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Las pinturas firmadas por Vermay que actualmente se conservan, indican que
este artista, formado en París bajo las instrucciones del pintor Jacques Louis
David en el estilo Neoclásico, vino a Cuba por solicitud del Obispo Espada,
para realizar algunas de las obras con las que el prelado procuró transformar el
gusto estético de la sociedad de la época.
Sin embargo, antes de finalizar el siglo XIX la mayoría de sus pinturas habían
desaparecido o pertenecían a colecciones privadas, quedando los
historiadores: receptores informados sobre la labor artística de Vermay,
imposibilitados para apreciar las características formales y técnicas de sus
obras. Desde entonces la información sobre la producción pictórica de Vermay,
estuvo basada en un reducido listado de obras, que, según la historiografía, el
pintor trajo a Cuba o realizó en La Habana.
También desaparecieron de las iglesias los lienzos pintados por Vermay, como
La Virgen del Pez, que según Rodríguez Morey, ``por mucho tiempo subsistió
en la Iglesia del Santo Ángel´´. Igualmente se desconoce el paradero de un
gran cuadro que, según la historiografía, pintó representando El Suplicio de
Guatimón, el de una Maternidad que envió a su familia en Francia, y de un
lienzo de tamaño natural que envió a su pueblo natal, titulado El
Descendimiento de Cristo; que, si es el mismo que aparece en la relación de
sus obras en Francia, con el título Descenso de la Cruz, desapareció al
encontrarse en la Iglesia de San Denis, bombardeada el 22 de junio de 1944.
En el mes de abril de 1940 se presentó por primera vez al público la obra que,
a partir de comentarios y opiniones que no tomaron en consideración sus
características técnicas, llegó a alcanzar la mayor fortuna crítica entre todas las
pinturas asociadas a Vermay; por cuyas deficiencias técnicas se cuestionó la
calidad del pintor y hasta se dudó de su formación académica. El retrato de La
familia Manrique de Lara, fue la única obra que representó al pintor en la
exposición 300 años de arte en Cuba, organizada por el Instituto Nacional de
Artes Plásticas, bajo los auspicios de la Universidad de La Habana y de la
Corporación Nacional del Turismo.
Este retrato familiar perteneció a la familia del reconocido pintor cubano Cundo
Bermúdez, de donde procedió la información sobre los retratados y la autoría
de Vermay.
Sin embargo, a pesar de ser este retrato una pieza representativa del estilo y
dominio técnico de Vermay, la obra seleccionada en 1968 por Correos de Cuba
para representar al pintor en el sello conmemorativo por el 150 Aniversario de
la Academia San Alejandro, fue el deficiente retrato sin firma de La familia
Manrique de Lara, que ya contaba con una importante fortuna crítica.
Las dudas introducidas por Rigol en sus Apuntes sobre la pintura y el grabado
en Cuba, motivaron la revisión de dicha autoría, y el primer paso en ese sentido
se dio en la siguiente edición de salas del MNBA realizada en el año 2001,
cuando el retrato en cuestión dejó de exhibirse como obra auténtica de
Vermay, pasando a la condición de atribuido a Vermay, aunque en esa ocasión
no se realizaron estudios para verificar dicha atribución.
Si bien son pocas las obras firmadas por Vermay que aún se conservan, éstas
representan su período de vida y obra en Cuba, ya que unas fueron pintadas
con fecha próxima a su llegada y otras a la fecha de su fallecimiento.
Desde el punto de vista técnico, las obras fueron observadas con diferentes
radiaciones electromagnéticas (exámenes físicos) para conocer y comparar sus
métodos de ejecución, y se tomaron muestras representativas de los diferentes
estratos de las obras, para identificar mediante análisis químicos sus materiales
constitutivos.