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Desmintiendo el mito del yugo desigual

Todos hemos escuchado alguna vez hablar del famoso


“yugo desigual” en las relaciones de pareja, principalmente
se habla de “yugo desigual” en los noviazgos. Pero, ¿es eso
del “yugo desigual” un principio bíblico real? ¿o es
solamente una invención cristiana para desaprobar las
relaciones con personas con creencias diferentes?.

Establezcamos algo básico: la Biblia NUNCA habla sobre


noviazgo. ¿Por qué?, porque el noviazgo moderno como
nosotros lo conocemos simplemente no existía en tiempos
bíblicos. De hecho, el matrimonio como nosotros lo
conocemos tampoco existía, por ejemplo: si leemos la
historia de Isaac y Rebeca veremos que simplemente dice
que Isaac llevó a Rebeca a su tienda y la amó, y a partir de
ese momento el texto bíblico habla de Rebeca como la
mujer de Isaac: sin ceremonias, sin vestido blanco, sin
votos, sin arras y sin arroz. Por consiguiente, en ninguna
parte encontraremos ninguna indicación explícita sobre
cómo debería ser un noviazgo desde un punto de vista
bíblico. Por lo tanto, es nuestro trabajo tratar de definir a la
luz de los principios bíblicos cómo debería ser un noviazgo.
Así que aclarado eso, comencemos nuestro análisis

Comencemos por el principio – el significado literal del texto


“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque
¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y
qué comunión, la luz con las tinieblas?” – 2a Corintios 6:14
RVR95

Este pasaje es el que da origen a toda la teología de prohibir


relaciones entre personas de distintas creencias, las
famosas “relaciones en yugo desigual”. Sin embargo,
leamos el texto despacio, especificamente la primera frase:

“No os unáis en yugo desigual con los IN-CRÉ-DU-LOS…”

La segunda carta a los Corintios, fue escrita en griego. En


esta frase, la palabra utilizada para “incrédulos” es la
palabra “apistos”, compuesta por el prefijo “a” que significa
“ausente de” o “carente de” y la palabra “pistos” que significa
“creyente” o “fiel”. La palabra “pistos”, junto con la palabra
“pistis”, son utilizadas en la Septuaginta (la antigua
traduccion al griego del Antiguo Testamento) para traducir la
palabra hebrea “emunah” que significa “confiar en el
Creador”. ¿Cuál es entonces el significado literal de esta
primera frase?, significa no unirse en yugo desigual con
personas carentes de Fe, personas que no poseen
confianza en el Creador, o dicho en palabras modernas:
personas que no creen en Dios.

Como bien sabemos, una de las aplicaciones mas populares


del principio de “yugo desigual” es desaprobar la relación
entre católicos y evangélicos, o cualquier otra combinación
de cristianos de distintas líneas. Sin embargo, aunque las
distintas líneas de cristianismo difieren en algunos puntos
especificos, todos creen en el mismo Dios, todos creen en
Jesús, y todos creen en la Biblia (aunque no estén de
acuerdo sobre cómo interpretarla y por consiguiente en
como aplicarla en la práctica). Por lo tanto el texto de 2da de
Corintios no se refiere a relaciones entre creyentes de una
línea de cristianismo y creyentes de otra línea, partiendo del
significado literal del texto, el principio de “yugo desigual”
sería aplicable solo a relaciones entre creyentes y no-
creyentes, osea entre cristianos y ateos.
Por otro lado, la expresion “unáis en yugo desigual” es
también muy interesante desde el punto de vista linguístico.
En el original en griego, una sola palabra se ocupa para
toda la frase “unáis en yugo desigual” y es la palabra griega
“heterozugeo”, que es un verbo y etimológicamente significa
“heteros = diferente” y “zugos = yugo”, osea “diferente
yugo”. No existe ninguna palabra individual en español con
la cual podamos traducir ese verbo, para traducirla siempre
es necesario utilizar más de una palabra, y podría traducirse
algo así como “enyugar diferentemente”. Además esa
palabra tiene otra peculiaridad, y es que no es utilizada en
ninguna otra parte del Nuevo Testamento ni de la
Septuaginta, cosa que sería muy útil para darnos una idea
de qué otra manera es utilizada esta palabra. Sin embargo,
podemos hacer algo más: podemos buscar palabras
similares y ver cómo estas otras palabras son utilizadas en
la Biblia, pero eso lo dejaremos para más adelante pues
servirá para otro punto que veremos después.

El contexto de la carta a los Corintios


Primero que nada resaltaremos algo obvio: el contexto. ¿A
quién le escribió Pablo estas palabras?. Estas palabras
están en la segunda carta que el apostol Pablo dirigió a la
comunidad de creyentes en la ciudad griega de Corinto.
Esta comunidad era muy peculiar, pues era una comunidad
mixta, es decir que habían judíos y gentiles (osea, no
judíos), en esta comunidad había gran abundancia de dones
espirituales, pero había también toda clase de problemas
como división, falsas doctrinas e inmoralidad sexual. Uno de
los problemas en esta comunidad era la exposición a las
prácticas idólatras, pues recordemos que Corinto era una
ciudad griega, en esta comunidad había griegos, y la cultura
griega era politeísta e idólatra. Por ejemplo, en el capitulo 8
de la primera carta a los Corintios Pablo habla sobre el
comer alimentos sacrificados a los ídolos.
Si leemos un poco más del capítulo 6 de la segunda carta a
los Conrintios encontraremos las siguientes palabras:

“Qué armonía puede haber entre Cristo y Belial? ¿O qué


parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay
entre el TEMPLO DE DIOS y los ÍDOLOS? […]” – 2a
Corintios 6:15-16 RVR95

Como vemos, el mismo texto que comienza hablando de


yugo desigual prosigue a hablar de no mezclar las cosas de
Dios y a los ídolos. Recordemos nuevamente: la comunidad
de Corinto era una comunidad mixta. En dicha comunidad
con seguridad había personas que intentaban encontrar un
equilibrio entre las prácticas idólatras y los mandamientos
de Dios, o como lo llamamos nosotros modernamente,
“sincretismo”. Sin embargo, en el Antiguo Testamento se
menciona una, y otra, y otra vez, que no se deben adoptar
las prácticas ni las costumbres ni los ídolos de otras
naciones, ni apartarse de los mandamientos de Dios, y
justamente a eso se refiere Pablo en los siguientes
versículos.

” […] Y vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios


dijo:
«Habitaré y andaré entre ellos;
yo seré su Dios
y ellos serán mi pueblo.»
Por lo cual,
«Salid de en medio de ellos
y apartaos, dice el Señor,
y no toquéis lo impuro;
y yo os recibiré
y seré para vosotros por Padre,
y vosotros me seréis hijos e hijas,dice el Señor
Todopoderoso.»”
– 2a Corintios 6:16-18 RVR95

Como podemos ver, el contexto del pasaje en cuestion nos


indica que Pablo no se refería a relaciones de pareja cuando
habló sobre “no unirse en yugo desigual”, se refería a no
mezclar las cosas de Dios con las cosas paganas.

¿De dónde desciende Jesús?


Continuando nuestro análisis, tocaremos otro punto
importante y es en relación a la ascendencia de Jesús. Si
revisamos la genealogia de Jesús en Mateo, veremos que
es mencionada una pareja: Booz y Rut:

“Salmón engendró, de Rahab, a Booz, BOOZ ENGENDRÓ,


DE RUT, a Obed, y Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David.
El rey David engendró, de la que fue mujer de Urías, a
Salomón.” – Mateo 1:5-6 RVR95

¿Qué cuenta la historia del libro de Rut? Rut era una


moabita, se casó con un hombre hebreo hijo de una mujer
hebrea llamada Noemí y luego enviudó. Enviudó también
Noemí y Rut se fue con ella a Judá, específicamente a
Belén. Estando ahí, Rut se casó con un pariente hebreo de
Noemí llamado Booz. De la unión de Booz y Rut descienden
el Rey David y posteriormente Jesucristo.

Si recordamos, Moab era uno de los pueblos enemigos de


Israel. Sin embargo, Booz siendo hebreo decidió tomar
como esposa a Rut la moabita. El texto no indica que Rut se
haya convertido al judaísmo cuando Booz decidió tomarla
por esposa, pues cuando Booz decide tomarla por esposa el
texto aún se refiera a ella como “Rut la moabita” (Rut 4:10).
Ésta es una relación que modernamente muchos líderes
cristianos le colocarían la etiqueta de “relación en yugo
desigual”. En otras palabras: entre los ancestros de Jesús
hubo una pareja en “yugo desigual” llamados Booz y Rut la
moabita. Además, revisemos que hizo Rut antes que Booz
la tomara como esposa:

“Cuando Booz hubo comido y bebido, y su corazón estaba


contento, se retiró a dormir a un lado del montón. Un rato
más tarde vino ella [Rut] calladamente, le descubrió los pies
y se acostó. A la medianoche se estremeció aquel hombre,
se dio vuelta, y descubrió que una mujer estaba acostada a
sus pies.” – Rut 3:7-8 RVR95

El texto habla por sí solo, no es necesario explicar qué fue lo


que hizo Rut. Los líderes cristianos modernos desaprueban
relaciones de pareja por muchísimo menos que eso. Sin
embargo, la Biblia relata esta historia, y de dicha relacion
desciende el Mesías, ¿quiénes somos nosotros para
desaprobar dicha relación?, o siendo aún más drásticos,
¿quiénes somos para desaprobar cualquier relación en lo
absoluto?. Por otra parte, el libro de Rut indica que ella era
una mujer justa, conocedora y practicante de los
mandamientos de Dios; y eso sí es muy importante: el
Mesías desciende de personas justas.

Referencias cruzadas: revisemos otros pasajes


“A los demás yo digo, no el Señor, que si algún hermano
tiene una mujer que no es creyente, y ella consiente en vivir
con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no
es creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone,
porque el marido no creyente es santificado por la mujer; y
la mujer no creyente, por el marido. De otra manera
vuestros hijos serían impuros, mientras que ahora son
santos. […].
¿Qué sabes tú, mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O
qué sabes tú, marido, si quizá harás salva a tu mujer?” – 1a
Corintios 7:12-14,16 RVR95

Este pasaje, dicho por el mismo apostol Pablo, dirigido a la


misma comunidad en Corinto, habla de forma explícita sobre
las relaciones de pareja entre creyentes y no creyentes.
¿Qué dice este pasaje sobre estas relaciones?, dice que NO
se separen. Este pasaje por sí mismo es casi suficiente para
derrumbar la teologia que prohibe las relaciones en “yugo
desigual”. Además, no es el único pasaje que habla de ese
modo, revisemos lo que dice el apostol Pedro en su primera
epístola universal:

“Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo


que si algunos de ellos NO CREEN en la palabra, puedan
ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por
sus palabras, al observar su conducta íntegra y respetuosa.”
– 1a Pedro 3:1-2 NVI

Este pasaje sería digno de hacerle un estudio aparte, con


énfasis en la expresión “Así mismo” (que indica que el
hombre también tiene una autoridad a la cual someterse) y
la palabra “sométanse” (que se podría traducir e interpretar
de otra forma) pues su mala interpretacion ha llevado a
despreciar el rol de la mujer en las comunidades de
creyentes. Sin embargo, y sin profundizar demasiado en el
texto, veamos lo que dice: que las esposas se sometan a
sus esposos y con especial razón cuando no son creyentes,
pues la conducta de ellas puede ayudar a ganar a sus
esposos. Nuevamente, otro pasaje bíblico que habla
explícitamente de relaciones entre creyentes y no-creyentes,
y nuevamente no los invita a separarse.
Ahora, un predicador en pro de la teología de prohibir las
relaciones en yugo desigual diría que estos pasajes aplican
solo a parejas casadas, no a noviazgos. Muy bien, veremos
ese punto a continuación.

¿Qué hacemos con Cantar de los Cantares?


Como ya vimos, en la primera carta a los Corintios capitulo 7
y en la primera epístola universal de Pedro capítulo 3, se
habla de modo explícito de relaciones entre creyentes y no
creyentes, y en ambos casos los apóstoles exponen la
misma idea: no deben separarse. Aquellos en pro de la
prohibición de relaciones en yugo desigual dirán que esos
pasajes aplican solo a parejas casadas, dirán que eso aplica
cuando ya existe una pareja casada, cuando uno de ellos se
convierte y que entonces no deben separarse, y dirán que
ese principio no aplica a noviazgos.

Muy bien, como ya dijimos antes, la Biblia no habla de


noviazgo. Pero hay algo que sí podemos encontrar en la
Biblia, y es que nos habla de parejas que no están casadas
(recordando que bíblicamente “casado” significa una pareja
que viven juntos). ¿Quieren que hablemos sobre parejas en
la Biblia que no están casadas?, muy bien, hablemos de la
pareja de Cantar de los Cantares.

“Ah, si fueras mi propio hermano,


criado a los pechos de mi madre!
Al encontrarte en la calle podría besarte,
y nadie me juzgaría mal.
Tomándote de la mano,
te llevaría a la casa de mi madre,
y me enseñarías el arte del amor.
Te daría a beber vino con especias,
y el néctar de mis granadas.”
– Cantares 8:1-2 NVI
Para quienes no han leído con atención este documento,
Cantar de los Cantares es un poema de amor erótico entre
un hombre y una mujer, este poema nunca sugiere que esta
pareja esté casada, por el contrario el poema indica que
esta pareja tiene un amor oculto (como lo indica el pasaje
citado, ella no lo puede besar en público), esta pareja tiene
encuentros secretos para consumar sus actos de amor, y
algo muy importante: este poema nunca menciona a Dios de
modo explícito.

Pregunta: ¿qué dirían la mayoría de líderes cristianos


modernos sobre un noviazgo como la relación descrita en
Cantar de los Cantares?. Definitivamente, la mayoría estaría
en contra de una relación de noviazgo así. Sin embargo,
Dios le da su bendición a esta relación, ¿cómo lo sabemos?,
por el simple hecho que este poema de amor está incluido
en la Biblia. Aunque, por otro lado, esta relación tiene
características indudablemente buenas, como el hecho de
que ésta es una relación exclusiva como se indica al final
del poema:

“Salomón tenía una viña en Baal Jamón,


que dejó al cuidado de aparceros.
Cada uno entregaba, por sus frutos,
mil monedas de plata.
¡Quédate, Salomón, con las mil monedas,
y ustedes, aparceros, con doscientas,
pero MI VIÑA SÓLO A MÍ ME PERTENECE!”
– Cantares 8:11-12 NVI

Además, aunque el poema nunca habla explícitamente de


Dios, sí hace una referencia sutil a la divinidad al comparar
dicho amor con las cosas divinas, con aquellas cosas que
vienen de Dios.
“Grábame como un sello sobre tu corazón;
llévame como una marca sobre tu brazo.
Fuerte es el amor, como la muerte,
y tenaz la pasión, como el sepulcro.
Como llama DIVINA
es el fuego ardiente del amor.”
– Cantares 8:6 NVI

Sin embargo, ¿a qué viene mencionar el Cantar de los


Cantares con el tema del yugo desigual?. Pues este poema
demuestra que Dios no es rígido ni legalista y que puede
darle su bendición a una relación de pareja que nosotros
quizás etiquetaríamos de inapropiada según nuestras
propias concepciones personales de cómo creemos que
deberían ser las relaciones de pareja. Obviamente, nunca
deberíamos aconsejarle a una pareja de novios actuar como
esta pareja de Cantar de los Cantares, pues también hay
partes de la Biblia que indican que la intimidad es para el
matrimonio. Pero, nuevamente, las cosas no son blanco y
negro a los ojos de Dios.

Concepto versus Acción


En este punto quizás alguien se este preguntando:
“¿Entonces está equivocada toda la idea de la relación en
yugo desigual? ¡no puede ser! ¡yo conozco casos en donde
se aplica a la perfección!”.

No, la idea de la relación en yugo desigual es de hecho muy


válida. Al trascender del significado literal del texto en
2Cor.6:14 y pasarnos al nivel de la enseñanza, podemos
obtener un principio muy práctico, pero es muy importante
definir cómo y cuándo es válido este principio.

Para comenzar, debemos dejar de pensar en función al


“concepto” y comenzar a pensar en función a la “acción”.
¿Por qué debemos hacer eso?, porque el pensamiento
hebreo bajo el cual fue escrito la Biblia es orientado a
acciones, no a conceptos. Tal vez alguien se muestre
excéptico ante dicha idea, y que no es posible demostrarla
simplemente citando un versículo bíblico, pues este hecho
se descubre cuando se comienza estudiar griego y hebreo,
y se descubre que el griego es un lenguaje orientado a los
conceptos mientras que el hebreo es un lenguaje orientado
a la acción. Nuestra mentalidad occidental es más similiar al
pensamiento y leguaje griegos: orientado a conceptos; por
eso es que a veces nos cuesta tanto entender algunas ideas
que dice la Biblia. Por ejemplo: el amor. Para nosotros, el
amor es un concepto, es un sentimiento, es “algo” que se
siente, es “algo” difícil de explicar porque para nosotros solo
se entiende cuando se siente. Pero en el pensamiento
hebreo el amor es una acción, es algo que se practica, algo
que se vive. Cuando Jesús dice que debemos amar a
nuestros enemigos, eso nos vuelve locos a los pensadores
occidentales, pues ¿cómo haré para amar a mi enemigo?
¿cómo podría yo sentir por mi enemigo ese bonito
sentimiento llamado “amor”?, simplemente no se puede.
Pero Jesús pensaba como hebreo, de modo que cuando él
dijo que amáramos a nuestros enemigos, él se refería a una
acción, algo que debemos hacer, algo que debemos
practicar, en otras palabras: Jesús dijo que debíamos
hacerle el bien a nuestros enemigos, hacer por nuestros
enemigos aquellas cosas buenas que hacemos por quienes
amamos; a eso se refería Jesús. Como vemos, la idea de
“amar a nuestros enemigos” como una acción, como
“hacerles el bien”, es mucho más fácil de asimilar que el
concepto de “sentir sentimientos bonitos por mis enemigos”.

Ahora, volviendo al tema del yugo desigual, la idea sí es


válida, pero si la entendemos como una acción. Ilustrémoslo
con un ejemplo: una pareja se casa, uno de ellos es
creyente y el otro es ateo, al poco tiempo tienen hijos,
comienzan a educarlos, y con el paso de los años surge el
problema de que la persona creyente desea llevar a los hijos
a la iglesia mientras que la otra persona les dice “No, Dios
no existe”. Ese es un caso PRÁCTICO de yugo desigual,
pues la persona creyente dice una cosa, la persona no
creyente dice otra, cada uno tira por su lado y no son
capaces de realizar la tarea común de la crianza de los
hijos.

En eso consiste lo que sería un “yugo desigual”, la


incapacidad de desempeñar una tarea común. Por otro lado,
el “yugo igual” sería la capacidad de desempeñar
eficientemente una tarea común. Para demostrar este punto,
volveremos a la parte lingüística que habíamos dejado
pendiente. ¿Recuerda la palabra griega “heterozugeo” que
mencionamos anteriormente?, dicha palabra no se utiliza en
ninguna otra parte del Nuevo Testamento ni de la
Septuaginta, por lo cual no podemos saber qué otros usos
se le daban. Sin embargo, hay otra palabra que podría
considerarse el antónimo de “heterozugeo” y es la palabra
griega “suzeugnumi” que también es un verbo y viene de las
raíces “sun=con, unión” y “zeugos = yugo”, significa
“enyugarse” o “unirse en yugo”. Ésta palabra es utilizada por
Jesús, casualmente cuando estaba hablando de las
relaciones de parejas:

“Por tanto, lo que Dios JUNTÓ, no lo separe el hombre.” –


Marcos 10:9 RVR95

Esta cita puede hacernos pensar que esta palabra es


utilizada exclusivamente para referirse a relaciones de
pareja, pero aparece también en la Septuaginta (que es más
antigua que el Nuevo Testamento) en Ezequiel 1:11 y 1:23,
para referise a la unión de las alas de los cuatro seres de la
visión de Ezequiel. Por lo tanto, esta palabra “suzeugnumi”
nos sugiere una unión funcional, ¿para qué? para
desempeñar una tarea común.

Éso sería una relacion en “igualdad de yugo”: una relación


funcional en la cual los integrantes de la relación son
capaces de desempeñar las tareas comunes de la relación.
En contraposición, una relación en “yugo desigual” sería lo
contrario: una relacion no funcional, disfuncional o poco
funcional, en la cual los integrantes de la relación no están
de acuerdo en cómo desempeñar las tareas comunes
dentro de la relación.

Una vez que hemos definido esto, todo se vuelve más claro.
Una relación en yugo desigual es simplemente aquella
relación que no es funcional. ¿Queremos saber si una
relación está en yugo desigual?, basta con hacernos la
siguiente pregunta: ¿la relación es funcional, sí o no?. Eso
significa: ¿están de acuerdo cómo manejarán las finanzas?
¿están de acuerdo en cómo criarán a sus hijos? ¿están de
acuerdo en cómo manejarán las prácticas de Fe dentro del
hogar?. Obviamente ninguna relación es perfecta, todas las
relaciones tienen sus altos y bajos, pero a pesar de eso hay
relaciones que consiguen ser funcionales. Recordemos en
este momento esas relaciones de pareja que hemos
conocido que consideramos que ejemplifican la idea de la
relación en yugo desigual, y nos daremos cuenta que había
algo en esas relaciones que no funcionaba correctamente.

¿Por qué es importante esto?, porque cuando tenemos la


idea de que el “yugo desigual” es un concepto, entonces
pensamos en “yugo desigual” como “la unión entre un
católico y un evangélico” (o algo parecido), y nos quedamos
simplemente en el concepto, y atacamos el concepto, e
incluso discriminamos a aquellas relaciones que entren
dentro de ese concepto, y nos olvidamos completamente de
la ACCIÓN, osea de si esa relación funciona o no, que al
final es lo importante. También es importante porque
podríamos aprobar una relación que consideramos en
“igualdad de yugo” entre dos personas de la misma religión,
que van a la misma iglesia, que tienen el mismo tiempo de
congregarse, que trabajan en un mismo ministerio, que
tienen la misma edad, y que sus familias aprueban la
relación; pero que tienen una relación caótica, porque sus
personalidades no se complementan, no están de acuerdo
sobre cómo se manejan las finanzas, sobre a cuál colegio
es bueno para enviar a los hijos, sobre cuál es una
alimentación apropiada. Una relación así, aunque sea entre
dos creyentes, es una relación en yugo desigual, ¿por qué?
porque no es una relación funcional, es una relación en la
cual no se está cargando de forma eficiente el yugo de las
tareas que implican una relación de pareja.

Conclusiones
En este punto, quizás el título del artículo ya no parezca
apropiado, pues en realidad no se desmiente el concepto
del yugo desigual sino que simplemente se le ha dado un
cambio de enfoque. Lo que se desmiente es la idea de que
una persona debe despreciar una potencial pareja
simplemente porque es de otra religión u otra iglesia, y
hemos establecido que en lugar de eso lo que sí es un buen
motivo para desechar una potencial pareja es la poca
funcionalidad de la relación. Por lo tanto, aquí hay algunas
conclusiones:
 El principio de la relación en yugo desigual es válido, pero
es MUY importante entender que debemos enfocarlo a la
acción, no al concepto. Que una persona católica y una
evangélica sean pareja no implica que exista un yugo
desigual, podría haberlo, pero es necesario ver cómo
funciona la relación para determinarlo.
 No se puede hablar de yugo desigual entre dos personas
que nunca han tenido una relación. ¿Cómo se podría
saber si hay un yugo, sea igual o desigual, si nunca han
realizado juntos las tareas comunes que conllevan una
relación?
 Como lo vimos en los casos de Booz y Rut, y la pareja de
Cantar de los Cantares, Dios es misericordioso y él
bendice relaciones de pareja que a nosotros podrían
parecernos inapropiadas. Debemos ser menos críticos,
menos discriminativos y no juzgar relaciones de pareja
con las que no estamos de acuerdo; quien sabe y tal vez
Dios sí las bendice.
 ¿Estás buscando pareja?, no te enfoques en buscar a
alguien de la misma religión o iglesia para estar en
“igualdad de yugo”. Bíblicamente hablando, busca una
persona justa, así como Booz escogió a Rut la moabita.
En cuanto a lo práctico, busca una persona que te
complemente y con quien puedas tener una relación
funcional.

2 Corintios 6:14

2 Corintios 6:16-18

Rut 4:10

Mateo 1:5-6

Ezequiel 1:11 y 1:23

1 Pedro 3:1-2

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