Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Para ir al sitio arqueológico de Caral hay que viajar de Lima a Huacho, ciudad costera
situada a unas tres horas de bus de la capital. Luego, en una buseta repleta de pasajeros
se llega al pueblo de Supe, donde se toma un taxi colectivo que arriba finalmente a Caral, a
aproximadamente veinte kilómetros de la costa, en un estrecho valle.
Cuando se va en el carro se ven a lo lejos algunos imponentes edificios piramidales y se cae en
cuenta de que la totalidad de la zona arqueológica es muy grande y de que, además, ésta
comprende a otros lugares que están siendo estudiados.
Después, cuando se camina por las antiguas ruinas de Caral, se entra en una atmósfera mágica,
impregnada de espiritualidad y misterio.
Durante el recorrido se aprecian varios edificios piramidales, utilizados tanto para fines
espirituales como administrativos, algunos restos de construcciones que fueron viviendas de la
casta alta de los sacerdotes, diversos altares ceremoniales y una plaza circular cuyo nivel está
por debajo del suelo, probablemente usada por los sacerdotes y por la élite política de la ciudad
para ceremonias y celebraciones.
De evidencias arqueológicas orgánicas, como tejidos de algodón y shicras (redes hechas de un
tipo de junco, para contener piedras), que se dataron con el método del carbono 14, se llegó a la
conclusión de que el sitio de Caral estuvo habitado a partir del 3000 a.C.
La llamada civilización Caral-Supe (a la cual pertenecen otras sitios arqueológicos de los valles
vecinos), es entonces casi tan antigua como la civilización de los Sumerios (3700 a.C.).
Los arqueólogos del equipo de Ruth Shady Solís, la responsable del proyecto Caral-Supe,
comprobaron que la ciudad de Caral estaba conectada con otros importantes centros urbanos y
ceremoniales de la costa como Bandurria y Aspero, algunos de la sierra como Huaricoto y La
Galgada, de la selva como Piruro y, en épocas más recientes, con Kotosh con su enigmático
templo.
Por lo tanto, se ha planteado que se desarrolló un ágil comercio entre la costa, con sus
productos marinos y sus frutas, la sierra, con sus cereales andinos como la quinua y la
quihuicha, y la selva, con sus plantas como el tutumo y plumas de pájaros como el páucar.
La población total de Caral pudo haber alcanzado los 3000 habitantes, aunque estimaciones más
prudentes afirman que no superó los 1000.
Uno de los enigmas de Caral consiste en el hallazgo de estatuas de arcilla sin cocer. De este
modo, la cultura Caral perteneció al llamado período pre-cerámico. No obstante, ¿cómo fue
posible que una civilización jerárquica y estratificada, capaz de construir estructuras piramidales
hasta de treinta metros de alto y que reinaba sobre un territorio de unos 87.000 kilómetros
cuadrados, no haya conocido la cerámica?
El hecho de que la cultura Valdivia del actual Ecuador haya realizado maravillosas creaciones
cerámicas desde el 4000 a.C. nos plantea la pregunta de por qué este tipo de tecnología no se
desarrolló en Caral. Además, el hallazgo en Caral de ejemplares de spondylus, un molusco
bivalvo típico de Ecuador, complica nuestra investigación.
Otro de los misterios de Caral es que hasta el día de hoy no se ha descubierto ningún
cementerio, pues solamente se recuperaron los restos óseos de dos personas.
La falta de un cementerio en la zona sugeriría que Caral fue sólo un centro ceremonial, pero las
construcciones residenciales hacen descartar esta hipótesis. Se espera que con las próximas
búsquedas en el campo, llevadas a cabo con sofisticados métodos tecnológicos, se pueda
encontrar el cementerio, el cual proporcionaría importantes informaciones ulteriores sobre la
vida de este antiguo pueblo.
En Caral no se usaba el bronce y tampoco el cobre o el oro. Era una sociedad agreste que
practicaba el trueque, pero que desconocía el uso de los metales y de la cerámica. No debemos
pensar que una sociedad fue menos avanzada que otra porque no utilizaba estas tecnologías
posteriores, sencillamente aquel tipo de desarrollo no era indispensable para este pueblo, el cual
se concentró más bien en perfeccionar otros conocimientos, como por ejemplo el uso de plantas
medicinales y los tejidos de algodon, aunque se dice que desconocía el telar y que para sus
creaciones textiles usaba rudimentales técnicas de trenzado y anillado.
El poder de la cultura Caral en el valle de Supe duró hasta el 1800 a.C., cuando, por causas
ignoradas aún, declinó lentamente, teniendo sus habitantes que emigrar hacia otras tierras,
probablemente más fértiles y húmedas.
Apenas regresé a la capital del Perú, fijé una cita con el arqueólogo Pedro Novoa Bellota, uno de
los responsables del proyecto Caral-Supe, con el fin de obtener más información sobre la más
antigua civilización de América.
Yuri Leveratto: Doctor, ¿en base a cuáles dataciones científicas se considera a Caral como la
más antigua ciudad de América?
Pedro Novoa Bellota: En las excavaciones se han recogido muestras de material orgánico,
como tejidos y restos de fibras y shicras (bolsas de junco), cuyos fechados, hechos con el
método del carbono 14, llegan hasta los 3000 años antes de Cristo. El método, naturalmente, no
otorga una datación precisa, pero tampoco difiere mucho de la verdadera.
Yuri Leveratto: ¿Cómo fue posible que una civilización que construía grandes edificios
piramidales no conociera la cerámica, incluso considerando que seguramente tuvo contacto con
las culturas del actual Ecuador, como la Valdivia, la cual la utilizaba desde el IV milenio antes de
Cristo?
Pedro Novoa Bellota: La cerámica fue introducida en las sociedades de los Andes Centrales a
partir de los 1800 años antes de Cristo. En Caral, que pertenece al período pre-cerámico, se
hicieron estatuillas antropomorfas, pero de arcilla sin cocer. El hecho que en Caral se
encontraran objetos de spondylus, un molusco típico de Ecuador, sugiere que quienes realizaban
los intercambios comerciales con las poblaciones al norte del Perú pudieron conocer objetos de
cerámica. Pero la sociedad de Caral no incorporó la cerámica ni como objeto suntuario para las
elites, ni como elemento para la vida cotidiana. No hubo una necesidad social para hacerlo. Para
las actividades que requerían recipientes, como almacenar agua, contaron con los frutos secos
de mate y cocieron sus alimentos con piedras calentadas al fuego.
Yuri Leveratto: ¿Cuál es su opinión acerca de por qué no se emplearon metales como el cobre
o el oro que, en cambio, se encuentran por ejemplo en la cultura Paracas?
Pedro Novoa Bellota: Como en el caso de la cerámica, el uso del metal en los Andes Centrales
es muy posterior a Caral: las primeras láminas que se han encontrado corresponden a los 1500
años antes de Cristo. Esa tecnología no se utilizó porque no se conocía: en los tiempos de Caral,
para labrar las piedras se utilizaron rocas muy duras, y para cultivar, azadas de piedra, astas de
venado y palos de madera.
Yuri Leveratto: ¿Qué piensa del hecho de que todavía no se haya descubierto el cementerio de
Caral?
Pedro Novoa Bellota: Sí, también aquí se hicieron estudios similares y se llegó a la conclusión
que los cráneos eran del tipo amerindio. Por consiguiente, son descendientes de aquellos grupos
de origen asiático que poblaron América hace más de 12000 años.
Yuri Leveratto: ¿Qué se sabe de la lengua hablada por estos antiguos americanos?
Pedro Novoa Bellota: A propósito de esto, el lingüista peruano Alfredo Torero sostuvo en los
años setenta del siglo pasado que el quechua tuvo su lugar de origen justamente en los valles
de Supe, Pativilca y Fortaleza. Sobre todo a partir del estudio de la toponimia, los nombres de
los lugares, llegó a la conclusión que el quechua se originó en esa zona. Después de conocer las
investigaciones de Ruth Shady sobre Caral, él publicó que el idioma hablado por los pobladores
de entonces debió ser uno pre-proto-quechua.
Yuri Leveratto: ¿Qué se piensa de los intercambios comerciales entre la sierra y la selva?
Pedro Novoa Bellota: Por las evidencias arqueológicas recuperadas en Caral, y en otros seis
sitios contemporáneos más del valle de Supe y Huaura (Chupacigarro, Miraya, Lurihuasi,
Allpacoto, Áspero y Vichama), se deduce que hubo numerosos intercambios con la sierra y selva
andina. De la primera se han recuperado algunos huesos de camélido y roca sodalita; de la
segunda, restos de simios, de achiote (Bixa orellana) y concha de Megalobulimus sp. (llamado
congompe), un enorme gasterópodo de la Amazonía.
Yuri Leveratto: ¿Hasta qué período prosperó esta antigua civilización y, según usted, cuáles
fueron las causas de su desaparición?
Pedro Novoa Bellota: Mi opinión es que, a menos que se extinga la población, las civilizaciones
no desaparecen, solo se transforman. Sin embargo, hay tiempos en los cuales confluyen
condiciones para que las sociedades entren en un periodo, por así decirlo, “de florecimiento”,
como ocurrió con Caral. Sobre la decadencia de Caral, Ruth Shady y otros investigadores han
mostrado la ocurrencia de terremotos y fenómenos El Niño, en torno al 1800 a.C., que pudieron
haber trastornado la base productiva de la sociedad. Esto habría obligado a las poblaciones a
buscar nuevos lugares para establecerse o aglutinarse en otros ya existentes. El hecho es que,
después de Caral, el valle de Supe no volvió a ser central. Sin embargo, la experiencia de Caral
fue fundamental para las sociedades venideras, hasta los tiempos Inca.
Pedro Novoa Bellota: Sí, inicialmente Ruth Shady empezó sus investigaciones con un fin
solamente científico, pero pronto se dio cuenta de la necesidad ineludible de contribuir con el
desarrollo de la población local, heredera de un patrimonio riquísimo, pero con serias dificultades
socioeconómicas. Por ello implementó una serie de actividades, entre ellas la capacitación de
guías turísticos, muchachos que ahora tienen un trabajo y que se apasionaron por la Historia de
su tierra; creamos cursos de artesanía y de acogida turística, y promovimos la elaboración de un
Plan Maestro para fomentar un desarrollo socioeconómico integral y sostenible. Obrando de este
modo contribuimos a enorgullecer a nuestra gente, la cual empieza a valorar las tradiciones y la
Historia.
Yuri Leveratto: Bueno, le agradezco que me haya concedido esta entrevista, con su trabajo
están contribuyendo a develar uno de los más grandes misterios de la Historia del hombre, la
prehistoria del Nuevo Mundo.
YURI LEVERATTO
Copyrights 2009
Caral
Menú Principal / Sitios / Caral / Cronología / [Ficha Técnica] / [Bibliografía] <<<
Cronología
Caral tuvo una larga vida de al menos mil años entre el 3000 a.C. y el 1800 a.C. (Shady
2004) y durante esa longa existencia sus edificios pasaron por varias remodelaciones. Los
arqueólogos del PEACS han dividido su historia en 6 períodos (Shady 2004):
Período Remoto: Está fechado antes de 3000 a.C. y corresponde al tiempo anterior a la
construcción de Caral cuando grupos familiares se asentaron en el valle de Supe adecuando
terrenos para el cultivo aprovechando zonas de humedales.
Período Antiguo: (2900 a.C. a 2600 a.C.) Se funda Caral y otros asentamientos en la parte
central del valle de Supe. Se construyen grandes edificios con espacios abiertos como plazas.
Período Medio Inicial: (2600 a.C a 2400 a.C.) Se reestructura el diseño de Caral y se
remodelan sus pirámides agregándoles más volumen. Se construyen las Plazas Circulares. Se
forma un gobierno estatal.
Período Medio: (2400 a.C. a 2200 a.C.) Nuevas ampliaciones y remodelaciones en las
pirámides y demás estructuras. Se construyen grandes plataformas y plazas.
Período Medio Tardío: (2200 a.C. a 2100 a.C.) Más remodelaciones en los edificios públicos.
Se construyen plazas inscritas en plataformas rectangulares. El sitio arqueológico de Era de
Pando crece en prestigio y surge como posible nuevo polo de desarrollo del valle de Supe.
Período Tardío: (2100 a.C. a 1800 a.C.) Los edificios son remodelados usando piedras más
pequeñas que en períodos anteriores, quizá por una reducción en la disponibilidad de mano
de obra. Algunas estructuras de la ciudad son enterradas. La ciudad es abandonada.
En el tiempo que Caral vivía sus últimos momentos ya habían surgido en la costa norte, nor-
central y central del Perú nuevos polos de desarrollo que continuaron con algunas de las
añejas tradiciones caralinas, como la construcción de pirámides y el uso de plazas circulares.
Es responsable de las actividades de investigación, conservación y difusión, al país y al mundo, de los valores
sociales y culturales de Caral, la civilización más antigua de América; de preservar el importante patrimonio
arqueológico de esa civilización para beneficio de las poblaciones actuales y del futuro; y asimismo, de
fomentar el desarrollo social y económico de las poblaciones del entorno, sobre la base de la puesta en valor
del patrimonio arqueológico.
PORTAL DE TRANSPARENCIA
Acceso a la información
Órganos de Asesoramiento
Eco. Georgette Arnao Loo Jefa de la Oficina de Presupuesto y 2052512 garnao@zonacaral.gob.pe á
Planificación gi
n
Órganos de Apoyo a
Lic. Judith Quispe León Oficina de Administración y Finanzas 2052513 jquispe@zonacaral.gob.pe p
ri
Ing. Lidia Edel Ponce de Oficina de Logística 2052510 logisticacaral@zonacaral.gob.pe
León
n
ci
Sr. Carlos Ramos Oficina de Recursos Humanos 2052505 cramos@zonacaral.gob.pe p
Lic. Susan Montalvo Oficina de Imagen Institucional y RRPP 2052509 prensa@zonacaral.gob.pe al
o
rr
e
o
I
n
st
it
u
ci
o
n
al
P
o
rt
al
d
e
T
r
a
n
s
p
a
r
e
n
ci
a
Es responsable de las actividades de investigación, conservación y difusión, al país y al mundo, de los valores
sociales y culturales de Caral, la civilización más antigua de América; de preservar el importante patrimonio
arqueológico de esa civilización para beneficio de las poblaciones actuales y del futuro; y asimismo, de
fomentar el desarrollo social y económico de las poblaciones del entorno, sobre la base de la puesta en valor
del patrimonio arqueológico.
http://www.zonacaral.gob.pe/gestion_proteccion_sitios_arqueologicos/patrimonio-
mundial.html
PORTAL DE TRANSPARENCIA
Acceso a la información
CARAL VIDEO
http://www.youtube.com/watch?v=9B5X5odlfyU&feature=related