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Proyecto “Agricultura Sostenible en Zonas de Ladera”

MANEJO INTEGRADO DE TIERRAS


UN ENFOQUE PARA
PRODUCIR Y CONSERVAR

Marcos J. Vieira

Documento de Campo No. 26


San Salvador, junio de 2000
Manejo Integrado de Tierras: un enfoque para producir y conservar

BASES TÉCNICAS QUE SUSTENTAN EL ENFOQUE

El manejo adecuado de los recursos naturales renovables - suelo, agua, atmósfera,


vegetación y fauna - no es sencillo; al contrario, es una faena compleja. El gran número
de variables que gobiernan el comportamiento de dichos recursos, muchas de ellas no
manejables o controlables por el ser humano, hacen de este tema un verdadero
rompecabezas, el cual posee la particularidad de ser único. En cada situación en que
cambian las variables, debe ser armado con piezas diferentes.

La adopción de enfoques de manejo de los recursos naturales que tratan parcialmente


el tema, casi siempre dejan lagunas que no permiten avanzar en la sostenibilidad de
los agroecosistemas. Para adoptar un enfoque que realmente permita caminar en este
sentido, se hace necesario considerar algunos aspectos importantes, los cuales se
discuten a continuación.

La sostenibilidad como un equilibrio dinámico

En primer lugar, hay que tomar en cuenta que los sistemas serán sostenibles en la
medida que sean rentables, socialmente aceptados y ambientalmente amigables.
Dentro del panorama económico mundial, nada que no sea rentable se mantiene como
sistema. Sin embargo, esta rentabilidad debe estar acompañada de principios de
equidad y justicia social para que los sistemas puedan traer beneficios y mejorar la
calidad de vida de un mayor número de personas y ser fácilmente aceptados; además,
y de manera concomitante, la producción rentable debe contribuir a mantener o mejorar
la calidad ambiental, en su más amplio sentido. El concepto de sostenibilidad implica el
equilibrio dinámico entre los factores económicos, sociales y ambientales.

La mejor y más sencilla definición para la sostenibilidad la ofrece el campesino ghanés


Edward Agana de Zuedema: “Un sistema agrícola puede ser considerado sostenible
cuando los suelos, agua, cultivos, animales, árboles, medio ambiente y la gente,
mejoran cada año”.

Si se acepta la definición anterior, significa que se debe adoptar un enfoque que


posibilite converger los intereses de la producción con los intereses de la conservación
ambiental, en un solo conjunto de medidas dentro de cada sistema.

Ello también implica la eliminación de una serie de enfoques de uso y manejo de los
recursos naturales que son orientados hacia un interés meramente productivista o
demasiado ambientalista. Estos enfoques parcializados hacia uno u otro interés suelen
ser incompletos o insuficientes para atender los requisitos de sostenibilidad.

Los recursos naturales como un conjunto interrelacionado

Los recursos naturales renovables presentan relaciones entre sí a través de diferentes


roles y procesos, tales como: fotosíntesis, respiración, nutrición, sostenimiento,
suministro de nutrientes, protección, entre otros (Véase Figura 1).

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Manejo Integrado de Tierras: un enfoque para producir y conservar

Al “moverse una pieza” que afecte


uno de los recursos, puede ocurrir que
se esté afectando, de forma indirecta,
el comportamiento de todos los
demás recursos. Por ejemplo, la
eliminación de la cobertura vegetal del
terreno no solamente afecta el recurso
vegetación, sino también el suelo, al
reducirle la protección y el reciclaje de
materia orgánica; el agua, al cambiar
el balance entre infiltración,
escorrentía y evapotranspiración y al
favorecer su contaminación; la flora y
fauna del suelo, responsables por las
transformaciones de la materia
orgánica, reciclaje de nutrientes y
construcción de la estructura del
suelo.

Si los enfoques de conservación de


los recursos naturales no consideran
estas interacciones con la debida
importancia, se corre el riesgo de
ayudar de un lado y empeorar de otro.

El deterioro como un conjunto de procesos interrelacionados

Los procesos de deterioro de los recursos naturales están íntimamente relacionados


unos con otros, en una intrincada red de causa-efecto. El enfoque para contrarrestarlos
debe considerar estas interrelaciones y su complejidad. Hay que tomar en cuenta que
no hay soluciones simplistas para problemas complejos.

En El Salvador, se pueden identificar por lo menos cuatro grandes procesos de


deterioro: la erosión hídrica, pérdida de calidad biodinámica del suelo, contaminación
en sus diferentes modalidades y pérdida de biodiversidad (Véase Figura 2). Los cuatro
procesos están directa o indirectamente relacionados entre sí en un complejo
intercambio de causa-efecto. De un lado, todos ellos poseen una gran causa común, el
uso y manejo inadecuado de la tierra y de los insumos, la cual, a su vez, es la
consecuencia de una serie de otras causas “primarias” de orden social, económico y
técnico.

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Además, hay algunas variables intrínsecas del medio que son agentes o facilitan
algunos de estos procesos de deterioro: intensidad de las lluvias, pendientes,
profundidad efectiva del suelo.

Por otro lado, dichos procesos de deterioro generan, como una consecuencia
predecible, algunos problemas que contribuyen fuertemente al estancamiento del
sector rural salvadoreño: la baja productividad agrícola, escasez de agua, severidad de
los desastres y mantenimiento o aumento de la pobreza.

Algunas de estas consecuencias igualmente se interrelacionan y, a la vez, se


convierten en factores agravantes para aquellas causas primarias de los mismos
procesos de deterioro, cerrando el ciclo en una espiral descendiente.

Por ello, hay que adoptar enfoques que abarquen el tratamiento de las causas claves
de los procesos de deterioro de los recursos naturales. Algunos enfoques son muy
parciales; a veces, tratan puntos muy específicos dentro de un contexto de deterioro
tan amplio, que las acciones desarrolladas no presentan ningún impacto tangible.

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Manejo Integrado de Tierras: un enfoque para producir y conservar

Los sistemas de producción son abiertos

En un sistema de producción siempre hay salidas de nutrientes y transformaciones de


energía que de alguna manera necesitan ser repuestas para no agotarse
paulatinamente. En un sistema en que se controlan todas las pérdidas, todavía restan
las salidas de nutrientes y energía a través de los productos cosechados.

Por ello, es importante que un enfoque considere el reciclaje en primer lugar, como
forma de evitar salidas innecesarias y, en segundo lugar, la reposición de las salidas
que son inevitables, como los nutrientes de los productos cosechados.

Si los enfoques de manejo de los recursos naturales no consideran con la debida


atención este aspecto, puede llevar el sistema de producción al colapso, a largo plazo.

Quien usa y maneja los recursos naturales es el ser humano

Las diferentes actividades humanas son las que contribuyen al deterioro acelerado de
los recursos naturales. Si no hubiera agricultura, tampoco habría erosión acelerada; si
no se utilizaran los motores de combustión, habría mucho menos contaminación
atmosférica; si las diferentes actividades humanas no necesitaran ocupar espacios, la
flora y la fauna estarían más protegidas. Sin embargo, la actividad humana es
inevitable.

Por otro lado, todo ser humano posee una racionalidad económica y social, basada en
valores propios de su cultura, costumbres, conocimientos y habilidades, en las
condiciones de sus recursos de producción y del entorno, los cuales determinan
oportunidades y riesgos. Todo ello define el patrón de conducta y éste, la racionalidad
para la toma de decisiones de los usuarios y usuarias de los recursos naturales.

El ser humano debe ser el punto focal de cualquier acción orientada a promover
cambios de uso y manejo de los recursos naturales.

De lo anterior se puede concluir que aquellos enfoques que no ponen el ser humano
como el gestor de los recursos naturales y no promueven acciones capaces de cambiar
su patrón de conducta, no conducen a la sostenibilidad.

EL ENFOQUE DE MANEJO INTEGRADO DE TIERRAS

El manejo integrado de tierras es la base de diferentes enfoques de producción


amigable con el medio ambiente, tales como Land Husbandry y Agricultura de
Conservación.

Algunos de los puntos focales del manejo integrado de tierra son presentados a
continuación.

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El papel protagónico del agricultor/a y su familia

No hay posibilidad de cambios duraderos de uso y manejo de los recursos naturales si


no hay un cambio efectivo de actitudes (conducta) del ser humano que los utiliza.

Si un productor o productora está tomando decisiones que afectan la sostenibilidad de


los recursos naturales, siempre hay una o más razones para que actúe así. Por ello, el
enfoque de manejo integrado de tierras considera al ser humano como el elemento
central y busca entender la racionalidad que gobierna su toma de decisiones. Al
entender por qué los productores toman ciertas decisiones, es más fácil proponer y
discutir soluciones que permitan el cambio.

El cambio de actitudes o conducta de los pequeños productores y productoras de


ladera pasa obligatoriamente por el tratamiento de cuatro aspectos:

— Aumento de la autoestima: Es básico para que la gente pueda creer en sí


misma y empezar a salir del letargo en que se encuentra. Para ello, es
fundamental la promoción de acciones que aumenten los ingresos a corto
plazo.

— Motivación: Si la población no se siente motivada, no promoverá cambios.


Para ello, son importantes los mecanismos que aumenten la autoestima y la
demostración de que pueden dar pasos hacia una situación mejor que la
actual.

— Concientización: Los cambios sólo serán sostenibles si pasan por la


conciencia de las personas y cuando perciben que son ellos y ellas los
verdaderos agentes de cambio de su propia realidad. En este sentido, toda
acción de cambio debe ser suficientemente entendida e internalizada en la
conciencia de los pobladores. Cuando ellos entienden el por qué y cómo los
procesos de deterioro ocurren, estarán más dispuestos a promover los
cambios necesarios para corregir las causas de los problemas que los
aquejan.

— Capacitación: El cambio no debe ser un salto en la oscuridad. Los


productores y productoras deben estar preparados para promover un cambio
seguro. En este sentido, el desarrollo de capacidades y habilidades es
fundamental y refuerza los tres puntos anteriores.

Los cuatro aspectos mencionados deben contribuir a crear un nuevo productor o


productora, con mayor capacidad de análisis y gestión de su finca y del entorno.
Tomando el productor o productora y sus familias como protagonistas del uso y manejo
de los recursos naturales, la participación de ellos en las propuestas de cambio deja de
ser un método para ser un principio de la extensión.

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Análisis integral de todos los procesos de deterioro

Al poner en marcha acciones dentro del enfoque de manejo integrado de tierras,


orientadas a contrarrestar el deterioro de los recursos naturales, todos los procesos,
con sus respectivas causas y efectos, son analizados y tratados en conjunto y no de
manera aislada.

Lo anterior requiere de las siguientes acciones:

— Identificación y análisis de causas y efectos: Todo problema que se presenta


en el medio rural tiene una serie de causas y genera efectos perjudiciales a la
población y/o al ambiente. Por lo general, la parte más visible y sentida de estos
procesos son sus efectos. Por ello, muchas acciones que se desarrollan van en
el sentido de contrarrestar los efectos y no eliminar las causas de los problemas,
lo cual, a la larga, es poco eficiente y sostenible. En cambio, el enfoque de
manejo integrado de tierras está orientado a identificar y eliminar las causas de
los problemas, corrigiéndolos de raíz. La aplicación de mecanismos capaces de
demostrar a los productores y productoras cuáles son las causas, facilitar su
comprensión e identificar las posibilidades de solución es fundamental en este
enfoque.

— Ajuste del uso de la tierra a su capacidad: El enfoque de manejo de tierras


busca un mejor ajuste entre los tipos de uso y la capacidad de la tierra para
sostenerlos. Sin embargo, no toma la capacidad de uso como una “camisa de
fuerza” restrictiva, capaz de eliminar posibilidades de producción. En cambio,
considera el tipo de uso asociado al manejo que se le puede dar, de tal manera
que sea económicamente eficiente y ambientalmente estable.

— Acción en diferentes niveles: Tal como se pudo observar en la Figura 2, las


causas de los problemas de deterioro son variadas y la remoción de muchas de
ellas están fuera del entorno de la finca y de las comunidades. En este sentido,
el enfoque de manejo de tierras contempla acciones en diferentes niveles de
decisión, desde la finca hasta los niveles políticos y jurídicos que puedan incidir
favorablemente para la remoción de las causas de los problemas.

Promoción de cambios en los sistemas de producción

Si las causas del deterioro de los recursos naturales están fuertemente ligadas al uso y
manejo a que los somete el ser humano y el sistema de producción es la expresión del
conjunto de acciones que él realiza, solamente promoviendo cambios en el sistema se
pueden cambiar los patrones de uso y manejo y, por ende, frenar y revertir los
procesos de deterioro.

En el enfoque de manejo integrado de tierras se evalúan detenidamente todas las

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prácticas, en todas las etapas de los sistemas de producción, buscando identificar los
elementos positivos o negativos en relación al comportamiento de los recursos
naturales. Todos los elementos cuya acción, directa o indirectamente, incide sobre el
comportamiento de dichos recursos reciben un tratamiento, aunque pertenezcan a
otras disciplinas de la ciencia agronómica.

Por ejemplo, si las pérdidas poscosecha conllevan a que los productores/as tengan que
cultivar más tierras marginales con granos básicos, con impactos negativos sobre los
recursos naturales, entonces, las medidas orientadas a reducir dichas pérdidas pasan
también a ser un objetivo del enfoque de manejo integrado de tierras.

Convergencia de los intereses de producción y conservación

Uno de los problemas que presentan algunos enfoques de uso y manejo de los
recursos naturales es que consideran al usuario de la tierra como un ser diferente de
los demás, que está dispuesto a invertir para conservar el ambiente y mejorar la calidad
de vida de la sociedad, sin que haya una utilidad tangible para él mismo, en el plan
individual.

Por principio, la sostenibilidad implica el equilibrio dinámico entre los componentes


ambiental, social y económico. El uso de los recursos naturales por el ser humano debe
generar utilidades capaces de permitirle el acceso a los bienes y servicios disponibles
en la sociedad. De no ser así, ningún sistema será sostenible.

En el enfoque de manejo integrado de tierras, la producción del sector rural y la


conservación de los recursos naturales son intereses convergentes y no divergentes, lo
cual permite generar beneficios para la sociedad y para el productor o productora,
individualmente. La clave para ello está en el balance de biomasa dentro del sistema
de producción, tal como enseña la Figura 3.

A través de la utilización de diferentes prácticas que posibilitan el aumento de la


producción de biomasa, tanto cosechas como residuos, se logra en primera instancia el
aumento de la cobertura vegetal del terreno. Esta cobertura vegetal, si es bien
manejada, a través de prácticas adecuadas de manejo del suelo y de los residuos,
constituye el sustrato orgánico fresco y, a la vez, genera las condiciones de humedad y
temperatura para el aumento de la actividad biológica en el suelo.

El aumento de la actividad biológica constituye el eje del mejoramiento de las


condiciones físicas y químicas del suelo: ella crea las condiciones de estructura y
porosidad para aumentar la capacidad de infiltración y almacenamiento de agua en el
perfil. De hecho, la cobertura vegetal también actúa directa y fuertemente para
aumentar la infiltración de agua en el suelo.

Un perfil de suelo fresco, poroso, con estructura bien desarrollada, con buena
capacidad de infiltrar y almacenar agua, con materia orgánica en constante proceso de

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transformación por una población de organismos diversificada, es un suelo que puede


ser considerado “sano”, lo cual permite el pleno desarrollo del sistema radicular de las
plantas y buena disponibilidad de agua y nutrientes. Plantas bien nutridas y
desarrolladas presentan la capacidad de producir más biomasa, tanto cosecha como
residuos, cerrando un ciclo en espiral, ahora ascendente.

Por lo tanto, se trata de mejorar la “salud del suelo”, para que el cumpla su función de
almacenamiento y suministro de agua y nutrientes, medio de crecimiento del sistema
radicular de las plantas y hábitat para una actividad biológica diversificada y benéfica.

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Desde el punto de vista de la conservación ambiental, un terreno manejado bajo este


enfoque presenta las siguientes características positivas:

— El agua se infiltra en el suelo, parte de ella recarga los acuíferos y fluye por
manantiales superficiales, lo que contribuye de manera decisiva a mantener
el equilibrio hidrológico de los ecosistemas y la calidad de vida de los hábitat;

— Esta misma agua puede ser aprovechada en diferentes actividades


productivas o conservacionistas;

— El agua que se infiltra no produce erosión, no deteriora el suelo y no causa la


contaminación de los cuerpos de agua con sedimentos;

— El reciclaje y la reducción de las pérdidas reduce las necesidades de


fertilizantes externos a la finca;

— Un terreno bien cubierto suprime la germinación de malezas y reduce las


necesidades de uso de productos contaminantes o mano de obra;

— La actividad biológica diversificada, a mediano y largo plazo, se auto regula,


reduciendo los riesgos de desequilibrios poblacionales que puedan
transformarse en plagas o patógenos, lo que contribuye a reducir la
necesidad de utilización de productos contaminantes;

— El aumento y mantenimiento de mayores cantidades de biomasa en el


sistema inmoviliza el carbono en la forma orgánica, no dañina a la atmósfera.

Desde el punto de vista de los productores y productoras, los cuales necesitan, por
fuerza, pensar en el componente económico del uso y manejo de los recursos
naturales, este enfoque permite las siguientes ventajas:

— El aumento de la biomasa con prácticas seleccionadas también tiene el


propósito de aumentar la biomasa de productos para cosecha y, por supuesto,
para el mercado;

— Las prácticas seleccionadas, en el balance, favorecen la rentabilidad;

— Los costos de producción tienden a bajar, por el ahorro en insumos externos a la


finca;

— La mano de obra que se ahorra en determinadas actividades puede ser


transferida a otras actividades igualmente o más rentables;

— En una política de pago por servicios ambientales, un terreno manejado bajo


este enfoque puede estar incluido y gozar de un ingreso adicional;

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Manejo Integrado de Tierras: un enfoque para producir y conservar

— Un terreno mejor conservado posee ventajas comparativas en el mercado de


tierras.

Al analizar la situación salvadoreña, en términos del balance entre producción y


consumo de biomasa, se puede estimar un gran déficit, tal como lo enseña la Figura 4.

El déficit hídrico en el verano determina


una acentuada reducción de la curva de PRINCIPALES CONSUMIDORES
producción de biomasa vegetal, llegando DE BIOMASA
prácticamente a cero en los meses de
febrero, marzo y abril. Mientras tanto, el ¡ Ganado bovino y equino
consumo de biomasa permanece más o ¡ Consumo de leña
menos estable. El consumo diario de leña ¡ Aradura del suelo
es estable, el consumo (o las necesidades) ¡ Quemas
del ganado son las mismas. Se reduce la ¡ Descomposición biológica
descomposición durante el período seco; ¡ Otros consumidores
sin embargo, aumentan las pérdidas de
biomasa por las quemas.

De esta manera, el período de acumulación de biomasa en el país es muy corto,


mientras que el período de deterioro de la biomasa es más largo. El hecho de que haya
un balance negativo de biomasa en gran parte del año, se traduce en un deterioro de
los recursos naturales, por varios aspectos.

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En primer lugar, reduce los grados de cobertura del suelo, el cual provoca:

— Baja infiltración del agua y consecuente erosión, la cual significa pérdidas de


materia orgánica y nutrientes y contaminación de los cuerpos de agua;

— Altas temperaturas en la superficie del suelo, aumentando la evaporación del


agua y reduciendo la actividad biológica;

— Menor disponibilidad de agua para los cultivos y recarga de los acuíferos y


manantiales superficiales;

— Aumento de las malezas.

En segundo lugar, el balance negativo de biomasa reduce la disponibilidad de material


orgánico fresco, con consecuencias negativas, tales como:

— Reducción del reciclaje;

— Aumento de las necesidades de insumos externos;

— Reducción del funcionamiento biótico del suelo;

— Colapso de la bioestructura del suelo, con consecuencias para la porosidad,


aireación y capacidad de infiltración y almacenamiento de agua;

— Balance desfavorable de carbono para la atmósfera.

— Sumado a los puntos anteriores, el déficit de biomasa sobre la superficie del


suelo favorece el daño por sus mismos consumidores, principalmente el ganado
bovino y equino, lo cual acelera el proceso de deterioro y aumento del déficit
cada año.

En los diferentes sistemas de producción existentes en el país, se ha hecho muy poco


en el sentido de aumentar la producción de biomasa vegetal en el período húmedo y
manejarla o almacenarla de tal manera que el déficit en el período seco no sea tan
acentuado.

De hecho, la estrategia clave del enfoque de manejo de tierras es exactamente buscar


aumentar la producción de biomasa vegetal durante el período lluvioso y manejarla
para que se mantenga el máximo posible durante el período seco. Este aumento de la
producción de biomasa dentro de los sistemas de producción tiene como objetivo
cumplir con los puntos anteriormente discutidos.

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PRÁCTICAS PARA AUMENTAR LA PRODUCCIÓN Y


CONSERVAR LA BIOMASA EN EL SALVADOR

¡ Orientar el rubro a la capacidad de la tierra.


¡ Seleccionar variedades o especies más productoras de biomasa; en este
caso, el sorgo presenta una importancia muy grande.
¡ Utilizar una adecuada población de plantas para cada cultivo.
¡ Combinar los cultivos en una misma área en rotaciones, asocios y relevos; el
asocio o relevo de maíz + sorgo contribuye a producir y mantener más
biomasa sobre el terreno.
¡ Sembrar plantas de cobertura, principalmente gramíneas de relación C/N
elevada (sorgo), combinándolas con leguminosas para el suministro de
nitrógeno (mucuna, canavalia).
¡ Mantener los rastrojos sobre la superficie del suelo.
¡ No practicar el carrileo de la vegetación.
¡ Eliminar las quemas.
¡ Reducir la alimentación del ganado con rastrojos.
¡ Reducir o eliminar la movilización del suelo para la siembra, principalmente
los arados y rastras.
¡ Sembrar pastos mejorados, con mayor tolerancia al pisoteo y sequía, tales
como: Andropogon gayanus (Pasto carimagua), Brachiaria brizantha (Pasto
brizantha, Brachiaria deumbens (Pasto decumbens) y Digitaria
swazilandensis (Pasto suazi).
¡ Sembrar pastos de corte para reducir la presión de pastoreo, principalmente
el pasto elefante (Pennisetum purpureum e híbridos).
¡ Producir y conservar forraje en el período húmedo para utilizarlo en el
período seco en forma de guateras, heno o ensilaje.
¡ Sembrar barreras vivas con doble propósito: control de escorrentía y forraje;
en este caso, la Brachiaria brizantha ha mostrado su adaptación a la mayoría
de las condiciones de ladera.
¡ Controlar el pastoreo con una correcta carga animal y períodos de ocupación
y descanso, para evitar el sobre pastoreo.
¡ Utilizar prácticas de agroforestería en sus diferentes modalidades: árboles
dispersos, cercas vivas, callejones, cortinas, etc.
¡ Reducir el consumo de leña.
¡ Mantener los animales domésticos bajo control, principalmente los bovinos y
equinos.
¡ Reciclar los residuos de la producción animal o vegetal.
¡ Fertilizar bajo criterios técnicos.

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CONSIDERACIONES FINALES

Si se busca una definición estandarizada para el enfoque de manejo integrado de


tierras, se podría decir que es “la gestión del uso y manejo de la tierra dentro de cada
sistema de producción, para lograr mantener un equilibrio dinámico capaz de optimizar:

— La producción de biomasa y la cobertura vegetal del terreno;

— Las condiciones del suelo para la infiltración, almacenamiento y disponibilidad


de agua para las plantas;

— Las condiciones de estructura, porosidad y aireación que faciliten el desarrollo


radicular de las plantas;

— El reciclaje y mantenimiento de la materia orgánica;

— La disponibilidad de nutrientes;

— La reducción de las pérdidas y contaminación;

— La rentabilidad del sistema.

En esta definición, el protagonismo del productor y su familia está resumido en la


palabra gestión. Es el centro del enfoque. El ser humano somete los recursos naturales
a diferentes usos y manejos y es su único gestor. Su capacidad es la clave del éxito
para una agricultura sostenible.

Las interacciones entre los recursos naturales, así como de sus procesos de
degradación son internalizados en la expresión sistema de producción. El análisis del
sistema permite identificar las relaciones entre los recursos, los procesos de deterioro
en marcha, las causas y posibilidades de solución para cada problema.

Finalmente, la expresión equilibrio dinámico, de un lado, implica que sobre el uso y


manejo de los recursos naturales no hay nada estático y, de otro lado, implica la
convergencia de los intereses de producción y conservación, como única forma de
orientarse en el rumbo de la sostenibilidad.

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Manejo Integrado de Tierras: un enfoque para producir y conservar

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Dittoh, S. (2000). Manejo sostenible de la fertilidad del suelo: lecciones aprendidas de


la investigación en acción. LEISA, Boletín de ILEIA, Leusden, Vol. 15, N° 1-2, p.
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FAO. (1998). Un nuevo marco de trabajo para el manejo conservacionista de tierras y


aguas y control de la desertificación en América Latina y el Caribe (CORTALC).
FAO, Roma, 20 p.

Shaxson, T.F. (1994). Introducción al concepto moderno de manejo integrado y


conservación de suelos. FAO, Proyecto GCP/RLA/107/JPN, Santiago, p. 27-79.
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Shaxson, T.F. (1997). Soil erosion and land husbandry. Land Husbandry, Oxford, vol. 2,
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Shaxson, T.F. (1999). New concepts and approaches to land management in the
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Vieira, M.J.; D.F. Cubero, R. Azofeifa; O.Q. Madrigal y L.M. Arroyo. (1996). Agricultura
conservacionista: un enfoque para producir y conservar. FAO, MAG, Proyecto
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