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Título original
The Courage To Love
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Título
La valentía de amar A pii madre, D
Principios y prácticas de la psicoterapia de las interacciones del Yo
Catherine Gilligan, D
sú* Vt
Primera edición
Enero 2008 's por toda la valentía de amar 3
que hafomentado e inspirado. J
<9 1997 Stephen CLUigan
•> J
<9 2008 para la edición en castellano
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Rigden EditS.L. i

. .J
Traducción •'!
Miguel Iribarren i

Diseño gráfico c ilustración portada


Bárbara Pardo
J
' Fotocomposición, impresión y encuademación J
Zero preimpresión, S.L. •>
Impreso en España

Depósito Legal
B-5.525-2008
.j
ISBN
I
978-84-936175-1-6

RJGDEN-INSnrUT GESTALT
Verdi. 94, bajos
! 08012 Barcelona
I
www.instituigestalt.com
email: rigden-ig@insütutgestaÍLcom

Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autoriza­ •rs
ción escrita de los titulares dél copyright, bajo las sandones establecidas en las
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miento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la
distribudón de ejemplares mediante alquiler o préstamo público. vi
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é ÍNDICE
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Agradecimientos 11
0 Prefacio............ 13
O Introducción . . 15
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o I. Principios
0
O 1. Un río fluye a través suyo: premisas básicas del yo
o —rela'cioñál"".............. ~T.....................\............. 29
Premisa uno: en el núcleo de cada persona existe
'Ó ■‘1

un «punto derno» indestrucüble ..................... 30 ;i


O Premisa dos: Ja vida fluye a través tuyo, excepto
cuando no lo hace....................... ....................... 36
O Premisa tres: la vida es genial, pero a veces duele
O como un infierno................................................ 40
O Premisa cuatro: existen dos identidades en ü:
e la unidad psicológica básica es la relación........ 46
O Premisa cinco: en el mundo existe una
o inteligencia mucho mayor que tú..................... 57
o Premisa seis: tu camino es únicamente tuyo:-
eres un «desviado» incurable....................... . 61
O Resumen.................................................................. 64
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© 2. La atención y la relación entre diferencias:
© ¿cómo interactúas con el otro? ................ 67
©

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¡fe:

Demasiado tenso: el miedo y la ira n ejercicio típico: ¿quién eres pj? 167
* •
del fundamentalismo ................................. 72 abilidades prácticas de patrocinio 175 £>
Demasiado flojo: la indiferencia y la adicción Una variante de la prácdca tibetana de tonglen .. 199
del consumismo........................... ............ 79 i . •' Resumen 206
Ni demasiado tenso ni demasiado flojo: í!.
la conexión sentida del yo relacional........ 86 I:
Resumen........................................................... 93 - í
I III. Métodos terapéuticos
¥
pí.*
3. El yo relacional: identidad, formación 6. La reparación del vínculo: un prototipo para
de problemas y resolución de problemas . 95 el’trabajo de las interacciones del Yo...................... 209
Una cuestión de identidad: ¿quién eres tú? 97 Primer paso: identificar el problema .................... 210
Cómo se desarrollan los síntomas según f.
Segundo paso: identificar y localizar
el enfoque de las interacciones del Yo .. 120 Ü % somáticamente el yo desatendido ..:................ 214
í
Resumen ..................................................... 126 ercer paso: activar y localizar el yo cognitive . . 222
Cuarto paso: identificar y diferenciarse de
los patrocinadores negativos___ ........................ .224_
rrPRÁCTICAS __ Quinto paso: conectar el yo cognitive
con el yo desatendido (somático)...................... 234
4. La vuelta del exilio: práedeas para coordinar Sexto paso: retomar la secuencia del
la mente con la naturaleza..................... 131 problema original .......................................... 238
Atención a la respiración y relajación ___ Séptimo paso: continuar trabajando...................... 239
muscular..................................................... 134 Resumen :. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 240
Relajación muscular ..................................... 136
Centrar la atención .................................. ;. 142 7. El yo arquetípico: salimos adelante con un poco
Abrir la atención ........................................... 154 de ayuda de nuestros amigos........................... .... 243
Dirigir la atención a los circuitos de relación .... 158- Algunas ideas básicas sobre los arquetipos............ 247
Limpiar las puertas de la percepción ...;............ 160 Un modelo clínico para trabajar con arquetipos . 263
Resumen .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163 El uso de las energías arquetípicas que hace el
; terapeuta.............................................................. 273
5. El amor como habilidad práctica: técnicas para i ■ Resumen................................................................... 278
el patrocinio del yo desatendido :.................... . 165 i
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I.
I
c;
V:

8. Rituales terapéuticos: el tránsito hacia nuevas


0. identidades....................................................... 279
0 ¿Qué son los rituales? ..................................... 282
P ' Aproximación terapéuüca al uso de rituales . 286 AGRADECIMIENTOS
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Resumen........................................................... 304 .

$ Epílogo ... 307 Muchas personas me han ayudado a escribir este libro. Mis
Bibliografía 311
PO padres, Cathy y Jack Gilligan, me mostraron el poder del
amor. Mi esposa Denise y mi hija Zoé me han tocado con su
fuerza curativa y me han dado oportunidades de desplegar la
capacidad de dar y recibir amor. Me siento eternamente agra­
D
r decido a todos ellos'.
iD Entre mis principales mentores están mi madre, Milton
O Erickson, Gregory Bateson, Gordon Bower, y mi sensei (pro-
•jÚ —fesor)-de-aikjdo-,-Goryl-CrarLerCada"unolde“est'os_extraordi-‘*

12
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nanos y delicados profesores me han ayudado inmensamen-
te, tanto a nivel técnico como personal.
También me siento en deuda con todos los clientes con los
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a que he trabajado. Es un privilegio y una alegría experimen­
tar la valentía y el compromiso de una persona durante el
D proceso de aprender a amarse a sí misma y a los demás, espe­
P cialmente cuando algunas experiencias vitales sugieren que
a esta tarea puede ser improductiva, imposible o peligrosa.
p ' Mi enseñanza —y por tanto mi aprendizaje— ha contado
B con el apoyo de muchos profesores y organizadores de talle- '
O res entre los que incluyo a Marilyn Atkinson; Steve-Beck; Jack
P Blomm; Bill Becket, David Stern y Laine Gifford; Seyma
Calihman; Hielen Caulley; Sam Cangelosi; Jeff y Cheryl
P.
Chang; Robert Dilts, Judith de Lozier y Teresa Epstein; Jeff
© Zeig y la Fundación Erickson; Barbara Fairfield; Carol Fitzsi-
© mons, Irene Michon y Carl Allen Tippins; Lusijah Marx, Jane
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Parsons y NYSEPH; Julian Russel; Gunther Schmidt; Bob y 5
Rim Schwarz; Robert Weisz; así como Micheál Yapko. h
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Quiero dedicar una mención especial a los miembros de
los grupos de supervisión de Austin, Connecticut, Encinitas,
la ciudad de Nueva Ybrk, la costa de Oregon, el estado de r PREFACIO

Washington, y Virginia Occidental, y el grupo «Bean» de Bos­ O

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ton. También a mis amigos y colegas, entre los que incluyo a Es un enorme placer para mí poder presentar una obra maes­
Jack Bloom, Robert Dilts, Ivonne Dolan y Charlie Johnson, ?* tra —la primera en lengua castellana— de este fascinante
ir
Carol Fitzsimons, Bill O’Hanlon, Maureen O'Hara, Gunther hombre, Stephen Gilligan, un hombre amoroso, travieso y
Schmidt, Harry Shifrnan, Dvorah Simon yjefírey Zeig. !:
feroz, (todo al mismo tiempo! Un maestro en las artes de la
- Mi querido amigo Barry Elkin me ha acompañado duran­ vida.
te.el. curso de multiples altibajos y nunca me han faltado su Como dice el propio Steve: «La vida es maravillosa, pero a
amor ni su apoyo. veces duele como el infierno.» Todos hemos pasado por miles
Entre los grupos que han favorecido mi desarrollo perso­ de experiencias en nuestra vida. En muchos de estos momen­
nal está el grupo de parejas y el grupo de estudios relacióna­ tos nos hemos sentido desprotegidos o desconsiderados, y
les de Solana Beach.________________ ______________ —hemos.expeFimentado-tensiónrdolor-o-sufrimiento-porellor—■
Mi editora, Susan Munro, ha sido notablemente paciente Recuerdos enterrados por las camadas del tiempo, que dejan
y delicadamente instructiva al guiar este manuscrito hasta su . profundas huellas.. Son muchos los momentos en los que no
publicación. entendemos el dolor que vivimos. A menudo, intentamos
A todas estas personas y a muchas más, gracias. . solucionar el problema buscando una razón lógica o una
explicación. La psicología se esfuerza en encontrar formas de
explicar y desarrollar métodos para disminuir las aflicciones
humanas, no siempre con éxito. Muchos buscan la solución
en las pastillas, el alcohol, el consumismo, el exceso de tra­
bajo o las drogas, pero lo máximo que consiguen es una bue­
na resaca. El dolor no es nada más que una llamada de auxi:
lio, señalando el camino de la sanación.
En esta joya literaria, Steve nos enseña un camino dibuja­
do con artesanía, poesía, amor y aceptación. El dolor trans­
formado en amor por el amor. Una manera sencilla de tocar
profundamente el alma de uno y abrir un nuevo espacio para v

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la vida, un campo de infinitas posibilidades donde se puede


j- restablecer la conexión perdida y sanar el corazón herido.
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i. Steve, como si de un sencillo campesino cultivando la semilla
n de la vida que hay en cada uno de nosotros se tratara, nos INTRODUCCIÓN
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ensena un camino simple —aunque no siempre fácil— de tri­
llar el camino de regreso á nuestro propio corazón. Para
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sanarse es necesario aceptarse tal y como uno es, con todo lo La reina Malika, esposa del rey Rósala, fue una de las prime­
se que tiene, con todo lo que se presenta. Para ser uno mis­ ras damas que se convirtieron al budismo. El rey no era budis­
mo hay que ser valiente. Es necesaria la valentía de amar. ta, pero la quería mucho. Una noche de luna llena, ellos se
/ 5
I ¡Qué privilegio tener en manos esta preciosidad! > sentían muy románticos"—ya sabes, el budismo es muy
) Gracias Steve, por ser quien eres, por tu entrega, y por romántico—, y el rey le preguntó: «Querida mía, ¿a quién
I. 1
} enseñar de manera tan vivay poédcaun camino práctico y efi­ [ amas más?», esperando que ella diría «por supuesto, majes­
l •
caz. jGracias por este maravilloso regalo! - tad, es a vos a quien más quiero».
i:
i Un agradecimiento especial a Rigden-Institut Gestalt por
i
Pero, siendo budista, ella dijo: «Sabes, querido, me
V la valentía, el atrevimiento y el tiempo récord en la produc­ quiero más a mí misma.» Yel rey dijo: «Sí, lo cierto es que,
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ción de este importante trabajo. si me pongo a pensar, yo también me quiero más a mí mis­
mo.»
j; Allan Santos 5 Al día siguiente fueron a ver a Buda, y Buda les dijo:
) 4
) «Todos los seres se quieren más a sí mismos. Si te quieres
:) i
J: 3 más a ti mismo, entenderás que los demás seres también
,) ! se quieren más a sí mismos. Y el mejor modo de quererte
i-
i a ti mismo es no explotarte. Si cultivas la avaricia, el odio
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73
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y el engaño, te estás explotando al máximo.»
O Pienso que tal vez en Occidente podrían aprender un
U i poco de esto. Siento que las personas se odian mucho a sí
i:
u mismas. Amarse a uno mismo es el primer paso hacia la
a 4 libertad.
3
L «El paso-siguiente —dijo Buda al rey y a la reina—, es
a &
a• J !
no sentir que sois superiores a los demás. Para mí, esto es
u. parte de la libertad. Si practicáis el sentimiento de no ser
U1 . superiores a los demás, también debéis practicar el sentí-
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miento de no senúros inferiores a los demás. Ypor último Como comentó Erich Fromm (1956), debemos suplantar
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se os enseñará a no sentiros iguales a los demás. Entonces ideas sentimentales y pasivas respectó al amor por otras
podréis ir más allá del dualismo, y una vez que vas más allá j||pt:imás activas y radicales. Curiosamente, a menudo vemos el
del dualismo, es posible “ser con el otro".» Y ésa es la ver­ ¡¡iv -amor como algo que nos ocurre en circunstancias positivas, "V

dadera libertad: libertad del dualismo, estar más allá de ti W&. tuna especie de estado alterado que limita nuestra capacidad
y.de mí, más allá de yó y de tú. |H? de actuar con claridad y sobriedad. Llevando esto un paso
H?; más allá, la idea de «amar a nuestro enemigo», o de usar el
SULAK SlVARASKA &]: amor eficazmente en circunstancias difíciles, o incluso vio-
en Sivaraska Of Harding 1|. lentas, se considera, en el mejor de los casos, una forma de
sp entender la vida poco sofisticada y característica de personas
¿f.. bien intencionadas—comojesús, Gandhi, M. L. King o Nel-
Éste es un libro sobre cómo usar la psicoterapia para cul­ p son Mandela—, que en realidad no están en contacto con el
tivar la valentía y la libertad de amar. Está escrito en una épo­ f|V 'mundo «real». Desde este punto de vista, para el psicote-
ca en la que el amor parece estar desapareciendo, mientras íji rapeuta el amor es irrelevante, incluso falto de ética y peli­
el odio y la desesperación van en aumento, un tiempo en el *
% groso.
que el sentimiento de pertenecer a una comunidad se olvida Este libro sugiere ideas más prácticas respecto al amor y
y sólo permanecen las diferencias. En esta obra se considera examina cómo pueden ayudarnos en psicoterapia. Aquí con­
que el amor es una habilidad y una fuerza que puede curar y sideramos el amor como una fuerza y una habilidad que
fortalecer, recolectar y guiar,.cálmar y animar. incluye las capacidades relaciónales de proteger y no mani­
La terapeutajungiana, Marion Woodman (1993), ha suge­ \ pular la vida, de dar y recibir, de estar y acompañar, de armo­
rido que la principal idea de nuestra era atómica es la libera­ \ nizar y distinguir, de tocar y liberar. Es una presencia que sub­
ción de energía a partir de la materia. Esta idea resuena con yace en el uso eficaz de nuestros métodos y técnicas. Cuando
la antigua noción hassídica de que las buenas acciones libe­ i- el amor está presente, nuestras acciones y pensamientos están
r
ran «chispas de luz» que impregnan a cada persona, lugar y i* más sintonizados, son más flexibles, más útiles; cuando no lo .
cosa. En este mismo sentido, la psicoterapia trata de liberar ri* está, la psicoterapia suele convertirse en una nueva manipu­
F.
' la energía, los recursos y las potencialidades implícitas en lación y explotación del cliente.
cada persona. Trata de regar las semillas del autoamor y la fí. Las ideas sobre ¿1 amor parecen especialmente importan­
confianza para que desaparezcan las viejas limitaciones y pue­ * tes en estos tiempos postmodernos impulsados por la televi­
dan florecer nuevas posibilidades. f sión y vividos a la velocidad del ordenador, con su cacofonía
Un aspecto central de esta tarea es la capacidad de amar. í.3 de imágenes, puntos de vistay descripciones en eterna expan­
Para usarla eficazmente, debemos comprender su naturale- sión. Mientras hacemos surf entre nuestros canales mentales,
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16 17
aie.mc.N uiluüaN LA VALENTÍA DE AMAR

perdemos la sabiduría del cuerpo, los ritmos de la naturale­ Zoé. No obstante, sus contribuyentes más directos han sido
!
za, los espacios intermedios y lá comunidad de la experiencia los numerosos estudiantes, clientes y colegas que me han
O humana. Al sentirnos perdidos, las diferencias se convierten informado a lo largo de los años.
. o- en amenazas que nos llaman a nuevas batallas, a nuevas estra­ • • El libro está organizado en tres partes. La primera parte
tegias de dominio o sumisión, aúna mayor balcanización de presenta los principios teóricos y éticos de la psicoterapia de
la conciencia. No es ninguna sorpresa que nos cueste llevar­
p nos bien tanto con nosotros mismos como con los demás.
1 las interacciones del Yo. El capítulo 1 describe seis premisas
básicas: (1) naces con .un «punto tierno» —o centro—indes­
9 En terapia, vemos cada día los efectos post-traumáticos de tructible; (2) la vida te atraviesa y fluye a través de ti, excepto
O estas batallas intrapsíquicas e interpersonales. Vemos la deses­ cuando no lo hace; (3) la vida es genial, pero a veces duele
O peración, las depresiones, las adicciones, la violencia com­ como un infierno; (4) tienes dos identidades (es decir, escás
1
’.ir pulsiva contra uno mismo y los demás, las ansiedades que no en relación); (5) en el mundo existe una inteligencia mucho
J remiten. Vemos un mundo donde el amor está cada vez más í mayor que tú; (6) tu camino es únicamente tuyo.
r3 ausente, donde el odio predomina cada vez más y el miedo Estas ideas ofrecen una base para que tanto el terapeuta
impregna el ambiente. A nuestra manera, por limitada que
P sea, debemos tratar de reactivar las chispas del autoamor, de
como el cliente puedan ver los problemas y síntomas bajo
3 ! J
una luz favorable. Especialmente importante es la idea del
invitar a la aceptación y a la curiosidad allí donde han preva­
lecido el rechazo y el control, de favorecer un despertar del
i -patrocinio de la experiencia, que declara que sin una pre-
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!•' sencia humana madura, las experiencias no tendrán valor
yo-en-comunidad. Consideramos que el amor es la habilidad ? humano. &
c que nos permitirá navegar este cambio de conciencia y este £1 capítulo 2 explora la cuestión de cómo lidiar con las •
i
0 cambio en las relaciones. t diferencias relaciónales; por ejemplo, la diferencia entre mi
9 Está claro que la práctica del amor sigue muchos caminos. r
¡i
verdad y la cuya, la diferencia entre dónde estás y dónde quie­
o
j:
Este libro examina uno de ellos, el método de la psicoterapia i
i
res estar, o entre lo que piensas y lo que sientes. La terapia de
de las interacciones del Yo. He desarrollado la psicotera­ las interacciones del Yo considera que ésta es una cuestión
r pia de las interacciones del Yo a lo largo de los últimos 20 ‘ fundamental, y que determina la naturaleza y calidad de Ja
r •
o años de práctica clínica y enseñanza. Mis primeros mentores experiencia psicológica, especialmente en términos de cómo
r
u•i: fueron Milton Erickson y Gregory Bateson. Entre las influen­
cias posteriores se incluyen el arte marcial del aikido; el tra­
considero y trato al «otro» (al otro yo, verdad o persona). Se
detallan tres métodos para abordar las diferencias relacióna­
O bajo de Gandhi, King y otros sobre la resistencia no violenta; les: fundamentalismo, consumismoyamor, especialmente en
Ü algunos autores budistas como Pema Chodron y Thich Nhat función de cómo prestamos atención. Veremos que prestar
ai
j
Hanh; algunos otros escritores como Robert Bly, Erich demasiada atención o la excesiva cercanía en las relaciones
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Fromm y Carl Jung; y por úldmo, mi esposa Denise y mi hija generan miedo y furia paranoide: el fundamentalismo, don-
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í)
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9:
de hemos de odiar y destruir al otro. Cuando no damos sufi­ fe'j: mentales para llevar estos principios a la acción relacional. El
y
ciente atención, o nos mantenemos a mucha distancia, nos
perdemos en los pantanos del consumismo, donde prevale­
I capítulo 4 describe algunos modos de modificar la atención
para permitir respuestas más centradas y efectivas, tanto para
3
cen la indiferencia y la adicción. Cuando nuestra forma de V,
el terapeuta como para el cliente. Se trata de afrontarla tera­
prestar atención no es demasiado tensa ni demasiado floja, r pia y la vida misma como una obra de arte que requiere pres­
ítg.
cuando estamos a la distancia justa, puede darse la empatia tar atención a cómo desarrollamos, mantenemos y expresa-
relacional del amor. El amor, basado en el espíritu, conlleva g.
f mos nuestras relaciones internas y las relaciones con otras
•"N

un modo más fluido de plantearse la experiencia que resalta i-i


jp personas. Se detallan métodos específicos para reorganizar la
la relación existente entre los múltiples puntos de vista y las
múltiples verdades. Él amor confía en la coherencia ética y Ig/ atención, llevándola desde posiciones fijas y teorías basadas
en textos (cómo «deberían ser» las cosas) y hasta expresiones
;!
en la-creatividad de los métodos no violentos, especialmen­ g. basadas en el proceso y en el campo (conexión y capacidad
te en circunstancias muy violentas, para generar soluciones a de respuesta a cómo son las cosas).
los dilemas o síntomas dolorosos. Como veremos, esto requie­ i
El capítulo 5 examina el amor como una práctica o habi-
re una gran valentía, rigor, compromiso y ternura. I
||! lidad, enfocándose especialmente en cómo usarlo en cir­
El capítulo S describe las premisas formales del yo re- ' i:
cunstancias difíciles o adversas. Comienza presentando un
lacional. Destacan tres características: (1) ser y conciencia; ejercicio prototipo en el que se considera al yo como la cone­
(2) pertenencia aun campo; y (3) relación con los demás; í xión relacional que entreteje múltiples identidades. A conti­
Cuando estas características están activas, la experiencia de la nuación se examina la habilidad terapéutica que hemos 11a-
persona se alimenta desde tres fuentes: (1) un yo somático mado patrocinio de la experiencia. Finalmente, se presenta
que vive en el cuerpo, conectado con el río de la vida y todos ? una práctica modificada de tonglen, un método tibetano para
.; !<
sus patrones arquetípicós, sentimientos y experiencias; (2) un §:• transformar las experiencias negativas.
*
yo cognitive, asentado en la cabeza, que establece significa­ í La tercera parte expone tres métodos terapéuticos dife­
dos, planes, entendimiento social y otras formulaciones inte- • rentes que hacen uso de los principios y prácticas de las inte­
lectuales, y (3) un campo racional e inteligente al que perte­ racciones del Yo para ayudar a clientes que se sienten atasca-
nece la persona. Los síntomas se describen como «rupturas o ■ jT dos. El capítulo 6 describe el modelo básico de este tipo de
desgarros» persistentes en el ser, en la pertenencia o en la | psicoterapia. Las descripciones específicas del problema
relación que crean separación y oposición entre las tres fuen- identificado pueden revelar tres dificultades: (1) el yo cogni-
tes. Este capítulo sugiere el modo en que la psicoterapia pue­ -ü! t tivo está disociado o desconectado; (2) el yo somático está
de identificar y reparar estas rupturas y desgarros, devolvien­ i i! ij. «descuidado» y «fuera de control», y (3) ciertos patrocina­
gt -
do la armonía a las distintas partes del yo relacional. ©« dores negativos están atacando con ideas alienantes. Así, la
La segunda parte del libro describe las prácticas funda- •terapia de las interacciones del Yo trabaja para reactivar y con-
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LA VALENTÍA DE AhlASL

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servar la presencia y las competencias del yo cognitive, para tenedor ritual. Este capítulo explora cómo proporcionar en
0 aceptar e integrar las experiencias descuidadas del yo somá­ ¡U terapia este recipiente que contenga, bendiga, guíe y anime
¡S
p. tico, y para identificar y diferenciarse de los patrocinadores la transformación positiva de las energías arquetípicas.
n negativos. i
I
A lo largo del libro, la psicoterapia se considera como una
El capítulo 7 examina la relevancia del proceso arquetípi- rigurosa práctica poética, más que una verdad científica y lite­
1 co en psicoterapia. Elaborando sobre la idea anterior de que 1 ral. Así es como Alian Grinsberg (1992) describe el método
>: la vida fluye a través de nosotros, veremos que la vida requie­
n
s-, re que desarrollemos ciertas habilidades, y también veremos
poético:

p que cada forma de ser está representada por una tradición «Los verdaderos practicantes de la poesía son practi­
) arquetípica. Por ejemplo, el proceso de aprender a amar y a
p'" cantes de la conciencia mental, o practicantes de la reali­
h> formar parte de algo mayor que nosotros mismos está conec­ dad, que expresan su fascinación por el universo fenomé­
1 tado con el arquetipo del amante. El proceso de aprender a nico y tratan de penetrar hasta su corazón. La poesía no es
3 '
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diferenciarnos, de establecer y mantener compromisos espe­ mero diletantismo pintoresco ni expresión egoísta de
cíficos, y de mantener unas fronteras concretas está encarna-
n7 •
motivos anhelados que buscan la sensación y la adulación.
)
do'por el arquetipo del guerrero. La transformación de la La poesía clásica es un «proceso», o experimento, un son­
&■

■! , identidad, la curación de las heridas y los cambios de forma deo de la naturaleza de la realidad y de la naturaleza de la 2*
•)
describen aspectos de la tradición del mago/curandero. Y el mente. —ts* s
cometido del arquetipo del rey/reina es proporcionar «ben­ ...Ciertamente necesitasdescondicionar tuacticud, des­ 3
Jf.
i
diciones» y dar un lugar a cada aspecto de la vida, interno o condicionar la rigidez y la tirantez para poder llegar al
y. externo. Veremos que cada arquetipo tiene muchas expre^ corazón de tu propio pensamiento. Esto va en paralelo
) síones posibles, unas positivas y.otras negativas, y que pode­ con las tradicionales ideas budistas de renunciación:
j mos usar las habilidades de patrocinio, amor y otros princi­ renunciar a los conceptos mentales condicionados que me
a pios de las interacciones del Yo para transformar expresiones
negaüvas en positivas.
han sido trasmitidos... esto requiere cultivar la tolerancia
hacia los propios pensamientos, impulsos e ideas, la tole­
j
El último capítulo examina los rituales terapéuticos. Los rancia necesaria para percibir la propia mente, la bondad
j- síntomas se ven como eventos pardalmente arquetípicos que del yo necesaria para aceptar este proceso de conciencia y
u surgen en los momentos en que la persona está pasando de para aceptar los contenidos crudos de la mente.»
a una identidad a otra. Si no cuenta con algún contexto cultu­ ríl
•J ral para recibir y guiar estas energías, es probable que sufra y
1 Un objetivo importante del método poédeo es reconectar
o se sienta confusa. En este sentido, los síntomas se consideran el lenguaje con la experiencia sentida, y liberar el significado
o intentos de realizar un.cambio riaial sin contar con un con­ de posturas fijas. Este es el objetivo del trabajo de las interac-

e. 22
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dones del Yo. que pone su interés en examinar las prácticas
que cultivan el yo relacional, un yo capaz de contener dife­ m
rencias y crear armonías. Espero que anime a practicar rigu­ m Rj*
rosamente una disciplina basada en el corazón, en lugar de
someterse a la tiranía y al engaño de un método basado en ei
dogma. jLee este libro como un poema que te ayude a des­
/■
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pertar y a despertar a los demás! . «Difícilmente bajuna palabra más ambigua y confusa
que la palabra “amor'uSe usa para denotar casi cualquier
£
(j sentimiento qufe-no-5ea de odio y franco desprecio. Lo
abarca todo, desde el amor por un helado hasta el amor
por una sinfonía, desde una delicada simpatía hasta los
s más intensos sentimientos de intimidad. Las personas
r.
t. sienten que aman cuando “están por” alguien. Llaman
amor a su dependencia, y también a su posesividad. De
■;

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hecho, creen que no hay nada más fácil que amar, que la
dificultad reside en encontrar el objeto adecuado, y que
su fracaso cuando tratan de encontrar la felicidad en el
amor se debe a su mala suerte por no haber encontrado la
pareja adecuada. Pero, en contra de este pensamiento
¡
confuso y anhelante, el amor es un sentimiento muy espe­
cífico; y si bien todo ser humano tiene la capacidad de
amar, su plena expresión y realizacion es uno de los logros
Rlj ,
más difíciles.»
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Erich Fromm
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1. UN RÍO FLUYE A TRAVÉS SUYO: PREMISAS


f BÁSICAS DEL YO REIACIONAL
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i «No puedo encontrar el centro,
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i > mi mente inconsciente lo conoce.»
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W. H. Auden
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H «Los seres humanos son discurso. El flujo
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se mueve a través de ti tamo si dices algo como
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calidez debido al deleite del discurso que siem­
ft;¡ pre está activo:»
i. ! J. Rumi
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i Toda terapia está guiada por ideas respecto a cómo funciona
y cómo no funciona la vida. Estos principios a menudo son
i
í implícitos, y tejen el entramado multinivel de una conversa­
•í
3 ción terapéutica. Comenzamos nuestra exposición de la tera­
* pia de las interacciones del Yo con seis ideas que conforman
$
lo que Bateson (en Keeney, 1977, pág. 49) denominó «el
y
entramado del sistema total». Estas premisas se enumeran en
l
[f la tabla 1.1 y proporcionan un modo de pensar, un modo de
1 l;
percibir, un rhodo de experimentar tanto para el terapeuta
I como por el cliente, y un modo de actuar.

5.
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29
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gTEPHEN CILUCAN ffif'
1 LA VALENTÍA DE AMAR

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Tabla 1.1. Premisas básicas oe la terapia de las
INTERACCIONES DEL Yo
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i
1 cliente había experimentado una «sensación sentida» en su
cuerpo con respecto al problema. Esta experiencia no es
intelectual, y no es tanto un contenido emocional como una
a 1. En el núcleo de cada persona exisle un «punto tierno» sensación cuerpo-mente. Como veremos, su presencia es
2 indestructible.
2. La vida fluye a través tuyo, excepto cuando no lo hace.
crucial en todos los aspectos de la terapia de las interaccio­
nes del Yo.
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O —i
3. La vida es genial, pero a veces duele como un infierno.
4. Existen dos identidades en ti: la unidad psicológica
Esta noción del «puntó tierno» original es una alternativa .
a ideas como la del pecado original, o a la'ausencia total de
K-
T
básica es la relación. I ideas. Puede experimentarse fácilmente en un bebé o en un
5. En el mundo existe una inteligencia mucho mayor que tú. niño pequeño. Todo el mundo ha tenido la experiencia de
> 6. Tu camino es únicamente tuyo: eres un «desviado» sentirse «emocionado» por la presencia de un bebé. Es algo .
incurable. h. que también podemos sentir cuando la persona está murien­
.1 do y sus defensas y máscaras han comenzado a disolverse.
I í
7 • i Cuando esto ocurre, la habitación y todos los presentes sue-
.) PREMISA 1: EN EL NÚCLEO DE CADA | len sentirse tocados por un sentimiento extraordinario. Esta ? *
’)

PERSONA EXISTE UN «PUNTO TIERNO» i experiencia es lo que Milton Erickson (1962/1980, pág. 345)
INDESTRUCTIBLE í llamó «ese sentido vital del ser individual que a menudo se
| pasa por.alto».
Chogyam Trungpa (1984) usó el término «punto tierno y José Ortega y Gasset, el filósofo español, hablaba de esta
j: delicado» para describir el aspecto central de la presencia - sensación en una conversación con un amigo. Estaban
humana de cada persona. También hay una serie de nombres á. hablando de la mujer a la que Ortega amaba, y su amigo le
que se emplean pára indicar lo mismo, pero son portadores preguntó por qué la amaba. Ortega replicó: «Amo a esta
de otros matices, como el centro de una persona, su atma, su ¿. mujer porque ella es esta mujer y ninguna otra. Es a esta mujer
J bondadfundamental, su yo interno o su esenáa. La idea básica es ? a la que amo.»
J que todos podemos llegar a conocer esta presencia humana } La idea de un centro o punto tierno es un aspecto central
central a través de la sensación sentida. ¿ del trabajo de las interacciones del Yo. Por definición, los clien-
El término «sensación sentida» fue introducido por | tes se sienten atrapados en formas de pensar o de actuar que
J Gendlin (1978). En su invesdgación psicoterapéutica lleva- v les resultan dolorosas e insatisfactorias. En el área problemáti-
3 • da a cabo en la Universidad de Chicago, Gendlin descubrió i ca, sus marcos de referencia no les conectan con sus puntos
que el mejor predictor del éxito de una sesión de terapia, ¡f fuertes, con sus recursos y su confianza. Cualquier cosa que
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independientemente de la orientación de la terapia, era si el i hagan para intentar resolver el problema no consigue sino
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S¡. LA VAJ,b.N 11A OE AMAR

empeorarlo. Esto sugiere que han perdido la conexión con su A medida que el terapeuta siente el centro del cliente, su 3
centro, con sus antiguos modos de conocer, con el lugar don­ presencia se abre. Es como sintonizarse con el ritmo de un
de se pueden sentir renovados, capaces y confiados. tambor o con una presencia energética. Este proceso requie­
El hecho de haber perdido él propio centro no significa, no re que el terapeuta encuentre y sienta el lugar correspon­
obstante, que éste esté ausente. Citando una conocida frase; diente dentro de sí mismo. En otras palabras, el terapeuta usa
«Despídete cuando quieras, pero nunca vas a poder irle.» En su centro para guiar las actividades. El propósito principal de
otras palabras, cu atención puede alejarse de tu centro, pero tu este método es mantenerse conectado con la persona de un
centro siempre está donde está. modo dinámico, momento a momento. Es importante rela­
Una de las mejores pruebas de la presencia activa de uno jarse y mantenerse abierto tanto al cliente como a únb mis2^'
de estos centros es el dolor que la persona experimenta. La t mo, de modo que distintas comprensiones, sentimientos y
experiencia de un síntoma está asociada con una experiencia conversaciones puedan moverse por los circuitos relacióna­
central de dolor en el cuerpo. Este dolor marca el punto y les orgánicos establecidos entre ambos. Esto es parecido a
revela la presencia del centro. Es posible que no haya pala- una situación en la que dos músicos tocan juntos o a una
i *

bras; es posible que no haya ningún reconocimiento en abso­ charla entre amigos. Las notas o las palabras cambian, pero
luto, pero el centro existe. Asumimos que tal sufrimiento es la armonía subyacente y el ritmo se mantienen.
parte de un proceso de «despertar»: la xñda siempre atravieso, el El d<{asentamiento5yuda a calmar tanto al terapeuta como
punto tierno, ayudando a la persona a despertar más plenamente a al cliente (véase Richards, 1962). Permite enfocarse delicada­
su propia bondad y a la bondad del mundo. Los intentos de igno­ mente y conectar con los aspectos no condicionados de la pre­
rar o de corromper el punto tierno generan.sufrimiento. sencia de la persona, como su respiración y el latido de su cora­
;• Cuando se presta la atención adecuada al sufrimiento, la per­ zón.1 Esto es particularmente útil para liberar la fijación en
sona crece y se transforma. posiciones ideológicas rígidas, tanto del terapeuta como del
Así, el terapeuta empieza por desarrollar una sensación cliente, promoviendo así una reladpn-másjflexible y honesta.
sentida de este centro. Como veremos, esto resulta más difí­ Ahora podemos añadir la^ntencionalidad^La intención
cil con algunas personas que con otras. A menudo la historia
que nos cuenta el cliente aleja la atención de nuestro centro, 1. La noción de un aspecto no condicionado, como la respiración o el
por lo que uno tiene que tener cuidado de no escuchar las latido del corazón, simplemenie significa que estos aspectos están presen­
palabras demasiado literalmente. Sintiendo los tonos y las tex­ tes en todas las condiciones de la vida. Esto contrasta .con cualquier con­
ducta, pensamiento o sentimiento que sea condicionado, es decir, que sólo
turas, el terapeuta recibe la historia y es capaz de sentir el P
ocurre bajo ciertas condiciones. En este caso se sugiere que «lo no condi­
lugar del cuerpo del que la historia desvía la atención. Como ti • cionado triunfa sobre lo condicionado», es decir, si puedes mantenerte
veremos, habitualmente se trata de la zona del corazón, el conectado con un aspecto no condicionado, lo condicionado perderá su
plexo solar o el vientre. carga negativa.
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del terapeuta que sigue este enfoque es unirse a su cliente % deque esta «depresión» centrada en su vientre era en reaii-
a para ayudarle a tomar conciencia de cuáles su objetivo. El k dad parte de la solución (no toda la solución, sino un ele-
O terapeuta asume que el cliente está «dispuesto a hacer algo | mentó crucial de la misma). Otra idea anexa era que, por las
O grande». De hecho, ya se está moviendo en una nueva direc­ | experiencias de violencia o descuido, él había aprendido a •
' ción, y esto es importante, pero de algún modo su progreso . rechazar el conocimiento que este «punto suave y delicado»
se está tiendo dificultado. Cuando el terapeuta siente la cone­
1 xión no verbal, su curiosidad respecto al lugar hacia el que se
I' le proporcionaba.* Ahora más que nunca, este otro aspecto
!- de su yo (al que llamaremos «yo desatendido») insistía en
. dirige el cliente puede traducirse en un apoyo positivo a cada £ seguir cierta dirección. Las prácticas para estar centrado le
.O uno de sus movimientos. La idea es que el yo interno del 3: • ayudaron a aceptar dicha dirección en lugar de luchar con-
1 cliente ya le está guiando por un camino positivo, pero su ).■' tra ella, y pudo sentir curiosidad por cómo contribuiría a su
aprendizaje previo, su educación, le lleva a rechazar, ignorar, í crecimiento. En realidad, el «yo en recesión» situado en el
o intentar negar esta expresión surgida de su centro. Ésla es j, vientre era una llamada a entrar dentro y a reconectar de una
La base del sufrimiento persistente que experimenta el cliente. manera diferente antes de dar el paso siguiente, que consis­ ♦-
}
) Por ejemplo, uno-de mis clientes era un hombre de poco v- tía en presentar activamente las nuevas y reveladoras cancio- ? 'i
más de 30 años, un destacado músico y escritor. Era inteli­ nes que había escrito.
gente, sensible, y tenía un gran sentido del humor. Había &
escrito cientos de canciones, muchas de ellas muy buenas.
2. The Living Webster Encyclopedic Dictionary define «violencia» de la ^
Pero cada vez que pensaba en publicar o en tocar sus cancio­ !í:
manera siguiente: «fuerza intensa o severa; tratamiento o acción severo e
.7 nes en público, se sentía abrumado por lo que él denomina­ injurioso; un ejercicio injusto de poder o fuerza; un acto de violencia; vehe­ i
j ba «la recesión hacia la depresión». Este proceso incluía un mencia desordenada en la expresión o el sentimiento;' una distorsión o
"5.
i intenso dolor en su vientre, así como autocríticas negativas ii: mala interpretación del contenido, significado, o intención». Asimismo, /.
por estar «resistiéndose», por «sentirse forzado», y por «no define «trauma» como: «Del griego trauma, herir,'patología, una herida; una
!• lesión corporal producida por violencia o por algún tipo de choque; la con-
-3 estar dispuesto a afrontar la realidad». Estos procesos son par­
dición producida por lo anterior; traumatismo; psicología, un estado desor-
te de los textos que acostumbramos a usar para deshumani­
J zar y violar las expresiones procedentes de nuestro centro.
'j| denado o alterado, bien mental o conductual, que es el efecto de algún üpo
j|l de tensión o lesión, y cuyo efecto a veces dura toda la vida.» Si bien las pri­
Esto hacía que se sintiera «deprimido» durante muchos I’ meras definiciones de cada palabra ocurren comúnmente, las segundas son
O meses. El tenía la esperanza de que la terapia le ayudara a j aún más habituales y están más extendidas. La idea aquí es que la violen­
J superar su «resistencia» y su «¡nfantiltdad». cia, bien física o psíquica, es un suceso relaciona! que lanza un hechizo o
maldición sobre una persona que puede durar mucho tiempo. Uno de los
Asumiendo que el dolor venía de su centro, e impulsado
t->, principales efectos de esta maldición es el alejamiento del pumo tierno, lo
por ía curiosidad, seguí algunos de los caminos descritos ante- cual dene consecuencias devastadoras. En este sentido, cada síntoma reve-
o . riormente para conectar con dicho centro. Me guiaba la idea ¡ la y recrea un acto de violencia.

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Por tanto, estamos diciendo que la sensación sentida del fe la vida fluya a través de ti y te guíe. Los artistas suelen hablar
centro que caracteriza al yo somático es un lugar de conoci- de la importancia de «dejar que las cosas ocurran». Ésta tam­
I

/ Ai*' jnjentq desde^l qiie responder eficazmente aj mundo._Cuan- bién es la idea clave del trabajo hipnótico. O del arte marcial
n> }f' ,o ■ do se pierde la relación con este centro, surgen los problemas. aikido, donde se dedica mucho tiempo a cultivar la capacidad
{
i Es posible que cuando la persona reconecte con su centro sur­ m
jan -nuevas experiencias, comprensiones y conductas.
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&
de sentir el «ki» o «fuerza de vida universal» que fluye a través
de d y te conecta con los demás. Asimismo, el terapeuta pue­
ÁS' / de alcanzar un enfoque relajado y disciplinado en el que los
8
pensamientos, las imágenes, los sendmientos, y las sensacio­
PREMISA DOS: ÍA VIDA FLUYE A TRAVÉS nes vayan circulando, aportándole sugerencias, direcciones,
TUYO, EXCEPTO CUANDO NO LO HACE recursos y otras indicaciones que sin duda serán de ayuda.
Esta noción de la vida fluyendo a través de nosotros dene
«En cuanto vemos nuestro lugar, nuestra í: dos aspectos. Uno es la sensación sentida de una presencia
parte del mundo, como rodeándonos, ya hemos energédca o espíritu que fluye a través.de todas las..cosas. Sen-
establecido una profunda división entre ella y dr esta presencia nos proporciona armonía y conexión. Los
nosotros. Hemos renunciado a la comprensión
músicos, los atletas y los buenos amigos conocen bien esta
- —la hemos alejado del lenguaje y por tanto del
R. sensación. Cuando alguno de éstos sufre la maldición de la
pensamiento— de que la tierra entra y sale de
nuestros cuerpos, tai como nuestros cuerpos 1 separación o de una contracción muscular, se siente depri-
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entran y salen de la tierra.» j| mido o cada vez más abrumado por una presencia aparente-
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Wendell Berry
1
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' mente externa.
El segundo aspecto es una dinámica psicológica: todas las
experiencias básicas del ser humano te visitarán una y otra vez.
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b Una de las principales razones para sentir el centro es que a No hay nada que puedas hacer para evitarlo: simplemente por
•); través de él se mueve el río de la vida. El Yo se extiende hacia el hecho de estar vivo te sendrás tocado repeddamentepor la
\ el mundo yel mundo entra en el a mavés de] punto tierno, tristeza, la felicidad, la ira, la alegría, la decepción y así sucesi­
j. que es una puerta entre dos realidades. Esta circulación psí­ vamente. Nadie escapa a tales experiencias, pero cada perso­
b quica omnipresente queda especialmente patente en los na —así como cada cultura, familia, o relación— desarrollan
niños. ¡Parece que cada experiencia conocida por la huma­ modos pardculares de entenderlas y de relacionarse con ellas.^
nidad fluye a-través del niño al menos dos veces al día! El niño Algunos de estos modos son údles y permiten el crecimien­
¡! experimenta todo tipo de emociones, pasa por muchos esta­ to. Otros resultan inútiles y producen lo que podemos deno­
dos psicológicos diferentes y aprende muchas cosas. minar un sufrimiento ineficaz. Nuestro desafio consiste en
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Asimismo, el proceso artístico hace hincapié en dejar que .ayudar a la gente a desarrollar modos de aceptar, de «estar
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con», y de aprender de cada experiencia que la vida pone en harán unos a otros, pero ellos han convergido en mí, y yo
*! i su camino. ya estoy involucrado en conversaciones, discusiones e
La idea del río de la vida fluyendo a través de_nosotros sig- incluso en peleas con ellos. Hay momentos en los que les
z^rn^ca que no hay una única imagen que pueda definirnos. £1 digo: iros de aquí. Dejadme en paz. No sois adecuados para
\fo‘no es un «niño interior herido», «una anciana sabia», ün mí y yo no spy adecuado para vosotros. Esto me resulta
1'"^ . . . ..........
superordenador inconsciente, ni ninjguna otra metáfora o demasiado difícil. No soy la persona adecuada. Id a otro.
«cosa». Se necesitan múltiples descripciones para poder abar- Aveces insisto, el tiempo pasa, ellos pierden-interés. Es
!
1 cario y cada una de ellas es una metáfora poética; ninguna posible que se vayan realmente a visitar a otro escritor, y
i? constituye una forma literal o exclusiva. Cuando una metá­ entonces no escribo nada.
¡\ V
: fora se u^ literal o_exclusiyamente, tiend.en a surgir proble­ Pero a veces ellos persisten, como por ejemplo la Han­
mas. Volveremos a esta idea una y'otra vez. i nah de Michael: ella me dio la lata durante mucho tiem­
I-, •
V Cuando sentimos que la mente fluye a través de nosotros, po, no estaba dispuesta renunciar.' Y me dijo: “Mira, estoy
\ entendemos que nos interconecta a todos. La mente no es algo aquí, no te voy a dejar en paz, o bien escribes lo que te
5
que esté contenido dentro de ninguno de nosotros. En las tra­ cuento o no vas a estar tranquilo.”»
1
■) diciones artísticas y meditativas, y también en la hipnosis, uno
de los procesos cruciales consiste en experimentar que el pro­ . Asimismo, podemos considerar que la vida de la psique
' ■J ceso mental es una simple ocurrencia; por tanto hemos de —y la historia de la humanidad— fluye a través de cada per­
; 'i- encontrar el modo de aceptar y de vivir lo que esté ocurrien­ sona. Bromeando, a veces digo a los clientes: la vida te persi­
1 do. Desde este punto de vista, la mente pulsa a través de ú, sugi­ gue. Podríamos decir que ella quiere que crezcas y te desa-
^ ■>};

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riendo un camino de desarrollo tamo universal como particu­ j. rrolles hasta alcanzar tu plena madurez y singularidad. La
lar. Te proporciona toda las experiencias necesarias, tanto vida te provee experiencias y relaciones siguiendo una
i'-' agradables como desagradables, para llegar a ser más plena­ secuencia evolutiva para permitir que se produzca este crecí- . ..
■ Ir
mente humano. Tu misión, siempre que decidas aceptarla, es miento. £i reto*es desarrollar prácticas para darles la bienve­
aprender a leer y a cooperar con estas «sugestiones» mentales. nida, e'scuchiar profundamente, aceptar, comprender y expre- ___
Una vez más, esta visión es similar a las descritas por los artis­ sar cualquier cosa queja vida nos ofrezca.
tas. Por ejemplo, el novelista israelí Amos Oz (1995) comentó: 1
P
En este proceso, prestar atención al punto tierno del alma
í puede ayudamos de mufibas-gianeras. La práctica de centrar­
«Cuando me siento a escribir una historia, ya tengo ^ la nos puede reconectar <da mente»1 o lo que llamamos él yo cog>
r
m1 gente, los “personajes”. Generalmente hay un hombre o
una mujer en el centro, y los demás le rodean o están fren­
|
|;
V^nitivoJ^es decir, las narraciones, los marcos de referencia y las
decisiones de la persona— con el|«cuerpo», o Iq que Uamare-
Hí te a él/ella. Yo aún no sé lo que les va a ocurrir, lo que se f: imdgd yo somático^r-esdecir, la sensación sentida natural y la

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s LA VALENTIA DE AMAR
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presencia arqueü'pica—. Esto ayuda al terapeuta a sentir la $ ejemplo, la terapia tradicional suele enfocarse en el sufri-
bondad implícita de cualquier experiencia que le esté OCll- . miento y el dolor de la persona, y pasa por alto los puntos
'•
rriendo a la persona, y le permite sugerir a sus dientes que pue-' §SI\ fuertes, los recursos v la felicidad_del mundo del cliente. Los
Sg&í 1' 1 M»
den confiar en un lugar profundo y no-cognitiyo oculto en su métodos orientados hacia la solución y otros planteamientos
interior. La práctica de centrarse fomenta una actitud de cuno- m?*• contemporáneos corren el riesgo de ignorar y rechazar el
^sidady aceptación. e¡ contro. i sufrimiento de la persona y del mundo. Como nos recuerda
X sobre todo, nos despierta al misterio de la vida, abriéndonos k
* DengMing-Dao (1992):
a la sensación de que no somos sistemas cerrados, sino sistemas
abiertos y en relación con presencias mayores que nuestros «A veces ló que aprendemos no es agradable. Con el
K-
egos. Entonces la vida de cada persona es un tapiz en evolu-, • aprendizaje, vislumbramos la vida tal como es realmente,
&
ción, entretejido con hilos orgánicos que atraviesan el punto cr y a veces esto es difícil de soportar. Por eso el progreso
central. Cada vez que el terapeuta se sienta con un cliente, se espiritual es lento: no porque nadie nos cuente sus secre­
pregunta qué nuevos hilos están emergiendo, y después trata tos, sino porque debemos superar el miedo antes de en­
de darles los nombres adecuados y de hacerles un sitio. tender las situaciones.
Pero tengo que advertirte que, a medida que la vida fluya ii En toda vida hay un nivel subyacente de terror, de sufri-
a través tuyo, a veces te traerá experiencias difíciles o abru­ . miento, de dolor. En lo profundo de todos nosotros exis­
madoras. Por eso tenemos la capacidad de cerrarnos alrede­ ten intensos miedos que hacen que muy pocos estemos
í;
dor del «punto tierno», para protegerlo de cualquier daño. El enteros. Los terrores de la vida nos persiguen, nos atacan,
r
problema es que cuando nos cerramos, nos desconectamos dejando profundos cortes en nosotros. Para amortiguar
del pulso de la vida. Así, uno de los principales objetivos de la sus golpes, perseguimos la belleza, coleccionamos cosas,
¡i.
terapia es ayudar a la persona a volver a abrirse al mundo, y al nos enamoramos, tratamos desesperadamente de ha­
mismo tiempo aprender nuevas habilidades de relación para cer que las cosas duren. Creemos qué la belleza es lo úni­
i:
poder disfrutar cada experiencia que la reconexión le aporte. co que merece la pena en esta existencia, pero no puede
É’ tapar la maldición, la violencia, la aleatoriedad y la injus­
ticia.»
PREMISA TRES: LA VIDA ES GENIAL, PERO
AVECES DUELE COMO UN INFIERNO Cuando estamos dispuestos a aceptar cada momento tal
como es —viviendo la vida en sus propios términos— sen ti­
El río de la vida trae sufrimientos y alegrías. En terapia es cru­ mos que nada es permanente, que el cambio ya está ocu­
cial ser capaz de sentir y de estar con ambos. Resulta fácil que­ 7 rriendo. Desarrollamos la práctica que los budistas llaman la
darse atrapado en uno de los aspectos e ignorar el otro. Por i'; j<atención al instante presente». Es una habilidad práctica
us.
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.'n-.i-nrAji'.á'u.. ____............
40 41

N
STEPHEN CILLICAN LA VALENTÍA PE AMAR

£
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a • que se puede aprender y es de enorme importancia en psi­
coterapia. Requiere una delicada sobriedad, estar dispuestos
; límites. Es posible que hagan falta años, o incluso generacio­
nes, pero la experiencia negativa seguirá retornando hasta que la
*5 a absorber cada experiencia y después soltarla. Esta atención
i*
a al instante presente no es tanto un «hacer» como un «estar con» que fijh.
presencia humana pueda entrar en contacto con ella, con amor y
aceptación, e integrarla. Cuando no hay presenciá humana
3 precede a la acción eficaz. No es ni sumisión pasiva ni resistencia^ #6j|.;' madura que pueda entrar en relación con la experiencia, el
3 activa, sino un aprender a vivir y a amar en permanente com­ ¡; proceso parece estar «fuera de control» y sentimos que debe-
promiso con la no-violencia. Cuando desarrollamos el enten­ l mos liberarnos de él, asumiendo lo que Sam -Keen (1986)
dimiento a partir de la experiencia, puede emerger lo que los [jt- ' ha descrito como las «caras arquetípicas del enemigo». En
budistas llaman la «acción justa». Se trata de una expresión >. terapia, las caras del enemigo incluyen a «otros despersona-
*gj
no-violenta surgida de nuestro centro que responde eficaz­ 9k?. fizados», como la «ansiedad» y la «depresión». Muchos tera-
;
mente a los distintos aspectos de una circunstancia dada. ÍMíi peutas sienten que no sólo está justificado, sino que están
)
Como nadie llega nunca a estar perfectamente centrado, .j. obligados a borrar cualquier presencia a la que se atribuya
muchas de nuestras respuestas vienen de fuera del centro. nombres tan impersonales. La terapia de las interaccidnes del
) • Como dice un viejo proverbio griego, abandonamos nuestras Yo asume que esta actitud violenta hacia el «otro» es la base •.
almas más de 100 veces, no, más de 1.000 veces cada día. £1 de nuevos sufrimientos.
• ) problema se presenta cuando dejamos de volver a nuestro
centro. Por ejemplo, es posible que perdamos la capacidad
I Para identificar el «yo desatendido», basta con decirse: «Si v
¡ y de relacionarnos con la experiencia y «nos convirtamos» en j|
tan sólo pudiera no hacer o experimentar X, entonces mi vida fun-
donaría.» «X» marca la respuesta no integrada. En esta clase £
,
-.)
ella o nos identifiquemos con ella. En terapia decimos que ! I de terapia indagamos en este «yo desatendido», y—en parti- i

nos hemos quedado atascados en un estado emocional, o en j cular— tratamos de localizar dónde lo sentimos en el cuerpo.
•. l algún proceso a la hora de expresar material reprimido. O |h- Es posible que esto no esté claro inmediatamente, puesto que i—-
podríamos ü'atar de negar la relación con la experiencia a tra- | £;’•. la persona «ha salido de órbita» para protegerse y no estar en
vés de la disociación, la proyección, la negación, la intelec- i . relación directa con el sufrimiento. En posteriores capítulos
X tualización, la violencia y así sucesivamente. En este caso, el 3 || examinaremos cómo sintonizar y trabajar con este Yo desa-
yo que presenta la persona —por ejemplo, el crítico— es ¡p- tendido.
-'i'- opuesto a su experiencia —por ejemplo, siente miedo—; W:
.j1 ^^¿sck^s una compensación o negación de la experiencia I¿
Hay muchos miedos y procesos autopunitiyos agrupados
en torno al dolor del punto tierno, y porjssp es importante
primaria (rechazada). | proceder con sensibilidad. Veremos que, en primer lugar, el
El problema es que una respuesta no integrada continúa i terapeuta conecta con el centro del cliente y con el suyo pro-
‘ ' repitiéndose hasta que la integramos. En este punto, la natu­ i| pió como base desde la qtie responder. La conexión con un
3 raleza parece tener una paciencia infinita y una crueldad sin aj; centro no cognitive es especialmente útil para no dejarse
3 [i-
0
O 42 . 43 -
3 sir
LA VALENTIA DE AMAR

a
atrapar en las historias y en los juicios que el cliente exprese y puntos fuertes...Evidentemente,juna de las bases del pro­
respecto a sus experiencias. Esto permite al terapeuta sentir blema es que cuando la persona sufre, se olvida del resto de
dónde está centrado el sufrimiento del cliente, y después i L . ^ - _f- t_l'.

^su vida. Las conversaciones terapéuticas en que se tratan tan­


» »•— . .. ^ - - -I jlj ,1 L_1 - -

abrir el lugar correspondiente en sí mismo. Por ejemplo, si el to las heridas/fracasos como las competencias/recursos de la
R:
cliente describe un dolor en la zona del corazón, el terapeu­ persona crean la experiencia de mantenerse en contacto con
8;
ta abre su propio centro corazón y se mantiene delicada­ ambos aspectos simultáa&aroeate. Esto inicia lo que Jung
mente conectado con él. Esto es al mismo tiempo una medi­ (1916/1971) llamo la función trascendente^que integra los
da terapéutica y de autoprotección, porque cada experiencia \ f supuestos y es otro ejemplo significativo del yo relaciona!.
que le ocurre al cliente abre algo en el terapeuta. Por ejemplo, si j Parece que resulta muy difícil hablar del sufrimiento. Por
el cliente comparte su tristeza por haber perdido un hijo, el ] una parte, la gente tiende a trivializarlo, o a desconectarse de
terapeuta sentirá una tristeza comparable. Este-sufrimiento él, creyendo que pueden evitarlo mediante cierta ideología o
compartido es, por supuesto, la base de la compasión, sobre práctica. Por otra parte, puede ser objetivado y considerado
el que se fundamenta este enfoque de la relación terapéuti­ parte de la propia identidad, siendo usado como base de la
ca. Pero, aunque el terapeuta experimenta sufrimiento, no i1 autoflagelación o del auto odio. Ninguno de estos extremos
asume las historias autonegadoras en torno a él.3 Esto abre la \ resulta útil. Thomas Merton (1948) decía que no se había
posibilidad de cambiar y mantener una relación amorosa con hecho monje para sufrir más que el resto de la gente, sino
el dolor experimentado. En otras palabras, en lugar de sentir
I- para sufrir más eficazmente. Sufrir eficazmente significa que
miedo o decepción con respecto a la tristeza, el terapeuta se reconoces y aceptas el sufrimiento como una parte inevitable
relaciona con'ella con amor y curiosidad. El sufrimiento y valiosa de la vida en el mundo, y de tu maduración como
ii
11i se acepta como una base importante desde la que incremen­
tar el amor por uno mismo y por los demás. Esto, a su vez,
% persona. No es necesario analizarlo psicológicamente.ni con-
siderarlo con pe na o sentimentalismo; sin embargo, negar su
¡i incrementa nuestra fortaleza, flexibilidad y capacidad de res­ *
presencia puede resultar muy costoso. Por lo tanto, el reto
4 N 1~- If ~~l~ '* ....... n

puesta a los múltiples retos de la vida. K- consiste en saber tocarlo, nombrarlo y trabajar con él eficaz-
-í'
te?. Cuando lidiamos con el sufrimiento jle una personajes _ ií mente sin aferrarse a ideas rígidas ni a otras estrategias de
fe igualmente importante tener en cuenta sus alegrías, recursos i;
ñ‘
control compulsivas.
i
ii La prueba de lo apetecible que es el pastel está en comér­
f. ¡—
3. La ide^aquí es que un síntoma incluye: (l^jina experiencia de sufri­
selo. En el sufrimiento eficaz, la experiencia cambia y el auto-
B; amor se profundiza, abriendo el corazón de par en par a una -
miento', (2)_marcos cognitivos o historias sobre el significado de sufri­
u
ft
miento, y (3)yeaccÍones conductuales (como represión o expresión vio­ ternura más profunda y a una mayor estabilidad. Como dicen
lenta) de Yaexperienda. Estos niveles suden estar indiferenciados en un los budistas, el corazón está hecho para que se rompa una y
síntoma. El terapeuta trabaja para diferenciarlos. otra vez. Yno para que quede destrozado, sino para que pue-

Bi­ ___ •
ll.
44 R. - 45
STEPHEN CfLUCAN
LA VALENTÍA DE AMAR'

i
¥•
da abrirse a una mayor conexión con uno mismo y con el ^ cabez^'y está más basado en ei^lenguaje social-cognitivo-con-y
mundo. En el sufrimiento ineficaz, la identidad se endurece || | rductual;,es el qu entorna decisiones y estaoiecesigniRcadosT \
:J
y las posibilidades se cierran'. Buena parte .de este libro está
b dedicada a examinar el papel del sufrimiento eficaz^cn psi­ (•
estrategias, evaluaciones y secuencias temporales. Desarrolla 'j

•o coterapia.
-J
una descripción de las propias competencias, preferencias y /
i- valores. Como veremos, habitualmente el yo cognitive pre- /
p domina, excepto cuando nuestra preocupación principal es j
D la autoidemidad: por ejemplo, en casos de trauma, en sitúa- j
p PREMISA CUATRO: EXISTEN DOS I dones de transición, durante las expresiones artísticas o las
i
-r> IDENTIDADES EN TI: LA UNIDAD
PSICOLÓGICA BÁSICA ES LA RELACIÓN
i experiencias religiosas. En momentos así, los sentimientos
b
í:
: profundos y los procesos arquetípicos del yo somático surgen
con más fuerza. La terapia es ei proceso de entender las con-
D Hasta ahora hemos indicado explícitamente la existencia de tribuciones arquedpicas de este yo somádeo y trabajar co
D un «punto tierno y delicado».en el núcleo de cada persona. | ( ellas.
P Yhemos dicho que la vida, en todas sus formas y valendas, fiu- I Si una persona sólo se idendfica con el yo cognidvo, se -
P jy^a través de este centro. Es la base de lo que llamaremos la I sentirá ajena a la vida que «se mueve en su vientre», y predo-
b
o./ modalidad arquetípica del yo somádc^l puesto que recurre a | minarán el miedo y los intentos ineficaces de controlar. Si la .

V:y
'las experiencias colectivas del ser Humano. Por ejemplo, i persona se identifica exclusivamente con la condnuidad de
D supongamos que una pareja en terapia está abordando inten­ I la experiencia o con el yo somádeo, se sentirá atrapada por la
t-
samente ciertos temas relacionados con la indmidad. A un
i nivel, sus esfuerzos y su lucha son exclusivamente suyos. A
R emoción, el trauma y la fantasía, y le ocurrirá lo que los jun-
| gianos llaman «la inflación del arquedpo». reladonal es
ip'i otro nivel, esta situación es arquetípica: representa estas mis­ tener la experiencia de ambosyo simultáneamente, sin identificarse
p mas luchas en la historia colecüva de las relaciones íntimas. I, con ninguno de ellos. El yo reiacional es no-local: no está «en el
9 .Independientemente de quiénes sean los individuos, en la ■■ yo cognidvo ni en el yo somádeo». Como muestra la figura
J convivencia íntima se producirán tensiones. Al aceptar y í. 1.1, es el campo que condene, y el espíritu que conecta, a ios
entender este nivel arquetípico, también podemos obtener jjr disuntos yo. Cada persona es una relación entre diversos yo,
D
I-
• guía y recursos del consciente colectivo. Veremos cómo el ji?- más que la posición exclusiva de un yo determinado. Asimis-
hecho de conectarnos con el centro del yo somático permite | mo, el yo reiacional es un campo comparado con otras per-
p
que emerjan algunos de estos recursos arquetípicos.
p Además del yo arquetípico (somático), con el tiempo se
j!.
|
sonas para poder sendr y plasmar de muchas maneras la uni-
dad más profunda con los demás.
p desarrolla un segundo yo, una segunda identidad en cada
persona. Este segundo es el yo cognitive, que vive más en ia
iB
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9
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O
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46 -•47

LA VAJ-hN I LA UK AMAR
£»
g;
I 5
sencia humana (o «mente») para transformarla en «essen»,
I
o expresiones humanas. La naturaleza de la energía fressen
■te' puede verse en la alegría espontánea, en las pataletas, en el
Yo
arte expresivo, en los lloriqueos, en la bondad inocente y en
cognilivo
I la crueldad inocente del niño. Se hace aparente en expe­
riencias psicológicas como la ira intensa, el miedo irracio­
í!• nal, las conductas compulsivas y los síntomas psicológicos.
Yo
somático K También está presente en los fenómenos naturales, como
las tormentas, los días soleados, los animales y las flores, en
Yo '< las celebraciones salvajes, la sexualidad intensay los mítines
relaciona! [:*
¡Á'i políticos. Unas veces la energía fressen es preciosa, otras
¡ veces es horrible, y en ocasiones ambas cosas a la vez. Las
energías fressenson portadoras de los ritmos del tiempo y del
i •
Figura 1.1. El vo relacional cambio, y también de las formas arquetípicas de los apren­
¡sr
•ÍI dizajes generacionales.
¡ ? &
Lt Las formas arsenson las tradiciones, estilos y prácticas que
• •«i El yo relacional ya ha sido descrito anteriormente en
a se han ido desarrollando dentro de una cultura, grupo, fami-
&1,. diversos contextos. Seymour Epstein (1994) revisó una am­
•L/;; •í; lia, o persona para recibir, moldear, comprender y expresar
plia serie de investigaciones que proponen un modelo de ser íjt¡ las energías fressen. Como veremos, una forma essan puede ser
I-Si humano basado en el doble procesamiento o la «doble men­ útil o no para sus usuarios. Las formas inútiles producen sufrí-
te»; William James lo describía usando la metáfora «jinete/ca­ ]¿' miento y la necesidad de encontrar otras nuevas.
ballo». Las buenas relaciones padre/hijo o profesor/alumno También veremos las tres relaciones que pueden estable­
81-
fin
encarnan este modelo, y el arte lo eleva al nivel de máxima
K
5 cerse con la «energía fressen»: podemos darle una forma rígi­
hermosura.
í g da y opresiva, podemos ignorarla y dejarla a su aire, y también
tf Podemos hallar un modo de entender que la conexión podemos patrocinarla y cultivarla para convertirla en expre­
fi
I entre el yo somático y el yo cognitive despierta el yo relacio- sión artística. En el aikido, a estos tres estilos de respuesta se
hal en las dos palabras empleadas en el idioma alemán para les llama lucha, huida o flujo.' Este tercer camino, el camino
í- comer: «essen» y «fressen». Fressen es comer como un animal; ■ ’ j j¡* medio, es el que debemos potenciar en esta forma de terapia.
essen és comer como una persona. Usando esta distinción de Requiere que prestemos atención al momento y que ofrezcamos un
/, manera más general, podríamos decir que partimos de la' I patrocinio maduro.
V

íi energía «fressen» (o «naturaleza») y después añadimos la pre- «V-


¡5 f■r
■í .. ....i UVJ.—,
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bTKPHKN CILL1CAN LA VALENTIA P£ AMAR

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!a Eiiergía fressen + patrocinio —
1;
? la ni oprimirla. Reconoce la «otreidad» del otro, al tiempo
expresiones artísticas humanas que mantiene la relación. Éste es el desafío que tienen ante
r-n
fr La capacidad de patrocinar y apoyar es la habilidad fun­
| sí el padre, el terapeuta, el artista y el atleta. También es el
desafío que afronta todo individuo que trata de crecer:- cómo
p.
n
t
damental del amor maduro, y por eso insistimos tanto en sus |i aceptar y trabajar con lo que se nos ha dado naturalmente
n bondades a lo largo del libro. (P<ir ejemplo, en el capítulo 5 k para refinarlo sin que se vuelva rígido. Así, cada momento es
■ ">
se describen trece habilidades prácticas de patrocinio que I úna oportunidad para patrocinar la vida en uno mismo, en
son relevantes en el ámbito terapéutico.) Vamos a describir los demás y en el mundo.
•i’
dos tipos de patrocinio: el positivo y el negativo. Como mues­
•i tra la tabla 1.2, el patrocinio positivo consigue tres cosas. Des­ í.
. ) y Tabla 1.2. Resultados del patrocinio positivo
i'.' pierta la conciencia del yo, despierta la conciencia del mun­
) do, e introduce habilidades y prácticas para foijar una ;
V> 1. Despierta la conciencia del yo: su bondad, sus dones y
> %
relación generativa entre ambos. Como se ve en la tabla 1.3, \ sus anhelos.
r ti
el patrocinio negativo tiene el efecto opuesto. Por ejemplo, j 2. Despierta la conciencia del mundo: su bondad, sus
) el descuido o la violencia (1) alejan a la persona de su propia j dones y sus anhelos. • ‘ ‘
y) - bondad, (2) le convencen de que el mundo es un lugar terri- | 3. Introduce habilidades y tradiciones para desarrollar el yo-
ble, sin amor y donde no hay ningún lugar para ella, y (3) en-el-mundo y la palabra-en-el-yo: trata de cultivar la
>
i*- ) introducen prácticas relaciónales denigrantes. Excepto don­ l felicidad y transformar el sufrimiento.
de se indique de manera explícita, nuestra exposición del i a
I? patrocinio en el ámbito terapéutico abordará los principios y I Ií-,
prácticas del patrocinio positivo. Veremos que tanto el yo 1 Tabu 1.3. Resultados del patrocinio negativo
como muchas otras personas, instituciones y entidades pue- 1
i,
den proveer patrocinio positivo y negativo. También veremos j n 1. Ignora o corrompe el yo, apagando la conciencia de su
) que, en ausencia de un patrocinio positivo, los patrocinado- | I bondad.
res negativos se apoderarán de la vida de la persona. En gran \ 2. Aleja de la bondad y la vivacidad del mundo.
;
medida, la terapia forma parte del proceso que ayuda a la per- j 3. Introduce prácticas da abuso y descuido del yo y del
mundo.
sona a desarrollar el patrocinio positivo de sí misma y del j
?> mundo en el que vive. j i
í Ser patrocinador no es igual que ser propietario. El patro- j Ai comienzo de la vida de una persona, sus cuidadores,
i-
? ciñió aporta presencia humana consciente a la energía fressen j £ padres, profesores, comunidad, asumen y modelan princi-
1 de un modo que favorece y cultiva su expresión sin dominar- I pálmente el patrocinio. Si alguno de ellos ignora, rechaza o

2:-
50 51 -•
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IA VALKNTIA DE AMAR
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5
J
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viola una presencia surgida del centro de la persona, es posi- ] l' tareas del terapeuta será crear el acceso a este yo competente
ble que este hecho no llegue a ser nombrado (y, por tanto, 1 J del cliente e invitarle a «patrocinar» y a transformar los aspec­ -j

tampoco será reconocido)-; por otra parte, el individuo se sen­ t-- tos desintegrados y no patrocinados de la experiencia que for-
tirá maldecido por no' encajar en la sociedad humana. (Esta 1 man el núcleo del síntoma. (El yo se crea cada vez que la con- '9
presencia espontánea puede ser rechazada por representar al I |! ciencia esseny la energía fressen, mente y naturaleza, conectan
«otro» externo,.es decir, por ser de otro género, raza, familia, j fr- y armonizan.) Por eso decimos que el amor es valentía y habi­
!
etc., o por representara! «otro» interno, es decir, por tener una j ta lidad práctica: hace falta un gran compromiso, ternura, y dis-
emoción o úna forma de ser diferente.) Entonces empezamos I * ciplina para poder usarlo en condiciones adversas (como aque-
a «tenerle miedo» (tememos esa parte de nosotros), porque I |i- lias en las que se producen los problemas).
*
pensamos que su despertar nos destruirá. Así, nuestro centro { L': En la biografía de Helen Keller (1902/1988) pueden
se cierra, nos disociemos de nuestra «energía firessen» y salimos j I.- encontrarse algunos ejemplos extraordinarios de cómo el
de órbita, cayendo en una sensación de desconexión de núes- J v- patrocinio traduce la energía fressen en experiencia essen. Des-
tro yo y del mundo. 1 1 pués de que a los 18 meses de edad una enfermedad le deja-
La vida nos-atraviesa, trayéndonos una forma de energía 1 l ra ciega y sorda, Helen tenía muy poca o ninguna conexión ^
I ••
fressen tras otra, pero nosotros podemos cerrar nuestro acce- | 1 con la experiencia humana. Describió los seis años siguientes
•i-i so, conciencia y aceptación de ellas. También podemos tratar J , 'como un mundo oscuro de intensas sensaciones de ira, ensi-
de negar que estas energías de vida fluyen a través nuestro y I L mismamiento y frustración. Cuando tenía siete años, una
h
feli distorsionarlas. Esta actitud defensiva y hostil generalmente
es producto de la necesidad, un resultado de antiguas expe-
j
J íE**
| patrocinadora entró en su vida:

riencias que han sido demasiado abrumadoras como para 1 «El día más importante que recuerdo en toda mi vida
ni; gestionarlas. En muchos sentidos, el síntoma representa una j !!'•
es el día en que mi profesora, Anne Mansfield Sullivan,
llamada a volver al centro, esta vez con nuestras habilidades J fr' vino a mí. Me siento maravillada cuándo.considero los
u
í; y recursos bien desarrollados, después del éxodo que ños j tremendos contrastes entre las dos vidas que ése día
i
..
ífc; hemos visto obligados a vivir. En otras palabras, aunque an te- 1 conecta...
m9’ nórmente la persona no contara con habilidades de patroci- I rm. ¿Has estado alguna vez en el mar, en medio de una
u
{*
nio, generalmente contará con ellas cuando busque ayuda
terapéutica. Como veremos en capítulos posteriores, este .
j
1 í
?*:
densa niebla, cuando parece como si la oscuridad blanca
e ininteligible te encerrara, y la gran nave, tensa y ansiosa,
lí'l
%
;'.V
}

modelo asume que, además de un yo definido por los pro- j m navega a tientas hacia la orilla, con plomada y sonda, y tú
blemas, cada persona también tiene un yo definido por sus | 5c estás con el corazón en un puño, esperando lo peor? Yo
&
r
£ competencias. Es posible que no se dé cuenta de ello cuando | era cómo esa nave antes de que empezara mi educación,
I.
5- el problema le abruma, de modo que una de las principales 1 li­ sólo que estaba sin brújula ni sonda y no tenía ni idea de
li:
ís
y-
i •

í|; 52 53
6-
SM-rHEN CIU-tCAN LA VALENTÍA DE AMAR

i lo cerca o lejos que pudiera estar de puerto. “jLuz! ¡Dame


g’:.
||¡|f aprendiendo sus nombres y usos, tanto más alegre y con­
0 luz! ” Éste era el grito sin palabras de mi alma, y la luz del 8' fiado era mi parentesco con el mundo.»
amor brilló sobre mí en aquella hora.» Sg|:
0. &
Asimismo, la terapia de las interacciones del Yo asume que
i*
1 Con una notable capacidad de amar, Sullivan «patrocinó». W una experiencia o explosión no tendrá valor humano hasta que una
a Keller, llevando el lenguaje humano a su experiencia inter­ ftr.: presenda humana amorosa y madura la toque y la nombre adecuada-
na «fressen». (Asimismo, cada niño despliega su experiencia mente. Por tamo, el patrocinio es crucial para trabajar, terapéu-
.7 ■
"'i' emocional mediante este proceso racional de nombrar las fp' ticamente con conductas y experiencias que aparentemente
cosas. Los niños no saben qué están sintiendo hasta que jr no tienen valor humano (síntomas). Como veremos, el patro-
aprenden a nombrar sus sentimientos). Tal como describió | cínio incluye verlas, tocarlas, darles nombre y ubicáción, conec­
D Keller, el mundo de la experiencia humana comenzó en el momento 9 tarlas con recursos y tradiciones, y otros tipos de amor inteli-
) .
J.Í
en que ella empezó a conectar el lenguaje con su experiencia. Cuan­ gente.
•/'i do aprendió el signo que designaba el agua, literalmente creó |t Debemos tener claro que el patrocinio eficaz no niega ni •
1 y una nueva experiencia del agua. » jj¡‘ deja atrás la energíayrawen. Como dice Ken Wilber (1995), se
I*' la «trasciende e incluye». Es decir, sigue estando allí, pero se ■ <£
?• «A medida que ja corriente fría se deslizaba sobre una j ¡r le añade algo más: presencia humana y amor racional. Esta **
> mano, ella deletreó la palabra sobre la otra mano, ' | relación.es la que despierta su valor humano y su potencial £
primero lentamente y después más deprisa. Yo me quedé \ jj; de ser expresada grácilmente. Cuando esta relación no está ^
■J
quieta, toda mi atención estaba fijada en los movimientos .] ¿Y presente, la experiencia o conducta no se considera de gran
.J dé sus dedos. Repentinamente sentí una conciencia indis- 1 r1 valor humano. Aquí es donde comienza la terapia, cuando
j tinta de algo olvidado, la emoción del pensamiento que 1 r? tomamos conciencia de la persistente «energía fressen» (el
J retornaba. De algún modo, me fue revelado el misterio j ¡Jf síntoma) que necesita patrocinio. Como veremos, las habi-
del lenguaje. Entonces supe que “a-g-u-a” significaba ese ] i; lidades de patrocinio promueven la integración y transfor-
J algo fresco y maravilloso que fluía sobre mi mano. El mun- í ■¿f. mación de esta «energía fressen» en expresiones positivas
do viviente despertó mi alma, le dio luz, esperanza, ale- 1
J gría, ¡la liberó! Aún quedaban barreras, es cierto, pero j
«essen».
I En este libro se dan muchos ejemplos de cómo realizar este
barreras que con el tiempo podrían ser barridas. ¡ proceso. Por el momento podemos decir que, cuando el tera-
■J>
...Recuerdo muchos incidentes del verano de 1887 que ¡ peuta se sienta con el paciente, desarrolla una conexión sentí-
o siguió al repentino despertar de mi alma. No hacía otra I & da con su centro. A continuación, el terapeuta escucha las
j cosa que explorar con mis manos y aprender el nombre J narraciones de la persona. Generalmente, la experiencia del
o de cada objeto que tocaba; y cuantas más cosas manejaba, I i: propio centro estará devaluada ó desatendida, por lo que el
> .Vi

0 í
o- 54 . .. il: 55
LA VALENTÍA DE AMAR
4
p:

terapeuta comienza a indicar y a cuestionar delicadamente este g


sin identificación ni disociación. Nuestra alma está «desper- ^
hecho. El terapeuta pregunta a la persona dónde aprendió a j l- tando» a una conciencia más profunda, y la tarea del yo cog-
pensar o a hablar de ese modo con respecto a la experiencia, i nitivo es « acompañar» y patrocinar este despertar de la vida.
L'-
en cuestión, y si eso ha sido de ayuda o no. Muchas veces las JHÜ Esta es una idea central para cualquier terapia: nos ayuda
personas dicen que esa forma de pensar no resulta útil, pero es I !. a apreciar que el don de la vida se nos vuelve a ofrecer con
>•
mejor que su alternadva, que sería dejarse abrumar por la ¡ cada respiración. Es posible que lo maldigamos y ataquemos,
experiencia. De modo que emerge una relación caracterizada • I pero el síntoma, y también los recursos, revelan que estos
Ib
por la violencia y la subyugación, en la que al «otro» se le ve j ? intentos de reprimir violentamente acaban fracasando. ]EI
cómo un «ello» que tiene que ser destruido. El terapeuta que j don de la vida persiste! Esta toma de conciencia nos permite
sigue este enfoque, se interesa por aliviar esta violencia y el S rendimos a una presencia más profunda, nos permite sentir­
sufrimiento consiguiente, patrocinando cada uno de los dife­ ¡i nos conectados con un centro interno'que, cuando se siente y.
!;•
rentes «ellos» para que puedan ser sustituidos por «tú». Esto es y cultiva, nos proporciona un sentido del yo más vital y eficaz.
• ti
similar ai trabajo que se realiza en la terapia de pareja, en la j■«£' Ahora es posible que el legado de violencia en el que la per­
f que las distintas posiciones se consideran esenciales para el ere- i sona fue educada pueda ser reemplazado por tradiciones y
!>. ' cimiento creativo. La clave consiste en validar y respetar cada 3 prácticas de autoamor.
i
¡¡¡•:
posición, cuestionando y transformando las expresiones vio- ]
i! >
lentas hacia el otro y asentando las descripciones en los ritmos . |
y sentimientos del cuerpo-mente. \ PREMISA CINCO: EN EL MUNDO
m- ■
I y .j
En el marco de este trabajo,.una suposición importante es
que el yo somático, la fuente de energía fressen, no es una
I
j
£
í
EXISTE UNA INTEUGENCIA MUCHO
MAYOR QUE TÚ
i; extensión ni una parte del yo cognitive. Forma parte de un ]

I yo relaciona! mayor, pero tiene su propia vida autónoma, que «La mente individual es inmanente, pero

fk es diferente en muchos sentidos del yo cognitivo. Una vez


más, aquí resulta útil la comparación con una pareja. Por
J
j
no sólo en el cuerpo. También es inmanente
en rutas y mensajes fiaera del cuerpo;.y hay una
ejemplo, es importante si considero a Denise, mi esposa, pri­ Mente mayor, de la que la mente individual ^ •
Is sólo es un subsistema. Esta mente Mayor es
mero como «Denise» y después como «mi esposa», o en el j
! - otro sentido. Asimismo, cuando consideramos al «otro yo» ] comparable a Dios, y es, posiblemente, a lo que
is
• algunas personas se refieren con la palabra
como autónomo, podemos empezar a damos cuenta de que I
9 “Dios", pero sigue siendo inmanente en la tota­
la vida fluye a través suyo. Así, nuestra misión consiste en sen-' ]
lidad del sistema social ínterconectado y de la
tir qué centro de nuestro cuerpo que encama este yo, y escu- I
¡íf
chary sentir la vida fluyendo a través de él, respondiendo a él I I ecología planetaria.»
Gregory Bateson
l!í, tí

í.
56 * 57
ñ
i* STEPHEN CHUCAN LA VALENTIA DE AMAR

e i
«El propósito del viaje es la compasión.
3r I' de un dogma, ideología o sistema, su valor se pierde, siendo .
o Cuando vas más allá de los pares de opuestos,
alcanzas la compasión.»
V

reemplazado por ideas mortecinas. Por tanto, la terapia siem­

o Joseph Campbell
Ik
k:.
¡4;
pre debe esforzarse por desarrollar una sensación sentida del
. campo, considerando todas las descripciones del mismo
¡f. como términos poéticos cuyo valor reside en su capacidad de
1 Hemos hablado de dos fuentes de inteligencia de las que la
i.
|í conectar con la presencia vital.
1 persona puede extraer: (1) el centro interno en proceso de
tí Un cliente puede reconocer el campo a través de la expe-
'*) despertar (las energías fressen) del yo somático y (2) el patro­ & rienda infantil, y en tal caso lo llamará inocencia. También es
cinio (las formas essen) del yo cognitive. Sin embargo, hay una gr posible que lo haya descubierto a través del compromiso polí-
tercera fuente situada más allá del yo relacional que es igual­ K tico, y entonces lo llamará justicia. Puede conocerlo a través de
)
mente importante. Expresado de manera simple, esta terapia g la experiencia del trance, y entonces lo llamará el inconscien-
'')
asume la existencia de un poder y una presencia mayores que 9 te. Puede conocerlo a través del dominio magistral del cuerpo,
\ el intelecto o que el individuo en el mundo. |
í j-f y llamarlo «la zona». Puede conocerlo a través del matrimonio
.) Este tema es, sorprendentemente, la base de las mayores J §• o la amistad, y llamarlo amor. Puede conocerlo a través de la
) contribuciones, pero también de la mayor violencia jamás 2 practica religiosa y llamarlo Dios. Asimismo, puede recono-
) cometida. De modo que debemos abordarlo con mucho cut- | | cerlo en sus paseos por la playa o en la montaña y llamarlo
dado. Pero debemos abordarlo, puesto que las consecuencias (ir naturaleza.
•71 de no hacerlo son igualmente desastrosas. La ¡deasimple es | •• Lo importante es que prácticamente todos los seres húma­ <6
>
que, en aislamiento, la persona no se basta a sí misma: por ti la nos tienen la experiencia de un poder o de una presencia
mismo eres incompetente, inadecuado e impotente. Como H* mayores que su persona. La terapia de las interacciones del
) % Yo simplemente observa que en estas experiendas —de ora-
dicen los existencialistas, la psicopatología es, precisamente,
el estudio de la soledad. Cuando una persona es incapaz de ción, comunidad, trance, baile, respiración, paseo, contacto,
relacionarse de manera sostenida con algo mayor que ella etc.— los problemas desaparecen. Examinamos lo que ocu-
J misma, tendrá problemas. Por el contrario, la reconexión g; rre en estos estados y permitimos el bienestar / la disolución
3 con el campo relacional que sustenta y nutre la persona es ¡|j! -del yo definido por los problemas. En estos estados, la perso-

J! crucial para que se produzca el cambio terapéutico. ||; na invariablemente expande su sentido del yo y, páradójica-
Si bien este campo relacional es universal, no tiene una H mente, cuando las fronteras se difuminan, se genera una
forma fija. Cada persona llega a conocerlo a su manera, y las |jj mayor confianza.
1 maneras cambian con el tiempo. Así, en terapia, el campo rela­ ^
s Entonces nos preguntamos si es posible, y cómo sería posi­
3 cional siempre debe ser entendido tal como lo entiende el cliente. Su \ ble, desarrollar este campo relacional cuando estamos expe­
31
O valor reside en su vitalidad: en cuanto se convierte en parte rimentando el «problema». Én capítulos posteriores exami-
W- ti-
3,
O. •s 58 59
i
LA VALENTÍA DE AMAR

%
•J

nacemos cómo llevar el problema al campo relacional p ara J


I PREMISA SEIS: TU CAMINO
poder transformarlo. Preguntamos a los clientes por la sen­ I ES ÚNICAMENTE TUYO:
sación sentida de éste campo relacional y nos damos cuenta I ERES UN «DESVIADO»INCURABLE
de que describen que se sienten rodeados por un sentimien- .*j & 'l
to de bienestar. Sugerimos que sería útil pensar en este cam­ ¥
fe; Una preocupación muy común entre los clientes es que se
po sentido como una presencia viviente y nutricia que sus­ |. sienten raros, extraños y singulares, al menos en las áreas pro-
tenta a la persona en su proceso de despertar. En otras |' blemádcás. Yo procuro encontrar formas de asegurar a la )
palabras, él campo está vivo y quiere ayudarle a ser íú mismo. Tú , I gente —con una simpática sonrisa irlandesa— que han subes-
1
eres responsable de tus elecciones y conductas, pero este i \; timado la cuestión enormemente. Son mucho más raros de
«poder superior» (tal como tú lo entiendas) está allí para ayu- ¡ lo que sugieren sus miedos más profundos, ¡y la cosa sólo pue­
dar. Exploramos qué pasaría si confiaras y sintonizaras con i £ de ir a peor! Una vez más, les digo esto con un tono amoro-
>■.

una inteligencia mayor que el intelecto aislado. Tratamos de ' íf so, y sólo cuando parece el cliente puede sentir mi intención
identificar si la persona ya está haciendo esto en otras áreas ] I de validar su manera singular de conocer y de ser. )
!' de su vida, y cómo trasladar estas prácticas y comprensiones Jjljl Una de las implicaciones evidentes es que la persona ten-
ai área del problema. Resaltamos cuidadosamente las dife- J|n|- qUe afrontar la imposibilidad de satisfacer las expectativas
niü:
■i-!
reacias entre los colapsos regresivos y la rendición madura
—y la activa participación— a algo mayor que el propio ego.
f«í
Ülil
ajenas. Esto señala el final *de lo que podríamos llamar la fase
¡i! «camello» del desarrollo humano. Creo que fue Nietszche
En este sentido, damos la misma importancia al centro somá-, |g|f quien sugirió que, durante la primera parte de la vida, somos
i! tico y al yo cognitivo. . jSH| camellos atravesando el desierto, aceptando sobre nuestra
i3- En esta área, los terapeutas deben ser pardcularmente sen-
sibles al lenguaje, porque tomarse las cosas literalmente pue-
;
Jurat
«K,
espalda los «deberías» y las «imposiciones» de los demás. Los
camellos sólo'saben escupir; no piensan ni responden por sí
m de ser contraproducente. Un campo no es una «cosa», y por gp mismos. Cuando muere el camello, nace un león. Los leones
i tan to no puede ser concretado. Cualquier término que se ¡j
&
li­ descubren su rugido y el arte de atusarse. El león puede estar
fe use: amor, Dios, naturaleza, comunidad, campo.:, es un poe- -3 &■

I ma que apunta a una experiencia inefable, pero muy real


para la mayoría de la gente..Como veremos a lo largo del
j :
'ISÉ-'
un poco tembloroso al principio, de modo que es vital que
reciba ánimos y apoyo. Pero, cuando empieza a morir el
;!
& camello —esta etapa puede venir señalada por una depre­
r:
iI libro, prestar atención a este campo relacional puede ser
extremadamente favorable en el proceso terapéutico.
sión—, ya no-hay vuelta atrás. Los síntomas ocupan el espa­
cio entre la muerte del camello y el nacimiento del león. El

íri
terapeuta puede ser una buena comadrona durante esta fase
sr. liminar.
8S' Joseph Campbell decía que a veces llegas a lo alto de la
!
«•
í
íl
Sil— 60 61

ñ
\
STEPHEN CtLUCAN LA VALENTL/\ DE AMAR

escalera y descubres que la has apoyado en la pared equivo- jj 0 Aveces sugiero a mis clientes que la hipnosis te enseña lo
cada. El síntoma es un mensaje de este tipo. Dice que el 3 maravilloso e incurablemente raro que en realidad eres. En
modo en que la persona ve o expresa la vida ya no encaja. jj la hipnosis, cada persona hace las cosas a su manera. El tera­
•*> Algo o alguien dentro de la persona le está impulsando a a peuta sugiere una cosa, pero cuando las cosas funcionan ade-
encontrar una nueva manera. Las «formas essen» de hacer y de a cuadamente, e! cliente responde otra. La terapia empieza
conocer se sienten sobrepasadas por las vitalizantes «energías 4 í. cuando el diente no sigue el camino del terapeuta y descu-
'1 '■ fressen». Para poder recibir y dejarse transformar eficazmente 1 §. ' bre el suyo. En un sentido más amplio, en realidad la vida
1 por estas nuevas energías, debemos bajar de la escalera apoya- 1 f. comienza cuando uno se siente derrotado por una presencia
da en la pared de las expectativas ajenas. Muy pocos, si es que 4 mayor que el ego. Como Rilke (1981b) lamentaba:
hay alguno, hacemos esto voluniariamence: el síntoma nos . 3
) •• obliga a hacerlo. i «{Aquello con lo que elegimos luchar es tan pequeño!
Uno de los beneficios de aceptar tu «rareza» (o singulari- 4 ¡Y lo que lucha con nosotros es tan grande!
dad) es que puedes abandonar la interminable autoexigen- J í Si sólo nos dejáramos dominar,
.7 cia de cambiar. Querer cambiar puede ser una forma de auto- I 51
como lo hacen las cosas, por alguna tormenta inmensa,
odio, surgida de la esperanza de que «si tan sólo fuera 1 . también nosotros nos haríamos fuertes, y no
) diferente de cómo soy ahora, entonces me querrías». Núes- J l necesitaríamos nombres.»
trosinterminables intentos de hacer cosas para sentimos que- j \
y v;
rido acaban en la horrible toma de conciencia de que hemos 1 Sin resistencia o fracaso, la terapia (y la vida) no pasa de
l ^
fracasado. Si puedes abrir su corazón al dolor de la vida, te 1 ser un educado juego social. El fracaso y la herida nos abren
i 3 darás cuenta de que no tiene que ver contigo; es la nacurale- i 1
s- a una presencia más profunda en nuestro interior y en el
za de labesda. En momentos así, síntomas como la depresión 1 k mundo, a una mayor sabiduría e inteligencia.
O son voces de notable integridad. Nos dicen que «nada va a i La terapia es una conversación sobre cómo sentir esta sabi-
7* funcionar», «hada importa», «esto no sirve para nada». Este a líi
f- duría más profunda. Asume que cada persona tiene su pro-
J momento señala la muerte de un yo ilusorio y, si se acepta y 1 |'. pío camino, su propia manera única, y que los síntomas son
se aborda adecuadamente, puede conducirnos a la reconci- 3 i*; parte de este camino de autodesarrollo. Como el modo de
liación entre el yo cogniuvo y el yo somádco. En este punto i sentir y de conocerdel terapeuta es diferente, el fracaso de la
•J
es crucial disponer del apoyo y contención adecuados, por- I teoría y de la'técnica terapéutica anuncia el éxito de la tera-
J que los peligros de expresarse violentamente son sustancia- 1 j|; pía. En el mejor de los casos, el terapeuta es una especie de
.J les. Pero el grito del síntoma es, en parte, una expresión de li «loco sagrado» que sabe que su esdlo no es el estilo del clien-
i
J la necesidad de aceptar algún aspecto singular y no recono- jj K:’ te, y debe seguir adelante igualmente, con dignidad, espe-
O cido de uno mismo. i |j" rando que el diente «eche atrás» su teoría y su técnica a fin
¡
0
a i
62
5 J- 63
J
LA VALENTÍA DE AMAR
m& r I
a- ••
de revelar una perspectiva diferente que sea más verdadera ] 834: j
\\ que también conduce al desarrollo de un yo cognitivo sepa-
fl!¡ para él.4 La capacidad de aceptar y de mantener estas dife- I 3i' rado. A medida que la persona desarrolla recursos, la aliena­
&:• .rencias conduce a una buena terapia. También conduce a j ‘I
!;i
s
•w. apreciar con más claridad que cada cliente debe descubrir su ']
l?. ción continuada del yo somático (y del mundo) se convierte
en una carga, porque ahora tenemos a nuestra disposición un
á; modo singularmente «desviado» de conocer y de estar en el j i? camino mejor. Este camino mejor involucra un yo relaciona! \
ili( mundo. ' 1
á’V
í que conecta las capacidades de patrocinio del yo cognitivo 'i
;!• i
|f con las vitalizantes «energíasfressen» del yo somático. Esto es
¡L: lo que el síntoma trata de hacer por la persona: el síntoma
o RESUMEN |¡ es una «llamada a retornar» al centro original y .una oportu-
p nidad de avanzar hacia un yo relacional integrado. Lo que se
: i
: .* Las seis premisas anteriores pueden ser muy útiles en el pro- 1 | necesita es rendirse al principio de poder, estar dispuesto a
.St ceso terapéutico. Surgen de la apreciación de lo que Trung- j i
vincularse y a patrocinar el otro yo (interior o exterior) sin
s-í;
pa (1984) llamó el indestructible «punto tierno original» (a violencia. Por desgracia, la gente suele creer que rendirse (o
;í:'
diferencia de! «pecado original») situado en el núcleo de \ «soltar») sería un desastre, de modo que continúa resistién­
cada ser humano. Cuando este punto tierno es corrompido j i! dose al río de energíasyiassenque atraviesa su ser. En este pun­
ú- I
:vi o descuidado, sentimos dolor. Para evitar sentirse abrumada ] to, la naturaleza parece eternamente paciente: ellasimple-
• i.-
por el dolor, la persona teje una máscara (y una historia) que I t mente espera y reemprende el ciclo de curación. En algún
t:
1:1m • le hace vivir a cierta distancia de su centro. Muchos de noso-
tros basamos nuestro sentido de identidad en la negación de
j $•t
~
momento, )a persona se siente fuera de control y viene deses-
perada a visitar al terapeuta.
1iii '¡i , este punto tierno original. La agitación mentaly la distorsión j
sr
Así, cuando los clientes llegan a terapia, ya han iniciado el

r que surgen de esta negación producen sufrimiento, que ! ¡jj; proceso de cambio. Ya está en marcha algún proceso importante

fc:m genera nueva agitación y distorsión, y así seguimos; a veces


tardamos años, o incluso generaciones, en volver al centro.
Inicialmente, esta disociación del propio centro es una
I
]
1
• de cambio de identidad que la persona no puede detener. O, como
% decimos en la terapia de las interacciones del Yo, la persona
«tiene algo grande entre manos». Algo está despertando den-
solución. No sólo amortigua el dolor de) yo somático, sino j ¿ tro de ella. El problema es que su condicionamiento le lleva
hj í' a descuidarse o violentarse durante este proceso, deteniendo
f temporalmente el despliegue del despertar. La persona ha
íi; 4. Un buen ejemplo de un «loco sanio» fue Gandhi, que fue a visitar
aprendido a desconfiar de sí misma (o a ignorarse) y del cam­
al rey de Inglaterra vestido con un taparrabos. Cuando le interrogaron al I
respecto, él secamente indicó que pensaba que el rey llevaría ropa suñ- j po relaciona! que le sustenta El patrocinio de la solución exi­
I; cierne para ambos. Posteriormente, cuando le preguntaron qué pensaba - j ge una relación paradójica de «no resistirse» (permitiendo
V. de la civilización occidental, replicó: «¡Creo quesería una excelente ideal» | | que la experiencia fluya) ni «identificarse con» (no se iden-
ñ í
íi
&'
R!
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f 65
! i# sn-PHEN (J1LUCAN
\

b tifica con la experiencia). El yo reladonal es un campo que


. %
4
;'4 4

\ contiene dos yo, uno para ser consciente de lo que es y el otro


para «experimentar» ei movimiento del río de la vida. Desde
este yo relacional se cultiva un camino medio entre la repre­ 2. IA ATENCIÓN Y ÍAREIAaÓN
sión y la expresión desordenada, y la vida deja de ser un pro­ ENTRE DIFERENCIAS: ¿CÓMO
blema (por un tiempo). INTERACTÚAS CON EL OTRO?
Al entraren una sesión con estas premisas, el terapeuta lle­
va la atención hacia su centro y después la abre para estarcen
el cliente, sintiendo curiosidad por averiguar dónde está la ÍJ Un día, un hombre se aproximó a Ikkyu y
)
«energía fressen» dominante, pero no patrocinada. Desde '¿J le preguntó: «Maestro, ¿puede escribir para mí
i este centro interno es posible sentir, contener, nombrar y algunas máximas de la más alta sabiduría?»
j
patrocinar tanto ei sufrimiento como los recursos. Para ello, Ikkyu tomó su cepillo y escribió: «Aten-
el terapeuta recuerda que el cliente es una relación entre dis­ ción.»
í ) tintos yo, y la terapia explora cómo sentir y fomentar un espí­ —¿Eso es todo? —preguntó el hombre.
ritu de conexión entre ellos. Las tensiones neuromusculares, ..Entonces Ikkyu escribió: «Atención. Aten­
ft ción.»
: ) que son una congelación del cuerpo mente, impedirán esta a
i. —Bien —dijo el hombre—, no veo mucha
5 • interconexión, y por tanto debe emplearse algún método
* profundidad en lo que has escrito.
para relajarlas. Así, el terapeuta trabaja y bendice cualquier
?i Entonces Ikkyu escribió la misma palabra
b- cosa que esté ocurriendo, sabiendo que la solución ya está eá
tres veces: «Atención. Atención. Atención.»
; )
* marcha. ¡í
>
Medio enfadado, el hombre preguntó:
►> •:
—¿En cualquier caso, que significa la pala­
bra atención?
b B: Ikkyu respondió delicadamente: «Atención
>■
significa atención.»
l-
)
Schiller
i

> í En nuestro viaje por este mundo afrontamos constantemen-


t*
K i te múltiples diferencias: diferentes verdades, diferentes nece­
t
L. sidades, diferentes formas de expresión, diferentes caminos.
,>
f En terapia puede haber diferencia entre las cosas con tal

[•'
V
)
;r 66 Ki 67
7;
Lfi. VALENTtA DE AMAR
i - 4
p:
ñ
como son y como a mí me gustaría que fueran; por ejemplo, s to a una experiencia dada: (1) los valores, experiencias, ver­
j
una pareja quiere un hijo, pero no pueden concebir. Puede [‘i
dades, oposiciones, etc., contenidos en el primer círculo
haber diferencia entre mi verdad y tu verdad; por ejemplo, la y
; ■

(«yo»); (2) los valores, experiencias, verdades, oposiciones,


ít misma pareja puede ver el matrimonio de formas aparente­
13
h etc., contenidos el segundo círculo («el otro» o el «no-yo»);
mente contradictorias. Puede haber diferencias entre lo que 2
(3) la relación entre las dos posiciones; y (4) el campo en el
dicen los demás —tú eres esto o aquello— y lo que la perso­ I que están contenidas.
: na siente intuitivamente de sí misma. O puede haber una dis­ ’•
l
j
$
crepancia entre lo que el terapeuta siente que es el «proble­
15
1 ma» o la solución corretta, y lo que el cliente opina al

i. respecto. r
Nuestra manera de tratar las diferencias es una base fun­ í
damental de la autoidentidad. Nuestro planteamiento de las • |fii§'
relaciones puetífe incluir la violencia o la no violencia, y con­
secuentemente profundizará el sufrimiento o favorecerá el t
i
gradual crecimiento evolutivo. En este sentido, la relación es s
;l
f;
¡
i
la unidad básica del discurso psicológico. Como Jung (1969) ?.
f indicó:
i-

«Al ser humano no relacionado le falta plenitud, por- . Figura 2.1. La unidad básica del discurso psicológico
i

; que sólo puede alcanzar la plenitud a través del alma, y el g:


1
alma no puede existir sin el otro lado, que siempre se I!- Además de indicar distintos aspectos de cualquier expe-
encuentra en el “tú". La plenitud es una combinación de [?• riencia relaciona!, estas perspectivas representan una serie de
túy yo,yse demuestra que éstas son partes de una unidad cuatrotfnstancias psicológicas en cada ciclo de aprendizaje: la a>

trascendente, cuya naturaleza sólo puede entenderse sim­ í existencia (sentida) de un «yo»; la existencia (sentida) de un
bólicamente, como en el símbolo del rotundum, la rosa, la
i
«tú»; la existencia (sentida) de una interconexión entre ios
; rueda o la conjuclio Solis et Lunae (el matrimonio místico f ' disüntos seres; y la existencia (sentida) de una presencia más
(■
&
del Sol y la Luna).» profunda que sustenta las diferencias. Cada una de estas pers­
i
•• [I pectivas conlleva una forma diferente de comprender, un sig­
# La figura 2.1 ofrece una ilustración simple de esta unidad i nificado diferente, un valor diferen te. Al pasar por cada una de
: U
l básica. Los dos pequeños óvalos interconectados dentro del 1 ellas, la persona puede desarrollar un conocimiento ecológico
campo mayor sugieren al menos cuatro perspectivas respec- .1 R que conduce a una mayor integridad, capacidad de respuesta

68 ¡jr 69
i
STH’Hf.S CtLUCAN_______ L*. VALENTÍA UE AJ^tAK

y felicidad. Es posible completar un ciclo de aprendizaje, inte­ Obviamente, no todo es un camino de rosas en este
grar esas lecciones y despejar 11 campo para permitir que la recorrido evolutivo. Podemos sentirnos abrumados, dis­
rueda del aprendizaje vuelva a empezar con un nuevo conjun­ traídos, perdidos o fuera de lugar. La violencia o el miedo
P to de diferencias, conflictos y lecciones emergentes. pueden detener el movimiento en cualquier punto del
i* Por.ejemplo, puede surgir la cuestión de qué es más impor­ ciclo, produciendo contracción, sufrimiento y la repedeión
tante, ser independiente o sei iuterdependiente. Esta pregun­ inconsciente de un estado no deseado. La persona puede
ta tiene truco, porque ambos aspectos se completan mutua­ quedarse fijada en una perspectiva particular e ir en contra
mente. (Un principio general de las interacciones del Yo es que de todas las demás. A menudo se emplea la violencia con­
cada cosa contiene su opuesta ) La existencia de un aspecto sin tra uno mismo y/o contra los demás, deliberadamente o
el otro es patológica: la individualidad por sí misma conduce a inconscientemente, para mantenerse en este estado de
► la dominancia, el aislamiento y la soledad; la comunión por sí atasco.
misma conduce a la sumisión, el aislamiento y la soledad. Estar Aquí es donde los terapeutas entran en las vidas de sus
t separado conduce a la necesidad de estar en comunión, y vice­ clientes. La violencia que vemos puede adoptar muchas
i
versa. Si se permite desarrollar una «conversación» racional formas: autoabusos por adicción, disociación,^odio hacia
i entre estas necesidades en el tiempo es probable que emeija uno mismo, depresión, o abuso de otros. La esperanza
Jw
una experiencia unitiva más profunda de «individualidad-en- contenida en el uso de la violencia es poder eliminar al
►" comunión» (Wilber, 1995). Este «hacer el amor» entre verda­ «otro» y así sentirse en paz. Pero la violencia no elimina
r i
des complementarias da lugar a una nueva experiencia del yo nada, sólo fortalece la presencia del otro y distorsiona su
que «trasciende e incluye» cada uno de sus miembros (Wílber, naturaleza. No produce ninguna solución a largo plazo y
1995).1 Un nuevo ciclo de aprendizaje comienza con un nue­ da comienzo a otro ciclo de conflicto dañino. Nuestra
!
vo conjunto de-diferencias. misión es prestar atención y patrocinio a estos lugares de
K)
violencia para poder desarrollar respuestas más eficaces y
r—V
1. Wilber (1995) usad lérmino «trasciende e incluye» en su modelo de menos dolorosas.
desarrollo de la conciencia, lomando prestado de Koesder (1964) el térmi­ Hay muchas habilidades prácticas disponiblesy perspecti­
i no «bolón» para describir una progresión de desarrollo concéntrica en la vas posibles para llevar a cabo este proceso. Este capítulo
► que cada distinción es tanto una «pane» Lomo una «totalidad». Es decir, cada aborda cómo los diferentes modos de considerar una rela­
distinción condene otras distinciones y está en relación con otras distincio­
i ción pueden dañar o favorecer su desarrollo. Nos dejaremos
nes de su mismo nivel (y por tamo tiene autonomía e individualidad), al mis­
mo tiempo que es parte de una distinción a un nivel superior (y así tiene ia
guiar por el principio Errol Flynn, del conocido actor de cine.
propiedad de comunión). Desde este punto de vista, todo está conectado con Cuando le preguntaron por la forma correcta de sostener
todo lo demás, aunque hay diferentes niveles de distinción. Uno puede una espada, Flynn replicó que uno debería imaginarse que
\
ascender a través de los niveles o descender a través de los niveles. está sosteniendo un pájaro. Si aprietas demasiado, el pájaro

9
*»:
70 71
y
LA VALENTIA DE AMAR
ífpi &
fer H'
4
3
muere y se pierde la vida; si aprietas demasiado poco, el pája­ ffi !>• principio de poder o del principio de cooperación, de la
ro escapa y te quedas sin nada. \fü
!¡. orientación materialista o de Ja espiritual. Cualquiera que sea
Con la vida ocurre como con los pájaros y las espadas. .] | el contenido, empezamos a identificarnos con esta posición,
Veremos que prestar atención de forma «demasiado tensa» í este camino, esta verdad. •
hace que las diferencias nos parezcan irreconciliables, y con­ Esta identificación con una perspectiva nos proporciona
duce a la violencia del fundamentalismo. Después veremos !
un terreno que pisar, un marco desde el que very un cono­
cómo mantener una atención «demasiado ííoja o dispersa» tí cimiento desde el que hablar. Nos da una perspectiva única
lleva a sentir indiferencia por los demás, y puede conducir a I[ del mundo y nos ofrece ía esperanza de que, si nos que­
sí­
la desesperación y al vacío del estilo de vida consumista. Final- damos con ella, nos ocurrirán cosas buenas. Nos permite
mente, veremos que mantener una atención «ni demasiado incrementar nuestras habilidades y sugiere un modo cohe-
tensa ni demasiado floja» permite que emerja el espíritu $¡Kggiliij rente de conocer y de ser. Pero, si la identificación se vuel-
generativo del amor y que se creen soluciones y reconcilia­ «■gai ve rígida y la convertimos en úna ideología, dará lugar a la
ciones. TraBír competición, a la especialización, al aislamiento, a la con-
«Sgp tracción y a la fijación. Si mantenemos estos valores duran-
te demasiado tiempo o con demasiada fuerza, nos crearán
DEMASIADO TENSO: EL MIEDO Y LA IRA j9K|r problemas significativos.
i *
DEL FUNDAMENTALISMO Hgp Estos problemas surgen cuando la vida nos presenta valo-
-
l^Kp. res y experiencias diferentes de aquellos con los que nos
«En mi soledad ISm hemos identificado. (X en la vida contemporánea, esto es
he visto cosas muy claras V^i |'i cada vez más la regla, en lugar de ser excepción.) Podemos
que no son verdad.»- | sentir que s¡ abandonamos nuestro pequeño círculo de
Antonio Machado * ,
í¡ identificación y nos abrimos a otra forma de conocer o de
ser, nos ocurrirán cosas malas: caos, pérdida del yo, miedo
i?
En el ciclo de aprendizaje partimos de la identificación con abrumador, muerte. Este miedo puede ahondar nuestra
un punto de vista o «verdad» particular. Encontramos algo convicción de que sólo nuestro camino es el correcto y
que nos aporta un sentimiento de vivacidad, excitación, espe­ todos los demás están equivocados. Esta creencia, si la man­
ranza, o posibilidad. Puede tratarse del método científico o ; tenemos con rigidez, progresará hasta hacernos considerar
¡v
de las enseñanzas religiosas de la Biblia; el trabajo de Milton la violencia como la única forma posible de relación entre
í*
Erickson o la música de Grateful Dead. Puede ser nuestra distintos caminos.
propia tradición étnica, nuestro sentimiento de hombría o Tal vez la versión más clara de este planteamiento de las
feminidad,' o nuestra historia nacional. Puede tratarse del diferencias relaciónales es el fundamentalismo. El funda-

72 73
5 %
U VALENTÍA DE AMAR

9
mentalismo hace hincapié en la ortodoxia (de «orto» recto, uso del fúndamentalismo muchas veces al día, cada vez que
y «dox», creencia) como elemento principal.* Lo que está, cerramos nuestros corazones y mentes a las distintas verdades
i dentro del pequeño círculo (de la figura 2. 1) es la creencia del momento presente. Como es un ejemplo tan claro de las
correcta y lo que queda fuera es peligroso y está equivocado. ideologías que se forman al «poner demasiada atención»,
i La conciencia del observador (y lo observado) es irrelevante merece la pena examinarlo más de cerca.
s o, en el mejor de. los casos, está subordinada a la creencia El fúndamentalismo comienza con la premisa de que la
j
correcta. El río de energíafressen, o cualquier cosa natural, ha identidad se define en función de la fidelidad acierta verdad
de ser reprimido, controlado, temido y violado, puesto que singular. Esta verdad está revelada en un texto especial y espe­
}
este río hace cambiar constantemente la naturaleza y la com­ cífico. En este caso uso el término «texto» de manera abier­
%
prensión de la experiencia. La metáfora operativa es una ta, para referirme a cualquier conjunto de palabras, imáge­
ideología de la «verdad», de lo que «debería ser», más que nes y sentimientos. La teoría del terapeuta es un texto; y lo
una experiencia de conciencia o de relación. Como plantea­ mismo es cada recuerdo, experiencia o historia del cliente.
miento general (que tal vez es el más común), elfundamen- En el fúndamentalismo se asume que un texto particular
J talismo no se limita a ningún contenido o creencia específicos. No revela la verdad, crr lugar de una verdad. La identidad se basa
}
es específicamente un método «de derechas» o «religioso». en la adherencia estricta a dicha verdad. El texto es más
Puede aplicarse a cualquier conjunto de contenidos, a cual­ importante que la experiencia misma, de modo que, en el
)
quier teoría o descripción, incluyendo aquellas que postulan fúndamentalismo, la principal relación de la persona es con
explícitamente sus principios no fundamentalistas (como la el texto inmutable, más que con el aquí y ahora orgánico de
í presente). Indudablemente, hay tantos fundamentalismos la vida misma. No es necesario añadir que esto dificulta el
) «liberales» como «conservadores», tantos seculares como reli­ aprendizaje, cuando no lo imposibilita.
) giosos, y así sucesivamente. Cada uno de nosotros hacemos Además, el fúndamentalismo requiere que el texto sea leí­
!
J do literalmente: no debe sentirse poéticamente, metafórica­
-i 2. El fúndamentalismo surgió originalmente como un movimiento mente o con sentido del humor.3 (Nunca se oye hablar de un
I conservador protestante a'comienros del siglo xx en Estados Unidos. Sus comic fundamentalista divertido o de un artista fundam'en talis-
adherentes se sentían conmocionados por el creciente relativismo de la
I sociedad moderna e insistía en el que había ciertos «fundamentos» inmu­ 3. Un ejemplo especialmente relevante de esto está relacionado con
tables que debían ser rígidamente observados y defendidos. Actualmente las teorías de psicoterapia. Existen más de 100 métodos psicoterapéuücos,
I existen muchos movimientos fundamentalistas en prácticamente todas las cada uno de los cuales afirma su propia versión de la verdad. Yo sugiero que
escuelas religiosas. En este caso, estamos usando el término de manera un seria mucho más útil considerar cada teoría como un poema más que como
;
poco más general para describir cualquier método psicológico que insista una propuesta científica. No nos pondríamos a discutir cuál es el poema
. ) vehementemente en un texto inmutable como la única «verdad objetiva» correcto, sino que nos interesaría más entender cómo dicho poema ha
(véase Strozier, 1994). tocado y abierto la experiencia de un sujeto particular.
ri
7)
l 74 75

)
Ljft. VAl-fcN UA Ut: AMAK £9
K &
iHfK *
K
a 3

t
ca muy perspicaz.) En el fundamentalismo, la identidad psico- i i como la hipnosis, implican que la persona tiene dos yo, enton-
É>•: lógica se expresa fijándose en el texto, en lugar de sentirlo y { ;• ces debemos temer el trance.
Vi!

& abrirse a otros significados estéticos más profundos. Así, la ¡ Si las diferencias son irreconciliables, cuando se toquen
J
a¡- metáfora del niño interno, la idea de una mente inconsciente,
m
jj h entre sí —como suelen hacer— habrá problemas. (Como

III
i una depresión o una solución se toman literalmente, en lugar •J$ I) indicó Batesonj la diferenciá es la unidad básica del proceso
de como un poema o metáfora que señala más'allá de sí mis* t mental.) De hecho, leer mi posición y tu posición desde la
mo hacia algo más inefable y primario. En palabras de William I' perspectiva yo-eüo es una de las fórmulas más eficaces para la
8
& Blake (en \feats, 1905/1979), «Satán tiene muchos nombres, \ I’ violencia. La posición del «otro» se considera ilegítima de un
siendo el más común de ellos opacidad». j modo que legitima los intentos de eliminarla por cualquiicr
. AJ postular que un camino es el correcto y todos los demás j i:
| medio que sea necesario.
están equivocados, el fundamentalismo ve la relación entre ] | Un aspecto importante de esta invalidación del otro es la
f:
diferencias como opuestos irreconciliables. Estás dentro o ] c creencia en su naturaleza irreversible o inmutable. Como
. fuera del círculo de la verdad, y está prohibido traspasar los
! ’ | indicó Thomas Merton (1964), la opresión —sea del yo o de
¡í límites. Si la intimidad requiere contener dos «verdades» dife- i los otros—se basa.en la premisa de la «irreversibilidad del
K rentes—yo y tú, yo y él otro, que están en relación— enton­ f mal»; es decir, en cuanto algo es malo, o está enfermo, locó o

I ces hay que descartarla. Si la actividad creativa —sea humo­ equivocado, siempre será así. Si aceptamos esto como un
¡i
£
rística, artística o un descubrimiento científico— exige ;• hecho, nos sentimos moralmente obligados a eliminarlo. La
W
m mantener simultáneamente dos marcos de referencia dife­ íjlgsjl idea es: aquí sólo hay lugar para uno de nosotros, de modo
! rentes, entonces la experiencia estética y la actividad creativa que es preferible que tú seas destruido. De hecho, destruirte
f
1 quedan prohibidas.4 Si los estados alterados de conciencia. f me dará nueva vida y una mayor libertad. Esto da lugar a una
serie de «soluciones finales» que buscan, en nombre de la
libertad, la pureza, la salud mental, Ja justicia o Dios, erradi­
i!; 4. Varios autores han sugerido la idea de que mamener dos marcos
simultáneamente es la base de las experiencias humanas de humor, amor, car al otro malo, enfermo, loco o malvado. Nuestra imagen
¡y
mitología, intimidad, locura,juego, etc. La idea de Bateson (1979), de una del otro se degrada hasta'que adquiere el rostro arquetípico
S.
«doble descripción» como requisito mínimo para la visión ecológica, que deí enemigó (véase Keen, 1986). Una vez que la imagen del
partía de su trabajo anterior con la hipótesis del doble vínculo, fue central lijPpt- enemigó queda fyada en la congelación neuromuscular, cual­
[s para su trabajo posterior.Jung (1916/1971) sugiere la idea de una función
5. quier «amante de la libertad» se sentirá ño sólo justificado,
trascendente, que consiste en contener simultáneamente verdades opues- | sino obligado, a emplear la violencia para erradicarla.
tas, como el medio básico déla individuación. Y Arthur Koestler (1964), en
su obra Tht Acl of Creation, sugirió la idea de bispciación, que considera En el contexto clínico, el cliente que lucha con un sínto­
Ji
'J como mecanismo esencial de la vida creativa el mantener e integrar dos • ma está luchando, entre otras cosas, con el fundamentalismo.
matrices diferentes. Por ejemplo, digamos que una persona ha experimentado un

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oí c.f nt.i^
LA VALENTÍA DE AMAR

'O trauma sexual. Es casi inevitable que los recuerdos o imáge­


o nes traumáticos queden impresos como un texto (o marco)
ineficaz o sentimentalismo edulcorado. Pero la fuerza de la
o a través del cual se comprenderán las futuras relaciones ínti­
no-violencia, lo que Gandhi llamó satyagraha (que significa
fuerza o firmeza del alma, del corazón o de la verdad) es una
mas. El recuerdo traumático se convierte en el texto funda- presencia muy vibran te y activa. Para diferenciarla de la debi­
Y men talista que dice que todas las relaciones serán así y que lidad, empezaremos examinando cómo pueden agravarse los
0 no te puedes fiar de nadie. Además, el texto del recuerdo problemas relaciónales cuando somos demasiado flojos o
') puede considerarse un «ello» que la persona trata de mante­ demasiado suaves.
ner alejado, aunque continúe volviendo a él (a través de
->
recuerdos, traumas repetidos, relaciones similares, etc.).
La respuesta del terapeuta al cliente puede ser igualmen­ DEMASIADO FLOJO: LA INDIFERENCIA
)
te fúndamentalista. El terapeuta puede equiparar el relato Y LA ADICCIÓN DEL CONSUMISMO
J> del cliente con una lista-diagnóstico de síntomas, y la relación
1 terapéutica con el tratamiento de «un caso de desorden por Si bien corremos el peligro de abrazar la experiencia rela- 4
) tensión post-traumática», en lugar de tomarlo como el traba­ cional con demasiada fuerza, también cabe el peligro de no *
• )
jo con una persona única que tiene ciertos objetivos. La tera­ abrazarla con la fuerza suficiente. Una conexión demasiado
pia puede adaptarse estrictamente a las reglas, en lugar de ser floja con la vida puede manifestarse de distintas maneras. Es >
;;
una serie de conversaciones íntimas con otro ser humano. posible que no puedas sentir, o que no estés dispuesto a con­
Como terapeutas, tenemos que entender compasivamen­ tener, la tensión entre opuestos. Se olvida la «otreidad» del
te cómo se desarrolla elfundamentalismo. La violencia o el des­ otro, lo que nos conduce a sentir indiferencia por la vida y sus
;
acido produce la «ruptura de relaciones» entre yo y el otro, y requiere delicados equilibrios. Perdemos la claridad de visión, y nues­
) violenáa o descuido para continuar. Hemos de apreciar que la tros sentimientos y pensamientos deambulan arrastrados por
reducción consecuente de la identidad a una imagen o a un el viento en un desierto carente de significado. Citando a
«ismo» es una receta para el sufrimiento y la violencia, y com­ Yeats, «el centro no se mantiene/las cosas se derrumban/la
j prometernos a explorar cómo acabar con la cadena de vio­ anarquía se extiende por el mundo».
C lencia y aliviar el sufrimiento. De los muchos estilos de vida o formas ideológicas que
La terapia de las interacciones del Yo se basa en el princi­ esta desidia e indiferencia pueden asumir, la más dominante
pio de que la violencia, por justificada que parezca, es la es la psicología del consumismo (y su práctica asociada: la
manera más segura de crear más violencia. Por tanto, nos sen­ publicidad). En el consumismo, el «otro significativo» es un
O timos fundamentalmente interesados en la no violencia «ello» que ha de ser adquirido (por ejemplo, dinero)-, o que
J como principio que guíe la acción. Cuando la gente piensa ha de ser devorado y usado para el propio entretenimiento,
o en la no-violencia, a menudo evoca imágenes de pasividad como por ejemplo en: «Quiero otro coche, otra casa, otra cer-
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veza, más patatas fritas, una esposa, trofeos Juguetes, teorías y soledad. En terapia, el consumismo plantea la pregunta:
terapéuticas, etc.» La idea es que la unidad básica es el indi­ «¿Qué es lo que quieres?» por encima de toda las demás, y la
viduo («yo»), y no la relación o la comunidad. El consumis- pregunta: «¿Qué es lo que la vida quiere de ti?».se ignora com­
mo declara que adquirir más «cosas» produce satisfacción. pletamente. )
Cuando tenga un trabajo, me sentiré feliz. Si consumo esa Otro valor muy relacionado con «cuanto más, mejor» es )
droga, me sentiré feliz. Si compro esas ropas, me sentiré «cuanto más rápido, mejor». Coches más veloces, terapia
mejor. Si leo más libros, sabré más. Cuando el consumo no más breve, comida rápida, iluminación instantánea, estímu­
)
produce bienestar, la publicidad nos promete que sólo es lo inmediato, deterioro rápido. El tiempo del ordenador
cuestión de consumir más. (Como decía Bob Dylan, el dine­ . reemplaza el tiempo del cuerpo, y todo va cada vez más
ro no habla, jura.) La privacidad (del latín «deprivare», o deprisa sin llevar a ninguna parte, sólo a una mayor confu­ !
«privar de comunidad») tiene un precio: privacidad (y ais­ sión y depresión.
lamiento) de pensamiento, propiedad y sentimiento. La En el consumismo, la dinámica relacional esencia! de «dar )
comunidad, el compartir con los demás y el participar, y las y recibir» queda pervertida y reducida a comprar y vender. La
realidades de la interconexión y la interrelación quedan deva­ persona trabaja todo el día, si puede —vendiéndose a end-
luadas. Se entreteje una espiral descendente de adicción, que dades que usan su trabajo para producir bienes— y después ^
Culmina en la depresión, el agotamiento y una indiferencia viene a «casa» para «relajarse» consumiendo cantidades masi­
cínica hacía la vida. (Larga vida a Howard Hughes.) vas de «productos». El arte es reemplazado por la publicidad,
Un componente importante del consumismo es la idea de la poesía por los lemas publicitarios, el debate por las postu­
buscar la máxima cantidad, no lo óptimo. Cuanto más, mejor: ras, el amor por el sentimentalismo y la indulgencia, la sexua­
más opciones, más canales de televisión, más dinero, más infor­ lidad por la pornografía, el esfuerzo por la conveniencia, el
mación, más terapia, más poder. Más zapatos, más palabras, humor por el sarcasmo y la mofa, y la participación se redu­
más comida, más drogas. Más pena, más enemigos, más furia, ce a ser un espectador. En resumen, los ciudadanos se con­
más expresión incontrolada. Preguntas del tipo: «¿Cómo sabes vierten en consumidores enfocados en la consecución de la
que has tenido suficiente?», o «¿cuándo te vas a sentir satisfe­ felicidad a través del consumo y la adquisición materiales.
cho?», nunca reciben respuesta porque el ritmo consumista se Por supuesto, la comodidad material y los bienes materia- „J
acelera. La relación se dirige a consumir «al otro», y los valores les en sí mismos no tienen nada de malo. Ciertamente los pla­
humanos y las conexiories sufren. El materialismo (de «mater» ceres materiales, la sensualidad y la comodidad son parte
o madre) convierte la relación en «yo quiero/yo merezco/yo . integral de una vida que merezca la pena vivirse. Pero, para­
necesito tener todas mis necesidades satisfechas». Natural­ dójicamente, en realidad el consumismo nos aleja del mun­
mente, esto conduce a no prestar atención a la vida más allá de do material. Nos lleva a explotar y a sentir indiferencia por
nuestros propios intereses inmediatos, generando aislamiento los materiales de la tierra. La elaboración de los bienes mate-

■ 80 81
STEPHEN CILLICAN 3■¡íü& IA VALENTÍA de amar
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nales se valora cada vez menos, se producen y consumen en j el resultado es cinismo, mofa, y más materialismo.5 Como
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0 masa, para ser descartados seguidamente. } Bateson (1972) advirtió:
'~y Cuando se adopta el consumísmo como ideología y estilo ] r*.
de vida dominante, sus patologías y defectos son ímpresío- \
| «La mera racionalidad intencional, sin ayuda de fenó­
nantes. Desde el punto de vista relacional, el consumismo . ^ fe menos tales como el arte, la religión, el sueño y otros pare­
tiende a aislar a las personas en un ensimismamiento ávido cidos, es necesariamente patogénica y destructora de la
de gratificar sus deseos. El «otro significativo» a menudo es
1 vida; y... su virulencia surge específicamente de la circuns­
un producto consumible, más que una persona a la que se tancia de que la vida depende de circuitos entrelazados de
Y debe escuchar y con la que se debe conectar. Yio que es igual­ contingencia, mientras que la conciencia sólo puede ver

mente dañino, el propio yo se considera como un bien que ' | fragmentos muy cortos de dichos circuitos, tal como el
puede ser explotado, más que como un don de la vida que ha propósito humano puede dirigir..:
y de ser nutrido y disfrutado. La disciplina, la ternura, el com­ La conciencia no ayudada siempre debe tender hacia el
promiso, Impaciencia, la escucha, la humildad y la no-acción odio; no sólo porque el sentido común dicta que hemos de
y no tienen valor en ei mundo acelerado del consumidor. exterminar al otro sujeto, sino por la razón más profunda-
Una de las principales víctimas del consumismo es el len­ 5. de que, viendo únicamen te fragmen tos de circuí tos, el indi­ 5$
guaje, y especialmente las imágenes. Un aspecto clave del : *
•) viduo se ve continuamente sorprendido, y necesariamente
consumismo es la fijación de la imagen y su explotación. Bau- a enfadado, cuando estas tercas políticas retornan para aco­ v
1 drillard (1995) describe convincentemente que la imagen ha
i
sar a su inventor.»
-} evolucionado (o ínvolucionado) en cuatro etapas: (1) en pri­
)■

mer lugar, refleja una realidad básica; (2) después, enmasca­ - En el consumismo, el lenguaje también está divorciado de
*
y
>
ra y pervierte la realidad básica; (3) seguidamente, enmasca­ i los ritmos de la experiencia natural, y esta disociación entre
a
ra la ausencia de una realidad básica; y por último, (4) no el yo cognitive y el yo somático tiene consecuencias tremen­
T7 guarda relación con ninguna realidad en absoluto. En esta das. Como Gandhi lamentaba, la música de la mente está a
: í postrera etapa, el discurso no tiene que ver con la verdad y la
realidad; es una manipulación de símbolos cuyo único fin es
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Is*- . j 3 i
5. Una de las principales premisas del postmodernismo es que no hay
estimular. En resumen, las imágenes se convierten en una i! significado más profundo, o, como mínimo, no hay estructura profunda. Dos'
J droga adictiva. Ciertos programas de televisión y los discursos I de las principales citas del postmodernismo son de Wittgenstein* (1951, pág.
?,
J políticos son ejemplos evidentes de este proceso; y la psico­ i 89): «De aquello de lo que no podemos hablar, debemos guardar silencio* y
•j a de Derrida (1977, pág. 155): «No hay nada fuera del texto.» £n lugar de ani­
terapia siempre es un firme candidato a padecerlo.
mar el silencio y una curiosidad con respecto a la «nada», muchas veces estas
J Cuando no podemos ver el significado más profundo de citas se emplean para desanimarla delicada tarea de discernir el significado
la vida a través de la imagen, como en la poesía o en el arte, sub-ocon-textual.

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LA'VALENTÍA PE AMAR
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punto de ahogar la música del universo. Esto se refleja en las cada vez más nuestro mundo). Los ritmos de la televisión, los
ideas posmódernas que proponen que «todo es una inven­ automóviles y los ordenadores nos desconectan aún más de
ción», que no hay realidad fuera de lenguaje, y que lo mejor los ritmos naturales del latido del corazón, de la respiración y
que podemos hacer es ser autoconscientes, autorreferencia- del sentimiento. Nuestra conexión con el pulso de la vida se
dos, e ingeniosos. Si realmente creemos que no existe nada afloja y el sentimiento de vacío desesperado se hace más omi­
fuera de lenguaje (especialmente cuando consideramos el noso. Pensamos en el yo como algo aislado, que espera ser lle­
lenguaje como un fenómeno fundamentalmente verbal), nado y satisfecho por el producto adecuado. A menudo la tera­
probablemente nos veremos obligados a hablar todavía más, pia se busca y se lleva a cabo en estos mismos términos: es un
y a escuchar todavía menos. La espiral de soledad y desespe­ intento de solución que no hace sino consolidar el problema.
ración da otra vuelta más. Ya no escuchamos a artistas como En situaciones así, el amor se considera sentimental e irra­
Arthur Schnabel, el pianista, que comentó: «Yo no toco las cional. Se pasa por alto el amor como valentía o como habi­
notas mejor que muchos otros pianistas. Pero, las pausas lidad de relación. No se percibe el amor al yo y el amor al otro
entre notas, (ahí está el verdadero arte!» como una disciplina madura, tierna y rigurosa. Cuando no
En las terapias podemos ver el despliegue de la psicología abrazamos con suficiente fuerza, la experiencia de la vida
del consumismo/materialismo de diversas maneras. Una es la —de uno mismo o del otro— se escapa como la arena desli­
desconexión entre el lenguaje y la experiencia sentida. Una zándose entre nuestros dedos. Tratamos de agarrar Jas imá­
caracterísdca distintiva del síntoma es que lo qúe se dice o se genes, de atrapar las sombras, y lo que T. $. Eliot denominó
piensa no parece afectar a lo que se hace o se siente. La perso­ «la sustancia amarga de la fruta Sombría nos debilita». Anhe­
na dice: «Quiero que ocurra esto», pero no ocurre. La impo­ lamos lo que el poeta Robert Bly (1986) transmitía al decir:
tencia del lenguaje —cuando las palabras no dan instrucciones
ni son evocativas— refleja su desconexión de las realidades tan­ «E hicimos lo que hicimos,'hicimos cl amor *
to del yo somático como dél campo relacional. En términos de atentamente, y después
las interacciones del yo, el essen carece de/rnsm. No tiene pul­ • ríos bañamos en el río,.y nuestros cuerpos se unieron
so, ni ritmo, ni conexión con la experiencia sentida. No nom­ con tanta calma
bra adecuadamente la realidad del momento presente ni se como los hombros del nadador resplandecen al O :
correlaciona con ella. A medida que lenguaje queda autocon- amanecer,
tenido y es indiferente a la realidad, la realidad se hace indife­ como el pino se alza bajo la lluvia en las afueras del •
rente al hablante. La persona siente que «nada marca la dife­ pueblo.
rencia» y se sume en la depresión o el cinismo. La imagen se ' El afecto subió por la cuesta siglo tras siglo.
convierte en todo y el sufrimiento se agrava.
La'adicción al consumismo corroe nuestra alma nacional (y Y un día nació mi fidelidad a ti.»

84 85
STEPHEN CILUCAN
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5
LA VALENTÍA DE AMAR

© Para entender mejor esta fidelidad y afecto, ahora dirigi­ | tros y el campo— como unidad básica de conocimiento.
9 remos nuestra atención a Ja conexión empática del yo rela­ ¡I Como veremos, la relación puede ser interpersonal, como la
O ciona!. ti que existe entre el yo somádco y el yo cognitive, o interper­
sonal. La idea básica es que cuando ei yo mantiene las dife­
O rencias —y ésta es toda una habilidad que hemos de culti­
' NI DEMASIADO TENSO, NI DEMASIADO $ var— ocurren cosas buenas. Se despliega una experiencia de
n FLOJO: LA CONEXIÓN SENTIDA DEL YO 5 t lo que Maureen O'Hara (1996) llama empalia reladonal, que
RELACIONAL s
5*
incluye la capacidad de sentir el campo que contiene las dis-
?• tintas verdades o experiencias de la relación.
«Hay dos tipos de verdad. En la verdad \ Una premisa básica de este conocimiento relaciona! es
1 superficial, el opuesto de una declaración ver­ r que existen múltiples verdades simultáneamente. Cuando se
) dadera es falso. En el tipo de verdad más pro­ ■: -'A:
.. pierden las conexiones relaciónales entre estas verdades, tien­
) funda, el opuesto de una declaración verdade­
den a ocurrir cosas malas. Expresado de manera más formal:
ra es igualmente verdadero.*»
)
Niels Bohr
) 1. El problema no es el problema. El problema es que
i I aquello que señalamos como problema está desconec­
.) Ocupando los dos extremos de la relación, la tensión contra­ tado de su con texto reladonal y de los demás. ’A
ída del fundamentalismo y la floja depresión del consumismo 2. Para resolver un problema, restablece la conexión rela-
)
tienen mucho en común. Ambas son ideologías que te alejan cional.
J de estar presente en el momento. Ambas están desconecta­
.)
das de —y son hostiles a— la naturaleza del cuerpo y del I Por ejemplo, digamos que un cliente piensa: «La vida es {
entorno. La primera y principal relación de la persona no es |. un desastre.» ¿Cómo respondes a esta declaración? ¿Estás de
con la vida, sino con el texto o la imagen. (En el fundamen­ | acuerdo o en desacuerdo? La terapia de las interacciones del
talismo, el texto permanece igual; en el consumismo, las imá­
* J í. yo sugiere que tal declaración es cierta; tan cierta como la ver- !
genes cambian eternamente.) Esta desconexión de la reali­ | dad contraria: la vida es increíblemente hermosa. Es precisa-
J
dad de la relación natural humana fomenta más violencia, | mente la desconexión mantenida entre una verdad y su com-
J
apatía, depresión, miedo y aislamiento. $'. plementaria lo que complica la visión. Cuando se mantiene
J La psicoterapia de las interacciones del Yo explora cómo I- éste desequilibrio, surge la necesidad de controlar y el yo defí-
J limpiar este sufrimiento a través de las conexiones relacióna­ j| nido por los problemas. Veamos el trabajo que propone este
J les. En términos de los círculos interconectados de la figura |. tipo de terapia para disolver el problema: (1) valida la posi-
J 2.1, hace hincapié en la totalidad de la figura—yo, tú, noso- 1 ción con la que se identifica el cliente (por ejemplo, «la vida
.
' ,
0
O . 86 87

J
LA VALENTÍA DE AMAR
;í.
5t!

es un desastre»), (2) acdva y propone la verdad o la posición 5


«Significa autoorganizada... significa elegantemente
complementaria («la vida es hermosa»), y después (3)
i
auto disciplinada, autorregulada, automan tenida. Esto es el
encuentra el modo.de sentir ambas cosas a la vez. salvajismo. Nadie tiene que hacer un plan para gestionarla.
En un método relacional, la imagen o el texto no es lo fun­ Por eso, yo le digo a la gente: confiemos en esa elegancia
damental. Dios tiene muchas caras:po¿fc?mw representar el yo de autodisciplinada de la mente salvaje. Hablando de manera
muchas maneras, pero el yo no es una ñnagen. El yo no es una práctica, una vida dedicada a la simplicidad, a lajusta valen­
«cosa», sin un contexto y un proceso relacional. La concien­ I tía, al buen humor, a la gratitud, al trabajo y al juego incan­
cia más básica es aquella que siente y ve a través de imáge nes sable, y con largas caminatas, nos pone más cerca de la ple­
y descripciones un patrón de conexión más profundo. Así, la nitud de la verdadera existencia en el mundo.»
cuestión de la identidad no se responde en términos de «yo 4
sigo imágenes ortodoxas (fanatismo)» o «yo consumo la vida & Recurriendo a otra tradición, podríamos incluir el com-
(consumismo)» sino, más bien, «yo soy (junto contigo) la í promiso de evitar los siete «pecados capitales»: orgullo , ava-
conciencia que experimenta multiples verdades». Como el yo / ricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. La idea de «pecado»
surge de la relación, es fluido y sensible al contexto. Por lo r se toma aquí es el sentido etimológico original, relacionado
:
tanto, resulta difícil describirlo en términos literales o cientí­ con el tiro al arco, donde pecado significa «fuera de centro»
ficos, porque no es una cosa fija. Como su rostro y su forma o flecha que no da en la diana. Así, no hacemos hincapié en
ñ i)
son cambiantes, los lenguajes poéticos y relaciónales ayudan ¡> la moralidad tradicional-ni en los fundamentalismos que
a describirlo mejor. inducen culpabilidad, sino en los términos que ayudan a la
Si el yo es fluido y sus formas cambian constantemente, sus persona a darse cuenta que sus acciones están desconectadas
í
principios y su ética son especialmente importantes. El prin­ í de su centro y de su relación con los demás. Como la persis-
cipio ético fundamental del yo relacional es el patrocinio tencia en tales acciones generalmente produce un sufri-
í
amoroso de la vida en todas sus formas. Esto incluye la regla 4 miento ineficaz (precisamente porque son no-relacionalésy,
!•'
dorada de hacer a los demás aquello que te gustaría que ellos 5-‘r por tanto, aislantes), su detección puede llevar a la persona a
íi
te hicieran a ti, así como el voto de amarse y de amar los •J [ «soltar» y «volver al centro» de un modo que le permita reco-
fr
demás (incluyendo a los enemigos) con todo m corazón, con nectar con el yo relacional. Lo importante es no cerrarse ni
toda tu alma y con toda tu mente. También incluye un com- dejarse atrapar por, digamos, la ira, sino en mantenerse en
promiso con la tolerancia, la humildad, la escucha profunda, relación con ella y «patrocinarla» de modo que favorezca n su
el estar centrado, la acción compasiva y la no-violencia. Y transformación.
podría incluir el cultivo de lo.que Gary Zinder (en Carolan, S Gandhi ofreció otra perspectiva del yo relacional.- Poco
1996) ha llamado la «mente salvaje»: antes de su asesinato, dio a su nieto Arun un talismán en el
:
fe que estaban grabados ios «siete fallos garrafales». Gandhi
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3
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creía que estos siete fallos garrafales son el origen de la vio­ Por ejemplo, en la indmidad, cuando vamos más allá del
O lencia que infecta al mundo. Los siete fallos son: ideal romántico de 1 + 1 = 1, donde las diferencias quedan
O § borradas, accedemos a una versión más madura, la del 1 + 1
o •

Riqueza sin trabajo.
Placer sin conciencia. 5] = S, en el que las diferencias entre el «yo» y el «tú», manteni­
O • Conocimiento sin carácter.
das en un campo de conciencia unificado, dan lugar a un ter­
'i .. * Comercio sÍ2i moralidad.
cer componente, el «nosotros» compartido.
Otro ejemplo de lógica relacional es el humor, donde un
• Ciencia sin humanidad. 1
chiste u ocurrencia puede abrir un marco de referencia ines­
• Ritual de adoración sin sacrificio.
perado (y diverüdo) que sustentaremos junto con el marco
O • Política sin principios. 1v
esperado. Así, la lógica relacional forma parte de la teoría mar-
'J Gandhi llamó a estos desequilibrios «violencia pasiva». El.
í: xista de la conciencia, siendo Groucho.su principal exponen-
) ! te y portavoz. Groucho Marx fue uno de los grandes maestros
mantenía que la violencia pasiva alimenta la violencia activa,
) fV:
■ que es rampante en nuestro mundo. Los actos violentos, en el arte de expandirse más allá de un único marco de refe­
como ía guerra, e( delito o la rebelión surgen déla raíces de rencia. Era pardeularmente genial cuando seducía y embau-
la violencia pasiva. Gandhi también creía que los esfuerzos l' caba a una rica fundamentalista, representada por Ja actriz
?• Margaret Dumont. La lógica relacional de palabras o frases
3 por conseguir la paz no darán fruto mientras ignoremos la
S con sonidos parecidos liberaba momentáneamente la con-
violencia pasiva que nos rodea. í**

El yo relacional implica un compromiso por superar la vio­ ciencia de la cansada tiranía de una visión unilateral de la vida.
r í) Más adelante veremos que los cambios de identidad
lencia pasiva de la vida cotidiana. La experiencia del yo rela­
.J engendran la necesidad de mantener simultáneamente mar-
cional es evidente en muchos contextos. Una de las grandes
•J intuiciones de Gregory Bateson (1955/1972) fue que toda | eos opuestos o múldples —la muerte de la vieja idenddad y
experiencia específicamente humana —como la intimidad, | el nacimiento de otra nueva— y examinaremos más deteni-
-3 el juego, la hipnosis, la mitología y la psicopatología—se sus­
I' damente cómo, en ese momento, los estados alterados de
r
-J tenta simultáneamente sobre múltiples marcos o verdades conciencia son inevitables. También veremos que estos esta-
: dos alterados son sintomádeos o terapéuticos, dependiendo
O subyacentes. Podemos transformar esta observación en el
de si consideramos los opuestos como complementarios o
J principio siguiente:
corno irreconciliables^ y si sendmos que hay un campo reía-
O I
Para generar un estado de conáenáa no racional (amor, inti­ á cional (por ejemplo el amor), que subyace e imbuye a ambos
'J midad, humor, patología, trance, síntomas, juego, etc.), activa 3. simultáneamente. De momento, megustaría sugerir que esta
O simultáneamente dos verdades o experiencias aparentemente con­ I terapia propone una aproximación relacional a la idenddad
O tradictorias. que trata de ver o sendr a través de diferentes imágenes, lo
O
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U\ VAL.C-N IIA Ut AiMAK

que T. S. Eliot ha denominado «una nueva unión, una comu­ I


A
¡
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I' RESUMEN •
nión más profunda».6 AI mantener múltiples imágenes o des­ ti ,1
«L
cripciones simultáneamente, uno queda liberado de lo que í Hemos descrito el viaje de la vida en términos de ciclos de
Bateson (1970/1972) describió como la patología de operar relación. En un ciclo dado, la persona comienza desde una
?:
desde una única posición. La vida vuelve a fluir a través de la r
perspectiva o posición («el yo»); después, toma conciencia e
conciencia de la persona, permitiendo que cambien las posi­ $
| incluye una perspectiva o posición diferente («el otro»); más
ciones, las imágenes y los textos. Se desarrolla una renovada adelante, experimenta el yo relacional como una conversa-
conexión con el cuerpo mente, y el yo definido a partir de los ción entre las diferencias y, finalmente, experimenta una
problemas cede su lugar al yo relacional. integración en el campo mayor del espíritu o del amor. El
E! yo relacional es capaz de prestar atención con tierna ; & ciclo se repite una y otra vez, con diferentes conjuntos de ver­
sobriedad a cada momento cambiante, porque no está basa- • i dades o experiencias psicológicas, permitiendo así lagradual
do ni en la represión ni en el consumismo. El yo centrado y j $ realización del reinó de Dios interno.
asentado, y que sin embargo no se queda fijado en una posi- j |r La cualidad de atención de la persona es uno de los fac-
ción rígida, desarrolla una mayor potencia y presencia. La * j| tores determinantes en estos procesos. Si el contacto es dema-
capacidad de amar con madurez se hace más aparente, y pue­ I' siado tenso, la persona puede ser víctima del miedo y de la
den desarrollarse la no-violencia y las habilidades de patroci­ furia del fundamentalismo, donde se considera que el otro
nio. El résto de este libro se enfoca en los principios y prácti- j fe
i está irreversiblemente separado de uno, y por tanto es peli­
cas para cultivar esta capacidad de amar de manera práctica. ¡
É- groso. Si el contacto es demasiado flojo, la persona puede
ensimismarse y volverse indiferente a los demás, deslizándo­
6. Esta nación de «ver a través» de las imágenes era crucial para la teo­ i
& se así en el abismo de la adicción al consumismo cínico y
ría estética de James Joycé (1916), (véase Osbon, 1991, páginas 246-248).
Basándose en el trabajo de Santo Tomás de Aquino,Joyce argumentó que
vacío. Cuando la persona no presta ni demasiada atención ni
i p. demasiado poca, puede cultivar la empatia relacional y la
existen dos üpos de arte, el impropio (o cinético) y el propio (o estático).
En el arte impropio, com o la publicidad p la pornografía, la intención del | ' lógica paradójica del amor como habilidad práctica.
artista es empujar la atención del espectador lejos de.sí mismo y encerrar- La persona, por supuesto, puede cambiar entre estas dlfe-
la en el contenido de un marco. El resultado es un estado de agitación |
V
ftir
rentes aproximaciones relacionaies. El fundamentalismo
(deseo o repulsión) y se sugiere que el camino de salida de la agitación es j¡ 'M puede reinar en un punto y el consumismo en otro. Cuando
la conducta compulsiva (por ejemplo, comprar el producto). En el arte
propio, la atención de la persona se dirige, a través del marco, a sentir algu­
jj£ la persona se identifica unilateralmente con cualquiera de
na belleza o bondad que no puede ser enmarcada. El estado resultante es estos estilos, es probable que empiecen los problemas; el res-
sentirse calmado y centrado. En la era de la televisión, la conciencia y la cul­ j¡j to del libro está dedicado a elaborar la ayuda que la terapia
tura pop, parece que se practica muy poco de este arte crucial de «vera tra- i de las interacciones del Yo puede prestar para resolverlos.
vés», con desastrosas consecuencias. >]•
Ü.
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92 93
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o 3. EL YO RELACIONA!.: IDENTIDAD,
d FORMACIÓN DE PROBLEMAS Y
3 RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS
d
«¿Cómo empezó el mundo? Para los místicos judíos el
*5 mundo empezó con un acto de rearada. Dios hizo Izimt-
3 zum. Dios contrajo su propio ser a ño de dejar espacio
i para que existiera el mundo. Antes de eso. Dios estaba
por todas partes, llenando cada espacio y cada dimen­
i sión. Después de este tzimtzum, de.esta retirada, parte de
la energía divina entró en el mundo emergente, pero esta *
y luz divina, esta energía divina era demasiado fuerte, y * * *
A
abrumaba los mundos que trataban de contenerla, y el
> universo explotó en un estallido cósmico. Fragmentos de
luz divina, de santidad, se desparramaron por todo el uni­ tí
verso. Las chispas de santidad a menudo están profun­ ■2
> damente enterradas en la mugre cósmica del universo;
■)
son difíciles de ver, y sin embargo están por todas partes,

o en cada persona, en cada situación. Ellas son la vida y el


significado del universo.
Nosotros vivimos en este mundo de fragmentación.
■J . Sentimos en nuestros cuerpos y nuestras almas la frag­
-N
mentación del mundo; nosotros, aveces, también senti­
J mos en nuestro interior la resonancia con esta fragmen­
O tación cósmica inicial. Nuestros cuerpos, como aquel
mundo primordial, tratan no de contener, sino más bien
O ■
de aferrarse a la luz divina y la energía que fluye en noso­
o tros y a nuestro alrededor. Pero como en el origen del
o mundo, nuestros cuerpos son demasiado frágiles, y se
o
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o 95
LA VALENTÍA DE AMAR

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iSffi a;

vuelven aún más frágiles con el paso del tiempo, de modo I «rupturas» producidas en estos niveles del yo subyacen en la
que nuestra divina imagen/energía empieza a gotear. fe1
conducta sintomática. La segunda sección ofrece un modelo
Así, posiblemente la enfermedad sólo es el goteo de núes- J
tras almas. En este mundo de esperanzas y expectativas j I
&’■
más específico de cómo ocurre esto, y sugiere tres principios
de intervención para empezar a reparar las «rupturas» rela­
•i
rotas buscamos la plenitud.
ciónales.
Moisés, como sabéis, rompió el primer conjunto de |
tablas, las primeras tablas de los Diez Mandamientos. Y lü ÍV
Si'
después consiguió unas nuevas tablas que él mismo ayu­ l
dó a escribir. Cuando se construyó el Arca de la Alianza 1 r
UNA CUESTIÓN DE IDENTIDAD:
para el santuario, los rabinos nos cuentan que se pusie­ ¿QUIÉN ERES TÚ?
ron no sólo las segundas tablas, sino también los frag­
mentos de las primeras. a De niño, crecí en una familia católica irlandesa y alcohólica,
(-¡i
La plenitud no viene de ignorar las piezas rotas, o de J y muchas veces me metí en problemas. Mi padre solía arrin­

esperar que podamos pegarlas mágicamente. | 'i
conarme y preguntarme, con furiosa (y a menudo ebria)
i:
Lo roto y fragmentado coexiste con la totalidad, lo J intensidad: ¿ Quién demonios te crees que ereí?Esta pregunta que--
£
divino se encuentra en medio de las más profundas oscu­ * «¿x
7 dó grabada en mi mente a lo largo de los años, provocando
?:•
ridades y de la mugre más pesada del universo.
una variedad de respuestas, así como distintos modos de plan­
Cada momento alberga el potencial de redención y
totalidad. Nuestra fragmentación nos da esta visión, y el
5
i
i tearme la pregunta.
La cuestión de la identidad es central en psicoterapia. Los
.potencial de devolver algunas de las chispas divinas des- ;
clientes que vienen a terapia están respondiendo a está'pre:
parramadas por el mundo.» ¿
gunta de algún modo que no encaja con los problemas exter­
3 nos o que no produce resonancia interna, dando lugar a un
Una versión de Kabanah (una lectura judía),
a cargo del rabino Michael Strassfeld sfl sufrimiento continuado. Por ejemplo, a la persona que man-
f tiene la identidad: «Yo soy lá depresión», le costará conectar
i" con los aspectos de su conocimiento que’quedan fuera de
Este capítulo examina el yo relacional como una experiencia y esta descripción. Como terapeutas, siempre sentimos curio­
simultánea de totalidad y partes. La primera sección describe sidad por cómo una persona puede contener y responder a
los tres aspectos básicos de yo relacional: (1) un centro de \ la cuestión de-la identidad de manera fresca y útil.
conciencia en el yo somático, (2) una relación psicológica en i Desde un punto de vista relacional, la identidad no es fija
el yo cognitivo, y (3) un campo de conciencia en el yo rela­ ni reducible a una imagen. Es una experiencia'contextual
f!
cional. Veremos qué éstas distinciones se corresponden con ¡1
siempre cambiante. Así, la terapia de las interacciones del Yo
los tres principios de ser relación y pertenencia, v que las no ve el «yo» como una forma estática, sino como una expe-
?,
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LA VALENTÍA DE AMAR
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6 1 >¿: .*>

rienda en la que intervienen tres principios diferenciados. La § £'


ciones del Yo reconoce que estos factores son inmensamente
o tabla 3. 1 muestra estos principios, junto con los modos más 3 & importantes a la hora de conformar tu experiencia, y que
o comunes de experimentarlos; vamos a examinarlos sucesiva- fj ¡i
debes llegar a un equilibrio con cada uno de ellos. Como el
O mente. S dinero en tiempos modernos, ignorarlos es el beso de la
3 $ muerte. Pero si les das una importancia fundamental, tam­
3 Tabla 3.1. Principios del yo relaoional
i1* bién te hundirás. Así, al tiempo que respeta la importancia de
la historia personal, de la biología y de tu lugar en la socie­
3 í.
Principio de: Experimentado Término de las dad, la terapia de las interacciones del Yo te dice que eres algo
i como: interacciones del Yo
!£■
! más: eres un ser de conciencia único y singular.
3
;; Ser (seidad) centro sentido yo somático ír.
en el cuerpo ii.r; Tabla 3.2. Premisas del principio de seidad

.) Pertenencia sentimiento expandido yo reladonal


1. La seidad (ser) de la vida está específicamente presente *
")
de pertenencia
en cada persona. ' ' '
a un campo -A
) 2. Cuando se ignora, niega o maldice la .experiencia directa
Relación conexión, interacción, yo cognitivo de la seidad en una persona, es probable que surjan
diferencias mentales síntomas.
) *
3. Para aliviar los síntomas y reducir el sufrimiento, reactiva
k
3 t? y cultiva la conciencia de la bondad básica del ser en la
1. El yo como centro de conciencia: el principio persona.
; de seidad %
3
n «Dios está en mí 3 fe Esto puede expresarse como el principio de sex o seidad. En
o no lo está en absoluto.» t la figura 3. 1 su forma se representa por un simple círculo
J Wallace Stevens í!
para indicar una existencia («ex» = «alzarse», destacar). Lo
O i
• cierto es que existes verdaderamente como ser humano. Tie-
í *
Esta primera premisa está destinada a ser una alternativa a las l y. nes un centro, un núcleo de ser que está bendito. Olvidar o
ü tres principales metáforas causales empleadas en psicotera- { fx ignorar este hecho produce un gran sufrimiento.
3 pia, a saber (1) que tú eres tu pasado (historia personal), ;
l- Esto puede sonar un poco esotérico, por tanto, déjame
J (2) que tú eres tu biología, y (3) que tú eres tu contexto social i t, que te dé unos pocos ejemplos. Si conocieras a mi hija peque-
(étnico, de género, familiar, etc.). La terapia de las interac- ; na Zoé, yo podía decirte: «jContempIa la conciencia de Zoé!»
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la sesión de terapia, ella se esforzaba por reconciliar la ima­
gen que durante toda su vida había tenido de su padre co n
esta expenencia reciente de sentir la conciencia que estaba
detrás de la imagen.
De manera similar, todos nos quedamos atrapados en imá­
genes fijas o en historias estáticas que oscurecen y niegan la
fuerza de vida dinámica que pulsa en todas las cosas. Resulta
fácil dejarse seducir por la imagen y encerrarse en ella, y es
más difícil sentir la conciencia que fluye a su través. Pero yo
creo que éste es uno de nuestros desafíos como terapeutas:
sentir y reconectar la conciencia consigo misma.
Figura 3.1. Un ser se distingue en la conciencia La experiencia de la seidad se cultiva mediante la con-
ciencia de un centro en el yo somático. Esta idea.del centro
Y entonces lo entenderías. Entenderías que ella no es una his­ es fundamental en muchas culturas. Malidoma Somé, un áfri­
toria, que ella no es una descripción: ella es la conciencia mis­ cano dagara que fue secuestrado por los jesuítas y educado
ma, ella es la cosa en sí. O, si alguna vez tienes el privilegio de para ser sacerdote, escapó de sus captores hacia el final de su
sentartejunto a un moribundo, probablemente sentirás una adolescencia y retornó a su tribu. En el pueblo sintieron
profunda conciencia en su proceso de partida. Reciente­ mucha preocupación porque él no había vivido un rito de
mente, una cliente me habló de sus esfuerzos por reconci-' tránsito crucial en su cultura. Finalmente se deéidió que
liarse con su padre moribundo. Él fue un hombre terrible- podía someterse al ritual con los muchachos más jóvenes.
mente abusador durante toda su vida, violándola de muchas Somé (1994) describe las instrucciones dadas por el anciano
maneras. Ella cortó el contacto durante muchos años, pero encargado del ritual:
fue a visitarle cuando se enteró de que estaba muriendo de
cáncer. Cuando lo vio en su lecho de muerte, se sintió con­ • «De algún modo, lo que dijo no me resulta extraño, y
mocionada a\ ver que su máscara de odio y violencia se había según averigüé más tarde, tampoco se lo pareció a los
disuelto, exponiendo aun hombre amable y solitario. Ella lo
demás. Era como si expresara con palabras algo que todos
describió como la escena del final de la películaE/itaorno deí sabíamos,pero que nunca nos habíamos planteado, y que
Jedi, cuando Darth Vader («El'padre oscuro») queda desen­
éramos incapaces de verbalizar.
mascarado y revela su atrofiado rostro humano. Su corazón Esto es lo que dijo: “El lugar donde él estaba de pie era
se abrió, pero su cuerpo y su conducta seguían estando para­ el centro. Cada uno de nosotros poseía un centro del que
lizados por lo que le había ocurrido a lo largo de los años. En se había ido alejando desde el nacimiento. Nacer es per-

100 101
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der contactó con nuestro centro, y crecer de la infancia a Lo opuesto de una bendición es una maldición. Las mai-
la madurez es alejarse de él. El centro está tanto dentro diciones son elementos destacados en la mayoría de loseven-
o como fuera. Está por todas partes. Pero debemos darnos tos traumáticos, y provocan múlüples síntomas. En el caso
o cuenta de que existe, encontrarlo y estar en él, porque sin típico, el trauma no sólo involucra una violación física, sino
centro no podemos saber quiénes somos, de dónde veni­ |j también una maldición por la que el agresor invade e impri-
o mos ni adonde vamos."
Él explicó que el propósito del Baor (el proceso de ini­
me ideas que niegan la vida, como «tú sólo existes para ser-
~> b virme», «eres estúpido», «mereces ser castigado», «no mere-
ciación) era encontrar nuestro centro. Esta escuela estaba I ces amor», y así sucesivamente. La terapia de ¡as interacciones
i
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especializada en reparar los desgarros en los que había I del Yo se refiere a estos eventos como actos de patrocinio
incurrido eri el curso de las 13 primeras estaciones de llu­ I negativo en los que se implantan ideas ajenas a la persona.
D via de la vida. Yo tenía 20 años. Si hubiera estado en casa | Estas ideas alienantes representan una especie de enferme-
) todo el tiempo, hubiera vivido este proceso siete años !'• ‘ dad autoinmune para el «sistema inmunitario psicológico»
) antes. Me pregunté si estaba tratando de ponerme al día que es necesaria para distinguir lo que «yo» soy de lo que es
) demasiado tarde, pero después pensé que es mejor tarde | «extraño» a mí. En otras palabras, la violencia desgarra la
que nunca. . «envoltura» que rodea a la persona, y, a.través del desgarro, -■>

"Ningún centro es como otro centro. Encuentra tu pro­ i: entran los «aliens», los patrocinadores negativos externos.1 Si
)
pio centro, no el centro de tu vecino; no el centro de tu tal acto violento no es reconocido y sanado, la persona se
;
padre, de tu madre, o de tu familia o de tus ancestros, sino 5 identifica erróneamente con estas ideas alienantes y actúa üí
el centro que es tuyo y únicamente tuyo."» | consecuentemente. Este tipo de terapia trata de discriminar
y las ideas alienantes de las ideas autoafirmantes, y sugiere
) El primer despertar de la experiencia del centro se pro­ |v métodos por los que la persona puede «externalizar» estos
O duce a través de rituales de este tipo o través de bendiciones i’ pensamientos extraños y reconectar con descripciones que
recibidas de personas especiales. La mayoría de la gente pue­ £ resuenen internamente (White & Epston, 1990).
de recordar alguna figura de su vida —un miembro de su 9
J familia, un profesor, un amigo— que realmente le conside­ 1. La envoltura que rodea a cada ser puede verse gráficamente en la res­
J raba especial y único. Éstos no son sucesos intelectuales: están
5 [í
puesta de los niños pequeños a las situadones extrañas o poco familiares. Un
J relacionados con ver y con evocar el espíricu de vida que niño de tres años puede mostrarse exuberante y completamente extroverti­
J rodea a cada persona. Las bendiciones son actos cruciales en do mientras estájugando en casa con los amigos o familiares, pero mostrar­

O el proceso personal de despertar a uno mismo y al mundo. se muy tímido y esconderse detrás del cuerpo-protector de su padre en pre­
sencia de un extraño. Gomo la envoltura del niño es tan delicada, el padre
o Sin ellos, el amor y otras acciones inteligentes se vuelven es responsable de escudarle de los eventos que pudieran desgarrarla. Es a
o imposibles. esto a lo que me refiero con ia expresión «un desgarro en la envoltura».
0
o
o 102 103

O-
LA VALENTÍA DE AMAR

. Inicialmente, los niños confían exclusivamente en.las peor enemigo. Aceptamos tales regalos como un modo de
bendiciones de otros para tomar conciencia de su seidad. practicar la comprensión y la .conexión con el yo y con el
Pero, con la madurez, desarrpüamos la posibilidad de culti­ mundo.
var nuestra seidad por nosotros mismos. La terapia de las
interacciones del Yo llama a tales métodos prácticos de auto-
patrocinio, y está interesada en identificar las que funcio­ 2. El yo como campo relacional: el principio
nan para cada persona. Un ejemplo de autopatrocinio son de pertenencia
las «prácticas para estar centrado» —como caminar^ medi­
tar, hablar con un amigo, el arte— que reconectan a la per­ «La unidad ha de ser vista y, después, todas
sona con ese centro de su ser calmado y no-intelectual. Estas las diferencias. Ésta es la función del poeta.»
prácticas tocan nuestro punto tierno y generan nueva con­
fianza, permitiendo profundizar en las relaciones. Median-' R. H. Blyth
te una combinación de bendiciones y prácticas para estar
centrado, la persona puede resistirse a las maldiciones de la «En esta nueva física no hay lugar para el
alienación y recuperar la primacía de la seidad. . campo y para la materia, porque el campo es la
única realidad.»
Vamos a dar otro ejemplo de autopatrocinio en relación
Albert Einstein
con e! propio sufrimiento. La terapia dé las interacciones
del Yo asume que el sufrimiento es uno de los principales
«La separación aparente en el mundo es
medios que usa la vida para despertar a la persona. Algo está
secundaria. Más allá del mundo de los opues­
tratando de despertar, pero necesita presencia humana y
tos hay, en todos nosotros, una unidad e iden­
patrocinio para ser realizado.
tidad no vista pero experimentada.»
■ Por desgracia, la mayoría de nuestras prácticas cultura­
les tienden a evitar el sufrimiento y a insensibilizarnos, Joseph Campbell
- basándose en la creencia de que el sufrimiento no puede'
ser transformado y de que tocarlo sólo servirá para empeo­ En el primer capítulo indicamos que existe una inteligencia
rar las cosas. El enfoque de esta terapia resalta el hecho de mayor que la del individuó. En la terapia de las interacciones
que uno de los mayores dones de la conciencia humana es de! Yo resaltamos este hecho, que se plasma en la experien­
la capacidad de transformar la experiencia. Así, tratamos cia de un yo relacional no local. Esta experiencia ya resulta
de desarrollar modos de aceptar y tratar nuestros sínto- familiar para la mayoría de la gente, aunque, en él caso típi­
mas¿ considerándolos como regalos, a pesar de que a veces
co, no suele hablarse mucho de ella, y especialmente de
son «regalos terribles» que no desearíamos ni a nuestro cómo podríamos hacer uso de ella en situaciones difíciles.

104 105
• STEPHEN OLUCAN U VALENTÍA DE AMAR

O
©
Para entender cómo experimenta otra persona el yo relacio-
O nal, podemos pregxmtar: £
Tabla 3.3 Premisas del principio de pertenencia
O
O- 1. ¿Cuándo te sientes más auténuco?
■i 6 1. Una persona pertenece a —o es parte de— un campo
.5
relarional más amplio.
0 2. ¿Qué es lo. que haces cuando necesitas reconectar con­
I 2. Cuando la persona experimenta una «ruptura de la
tigo mismo? pertenencia» al campo relaciona!, es probable que
o 3. ¿En qué momentos la vida no es un problema para ti? >
desarrolle síntomas.
3. Para aliviar el sufrimiento y reconciliar el conflicto
Algunas de las respuestas típicas suelen ser tocar música o sintomático, toma conciencia de ía inteligencia del campo
)
escucharla, dar un paseo, estar en la naturaleza, hablar con relaciona!.
buenos amigos, leer, meditar, ía respiración consciente, hacer
punto, crear una obra de arte, bailar, pasar tiempo con la fami­
') lia, y así sucesivamente. Podemos considerar que estas activi­ La experiencia del campo relacional viene descrita por el
) dades son experiencias corrientes de autotrascendencia. Son los í principio de pertenencia. Esta relación está representada por
) modos cotidianos que emplea la persona para conectar con 6. el diagrama tradicional figura/fondo ofigurá/campo que se
) una presencia mayor que ella misma, al tiempo que mantie­ muestra en la figura 3. 2. El campo relacional puede experi­
ne, e incluso profundiza, una conexión con su centro. Cuan­ mentarse como espiritual (yo pertenezco a un poder supe­
) i
do se pide a la gente que describa qué cambios existenciales o rior, y él/ella/ello se mueve a través de mí); orgásmico {yo
D fenomenológicos se producen durante tales eventos, la mayo­ i--- pertenezco á la naturaleza, y ella sé mueve a través de mí);
)
ría de ellos hablan de reducción del diálogo interno, una sen­ social (yó pertenezco a mi matrimonio/familia/cultura/co-
j sación de intemporalidad y una expansión del senddo del yo. & munidad, y ellos me impregnan y sustentan mi conciencia);
3
En este estado la persona siente más confianza y seguridad, y o psicológico (mi experiencia/perspectiva encaja dentro de
i'
hace menos hincapié en «mantener el control». Si preguntas 5 un campo mayor de experiencias/recuerdos/arquetipos, y
J dónde acaba el sentido del yo durante estas experiencias, la ellos me guían/informan). Una persona dada puede tener
) persona te mirará confundida, porque no existe un límite cla­ | múltiples experiencias, e incluso múltiples niveles, en su
ro. La experiencia del yo como campo relacional es este sen­ 1 vivencia del yo relacional. El yo relacional es no-local: no es
J timiento expandido que va más allá de los límites de la piel X. una «cosa» localizada dentro de una persona física, de un
J y/o de la ideología, al tiempo que se conserva el centro. Esto ji. lugar o de otra cosa. Es el campo que contiene a las personas,
O unifica a la persona consigo misma y con los demás, permi­ * lugares .y cosas en interconexión viviente. Es posible sentir,
o tiendo conexiones a nivel intrapersonal, interpersonal y (a I comprender y usar este campo de muchas, muchas maneras.
o menudo) también transpersonal. ? La observación más importante para nuestros propósitos
* •
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o 106 &
107
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i» m.fac.n i u-v ve. yuu/MS

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ñas desconexiones son los saludables primeros pasos hacia la
individualización, como cuando un adolescente se rebela
contra su familia. Así, las rupturas de la pertenencia no son
necesariamente malas; son pasos inevitables de separación, y
cabe esperar que les seguirá un reencuentro con el campo en
términos más útiles para la persona. Pero algunas experien-
das :omo los traumas— no permiten que se produzca tal
reconexión. Si prevalecen las condiciones de violencia o trau­
ma, se produce un desgarro mantenido por el que la perso-
na o experiencia queda separada de los campos relaciónales
mayores.
Figura 3.2. Cada distinción de conciencia pertenece a un La conexión con un campo relacional generalmente po­
CAMPO MAYOR tencia la individualidad personal, aunque no siempre es así.
Como Wilber (1995) señala lúcidamente, en la relación entre
es que la experiencia autotrascendente del campo relacional el yo local (individual) y el yo no local (campo relacional)
está presente cuando la vida funciona para una persona; es pueden surgir dos problemas. En primer lugar, la persona
decir, cuando la persona no define o percibe la vida como un puede perder conexión con el campo mayor y quedarse ence­
problema. Por el contrario, cuando la persona lucha con rrada en una «individualidad sin comunión» (o dominancia
un síntoma es porque ha experimentado una «ruptura de la aislada), donde cree que ella ya es el poder o la inteligencia
pertenencia» al campo; la persona ya no se siente conectada últimos. Este es-un lugar de soledad e impotencia donde lo
• a, o en comunión con, un poder o presencia más grande que único que uno puede esperar es más control y dominación.
ella misma. La experiencia del yo está contraída y dividida, y En segundo lugar, la persona puede fundirse con el campo y
la persona no siente el campo unificado que sustenta al yo desarrollar una «comunión sin individualidad» (o codepen-
y a los demás. Este distanciamiento del contexto conduce a la dencia), en la que pierde su centro individual. Éste también
identificación con el intelecto y sus estrategias de control y es un lugar solitario, del que la persona espera ser rescatada
dominación (y a experiencias de estar fuera de control y reac- por otros.
uvas) impulsadas por el miedo, más que a la curiosidad y \a Cuando hay un sentido sano de «individualidad en comunión»,
conexión. Una vez más, ésta es la base para el fundamenta- la persona es capaz de sentir su centro y también la conexión con el
lismo y otras formas de alienación y violencia. campo relational Ambos son fuentes complementarias de guía
La desconexión del campo relacional puede producirse e inteligencia, situadas a ambos lados del yo cognitivo; es
de muchas maneras, la mayoría de ellas involuntarias. Algu- decir, lamente es el terreno intermedio entre el centro inter-

108 109
© LA VALENTÍA DE AMAR

©
© no y el campo externo. Una de sus principales funciones es Así, un importante punto de enfoque de esta terapia es ayu­
© asegurarse que la comunión con el campo relaciona! no dar a la persona a completar su intento de retomar al campo,
© desintegre el propio centro, sino que lo conecte con nuevas pero por medios que le permitan amarse a sí misma y que no
© perspectivas y recursos. resulten autodestruedvos. Como veremos en el próximo capítu­
© La sed por conectarse con el campo relacional es insacia­ lo, en parte esto incluye práedeas cuerpo-mente no verbales. Por
© ■ ble (Fromm, 1956). En este sentido, hay una serie de sínto­ ejemplo, en la práedea de cualquier arte —danza, música, teatro,
-V
) mas psicológicos que se consideran intentos fracasados de aikido, escultura, escritura— Jos artístas suelen hablar de la
*) retornar al campo. La persona puede tratar de integrarse en importancia de «relajarse» y sendr el ritmo. Éste es un proceso
el campo ignorándose p abusando de sí misma. Por ejemplo, disciplinado y riguroso que permite una conexión más profun­
una adicción —tanto si es a las drogas como al alcohol, a la da con el campo relacional del que surgen nuevas posibilidades.
; comida, al sexo, a las malas relaciones o a las sectas— es ini­ En psicoterapia ayudamos a los clientes a hacer esto por medió
) cialmente un intento esperanzado de rendirse a un «poder de métodos relaciónales, entre los que se incluyen la recupera­
superior». Ei agente adictivo —la droga, la persona, el guru— ción y la validación de la experiencia, seguir los ritmos del clien­ y

es una especie de falso patrocinador que promete una expe­ te, fomentar la ecuanimidad, y así sucesivamente. Disciplinas i
) riencia de campo relacional. Sin embargo, el precio que la corno la oración, la rhédi¿ción, el servicio y otras prácticas dé «p
) persona debe pagar es la falta de respeto y el abuso de sí mis­ conciencia también pueden ser de ayuda para algunos dientes.
ma. Así, cuando el individuo cene esta experiencia, acaba sin­ Al explorar la experienda de un campo relacional, recor-
)
tiéndose vacío, deprimido y odiándose a sí mismo. Como la ■ demos que existen muchos modos de conocerlo. Cada per- U
necesidad es tan intensa, y la promesa y la experiencia inicia­ sona tiene un sentido del «poder superior» que es exclusi­
les fueron tan seductoras, la persona piensa qué tal vez ella vamente suyo. Una persona puede sentirlo estando junto al
no dio/tomó/hizo lo suficiente. Esto da lugar a una espiral mar, otra abrazando a su hijo. Una tercera podría sentirlo par­
..) descendente de nuevas actividades autodestrucdvas que lo ticipando en una meditadón grupal, o en el actívismo político.
único.que hacen es potenciar la sensación de vado. Por otra parte, el campo mismo no puede limitarse a ninguna
'i Dé este modo,.una parte del síntoma es ún intento de retor­ descripción. Así, aunque la persona puede activar el campo
nar al yo relacional, mientras que la otra es una recreación de relacional de una manera particular, a continuación puede
J
la violencia autodestrucdva que le exiló originalmente del yo aprender a trabajar dentro de él de manera más general.
j
mayor. Por ejemplo, una persona que toma drogas espera que Por ejemplo, una socia fundadora de un bufete de aboga­
vj
eliminen su aislamiento y su soledad, aunque en realidad los dos tenía dificultades laborales. Cada vez que asistía a una reu­
o agravan. La ausencia de amor en el falso patrocinio propor­ nión con sus socios, se producía una discusión y ella.perdía los
o cionado por las drogas se corresponde con la ausencia de amor estribos. Un modo de entender esta situación es considerar
o en sus anteriores patrocinadores humanos. que la tensión contrae la atención, produdendo un «desgarro

©
o 110 111

J
*•
LA VALENTÍA PE AMAR

de ia pertenencia» a/ campo relaciona] que podría proveer núcleo— y el sentimiento expansivo de comunión con un
cierta guía. Para restabJecer el campo relaciona], podemos usar campo y con una inteligencia mayores que uno mismo. En
\
cualquier experiencia en la que la persona lo haya sentido. La efecto, esto sugiere que el yo cognitiyo cuenta con dos amor­
. abogada entraba en contacto con el campo relaciona! cuando tiguadores: el centro y el campo. Paraelyo relacional es esencial
can taba ópera en su casa. A medida que examinábamos esta experimentar los tres. )
experiencia, ella describió una conexión con una energía Como indicamos anteriormente, los dos primeros objeti­ \
vibrante y preciosa que la rodeaba cuando cantaba. Estudian­ vos del patrocinio son despertar un sentido del yoy despertar j
do esta energía más detenidamente, quedó claro que no esta­ un sentido del mundo. El tercer principio del patrocinio es
ba vinculada con ningún contenido particular de la experien­ introducir prácticas que permitan a la persona navegar entre
cia musical. Más bien, se trataba de úna presencia viviente que estos dos dominios para tomar conciencia de un yo-en-el-
impregnaba y rodeaba la experiencia musical, proveyendo cal­ mundo y de un mundo-en-el-yo. (Como Cristo apuntó, el Rei­
ma, fuerza, ecuanimidad y dirección intuitiva. Exploramos con­ no de Dios está dentro.) Éstas son las principalesfunciones delyo
juntamente cómo podría sentir este «campo de presencia» en cognitivo: patrocinar la experiencia y desarrollar la relación entre los
el despacho, cómo podía senario mientras hablábamos so­ distintos yo.
bre el problema, y cómo podía evocarlo durante las reuniones El yo cognitivo es el sentido básico y cotidiano de yo que tie­
laborales. Como describió posteriormente, su capacidad de ne la mayoría de la gente cuando su vida no es un problema.
contactar y mantener la conexión con el.campo relacional Está socialmeme construido, está basado en la edad actual de
marcó una gran diferencia en su navegación por las siguientes la persona y en su identidad social, y está centrado en la cabe­
reuniones. Le permitió abordar eficazmente las dinámicas rela­ za. Incluye competencias, recursos, asociaciones con otras per­
ciónales de los socios de tal manera que se produjeron cambios sonas, habilidades y múltiples perspectivas. Usa marcos y mode­
significativos. Así, podemos familiarizamos con la experiencia los para establecer significados, planear, evaluar y tratar de
de un campo relaciona] a través de ciertas circunstancias, pero gestionar el mundo de la experiencia. Cuando se presenta el
podemos usarla en cualquier ocasión. síntoma, este sentido del yo desaparece, se contrae, se disocia
o queda marginado del modo que sea. Algunos clientes co­
mentan que lo que desean es volver a su yo «normal».
3. El yo como diferencias relaciónales: El yo cognitivo también es el intermediario entre el yo y el
el principio de relación mundo. Su principal lenguaje son las diferencias relacióna­
les: posiciones diferentes, verdades diferentes, personas dife­
Hasta el momento hemos visto dos formas nocognitivas dife­ rentes, diferentes momentos o lugares, diferentes valores, y
rentes que la persona tiene de cpnocer el yo y la vida: el cem así sucesivamente. En contraste con el centro y con el campo,
tro vibrante —la sensación sentida de seidad en el propio siempre está confrontado con las diferencias, y con la tarea

M2 ___ *313---------
atm-we.N (.íiujüajv r-
IA VALENTÍA DE AMAR

círculos inlerconectados de la figura 3.3. En cuanto a la


Tabú 3.4. Las premisas del principio de relación
identidad psicológica, el principió de relación puede des­
1. La persona toma conciencia de su yo a través de cribirse como la vinculación sujeto/objeto, en la que la per­
conversaciones sobre tas diferencias relaciónales. sona se identifica con una posición —el sujeto, o lo que
D 2. Cuando la «ruptura de relaciones» persiste, la podríamos denominar la posición «yo»— que dirige su aten­
experiencia del yo desaparece, reina el fundamentalismo ción hacia la otra posición, el objeto, o lo que podríamos lla­
egp-mente, y es probable que surjan síntomas. mar la posición «no-yo». Así, el yo cognitive es un patrón de
') 3. Para reducir el sufrimiento y.reconciliar los síntomas, conexiones yo/no-yo que se produce dentro de un campo
restablece una conversación entre las distintas relaciona!.
)
posiciones de la identidad. Esta relación entre yo y no^yo puede expresarse con prácti­
)
camente cualquier distinción. Veamos a continuación algu­
)
nas distinciones relaciónales relevantes en psicoterapia:
de. correlacionar dichas diferencias para desarrollar una
i comunidad eficaz. Como Bateson (.1979) resaltó repetida­ yo (yo, nosotros)/otro (tú, ellos, ello)
/ mente, la mente es relación, y la diferencia es su unidad básica. Así, bueño/rrialo
el reto del yo cognidvo puede describirse en términos del poder/amor
.)
principio de relaáón. Su forma viene representada por los dos interior/exterior •*?

-) masculino/femenino V'

) •
campo/centro
individual/colectivo
sano/enfermo
) problema/solución
terapeuta/cliente
'J vida/muerte
J pensamiento/senümiento
J mehte/cuerpo
consciente/inconsciente
J
J El reto que se nos plantea consiste en qué hacer con estas
■j
Figura 3.3. El yo relacional como patrón que conecta las diferencias. ¿Es una de ellas siempre «mejor» o más impor­
o
. \
diferencias tante que la otra? ¿Pueden tocarse y transformarse mutua-

a
o 114 115
a
r
LJ\ v/ULCml* UL AMAK
mmSi -ÍI
-g
mente? ¿Está cada distinción, de hecho, contenida en su
opuesto, de modo que el enemigo es uno mismo? ¿Hay un
campo unificado que contiene estas realidades? ¿Es posible
honrar las diferencias, al tiempo que se potencia la comuni-
'

j
i
;

¡
Si
um
m
que emergen, ella sigue tres reglas: se enamora de ellos, los
describe con precisión (tal como aparecen, no como a ella le
gustaría que aparecieran), y describe las relaciones que ocu­
rren entre ellos. (jEsto se parece mucho a una buena mater­
dad? Estas son algunas preguntas cruciales relacionadas con nidad!) En Ja primera etapa del proceso, estos seres de su
el yó cognitive y las omnipresentes diferencias que afronta.
i vientre dirigen la historia; en la segunda etapa de la edición,
Lá terapia dé las interacciones del Yo sugiere que, en situa­ su oído de escritora y su arte se activan más. £n ambas etapas,
i
ciones saludables, estas diferencias relaciónales se sintonizan elyo relacional creativo emerge de la conversación entre los diferentes
mediante una conexión conversacional: es el tipo de relación roles: el proceso arquetípico del yo somático y Uts capacidades de patro­
«yo-tú» descrito por Martin Buber (1923/1958). En la inti­ cinio del yo cognilivo.
midad se produce una experiencia del «yo», del «tú», y del a Los ejemplos anteriores sugieren que la relación entre
«nosotros» relacional que sentimos cuando, tanto el «yo» diferencias se despliega en distintos campos. Las diferencias
como el «tú» han sido validados. La experiencia del trance relaciónales requieren un campo relaciona! que Jas conten­
terapéutico (Gilligan, 1987) refleja una relación similar ga, o como Jung describió, un «témenos».2 El contenedor
«yo/(otro) yo». En ella se emplean los términos ficticios para las diferencias mentales puede ser intrapersonal o inter­
«consciente» e «inconsciente» y se sugiere hacer algo mien­ personal: podría ser el individuo, el matrimonio, la familia, o
tras se deja que las cosas ocurran («tu mano puede elevarse ‘i
una comunidad mayor. Sin la fuerza duradera del contene­
involuntariamente»). La experiencia resultante de «está ocu­ '■
dor, las diferencias no podrán ser integradas. Por lo tanto, es
rriendo, pero yo no estoy haciéndolo ocurrir» (por ejemplo, crucial contar con un campo relacional para desarrollarse
mi mano se está elevando, jpero es el señor o la señora X 3 que permita resolver el conflicto.
y no-^oquien la está elevando!) es el punto central de todo Con relación a nuestros propósitos terapéuticos, la terapia
suceso hipnótico. il de las interacciones del yo destaca tres conexiones que son.
La escritora chilena Isabel Allende dio un ejemplo excep­
11
cional de cómo desarrollar este proceso relacional en el arte. | 2. En la antigua Grecia, el témenos era un altar o lugar de descanso
En una entrevista con Michael Toms (1994), describió que los donde (apersona podía recibir apoyo y guía espiritual. Posteriormente, los
personajes de sus nóvelas empiezan apareciendo como «seres S- alquimistas usaron el término para describir el contenedor que contenía
en su vientre». Durante meses, ella contiene amorosamente p los distintos metales que habían de ser trasmutados en oro alquímico. El
4 g contenedor tenía que ser suficientemente fuerte para soportar un calor
a estos seres en una especie de embarazo. Después, el día del
| enorme, jung utilizó el término en este segundo sentido, sugiriendo que
cumpleaños de su madre (para honrar a su madre, que tam­
I algunas relaciones como el matrimonio y la terapia constituyen campos
bién es su editora), ella crea una ceremonia ritual en Ja que r, temcnónicos que permiten que los diferentes elementos del aleñase calien-
estos seres pasan de su vientre a su conciencia. A medida | ten y transformen. • •

116 117
© STEPHEN CILUCAN LA VALENTÍA DE AMAR
i
©
•áj r
necesarias para aprender y desarrollarse. La primera es la petar y valorar cada experiencia, que adopta formas siempre
.>
interpersonal, que involucra al «yo» y al «tú» (Buber, 1923/ i! cambiantes. Este es un proceso difícil, como cualquiera que
‘•i
1958). Cuando la conexión entre el yo y los otros queda ais­ esté involucrado en una relación íntima admitirá rápida­
lada o polarizada —yo contra ti, nosotros contra ellos— los t mente. Requiere estar centrado en el propio ser, mantenerse abierto
problemas empeoran y aumenta la posibilidad de recurrir a al campo relacional, estar dispuesto a dialogar y poseer capacidad
ai
la violencia. La segunda conexión relaciona! es la intraperso- para elfo. Incluso en Jas condiciones óptimas, reina la imper­
*) rial encamada, una relación vertical que sentimos entre el yo fección. Como indicó Bill Wilson (1967), el fundador de
cognitivo/social situado en la «cabeza» y el yo emocional/ Alcohólicos Anónimos:
)
arquetípico centrado en «el vientre». La tercera conexión I
también es incrapersonal, la relación inter-kemisférica horizon­ «Ésta no es una historia de éxito en el sentido habitual
)
tal que se requiere para procesar e integrar la experiencia del mundo.' Ésta es una historia de sufrimiento trasmuta­
)
(Rossi, 1977; Shapiro, 1995). Esta terapia postula que una do, auspiciada por la gracia, un progreso espiritual gra­
. «ruptura continuada de las relaciones» en cualquiera de estos dual.»
) dominios producirá una conciencia «congelada en el tiem­ í
) po» e incapaz de aprender, y por tanto es probable que pro- j Al volver a la relación; se va desarrollando nuestra exper t
) duzca síntomas. r riencia del yo como diálogo. Contener la tensión entre las
En situaciones problemáticas, la relación entre las distintas ;¡ P.. diferencias fomenta una armonía más profunda, y la capaci-
>
posiciones se niega o se ignora. (Como decía Krishnamurti, dad de actuar con amor e integridad. Si nos mantenemos fie- L
toda la miseria de la humanidad cabe en la brecha entre el les a la conversación, en algún momento ocurrirá lo que Jung
)> i]
sujeto y el objeto.) Un «tú» interpersonal se convierte en un (1916/1971) denominó la «función trascendente»: los opues­
* «ello» objetüicado, y los «seres en el vientre» quedan reduci­ tos se unifican, y una contradicción difícil se transforma en
> dos aun «otro no-humano» (por ejemplo, depresión o ansie­ una grácil integración. Ahora las diferencias se ven como
dad) que ha de ser retirado del modo que sea necesario. complementos esenciales, y sentimos una unidad más pro­
La vida nos traspasa a medida que pasamos por ella. En el funda. Jung describió este proceso por el que las diferencias
i; yo cognitive,.esto está representado por una serie de expe­ pasan del conflicto al apoyo mutuo como una herramienta
riencias progresivas/ la clave está en encontrar modos de res­
J) ¡*
i
central para el crecimiento del yo. Lo que permite que se pro-
•J)
/ 3. Éste no es un desarrollo lineal: es más una espiral progresiva de únicos. Asimismo, cada parte del ciclo tiene sus propios tipos de experien­
ciclos de.desarroUo- Cada ciclo tiene un principio, una parte media y un cias; por ejemplo, el fina! de un.cido a menudo incluye más experiencias
final. Por ejemplo, un matrimonio largo puede tener cuatro o cinco ciclos de pérdida e impotencia cognitiva. Ésta suele ser la etapa en la que los
O de desarrollo a lo largo de su curso. Cada ciclo tiene sus experiencias y retos clientes vienen ayer al terapeuta.
v,

c?.
O. 118 119
J
LA VALENTIA DE AMAR
-i
-#

duzca esta notable transformación es, por supuesto, la valen­ somático, aportando sus energías/reran. Para darnos cuenta •5
tía de amar. del valor humano de estas energías, debemos patrocinarlas y
transformarlas en formas de expresión essen. Como ilustra la \
figura 3.4a, este patrocinio procede dos fuentes: el yo cognid- )
CÓMO SE DESARROLLAN LOS SÍNTOMAS vo y los patrocinadores externos. En un primer momento, el
SEGÚN EL ENEOQUE DE LAS yo cognidvo apenas está desarrollado, de modo que los patro­ •%
INTERACCIONES DEL YO cinadores externos son particularmente importantes. Con sus •
bendiciones y apoyo, la persona se va desarrollando lenta­
Los tres principios de seidad, pertenencia y relación —y sus mente. Seguimos necesitando ser vistos y queridos por los
correspondientes experiencias de un centro en el yo somáti­ demás, pero, gradualmente, añadimos la capacidad de hacer­
co, un campo en el yo relaciona!, y una diferencia felacional lo por nosotros mismos y también de hacerlo para otros-
en el yo cognitive— sugieren cuestiones que pueden ayudar
a la persona a estar presente y a responder: Campo relaciona! saludable Campo relaciona! no saludable

(a) (b)
1.- ¿Puedes sentir tu centro?
/Y Yo X\
2. ¿Puedes sentir una conexión con una presencia mayor Yb ; / cognitive \ \
cognitlvo l (desconec-J
que tú? Ss\ lado) /
Patrocinadores
3. ¿Puedes mantener la tensión entre opuestos y experi- Patrocinadores negativos N- .
positivos (-aliens»)
' mentar la conversación entre diferencias?
somático
. \ (desaten- y:
’ Yendo en el otro sentido, los principios sugieren que los \V dido)

síntomas reflejan tres tipos de rupturas mantenidas en el


/"Ruptura
tiempo: una «ruptura dé la seidad» (de la bondad, de los Yo relacional v/ en»
o pérdida del
dones y de la vitalidad del yo), una «ruptura de la pertenen- yo reladonal
cia>? al mundo, y una «ruptura de la-relación» con el «otro».
A partir de estas premisas podemos construir un modelo Figura 3.4. El espacio relacional del yo cognitivo,
operativo para la terapia de las interacciones del Yo. La figu­ EL YO. SOMÁTICO Y PATROCINADORES EXTERNOS

ra 3.4a representa una situación de aprendizaje saludable en


la que están involucrados tres aspectos de un yo relacional: Por desgracia, este proceso de desarrollo puede quedar
(1) el yo somático, (2) el yo cognitive y (3) los patrocinado- detenido por distintos motivos. Los patrocinadores externos
res positivos. En cada experiencia, la vida fluye a través del yo pueden desatender a la persona o abusar de ella. El mensaje

120 121
© STEVHEN CILLICAJ^
LA VALENTÍA DE AMAR

©
mm! ?
.»*

básico, que lacera ei cuerpo-mente y atacael punto tierno, es sobre cómo distinguir las propias voces y visiones de aque­
que la persona es indigna de amor. Como ilustra la figura í
llas que son «ajenas», y nos chupan la energía de vida y el
3.4b, una maldición invade a la persona, produciendo una íi
autoamor. En ios capítulos 5 y 6 se presentan algunos modos
i ruptura en la relación entre los yo cognitive y somático, así
i]
j %
de llevar a cabo este'proceso.
•a
) como una ruptura en la pertenencia al campo relacional. Es
-s
ft. Mientras que el yo definido por el problema se identifica
i posible que esta ruptura traumática nd pueda,ser procesada • erróneamente con los patrocinadores negativos, también se
s
sb'cialmente —hablando con otros— o somáticamente (véa­ desidentifica erróneamente del yo somático. En la terapia de
I se Shapiro, 1995). La ruptura puede ser negada, minimizada, i las interacciones del Yo decimos que yo el somático queda
repetida, racionalizada o devaluada del modo que sea. Esto reducido a un «yo desatendido». Se rechazan sus contenidos

no consigue sino reafirmar la maldición y la persona interio­ ij —sentimientos, imágenes, símbolos—, y se teme su presen­
riza las «ideas ajenas» como propias. cia misma. Así, cuando lapersona tiene un síntoma, identifica equi­
Vemos esto en terapia cuando un diente dice cosas como: Ij if vocadamente las presencias alienígenas como propias, y rechaza su
» «Verdaderamente me estoy fustigando a mí mismo.» Enton­
a
yo básico, considerándolo extraño e indigno de confianza. Además,
ces, el terapeuta puede preguntar: «¿De dónde has sacado la
3 las presencias extrañas producen una contracción del yo cog­
) idea de que esas voces son cuyas?» Seguidamente, el terapeu­ nitive.
) ta puede compartir la observación de que cuando se presen­ Se puede decir que un yo definido’ por el problema su­
) tan las influencias negadvas—autocríticas cargadas de odio—, fre de tres modos relacionados entre sí (Herman, 1992). En
la persona parece que tiene que «irse». Esto debe hacerse primer lugar, el yo cognitivo queda constreñido, disociado, 4-
*1
)
delicadamente y con simpatía para acceder a la experiencia
I fragmentado, volviéndose inaccesible. Cuando viene el pro­
de abandono y al sentimiento asociado con ella. Entonces el blema, el yo cognitivo se ya. En segundo lugar, el yo somáti-
h
terapeuta podría animar al cliente a tomar conciencia de lo | j; co queda atrapado en un estado de «bloqueo neuromuscu-
que ocurre a su sentido del yo cuando está «bajo la influen­ & en un estado de congelación y miedo caracterizado por
cia» de tales ideas. La.mayoríade los clientes se sienten inme­ las emociones descontroladas, la hiperexcitación y la hiper-
i diatamente constreñidos, disociados o encogidos en algún vigilancia, la somatizacíón y la regresión. En tercer lugar, la
f sentido. Podemos establecer la premisa siguiente: una idea persona no puede eludir las imágenes y voces invasoras de
¡ft
J básica en ciertas prácticas como la meditación y la hipnosis es .5 los patrocinadores negativos que definen el yo como malo,
que no todas las ideas que pasan por nuestra mente nos per­ í |: indigno de amor, merecedor de violencia, y así sucesiva-
J
tenecen. A veces sugiero, con un guiño irlandés, que la per­ Ij; mente. En el lenguaje de las interacciones del Ib decimos
>1
J
1
sona parece «poseída por alienígenas». Ofrezco mi opinión
de que escuchar la propia voz debería producir más presen-
cia en lugar de menos. Esto da lugar a toda una discusión
J
;j
I
Dl
que el yo cognitivo desconecta; él yo somático queda desa­
tendido, literalizado y congelado en una forma fija; y los
^ patrocinadores negativos asientan su presencia en las mal-
'i\

í
o 122
, • 123
J ■0
aa -»
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diciones y prácticas autodenigrantes de ios pensamientos ■i¡ IIIIIÍÍr manera operativa. Una vez más, el objetivo de patrocinar el J
alienantes. yo desatendido es encontrar un camino medio entre los
Esto sugiere que se han de emplear Jos tres principios ig||||||- extremos de la desconexión (causada por Ja disociación, la )
interconectados de intervención expuestos en la tabla 3.5. En j lllllP falta de escucha, la dominación, la intelectualización, la ne-
< )
primer lugar, la comunicación terapéutica debe abrir el acce- 1g¡HjjÜlll gación, la proyección, etc.) y la indulgencia (causada por )
so a Jas competencias, Jos recursos, y Jas perspectivas deJ yo H la inflación, Ja identificación, la expresión desordenada, la
I )
cognitive, ayudando a retenerlos. Este es un aspecto crucial m regresión, el sentimentalismo, etc.). Se busca el equilibrio
de la terapia, aunque tradicionalmente se pasa por alto. || )
l entre las energías fresseny las disciplinas essen, como en la
Generalmente la terapia sintoniza con el yo desatendido y $ relación de un artista con su arte o de un buen padre con su )
■i
hace que el terapeuta cargue con las competencias del yo cog­ «j ¿- hijo. )
nitive. Es crucial que el terapeuta no olvide que el cliente tie­ 1*
En tercer lugar, es necesario volver a despertar la con­ )
ne muchos recursos y competencias que no son evidentes !í: ciencia del campo relacional. Esto significa identificar y reti­ )
cuando se identifica con el problema, aunque sigue tenien­ &
B
i rar las presencias alienantes, y revivir los conocimientos del )
do acceso a ellos. yo relacional. Como veremos en posteriores capítulos, luchar )
n u oponerse directamente a los pensamientos alienígenas sue-
Tabu 3.5. Tres objetivos en u terapia de us i; le ser contraproducente. Si atacas la violencia con más vio­
INTERACCIONES DEL YO lencia, invariablemente te verás absorbidoen su vórtice y per­
•4 petuarás tu sufrimiento. Un camino más útil para la persona )
í
1. Reconectar la atención con las competencias y recursos es llevar la atención a su centro. Cuando el yo cognitivo pa­ -v

del yo cognitivo. trocina el yo somático, se supera la alienación, pudiendo


Sf
2. Acceder a las experiencias desatendidas del yo somático í!
r• acceder a nuevas respuestas. Asimismo, la conexión con las
I
y patrocinarlas. experiencias ordinarias de autotrascendeñcia (caminar en la
3. Reconectar la conciencia con su fuente en el campo S naturaleza, sentir amor) ayuda a la persona a conectar con
T-
relaciona!. & una presencia más poderosa que cualquier presencia alie­
nante. Pedemos haJJar buenos ejemplos de cómo encontrar,
b
y mantener esta conexión con el propio centro y con un
En segundo lugar, es necesario iden tificar, validar y patro­ campo relacional por doquier, y también en la propia vida
cinar el yo desatendido. Muchas de las comunicaciones de la del diente. Un ejemplo especialmente relevante son las
persona primero revelan, y después ocultan, la experiencia historias de prisioneros políticos como Nelson Mandela o
ll
del punto tierno, de modo que a veces resulta difícil sentirlo Nathan Sharansky (1988): examinándolos, la persona em-
y nombrarlo con precisión, y empezar a patrocinarlo de íi pieza a descubrir que el autoamor es una práctica rigurosa,
pi

i*.
124 125
m-
\

© yiJ-t>HEN Ciü.lGAN y
5
LA. VALENTÍA Dfc AMAR.

©
y también es el antídoto más fiable para superar la repre­ y ce que no hay nadie en casa. Una ruptura de la pertenencia
f
sión y la alienación. » significa que no se siente la comunión con un poder superior
Para trabajar simultáneamente con estos tres aspeaos del $.£ —social, espiritual, ecológico—, y por tanto crece el aisla­
yo relaciona! es importante mantener una atención integra- § miento y la «individualidad sin comunión». La ruptura en el
da, centrada, estable y que responda a múltiples niveles reía- fr
Li
campo de las relaciones significa que la persona se identifica
cionales. Es igualmente importante desarrollar habilidades { con un aspecto de una distinción y se niega a reconocer o
) de patrocinio. A continuación, nuestro comentario va a diri- aceptar la distinción complementaria. Esto conduce al con­
) girse a estas dos áreas. * j í; flicto recurrente o a la rearada, siendo sus consecuencias
) cada vez más dolorosas.
Una variable crucial dentro de esta ecuación es la relación
)
RESUMEN con el punto tierno de nuestro centro que está en proceso de
)
despertar. A medida que pasamos por la vida, las experiencias
) s*
El aspecto más importante en nuestra experiencia psicológi­ fressen del yo somático fluyen a través nuestro. Las bendicio­
) ca humana es la idenddad. El modo quevtenga la persona de nes y la guía de un patrocinador posiüvo nos permiten culti­
.) plantearse está cuesdón y dé responder a la misma consdtu- var estas energías,' produciendo las formas «sen del yo rela-
.3
) ye la base de buena parte de su experiencia y de su conducta. cional. Y lo que es igualmente importante, el patrocinio «i*

La terapia de las interacciones del Yo asocia la idenddad con positivo permite el desarrollo de las habilidades de autopa-
los tres principios de seidad, pertenencia y relación. Esto trocinio.
•3
corresponde a las experiencias de un yo somádeo y su centro Los ataques o el descuido del patrocinador negativo con­
)
senado; un yo relacional dentro de un campo (relacional); y •1 : gelan la energía fressen y la desconectan de las útiles formas
• J un yo cognitivo que permite el patrocinio y la integración de essen. Entonces se produce una ruptura prolongada entre el
) las diferencias relaciónales. Es decir, lápersona está viva, sabe yo cognitivoy el yo somático. El síntoma representa un esfuer­
-3 que está viva porque se siente conectada con algo mayor que zo i'ecurrente por integrar esta energía fressen maldecida,
'i ella misma, y aprende sobre la naturaleza de su vivacidad pero vuelve a ser rechazada cada vez, generalmente debido
3 afrontándo, y finalmente integrando, las diferencias relació­ al miedo o la ignorancia dél yo cognitivo, o a la violencia de
nales. los patrocinadores externos. Cuando se presenta un síntoma,
3
El desarrollo a lo largo de estas líneas puede quedar dete­ la persona tiende a perder conexión con el campo relacibnal,
nido por tres tipos de «rupturas». La ruptura en la seidad sig- desconectándose de las competencias del yo cognidvo e iden­
J nifica que la persona pierde la conexión con su centro, y con­ tificándose erróneamente con las maldiciones y prácticas
> secuentemente con su vitalidad, su bondad y sus dones autodenigrantes de los patrocinadores negativos. A medida
O únicos. Es posible que las luces estén encendidas, pero pare- que las energías fressen (que son la base de la experiencia sin-
^7

e
o 126 i
;
127
O
tornática) despiertan una y otra vez, la persona devalúa esas
experiencias, produciendo así un síntoma recurrente. Para
XT'- •
patrocinar y transformar el síntoma en una valiosa experien­ ')
cia de aprendizaje, el terapeuta trata de (1) reactivarlas com­ '•)
petencias del yo cognitive, (2) conectar con el «yo desaten­ )
dido (somático)» y patrocinarlo, y (S) recuperar la conexión
de la persona con el campo relational.

}
)

Prácticas )
i

128
©

4. LA VUELTA BEL EXILIO: PRÁCTICAS


PARA COORDINAR LA MENTE CON LA
NATURALEZA
)

I «(El maestro zen) Basho dijo una vez a un gru­


po de estudianles: «Para aprender sobre el pino,
) ve al pino. Para aprender sobre el bambú, ve al
) bambú. Pero este aprenderno es lo que Cú piensas
que es aprender. Sólo aprendes absorbiéndote
4 totalmenie.en aquello que quieres aprender. Hay
)
muchas personas que piensan que han aprendido
algo y construyen voluntariosamente un poema
•*) que es artificio, que no fluye de su delicada entra­
J ‘ da en la vida de otro objeto.»
-) Gary Snyder

)
«Si el terapeuta trata de tomar un paciente,
darle ejercidos, contarle diversas historietas, tra­
> tar de que venga a nuestro mundo por razones
equivocadas, manipularlo... entonces surge un
problema, la tentación de confundir la manipula­
J
ción con la cura...
J Creo que en realidad las disciplinas de medi­
J tación tienen qüe ver con esto... tienen que ver
J con el problema de cómo llegar allí sin ir por el
J camino manipulador, porque el camino manipu-.
lador nunca puede llegar allí.»
•J
u GrecoryBateson
C7
Z>
•O 131
va
1 Ü
3 *
'1*
«La Iluminación es un accidente, pero la prác- *! | po relacional, somos más capaces de dirigir nuestra atención
tica hace que seas propicio al accidente.» 'i para relajarnos, enfocarnos, abrirnos, mantenernos centra­
t
dos y actuar con decisión. También somos capaces de reco­
Richard Baker Roshj * nocer más fácilmente que nos estamos sintiendo desconec­
tados y aislados, para así poder reconectar con el sentido de
Cuando caminamos por el bosque o cuando sentimos la res­ seidad, pertenencia y relación.
piración y los latidos del corazón del ser querido que tene­ * El desarrollo de estas habilidades requiere practicar el
mos en nuestros brazos, nos sentimos conectados con una cultivo de la atención diariamente. Estas prácticas nos ayu­
inteligencia y armonía más profundas. Pero cuando la vida dan a estabilizar la atención, y eso nos permite responder
nos resulta problemática, este campo relacional natural se a la vida en cada momento, en lugar de limitarnos a reac­
olvida: el yo y los procesos mentales se ven y experimen­ cionar a ella. En este capítulo exploraremos cuatro méto­
tan como separados de la naturaleza (incluyendo nues­ dos generales: (a) atención a la respiración y relajación
tros cuerpos). El mundo natural está «ahí fuera», la mente muscular, (b) soltar o centrar nuestra atención, (c) abrir
lo está observando desde «dentro», y la usamos para domi­

nuestra atención al campo, y (d) limpiar las puertas de la
r?
narlo o controlarlo. Pero, como Bateson (1979) argumentó percepción. La idea general es que', a medida que desarro­
elocuentemente, mente y naturaleza son una unidad nece­ llamos la coordinación cuerpo-mente, la ideología y el
saria. Ambas son aspectos diferentes de una totalidad sub­ entendimiento rígido se disipan. A medida que integramos
yacente. la conciencia essen y la energía fressen, la tensión neuro­
. Cuando las prácticas y principios consideran que mente a muscular en la que se basa la conducta sintomática se aflo­
y naturaleza están separadas, empiezan los problemas. La [r ja, posibiiitahdo la curación y el alivio del sufrimiento. La
terapia de las interacciones del Yo considera que los sínto­ persona es más capaz de responder y menos reactiva, más
mas surgen cuando los procesos mentales de la persona flexible y menos rígida, está más sintonizada y menos des­
Ü
están desconectados de su centro y de la sensación.de cam­ conectada y aislada.
po. De hecho, el síntoma es parte de un intento de reparar I Teniendo en cuenta el valor de estas habilidades, al tera­
|!
la brecha que se abre entre mente y naturaleza. Si podemos Üi peuta se le anima a usarlas de manera personalizada en su tra­
escuchar detenidamente lo que el síntoma nos cuenta, ya no • <d
bajo con los clientes. Pueden usarse en cualquier momento
necesitamos temerlo ni intentar (en vano) destruirlo vio­ de la sesión en que convenga centrarse, relajarse, asentarse o
lentamente. mostrarse recepdvo.
Para escuchar a este «otro», conviene empezar por reco­
nectar con el campo unificado que contiene tanto al yo como
B
al otro. Cuando estamos centrados y asentados en este cam-

132 133
SlfcrHKN (JILL!(JAN LA VALENTÍA DE AMAR

4.

©
ATENCIÓN A LA RESPIRACIÓN Podemos tomar unas pocas respiraciones profundas para sol­
Y RELAJACIÓN MUSCULAR tar las tensiones musculares y enfocar los ojos suavemente en
la punta de la nariz, o en un punto del suelo como a unos dos
3
De Jos métodos que se emplean para relajar la atención, la metros por delante de nosotros. (Alternativamente, podemos
ySSS
conciencia de la respiración tal vez sea el más importante. dejar que la atención descanse delicadamente sobre el mús­

)
Probablemente nada afecta tanto ala conciencia como la res­
piración. Exponiéndolo de manera simple: sin respiración no
m >:
ai i
culo abdominal que asciende y desciende con cada respira­
ción) . En lugar de inspirar, deja que entre la respiración. (Uno
p.-
hay vida. El precioso don de la vida nace o «es inspirado» de de los mitos de la creación.cuenta que Dios respiró su aliento
nuevo con cada inhalación, y muere o «expira» con cada en la nariz de Adán). Cuando sien tas el aire en erar por las fosas
exhalación. En momentos de estrés perdemos conciencia de I ' nasalesy llenar el bajovientre, cuenta en silencio: «Inspiración,
nuestra respiración, que se constriñe y se hace irregular, por 5- uno». A medida que sientas salir el aire, cuenta en silencio:
\
eso somos incapaces de procesar la experiencia (de dejar que | . «Espiración, uno». En la siguiente respiración marcarás Ja
la vida noo •--atraviese»). Nuestra concienciaya no está basada inhalación con las palabras «inspiración, dos», y exhalación
\ en la respiración ni está creada por ella, pasando a estar res­ con las palabras «espiración, dos», y así sucesivamente.
) tringida y basada en los músculos. El pensamiento condicio­ Durante esta práctica puedes sufrir muchas distracciones. *•
) nado por la constricción muscular es profundamente con­ Cada vez que te des cuenta de que te has perdido, reorienta *
servador: empantana el río de la vida que fluye a través del yo g delicadamente la atención, pudiendo empezar de nuevo o con­
í
somático, dejándonos aislados en las comprensiones y en los tinuar donde lo dejaste. Deja que cada respiración disipe las
marcos fijos del yo cognitivo. Entonces nos limitamos a repro­ imágenes mentales y pensamientos contenidos en tu concien­
ducir los mismos patrones en lo que «vemos y hacemos». Esto ül cia. La cosa consiste en experimentar conciencia sin control o
i
es particularmente problemático en las áreas de conducta sin- i análisis, cada vez con más frescura, flexibilidad y solidez.
i tomática, en las que prevemos que las antiguas maneras de | ? Entrenar la conciencia de la respiración parece muy sim-
-n responder tendrán resultados insatisfactorios. Así, una de las ,| pie, pero es todo un reto, y también ayuda a aliviar los pensa-
) principales herramientas para cambiar la conducta es re-aso- j jj mientes y conductas no deseados. La idea básica es que para
ciar la conciencia con la respiración. ü | dejarse poseer o atrapar por los patrocinadores negativos, la
)
Existen muchas prácticas que nos ayudan a conseguir este .'i -
i i| persona debe cerrarse al aliento de vida. Como ésta es una
i
i
objetivo. Una técnica de meditación muy simple es contar las m actividad tan crónica, y por tanto inconsciente, raras veces
inspiraciones y las espiraciones. El terapeuta puede practicar ií j& somos conscientes de cuándo lo hacemos y de sus efectos
J en su propio beneficio y/o sugerírselo al cliente para benefi- ¡ H; negativos. Cuando empieces a notar la correlación entre la
J ció de ambos. El primer paso consiste en sentarse cómoda y | || respiración y la calidad de tu experiencia, podrás buscar los
relajadamente, con la espalda recta y sin cruzar las manos. .1 i|j beneficios de la respiración consciente. El objetivo es dejar
C7 í
O •£
12?'
ib
sJ 134 m. 135
:Í3 iife;.
LA VALfc-M 1IA Ufc AMAK

es
que cada experiencia y pensamiento sigan atravesando núes- • detectar y aflojar las tensiones musculares en el curso de la
tra conciencia, lo que nos permite soltar la identificación. conversación terapéutica. Además de la conciencia de la res­
Una aplicación terapéutica simple de esta práctica es piración, existen otros métodos para relajar los músculos, que
tomar una imagen, un pensamiento o un sentimiento anta­ describimos seguidamente.
gónico y preguntarte: ¿Lo sientes «dentro» o «fuera» de tu
í
respiración? Generalmente, los procesos difíciles se experi­ 1. Concentración relajada. Siguiendo el principio de Errol
mentan fuera de la respiración. Cuando te concentras en la i-j
Flynn que indicamos en el capítulo 2, la terapia de las inte­
%
respiración y después haces el experimento de llevar delica­ racciones del Yo se interesa por desarrollar esa experiencia
damente la imagen, el pensamiento o el sentimiento proble- de relajación en la que uno no está «ni demasiado tenso ni
máticó’«deñtro» de la respiración, a menudo se produce un i:
;; demasiado flojo». La idea es no estar pasivo, obnubilado o en
cambio significativo respecto a ese «antagonista». Ampliare­ 1 trance, sino fresco, firme y libre para sentir y responder. Esto
mos esta idea cuando describamos la práctica tibetana de ton- puede conseguirse relajando Las áreas-de tensión en lugar de
glen'en el capítulo siguiente. % ir- intentar «librarse de» la tensión.
Un método clásico es el de la relajación progresiva, por el
que se pide a la persona que tense —y a continuación relaje
RELAJACIÓN MUSCULAR sucesivamente—cada parte del cuerpo. Por ejemplo, se le pide
que dirija su atención á los pies, que tense todos los músculos
El capítulo 1 introdujo el principio de que el río de la vida flu­ b
de los pies y después que suelte la tensión con la espiración. A
ye a través tuyo, excepto cuando no lo hace. La idea es que, a continuación se repite el mismo proceso para los tobillos, las
medida que las experiencias fluyen a través de la persona, la pantorrillas, y así vamos subiendo hasta la cima de la cabeza. El
falta de voluntad o la incapacidad de «estar con» una expe­ terapeuta también puede aplicarse este procedimiento a sí mis­
riencia dada produce un cierre neuromuscular —una res­ mo en cualquier momento de la sesión para estar más centra­
puesta de lucha o huida— que bloquea el procesamiento de do y receptivo.
dicha experiencia, y reduce la receptividad a otras nuevas. l También podemos usar el mismo método de manera
Cuando el cierre neuromuscular se mantiene crónicamente, i menos sistemática. Se puede pedir a la persona que escanee
t i
se convierte en un hábito, es decir: la persona está tensa y blo­ su cuerpo, permitiendo que la-atención conecte con áreas
queada sin ser consciente de ello, y las experiencias no pro­ X donde hay una tensión significativa, y que después aplique el
cesadas quedan en una especie de «purgatorio» o tierra de j:' proceso de «enfoque y relajación». Por ejemplo, una cliente
nadie dentro del yo somático (véase Shapiro, 1995; van der ' [; se quejaba de una fuerte tensión en el vientre cuando habla-
•Kolk, 1994). Éste es elyú «desatendido» de ¿a terapia de las inte­ f ba con su novio. Él la animaba a «aligerarse» y a entrar en el
racciones del Yo. Así, una habilidad crucial para el terapeuta es | flujo de las cosas, pero ella sentía que su vientre se tensaba
)
¡.
136 137
© jtf.rnciN
Ser VALENTÍA DE AMAR
* @i

í. más y más. Yo le sugerí que escuchara y prestara todavía más


K
• za por una conciencia expandida del campo relacional que
atención a la sensación de su vientre, pero que lo hiciera sin contiene tanto al observador como lo observado, así como
o tensar mucho los músculos. Esto le resultó un poco difícil al por la reducción del parloteo analítico. Uno se siente estable
principio, pero, a medida que continuó con este proceso de ; y asentado mientras deja «fluir» por su conciencia las sensa­
O «concentración y relajación», se fue sintiendo más centrada ciones e imágenes. Esto es especialmente útil para el tera­
1 y atenta a sí misma, en lugar de estar atenta ^ su novio. Mi peuta cuando la presentación del cliente le distrae o le resul­
‘3 cliente fue capaz de afirmarse así misma de una manera cen­ ta difícil de seguir. Es parecido a lo que un bailarín hace con
trada y directa, sindéndose más fuerte y tierna consigo mis­ íi su pareja, o a lo que un jugador de baloncesto o artista mar­
■}
ma durante el proceso. No se trata tanto de abandonar la cial hace con su oponente: desarrolla una atención suave
«sensación visceral» como de enfocarse aún más en ella, pero pero concentrada que reduce su reacción a los «falsos inten­
\
con menos tensión. Esta capacidad de concentración pro­ tí tos»,:al tiempo.que potencia la conexión coq su centro. En
3 funda sin contracción muscular es una de las principales £
. términos terapéuticos, esto permite que el terapeuta se man­
caracterísdcas de la hipnosis y de la meditación, así como la tenga sintonizado con el cliente, independientemente de
3 marca disüntiva de una conciencia entrenada y madura. I dónde lleve su narración. El cliente puede entrar en fanta­
) Refleja la capacidad de udiizarel proceso mental sin desco­ sías mentales, pero el terapeuta mantiene los pies en la tierra '
i nectar de la naturaleza, de modo que ambos mundos—des­ y capta la «sensación sentida» del yo desatendido. Esto ayuda
cripción y experiencia— puedan trabajar en cooperación. al terapeuta a retornar delicadamente con su atención a la
)
También podemos tener como diana el enfoque externo. realidad del momento presente.
♦ Por ejemplo, el terapeuta podría usar esta técnica discreta­ H En este tipo de terapia, al.proceso de deslizarse hacía las
mente mientras habla con los clientes. El terapeuta puede fantasías mentales se le denomina «tocar e irse». Significa que
* ) . enfocar su atención en el cliente y después relajar el enfoque cuando la conversación terapéutica toca el punto tierno del
• *_.) de manera general mientras mantiene la concentración. Este cliente, éste traslada automáticamente la atención—tanto la
proceso puede repetirse hasta desarrollar una sensación de U suya como la del terapeuta—lejos de este lugar vulnerable.
J concentración relajada.1 En general, este estado se carácteri- •'i
X]
'5
¡menso enfoque exiemojunto con un abandono de las modalidades habi­
J 1. El psiquiatra Arthur Deikman (1963, 1966) resalta la experiencia y ai.
S. tuales del pensamiento y de la percepción analíticos. -
J el valor de la concentración relajada. Al hablar de este concepto de la
•i Asimismo, el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi (1990) ha investigado
«experiencia desautomatizada», en la que la persona se deshace del «capa­ J •i
razón de la percepción automática, y de los con troles automáticos afectivos i r extensamente la experiencia del «flujo». En la experiencia def flujo, tanto
del enfoque intenso como la relajación son críticos. El pensamiento se hace
J> y cognitivos para percibirla realidad más profundamente» (en Tart, 1969, í más claro y agudo a medida que la persona desarrollado que Gendlin
O p. 222), Deikman resaltó que este estado podía desarrollarse mediante un
k (1978) llama una «sensación sentida» de esta experiencia.
O ii..

© i,
4
O 138 -A
139
.J
(
s LA VALENTÍA DE AMAR

Por ejemplo, es posible que el diente cambie repentinamen­ sas como la mandíbula, la frente y los hombros.) La idea es
te de tema; Si la atención del terapeuta no está estabilizada j] S
.-n llevar la atención a cada zona para poder soltar la tensión
en una concentración relajada, podría distraerse y perder la íi muscular.
pista de un suceso crítico en la terapia, a saber, la vuelta a Por ejemplo, para relajar la mente, conviene adoptar la £
• 1
la conciencia del yo desatendido. =, idea budista de que la mente es espacio, y el espacio es el cie­
lo. Señamos que el campo donde se mueven los pensamien­
2. Llevar el peso a la parte posterior (o a la parte de abajo). Otra 15 tos es una «apertura» o un «vacío lleno». Presentamos la idea
manera de relajar la tensión muscular es llevar la atención a ¿
í o la sugerencia de «suavizar la mente», e invitamos a dar una
la parte inferior (o posterior) de cada grupo muscular; las h
¡as
•respuesta receptiva. Esto ayuda á sentir la zona más densa y
plantas de ios pies, la parte posterior de las piernas y los bra­ agitada de la mente2—que para la mayoría de la gente está en
zos, la parte inferió»: de las orejas, etc. (Tohei, 1976). La idea la cabeza—y empezar por allí. Con entrenamiento podemos
es experimentar que la gravedad te va calmando delicada­ desarrollar un tipo de conciencia, llena de una atención
mente, permitiéndote sentirte centrado y asentado. % directa y sentida, que no trata de arreglar las cosas. Una vez
Otra técnica relacionada con las .anteriores es la de pres­ más, esta conciencia puede ser de ayuda tanto para el tera­
i
tar atención a las sensaciones en las partes curvas del cuerpo: peuta como por el cliente. Nuestra meta no es una presencia
por ejemplo, las suaves curvas de la muñeca; el espacio cur­ Íl
mental reducida o torpe, sino a una mente más clara y libre
vado qué va desde la parte interna del pulgar hasta el lateral í] de agitación.
del dedo índice, la curva del cuello que desciende hacia el I Si la mente está agitada, resulta muy difícil relajar el cuer­
hombro, o la parte interior del codo. Esta práctica tan simple i
po, y viceversa, de modo que es conveniente ir pasando la aten­
lleva la conciencia delicadamente al cuerpo, reduciendo el I Si
ción por sus distintas partes. La cuestión, fundamental en
li
parloteo interno e incrementando la capacidad de respuesta g muchas artes marciales, es que la verdadera fuerza, la resisten­
.l!
al momento presente. cia y la valentía vienen de acallar la agitación. Esto difiere de la
•:i
noción prevaleciente en nuestra sociedad de que «cuanto más
• 3. Suavizar la agitación. En el estado común de bloqueo - ; duros seamos, tanto mejor». Solemos favorecer las ideas «ter­
neuromuscular, la mayor parte de nuestras experiencias, pen­ cas» más que las «permisivas», solemos reñir a la gente por ser
samientos y acciones surgen de un estado subyacente de agi­ ¡¡
demasiado blandos, y nos exigimos «apretarnos el cinturón» o
tación (miedo, ira o deseo). Un ejercicio simple para ayudar trabajar duro.-Temendo en cuenta este sesgo social, no nos sor­
í
a reducir laagitación es pasar por una serie de delicadas auto­ n¡ prendería que asociáramos la «mente suave» con volvernos
sugestiones para «suavizarla mente... suavizar el cuerpo... sua­ «blandengues» o con «estar volados». AJ contrario, mente sua­
vizar los ojos... suavizar el corazón... suavizar el alma». (Se
pueden incluir sugerencias adicionales para otras áreas ten- m fl K-
ve significa mayor concentración, mayor capacidad de res­
puesta y una mayor agudeza conceptual. En cualquiera de las


140 141
g
a> c.rrig.r<
© LA VALENTÍA DH AMAR

» ©
©: artes escénicas, estar alerta de forma relajada es crucial. Este
%
S I cíales (así como en las artes escénicas). También se refleja en
*5 estado requiere una delicadeza que es la base de la ejecución k la sugestión hipnótica general de «dejarse caer» y «entrar más
1 precisa y de la flexibilidad. En este capítulo nos interesa desa­ *
profundamente»'en el trance.
rrollar los métodos de ese estado de precisión delicada. '!
¡i
•1 l]
y & Centrarse en el corazón
1 CENTRAR LA ATENCIÓN
u
) >1 .t Pensar con el corazón es igual de importante que pensar con
«De los cinco pensadores judíos que hicie­ ;i i
la cabeza. Como dijo Pascal, «el corazón tiene razones que
ron el bien, el primero, fue Moisés, que apun­ 5
la razón ignora». (Es interesante apuntar que las enferme­
•i
i ió a la cabeza y exclamó: «Centraros en los i
[! dades de corazón están entre las más comunes en el mundo
mandamientos, en la mente. Si os concentráis
occidental.) Podríamos decir que el lenguaje —y la mente—
I en mantener estos mandamientos en vuestra [y
[: son poderosos, evocaúvos y creativos cuando están sincroni­
mente, no podéis equivocaros.» A continua­
1' zados con los latidos del corazón. Ciertamente, en la hipno­
ción vinoJesús, que apuntó al corazón y resal­
ló que si concentras la atención ahí, te pasarán sis y en la poesía tfatamós d'e coordinar estos dos órdenes del
j cosas buenas. En tercer lugar entró en escena 5 ser. La idea básica es que cuando el proceso mental está vin-
) Carlos Marx, tocándose el plexo solar mientras culado con el ritmo biológico del cuerpo, se alcanza la coor­
hablaba de hermandad y valentía. Freud apun­ !• dinación mente-naturaleza, activándose el potencial cread-
) í-
tó más abajo en sus teorías sobre qué centros } vo. Y lo que es igualmente importante, la sincronización de ■3

) í
de conciencia son más importantes y, final­ í la conciencia con el laudo del corazón aporta calma y aquie-
l
; mente, Albert Einstein puso todo este conoci­ tamiento. El parloteo mental disminuye, y uno se centra «de
) miento en perspecdva cuando observó: «Todo r corazón».
I es relativo.» <: A condnuación presentamos un proceso simple para cen­
Chiste anónimo tr.
J trarnos en el corazón. El primer paso consiste en abrirse y
t
'í •J i relajarse. Para ello, podemos sentarnos cómodamente, tomar
Cuando una persona se siente atascada o aislada, suele tener £
■«
unas cuantas respiraciones profundas, llevar la atención a la
la atención centrada en Ja cabeza o proyectada fuera del cuer­ a r¿
respiración y abandonar el control.
J !
po. Un principio simple para restaurar el equilibrio es cen­ El segundo paso consiste en sendr la presencia física del
J trar la atención y dirigirla hacia las partes bajas del cuerpo, a ís'
t- laudo del corazón. Es posible que esto requiera algún tiem­
J sus diferentes centros de conciencia, y hacia la tierra que nos po, y, para ayudarnos, podemos tocarnos delicadamente la
J sustenta. Éste es un principio esencial en todas las artes mar- L* zona del corazón con uno o dos dedos, enfocando la aten-
C7 B:

ü r
tii.

o • M2 143

.J
LA VALENTÍA DE AMAR

í
f
ción allí. Nuestra meta es sintonizarnos coh el latido del cora- .
zón, tal vez notando cualquier.cambio que pueda producirse Tabu\ 4.1 Las nueve oraciones2
I
(por ejemplo, que nos vamos calmando, que se reduce el par­
loteo interno). 1. Que me sienta en paz, feliz y ligero de cuerpo y espíritu.
•Is
2. Que esté libre de lesiones, que viva en la seguridad.
•*E1 tercer paso consiste en sentir un segundo latido del j

corazón dentro del primer laudo. Para experimentarlo posi­


m 3. Que esté libre de alteraciones, miedos, ansiedades
■ a y preocupaciones.
blemente necesitaremos un poco de paciencia y de continui­ 4. Que aprenda a verme a mí mismo con ojos amorosos
dad en la escucha. La persona puede emplear .una variedad y comprensivos.
'it
de nombres para designar esta segunda presencia —espíritu, 5. Que pueda reconocer y tocar las semillas de la alegría
el yo interno, 'el inconsciente— o no usar ninguno. La clave y de la felicidad en mi vida.
está en darse cuenta de la serenidad y la apertura de con­ m & 6. Que aprenda a ver e identificar en mí mismo las fuentes
ciencia que se producen cuando senúmos'este segundo lati­ E de la ira, el deseo desordenado y el engaño.
do del corazón. 7. Que sepa nutrir las semillas de la alegría en mí mismo
í,
■&

Por último podemos repetir una palabra o frase. Puede ?: cada día.
.tratarse de uña oración, un mantra, una afirmación o suges­ 8. Que sea capaz de vivir de manera fresca, firme y libre.
tión hipnótica, o cualquier otra cosa que tenga sentido para >• 9. Que esté libre del apego y la aversión, pero sin ser
3 indiferente.
el sujeto. Por ejemplo, la tabla 4.1 presenta una lista de nue­
!
ve Oraciones sugeridas por el monje budista vietnamitaThich
i-
Nhat Hanh. La persona puede seleccionar la oración que le ••í te resulta difícil, simplemente vuelve al anterior antes de con­
í resulte más útil o relevante. Se trata de usar esta afirmación fe- tinuar. . .
para abrir el corazón, centrarse en él y pensar desde él. La desconexión del centro corazón está asociada con una
También es posible usar otras palabras, frases o declara­
ciones. En general, emplearemos palabras como «apertura», 2. Reimpreso de The Mindfulness Belt Newsletter of the Order ofInterbeing,
«ternura», «seguridad», «aceptación», y «estar centrado». (n915, invierno de 1995-96, Community of Mindful Living, P.O. Box 7355 j

Entre las frases podríamos incluir: «Todo irá bien», «esto tam­ Berkeley, CA 94707). Como Thich Nhai Hahn añade: «Después de practi­
bién pasará», «déjalo correr», y así sucesivamente. car “Q.ue me sienta...", puedes practicar "Que él (o ella) se sienta...", empe­
. Cada uno de los cuatro pasos —relajar y abrir, escuchar el zando por visualizar a alguien como tú, después a la persona que más quie­
res, a continuación a alguien que sea neutral para ü, y finalmente a la
latido del corazón, sentir el segundo latido, añadir una ora­
persona que, en tu opinión, más te hace sufrir. Después puedes practicar,
ción o afirmación— depende del paso anterior. Por ejemplo,
8' "Que puedan ellos...”, empezando por el grupo, el pueblo, la nación o la
te resultará muy difícil sentir cómodamente el latido del cora­ especie que desees, después el ser querido, después el neutral y Finalmente
zón si no aflojas previamente el cuerpo. Si alguno de los pasos el que más te hace sufrir cuando piensas en él.»

1
144 145
í? STEPHEN CILUCAM
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LA VALENTIA DE AMAR
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variedad de problemas. La autoobservación revelará que, i
puede estar en la realidad del momento sin necesidad de
cuando surge una dificultad, el centro corazón se cierra. cerrarse.

Entonces predominan las estrategias de control, al tiempo i f:
Escuchar desde el corazón no implica abandonar los pro­
que receden las facultades recepdvas e intuitivas. Los send- ■ i cesos ahalídeos de la cabeza. Significa integrar el pensamiento
) li
mientos qué surgen en la zona del corazón son otro aspecto a con el sentimiento y, especialmente, significa devolver los pro­
'í de la energíaJresscnde\ yo natural. Si el yo cogrúdvo no patro­ P
-3 cesos mentales a su verdadera naturaleza, como el cantante
cina estos sendmientos, nos parecerán síntomas antagónicos
(ternor o dolor), sin valor humano, que debemos evitar o i i
i
que canta acompasado en lugar de a destiempo. El capítulo 6
examina detenidamente cómo usar estas herramientas para
1 amortiguar. Reorientando la atención a lo que ocurre en el i ' abordar experiencias problemáticas. De momento, pongamos
centro corazón, realizamos una práctica de conciencia que
i
; ; el énfasis en notar los múltiples centros de conciencia del yo
• i | somático, y en que tanto el terapeuta como el cliente se sien­
) permite revelar el valor humano de estos sendmientos y su
3
J
naturaleza favorable. lT 5
ten ayudados cuando sintonizan con ellos.
Una mánera de hacerlo es plantearse la pregunta: «¿Con
) v,
' qué necesito estar en paz ahora mismo?» (El terapeuta pue­ • r.
de preguntarse esto a sí mismo durante la sesión, o plantear J Centrarse en el vientre
11
'l esta pregunta al cliente.) La finalidad de la pregunta no es i
i tanto obtener una respuesta intelectual, sino notar la sensa­ | . Centrarse en el corazón no siempre es la mejor opción. Por
ción. Por ejemplo, la persona podría sendr que cuando pien- gi ejemplo, para lidiar con sentimientos de ira o ternor puede
) sa en su trabajOjSienteiray tensiónensucorazón. Emplean- | serm ejor dirigir la atención al vientre, unos centimetros por
do el método de los cuatro pasos, la persona puede expío rar i debajo del ombligo. Muchas tradiciones orientales asumen
)
qué piensa de su trabajo al dempo que suavizay abre su cora- | ' que la mente está localizada en el vientre: como señala D. T.
) •i ¡:

zón; de hecho, puede llevar los pensamientos hacia el espa­ % Suzuki (1960), el principal propósito del método koan del
cio del corazón. El dolor de corazón puede darnos temor, en ij b budismo zen es reorientar ía atención de la mente de la
J pane por la creencia generalizada de que no podemos sopor- | !v cabeza a la mente del vientre. Asimismo, las artes marciales
'i
) tar que se nos «rompa el corazón». A menudo nos alejamos $ ! hacen hincapié en que tanto la percepción como la capaci­
de estos sentimientos, cerrándonos a ellos y redrando núes-
tro patrocinio. Si podemos apreciar que estos sentimientos
i
I
íjí
dad de respuesta tiene su origen en el vientre, y deben cen-
trarse en él.
indican la apertura a una ternura más profunda y esencial, el tí
4 Recientes investigaciones occidentales proveen fascinan-
J patrocinio puede retornar, produciendo experiencias posid- '] tes confirmaciones científicas dé esta idea. El nuevo campo
J
vas. Empezamos a desarrollar un «corazón racional», un | !j de laneurogastroenterologíase basa en el descubrimiento de
lugar de discernimiento y üerna sobriedad donde la persona í t- un cerebro ventral complejo y oculto que es capaz de apren-
í

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O 146 147 •
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LA V/U.E.N 1IA Ut AMAK
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der, actuar, recordar, y «pensar» independientemente del ■ |j: .. La idea central de las interacciones del Yo, proveniente del T

cerebro de la cabeza (Blákeslee, 1996). Se cree que el sistema j¡ H legado de Milton Erickson, es que escuchar y «estar con» una -i
nervioso entérico, como se le llama, es un cerebro anterior, i, ■ respuesta empírica permite que su carga humana emerja. El
desarrollado cuando éramos animales tubulares pegados a las amor es un acto transformador que requiere una gran valentía y habi­ \
rocas y esperando que ños llegara el alimento. (¡Muchos de i B lidad, En lugar de reprimir, disociarnos o idenüficamos con
nosotros aún podemos recordar esta era en los años 60!) •3
nuestras «sensaciones del vientre», podemos conectar con ellas
M. D. Gershon (véase Gershon, Kirchgessner & Wade, 1994) • Fí
^ para que la manera de relacionamos con. ellas y con nosotros
1
explica que el sistema nervioso entérico contiene una com­ mismos cambie por completo. El centro del vientre ofrece ún
¡»
pleja red de neuronas, neurotransmisores y proteínas que í «lugar» para sostener la experiencia, para que pueda ser pa­
¡t 'i
operan autónomamente. Produce las «sensaciones viscerales»
que, si les presta atención, pueden informar y guiar las acá-
í
J
I trocinada y transformada. En el siguiente capítulo, veremos ■>

cómo se puede acometer esto mediante la práctica ubetana de


*

vidádes de la persona. Si no se les presta atención, pueden


«‘r

jj »
ánglen.
producir úlceras, el «síndrome del intesuno irritable» o temo­
res crónicos. 1 b
)

Recuerdo vividamente una experiencia relacionada con ír


- Relación vertical: conectar múltiples centros
esta «mente ventral» que tuve con mi hija Zoé. Poco después
de cumplir cuatro años, la llevé a la playa junto con un par >• También es posible distinguir otros centros cuerpo-mente.
de amigas. Las niñas estaban trepando unas rocas como de En las tradiciones hindúes existen siete «chacras» mayores
metro y medio de altura y saltando desde ellas a la arena. que incluyen la coronilla, el «tercer ojo», la garganta, el cora­
4 Í!
Cuando Zoé subió a lo más alto, llamó excitadamente nues­ zón, el plexo solar, el punto situado justo debajo del ombli­
tra atención para que viéramos este «salto tan alto». Pidién- go y el chacra raíz (en el perineo). Tanto si uno suscribe estas t
fu
dome que hiciera una cuenta atrás y que dramatizara la situa­ I nociones como si no, sugieren un modo de reunificar cuer- )
ción, se irguió sobre la roca. Yjusto cuando estaba a punto de
l
i po y mente, y de disolver la urania y el aislamiento del yo cog- m

soltar, sus ojos parpadearon, miró hacia abajo y se tocó el niüvo.


vientre diciendo: «¡Oh, mi ‘‘tripita’' tiene miedo!» Yo le suge­ ' Hay un ejercicio muy simple llamado «limpieza de cha- •
rí que bajara á una rampa de lanzamiento más baja, pero ella c­ eras». La persona adopta una postura abierta y relajada, y des­ i
insistió en saltar desde allí. La situación se repitió tres o cua- pues comienza, por ejemplo, por el chacra corazón. Orien­
j
tro veces antes de que finalmente aceptara unos cuantos con­ tando la atención al corazón, la persona imagina una jqya en
\i
sejos (sobre cómo respirar y enfocar los ojos) para ayudarle a •i su centro y toma nota de su color, forma, tipo, etc. Seguida­
completar su salto. Desde entonces, a menudo solemos 1 mente presta atención a la suciedad acumulada que empaña )
hablar de qué le dice su «tripita». 3 el resplandor de la joya. A conünuación imagina que la limpia
L* >
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© STEPHEN GILUCAis' LA VALENTÍA DE AMAP.

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§
delicadamente, sintiendo que su brillo y belleza aumentan gra­ | propio centro. La persona puede hacer una respiración pro-
"7 dualmente. Después repite este mismo proceso con otro de los £ funda, abrir la atención al campo relaciona], dirigir otra parte
1 chacras. Cada vez que se limpia una «joya», la persona puede ¿ de la atención al vientre y responder desde su centro. Ésta es
i
o conectarla con las demás, construyendo así una línea progre­ ;í
una habiíxdoÁ aprendida, no una respuesta automática. Se requie­
o siva de joyas radiantes, cada una con sus propias características, B.
re un entrenamiento riguroso para crear una alternativa a la
i y todas vinculadas entre sí por una conexión energética. Este respuesta de «lucha o huida» en la que uno pierde su centro;
. ) tipo de ejercicio puede favorecer una relajación más profun­ 1 s es a este tercer camino al que llamamos «flujo» en el aikido.
da, una mayor apertura, y una mayor interconexión cuerpo- Tkmbién se detecta esta pérdida del centro cuando el clien­
•! mente. Puede reelaborarse y modificarse de muchas maneras. !
¿ te vive una experiencia emocional. Sus ojos se llenan momen-
J
'• táneamente de lágrimas, cruza los brazos sobre el estómago y
>
dirige la mirada al techo. (Éste es otro ejemplo del proceso de
Una aplicación clínica del proceso de centrarse « «tocar e irse».) A través de sus ojos, el cliente se proyecta ima­
) \'Í
K ginariamente fuera del cuerpo y sobre la pared. (General­
1 El proceso de centrarse es de ayuda en muchos sentidos. En mente, observando los, ojos de la persona podemos ver a qué
) situaciones de tensión, los individuos suelen «abandonarse» está dando su primera atención.) Cuando su yo cognitivo está
j a una fuerza externa. Recuperando el propio centro, pode­ | proyectado fuera del cuerpo (una estrategia habitual en los
mos recuperamos a nosotros mismos y pasar de la reacción a supervivientes de experiencias traumáticas), la persona está
la respuesta creativa. Para sentir dónde está proyectado el yo, descentrada, sintiéndose abrumaday «expuesta» en esa expe­
7 í i
puedes plantearte la pregunta: «¿A quién —o a qué—presto riencia. El agente «estresador» se convierte en el factor influyente o en
) aí«iaón en primer lugar?» Esta «primera atención» es como el el <poder superior» que determina la identidad. En otras palabras,
) cursor en la pantalla de un ordenador; puedes moverlo don­ cuando uno aleja la primera atención de su propio centro, se
*J de quieras. Por ejemplo, digamos que los miembros de una abre a vivir bajo la influencia de la alienación, o de otras for-
pareja se pelean entre sí. Uno levanta la voz y apunta con el i. mas de patrocinio negativo. El antídoto de ¿a alienación es volver
J dedo. Como respuesta, los ojos del otro se fijan en él o ella ai- al propio centro. La persona siempre elegirá en primer lugar su •
expresando miedo o ira; su cuerpo está tenso y rígido. Cada f propio punto tierno; sólo cuando abandona su centro pueden
miembro de la pareja está dando su «primera atención» al apoderarse de él los patrocinadores externos. Nathan Sha­
)
otro, proyectándola a través de los ojos y fijándola en su pare­ r$ ransky (1988), un disidente soviético, resaltó que durante los
J ja, a quien experimenta como la «causa» de su conducta y 5
¿
años que estuvo prisionero su primer lema fue: «Nadie puede
J\ experiencia. Aesto me refiero cuando uso la expresión «aban­ humillarme excepto yo mismo.»
J donarse». Las prácticas para centrarse ofrecen la oportunidad de plas­
J La alternativa consiste en devolver la atención primaria al f
$ mar este extraordinario principio que es vivir desde el propio
C7
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O 150 151
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S

1
centro. En el aikido, parte del entrenamiento consiste en mirar i; ja, tu trabajo— puesto que sin ella no puedes estar presente.
«con ojos suaves» y máñtener la atención unos centímetros por ?¡
Esta idea de la primada del autoamor es nueva para muchos,
debajo del ombligo. Tal vez sea conveniente tocarte ese pun­ -.1 p por eso es importante distinguir entre el erisimismamiento nar-
to con los dedos y dejarlos allí hasta que te sientas armonizado í r, cisista y el autoamor responsable. El nardsismo hace que te ale-
i!
con la respiración. Es posible que esto te lleve un rato y que y I jes del mundo y que entres en tus proyecciones mentales; cuan-
requiera u'ná delicada supervisión, de modo que la paciencia y j do te centras en el autoamor, estás más plenamente en la
la ternura resultan particularmente útiles. • realidad de cada momento, conectado contigo mismo y con el
Cuando se sienta estresado, el terapeuta puede aprender !; mundo que te rodea. La noción, simple y contrastable en la
a descansar en la «menté del vientre», y también puede ense­ acción, es que cuando abandonas tu centro no puedes estar
¡i
ñar a sus clientes a hacer lo mismo. La ¡dea básica es que con nada ni con nadie. Sea cual sea tu intención, la situación
1}
cuando prestas la «primera atención» a tu centro, estás más acaba embarullándose. El centrarse te permite dejar que la
receptivo y respondes más eficazmente tamo a ti mismo como •i! vida te atraviese, y por tanto incluye en la conciencia los estre-
a los demás. Estar receptivo no significa dejar que la otra per- í
¡ chos intereses del yo cognitivo, pero también va más allá.
soná te pase por encima. Como en los ejercicios de artes mar­
ciales, al conectar con tu centro te sientes más seguro y libre
de responder no-violentamente desde una profunda sensa- Asentarse o «tocar tierra»
ción de amor.3
La premisa subyacente aquí es que la relación con tu cen­ ;¡ ■ En las artes marciales, como en las artes escénicas (como el
tro (o lo que algunos podrían llamar su alma, o su sobriedad, 8i baile), también se presta atención al soporte que nos ofrece
o daemon) es tu primer y principal compromiso. Es más impor­ fil el suelo. La idea es que, cuando la persona está estresada, su
tante que cualquier otra relación de tu vida—tus hijos, tu pare- energía no está firmemente enraizada, y por tanto puede caer
í en el desequilibrio o «ser empujada» con facilidad. En cam­
3. Gandhi solía decir que si la única solución a la sumisión pasiva a la ¡i?
bio, el asentamiento y la conexión con la tierra nos permiten
injusticia era la resistencia violenta, él recomendaría la resistencia violenta mostramos flexibles, sólidos, presentes.
en prácticamente todos los casos, ya que nadie merece un trato injusto. Pero 9 Esta práctica de «tocar tierra» puede ayudar a la persona
él resaltaba la tercera posibilidad de satyagraha, que traducimos anterior­ que se encuentra en una situación estresante. En esos mo-
mente como «firmeza del alma» o «fuerza del amor». Gandhi resaltaba que
!> mentos la atención puede estar en uno mismo o én otra per-
esta fuerza no-violenta podía usarse eficazmente para afrontar y transfor­
sona. La atención puede estar dirigida exclusivamente a los
mar la fuerza de la violencia. El aikido emplea este mismo principio, y tam­
bién lo hace la terapia de las interacciones de! Yo. Todos ellos proponen J
I procesos cognitivos, y no al centro somático y al terreno
n*
dominar las prácticas para centrarse y poder expresar este principio ex­ común que comparten (literalmente) las personas involu­
traordinario. cradas. Las prácticas para centrarse pueden reconectar a la
fi

152 153
mm
© SliTHkN
Hpní LA VALENTÍA DE AMAR

©
persona con eS yo somático y permiiir una mayor flexibilidad
a?
ca, la atención generalmente se constriñe, y a menudo se
y capacidad.de respuesta. Tocar tierra puede ser especial­ ir- fija rígidamente en la figura del agente estresador y se reti­
0 mente útil para el terapeuta, que debe ser capaz de escuchar 2- ra del campo circundante. Un principio del aikido, que es
una serie de historias dolorosas manteniendo una acütud de $ relevante en este caso, dice: Nunca te concentres en atacar.
ij
apertura y sensibilidad. Como escribió Moríhei Ueshiba (en Stephens, 1992), el fun­
2*
. ) Un modo de tocar tierra es simplemente rplajar los ojos, [1.
dador del aikido:
1 ■ tomar una respiración y dejar que la conciencia «caiga» al i
;V*
suelo. Esto puede generar una sensación de espacio, y tam­ t «No mires fijamente a los ojos del oponente: podría
> §
bién de sentirse sustentado por La inmensidad de la tierra. hipnotizarte.
7 Así, en lugar dé sentirse «pegado» a la otra persona en un ic No fijes tu mirada en su espada: podría intimidarte.
> i.
campo estrecho, uno puede sentir el gran espacio abierto [¡Í-" No fijes tu mirada en tu oponente en absoluto: podría
) donde puede darse la relación. Éste no es un estado alterado absorber tu energía.-
? •

y somnoliento, sino un estado exaltado de alerta relajada, La esencia de! entrenamiento es traer a tu oponente a
s donde el terapeuta y el cliente pueden comparar un espacio I tu esfera.
)
delicado y abierto. A veces es conveniente sentir que el pro- ' Entonces puedes estar donde quieras.»-
;!
pío centro ventral presiona levemente hacia la tierra, e inclu- J b
)
so sendr que llega hasta el cenu-o de la tierra. Asimismo, pue­ A continuación examinamos cuatro técnicas para abrir el
I
de ser de ayuda sentir que una delicada energía presiona I' campo.
hacia las plantas de los pies mientras sentimos la energía Iw
ascender desde la tierra por los talones. Una vez más, éstos
) . son ejercicios básicos tomados de las artes marciales, y están
Jj %
| Atención suspendida igualitariamente
í
diseñados para hacer que uno se sienta fresco, fírme y libre
* J &
n de responder creativamente. También pueden tener valor en |.l El proceso de abrir la ateoción es muy similar a la idea de
otros contextos relaciónales, como el de la psicoterapia. Freud de una «atención suspendida igualitariamente», que
fe
Ij. describe como un elemento crucial del estado de conciencia
)
del terapeuta:
) ABRIR LA ATENCIÓN
■ \

fe. «Suspende (...) eljuicioyda (...) atención imparcial a


■ j. El principio complementario de llevar la atención al propio todo lo que haya que observar.
I;
centro es abrir la atención al campo relacional. Esto se basa 3
fff
(La técnica)... es muy simple (...). Como veremos,
en la simple observación de que, en la conducta sintomáu- i I
.J •I I rechaza el uso de cualquier recurso especial (incluso el de
£
5 e
O 154
u 155

J
LA. VALENTIA D£ AS-KM*.
*a

lomar notas). Consiste simplemente en no dirigir la pro-, te conectar con un campo relacional que contiene distintas *
pia atención a ninguna cosa en particular, y en mantener
i
H figuras (verdades, personas, posiciones, etc.), sin enfocarse .

uj- ••
la «atención suspendida igualitariamente» (como yo la lla­ f . en ninguna de ellas.
mo) ante todo lo que uno oye. •s
(...) Porque, en cuanto uno concentra deliberada-
mente su atención en cierta medida, empieza a seleccio­ Atención a tres puntos
nar del material que tiene ante él; un punto se fijará en 4 &
su mente con particular claridad, y consecuentemente Una manera simple de desplegar la atención basada en el
otro quedará desatendido, y al realizar esta selección uno I campo es dirigir la atención a tres puntos. A veces presento
estará siguiendo sus expectativas o inclinaciones. Noiobs- ‘ | . esta técnica a mis clientes para combatir la ansiedad, señalan-
tan te, esto es precisamente lo que no se debe hacer. Si al ^ do que, para preocuparte, tienes que tensar los ojos y mover­
hacer la selección el terapeuta,sigue sus expectativas, 1 los siguiendo patrones arrítmicos. (Éste es el motivo por el
corre el peligro de no encontrar nunca nada, excepto ■4 £ que en la inducción hipnótica tradicional se pide a la persona
aquello que ya conoce; y si sigue sus inclinaciones, cier- I! que se relaje y se enfoque en un punto: esto altera la respues­
lamente falsificará lo que pueda percibir. No se debe ta orientadora activada por los movimientos del ojo, dando
olvidar que las cosas que uno oye son, en su mayor par- comienzo a la hipnosis. También creo que ésta es una de las
te, cosas cuyos significados sólo se reconocen posterior­ - razones del éxito de la terapia EMDR [Eye Movement Desen-
mente.» ¡ sitization and Reprocessing], que pide a los clientes que sigan
! con sus ojos el movimiento de los dedos del terapeuta mien-
Esta atención igualitariamente suspendida se desarrolla tras procesan recuerdos traumáticos.) Después sugiero un
relajando el enfoque y dejando que se extienda por ef cam­ f. experimento simple: que el cliente se relaje y permita que se
po relacional. Esto es similar al consejo que Donjuán dio a j desarrolle un primer punto de atención en su vientre (o cora-
Carlos Castaneda (1974) en Iblatos de Poder, cuando le reco- j zón, ó manos, lo que le resulte más cómodo). A continuación
mendó aprender a caminar con los ojos atentos a un cjunpo ! {■ le sugiero que seleccione otros dos puntos externos en los que
de 180 grados empleando la visión periférica, observando el j enfocarse, preferiblemente a ambos lados de mí. Trabajamos
.-i
horizonte a ambos lados mientras sentía las manos en sus cos- un poco la relajación y la distribución delicada de la atención
- lados. ((Donjuán añadió la sugerencia de sentir la presencia I hasta tener los tres puntos igualmente enfocados. Entonces
t
de la muerte'siempre acechándote en tu hombro izquierdo!) 7. 1 sugiero al diente que suavice el campo de atención un poco
Podríamos llamar a esto «percepción basada en el campo », a más al tiempo que se mantiene alerta. Así, la persona distri­
diferencia de la percepción tradicional basada en la figura. buye su atención de manera igualitaria en el campo, con un
Es una especie de «conciencia de malabarista» que te permi- enfoque suave y una sensación de estabilidad y asentamiento.

156 157
¡t. LA VALENTÍA DE AMAR •
O
0. Un aspecto interesante de esta técnica es que el terapeuta ¡ Se trata de un proceso experimental, casi-hipnóüco, diseña­
puede supervisar fácilmente cómo le va al cliente. Si los ojos do para compartir la atención con otrapersona. Lo he usado
i del cliente se van, el terapeuta le puede ofrecer dciicadarnen- « ¡I con parejas, en el entrenamiento de terapeutas, y ocasional­
te instrucciones para que ios relaje y vuelva a enfocarse. Ésta es mente con clientes. A veces lo uso discretamente para pro­
una manera directa de mantener un enfoque alerta y relajado. . | fundizar la sensación de conexión con el cliente durante una
A (Una vez más, ei terapeuta puede acompañar ala persona.) £1 entrevista.
/
.trabajo terapéutico, especialmente el relacionado con la ansie­ Para abrir estos circuitos compartidos, la persona visualiza
1
dad, puede hacerse con el cliente en este estado. Esto impide ü y siente unas bandas de energía ligeramente pulsantes que le
) que la persona entre en reacciones de control/miedo hacia [5 atraviesan y atraviesan también a su compañero, conectando a
) una experiencia, permitiéndole así mantenerse presenté. ambos mediante órbitas elípticas. Por ejemplo, una persona
Se puede animar al cliente a desarrollar este proceso de empieza sintiendo una delicada energía detrás de sus ojos, una
centrarse antes o durante las situaciones estresantes. También sensación relajante que puede senürse como una banda pul­
)
puede ser útil cuando la persona tiene problemas para conci­ sante de frecuencias energéticas. Esta banda curvada puede
liar el sueño. Generalmente la persona tendrá los ojos cerra­ S extenderse a través de las sienes, formando un circuito orbital *
dos y dará vueltas en la cama. Pará énfocár la atención eñ los • que atraviesa las sienes del compañero y pasa por detrás de sus
)
tres puntos, se le pide que se tumbe sobre la espalda con ojos. Es posible desarrollar circuitos orbitales similares entre
ios brazos a los lados. La persona debe mantener los ojos -V los oídos o las puntas de los dedos de las manos y de los pies.
> abiertos y tratar de no parpadear. La atención a los tres pun­ Ambos participantes dejan que su atención descanse dentro
tos se establece mirando al techo. (En una habitación oscura, del campo, notando los contenidos que son enviados y recibí*
> los pumos se proyectan en e) espacio con los ojos abiertos.) La 'li í:
i! dos a través de estos circuitos relaciónales.
a
) persona descubrirá que los ojos quieren deambular por todas \ Este proceso puede parecer extraño, pero-es una manera
) partes, pero un re-enfoque delicado permiurá que el campo [i simple de sentir una conexión íntima con otra persona.
de tres puntos relaje el yo somático, haciendo que la persona Fomenta la experiencia de la mente como campo relacional
se apacigüe y se duerma. i £ entre personas más que como una posición estática dentro de
J 1
la cabeza deí individuo. La idea es que en la medida que sal­
1
gas del aislamiento —en la medida que dejes de estar ence­
<
DIRIGIRIA ATENCIÓN A LOS CIRCUITOS rrado en tu cabeza—y vayas hacia el campo relacional que te
■j dé Relación conecta con los demás, dejarás de contemplar la vida como
J i
un problema.
Una modificación del ejercicio anterior es lo que podríamos
J
llamar la creación de los circuitos de la «mente relacional».
sj
J
d
5;
Ó 158
O 9 &
159
LA VALENTÍA DE AMAR

íí s
é
Recordar experiencias de trascendencia como-en-trance. AJgunos de los efectos colaterales de la hip­
1 ¡te nosis son atontamiento, distorsión de la realidad y reducción
i
Hemos indicado anteriormente que prácticamente todo el I del estado de alerta. Como todo esto puede reducir la pre­
mundo ha tenido alguna experiencia de comunión y unidad 3
.1
sencia terapéutica y la capacidad de responder eficazmente
en la que ha experimentado una conexión con algo que está en situaciones comprometidas, es conveniente encontrar el
más allá de su yo individual. Estas experiencias pueden desa­ ¡i modo de tomar un rumbo alternadvo. Es decir, una habilidad
¡t-
rrollarse a través de prácticas simples como jugar con niños, importante es la capacidad de expandirse en el campo rela-
hacer punto,, nadar, leer, rezar, practicar deporte o activida­ cional sin deslizarse hacia el trance. Con este propósito, pode­
des artísticas, o caminar por la playa. Como hemos dicho, las l."

? mos plantearnos una pregunta simple: ¿Cómo sabes que estás


• í
•experiencias de.autotrascendencia revelan una presencia entrando en trance?
mayor que nuestro yo cognitivo. Pedir a una persona que La respuesta más común es: porque me están pasando los
recuerde y reviva tales experiencias es otra manera de abrir i'
; fenómenos asociados con el trance. Es decir, uno sabe que ‘
su atención. Como comentamos en el capítulo 3, la persona está entrando en trance porque los fenómenos de la expe-
puede acceder al campo relaciona! como contexto en el que S rienda subjetiva cambian significativamente. Estos'cambios
trabajar experiencias difíciles. • pueden producirse en nuestros sistemas de representación
c
visual, somático, auditivo o cognitivo. A veces pueden tener
n
un efecto «narcótico» que distorsiona la experiencia y aleja
LIMPIAR LAS PUERTAS DE LA PERCEPCIÓN todavía más al sujeto del momento presente. Esto puede ser
<
| útil e interesante en algunas situaciones—por ejemplo, para
Este conjunto de prácticas trata de lavar el «polvo de la vida |1 la exploración mental o el trabajo interior—, pero unafuen-
diaria» que empaña la claridad. •i
|l te de distracción e inútil en otras situaciones: por ejemplo,
•5¡
1¡ ¥ cuando el terapeuta necesita sintonizar con el cliente, o cuan­ t

n I do la persona quiere mantener la conexión en una relación.


Borrar los fenómenos hipnóticos fi De modo que conviene tener la opción de desarrollar o ;
|\ borrar los fenómenos hipnóticos. Para conseguir esto segundo,
Todas estas prácticas relacionadas con la suavidad y la relaja- [i os propongo este simple experimento: encuentra una postura
ción sin duda harán que algunas personas entren en trance, í cómoda y tómate unos momentos para entrar en un estado
j
y por ello debemos reiterar que éste no es el objetivo que per­ i recepdvo. Sintonizando con tu conciencia visual, pregúntate:
t
seguimos al presentar estos principios. De hecho, uno de i il «¿Cuál es el primer (pequeño) signo de que estoy entrando en J
r¿ \
nuestros principales objetivos es ayudar a la persona a des­ J b. trance?» Podría ser que la visión se centra en forma de túnel, o
pertar de esos estados inferiores en los que la atención está '-i [h que veo cierto dpo de imágenes, o un cambio en los detalles.
; —2
¿a

D
160
-il
161 J
STEPHEN G1UJCAK
© LA VALEHTfA PE AMAR

&

Cuando notes eso, toma un «suave borrador mental» imagina­ yadas. Creemos que nosouos pensamos los pensamientos, en
rio y borra suavemente ese fenómeno. Después siente io que lugar de ser los pensamientos Jos que nos piensan a nosotros,
está detrás de él (no en el sentido de un significado o símbolo como Nietzche enfatizaba.
oculto, sino en el sentido del espacio experimental que sientes, Cuando pensar ya no sirve —es decir, cuando una persona
•—i:
J que a menudo será de «apertura»). A medida que sientas lo que se siente atascada, sobrecargada, tensa— puede aplicarse el
está detrás del fenómeno, permítete entraren uri «trance» más mismo «experimento de conciencia» usado con los fenómenos
[?
profundo (sin el fenómeno de trance). hipnóticos a los contenidos analíticos. Cuando la persona se ha
A continuación, dirige tu atención al cuerpo y plantéate
o la misma pregunta: «¿Cuál es la primera señal de que estoy
centrado y ha abierto su atención, relajado la mente/cuer­
po/corazón, etc., y ha borrado los fenómenos hipnóticos,
i entrando en trance?» Podría ser una sensación de pesadez, en % podna preguntarse: «¿De qué más soy consciente?» A medida
> el cuerpo, un cosquilleo en las manos, o una sensación de que percibe cada pensamiento o imagen, el «suave borrador
) disociación. Toma ese suave borrador y borra la distorsión.
i?- mema!» puede borrarlo completamente, permitiéndole sentir
) Siente lo que está detrás de eso y, seguidamente, entra más el espacio abierto que está detrás. También es posible sentir el
profundamente en el trance. Repite el ejercicio para el ámbi­
j to cognitive; y después sigue reciclando cada modalidad
i lugar desde el que la persona observa los pensamientos y
borrarlo delicadamente. Esto nos permite experimentar la
cuantas veces quieras. i, mente como un campo relaciona!. Como el «lugar en medio
Este ejercicio puede ayudar a la persona a experimentar 3| de ninguna parte» de Milton Erickson o el «campo de todas las
un estado que no es ni el control dictatorial de la identidad- I posibilidades» de Deepak Chopra (1989), éste es un espacio
-j ego, ni la somnolencia de la realidad hipnótica. Puede ayu­ ^ del que puede surgir una experiencia nueva y fresca. Ofrece
) dar a desarrollar una conciencia exquisita del camino medio alivio del pensamiento/acción compulsivos y permite retomar
> ' entre los extremos. Aquí la vida no es un problema: simple­ | a la experiencia básica de estar presente. Es un antídoto para
) mente «es». Esto nos ayuda a lidiar más directamente con la t| la mente atrapada en el ciclo interminable de la acción. Aquí
vida en sus propios términos. f podemos vivir una experiencia de paz y curiosidad, y sentir la
J
y H renovación del autpamor.
1
Borrar fenómenos cognitívos
Í RESUMEN
1 En un extremo nos dejamos llevar por la seducción de la fan- jj
j tasía y las imágenes, y en el otro por las formas mentales y '¡ | Los problemas duraderos o recurrentes generalmente reflejan
J constructos del yo cognitive. Nos volvemos adictos al pensa- ] í.- una ruptura de la relación entre el yo somático y el yo cogniti-
J miento, aplicando rígidamente las estructuras mentales ensa- !| í vo, con la resultante pérdida tanto del propio centro como de
c)

J 162 163
J a I
9
.•a

9
ia conexión con el campo relaciona! mayor. Nuestro modo de
i
%i
usar la atención es especialmente importante para mantener h
estos estados. En el corazón de cada síntoma hay una agitación i
general o un bloqueo neuromuscular que obstaculiza el flujo 3 iÍ 5. EL AMOR COMO HABILIDAD PRÁCTICA:
de la fuerza de vida y de sus recursos.4 Así, es importante desa- | I TÉCNICAS PARA EL PATROCINIO DEL
rrollar habilidades que identifiquen y alivien el bloqueo neu- || 6 YO DESATENDIDO
i- romuscular, permitiendo la reunificación de mente y natura- §
leza, pensamiento y sentimiento. Los métodos generales que |
hemos explorado aquí —respiración y relajación muscular, | «El psicoanálisis es, en esencia, una cura
¡i
centrar la atención en el vientre, abrir la atención y limpiarlas 1Ü por medio del amor.»'
puertas de la percepción— sólo sugieren algunos modos de | fe
realizar este proceso. Así volvemos a dirigir la atención al pre- •| Sigmund Freud,
sente y a la relación, potenciando la curación y el crecimiento. en una carta a Carl Jung

& | «El amor es la forma productiva de relacio­


S>
narse con los demás y con uno mismo. Implica
\ responsabilidad, cuidado, respeto y conoci­
i ti
miento, y el deseo de que la otra persona crez­
\
ca y se desarrolle. Es una expresión de intimi­
l dad éntre dos seres humanos bajo la condición
% i;
* dé preservar su mutua integridad.»

' Erich Fromm j

4. Esta idea de un factor general subyacente de agitación o alteración en Una premisa básica de la terapia de las interacciones del Yo
••3 -j
todos los síntomas psicológicos nos recuerda la propuesta de Hans Selye % es que el rio de la vida nos atraviesa a todos, trayéndonos
t (1956) del factor estrés. Selye describió que'cuando era un joven médico que todas las experiencias conocidas por la humanidad. En este
examinaba asus pacientes en el hospital, le sorprendió que todos parecieran
sentido, la vida nos persigue, ayudándonos a ser cada vez más
enfermos: es decir, independientemente de) diagnóstico, todos parecían com-
partir la apariencia de estar enfermos. Esto le llevó a proponer que el estrés
plenos como seres humanos. No podemos engañar á la vida:
j
es un factor subyacente común a todas las enfermedades. El bloqueo neuro­ i no podemos evitar las experiencias básicas de miedo, alegría,
muscular y la agitación pueden usarse del mismo modo en la terapia de las I ira, tristeza, excitación, envidia y así sucesivamente. La.cues­ J
>
interacciones del Yo. tión básica es nuestra relación con este rio de la vida. Pode-

7>
164 •5
* 165 J
!
SI fct'HK.N OSLXtUAN t-A VALENTÍA DE AMAR
\i:
&
&
mos cernerlo y (raGir de detenerlo con un dique, ignorarlo y una versión modificada de la práctica tibetana de tonglen
explotarlo, o aceptarlo y trabajar con él. A esta última habili­ («dar y recibir»), un método notable para transformar las
O dad reíacional le damos el nombre de amor. experiencias negativas.
o AJ asociar el amor con la valentía y la habilidad, la terapia
de las interacciones del Yo destaca el principio y las prácti-
cas de patrocinio, que permiten a la concíenpia individual $ UN EJERCICIO TÍPICO: ¿QUIÉN ERES TÚ?
tocar y «estar con» una experiencia para aportarle valor
)
humano y transformarla. El corolario de-lo anterior es: cual­ I Éste es un método directo de introducir en los grupos de for-
quier cosa que no cambie en la experiencia humana, no está mación para psicoterapeutas los tres principios interrelaciona-
"1 siendo patrocinada. Así, las habilidades de patrocinio per­ I dos de unir, complementary conectar. La figura 5.1 muestra el
miten que se produzca el proceso natural de cambio. El |> ya famoso diagrama que une los yo complementarios mediante
1 patrocinio se produce en muchos contextos diferentes, por I & un yo relaciona]. Para realizar el ejercicio, en este caso se forman
ejemplo, un padre con su hijo, una persona con sus expe- ; grupos de tres personas. La primera toma la posición de clien­
riencias, un terapeuta con su cliente, un artista con los pro­ i? te; la segunda es el terapeuta A y la tercera es el terapeuta B.
cesos arquétípicos o artísticos, cualquier persona con un ami- ' (Los papeles van rotando para que todo el mundo tenga la opor-
)
go necesitado, o un individuo con la naturaleza. En cada una i | tunidad de pasar por cada uno de ellos.) Para empezar, todos se
) de estas situaciones fluyen las energías fressen de la vida, y el toman unos minutos para situarse y relajarse. (Aquí pueden ser
J patrocinio es la habilidad que permite cultivarlas, dándoles l t
v de ayuda las prácticas de la atención del capítulo 4.)
'i
las formas essen características del ser humano. Como vere-
) mos en este capítulo, las habilidades de patrocinio incluyen
la escucha profunda y las capacidades de nombrar con pre­
II
cisión, de proveer un lugar, de expresar, bendecir, conectar, ru
J
disciplinar, proteger, animar y desafiar. B
D En la aplicación de esta idea del patrocinio a la psicotera­
••3

pia, nos guían tres principios interconectados: (1) únete al yo


J actual y patrocínalo; (2) accede al yo complementario; y (3) {
1.j
> desarrolla un yo reíacional que conecte los dos anteriores. |
4,^ ; Para entender cómo practicar estos principios, exploremos |
en primer lugar el ejercicio de nombrar e integrar nuestros |
yo complementarios. Después examinaremos algunas de las
J *■

habilidades'básicas de patrocinio y finalmente presentaremos Figura 5.1. Identidad como opuestos relaciónales
J
?
O 4 it
Q I £
166 í 167
[V.
)
LA VALENTIA DE AMAR
I
B
$ i

Primer paso: unirse con la identidad íi resa por «contenerla», es decir, por ubicarla en uno de los
i
que el cliente presenta i- centros de suyo somático. Ésta es una de las habilidades más
.! * cruciales para el terapeuta de las interacciones del Yo. Esto es
Cuando está preparado, el terapeuta A se orienta hacia el clien- 1 y similar a cómo una persona se abre a la música, o a un poe-
te, conecta no-verbalmente con curiosidad abierta.)' a conti- 1 v • ma, o a cualquier otra forma de arte, o a amar a un niño,
nuación pregunta: «¿Quién eres tú?» El cliente permite que | i . especialmente cuando el niño está estresado. A medida que
esta pregunta se filtre a través del yo somático, como una suges- J j' el terapeuta siente la identidad descrita por el cliente, tam­
tión hipnótica o un poema, notando cualquier respuesta que jj
surja. (Generalmente a los clientes se les pide con anterioridad j
r bién siente cómo estar con ella, cómo conectar vibracional-
k mente con ella, cómo encontrarse con ella. Hacen falta como
que limiten las respuestas a las identidades sociales que han ■] mínimo unos minutos de silencio para permitir que la inteli-
experimentado a lo largo de su vida personal: soy un niño de | n gencia del yo somático reciba y contenga una idenddad. El
tres años de ojos tristes, soy el padre de mi hijo, soy un tera- ' | U ■ terapeuta podría llevar la identidad a su centro corazón o a
peuta, soy el padre de Zoé, soy un marido, soy un lector de I? su centro del vientre. Una vez hecho esto, el terapeuta A sim-
libros,- etc.) Cualquiera que sea la respuesta, el diente la expre­ 1 8 plemente dice: «Sí, veo que eres (el padre de tu hijo).»1
jj
sa de manera simple: por ejemplo, «soy el padre de mi hijo».
[5
El terapeuta A reábe esta afirmación y deja que toque y rever­
bere a través de su yo somático. La intención no es entenderla I Segundo paso: acceder a una identidad
inteleccualmente, sino poder ver de manera experimental quién I complementaria
es el cliente, por ejemplo, como padre de su hijo. El terapeuta
puede sentir la identidad en función de su resonancia energéti­ Entre tanto, de vuelta en el rancho, el terapeuta B ha estado
e
ca, así como por otros elementos no-verbales, como la postu­ f participando silenciosamente, recibiendo y conteniendo la
ra, el tono, la intensidad, etc. Esto es crucial: tanto el cliente identidad expresada por el cliente. Mientras que ei terapeu­
como el terapeuta busca en primer lugar una sensación sentida 1 il ta A reconoce la identidad declarada, el terapeuta B la deja
de la identidad. La identidad de ser «padre de mi hijo», por ejem­ pasar y busca una identidad opuesta o complementaria. Por
plo, no tiene mucho significado a nivel cognitive. Si tomamos a! ejemplo, la idenddad complementaria de «padre de mi hijo»
azar cinco «padres de,hijos», tendríamos cinco «estados-ego» podría ser «madre de mi hijo» o «hija de mi padre» o «tu pro­
muy diferentes a nivel emocional y psicológico. El terapeuta sien­ pia persona»-. Hay muchos complementarios posibles. Para .
te la descripción verbal para poder llegar a la experiencia de la
persona en conexión con dicha descripción. El terapeuta trata de 1. Este «ver» es más que sentir un objeto perceptual, por ejemplo, «veo J
sintonizarse y de «estar con» la experiencia delyo somático. la pelota en e) suelo». Es el «ver» existencial del patrocinio, que incluye una
A medida que el terapeuta A recibe la identidad, se inte- bendición. Es decir, en este proceso se siente y se honra el ser de la persona.
i

)
168 169 ;
© STEPHEN CtLLICAN LA VALENTÍA DE AMAR

©
a sentir uno de ellos, el terapeuta rio opera fundamentalmen­ fónica», es poédca e hipnódca, además dejugue tona, y anima
te desde el intelecto ni desde una base semántica, sino más , al cliente a sentir la presencia de ambas identidades simultá­
bien desde una base intuitiva. Una vez'recibida la primera neamente.
O idenddad y mantenida en el centró somático, la intención de Reiterando: la activación simultánea de diferentes verda­
sendr la energía o la forma de ser opuesta suscita una sensa­ des, estados del ego o identidades en el sistema nervioso es
ción (sendda) complementaria, junto con una descripción una fórmula abreviada para desarrollar un estado de con­
:> verbaí. Así, cuando el terapeuta B siente la identidad com­ ciencia alterada. La persona «pierde la cabeza» por un
plementaria, sintoniza con ellay la describe diciendo: «Ytam­ momento cuando ambos puntos de vista créan un patrón de
bién veo que eres (el padre de tu hija).» interferencia (como un holograma), y, en el caso típico, lo
La cuesdón no consiste en nombrar cienuTicamente, sino que queda es un sentimiento de integración, apertura y delei­
)
en evocar póédcamente y complementar. El complemento te. (Esto, por supuesto, presupone un contexto positivo; en
)
puede encajar bien, o sólo encajar parcialmente, o no hacer­ un contexto violento o difícil, el estado alterado resultante es
')
■)
lo ¿n absoluto. Cualquier respuesta será útil siempre que el doloroso y desintegrado, al no contar con un campo unifíca-
terapeuta condnúe siendo sensible a la respuesta del cliente. dor.) La identidad pasa de la cognición basada en la posición
J . (yo soy esto o lo otro) a tin conocimiento basado en el cam­ TÍ
po (yo soy el campo relacional que contiene las descripcio­
Tercer paso: experimentar ambas identidades nes) . Esto nos ofrece un vislumbre de la conciencia generati­
•)
simultáneamente va del yo relacional.
') Después de permitir que la respuesta se desarrolle durante
Cuando el terapeuta B háhecho su declaración, los terapeu­ unos momentos, el terapeuta B toma la iniciativa volviendo a
1
tas hacen una pausa y á continuación dicen simultáneamen­ preguntar con curiosidad: «¿Yquién más eres tú?» Esto preci­
te: «¡Yqué agradable es saber que puedes disfrutar de ambas pita otra ronda de tres pasos en los que se evoca y reconoce una
al mismo tiempol»2 Una vez más, esta declaración «estereo- nueva identidad, se accede a la complementaria y se activa este-
J- reofónicamente el campo que conecta ambas identidades. En
2. AJgunos han cuestionado la palabra «disfrutar» en esta afirmación. En general, se suelen hacer entre cuatro y cinco rondas, y en cada
A parte el ejercicio se hace con un sesgo irlandés o su equivalente, de modo que una de ellas la implicación aumenta. Seguidamente, los parti­
el disfrute es una cuestión clave. En parte se hace así para resaltar la posibili­
cipantes cambian de papel y repiten el ejercicio. .
dad de un sentimiento relacional positivo respecto a una experiencia negati­
Esta práctica también puede hacerse con un único tera­
J va. Así, cuando recuerdo un antiguo incidente, no tengo que sentirme atado
peuta. (Evidentemente, en la sesión de terapia habitual sólo
a la emoción asociada. Durante estos ejercicios de recuerdo, la cualidad
J importante es el autoamoro laautoconexión. Por supuesto, también es posi­ participa un terapeuta.) La cuestión es que el terapeuta trata
ble sustituir «disfrutar» por palabras como «experimentar». de conectar con cualquier identidad/social papel/estado-del-
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ego que la persona presente (por ejemplo, yo soy un proble­ taba: «Veo que eres alguien que tiene miedo al abandono.»
ma, soy un superviviente del trauma). A continuación, siente Después de tomar una pausa para dejar que calara, yo reco­
y describe una identidad complementaria perteneciente a la | nocía el aspecto complementario: «Y también veo que eres
(t.
experiencia de la persona (por ejemplo, tengo recursos, soy ■i alguien que ha aprendido a disfrutar de su independencia.»
competente), y después trata de conectar ambas mediante el ü Después de hacer otra pausa para dejar que este enunciado
yo relacional. En la práctica clínica, el tiempo empleado | calara, reconocía ambas cosas: «Y qué hermoso saber que
variará enormemente. És posible que el terapeuta necesite ¡ puedes ser ambas cosas al misvio tiempo.» Generalmente esto
mucho más tiempo —hasta varias sesiones—de estar con la | creaba una intensa sensación de que algo cambiaba en su yo
identidad problemática antes de poder reconocer su sensa- | fe somático. Entonces yo le preguntaba: «¿Yde qué más tienes
ción (sentida) y de poder contenerla relacionalmente. Asi- | •c miedo?», y así empezaba otro ciclo de integrar identidades
i
mismo, el cliente puede quedarse sin recursos mucho antes jf r complementarias. Después de cinco o seis rondas, empezaba
de alcanzar la integración. El proceso no es muy diferente del ,\ a desplegarse un sentimiento de profunda calma y ternura,
trabajo con parejas, en el que la verdad de cada persona debe I que le hacía sentirse al mismo tiempo fuerte y vulnerable.
ser validaday mantenida frente a la otra para que pueda sur- | Hablábamos delicadamente de en qué sentido este senti­
gir la verdad más profunda del yo relacional. Así, hace falta ¡ g. miento era diferente del que había vivido en su adolescencia,
habilidad para aplicar en la práctica clínica los principios que 1 y cómo podía usar este nuevo contexto para dejar sitio tanto
encarna este ejercicio. a sus miedos como a sus recursos.
Esta práctica es especialmente útil cuando el cliente se ■i La figura 5.1 nos recuerda que cada posición explícita que
siente atrapado en un yo desatendido. Por ejemplo, una ¿y presenta el cliente está conectada con una posición implíci­
mujer profesional de poco más de cuarenta años describió ij ta. La terapia es una conversación que dirige la atención rela­
.!• |7-
una serie de relaciones con hombres en las que inicialmente ! i cional a la parte interna e intermedia entre los dos círculos,
sintió mucha cercanía/y después se mostró crítica y distante. de modo que cada verdad u oposición tiene su lugar, y nada
Su padre había sido un alcohólico abusador que abandonó queda aislado. El yo relacional nos permite volver a sentir el
.j
la familia cuando ella era adolescente. La primera parte de la [i
espíritu de vida.
terapia se concentró en reconocer su derecho a elegir, a decir la La figura también nos recuerda que podemos empezar
no, a sentir y respetar sus límites, y a expresar sus intereses. por cualquiera de los tres lugares: uniéndonos a la posición
£ .J
Esto pareció abrir la posibilidad de una mayor intimidad, lo ?j explícita o dominante y reconociéndola (por ejemplo, el yo
que a su vez parecía suscitar miedos paralizantes. 3 definido por el problema), o podemos hablar directamente
Hice el ejercicio con ella. Cada vez que ella expresaba un a una posición implícita (por ejemplo, un yo competente o j
k
miedo —por ejemplo, «tengo miedo de que me vuelvan a dotado de recursos), o podemos empezar por hablar de la
abandonar»—yo lo recibía, lo contenía y se lo retroalimen- creación de un campo sin hacer referencia a las posiciones.

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172 175 1

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STEPHEN CIUJC^N

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I LA VPXENTÍA DE AMAR

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Cuando la terapia se queda atascada, los principios sugie­
ren tres causas posibles. La primera es que el actual estado de
im
m&i ciona!, lo que hace difícil mantener las diferencias o permi­
1 tir que ocurra la transformación. En tal caso el terapeuta
.identidad no haya sido patrocinado completamente. En i- podría introducir una meditación o un proceso hipnótico
general, esto significa que domina un yo desatendido. Tal vez .’ i v I para abrir el campo. Cualquiera de las técnicas descritas en
1 ni siquiera lo hayamos notado; y también es posible que no lo
hayamos nombrado, sentido o valorado adecuadamente.

I el último capítulo puede ser útil para este fin.

Teniendo en cuéntalos miedos y otras ansiedades conectadas


i
con el yo desatendido («si me permito sentir esto, me ocu­
I HABILIDADES PRÁCTICAS DE PATROCINIO
S
* rrirá algo terrible»), esto suele ser la regla más que la excep­ a
ción. La esü'ategia de «tocar e irse», por la que una persona $
$ «La fuente del amor está en lo profundo de
l
toca el punto tierno de su experiencia y a continuación se ale­ £
nosotros, y podemos ayudar a otros a sentirse muy
}
\
ja, suele resultar operativa. Este proceso de unificar, mante­
ner la conexión y patrocinar el yo desatendido a menudo •
i felices. Una palabra, una acción o un pensamien­
to pueden reducir el sufrimiento de otra persona
) requiere considerable paciencia y habilidad. El primer paso,
y el más importante, es que él terapeuta no «haga nada»: suel­
•a
S
I y traerle alegría. Una palabra puede aportar co­
modidad y confianza, destruir la duda, ayudar a * i

ta, céntrate, ábrete, suavízate, limpíate, y deja que el yo desa­ •3


•V
alguien a evitar un error, reconciliar un conflicto h"
y i. o abrir la puerta a la liberación. Una acción pue­
)
tendido venga a tu conciencia. I i de salvar la vida de la persona o ayudarle á apro­
En segundo lugar, es posible que el cliente no se sienta ! 'r £

> i* vechar una oportunidad única. Un pensamiento


capaz de mantenerse eri relación con el yo desatendido. En tal •• j f.
\ t puede hacer lo mismo, porque los pensamientos
}
caso, el terapeuta puede dirigir la atención a un yo cognitive | í
siempre conducen a palabras y acciones. Si el
) caracterizado por la competencia. Por ejemplo, la terapia y
i amor está en nuestro corazón-, cada pensamien­
orientada a la solución lo hace inquiriendo sobre las «excep­
• 7 ciones», o las ocasiones en las que el problema no ocurre (de
to, palabra y hecho puede producir un milagro.
. y Como la comprensión es el fundamento mismo
Shazer, 1985). La terapia narrativa lo hace preguntando por del amor, las palabras y acciones que emergen de
J
aquellas veces en las que el cliente consiguió «resistirse» a las í nuesü o amor siempre son de ayuda.»
J !>,
ideas alienantes que inducen el estado problemático ("White 5
C ■ ^

ScEpston, 1990). Gomo veremos en el capítulo siguiente, la


.i-i % Thich Naht Hanh
-
terapia de las interacciones del Yo plantea preguntas como:
J «¿Cuáles son tus actividades favoritas?», y «¿cuándo sientes que ñ Para emplear con éxito el ejercicio del «yo complementario»
J‘ • eres más tú mismo?». •i
y sus variantes hace falta hacerlo en el momento oportuno,
. v.
En tercer lugar, es posible que no se sienta el campo rela­ darle el ritmo adecuado y sentir una resonancia no-verbal. Si
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1.74
O 175
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49
al ejercicio le falta la base hipnótica-o poética para activar el I p. do lúcidamente (1993), esta conexión entre los dominios de
yo somático, resultará superficial... mero parloteo psicológi­ íi U descripción y la experiencia es un aspecto crucial de cual-
co sin interés. Pero cuando las palabras del yo cognitivo sur- r-í
l* quier ciencia humanista postmoderna.
íl'
gen del yo somádco y se mantienen en conexión con él, los \ Este ejercicio ejercita una serie de habilidades de patroci­
resultados pueden ser muy poderosos. La idea subyacente es ) g: nio que ayudan a fomentar este proceso de reconocimiento.
*
que cuando los clientes presentan un problema, describen •s i La Tabla 5.1 presenta una lista de las trece habilidades más
una impotencia: lo que ellos dicen o hacen no es capaz de 1 i
i

usadas en el método de las interacciones del yo.


cambiar cómo se sienten o cómo les gustaría estar en cierta .a
;!
situación. La terapia de las interacciones del Yo dice que , en
l-i
parte, esto refleja una desconexión entre las palabras y los 1. Conectar con uno mismo
pensamientos en los centros de conciencia no-verbales. Por 1
Ji
tanto, tratamos de reconectar lo que se dice con lo que se •' En el último capítulo vimos que este proceso requiere cen­
experimenta. Como Varela, Thompson y Rosch han indica- .1 $ trarse, tocar tierra y abrirse internamente y más allá de uno
mismo. En ausencia de tal conexión, el modelo dende a apli­
1 carse ideológicamente, y por tanto opresivamente. Así, el com­
Tabla 5.1. Habilidades de patrocinio terapéutico
promiso más importante del patrocinador es consigo mismo. Sin una
1. Conectar con uno mismo. t conexión consigo mismo, el individuo tenderá a mostrarse
2. Conectar con el otro. reactivo en lugar de responder; se involucrará en patrones de
3. Curiosidad. l lucha (dominio) o huida (sumisión) en lugar de mantener
¡i
4. Receptividad. una verdadera vinculación relacional. Mediante el cultivo del
5. Conectar con una verdad vivida y contenerla. .í3 autoamor, la persona descubre una confianza y aceptación
6. Nombrar adecuadamente. >; más profundas tanto de la vida interna Como de la externa.
7. Soltar. Las energías fressen de la vida fluyen a través de la conciencia
8. Registrar las excepciones, las diferencias y otras del terapeuta, proveyendo un tipo de guía completamente
verdades complementarias.
diferente de la que puede ofrecer el yo cognitivo. El tera­
9. identificar y cuestionar las influencias auto negadoras.
peuta que sigue este enfoque se compromete a mantenerse
10. Sentir el campo relacional que contiene las distintas
en constante conexión consigo mismo a lo largo dé la sesión.
identidades.
11. Contener múltiples verdádes simultáneamente.
Cuando se sienta perdido, su prioridad será reconectar (por J

12. Hablar a múltiples verdades simultáneamente. ejemplo, realizando los ejercicios del capítulo 4).
13. Saber cuándo y cómo presionar el botón «reinicíár».
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STEPHEN G1LLIGAN
© LA VALENTÍA DE AMAR

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2. Conectar con el otro yo y el otro(s), y con el campo relaciona!, se vuelve posible el


amor maduro y eficaz. . .
La conexión no-verbal con el cliente es igualmente impor­
0 tante y requiere métodos similares. Las prácticas relaciónales i!
~S incluyen la escucha profunda, el silencio y un estado de áni- 3. Curiosidad
o mo réceptivo. Con demasiada frecuencia la terapia, como la
1 mayor parte de la vida contemporánea, se basa fundamen­ \ Una vez establecida la relación, el terapeuta puede sentir
talmente en una modalidad activa, por lo que la primera pre­ j» curiosidad por diversas cuestiones relacionadas con la iden-
gunta que el terapeuta y el-cliente suelen plantearse es: | > tidad del cliente y pregunta.: «¿Quién eres tú? Te está pasan­
5
«¿Qué hacemos?» Para poder hacer eficazmente, tenemos 11 do algo importante, ¿qué es? Algo está despertando dentro
J que practicar el no-hacer y el no-saber (Erickson & Rossi, J I' de ti, ¿qué es?» Generalmente el terapeuta plantea.estas pre-
í
. 1979). En el contexto presente, esto significa abrirse a una |= guntas en silencio a medida que conecta con el cliente. La
t 9
actitud receptiva, de modo que la experiencia pueda «venir pií intención es concentrarse en contenerla pregunta (ni dema-
> a buscarte».. Para desarrollar es.te; tipo .de atención debemos ^siado tensa, ni demasiado^flpja), dejando que lleguen las res-
) seguir el'principio Errol Flynn de «ni demasiado tenso, ni ífl ííf puestas.
\✓ demasiado flojo». | [y Estas preguntas generales planteadas internamente por el
\ Lo importante es experimentar la sensación (sentida) del $ g terapeuta llevarán a plantear al cliente preguntas específicas:
yo somático dél cliente. Por ejemplo, el terapeuta puede reía- ¡j | ¿Qué está pasando? ¿Cuál es él problema? ¿En qué sentido es
■ >

jarse en su propia respiración para sentir la diferencia entre V IS un problema? ¿De qué crees que necesitas librarte? ¿En qué
) i
la respiración' del cliente y la suya. Puede suavizar los ojos ¿ \: parte de tu cuerpo sientes que se centra el problema? Cuando
) i^
para sentir los pátrones emocionales del cliente como moví- se plantean estas preguntas, es particularmente importante
) mien tos que se producen en el campo, dotados de cierta tex- | i que el terapeuta anote tanto las respuestas del cliente como las
-7 tura y color. (Así es como algunos músicos perciben la músi- | } suyas. Frecuentemente se cree que el cliente es el único res-
i ca, y puede ser el modo en que algunos terapeutas perciben ponsable de responder las preguntas del terapeuta. En el méto-
J los patrones emocionales,) Podemos ampliar nuestra aten­ j,. do relacional, las respuestas del terapeuta y del cliente son
ción para sentir el campo relacional donde todo lo que el igualmente importantes. Así, si el terapeuta pregunta: «¿Qué
cliente hace o experimenta tiene un lugar. Todo este con- • necesitas?», notará tanto la respuesta del diente como la suya,
■'J
junto de conexiones relaciónales requieren un yo relacional ¿ jj- Contener conjuntamente estas dos preguntas es lo que permi-
que una el yo somático con el yo cognitivo, al tiempo que per­ /5‘‘ te que se produzca la conversación terapéutica, especialmente
mita sentir el campo del que ambos surgen. Cuando la con- jp cuando hay diferencias entre las respuestas. Por ejemplo, el
O ciencia está conectada con un centro, con la relación entre ^ cliente dice que necesita intentarlo con más determinación,
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mientras que el terapeuta nota un cansancio increíble y la


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de la curación señala la posibilidad de aceptar y transformar
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necesidad-de descansar. En el método de las interacáones delYo, las experiencias dolorosas. Repitiendo lo que dijo Merton
ambas respuestas son igualmente válidas. Cuando se aceptan simul­ (1964), la tiranía y la opresión surgen cuando creemos que
táneamente, pueden surgir desarrollos interesantes. Es preci- no podemos transformar las experiencias negativas. Nos ale­
. sámente la reconexión de las respuestas del cliente con otras jamos de ellas por miedo, y después volvemos a ellas con ira,
perspectivas (por ejemplo, conversación) lo que permite que malicia y violencia. Por tanto, para propósitos terapéuticos,
surjan posibilidades creativas. debemos encontrar el modo de abrimos a cada aspecto de la
%
experiencia del cliente.
El terapeuta debe evitar mostrarse sénümental y excesiva­
4. Receptividad mente identificado, o desconectado y separado. Es posible
<j
¡F trazar un camino medio que permita a la experiencia «pasar
La capacidad de plantear una pregunta conduce a recibir a través» del sistema nervioso tanto del terapeuta como del
. una respuesta. Lo importante es mantener una escucha dis­ cliente..Esta es la premisa básica de la terapia de las interac­
ciplinada, delicada pero precisa. Frecuentemente, al princi- ' i.- ciones del Yo: la vida fluye a través de nosotros, y los princi­

pió no sale nada; más adelante, del silencio surgen senti­ pios de conciencia y patrocinio transforman la energía fressen
mientos, imágenes, palabras y otros símbolos. Si el terapeuta •; en formas essen.
no cultiva lapacienciay la confianza manteniéndose sentado Estar dispuesto a abrirse al sufrimiento del cliente es
í
en silencio, este proceso no puede ocurrir. Si el cliente pre- j E importante en otro sentido. Uno de los grandes errores con
gunta al terapeuta por qué está en silencio, el terapeuta pue- •• respecto al sufrimiento es creer que el dolor que experimen­
de responder simple y honestamente que la curiosidad le ha ¡; ta una persona es exclusivamente suyo. Es decir, la persona
[f
llevado a plantear la pregunta y que está esperando una res­ cree que la tristeza que experimenta se debe a las cosas que
puesta. Esto puede conducir a que el terapeuta diga al clien- v le pasaron o le dejaron de pasar, o que el miedo que siente se
te cómo puede beneficiarse de la autoescucha. j. i; debe a una falta de valentía. Sin embargo, estos sentimientos
■B

Aquí queremos dejarnos tocar profundamente por la } forman parte inevitable de la vida: si estás vivo, el miedo te
experiencia del cliente, especialmente las energías jressenque • s visitará. No hay modo de escapar de él, aunque hay modos
I fe
atraviesan su yo somático. R. D. Laing (1987) advirtió contra . | de traspasarlo. Pero, si pensamos que sólo es una expresión
V
la «psicofobia» del terapeuta: algunos terapeutas se sienten í de nuestra condición personal y no un aspecto universal de
•aterrorizados por los procesos psicológicos de los dientes. ''¡¡ I la condición humana, nos aislaremos y cortaremos nuestra
Tenemos miedo de que si nos abrimos a la experiencia de I relación con el resto del mundo.
nuestro cliente, nos sentiremos.infectados o abrumados por /.s Cuando el terapeuta se abre al dolor del cliente, lo reco­
!
aquello que les hace sufrir. Sin embargo, un principio básico 1;
noce y acepta como la condición humana que él también
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comparte. Este «compartir el sufrimiento» es, por supuesto, tra su furia, o bien se retira al silencio. El problema no es su
la experiencia de la compasión. Hace que la experiencia pase m enfado: una vez más, el enfado forma parte inevitable del río
O de ser algo separador y estigmatizante a ser un factor de cone­ U
i de la vida que fluye a través de cada uno de nosotros. El pro­
O xión y humanización. Tanto el terapeuta como el cliente sen­ blema es que, cuando liega el enfado, ella se va. El enfado se'
"Y tirán una mayor libertad y apertura cuando encuentren & mtr!5 despliega sin contar con su presencia humana para conte­
-í-,
>a
maneras útiles de estar en relación con la experiencia com­ nerlo y guiar su expresión. De modo que la solución és ayu­
partida. Esto no excluye el hecho de que los significados y darle a sentir y contener su'enfado de un modo que le per­
1 detalles de la experiencia son personales, y por tanto únicos i mita converdrlo en parte de la solución.
de cada persona; más bien, la finalidad es expandirse hasta El terapeuta podría empezar por preguntar al cliente en
3 incluir el contexto compartido que permite cambiar lo per­ qué parte de su cuerpo siente que se centra la experiencia
sonal. :1 emocional. (Una vez más, el terapeuta podría anotar su pro­
\)
í¿ pia respuesta intuitiva a esto y compararla con la respuesta
.)• del cliente.) Digamos que el cliente apunta a su vientre. El
3 5. Conectar con una verdad vivida y contenerla terapeuta abre ese mismo centro en si mismo e invita a que
Fw
la experiencia de enfado se mantenga dentro de él mientras
A. medida que el terapeuta preste atención a las energías fres- pide al cliente que haga lo mismo en su propio centro. El
'3 sen del cliente, notará que éste es incapaz de contener, de terapeuta podría animar al cliente —y a sí mismo— a tocar el
. )
reconocer o de «estar con» ciertas experiencias de miedo, ira, £»• enfado con ia respiración y a hablar silenciosamente con él,
deseo u otras emociones. Estas experiencias no patrocinadas como si hablara con un niño o con un amigo. Tal vez podría
) f,
constituyen el yo desatendido del cliente. Como las expe­ tocarse esa zona del cuerpo con dos dedos para mantener la
. ) riencias no patrocinadas, (1) no parecen tener valor huma­ atención allí.
J no y (2) se repetirán hasta que sean patrocinadas, uno de los ti Reiterando, el problema es que cuando el cliente éxperi-
.£•
principales puntos de la terapia es cómo patrocinarlas. Un £• mentá la dificultad, su atención se desestabiliza, y el yo desa-
aspecto del patrocinio es proveer un lugar donde la vida . | tendido no tiene «hogar» ni «lugar». Entonces proyecta la
j
humana pueda existir y desarrollarse. Para las emociones, emoción fuera del cuerpo (por ejemplo, en otra persona), o
j
esto significa asignarles un lugar en el cuerpo-mente del yo la divide en pequeños fragmentos, o la reprime. Si podemos
3) somático. El terapeuta puede ayudar abriendo un centro en
Fv conectar el sentimiento con un centro, podremos escuchar­
J su yo somático desde el que tocar y contener el yo desatendi­ lo, calmarlo y converdrlo en un recurso. Parafavorecer este pro­
O do del cliente. ceso, el terapeuta se deja tocarpor el yo desatendido del cliente. Sien­
O Por ejemplo, digamos que una cliente describe un pro­
&
te dónde te toca en tu cuerpo-mente, y después abre delicada
blema con su marido. Ella nos cuenta que se enfada y mues- i.- ■
pero firmemente un centro para proveerle espacio. Cuando
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í LA VALENTIA DE AMAR
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el cliente se aleja de la experiencia, el terapeuta la mantiene 6. Nombrar adecuadamente
en su centro. Esto ayudará a reorientar la atención del clien­
te hacia ese centro para patrocinar e integrar gradualmente • Como nos recuerda el mito bíblico, al principio era la pala­
la experiencia descontrolada. bra. Hasta que no nombramos una experiencia adecuada­
Al pensar en los centros somáticos como «lugares» donde mente, no adquiere forma humana. (X como dicen los exis-
es posible contener las experiencias emocionales, uno debe tencialistas, hasta que una persona no es «vista» y bendecida
distinguir el centro en sí de la experiencia emocional conte­ por otra, no existe.) Hemos puesto de relieve que nombrar
nida en él. Así, podemos llevar un incómodo sentimiento de adecuadamente no es clasificar científicamente ni es un eti­
tristeza a la sensación segura y cómoda de un centro somáti­ quetar distante. Nombrar adecuadamente exige ver una
co, del mismo modo que un padre calmado y amoroso pue- experiencia, tocarla con la presencia humana, contenerla y
,de llevar a un niño asustado en sus brazos. A esto se refería bendecirla. Sin una base ética implícita de amor y respeto, la
Virginia Satir cuando planteaba estas dos preguntas a sus experiencia nombrada no tendrá valor humano.
clientes: <<¿Qué sientes respecto a eso?», y «¿cómo te sientes Podemos ver la importancia de nombrar adecuadamente
con respecto al hecho de que sientes eso?». La primera cues­ en la educación de los niños. Inicialmente, ellos no saben
tión hace referencia a la experiencia emocional, la segunda nombrar las experiencias básicas, como el hambre, la fatiga,
al céritro somático donde está contenida. El segundo senti­ el enfado o la soledad. Cuando se producen estos estados y
miento es un contexto que determina el significado y la capa­ las demandas asociadas, ellos responden con pura energía
cidad de respuesta al primer sentimiento, de modo que tien­ jressen: llorando, irritándose, gimiendo, y así sucesivamente.
do a ser más importante para propósitos terapéudcos. (Ésta es, precisamente, la misma energía no patrocinada que
A medida que a la experiencia se le asigne un lugar, ten­ caracteriza a los clientes adultos en estados sintomáticos.
derá á cambiar. Esta es la característica de lo que Merton Como dijo Erickson, la neurosis está en la incapacidad de
(1948) denominó sufrimiento eficaz. Así, una cliente ansiosa expresar directamente.) Los cuidadores tienen que notar y
puede empezar describiendo una experiencia como un nudo leer estas claves en el niño, preguntándose: «¿Qué estado
en su pechó. Cuando empiece a patrocinarla, la experiencia debo atender (hambre, fatiga)?» Los niños aprenden a nom­
cambiará, y ella podría convertirse, por ejemplo, en una niña brar, y por tanto reconocen y atienden estos estados, a medi­
atemorizada de ocho años. Si continúa adelante con la expe­ da que maduran. Pero si se produce la desatención, o si se
riencia, después.podría surgir una niña de ocho años curio­ rechaza o maldice cierto estado, es posible que nunca sea
sa y feliz, y más adelante una imagen de un campo de flores, nombrado adecuadamente.- Los estados siguen llegando,
después aúna anciana sabia, y así sucesivamente. La cuestión pero no tendrán patrocinio humano. En casos así, la energía
es que el yo somático no tiene una identidad fija; a través de jressen puede abrumar a la persona, como ocurre en cualquier
él fluyen todas las experiencias arquetípicas. •estado sintomático. La experiencia parece no tener valor para

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O uno mismo o para los demás, y de este modo se toman medi­ i L• el patrocinio del yo cognitive. Éista es la norma, no la excepción,
das defensivas o violentas contra ella. * en las conversaciones terapéuticas; ésta es precisamente la razón por
O En este sencido es interesante indicar que uno de los prin­
í
la que d cliente está hablando con el terapeuta. El reto consiste en
0 í
cipales acrónimos usados por Alcohólicos Anónimos es fe- nombrar el problema sin nombre, y después patrocinarlo y
&
HALT, [jAko!, que son las iniciales en inglés de hambriento- i darle bendiciones humanas. El mismo hecho de que no ten-
1 enfadado-solitario-cansado]. La idea es que si estos estados I. ga nombre significa que el yo cognitivo no debería dirigir la
no se nombran apropiadamente ni se reconocen cuando ocu- I búsqueda; más bien, el terapeuta debe permitir que el yo
3 eren —y ocurren regularmente para cada uno de nosotros— I desatendido empiece por encontrar y tocar su yo somático.
la persona es más propensa a automedicarse, y a recurrir a las I- Esto es parecido a! estado de «atención suspendida de mane-
í
drogas o el alcohol. Las drogas, el alcohol y otws agentes destruc­ | ra igualitaria» que se ha descrito en el capítulo anterior: el
)
‘i
)
tivos son falsos patrocinadores del yo desatendido. Lo mismo pue­ £•' terapeuta se centra, abre su atención, despliega su receptivi-
de decirse de cualquier estado problemático: cuando no se a
|\ dad y curiosidad, y de este modo entra en un campo relacio­
)
‘ nombra ni se reconoce un sentimiento es probable que se i na! con el cliente.
) i
haga recurrente. Una vez que ha conectado con el campo relacipnal (que
* c?
Podemos sentir que una experiencia no ha sido nombra­ contiene tanto al terapeuta como al cliente), el terapeuta
->
J da adecuadamente —es decir, un yo desatendido— cuando | puede contemplar la cuestión de la identidad: «¿Qué expe- ff
) el cliente se retira, se distrae, dramatiza o desconecta de la $ riencia no está siendo reconocida?» (Generalmente esto se
£.
-)
relación del modo que sea. El terapeuta también puede reco- jj t hace en silencio, aunque a veces elterapeuta puede plantear

> nocer que se ha activado un yo desatendido haciendo un 3
|- la pregunta én voz alta.) A medida que vengan las respuestas,
seguimiento de sus propios yo somáticos, notando en qué | | el terapeuta puede «estar con» ellas de manera aterrizada y
)
punto de la conversación terapéutica empieza a experimen- i y abierta. Entonces podría compartirlas directamente con el
J tar agitación, sentimientos desagradables, atasco, se siente | | cliente; por ejemplo, el terapeuta puede decir: «Mientras te
«ausente» o tiene sueño. Otro signo es'que la conversación j !;• escucho, siento la presencia del miedo.» Si el cliente siente
rJ.
)
terapéutica da vueltas en tornó al mismo patrón una y otra
vez, sin que cambie nada. Por ejemplo, es posible que e) clien- á
i
i que esto es demasiado amenazante, el terapeuta puede empe-
zar reconociendo un yo competente complementario («sien-
te se queje de una relación, pero cada vez que el terapeuta |
Ij; to la presencia de una persona muy compromedda y valien-
>
trata de abordarla directamente, el cliente cambia de tema o | te») o usar métodos menos directos, como el de contar la
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reorienta la atención del modo que sea. historia (véase Gilligan, 1987).
En circunstancias así, está ocurriendo algo que no es eví- ,J ;■

Cuando se nombra adecuadamente un yo desatendido, se


j dente. En términos de la terapia de las interacciones del Yo, | suele producir un. estado de calma. Se ha entrado en contacto
vj un yo desatendido se activa en el yo somático sin contar con | h; •_coni el yo somático, y entonces el sentimiento y la absorción de
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la experiencia ganan profundidad. Los ojos del cliente po- | i; de la pareja, validando y bendiciendo una experiencia con­
drían humedecerse, y la conexión relacional con el terapeuta * i’ creta: por ejemplo, el miedo al abandono. A continuación
se intensifica. Es posible que esto sólo dure unos segundos i I debe soltar delicadamente esa experiencia, orientarse hacia
antes de que la persona vuelva a salir otra vez del yo desaten- $ jj' el otro miembro de Ja pareja y sentir qué yo desatendido
dido. (Este es el patrón «tocar e irse», en el que se toca el pun- •| p necesita ser nombrado y patrocinado. Seguidamente, laaten-
to tierno de la persona y ésta tiene que abandonarlo.) Lo | | ción puede dirigirse a identificar las partes intensamente
importante es que el terapeuta se mantenga centrado, abierto \ f- enfadadas o atacantes de cada persona, así como sus partes
'i ír
y alerta. Cuando el cliente abandona su yo desatendido, el terapeuta amorosas y cálidas. Si el objedvo es encontrar el modo de
s-
continúa con él. Lo contiene en su yo somático y se pregunta gilggft conectar relacionalmente estos distintos yo—tanto interper-
cómo reorientar delicadamente la atención del cliente hacia • I sonal como intrapersonalmente—es importante de soltar a
él. Se puede abordar la experiencia del yo desatendido inme­ cada uno de ellos para abrirse al otro. Tienes que saber cuán-
diatamente, y también es posible acceder primero a un yo com- I
do «plegarlos» y cuándo desplegarlos.
plementario competente para proporcionarle recursos. Lo mismo puede decirse cuando se trabaja con un índivi-
| dúo. Uno de los problemas (y un rasgo característico) es su
£
4 notable tendencia a cerrarse sobre sí mismos: cuando una
7. Soltar 8 !' personaen’tra en un estado, le cuestasalirde él. Por lo tanto,
I;* • aprender a soltar es importante tanto para el terapeuta como
Una habilidad complementaria a la de tocar y contener una j | para el cliente. En este sentido, conviene recordar el princi-
identidad es la de liberarla dentro de la propia atención. jj jjj pió de prestar una atención «ni demasiado tensa ni demasia-
Cómo este tipo de terapia se ocupa principalmente de la I do floja» que exploramos en el capítulo 4.
í
conexión relacional entre las diferencias, es importante cono­ u
cer fas distintas perspectívas sin identificarse exclusivamente ' ¡? I

con ninguna de ellas. Es como escuchar una sinfonía com- ¿ 8. Registrar las excepciones, las diferencias
¿
pleja en la qüe la atención se abre a una pieza, después a otra, ■'•i y otras verdades.complementarias
y seguidamente a la totalidad. Asimismo, el terapeuta se inte- | >•
i?
i
resa por conocer una identidad del cliente, después otra, y . ' | En la psicoterapia tradicional, la atención suele'organizarse
después se interesa por crear el campo que contiene a ambas. en torno al problema de la identidad del cliente. Entre los
Esto requiere conocer cómo y cuándo dejar atrás una identi- .) correctivos recientes de esta tradición se cuenta lapsicotera-
dad dada. ^ pia ericksoniana, el trabajo orientado a la solución y la tera-
Esta capacidad de soltar es especialmente relevante cuan- í I pia narrativa (véase Gilligan & Price, 1993). La idea básica es
do sé trabaja con parejas. El terapeuta escucha a un miembro | que cuando la persona se queda bloqueada en un yo desa-
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o SrE?ViZN COLUCAN LA VALENTÍA DE AMAR

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tendido, los problemas'persisten, y las soluciones surgen j|' pidió que notara cuándo una persona o familia de las que
cuando la comunicación permite acceder a otras identidades jf acudían a su iglesia estaba pasando por un tránsito impor-
que contienen las competencias*/recursos de la persona. i-!! |¡ cante, como un nacimiento, una muerte, una boda, gradúa­
.1

Encontramos un gran ejemplo de esto en el caso de la Rei- -jj la ción, retiro, etc., y que diera a esa persona o familia una vio­
na de las Violetas Afincarías de Milwakee, tratado por Milton | <• leta para honrar el evento.
) Erickson (contado por Zeig, 1980). Una mujec soltera y acau- A
i.- •
•I La mujer empezó a estar demasiado ocupada como para
dalada de 52 años vivía sola en su gran casa de Milwakee. Se a í.
sentirse deprimida. Yla gente empezó a notar su presencia y
sentía terriblemente aislada y deprimida, y sólo se aventura­ a apreciarla, desviándose de su camino para ir a visitarla. Ella
5 v’

ba a salir para asistir diariamente a los servicios religiosos. Su 1; empezó a estar muy activa y a ser muy querida en la comuni-
depresión empeoró hasta el punto que su sobrino, un médi- i¡ dad. Cuando murió veinte años después, cientos de perso ñas
co que estaba en terapia con.Erickson, temía que se suicida- ijj 1; fueron a su funeral para lamentar la muerte de la Reina de
)
ra. El sobrino pidió a Erickson que visitara a su cía en el pró­ las Violetas Africanas de Milwakee.
) ximo viaje que iba a realizar a Milwakee, con la esperanza de k El principio es muy claro. Los problemas surgen cuando
) que pudiera echarle una mano. j I
jjjí una identidad concreta queda aislada de la familia de identi-
Erickson concertó.un encuentro con.la mujer en su casa. | S dades. Las soluciones se-presentan cuando se activa la'reía-, a
) . Hablando con ella y visitando la casa percibió tres identida- -j | ción entre las múltiples identidades. Así, el terapeuta siempre
+ > des distintas. En primer lugar, ella se sentía, evidentemente,
deprimida y aislada, y tenía un estilo de respuesta pasivo. En ;l
| R;
|
siente curiosidad por quién es el cliente, aparte tie la prime-
ra identidad que presenta. í
) ■•j
segundo lugar, era profundamente religiosa y se sentía com- I Un elemento que puede ayudar en esta orientación hacia
> i

prometida con su iglesia (aunque nunca hablaba con nadie). las verdades complementarias es una simple técnica verbal
) Y, en tercer lugar, cultivaba unas preciosas violetas proceden- 5 k que Bill O’Hanlon me enseñó. A cada descripción de la rea-
) tes de Africa en su invernadero. jí g, lidad, el terapeuta responde diciendo (con convicción): «Eso
1 La primera identidad es lo que podríamos llamar la iden- | I siempre es verdad», y después añade Inadvertencia «...excep-
J lidad dominante basada en el problema. La terapia tradicio- | É to cuando no lo es». (Esto conviene decirlo con un grácil gui-
) nal tendería puentes y se comunicaría con la persona en. cor- ¡a j¡: ño irlandés o su equivalente.) Así, el cliente podría decir:
J no a esa identidad. Pero Erickson se dio cuenta de las otras | r «Soy una persona terrible», y el terapeuta podría añadir sim-
dos identidades: lo que la mujer hacía cuando no estaba | plemente, bien en su mente o en voz alta, «excepto cuando
J deprimida (o quién era, además de estar deprimida). Ysintió i jí: no lo eres». O, «esta teoría es verdad... excepto cuando no lo
J curiosidad por cómo podrían emerger nuevos patrones a era- Jj | es»; «este cliente es resistente... excepto cuando no lo es».
J ves de estas identidades complementarias. Erickson pidió a la a $' Esta respuesta verbal insertada en una conversación es un
U mujer que cultivara más violetas africanas. A continuación le modo divertido, y al mismo tiempo serio, de aflojar el hechi-
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agaaiMrBM?: 1
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zo paralizante del fundamentalismo que propone verdades 1 9; Identificar y poner en tela de juicio
exclusivas. Permite reconocer una verdad y ai mismo tiempo |
los procesos de autonegación
abrirse a su complementaria. ‘M
Mi colega Tully Ruderman me propuso una interesante 6 • La persona puede estar bajo el hechizo de influencias
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elaboración de esta técnica. La persona A dice: «Yo siempre í dañinas: maldiciones, drogas y alcohol, violencia o procesos
soy así... excepto cuando no soy así.» A continuación se orien­ Lí
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derrotistas. Un buen patrocinador es capaz de identificar,
ta hacia su pareja y añade: «Tú siempre eres así»; la persona .4! í proteger, poner en cuestión tales procesos y crear inmunidad
B lo recibe y añade: «excepto cuando no lo soy». Entonces la frente a ellos. En la terapia de las interacciones del Yo, los dos
personaB dice: «Yo siempre soy (otra cosa)... excepto cuan­ 4
principales «patrocinadores negativos» son las «ideas alie-''1
do no lo soy... tú siempre eres (de la otra manera)», y la per­ names o aliens (inducciones externas)» y las «inducciones
sona A completa diciendo: «excepto cuando no lo soy», y así &*■

autointoxicantes (internas)». Como hemos visto, entre las


sucesivamente. Por ejemplo: ideas alienantes se incluyen: «Eres indigno de amor», «siem-
teÜ pre lo lías todo» y «eres estúpiclo». Si no se revisan, estas
Persona A: «Siempre me muestro crítica {pausa para dejar inducciones actúan —en palabras de Robert Dilts (comuni­
que la idea cale), excepto cuando no me muestro así cación personal)— como «virus del pensamiento» que se
{pausapara dejar que la idea calé). Tú siempre te mues-
. tras crítica...»
? infiltxan y dañan todo el sistema.
Las inducciones autointoxicantes, como la autoconmi-
PersonaB: «Excepto cuando np me muestro así {pausa). %í¡ seración, la depresión, la grandiosidad, el lloriqueo y los
Yo siempre tengo razón {pausa) excepto cuando no la
K celos están muy relacionadas con los «aliens». La idea es que
tengo... Tú siempre tienes razón...»
cuando una persona experimenta un sentimiento primario
A: «Excepto cuando no la tengo... Yd siempre estoy nece- p —tristeza, miedo; amor, ira— puede entumecerlo o «dro­
sitada... excepto cuando no lo estoy... Tú siempre estás
gado» con estas inducciones negativas.' Esto producirá lo
necesitado...»
que los budistas llaman el «enemigo cercano» de una expe­
B: «Excepto cuando no lo estoy» {y asi sucesivamente).
riencia. Un «enemigo cercano» parece una experiencia,
i
A
% pero en realidad es su opuesta. El sentimentalismo es el
Este ejercicio puede ser hecho por una pareja o por el 2 B «enemigo cercano» del amor, .y la autoconmiseración es
terapeuta y su cliente. Es un proceso fascinante que conduce
el enemigo cercano de la compasión. Las inducciones auto-
al mutuo reconocimiento de que cada persona alberga iden­
intoxicantes se «superponen» sobre un sentimiento, hacién­
tidades complementarias. Puede liberar a las personas de sus *:
■i dolo tóxico e imposible de digerir. Un buen patrocinador
posiciones ñjas y de su comprensión limitada de sí mismos y
de los demás.
A reconocerá y.desactiyará.estas inducciones negativas. Como
• verempSi ésta es una operación delicada que requiere habí-
4
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STcHIEN CILLfCAN
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> Hdad y confianza en la relación, puesto que la inducción de ayuda. El terapeuta tiene que admitir que está bien que el
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negativa está profundamente entretejida con la experiencia cliente lloriquee, aunque probablemente eso no le está ayu-
de dolor. §_• dando a conseguir sus objedvos. Es posible señalar esto de
31 i
•ñ
El capítulo.siguiente examina con más detalle el trabajo ' K; • manera directa.
que puede hacer el terapeuta con los patrocinadores negad- | i- AJ cuestionar así a los clientes, puede ser conveniente
vos. De momento, un breve ejemplo servirá. Un cliente que 3 ñ señalar que las estrategias autointoxicantes son modos inefi­
' creció en un hogar abusivo llevaba muchos años haciendo v caces con que el yo cognitivo trata de proteger de nuevos
)
') terapia. En general se quejaba de que estaba solo y nadie le daños el punto tierno del yo somático. Así, aunque el tera-
(i
quería. AJ quejarse, «lloriqueaba» y parecía ensimismado. p peuta puede sentir el verdadero dolor procedente del yo
Tomando unos minutos para centiarme, le escuché y después .2 ft . somático, también debe ver que está siendo perpetuado por
)
le dije con voz delicada pero seria: j £ estrategias de defensa desfasadas. Cuestionando hábilmente
)
—Estás lloriqueando —é! me miró sorprendido y conti- | w dichas estrategias, la terapia hace «estallar la burbuja»'del
\
nuó en la misma línea. Yo hice una pausa y repetí: I I sufrimiento que envuelve a la persona. El capítulo 6 explora
) ■

• —Estás lloriqueando -r-él.pajrecía asombrado, y trató de 1' cómo conseguirlo.


) leer mis intenciones.' Ji If
—Yo no te importo—disparó. .3
> —Sí que me importas —respondí enseguida—, pero estás ^ 10. Sentir el campo relaciona! que contiene
1 lloriqueando. if distintas identidades
) El parecía afligido.
—Bien, quiero que mi vida cambie. Simplemente estoy | A medida que las múldples identidades se hacen aparentes,
)
intentando decirte cómo me siento. 1 ^ es crucial sentir el campo relacional al que todas pertenecen
• )
—Lo entiendo. Te sientes mal. Quieres que las cosas cam- § i y en el que tienen su lugar. En ausencia de esta sensación sen-
“1 •1:.
bien. Yescás lloriqueando. l;'
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tida, resulta difícil desplegar el yo relacional que establece
) Yo sonreí un poco, y él también. 4 conexiones entre las diferencias. Es posible sentir este cam-
) —Bueno, ¿qué otra cosa puedo hacer? | po dentro del cuerpo, dentro del espacio relacional entre el
) ■ —Bueno, puedes hablar sobre tu experiencia sin llori terapeuta y el cliente, o dentro de un campo mayor. Las téc-
quear. 3 jj. nicas de abrir la atención descritas en el último capítulo pue­
J i•
Esto condujo a un'debate sobre cómo experimentar y den resultar útiles en este sentido.
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comunicar sin lloriquear. Evidentemente, para con'duciruna I
J conversación así es crucial tener el estilo no-vefbal adecuado.
.J Si el tono del terapeuta suena crítico y sentencioso, ño será i
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STEPHEN C1LL1CAN LA VALEKi LA UE AMAK

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11. Contener múltiples verdades .15 - senda consdente y aceptante en otro centro. Es la habilidad
simultáneamente H
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de contener ambos at mismo tiempo lo que permite el creci­

■i
miento y el aprendizaje emocional. El capítulo siguiente
Cada estad'o-del-ego o identidad de la persona es como una explica este método con más detalle.
totalidad compleja con sus propios valores físicos, psicológi- 3 ¡üi
eos y conductuales. Esto significa que, en general, sólo una
identidad está activa en un momento dado, lo que dificulta A | 12. Hablar simultáxieainente a multiples
las conexiones relaciónales entre identidades. Aprendiendo P verdades
!l
a contener varias, posiciones simultáneamente, uno se libera
de la identificación excesiva con una de ellas. Ésta es la esencia fi' Habiendo activado distintas identidades, el terapeuta afron-
del yo relacional Un modo de hacerlo es contener disdntas • P ta la siguiente tarea de patrocinio, que consiste en facilitar las
identídades en diferentes centros de conciencia. ¡§ conexiones relaciónales entre ellas. Esto es como hacer tera-
Esta capacidad resulta especialmente útil para los padres, .3 M pia a una pareja: sentimos curiosidad por cómo cada pers- •
puesto que uno tiene que afrontar el doble reto de: (1) querer | pectiva complementa a la otra hasta que comprobamos que
y¿ I todas contribuyen a una imagen mayor y más completa.
a su hijo incondicionalmente y (2) ayudarle a ser un ciudada­
no socializado. (El Dios que creó estas exigencias contradicto­ £ Mientras hacemos esto, es importante mantenernos conec­
rias sin duda tenía un perverso sentido del humor.) Para disci­ 1 tados con los riumos somáticos. '’
plinar eficazmente al niño en lugar de castigarle, el padre tiene a Vi Por ejemplo, Don era un Soltero de 35 años. Su objetivo ♦
que sentir amor por él, aunque haga hincapié en que su con­ terapéutico era conocer mujeres y tener una vida social más
ducta tiene que cambiar. (Al aplicar este principio es impor­ h activa. Describió una niñez en la que había sufrido graves
•fi
tante que nos esforcemos por progresar, no por alcanzar la per­ abusos; su padre le agredía regularmente. La persona que
fección.) Un modo de hacerlo es cultivando la sensación de «es presentaba al mundo era muytensá y vociferante, pero tenía
.1 un lado suave y tímido por debajo. Él describió qué solía ir a
un niño/a estupendo»- en ünó de los centros cuerpo-mente :y
(por ejemplo, en el corazón)', miencras se mantiene la sensa­ encuentros de solteros con el'propósito de acercarse a muje­
ción de «tiene que cambiar de comportamiento» en otro de los res atractivas y de presentarse con «confianza y energía». Para
centros cuerpo-mente (por ejemplo, en el vientre). Con la su consternación, a menudo pasaba de esta modalidad impo­
'Mg
práctica, esta conexión relacional puede mejorar la destreza de ■ nente a un estado sumiso y autodenígrante, a veces sin haber
los padres. 1!
fí- abierto la boca. A continuación veriían la autocrítica, la reti-
Es posible practicar un proceso similar con uno mismo y ••Ü [. rada y la humillación, y él se hundía volviendo a renovar sus
con el cliente. Si sientes miedo, puedes contenerlo en uno de i. votos de «superar» sus miedos de una vez por todas.
los centros cuerpo-mente al tiempo que mantienes-una pre-'-' .31 ¿rx; • Está descripción sugiere la presencia de dos yo, üno agre-

196 3 % 197
• 5 STEPHEN CtUJCAN LA VALENTÍA DE AMAR

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0.
sivo y otro temeroso. La falla de conexión relacional entre ellos el objetivo. En momentos así, es conveniente desistir del
hace que ambos resulten inútiles. Así, el terapeuta de las interac­ «hacer» y recuperar el «estar con» el propio centro. Esta capa­
ciones del yo trata de facilitar esta conversación relacional. cidad de darse cuenta de que lo que uno está haciendo no
Leo el poema de Don Robert Bly, «Cuatro maneras de cono­ resulta útil es crucial. Relajarse y presionar el «botón de vuelta
cer», que incluye el siguiente párrafo: a empezar» permiten que se produzca una nueva orientación,
fresca y recepdva, que a su vez aporta nuevas comprensiones y
«Qué hacer (...) para mantenerla a raya. aplicaciones del principio de patrocinio.
i Luchar o huir Las técnicas de patrocinio que hemos abordado aquí son
-s El no lo sabía. El quería sólo algunas posibilidades. Encontrarás muchas otras moda­
Luchary huir.» lidades údles para ti y tus clientes. La comprensión impor­
)
tante es que podemos llevar nuestra presencia humana a ’
) Idendficamos en qué lugar de su cuerpo senda el miedo, tocar y ayudar a transformar el sufrimiento en crecimiento y
y dónde seritía la agresividad. Con un poco de conversación y autoaceptactón.
de apoyo, Don aprendió, a sentir ambos al mismo dempo, de .
modo que cada una de estas experiencia atemperaba la otra, *
') creando un tercer sendmiento de un yo integral que se man­ UNA VARIANTE DE LA PRÁCTICA
.) tenía demamente centrado/conectado consigo mismo mien­ TTBETANA DE TONGLEN
tras se extendía hacia los demás.
• v>‘
El río de la vida que fluye a través de cada uno de nosotros
)
nos trae todas las experiencias conocidas por la humanidad,
J 13. Saber cuándo y cómo pulsar el botón y algunas más. Si estás vivo, experimentarás repetidamente
«reiniciar» felicidad, tristeza, miedo, interés, enfado, placer y así sucesi­
-r vamente. Esto no es función de las circunstancias, sino de la
J Es importante saber cuándo dejar de usar estas habilidades de vida misma. La principal variable es qué haces con estas ener­
J patrocinio. Un punto evidente es cuando se ha completado un gías fressen naturales que se expresan a través de ti. La terapia
J ( proceso. Otro es cuando, por la razón que sea, el cliente (o el de las interacciones del Yo sugiere que, mediante el patroci­
/ terapeuta) no pueden ir más lejos en un momento dado.- Es nio, uno puede hacer uso de estas experiencias cotidianas
J - posible que haga falta un descanso. Una tercera razón habitual para desarrollar.su personalidad.
u para’ detenerse es que lo que está ocurriendo no resulta útil. £1 patrocinio puede aplicarse de muchas maneras. Un
J • ■ De algún modo, las percepciones están desenfocadas, las cone­ ejemplo es la antigua práctica tibetana de tonglen, que signi­
) xiones relaciónales no son fuertes, O se está perdiendo de vista fica «enviar / recibir». Chogyam-Trungpa (1993) y su alumna
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Pema Chodron (1994) han descrito este método, qne consd- Vi| pf réncia de una esposa, o la propia pereza o miedo auto.perci-
' tu/e un eJemento centrai del método tibetano para trabajar f ■ bidos. La persona puede usar una escala del 1 al 10 para cla­ .*
Jas experiencias emocionaJes «negativas», como eJ enfado. Ja 1 sificar la experiencia, donde ! significa que es «no muy inten­ ')
tristeza, el miedo y otras formas de sufrimiento. Ellos resaltan sa» y 10 que es «muy intensa», a fin de seleccionar el objetivo ■)

n
que, aunque no es posible evitar estas experiencias, puedes fi
apropiado (suficientemente bajo para ser alcanzable, sufi­ )
usarlas hábilmente como base para desarrollare! autoamory cientemente alto para ser significativo). Al principio se pue­
ti
í ')
el amor por el mundo. El'método va, en cierta medida, en el de trabajar con un objetivo de baja intensidad; a medida que
sentido contrario de lo que esperaría una mente occidental I: uno aumenta su confianza en el método de tonglen, será
)

consumista, que quiere tomar todas las experiencias «bue­ posible activar emociones más intensas. 1
nas» y rechazar las «malas». En tonglen, tomamos dentro de
nosotros las experiencias malas, y damos al mundo las bue­ I Tabla 5.2. Los cuatro pasos del método de tonglen
nas. De este modo uno practica la transformación del sufri- . )
miento en gracia. i MODIFICADO

AI pensar en el sufrimiento, conviene recordar el comen­ )


1. Identificar ia experiencia negativa que constituye nuestro
tario de Thomas Merton (1948) de que no se hizo monje . |
para sufrir más que los demás, sino para sufrir más eficaz­
m «objetivo».
2. Identificar la experiencia de autotrascendencia.' )
mente. El sufrimiento eficaz es el que produce más confian­ i;
3. Desarrollar una conexión con el yo relacional a través de
za, más autoamory amor por los demás, y una mayor capaci- í'-: la respiración.
• dad de respuesta y flexibilidad. Esto es muy diferente del )
4. Proceso circular: inspirar la.experiencia objetivo/espirar la
)
sufrimiento autoflagelatorio qué a muchos nos enseñó la reli­ § experiencia autotrascendente. J

gión formal. I&?:■ ti.I: .)


iSÉ? i»
R
Existen varios modos de practicar el método de tonglen. y

La tabla 5.2 müestra un método modificado que resulta útil Junto con la identificación del elemento negativo, la per­ y

para propósitos terapéuticos. En primer lugar, se identifica la i sona encuentra un recuerdo positivo o una relación con una
■i

experiencia con la que vamos a trabajar: cierta persona, expe­ persona, lugar o proceso que evoca una experiencia de amor
riencia/emoción o parte de uno mismo que el paciente quie­ y apertura. Por ejemplo, me resulta fácil hacer esto pensan­
ti K
re cambiar. Puede identificarse fácilmente rellenando el espa­ & do en mi hija/Otros ejemplos podrían ser el recuerdo de un
cio en blanco de la frase: Si no exjíeñmentara X, no tendría t atardecer o de unas vacaciones, de un amigo muy querido, o
problemas, donde X es una experiencia tóxica, una conducta p de un periodo de intenso autoamor. Se trata de encontrar
o una persona de nuestra vida. Por ejemplo, podría ser la con­ una experiencia que te informe de la extraordinaria belleza
«!
ducta depresiva de un pariente, su dependencia, la indife- y amor que existen en el mundo.
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LA VALENTÍA DE AMAR

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Reiterando, la mayoría de las tradiciones occidentales tra­


•IfiK El efecto habitual es la desíntoxicación de la experiencia
¿¿i
tan de aferrarse a las experiencias «positivas» y librarse de las i «negativa», así como una comprensión más profunda de su
O experiencias «negativas». En tonglen, aveces denominado ■a
verdadera naturaleza. Por ejemplo, digamos que un cliente
'1 intercambiar el «yo por el otro», la relación se invierte. Se res­ se queja de su infancia. Esto se ha ido prolongando durante
pira la experiencia negativa hacia el propio centro, para que •i I-- una serie de sesiones, y los intentos de trabajar con ello o de
i sea tocada con bondad y transmutada con conciencia, mien­ (í cambiar la dirección de las conversaciones han fracasado
tras que la experiencia positiva es enviada al mundo junto miserablemente. El cliente continúa enfrascado y el terapeu­
con el aliento, para ayudar a crear una tierra donde todos ten­ ta se siente agotado, distraído, enfadado y descentrado. Esto
gamos nuestro lugar. sugiere que un yo desatendido está activo y sin patrocinio
Para hacerlo, es crucial empezar por generar un estado (tanto en el cliente como en el terapeuta). El terapeuta
para estar centrado, estabilidad y apertura. Sin una atención podría empezar por soltar cualquier intento de ayudar o cam­
estable, tonglen podría ser una experiencia dolorosa e inefi­ biar las cosas;, ciertamente, a veces tratar'de ser terapeuta es
>
) caz. También debemos prestar atención al centro de con­ I el acto menos terapéutico que uno puede hacer. En cambio,
y ciencia ventral dirigiendo la respiración hacia él. Se trata de i ’ podría dedicarse a centrarse, respirar, asentarse y abrir su
cultivar la respiración consciente para- permitir que las expe­ atención. Puede sentir el bloqueó del cliente y, cuando esté
J
riencias entren y salgan con ella, sin quedarse atascadas en preparado, empezar el proceso tonglen de inspirar el yo desa­
1 ninguna parte. tendido y espirar amor y aceptación. Ai hacerlo, la sensación
Una vez que la persona está abierta y centrada, puede del yo desatendido a menudo se aclarará: tal vez sienta a un
-3 empezar a sentir la experiencia tóxica: con la inspiración,
,1!
! . niño sin nombre, emocionado y lleno de esperanza, pero
i dicha experiencia cabalga sobre la respiración hada nuestro 3 también de miedo y de rabia. Continuando con el tonglen, el
J. centro, donde es recibida y tocada delicadamente con bondad patrocinio del yo desatendido puede ampliarse para incluir
• 5 y conciencia. Con la espiración enviamos la experiencia posi­ \ un profundo amor y comprensión por estas experiencias del
tiva hacia el mundo. Con la nueva inspiración, la experiencia *4 diente. Hablar con el cliente desde este lugar centrado y de
negativa vuelve a dirigirse hacia nuestro centro; con la nueva :J i aceptación puede llevarnos a algunos lugares útiles, como
i
espiración la experiencia positiva sale otra vez hacia el entor­ . veremos en los capítulos 6-8.
1
no. Este ritmo delicado y constante puede prolongarse todo el Este tipo de práctica está conectada con una serie de tra­
J tiempo que se considere oportuno: de cinco a diez minutos, o diciones venerables. Es, por supuesto, !a base de la ética cris­
J incluso más. (En los monasterios, a veces se recomienda prac­ i tiana de transformar el pecado por medio del amor. Es lá base
%
J ticarlo las veinticuatro horas.) La persona se limita a notar cual­ del principio satyagraha de Gandhi. La transformación de las
quier diferencia o cambio en su comprensión, percepción o if experiencias negativas no se realiza mediante el mero «pen­
experiencia de los aspectos positivo y negativo. *1 samiento positivo» o un sentimiento dulce. Es un acto de
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valentía y habilidad. Observa las vidas de Cristo, Martin Lu­ ■n
HE mo ante la idea de que la no-violencia es una poderosa fuer­
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ther King, Victor Frankl, Gandhi, Nathan Sharansky, Nelson !r
za curativa. Podemos registrar nuestras propias respuestas
f }
Mandela y muchos otros valientes. Ellos apuntan hacia las | condicionadas que consideran que la violencia y la opresión
posibilidades y el poder del amor. El valor de su trabajo es que | £ están justificadas. Podemos intentar pequeños experimentos )
sugieren que nosotros podemos aprender a hacer lo mismo, f | de culdvar un corazón abiertoy aceptar la experiencia nega-
cada uno a nuestra manera. Yaunque el reto parece deseo- | | uva a fin de encontrar modos de practicar el patrocinio y la
munal, ¿qué alternativa tenemos? s- atención como procesos relaciónales básicos. • )
El principio y la práctica de transformar las experiencias 9 s Una idea central en todo esto es que el lugar más seguro
)
negativas también es la base del arte marcial aikido. En japo- | ■i donde podemos estar ante una experiencia desafiante o anta-
)
nés, «ai» tiene dos significados: «reconciliación y conflic- | gónica es nuestro propio centro. En el ojo del huracán todo
to» y «amor». «Kí» («chi» en chino,jo «espíritu santo» en los | está en calma. A menudo se nos enseña que, si le abrimos )

círculos, cristianos) es la fuerza de vida universal que lo atra- & nuestro corazón, el proceso del cliente puede contaminarnos )

viesa todo. «Do» (como en aikido, judo, Tae Kwon Do) es | | o infectarnos. La práctica de tonglen y otras similares son tra­
«el camino» o «sendero». De modo que aikido significa «el 9 diciones y métodos que permiten al terapeuta superar el mie- )
i; f
camino de reconciliar la violencia uniéndose con la fuerza do a las experiencias del cliente y usar sus habilidades para
IV

/' de vida universal del amor». En la práctica, uno lidia con los | transformar las más difíciles. Así, tonglen es un ejemplo
• ataques violentos llevándolos en primer lugar al centro del a importante de la práctica del patrocinio, que es esencial en
vientre.
Encontramos el mismo principio en el corazón del legado
s
j
r la psicoterapia de las relaciones.
Hay muchos modos de aplicar esta técnica. El terapeuta
de Milton Erickson (véase Rossi, 1980 a, b, c, d). Erickson des- J i' puede hacerlo desde el principio de una sesión, abriendo la
tacó que la terapia involucra la aceptación de cualquier cosa J respiración para recibir en su centro cualquier experiencia
que el cliente traiga, por más loca, inútil o negativa que parez- | difícil que identifique el cliente, y dejando que las experien­
ca. Su planteamiento proponía unirse a tales conductas y cias positivas fluyan hacia fuera con la espiración. Así, el tera­
experiencias con la curiosidad y el compromiso de descubrir | peuta no se disocia ni se identifica con los problemas de los
cómo podrían convertirse en la base del cambio y el auto- clientes, sino que encuentra el modo de traerlos a la con­
descubrimiento. En resumen, el planteamiento de Erickson ciencia momento-a-momento que se despliega en durante la
se basaba en la valentía de amar. 9 conversación-, donde pueden emerger nuevas relaciones y
A nivel práctico, afrontamos desafíos similares cotidiana­ posibilidades.
mente. Podemos empezar por observar el miedo y la agita­ Es posible iniciar más formalmente al cliente a esta prác­
ción que surgen en torno a ciertas experiencias de nuestros
i tica en cualquier punto de la sesión. Esto puede hacerse de
clientes. Podemos examinar nuestra propia resistencia y cinis- ti varias maneras. El capítulo siguiente describe el método típi-
a
3
204 .i . .205
8?

\
© STEPHEN CILUCAN

©;
0-' co en este tipo de terapia, donde las experiencias dolorosas
se separan de las influencias alienantes y se reconectan con
)*
los recursos.
~Y
3i
'•V RESUMEN •
:
Si estás vivo, el río de la vida te traspasará, trayéndote múltiples
■>
experiencias cada día. Te sentirás tocado por todas las emo­
>;
ciones conocidas por la humanidad: felicidad, tristeza, enfado,
excitación, asco, etc. Si piensas que la vida te persigue, tienes
III
i razón; la pregunta básica es qué quiere de ti. La terapia de las
i interacciones del Yo asume que la vida quiere que crezcas y te Métodos terapéuticos
i desarrolles como ser humano. Así, cada experiencia que te trae
■ i forma parte del proceso de crecimiénto. La habilidad crucial
•a Ü?
) Yertamente, el mayor don de la humanidad— es la capaci­
*,*
dad de amar hábilmente lo que se te da.
• El principio y las prácticas del patrocinio son fundamen­
tales en este sentido. El patrocinio es el proceso relacional
1 por el que conectamos con una presencia viva y la tocamos,
la bendecimos, la guiamos, ie damos un lugar y la contene­
• a mos, la introducimos a tradiciones y le damos nuestro apoyo
j de manera general para que asuma valor humano. Sin patro­
J cinio, la experiencia no tendrá nombre, ni voz, ni valor
) humano. El patrocinio és un acto de amor por el que se hon­
) ra y se hace brillar el don de la vida. Es uña habilidad que
nadie llega a perfeccionar plenamente, aunque todos pode­
3 mos beneficiarnos de ella.
3
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206
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V

•i!
¡ 6. LA REPARACIÓN DEL VÍNCULO:
111 UN PROTOTIPO PARA EL TRABAJO
DE LAS INTERACCIONES DEL YO
[{

; «La curación complica el sistema abriendo


y restaurando las conexiones entre las diversas
;
•'1 partes: recuperando así la simplicidad última de
su unión... Las partes están sanas en la medida
que están unidas armónicamente en una totali­
dad... Sólo podemos curamos restaurando las
ir
conexiones rotas. La conexión es salud.»
•í:
i I'*• Wendell Berry

t,?
«¡TAN SÓLO CONECTA! (...) Tansólo conecta la
i
prosa y la pasión, y ambas serán exaltadas, y verás
K
y
[í la expresión más elevada del amor humano.»
[i^

:lí fe E. M. Forster
i i:
i
La terapia de las interacciones del Yo sugiere algunas inter­
•a
;1 venciones básicas que podrían ser de ayuda en psicoterapia.
;: En el capítulo 4 vimos que se puede recuperar la conciencia
de la sensación sentida del propio centro y del campo rela-

]: cional, de modo que la persona pueda experimentar la re­
lación consigo misma, con los demás, y con una presencia
.11
mayor que la del ego aislado. En el capítulo 5 examinamos
i algunas de las prácticas básicas conectadas con el principio
clave del patrocinio de la experiencia. Este capítulo elabora
IJ\ 1

¡5.
•.'j

•209
i
;¿
STEPHEN' CU-LIGAN LA VALENTÍA Dr. AMAR

& fr.

0 [;
un modelo en siete pasos para generaron yo relacional a par­ -j. ble (por ejemplo, me siento triste) se convierta en una expe­
n
r
tir de las experiencias conflictivas. riencia sintomática capaz de definir la identidad (por ejem-
"'i i
El método no es una receta fija que explica cómo hacer ÍMlfe P^0, soy Ia depresión). El marco de trabajo del terapeuta es
terapia con cada persona. Más bien, se tratado una estructura parecido a este: «/l este individuo, en el camino de llegar a ser más
i que sugiere principios coherentes que pueden aplicarse de
£
si mismo, le ocurre algo curioso. ¿ Qué es?»
-V.
} manera diferente a distintas personas. Permitidme reiterar la . |
base estética de la terapia de las interacciones del Yo: elobjelivo
Tabla 6.1. Pasos en el método básico de las
es encontrar un camino medio entre la alineación del discurso intelec­
1 h INTERACCIONES DEL YO
tual y la inflación de la catarsis o la regresión. Debemos ayudar a! y;
cliente a estar en el presente mientras siente una serie de expe­ g
v- 1. Identificar el problema.
riencias a través del yo somático. Para permitir que surja este ti tí
) 2. Identificar y localizar somáticamente el yo desatendido.
yo somático debemos desarrollar y mantener una conexión
3. Activar y localizar el yo cognitivo.
sentida entre el terapeuta y el cliente durante el periodo de 4. Identificar el patrocinio negativo y diferenciarse de él.
) aplicación de la técnica. Si ñó la sientes, no uses el modelo. Esto es 5. Conectar el yo cognitivo con el yo somático
¡
) difícil de transmitir por escrito, pero crucial de comprender en (desatendido).
) la práctica. Un punto esencial de este método, parcialmente . 6. Remontar la secuencia problemática.
basado en el legado de Milton Erickson, es abrir delicada­ 7. Nuevas prácticas para el yo relacional.
i
. i mente los circuitos cueqDO-mente para reconectar el lenguaje • )
> S.
i
del yo cognitive con los ritmos y conocimientos del yo somáti­ ■3
} >1
co. Debe usarse con una precisión delicada más que de mane­ i';
Después de escuchar la descripción general del problema
)
ra estricta, con estabilidad relacionaly acompasamiento no-ver- que presenta el cliente, el terapeuta podría preguntarle algo
) 1
bal. Muchas de las ideas, especialmente las relativas a las «ideas • así: «Si estuviera acompañándote un día (o semana, o mes) de tu
/ alienantes» y a los «yo desatendidos», no serán útiles si no se 1 vida, ¿ dónde y cuándo vería que se presenta este problema ?»
) aprehenden a través de una percepción sentida. Si los clientes tienen dificultades para entrar en detalles
) i específicos o dicen algo como: «Ocurre continuamente»,
entonces insiste delicadamente. Podrías preguntar: «¿Cuán­
J
PRIMER PASO: IDENTIFICAR EL PROBLEMA do ha ocurrido recientemente que haya sido realmente
J molesto?» Preguntar por momentos y lugares específicos
J En este primer paso, el terapeuta trata de identificar cuál es ■í devuelve la experiencia del problema al «ahora» del yo somá­
J el problema, dónde y cuándo surge, y qué ocurre específica­ tico, y por tanto hace que esté disponible para el cambio, de
J mente que hace que una experiencia meramente desagrada- modo que este paso es crucial.
[•£
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) 210 211
o i c.r ftci** l Lí\ UL. t\fLTKi\ o
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%
• A medida que la persona describe una ocasión en que | en circunstancias amenazantes, donde no había patrocinio
ocurrió el problema, el terapeuta ralentiza el proceso para ?• positivo interno ni extemo. Pero aveces este proceso de diso­
tratar de obtener una descripción momento-a-momento, ciación se arraiga, pudiendo repetirse después de que la ame-
s
fotograma a fotograma, de la secuencia del problema. Fre­ f¡ naza ha concluido, o cuando la persona ya dispone de otros
í!
cuentemente el cliente pasará apresuradamente de un foto­ j
V recursos. £1 síntoma representa un retorno al yo desatendi­
grama a otro, saltándose partes importantes de la secuencia. do^ la terapia representa un espacio ritual donde este retor-
•4
Entonces el terapeuta trata de ralentizar la descripción a fin no puede ser acogido e integrado. Es posible reemplazar el
y
de identificar los detalles secuenciales tanto de las conductas legado de abandono por un proceso de conexión relaciona!.
externas («¿y entonces qué es lo que él hizo?») como de las I Para realizar esta reconexión, tenemos que identificar la
experiencias internas («¿y qué notaste que ocurría dentro de secuencia de desconexión, el momento temporal en el que
tu cuerpo?» o «¿qué pensaste entonces?»). ¡t la persona se abandona a sí misma. Aquí vemos un ejemplo
rs
La idea básica que guía ál terapeuta es que, en algún abreviado de esta parte de la entrevista con un cliente que
momento, el yo desatendido del cliente se activa, impulsán­ sufría de temor y ansiedad de manera general:
•í
dole a abandonar la realidad del momento presente y a que­
darse atrapado en el aislamiento y en el entendimiento fijo Cliente: ...bueno, creo que la última vez que me he senti­
del yo cognitivó desconectado. Por'ejemplo, digamos que S do ansioso ha sido esta misma mañana cuando mi ami­
una persona nota que su jefe se enfada, y eso activa én ella un go vino a casa.
yo desatendido caracterizado por el miedo. La persona trata 1 b Terapeuta: Tu amigo vino a tu casa... ¿puedo preguntarte
&
de bloquear estos sentimientos y pierde conexión con el cómo se llama?
momento presente. Las respuestas condicionadas automáti­ í C: Bill.
cas (por ejemplo, el miedo, la ira o la rearada) toman el man­ 5i T: Bill. Yantes de que viniera Bill, ¿cómo te sentías?
do y se expresan dfe modos predeterminados. Parafraseando l C: Bien. Me sentía bien esa mañana, simplemente estaba
•S
la definición de un problema clínico dada por Watzlawick, S haciendo algunas llamadas telefónicas.
Weakland y Fisch (1974), la vida pasa de «una maldita cosa T: Te sentías bien, y entonces empezó a ocurrir esto con Bill.
tras otra» a «la misma maldita cosa una y otra vez». Ésta es la 1 i¡ ¿Cuándo exactamente, si puedes tomarte un momento
«ruptura de la pertenencia» y la «ruptura de la relación» que para relajarte y recordar... cuándo exactamente sentiste
convierten una experiencia difícil y desagradable en un pro­ el primer momento de alteración? ¿Fue ames de que lle­
ii
blema inductor de síntomas. gara Bill o cuando él ya estaba allí? ¿Cuándo empezaste
í
Tenemos que recordar que el abandono del yo somático 3 asentir la primera indicación de que se iba a presentar el
probablemente fue inevitable en algún momento anterior. problema de la ansiedad? (27 terapeuta, suaviza el tono para
Eso fue lo mejor que la persona pudo hacer para protegerse h permitir el acceso a la experiencia.)
i

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212 .513
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9 STEPHEN CILUCAN L\ VALENTÍA DE AMAR

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Um
C: fie detiene a pensar) Bien, empecé a sentirme un poco • Si no me sintiera tan inhibido, tendría éxito.
nervioso en cuanto entró. • Si no me sintiera tan enfadado, podría continuar con
T: En cuanto entró. ¿Ydónde estabas tú? mi vida.
"i G: Yo estaba sentado en mi escritorio. • Si ella no fuera tan fría (y, consecuentemente, yo no me
1
sintiera rechazado), nuestro matrimonio no sería tan
. % Entonces el terapeuta plantea una serie de preguntas sobre problemático.
i]
los demás muebles, lo que cada persona llevaba puesto, qué se • Si ellos no frieran tan corruptos, yo podría ser feliz.'
) dijo concretamente, qué sintió el cliente en su cuerpo en cada .42
í*

) momento y así sucesivamente. Este proceso es un desarrollo de La idea es que cuando surge esta experiencia o conducta
los procedimientos de la hipnoterapia ericksoniana (véase Güli- i" inaceptable, la persona tiene que «irse» o disociarse, porque
)
gan, 1987), en la que se plantean preguntas asociacionales para í ese factor estresante que ha identificado activa la respuesta
) revivir el suceso problemático, de modo que se puedan resaltar de «lucha o huida», por la que la persona pierde conexión
/ y utilizar los componentes experienciales de la secuencia. Una | con su centro y con el campo, manteniéndose en una actitud .
) vez más, el objetivo es reconectar las descripciones del yo cog­ 3 reactiva. Aquí es donde se produce la ruptura en la relación, donde
t nitive —es decir, aquello de lo que se habla en la conversación se genera el yo desatendido y donde es probable que surja la conducta
i terapéutica— con las experiencias del yo somático —es decir,
i sintomática. Así, el paso crucial para la curación es retomar el
I?
> lo que se está experimentando en el suceso problemático—, yo desatendido al yo relacionai. En este sentido hay tres pasos tí
V
para que pueda producirse el patrocinio. •íj f
a que serán de ayuda: (a) localizar el centro somático, (b) iden-, ' i

tificar una edad, y (c) cambiar el pronombre.


)
£
1 SEGUNDO PASO: IDENTIFICAR Y
) LOCALIZAR SOMÁTICAMENTE EL YO Localizar el centro somático
) DESATENDIDO |L
) ji Pregunta al cliente: «Cuando.el problema está presente, ¿dónde
1 En algún punto de la secuencia problemática, el cliente se f. sientes más el centro de la alteración (adela incomodidad) en tu cuer-
) siente incómodo. Esto marca la aparición de un yo desaten­ £ pol» Muchas personas apuntan inmediatamente a su estó-
dido. Reiterando, una fórmula sucinta para identificar el yo t mago, plexo solar o zona del corazón, incluso antes de que
• J ;
desatendido es pedir al cliente que rellene el espacio en blan­ 3J pueda desarrollarse la conciencia verbal. Si a la persona le
• ) co en la pregunta siguiente: «Si no hiciera o experimentara (o jí >Á If- cuesta entender la pregunta o registrar una sensación senti-
J pudiera librarme de) X, en realidad no tendría un problema.» X |- da, esto sugiere que está demasiado tensa o en tumecida para
I
marca el punto del yo desatendido. Por ejemplo: I. sentir directamente el yo somático. Así, las preguntas sobre
O I a:

i:
í;

J 214 215
)
IA VAI .KKf I'lA IJH AMAK s

una sensación sentída pueden suscitar miedo o asombro. En •, | tiempo y en el espacio del «ahora», podemos establecer una
tal caso, que rio deja de ser común, el terapeuta debe tratar !• jf' relación más saludable con él, así como con el yo somático en
de encontrar formas directas de generar relajación,'apertura j !' general. (Recuerda, la opresión o la desconexión relacional
y autoconexión. En este sentido, cualquiera de las técnicas r í:
deja a la persona desconectada de la totalidad del campo, no
coriientadas en los.últimos capítulos puede ser de ajaida. l sólo de una parte de él. Éste es el mayor precio que se paga por
Cuando preguntas por la localización somática, podrías ^ í vivir con miedo o con odio.) Una ventaja específica de locaii-
«escanear» discreta y delicadamente con los ojos el cuerpo de I i el yo desatendido es que reduce la ansiedad y ía agitación
la persona, sintiendo curiosidad por dónde podrían estar las ¡
8-I zar
generalizadas del cliente. Si una experiencia no tiene dónde
«brechas energéticas» ’ Por ejemplo, podrías sentir qué parte ■* ■i descansar en el yo somático de la persona, a menudo experi-
del cuerpo de la persona parece especialmente tenso, o hun- i v mentará que «flota libremente» o como un sentimiento que
dido, o protegido por los brazos cruzados. A menudo el clien- j cambia rápidamente, desestabilizando la atención y recortan­
i
te protege posturalmente el punto tierno del yo desatendido, do la confianza. La cualidad amorfa del yo desatendido y no
y e! terapeuta puede desarrollar la habilidad de detectarlo. patrocinado resulta abrumadora. Cuando se le da un lugar en
Úna vez que se haiocalizado somáticamente el yo desa- i un centro somático, su formay contorno se definen más (aun­
tendido, el terapeuta abre su conciencia al centro somático j| que cambian con el tiempo), lo que posibilita el patrocinio.
correspondiente en sí mismo. Por ejemplo, si el cliente des-1 jj i).
cribe im miedo tenso en su pecho, el terapeuta puede abrir | i
su propio centro corazón y mantenerse abierto a estar con ese I i Identificar una edad
¡-
. miedo. Como comentamos en el capítulo 5, la sensación sen-
tida energédca de un centro somático debe distinguirse del
fl
II
m
El yo somático tiene muchas edades y muchas iden üdades. De
contenido emocional que dicho centro alberga. Así, la per- ‘ hecho, a través de su centro corporal fluye un desfile de dis­
. sona puede sentir al mismo tiempo un sentimiento de aper- , -r tintas formas arquetípicas. El yo desatendido es una versión
tura en su corazón y una experiencia de miedo contenida en \ limitada del yo somático que se produce cuando una expe-
el mismo espacio. Abriendo sus propios centros a la expe­ p,t rienda psicológica que está siendo procesada queda deteni-
riencia del cliente, el terapeuta ofrece temporalmente un sjí da, y su forma queda fijada y «congelada en el tiempo.»' En el
«espacio de contención» al yo desatendido del cliente. De i caso típico, el yo desatendido se experimenta como un senti-
este modo el cliente aprende apatrocinary a transformar las
experiencias difíciles dentro de sus centros somáticos. \
1. Una vez más, la idea general es que las experiencias representan la
Uno de los principales propósitos de localizar el yo desa- !¡ ¡í vida moviéndose a través del cuerpo-mente. Para que una experiencia se
tendido es devolver a Ja persona a la realidad del momento pre- - convierta en un recuerdo o aprendizaje (para pasar del «ahora» al «en ton-
. • ** l
sente. A.medida que diferenciamos eí yo desatendido en el .‘i ces»), debe pasar por múltiples niveles de procesamiento -—por ejemplo,

216 !. 217 '


STEPHEN CHUCAN u valentía de amar

1
miento desconcrolado en el cuerpo (por ejemplo, de miedo,
impotencia, ira) que debe ser ignorado, negado, reprimido o ■!
a sona a «un niño atemorizado de tres años». Precisamente éste es
el error que el cliente ha hecho sin darse cuenta. El terapeuta trata
desactivado del modo que sea. Para darle patrocinio, y por ■i
de encontrar el modo de comunicar que, si bien al cliente le
. -4^ tanto valor humano, el terapeuta lo localiza somáticamente y 4 visitan todas las edades, emociones y formas psicológicas, una
después le asocia una edad. Esto puede hacerse preguntando: de ellas se queda hasta ser aceptada y patrocinada. La acep­
«Si dejas que venga a tu mente un número que represente la edad de tación permite liberarse de ella, y la liberación permite que
)
ese (sentimiento) en tu (localización somática identificada), ¿qué emerjan nuevas edades e identidades psicológicas.
) número te viene?» Aquí el lenguaje lia de ser un poco hipnóti­
>.
co, y la pregunta debe plantearse con atención suave y enfo­ B
> cada. Podemos sugestionar directamente a la persona para r Cambia el pronombre «ello» por «él» o «ella»
que se relaje y «deje que ocurra».
Surja la edad que surja, el terapeuta la.reconoce y la siente La cuestión central en la relación psicológica—sea in trape r-
con el cliente. Es decir, el cliente tiene dos edades psicológicas en el P- sonal o interpersonal— es si consideramos al «otro» como un
i
momento del síntoma: su 'édad actual (el yo cognitive) .y una edad ante­ •I i- «ello» o como un «tú». La-terapia de las interacciones del Yo
*■

) rior (elyo desatendido). Como vimos en el ejercicio «¿Quién eres 1! trata de llevar al yq desatendido desde un «ello» que necesi-
) cú?>», del último capítulo, la capacidad de contener ambas es la f. laser controlado o descartado, aun «tú» que puede ser acep-
) base que permite desarrollar el yo relacional. tado. Por ejemplo, digamos que el cliente responde a una £
Al sentir la edad anterior del yo desatendido, recuerda f: ■ pregunta relativa a la edad con el número «tres». El terapeu-
) que dicha edad puede cambiar y cambiará. Es importante no $ ta podría continuar: «Entonces... (“viendo"y sintiendo elyo desa­
£í-
; tomárselo literalmente y no reducir el yo somático de la per- tendido de la persona como un niño de tres años) ...él tiene tres años.»
| En términos de patrocinio, expresar compasivamente esa

sensacional, percepiual, cognitive, motor—a fin de «metabolizarse». Si la i edad nombra y bendice al yo desatendido. En el caso típiico,
experiencia es demasiado amenazante o abrumadora —como én el caso de | el cliente responde con una profunda sensación de ternura y
)
un trauma biológico o psicológico— el bloqueo neuromuscular «detiene»
s vulnerabilidad. Generalmente experimentará que tal res-
) el procesamiento y lo contiene en el yo somático como un pedazo de expe­ !| puesta procede de un lugar más profundo que el yo cogniti-
) riencia separado. La repetición de los indicadores del trauma pueden reac­ vo. Conectando con apertura y un enfoque suave, el tera­
tivarlo. Por otra parte, la relajación lo liberará, puesto que sugiere que el
J peuta traslada la experiencia de este yo desatendido a! campo
peligro lia pasado y el procesamientd’dc la experiencia puede completar­ a íl
relacional de la comunidad humana.
se. Por este motivo a los supervivientes del trauma Ies-resulta tan difícil reía- j
A medida que los clientes sienten que algo despierta pro-
J jarse: la relajación activa el trauma. Es de esperar que la terapia proporcich
i - fundamente dentro de ellos, es posible que experimenten
ne el contexto y las herramientas necesarias para integrar las'experiencias,
sJ
completando el ciclo de aprendizaje.
i 1. cierta confusión cognitiva, especialmente con relación al pro-
C7 1
0
0 218 üi.
219
0 i
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[.A VA1.F.NT1A DE AMAR
i ■8
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«s
nombre personal que se usa para describir el yo desatendido. .SÍ5 nativa muchas veces y no ha funcionado... las malas
Es posible que pregunten: «¿A qué te refieres al decir él? El | £ sensaciones siguen volviendo una y otra vez, más y
terapeuta de las interacciones del Yo responde manteniendo | &
$ más... de modo que tal vez sería conveniente —no más
la conexión no-verbal con el yo desatendido, mientras man­ 1 verdadero, sino más conveniente— considerar que el
tiene.una conversación de este tipo con el yo cognitivo del | sentimiento le pertenece a él., a otro aspecto de ti que
cliente: .está escuchando ahora mismo. El tiene sus propios sen­
mi- timientos, sus propios pensamientos e imágenes, su
Terapeuta: Bien, si te he entendido correctamente, estás |||| propia manera de escuchar... Ha sido ignorado duran­
diciendo que cuando se presenta el problema, una de ;J|| te mucho tiempo... Es posible que otros hayan tratado
las cosas que ocurren es que sientes una sensación muy de librarse de él, de maldecirle, de ignorarle, de herir­
desagradable en tu cuerpo... y sientes que no viene de |1| le... pero todo eso no ha funcionado: él está vivo y está
ti, que ni siquiera te pertenece. Parece que tu yo ñor- a|§ aquí... y lo genial es que parece que ya no eres capaz de
mal y cotidiano no está conectado con ese sentimien- sli seguir negándolo...
tó. Viene de otra parte que no es tu yo habitual. ¿Estoy
en lo cierto? Para hacer eficaces este tipo de comunicaciones, el tera-
Cliente:. Sí. [• peuta.debe mostrarse empático. El’terapeuta toca el punto
T: X si no me equivoco, parece que una de las cosas más |i! f tierno del yo somático del mismo modo que lo harían de
molestas es que, cuando ese sentimiento surge, de | manera natural un poeta, un padre cariñoso, un orador o un
algún modo .parece que desapareces o desconectas, y | ii
¡ hipnotizador ericksoniano. Tocar el centro activa el referen-
te sientes fuera de control, ¿es correcto? •? ^ te experiencial adecuado. Hasta que esto ocurre, la idea del
G: Sí. Y:
yo desatendido parece mero parloteo psicológico.
T: Entonces, creo que la cuestión importante es: si esa res­ & El terapeuta puede seguir elaborando esta idea, de que los
puesta no viene de tu yo normal, ¿de quién y de dónde sentimientos sintomáticos representan a otro yo que vive en
viene? (breve pausa para dejar que cale). Hay, evidente­ ü cada uno de nosotros. Si esta idea de «otro yo» parece extra­
mente, muchas maneras de pensar en ello y de hablar | ña, recuerda que es la base de muchas expresiones artísticas.
de ello, y ciertamente la más tradicional es pensar que j Los artistas sienten, escuchan y recurren al «inconsciente»
esa experiencia surge de lo profundo de ti como un j para que les guíe. En el arte del desarrollo personal afronta-
K
«ello» que no tiene significado, que deberías ignorar, j mos el mismo desafío: tomar conciencia de—y relacionarnos
}
destruir o del que deberías librarte... no sé quién te j con— el don de la vida interna que vive en el alma del yo
enseñó a pensar así respecto a tus experiencias... pero, j I somático. Localizando y nombrando esta presencia arquetí-
parece que, si te he oído bien, has probado esta alter- i pica transformamos el síntoma en un acto creativo.
[i

220 221
•1

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© STEPHEN C'.LUCAN
n.
LA VALErrriA D£ AMAR

.v

TERCER PASO; ACTIVAR Y LOCALIZAR cliente), pero tú, el tú que me mira desde detrás de los
EL YO COGNTTIVO ojos, tu yo normal, ¿cuántos años tienes?
C: Bien, tengo 43.
Uno de los grandes peligros—tanto para los terapeutas como T: Sí... (mira al cliente y lo siente directainente como un hombre
ti
para los clientes— al orientarse hada el yo desatendido es de 43 años con recursos y competencias). Sí, puedo ver que
identificarse con él. La persona puede quedarse empantana­ eres un hombre de 43 años... y, a propósito, ¿puedes
da en una tristeza depresiva, segura de que nunca terminará, decirme qué es lo mejor de tener 43 años en compara­
o hacerse adicta a la ira o la furia justificadas, o encerrarse ción con tener tres?
% regresivamente en un estado temeroso y retirado. Si se man­
tienen, ninguna de estas identificaciones con el yo desaten­ La mayoría de la gente dice que lo mejor de su edad actual
dido resultan úüles. El objetivo de la terapia consiste en acce­ es que dene más libertad y más capacidad de elección. Esto
) *
der al yo desatendido sin perder conexión con el yo cognidvo ] revela que la edad actual conlleva la capacidad de patrocinar el yo
) desatendido, aunque esto aún no esté claro para el cliente.
y sus perspectivas y habilidades. i
Acceder al yo cognidyo es especialmente.,útil cuando el J Para desarrollar nuevas conexiones con el yo cognitivo de
.i
) cliente empieza a sentirse abrumado por el yo desatendido. | la edad actual, el terapeuta puede preguntar al cliente por su
') Esto es parecido al método de insensibilización sistemática j trabajo, por su familia actual, por sus amigos e intereses, y así
í por el que el estímulo doloroso (el yo desatendido) se va J sucesivamente. Todo esto son «anclas» que lo asocian con el
.
) emparejando progresivamente con una imagen positiva (un J yo cognidvo, y pueden usarse para contrarrestar y equilibrar
)
yo cognitive» competente). Para acceder al yo cognitivo con- 1 el yo desatendido en cualquier momento de la conversación.
viene usar un esdlo no-verbal menos hipnótico y más directo, I Por ejemplo, digamos que el terapeuta está hablando con
)
pero igualmente empalico. Es posible preguntar al cliente .1 el cliente. El cliente experimenta cierta tristeza, pero es capaz
)
por su edad actual: | de mantenerse conectado y en relación. A los pocos minutos,
“í el cliente parece deslizarse hacia una tristeza más intensay
f.
J Terapeuta: De modo que él tiene tres años... (el terapeuta regresiva. Para reorientar al cliente hacia la conexión rela-
) conecta con, y contiene en silencio, el yo desatendido con empa­ cional, el terapeuta podría orientar su atención al yo cogniti­
J tia no-verbal, y después lo suelta delicadamente)... y, a pro­ P> vo preguntando: «Y, a propósito, ¿qué es lo que más te gusta
pósito, ¿qué ¿dad denes tú? (diñgiéndose alyo cognitivo). hacer para diverürte?» No obstante, incluso cuando habla con
J
Cliente: (reorientándose ligeramente'desde un sentimiento de el yo cognitivo, el terapeuta trata de mantener una conexión subya­
J absorción) ¿Yo? cente con el yo somático', ésta es la contención relacional de dos
J T: Sí, tú (sonríe, cambia a un tempo ligeramente más rápido y a
y idenddades que comentamos en el capítulo anterior. El cam­
apunta al cliente). Él dene tres (apuntando al estómago del bio al yo cognidvo puede alterar la orientación del yo desa-
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STEPHEN CILLICAN m
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’ LA VALENTÍA DE AMAR
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tendido y reestabilizar la atención en el presente. A los pocos ;|j§ cepto que está detrás de estos «extraüos»: estamos sometidos
minutos la atención del cliente podría volver al sentimiento I ?
a la influencia de muy diversas fuentes y personas. Algunas
3 í
de tristeza. * bendicen y despiertan nuestro punto tierno, otras lo maldi­
La cuestión no es impedir que la persona sienta, sino exa- h
f. cen y entumecen. En situaciones traumáticas, la persona se
minar la experiencia dentro de una conexión relacionál sos­ siente invadida por influencias alienantes que imprimen en
tenida con el yo, los demás y el campo. Cuando estas cone- | ella ideas que niegan la vida: «Eres estúpido», «siempre vas a
xiones relaciónales se rompen, sentimos y expresamos la
I ser un desastre», «es culpa tuya», «no eres tan bueno», etc.
experiencia de maneras que nos devalúan. Así, la tarea del • | Estas ideas alienantes pueden negar el valor y la valía de la
terapeuta es asegurarse que la experiencia sea procesada den- | 5 experiencia somática de la persona, lo que le impide «estar
tro de un contexto relacional. Alternar Ja atención entre los ¿: con» las experiencias que surgen de su centro. Cada vez que
••i
yo cognitivo y somático ayuda en este sentido. Recuerda, por * surge un sentimiento, la persona que está bajo el patrocinio
supuesto, que la descripción que damos aquí es un prototipo;
X i negativo lo rechaza, lo ignora o responde violentamente a él.
t
pueden y deben desarrollarse muchas variantes. Los terapeutas pueden sentir la presencia de «ideas alie­
nantes» .cuando el cliente se desconecta durante el trabajo
¡A terapéutico. Sin previo aviso, el cliente puede retirarse, mos­
CUARTO PASO; IDENTIFICAR Y trarse crítico consigo mismo o con los demás, o parecer ate­
DIFERENCIARSE DE LOS . i morizado. Tales «rupturas de la relación» señalan que las ideas
i
PATROCINADORES NEGATIVOS alienantes se han «apoderado» de la persona. El camino hacia
la recuperación del alma está sembrado de aliens. Es decir, a medi­
:-En los capítulos anteriores hemos identificado dos formas 1 da que la persona presta atención a su punto tierno, afronta
ti
básicas de patrocinio negativo: (1) los patrocinadores exter- 'i retos que afirman que, si realmente se permite conocer ese
&
nos que alienan a una persona del yo, de los demás y de la 1 sentimiento, le ocurrirá algo terrible. Al examinar la cues­
vida; y (2) las inducciones autoin toxican tes que la propia per- | tión, los clientes descubren creencias como, por ejemplo, que
sona ha generado. Vamos a explorarlos sucesivamente. si realmente se relajan, se meterían en la camay no volverían
a levantarse; que si atendieran sus propias necesidades, nun­
ñ
ca conseguirían hacer nada más; que si abandonaran su con­
Identificar y expulsar los patrocinadores 8 ducta compulsiva, todo e) mundo les pasaría por encima y les
negativos ■i ¡ dejaría «sumidos en el polvo»; y que, si no consiguen resulta­
dos extraordinarios, literalmente desaparecerán de la faz de
Uno de los grandes obstáculos para activar o mantener el yo 'o la tierra. La persona puede creer que estas creencias son irra­
-- cognitivo es la presencia de ideas alienantes. Recuerda el con- ‘ cionales, y a pesar de todo seguir dominada por ellas.
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224 225

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© STEPHEN CíLLtCAN % jftesi,1i! LA VALENTÍA DE AMAR
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La esperanza de la terapia de las interacciones del Yo es que algo dentro de ti se ha cerrado, y que te has ido a
O
que la persona pueda liberarse de estas ideas alienantes. otra parte.
' Como escribió el poeta chileno Pablo Neruda (1969):' ti C: (pausa, parece tristey luego disgustado) Bien, sí... no debe­
~) ría sentirme así...
«Si no pudimos ser unánimes T: (con intensidad y un poco de ira)... Sí, es verdad... esos
1 moviendo tanto nuestras vidas,' tipos... (el ensimismamiento del cliente se interrumpe)... los
1 tal vez no hacer nada una vez, que te están diciendo que no deberías sentirte así.
tal vez un gran silencio pueda C: (un poco sorprendido) ¿A qué te refieres con «esos tipos»?
I
interrumpir esta tristeza, í? T: Bien, ¿de dónde has sacado la idea de que esas voces
')
este no entendernos jamás, son tuyo^} (añade un poco de travesura a la mezcla).
) y amenazarnos con la muerte.» i C: Bueno, ¿de quién más podrían ser?
• T: (confingido tono sombrío) Bueno, podrías estar poseído
Podemos identificar y cuestionar los patrocinadores nega­ P por alienígenas (patrocinadores riegátivos).
tivos de muchas maneras. Mi própio estilo a menudo trata de
« . Cí
[i ‘ C: ¿Alienígenas?, (mira al terapeuta sin saber si lo dice en bro­
) combinar la seriedad, la travesura y la empatia. Lo que sigue ma o en seno, pero se siente intrigado. Ambos ríen por un
es un intercambio con un cliente que estaba luchando con la momento).
*
tristeza. Cada vez que tocaba ese sentimiento, se encerraba T: (mantiene el airé sombrío con un guiño, imitando a un científi­
) - i.
' en sí mismo y se mostraba autocrítico. co muy objetivo) Me temo que así es... Mi opinión profe­
£

.)
Terapeuta: Mientras hablamos sobre tu experiencia, me r
¡
sional és que estás poseído por aliens... (hace una pausa,
después sonríe suavemente. Tanto el terapeuta como el cliente se
pregunto quién más te está hablando sobre tu expe­ echan a reír. El hechizo se rompe momentáneamente. El terapeu­
riencia. ti y ta vuelve a su actitud habitual). Te lo digo medio en broma,
■í
J Cliente: ¿Qué? ii»
porque parecía que cuando estabas hablando, de repen­
J T: ¿Quién más te está hablando ahora mismo? te no estabas del todo presente. Parecía que había veni­
C: (un poco sorprendido) ¿De qué me hablas? Nó te en­
l do alguna otra presencia y tú habías tenido que irte, que '
)
tiendo. ;¡$ retirarte, que ir a otra parte. ¿Te has sentido así?
y T: (con seriedad, pero juguetón) Bien, párece que mientras i
C: Sí... (mirando al suelo y suspirando). He sentido vergüen­
o.. estábamos hablando, empezaste a conectar con una
á
'3
ir.
za y odio hacia mí mismo.
O s
experiencia importante... parecías un poco triste y ?:• T: Sí, ya lo he visto. (El tono es delicado y compasivo.) ¿Eres
:
J tierno... y después ha ocurrido algo. No sé qué has | ir consciente de lo que te decían esas voces internas en
sentido dentro, pero', desde fuera, me ha parecido % £ ese momento, o incluso ahora?
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c? í w.:

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LA, VALENTÍA DE AMAR
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C: Están diciendo que fue culpa mía (parece un poco triste, • C: (unpoco en trancey con lágrimas en los ojos) ¿Cómo es eso?
?.
pero aún mantiene la conexión con el terapeuta). T: (con delicada empatiay resonancia) Dejando que tu propia
T: Que es culpa tuya... Bien, lo que sugiero es que tal vez presencia toque y reconecte con ese otro yo que está
una de las peores aplicaciones del capitalismo a la ■í dentro de ti... ese otro yo que está presénte y escu­
experiencia psicológica es la idea de que todas las voces ; chando incluso ahora... esa parte de ti que fue herida
que se mueven á través de ti te pertenecen. Uno de los 8 y tuvo que ser abandonada... pero que ahora mismo
- aspectos más útiles de prácticas como la hipnosis y la está escuchando... Porque cuando la relación entre él
meditación es que te permiten estudiar esas voces dete­ (elyo desatendido) y tú se desconecta o sufre abusos, se
i? produce una ruptura —los ascensores dejan de m over-
nidamente. Descubrirás que algunas te prestan apoyo...
te permiten estar más presente, te permiten aceptar y se y de conectar arriba y abajo; ya no estásjugando con
expresar tu experiencia. Yo diría que ésas són tus voces. toda la baraja—y vienen los alienígenas. (El cliente acce-
Quizá descubras que otras voces hacen que te vayas. de al yo desatendido y la tristeza retoma. Para recuperar recur-
R*
Cuando vienen, tienes que irte. Te sientes más peque­ i sos, el terapeuta cambia delicadamente el tono con el fin de
ño, menos vivo, no querido, culpable... (£1 diente afirma S acceder alyo cognitivo.) Pero hay otros momentos en los
con la cabeza.) Entonces, la cuestión es: ¿Son realmente r que sientes una buena conexión entre ese material
tuyas? ¿Te representan realmente? Puedes decir que • cognitivo de la cabeza y los sentimientos de tu vientre:
&
esas voces son tuyas, pero'a mí no me, lo parecen. (El los ascensores suben y bajan. (El terapeuta podría pre­
terapeuta hace una pausa y mira delicadamente, con una guntar al cliente por esos momentos en los que no se siente alie­
mezcla de compasión, seriedad y un toque de travesura.) Creo J nado: por ejemplo, las «experiencias normales de autotrascen-
■*

que estás poseído por alienígenas. (Pausapara dejar que I denáa» comentadas en el capítulo 3, para indicar que a veces
se abra la imaginación y que el sentimiento de despliegue...) P los alienígenas no están presentes. A continuación se puede
En parte te lo digo de broma, por supuesto, porque es 4 sugerir que tales experiendas reflejan momentos en los que hay
difícil ir por la vida sin un poco de humor... (el tono se una conexión entre el yo cognitivo, el yo somático y el campo.
hace más sobrio y tierno), pero también te sugiero seria­ Es precisamente durante esas experiendas del yo relational
mente que, independientemente de lo que te ocu- cuando los aliens no están firislnt^^fluncóñexiÓn'dTlos
' rriera, fuiste invadido por algo que te dijo que no dos yo dentro del campo es el mejor antídoto contra la alie-
merecías vivir o mostrar tu verdadero yo (pausa para nadón.) • ■
profundizarla conexión). Creo que esas voces están equi­
vocadas. Creo que te están alienando de ti mismo (lar­ Muchos clientes encuentran la idea de los «aliens» excep­
ga pausa). Sí estás poseído por alienígenas, hay un cionalmente útil. Como las técnicas de meditación que ense­ ;
camino de salida. ñan a la persona a desapegarse de sus pensamientos, esta idea
1
1
228 229 J)
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O STEPHEN CILUCAH LA V.U£NTU DE AMAR

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ayuda a desidendficarse de Jas influencias negativas* permi­ 1 Nombrar y poner en tela de juicio los patrones
tiendo así la reconexión con el tranquilo «centro pensante** auto intoxicantes
3
ubicado en el vientre. Una vez más, el término tiene un sig­
¡
nificado poético y está diseñado para generar al mismo tiem­ *i 5 Tal como hemos visto, las prácticas autointoxicantes, como
po ligereza y seriedad, de modo que el terapeuta tiene que sentir lástima de uno mismo, la grandiosidad, el lloriqueo, la
presentarlo en este contexto. Al nombrar a los alienígenas, la y envidia, los celos, la irritación, la autocrítica y la duda pueden
intención no es prestarles atención de manera prioritaria, producir rupturas en el yo relacional. Cuando surgen prácti-
sino diferenciarlos y separarlos de la voz de la persona. Nues­ i- cas de este tipo, resulta difícil trabajar con las heridas del yo

)
tra principal intención es desplegar el yo relacional. desatendido. Por Jo tanto, es conveniente identificar y poner
La mayoría de nosotros hemos vivido mucho tiempo bajo l. . en cuestión estas prácticas autorregadoras. En el último capí-
)
Ja influencia de pap-ocinadoresalienantes. Uberárse de ellos ¡: tuJo vimos un ejemplo de cómo hacerlo. La intención de
8
es un proceso continuo que requiere tiempo y compromiso. u estos procesos relaciónales es desarrollar una tierna sobrie- ■

) í
Ala personaje puede resultar útil hacer úna lista de los men­ - dad: la ternura de sentir y de abrirse a cada aspecto de la pn>
) sajes.«alienantes» que tienden aatacarlé. A continuación pue- 1 ;■ pia experiencia, y la sobriedad de ver una situación con cla- ■%

5 de aprender a detectarlos diariamente y a reemplazarlos por ■ » rtdad y sin sentimentalismo. Las prácticas ¿útdintoxicantés
las ideas del patrocinio-positivo. 8 echan á perder ambos. El yo somático queda entumecido al
)
Otra técnica divertida y eficaz consiste en instalar una verdadero sentimiento y abrumado por el pseudo-sentimien- i
I !!•
«U.D.A» —es decir, una unidad de detección de alieníge- to, y el yo cognitive queda distorsionado por ideas que ago­
•) i-
ñas— en la conversación terapéutica. Cada vez que parezca ■a í. tan la vida.
)
que los patrocinadores negativos están haciendo acto de pre- ■] Poner en cuestión la autointoxication es un ejercicio deli-
) sencia, el terapeuta podría emitir uñ pitido, anunciando algo j¡ t cado, precisamente porque combina las partes duras y las par­
> así: «Alerta, alerta, alerta. Alienígenas aproximándose. Alie- | ir tes blandas de la persona: la dureza de la ira y la autoprotec-
nígenas aproximándose. Cuidado, humanos, los alienígenas | I' ción con la suavidad del punto tierno y el miedo a que el
se están acercando para negar la autoestima...»*. Como la J | dolor empeore sí se toca. Así, el terapeuta demasiado blando
mayoría de las veces la alienación ocurre inconscientemente, j a la hora de cuestionar tales prácticas se sentirá abrumado
J
tales anuncios pueden ayudar a romper el hechizo que está {| | por la ira del cliente expresada directa o indirectamente,
J
descendiendo sobre Ja persona y a reorientar su atención. mientras que el terapeuta demasiado duro o insensible pro-
J Entonces se puede hablar sin rodeos de las ideas negativas • a P vocará el miedo y la retirada del cliente. Así, el terapeuta tie-
J que la persona estaba teniendo. II ti ne que combinar actitudes complementarias para cuestionar
J le la autointoxicación: seriedad y travesura* energías del gue-
•S rrero y del amante (añadiéndoles un poco de genialidad),
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O 230' • 231
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STEPHEN CU-LIGA^
mmMi LA VALENTIA DE AMAR

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tendencia a cuestionar y a ceder; tiene que ser inamovible, | manteniendo la conexión relacional mientras conversamos
pero compasivo; suave, pero intenso. - - y intensamente sobre ella.
Por ejemplo, digamos que un cliente se queja de que ' Existen, cadentemente, otros modos de disipar las induc­
nadie le comprende. Su comportamiento produce la sensa- -i ciones autointoxicantes. Uno de ellos es pedir que te respon­
ción de un viejo programa repetido en terapia durante •V i das a cada momento: ¿Me acerca esto más a mi centro o me aleja de
h
años. El terapeuta se siente aburrido, enfadado o temeroso, él? Por ejemplo, si te estás criticando a ti mismo o a otra perso­
sin saber muy bien por qué. (Generalmente esto significa a na, o te estás quejando de algo, simplemente nota el efecto de
que'el terapeuta ha absorbido y está bajo la influencia de los § esta actitud en la relación con tu centro. ¿La fortalece o la debí- '
mismos aliens que el cliente por compartir el campo con él. | % lita? Después nota cómo te sientes cuando te das cuenta de que
Así, notar estas respuestas internas puede ayudarle a diag- | has debilitado tu centro. Tu respuesta a esa toma de concien­
;r
nosticar sus procesos, siempre que se responsabilice plena- ;íj cia —por ejemplo, al hecho de que te estás mostrando crítico
mente de ellos.) Podríamos decir que el yo desatendido del : o decepcionado— ¿te acerca más a tu centro o te aleja de él? A
B:
miedo (o del enfado) está siendo envenenado por las prác- | .medida que apliques repetidamente esta.pregunta quedará cla­
ticas cognitivas de la autocbnmiseración.2 Si el terapeuta se ' J ro que la mayoría de los intentos de cambiar nuestra experiencia en
limita a simpatizar con el cliente, es probable que se engan- j * realidad nos alejan más de nuestro centm.
i
che en un patrón repetitivo de aplacar él sufrimiento de la 4 Al hacer este trabajo de las interacciones del Yo, también
*
persona sin que nada cambie. Todos los terapeutas están J ' queda claro que la atención al propio centro es mucho más
dolorosamente familiarizados con esta trampa y se han vis- .1 relevante para la felicidad y la productividad que cualquier
to atrapados en ella. Pero el simple hecho de cuestionar al Jj análisis intelectual de quién «tiene razón». Cuando pierdes
cliente, de pedirle que «crezca» y «haga algo» tampoco ser- la conexión con tu centro, te vuelves reactivo en lugar de res­
virá de nada. ponder. Cuando estás conectado con tu centro eres capaz de
Así, el terapeuta debe mostrarse simpático y desafiante, S pensar y de relacionarte de manera eficaz. Cuando te das
debe abrir el corazón y al mismo tiempo mantener cierta cuenta de que estás participando en prácticas que te alejan -
seriedad. En el último capítulo vimos que podíamos hacer ti
Si de tu centro —por ejemplo, cuando estás resentido'te olvi-
ff
esto, nombrando directamente la práctica autointoxicanté'y^- dás'de'tu centró—puedísusar lo's'éjerciciós'quesó'preseñr- 1 ~
•: taron en el capítulo 4: respirar conscientemente, relajarse y
2. Como ie gusta repetir a uno de mis profesores de aikido: «Estás tra- centrarse; suavizar, abrir y limpiar la atención. A continua­
bajando contra ü mismo.» Lás prácticas autointoxicantes operan en contra
ción, basta con preguntarte qué parte de tu experiencia nece­
del yo. Entumecen o desconectan la energía de vida del yo somático y pro­ í! 1
fundizan la desesperación y el odio hacia uno mismo. El terapeuta debe tra­
sita patrocinio y aplicarle cualquiera de las técnicas del capí­

bajar hábilmente para alterar y cuestionar tales prácticas de maneras amo- tulo 5. Nadie completa nunca este proceso, pero con el
rosas y eficaces. tiempo resulta mucho más fácil integrarlo en la vida cotidia-
»}■

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STEPHEN? CILLICAN La. VALENTÍA DE AMAR
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na. Gradualmente vamos restando importancia a tener razón En este caso, la meta es tener una sensación sentida de
y empezamos a dársela a estar vivo, presente y sentirse útil. ¡í ? cada componente relaciona!. Una vez hecho esto, el tera­
¡5
3 i peuta podría preguntar si al cliente le gustaría subir o bajar
?;
V
la intensidad en uno o dos puntos para ver qué ocurre (véa­
ti
QUINTO PASO: CONECTAR EL YO
I se Gilligan 3c Bower, 1984). Por ejemplo, si el cliente hadado
COGNITIVO CON EL YO DESATENDIDO i un 5 al yo cognitivo y un 8 al yo desatendido, se sentirá fuera
B
1 ‘(SOMÁTICO)
1 Y-
de control. Ai entrar dentro y «cambiar delicadamente los
> >; controles de intensidad», puede llevar el yo cognitivo a la
) Cuando la conciencia de la persona no está subyugada por I) Bv- intensidad 7 y e! yo desatendido a la intensidad 6. Este peque­

)
el patrocinio negativo, es libre de desplegar la capacidad
• S I ño cambio de los valores relativos suele marcar una diferen­

)
)
generativa del yo relacional. En este modelo se hace uso de
una escala técnica para identificar el nivel de intensidad del
yo desatendido, del yo cognitive y de la conexión-entre
"i I cia significativa en la calidad general de la experiencia de la
persona.
-a
Cuando se les pregunta por el nivel de conexión entre'sus
) ambos: dos yo, algunos clientes se quedan en blanco, como si esta
; »- idea de la conexión fuera completamente nueva para ellos.
k*
) 1. En una escala del 1 al 10, en la que el 3 es el mínimo y Suele ocurrir así: el yo cognitivo y elyo desatendido a veces tienen
el 10 es el máximo, ¿en qué medida sientes (ahora mis­ I muy poca o ninguna interconexión. Cuando la persona se siente
X
mo) la presencia de tu yo desatendido en tu (plexo -i ensimismada en su yo cognitivo, olvida e ignora el yo somáti­
-) ♦

solar)? Simplemente deja que venga un número a tu co. Cuando este yo somático se intensifica (por ejemplo, en
)
mente. situaciones vinculadas con la identidad, como transiciones
>
2. En. una escala del l al 10, en la que el 1 es el mínimo y 3 vitales y síntomas), el,yo cognitivo se desconecta y es reem­
.) el 10 el máximo, ¿en qué medida sientes (ahora mis­ &
•i plazado por las influencias alienantes. (Recuerda, los aliens
mo) la presencia de tu yo cognitivo en tu cabeza- | ^ sólo pueden entrar cuando tú te vas. Tú siempre tienes la
) (mirando desde detrás de los ojos) ? Deja que te venga | «primera opción» para patrocinar al yo somático.) El objeti­
un número a la mente. x vo de las interacciones es examinar qué ocurre cuando la per-_.
I?
; T 1 1 ’*'■ ^JTEñ'úña escalaBeTTarTO’/'enla que elTes eí extremo sona siente una conexión relacional entre sus yo. Esta estruc-
inferior y el 10 el extremo superior, ¿en qué medida fr l tura produce totalidad, intimidad, amor y cooperación.
sientes una conexión entre el yo cognitivo de la cabeza S
t Si a un diente le cuesta sentir o conectar con el yo desa-
J ¡i
y el yo desatendido en el (vientre)? Deja que te venga b: tendido, la simple sugerencia de relajarse, centrarse y suavi­
un número a la mente. zar la atención puede ayudarle a desarrollar una sensación
O i" sentida. Si rechaza el yo desatendido—por ejemplo, una per-
■ i
^7 R
y í;
234 235
LA VALENTÍA DE AMAR
¿HHiliii %

sana podría decir que el miedo que experimenta no tiene . 5 ví


• T: (hace una pausa para «estar con» esta declaración de integri­
valor y simplemente debería «superarlo»— se .puede conti­ dad)... Sí, veo que no harías eso. ¿Qué harías?
%
nuar trabajando con las presencias alienantes. Uno de los % . C: (habla con suavidad, con sentimiento)... Bueno, probable­
planteamientos que uso es el de preguntar al cliente cómo -w mente, simplemente le diría que todo está bien, que
respondería a alguien que tuviera esos miedos. Por ejemplo: ¿ todo irá bien.
a
*■>

T: (hace una pausa para notar el sentimiento de compasión en el


Terapeuta: ¿Crees que sería útil que cuando él {elyo desar | cliente)... Sí, puedo ver eso... ¿Yqué pasaría si fuera otro
íeíiíZido) experimenta ese miedo, pudiera sentir tu pre- niño? ¿Harías lo mismo?
senda y apoyo? C: Sí. (Una vez viás, esto se dice con un sentimiento suave pe>v •i

Cliente: (se tensa) ¡Nol Ni hablar. Él no merece ningún a &


i-
intenso.)
reconocimiento. Simplemente debería superarlo y ^ 5 T: (ensimismado, sinpronundarpalabra)... Sí, ya veo. Sientes
hacerse adulto. que nadie merece ser tratado con violencia o con des­ )

T: Hmmm... (se-s&avizay t¿nap¿zl¿snj...,¿yienes hijos? i cuido, y que cada persona merece respeto y atención
C: No. $
(hace una pausa de silencio para dejar que esta declaradón
T: ¿Conoces algún niño que te guste mucho? cale). Por eso creo que la pregunta relevantes es: (pau­
C: Sí, tengo una sobrina de ocho años. sa sin palabras para profundizar la conexión con el cliente)
Íí
• T: Una sobrina. ¿Cómo se llama?' ?• ¿Tú también eres una persona?... (El cliente tiene lágri­ J
C: Arianna. ■¡a mas en los ojos; el terapeuta se suaviza y se abre a nuevas cone-
%
T: Arianna... ¿Pasas tiempo con Arianna? xiones con el cliente.) El sentimienjo que estás teniendo
C: Sí, mucho. ahora mismo indica que lo eres... el sentimiento que
T: Bien, me pregunto... Si estuvieras cerca de Arianna viene de lo profundo de ti, la presencia que está escu­
cuando tiene miedo por un motivo u otro —porque, si chando desde lo profundo de ti, está despertando...
•íí p Ahora bien, sé que distintas personas-de tu vida recha­ -
estás con una persona, es fácil que ella sienta miedo en |
un momento u otro—, ¿qué le dirías? ¿Qué harías? ¿La | zaron esa presencia o la ignoraron, le dijeron que no
castigarías? (Esto se dice con voz suave pero intensa.)------- r •^r^—'.era importanté'o incluso"'que no existía; perd nó'sé'.........
G: {su atendón está absorbida) No, por supuesto que no. fue... Sigue estando ahí, y está escuchando ahora mis-
•' T: ¿Por qué no?
r
mo.. . Aveces tiene miedo, y a veces se siente feliz... A
C: Bueno, porque no se lo merece. veces se muestra tímida y a veces extrovertida... Ella
T: Sí, veo que no la castigarías... (absordón en elsilendo)...
I puede ser muchas cosas, de muchas maneras... La ver­
¿Le gritarías y le dirías que es una mala persona? dadera pregunta es... ¿cómo puedes tú estar con ella?
C: No, por supuesto que no.
I

236 237
fe-
© Stephen cru.;c.\N 3 LA VALENTÍA DE AA1AR
-1
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¡v •
A Este cipo de conversación está diseñada para tocar y llevar ción de la ruptura permite que la persona pase por una
conciencia al yo desatendido que está en el núcleo de los sín­ secuencia problemática sin mostrar síntomas. Por ejemplo,
K
tomas de la persona. En el caso típico, no ha habido una ore- en nuestro primer ejemplo de este capítulo, un hombre se
senda humana que haya bendecido y reconocido esta expe­ i; mostró ansioso y autocrítico durante un intercambio con su
riencia esencial, por lo que, literalmente, no hay identidad amigo. Podríamos decir que el curso de una conversación
humana. Al patrocinar- el yo desatendido, la persona puede amistosa quedó interrumpido por la intervención de un yo
empezar a sentir su profundo valor. ü desatendido y su desconexión del yo cognitivo. Una vez que
A medida que el diente se abre a la relación entre su yo ifi] hemos reconectado estos yo, invitamos a la persona a cerrar
) cognitive y su yo desatendido, puedes invitarle amablemente los ojos y, en su imaginación, a volver a.esa situación relacio­
%
a cerrar los ojos y a profundizar la conexión telepática. ü nal, pero esta vez manteniendo la conexión telepática in­
Cuando la conexión senada o «telepática» se establece, a terna y notando cualquier diferencia que pudiera producir­
i í
veces la persona tiene un aspecto notablemente diferente. Es 5 se. Por ejemplo, el cliente puede notar que cuando siente
)
)
posible que una sensación de profunda bellezay calma impreg­
ne su ser. La persona es conscien te de sus dos yo, pero sin iden­
1 I'
».•
miedo en su yo somático, su yo cognitivo puede ofrecerle
patrocinio. Es probable que esto le ayude a üdiár más hábil­
tificarse con ellos. El yo cognitivo no está controlando el yo mente con el suceso externo.
somático, ni hay un «yo ejecutivo» controlando otra parte del ü
«yo», ni un. «adulto» tratando de controlar al «niño interior». %
Hay un espíritu sentido que conecta los dos yo, revelando no SÉPTIMO PASO: CONTINXJAR TRABAJANDO
-;
sólo su interdependencia, sino también el campo relacional k’
que constituye una inteligencia mayor que cualquiera de ellos Reiterando el antiguo lamento: abandonamos nuestras almas
por separado. Es posible que esta experiencia del yo relacional g. cien veces, no, mil veces cada día. Así, lo que hacemos no es
. > no dure mucho, pero establece un referente al que la persona i] una «cura», sino el comienzo de una tradición: la de mante­
■i
puede retornar una y otra vez. Ahora empiezan el verdadero r y* nerse conectado relacionalmente en cualquier circunstancia.
) trabajo y la alegría de vivir. Se necesita mucha práctica, y el terapeuta puede explicar al
'&
.i
J fe cliente cómo continuar alimentando la tradición. Podrían

J •5 £ establecerse nuevas interacciones del Yo; se pueden desarro­


SEXTO PASO: RETOMAR LA SECUENCIA llar prácticas de meditación; es posible que tengan que pro­
DEL PROBLEMA ORIGINAL ducirse ciertas conversaciones con algunas personas, y así
£
sucesivamente. Nos damos cuenta de que nunca podemos
.jl- Cuando se produce una ruptura sostenida de la relación, el H
& dejar de desconectar; de hecho, aprendemos a aceptar que
problema se degrada hasta producir un síntoma, y la repara- desconectamos de nosoü'os mismos muchas veces cada día.3
\
ti
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O. 238 239
LA VALENTÍA DE AMAR
ati!.rr»E.w UIUJUAN
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i 5»

A medida que aceptamos la realidad de esta situación, pode- : es


| nes del Yo: patrocinar el yo desatendido, devolver el yo cog-
mos fortalecer y suavizar nuestro compromiso de «continuar . nidvo a su lugar y activar sus capacidades de patrocinio, y reü-
volviendo siempre» al yo relaciona! y sus bondades. rar el patrocinio negativo para restablecer el campo relacío-
í nal. A medida que el yo relaciona! se regenera, nos sentimos
¡A ?•
I capaces de sortear las dificultades de la vida.
RESUMEN | Las palabras de Kahil Gjbran (1923) en El Profeta nos ani-
f man en esta navegación:
La vida es un momento tras otro, una cosa tras otra, hasta que |j
deja de serlo. Y deja de serlo cuando se produce una expe- «Entre las colinas, cuando te sientas a la sombra fresca
B
riencia que obliga a la persona a «salir» de) momento pre- (i £■
de los álamos blancos, compartiendo la paz y serenidad de
sente. Esta «ruptura de la relación» detiene el movimiento J i los campos y praderas distantes, entonces, deja que tu
psicológico de ese individuo en el tiempo, haciéndole «dar | corazón diga en silencio: “Dios descansa en la razón.”
*
vueltas» una y otra vez sobre el mismo suceso. Entonces sus |
respuestas son automádcasy autodevaluantes, porque, cuan- | N Ycuando venga la tormenta, y el fuerte viento sacuda
do el yo se va, entran las fuerzas alienantes. Así, la persona | los bosques, y el trueno y el rayo proclamen la majestad
£ del cielo, deja que tu corazón exclame asombrado: “Dios
observa desde la «cercanía» del pensamiento desconectado |
que su cuerpo está descontrolado, y su experiencia subyuga- J se mueve con pasión.”
da por los patrocinadores negativos. Éstos síntomas conti- K
nuarán hasta que aportemos algún patrocinio que permita l Y como tú eres un aliento en la esfera de Dios, y una
tocar y reconectar con las experiencias desconectadas. • hoja en el bosque de Dios, tú también deberías descansar
■)

Hemos explorado un método en siete pasos para efectuar J en la razón y moverte con pasión.»
esta reparación del yo relaciona!. El método trata de indicar J
dónde y cuándo se produce la ruptura de la relación, y des- . ¡j
;
pués trata de realizar la triple intervención de las interaccio-
a
5
3. Se cuenta que un alumno de Morihei Ueshiba, el fundador del aiki­ ;
•»! !¡
do, dijo una veza su maestro: «Sensei, tú nunca pierdes tu centro.» Ueshiba • f.
replicó, que él perdía su centró tan a menudo Como la persona de al lado, !
K
sólo que él retomaba más rápido. Así, a medida que renunciamos a la espe- ' lj
Ir
ranzade «aferramos» a la perfección y estar siempre centrados, nos abrimos 8
a la flexibilidad «como de bambú» del centro móvil al que siempre podemos i
volver.
3

240 241

V
9
©

7. EL YQ ARQUETÍPICO: SAUMOS
ADELANTE CON UN POCO DE AYUDA
? DE NUESTROS AMIGOS
T
1
i «Anoche cuando dormía
•v*
> soñé, (bendita ilusión!,
que una colmena tenía
)
dentro de mi corazón; ■‘A
lit
.; y las doradas abejas
y iban fabricando en él,
í
) con las amarguras viejas
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía


-3 soñé, jbendita ilusión!,
/ que un ardiente sol lucía
,.>v dentro de mi corazón.
) Era ardiente porque daba
j
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
J y porque hacía llorar.

J Anoche cuando dormía


soñé, ¡benditailusión!,
J
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.»
y
Antonio Machado
y
• \

©
y 243
y
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ai c.rric.N UitULAN LA VALEKTÍA DE AMAR
i
m
%
-f:
«Cuando usas la voz como un instrumen lo, ' j ritmos del nacimiento y de la muerte, de la oscuridad y la luz,
te encuentras con emociones para las que no i jjlll de la calma y la tormenta. Tal como la vida muere y retorna
tienes palabras. Te encuentras con cosas como . 3
||§ al polvo, la experiencia es vivida e integrada en el cuerpo.
la memoria de Ja raza humana en la voz.» Estas experiencias no son únicamente individuales, sino tam- •
V
S. bién colectivas (ancestrales). Como Eliot (1963, pág. 189)
Meredith Monk »|' comentó, es «toda una vida quemándose a cada momento/y
HÉ no sólo la vida de un único hombre».
Una de las principales ideas de la terapia de las interacciones fr Así, el trabajo con el yo somático nos recuerda que hay dos
del Yo es que tenemos dos yo. La vida fluye a través del p un- jj ■ historias que nos están influyendo constantemente: una his-
to tierno del yo somático, al tiempo que el yo cognitivo la • loria del yo personal (dónde hemos estado y lo que nos ha
comprende, la patrocina y la guía con su inteligencia. A par­ 1
i ocurrido en una vida particular), y una historia de las espe-
Ü!.
tir de la conversación entre estas dos mentes se llega ai yo ‘jj :’ cies o del yo colectivo. Jung (1919/1971) sugirió que la ülti-
relaciona!. i, ma se orgahiza en torno a temas, imágenes y patrones rela­
Dentro del yo relacional pueden darse tres tipos básicos | 5 ciónales universales. Estos patrones generales representan los
de relación. La primera es la alienación, por la que el yo cog­ 4 retos, o las formas de ser, esenciales en cada vida humana: por
nitivo trata de dominar o ignorar al yo somático. Esto puede [• ejemplo, amary recibir amor, proteger la vida y mantener las
expresarse como negación, represión, intelectualización, diferencias y límites, curar heridas y cambiar de identidad, y-
pureza ideológica y otras formas de desconexión'. La según- J| ofrecer bendiciones y proveer un lugar para cada miembro
da es lo que Jung (1916/1971) llamó inflación, por la que el M de la comunidad. El hecho de que cada generación humana
yo cognitivo descuida o se siente abrumado por los patrones haya tenido que lidiar con estos retos ha llevado al desarrollo
. de imágenes y estructuras psicológicas que son comunes a la
arquetípicos y sentimientos del yo somático. Esto puede evi

denciarse en dramatizaciones, identificaciones exageradas, psique humana. A esto nos referimos al hablar de arquetipos.
adicciones y otras conductas y experiencias «déscontroladas». Jung observó:
La tercera es relational, y la persona experimenta y expresa un
sentido integral de los dos yo, así como una conexión con un «Los arquetipos son modos típicos de aprehensión, y
campo mayor. cuando nos encontramos con modos de aprehensión uni­
Para desarrollar este yo relacional, debemos entender y \ formes y recurrentes, estamos lidiando con un arquetipo,
trabajar con el yo somático. Esta capacidad es central en cual- ' . tanto si se reconoce su carácter mitológico como si no...
í-
quier arte, sea pintar, ser padres, bailar, hacer terapia , crecer El inconsciente colectivo consiste en la suma de los ins­
o mantener una relación intima. El yo somático es el centro ?3 l?- tintos y sus correlatos, los arquetipos. Tal como cada per-
local de la naturaleza: porta en sí mismo las estaciones y los sona posee instintos, también posee una serie de imáge-
I
3
244 245 .
STEPHEN CILUCA^ LA VALENTÍA PE AMAR
©
©
'Sr i •¿
?or supuesto, los arquetipos no siempre producen-expe­
nes arquetípícas... El arquetipo (o imagen primordial)...
A podría describirse adecuadamente como la percepción l riencias negativas. Este capítulo examina cómo reconocer y
utilizar los arquetipos como elementos positivos en la terapia.
que tiene el instinto de sí mismo.»
Por ejemplo, ellos constituyen una base importante para la
5 comunicación terapeuta-cliente, como sugieren Erickson y
Los arquetipos se evidencian de manera especial en los
Kubie (1940/1980):
sueños , en la literatura, en el arte, en la guerra y en otras
\ expresiones humanas básicas. Vemos la maestría del proce-' «. (...) Por debajo de la naturaleza diversificada de los
so arquetípico en el baloncesto de Michael Jordan (el Gue-
« -> aspectos conscientemente organizados de la personalidad,
rrero/fíéroe), en la psicoterapia de Milton Erickson (el
) í el inconsciente habla un lenguaje que tiene una unifor­
Mago/Curandero), y en la religión de la Madre Teresa
)
midad notable... tan constante que el inconsciente de un
(Amante/Sanadora). Vemos los procesos arquetípicos en el
) individuo está mejor equipado para entender el incons-
trance, en los encuentros matrimoniales, en el consumo de
A • cíente de otro que el aspecto consciente de la personali­
I drogas, en las ceremonias religiosas y en el sexo. Lo que hace
dad de cualquiera de ellos.» , . • . .
) que estas personas o procesos sean^arquetípicos es que , en i

) ciertos contextos, reflejan tamo un significado personal ■: Así, puede verse que el proceso arquetípico fluye tanto
) como universal. No sólo se expresan a sí mismos, sino que ■ i dentro de la persona*como entre personas (por ejemplo,
expresan un patrón experiencial que se repite unay otra vez r*
¿ entre terapeuta y cliente). £1 resto del capítulo examina la
)
a lo largo de la historia de la conciencia, y en general son
- .\
transcuhurales. Como veremos, hay un notable valor en el
i
í!
relevancia de estos procesos arquedpicos para la psicoterapia
s práctica. Primero vamos a ver algunas ideas generales sobre
) significado personal (individual) y transpersonal (colectivo)
£. arquetipos. A continuación detallaremos un modelo para
) de ciertas conductas. í? identificar y trabajar con los recursos arquetípicos inherentes
; La presencia de los arquetipos es evidente en los síntomas 5 aun problema. Finalmente, examinaremos las modalidades
psicológicos. Como comentó Jung (2957): J de comunicación arquetípica del terapeuta.
) •>
«Pensamos que podemos felicitamos por... haber deja­ *t
J do los dioses (arquetípicos) atrás... pero seguimos están- t| i ALGUNAS IDEAS BÁSICAS SOBRE LOS
t*.
J do poseídos por contenidos psíquicos autónomos, como } ARQUETIPOS
c J si fueran habitantes del Olimpo. Actualmente se les llama
fobias, obsesiones y así sucesivamente; en una palabra, sín- |
j
!’ La tabla 7.1 presenta una lista de nueva ideas sobre los arque-
J tomas neuróticos. Los dioses se han convertido en enfer­ •TI I*, tipos que son relevantes en psicoterapia. Las exploraremos
medades; Zeus ya no gobierna el Olimpo, 'sino elplexo solar.» -j L sucesivamente.
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247
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LA- VALENTÍA DE AMAR
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25

1. La función primaria del arquetipo es ayudar Tabla 7.1 Ideas para usar los arquetipos en terapia
a la persona a desarrollarse como ser
humano I 1. La lunción primaria del arquetipo es ayudar a la persona
a desarrollarse como ser humano.
La vida envía a la persona un desafío tras otro para ayudarle 2. Cada arquetipo tiene una estructura profunda y muchas
1 posibles estructuras superficiales.
a desplegar sus dones y capacidades. Muchos de estos desafíos
son universales: nuestros ancestros los afrontaron, y sus apren-' 3. La selección de una forma arquetípica se ve
significativamente influida por ios sesgos culturales y
dizajes y respuestas experimentales están constelados en las for­
mas arquetípicas que nos han sido transmitidas. Estos regalos personales.
4. La ontogenia recapitula la filogenia: cada arquetipo sigue
pueden ayudamos a afrontar los desafíos intemporales.1 5l
una progresión evolutiva.
Un ejemplo de reto arquetípico es desarrollar la experien­ ■4 5. Cada arquetipo tiene formas integradas y desintegradas.
cia de comunicación, de ser parte de algo mayor que el yo indi­ ■s
6. El valor del arquetipo depende del patrocinio humano.
vidual. Esto es algo que, instintivamente, cada persona está lla­ i 7. Una persona no debería verse reducida a —o sentirse
mada a hacer. En Él Arte de Amar, que se ha convertido en todo confundida por— los arquetipos.
un clásico, Erich Fromm describió que si esta llamada uni- 8. Los arquetipos están especialmente activos en
. versal no se satisface por medio de un amor habilidoso, la per­ momentos de cambios de identidad.
sona se siente impulsada a satisfacerla de mañeras menos efi­ i 9. La meta de la terapia es patrocinar los dones que la vida
caces; por ejemplo, entrando en una secta, haciéndose fascis­ nos envía.
ta, o por medio de las drogas, el sexo, el rock and roll u otras 11
formas de fundamentalismo. l
Qos que representan estos arqueüposson, siguiendo el mis-
Existen, evidentemente, muchos otros retos arquetípicos.
Por ejemplo, el modelo que. exploraremos en la sección mo orden: la comunión, la pasión y la aceptación; la fiereza,
el compromiso y la diferenciación; la curación, el encanta­
siguiente distingue cuatro energías arquetípicas: Amante, l miento y reencuadre; y la bendición y encontrar el propio
i
Guerrero, Mago/Sanador, Rey/Reina. Algunos de los desa-
lugar. Éstos sólo son unos pocos de los muchos aspectos uni­
1
t versales del ser humano.
1. En una ocasión, Goida Meir (la anügua primera ministra de Israel) y 1 La cuestión es que el proceso arquetípico fluye a través de
s
un rabino estaban conversando. El rabino indicó que él era capaz de con­ : nosotros, especialmente en momentos de cambios de identidad.
sultar con sus compañeros las decisiones más importantes, y se preguntaba \ Cuando lo hace, podemos sentirnos descontrolados, abru-
si la posición de Goldacomo líder del país le permitía tener confidentes. Ella ¡. ' mados por fuerzas más poderosas que nuestro yo cognltivo.
le replicó que consultaba con dos personas todas las decisiones importantes: 1 Ésta puede ser una experiencia fascinante, como cuando nos
su abuela (que ya no estaba viva) y su nieta (que aún no había nacido). i

249
248
STEPHEN CILUCAN LA VALENTÍA DE AMAR

©
m enamoramos, o terrorífica, como cuando se desarrolla un sín­ 2. Cada arquetipo tiene uña estructura profunda
toma. En el último caso, tenemos miedo y no entendemos y muchas posibles estructuras superficiales
por qué las cosas están yendo así.
La terapia de las interacciones del Yo asume que esto se •Para ver un síntoma como una solución arquetípica, es im­
debe a que las experiencias sintomádcas suelen ser de natu­ portante darse cuenta que cada arquetipo es un patrón gene­
^ ' raleza arquetípica: nos llaman a trascender losdímites del yo ral que puede expresarse de múltiples formas específicas.
A cognitive y a formar parte de una experiencia humana más Como la información contenida en el ADN o como una his­
}
profunda. En este sentido, la presencia arquetípica se con­ toria terapéutica, ofrece sugerencias generales, no órdenes
)
vierte en una especie de patrocinador de la persona: des­ específicas. Así, aunque nos sintamos obligados a expresar
pierta su conciencia a una presencia dentro de ella y del mun­ patrones arquetípicos, el modo de hacerlo es muy variable.
\
do, y guía sus procesos de desarrollo y crecimiento en esa Por ejemplo, podrías preguntar al cliente: «Si te pido un ejem­
\
área arquetípica. Como veremos, al mismo tiempo es impor­ plo del arquetipo del amante, ¿en quién piensas?» Puede pensar en
» tante que la persona patrocine al arquetipo. Éste patrocinio una estrella de cine, una persona de la vida rea), un miembro
V
• recíproco és una serial de la.relación, madura. de la familia, un personaje mitológico, y así sucesivamente.
1 Dado que, en parte, el terapeuta contempla Ja fuerza Existen muchas posibilidades, cada una de ellas con sus pun­
) «inconsciente» de los síntomas como un regalo arquetípico, tos fuertes y débiles. Uno de mis primeros (y más duraderos)
simpatiza con los miedos del cliente, pero también da la bien­ ejemplos del arquetipo del Amante fue mi madre. Cuando yo
)
venida al síntoma por el potencial que aporta. El terapeuta era niño, ella personificaba la madre conservadora católica y
-4
asume que los síntomas representan al espíritu de vida que mártir, dedicada a amar a todos excepto a sí misma. Adopté
quiere que la persona crezca. Por ejemplo, el proceso de adic­ este principio de «amar a los demás, pero no a mí mismo» en
) ción puede considerarse como un ejemplo extraordinario de mi vida.
~1 una búsqueda de comunión con algo más grande que la pro­ Asimismo, la comprensión o imagen que el cliente tiene del
T* pia persona (Zoja, 1989). Este arquetipo del «amante» üene arquetipo puede ser muy limitante. Por ejemplo, una mujer
una presencia enorme e increíblemente destructiva, y sin con gran éxito en los negocios estaba sufriendo en una serie
ij embargo contiene la semilla de un desarrollo posidvo. Como de relaciones muy abusivas. EUa no podía entender por qué se
veremos en la sección siguiente, la tarea del terapeuta con­ relacionaba con parejas de un nivel tan bajo. Cuando exami-
J
siste en encuadrar la conducta sintomática en términos namos las imágenes de cómo debería ser un amante, masculi­
arquetípicos positivos, de'modo que el síntoma se convierta no o femenino, quedó claro que, a partir de su aprendizaje cul­
J en una solución. tural y familiar, ella veía a la mujer como un personaje abusado
y sin valor. Entonces elogié su profundo compromiso con la
■J: fuerza del amor, pero también le desafié a encontrar otros

e
o. 250 251
J-
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STEPHEN CILL1CAN • ¿Msüüt'
s
LA VALENTÍA DE AMAR
-i
1 =1.
modos más positivos de expresar y de llevar esta fuerza a las
ij mf; golpe brutal. El compañero cayó al suelo en mala postura, y su
relaciones. .:1 I' .cuerpo se plegó de una forma tan rara que a Bill le costaba apli-
i: Ésta es una estrategia común en el trabajo de las interac- i ¡p carie una llave para inmovilizarle. Mientras luchaba con su com-
>. dones del Yo: (1) examinar el síntoma en busca de pruebas ‘í jf. pañero, el sensei se acercó desde la otra punta de la sala, ras-
de un patrón arquetípico; (2) distinguir la forma específica :Í cándose la cabeza con curiosidad. «¿Qué estás haciendo? ¿Qué
h ¡f- estás haciendo?», preguntó con tono distendido pero intencio-
(negativa o limitante) del patrón arquetípico de su función
7 positiva general; (3) elogiar a la persona por su conexión con ’ J p nal. Bill respondió cortante: «¡Estoy tratando de inmovilizar a
¡ la función positiva general; y (4) desarrollary favorecer otras 3 K.- este hombre, señor!» El sensei miró confuso, volvió a rascarse
-formas específicas (más útiles) de expresar esa función arque-
m K la cabeza y dijo: «Yi tienes la cartera. Ahora, ¡corre! ¡Sal corrien-
típica. La idea es que la persona necesita múltiples imágenes vi I do!». El sensei levantó las manos, como si cualquier verdadero
6*1 *
i. de cada arquetipo para poder demostrar flexibilidad y capa- -jj Is guerrero pudiera ver que eso era lo que había que hacer en ese
i 1
ts
cidad de respuesta en circunstancias cambiantes. ] ■f
momento, y se fue tranquilamente.
^ . Bill se quedó con la boca abierta, tambaleándose después
¡
í
de verse sometido a aquella técnica de confusión hipnótica.
'A
3. La selección de una forma arquetípica se ve I: Después de todo, él estaba decidido a convertirse en un ver-
r? significativamente inflmda por los sesgos i; dadero guerrero, y allí estaba este verdadero guerrero sugi-

i
$
culturales y personales | riéndole que lo mejor que se podía hacer era evitar hacer
| daño. Bill no tenía una carta en su galería mental de imáge-
i- Por ejemplo, el sexismoy el racismo pueden limitar el ran­ nes del guerrero que explicara la sugerencia del sensei, y sin
%i go de contenidos arquetípicos disponibles para una persona | embargo sentía un gran respeto y admiración por él. Después
■i
1! de un sexo o de una raza dados. Es decir, la persona puede a. de este, incidente, su conducta rígida empezó a suavizarse, y
[
t sentirse obligada a expresar el proceso del guerrero, pero sólo I su comprensión y expresión del arquetipo del guerrero pare-
tener ejemplos destructivos de este arquetipo. J | ció madurar significativamente.
Veamos un caso: Bill era un joven intenso de poco más de J (? No debemos subestimar lo limitada que es la comprensión
veinte años que había sufrido una violencia terrible a manos | f¡ social de los arquetipos. La vida puede exigir a ¿apersona expre­
de su padre. Ahora practicaba el arte marcial aikido con gran l! k sar cada eneigía arquelípica, pero las constricciones sociales pueden
convicción, aparentemente guiado por la imagen de un gue­ ;I3 •: limitar severamente el modo de responder a esa demanda. El resul­
3
rrero brutal y sin piedad. Por suerte, entrenaba con un sensei tado es que, a menudo, los instintos se expresan de maneras
*1
(profesor) japonés de alto rango, un hombre muy amable y ale­ ; distorsionadas o limitadas. La terapia puede ayudar a libe-
gre. Un día, durante una clase en la que se practicaban ataques | rarse de tales limitaciones, permitiendo el desarrollo de for­
con cuchillo, Bill respondió al ataque de su compañero con un mas más satisfactorias de expresión arquelípica.
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•3

252 I .253
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STEPHEN' CtLÜGAN
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LA VALENTÍA DE AMAR

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1$
-s En otras palabras, una de las metas dei trabajo con arque- 4. La ontogenia recapitula la filogenia: cada
dpos es hacer que el cliente tome conciencia de ellos, y ale­ M-V>- (1
arquetipo sigue una progresión evolutiva
jarlo del mal uso que hacen otros sistemas. Así, una mujer
puede sentir el impulso arquetíptco de expresar cualidades Además de las limitaciones culturales y sociales, los factores
del guerrero, como fiereza, penetración y compromiso. Pero ;] evolutivos influyen en las formas de expresar los arquetipos.
es posible que viva en una sociedad en la que a las mujeres no ► t
Jean Houston (1980,1987) ha descrito brillantemente que el
"se les permite expresar dichas cualidades, y a los hombres se q :• *
i desarrollo psicológico de un individuo repite el desarrollo
\ les anime a expresarlas mediante imágenes de dominación y & psicológico de la especie. Ésta es una versión psicológica del
i!
violencia física. En tal caso, la mujer puede dirigir estas ener­ yl
principio biológico de que la «ontogenia recapitula la filoge­
)
gías contra sí misma, en un autoataque de crítica y subyuga­ nia». Así, por ejemplo, la fuerza arquetípica del guerrero, con
|!
ción de su cuerpo, mientras que el hombre podría traducir­ I sus cualidades de fiereza, enfoque, compromiso y autopro-
los en intentos de dominar a los demás. El trabajo terapéutico 1 fr tección, aparecerán a lo largo de la vida de la persona, pero
» con arqueüpos anima a ambos a examinar los efectos de tales sus formas cambiarán con el tiempo.
y prácticas,.y a desarrollar otras más respetuosas y saüsfactorias. fe • Houston sugiere que la progresión evolutiva de esta ener­
) La explotación social de los arquetipos a menudo los redu­ I gía del guerrero reflejará su desarrollo a lo largo de los siglos íf
y ce a estereotipos limitadores de la vida. Como indicó Caro! i I de historia humana. Ai principio, la forma arquetípica está
i
Pearson (1989): i
}
subdesarrollada o es inmadura. Por ejemplo, un niño de un
! año de edad expresa la energía del guerrero en sus pataletas,
-í t
« (...) muchos de nuestros patrones de socialización están E algo que posiblemente se parece al estado Neandertal del gue­
} basados en estereotipos limitantes, pero no basta con deci­ rrero. A medida que la persona madura y recibe patrocinio,
dir que no son buenos para nosotros y después ignorarlos. r su comprensión y. sus expresiones de esta misma energía
K
Los estereotipos son versiones rebajadas, domesticadas, de 1 arquetípica serán más civilizadas. Un niño que crezca con la
r# los arquetipos óe los que derivan su poder. El estereotipo guía adecuada, puede aprender a expresar la energía del gue­
h superficial parece seguro y controlable, pero entonces ! rrero en forma de servicio a ia comunidad (véase Fields,
trae menos —no más— vida. El arquedpo que está detrás
<
í 4 1991). Por supuesto, ha habido un largo recorrido desde las
J)
está lleno de vida y poder». primeras formas de civilización hasta las formas más avanza­
J
das. (Observando a mi hija de cuatro años, tengo la impresión
J El estereotipo se presen ia cuando se drena la energía del j de que está en el estado de desarrollo de Atila el Huno cuan­
j; arquetipo y se niega su autonomía. Cuando el arquetipo reco- f. do se enfada con sus amigos, jpero estamos en ello!)
b nectá con el centro somático y el campo relaciona!, puede El progreso de la forma arquetípica no suele ser lineal. El
u volver a potenciar la vida.

trauma y otras tensiones pueden causar regresión en una for-


• \

y ■
o. 254 i 255

sj
STEPHEN CILLICAN LA VALENTÍA DE AMAR
. -8

ma evolutiva. La persona puede expresar formas relativa­ de ser aceptada o rechazada. Es decir, puede ser tocada por
mente maduras de un arquetipo en la mayoría de las situa­ la presencia humana y llevada al yo relacional, o puede ser
ciones, pero mostrar formas inmaduras y menos desarrolla­ ignorada o rechazada, y por tanto mantenida fuera de la esfe­
das en las áreas asociadas con un síntoma. Por ejemplo, un ra del yo relacional. (Esta decisión puede ser en gran medida
cliente mostraba cualidades de amante maduro en su trabajo inconsciente, y estar basada en distintos factores condicio­
como terapeuta, pero se mostraba extremadamente necesita­ nantes, culturales, familiares o de otro tipo.) La aceptación y
do y codicioso en la relación con su esposa. Una vez más, el el patrocinio permiten que se desarrolle una forma más madu­
principal objetivo de la terapia es iden tificar la forma inmadu­ ra y positiva; el rechazo tiende a convertirla en una forma
ra ó inútil dé expresión arquetípica implícita en un síntoma, y negativa e involutiva. Así, el arquetipo no tiene un valor in/ierenle;
después aplicar las habilidades de patrocinio para ayudar a su valor estará determinado en cad-a memento por el campo relacional
transformarla en una expresión más madura y positiva. de la persona.
Por ejemplo, una de las principales funciones del arque­
tipo del mago/sanador es encantar y orientar la atención.
5, Cada arquetipo tiene formas integradas Esta expresión puede ser positiva: una persona puede entrar
y desintegradas en el trance hipnótico (un proceso de curación arquetípico)
y transformar su entendimiento de un problema. O podría
Una expresión arqúetípica puede ser constructiva o destruc­ ser negativo: ja misma persona puede usar su capacidad de
tiva, dependiendo de la relación que la persona tenga con el encantar para engañarse a sí misma y a los demás. En ambas
arquetipo. Por ejemplo, entre los aspectos constructivos del situaciones la persona está expresando el proceso arquetípi­
arquetipo del rey/reina están los de otorgar bendiciones, co del mago; la diferencia consiste en si lo expresa dentro o
encontrar el propio lugar y'crear un sistema al que todo el fuera del yo relacional.
mundo pueda pertenecer. El lado oscuro incluye maldiciones Para expresar un arquetipo dentro del yo relacional se
(«tú sólo existes para servirme») y opresión. requieren bendiciones y otras formas de patrocinio. Reite­
rando, originalmente las bendiciones proceden de otros
miembros de la comunidad; después, a medida que la perso­
6. El valor del arquetipo depende de su na madura, también podrá auto administrárselas. Si un
patrocinio humano arquetipo surge a la conciencia y es maldecido, tenderá a
expresarse como si no tuviera valor humano; por ejemplo,
El principal determinante de si un arquetipo está integrado como síntomas. Su forma será estéticamente fea, y su función
es su relación con la presencia humana. Cada vez que una for- se percibirá como disfuricional e indeseable. Este es el punto
ma arquetípica entra en el yo somático de una persona, pue- de partida de la terapia. A. medida que el amor y sus habili-

256 257
STEPHEN Cll-UCAN LA, VALENTÍA DE AMAR
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dades de patrocinio conectenreiacionahnente con un arque­ sona: Entre los ejemplos de esto podemos citar a Madonna, a
tipo, su forma y función empezarán a transformarse. Cuando Adolf Hiüer, a un cliente deprimido y a un cliente con tras­
) una presencia humana toca cualquier forma psicológica, pone en torno límite de la personalidad que exprese su neurosis
'marcha unproceso de Iransfonnación, que puede quedar aborta­ desordenadamente.
^ ' do en cualquier momento por la retirada del patrocinio posi­ . Cuando el patrocinio es-negativo —como en el caso del
) tivo. ‘ • • fundamentalismo y del consumismo—, se activan otras for­
1 " La idea de llevar patrocinio y amor a los dones arquetípicos mas de desconexión, como la represión, la disociación, la
• )
de la psique es especialmente importante en nuestros tiempos. proyección y la desesperación. El auténtico patrocinio signi­
Antiguamente, las imágenes arquetípicas se introducían en la fica que tanto el yo cognitive como los procesos arquetípicos
conciencia a través de tradiciones como la de contar historias, del yo somático están igualmente activos y en mutua coope­
\
los sueños, «1 arte, el ritual y así sucesivamente. Cada vez más, ración. En esto consiste el arte,, tanto si trata del arte de las
)
en nuestro movimiento social hacia la mitología del materia­ relaciones, de la terapia, del rendimiento deportivo o de ser
lismo, con su estilo dé vida consumista y sus anuncios comer­ padres. Así, la terapia de las interacciones del "Vb trata de pro­
} ciales, las imágenes arqueppicas se introducen a través de la mover la armonía, el equilibrio y la cooperación entre el yo
) televisión y otros medios. Basta con ver a un niño pequeño cogniüvoyel somático (arquetípico).
mirar la televisión para contemplar un contexto que promue­
ve más la pasividad del espectador que la participación. Ade­
> i*
más, quienes introducen las imágenes arquetípicas son los 7. Una persona no debería verse reducida a
• ^
«patrocinadores» corporativos, con la clara intención de —o sentirse confundida por— los arquetipos
)
fomentar el deseo agitado de consumir productos, más que
J desarrollar la personalidad y la ciudadanía. También debemos distinguir entre personas y arquetipos.
9 En tales circunstancias resulta fácil ver la contribución cru­ Precisamente la reducción de una persona a una forma psi­
-3 cial del patrocinio humano al valor de las imágenes arquetí- cológica, arquetípica.o de otro tipo, es lo que destruye la posi­
J picas. Cuando el patrocinio amoroso está ausente, como en bilidad de nuevas experiencias frescas y sólidas. Los arqueti­
los contextos del consumismo o el fundamentalismo, el resul­ pos son patrones o recursos enviados por la psique para
tado es la adicción a la fantasía, la proyección sobre los ayudar a la persona en su viaje; el papel de la persona a la
Jt
demás, la susceptibilidad a la manipulación emocional, y por hora de recibir, nombrar, contener, entender y expresar estas
último el «colapso» en el vacío del alma. Los procesos arque­ formas arquetípicas es fundamental. El éxito de la persona en
típicos se vuelven habituales, y la presencia del ser humano la obtención de este patrocinio recíproco entre el yo arque­
O- se contrae y se pierde. El yo relacional deja de existir, y el típico (somático) y el yo patrocinador determina si una situa­
U' arquetipo (en su forma despeTsonalizada) abruma a la per- ción dada es un problema o una solución.

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O 258 259
ai Kt'HKN (JILUÜAN LA VALENTIA DE AMAR V
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V
Así, hemos de tener cuidado de no tomar literalmente | h patrocinas a él. Constituye un marco de referencia relativa-
expresiones como «mi niño interior» o «mi guerrero Ínter- J | mente no cuestionado. Por otra parte, en la conciencia post-
no». Como Wilber (1995) resalta, los arquetipos pueden 1 ( o trans-racional, el arquetipo es un profundo poema somáti-
expresarse en la conciencia prerradóna! o en la conciencia J l co, uno entre los muchos que llenan a la persona dé vitalidad
i
transraciohal. En el contexto trans- o post-racional, la per- | e imágenes. La conciencia trans-racional recibe estas distin-
. sona mantiene la imagen míüca en una modalidad «como .1 | tas energías y después actúa desde el nivel de la persona, no
si», sintiendo su vitalidad y sus mensajes, pero reconocien- J V-. del arquetipo.
5
do que ella.no es la imagen. Si la persona sufre un «desliz» k
y se identifica con la imagen, se producirá una expre- |
sión desordenada y regresiva, o se generará una estructura a | 8. Los arquetipos están especialmente activos
pre-rracional. Existe un peligro cuando la persona no tiene J en momentos de cambios de identidad
la flexibilidad de ajustar una forma psicológica a distintos ;;
contextos. Por ejemplo, nuestra forma de expresar amor a I!. En tiempos normales, el yo cognitivo generalmente domina
los niños cambia de momento a momento; la forma cón-
.creta surge de la situación singular, más que de la com-
1 | . la experiencia. Planea, resuelve los detalles, se mantiene
enfocado y entiende las situaciones sociales. Pero, al princi­
¡5
prensión rígida del significado del amor. Esta rigidez está ¡ pio y al final de un ciclo de identidad, o cuando golpea un
especialmente presente cuando la persona se identifica úni- (| trauma o un fracaso significativo, la cosa ya no puede seguir
camente con un arquetipo, puesto que una característica I como siempre. Se necesitan nuevos modos de comprender­
importante de la acción creativa es la conexión entre ener- |! se y de expresarse. Es precisamente en este momento cuan­
gías y verdades complementarias. Así, esperamos que una do los procesos arquetípicos empiezan a dominar. Cuando
3
persona informada por el arquetipo del guerrero, con su una persona ya no puede manejar los eventos de su vida por medio
fiereza, enfoque e intensidad, pueda ser igualmente infor­ de su identidad actual, la psique trata de ayudar enviando material
mada por el arquetipo del amante, con su delicadeza y acep­ arquelípico.
tación. Estas energías combinadas generan una sobriedad i r; En otras palabras, en tiempos normales, la persona tiene
'j
tierna o una fogosidad no violenta. Como estas integra­ un marco de referencia que es más o menos útil. Piensa de
ciones cruciales son menos probables en una modalidad ¡i
r- cierta manera sobre sí misma y sobre el mundo que.la rodea,
pre-rracional que en una post-racional, es importante !
y su marco le ayuda a desarrollar esa identidad. Cuándo se
entender la diferencia entre ambos contextos. producen grandes acontecimientos vitales o tránsitos evolu­

9
Otra manera de expresar la diferencia es que, en la con­ -B
¡ tivos importantes, su antigua identidad ya no es válida. La per­
ciencia pre-racional, el afqueüpo se toma como la única ¡den- i sona se encuentra entre dos mundos: su viejo yo ya no le
tidad que ha de ser vivida: Él te patrocina a ti, pero tú rio le í I: resulta útil y su nuevo yo no está suficientemente desarrolla-
&
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260 261
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STEPHEN CiLLICAN
SB LA VALENTÍA DE AMAR

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do. En esos momentos el j'o cognitive se siente impotente, y 1& B UN MODELO CLÍNICO PARA TRABAJAR
el proceso arquetípico del yo somático debe lomar las rien­ .t
B CON ARQUETIPOS
-s
; das para permitir un ciclo de muerte y renacimiento. Así, en a 8
momentos de grandes cambios tratamos de acoger los pro­
•v cesos arquetípicos.
1 í! La tabla 7.2 muestra un modelo en cuatro pasos para traba-
> jar con síntomas como los arquetipos. Para ver cómo funcich
m
2i
na este planteamiento, usaremos el modelo de las cuatro
!•
■i energías arquetípicas que se muestran en ía Figura 7.1: aman-
9. La meta de la terapia es patrocinar los dones Y
:í te, guerrero, mago/sanador y rey/reina.2 Como se ve, cada
que la vida envía a cada uno de nosotros arquetipo se equilibra con su complementario,/cada uno tie­
> 3»
ne una forma integrada y otra desintegrada. La meta consis­
1 Cuando el proceso arquetípicq se hace dominante, es posible í te en transformar la forma desintegrada en integrada.
) que la persona sienta miedo y se involucre en una respuesta El rey/reina ofrece bendiciones y un lugar en el mundo
> de lucha d huida: cerrándose, usando mecanismos de defen­ social; su lado oscuro es la tiranía y las maldiciones. Es la voz
Y sa, sintiéndose abrurqada por la depresión o la ansiedad, . interna que, en su mejor aspecto, te dice que perteneces al
intentándolo con más determinación, etc. La mayoría de mundo, que eres especial y que tienes que realizar una con­ .V

estas respuestas empeoran las cosas, y a cada una de ellas le í B


) r tribución importante; en su peor aspecto te dice que no tie­
sigue un ciclo de repetición. En algún momento del proceso nes derecho a existir, que no tienes habilidades y competen­
&
es posible que la persona busque un terapeuta. cias, o que no tienes futuro.
• La gran pregunta es cómo trabajará el terapeuta con a La mayoría de la gente puede identificar al menos una
I estos síntomas «descontrolados». La terapia de las interac­ persona de su vida que hizo la función de rey o reina en sen­
ciones del Yo fomenta el patrocinio del síntoma mediante tido positivo. En mi caso, mi madre, mi abuelo y varios pro­
las habilidades de escucha profunda,-aceptación, nombrar
-■')

fesores me aportaron grandes bendiciones en la infancia. Por


-7
adecuadamente, establecer límites, acumular habilidades, encima de lodo, Milton Erickson fue para mí un rey que me
) bendecir, dar ánimos y amar. Cuándo vemos los síntomas bendijo, vio mi profundidad y me transmitió el mensaje de
como arquetipos no integrados, podemos practicar las habi­
lidades de patrocinio necesarias para transformarlos en 2. Este modelo cuádruple es una modificación del modelo de Moore y
:
soluciones. L‘ Gilette (1990), y no tiene la.intención de ser exhausuvo. Por ejemplo, otro
modelo de Carol Pearson (1989) identifica seis arquetipos principales:
*
i e- huérfano, inocente, vagabundo, mártir, guerrero y mago. Aunque se pue­
U-
den añadir otros arquetipos, el punto principal es que el patrocinio de los
a
s
3 síntomas como energías árqueupicas puede ayudar a transformar un ene­
lí- migo en aliado.
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que había un lugar para mí en el mundo. Sin tales bendicio­ Al mismo tiempo, es fácil encontrarse con maldiciones.
nes resulta difícil estar presente en el mundo. Mensajes como «novales para nada», «eres estúpido» y «sólo
existes para servirme» abundan en las relaciones. Muchos de
ellos se quedan encerrados en el yo somático y se pegan a la
Tabu 7.2. Modelo en cuatro pasos para trabajar con los
SÍNTOMAS COMO ARQUETIPOS
identidad.
El amante tiene que ver con la pasión y la comunión.
1. Identificar la energía arquetípica presente en un síntoma. Cuando no se integra o se abusa de él, su lado oscuro es la
2. Alabar a ia persona por la presencia de la energía adicción y la codependencia. Sus energías te llevan a conec-
arquetípica. tár, unirte y rendirte a algo mayor que tú. Cuando no están
3. Animar al cliente a «hacerlo más, y hacerlo mejor». enraizadas en el yo relacional y equilibradas por arquetipos
4. Desarrollar nuevas maneras de entender y expresar la complementarios, pueden expresarse como comunión adic-
energía arquetípica. üva con las drogas, la comida, la gente o algún otro pseudo-
amante.
maldición.'
Las energías del guerrero tienen que ver con límites, fie­
tiranía reza, compromiso y servicio. Te ayudan a declarar tus valores,
rey/reina
tus intereses, tu sentido del yo. Te mandenen enfocado y com-
trascendencia,
orden justo, promeüdo en las relaciones. Detectan la falsedad, repelen los
aceptación. pertenencia, Individualidad.
compromiso.
ataques y te ayudan a luchar por tu integridad y por hacer que
comunión bendjdones .
limites
tú voz sea oída y respetada. Cuando no están integradas, las
a 9
m u energías del guerrero se expresa como furia, irritación, críd-
a
n
Yo e
r ca e invasión de otros.
r
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e
Durante mi infancia, mi padre era portador de las ener­
e
r gías no integradas del guerrero en sus borracheras violentas.
adicción transformación, o
curación/ furia. Cuando era adolescente, la guerra de Vietnam nos mostraba
Invasión
encantamientos imágenes preocupantes. No es de extrañar que mi primer
mago entendimiento de las energías del guerrero fuera muy nega-
' engaño dvo,y que tratara (fracasando finalmente) de adoptar la can­
ción de los Beatles: «Todo lo que necesitas es amor», como
Figura 7.1. Algunas de us grandes tradiciones himno personal. Cuando me casé algunos años después, mi
arquetípicas: rey/reína, guerrero, amante y mago (adaptado negación del arquedpo del guerrero se convirdó en un gran
de Moore & Gilette, 1990). problema. No podía resolver las diferencias en una pelea:

264 265
©
©
STEPHEN CiLUCAN

temía la violencia y me retiraba en silencio durante días. De


I LA VALENTÍA DE AMAit

arquetípicas. Comojur.g (1919/1971) enfatizó repetidamen­


este modo me vi forzado a emprender el largo proceso de cul­ te, el arquetipo más importante es el yo, que siempre está tra­
tivar los aspectos cruciales de esta energía. tando de despertar en el mundo. Cuando se siente el yo, los
Las energías del mago/sanador se centran en la transfor­ diferentes aprendizajes arquetípicos se conjugan en una
\ mación (la muerte de una identidad y el nacimiento de otra), expresión única de ti. Después continúas integrando los
--S
el encantamiento y la curación. Su lado oscuro son los engaños poderes del amor en tu vida. Desarrollas las habilidades del
y trucos, así como los oscuros hechizos de la sintomatología. fe­ guerrero, relacionadas con establecer límites, declarar valo­
ll
Nos encontramos de manera especial con estas energías en res, establecer compromisos, deshacer la falsedad y luchar
\ momentos de cambios de identidad, durante los traumas o ■4 por la integridad. Aprendes las habilidades del mago, como
en estados de trance. Los magos conocen el lenguaje paradó­ U
í! persuasión, encantamiento, reencuadre, narración de histo­
í"
jico, simbólico y narrativo del submundo. Erickson fue un rias y la capacidad de navegar por situaciones transitorias.
) •*
ejemplo precioso del arquetipo d.el mago, incluyendo el hecho I ... Cultivas el matrimonio interno entre el reyy la reina que ben­
i
de haber sufrido poliomielitis cuando se acercaba la edad adul­ dice al yo y al otro, y sientes que cada persona o patrón tiene
•y ta (haber sufrido una herida física es la marca del sanador en su lugar y encaja en el orden general.
) las culturas tradicionales), su ropa color violeta, su narración Cuándo estas energías árqüetípícas no están conectadas V
de historias y su lenguaje hipnótico. A su manera, todo buen dentro del yo relacional, continúan planteándote desafíos. Te *

)
terapeuta está profundamente conectado con las energías del quedas empantanado en las formas oscuras: adición y ansie­
mago/sanador. dad, autodenigración, furia y saltarse los límites, y los oscuros v
En su aspecto oscuro, el mago se dedica a engañarse y a trances de la sintomatología. Pensar en términos de arqueti­
)
engañar al otro; es un impostor, un camaleón, un distractor, pos ayuda al terapeuta a sentir cuándo el cliente está atrapa­
un seductor y un re-encuadrador barato. La terapia, espe­ ? do en estos procesos, y lo profundamente que está involu­
•; cialmente la hipnosis, es muy vulnerable a esta energía oscu­ crado con algún arquetipo importante. Sintiendo el posible
z
ra. Tamo el terapeuta como el cliente pueden creer que todo proceso del cliente, el terapeuta puede ayudarle a reivindi­
i está cámbiando (por ejemplo, mediante un trance especta­ I carlo y a expresarlo con más variedad, responsabilidad e inte­
cular), cuando, de hecho, en la vida de la persona no está gridad.
J..
cambiando nada en absoluto. Las energías del mago siempre . Para conseguirlo, he venido usando lo que podríamos
j
O deben estar equilibradas por la sobriedad del guerrero y la denominar «preguntas de escucha» para cada tradición. Estas
>
ternura del amante, así como por la energía del rey/reina, pregun tas han de ser respondidas más por el yo somático que
.)
que siente cuál es el lugar y el momento adecuado para el por el yo cognitivo. El terapeuta no trata de resolverlas inte­
> encantamiento. lectualmente; más bien contiene la pregunta en silencio,
3 Lo importante es que tú no eres ninguna de estas energías atento y centrado, mientras escucha el cliente, y deja que líe-
• \

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o 266 267
l):
amn-ltN UILUÜAN 1 A VAt F.NTlA DE AMAR

-g
g\ien las respuestas en lugar de intentar encontrarlas. Como
Tabu 7.3 Preguntas para el arquetipo del amante
sugirió el poeta Antonio Machado:
Amante Guerrero
1. ¿A quién o a qué están 1. Esta persona está
«Para hablar con alguien
conectados la pasión o el luchando por algo
conviene, primero hacer una pregunta, importante, ¿qué es?
amor de esta persona?
y después escuchar.» 2. ¿Dónde se necesitan más
•2. ¿De quién—o de qué—
retira su amor? límites o fronteras?
La tabla 7.3 representa las «preguntas de escucha» usadas 3. A medida que esta 3. A medida que esta
para las cuatro tradiciones arquetípicas. A medida que el tera­ persona vaya conectando persona conecta con su
peuta las plantea, las respuestas que vayan surgiendo no se con su amante interno, guerrero interno, ¿qué -
tomarán como la verdad, sino como pistas que ayudan a con­ ¿qué aspecto podría tener aspecto podría adquirir su
templar él síntoma como una solución. El valor de una des­ su futuro? futuro?
cripción reside enteramente en la respuesta del cliente. Si la
respuesta del terapeuta despierta alguna respuesta experien­ Mago/Sanador Rey/Reina
1. ¿Qué gran cambio de 1. ¿Cuál es el lugar de esta
cia! más profunda en el yo somático —un trance, un senti­
identidad se está • persona en el mundo? (es
miento, una alteración— se convierte en un contenedor. De
produciendo? ¿Qué está decir, ¿dónde y en qué
no ser así, déjalo pasar, céntrate, escucha y vuelve intentarlo.
muriendo y qué está sentido es especial?)
Una vez que se despliega la presencia arquetípica; continuar
naciendo?
con la conversación mantiene al cliente involucrado en este 2. ¿Qué bendiciones
2. ¿Dónde están las heridas
nivel de experiencia, con la intención de transformar la for­ necesita?
no atendidas que deben
ma negativa del arquetipo en otra más útil y positiva. ser abordadas?
Para ello, el terapeuta comunica tres ideas generales: 3. A medida que esta 3. A medida que esta
persona conecta con las persona conecta con su
1. ¡Estás metido en algo grande! {elogio). energías del mago,, ¿qué rey/reina interno, ¿en qué
2. Puedes hacerlo aún mejor {expansión). aspecto podría tener su sentido podría cambiar su
3. A medida que continúes adelante con este proceso, futuro? futuro?
podrás aprender muchas cosas {sugerir posibilidades/
abrir la imaginación). ble atender eficazmente este proceso de despertar, y (3) esta
atención reduce el sufrimiento e incrementa la felicidad.
Una forma alternativa de expresar estas ideas es decir que Por ejemplo, podemos reconocer que un hombre violen­
(1) algo está despertando dentro de la persona, (2) es posi- to está muy involucrado con eí arquetipo del guerrero, aun-

268 269
jicrrc-r* otU-iü/^N LA VALENTÍA DE AMAR
O

que en sus formas oscuras y destructivas. Entonces se pueden situación muy peligrosa, puesto que la persona (y la cultura)
presentar invitaciones a la responsabilidad, como las llama acostumbran a interpretar estas ideas en términos de suicidio
AJan Jenkins (1990), para animar a la persona a identificar y físico más que de muerte psicológica. El reto consiste en des­
expandir sus imágenes del guerrero interno. (Muchas de plegar un espacio ritual capaz de contener Ja expresión físi­
ellas pueden presentarse inicialmente como padres furiosos, ca de la persona, al tiempo que hace sido para el proceso psí­
o como sociópatas tipo Rambo.) Por ejemplo,4a declaración quico más profundo de muerte y. renacimiento. El terapeuta
podría hacerse en estos términos: podría decir al cliente suicida algo así:

««Cuando llegue el momento de hacerlo, nada ni nadie «Algo dentro de d dice que una muerte es necesaria.
va a ser capaz de hacerte cambiar. Simplemente cu cone­ Yo oigo esa voz y creo en lo que dice... creo que habla con
1 xión con la energía del guerrero es demasiado grande y gran integridad... ciertamente algo puede tener que morir
> demasiado profunda. No hay nada que se pueda hacer al dentro de d.»
respecto: Mi única pregunta para d es: ¿Por qué merece la
pena luchar? No sé por qué estás desperdiciando tu dem- Cuando este mensaje se expresa con sensibilidad, absorbe
;
po en todo esto con toda la energía de guerrero que de­ al yo somáüco y relaja al suicida, ya que suele ser Ja primera
J
nes dentro de d. ¿Por qué merece la pena luchar?»» vez que alguien habla directamente, y valida, a la incesante
>
voz que busca la muerte, considerándola vital para el auto-
A medida que conectamos con energías del guerrero más desarrollo. Futuras conversaciones tratarán de encontrar el ft
• * responsables e integradas, podemos combinarlas con las del modo de permitir que esta voz interna resulte údl en el pro­
) rey (que se encarga de dirigir al guerrero) y las del amante ceso difícil pero auto afirmante de la muerte psíquica. Como
(que suaviza y equilibra al guerrero).. Una vez más, la perso­ las energías del mago están especialmente conectadas con
•• ) na no es ninguno de estos arquetipos, de modo que cond- estados alterados, el ritual y el trance serán rasgos habituales
nuarás hablándole directamente y animándole a «expresar­ de esta conversación.
T*
se» de una manera responsable y conectada. AJ igual que en cualquier proceso terapéutico, el tera­
J Otro posible ejemplo es el de la persona que tiene pensa­ peuta trabaja cada paso del proceso para garantizar la segu­
')
mientos suicidas. Podemos considerar que está sumida en el ridad y mantener la absorción experiencial con el yo somád-
ciclo de muerte y renacimiento de la tradición del mago. En co. Las respuestas internas del cliente guían la acción, pero
este senddo, podemos considerar que la voz que dice «ya no ' el terapeuta es responsable de crear un contexto terapéudco
J quiero seguir viviendo esta vida» dene una gran integridad, donde puedan surgir nuevos significados y posibilidades. Por
J lo que sugiere que el yo falso e invíable con el que la persona supuesto, junto con los procesos arquetípicos se usarán
se ha idendfícado está muriendo. Esta es, evidentemente, una muchas otras técnicas. La meta de la terapia no es desarrollar
J

270 271
O
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9
3
arquetipos, sino ayudar a la persona a vivir la vida de una
n» tipo oculto, el cliente suele quedarse absorbido en un trance.
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manera más satisfactoria. A continuación el terapeuta le preguntará cómo podría uti-.


Al trabajar con arquetipos, empezamos a ver que represen­ üzar la energía del guerrero positivamente en su vida, y se va
tan las cualidades complementarias del yo relaciona!. La rendi­ introduciendo gradualmente la integración de las energías
ción y la comunión del amante combinan con la individualidad del guerrero/amante. De este modo ayudamos a la persona
del guerrero para formar la «individualidad-en-comunión» de) a activar un equilibrio complementario entre las distintas
yo relacional. La autotransformación del mago/sanador y la energías arquetípicas, conectándolas con el amor por uno
autotrascendencia del rey/reina forman otra expresión de inte­ mismo y con expresiones satisfactorias.
racciones del Yo. Como indicó Wilber (1995), individualidad,
comunión, disolución y trascendencia, son aspectos centrales
de cualquier conciencia inteligente. Ninguno de ellos es supe­ EL USO DE LAS ENERGÍAS ARQUETÍPICAS
rior, y .todos son necesarios. Por lo tanto, uno se esfuerza por QUE HACE EL TERAPEUTA
encontrar su propio centro a fin de sentir e integrar el cam-
biante equilibrio de estas distintas energías. Hasta ahora hemos examinado cómo sentir y cultivar las ener­
La cuestión es por dónde empezar, y después cómo ir inte­ gías arquetípicas en la experiencia del cliente para propósitos •
grando las demás energías arquetípicas. Yo suelo empezar terapéuticos. Por supuesto, lo mismo se puede decir con respec­
por el aspecto oculto y después le añado el aspecto más sup^K to al terapeuta. La presencia del terapeuta tiene que estar llena
ficíal y evidente. Por ejemplo, digamos que un cliente se que­ de la aceptación, la empatia y la comunión del amante; de la fie­
ja de que es «codependiente». Eh este caso, el arquetipo que reza, el enfoque, el detector de falsedad y los retos del guerrero;
se presenta es el amante no integrado, lo que significa que las de la absorción, el encanto, los cambios de atención y el reen­
energías complementarias del guerrero están ocultas. Puede cuadre del mago/sanador; y de las bendiciones del rey/reina.
ser conveniente que el terapeuta trabaje con la persona has­ Distintos terapeutas pueden ser especialmente buenos
ta que ella sienta lo fuertes (aunque distorsionadas) que son con una o más de estas energías y habilidades arquetípicas.
sus energías guerreras. Por ejemplo, el terapeuta podría ver Cari Rogers era el amante arquetípico, aceptaba y entraba en
que el cliente ha luchado ferozmente, contra viento y marea comunión con cualquier persona que tuviera delante. Albert
y con muy poco apoyo, por mantener un compromiso con Ellis es un ejemplo del terapeuta guerrero, retando y con-
otra persona. A medida que el terapeuta la percibe, elogia la frontando al cliente interminablemente. Milton Erickson y
energía del guerrero en el cliente. Al principio, al cliente esto Carl Whitaker eran magos/sanadores que hablaban y vivían
le puede parecer confuso, porque no está acostumbrado a desde el submundo del inconsciente. Virginia Satír era una
pensar en sí mismo en estos términos, pero el terapeuta lo reina terapeuta que otorgaba las bendiciones de la integra­
dice muy en serio. A medida que se elogia y elabora el arque- ción personal a todo aquel con quien se encontraba.

272 •273
STEPHEN CILL!CAN LA VALENTÍA DE AMAR
©
0
© Por supuesto, los buenos terapeutas son portadores en —No lo haré.
cierta medida de cada una de estas energías. Mi mentor, Mil- Acto seguido, él empujó el regalo sobre el regazo.de ella.
"v> ton Erickson, era inmensamente tierno y amante, intensa­ Ella bajó la mirada y él pasó de la modalidad estrictamente de
mente enfocado y desafiante, notablemente encantadpr e guerrero a una modalidad más de mago-guerrero, empezan­
inductor de trance, y otorgaba bendiciones como un rey. do a plantearle una serie de preguntas sobre si ella cocinaba
Cada una de estas energías sustentaba las demás, haciendo de disdruos tipos de comida: griega, etíope, tailandesa, y así suce-
*
él'un terapeuta excepcional. Recuerdo que en una ocasión sivamente. Cada vez que ella decía que no, él indicaba ani­
yo estaba sentado en su despacho cuando vino una paciente madamente que su hija Betty Alice cocinaba muy bien ese
de unos 60 años para recibir una sesión. Ella me recordó a tipo de comida. Finalmente, los ojos de la mujer se llenaron
June Cleaver, la madre con el pelo arreglado y collares de per­ de lágrimas y bajó la cabeza. Entonces Erickson adoptó una
'1 las del programa de televisión «Leave It toBeavei*. Su sonrisa modalidad de amante-mago, preguntándole delicadamente
era todo lo grande que una sonrisa puede ser, y su tono cuál era su corcucfavorito. Ella levantó la vista sorprendida; sin­
encantador "buscaba congraciarse. La mujer había traído a tió que su vía de redrada se veía interrumpida. El le pregun­
¡ . Erickson el regalo mejor envuelto, quq he vistp en mi vida, y tó si había leído uña üra córpica en e) periódico, del domin­ ¿

lo puso sobre su escritorio con una dulce declaración de pror go, y ambos siguieron hablando. (
i
funda gratitud por todo lo que había hecho por ella. Yo le Tardé algunos años en entender lo que había ocurrido en
}
había visto aceptar pequeños presentes de otros pacientes y aquella entrevista. La mujer tenía lo que tradícionalmente se
.i
alumnos, de modo que tenía muchas ganas de que lo abriera denomina una «depresión sonriente». Su regalo era una
-4 para ver el maravilloso regalo que contenía. especie de caballo de Troya, una violación de los límites tera-
/ Me quedé muy sorprendido cuando Erickson la miró péuricos. Erickson respondió reforzando ios límites de gue­
directamente, empujó el regalo hasta el borde de su escrito­ rrero, continuó con la alteración de pautas del mago, y por
) rio, y simplemente dijo: úldmo pasó a la curación aliviante del amante-mago.
—No voy a aceptarlo. La notable facilidad con que cambiaba entre estas distin­
> La mujer amplió su sonrisa e insistió: tas modalidades era, en mi opinión, una de sus grandes habi­
—¿lefohacerlo, doctor Erickson. lidades. Cada terapeuta está llamado a cultivar habilidades
Erickson volvió a empujar el presente, repitiendo: similares a su manera. Las distinciones entre los arquetipos
—No lo aceptaré. pueden resultar útiles en este sentido.
J* La sonrisa de ella se amplió aún más. En los grupos de formación para terapeutas examinamos
) —Debe hacerlo, doctor Erickson. estas distinciones mediante un ejercicio que se hace por pare­
J. —No lo aceptaré. jas. Se selecciona una única idea terapéutica para comunicar,
J —¡D«¿>ehacerlol por ejemplo: «Tienes un yo interior.» Mediante una induc-
■ \.

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o. 274 275

J
STEPHEN CIU.ICAN LA VALENTIA UK AMAK e
Si;

«a
-I
i *. a
ción grupal, se le pide a cada persona que entre dentro y que uno de los arquetipos en distintos momentos. Esto puede ser
i?
se centre. Se sugiere acceder a las energías de un arquetipo particularmente útil cuando el terapeuta se siente atascado.
dado, especialmente en cuanto a la postura que se adopta, y % En ocasiones así, ei terapeuta puede preguntarse en qué
las imágenes y sentimientos. A continuación, se pide a las modalidad está operando, y después ver si sería conveniente
parejas formadas que mantengan la conexión con ese arque­ utilizar otra diferente para comunicar con el diente.
I
tipo mientras abren los ojos y establecen una conexión no- Por ejemplo, digamos que tienes un diente al que no te gus­
verbal entre ellos. Se pide a cada persona que dedique cinco ta ver. Consultas tu agenda para ver quién va a venir a las 11 y
minutos a comunicar una idea dada desde esa modalidad te descubres preguntándote si no sería mejor decirle que tie­
arquetípica, especialmente en cuanto a toque, ritmo y tono. nes un fuerte dolor de cabeza. O bien te descubres preocu­
Después de cinco minutos se pide a los miembros de la pare­ L> pándote por esa persona, ©''sintiéndote enfadado con ella, o
x criticándote porque tu labor terapéutica es inútil con ella. Estas
ja que se reorienten hacia dentro y que sientan su relación con
el arquetipo: sus puntos fuertes, sus puntos débiles, su apertu­ reacciones sugieren que lo que estás haciendo no funciona y
ra,- sus miedos, sus comprensiones y sus errores. Tras tomar nota tal vez deberías probar algo diferente.
de cualquier área que deseen continuar examinando y desa- ‘ Recurriendo a ios arquetipos, puedes preguntarte en qué
rrollando, dirigen su atención al arquetipo siguiente y el pro­ I» modalidad arquetípica te encuentras. ¿Estás tratando dé lle-
ceso se repite. Después de pasar por lo? cuatro arquetipos, los ¡: gar la persona mediante la aceptación amorosa y la empatia
miembros de la pareja establecen contacto ocular y se sienten a para descubrir que te sientes abrumado y pierdes tus límites?
sí mismos como el punto central para los árquetípos. Se les pide fe ¿Te muestras demasiado feroz, desafiante, crítico e irritable
que imaginen la presencia del amante a su izquierda, de) gue­ con la persona, molesto porque no acepta tus brillantes suge­
rrero a su derecha, del mago/sanador por debajo y del rey/rei- rencias? ¿Estás tratando de engatusarla, reencuadrarla, hip­
na por encima. Se les invita a sentir la energía diferenciada que notizarla o manipularla de algún modo?
emana de cada arquetipo, fluyendo a través de ellos y conflu­ En cualquier caso, empieza por tomarte algún tiempo para
yendo en su centro somático. Se les indica que los arquetipos relajarte y centrarte, y después repasa cada modalidad arquetí­
son poderosos, pero que la persona es lo más importante. A pica. Al entrar en la modalidad del amante, pregúntate qué tie­
medida que sienten cada arquetipo como un recurso diferen­ nes que aceptar y con qué has de simpatizar en la experiencia .
ciado que les guía y ayuda, también sienten su propio yo comu­ del cliente, y nota cómo te sentirías comunicando con él. Al
nicando a la otra persona el mensaje singular («verdadera­ entrar en la modalidad del guerrero, siente la calma y el enfo­
mente tienes un yo interno») una vez más. que que necesitas. Resístete al impulso compulsivo de intentar
Este ejercicio ilustra con claridad las distintas energías y cambiar las cosas: simplemente mantén los límites adecuados
cómo pueden atribuir distintos significados al mismo mensa­ ?
sin prestar demasiada atención a las palabras. (El guerrero no
je. También indica que el terapeuta puede recurrir a cada ? se siente demasiado atrapado en las palabras: observa y espera

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© STErHEN'ClLLICAK
© .'r:

pacientemente.) Cuando escuches desde la modalidad del


mago, siente si hay algo que no está siendo nombrado adecua­
damente, dónde está el tirón del submundo, dónde las heridas

• )
no atendidas, qué está tratando de decirte el inconsciente-de la 8. RITUALES TERAPÉUTICOS: EL
- persona y considera el síritoma como un regalo «terrible pero TRÁNSITO HACIA NUEVAS IDENTIDADES
)
hermoso». Al entrar en la modalidad del rey/reina, percibe a
)
qué parte de la persona no le has asignado un lugar o a qué par­
) te le has dado tus bendiciones. «Para muchos pueblos de muchas culturas,
Al ir de una modalidad a otra hallarás aspectos de la expe­ la meditación y él ritual han abierto caminos
> riencia de la persona que has pasado por alto, y descubrirás entre el ser humano y los múridos innomina­
. formas alternativas de comunicar que podrían ser más útiles.' dos e inexplorados. Las puertas de estos reinos
están guardadas por protectores que ponen a
De este modo los arquetipos mejorarán tus habilidades de
prueba nuestra resolución, la agudeza de nues­
escucha, conexión y comunicación eficaz.
:i tra merite y de nuestro corazón, y nuestra dis-
po'sicióri amistosa hacia lo desconócido: Nos ‘
• encontramos con estos protectores en aquellas
RESUMEN vivencias personales y ritos colectivos que son
.1 experiencias en el umbral, en las que rompe­
-A Los arquetipos son las pautas psicológicas que los seres huma­ mos la cáscara de la alienación.
nos hemos desarrollado a lo largo de muchas generaciones. La palabra umtralsignifica “el lugar donde. r
Representan los retos y las habilidades que cada uno afron­ las cosas se separan". (...) El ritual es uno de los
tamos en nuestro esfuerzo por ser más plenamente nosotros mejores ejemplos de cómo el umbral invierte
>
mismos . Cada arquetipo tiene muchas formas y está bajo la los procesos de sufrimiento y'mala fortuna,
"5 convírtiéndolos en sus opuestos, para transfor­
influencia de sesgos personales, evolutivos y socioculturales.
Consecuentemente, los arquetipos pueden sustentar u opri­ mar un adversario en protector.»
) mir la experiencia, la vitalidad y la expresividad de la p erso-
Joan Halifax
*^ na. En parte, la psicoterapia examina cómo patrocinar estas
j estructuras psíquicas opresoras para convertirlas en susten-'
J tadoras. Esta tarea se facilita mucho cuando sentimos y em- La terapia de las aucorrelaciones pone de relieve qué la vida
picamos los procesos arquetípicos que fluyen tanto eri el fluye a través del puntó central de cada persona, acumulan­
cliente como en el terapeuta.- do experiencias arquetípicas a fin de ayudar a la persona a
crecer y alcanzar una mayor madurez. También resalta la
\I7

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u _ 278 279
s
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S?

habilidad del amor maduro, y-que el patrocinio de las expe­ r- . gen la creación de una nueva identidad. Estas crisis pueden
riencias arquetípicas es crucial para descubrir y cultivar su -M ser planeadas o esperadas —como en el caso de un naci­
valor humano. Hemos visto que la experiencia arquetípica * 1 miento, de un matrimonio, de un retiro o de un diploma—
predomina especialmente cuando la persona pasa por un "1 o pueden ser muy repentinás y chocantes, como en el caso de
momento de cambio de identidad, y que el método y el espa­ i una violación, de la pérdida de un hijo, de una agresión brutal
•t
cio ritual son importantes durante estos períodos de trans­ o de una grave enfermedad. En cualquier caso, siempre nos
formación. plantean el reto de redefinir nuestro mundo de manera signi­
Esto fue especialmente evidente para mí cuando murió i!
1 ficativa. Cuando conseguimos navegar con éxito en medio de
mi padre hace cinco años. Una tarde, mientras descansaba y ■:\
>5 estos retos, nos hacemos más fuertes, más confiados, y tal vez
’<
leía, un potente ataque al corazón segó su vida. Al oír la noti­ ¡4 un poco más sabios. Los intentos fracasados pueden dejarnos
cia, varias horas después, estallé en un torrente de lágrimas, í! embarrancados en la isla solitaria de la desesperación, subsis­
• seguido por sucesivas oleadas de emociones e imágenes tiendo a base de los amargos frutos de la depresión, la culpa­
ij
abrumadoras. Las mareas emocionales me arrastraron a bilidad, el miedo y la vergüenza. Esta dieta produce conductas
grandes distancias, llevándome a la superficie de múltiples extrañas e indeseables, desde el autoabuso por medio del ali­
'-i
sentimientos, imágenes, recuerdos y conversaciones. ;3 mento, las drogas o el sexo, hasta enfocamos en nuestras debi­
'i; A
Por suerte, pude navegar este viaje en un contexto espe­ lidades, fracasós y dudas. Vivimos una existencia de desespera­
*;
cial. Durante tres días la familia y los amigos nos reunimos ‘ -
ción callada —o no tan callada— en la que dedicamos nuestra
para llevar a cabo el ritual de honrar a mi padre y decirle \ -•j
mayor pasión a los actos autodevaluantes.
adiós. Teniendo su cuerpo como centro focal se realizaron ' Cuando los individuos se quedan empantanados en estas
í
un a larga serie de ceremonias: misa funeral, fiesta y entierro, '• luchas, a veces van a ver a un terapeuta con la esperanza de
én las que la gente dio 'testimonios conmovedores. i
1 que las cosas cambien. Nuestro reto, por supuesto, es ayu­
Mirando atrás, este proceso fue una de las más profundas n darles. Nuestra historia cultural está llena de tradiciones dedi­
;0
conversaciones, una conversación que me sirvió —y presu­ cadas a esta labor, porque este tipo de problemas existen (y
miblemente también a otros— de comadrona para dar a luz han sido resueltos) mucho antes del advenimiento de la psi­
una nueva identidad. Inmerso en la conversación multinivel, coterapia moderna. Este capítulo explora la utilidad que una
multi-participante, y multimodal, y al mismo dempo mante­ de estas tradiciones, la de los rituales curativos, puede tener
•3
nido a flote por el apoyo de los amigos y las estructuras ri ma­ en psicoterapia. Empezamos delineando algunas distinciones
les, me encontré diciendo adiós a una andgua identidad y » )
básicas con relación a los rituales. A continuación desarrolla­
permitiendo que naciera otra nueva. •v mos un modelo en cuatro pasos que podemos emplear en el
Este tipo de crisis son inevitables en nuestras vidas; se trabajo con rituales. Estos cuatro pasos incluyen .(1) sugerir
abren camino hasta el núcleo nuestra identidad básica y exi­ un ritual como posible solución, (2) planear el ritual, (3) rea-
3

280 281
STEPHEN CUJ.ICAN LA VALENTIA DE AMAR

iizarlo, y (4) las actividades postritual. Hemos usado un caso tipo característicos del yo cognitive quedan a un lado, dejan­
real para ilustrar cada paso: do a los participantes profundamente inmersos en los proce­
‘'I sos primarios del yo somático, como sentimientos corporales, v
imágenes internas y procesos automáticos (espontáneos). Es
1 ¿QUÉ SON LOS RITUALES? arquetípico en el sentido de que los pensamientos, senti­
}
mientos y conductas representan significados colectivos
i Posiblemente los rituales son la forma de terapia más anti­ ancestrales. (Por ejemplo, la bandera que se. pone sobre el
gua.1 Prácticamente todas las culturas han desarrollado ritua­ féretro en un funeral representa la contribución del falleci­
les para las principales funciones socio-psicológicas. Los ritua­ do a su país; el anillo matrimonial representa una unión
) les de transición —como bautismos, bodas y funerales— se sagrada.) Ypor último, los rituales ofrecen significado al nivel
\ • usan como puentes entre dos etapas de la vida en nacimien­ más profundo de identidad: afirman p trasforman con un
tos, graduaciones, promociones, ritos de tránsito a la edad profundo lenguaje cultural el.lugar de una persona dentro
. adulta, matrimonios, retiros, muertes y así sucesivamente. Los de la comunidad. En otras palabras, constituyen una meta-
)
rituales dé continuidad, cóíñd los aniversarios y las vacacio­ conversación entréel ináívidüó'yiá comunidad,'entre yó'cog-'
)
nes, reafirman y regeneran los valores y la identidad del sis­ nitivo y el yo somático.
*> tema. Los rituales curativos permiten recuperarse del trauma Como todos los procesos arquetípicos, los rituales son más
y la reincorporación de la persona disociada a la comunidad que ceremonias, y se diferencian de las tareas, conductuales.
socio-psicológica. Ylos rituales de expiación son un medio de Una ceremonia sólo se convierte en ritual cuando los parti­
? pedir perdón y de ofrecer reparación a las víctimas. cipantes se sumergen profundamente en el lenguaje no
>
Desde esta visión, el ritual es una intensa estructura expe­ racional y arcaico del yo somático; hasta entonces, es mera­
riencia! arquetípica que recrea o transforma la identidad. Es mente una secuencia de conductas tradicionales que tiene
}
intenso en el sentido de que los participantes se absorben tan­ poco valor terapéutico. (Por ejemplo, de niño crecí en una
to en él que excluyen otros marcos de referencia. Es expe­ familia católica irlandesa, y definitivamente no entraba en el
riencia! en el sentido de que los procesos analíticos y de otro espacio ritual terapéuüco durante la ceremonia nocturna en
j la que toda la familia se arrodillaba y tardaba cinco décadas
v
1. Hay muchos autores queme han ayudado a comprender los rituaies, en rezar el rosario.)
especialmente van der Han (1983) y Turner (1969). También hay otros
J como Campbell (1984), Haley (1984), Imber-Black, Roberts y Whiting
Características similares separan a .los rituales de las ta­
J reas conductuales. Los rituales involucran una secuencia de
(1989), Madanes (1990), y Palazzoü, Boscolo, Cecchin y Prata (1978)..Mi
mayor influencia es Milton Erickson (véase Rossi, 1980 a, d), y sus contri­ conductas prédeterminada, de modo que durante su realiza­
buciones al trabajo con el «inconsciente» teniendo eñ cuenta el contexto ción apenas se necesita tomar decisiones cognitivás. No se
O' social. permiten los meta comentarios del yo cognitivo (como
C*;

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282 283
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hablarse a sí mismo o evaluar), de modo que ninguna parte •4 P


| procesos. Entonces surgió la cuestión de qué método ppdría
del sistema quede separada y asuma el papel de «observador E dar espado a lo que los clientes traían en sus conversaciones,
0 externo». Esto permite que se expresen las propiedades holís- {• y al tiempo les apoyaría en la recuperación de su conexión
'i
ticas del sistema (véase Batesony Bateson, 1987). Existen sím­ té
consigo mismos y con el resto de la comunidad. Una de las
bolos especiales para marcar el espacio ritual: el lugar donde respuestas que surgieron fue el ritual.
ocurre, la ropa que se viste, las palabras que se pronuncian, 3 Por supuesto, no todo los rituales son terapéuticos. De
las conductas que se observan ylos instrumentos que se usan, hecho, muchos de los síntomas que presentan los clientes
todos ellos indican que se trata de una situación única. Las | pueden ser expresiones de rituales disfuncionales en los que
fases anterior y posterior se emplean como inductores para el individuo recrea una autoidentidad negativa caracterizada
*
entrar y salir del espacio ritual.-Y también se establecen com­ por el autoabuso y la impotencia. Zoja (1989) describe lúci­
promisos vinculantes para favorecer la participación y poten­ damente que la adicción a las drogas se basa en un proce­
ciar el dramatismo y el significado del evento. t. so ritual. Asimismo, el abuso sexual puede considerarse un
Los rituales tienen lugar simultánea e igualmente en rea­ ritual traumático en el que los límites biológicos y psicológi­
•ij b
lidades públicas y privadas. El mundo interno se amplía y cos dé la persona son invadidos y violentados. Vimos en ante­
reorganiza, como ocurre en el trance terapéutico (Gilligan, riores capítulos que esto provoca automática e inmediata­
1987). Al mismo tiempo se establecen conductas externas mente una «ruptura de la pertenencia» al resto del mundo,
que suponen cambios cruciales en las relaciones, de las que engendrando una especié de trance negativo caracterizado
son testigos otras personas significativas de la comunidad. por fenómenos hipnódcos como la distorsión temporal, la
:
Esta concurrencia de cambios internos y externos hace que disociación del cuerpo, la regresión, la amnesia y así sucesiva­
los rituales sean especialmente poderosos y relevantes para la 1 mente (Gilligan, 1988). Este estado disociado puede durar
psicoterapia. indefinidamente (años e incluso generaciones), llevando a una
De hecho, este rasgo de los rituales es lo que hizo que me i «ruptura de la relación» con el resto del mundo y a una iden­
interesara por ellos. Había estado trabajando mucho tiempo I tificación errónea del yo con el evento traumático. Esta identi­
i ficación errónea incluye ideas alienantes, como por ejemplo:
con clientes qüe se estaban recuperando del abuso sexual. La i:
experiencia hipnótica—orientada a «ir hacia dentro», rela­ «Mi cuerpo está para que se abuse de él», «no tengo límites»,
3 «mis propias necesidades no existen». Cuando están operati­
jarse, dejar que las cosas ocurran e «ir más afondo»— demos­
tró ser notablemente inquietante para algunas de estas per­ vos, estos pensamientos alienantes suscitan nuevas conductas
sonas, especialmente por sus paralelismos con los sucesos auto abusivas (asociadas con la comida, las drogas, las relacio­
f
traumáticos. La charla cognitiva también parecía inapropia­ d nes, etc.).
da, especialmente porque era incapaz de contener la inten­ Uno de los principales rasgos de los pensamientos alie­
sidad emocional y la naturaleza disociada de muchos de los nantes es que la comunicación se produce principalmente a

284 285
©
•©
STEPHEN CIúUCAN
m L\ valentía pe amar

nivel de la identidad. Es decir, estas pautas definen el yo, en sos generalmente ayudan a conservar el marco de referencia
lugar de apuntar hacia conductas o acciones del yo. Cuando existente. Así, el terapeuta usa procesos hipnóticos o simila­
la comunicación se enfoca básicamente en la identidad, res para desarrollar una conversación que utiliza el lenguaje
entran enjuego los rituales y los correspondientes estados i] mis expeñencial-arquetípico del yo somático. (En muchas
alterados de conciencia. tradiciones rituales se hace uso de un lenguaje más arcaico,
)
Considerar estos procesos traumáticos como rituales como en las ceremonias religiosas, en el teatro, en los mítines
sugiere posibles intervenciones terapéuticas. Siguiendo el políticos.) En la tradición de la que es pionero Milton Erick­
'}
principio de utilización ericksonianó (véase Rossi, 1980 a, d), son se emplea la hipnosis para potenciar una relación coo­
) la propia pauta problemática se usa como solución. Es decir, perativa organizada en torno a los valores, estilos, y recursos
;■
1 si podemos entender el problemá dé la persona conío un del cliente (véase Gilligan, 1987).
) ritual recurrente,.entonces podremos utilizar otro ritual
) como solución. El resto de! capítulo describe cómo aplicar el
Tabla 8.1. Los cuatro pasos de los rituales terapéuticos Tí
)
ritual siguiendo un método de cuatro pasos.

) •- .: 1. Sugerencia de un ritual como posible solución..


“1 2. Planificación del ritual.
APROXIMACIÓN TERAPÉUTICA AL 3. Realización del ritual.
)
USO DE RITUALES 4. Reincorporación del yo a la comunidad.
V

Los cuatro pasos del método se presentan en ia tabla 8.1. Gene­


) ralmente, la totalidad del proceso requiere entre cuatro y seis Príxner paso: enmarcar el síntoma en términos
) semanas, y puede hacerse con individuos, parejas, familias o gru­ de un ritual
pos. El método asume que es mejor describir ciertas dolencias
somáticas crónicas como síntomas de una autoidenüdad nega­ El primer paso se expone en la tabla 8.2. En primer lugar, el
'1
tiva generada a partir de experiencias traumáticas e invasoras. terapeuta solicita una descripción del síntoma que el cliente
J Este proceso permite activar experiencialmente y expresar los desea cambiar. La descripción debería incluir tanto una
J símbolos verbales, visuales y quinestésicós de estos «eventos secuencia conductuai específica como cualquier experiencia
J iden titanos», para que la persona-pueda realizar el acto ritual interna que ocurra durante la secuencia. Por ejemplo, José
J de deshacerse de la «vieja identidad» y asumir otra nueva. era un experto en informática de 32 años que quería dejar de
•J El modelo también asume que las conversaciones que hacer una «mueca incontrolable» en presencia de sus supe­
O involucran «cambios de identidad» no pueden producirse riores en su puesto de trabajo. Generalmente, cuando José
é-?- principalmente dentro de yo cognitivo, porque tales proce- iba a presentar sus resultados en una reunión, se sentía tre-

0
>]
O
286 287
'J
A

-s
mendamente ansioso e inhibido, y su rostro se contraía hacien­ somático y (c) tenían una base no-racional y no-cognitiva. En
do muecas de temor cuando comenzaba su presentación. Esto el dominio de la hipnosis, que es una prima cercana de los
devaluaba seriamente sus presentaciones, hasta el punto de rituales, éstas son las características de los fenómenos de tran­
que sus proyectos no recibían apoyo y él no conseguía promo- ce. En otras palabras, estos síntomas pueden considerarse ocu­
cionarse. José también contó que, habitualmente, cada vez que rrencias espontáneas de un «trance negativo», una especie de
ocurría esto, se quedaba sumido en la depresión, y que mucha representación ritual de alguna experiencia traumática.
gente de su familia sufría depresiones.' Por supuesto, los rituales no siempre son las mejores herra­
José era el segundo de los tres chicos de su familia. Des­ mientas para tratar este tipo de síntomas. Muchos pueden tra­
cribió a su padre como un «inventor brillante» que era tarse mediante procedimientos más simples y que consumen
«extremadamente brutal» con sus hijos. José resaltó que en menos tiempo. (De hecho, yo suelo probar otros procedi­
ese momento tenía poco contacto con su familia (vivían a mientos antes de recurrir a los rituales.) Para determinar si lo
5.000 kilómetros de distancia), y que quería seguir adelante apropiado es un ritual, el paso siguiente es explorar si el sínto­
con su vida y sin ellos. Solicitó especialmente el tratamiento - ma está muy conectado con algún trauma emocional o reto
hipnótico para aliviar el síntoma de sus gestos faciales. evolutivo. En el caso dejóse, inicialmente yo tomé su dolencia
literalmente: es decir, como una simple expresión conductual
no deseada que podría modificarse mediante un procedi­
Tabla 8.2. Sugerir un ritual como posible solución miento hipnótico directo. Por lo tanto, introduje a José en un.
trance hipnótico con una inducción hipnótica general centra- ■
1. Identificar síntomas repetitivos, síntomas corporales da en torno a sugestiones de relajación; nos comunicábamos
crónicos, baja percepción cognitiva, expresión no haciendo señales ideomotoras con los dedos (Gilligan,.1987).
racional.
Inicialmente pareció.entraren un estado de trance agradable,
2. Identificar e! trauma emocional —o reto evolutivo— que
pero, de repente, ocurrió lo inesperado. José se disoció rápi-
acentúa el síntoma.
' damente, entrando en lo que parecía un estado terriblemente
3. Enmarcar el síntoma pósitivamerite como un intento
desagradable. Su cuerpo y su respiración se congelaron, y su
fallido de uh cambio evolutivo o proceso de curación.
4. Pactar una cooperación experiencial y motivación plenas rostro quedó en blanco e hizo la mueca. Le pedí que me infor­
para llevar a cabo el ritual. mara de cómo se sentía, pero no respondía en absoluto y pare-
cía estar dando vueltas en alguna pesadilla de otro mundo. Las
siguientes preguntásque le planteé para reorientarle tampoco
El problema de los gestos faciales tenía varias características tuvieron éxito, de modo que simplemente traté de reunirme
que sugerían la necesidad de-hacer un ritual. Específicamen­ con él en su estado, diciendo con suave intensidad:
te: (a) habían durado mucho tiempo, (b) tenían un enfoque

288 289
STEPHEN CILLSCAM LA VALENTÍA DE AMAR

©
^•

«José, no sé dónde estás. José, no sé por qué has tenido de decir adiós a cierta relación, y que ése podría ser el signi­
O que ir ahí... pero también'sé que estás aquí conmigo... sé que ficado de su síntoma recurrente. Él parecía intrigado, de
■*1 puedes oímusy escucharme. José, no sé lo lejos que has tcni- modo que usamos las señales de dedos para preguntar a su
• do que irte...' y no sé si tienes que ir todavía más lejos para mente inconsciente (a) si su síntoma de la mueca facial esta­
poder escucharme cómodamente... pero sé que puedes ba conectado con experiencias vividas con su padre, (b) -si el
oírme y responderme de modos que son apropiados y úti­ suceso disociado estaba conectado con algún aritiguo evento
les para ti.» emocional con su padre, y (c) si era el momento de decir
> adiós a una relación abusiva.
) Usando este tipo de discurso, fui capaz de desarrollar un Sus dedos dijeron «sí» a cada una de estas tres preguntas,
) vínculo con José. A lo largo de los diez minutos siguientes y también confirmó que había accedido a un recuerdo espe­
) amplié esta conexión dándole la mano y pidiéndole que cífico. Había recordado un evento ocurrido cuando tenía
) hiciera señales con los dedos para comunicar con su mente seis años de edad. Le habían regalado un tren de juguete la
inconsciente. mañana de Navidad. Durante ese día, cuando .él y sus her­
)
Él se reorientó gradualmente,'p'éío al abrirlos ojos volvió manos estaban jugando cdii-el tren eñ el sótano, Jóse tó rom­
) 4
a quedarse congelado y aterrorizado, con los ojos de par en pió, y su pequeño mecanismo quedó desparramado por el
)
par, aparentemente «viendo» algo o a alguien frente a él. suelo. Su hermano salió corriendo a contar lo ocurrido a su
Hive una corazonada y le pregunté si estaba viendo a su padre, que bajó.las escaleras rugiendo y desató una brutal
padre y afirmó con la cabeza. Tomándole la mano y animán­ agresión física brutal sobre José. El niño, pasó el resto del día *•

dole a respirar, le dirigí delicadamente para que ampliara su en el sótano tratando de recoger todas las pequeñas piezas
. / campo de atención hasta incluirme a mí en su lado derecho desparramadas mientras su padre regresaba periódicamen­
•; y que imaginara a un amigo en su laclo izquierdo. Fortaleci­ te parapegarle.
do por estas relaciones adicionales, gritó a su «padre» que «se Este evento representaba el «yo desatendido» baja la
fuera al infierno». La imagen terrorífica recedió, y José colap­ influencia alienante de su padre abusador. (En los rituales,
so en un paroxismo de lágrimas. como en la hipnosis y en cualquier forma dé expresión artís­
Para reorientarle, le hice caminar por mi despacho duran­ tica, es muy importante lidiar con símbolos concretos, es
j te un rato. Cuando volvimos a sentarnos, traté de relajar la decir, con historias específicas más que con identidades gene­
o seriedad del momento preguntándole en tono humorístico rales. No consideré este evento como la «causa» singular u
qué pensaba de su «experiencia hipnótica estándar». Nos reí­ original de la experiencia actual, sino más bien como una
mos un poco, y después fuimos soltando la tensión, mante­ representación de una relación en tomo a la cual se organi­
niendo una conexión seria, pero más relajada. Le sugerí que za la propia identidad. Trabajar con descripciones más gene­
J;
tal vez su mente inconsciente había decidido que ya era hora rales como «el niño herido» o «la baja autoestima» no pare-

e
o. 290 291
U
ce proporcionare! terreno experimental necesario para que
funcione un acto ritual).
'
!!
m
1
La descripción anterior indica la importancia de conectar
el desajuste con un trauma emocional o con un reto evolutivo,
-0
-*
-3

José se quedó extremadamente impresionado por las res- encuadrando el síntoma como un intento incompleto o fraca­
puestas que generó su inconsciente. Expresó verbalmente su sado de cambiar la propia identidad con respecto a ese evento
interés por hacer algo para cambiar su relación con el recuer-' I it
o reto, y a continuación sugerir que los rituales terapéuticos
doy preguntó cómo podíahacerse. Yo introduje'la posibilidad son medios eficaces de transformar la propia identidad y resol­
de realizar un ritual, sugiriéndole que, a veces, estas experien­ ver el síntoma. Para que el ritual tenga éxito hace falta que e!
cias terriblemente invasoras llevaban a la gente a identificarse . cliente este muy motivado y participe plenamente:
con voces, imágenes y conductas que en realidad pertenecían
•I Este caso también ilustra que la conexión del síntoma con
•51
a otros. También le indiqué que tal identificación errónea el trauma debe producirse experienciaimente. Una hipótesis
podía dar lugar a diversas expresiones incontrolables, como sus
t intelectual de que el trauma X está conectado con el suceso
muecas y su depresión. Describí los rituales curativos como Yes absolutamente inadecuada, porque deja la conversación
procesos en los que uno empieza expresando externamente
í terapéutica en el nivel cognitivo. (Reiterando, los rituales
;g
(mediante cartas, cuadros y otros procesos experienciales) i están particularmente indicados precisamente en esos casos
estas voces, imágenes y sensaciones colórales, y después pla­ en los que la comprensión cognitiva tiene muy poco o ningún
nea y ejecuta un ritual para decir adiós de una vez por todas a valor.) El lenguaje del ritual conecta más con el yo somático,
•.s
las influencias externas, y para decir hola a las propias voces, lo mismo'qué Ocurre con los síntomas y los fenómenos hip­
imágenes y sentimientos. Ofrecí algunos ejemplos para resal­ nóticos (Gilligan, 1988). Así, el terapeuta debería hacer uso
tar que los rituales son una creación conjunta del terapeuta y & de este tipo de lenguaje para abrir la posibilidad del ritual.
el diente, en la que el terapeuta aporta su experiencia sobre También existen otros métodos para indagar en la expe­
las estructuras psicológicas y el'cliente genera los materiales riencia. En el caso de algunos clientes sugiero que desarrollen
específicos, tomando las decisiones y ejecutando el ritual. un ligero trance «para centrarse» y consideren la pregunta:
También indiqué que la persona tiene que sentir clara­ «¿Con qué está conectada esta experiencia sintomática?», y que
mente que ha llegado el momento de realizar el ritual, pues­ después empleen pinturas y papel para dejar que su «mente
to que requiere su pleno compromiso y participación. A fin ? inconsciente» dibuje una respuesta. Esto puede hacerse en la
[ consulta del terapeuta o en casa durante la semana. En este
de resaltar este punto, pedí a José que se tomara la semana
siguiente para decidir si quería comprometerse con el pro­ I [ último caso, el-terapeuta debe asegurarse de que el cliente dis-
ceso. Volvió la semana siguiente y dijo que estaba muy inte­ [ ponga de los recursos adecuados —por ejemplo, ia presencia
resado en realizar el ritual. (Si no es posible conseguir un de un amigo o un símbolo físico (véase Dolan, 1991)— para
compromiso total, el terapeuta debería abandonar la posibi­ '• mantenerse centrado si el proceso evoca un material difícil,
lidad del ritual y explorar otras intervenciones.) i f Otra posibilidad es usar exploraciones hipnóticas; por

292 29S
© STEPHEN CILUCAN LA VALENTÍA DE AMAR
©

y
ejemplo, «búsquedas» generales de material relevante (Gilli- ciente») genera, guía y ratifica cada paso de este proceso (en
gan, 1987; Lankton & Lankton, 1983) o preguntas que se res­ lugar del yo cognidvo).
"1 ponden con movimientos de dedos. Cualquiera que sea el Las dos primeras fases de la planificación siielen hacerse
método utilizado, el terapeuta trata de considerar un sínto­ simultáneamente. En primer lugar, se activa la experiencia de
ma crónico sobre el que el cliente no tiene control como un las conversaciones verbales que la persona ha interiorizado y
«evento identitario», que puede ser transformado mediante se exteriorizan físicamente. Esto suele hacerse escribiendo
¡ ¡1
un ritual. • cartas. En el caso de José, le sugerí —y él lo ratificó mediante
)
ñ señales con sus dedos— que dedicara cuarenta minutos cada
's
día a escribir dos cartas. Siguiendo los métodos estructurados
í
Segundo paso: planificación del ritual característicos del ritual, decidimos un momento específico
j del día (8 p.m.) y un lugar (su estudio) para escribir dichas
Este segundo paso suele requerir entre tres y seis semanas. • cartas. Después de un breve proceso para centrarse, pasaba
Como indica la tabla 8.3, exige generar y sacar a la luz los sím­ •veinte minutos escribiendo la primera carta a alguien que
.)• bolos experienciales tanto del andg^o como del nuevo yo, y había participado en el evento «viejo yo» de la rotura del tren.
después desarrollar un ritual que permita la transición de í En sucesivas noches esta persona podía ser el propio José á
) A
.uno a otro. Se debe poner el tiempo y el cuidado necesarios los seis años de edad, su hermano, su padre o su madre. La
)
para asegurarse de que el yo somático del cliente («el incons- carta era para describir lo ocurrido, cómo se sintió entonces,
—í *
cómo el suceso había influido en su'autoimagen subsiguien­
)
te, y lo que ahora quería hacer al respecto. La segunda carta
Tabla 8.3. Planificación del ritual (también escrita en veinte minutos) era para sú «yo futuro» y
) [i especificaba la vida que a él le interesaba vivir y las diferencias
1. Haz que el diente cree símbolos físicos de la antigua conductuales. (A veces a la persona le resulta más útil escri­
|
identidad. . bir esta carta desde su yo futuro a su yo actual, o a un yo más
; [j
2. Haz que el cliente cree símbolos físicos de la nueva joven, de la niñez.)
J identidad. Antes de llevar a cabo esta tarea, se emplea elcuestiona-
J 3. Identifica el acto ritual básico (quemar, enterrar, .¡'¡j
miento hipnótico para asegurarse de que es apropiado, y de
J declaraciones, etc.).
que se dispone de recursos suficientes. A menudo hace falta
J 4. Planea el ritual concreto (dónde, con quién, cuándo, qué
introducir algunas modificaciones. Por ejemplo, puede nece-
•acciones específicas). í; í sitarse que otra persona o algún otro recurso esté con el clien-
5. Haz que el diente se prepare emocional/espintualmente i
O |; te mientras escribe las cartas (Dolan, 1991). El cüestiona-
para e\ ritual. i
i
■^7
i f¡ miento hipnótico también se emplea en la sesión siguiente
i
£LÚ 41
'w'
4:
O.
O 294 ti. 295
í
■'li&i&á

para determinar si .hay que escribir más cartas. El terapeuta


1
m vo yo. Aquí se puede usar la autohipnosis, la meditación y la
-8
I
podría leer las cartas para asegurarse de que el cliente está curiosidad abierta. La persona no necesita entender cogniti-
centrado y conectado con el proceso. (Por ejemplo, corté el vamente o explicar por qué ha seleccionado el símbolo. Algu­
proceso con un cliente que escribía cartas a su yo más joven
l nos ejemplos del «viejo yo» usados por mis clientes incluyen
con un estílo cáustico y obsceno, sindendo que el intentó de la ropa de bebé tejida por una mujer que había perdido a su
crear un ritual curativo era prematuro.) Cada una de estas hijita, la fotografía que trajo una mujer del tío carnal que
«comprobaciones» indica que la planificación del ritual se va , había abusado sexualmente de ella, y el tren de juguete
conformando y modificando mediante un proceso continuó (parecido al viejo tren) que trajo José. Como ejemplos del
de colaboración entre el terapeuta y el cliente. «nuevo yo» podemos mencionar los bonsáis japoneses que
En el siguiente proceso de exteriorización intervienen las compró la mujer que lloraba por la pérdida de su hija, los
imágenes. Como en el caso de las carcas, se sugiere que el i
'!■
escudos y lanzas africanos elegidos por la mujer que había
cliente dedique cuarenta minutos diarios (a lo largo de una sufrido abusos sexuales, y un anillo de José. Una vez más, el
%
semana más o menos) a pintar, dibujar (en color)-, hacer terapeuta trata de que cada una de estas elecciones sea apro­
collages o desplegar visualmente del modo que sea primero piada y completa.
el evento de su «viejo yo» y después alguna versión de su Ahora el cliente ha elegido símbolos concretos y externos
«nuevo yo». Si el cliente se queja de que no tiene ningún il de su antiguo y de su «nuevo yo». El paso siguiente consiste
talento artístico («no sé dibujar»), se le anima a dejar que en seleccionar los actos rituales básicos para decir adiós al vie­
pase lo que tenga que pasar, pudiendo hacer dibujos o limi- o jo yo y dar la bienvenida al nuevo. El terapeuta puede pro­
tarse a usar colores intensos. Se le anima a dejar que esa poner posibilidades a la carta—por ejemplo, quemar o ente­
expresión suija de su yo interno, mientras se centra en pre­ rrar los materiales del «viejo yo»—, y después prestará apoyo
guntas como: «¿Qué aspecto tenía o qué sensación te produ­ a los clientes para que realicen sus propias elecciones. La hip­
jo el suceso traumático?» (para el primer dibujo) y «¿Qué * nosis ayudó ajosé a generar los actos rituales de (a) dejar caer
aspecto tendrán las cosas o qué sensación te producirán cuan­ los mecanismo del tren de juguete sobre verdaderas vías de
do el síntoma (problema) se haya resuelto?» Una vez más, el . tren, y a continuación (b) cruzar las vías hacia «el otro lado»
terapeuta da los pasos para comprobar (a) que el proceso es para declarar su «nuevo yo». Estas elecciones fueron ratifica­
apropiado, (b) que el cliente dispone de suficientes recursos, ñ das por sus señales digitales ideomotoras.
(c) que está conectado emocionalmente y centrado en el pro­ En la sesión siguiente se planifican los detalles de dónde,
ceso, y (d) si hace falta ampliar el trabajo cuando la persona cuándo,-cómo y con quién ocurrirá el ritual. Cada uno de
viene a la sesión siguiente con las imágenes dibujadas. estos aspectos debe considerarse cuidadosamente, y la per­
A continuación, durante la semana siguiente, se pide al sona debe ratificar .todas las elecciones por algún medio sig­
cliente que seleccione símbolos físicos del antiguo y del nue­ nificativo. En el caso de José, su plan era ir a unas vías de tren

i
296 297
STEPHEN CiLLrCAN LA VALENTÍA DE AMAR

que están como a dos kilómetros de mi consulta. Quería llevar mente y prepararse emocionaimente para el evento. Depen­
-) allí el tren junto con sus cartas y dibujos. La parte del ritual de diendo de las prácticas y valores de la persona, esto puede
«decir adiós» exigía leer en voz alca las cartas del «viejo yo» y incluir paseos solitarios, escribir un diario, practicar la auto-
mostrar las imágenes antes de dejar caer los mecanismos del hipnosis o la meditación, algún ligero ayuno u oraciones. Éste
tren de juguete para declarar que soltaba esos símbolos. A con­ es un paso crucial en la mayoría de los rituales tradicionales
tinuación cruzaría las vías y haría varias declaraciones ceremo­ —así como en otras representaciones importantes—, ya que-
niales de su «nuevo yo». aleja la atención de la «vida cotidiana» y hace que nos enfo­
f . La cuestión de a quién más incluir es especialmente quemos dramáticamente en nuestro interior.
i importante, puesto que el ritual se produce en la intersección
entre dos mundos: el público y el privado, el interno y el
externo. Las personas que realizan rituales no sólo están reor­ Tercer paso: la realización del ritual
ganizando su mundo interno, sino también declarando a los
)
demás su nuevo yo social. Los testigos observan la declaración La realización del ritual tiene tres partes: la inducción del
de la persona, pardcipárido y validando la creación de una pre-ritual, que desarrolla la conciencia liminál del espacio
J
nueva identidad social y psicológica. Esta extraordinaria com- ritual (Turner, 1969); el ritual mismo; y el proceso post-ritual
)
plementaríedad es una de las principales razones de la efica­ que devuelve a la persona a su espacio social habitual. La
i cia de los rituales curativos. inducción pre-ritual es similar a una inducción hipnótica, y
-) En el caso dejóse, esta cuestión demostró ser dolorosa. Des­ en ella se emplea la concentración de la atención, la repeti­
pués de mucha deliberación, decidió que no se sentía sufi­ ción y el ritmo, y actividades simbólicas que introducen a la
cientemente cercano a ninguna otra persona para invitarle a persona en un estado alterado de absorción arquetípico-
) participar. (Crear amistades y participar más en las acdvidades somática (Gillígan, 1987). Esta fase puede incluir discursos,
comunitarias se convirtió en uno de los principales puntos convocatorias, cantos, oraciones, meditaciones internas, poe­
focales de sus actividades post-ritual.) Me pidió que participa­ mas y otros actos ceremoniales. En general, el estado de áni­
}
ra, y yo reiteré que lo haría, aunque principalmente en el papel mo inducido es serio e intenso, con una sensación de que va
.1 de «especialista en rituales», dirigiendo el proceso y ofirecien- a ocurrir algo muy importante.
J do un apoyo mínimo en caso de que fuera necesario. También En el caso de José, él llegó a mi consulta el día acordado
J aceptó mi sugerencia de que considerara la posibilidad de trayendo consigo los símbolos rituales: las cartas, los dibujos,
J comunicar los efectos del ritual a los miembros de su familia y el tren. En una conversación tranquila y centrada revisamós
(todos ellos vivían a más de 5.000 kms de distancia). todo lo que había ocurrido a lo largo del último mes y él rea-
Como último paso preparatorio, se pide al cliente que se firmó su determinación de realizar el ritual. Condujimos
O
tome una semana antes del ritual para orientarse interna­ nuestros coches hasta el lugar del ritual (el cruce de las'vías

a 298 299
-0
del tren), salimos de ellos y marcamos el espacio ritual con cinta adhesiva. Ai enfocar su atención en el tren que tenía su -é
rocas y palos. José se puso delante de las vías, extendió los sím­ mano, se puso a llorar compulsivamente. Después de aproxi­
bolos rituales de su viejo yo,-se orientó internamente duran- . madamente un minuto, yo participé y le susurré que respira­
te varios minutosy después se volvió hacia mí para indicarme ra y permitiera que los sentimientos le «atravesaran»., y deli­ ’i

que estaba preparado. cadamente le animé a continuar. Esto le ayudó a centrarse y


Entonces hice un gesto solemne de afirmación con la cabe­ a reenfocar su atención en la tárea ritual. Mirando a su fami­
za para que «siguiera adelante»; él volvió a cerrar los ojos para W' lia' imaginaria, declaró que para él había llegado el momen­
l
concentrarse y poner los cinco sentidos. Cuando los abrió to de seguir adelante. Contó el «incidente del tren» en un
varios minutos después, parecía e intensamente concentrado, tono lento y mesurado, y después anunció que estaba prepa­
en un estado de concienda alteradq y emocionalmente poten­ rado para reivindicar aquel suceso para su propio desarrollo.
ciado. Luchando por contener las lágrimas, visualizó a su alre­ En la declaración ceremonial mantuvo el tren de juguete
dedor a los miembros de su familia. Su voz fuerte y vulnerable sobre las vías del tren, retiró la cinta adhesiva y dejó que las
expresó emoción al saludar a cada persona y declaró su pro­ piezas del mecanismo cayeran sobre las vías. (Hasta entonces
pósito al convocarles para el evento. Tomó las cartas del «viejo ?! no me había dado cuenta de lo pequeñas que eran las piezas
yo» y las leyó una por una, declarando después de cada una de del tren; y de cuántas había.) Se fueron liberando muchas
ellas que aquello daba la situación por concluida y a continua­ otras emociones, y José parecía crecer en fuerza y estatura a
ción procedía a romperla. Periódicamente sus emociones esta­ medida que lo hacían. Finalmente se volvió hacia mí y me
ban a punto de abrumarle, pero en cada ocasión fue capaz de :| dijo que estaba preparado para «continuar». .
hacer una paüsa, recomponerse y centrarse antes de continuar. Con José abriendo camino, cruzamos las vías. A continua­
(Es conveniente dar ánimos y ofrecer apoyo delicadamente a ción realizó el ritual de su «nuevo yo» leyendo las. cartas escri­
algunos clientes en momentos así.) tas, enseñando los dibujos, y poniéndose ceremonialmente
A continuación desplegó cada uno de los dibujos del «vie- un anillo que había seleccionado como símbolo de su nuevo
. . jo yo», describiendo lo que había ocurrido, cómo se había compromiso. Esta parte del ritual pareció mucho más fácil
sentido, cómo había influido aquel incidente en su identidad, para él, como si estuviera siendo guiado por una nueva fuer­
y que ahora estaba preparado para soltar esta auto imagen. A za y espíritu.
continuación rompió las imágenes y puso los trozos de papel Aún quedaba la última parte del ritual. Durante las explo­
en una caja para quemarlos después. Durante este proceso le raciones autohipnóticas, varias semanas antesjosé había deci­
atravesaban oleadas de emoción: pena, ira, tristeza. dido enviar el tren de juguete a su hermano que vivía en el
El tren de juguete intervino en el proceso final de «decir Este (el hermano que le había «delatado»), junto con una
adiós». Había retirado la base para exponer el mecanismo, carta. En aquella carta conmovedora mencionaba lahorrible
que ahora sólo se mantenía en su lugar gracias a una tira de infancia que habían compartido^ y que, aparentemente, ha-

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:*!
•© STEPHEN ClLLtGAN m LA VALENTÍA DE AMAR
©

bía hecho de ellos personas deprimidas e infelices en su vida que escribiera cartas en cualquier momento de las próximas
adulta. (Su hermano luchaba con la depresión crónica.) José dos semanas én que sintiera que las «viejas voces» volvían a
“1
expresó su compromiso de liberarse de la infelicidad,.y des­ f ' visitarle, ya que ésta era una buena manera de exteriorizar y
pués le contó el incidente de) tren ocurrido en su infancia. concluir los procesos residuales ocasionales que tratarían de
Describía el proceso ritual en ei que había estado inmerso a /SE «volver a su lugar de pertenencia». (Muchos dientes comen­
> la largo de las cinco últimas semanas e indicaba que durante tan que este proceso les es muy útil.) También le recordé que
¡
sus autoexploraciones había tenido la clara sensación de que -M podía revisar cualquiera de las cartas, imágenes o símbolos •
debía enviar el tren a su hermano después del ritual, puesto f, del «nuevo yo» que había llevado a casa con él, especialmen­
que ahora había acabado con é!. Confesaba que nó estaba del te cuando necesitara centrarse.
)
todo seguro de por qué esto era importante o de lo que su
) hermano debería hacer con él (él sugería que lo donara a la '■

) Cuarto paso: reincorporarse a la comunidad


caridad), pero sentía intensamente que había acabado con el i
tren y debía dárselo a su hermano. (Durante las semanas de
preparación ritual, en distintos momentos José me confirmó La planificación y realización de un ritual terapéutico es un
a través de las señales ideomotoras que éste era el curso de 1 proceso especialmente intensó. Los participantes se retirán
) y
acción adecuado.) Concluía la carta diciendo que amaba de su vida cotidiana —emocional, psicológica y conductual-
)
mucho a su hermano y que deseaba que su mutua relación se mente— durante un tiempo prolongado y se sumergen pro­ 5T
~)
-hiciera más fuerte y profunda. fundamente en realidades internas alternativas. Por lo tanto,
José puso la carta junto con el tren en un paquete. Con­ es crucial que la persona se reincorpore a su entorno social
J dujimos nuestros respectivos coches hasta la oficina de co­ después del ritual. En general se desaconsejan las explora­
f
) rreos; él entró y envió el paquete. En el camino'de vuelta 5 ciones del «trabajo interno», y se oriéntala atención hacia los
comentó que durante él ritual se había disuelto un peso asuntos prácticos y las responsabilidades, como los amigos, el
J increíble que «había permanecido tanto tiempo allí, que ya trabajo, la familia y las habilidades sociales. La terapia acaba-
no era consciente de él». Parecía y sonaba muy calmado, cen­ con otra sesión o dos, a menos que se negocien otras metas
J a
trado y confiado. Yo alabé el increíble coraje y compromiso concretas a corto plazo. En general, los rituales son un pro­
J
que había demostrado durante el ritual —y a lo largo de todo ceso de «todo o nada» y la transformación ocurre durante el
J el proceso de preparación—y le dije que había hecho un tra­
m
propio acto ritual. Continuar haciendo trabajo interno sobre
bajo genial. la misma situación a menudo resulta contraproducente.
l- A sugerencia mía, él había hecho preparativos para tomar­ Cuando José volvió la semana siguiente, tenía un aspecto
O se el resto del día libre, de modo que le animé a que se fuera estupendo. Dijo que había celebrado la conclusión del ritual
0 a casa, se relajara y saboreara sus logros. También le sugerí yendo a comprarse ropa nueva. Se sentía activo y «abierto», y
©
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o 302 303
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comentó org^illoso que había hecho una presentación' en el ción—f y también con grupos de supervivientes del incesto.
trabajo sin hacer ninguna mueca. (Dijo que en esos momen­ % Las ceremonias de divorcio —en las que puede participar
tos había sido muy consciente del nuevo anillo que tenía en su uno o ambos miembros de la pareja— que incluyen a los ami­
dedo.) Confiaba en que podría continuar con estas nuevas á gos y familiares también pueden resultar útiles. Los rituales
conductos, y acordamos mutuamente que —ya que las metas de purificación y expiación pueden funcionar en casos de
terapéuticas se habían conseguido—, íbamos a dejar de vemos. infidelidad, y los rituales relacionados con decesos (incluidos
Aproximadamente un año después me llamó por teléfo­ los abortos) son profundamente conmovedores. También se
no.'Me dijo que ya no hacía muecas y solicitó nuevas sesiones pueden co-crear otros rituales para momentos de tránsito,
de hipnosis que le ayudaran con su nueva afición al kick­ desórdenes alimenücios, abuso de drogas, y abandono de
i
boxing. Dedicamos varias sesiones a este nuevo proyecto, comunidades abusivas (por ejemplo sectas).
durante las cuales me comentó que se lo pasaba muy bien en
1! En cada uno estos casos, el terapeuta respeta y fortalece la
el trabajo. %‘i singularidad e inteligencia del cliente para que los símbolos
$ y actos rituales emanen de él y no del terapeuta. El terapeuta
actúa como un «especialista en rituales» que ofrece estructu­
g
RESUMEN ras posibles, ayuda a los clientes a mantenerse en relación con
sus procesos arquetípico-somáticos, es testigo del proceso y
El caso de José ilustra que los rituales pueden ser unos medios —ocasionalmente— lo guía. Cuando tanto ios clientes como
muy poderosos para el cambio terapéutico. Permiten la trans­ el terapeuta participany contribuyen plenamente, cada uno
formación de la identidad y la disolución de síntomas no a su manera, el ritual ciertamente puede ser un sr ..eso tera­
deseados. Está claro que los rituales son sucesos no raciona­ •a péutico.
les y arquetípicos en los que el individuo tiene acceso a pro­ En cuanto a la terapia de las interacciones, los rituales reco­
fundos recursos internos y pardeipa en profundas .conversa­ nectan el yo somático con el yo cognitivó, produciendo una
ciones experienciales-simbólicas. Lo que es más importante, nueva experiencia del yo relacional. Se asume que algún suce­
permiten que los individuos exterioricen las imágenes, voces so ha cortado la conexión entre los dos yo, de modo que el yo
y conductas impuestas que les son extrañas, y redescubrir y somático está operando sin el patrocinio del yo cognitive. El
reivindicar sus propias voces, visiones y cuerpos. síntoma es un intento básico del yo somáüco de integrar cier­
Si bien en éste ejemplo ha pardeipado un único individuo,- tos experiencias y comprensiones en el yo relacional. Los ritua­
también pueden usarse rituales para parejas, familias y gru­ les son actos complejos de patrocinio que ofrecen una ocasión
pos, y pueden ayudar en diferentes tipos de dolencias. He para que el síntoma se convierto en solución.
usado rituales con individuos, parejas y familias que tenían
que lidiar con el abuso sexual —por ejemplo incesto o viola-

304 305
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a EPÍLOGO
!
si
m «Las partes profundas de mi vida se derraman
) i hacia delante,
feil como si las orillas del río se estuvieran abriendo.
Parece que ahora las cosas son más como yo,
.;)
que puedo ver más lejos en los cuadros.
j
Me siento más cerca de aquello que el lenguaje no
i puede alcanzar.»
Rainer. M. Rilke
'3 ■'i-

.y Hemos examinado la idea básica del yo relaciorval en térmi­


:) ■ nos de las conexiones entre mente y naturaleza, entre el yo ~
-) y el otro, y también como un campo del que surgen todas las
dualidades y ai que todas éstas retornan. Hemos visto que este
D
. J
yo generativo nos es conocido mediante un centro de con-'
ciencia en el yo somático, las relaciones psicológicas entre «yo
• ■j
y tú» en el yo cognitivo, y un campo de conciencia en el
yo relaciona!. Las rupturas mantenidas en cualquiera de estos .
*j
niveles pueden crear problemas significativos. La psicotera­
O pia es uno de los grandes métodos rituales modernos para
subsanar estas rupturas y favorecer el crecimiento y el desa­
o rrollo.
Hemos visto que la presencia más importante dentro de
■J
todo esto es el amor. Nos hemos preguntado si individuos
O como Cristo, Nelson Mandela, la Madre Teresa de Calcuta,
o Gandhi y Milton Erickson eran simplemente personas ama-
^7

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o 307
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STEPHEN CILL1CAN LA VALENTÍA DE AMAR

m
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bles que hacían hincapié en el amor y la aceptación, o si eran ffl gías de vida básicas, y tratan de transmitir esta comprensión
mucho más: individuos valientes que practicaron e hicieron i: y sus correspondientes habilidades y tradiciones a otros.
visible un poder del amor mucho mayor que la fuerza física o íl Como cualquier padre o madre sabe, el modo de hacerlo
la violencia. Al aceptar este último punto de vista, rechazamos i
m cambia constantemente. Justo cuando piensas que ya lo has
las versiones limitadas del amor como una emoción débil,
1 «pillado», vuelven a quitarte el suelo bajo los pies.
.jhB
sentimental, peligrosa, falta de ética o irrelevante. Aceptamos Así, las sugerencias que se presentan en las páginas ante­
y tratamos de alcanzar una comprensión del amor como prác­ i riores no pretenden ser una verdad inamovible ni un método
tica rigurosa, como una habilidad madura, como valentía, i
m inmutable. Se ofrecen como poemas, oraciones y promesas.
espíritu, disciplina, y también como la base de toda curación. Tratan de ser palabras de ánimo para desarrollar la escucha dis-
El amor no depende de condiciones ni circunstancias, por lo ciplinada, el sufrimiento eficaz, la aceptación gozosa, la recep­
que puede ser experimentado y usado por cualquiera en cual­ tividad vulnerable, la flexibilidad rigurosa, la declaración
1
quier momento y lugar. m valiente, la relación transformadora y la rendición humilde
El principio dominante que subyace en el amor eficaz es que son necesarias para'practicar el amor eficaz.
- el patrocinio maduro. Hemos visto que, tal como cualquier Como el amor es la base de toda acción creativa, toca
padre decente señalaría la capacidad de amar como base de todas las áreas importantes del sery del devenir humanos. En
la paternidad eficaz, los terapeutas pueden reconocer el este sentido, sólo hemos abordado unas pocas áreas, cen­
amor y su principio correspondiente de patrocinio como la trándonos en los aspectos psicológicos y espirituales del yo
base de la terapia eficaz. Un patrocinador eficaz (1) te hace relacional, y especialmente en cómo se aplica a los indivi­
despertar a la bondad e inteligencia de tu propio ser,- (2) te duos. Las omisiones son significativas. Por ejemplo, se nece­
hace despertar a la bondad e inteligencia del mundo que te sita mucha atención para reparar y practicar el yo relacional
rodea, y (3) te introduce a algunas prácticas y tradiciones en los niveles comunitarios más amplios. Espero que este
para desarrollar un yo relacional que conecte al yo-en-el-mun- libro se tome como un comienzo, y que espíritus lúcidos
do con el mundo-en-el-yo. En otras palabras, los patrocina­ expandan y extiendan su ámbito.
dores fomentan la devoción a la autorrealización, al servicio, ¡
Al hacerlo, nos acercamos a la realización del punto ome­
'< ga de Teilhard de Chardin:
a la contribución al mundo y a apreciar la relación integral
entre ambos.
Los patrocinadores aprecian que el río de la vida nos atra­ «Llegará el día en que, después de aprender a aprove­
viesa a todos y a todas las cosas, trayéndonos las experiencias char la fuerza de los vientos, las mareas y la gravitación,
que necesitamos para crecery desarrollarnos. Saben que son aprenderemos a aprovechar para Dios las energías del
necesarias atención y presencia humana madura para tomar amor. Yese día, por segunda vez en la historia del mundo,
conciencia del valor humano y de-las formas de estas ener­ el hombre habrá descubierto el fuego.»

A
308 309
l /
STEPHEN GIL-LIGAN •

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©
Krishnamurti nos anima con su sabio consejo a avanzar t
hacia ese día:

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«Deja de lado el libro, ia descripción, la tradición, la f BIBLIOGRAFÍA
autoridad y emprende el viaje del autodescubrimiento. S
)
Ama, y no te dejes atrapar por opiniones e ideas sobre lo
que el amor es o debería ser. Cuando ames, todo se pon­ Barks, C. (Ed. Sc Trad.). The essential Rumi. Nueva York: Har­
) drá en su lugar. El amor tiene su propia acción. Ama, y i
mJSil per Collins.
conocerás sus bendiciones. Aléjate de la autoridad que te Bateson, G- (1955/1972.).. A theory of play and fantasy: A
) dice qué es y qué no es el amor. Ninguna autoridad sabe, reporten theoretical aspects of the project for study of die
■s) •
y quien sabe no puede decirlo. Ama, y ahí hay compren­ role of paradoxes ofabstracdon incommunicadon. En G.
sión.» Bateson, Steps to an ecology of mind. Nueva York: Bailan dne.
Bateson, G. (1970/1972). Form, substance and difference.
I
.Que la fuerza os acompañe. 5 Reimpreso en G: Bateson, Steps to an ecology ofmind. Nueva
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