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Actualmente, la literatura guatemalteca se difunde, sobre todo, a través de los libros. Pero ello no
significa que esto siempre fuera así. A lo largo de nuestra corta historia de literatura eminentemente
guatemalteca, ésta se ha difundido por diferentes medios. Como parte de la reflexión, cabe imaginarse
que no toda las obras, ya sean de excelente, mediana o nula calidad, fueron publicadas, y que el
criterio de difundirse debió de adjudicarse a una persona o un grupo de ellas, que tenían el poder de
decidir dentro de estos medios de difusión.
Prehistoria literaria
Aunque el tema es motivo de una reflexión mucho mayor, y con tal
de no extenderse mucho en el tema, habría que referir que en
tiempos prehispánicos, la literatura debe entenderse desde un
punto de vista no occidental. Si se piensa en que las obras se
difunden por medio de un texto escrito con caracteres latinos,
entonces sería impensable sugerir una literatura precolombina.
Pero, si se piensa en un modo de escritura maya y sucesores, pues
habría que tomar en cuenta que existen documentos tangibles de
“historias”, que nos refieren que hubo algo de literatura. Sin
embargo, el modo de transmisión debió de ser no a través de un
libro. Los murales, las inscripciones en monolitos y escalinatas, los
códices, por mencionar los supuestos mayas; y luego la tradición oral que se recoge en el Pop Wuj, o
la preservación del Rabinal Achi’ a través de representaciones clandestinas, entre otros, forman parte
de una transmisión literaria ajena a un libro.
Época colonial
Se debe recordar, para avanzar en la historia, que la
imprenta vino sino hasta el siglo XVIII a Guatemala, y que
ésta sirvió para difundir comunicados oficiales de la Corona,
o catecismos de la Iglesia Católica. Es decir, el modo de
difusión continuaba con los grupos hegemónicos.
No por nada, hasta antes de la Independencia, el modo de
transmisión de literatura fue muy restringido, a manos,
usualmente de sacerdotes. Es por ello, que uno de los
primeros documentos literarios publicados en el país fue “La
tentantiva del León y el éxito de su empresa” de fray Matías de Córdova, quien realizó una fábula en
donde el felino protagonista simbolizaba a las clases insurrectas que deseaban emancipación de la
Corona, y es por ello que el fraile, desde una intención más didáctica que literaria, hace circular su
fábula para hacer entender que un león (insurrectos) no podrán sublevarse ante el hombre (grupos
hegemónicos).
Época conservadora
Como se recordará, los primeros pasos de nuest ras naciones
centroamericanas fueron, sobre todo, liberales. Sin embargo, el paso
a las ideas conservadoras volvieron; en Guatemala, de la mano del
presidente Rafael Carrera.
Con ello, hubo un cambio sustancial en la literatura guatemalteca, ya
que se dieron juntos la influencia del romanticismo europeo y el
retorno a las viejas estructuras de poder de la Colonia. Como uno de
los principios del romanticismo se basaba en la búsqueda del pasado,
a los conservadores les vino como anillo al dedo esta idea, ya que
aprovecharon que los literatos buscaran en las raíces de lo colonial la
identidad.
El caso más significativo fue el de José Milla, quien además fungió como funcionario durante el
gobierno de Rafael Carrera. En torno a la figura de este escritor, se dio una serie de escritores. Ante
el analfabetismo reinante en el país, la lectura se daba a un nivel muy bajo, y siempre desde los
periódicos. El folletín novelero era la mejor estrategia para difundir las novelas, y el mismo Milla se
hizo el más leído por sus cuadros de costumbres, que eran, además, artículos periodísticos.
Sin embargo, el modo de difundir realmente la literatura fue a través de las famosas tertulias literarias,
que eran “coordinadas” por José Milla. Desde ahí, se decidía qué se publicaba y qué no. De la tertulia,
a los periódicos.
Época liberal
Como indicio fundamental de los liberales, fue un apoyo más
consciente a la educación; el periodismo creció más que con los
conservadores, y por ello la producción literaria también fue en
aumento.
Surgen más periódicos de tendencia liberal, que daban más cabida
a los jóvenes escritores que empezaban a aborrecer el romanticismo
y que estaban dispuestos a renovar la literatura. Un joven, llamado
Enrique Gómez Carrillo, se hizo famoso porque su primer texto
publicado fue una crítica en contra de José Milla, lo que le valió
muchos abucheos de la clase acomodada, pero también un futuro
brillante en la literatura.
A partir de esa fecha, era usual que los periódicos fueran el modo de transmitir la literatura. Después
vendrían editoriales interesadas en publicar, pero siempre con muchas limitaciones.
Así se entra en el siglo XX. Tener el control de las secciones culturales de los periódicos, significaba
decidir qué se publicaba y qué no. A principios de la centuria, eran Rafael Arévalo Martínez, Flavio
Herrera, Máximo Soto Hall, por mencionar a algunos, quiénes lograban impulsar a los nuevos
escritores editando poemas y cuentos dentro de las páginas literarias.
A medida que fueron pasando los años, los nombres de César Brañas y David Vela, en el desaparecido
El Imparcial, y Alfonso Enrique Barrientos, en La Hora, fueron referidos como los impulsadores de las
letras guatemaltecas.
Revolución
Sin embargo, en el intermedio del siglo, como se sabe, la
Revolución de Octubre y sus gobiernos, intentaron cambiar el
panorama de todo cuanto existía en Guatemala, entre ello la
literatura.
El gobierno de Juan José Arévalo creó la Editorial José de Pineda
Ibarra y la del Ministerio de Educación Pública, las cuales
buscaban impulsar las letras nacionales.
Sin embargo, este período de auténtica democracia duró muy
poco para las urgentes necesidades nacionales, y el panorama
para la literatura continuó casi igual en todo el siglo.
Alrededor de los años de la Revolución, también surgieron grupos de escritores inquietos que, ante el
cierre de espacios en los periódicos por parte de las generaciones anteriores, crearon revistas, como
la Revista Guatemala (dirigida por Luis Cardoza y Aragón) o la Revista Acento, en donde participó, por
ejemplo, Augusto Monterroso y Otto-Raúl González. Sin embargo, estos escritores inquietos, con la
Contrarrevolución, debieron exiliarse, y la literatura guatemalteca se empezó a publicar en libros, sólo
que en otros países, como en Argentina (Miguel Ángel Asturias) o México.
Plaquettes
Ya pasado la mitad del siglo XX, dos grupos, Nuevo Signo (1968) y Rin 78 (1978), debido a las
dificultades de publicar sus textos literarios, se formaron con la idea de realizar ediciones.
Sin embargo, ante la falta de experiencia y la ausencia de un mercado dispuesto a comprar literatura,
estas ediciones no se lograban difundir mucho; lo que sí se asegura, es que fue un gran esfuerzo de
parte de estos poetas y narradores en publicar sus obras.
El término plaquette fue el utilizado para estas publicaciones. El plaquette se refiere a libros que en las
editoriales se encuentran en “placas” para la imprenta, sólo esperando una orden para la impresión.
Ante la falta de editoriales fuertes que encontraran rentable el publicar la nueva literatura nacional, los
escritores de la época realizaban publicaciones de poco tiraje, a fin de transmitir la literatura, a las
cuales le llamaban plaquettes, como referencia que no eran ediciones definitivas, sino que esperaban
una más formal.
Otro cambio sustancia de esta época, es que los poetas empezaron a animarse a leer en público sus
poemas. Era usual en la época que existieran declamadores de calidad, especializados en entretener
al público en las reuniones de confianza con sus interpretaciones. Pero este don de declamar,
dependía de que las personas que lo poseían gustaran de declamar poemas nacionales, y, mucho
más, de poetas recientes, lo cual era muy difícil que ocurriera. De esa cuenta, la poesía dejó de ser
“declamada” por especialistas, y a fin de transmitirla, los poetas empezaron simplemente a leerla, sin
ánimos de declamarla.
Las editoriales
Los grupos inquietos de la segunda mitad del siglo XX, fueron los que recibieron la apertura
democrática de la década de los ochenta. Con la nueva Constitución y los gobiernos civiles, surge
también el Ministerio de Cultura y Deportes, junto con la Editorial Cultura, la cual fue creada y dirigida
por los poetas y narradores que anteriormente publicaban en plaquettes.
Asimismo, otras editoriales privadas se crearon y se fortalecieron otras ya existentes, pero, desde
entonces, las publicaciones en libros han sido el modo usual de transmitir la literatura. Los periódicos
y revistas dejaron de ser el espacio favorito para ello.
Cientos de libros, que guardaban su turno en su forma de plaquette, encontraron por fin luz editorial
en la década de los noventa.
Pese a esta apertura editorial, el país había carecido de la falta de producción de libros por tanto
tiempo, que eran muchos los escritores que reclamaban, con justicia, una oportunidad para publicar.
Así, libros que tenían 20 años de creación, eran publicados.
Entra, pues, un nuevo conflicto, ya que fue tanto la espera, que apenas había presupuesto para
publicar lo pendiente por años, que los escritores jóvenes no encontraban mucha cabida.
A mediados de los noventa, un grupo de escritores jóvenes crean la Editorial X, que dio cabida a sus
libros, que no eran aceptados en las otras casas de publicación. Este suceso formó una nueva
generación de literatos, los que hoy día son los más pujantes en la creación, en contraste de la
generación anterior, de quienes es más frecuente las reediciones.
En la Internet
Aunque la producción editorial ha sido mucho mayor en los últimos años, aún la demanda de espacio
de parte de los escritores, es mayor a la que los libros puedan ofrecer.
Con las nuevas opciones en Internet, como la de adquirir un dominio a un precio no tan elevado, o
recursos gratuitos como los blogs, los escritores noveles han aprovechado estas herramientas a fin de
que publiquen ellos mismos sus textos.
Actualmente, en Guatemala existen una gran serie de blogs de escritores jóvenes que han encontrado
un modo más fácil, accesible y barato de publicar sus creaciones, en vez de esperar varios años a que
una editorial publique los textos, o de pagar costosas ediciones.
Un ejemplo interesante es la página de Internet Libros Mínimos (http://www.librosminimos.org/), la cual
consiste en publicar en la red cuentos y poemas.
Uno de los escritores de ese proyecto, Juan Pablo Dardón, escribió un texto reconociendo que su libro
publicado por una editorial, a pesar de ser barato y de estar en una conocida librería, su venta avanza
muy lento. En cambio, el libro publicado en Internet, en apenas unos cuantos días de haberlo hecho,
ya tenía varias personas que habían accedido a él.
En conclusión, habría que aceptar que el libro sigue siendo el modo hegemónico de transmisión de la
literatura actual. Un escritor guatemalteco no puede reconocerse como tal si no ha publicado al menos
un libro. Sin embargo, actualmente se sigue dando una evolución en cuanto a los espacios de
publicación, y, ante las limitaciones que tienen los libros impresos y las facilidades de Internet, es
posible que haya un cambio de visión en este tema.
Por el momento, sigamos celebrando que hay libros, que sólo el año pasado se hayan publicado más
de 1,500 títulos y que las proyecciones van en aumento. El próximo Día del Libro, el 23 de abril, no
celebremos únicamente este modo de transmisión de la literatura, sino el arte, la literatura y la lectura
en sí misma, que es lo más valioso para una persona, aunque lo haya leído en un periódico, una
revista, un libro o en Internet.
La obra más significativa de la literatura guatemalteca en idioma quiché, y una de las más importantes
de la literatura hispanoamericana precolombina. Se trata de un compendio de historias y leyendas
mayas, destinado a conservar la memoria de las tradiciones de la raza. La primera versión conocida
de este texto data del siglo XVI, y está escrita en idioma quiché transcrito en caracteres latinos. Fue
traducida al español por el dominico Fray Francisco Ximénez a comienzos del siglo XVIII.
El Rabinal Achí
Artículo principal: Rabinal Achí
El Rabinal Achí, en el original Xajooj Tun o "Baile del Tun", es una obra dramática, consistente en
bailes y textos, que se conserva y se representa tal y como se debió representar originalmente. Se
supone que data del siglo XV, y en él se narran los orígenes míticos y dinásticos del pueblo Kek'chi',
y sus relaciones con los pueblos vecinos. La historia cuenta cómo el príncipe de los Kek'chi' lucha
contra las tribus vecinas y, aunque inicialmente las derrota, posteriormente es capturado y llevado ante
el rey Job’Toj, quien le concede volver a su pueblo para despedirse y bailar con la princesa por última
vez.
El Rabinal Achí se representa durante la fiesta de Rabinal, el 25 de enero, día de San Pablo. Fue
declarado Obra Maestra de la tradición Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco en 2005.
Los primeros escritores naturales de Guatemala que emplearon el idioma español en sus creaciones
datan del siglo XVII. Entre ellos cabe mencionar a sor Juana de Maldonado (1598-1666), a quien se
considera la primera poetisa y dramaturga colonial de Centroamérica, o el historiador Francisco
Antonio de Fuentes y Guzmán.
El jesuita Rafael Landívar (1731-1793) es considerado como el primer gran poeta de Guatemala.
Obligado a exiliarse por la orden del expulsión dictada por Carlos III, viajó a México primero, y a Italia
después, donde falleció. Escribió originalmente en latín su Rusticatio mexicana, de gran éxito, así
como sus poesías de elogio al obispo Figueredo y Victoria.
Durante el siglo XVIII la literatura guatemalteca recibió la influencia del Neoclasicismo francés, como
demuestran las obras didácticas y filosóficas de autores como Rafael García Goyena o Fray Matías
de Córdoba.
Guatemala logró la independencia de España en el año 1821, en su deseo por establecer relaciones
políticas y comerciales con otros países además de la metrópoli. La literatura durante esta época está
muy marcada por las luchas políticas, por lo que predominan el ensayo y el discurso como géneros
literarios. Además, esta época ve el nacimiento del periodismo en Guatemala, con figuras como
Antonio José de Irisarri.
En la segunda mitad del siglo XIX triunfa el género novelesco, merced en especial a José Milla y
Vidaurre, considerado como el "padre de la novela guatemalteca", que firmó algunas de sus obras con
el seudónimo de "Salomé Jil", anagrama de su nombre. Entre sus obras destacan La hija del
Adelantado (1866), Los Nazarenos (1867), El visitador (1867) y El libro sin nombre.
Siglo XX
En el siglo XX, la literatura de Guatemala alcanza un nivel comparable al de las demás literaturas de
Hispanoamérica, gracias a la aparición de varias generaciones de escritores, y en especial a cuatro
escritores fundamentales: el novelista Miguel Ángel Asturias (Premio Nobel de Literatura en 1967),
autor de novelas como El Señor Presidente u Hombres de Maíz; el poeta Luis Cardoza y Aragón; el
cuentista y novelista Augusto Monterroso (Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2000) y el
dramaturgo Carlos Solórzano. En general, la literatura guatemalteca del siglo XX tiene una fuerte
influencia de la vida política, como prueba el hecho de que sus principales autores debieran exiliarse
durante las sucesivas dictaduras y guerras civiles que sufrió Guatemala.
Suele dividirse la literatura guatemalteca del siglo XX por generaciones o décadas. Las más
importantes son:
El Instituto de Literatura Guatemalteca –institución privada de carácter cultural- presenta este informe
acerca de la literatura guatemalteca, el cual se refiere a los libros y autores publicados durante 2013.
El informe se dirige a quienes se interesan por la producción literaria del país: investigadores,
profesores, estudiantes, editores, lectores y a los propios escritores, ofreciéndoles una visión general
de lo publicado y de la dinámica literaria nacional durante el año.
En general, durante el período abarcado se observa en el país una animada actividad literaria:
escritores de distintas edades, hombres y mujeres, gracias a los servicios editoriales del medio,
ofrecieron a los lectores una cantidad significativa de libros, en los distintos géneros literarios. Los
temas y la formas son variados, dependiendo de los autores, su época, edad, sexo, ideología estética,
lugar de residencia, etc., factores que van determinando las necesidades e intereses de los literatos.
La información ofrecida proviene de varias fuentes, pero especialmente de los principales diarios del
medio, vertida en las secciones culturales de los mismos; en ocasiones, los propios autores ofrecen
los datos acerca de su obra. El Instituto mantiene un archivo de recortes de lo publicado en los diarios
y revistas consultadas.
Para ofrecer la información se sigue un orden basado en el concepto de géneros literarios: poesía,
cuento, novela, teatro, literatura para niños, ensayos o estudios y otras formas literarias. En cada
género los datos se ordenan así: nombre del autor, título del libro y nombre de la editorial. Al final de
cada apartado se formulan observaciones y comentarios considerados de utilidad para el lector.
Además de los autores y libros publicados, se ofrece información acerca de los ganadores de los
principales certámenes literarios del país, así como de los reconocimientos literarios otorgados durante
el período a los escritores guatemaltecos. Se incluye, también, información referida a los escritores
fallecidos en el transcurso del año.
Al final aparece un resumen que incluye la cantidad de libros publicados en cada género y el porcentaje
que, en relación con la totalidad, corresponde a cada uno.
Enán Moreno
Director Instituto de Literatura Guatemalteca
Soluna09@gmail.com. Tels. 51759818-58657559
Ciudad de Guatemala, abril de 2014.
I.POESÍA
Durante 2013, en el género de poesía, fueron publicados los libros que se enumeran seguidamente.
OBSERVACIONES
Víctor Muñoz, de gran trayectoria en el terreno del cuento y la novela, quien este año obtuvo el Premio
Nacional de Literatura en reconocimiento a su obra narrativa, publicó un breve trabajo poético, que se
suma a otro anterior, mostrando así otra faceta suya.
Luego de los anteriores, surgen los nombres de: Allan Mills, Eduardo Villalobos, Julio Serrano y
Wingston González. Son jóvenes poetas que vienen trabajando la poesía con responsabilidad y
compromiso, y sus frutos ya son consistentes. Se trata de una poesía que refleja la sensibilidad, la
percepción y las ideas de una generación que construye su estética particular frente a la poesía
tradicional guatemalteca. Rossana Estrada Búcaro es una poeta que, con el libro publicado ahora,
enriquece su producción poética; ella, a la par del cultivo de la poesía también se dedica a la docencia
y al trabajo de investigación y promoción cultural.
Los otros poetas que publicaron durante el año son autores iniciales que, con su trabajo y dedicación,
podrán ocupar, posteriormente, un lugar en la poesía del país.
CUENTO.
OBSERVACIONES
En el género de cuento trece libros fueron publicados por doce autores (once individuales y un
colectivo). De estos autores –salvo el colectivo- ocho son hombres y tres mujeres; lo cual –teniendo
en cuenta registros de años anteriores- es un indicador de que, en el medio nacional, el cuento es más
cultivado por los hombres que por las mujeres.
La temática se observa variada; interesa a los autores el lenguaje, el tiempo, las figuras ancestrales,
la realidad urbana, los personajes oscuros o apocalípticos, los seres de la naturaleza, los enfoques
provocativos o retadores, lo didáctico y, aun, el futbol.
Apartando la figura de Miguel Ángel Asturias (1899-1974), sobresalen los nombres de una generación
actual de escritores que ya destacan en el ámbito nacional y centroamericano; en este caso, se ve a
Francisco Méndez, Maurice Echeverría, Byron Quiñonez y Estuardo Prado. A ellos se agrega Arnoldo
Gálvez Suárez, joven autor que, en el libro publicado, da muestras de su calidad narrativa.
A los anteriores se suman las narradoras Lorena Flores Moscoso -quien, con base en lo ya publicado,
es una autora notable- y Ana María Jurado, quien surgió de uno de los talleres de narrativa realizados
en el medio. Olga Esperanza Ramírez radica y escribe en uno de los departamentos del país.
El libro de Lester Oliveros Ramírez es un libro inicial: un nuevo autor de quien se espera siga
trabajando en este género.
III. NOVELA
Los narradores y las novelas publicados durante 2013 se enumeran seguidamente.
OBSERVACIONES
En este género fueron publicados 27 libros, correspondientes a 23 autores, de los cuales 19 son
hombres y cuatro mujeres.
Entre los autores se observan los nombres de Miguel Ángel Asturias (1899-1974), Elisa Hall de
Asturias (1900-1982), Luis de Lión y César Brañas. Los libros que de ellos se publicaron son
reediciones o ediciones póstumas, lo cual indica la importancia o interés por el escritor y su obra,
manteniéndolos, así, vigentes para quienes ya los conocen y poniéndolos a disposición de nuevos
lectores. En el caso de Asturias, los libros reeditados se suman a la colección iniciada por F&G
Editores, con la novela El Señor Presidente. A estos autores se agrega Marco Antonio Flores (1937-
1913), fallecido este año, con la reedición de su ya paradigmática novela Los compañeros.
Luego de los anteriores aparecen los nombres de Mario Roberto Morales y Rodrigo Rey Rosa,
narradores que actualmente son de los más experimentados y conocidos tanto dentro como fuera del
país. La novela publicada por Morales fue finalista del Premio Herralde, en España; en ella se abordan
las interioridades del proceso de la firma de los Acuerdos de Paz; se trata de una segunda edición,
indicadora de la aceptación que ha tenido entre los lectores. El libro de Rey Rosa constituye una
reunión de sus novelas que se ocupan de temas directamente relacionados con Guatemala: Que me
maten si.., El cojo bueno, Caballeriza y Piedras encantadas.
Víctor Muñoz y Gerardo Guinea Diez son escritores de prestigio. Muñoz cultiva el cuento y la novela;
en la que ahora publica se narra la angustia de un padre que busca a su hijo desaparecido por la
violencia política. Guinea Diez, muy buen poeta, cultiva también la novela; ambos han obtenido el
Premio Nacional de Literatura.
Javier Mosquera Saravia es un narrador que ha publicado libros de cuentos de gran calidad. En esta
novela, el autor se ocupa de un personaje cuyos actos están guiados por el egoísmo y la búsqueda
del placer.
Francisco Alejandro Méndez es ya un narrador conocido y apreciado por la crítica, cuya presencia se
consolida con esta tercera edición de su novela más divulgada.
María Odette Canivell Arzú es académica y narradora; la novela publicada ahora enfoca la realidad
social femenina.
A otras novelas publicadas anteriormente, Carlos Pontaza Izeppi suma la actual, situando la historia
en escenarios del interior del país. La novela Sal, de Carlos Luna, es un texto experimental que
fusiona, para desarrollar lo contado, dibujos, historias breves y poemas.
Como narrador inicial figura, con dos libros, Arturo Vásquez-Vásquez -autor radicado en U.S.A.- quien
narra sus vivencias rurales y urbanas de niñez y adolescencia.
Diego Ugarte es un joven narrador que obtuvo el Premio BAM de Letras, en el certamen patrocinado
por el Banco Agrícola Mercantil. Con la calidad que ya muestra, de él se esperan otras publicaciones.
Los otros autores empiezan su carrera literaria o trabajan para acrecentar su producción narrativa.
IV. TEATRO
Alfredo Saavedra: El condenado.
OBSERVACIONES
El libro publicado contiene una farsa en tres actos y un epílogo. Se trata de la historia de dos
condenados a muerte y las situaciones que surgen en torno a su ejecución. Como se observa, la
producción en este género es muy pobre, igual que los años anteriores.
V. LITERATURA PARA NIÑOS
Los libros publicados en este género son:
OBSERVACIONES
Seis libros fueron publicados en este género; los autores son dos hombres y cuatro mujeres, destacan
los nombres de David Unger y Gloria Hernández. Unger es autor de cuentos y novelas radicado en
U.S.A. desde muy pequeño, pero ya conocido y valorado en el país. Esta es su primera publicación
en este género. Gloria Hernández es reconocida en el medio como una importante escritora para
niños.
Luz Pilar Natareno ha venido escribiendo para niños e investigando en este campo, y también tiene
narrativa para adultos; el libro publicado contiene cuentos y poemas, es una 2ª. Edición. Mansilla
Manrique ,Chavarría y Koose son autores iniciales en este género.
OBSERVACIONES
En estos géneros fueron publicados seis libros, que corresponden a igual número de autores: cuatro
hombres y dos mujeres. Entre los ensayos destaca el trabajo de Jorge Carro, el cual contiene
reflexiones de interés humano. Payeras y Gálvez ofrecen otros aspectos de su producción literaria.
En cuanto a los estudios o investigaciones, el de Luz Méndez (fallecida en 2012) ofrece datos y
enfoques que ayudan a comprender mejor El principito. Y de uno de los libros de poesía de Luz
Méndez: Eva sin Dios, se ocupa en su ensayo Rony E. Garrido. Nancy Maldonado de Masaya aporta,
con este trabajo suyo, valiosa información acerca de los veinticinco escritores que han recibido el
Premio Nacional de Literatura.
VII. CRÓNICAS
OBSERVACIONES
Un solo libro fue publicado en el género de crónica, pero adquiere una especial importancia: se trata
de la primera edición guatemalteca de esta importante obra del cronista Enrique Gómez Carrillo, gran
figura del Modernismo.
VIII. LEYENDAS
OBSERVACIONES
Un solo libro se publicó en este género. El autor recoge historias y leyendas propias de ese singular
departamento del país. En el aspecto lingüístico, destaca el léxico regional, lo cual constituye un
rescate del mismo.
OBSERVACIONES
De los tres libros publicados, el primero contiene las memorias de uno de los famosos marimbistas
guatemaltecos; el segundo, la biografía de la malograda estudiante universitaria y reina de belleza
Rogelia Cruz; el tercero, reeditado ahora, recoge la experiencia testimonial de Yolanda Colom, en tanto
participante activa en el ámbito de la izquierda guatemalteca.
X. OTRAS PUBLICACIONES
OBSERVACIONES
En este apartado se consignan 17 libros de los que no se obtuvo mayor información o que su forma
literaria no corresponde con uno de los géneros tradicionales. Destacan los autores: Francisco Pérez
de Antón, Javier Payeras y Juan Pablo Dardón.
PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS
_________________________________________________________
GÉNERO CANTIDAD %
_________________________________________________________
1.Poesía 25 25 %
2. Cuento 13 13 %
3. Novela 27 27 %
4. Teatro 1 1 %
6. Ensayos/Estudios 6 6 %
7. Crónicas 1 1 %
Leyendas 1 1 %
9. Memorias, Biografías, Testimonios 3 3 %
10.Otras publicaciones 17 17 %
__________________________________________________________
Al inicio del siglo XX el movimiento literario conocido como modernismo, tuvo dignos representantes
entre los escritores guatemaltecos. El más destacado de ellos fue Rafael Arévalo Martínez. Otros
notables literatos que descollaron en el decurso del siglo fueron Máximo Soto Hall, Enrique Gómez
Carrillo, Félix Calderón Ávila, Alberto Velásquez, Luis Cardoza y Aragón, Angelina Acuña, Francisco
Méndez, Cesar Brañas y otros que, como los citados, nacieron a finales del siglo XIX y a principios del
XX (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
En las ramas de cuento, novela y aun de poesía, hubo escritores que siguieron la corriente criollista.
Algunos de ellos también escribieron novela indigenista. Por ejemplo, Flavio Herrera, Carlos Wyld
Ospina, Mario Monteforte Toledo, Miguel Ángel Asturias, Carlos Samayoa Chinchilla y otros más.
Miguel Ángel Asturias es el escritor guatemalteco más conocido, pues fue galardonado, en 1967, con
el Premio Nobel de Literatura (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
La Revolución de Octubre y los gobiernos que surgieron de ella marcaron un cambio no sólo en lo
político sino en todos los campos de la actividad cultural. Otros escritores se que dieron a conocer
entonces fueron Ricardo Estrada, Augusto Monterroso, Virgilio Rodríguez Macal, Humberto Alvarado,
Otto Raúl González, Enrique Juárez Toledo, Raúl Leiva, entre otros. En años más recientes han
surgido muchos escritores, algunos de los cuales siguen en plena actividad productiva: Marco Antonio
Flores, Mario Roberto Morales, Marco Augusto Quiroa, Mario Alberto Carrera, Luz Méndez de la Vega,
Margarita Carrera, Ana María Rodas, Rafael Sosa y otros más (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
El teatro es una de las actividades literarias que tomó más impulso después de 1944. Los dramaturgos
más conocidos, entre los que surgieron en este siglo, son Manuel Galich, Manuel José Arce, Hugo
Carrillo y Miguel Ángel Asturias. En 1978 se finalizó la construcción del Centro Cultural Miguel Ángel
Asturias, el cual incluye el Gran Teatro Nacional y un Teatro de Cámara (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
LA LITERATURA GUATEMALTECA
La literatura guatemalteca comienza mucho antes de Colón pisar América. La civilización Maya ya se
encontraba establecida por más de un milenio antes de aquel acontecimiento. Aquella cultura llegó a
desarrollar la escritura, consciente o inconscientemente reservando su lugar en la universalidad del
pensamiento humano. El aporte de las narraciones Maya no ha influenciado tanto a la nación que
conocemos hoy en día como el simple hecho de su descendencia. A la cual generalizamos llamándole
la cultura quiché, que aún es una parte integral de Guatemala.
Encontramos dos caminos en esta rama de la literatura de Guatemala. En uno de ellos tenemos las
obras existentes que narran de la cultura quiché. Estas obras, incluyendo el Popol-Vuh y el Rabinal
Achí, han sido redactadas desde el inicio de la influencia europea en el Nuevo Mundo hasta nuestros
días. El otro camino, aun en su infancia, es las traducciones de escrituras originales en los templos y
estelas. A donde nos llevará esta ruta, y a que profundidad, sólo el tiempo nos dirá.
Los españoles trajeron con ellos sus ilusiones de riquezas y evangelización. De acuerdo a la práctica
utilizada en el resto de las Américas, encontramos las crónicas y los catecismos de esa época. Son
pocas, muy pocas, las obras de aquella Guatemala que han logrado sobrevivir hasta nuestros días.
Fue muy común la redacción en latín durante aquel período.
A principios del siglo XIX, según Europa se anticipaba al Romanticismo, la literatura guatemalteca
comienza a reflejar ciertas características propias. Surgieron las fábulas con moralejas, no muy ocultas
en ciertos casos, de críticas al sistema, al gobierno, y la sociedad por igual. Con el tiempo las obras
han incrementado a abarcar todos los géneros, y las críticas han permanecido hasta el presente.
Otras ramas o tópicos que se destacan en la literatura guatemalteca incluyen: La literatura infantil,
redacciones en cuentos y poesías que han logrado alcanzar el entendimiento de la niñez. La
pedagogía en términos más convencionales es también representada. Y como es de esperar, el
chapinismo, o guatemaltenismo incluyendo la influencia maya-quiché, abarca un buen número de
composiciones.
Flavio Herrera
Poeta y escritor guatemalteco. Nació en la ciudad de Guatemala el 18 de febrero de 1895. Estudió en
el Colegio de Infantes y en el Instituto Central para Varones.
Con 13 años escribía artículos para la Revista Juan Chapín. En 1918, se graduó de abogado y Notario
en la Universidad Manuel Estrada Cabrera obteniendo de su tesis el premio Gálvez de ese año.
En Europa realizó estudios en la Universidad de Roma y en la Universidad Central de Madrid.
Durante el gobierno de Juan José Arévalo, fue Embajador de Guatemala ante Brasil y Argentina.
Fue catedrático de Literatura en la Facultad de Derecho y Humanidades en la Universidad de San
Carlos de Guatemala, en donde se le otorgo el premio Emeritisumum.
Sus novelas más conocidas son: Caos, El Tigre y La Tempestad, conocidas en conjunto como La
Trilogía del Trópico.
Falleció el 31 de enero de 1968.
Margarita Carrera
Nació en 1929, ensayista y poeta. Ha publicado trece libros de ensayo y nueve de poesía.
Es académica de la Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente a la Real Academia
Española, y es Premio Nacional de Literatura Miguel Angel Asturias 1996.
Su obra Ensayos contra reloj obtuvo el premio Quetzal de Oro, APG, en 1981; Antropos (1985) fue
finalista en el XI Premio Anagrama de Ensayo de 1982 en Barcelona España.
Su poemario Mujer y soledades obtuvo el Primer Premio de Poesía en los Juegos Florales
Centroamericanos y de Panamá en 1982; y su poemario Signo XX obtuvo el Primer Premio de Poesía
en los Juegos Florales Hispanoamericanos en 1986, ambas actividades realizadas en la ciudad de
Quetzaltenango.
Hugo Estrada
Nació en Guatemala en 1936 fue escritor y sacerdote.
Egresado del Instituto Teológico Salesiano. Obtuvo el título de Licenciado en Letras en la Universidad
de San Carlos de Guatemala.
Poeta, narrador, ensayista y autor didáctico. Miembro del grupo RIN 78.
Ha editado varias obras de distinto género: Veneno tropical (cuentos), Asimetría del alma (poesía), La
poesía de Arévalo Martínez (crítica literaria), Ya somos una gran ciudad (poesía), Por el ojo de la
cerradura (narrativa) y más de 25 libros de temas relacionados con la religión católica.
Ricardo Estrada
Nació en la ciudad de Guatemala en 1917 y falleció en 1976.
Cuentista, autor teatral, crítico literario, catedrático e investigador.
Publicó dos libros de cuentos: Unos cuentos y cabeza que no siento (1965) y Otras cosas y santos
mártires (1977).
En literatura para niños publicó: Ratón Pérez (teatro, 1955); Tío conejo y tío coyote (cuentos, 1951);
Poesía y teatro para niños (1960).
Como crítico literario sus mejores estudios se centran en la obra de Miguel Angel Asturias: Estilo y
magia del Popol Vuh en Hombres de maíz de Miguel Angel Asturias (1961); y en la obra novelística de
Flavio Herrera: Flavio Herrera; su novela (1958
Cesar Brañas
Nació en la Antigua Guatemala en 1899. Novelista, poeta, periodista y crítico literario.
Fue uno de los más destacados críticos de la literatura guatemalteca, particularmente la del siglo XX.
Su labor periodística en el diario El Imparcial fue de gran importancia para la literatura de su país.
Es autor de los libros de poesía: Viento negro (1938), Figuras en la arena (1941), El lecho de Procusto,
Sonetos baladíes (1943), Zarzamoras (1957), Jardín murado (1957), El carro de fuego (1959),
Palabras iluminadas (1961), El niño ciego (1962), La sed innumerable (1964) y Cancionerillo de octubre
(1966); y de las novelas: Alba emérita (1920), Sor Candelaria (1924), La divina patoja (1926), La tapia
florida (1927) y Paulita (1939).
César Brañas legó su biblioteca a la Universidad de San Carlos de Guatemala. Falleció en febrero de
1976 y fue sepultado en la Antigua Guatemala, su tierra natal.
Humberto Ak’abal
1952. Nació en Totonicapán (Momostenango), Guatemala, donde todavía vive y trabaja.
1990. Se publicó su primera colección de poesía El animalero.
1993. Se publicó su libro Guardián de la Caída de Agua, el cual fue nombrado Libro del Año y se le entregó el
galardón El Quetzal de Oro APG 1993, otorgado por la Asociación de Periodistas de Guatemala.
1995. Ak’abal viajó a México, donde publicó su libro Hojas del árbol pasajero.
Ese mismo año, recibió el mérito de Emeritissimum por la Facultad de Humanidades de la Universidad de San
Carlos de Guatemala.
1996. Su poemario Tejedor de palabras, fue editado por la UNESCO.
1997. Recibió el Premio Internacional de Poesía Blaise Cendrars de Neuchatel, Suiza.
2001. Se publicó su primer libro de cuentos Grito en la sombra.
2003. Le fue conferido el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias, el cual no aceptó por diferentes
razones.
En la actualidad es uno de los poetas guatemaltecos más conocidos en Europa, Asia y Sudamérica. Sus obras
ya han sido traducidas al vietnamita, francés, japonés, inglés, alemán, suizo e italiano.
Entre sus poemarios se encuentran: El animalero, Guardián de la caída de agua, Hojas del árbol pajarero, Lluvia
de luna en la cipresalada, entre otros.
Enan Moreno
Desde el principio la literatura guatemalteca, siguiendo los modelos traídos por los españoles, cultivó
la poesía, la narrativa y el teatro.
En la época colonial surgieron los primeros poetas, destacando Simón Bergaño y Villegas y Rafael
García Goyena, cultivadores de la fábula en verso, y también sor Juana de Maldonado En este periodo
se ubica uno de los grandes poetas del país: Rafael Landívar, autor de "Rusticatio mexicana", escrita
en latín y conocida por toda Europa, en ella se describe el paisaje y las costumbres de Guatemala y el
sur de México. Aquí también aparece la figura de Bernal Díaz del Castillo, autor de la crónica "Historia
verdadera de la conquista de la Nueva España", que narra la conquista de México; se considera esta
crónica como una de las primeras novelas del país.
Más adelante, en el contexto del Romanticismo, el poeta José Batres Montufar cultiva una obra poética
en la que sobresale el poema "Yo pienso en ti", que reúne la mayoría de las características románticas;
Batres Montufar también escribió "Tradiciones de Guatemala", relatos en verso donde critica a la
sociedad. También, en este periodo, Pepita García Granados, una de las primeras escritoras del
país, escribe poemas satíricos de dura crítica social; ella está considerada ya como una feminista. Al
Romanticismo también pertenece José Milla y Vidaurre, llamado el creador de la novela guatemalteca;
él cultivó los cuadros de costumbres, en los que describe al chapín, pero su obra más importante es
la novela histórica, al estilo de Walter Scott; sus obras "La hija del adelantado", "Los nazarenos" y "El
visitador".
En el contexto del Realismo y Naturalismo destacan narradores como Enrique Martínez Sobral, con
su novela "Alcohol".
Superados ya el Romanticismo y el Naturalismo, surgen en la poesía varios seguidores del
Modernismo, influidos por la presencia de Rubén Darío en Guatemala; uno de estos poetas es Rafael
Arévalo Martínez, quien además de escribir poesía escribió también narrativa, alcanzando fama
hispanoamericana con su texto "El hombre que parecía un caballo", visto ahora como antecedente de
"La metamorfosis" de Kafka.
Virgilio Rodríguez Macal escribe novelas ambientadas en la selva guatemalteca y con fuerte presencia
del mundo indígena, destacan "La mansión del pájaro serpiente" y "Guayacán". Francisco Méndez es
otro poeta y narrador que escribe siguiendo nuevas tendencias, su libro más conocido es "Cuentos
de Joyabaj".
Luego de ellos la poesía y la narrativa guatemalteca se ponen en sintonía con las nuevas corrientes
cultivadas en Latinoamérica; destacan entonces el gran Miguel Ángel Asturias, autor de las novelas
"El señor presidente", "Hombres de maíz" y otras. Asturias obtuvo el Premio Nobel en 1967 y su fama
se extendió por el mundo. Luis Cardoza y Aragón es otro de los grandes escritores guatemaltecos,
autor de poesía y ensayos apreciados en toda Latinoamérica, y especialmente en México donde radicó
hasta su muerte; obras suyas de poesía son "La quinta estación" y "Dibujos de ciego"; entre sus obras
en prosa están "Guatemala, las líneas de su mano" y "El río, novelas de caballería". Otro gran escritor
es Augusto Monterroso, cultivador de fábulas y cuentos breves, entre ellos, el famoso "El dinosaurio",
Monterroso obtuvo importantes premios literarios.
Siguiendo ya los modelos de la nueva narrativa latinoamericana (Cortázar, Vargas Llosa, etc) surgen
en Guatemala narradores como Marco Antonio Flores, autor de "Los compañeros", novela con el tema
de la guerrilla, y otras novelas importantes; Flores también cultivó la poesía; Mario Roberto Morales es
autor de las novelas "Señores bajo los árboles", "El esplendor de la esfinge" y recientemente "Jinetes
en cielo", novela finalista en el Premio Herralde, de España; otro novelista destacado es Rodrigo Rey
Rosa, autor de "La orilla africana", "El cojo bueno", "Caballeriza", "Los sordos" y otras novelas. Dante
Liano ha escrito novelas como "El hombre de Montserrat", "El misterio de San Andrés" y "El hijo de
casa". Víctor Muñoz retrata en sus cuentos y novelas la clase media guatemalteca; "Sara sonríe de
último", es una de sus novelas. Todos estos narradores han obtenido el Premio Nacional de Literatura
"Miguel Ángel Asturias". Franz Galich y Francisco Alejandro Méndez también son
narradores. Novelistas más recientes son Eduardo Halfon ("La pirueta", "El boxeador polaco" y
"Clases de dibujo") y David Unger: "Para mí eres divina", "Vivir en el maldito trópico".
En cuanto a la poesía se puede mencionar a Carlos Illescas, Otto-Raúl González, Luz Méndez de la
Vega, Margarita Carrera de 1950 en adelante, están los poetas: Luis Alfredo Arango, Francisco
Morales Santos, Julio Fausto Aguilera, Roberto Obregón, Antonio Brañas y Delia Quiñonez, reunidos
en el grupo Nuevo Signo. Otros poetas son Enrique Noriega y Gerardo Guinea. Mujeres escritoras de
poesía son Ana María Rodas, Carmen Matute, Aída Toledo, Carolina Escobar Sarti.
Actualmente, se observa a una serie de jóvenes narradores y poetas que, en algunos casos empiezan
a destacar. Cada año, en Guatemala se publica un promedio de 100 libros de literatura, entre poesía,
cuento, novela y otros.