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Tu Actitud en los Negocios

Cuando quieres triunfar en los negocios, el trabajo no lo es todo: tu actitud tiene más que
ver de lo que te imaginas, la actitud lo es todo en los negocios. Continúe leyendo el artículo
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uando se habla de negocios, siempre salen temas de administración, metodologías,
certificaciones, impuestos, y pleitos sobre muchos temas. Sin embargo, en la gran mayoría
de los casos, rara vez se habla de las personas que hacen las cosas.

Durante años he escuchado a mucha gente quejarse de muchas causas que les impiden tener
un negocio propio o ser independientes. “No tengo dinero”, “no tengo tiempo”, “no sé
mucho de eso” son las más socorridas. De hecho, muchas de esas personas pueden pasarse
horas explicándome con lujo de detalles el porqué no han podido lograr sus objetivos.

Aunque muchas de esas causas son válidas y hasta las comparto, la realidad es que estamos
igual que los muchos que sí han logrado hacer las cosas. Algunos de los que han logrado
triunfar en los negocios o crecer a pesar de todos, han tenido las mismas circunstancias que
todos los demás. Y no se escuchan muchas quejas de esta gente…

Crear un negocio va a requerir mucho trabajo, inteligencia, dinero y algo de suerte. Pero
también lleva un pilar central, que es la actitud de su creador. Aunque muchos negocios
llegan a crecer hasta tener un impulso propio, la gran mayoría necesitan que alguien los
empuje. Y si ese alguien piensa que no se puede lograr más, el negocio seguirá a su creador.

En estos tiempos en que las cosas andan mal, mucha gente pierde la fe, ya sea en Dios, en el
país, la economía o en sí mismas. Esto es lo que muchas veces lleva a muchos negocios a
desaparecer, aunque todavía tenían cosas que dar. También he visto gente que traspasa
negocios cuando pierde el entusiasmo, para después querer patear su propio trasero al ver
que los nuevos dueños empiezan a ganar mucho más que ellos.

“Claro, a ellos ya no les tocó como a mí…” le dicen a todo el que quiera oír. Supongo que
sirve para no pensar en lo que dejaron ir por un momento de flaqueza.

Esto no quiere decir que dejes ir todo y mantengas hasta la muerte un negocio que no está
dando. Sin embargo, antes de mandar todo al diablo, piensa si es porque el negocio ya no es
rentable o simplemente porque ya perdiste la “chispa” que le dio vida.

Tu actitud es todo para hacer negocios. No solo lo digo yo; es algo que han dicho cientos de
empresarios exitosos. Y, ¿Por qué no darles el beneficio de la duda? A fin de cuentas, ellos ya
la hicieron…

“La confianza en uno mismo, es el primer secreto del éxito”.

Ambas son autodesarrollables con compromiso y responsabilidad. Es ahí cuando nos


preguntamos ¿qué es y cómo lograrlo?
Emergiendo de esta cuestión, muchos autores han enlistado una serie de aptitudes que debe
desarrollar un emprendedor: persona optimista, abierta, flexible al cambio positivo en
mejora, en cooperación, en métodos y procedimientos, en aprendizaje continuo. Éste deseo
incesante por aprender y crear, aplicarlo como una forma de vida.

El segundo escalón que tenemos que emprender, es el de la actitud. Una actitud positiva
marca diferencia entre un emprendedor y otro. Si se mantiene un nivel alto de actitud, de
optimismo, de estímulo, de llevar a cabo una gestión eficaz de las cualidades a actos
concretos que busquen el objetivo; se mantendrá un camino ascendente.

Algunas muestras de “buena actitud”:

•Cambiemos para mejorar. Para experimentar crecimiento y autodesarrollo es necesario


cambiar, estos cambios deben ser buscados y realizados.

•Entusiasmo en todos nuestros emprendimientos. Vivir con ésta cualidad nos da la fuerza
necesaria; esta fuerza hay que avivarla a diario. Serenidad, autocontrol y visión positiva son
las mejores armas para enfrentar con éxito los problemas.

•Establecer metas y actuarlas. Sin la acción es difícil lograr nuestro objetivo. Es imperante
llevar a cabo los pasos necesarios. Llevar a cabo nuestras ideas puede convertirse en algo
grandioso, sólo lo sabremos si actuamos.

•Seamos personas integrales. Si ampliamos nuestros conocimientos sobre distintas áreas,


estaremos más preparados y aportaremos más. No podemos decir “sabemos lo suficiente”.

•Eduquémonos con el hábito de terminación de tareas. La perseverancia y el compromiso no


pueden faltar en un emprendedor.

Es así como la “buena actitud”, es decir, un estado mental positivo y el cúmulo de aptitudes
(las capacidades, habilidades, destrezas, y buena disposición para ejercer o desempeñar una
determinada tarea, función, empleo, etc.), tienen relación directa con la ejecución de
objetivos y satisfacción.

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