
ta m ie n to q u e se sig u en , son in te rp re ta d a s por Me-
la n ie K le in com o “ d e fe n sa s” del organism o con
t r a e l p e lig ro de la a g resiv id a d . P ero la sicoana-
lis ta reco n o ce q u e “e s ta d efen sa es de una natu- '
ra le z a v io le n ta (n.s.) y d ife re n te del mecanismo
d e la re p re s ió n ” q u e in s ta u ra el simbolismo <26>.
E sta s “d e fe n sa s” son resisten cias, m om entos téti-
cos d el p roceso p u lsio n a l “v io len to ” que, lejos
d e te n e r u n v a lo r sicológico de prevención, ope- ,
r a n u n a disposición de la ca rg a p u lsio n al “sádica”,
u n a a rticu la ció n del rep u d io que no subsume la
c o n stru c c ió n de u n sw peryó (como se produce por
e l E d ijo ). L a d efo rm ació n de las palabras, la re
p e tic ió n de p a la b ra s y de sintagm as, la hiperkine-
sia o la e s te re o tip ia te stim o n ia n el establecimien
to de u n a re d sem ió tica n u e v a —u n a nueva cora
q u e d esafía la sim bolización v e rb a l al m ism o tiem-
no q u e la fo rm ació n de u n su p ery ó modelado por
la ley p a te rn a l y sellado p o r el aprendizaje del
len g u aje:
46
pensáis á tr a v a ille r les r é s is ta n c e s d e m a m o ti-
lité”— escrib e A r ta u d (26).
La a d q u isic ió n d e l le n g u a je y e s p e c ia lm e n te
de la e s tru c tu r a s in tá c tic a q u e c o n s titu y e su nor-
m atividad, es e n e fe c to p a r a le la a la fa s e d e l es
pejo. L a a d q u is ic ió n d e l le n g u a je su p o n e la su
presión de la a n a lid a d ; p o r ta n to e lla es a d q u is i
ción de u n a c a p a c id a d d e s im b o liz a c ió n p o r se p a
ración d e fin itiv a d e l o b je to (y a n o re p u d ia d o si
no d e fin itiv a m e n te r e c h a z a d o ) y p o r la re p re s ió n
bajo el signo d e e s te o b je to re c h a z a d o . T odo r e
torno del re p u d io co n e l p la c e r e ró tic o d e los es
fínteres q u e él e n tr a ñ a , p e r t u r b a e s ta c a p a c id a d
simbólica y la a d q u is ic ió n d e l le n g u a je q u e la
realiza. In s e rtá n d o s e e n l a s is te m á tic a d e l le n g u a
je, el rep u d io r e t a r d a su a d q u is ic ió n o b ie n la im
pide en el in f a n te e s q u iz o id e . E n e l a d u lto , este
retorno de la a n a lid a d n o s u b lim a d a , n o sim b o li
zada, rom pe la lin e a r id a d d e la c a d e n a sig n ifi
cante, la “p a r a g r a m a tiz a ” , la “g lo s o la liz a ”. E n es
te sentido la s in te rje c c io n e s , la s e sp e c to ra c io n e s
de A rtau d tr a d u c e n la lu c h a , c o n tr a e l su p e ry ó ,
de una a n a lid a d n o s u b lim a d a .
Id eo ló g icam en te, ta l tr a n s f o r m a c ió n de la ca
dena sig n ific a n te a b o rd a , p ro v o c a y d e sc u b re el
sadismo re p rim id o (p e ro lo q u e se lla m a c o rrie n
tem ente sa d ism o n o es sin o la re p re s ió n de la ana-
Mdad), la a n a lid a d s u b y a c e n te d e la s estasis so-
de los a p a r a to s so c ia le s.
L a oralización p u ed e s e r in te rm e d ia ria en t^
el sadism o fu n d a m e n ta l d el re p u d io y su subliit¿ i
clon significante. Es com o u n a o ralizació n del
pudio q u e re to rn a com o se p u e d e in te rp re ta r l*
m elodía, la arm o n ía, el ritm o , los sonidos “su^
v e s ” y “ a g ra d a b le s”, la m u sic a lid a d poética, qUe
se e n c u e n tra e n los ritm o s d e to d a fra se de Ar*
tau d .
“ .. .u n cuerpo
com iéndose la in fin ita n a d a ...
allí donde am igdaliza su caca” .
[‘*.. .u n corps
en tra in de b o u ffe r V infini n é a n t...
la oü a m yg d a lise son caca” ] (27).
.
49
L a o raliclad fu s io n a n te y la o r a lid a d devorante,
re h u s a n te , n e g a tiv a , se e n c u e n tr a n así estrecha
m e n te e n tre m e z c la d a s in c lu s o d u r a n t e el estadio
a n a l s ig u ie n te q u e p e r m i ti r á la a c e n tu a c ió n de la j
a g re s iv id a d y a s e g u r a r á a l c u e rp o su sep aració n y
su re la c ió n — d e sd e s ie m p r e n e g a tiv a — con el
a fu e ra . A sí a ú n si e lla es re c o n o c id a com o m ás ar
caica, la o ra lid a d fu s io n a n te , y la p u ls ió n libidi-
n a l q u e e lla a p o y a , es c o n d u c id a y — e n la génesis
d e l fu n c io n a m ie n to sim b ó lic o d e l s u je to — deter
m in a d a p o r e l r e p u d io ^3°).
S i p o r d e s in tr in c a c ió n o p o r o tr a ra z ó n , se pro
d u ce u n a a c e n tu a c ió n d e l r e p u d io p o r ta d o r de las
p u lsio n e s o m á s p r e c is a m e n te d e su c a rg a negati
v a, é s ta to m a co m o c a n a l d e c o n d u c c ió n e l apa
ra to m u s c u la r <31) q u e d e s c a r g a con ra p id e z la ener
g ía e n “ im p u ls o s d e c o r ta d u r a c ió n ” : la gestuali-
d a d p ic tó ric a o d a n z a n te d e b e r e la c io n a r con este
m e c a n is m o . P e r o e l r e p u d io p u e d e p a s a r igual
m e n te p o r e l a p a r a to v o c a l q u e p a re c e s e r el úni-
50
I
34 . ‘ 'Preámbule” , O . C T t
'* A* h P- 13.
56
i ver en lui-m ém e le m o yen de to u t séparer de ce
qui doit étre separé”].
Y luego:
, %
” O. C.. T. V, pp.
, 35. “Las Nom-clles Révéiations de lEtre
157-158.
57
gando, mintiendo, pero siem pre en falso puesto
que lo simbólico que se le propone no absorbe su
fuerza espásmica. O bien y es esto lo que testi
monian los movimientos recientes de las mujeres
que nos cuidaremos bien de asim ilar al eterno fe-
menismo de las sufragistas, b u scarán volverse lú
cidas de este espasmo que la c u ltu ra fálica pre
senta como una castración, y —en un segundo
tiempo— encontrar las form as de prácticas apro
piadas a él. Se nos ha llevado sin em bargo a creer,
que si la unidad lógica es paranoide y homosexual,
la exigencia femenina, el espasmo histérico, no
encontrará nunca lo simbólico propio, pero se
planteará lo mejor posible como m om ento inhe
rente al repudio en el proceso de las rupturas, en
las escisiones ritmadas. Ya que ella tendría una
especificidad, una m ujer la encuentra en la aso-
cialidad, en la rotura de las convenciones comuni
tarias, en una suerte de singularidad a-simbólica.
Pero al mismo tiempo y como para cam uflar esta
verdad, pasa su vida fingiendo, jugando a la ge-
nitora, a la esposa, a la madre idealizada de los
artistas o la compañera travestida de los hermanos.
Cuando las revoluciones se producen puede reco
nocerse y reencontrarse ahí de acuerdo con su
repudio, pero al mismo tiempo y sin hiatos, de
acuerdo también con su recubrimiento. Puesto
que es la ley de la ciudad, hasta el capitalismo in
cluso, a esta ley que no la ve, que no la significa,
ella finge acatarla.
Para volver a su pulsión, parece que se la pue
de pensar hoy como una especie de eco de los
procesos de separación inherentes a la bioquími
ca. ¿Sería el repudio una transmisión de la sepa
ración y de la recombinación con inversión (‘‘en
58
hélice’')» propia de la molécula viviente re-
dobl© ., *
p rod u cién d ose.
lo que sea, el repudio no podrá ser bioló-
ü ni genético m ás que en una de sus deter
g e 0, es va siem pre social/ant.social por-
m¡eaes negatividad, significancia y relación cor.
otros.
a»
59
k
L A ROTACION DE L A C O RA
60
“y donde todo no tiene valor
más que por el choque y el entrechoque
sin que se pueda atribuir a lo que sea una vir
tud lógica o dialéctica caracterizada, pues el
motivo.
rechaza la vista del espíritu y el dominio del
espíritu,
de donde él tom a forma, volumen, tono, bri
llo .. ” («o.
[“T out est dans la motilité dont comme le
reste Vhum anité ría pris qríun spectre”.
* • • •
36. Artaud, “Notas pour una lettre aux BaIinaiV\ Tel Quel,
46, pp- 11*17.
61
“S e siente una tritu ra c ió n de exclusas, una
suerte de horrible ch o q u e v o lc á n ico donde se ha
disociado la luz del d ía . Y de e ste choque, y de
este d esg a rra m ien to 'd e dos p rin c ip io s nacen todas
las im ágenes en p o ten cia en u n e m p u je m ás vivo
que una oleada” (37)3 8.
[“On y se n t u n b ro ie m e n t d ’eclu ses, u n e sorte
d ’horrible choc v o lc a n iq u e oü s ’e s t dissociée la lu-
m iére du jour. E t de ce h e u r t, e t d e ce déchire-
m e n t de d e u x p rin cip es n a is se n t to u te s les images
en puissances, dans u n e p o u ssé p lu s v iv e qu’une
lam e de fo n d ”] (37).
64
[“La ro ta tio n v e rtic a le d ’u n corps depuis to-
jour c o n stitu tu é (e t qui dans un état au-delá
de la conscience) n e cesse de se durcir et de
s’appesantir p a r l’opacité de son épaisseur et
de sa m asse. L e critériu m est le plom b inerte
m e tte n t de n e ríen se n tir d ’aucune idéd, sentí -
de la co n tra ctio n pléniere d’u n pur état de de -
tachem ent, de désintéressem ents feroces qui
p e rm e tte n t de n e rien sen tir d’aucune idée,
notion, p e rc e p tio n ”]
“sobre la sensación
ni sobre e l pensam iento,
y que h a y aun otra cosa
y que es ju sta m e n te esta otra cosa inerte e
insensible que es el cuerpo” <42>.
[“sur la sensation
ni su r la pensée,
et qu’il y a encore autre chose
et que c’est ju ste m e n t cet autre chose d’inerte
e t d’insensible qui est le corps”]
Fulgurancia de este repudio corporal:
“A h o ra bien, es un rayo de hierro
que sale de su cuerpo,
42. I b i d . , P- 20.
65
que pora ser este hierro tiene necesidad de 4
La vida hecha,
no de un esplendor intelectual
ni de la belleza espiritual de la sim plicidad,
ni de la simplicidad m ism a
sino detrás y más lejos
de la carnicería,
sin razonamiento ni conciencia,43
66
donde no h a y nada,
y que siem p re será así” (44).
[“II n*y a pas d y histoire,
une possibilité in fin ie ,
parabrahma ,
un non-etre”.
• • * •
[“ Ii fa u d r a it p a r le r m a in te n a n t de la décorp 0. a
r a lis a tio n d e la r é a lité , d e c e tte espéce de rup
tu r e a p p liq u é e , o n d ir a it , a s e m u ltip lie r elie-
m e m e e n tr e les c h o s e s e t les s e n tim e n ts qu9
e lle s p r o d u is e n t s u r n o tr e e s p r it, la place qu' *
e lle s d o iv e n t p r e n d r e ”].
50 “Notes pour une lettre aux Balinais”, Op. at„ pp. 24, IV.
i
V 71
Je som nole,
Je vis ,
como je Vai précisé hier soir,«
en guerre .
D’ailleurs la discussion e st cióse
Je suis le m aitre
Et voris rentrez tous dans m o n corps
comme des m orts”.
“J ’ai en moi une puissance de v ie que n’a ja
máis jait
m ine de se séparer de m oi
et me revient de plus en p lu s com m e á son
m aitre ”].
72
t
Los m ism o s pensam ientos, las mismas tenden
cias voluntarias podrían no servir después de
todo m ás que para inflar el yo, para alimen
tarlo m ás estrecham ente, para aumentar su
densidad interior y tanto peor para las obras
y para la creación, puesto que síquicamente el
resultado es el m ism o ”
[Les m ém es pensées, les mémes tendances vo-
lontaires pourraient ne sevir aprés tout qu’a
gonfler le m oi, á le nourrir plus étroitement,
a augm enter sa densité intérieure et tant pis
pour les oeuvres et pour la création, puesque
p sych iq u em en t le résultat est le meme”].
z
Este dominio y afirmación del repudio es des
crito como el resultado de una movilidad comple
mentaria a la de la destrucción, por una serie de
p términos positivizantes donde domina “el esfuer
zo”, “la dominación”, “la exaltación”:
“un esfuerzo perpetuo
de dom inación
de exaltación
de abolición
x de precisión
53.
3* ^ :re a,J* KaimaiV', O p.
-v/i.jüt-. (;;¡ fJ ( ...
55. “ N o-tf; ¡ s u r na* ^
' hahnais ^ C
74
les choses passent, saris jam ais les accrocher
ou me les incorporer”].
El proceso de la significancia es precisamente
i vaivén entre la movilidad y la resistencia: el
Repudio mismo que pesa, que descarta su estasis
significante. Su lucha asegura la vida y el texto:
“y la vida es lo que hace cuando pensaba en
trabajar las resistencias de mi motilidad (Sr>>
[“et la vie c'est ce que je faisais quand je pen
sáis á trav aille r les résistances de rna motilité"].
El repudio se apoya principalmente sobre es
tos elementos del medio natural y social con el
cual el individuo tiene tendencia a identificarse
bajo el apremio biológico y social. Enla estructu
ra familiar, es el padre del mismo sexo quien se
presenta al repudio.
En esta lucha, el individuo busca la complici
dad dei padre de sexo opuesto, lo que induce a
conclusiones precipitadas sobreeJpapel fundamen
tal de ia transgresión de la prohibición del inces
to en ei funcionamiento simbólico libre (el arte
por ejemplo) cuando parece tratarse mas profun
damente de una alianza efímera con el padre de
sexo opuesto, de un biomboque apunta a facilitar
el repudio del mismo. Atal punto que, si una
fijación al padre del sexo opuestose produce sin
que ei repudio alcance al padre dei mismo o.
ningún renovamiento del proceso üCí ^*pudio
posible, y este bloqueo no solamente *rnp..e
p . 34
75
producción significante, sino que puede detene
el proceso mismo de la significancia. En la estru¿f
tura intersubjetiva de la cual la familia es el
délo, el repudio se m anifiesta a través de la reía,
ción homosexual fundam ental y tiende a romperla
o más bien renovarla. La lucha contra el simbol¡s.
mo es la expresión de esta tendencia. En otros tér
minos, si el repudio corrom pe la función simbólica
lo hace en una lucha contra la tendencia homo
sexual identificante y en este sentido la supone,
se apoya en ella, la reconoce, la asume y la re
conduce pero la conoce. P or cuanto toca a las
relaciones sexuales entre los individuos —pero la
sexualidad no es más que un estrato del proceso
de la significancia— el sujeto en proceso reconoce
la homosexualidad subyacente a estas relaciones
y fundamental a todas las relaciones intersubje
tivas y /o de transferencia. La identificación y la
unificación subjetiva, obrando contra el proceso,
son una relación con lo m ism o bajo la imagen de
la unidad identificante que asum en en la socie
dad el padre, la madre, la familia, el Estado. Es
“Dios hizo entrar un pederasta” en Lautréamont
Para Artaud, la homosexualidad es el perfil se
xual de esta unidad subjetiva que repiten las es-
• peculaciones esotéricas. La homosexualidad es su •*.
no dicho “tontamente balado” y reprim ido, es ella
la que se oculta no vista bajo lo Uno: j i
i
.«
76
im perceptible
inaccesible
en 3
, pederásticam ente en el origen
hijo y esp íritu
y no ja m ilia
padre y m adre y pequeño bebé
[“le d éta ssem en t,
le déclassem ent
d9un Un
Je dis g ro tesq u im en t
d’un Un
du Un
4 im perceptible
inaccesible *
en 3
p éd éra stiq u em en t á Vorigene
fils e t esprit
et non fa m ille
pére et m ére e t bebé p e tit” (*7>],
77
capitalistas, están ahí p ara cap tar este repudio de
los estados identificatorios intersubjetivos sexua.
les, sublimados o no. Ellas fijan la generalidad
del repudio en una particularidad bien precisa, la
de la relación homosexual, esbozo intersubjetivo
de la fase tética, y por tanto del momento para-
noide defensor de la unidad del sujeto contra su
puesta en proceso. El freudism o designa esta me
cánica homosexual de las relaciones sociales aun
cuando Freud fracasa en varias ocasiones ante su
evidencia que permanece opaca (los frescos de
Signorelli) o percibida tardíam ente (el “Caso Do.
ra”) . Mientras que el sicoanálisis indica así la ho
mosexualidad como base de la norm atividad y de
la normalidad social, no indica que el sujeto en
proceso atraviesa esta fijación con conocimiento
de causa, y transporta sin sublim arla, la carga del
repudio en el movimiento mismo que le hace atra
vesar las prohibiciones y las instituciones sociales:
en el movimiento de una práctica revolucionaria
(política, científica o artística).
Lo “demasiado humano” de la sexualidad hu
mana, esta sexualidad de identificación parental,
de gratificaciones narcisistas, este pantano de la
intersubjetividad donde se abrigan los sujetos úna
nos contra lo que puede cuestionarlos, es exigido
por la ley de la estabilidad social misma; se puede
decir en consecuencia —como lo dice Artaud—
que ella es solidaria de las leyes científicas y de
las leyes del lenguaje de esa misma sociedad. To-
» car los tabúes de la gramática —y quizá también
de la aritmética es tocar la recomendación sor*
* v if i a *e£ ualidad ^edificatoria. La revolución
del lenguaje es una travesía de la sexualidad y
78
te todas las coagulaciones sociales (familia sec
tas, etc.) que se adhieren a ella.
“Que el hom bre se pierda al hacer el amor
dicen los iniciados de la aritmética y de la gra
mática m ientras continuamos teniendo las rien
das en la mano ' con una potencia que no ha
vivido nunca más que de proliferaciones para
sitarias del acto llamado orgasmo, coito, copu
lación, fornicación, lo que sería dar al hombre
un grueso bombón infecto y eucaristico para
chupar, a fin de guardar el poder sobre el
hombre y también sobre éste un poco más que
el hombre que se llama divinidad” w
[“Que l’hom m e se perde á faire l’amour, disent
les initiés de Varithm étique et de la grammai-
re, pendant que nous continuerons á teñir les
renes en m ain d’unc puissance qui n'a jamais
vécu que des proliférations parasitaires de Vac
íe applé orgasme, coit, copulation, fornication,
ce que était donner á l’homme un gros bonbon
infecí et eucharistique a sucer, afin de garder
le pouvoir sur l’homme et meme surcetun peu
plus que l’homme qu’on appelle la divinite
80
cia del repudio excede, como su negatividad se
parativa.
En tal configuración social que realiza el capí-
talismo, el repudio aparece con toda la nitidez de
su fuerza, destructora de toda unidad subjetiva,
fantasmátiea, deseante. Obra en su feroz negativi
dad que ya no guía un deseo, sino la estasis se
miótica in te r n a al proceso de la práctica, el m o
m ento afirmante y afirm ativo, que abre la vía a
una realización práctica, a una producción. ¿Qué
producción? Toda la gamadeprácticassocialesde
bepensarse aquí, desde la estética a la ciencia ya
la política. Lo que da, pues, el momento afirma
tivo del repudio y asegura su renovamiento, no
es el o b jeto p ro d u cid o que es, en efecto, unobjeto
metonímico del deseo soporte del fantasma, es ei
tiem po de su p ro d u cció n , o digam os de producti
vidad, donde el objeto noaparece sinocomolímite
no para aguardar sino para permitir la articula
cióndel repudio enpráctica social.
El deslizamiento metonímico del deseo y del
significante que lo dirige no es entonces sinp un
movimiento lógico, ya secundario, del “devenir
Uno” del sujeto al interior de la especulación que
le permite el estado actual del desarrollo de las
fuerzas productivas, es decir una especularización
intra-familiar. E n cuanto a la lógica del repudio,
debe colocarse no solam ente como más anterior a
este d esliza m ien to m etoním ico-deseante. sino co
mo la base y quizá tam bién como el m otor de un
fu n c io n a m ie n to que se constituye de goce y t
tra n sfo rm a ció n de la r e a l i d a d significan .e o .
ta m e n te social.Los placeres, los e
81
mientos y las escapatorias que tal funcionamiento
se da, hacen parte en tanto que momentos de liga,
zón del repudio, del proceso mismo de ese funcio-
namiento: ellos aseguran su unidad provisional
ellos son la representación compensatoria de la
violencia destructiva que la reimpulsa, los coro-
larios representativos de su fase tética. El sujeto
de tal práctica inviste de deseo y de representa
ción la productividad más bien que las produccio
nes de su práctica misma; pero puesto que las
producciones hacen parte de la transformación
de lo real, él inviste de deseo la transformación
misma. Identificarse con el proceso de la identi
dad significante, subjetiva, social; identificarse
con una identidad imposible, es precisamente te
ner la práctica del proceso, poner en el proceso
al sujeto y a sus estasis, hacer de tal forma que
las leyes de la significancia correspondan a las
leyes objetivas, naturales y sociales.
Las prácticas que aquí nos interesan —las de
los textos modernos— realizan un equilibrio sutil,
frágil y móvil entre las dos vertientes de la con
tradicción heterogénea. El paso de las “energías
libres” está asegurado frente a la fragilidad de
la marca y de los representam en que son genera
dos por ellas y que ellos ligan. Pero estos últimos,
bajo el asalto violento del repudio heterogéneo,
no llegan a cerrarlo en el estereotipo simbólico de
una estructura lingüística o de una ideología esta
blecida según el dispositivo social dom inante (fa
milia, Estado) o localmente construido (relación
analízante-analizado). Más aún, en lo más cerca
del representam en y sin perder sus m areajes el
repudio lo disloca y, desde la heterogeneidad' de
82
nráctica o de su experiencia (y9), produce allí
s* K0iizaciones nuevas. Estam os aquí ante el me-
S1Iaismo de la innovación, del desplazamiento de
ca rnarcos de lo real que es la práctica social en
dos sus dom inios pero sobre todo, con la violen
t a más inm ediata, en política. A hora bien, cuan
do el repudio heterogéneo m aterial —la energía
libre o p rim aria— hace irrupción en la estructura
misma del representam en, cuando por lo tanto la
contradicción e n tra en su fase más aguda donde
el repudio pulsional reiterad o ataca a lo que él
mismo ha producido p a ra ser diferido, retenido y
domado, es decir cuando ataca al lenguaje, la prác
tica que es la condición y el resultado de esta con
tradicción, bordea tan to la pérdida del represen
tamen (y en consecuencia la pérdida de la con
tradicción) como la efectuación más radical de
esta contradicción (que se d e ja d e e r en el ritmo,
el paragram a, la onom atopeya por una parte; en
la intelección —explicación lógica de la lucha en
tre dos heterogéneos, por otra—. Estamos, con es
ta práctica en el lu g ar de la heterogeneidad más
radical: por una parte, lucha contra el significan
te; por otra, diferenciación significante más sutil.
Si la p rim era, con el repudio conservado, nos in
troduce en el corazón del goce y de la muerte, la
otra —por la diferencia sutil (ritmada, coloreada,
vocalizada, h a sta sem antizada por la risa y el jue
go de p a la b ra s )— nos m antiene en la superficie
del p lacer en u n a tensión sutil. La lucha más in-59
60. “Notes pour une lettre aux Balinais”, Op. a t pp. 30-31.
*
85
“L a cuestión n o era p a ra m í sa b er lo qUc ue
garía a in sin u a rse en los m arcos del lengUaj¡
escrito.
Sino en la tr a m a d e m i a lm a e n vid a ” <«)
r«La q u estio n n ’é ta it p a s p o u r m oi de savoir
ce qui p arm en d rait a s’in sin u e r dans les cadres
du langage écrit.
Mais dans la tram e de m o n am e en v ie ”].
A rtau d ap u n ta a lo q u e es p a ra la metafísica
una exterioridad del len g u aj e, de la m arca, es de
cir una operación desviada, significada; busca una
exterioridad-susceptible-de-lenguaje, un combate
y por tan to en dialéctica con él. E sta “exteriori
dad” difiere fu n d a m e n ta lm e n te de la exterioridad
propia de la fuerza ( K r a f ) h eg elian a que se supri
m iría si ella no e stu v iera in v estid a en el concepto.
Pero, como aparece en el p eq u eñ o texto “Rimbaud
y los m odernos” <6970>, la “e x te rio rid a d ”que Artaud
quiere in tro d u cir en el le n g u a je es el proceso mis-
mo de las cosas y en este sen tid o ella es su inte
rior que precisam ente los m odernos no ^ logran,
preocupados como están p o r relaciones lógicas y
sintácticas, p o r “plieg u es”, p o r “pendientes”, por
“algo de relaciones in v e n ta d a s”. T am bién repro
cha a M allerm é, por ejem plo —y sin duda subes
tim ando el com bate como atestig u a el texto ma-
llarm eiano pero con razón en relación a las inter
pretaciones form alistas y o rn am en tales de la ac
tividad m allerm eiana—, la ex terio d id ad clasifica-
toria, sim plem ente significante de sus escritos:
“Por su cuidado en d a r a ca d a p a la b r a su to ta l ca
pacidad de se n tid o , c la sific a su s p a la b ra s como
va lo res e x iste n te s fu era del p en sam ien to que las
condiciona, y opera e sta s e x tr a ñ a s in v e r s io n e s de
sintaxis donde cada síla b a p a r e c e o b je tiv a r s e y de
v e n ir prep o n d era n te (70K [“P a r so n so u c i d e ren-
90
Are a cha q u é m o ts á totale contenance de sen<¡ n
classa ses m o ts co m m e des valeurs existant ’en
dehors de la p e n se e que les conditinne, et mera
étrages re n v e r s e m e n ts de syn ta xe ou chaqué sy(la
be sem ble s o b je tiv e r et devenir preponderante”].
E sta h e te ro g e n e id a d (y no exterioridad) m ate
rial q u e su c e d e e n la len g u a p a ra desfasada hacia
el p ro ceso q u e la p ro d u ce y la excede, está ella
m ism a s o m e tid a a ley es; es precisa, “lógica”, pero
de u n a “ló g ic a ” d istin ta a la de la razón represo
ra. A rta u d in s is te :
“E n el d o m in io de lo im ponderable afectivo , la
im agen tra íd a por m is nervios toma la forma
de la m ás alta intelectualidad, a la que me
niego a arrancar su carácter de intelectuali
dad. Y es así como asisto a la form ación de un
co n cep to (n. s.) que lleva en sí la fulguración
m ism a de las cosas3 que llega a m í como un
ru id o de creación . N inguna imagen me satisfa
ce sino cuando es al m ism o tiempo Conocimien
to, cuando lleva con ella su sustancia al mismo
tie m p o que su lucidez . Mi espíritu fatigado de
la razón discursiva quiere dejarse llevar en las
ruedas de una nueva, de una absoluta gravi
tación. Es para m í como una reorganización
soberana donde únicamente participan las le
y es (n. s.) de lo ilógico y donde triunfa el des
c u b rim ie n to de un nuevo S e n tid o ... Pero es e
caos no lo acepta tal cual: lo interpre a, y co
m o in te rp re ta lo pierde. Es la, logic' lúcida
gico. Y con lo dicho basta. Mi si
n o te m e al caos” (71>-
clair”, lbid., PP- 238-239.
71. “Manifestó en langage
91
[“Dans le d o m a in e de V im p o n d éra b le nff
Viviage am enes p o r m e s n e r fs p r e n d la f ^
de V in tellectu a lité la p lu s fiante, a qm •
refuse a arruchar so n c a ra ctére d ’in te lle lu ^
té. et c’est aisnsi q u e j ’a ssiste a la form ar
cVun concept (n. s.) q u i p o r te en lui la °n '
ration m ém e des choses, q u e a r r iv e sur rrioi
un bruit de création. A u c u n e im a g e ne me s*
tis/ait que si elle e st en ráem e te m p s C onna¿
sanee, si elle p o rte a vec ella sa substance en
m ém e tem p s que sa lu c id ité . M on esprit fatL
gué de raison d isc u rsiv e se v e u t em p o rté dan*
les rouages d yu n e n o u v e lle , d ’u n e absolue gra-
ritation. C e s t p o u r m o i c o m m e u n e réorgani-
sation souveraine oú se u le s les lois (n. s.) de
V lllogiqueque p a rtic ip e n t, e t ou trio m p h e la dé- '
couverte d yu n n o u v e a u S e n s . .. M ais ce chaos,
il le p e rd . II est la lo g iq u e de Vlllogique. Et
clest to u t dire. M a déraison lu c id e ne redoute
pos le chaos”].
92
no será ya heterogénea: solo “los ruidos de la crea
ción” los gritos, la dicción o en otra parte la dis
locación de la sintaxis, evocarán, en las nuevas
leyes, la “form ación del concepto”. Producir pues
los “conceptos-textos” de la formación de los con
ceptos a p a rtir de las luchas de la materia y esto
dejando tra n sp a re n ta r en estos conceptos incluso
“la im pulsividad de la m ateria”, para no dar nun
ca al sujeto la im presión de detención y de cai
ma, es decir de conceptos al fin encontrados que
son precisam ente la verdadera .locura:
“La verdad de la vida está en la impulsividad
de la m ateria. El espíritu del hombre está en
fermo en medio de los conceptos. No le deman
,
déis satisfacerse demandadle solamente estar
sosegado, creer que ha encontrado su lugar.
Pero solo el Loco está bien tranquilo” (:3}.
[“La vérité de la vie est dans Vimpulsiinté de
la m atiére. U esprit de Vhomme est malade au
m ilieu des concepts. Ne lui demandez pas de
se satis faire, demandez-lui seulement d'¿tre
,
calm e de croire qu’il a bien troui'é sa place .
Mais seul le fou est bien calme”}'7*1.
%
Cierto dominio lógico, por el retorno en lengua
je de la pulsión, es la vía de trastrocamiento de
la demencia. En este sentido el estallido paragra
mático, sintáctico y /o pulsíonal del lenguaje es
la condición de ia conservación de lo heterogéneo
al mismo tiempo que es la condición deí trastro
cam iento de la locura:
(tpgfQ es el mas Grande Consc ¡ente*
94
to no verbal, kmesico o gráfico: se manda hacer
alos “enfermos moldes, dibujos, etc. Semejantes
ejercicios captan el cuerpo y la significancia en
, un nivel pre-verbal, por tanto pre-signo ypre-re-
presentación, allí donde el repudio se fijo en es-
tasis que no son aún sino marcas, sinque una au
sencia los haya transformado en representamen.
El repudio por tanto todavía no ha disociado el
sujeto del objeto pero recorre el cuerpo yel me
dio entornante en un ritmo cuya lógica es a-re
presentativa: liga, articula, dispone, organiza, pe
ro no representa en la presencia del sujeto coa
gulado frente al objeto. Tal lógica pre-verbal es
tructura el espacio del cual se desligará la sepa
ración sujeto/objeto. Pero antes que ésta llegue,
el repudio recorre este receptáculo totalizante, es
ta cora —“giros defuego” (diceArtaud)—lafrag
menta, la recorta, la reactiva al atravesar el su
jeto presente en un “punto de ausencia”, “núcleo
muerto”, con total lucidez”. La motilidadgestual,
fijada en marcas oespacios modelados, puede en
tonces ser el relevo que traslade el repudio a un
sistema de representación; ella proyecta el repu
dio en el sistema significante verbal oenel siste
ma de su representación pictórica. Con todo, los
apremios de estos sistemas significantes se en
cuentran, por esta inyección de repudio en ellos,
modificados y suavizados. Las reglas de adecua
ción de coherencia lógica, etc. Exigidas en sis
mas significantes normativos y cientincos, so
aquí transformadas. Como sí el repu 10 P
u n compromiso con .1 “ ““'¿“n'yP'us destínala5-
g a i e a í í con violencia, desplanando las estasis,
95
conservando las m arcas y las articulaciones a
cora donde opera la lógica del repudio, tal Pe ^
la determina objetivam ente la experiencia dpi 0
jeto al interior de la configuración n atu ral v SU'
cial. Este receptáculo móvil de todas las d e t e r ^
naciones objetivas del repudio, de su auto-det*
minación y de su particularización según l0s an
mios objetivos, puede ser considerado como el m
do transverbal del proceso: es lo que llamarn
la significancia. Puede ser tam bién llamado ?S
topológico de la experiencia práctica pues es una
práctica de transform ación del m aterial como es
te modo transverbal se realiza, sin diferencia!
ción petrificada entre sujeto y objeto, en la diná!
mica misma del repudio.
El “injerto de tran sferen cia” tiende a trans
plantar esta topológica en la esfera de la repre
sentación y asegurar prim ero su ligazón signifi
cante subjetiva, luego su sum isión inter-subjeti-
va social. Sin embargo, el siq u iatra duda del éxi-
to_ de su astucia. “Si el fenóm eno de la enferma
misma es modificado por esta intervención tera
péutica, es difícil saberlo m K
96
0Q.V identificante, su polo de transferencia”
ln e¡ “otro” de la transferencia, sino enel mode-
laje mismo del receptáculo, en el movimiento del
• repudio y de su disposición y quepuede represen
tar, en las relaciones intersubjetivas, la matriz, la
nodriza. El otro sujeto es apartado de este movi
miento, y es la pluralidad estallada de lo mismo
dividido por el repudio, que coincide conla plu
ralidad del mundo natural y social, la que capta
la motilidad. Captación por lo tanto siempre plu
ral, pero que es tan interna como externa al su
jeto reversible.
Esta cora fragmentada y redispuesta la reali
zan mejor la danza, el teatro gastual olapintura,
que las palabras. La práctica teatral de Artaud,
y tal vez sobre todo su pintura de rodez ola que
acompaña el texto del último período, atestiguan
esta disposiciónnoverbal sino“lógica” (enel sen
tido de “relacionante”) del repudio.
Así, es sobre la escena de un teatro renovado
donde se libera más completamente la cora móvil
del lenguaje: la palabra devienepulsiónsurgidaa
través de la enunciación y el texto no tiene otra
justificación que la de dar lugar aesta música de
las pulsiones:
“P ara esta definición que intentamos dar al
zatro, u n a sola cosa nos parece invulnerable, una
)Za cosa nos parece verdadera: El texto, ero e
’x to en ta n to que realidad clistinta, exls ^ P
í m ism a , bastándose a sí misma, no en ^
i e sp íritu que estamos j
uestos a respetar, sino simplem
o fncuant0 aI
97
d e s p la z a m ie n to d e a ire q u e su enunciación pro
voca. U n p u n to , es to d o ” <">. 1
[“P o u r c e tte d é fin itio n q u e n o u s essayons de
d o n n e r su th é á tre , u n e s e u le chnse nous semble
in v u ln e r a b le , u n e se u le c h o se n o u s pároli vraie:
le te x te . M ais le t e x t e en ta n t q u e réa lité distinc-
te, e x is ta n t *p a r e lle -m é m e . se s v•'ffis
» a n t á elle-me-
m e, n o n q u a n t á son e s p r it q u e n o u s som m es au-
ssi p eu q u e p o ssib le d isp o sés á respecter, mais
s im p le m e n t q u a n t au d é p la c e m e n t d ’air que son
én o n cia tio n p r o v o q u e . U n p o in t, c’est t o u f *(77)78].
He aquí lo que fo rm u lan anticipadam ente las
tentativas en las cuales nos hem os comprometido ,
* hoy para d efin ir el te x to no en cuanto a su “sig
nificado” ni a su “sig n ifican te” —A rtau d diría su
espíritu—, sino en cuanto a la disposición del re
pudio en sí, a la oralización del repudio —Artaud
diría “al desplazam iento del aire que su enuncia
ción provoca”.
Las representaciones son la su sta n cia (en el
sentido hjelm sleviano) de esta cora . Sin embar
go si se mueve, si funciona, es que el repudio,
vuelve para disolver la sustancia, p ara renovar la *
representación y por lo tanto p ara im pedirle ce
rrarse, inmovilizarse en fantasm as: E n la cora
m ó vil del te x to no hay fa n ta sm a s:
A
“M i lucidez es total, m ás a g u d iza d a que nun
ca, es el objeto al cual aplicarle lo q u e m e falta,
la sustancia interna” <7HK
98
i“Ma lucidité est entiére, plus aiguisée que ja
mais, c’est Vobjet auquel Vappliquer qui me man-
que, la substance in tern e” i 7*)].
Esta renovación se produce sobre el modo fo
nológico a través de la lógica de las marcas y de
fos kinemas, o, en cuanto al lenguaje, a través de
los fonemas aislados ellos mismos, no lexicaliza-
dos, no somantizados, o susceptibles de una se-
mantización fluida a través de una multiplicidad
de lengua. Es este repudio y su cora móvil lo que
la práctica de Artaud presenta en su pureza asig
nando a la representación y al fantasma su lugar
subordinado de guardián de una unidad que de
be excederse, de depósito del placer que debe re
pudiarse hasta el goce.
El único uso del lenguaje debería ser por tan
to el de una cresta entre la razón-ligazón y este
heterogéneo que la produce y que se inserta en
el pensamiento rompiéndola: la proximidad de
la muerte torna el lenguaje sibilino es decir re
ceptivo de divisiones y de choques pulsionales:
“N uestra actitud de absurdidez y de muerte es
la de la m ejor receptividad. A través de las hen
diduras de una realidad en adelante no-viable,
habla un m undo voluntariamente sibilino.
S iy he aquí ahora el único uso al cual puede
servir en adelante el lenguaje, un medio de locu-
ra, de eliminación del pensamiento, de niptura,
el dédalo de las sinrazones y no un diccionario
donde ciertos pedantes de los alrededores del se
na canalizan sus estrechamientos espintua es79
80. I b i d . , p. 257.
100
form ulada", “confusa” El lenguaje es un rodeo
un desplazam iento de la pulsión y de su topoió-
erica: el lenguaje es un ersatz del repudio pero
donde el esp íritu deja apercibir sus miembros”
que se p erp etú a encadenándolo, ligándolo (logos).
En proceso, por cuanto se mantiene, afecta al
desvanecim iento del significante en el ataque de
la pulsión de m uerte, irrecuperable por ningún
signo. Pero por un rodeo, bloquea esta pérdida
y frente a la carencia, formula, habla —el repu
dio es aquí tensión de lenguaje: “un restableci
miento perpetuo de la lengua, y la tensión des
pués de la carencia, el conocimiento del rodeo,
a aceptación de lo mal formulado" (MJ). El len
guaje, que es siem pre ya rodeo del repudio, lie
ga a ser, bajo la presión del repudio renovado,
dividido el mismo, fragmentado, desacreditado;
no es ya lenguaje y no puede ser entendido más
que por “los afásicos, y en general todos los des
heredados de las palabras y del verbo, los parias
del pensam iento Pero es únicamente así co
mo se arroga la posibilidad de presentar la mate
ria en un discurso: “Toda materia comienza por
un desarreglo e sp iritu a l8283(84) (se puede leer “sig
nificante" por “espiritual"). Pues bajo este desa
rreglo significante, es el repudio el que a tra\es
del inconsciente donde se ha considerado que per
m anece reprim ido, retorna: “Los tesoros del .n-
1 0 2
ley} ju stic ia , d ere c h o , relig ió n , nociones, verbo,
lenguaje
no corresponden y a a nada real” (*6>.
[“C e s te pa r m a g ie que les abominables
institutions
que n o u s e n s e r r e n t :
patrie, fa m ille , société, esprit, concepts,
perceptions, sensations,
affets, coeur, am e
Science u
loi, ju sticie, d ro it, religión, notions, verbe langage
ne co rresp o n d en t á p lu s ríen de réel” í8í5i].
El a taque de A rtaud contra la cébala traduce
su rechazo a toda estagnación del proceso en una
“fórm ula” que pretendería poseer su verdad. So
lidaria con esto con la normatividad gramatical
y con el formalismo, la cébala representa toda ten
tativa de captura, de bloque, de fijación del pro
ceso. Esoterism o y formalismo se encuentran so
lidarios en un gesto común de censurar el fu n
cionam iento (de la significancia pulsional y prác
tica) y de sustituirlo por
“E le m e n to s perdidos de una humanidad en ple
na fo rm a ció n y que ha traicionado su forma au
gusta, no fo rm a l, insondada,
por u n a fo rm a gram atical próxima, que no ha que
rido im p o n erse la fatiga, de contar más que has
ta 1, 2, 3, <*7>.86
104
el acceso, a tra v é s de ella, a un real “auténtico
y u n iv e rsa l”, no-uniform e y anti-humanista si el
hum anism o es la fratern id ad de los mismos suje-
' tos idénticos.
90. Ibid.
105
cial, co n tra la m u n d a n id a d de las exposiciones
su rrealistas o sus d o c trin a s o cu ltistas:
“ ( h a y ) a llí s ie m p r e s o b r e e s te p u n to una re
v o lu c ió n p o r h a c e r a c o n d ic ió n d e q u e el hombre
no se crea r e v o lu c io n a r io s o la m e n te so b re el pla
n o social sin o q u e c re a q u e d e b e ta m b ié n y sobre
to d o serlo en e l p la n o fís ic o , fisio ló g ic o , anatóm i
co, fu n c io n a l, c ir c u la to r io , r e s p ir a to r io , dinámico,
atóm ico y eléctrico ” <91>.
[“E t il y (a) s u r ce p o in t u n e r é v o lu tio n tou-
jours á fa ir e á c o n d itió n q u e V h o m m e n e se pense
pos r é v o lu tio n n a ir e s e u le m e n t s u r le p la n social,
m ais q u ’il croie q u ’il d o iv e e n c o r e e t s u r to u t l’étre,
sur le p la n p h y s iq u e , p h y s io lo g iq u e , anatom ique,
fo n ctio n n el, c irc u la to ire , r e s p ir a to ir e , dynam ique,
a to m iq u e e t é le c tr iq u e ”) (91).
108
da distin to que el movimiento del repudio mis
mo. El “re fe re n te ” de un determinado texto no es
m ás que el m ovim iento del repudio solo.
L a detención del sistem a representativo en el
m ecanism o m ism o de la contradicción heterogé
nea que lo produce, y la incapacidad de situar es
ta contradicción como “n a d a d e te r m in a d a ” es de
cir como teniendo un contenido en cada caso nue
vo según el nuevo objeto (natural, ideal) que la
contradicción atraviesa y /o hace surgir: he aquí
lo que caracteriza tam bién los textos de Artaud.
M ientras exhibe así lo reprimido del saber fi
losófico y de la m etafísica misma, el secreto de
su sagrado, u n texto de ese tipo se condena a ser
lo en fre n te com plem entario de la especulación
filosófica, en la m edida en que restringe su cam
po práctico a la experiencia de la contradicción
heterogénea. Esta, cuya función es, lo hemos vis
to, la de concluir y abrir el proceso de la signi
ficancia, en lu g ar de lanzar el proceso de la sig
nificancia en un recorrido a través de la natura
leza y de la sociedad y producir en él vastas tra
vesías del tipo novelesco o épico, se recoge aquí
en la estru ctu ra discursiva más reducida de la
contradicción que es lo lírico y /o en la evocación
ex p erim en tal de su propia eclosión como eclosión
del su jeto en la inmovilidad de la muerte. Una
“in ercia sin pensamiento”, diría Hegel, es impues
ta que no rem ite en suma más que a las preocu
paciones del “yo” solo y que disminuye las opor
tunid ad es que el repudio se había ofrecido, tra
b ajan d o el lenguaje, para dar curso a la violencia
de estos combates, no para perderse bajo sus gol
pes sino p ara transportarlos en el choque de las
109
contradicciones socio-históricas. L a vía a
cu ra p erm an ece así a b ie rta . Q u e esta sita -1-0'
trad u c e u n bloqueo ideológico, u n a im posihm j011
de objetivación social e h is tó ric a del proceso1 •
n iñ e a n te , lo v erem o s e n o tra p a rte . P ero ella Slg'
ñ a la adem ás el p u n to fu n d a m e n ta l que alean6'
la p ráctica te x tu a l cu an d o ex ced e al proceso tran
lingüístico, p u lsional, re p u d ia n te , y al riesgo au¡
ella co rre fiján d o se allí. 4
E ste “p u n to sie m p re el m ism o y que mis li
bros tra d u c e n ” consiste e n m a n te n e r la clausura
significante siem p re a b ie rta h a c ia el repudio ma
terial, en im p e d ir la su b lim ació n to ta l del repu
dio y su rep resió n , re in tro d u c ié n d o lo h asta el te
jido significante y sus d ife re n c ia s crom áticas, mu
sicales, p a ra g ra m á tic a s; e n d e sp le g a r así la gama
del p lacer p a ra h a c e r p e n e tra r a llí lo heterogé
neo, la contradicción p ro d u c tiv a .
Si ta l es la fu n ció n social — a-social—, del arte,
¿puede ella lim ita rse a a b rir la contradicción a
trav és de u h te jid o sig n ific a n te re p re se n ta n d o
únicam ente la e x p e rie n c ia in d iv id u a l?
Cuando la h isto ria social se ro m p e ella mis
m a y se reform ula, ¿la co n trad icció n heterogénea
de la cual el tex to es el te rre n o p riv ileg iad o pue
de estar ausente de él? N o se tr a ta a q u í de un
problem a secundario: lo esencial, s e ría m an ten er
la contradicción heterogénea, poco im p o rta en qué
ejid o ligante, en qué significado ideológico ésta
y a a aparecer. Tal es en efecto la posición del
form alism o, pero tam bién de u n eso terism o al cual
¿°s textos del fin del siglo X IX , tanto
l a s d e A r t w d
110
E n e ste p u n to , es n e c e sa rio ev o car y rein tro d u
cir la m a n e r a u n ita r ia , re la c io n a l y social que el
m arx ism o h a h e re d a d o d e F e u e rb a c h para pensar
el su jeto . R e to m a r p o r ta n to el su je to que se lla
m a “y o ” (m o i) y lu c h a en u n a com unidad so
cial, a p a r t i r de su p o sició n social. C ap tar este
discurso y la c o n tra d ic c ió n histórico-social que
re p re se n ta , y r e n o v a r e n c a d a u n a de sus re p re
sen tacio n es l a c o n tra d ic c ió n h e te ro g é n e a que la
“conciencia d e c la se ” h a b ía suspendido y de la
cual los “ p o e ta s ” se h a n h ech o los exploradores.
No es u n a “ u n ió n ” de dos v e rtie n te s, antes de
c o n stitu ir u n a to ta lid a d id e a l cu alq u iera: se tra ta
de su e sc la re c im ie n to m u tu o que re stitu y e al su-
1 jeto su m o tilid a d in te r n a /e x te r n a , por tan to el
goce a tra v é s d e l riesg o de su com bate social, que
le d e v u e lv e su lib e r ta d e n la s constricciones ló
gicas im p la c a b le s de su lu c h a política. La cues
tió n d el se g u n d o tie m p o de la contradicción he
te ro g é n e a , esto es el s e n tid o como rep resen ta ció n
e ideología,, e n el c u a l la contradicción heterogé
n e a h a r á irru p c ió n , es de u n a im portancia capital.
V a e n ello la su p e rv iv e n c ia de la función social
del “ a r te ” p e ro m á s allá de esta preocupación
*. c u ltu ra l, v a e n ello el m antenim iento en la socie
d ad m o d e rn a de p rácticas significantes suscepti
b les d e u n a a m p lia audiencia que abre la clausura
del r e p r e s e n ta m e n y del sujeto unario, y m ás allá
* a b re la c la u s u ra de las ideologías. En la sociedad
c a p ita lis ta d o n d e la lucha de las clases sacude to
d a s la s in stitu cio n es, donde todo sujeto y todo dis
cu rso e s tá n determ inados en últim a instancia por
s u p o sició n e n la producción y la política, m an te-
v n e r la contradicción heterogénea separada de las
id eo lo g ía s co rrien tes actuales, y hacerla su rg ir e n
m
una representación del proceso de la signif
únicam ente, es volver esta contradicción
ble o cómplice de la ideología burguesa dorni*'1'11'
te. En efecto, ésta puede acep tar perfectame t '
el subjetivism o ex p erim n etal pero poco o nada™6
absoluto la crítica de sus propias bases a travT
de esta experiencia. U n ir la contradicción hetero
génea cuyo m ecanism o posee el texto, a la crítica
revolucionaria del orden social establecido, es pre
cisamente lo in to lerab le p a ra la ideología domi-
nante y para sus diversos m ecanism os de libera
lismo-opresión-defensa; es tam b ién lo más difícil
de hacer. En otros térm in o s el m om ento de la
unión sem ántica e ideológica del repudio pulsio-
nal, debería ser una unión en y a través de un
discurso revolucionario, sacando el sujeto del
cuarto encerrado de su ex p erien cia para sumer
girlo en las transform aciones revolucionarias de
las relaciones sociales y al lado de sus protago
nistas. Si la contradicción h etero g én ea debe, pa
ra realizarse como tal, ac e p tar detenciones, esta
sis simbólicas, éstas d eberían ser tom adas por la
práctica y por el discurso revolucionario que es
tremecen la sociedad contem poránea. Es en esta
narración representativa, ella m ism a testimonio
del proceso histórico en curso a trav és de las
luchas de las clases revolucionarias, donde el pro
ceso significante (cuya contradicción heterogénea
e* momento de la lu ch a aguda) debería
rraciónir« Según una lóSica histórica. Si la na-
ción-renre^i ^ las form as de unión-sublima-
tricción de las ¿ t n C? rga Pulsional hajo la cons-
rración —n0r r„ÍrHcturas com unitarias, esta na-
ella— debería probabl qUe el tex to se í uega en
probablemente ex p o n er u n proyec-
112
to rev o lu cio n ario . P u e s es él qu ien puede ser la
contracarga d e fe n siv a , c o n tra rre sta n d o el repu
dio h e te ro g é n e o sin d e te n e rlo , sino al contrario,
asegurando la d u ra c ió n de la lu ch a al interior de
cada u n a de las v e rtie n te s (pulsional-significan-
te) porq u e a s e g u ra el im p acto h istó rico de la inse
parabilidad de los dos. A sí a rtic u la d a la contra
dicción h e te ro g é n e a p e n e tra o b o rd e a el discurso
crítico q u e re p re s e n ta u n a p rá c tic a social revolu
cionaria, y le re s titu y e su m otor: el repudio, la
contradicción h e te ro g é n e a , el goce en el proceso
que sin eso la p rá c tic a social m ism a tiende a re
prim ir b ajo v isio n es u n ita ria s y tecnocráticas del
sujeto y de su ideología. E l re to rn o siem pre re
novado, q u e no tie n e n a d a de rep etició n m ecáni
ca, de lo “m a te ria l” e n la “lógica” asegura a la
negatividad u n a p e rm a n e n c ia n u n ca tachada ba
jo estasis d e u n deseo su b jetiv o o de un grupo
bloqueante. L a h e te ro g e n e id a d es entonces no su
blim ada, sino a b ie rta en lo sim bólico que ella po
ne en proceso y en la que vuelve a encontrar el
procesus h istó rico ta l com o se produce objetiva
m ente e n la sociedad.
P o r o tra p a rte , si ciertos textos de A rtaud nie
gan to d a m ezcla e n tre la experiencia del texto y
la p rá c tic a política, otros (y a m enudo) subrayan
su co m p lem en taried ad necesaria. Así, contra la
rev o lu ció n com unista en la cual no ve más que
u n a sim p le transm isión de poder de la burguesía
al p ro le ta ria d o , una perpetuación del “m aqum is
mo com o m edio de facilitar la condición de los
o b re ro s” y en consecuencia “ una revolución de
c a stra d o s” —acusación que confirma la esquizo-
fren izació n m aquinica de las sociedades “socialis
ta s ” así como en las sociedades capitalistas pero
113
. « e en un conjunto critico cienti-
ue debe ¡ ^ j S S n e n o s sociales y probablemente
& £ ! “ i ü d o en f d t a p - » ™ í S S r Z
S . V i c t ó r i ^ r ^ "sesión de dentista .
“redada de p o lj* J n a explosion.
de cirujano
“Bombas que deben p o n erse en alguna parte
pero en la base de la m a y o r p a rte de los há
bitos del p en sa m ien to p r e s e n te , europeo o
no” <9
495>.
“Des bom bes a m e ttr e q u elq u e parí, mais á
a base de la p lu p a rt des h a b itu d es de la pen-
sée présente , eu ro p éen n e ou n o n ”] (03).
114
abrigado en el fo n d o de su corazón el corazón de
su época, el a rtista que ignora que es un chivo
emisario , q u e su d eb er es im a n ta rt atraer, hacer
, caer sobre sus h o m b ro s las coleras errantes de la
época para descargarla de su malestar sicológico,
éste no es u n a r t i s t a ...
A hora bien, todos los artistas no están en con-
dichones de llegar a esta suerte de identificación
/ mágica de su s propios sentim ientos con los furo
res colectivos d el h o m b re .
Y todas las épocas no están en condiciones de
apreciar la im p o rta n cia del artista y de esta fun
ción de salvaguarda que ejerce en provecho del
t bien co lectivo ” t9(^.
[“L ’a rt a p o u r devoir social de donner issue
aux angoisses de son époque. L ’artiste qui n ’a pas
t* abrité au fo n de son cour de son époque , Vartiste
qui ignore q u ’il est un bouc émissaire, que son
devoir e st d 'a im a n ter, dfattirer, de faire tomber
sur ses épaules les coléres errantes de Vépoque
pour la décharger de son mal-étre psychologique,
celui-lá n ’est pas u n a rtiste . ..
4 Or, to u s les artistes ne scmt pas en mesure de
p a rven ir á c e tte sorte d’identification magique de
leurs prcypes sen tim en ts avec les fureurs collecti-
ves de V hom m e.
4 E t to u te s les époques ne sont pas en mesure
d’a p p récier Uim portan ce de l artiste et de cette
fm e tía n de sauvegarde qu’il exerce au profit du
bien c o lle c tif ”] t8b>. .
I
•t
t
) /I
41
116
DISCUSION
119
dad. ¿La lengua es la sum isión del sujeto al orden
significante? ¿ “El a p re n d iz a je ” de la lengua se
hace para re p rim ir co m p letam en te la analidad, el
repudio? ¿O p o r el c o n tra rio la lengua no está
hecha p ara canalizarlo, u tiliz a rlo de o tra mane
ra, por ejem plo en la p e rsp e ctiv a ab ierta por Fo-
angy en L a s bases p u h io n n e lle s d e la phonaticm?
A llí querría c ita r u n te x to de A rta u d aparecido
en la revista 84 en 1950, donde e x p re sa esta cues
tión de una m a n e ra e n te ra m e n te n u ev a y asom
brosam ente co n tem p o rán ea. D ice p o r ejemplo:
“ . . . la h isto ria d e esta alm a adolescente y después
hombre, alm a esta que h a debido p a sa r por las
horcas caudinas de la len g u a, u n a len g u a que nos
ha escogido p o rq u e está b asad a sobre u n movi
miento del recto, donde la ex p u lsió n síquica de
la idea se m an tien e recta, digo re c ta , p or incisión
crim inal de u n a conciencia d esp ed id a en licuefac
ción en to m o de lo incisivo del ser, lo cual h a re
pugnado al alm a, al a se n ta m ien to com prensivo to
tal de toda alm a en el g ra n colon, la cual había
querido salir como u n a bom ba o u n grueso cañón
y ha sido rectifica d a al e s ta r e n el recto de lo
A rb itra rio : espíritu.
Otro cañón, cierto, e ra posible con u n a bomba
explosiva fundida a fuego p a ra e ste em barazo
eternam ente eructivo del yo o b stin ad o del pen
sam iento.
Pero los gramáticos no lo h a n q u erid o .
El recto es la boca del cañón y p u e d e su p u ta r
una bom ba; pero un alm a h a sido p e rd id a un día
en los fluidos de esta bomba que no h a b ía to d a
vía partido, p ara no ser este incisivo re c to sino
p a ra alcanzar un asentam iento de corazón con el
120
fin de h a c e r e x p lo ta r e l ta ja d o r perpetuo, este
tajador rap az d e l in cesiv o dedo m eñique del es
píritu”.
Creo q u e te n e m o s aq u í, si sabem os leer (no es
seguro q u e se p a m o s y a le e r un. te x to como este),
algo que s e ñ a la e n q u e le n g u a , la ley im puesta
por los g ra m á tic o s, y e l o rd e n sim bólico en el cual
se q u e rría e n c e r r a r el s u je to son y a u n a especie
de e x p lo ta c ió n d e l re c to , de ex p lo tació n de lo que
se ju eg a e n la a n a lid a d y la agresividad sádica
que u sted h a m o s tra d o y q u e te n d e ría totalm en
te a c a n a liza rlo s p a r a e v ita r ju s ta m e n te esta bom
ba que A r ta u d in te n ta h a c e r p a sa r de otra m a
nera no sólo e n la le n g u a sino tam b ién en el cuer-
, po. P a ra te r m in a r , q u e rría d ecir cuán im portan
te e n c u e n tro (p e ro h a b r á la ocasión de volver allí
en m i p ro p ia in te r v e n c ió n ) , e sta a p e rtu ra que ha
operado K ris te v a h a c ia la cu estió n del teatro y
hacia la c u e stió n d e l cu erp o , en la m edida en
que p re c is a m e n te la le n g u a de A rtaud, la signifi
cancia m ism a q u e o b tie n e y el nuevo sujeto que
surge allí, son, d e b e n y p u ed en adem ás ser leídos
como e l ín d ic e d e u n c u e rp o n u e v o (y sé que es
un té rm in o u n ta n to abusivo del que todo el m un-
„ do h a b la sin d a rs e suficiente cuenta de lo que
re c u b re e x a c ta m e n te ), de un cuerpo nuevo que
e n c u e n tra su escen a en una práctica de tipo tea
tra l de la q u e A rta u d ha enunciado constante
m en te la p o sib ilid a d sin haberlo reaiizado efecti
v a m e n te n u n c a ; creo por ejemplo que no es un
azar, p a r a v o lv e r a algo contemporáneo, si un
te x to com o el de P ierre Guyotat, que desarrolla
no sólo u n a analidad de base sino de cualquier
m a n e ra a b re una teatralización ya inscrita en la
e s c r itu r a es conducido ahí a desplazarse hacia el
121
te a tro . Q u e r r ía te r m in a r p re g u n ta n d o a Kristeva
lo q u e p ie n s a d e la c u e s tió n d e l a lie n to tal como
es e n u n c ia d o p o r A r ta u d e n su s ú ltim o s textos
e n su re la c ió n ju s ta m e n te c o n la pulsión, con eí
tr a b a jo de la s p u ls io n e s s o b re el cuerpo mismo
y n o sólo so b re la le n g u a .
J u lia K r i s t e v a : S u s o b se rv a c io n e s m e parecen
m u y ju s ta s y se lo a g ra d e z c o . N o p o d ría sin em
b a rg o e s ta r d e a c u e rd o s o b re el a p o rte que usted
p a re c e d e s c u b r ir d e l m a te ria lis m o dialéctico a la
te o r ía d e l s u je to ta l co m o se p u e d e percibirlo re
le y e n d o a H e g e l a p a r t i r d e F re u d . H e subrayado
y a e n m i e x p o s ic ió n q u e la d ia lé c tic a no h a sido
so la m e n te p a r a M a rx u n a p a sió n d e ju v e n tu d co
m o se n o s q u ie r e h a c e r c re e r, sin o q u e siguió
sien d o s u p re o c u p a c ió n m a y o r d u r a n te to d a su vi
d a y su a r m a m á s s e g u r a c o n tra e l mecanicismo
in c lu so m a te ria lis ta . E v id e n te m e n te , e sta dialécti
ca m a r x is ta es ra d ic a lm e n te d ife re n te de la dia
lé c tic a de la Id ea, p e ro p o r h a b e r in v e rtid o sus
fu n d a m e n to s , M a rx no la h a liq u id a d o : h a hecho
d e e lla u n co n cep to n u e v o s u c e p tib le de guiar la
te o r ía y la p rá c tic a re v o lu c io n a ria s. N o es aquí
e l lu g a r de e n tr a r en los d e ta lle s y la s implicacio
n e s d e este gesto. Q u e rría s o la m e n te subrayar
que, p o r n u m ero sas ra z o n e s (lu c h a c o n tra los neo-
h e g e lia n o s q u e h acen m ístic a p o r c u e n ta del su
je to hegeliano, in e x iste n c ia de las cien cias d el len
g u a je y del sicoanálisis, p e ro a n te to d a en razón
d e la s necesidades in m e d ia ta s de la lu c h a social al
fin a l d e l siglo X IX ), M arx y E n g els no elaboran
u n a te o ría del su jeto en g e n e ra l y d el su je to de
la p ra c tic a rev o lu cio n aria e n p a rtic u la r, sino que
re e m p la z a n su p ro b lem ática p o r la cu estió n de
la s relacio n es sociales. M om ento fu n d a m e n ta l que
122
suprim e la m ís tic a n e o -h e g e lian a y Feuerbachia-
na, pero q u e d e ja e n su sp en so un “resto ” conside
rable, in a b so rb id o p o r las “relaciones de produc
ción, tra n s v e rs a l a e lla s y sólo recortándolas pa
ra d esp lazarlas. Q u ie ro d ecir con eso que distri
buir al s u je to e n los té rm in o s y las relaciones del
sistem a de p ro d u c c ió n d e ja en suspenso un “ex
cedente” q u e se h a podido in te n ta r pensar, des
pués de F re u d , com o “deseo”, “goce”, buscando
sus h u e lla s e n la m u ta c ió n del discurso. Por otra
parte, en la época de M arx , y en u n cruce en que
las dos p a rte s p e rm a n e c e n invisibles entre sí, son
ciertos “ e s c rito re s ” (M allarm é, L autréam ont),
quienes p ru e b a n a tra v é s del lenguaje lo que se
va a p la n te a r com o p ro b lem a teórico solamente
con F re u d y com o p ro b lem a de la práctica revo
lucionaria m u y rec ie n te m e n te, quizás aún sólo
a p a rtir de m ay o d el 68 y de la Revolución Cul
tu ral ch in a. E n cu an to a L enin es en efecto el
único de e sta “ ed ad de oro”, del marxismo, en leer
a H egel a te n ta m e n te ; pero los C uadernos Filosó
fico s m e p a re c e n in sistir an te todo sobre la posi
bilidad de p la n te a r u n a exterioridad a la lógica,
una d ia lé c tic a de lo objetivo que subtiende el con
cepto su b je tiv o ; el proceso del sujeto no me pare
ce h a b e r llam ad o la atención de Lenin, y por otra
p a rte cu an d o llega al final de la Lógica M ayor en
donde H egel define la dialéctica como cuaterna
ria y no te rn a ria ), este cuarto que es el índice
del proceso del sujeto, Lenin anota no compren
d e r . ..
G u y S carp eta: No querría hacer recaer en el
tex to de M arx lo que usted ha dicho. Lo que que-
' W r p <? oue el texto de Lenin me parecía
a b r ir al menos la posibilidad de la emergencia de
123
un nuevo problem a del sujeto. El texto de Lenin <
en su lectura de Hegel, no parece cerrarse y cris- '
parse sobre una ausencia del sujeto o sobre un
sujeto atómico.
Julia K riste v a : Si h ay alguien entre los mar-
xistas que ha enunciado la cuestión del sujeto
en la práctica, es m ás b ien Mao en los textos Acer
ca de la práctica y sobre la contradicción. Volve
ré allí en mi exposición sobre la experiencia y la
práctica, de B ataille (97). Su segundo problema con
cierne al lenguaje y la pulsión. Q u erría acentuar
el hecho de que no se podría com prender el fun
cionamiento del lenguaje en la práctica llamada
literaria si uno se atiene ún icam ente a la concep
ción que se hace de ella la lingüística actual para
la cual el objeto lenguaje es, esquem atizado, una
serie de reglas interiorizadas por un ego cartesia
no simpre presente a sí mismo. Incluso el enun
ciado denotativo im plica y a “latencias semánti
cas” que son debidas a las m utaciones, y hasta a
las perturbaciones que su fre el sujeto de la enun
ciación durante la producción de este enunciado
y que se rem ontan a situaciones anteriores a esta
producción. Pero el lenguaje poético se construye
de tales “latencias” sem ánticas y sintácticas, pues
to que él retira las huellas pulsionales en la cade
na significante y llega h asta poner e n cuestión
incluso la prim era censura de orden social (de la
que habla Lacan): la que separa el signifiante
del significado. Ahora bien, y es fundam ental, es
ta censura no es levantada: el len g u aje está allí,
el significante esta allí, y la pulsión se inscribe
124
en su m a te ria l. M e aso m b ro an te te n ta tiv a s que
consisten e n h a c e r fu n c io n a r el deseo en una sus
tancia spinozista q u e s e ría in d ife re n te al lengua
je. Por cu an to q u e es u n a p ráctica, el texto de
Artaud su p o n e la in s ta n c ia del len g u aje y es tra
bajándola com o tr a b a ja lo social, como lo con
fronta con su re p rim id o . H e recordado en otra
parte que A rta u d in sistía sobre lo que se llam a
una “v o lu n ta d d e se n tid o ” . Es así como he h ab la
do de n e g a tiiñ d a d y d el re p u d io como n e g a tiv id a d .
Tal posición q u e se p u ed e lla m a r dialéctica pero
m aterialista, no tie n e n a d a que v e r con la exhibi
ción de u n a c o rp o re id a d d esb o rd an te que fetichi-
za en su m a el cu erp o p ero no lo p resen ta como el
lugar de u n a co n trad icció n. No es m ás que por
relación a la in sta n c ia sim bólica, y en el lenguaje
como sistem a sim bólico, p o r relación a su ley y
a causa de ella, com o la pulsión —el repudio— la
neg ativ id ad o rg a n iz a n el te x to como una contra
dicción co n stan te. S in este m om ento tético pro
pio de todo sistem a sim bólico, el texto no habría
nunca e n c o n tra d o la significación, la representa
ción, la ideología p o r últim o. Es gracias a esta
in stan cia sim bólica tam bién que la cora pulsio-
’ n al ab an d o n a e l lu g a r cerrado de un cuerpo in-
disociable del cuerpo de la madre, y se convierte
en u n a escena te a tra l sobre la cual chocan com
prom isos d e sujetos que siempre son sociales. La
an a lid a d se com prende, en cuanto al lenguaje, por
relació n ju sta m e n te a su represión por el simbo
lism o. E l sim bolism o es anal pero lo ignora.
Prangoise Panof f : Q uerría intervenir ju stam en
te so b re el problem a de la analidad y sobre la
m a n e ra como usted lo privilegia. Comprendo m uy
b ie n que a p a rtir de A rtaud se esté ex trem ad a-
mente tentado a insistir sobre la analidad más 1
bien que sobre otra pulsión, pero me pregunto si 1
no es verdaderam ente por una especie de extra
polación exagerada que usted la privilegiaría en »
el caso de otros escritores. Si pensamos en alguien
como Bretón, es evidente que no es del todo es
ta noción la que aparece como predominante o co
mo haciendo particularm ente más explícito su
lenguaje. M e pregunto entonces si su presenta- ’
ción de las cosas no es debida en parte a una es
pecie de sim plificación, que ocurre progresiva
mente después de Freud, es decir en el fondo la
tendencia a considerar que las grandes fases que
había definido, oral, anal, g e n ita l. . .
Fhilippe S o l l e r s : ¿ y fálica?
126
que p o r l a c r e a c ió n d e o tr o d o lo r, a sab er por el
hecho d e q u e e l n iñ o d e b e m o rd e r sobre sus en
cías p a r a s u p r i m i r l a s e n s a c ió n de d o lo r que acom
paña l a a p a r ic ió n d e lo s p rim e ro s d ien tes. P o r
tanto, si u s te d q u ie r e , m i im p re s ió n es q u e hay
quizás q u e a p o r t a r u n a e sp e c ie de m a tiz a lo que
usted d ic e e n p r o v e c h o e n e l fo n d o de u n hom
b re to ta l p o r q u e f in a lm e n te si el te a tro e ra ta l e x
p e rie n c ia d e l i b e r t a d p a r a A rta u d , es ju s ta m e n te
en l a m e d id a e n q u e e l te a tr o le p e rm itía u tiliz a r
todas s u s p u ls io n e s y n o u n a so lam en te.
J u l i a K r i s t e v a : Q u ie r o h a c e r n o ta r q u e no es
de B r e tó n d e q u ie n h a b lé ; in clu so h e citado a A r
ta u d q u e d ic e : to d o s los “ a r tis ta s ” no e stá n en
c ap a c id a d d e lle g a r a e s ta clase de identificación
m ágica d e s u s p ro p io s se n tim ie n to s con los furo
res c o le c tiv o s d e l h o m b re . N o es u n a teo ría ómni
bus e n l a c u a l to d o e s c rito r p u e d e e n t r a r . . .
129
significancia. P ero en n in g ú n caso de los objetos
de arte o de las actu acio n es v erb ales.
C harles G riv e l: Q u e rría c o n firm a r la impresión
de S carpetta. U sted h a e m p le a d o e n u n prim er
tiem po a H egel c o n tra M arx , p e rso n a lm e n te yo di
ría más bien c o n tra u n m a rx ism o . Y le preguntaré
a usted cuál. Si h e c o m p re n d id o b ien es casi la
cuestión de S c a rp e tta . U sted h a em p lead o en un
segundo tiem po a A rta u d c o n tra H egel, éste mos
trando a aquel la p o sib ilid ad de u n a hetero-nega-
tividad y no de u n a n e g a tiv id a d q u e encierra. Y
usted ha relacionado en u n te rc e r tiem po (por
supuesto que es este tiem p o e l q u e m e interesa)
a M arx con A rta u d o a la in v e rsa . P u es, y esta
era toda la fin alid ad de su exposición, es seguro
que un repudio puro, q u e u n re p u d io no designa
do, que u n repudio que no es m ás q u e repudio,
como u sted lo h a dicho, no p e rm a n e c e p u ro des
de el m om ento de su rep etició n ; no p u ed e por
o tra p a rte ten er lu g ar m ás q u e fre n te a lo que
otorga su propio sentido, tie n e al fre n te de sí la
positividad, tiene al fren te de sí p o r ta n to aque
llo con relación a lo cual no p u ed e s e r sino locura
o demencia. Entonces le p lan teo el in te rro g a n te
siguiente: ¿Es que esta p o sitividad no es el lím ite
de lo que se enuncia con relació n a ella com o he-
teronom ía?
Ju lia K ristéva: Sí, es u n lím ite, p e ro u n lím ite
necesario que debe excederse. A firm a r la necesi
dad de u n a lieratu ra o de u n a e x p e rie n c ia te x
tu al que se reconoce en la h isto ria, su p o n e el re
conocim iento de una “unidad” que es la d el su
jeto (y por consiguiente de la significación, de la
ideología), pero que es como c o n sta n te m e n te dia-
130
lectizable, c o n s ta n te m e n te co lo cab le en proceso.
Es a p a r t i r d e u n a s itu a c ió n h is tó ric a nu ev a, us
ted h a te n id o r a z ó n a l s u b ra y a rlo , q u e la ex p e
riencia d e A r t a u d p u e d e a p a r e c e r com o p e rte n e
ciente a u n p a s a d o q u e n o s p re c e d e , q u e nos irri
ga y q u e n o s s o b r e p a s a . H o y v iv im o s u n a época
h istó ric a d i f e r e n t e ; s i se a c e p ta com o lo hago, que
esta é p o c a e s t á d e te r m in a d a p o r la R evolución
C u ltu ra l C h in a q u e r e a c tiv a la c u e stió n d e la re
v o lu ció n s o c ia l c o m o u n a re v o lu c ió n de la id eo
logía (n o so lo , n a t u r a l m e n t e , p e ro m u ch o m ás
que eso n o h a s id o n u n c a h e c h o , y sien d o esto v a
led ero ta m b ié n y e s p e c ific a n te p a ra los países
c a p ita lis ta s ) , s e c o m p r e n d e q u e la e x p e rie n c ia de
los lím ite s , d e l a h e te r o g e n e id a d , no p u e d a con
to r n e a r (c o m o h a p o d id o h a c e rlo m á s o m enos)
la a f ir m a c ió n d e l a u n id a d ló g ica, s u b je tiv a e
id e o ló g ic a . E n o tr o s té r m in o s , si la rev o lu ció n
so cial e n c u e n t r a s o b r e su m a r c h a e l deseo de las
m a sa s e n t a n t o q u e s u je to , la e x p e rie n c ia del
s u je to e n p r o c e s o q u e e s la lite r a tu r a es lla m a d a
a c o n f r o n ta r s e a llí. N o q u e p u e d a h a b e r ah í u n a
e c u a c ió n e n t r e e s a s d o s v e rtie n te s , ni u n a e x p re
sió n d e l a u n a p o r la o tra . P e ro se p u e d e n p e n -
s a r — y s e lo s v e y a — te x to s c o n te m p o rá n e o s a
n u e s t r a é p o c a , q u e p o n e n en proceso su s u je to con
u n a r a d i c a l i d a d d e la cu al A rta u d da el e je m p lo ;
p e r o a d e m á s e n l a m e d id a en que este s u je to es
el s u j e t o d e l a h is to r ia actu a l, p o rta d o r d e la s
c o n tr a d ic c io n e s so ciales a c tu a le s y a d v e rtid o d e l
p a p e l q u e p u e d e ju g a r , su pro ceso es al m is m o
ti e m p o e l p ro c e s o d e las o p resio n es y de los b lo
q u e o s s o c ia le s . ¿C óm o? P o rq u e su “ m o tilid a d '’
s e d e s p lie g a , a tr a v é s del léxico y de ia s in ta x is ,
e n l a s “ g r a n d e s u n id a d e s ” dei d isc u rso p o r ta d o -
131
ras de posiciones teóricas, ideológicas, políticas,
que denota antes de p o n erlo s en obra. El proceso
del sujeto constituye en to n ces el proceso de una
situación socio-histórica. „
Philippe S o llers: L a ex p o sició n de K risteva
se llam a E l s u je to e n p ro c e so . Todo e l mundo
h ab rá com prendido lo q u e eso q u ie re decir. Eso
quiere decir que p re c isa m e n te este no es un pro
ceso sin sujeto. P o r tan to , cu an d o u ste d pregunta
a cuál m arxism o esta exposición, no d iría se diri
ge, sino en fin sobre cu ál m a rx ism o p erm ite vol
ver y al mismo tiem po sa lta r, es lo que he desig
nado hace un m om ento. No créo en absolüto que
esto sea u n azar. E sta exposición no puede en
efecto com prenderse m ás q u e a p a r tir de la dia
léctica m aterialista ta l com o M ao T se-tu n g re
presenta su salto cu alitativ o e n su experiencia
práctica que es la de las m asas chinas. Q uerría
sim plem ente h acer n o tar esto: estam os en 1972,
no hay que olvidar que h a h ab id o la Revolución
C ultural China, pero tam b ién q u e h a h ab id o algo
que se ha llam ado M ayo del 68, no se puede no
h ab lar de ello en absoluto, esto se ría e x tra ñ o . Si
la cuestión del sujeto se p la n te a a h o ra con es
ta fuerza, es según creo, por u n a c au salid ad doble
histórica m undial, si u sted q u iere, que es la Re
volución C ultural China que h e llam ad o e n m i in
troducción prelim iar la in in te rru p c ió n revolucio
n aria continuada, y por o tra p a rte com o causalidad
local, secundaria, derivada a m i p a re c e r, lo que
pasó en Francia en m ayo de 1968 y q u e continúa
subterráneam ente por todas p a rte s, p u e s u sted
sabe m uy bien que si u n libro como e l q u e han
escrito Deleuze y G uattari h a podido escrib irse
con ese sujeto es porque h a habido M ayo d el 68
1n
es m u y e v id e n te . D ir ía in c lu so q u e es tan eviden
te q u e es u n a e v id e n c ia q u izás u n poco cegadora
p ara D e le u z e y G u a tta r i m ism os, lo que hace que
si la c a u s a lid a d d e M a y o d el 68 les es ciertam en
te p e rc e p tib le , e n c a m b io la causalidad histórica
m u n d ia l n o tie n e v iso s de a p a re c e r con una cla
ridad a b s o lu ta y q u e , fin a lm e n te , este libro pa
rece p o d e r r e s p o n d e r de su contem poraneidad con
la R e v o lu c ió n C u ltu r a l C h in a. Es por eso que pien
so q u e l a lín e a d e d e m a rc a c ió n está pasando por
allí, p o r ta n to , p o r M ao T se-tu n g m ás aún y m u
cho m á s c ie r ta m e n te q u e p o r L enin, aunque el
p ro b le m a d e L e n in e s té con pleno derecho ins
crito e n M ao T s e -tu n g , p ero lo contrario no es
v e rd a d .
J u l i a K r i s t e v a : S e sa b e que h ay u n a tenden
cia a i n t e r p r e t a r la te o ría m a rx ista como un spi-
nozism o o d e c im o s com o u n a herencia del siglo
X V III f r a n c é s m á s S pinoza. De ahí el proceso sin
su je to . C o n fo rm e a e s ta concepción, el m arxism o
es u n a c ie n c ia , lo q u e no es totalm ente cierto,
p u e s e l s u je to d e l m arx ism o se convierte en el
s u je to de la cie n c ia y el m aterialism o del m arxis
m o se c o n v ie r te e n el m aterialism o de las luces
y d e S p in o z a . M i interro g ación del proceso del su
je to p u e d e s e r e n te n d id a con relación a este m ar
x ism o .
C h a r le s G r iv e l : Es un esclarecimiento nece
sa rio .
P e r A a g e B r a n d t : Tres observaciones ex acta
m e n te . E n p rim e r lugar en cuanto a la doble sub
je tiv id a d , en cu en tro muy pertinente e incluso n e
c e s a rio s u b ra y a r como lo hace K risteva la d istin -
133
ción e n tre los dos su je to s, e l s u je to escindido
por una p arte, y el s u je to d e l p ro ceso de la sig
nificancia p o r d ecirlo así, e l s u je to u n a rio y la
coro por o tra p a rte . S e p la n te a e n to n c e s la cues
tión de saber en q u é e s ta s u b je tiv id a d q u e llama
mos m onum ental m e re c e ta m b ié n s e r designada
como historicidad, c u á l es su re la c ió n con la or
ganización específica, d ich o d e o tr a m a n e ra tam
bién, cuál es la d ista n c ia d e e s te a n á lisis con el
análisis que hace M onod p o r e je m p lo , de lo orgá
nico social. E n seg u n d o lu g a r, e n c u a n to a la aber
tu ra de la significancia, h a y .que p re g u n ta rs e in
cluso cuál es la fu n c ió n so cial de e s ta abertura,
dado que c ie rta le c tu ra d a lu g a r a la valorización
de u n a am bigüedad. D e u n a p a rte , se tr a ta de la
ab ertu ra forzosa q u e es la sicosis p ro d u c id a por
las condiciones específicas d e l tr a b a jo capitalis
ta por ejem plo, de o tra p a rte , la a b e r tu r a que es
la consunción com o r e v u e lta d o n d e se coloca el
arte como m om ento d e c o ra tiv o d e la consunción.
Se podría h ab lar quizás de a b e r tu r a m e n o r de
la significancia con re la c ió n so b re to d o al otro as
pecto que B ataille d e te rm in a com o co n su m o y que
puede ser presentado com o u n a clase de ingreso
del trab ajo teórico. E n te rc e r lu g a r, e n cu an to se
h a colocado la noción de re p u d io co n relació n a
la negatividad hegeliana a tra v é s d e su dialecti-
zación m arxista, etc.; la cu estió n q u e se a firm a se
ría la de saber quién re p u d ia p u e sto q u e se tra ta
de u n sustantivo verbal, qué re p u d ia , a q u ié n re
pudia, si se tra ta de u n a m áq u in a, la c u e stió n que
se plan tea será quizás situ a r e s ta m á q u in a con
relación al proceso prim ario del sic o a n á lisis así
como el concepto de en g endram iento sem ió tico en
sem analisis. Creo que si no se h a c e n e s ta s ubi-
134
caciones a llí, se a r r ie s g a q u iz a s p e rd e r el concep
to de r e p u d io y h a c e r d e é l u n a nocion filosófica,
es d ecir, to d a v ía fa lo só fic a , si u ste d quiere.
J u lia K r i s t e v a : V o y a in te n ta r responder bre
v em en te in c lu s o si su s p re g u n ta s exigen m ás bien
am plias e x p lic a c io n e s y se g u ra m e n te puntuaii-
zaciones m á s m in u c io s a s . P a r a m í la noción de re
pudio se d is tin g u e fu n d a m e n ta lm e n te del campo
| de la o r g a n ic id a d , e s u n a noción dialéctica y su
pone la h e te r o n o m ía , es d ecir, el salto cualitativo
I en el p ro c e s o d e la m a te r ia y q u e rep resen ta lo
I sim bólico. U s te d v e to d o lo q u e nos separa del
I biologism o b in a r io y e s tr u c tu r a n te que represen-
I ta p e f e c ta m e n e la c o n s titu c ió n de la m a te ria vi-
i v ie n te p e r o q u e a b d ic a e n el m om ento del salto
I social y sim b ó lic o , p o rq u e re n u n c ia al su jeto y re-
I m ite to d a d ia lé c tic a a u n a trascen d en cia, critican-
f do e n p r im e r lu g a r a E ngels. Se com prende que
| p a ra e l p ro c e so d ia lé c tic o e n la m ateria; e incluso
I si h o y , d e s d e e l p u n to de v ista de las ciencias mo-
I d e m á s , se p u e d e e n c o n tra r a E ngels perim ido, hay
1 s u fic ie n te s d a to s n u ev o s q u e pueden adem ás cun-
I f ir m a r e in c lu so , sirv ién d o se de los principios bá-
I sicos d e E n g e ls, p re c isa r la teo ría del paso de lo
n in o rg á n ic o a lo o rg án ico y de lo orgánico a lo sig-
] n ific a n te .
J A sí, c u a n d o h a b la de repudio, apunto a lo he-
€ te ro g é n e o , a l paso de lo biológico a lo social, de
1 lo c o r p o r a l a lo significante. Se encuentra el mo-
1 m e n tó d e sep aració n y de inversión al nivel m is-
1 m o d e la s c élu las biológicas, con unión de las do-
I b le s in v e rs io n e s (lo que se llam a la “doble héli-
I c e ” ) • se e n c u e n tra tam bién la separación con des-
1 d o b lá m ie n to e inversión en el funcionam iento del
»
“ v e c to r p u ls io n a l” s e g ú n la te o r ía d e Zondi que
e s r e to m a d a c r itic a d a o s im p le m e n te m idificada
h o y . P e r o s in s e r e x t r a ñ o a e s to s p ro c e so s de di
fe re n c ia c ió n b io -fis io ló g ic o s, e l re p u d io del que
h a b lo in te r e s a a l s u je to , lo q u e q u ie r e d ecir que
es p e n s a b le e n u n o r d e n q u e n o e s sim plem ente
b io ló g ico s in o ta m b ié n s im b ó lic o , in c lu s o si el re
p u d io tie n e p o r f u n c ió n c o r r o m p e r lo . H e aq u í por
q u é , p a r a a r t i c u l a r e s t a n o c ió n d e re p u d io , m e he
d e te n id o e n e l m o m e n to a n t e r i o r a la constitu
ció n d e la f u n c ió n s im b ó lic a , c u a n d o el objeto
no es a ú n p la n te a d o c o m o t a l o d e fin itiv a m e n te
p e rd id o , e n e l m o m e n to e n q u e e l c u e rp o es atra
v e sa d o p o r p u ls io n e s (“ b is a g r a s sico so m áticas”,
s e g ú n F r e u d ) , q u e s u p o n e n e lla s m is m a s e sta he
te ro g e n e id a d . P o r lo ta n to , lo q u e es n e c e sa rio so
b r e to d o s u b r a y a r e n e s ta n o c ió n d e re p u d io es
l a c o n tr a d ic c ió n e n tr e d o s c a m p o s, q u e re p rese n
t a u n s a lto c u a lita tiv o . E s ta h e te r o g e n e id a d —de
la c u a l e l le n g u a je p o é tic o r e p r e s e n ta la e x p e rie n
c ia m á s ra d ic a l— es, p a re c e , u n p r o b le m a a rd ie n
te c u a n d o se in te n ta p e n s a r e l p a so d e lo s organis
m o s co m p lejo s a u n e sta d o s u p e r io r p o r u n “ salto
c u a lita tiv o ” q u e la in fo rm á tic a te n d r ía p a re c e , el
tr a b a jo de re so lv e r. E ste sa lto , e n lo s o rg an ism o s
biológicos c o rre sp o n d e a u n a r u p t u r a e n la evo
lu c ió n d el código g en ético ; a u n n iv e l m á s e le v a
do se tra d u c e p o r la a p a ric ió n d e lo sim bólico.
H e e sta d o ta m b ié n m u y in te re s a d a p o r su o b ser
v a c ió n so b re la n ecesid ad d e m a n te n e r la te o ría
com o cam p o a p a rtir del cu al la p u e s ta en p ro ce
so d e l s u je to p u ed e e je rc e rse v io le n ta m e n te : in sis
tía p o r o tr a p a rte resp o n d ien d o h a c e p o co a o tra
c u e s tió n so b re la n ecesidad de u n s e n tid o v d e u n
sig n ific a d o , m ás a ú n de u n a filosofía (se lo v e r á e n
136
Bataille) com o esen cial para que se manifieste a
través su yo e l repudio de la institución significa
da, en lo que concierne a las dos concepciones de
historia com o “ m o n u m en tal” y como “ lineal”, di
gamos que la historia m onum ental recorta la li
neal y d e sp lie g a sus m om entos nodales, las esta
ciones o las detenciones en las cuales el sujeto
puede cap tarse como en un espejo; la historia
m onum ental los despliega reenviándolos a la his
toria de los mQdos de producción, de las culturas
y de las form aciones del sujeto mismo.
P o r lo ta n to , e s u n re c o rta m ie n to m ás b ie n
que u n p a r a le lis m o .
P h ilip p e S ó lle r s : A ñ a d iría algo sie m p re de m a
n e ra b a s t a n t e s im p le , s im p lis ta incluso, p e ro creo,
n e c e sa rio . S i e m p le a m o s e s te co n cep to de h isto ria
m o n u m e n ta l, e s p a r a -in d icar algo m u y preciso,
l m u y c o n c re to , m u y re a l, eso n o es u n a noción es-
1 p e c u la tiv a , e s u n co n cep to o b jetiv o , es decir, es
I m u y c la ro q u e u n a vez m á s lo q u e ofrece su m o-
1 n u m e n ta lid a d c o n c re ta y re a l a la h isto ria h a sido
1 con to d a e v id e n c ia la R ev o lu ció n C u ltu ra l P ro le -
j t a r ia c h in a , e n ta n to q u e d esarro llo del m a rx is-
■* m o -le n in ism o . Q u e r r ía d ecir sim p le m e n te esto, de
137
t e n t a c o n s t i t u i r s e e n n o m b r e d e u n “m arxism o”
o c u p a s u ti e m p o e n r e p r i m i r y e n r e n e g a r de En-
S eis, lo q u e c o m o p o r a z a r , p o r q u e to d o s los ata
q u e s c o n t r a E n g e ls t i e n e n u n s e n tid o político, con
s is te e n h a c e r v o l v e r p r e c i s a m e n t e la filo so fía pre-
1
h e g e l i a n a e n M a r x . P o r t a n t o , l a b a r r a sobre En
g e ls , e s e v i d e n t e m e n t e l a b a r r a s o b re H eg el y so
b r e e s te m o m e n to p a r t i c u l a r m e n t e q u e es la in
v e r s ió n d e l a d i a l é c t i c a m a t e r i a l i s t a p o r M arx y
E n g e ls . E s, e n e l m is m o m o v im ie n to , d e m anera
a u to m á tic a l a b a r r a p u e s t a s o b r e la re le c tu ra de
H e g e l p o r L e n in , y e s, s i n d u d a a lg u n a por el
m is m o m o tiv o , l a im p o s ib il id a d a b s o lu ta de ex
p o n e r s e a lo q u e s e a s o b r e M a o T s e - tu n g y el sal
to c u a lita tiv o q u e h a c e f r a n q u e a r a l a dialéctica
m a te r ia lis ta . Y n o e s to d o , e s t a s e r ie d e represio
n e s y d e b a r r a s d e la s q u e s e p o d r ía h a c e r des
c rip c ió n r a z o n a d a , im p lic a p o r e l m is m o motivo
alg o q u e s e v a a f i j a r y a t a c h a r , a lg o que se
F r e u d , s ie m p r e . P u e s s i u s t e d to m a a M onod, es
m u y c la ro . N o e s u n p r o b l e m a l a e x is te n c ia de
F r e u d , si u s te d q u i e r e t o m a r a M o n o d , ideologo
d o m in a n te d e c i e r t a r e p r e s e n t a c i ó n filo só fica. No
h a b lo d e M o n o d s a b io , h a b lo d e M o n o d filósofo,
p u e s su lib ro e s tá a t i b o r r a d o d e p ro p o s ic io n e s fi
lo só ficas. C o n tr a E n g e ls , c o n t r a H e g e l q u e es tra
ta d o , jo h l m a r a v illa , d e i d e a l i s t a s u b je tiv o (se
h a b r ía v e r d a d e r a m e n te p a r t i d o e n d o s d e estu
p o r, ¿ v e rd a d ? ), y es m u y e v id e n te q u e F r e u d no
p u e d e s e r p ro b le m a n i u n s e g u n d o . P e r o en to n
ces, p o r ig u a l m o tiv o n o p u e d e t r a t a r s e d el ex
tre m o de l a cad en a p o r d o n d e a ta c a m o s to d a s es
ta s cu estio n es, es decir, A r ta u d y B a ta ille , n o ta ñ
ía d e n c ia p a r a e s ta id e o lo g ía de
la cien cia, q u e v u elv e a u n r a c io n a lis m o q u e co-
1
Hocemos m uy bien. Entonces, usted lo ve, todas
estas barras son a pesar de todo graves y a mi pa
recer la m ás importante y la más espectacular
de la imposibilidad absoluta de pensar la Revolu
ción Cultural, de pensar la historia hoy, en una
palabra, de pensar el proceso de la historia mun
dial. Y querría simplemente añadir que el punto
en que se lo intenta arrinconar en este momento,
es precisa y m uy probablemente la formación de
una ideología de repuesto de la ideología burgue
sa clásica que yo calificaría de ideología revisio
nista universitaria que va precisamente a colocar
se sobre el terreno del marxismo y a este nivel
un concepto como “proceso sin sujeto” será del
otro operante. Se ve bien que tendrá a su cargo
reprimir, no sólo el acontecimiento histórico de
la Revolución Cultural, sino un número conside
rable de problerpas que corresponden precisamen
te al sujeto. Además, caído en paracaídas sobre
tal marxismo, es muy probable que se nos va a
cocinar una buena pequeña teoría del sujeto es
cindido, la cocina está lista. Entonces cogida en las
tenazas del sujeto escindido y del proceso sin su
jeto, usted verá si es fácil hacer surgir algo.
*
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EDICIONES SIGNOS
Calle 8 No. 5-61. CALI COLOM BIA S A