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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su
totalidad.
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APLICADA
Profesor:
MANUAL DE LA ASIGNATURA
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Índice general
2. Integración Compleja 25
2.1. Conceptos previos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
2.2. Integrales con valores en C . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
2.3. Integrales complejas sobre caminos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
2.4. Teorema de Cauchy-Goursat . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
2.5. Existencia de primitivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
2.6. Fórmula Integral de Cauchy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
2.6.1. Analiticidad de las funciones holomorfas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
2.6.2. Teorema Fundamental del Álgebra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
2.7. Otros resultados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
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ÍNDICE GENERAL
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Capítulo 1
El conjunto de los números complejos, que denotaremos por C, no es más que R2 , donde se
consideran las siguientes operaciones:
1. Suma: (a, b) + (c, d) = (a + c, b + d) con a, b, c, d ∈ R.
2. Producto por escalares: λ(a, b) = (λa, λb) con λ, a, b ∈ R.
3. Producto complejo: (a, b) · (c, d) = (ac − bd, ad + bc) ∀ a, b, c, d ∈ R.
Nota 1.1. Cuando representamos un número complejo como un par de números reales de-
nominamos a dicha representación afijo, y no es la habitual. En forma de afijo, un número
complejo cualquiera (a, b) admite una representación en el plano cartesiano. Para referirnos al
plano complejo, al eje de abscisas lo llamaremos eje real y al de ordenadas eje imaginario.
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La definición del producto, por tanto, se sigue de la propiedad distributiva y del hecho de que
i2 = −1.
1 si n = 4k
i si n = 4k + 1
in =
−1 si n = 4k + 2
−i si n = 4k + 3
Teorema 1.5. (C, +, ·) es un cuerpo. Es decir, con la suma y el producto de números complejos,
se verifican las siguientes propiedades para z1 , z2 , z3 ∈ C:
1. Conmutatividad de la suma: z1 + z2 = z2 + z1 .
2. Asociatividad de la suma: (z1 + z2 ) + z3 = z1 + (z2 + z3 ).
3. Existencia de elemento neutro para la suma: hay un elemento e ∈ C tal que z1 +e = e+z1 = z1 .
Además, e = (0, 0).
4. Existencia de elemento opuesto: dado z1 ∈ C, hay un elemento z2 ∈ C tal que z1 + z2 =
z2 + z1 = e. Si z ∈ C, denotaremos al opuesto por −z.
5. Conmutatividad del producto: z1 · z2 = z2 · z1 .
6. Asociatividad del producto: (z1 · z2 ) · z3 = z1 · (z2 · z3 ).
7. Existencia de elemento neutro para el producto: hay un elemento n ∈ C tal que n · z1 =
z1 · n = z. Este n viene identificado por el afijo (1, 0) = 1 ∈ R.
8. Existencia de elemento inverso: dado z1 ∈ C \ {0}, existe otro número complejo tal que
z1 · z2 = z2 · z1 = 1. Para un z ∈ C cualquiera, este elemento se llama inverso de z1 y se
representa por z −1 .
9. Propiedad distributiva: z1 · (z2 + z3 ) = z1 · z2 + z1 · z3
La demostración del teorema anterior es pesada, pero es inmediata a partir de las propiedades
de cuerpo de los números reales.
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a − bi
z −1 =
a2 + b 2
z
z −1 =
|z|2
donde z̄ denota el conjugado complejo y |z| el módulo del número complejo (que aún no se han
definido).
Con estas propiedades, ya podemos comenzar a realizar operaciones elementales con números
complejos.
z
Cociente de números complejos El cociente con w 6= 0 se define como
w
z
= z · w−1
w
n
n
X n
(a + bi) = an−k · (bi)k
k=0
k
Ya desde el principio se ve que la fórmula del Binomio de Newton es poco operativa para calcular
potencias de exponente muy grande. Por ello, daremos otra forma equivalente de representación
de los números complejos, en la que algunas de estas operaciones sean más sencillas.
√ p
|z| = a2 + b2 ⇐⇒ |z| = (Re(z))2 + (Im(z))2
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Nota 1.9. La igualdad z = |z| · (cos θ + i sen θ) se verifica para cualquier θ = Arg(z) + 2kπ con
k ∈ Z. Todos estos θ se llaman argumentos de z y se denotan por arg(z).
Teorema 1.11. Se verifican las siguientes propiedades del módulo y el conjugado para todo
z, w ∈ C:
1. |z|2 = z · z
2. |Re(z)| ≤ |z|, |Im(z)| ≤ |z|
3. |z| = |z|
4. z · w = z · w
5. z + w = z + w
z z
6. = con w 6= 0
w w
7. |z · w| = |z| · |w|
z |z|
8. = con w 6= 0
w |w|
9. |z + w| ≤ |z| + |w| (Desigualdad triangular)
10. ||z| − |w|| ≤ |z − w| (Desigualdad triangular inversa)
Al igual que antes, la demostración es tediosa pero inmediata (son simples comprobaciones).
z + z = 2 · Re(z) y z − z = 2 · Im(z)i
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√ α + 2kπ
Despejando de la expresión, s = n
ryβ= con n ∈ N, k ∈ Z.
n
Aunque puede haber infinitos argumentos posibles para las raíces, sólo hay n de ellos entre 0
y 2π, por lo que basta con tomar n números enteros consecutivos. Por ejemplo, podrían ser
k = 0, 1, 2, . . . , n − 1.
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p
d(z, w) = |z − w| = |a + bi − c − di| = |(a − c) + (b − d)i| = (a − c)2 + (b − d)2
Está claro que la aplicación definida es una métrica porque es exactamente la distancia euclídea,
d2 , considerada en R2 . Esta métrica induce la topología usual de R2 , por lo que todas las nociones
topológicas en este espacio son perfectamente aplicables directamente al caso complejo.
Pk
Nota 1.20. Sean zn = an + bn i, z0 = a0 + b0 i. Sea la suma parcial k-ésima, Sk = n=1 zn . Se
tiene que
∞
X ∞
X ∞
X
zn = lı́m Sk = z0 ⇐⇒ an = a0 y bn = b0
k→+∞
n=1 n=1 n=1
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Nota 1.24. Al igual que con el límite, la continuidad en z0 equivale a la continuidad de sus
partes real e imaginaria.
A la vista de las definiciones anteriores y los resultados obtenidos, podría parecer que no hay
diferencias entre el análisis complejo y el análisis real en dos variables. Sin embargo, hay que
tener en cuenta que aún no ha entrado en juego el producto complejo que distingue al plano
complejo del plano real. Veamos lo que ocurre con la derivabilidad en sentido complejo.
f (z) − f (z0 )
lı́m
z→z0 z − z0
f (z) − f (z0 )
f 0 (z0 ) = lı́m
z→z0 z − z0
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Sería interesante buscar unas condiciones semejantes a las del análisis real para establecer la
holomorfía de la función f en Ω. Estas condiciones vienen dadas por un sistema de ecuaciones
en derivadas parciales conocido como Condiciones de Cauchy-Riemann.
Equivalentemente:
Usando que f = u + iv con v = v(x, y) y u = u(x, y), se tiene que el siguiente límite es igual a
0:
u(x, y) + iv(x, y) − u(x0 , y0 ) − iv(x0 , y0 ) − [Ref 0 (z0 ) + iImf 0 (z0 )]((x − x0 ) + i(y − y0 ))
lı́m p
(x,y)→(x0 ,y0 ) (x − x0 )2 + (y − y0 )2
Separando las partes real e imaginaria, que también deben ser 0, obtenemos:
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∂u ∂v
(x0 , y0 ) = (x0 , y0 )
∂x ∂y
∂u ∂v
(x0 , y0 ) = − (x0 , y0 )
∂y ∂x
Definición 1.30 (Serie de potencias). Una serie de potencias es una expresión de la forma
∞
X
an · (z − z0 )n , donde los an se llaman coeficientes de la serie y z0 centro de la serie. Las series
n=0
de potencias sirven para representar funciones, que podemos expresar como:
∞
X
f (z) = an · (z − z0 )n (1.3)
n=0
Nota 1.31. El dominio de la función f no tiene por qué ser todo el plano complejo. La teoría
(totalmente extensible del caso real al caso complejo) demuestra que Domf es el disco D(z0 , R)
donde R se llama radio de convergencia.
∞
X
Definición 1.32 (Radio de convergencia). Dada una serie de potencias an · (z − z0 )n ,
n=0
definimos p
ρ = lı́m n |an |
n
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0 si ρ = +∞
1
R= si 0 < ρ < +∞ (1.4)
ρ
+∞ si ρ = 0
p p
lı́m n |an | = lı́m n |an |
n n
Además, del curso de variable real puede ser útil recordar el siguiente resultado:
|an+1 |
Proposición 1.34. Dada la sucesión (an ), si existe lı́m = L, entonces existe el límite
n→∞ |an |
p
lı́m n |an | y también vale L.
n→∞
xn+1 − xn xn
lı́m = L ⇒ lı́m =L
n→∞ yn+1 − yn n→∞ yn
|an+1 |
Partimos de que lı́m = L. Aplicando logaritmos, se tiene:
n→∞ |an |
|an+1 |
lı́m = L ⇐⇒ lı́m [log(|an+1 |) − log(|an |)] = log(L) ⇐⇒
n→∞ |an | n→∞
log(|an+1 |) − log(|an |)
⇐⇒ lı́m = log(L)
n→∞ n+1−n
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log(|an |) 1
lı́m = log(L) ⇐⇒ lı́m log(|an |) n = log(L)
n→∞ n n→∞
Aplicando ahora la exponencial, que conmuta con el límite (es una aplicación continua), tene-
mos:
1 p
n
lı́m |an | n = L ⇐⇒ lı́m |an | = L
n→∞ n→∞
como se quería probar.
Nota 1.37. Dado que la serie de potencias converge uniformemente en todo disco cerrado
contenido en el disco de convergencia y centrado en z0 y que la serie de las derivadas tiene
el mismo radio de convergencia que la serie original, las series de potencias se pueden derivar
término a término. Así, la derivada de f (z) dada por una serie de potencias es:
∞
X
0
f (z) = n · an · (z − z0 )n−1
n=1
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∞
X
Teorema 1.38 (Serie de Taylor). Sea f (z) = an · (z − z0 )n para todo z ∈ D(z0 , r) con
n=0
r < R donde R denota el radio de convergencia de la serie. Entonces f es infinitas veces
derivable en D(z0 , r) y
f (n) (z0 )
an = ∀n≥1 (1.5)
n!
y, para n = 0, a0 = f (z0 ).
f (z) = a0 + a1 (z − z0 ) + a2 (z − z0 )2 + . . .
Volviendo a derivar:
f (n) (z0 )
Repitiendo el proceso se obtiene que an = y adoptamos el convenio de que a0 = f (z0 ).
n!
Nota 1.39. Acabamos de ver que las funciones dadas por una serie de potencias son infinita-
mente derivables (condición muy restrictiva). Veremos que, en el análisis complejo, la derivabi-
lidad infinita es equivalente a la holomorfía. Antes de seguir con esta idea, formalicémosla con
algunas definiciones previas.
Definición 1.41 (Función analítica). Decimos que una función f es analítica en Ω cuando:
∞
X
∀z0 ∈ Ω ∃ r > 0 : D(z0 , r) ⊂ Ω y f (z) = an · (z − z0 )n
n=0
Dicho de palabra, las funciones analíticas son aquéllas que vienen dadas localmente mediante
una serie de potencias.
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Si K = C, se tiene:
Definición 1.45 (Seno complejo). La función seno de variable compleja viene dada por la
serie de potencias
∞
X (−1)n
sen(z) = · z 2n+1 ∀ z ∈ C (1.7)
n=0
(2n + 1)!
Definición 1.46 (Coseno complejo). La función coseno de variable compleja viene dada por
la serie de potencias
∞
X (−1)n
cos(z) = · z 2n ∀ z ∈ C (1.8)
n=0
(2n)!
Nota 1.47. Es fácil comprobar (se propone como ejercicio) que el radio de convergencia de las
tres series es R = +∞, por lo que el disco de convergencia es C.
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Trabajando con sumas finitas, para multiplicarlas podemos aplicar la propiedad distributiva.
En general, esto no es cierto al multiplicar dos sumas infinitas. El hecho de aplicar la propiedad
distributiva al producto de series infinitas es lo que da lugar al concepto de Producto de Cauchy
de dos series, que pasamos a definir.
Aunque hemos visto que el producto de dos series convergentes no es, en general, igual a su
producto de Cauchy −que incluso podría no estar definido−, hay una situación en la que sí
se da la igualdad. Si una de las dos series es absolutamente convergente (una gran cantidad
de sucesiones son absolutamente convergentes, por lo que no es una condición excesivamente
restrictiva), entonces podremos identificar el producto de las series con la serie producto de
Cauchy.
∞
! ∞
! ∞ X
n
X X X
an · bn = ak · bn−k
n=0 n=0 n=0 k=0
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z
z2 z3
Demostración. (a) e = 1 + z + + + . . . y, evaluando en z = 0, se tiene que el valor es
2! 3!
0
02 03
e = 1 + 0 + + + · · · = 1.
2! 3!
P∞ zn P∞ wn
(b) ez · ew = n=0 n! n=0 n! . Ambas series son absolutamente convergentes en C por
el teorema de Cauchy-Hadamard. La convergencia absoluta de ambas series permite utilizar el
teorema de Mertens para convertir este producto en la serie producto de Cauchy. Así:
∞
! ∞
! ∞ X
n ∞ n
X zn X wn X zk wn−k X 1X n!
= · = z k wn−k =
n=0
n! n=0
n! n=0 k=0
k! (n − k)! n=0 n! k=0 k!(n − k)!
∞ n ∞
X 1X n k n−k X (z + w)n
= z w = = ez+w
n=0
n! k=0 k n=0
n!
∞
X (iy)n (iy)2 (iy)3 y2 y3
eiy = = 1 + iy + + + · · · = 1 + iy − − i + . . .
n=0
n! 2! 3! 2! 3!
∞ ∞ ∞
X (iy)n X (−1)n 2n
X (−1)n
= ·z +i· · z 2n+1 = cos(y) + i · sen(y)
n=0
n! n=0
(2n)! n=0
(2n + 1)!
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!0 ∞
z 0
z2 z3 z2 z3 X zn
(e ) = 1 + z + + + ... = 1 + z + + + ··· = = ez
2! 3! 2! 3! n=0
n!
eiz + e−iz
eiz + e−iz = 2 cos z ⇐⇒ cos z =
2
Si restamos,
eiz − e−iz
eiz − e−iz = 2i sen z ⇐⇒ sen z =
2i
(i) Sólo hay que hacer la comprobación y derivar utilizando la regla de la cadena. Damos la del
seno, y la del coseno es análoga.
!0
eiz − e−iz 1 eiz + e−iz
(sen z)0 = = · (eiz · i − e−iz · (−i)) = = cos z
2i 2i 2
Al igual que en el caso real, dado un z ∈ C, buscamos un w ∈ C tal que ew = z. A este tal w
lo llamaremos logaritmo de z.
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Demostración.
ab = eb log a
Nota 1.56. La expresión del apartado (b) de la definición anterior se llama Determinación
Principal de la potencia compleja, y la diferencia es que usa el logaritmo principal, que es
una función y no un conjunto de valores como el logaritmo complejo en general. De este modo,
DP (z w ) es un valor concreto, y no un conjunto (generalmente infinito).
Recordamos un resultado fundamental que nos será útil para hallar la derivada del logarit-
mo.
Teorema 1.57 (de la Función Inversa). Sea Ω ⊂ C. Sea f ∈ H(Ω) una biyección entre Ω
y Ω∗ , ambos abiertos de C. Sea f 0 (z) 6= 0 para cualquier z ∈ Ω. Entonces, f −1 ∈ H(Ω∗ ) y se
verifica:
1
(f −1 )0 (z) = (1.12)
f 0 (f −1 (z))
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−1 0
f −1 (z) − f −1 (z0 )
(f ) (z) = lı́m
z→z0 z − z0
f −1 (z) − f −1 (z0 ) 1 1 1
lı́m = lı́m = 0 = 0 −1
z→z0 z − z0 w→w0 f (w) − f (w0 ) f (w0 ) f (f (z0 ))
w − w0
Nota 1.58. La exponencial compleja no es inyectiva en todo el plano complejo. Sin embargo,
es posible encontrar subconjuntos de C donde sí lo sea, para que así sea posible hablar de una
función inversa (que no puede ser otra que el logaritmo, por construcción).
H1 = {x + iy : x ∈ R, y ∈ (−π, π)}
H2 = C \ (−∞, 0]
Se puede probar que ez es una biyección entre ambos conjuntos, ambos abiertos de C. De este
modo, el logaritmo es derivable en H2 y se tiene la siguiente fórmula.
1
(Log(z))0 = (1.13)
z
1 1 1
(Log(z))0 = = =
(eLog(z) )0 eLog(z) z
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1
zn = |x0 | · ei(π− n ) → x0
1
wn = |x0 | · e−i(π− n ) → x0
Si la aplicación fuese continua, las sucesiones de las imágenes deberían converger al mismo
número. Desde luego, la aplicación no es continua para x0 ∈ (−∞, 0).
Proposición 1.61 (Desarrollo en serie del logaritmo). Si |z| < 1 se tiene el siguiente
desarrollo en serie:
∞
X (−1)n+1
Log(1 + z) = zn (1.14)
n=1
n
Demostración. Sólo hay que calcular los primeros términos del polinomio de Taylor y demostrar
la fórmula general por inducción.
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Capítulo 2
Definición 2.2 (Traza de una curva). El conjunto γ ∗ = γ([a, b]) = {γ(t) : t ∈ [a, b]} se
denomina traza de γ.
Nota 2.6. Nótese que el cambio de sentido Γ recorre el mismo camino que γ, pero en sentido
contrario y con distinta velocidad.
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Z b Z b Z b
h := h1 + i h2
a a a
cuando h1 y h2 sean Riemann-integrables en [a, b]. Las propiedades de esta integral, que nece-
sitaremos más adelante, se obtienen aplicando directamente las propiedades de la integral de
Riemann para funciones reales de variable real. Veámoslas:
Teorema 2.8. La integral de variable real con valores complejos definida anteriormente verifica
las siguientes propiedades:
Z b Z b Z b
1. (h + k) = h+ k para cualesquiera h y k : [a, b] → C integrables.
a a a
Z b Z b
2. (λh) = λ h para cualquier h : [a, b] → C integrable y λ ∈ C.
a a
entonces H es continua en [a, b] y derivable en los puntos de continuidad de h en [a, b], verificando
H 0 (t) = h(t) (Teorema Fundamental del Cálculo).
5. Si h : [a, b] → C es continua, entonces tiene una primitiva en [a, b], y es (salvo constante) la
función:
Z t
H(t) = h(x)dx
a
Z b
h = H(b) − H(a)
a
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
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7. Si ϕ es una función de clase C 1 entre dos intervalos [a, b] y [c, d] y h es continua en [c, d],
entonces
Z ϕ(b) Z b
h(s)ds = h(ϕ(t)) · ϕ0 (t)dt
ϕ(a) a
Z b Z b
h≤ |h|
a a
b
Z Z b Z b
h(t)dt = h · (cos θ + i sen θ) = h · eiθ
a a a
Z b Z b Z b Z b Z b
−iθ −iθ
e−iθ h(t)dt
h = e · h(t)dt ⇒ h = e h(t)dt = Re
a a a a a
Z b Z b
−iθ
Re e h(t)dt = Re(e−iθ h(t))dt
a a
Z b Z b Z b
−iθ −iθ
Re(e h(t))dt ≤ |e h(t)|dt = |h|
a a a
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Z Z b
f= f (γ(t))γ 0 (t)dt
γ a
Puede ocurrir que la derivada γ 0 (t) no exista en un número finito de puntos de [a, b], ya que
hemos tomado el camino C 1 a trozos. En tal caso, la integral se entiende como:
Z b n Z
X tj
0
f (γ(t))γ (t)dt = f (γ(t))γ 0 (t)dt
a j=1 tj−1
2. Se verifica:
Z Z
(λf ) = λ f
γ γ
n
[
3. Sean los caminos γ1 , . . . , γn . Considérese su concatenación γk . En tal caso, se verifica:
k=1
Z n Z
X
Sn
f= f
k=1 γk k=1 γk
Z Z b
|γ 0 (t)|dt
f ≤ sup{|f (z)| : z ∈ γ([a, b])} ·
γ a
Z Z b Minkowski Z b
0
z}|{
|f (γ(t)) · γ 0 (t)|dt =
f =
f (γ(t)) · γ (t)dt ≤
γ a a
Z b Z b
0
= |f (γ(t))| · |γ (t)|dt ≤ sup |f (z)| · |γ 0 (t)|dt
a z∈γ ∗ a
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Rb
Definición 2.11 (Longitud de un camino). El valor de a |γ 0 (t)|dt se llama longitud del
camino γ y se denota por long(γ). Llegamos a esta definición de la misma manera que en
el caso de curvas parametrizadas en R2 , aproximando la curva por trayectorias poligonales y
tomando límites utilizando el teorema de Darboux.
ε
|fn (z) − f (z)| < ∀ z ∈ γ([a, b])
long(γ) + 1
Entonces se tiene:
Z Z Z
fn − f = (fn − f ) ≤ sup{|fn (z) − f (z)| : z ∈ γ([a, b])} · long(γ) < ε
γ γ γ
Por último, damos un resultado relativo al cambio de signo de la integral de camino por repa-
rametrizaciones y cambios de sentido.
Z Z d Z d Z b Z
0 0 0 0
f= f (Γ(t)) · Γ (t)dt = f (γ(ϕ(t))) · γ (ϕ(t)) · ϕ (t)dt = f (γ(s)) · γ (s)ds = f
Γ c c a γ
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Z Z d Z d Z a Z
0 0 0 0
f= f (Γ(t)) · Γ (t)dt = f (γ(ϕ(t))) · γ (ϕ(t)) · ϕ (t)dt = f (γ(s)) · γ (s)ds = − f
Γ c c b γ
Una de las cuestiones principales del análisis complejo (y que nos interesará bastante) es el hecho
de que la integral de una función holomorfa sobre un camino cerrado es nula. Este resultado nos
lo da el Teorema Integral de Cauchy. Sin embargo, antes podemos dar una serie de resultados
más débiles pero relacionados.
Proposición 2.15 (Regla de Barrow). Sea γ : [a, b] → C un camino, sea f una función
continua en γ ∗ con valores en C. Supongamos que f tiene una primitiva F . Entonces, se verifica:
Z Z
f = F 0 = F (γ(b)) − F (γ(a)) (2.3)
γ γ
Demostración.
Z Z b Z b
0 0 0
F = F (γ(t))γ (t)dt = (F ◦ γ)0 (t)dt = (F ◦ γ)(b) − (F ◦ γ)(a) = F (γ(b)) − F (γ(a))
γ a a
Z
Corolario 2.16. Si γ es cerrado, entonces f = 0.
γ
Demostración. En efecto, si el camino es cerrado se tiene que γ(a) = γ(b). Por la proposición
anterior:
Z
f = F (γ(b)) − F (γ(a)) = F (γ(b)) − F (γ(b)) = 0
γ
Nota 2.17. Todos los polinomios complejos tienen antiderivada. Del mismo modo, las funciones
elementales como el seno, el coseno o la exponencial compleja también tienen antiderivada.
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Z
f =0
∂∆
R R
1 con 1 ≤ k ≤ 4. En
Si ninguno cumpliera esta desigualdad, se tendría que ∂∆k f < f
4 ∂∆
ese caso, se tendría:
Z 4 Z
X 4 Z Z
X
f = f ≤ f < f
∂∆ ∂∆k
k=1 ∂∆k k=1 ∂∆
1
2. long(∂∆n ) ≤ 2n
long(∂∆)
Como los ∆n son compactos
T∞ anidados (∆ ⊃ ∆1 ⊃ ∆01 . . . ) sabemos que la intersección es no
vacía, es decir, ∃ z0 ∈ k=1 ∆k
Ahora, distinguimos casos:
Primer caso. w0 6∈ ∆.
Como w0 no está en el triángulo, podemos decir que w0 6= z0 y que f es derivable en z0 . Esto
nos dice que
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Como los triángulos son cada vez más pequeños (es decir, la sucesión de longitudes tiende a
cero), existirá un N ∈ N a partir del que ∆n ⊂ D(z0 , r). De este modo, se tiene:
Z Z Z
n
n
f ≤ 4 f = 4 f − 0
∂∆ ∂∆n ∂∆n
Sin más que aplicar la Regla de Barrow al polinomio f (z0 ) + f 0 (z0 )(z − z0 ), se tiene que:
Z
[f (z0 ) + f 0 (z0 )(z − z0 )]dz = 0
∂∆n
Z Z
0
n
n
4 f − 0 = 4 (f (z) − f (z0 ) − f (z0 )(z − z0 )) ≤
∂∆n ∂∆n
1
= 4n · ε · · long(∂∆)2 = ε(long(∂∆))2
4n
R
La arbitrariedad de ε nos da que ∂∆
=0
Segundo caso. w0 es un vértice de ∆. La continuidad de f en el compacto ∆ implica que
existe un M > 0 tal que |f (z)| ≤ M para todo z ∈ ∆. Elegimos puntos x, y ∈ D(w0 , r) en los
lados adyacentes a w0 de tal forma que se generan tres triángulos, ∆1x,y , ∆2x,y y ∆3x,y .
Orientando positivamente las fronteras de los triángulos, los lados interiores se recorren una
vez en cada sentido y se obtiene:
Z 3 Z
X
f= f
∂∆ k=1 ∂∆k
Z Z
f= =0
∂∆2x,y ∂∆3x,y
R
Veamos ∂∆1x,y
f . El hecho de que f esté acotada en el triángulo nos da:
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Z Z
f = f ≤ sup |f (z)| · long(∂∆1x,y ) ≤ M · long(∂∆1x,y )
∂∆ 1
∂∆x,y z∈∂∆1x,y
Z
Si (x, y) → w0 , se tiene que long(∂∆1x,y ) → 0 y así f = 0
∂∆
Tercer caso. w0 está en un lado de ∆. Lo único que tenemos que hacer es dividir ∆ en dos
triángulos ∆1 , ∆2 uniendo el punto w0 con el vértice del triángulo que no está en el lado en el
que está w0 . Así, w0 es vértice de los dos triángulos y acabamos de demostrar que la integral
sobre estos dos triángulos es nula. Por lo tanto, tenemos:
Z Z Z
f= f+ f =0
∂∆ ∂∆1 ∂∆2
Cuarto caso. w0 está en el interior de ∆. Sólo tenemos que considerar los tres triángulos
que determinan w0 (unimos w0 con los vértices del triángulo). Orientando adecuadamente las
fronteras de los triángulos ∆1 , ∆2 y ∆3 y, como w0 es vértice de los tres triángulos a la vez, se
tiene:
Z 3 Z
X
f= f =0
∂∆ k=1 ∂∆k
Este resultado no tiene interés por sí mismo, pero sí es importante para demostrar otros teore-
mas.
Nota 2.20. El camino γ(t) = (1 − t)a + tb con t ∈ [0, 1] es una parametrización del segmento
que une a con b.
Definición 2.21. Un conjunto Ω ⊂ C se dice convexo si, para todo par de puntos a, b ∈ Ω, el
segmento [a, b] ⊂ Ω.
Si tuviéramos un k ∈ C:
Z Z 1 Z 1
0
kdz = k · γ (t)dt = k(b − a) = k · (b − a)
[a,b] 0 0
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Esta función está bien definida por la convexidad de Ω. Comprobemos que es derivable y que
su derivada es f en Ω. Para ello, fijemos un z0 ∈ Ω. Evaluemos:
R R
F (z) − F (z )
0
[a,z] f (w)dw − [a,z0 ]
f (w)dw
− f (z0 ) = − f (z0 ) =
z − z0 z − z0
R R
[a,z] f (w)dw − [a,z0 ]
f (w)dw − f (z0 )(z − z0 )
= =
z − z0
R R R
[a,z] f (w)dw − [a,z0 ]
f (w)dw − [z0 ,z]
f (z0 )dw
(∗)
= =
z − z0
R R R
∂∆ f (w)dw − [z,z0 ] f (w)dw − [z0 ,z] f (z0 )dw
= =
z − z0
R R R
[z0 ,z] f (w)dw − [z0 ,z] f (z0 )dw [z0 ,z] (f (w) − f (z0 ))dw
= = ≤
z − z0 z − z0
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F (z) − F (z0 )
F 0 (z) = lı́m = f (z0 )
z→z0 z − z0
Demostración. Como estamos bajo hipótesis del teorema de existencia de primitivas, podemos
afirmar que existe una función F ∈ H(Ω) tal que F 0 = f en Ω. Sin más que aplicar la Regla de
Barrow, concluimos que la integral es nula.
Nota 2.26. Al igual que el teorema de existencia de primitivas, el Teorema Integral de Cauchy
puede extenderse a conjuntos estrellados.
Definición 2.27. Sea γ un camino cerrado en C y sea z ∈ C, z 6∈ γ([a, b]). Se define el índice
de z respecto de γ como
1 1
Z
Indγ (z) = dw (2.4)
2πi γ w−z
Nota 2.28 (Idea geométrica). Se puede probar que Indγ (z) ∈ Z y que es el número de vueltas
que da γ alrededor de z (con signo positivo si el sentido es antihorario). La traza es una curva
cerrada simple que divide al plano en dos componentes con frontera común (la propia curva).
Así, si el punto z no está en el interior de la curva, el índice es 0.
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1 f (w)
Z
f (z) · Indγ (z) = dw (2.5)
2πi γ w−z
f (w) − f (z)
G(w) = si w 6= z
w−z
f 0 (z) si w = z
f (w) − f (z)
lı́m = f 0 (z)
w→z w−z
Tenemos, por tanto, que G ∈ H(Ω \ {w0 }) ∩ C(Ω) Ry estamos bajo las condiciones del Teorema
Integral de Cauchy, lo que nos lleva a afirmar que γ G = 0.
Esto es:
1 f (w) 1 1
Z Z
⇒ dw − f (z) dw = 0 ⇒
2πi γ w−z 2πi γ w−z
1 1 1 f (w)
Z Z
⇒ f (z) dw = dw
2πi γ w−z 2πi γ w−z
1 f (w)
Z
f (z) · Indγ (z) = dw
2πi γ w−z
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1 f (w)
Z
f (z) = dw (2.6)
2πi ∂D(z0 ,r) w−z
∞
X
f (z) = an · (z − z0 )n ∀ z ∈ D(z0 , r), 0 < r < R
n=0
Además,
1 f (w)
Z
an = dw (2.7)
2πi ∂D(z0 ,r) (w − z0 )n+1
1 f (w)
Z
f (z) = dw
2πi ∂D(z0 ,r) w−z
Serie geométrica ∞
!n
1 1 1 1 1 X z − z0
· ·
z}|{
= = z−z0 =
w − z w − z0 − (z − z0 ) w − z0 1 − w−z 0
w − z0 n=0 w − z0
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∞
!n
1 1 1 1 z − z0
Z Z X
f (z) = f (w) · dw = f (w) · · dw
2πi ∂D(z0 ,r) w−z 2πi ∂D(z0 ,r) w − z0 n=0 w − z0
Como |z−zr
0|
< 1, aplicando el Criterio M de Weierstrass tenemos que hay convergencia uniforme
en el disco, por lo que podemos intercambiar la suma y la integral. Así, llegamos a:
∞ ∞
"Z #
1 X f (w) 1 f (w)
Z X
n
n+1
· (z − z0 ) = dw · (z − z0 )n
2πi n=0 ∂D(z0 ,r) (w − z0 ) n=0
2πi ∂D(z0 ,r) (w − z0 )n+1
1 f (w)
Z
Renombrando dw = an , el resultado queda probado.
2πi ∂D(z0 ,r) (w − z0 )n+1
Corolario 2.32 (Fórmula para las derivadas sucesivas). Por la unicidad del desarrollo
en serie de potencias, se tiene:
Demostración. Como el desarrollo en serie es único, el desarrollo del teorema 2.31 coincidirá
con el desarrollo de Taylor. De esta idea se sigue el resultado.
El teorema que acabamos de demostrar es muy importante, pues afirma que, cuando trabajamos
con variable compleja, el hecho de que una función se pueda derivar una vez en un punto ya
implica que, en un entorno de dicho punto, viene dada como una serie de potencias, con todos
los beneficios que ello conlleva.
Vamos a obtener ahora una cota para las derivadas sucesivas de las funciones holomorfas que
nos permitirá demostrar resultados importantes.
n!
|f (n) (z0 )| ≤ · sup{|f (w)| : |w − z0 | = r} (2.9)
rn
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Tomando módulos:
Z
f (n) (z ) n! f (w)
0
= · dw ≤
n! 2π ∂D(z0 ,r) (w − z0 )n+1
( )
n! f (w)
(∗)
≤ · long(∂D(z0 , r)) · sup : |w − z0 | = r =
2π (w − z0 )n+1
1
= n! · · sup{|f (w)| : |w − z0 | = r}
rn
En (∗) se ha usado que long(∂D(z0 , r)) = 2πr. Además, esta última expresión nos da que
precisamente
n!
|f (n) (z0 )| ≤ · sup{|f (w)| : |w − z0 | = r}
rn
Como ya sabemos, las funciones holomorfas en todo el plano complejo (es decir, f ∈ H(C))
se denominan funciones enteras. Damos ahora un (sorprendente) resultado relativo a dichas
funciones.
Demostración. Como f ∈ H(C), sabemos que se puede expresar como la serie de Taylor de f
en torno a z = 0 en todo el plano complejo. Esto es:
∞
X f (n) (0)
f (z) = · zn ∀ z ∈ C
n=0
n!
n!
|f (n) (0)| ≤ · sup{|f (w)| : |w| = r}
rn
Como f está acotada en C, ∃ M > 0 tal que |f (z)| ≤ M ∀ z ∈ C. Por lo tanto:
n!
|f (n) (0)| ≤ ·M
rn
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y de aquí se sigue que f (n) (0) = 0 ∀ n ≥ 1 (nótese que lı́m rn = +∞ y trabajamos en C).
r→∞
De este modo, al sustituir en la serie de Taylor nos queda que f (z) = f (0) ∀ z ∈ C, por lo que
f es constante.
Utilizando este teorema podemos ver que las funciones seno y coseno complejas no están acota-
das (al contrario que en el caso real) ya que, de estarlo, serían constantes (y esto es falso).
El Teorema de Liouville nos permite demostrar un resultado de gran relevancia, como el Teo-
rema Fundamental del Álgebra.
1 1 1
f (z) = = ·h i
P (z) an z n 1 + an−1
· 1
+ ··· + a0
· 1
an z an zn
g(z)
Si renombramos el segundo factor como g(z), tenemos que f (z) = cuando z 6= 0. Es
an z n
inmediato comprobar que lı́m |g(z)| = 1, de donde se sigue que, para un cierto ε > 0
|z|→+∞
(podemos tomar ε = 1), existe un número real M > 0 tal que
||g(z)| − 1| < 1
si |z| > M . Esto implica que −1 < |g(z)| − 1 < 1 y, en particular, que |g(z)| < 2 ∀ z con
|z| > M .
Además, si |z| > M se tiene que |z|1n < M1n , lo que nos muestra que, si z es suficientemente
grande, la función f está acotada. En efecto, si tomamos z con |z| > M :
1 1 1 1
|f (z)| = · n · |g(z)| < · n·2
|an | |z| |an | M
Nos falta probar que la función está acotada cuando |z| ≤ M , pero esto es trivial. Si tomamos
D(0, M ) tenemos una función continua en un conjunto compacto, por lo que sabemos que está
acotada.
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En definitiva, tomando como cota de la función la mayor de las dos, tenemos que f es una
función entera y acotada, por lo que debe ser constante y, en consecuencia, P también. Esto es
absurdo, ya que para que un polinomio sea constante su grado debe ser 0 y hemos supuesto el
grado mayor o igual que 1.
Demostración. Se ha probado que el polinomio P tiene, al menos, una raíz compleja, por lo que
el polinomio será de la forma P (z) = (z − z1 ) · Q(z). Si aplicamos el resultado anterior a Q(z),
tenemos que Q(z) tiene, al menos, una raíz compleja, por lo que P (z) = (z − z1 )(z − z2 )R(z).
Aplicando reiteradamente el teorema 2.35, finalmente llegaremos a un polinomio irreducible,
por lo que resultará que P (z) = (z − z1 )(z − z2 ) . . . (z − zn ) y que P tiene n raíces, que son
z1 , z2 , . . . , zn .
Teorema 2.38 (Principio del Módulo Máximo). Sea Ω ⊂ C un dominio. Sea f ∈ H(Ω).
Si existe un z0 ∈ Ω en el que la aplicación |f | alcanza su máximo, entonces f es constante.
El principio del módulo máximo y su corolario nos vienen a decir que es absurdo buscar los
máximos de |f | en el interior del dominio, ya que siempre se encontrarán en la frontera.
Se dice que una aplicación es abierta cuando la imagen directa de un abierto es otro abierto.
Puede que el lector recuerde (de la demostración del teorema de la función inversa para funciones
de varias variables reales) que, en el caso real, a una aplicación f : A ⊂ Rn → Rn había que
pedirle que fuese de clase C 1 e inyectiva en el abierto A y, además, que el jacobiano no se anulase
en ningún punto de A. Pues bien, en el caso complejo basta con que la función sea holomorfa,
como afirma el siguiente teorema.
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Teorema 2.41 (de Weierstrass). Si {fn }∞ n=1 es una sucesión de funciones holomorfas en un
abierto Ω que converge uniformemente a una función f en los compactos de Ω, entonces para
todo k = 1, 2 . . . se tiene
fn(k) → f (k)
Por último damos un teorema de derivación de funciones complejas definidas mediante una
integral. Es, básicamente, la regla de derivación bajo la integral de Leibniz (ya conocida del
curso de Cálculo Integral en Rn ).
Aunque ya se tiene una fórmula para las derivadas sucesivas de una función holomorfa (hallada
en la demostración del teorema 2.33), este teorema proporciona una vía alternativa para llegar
a las derivadas sucesivas y puede utilizarse también para calcular integrales de camino.
Teorema 2.42 (de derivación bajo el signo integral). Sea Ω ⊂ C abierto. Sean γ un
camino en C y una aplicación ϕ : Ω × γ ∗ ⊂ C2 → C. Si ϕ es continua en su dominio, lo es en
Ω la aplicación
Z
f (z) = ϕ(z, w)dw con z ∈ Ω
γ
∂ϕ
Además, si para todo punto (z, w) ∈ Ω × γ ∗ existe ∂z
y la función
∂ϕ
(z, w) ∈ Ω × γ ∗ 7→ (z, w)
∂z
es continua, entonces f ∈ H(Ω) y
∂ϕ
Z
0
f (z) = (z, w)dw con z ∈ Ω
γ ∂z
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Capítulo 3
Hasta ahora hemos considerado principalmente resultados relacionados con las funciones que
son holomorfas en subconjuntos abiertos del plano complejo. Sin embargo, podría ocurrir que
la función no fuera derivable en un punto (o varios) de un cierto subconjunto abierto Ω ⊂ C
(podría ocurrir que la función no fuese continua o que ni siquiera estuviese definida en tal punto,
de hecho).
Para estudiar el comportamiento de estas funciones contamos con poderosas herramientas como
el desarrollo en Serie de Laurent o el Teorema de los Residuos de Cauchy, con aplicaciones no
sólo al análisis complejo sino también al cálculo de integrales reales mediante técnicas complejas
(principalmente integrales de funciones racionales, que requieren de bastante trabajo para ser
resueltas mediante técnicas de integración real).
c) H(s, 0) = a ∀ s ∈ [0, 1]
d) H(s, 1) = b ∀ s ∈ [0, 1]
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Nota 3.2 (Interpretación de la función H). Eligiendo un s ∈ [0, 1] fijo, podemos definir el
camino γs (t) = H(s, t) ∀ t ∈ [0, 1], que desde luego es continuo y une a con b en Ω. El hecho de
que γ0 y γ1 sean homótopos en Ω viene a decir que “podemos transformar de forma continua (es
decir, sin romperlo) el camino γ0 hasta convertirlo en γ1 a través de los caminos γs intermedios”.
Así, si elegimos s = 0 recuperamos γ0 y si elegimos s = 1 recuperamos γ1 .
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Nota 3.4 (Interpretación de la función H). Si fijamos un s ∈ [0, 1] y definimos γs (t) = H(s, t)
∀ t ∈ [0, 1], entonces γs es un camino cerrado y continuo en Ω. Además, para s = 0 el camino
es γs = γ0 y para s = 1 el camino es γs = γ1 . Por lo tanto, podremos deformar γ0 mediante los
caminos intermedios γs de manera continua hasta “transformarlo” en γ1 . Lo que representa la
función H es, por tanto, una familia de caminos indexada por el parámetro s y parametrizada
por t.
Teorema 3.5 (de Deformación). Sea Ω ⊂ C abierto y f ∈ H(Ω). Sean γ0 y γ1 caminos
homótopos en Ω parametrizados en [0, 1]. En el caso de que los caminos sean abiertos, se
supone que verifican γ0 (0) = γ1 (0) y γ0 (1) = γ1 (1). Entonces
Z Z
f= f
γ0 γ1
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Nota 3.7. Intuitivamente se entiende que un dominio simplemente conexo “no tiene agujeros”.
Teorema 3.8 (Fórmula Integral de Cauchy, versión global). Sea Ω un dominio de C.
Sea f ∈ H(Ω). Sea γ un camino cerrado en Ω homótopo a un punto en Ω. Entonces:
1 f (w)
Z
f (z) · Indγ (z) = · dw ∀ z ∈ Ω \ γ ∗ (3.1)
2πi γ w−z
para todo z ∈ Ω \ γ ∗ .
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Definición 3.10 (Coronas circulares en C). Sean r1 , r2 ∈ R tales que 0 ≤ r1 < r2 ≤ +∞.
Se define la corona circular abierta de centro z0 ∈ C, radio interior r1 y radio exterior r2 como
Del mismo modo, se define la corona circular cerrada asociada a la corona abierta (3.3) como
C(z0 , r1 , r2 ) = {z ∈ C : r1 ≤ |z − z0 | ≤ r2 } (3.3)
Teorema 3.11 (de Laurent). Sea f una función holomorfa en la corona C(z0 , r1 , r2 ) con
0 ≤ r1 < r2 ≤ +∞ y z0 ∈ C. Entonces la función f se puede desarrollar de manera única
como:
∞ ∞
X
n
X bn
f (z) = an (z − z0 ) + ∀ z ∈ C(z0 , r1 , r2 ) (3.4)
n=0 n=1
(z − z0 )n
Además, dados ρ1 , ρ2 tales que r1 < ρ1 < ρ2 < r2 , los coeficientes de las series son
1 f (w)
Z
an = dw n = 0, 1, 2, . . . (3.5)
2πi γ1 (w − z0 )n+1
1
Z
bn = f (w)(w − z0 )n−1 dw n = 1, 2, . . . (3.6)
2πi γ0
Sea z ∈ C(z0 , ρ1 , ρ2 ). Sea L un segmento que une un punto cualquiera de γ0 con uno de γ1 y
que no contiene a z.
Ahora podemos considerar el camino
Γ = γ0 ∪ (−γ1 ) ∪ L ∪ (−L)
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El camino Γ, tal como lo hemos definido, es cerrado y se recorre en sentido horario, por lo que
IndΓ (z) = −1 por estar z contenido en la región delimitada por Γ.
Por otro lado, Γ es homótopo a un punto de C(z0 , r1 , r2 ). Aplicando la versión global de la
Fórmula Integral de Cauchy:
R f (w) R f (w)
Nótese que −L w−z
dw = − L w−z
dw, por lo que las integrales se cancelan.
Veamos qué ocurre con la primera integral. Si tomamos w ∈ γ0 , tenemos |w − z0 | = ρ1 . Por
w−z0 w−z0
otro lado, |z − z0 | > ρ1 y el cociente z−z0 verifica z−z0 < 1.
Operando, llegamos a:
∞
!n
1 1 1 1 1 X w − z0
= =− · =− ·
w − z w − z0 − (z − z0 ) z − z0 1 − w−z
z−z0
0
z − z0 n=0 z − z0
Como w−z 0
< 1, la serie está mayorada por otra serie geométrica y del criterio M de Weiers-
z−z0
trass se deduce que la serie converge uniformemente en los discos cerrados contenidos en el
disco de convergencia. Se tiene, por tanto, que:
∞
!n
1 f (w) 1 f (w) X w − z0
Z Z
− · dw = · dw =
2πi γ0 w−z 2πi γ0 z − z0 n=0 z − z0
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∞ Z
1 1 X
= · · f (w)(w − z0 )n dw =
2πi (z − z0 )n+1 n=0 γ0
∞
1 1
X Z
= · f (w)(w − z0 )n dw =
(z − z0 )n+1 n=0 2πi γ0
∞
1 1
X Z
· f (w)(w − z0 )n−1 dw =
(z − z0 )n n=1 2πi γ0
∞
1 1
X Z
f (w)(w − z0 )n−1 dw ·
n=1
2πi γ0 (z − z0 )n
∞
f (w) 1 f (w)
Z X Z
dw = dw · (z − z0 )n
γ1 w−z n=0
2πi γ1 (w − z0 )n+1
Nota 3.12. Al igual que con el desarrollo en serie de Taylor, la convergencia de la serie de
Laurent es absoluta en la corona y uniforme en los compactos de la corona C(z0 , r1 , r2 ).
Nota 3.13. El teorema asegura la existencia de un desarrollo similar a una serie de potencias de
la función f centrándola en un punto z0 (no se dice si z0 ∈ Ω, sólo que es un número complejo).
Nota 3.16. Aunque no es imposible, suele ser bastante costoso calcular los coeficientes de la
serie de Laurent a partir de las fórmulas de (3.5) y (3.6) debido al hecho de que no se tiene
(n)
una expresión similar a f n!(z0 ) (la función puede no estar definida en z0 por lo que no será
derivable). Por eso, será más práctico (debido a la unicidad del desarrollo en serie de Laurent)
manipular la función para obtener la serie directamente.
1
Ejemplo 3.17. Hallar el desarrollo en serie de Laurent de la función f (z) = en torno a
1−z
z0 = 0 con z ∈ C(0, 1, +∞).
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∞ ∞ ∞
1 1 1 1 1 X 1 X 1 X 1
f (z) = =− =− · 1 =− · n
= − n+1
= − n
1−z z−1 z 1− z
z n=0 z n=0
z n=1
z
Definición 3.18. Sean f una función compleja y z0 ∈ C. Se dirá que z0 es una singularidad
aislada de f si existe un radio r > 0 tal que f ∈ H(D(z0 , r) \ {z0 }).
Nótese que el conjunto D(z0 , r)\{z0 } es una corona circular que tiene por centro z0 y por radios
r1 = 0 y r2 = r, por lo que podemos aplicar el Teorema de Laurent. De este modo, se puede
escribir
∞ ∞
X bn X
f (z) = + an (z − z0 )n ∀ z ∈ D(z0 , r) \ {z0 }
n=1
(z − z0 )n n=0
Definición 3.19. Se dirá que la función f tiene una singularidad no aislada en f cuando la
función no sea derivable en z0 y, además, exista una sucesión (zn ) de puntos donde f no es
derivable tal que lı́m zn = z0 .
n→+∞
Veamos a continuación un par de ejemplos de funciones con singularidades tanto aisladas como
no aisladas.
1
Ejemplo 3.20. Considérese la función f (z) = z(z−1) 2 . Es inmediato comprobar que esta función
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A partir del desarrollo en serie de Laurent podemos introducir una clasificación de las singula-
ridades aisladas, así como el concepto de residuo de una función en un punto.
En lo que sigue, supondremos que z0 es una singularidad aislada de una cierta función f que
se puede desarrollar en serie de Laurent, es decir, se puede escribir como
∞ ∞
X bn X
f (z) = n
+ an (z − z0 )n ∀ z ∈ D(z0 , r) \ {z0 }
n=1
(z − z0 ) n=0
Si estudiamos los coeficientes de la parte principal de la serie, podemos diferenciar tres ca-
sos:
Singularidades evitables
Supongamos que bn = 0 para todo n ∈ N. En este caso, la serie de Laurent no tiene parte
principal y la función se expresa como
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n ∀ z ∈ D(z0 , r) \ {z0 }
n=0
La función es, esencialmente, analítica. Sin embargo, no se sabe cómo está definida en z0 . En
este caso, se puede simplemente redefinir f (z0 ) = a0 para que la función sea analítica en todo
el disco. Si esto ocurre, se dirá que f tiene una discontinuidad evitable en z0 .
−1 2
Ejemplo 3.22. La función f (z) = zz−1 tiene una singularidad evitable en z0 = 1. En efecto,
se puede factorizar el numerador para ver que, en realidad, f (z) = z + 1 es una función entera.
Polos
Supongamos que bn = 0 para n > k, con bk 6= 0. En este caso se dirá que f tiene un polo (de
orden k) en z0 .
1 1
Ejemplo 3.23. La función f (z) = (z−1)2
+ z−1
tiene un polo de orden 2 en z0 = 1.
Singularidades esenciales
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1
Ejemplo 3.24. La función f (z) = e z tiene una singularidad esencial en z0 = 0. Si desarro-
llamos en serie de potencias la exponencial en torno a 0, obtenemos el desarrollo en serie de
Laurent:
∞ ∞
1
X 1 X 1
e =
z
n
=1+
n=0
n!z n=1
n!z n
∞ ∞
X bn X
f (z) = + an (z − z0 )n ∀ z ∈ D(z0 , r) \ {z0 }
n=1
(z − z0 )n n=0
Lema 3.27. Sea z0 una singularidad aislada de f . Supongamos que f admite un desarrollo en
serie de Laurent centrado en z0
∞ ∞
X bn X
f (z) = + an (z − z0 )n ∀ z ∈ D(z0 , r) \ {z0 }
n=1
(z − z0 )n n=0
para un cierto r > 0. Considérese una circunferencia de radio s ∈ (0, r) centrada en z0 que se
recorre una sola vez en sentido positivo, parametrizada por γs (t) = z0 + se2πit con t ∈ [0, 1].
Entonces se verifica
Z
f (z)dz = 2πi · Res(f, z0 ) (3.7)
γs
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∞ ∞ ∞
bn bn
Z Z X Z X Z X
n
f (z) dz = dz + an (z − z0 ) dz = dz =
γs γs n=1 (z − z0 )n γs n=0 γs n=1 (z − z0 )n
∞ Z
bn 1
X Z
= dz = b1 · dz = b1 · 2πi · Indγs (z0 ) = 2πi · Res(f, z0 )
n=1 γs (z − z0 )n γs z − z0
Para probar un resultado más potente y general, necesitaremos hacer uso del teorema 3.5 de
Deformación, que nos aseguraba que la homotopía preserva el valor de las integrales.
Teorema 3.28 (de los Residuos de Cauchy). Sea Ω ⊂ C abierto. Sean z1 , . . . , zk sin-
gularidades aisladas de f en Ω, con f ∈ H(Ω \ {z1 , . . . , zk }). Sea γ un camino cerrado en
Ω \ {z1 , . . . , zk }. Entonces:
Z n
X
f = 2πi · Res(f, zk ) · Indγ (zk ) (3.8)
γ k=1
Demostración. Haremos la demostración del caso en el que el camino γ es una curva cerrada
simple orientada positivamente. Sin perder generalidad, supondremos que todas las singulari-
dades están contenidas en el interior de la región delimitada por el camino, por lo que tendrán
todas índice 1. Si alguna no lo estuviera, no aportaría nada a la suma puesto que el índice sería
0.
Alrededor de las singularidades zk construimos circunferencias de radio rk > 0, de manera que
las circunferencias no se corten entre sí ni se corten con γ. Ahora unimos la circunferencia
centrada en z1 con la circunferencia centrada en z2 mediante un segmento L1 . Repetimos el
proceso hasta unir la circunferencia centrada en zn−1 con la circunferencia centrada en zn
mediante un segmento Ln−1 . Ahora orientamos positivamente el camino (cerrado) que hemos
formado y lo llamamos Γ.
Como γ y Γ son caminos cerrados homótopos en Ω \ {z1 , . . . , zk }, en virtud del Teorema de
Deformación se tiene
Z Z
f= f
γ Γ
De este modo,
Z n Z
X
f= f
γ k=1 γk
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Nótese que los segmentos Lk se recorren una vez en cada sentido, por lo que la integral sobre
ellos es nula.
Por el lema 3.27, se tiene:
Z n
X n
X
f= 2πi · Res(f, zk ) · Indγk (zk ) = 2πi · Res(f, zk ) · Indγ (zk )
γ k=1 k=1
Definición 3.29. Sea Ω ⊂ C abierto y sea f una función holomorfa en Ω. Se dirá que z0 ∈ Ω
es una raíz de orden n ∈ N si f (z0 ) = f 0 (z0 ) = · · · = f (n−1) (z0 ) = 0 pero f (n) (z0 ) 6= 0.
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Si f (z0 ) 6= 0, entonces diremos que z0 es una raíz de orden 0 (esto es, que no es raíz).
Una vez conocido el concepto de orden de una raíz, pasamos a relacionarlo con el de polo a
través de la siguiente proposición:
g(z)
f (z) =
h(z)
Demostración. Como g y h son holomorfas son analíticas y admiten desarrollo en serie de Taylor
en un cierto disco D(z0 , r) ⊂ Ω para r > 0. Se tiene, por tanto:
∞ ∞
X X
j
g (j) (z0 )
g(z) = aj (z − z0 ) = (z − z0 )j (3.9)
j=0 j=0
j!
∞ ∞
X
j
X h(j) (z0 )
h(z) = bj (z − z0 ) = (z − z0 )j (3.10)
j=0 j=0
j!
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h i
g (k) (z0 ) g (k+1) (z0 )
k!
+ (k+1)!
(z − z0 ) + . . .
Renombrando F (z) = h i, se tiene que
h(n) (z0 ) h(n+1) (z0 )
n!
+ (n+1)!
(z − z0 ) + . . .
F (z)
f (z) =
(z − z0 )n−k
∞ ∞
X X F (j) (z0 )
F (z) = cj (z − z0 )j = (z − z0 )j
j=0 j=0
j!
g (k) (z0 ) n!
Además, c0 = F (z0 ). Evaluándola directamente, obtenemos F (z0 ) = · 6 0 en un
=
h(n) (z0 ) k!
entorno de z0 (por ejemplo, en el disco).
En consecuencia,
F (z) c0 + c1 (z − z0 ) + c2 (z − z0 )2 + . . .
f (z) = = =
(z − z0 )n−k (z − z0 )n−k
c0 c1 c2
= + + + ...
(z − z0 )n−k (z − z0 )n−k−1 (z − z0 )n−k−2
Hemos hallado, por tanto, la serie de Laurent de f centrada en z0 . Como c0 6= 0 y, a partir del
término n − k-ésimo todos los coeficientes de la parte principal son nulos, concluimos que z0 es
un polo de orden n − k.
Nota 3.32. Si el polo es de orden 0, lo que se tiene es, en realidad, una singularidad evitable.
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Una vez sabemos reconocer y clasificar polos de funciones racionales podemos pasar al cálculo
de residuos propiamente dicho. Antes de seguir, debemos aclarar que los términos polo de orden
1 y polo simple son equivalentes.
g (k) (z0 )
Res(f, z0 ) = (k + 1) · (3.11)
h(k+1) (z0 )
adoptando el convenio g (0) (z0 ) = g(z0 ).
en un cierto entorno de z0 .
Como z0 es una raíz de orden k del numerador y de orden k + 1 del denominador, entonces:
h i
g (k) (z0 ) g (k+1) (z0 )
1 k!
+ (k+1)!
(z − z0 ) + . . .
f (z) = ·h i
z − z0 h(k+1) (z0 ) + h(k+2) (z0 )
(z − z0 ) + . . .
(k+1)! (k+2)!
y tenemos que
F (z)
f (z) =
z − z0
Como F es holomorfa, admite desarrollo en serie de potencias y se tiene, para un cierto entorno
de z0 , P∞ n
n=0 cn (z − z0 )
f (z) =
z − z0
g (k) (z0 ) · (k + 1)
con c0 = F (z0 ) = , como ya se había comprobado anteriormente.
h(k+1) (z0 )
En conclusión, hemos probado que
c0
f (z) = + c1 + c2 (z − z0 ) + c3 (z − z0 )2 + . . .
z − z0
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g (k) (z0 )
Res(f, z0 ) = (k + 1) · (k+1)
h (z0 )
Corolario 3.35. Si, en las condiciones del teorema anterior, z0 es una raíz simple de h y de
orden 0 de g, entonces la fórmula de cálculo del residuo es:
g(z0 )
Res(f, z0 ) = (3.12)
h0 (z0 )
1
Res(f, 0) = =1
1
z
Ejemplo 3.37. Calcular el residuo en z0 = 0 de la función f (z) = .
1 − cos(z)
Solución. Sean g(z) = z y h(z) = 1−cos(z). Se tiene que g(0) = 0 y que g 0 (z) = 1 ⇒ g 0 (0) = 1,
por lo que g tiene una raíz de orden 1 en 0.
Como ya se vio en el ejemplo 3.30, h tiene una raíz de orden 2 en 0. Podemos aplicar, por tanto,
la fórmula del teorema 3.34 con k = 1 para obtener
g 0 (0) 1
Res(f, 0) = 2 · 00
=2· =2
h (0) 1
Las fórmulas que hemos hallado funcionan bien y simplifican el cálculo de residuos (hallar el
desarrollo en serie de Laurent para identificar el orden del polo puede complicarse bastante),
pero son muy restrictivas. Por ello, es importante contar con un procedimiento que se pueda
aplicar cuando las singularidades sean polos de orden mayor que 1. Damos un resultado que
también se puede aplicar en polos simples, pero sirve para polos de orden arbitrario.
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∞
bk b1 X
f (z) = + ··· + + aj (z − z0 )j
(z − z0 )k z − z0 j=0
Así, si z 6= z0 , se tiene:
en un entorno de z0 . Como G viene dada por una serie de potencias, es analítica y, por tanto,
holomorfa en dicho entorno. En particular, será infinitamente derivable, por lo que tendremos
Por lo tanto,
G(k−1) (z0 )
Res(f, z0 ) =
(k − 1)!
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G0 (i)
Res(f, i) = = G0 (i)
(2 − 1)!
1
Ejemplo 3.40. Calcular Res(f, z0 ) con z0 = 0 y f (z) = .
1 − cos(z)
Solución. 0 es una raíz de orden 0 del numerador y, por el ejemplo 3.30, es raíz de orden 2 del
denominador. Por lo tanto, f presenta un polo de orden 2 en z0 = 0. Definimos la función
z2
G(z) = z 2 · f (z) =
1 − cos(z)
En este caso, la simplificación no es trivial (al contrario que en el ejemplo anterior), pero
podemos utilizar el desarrollo en serie de potencias del coseno, que nos da:
z2 z2 1
G(z) = z2 z4
= z2 z4 z6
= 1 z2 z4
1− 1− 2!
+ 4!
+ ... 2!
− 4!
+ 6!
+ ... 2!
− 4!
+ 6!
+ ...
Aplicando la fórmula del teorema 3.38, se deduce que Res(f, 0) = G0 (0). Derivando G:
−2z 4z 3
4!
+ 6!
+ ...
G0 (z) = − 2
1 z2 z4
2!
− 4!
+ 6!
+ ...
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Ejemplo 3.41. Calcular los primeros términos no nulos de la serie de Laurent y el residuo de
1
la función f (z) = centrada en z0 = 0.
Log(1 + z) − z
Solución. El numerador no se anula en z0 = 0, por lo que tiene una raíz de orden 0. Por otra
parte, si llamamos h(z) = Log(1 + z) − z:
y el denominador tiene una raíz de orden 2 en z0 = 0. Por lo tanto, f tiene un polo de orden 2
en z0 = 0. Esto quiere decir que la serie de Laurent tendrá la forma
b2 b1
f (z) = + + a0 + a1 z + a2 z 2 + . . .
z2 z
en un cierto entorno de 0.
Tenemos dos expresiones para f , por lo que las podemos igualar. Así:
b2 b1 1
2
+ + a0 + a1 z + a2 z 2 + · · · =
z z Log(1 + z) − z
!
b2 b1
(Log(1 + z) − z) + + a0 + a1 z + a2 z 2 + . . . =1
z2 z
! !
z2 z3 z4 b2 b1
− + − + ... + + a0 + a1 z + a2 z 2 + . . . =1
2 3 4 z2 z
Ambas series convergen absolutamente en el entorno en el que trabajamos (el logaritmo por
el teorema de Cauchy-Hadamard y la serie de Laurent por el teorema de Laurent), por lo que
podemos aplicar el teorema de Mertens y calcular la serie producto de Cauchy. En realidad sólo
calcularemos los, por ejemplo, 3 primeros términos.
z 2 b2 b2
c0 = − · 2 = −
2 z 2
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!
b1 b2
c1 = − + z
2 3
!
a0 b 1 b 2 2
c2 = − + − z
2 3 4
b2
= 1 ⇒ b2 = −2
2
b2 b1 4
− = 0 ⇒ b1 = −
3 2 3
b 2 b 1 a0 1
− + − = 0 ⇒ a0 =
4 3 2 9
1
Z
dz = 2πi · Res(f, 0)
γ z(ez − 1)
Con las técnicas que hemos estudiado anteriormente podemos comprobar que el numerador
tiene una raíz de orden 0 en 0 y el denominador tiene una raíz de orden 2 en 0, por lo que f
tiene un polo de orden 2 en 0.
z2
Por el teorema 3.38, podemos afirmar que Res(f, 0) = G0 (0), donde G(z) =
z(ez − 1)
Con el desarrollo en serie de la exponencial, se tiene que
62
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3.6. APLICACIONES
z2
G(z) = z z2
z2 1 + 2!
+ 3!
+ ...
por lo que
1 2z
0
+ + ... 1
G (z) = − 2 3!
2 ⇒ G0 (0) = −
1+ z
+ z2
+ . . . 2
2! 3!
1
Hemos llegado a que Res(f, 0) = − . Por lo tanto, se tiene finalmente que
2
1
Z
z
dz = −πi
γ z(e − 1)
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Z n
X
f = 2πi · Res(f, zk )
γ k=1
1 1
!
Z Z 2π Z 2π
1 γ(t) + γ(t)
γ(t) − γ(t)
f= f (γ(t)) · γ 0 (t)dt = ·R , · γ 0 (t)dt =
γ 0 0 iγ(t) 2 2i
!
2π
1 eit + e−it eit − e−it 2π
Z Z
it
= ·R , ·
ie dt = R(cos t, sen t)dt
0
it
ie
2 2i 0
Z 2π n
X
R(cos t, sen t)dt = 2πi · Res(f, zk )
0 k=1
2π
1
Z
Ejemplo 3.44. Calcular el valor de la integral real dt.
0 2 + sen t
Solución. Simplemente tenemos que seguir las indicaciones del teorema anterior. Para ello,
consideramos la función
! !
1 1 1 2i 2
f (z) = · −1 = · =
iz 2 + z−z2i iz 4i + z − z −1 z 2 + 4iz − 1
Como ya sabemos, los polos de la función f estarán en los ceros del denominador, que denotamos
por h(z) = z 2 + 4iz − 1.
√
− 4i ± 3i √
z= = −2i ± 3i
2
Obtenemos dos
√ soluciones (es decir, la función tiene dos polos en C), pero podemos despreciar
z0 = (−2 −√ 3)i porque está fuera de D(0, 1). De este modo, sólo nos quedamos con el polo
z0 = (−2 + 3)i.
√ √
Es fácil comprobar que es un polo simple, ya que h0 (z) = 2z + 4i ⇒ h0 ((−2 + 3)i) = 2 3i 6= 0.
√ 2 1
Así, por el corolario 3.35 se tiene que Res(f, (−2 + 3)i) = √ = √
2 3i 3i
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3.6. APLICACIONES
Z 2π
1 √ 1 2π
dt = 2πi · Res(f, (−2 + 3)i) = 2πi · √ = √
0 2 + sen t 3i 3
Nota 3.45. Aunque estemos utilizando técnicas complejas, el valor de una integral real es
siempre un número real. En ningún caso se puede obtener un valor complejo aunque se utilice
el Teorema de los Residuos (se advierte al lector de que, si esto ocurre, tendrá que buscar su
error en los cálculos).
Antes de dar los resultados fundamentales de esta sección, tenemos que introducir notación y
dar alguna definición.
Z +∞
Proposición 3.48. Si la integral impropia f (x)dx es convergente, entonces
−∞
Z +∞ Z +∞
f (x)dx = VP f (x)dx
−∞ −∞
R +∞ R0 R +∞
Demostración. Como −∞
f (x)dx es convergente, lo son −∞
f (x)dx y 0
f (x)dx. Entonces
Z +∞ Z 0 Z +∞ Z 0 Z r
f (x)dx = f (x)dx + f (x)dx = lı́m f (x)dx + lı́m f (x)dx
−∞ −∞ 0 r→+∞ −r r→+∞ 0
Z 0 Z r Z r Z +∞
= lı́m f (x)dx + f (x)dx = lı́m f (x)dx = VP f (x)dx
r→+∞ −r 0 r→+∞ −r −∞
Nota 3.49. El Valor Principal de Cauchy nos permite asignar un valor finito a integrales que
podrían, en principio, no ser convergentes. Por esta razón, la implicación anterior no es una
equivalencia.
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Ejemplo 3.50. Dada f (x) = x, su integral en toda la recta real y su valor principal no
coinciden.
" #r
+∞
x2
Z
VP xdx = lı́m = lı́m 0 = 0
−∞ r→+∞ 2 r→+∞
−r
Sin embargo,
" #r
+∞
x2 r2
Z
xdx = lı́m = lı́m = +∞
0 r→+∞ 2 r→+∞ 2
0
R +∞
luego en ningún caso −∞
xdx es convergente porque no está ni siquiera definida.
Teorema 3.51. Sea Ω un abierto tal que H + ⊂ Ω. Si f ∈ H(Ω \ {z1 , . . . , zk }) con las singula-
ridades z1 , . . . , zk ∈ H + y existen:
tales que
M
|f (z)| ≤
|z|α
Z +∞ n
X
f (x)dx = 2πi · Res(f, zk )
−∞ k=1
Demostración. Sea r > 0 tal que r = máx{R, |zk | : 1 ≤ k ≤ n}. Sea γr (t) = reit con t ∈ [0, π]
(es decir, la semicircunferencia superior) y sea el segmento (intervalo, en realidad) L = [−r, r],
recorrido de izquierda a derecha.
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3.6. APLICACIONES
Como todas las singularidades están contenidas en el interior de la región delimitada por Γr ,
podemos aplicar el Teorema de los Residuos a f para obtener
Z n
X
f = 2πi · Res(f, zk )
Γr k=1
Como no hay más singularidades fuera del camino, sabemos que la integral es independiente
de dicho camino, por lo que
Z n
X
lı́m f = 2πi · Res(f, zk )
r→+∞ Γr k=1
R
Nos falta probar que lı́mr→+∞ γr
f = 0. Para ello, utilizamos la cota que tenemos de la integral.
Z
f ≤ long(γr ) · sup{|f (z)| : z ∈ γr∗ } = π · r · sup{|f (z)| : z ∈ γr∗ ∩ H + } ≤
γr
( )
M M π · M r→+∞
≤ π · r · sup : |z| = r, z ∈ H + =π·r· = α−1 −−−−→ 0
|z|α r α r
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Z r n
X
lı́m f (x)dx = 2πi · Res(f, zk )
r→+∞ −r k=1
Nota 3.52. Estamos calculando la integral como su valor principal de Cauchy. Por tanto,
necesitamos que la integral impropia sea convergente para que el método funcione y coincida con
su valor principal. Esto siempre ocurrirá gracias a las condiciones de acotación que imponemos.
Con ellas, todas las funciones sin asíntotas verticales son integrables en todo R y el Valor
Principal de Cauchy de la integral coincide con ésta.
Teorema 3.53. Sea Ω un abierto tal que H − ⊂ Ω. Si f ∈ H(Ω \ {z1 , . . . , zk }) con las singula-
ridades z1 , . . . , zk ∈ H − y existen:
1. α > 1 2. M > 0 3. R > 0
tales que
M
|f (z)| ≤
|z|α
para todo z ∈ H − con |z| > R, entonces:
Z +∞ n
X
f (x)dx = −2πi · Res(f, zk )
−∞ k=1
Demostración. Siguiendo la notación del teorema 3.51, en este caso la semicircunferencia que
trazamos en el semiplano inferior complejo hereda la orientación del eje [−r, r] (de izquierda
a derecha, como siempre que integramos en la recta real), que resulta ser la horaria. De este
modo, la demostración es totalmente análoga pero, para cada zk , IndΓr (z) = −1 y se tiene el
resultado.
Nota 3.54. Los teoremas 3.51 y 3.53Z sirven no sólo para calcular integrales reales sino también
+∞
para calcular integrales de la forma f (x)dx donde f : R → C.
−∞
Nota 3.55. En los teoremas 3.51 y 3.53 necesitamos las hipótesis de acotación, que pueden
ser pesadas de comprobar. Sin embargo, hay una clase (bastante amplia) de funciones que
las verifican. Nos referimos a las funciones racionales sin polos reales en las que el grado del
denominador es, al menos, dos unidades mayor que el del numerador. Esto es, funciones de la
forma
P (x)
f (x) =
Q(x)
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3.6. APLICACIONES
Como siempre, es importante no sólo conocer los teoremas principales sino también saber utili-
zarlos y aprovecharlos para el cálculo de integrales. Veamos un ejemplo para fijar las ideas:
Z +∞
1
Ejemplo 3.56. Calcular 2 3
dx.
−∞ (1 + x )
1
Solución. La función del integrando es f (x) = , que verifica las hipótesis del teorema
(1 + x2 )3
puesto la función es holomorfa en todo C salvo en z0 = i, z0 = −i y el grado del denominador
es 6 unidades mayor que el del numerador (que es 0). Podemos aplicar el teorema 3.51 y,
considerando la única singularidad de f en H + :
+∞
1
Z
dx = 2πi · Res(f, i)
−∞ (1 + x2 )3
El Teorema de los Residuos de Cauchy (y, en particular, los dos últimos teoremas que se han
visto) sirven también para calcular Transformadas de Fourier. Aunque dedicaremos un tema
al cálculo de dichas Transformadas, definimos ahora (sin ningún tipo de motivación) lo que
son.
La integral anterior puede llegar a ser muy difícil de calcular, pero en algunos casos el Teorema
de los Residuos facilita dicho cálculo. Veamos un ejemplo con una función “sencilla”, para darnos
cuenta de la complejidad del cálculo de la integral.
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1
Ejemplo 3.58. Calcular la Transformada de Fourier de la función f (x) = .
1 + x2
Z +∞
Solución. Aplicando la definición, fˆ(s) = f (x)e−2πisx dx. Podemos distinguir tres casos:
−∞
Z +∞
1. s = 0. Se tiene fˆ(0) = f (x) dx = arctan x]+∞
−∞ = π.
−∞
e−2πisz
2. s < 0. Si definimos g(z) = , comprobemos que g cumple las hipótesis de acotación.
1 + z2
1
1+x2
está acotada
−2πisz
|e | z}|{ M · |e−2πisz |
|g(z)| = ≤
|1 + z 2 | |z|2
El cambio de s a |s| se debe a que, como s < 0, se tiene s = −|s|. El motivo de este cambio es
simplemente unificar la fórmula que se obtenga.
e−2πisz
3. s > 0. Si definimos g(z) = , comprobemos que g cumple las hipótesis de acotación.
1 + z2
1
1+x2
está acotada
−2πisz
|e | z}|{ M · |e−2πisz |
|g(z)| = 2
≤
|1 + z | |z|2
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3.6. APLICACIONES
En esta sección, la última del capítulo, veremos que el Teorema de los ResiduosZ de Cauchy
+∞
proporciona un método para calcular el Valor Principal de Cauchy de una integral f (x)dx
−∞
en la que el integrando tiene singularidades reales.
Como, en este caso, las funciones que consideremos tendrán singularidades en el eje real, nece-
sitamos una definición adicional:
Definición 3.59 (Valor Principal de Cauchy). Sea f : R → C una función con asíntotas
verticales
Z +∞ en x1 , x2 , . . . , xn ∈ R. Se define el Valor Principal de Cauchy de la integral
f (x)dx como
−∞
Z +∞ Z x1 −ε Z x2 −ε Z +∞
VP f (x)dx = lı́m+ f (x)dx + f (x)dx + · · · + f (x)dx (3.17)
−∞ ε→0 −∞ x1 +ε xn +ε
Ya se sabe que, si la integral converge, su valor coincide con el de su valor principal. Sin
embargo, la integral puede no converger (ni siquiera existir) y el Valor Principal ser un número
finito.
Ya estamos casi en condiciones de calcular integrales reales de funciones con polos simples
reales. Vamos a dar, antes de demostrarlo, un lema que aligerará la demostración.
Lema 3.60. Sea Ω ⊂ C abierto, sea R > 0 y sea f ∈ H(Ω \ {z0 }) donde z0 es un polo simple.
Dado el camino parametrizado por γr (t) = z0 + reit con t ∈ [θ0 , θ0 + α] de forma que γr∗ ⊂ Ω ∀
r ∈ (0, R), se tiene:
Z
lı́m+ f (z) dz = iα · Res(f, z0 ) (3.18)
r→0 γr
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b1
f (z) = + g(z)
z − z0
P∞
donde g(z) = n=0 an (z − z0 )n es la parte regular o analítica del desarrollo. Así, integrando:
1
Z Z Z
f (z)dz = b1 dz + g(z)dz
γr γr z − z0 γr
Z
Probemos, en primer lugar, que lı́m+ g(z)dz = 0. Como la función es continua en el compacto
r→0 γr
D(z0 , R), existirá un M > 0 tal que |g(z)| ≤ M ∀ z ∈ D(z0 , R). Entonces, se tiene
Z
r→0+
g(z) dz ≤ long(γr ) · sup{|f (z)| : z ∈ γr∗ } ≤ αrM −
−−→ 0
γr
1 θ0 +α
γr0 (t) α
i
reit α
Z Z Z Z
dz = dt = it
dt = idt = iα
γr z − z0 θ0 γr (t) − z0 0 z0 +
re −
z0 0
Z
lı́m f (z) dz = αi · b1 = iα · Res(f, z0 )
r→0+ γr
M
|f (z)| < ∀ |z| ∈ H + , |z| > R
|z|α
entonces se tiene:
Z +∞ m
X n
X
VP f (x) dx = 2πi · Res(f, zk ) + πi · Res(f, xi ) (3.19)
−∞ k=1 i=1
Demostración. Dado r > 0 y ε > 0, consideremos el camino Γr,ε , definido como sigue:
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3.6. APLICACIONES
Las semicircunferencias pequeñas γk,ε tienen radio ε > 0, que tomamos lo suficientemente
pequeño como para que no se corten entre sí. La semicircunferencia grande γr tiene radio
r > 0, lo suficientemente grande como para que el interior del camino contenga a todas las
singularidades complejas. Está claro que:
con γr centrada en 0, con radio r y orientada en sentido positivo. Los segmentos Lrk,ε están
recorridos de izquierda a derecha y las γk,ε están centradas en x1 , . . . , xn respectivamente, con
radio ε y recorridas en sentido horario.
Si aplicamos el Teorema de los Residuos de Cauchy:
Z m
X
f (z)dz = 2πi · Res(f, zk )
Γr,ε k=1
Z n Z
X n+1 Z
X Z
f (z)dz = f (z)dz + f (z)dz + f (z)dz
Γr,ε k=1 γk,ε k=1 Lrk,ε γr
Z m
X
lı́m f (z)dz = 2πi · Res(f, zk )
r→+∞ Γr,ε
ε→0+ k=1
y
Z n Z n Z Z
X X
lı́m f (z)dz = lı́m f (z)dz + lı́m f (z)dz + lı́m f (z)dz
r→+∞ Γr,ε r→+∞ γk,ε r→+∞ Lrk,ε r→+∞ γ
ε→0+ ε→0+ k=1 ε→0+ k=1 ε→0+
r
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n Z
X n
X
lı́m f (z)dz = −πi · Res(f, xi )
r→+∞ γk,ε
ε→0+ k=1 i=1
n Z
X Z +∞
lı́m f (z)dz = VP f (x)dx
r→+∞ Lrk,ε −∞
ε→0+ k=1
Z +∞ m
X n
X
VP f (x) dx = 2πi · Res(f, zk ) + πi · Res(f, xi )
−∞ k=1 i=1
Como en el cálculo de integrales impropias sin polos reales, disponemos de un resultado similar
que considera las singularidades de f en H − .
M
|f (z)| < ∀ |z| ∈ H − , |z| > R
|z|α
entonces se tiene:
Z +∞ m
X n
X
VP f (x) dx = −2πi · Res(f, zk ) − πi · Res(f, xi ) (3.20)
−∞ k=1 i=1
Demostración. Es igual que la del teorema anterior, con la salvedad de que al orientar γr en el
sentido contrario, el signo de las integrales cambia.
+∞
1
Z
Ejemplo 3.63. Calcular el valor principal de la integral impropia dx.
−∞ x4 − 1
Solución. Se puede factorizar x4 − 1 = (x + 1)(x − 1)(x + i)(x − i), por lo que se ve que
la función tiene dos polos simples reales y dos polos simples imaginarios. Como el grado del
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3.6. APLICACIONES
denominador supera al del numerador en más de dos unidades, se verifican las hipótesis de
acotación y podemos aplicar la fórmula del teorema. Usaremos la singularidad z0 = i ∈ H + . Si
llamamos f a la función del integrando:
i 1 1
Res(f, i) = , Res(f, −1) = − y Res(f, −1) = . Por lo tanto:
4 4 4
+∞
1 π πi πi π
Z
VP dx = − + − = −
−∞ x4 −1 2 4 4 2
El resultado es totalmente coherente, puesto que el valor de la integral es real y, como la función
no es positiva en todo su dominio, la integral no tiene por qué ser positiva.
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Capítulo 4
Hasta ahora, todo lo que hemos estudiado en el curso se encuadra dentro del bloque de Análisis
de Funciones de Variable Compleja. Con este capítulo abandonamos esta parte del temario y
nos introducimos en el estudio del Análisis Armónico o Análisis de Fourier.
El análisis armónico es uno de los campos de investigación de las matemáticas más activos, con
aplicaciones a muchas ramas diferentes de las matemáticas, como la resolución de ecuaciones en
derivadas parciales, el análisis funcional o la teoría de la probabilidad. No son las matemáticas
la única área de aplicación del análisis armónico, sino también otras como la Economía, prin-
cipalmente en la corrección de datos desestacionalizados y de análisis de series temporales. Es
a partir de este momento que nos podremos familiarizar con objetos matemáticos que ya son
conocidos (como la Transformada de Fourier) pero también con otros que son nuevos.
Para comenzar, debemos sentar las bases sobre las que construir toda la teoría posterior, co-
menzando por el estudio de un tipo bastante especial de espacios topológicos, los Espacios de
Hilbert. Estos espacios constituyen una extensión natural a la dimensión infinita de los espa-
cios vectoriales euclídeos de dimensión finita que se estudian en un primer curso de Álgebra
Lineal.
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Nota 4.3. Todas las propiedades que podemos atribuir intuitivamente a una distancia se de-
ducen de los tres axiomas considerados.
Definición 4.4. Sea (X, d) un espacio métrico y sea x0 ∈ X. Con el objetivo de dotar al espacio
de una topología, se definen:
1. Bola abierta de centro x0 y radio r > 0:
Nota 4.5. Nótese que no estamos denotando la bola cerrada como B(x0 , r). Reservaremos esta
notación para la adherencia de la bola que, como ya se sabe, en espacios métricos arbitrarios
no tiene por qué coincidir con la bola cerrada, que denotaremos por B(x0 , r)c .
Ejemplo 4.6. Si en un espacio X consideramos la métrica discreta, tenemos que la bola abierta
unidad es B(0, 1) = {0}, que su adherencia es B(0, 1) = {0} y que la bola cerrada unidad es
B(0, 1)c = X.
Podemos probar que, si (X, d) es un espacio métrico, entonces los abiertos de X cumplen una
serie de propiedades:
1. El conjunto vacío y el total son abiertos.
2. La unión de una colección arbitraria de abiertos es un abierto.
3. La intersección de una colección finita de abiertos es un abierto.
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Demostración. Tenemos, por una parte, la distancia d(x, y) = |x − y| y, por otro, la distancia
d0 (x, y) = ı́nf{d(x, y), 1}. En el caso en el que d(x, z) ≥ 1 o d(z, y) ≥ 1, se tiene:
y queda demostrado.
0 si x = y
d(x, y) =
1 6 y
si x =
Demostración. Vamos a llamar a esta métrica d2 y al valor absoluto d, que ya sabemos que es
métrica en R.
d(x, y) d(x, y) + 1 − 1 1
d2 (x, y) = = =1−
1 + d(x, y) 1 + d(x, y) 1 + d(x, y)
Como d(x, y) ≤ d(x, z) + d(z, y) porque el valor absoluto es una métrica en R, entonces se tiene
que
1 1 1 + d(x, z) + d(z, y) − 1
1− ≤1− = =
1 + d(x, y) 1 + d(x, z) + d(z, y) 1 + d(x, z) + d(z, y)
d(x, z) d(z, y)
≤ + = d2 (x, z) + d2 (z, y)
1 + d(x, z) 1 + d(z, y)
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Nota 4.9. Aunque en un espacio métrico esto no es cierto en general, en espacios normados sí
que se tiene que B(x0 , r) = B(x0 , r)c .
A nosotros en realidad no nos interesan los espacios métricos en toda generalidad, sino un tipo
específico de éstos, los espacios normados.
Por supuesto, tampoco estamos interesados en cualquier espacio normado ni en cualquier norma.
El Análisis de Fourier se construye en espacios normados euclídeos, esto es, espacios con norma
y con un producto interno o escalar.
Definición 4.12. Sea E un K-espacio vectorial. Se dirá que una función h·, ·i : E × E → K es
un producto escalar o interno si se verifican las siguientes propiedades:
1. hx, xi ≥ 0 ∀ x ∈ E
80
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2. hx, xi = 0 ⇐⇒ x = 0 ∀ x ∈ E
3. hx, yi = hy, xi ∀ x, y ∈ E.
4. hαx + βy, zi = αhx, zi + βhy, zi ∀ α, β ∈ K y ∀ x, y, z ∈ E.
Nota 4.13. Si E es un espacio vectorial real, entonces el producto escalar es una forma bilineal
simétrica definida positiva. Esto es, podemos escribir la tercera propiedad como
hx, yi = hy, xi ∀ x, y ∈ E
y la cuarta como
hx, αy + βzi = αhx, yi + βhx, zi
para todo α, β ∈ K y para todo x, y, z ∈ E.
hx, yi = x · A · y T = x · A · y ∗ (4.1)
define un producto escalar (de hecho, vendría a ser una especie de versión continua del producto
escalar anterior).
El primer caso ya es conocido, pero nos faltaría probar que el segundo caso es, en realidad, un
producto escalar. No es difícil demostrar las propiedades, salvo quizás que hf, f i = 0 si y sólo
si f ≡ 0. Para demostrarlo, necesitaremos la siguiente proposición.
Proposición 4.15. Sea f : [a, b] ⊂ R → R una función continua no negativa en [a, b]. Entonces
Z b
f (x)dx = 0 ⇐⇒ f ≡ 0
a
es decir, la integral es nula si y sólo si f es la función idénticamente nula en el intervalo [a, b].
Demostración. La implicación hacia la izquierda es trivial, ya que por ser f ≡ 0 una función
no negativa la integral representa el área bajo la curva que define la función, que es justamente
0.
Para probar la implicación hacia la derecha, ya se sabe que la integral de una función no
negativa es no negativa y que la integral de una función positiva es positiva. Razonando por
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reducción al absurdo, supongamos que existe una función continua y no negativa en [a, b] tal
que su integral sobre dicho intervalo es nula.
Como la función es no negativa y no es la idénticamente nula, existirá un x0 ∈ [a, b] donde
f (x0 ) > 0. Como el signo se conserva en un cierto intervalo abierto (x1 , x2 ) ⊂ [a, b], en este
intervalo se tendrá que f (x) > 0.
Está claro que [a, b] = [a, x1 ] ∪ (x1 , x2 ) ∪ [x2 , b]. Como la integral es aditiva en su dominio, se
tiene que
Z b Z x1 Z x2 Z b
f= f+ f+ f
a a x1 x2
R x2
y hemos llegado a una contradicción, ya que x1
f > 0 pero suponíamos que la integral en [a, b]
era nula.
Vamos a demostrar que, en el caso real, la integral de (4.2) define un producto escalar. Só-
lo merece la pena demostrar la propiedad que mencionábamos antes, ya que las demás son
inmediatas.
Rb
Demostración. ⇒ Partimos de que hf, f i = a f (t)2 dt = 0. Como f (t)2 es mayor o igual que 0
para todo t ∈ [a, b], entonces f 2 es no negativa. Por la proposición anterior, como la función es
continua y no negativa en el intervalo [a, b], se tiene que la función es la función 0. El espacio de
funciones continuas que tratamos tiene estructura de anillo (con el producto y la suma puntual,
que es la que estamos utilizando) en el que no hay nilpotentes no nulos, por lo que concluimos
que f 2 ≡ 0 ⇐⇒ f ≡ 0.
Rb
⇐ Si f ≡ 0 en [a, b], se tiene que hf, f i = h0, 0i = a 0 dt = 0 porque la integral de la función
idénticamente nula es 0 (como también aparece en la proposición anterior).
Un hecho muy relevante es que los espacios dotados de un producto escalar son espacios nor-
mados. Esto quiere decir que podemos definir una norma a partir del producto escalar. Para
ello, antes demostraremos un importante resultado conocido como Desigualdad de Cauchy-
Schwarz.
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Como x 6= 0, podemos tomar λ = hy, yi y µ = hx, yi. Teniendo en cuenta que hx, xi = hx, xi y
que, por lo tanto, es un valor real positivo, sustituyendo en la expresión anterior se tiene:
Una vez conocida esta desigualdad, podemos demostrar que todo producto escalar induce una
norma en el espacio E.
Proposición 4.17. Sea (E, h·, ·i) un K-espacio vectorial con producto interno. Entonces, dado
un x ∈ E, se tiene que p
kxk = hx, xi
es una norma, que se denomina norma inducida por el producto escalar.
Demostración. Las dos primeras propiedades son triviales y sólo requiere demostración la de-
sigualdad triangular. Para probarla, tomemos x, y ∈ E arbitrarios y veamos que, efectivamente,
kx + yk ≤ kxk + kyk.
En (1) hemos usado que Re(z) ≤ |z| y en (2) la desigualdad de Cauchy-Schwarz. Tomando
raíces cuadradas, queda probada la desigualdad triangular y, por tanto, que la norma inducida
es realmente una norma.
Existen muchos tipos de normas, pero son especialmente importantes las que provienen de
un producto escalar, que denominaremos normas euclídeas. Como es natural, no siempre
sabremos si una norma proviene de un producto escalar y, por tanto, no sabremos si es euclídea
de primeras. Sin embargo, existen bastantes resultados que caracterizan a las normas euclídeas.
Veremos aquí uno de los más famosos, el teorema de Jordan-Von Neumann.
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Teorema 4.18 (de Jordan-Von Neumann). Sea (E, k·k) un K-espacio vectorial normado.
Entonces, la norma k·k será euclídea si y sólo si se verifica que
1
kx + yk2 − kx − yk2 + i kx + iyk2 − kx − iyk2
hx, yi = (4.5)
4
Demostración. Sólo se trata de hacer las operaciones correspondientes, teniendo en cuenta que
la norma está inducida por un producto escalar.
Parte real. kx + yk2 − kx − yk2 = 2hx, yi + 2hy, xi = 4Re(hx, yi).
Parte imaginaria. i · (kx + iyk2 − kx − iyk2 ) = 2 hx, yi − hx, yi = 4Im(hx, yi)i.
Corolario 4.20 (Identidad de Polarización Real). Sea E un espacio vectorial real y k·k
una norma euclídea. Entonces el producto interno que la induce viene dado para cualesquiera
x, y ∈ E por:
1
kx + yk2 − kx − yk2
hx, yi = (4.6)
4
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Definición 4.21 (Sucesión de Cauchy). Sea (E, k·k) un espacio normado. Se dirá que la
sucesión (xn ) es una sucesión de Cauchy cuando
Definición 4.23. Sea (E, k·k) un espacio normado. Si toda sucesión de Cauchy es convergente
en este espacio, se dirá que la norma es completa.
Definición 4.24 (Espacio de Banach). Si (E, k·k) es un espacio normado en el que toda
sucesión de Cauchy es convergente, se dice que es un espacio de Banach.
Es natural pensar que, si estos tipos particulares de espacios poseen un nombre que los distin-
gue del resto, deben tener algún tipo de característica especial única. En efecto, veamos que
existen espacios normados que no son de Banach y, en particular, espacios euclídeos que no son
completos (por supuesto, en dimensión infinita; no encontraremos ningún espacio normado de
dimensión finita que no sea completo).
Ejemplo 4.26. Sea el espacio euclídeo de las funciones continuas en [0, 1] con valores reales.
R 12
1
Esto es, (E, k·k) = C([0, 1]) con la norma euclídea kf k2 = 0 f 2 (x)dx . Comprobar que el
espacio no es completo.
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0 si 0 ≤ x ≤ 21
fn (x) = n(x − 2 ) si 21 ≤ x ≤ 12 + n1
1
1 si 21 + n1 ≤ x ≤ 1
1 Z 1+ 1 !1
2
Z Z 1
2 2 n
= (f −f (x))2 dx +
(fm (x) − fn (x))2 dx + −fn (x))2 dx
(x) (fm(x) =
m n
0 1 1 1
2 2+n
1 1
! 21 1 1
! 21
+n +n
1 n→∞
Z Z
2 2
(fm (x) − fn (x))2 dx ≤ 1dx ≤ √ −−−→ 0
1
2
1
2
n
por lo que, en efecto, la sucesión es de Cauchy. Nótese que las integrales se cancelan porque
las funciones son idénticamente 0 o idénticamente 1 en los intervalos escogidos (como m > n,
1
n
> m1 ).
Probemos ahora que la sucesión no es convergente en (C([0, 1]), k·k2 ). Razonando por reducción
al absurdo, supongamos que (fn ) converge a una función f ∈ C([0, 1]). Entonces, para todo
ε > 0 existirá un N ∈ N tal que kfn − f k < ε si n ≥ N .
Veamos que f ≡ 0 en 0, 12 . Para ello, tomando n ≥ N , se tiene
1
! 12 1
! 21 12
Z
2
Z
2
Z 1
(∗)
f 2 (x)dx = (fn − f )2 (x)dx ≤ (fn − f )2 (x)dx = kfn − f k < ε
0 0 0
que
Z 1 ! 12 Z 1
2 2 (1)
2
f (x)dx =0⇒ f 2 (x)dx = 0 ⇒ f 2 (x) = 0 ⇒ f ≡ 0
0 0
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La función límite que hemos obtenido es χ[ 1 ,1] (la función indicatriz del intervalo 12 , 1 ), que
2
desde luego no es continua en [0, 1]. Hemos llegado, por tanto, a una contradicción que viene
de suponer que la función límite es continua.
Nota 4.28. Hay un único vector ortogonal a todos los demás, que es 0E .
Gracias a la noción de sistema ortogonal podemos dar una versión más general de un famoso
resultado de geometría elemental.
Teorema 4.30 (de Pitágoras, versión generalizada). Si (E, k·k) es un espacio euclídeo y
{x1 , . . . , xn } es un sistema ortogonal, entonces
Xn
X n
2
xi
= kxi k2 (4.7)
i=1 i=1
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Demostración. Si h·, ·i es el producto escalar que induce la norma k·k, entonces se tiene
n
n n
X
2
X (∗) X X
x = hx + · · · + x , x + · · · + x i = hx , x i = hx , x i = kxi k2
i
1 n 1 n i j i i
i=1 1≤i,j≤n i=1 i=1
usando en (∗) que el sistema es ortogonal y, por tanto, el producto escalar de dos elementos
distintos es nulo.
Una vez conocidos estos conceptos sobre ortogonalidad en un espacio euclídeo, estamos en
condiciones de probar que en un espacio de Hilbert es posible minimizar la distancia entre un
punto y un conjunto cerrado y convexo.
Como lo vamos a necesitar en la demostración, vamos a “rescatar” una caracterización del ínfimo
de un conjunto que seguramente resulte familiar.
Teorema 4.32 (de la Proyección Ortogonal sobre convexos cerrados). Sea H un espacio
de Hilbert, sea x ∈ H y sea C un conjunto convexo, cerrado y no vacío. Entonces existe un
único punto u ∈ C tal que
kx − uk = ı́nf{kx − vk : v ∈ C}
1
d2 ≤ kx − un k2 < d2 + (4.8)
n
Por ser el espacio H de Hilbert (y, por tanto, completo), nos bastará ver que la sucesión (un )
es de Cauchy. Para ello, utilizaremos la identidad del paralelogramo aplicada a a = x − un y
b = x − um . Tendremos, por tanto:
kx − un + x − um k2 + kx − un − x + um k2 = 2kx − un k2 + 2kx − um k2
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2 2
Por un lado, sabemos que 2kx − un k2 + 2kx − um k2 < 4d2 + + . Por otro lado, podemos
n m
deducir de la convexidad de C que
2
2
un + um
k2x − (un + um )k = 4
x −
≥ 4d2
2
Tomando el límite cuando n, m → +∞, se sigue que la sucesión es de Cauchy y, por tanto,
convergente. Desde luego, como C es cerrado, lı́m un = u ∈ C. Tomando límites en (4.8), se
n
tiene !
1
d2 ≤ lı́mkx − un k2 = kx − lı́m un k2 = kx − uk2 ≤ lı́m d2 + = d2
n n n n
y, como kx − uk = d, queda probada la existencia del punto de distancia mínima.
Unicidad: Supongamos que existen u01 , u02 ∈ C tales que kx − u01 k = kx − u02 k = d. Tomando
a = x − u01 y b = x − u02 en la identidad del paralelogramo, tenemos
k2x − (u01 + u02 )k2 + ku02 − u01 k2 = 2kx − u01 k2 + 2kx − u02 k = 4d2
No es difícil darse cuenta de que esta definición no es manejable. Por lo tanto, nos vendría
bien contar con una caracterización del punto de distancia mínima que nos facilite el traba-
jo. El siguiente teorema no nos va a dar información directa, pero sí nos permitirá aclarar
indirectamente algunas cosas.
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(∗)
kx − vk2 = k(x − u) + (u − v)k2 = kx − uk2 + ku − vk2 ≥ kx − uk2
Como ya hemos hecho en ocasiones anteriores, a partir del concepto de punto de mínima
distancia podemos definir una función que a cada punto x ∈ H le asigna πE (x) y podemos,
además, caracterizarla.
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2. Sólo tenemos que tener en cuenta que, si v ∈ E, entonces πE (v) = v. Es inmediato que
πE (πE (x)) = πE (x), de donde se sigue la afirmación.
3. Sea x ∈ H. Entonces [x − πE (x)] ⊥ E. Como sabemos que πE (x) ∈ E, simplemente
(∗)
kxk2 = kx − πE (x) + πE (x)k2 = kx − πE (x)k2 + kπE (x)k2 ≥ kπE (x)k2
En (∗) hemos usado el teorema de Pitágoras y, como estamos trabajando con números reales no
negativos, tomando raíces cuadradas a ambos lados de la desigualdad se tiene que kπE (x)k ≤
kxk para cada x ∈ H.
Si ahora tomamos x, y ∈ H, llegamos a
(1)
kπE (x) − πE (y)k = kπE (x − y)k ≤ kx − yk
A pesar de todo el trabajo que hemos hecho, aún no sabemos calcular, dado un vector, su
proyección ortogonal sobre un subespacio cerrado. Sin embargo no hay problema porque, si el
espacio es de dimensión finita (pero arbitraria), podemos deducir una fórmula explícita para
πE (x).
Lema 4.36. Sea H un espacio (no es necesario que sea de Hilbert) dotado de un producto
interno h·, ·i. Sea {e1 , . . . , en } un sistema ortonormal. Entonces, para cada x ∈ H y λ1 , . . . , λn ∈
K, se tiene
2
X n
Xn n
X
x − λk ek
= kxk2 − |hx, ek i|2 + |λk − hx, ek i|2 (4.9)
k=1 k=1 k=1
Demostración. Simplemente se trata de hacer los cálculos. En efecto, partiendo del miembro
de la izquierda, se tiene:
n
2 * n n
+
X
X X
x − λk ek
= x − λk ek , x − λk ek =
k=1 k=1 k=1
n n
X
2
X X (δij )
= kxk + hx, λk ek i + hλk ek , xi + λk λj hek , ej i =
k=1 k=1 1≤j,k≤n
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n n
2
X X (∗)
= kxk + 2Re (hλk ek , xi) + |λk |2 =
k=1 k=1
n
X n
X
2 2
|λk |2 + 2Re (hλk ek , xi) + |hx, ek i|2 =
kxk − |hx, ek i| +
k=1 k=1
n
X n
X
2 2
= kxk − |hx, ek i| + |λk − hx, ek i|2
k=1 k=1
En (δij ) hacemos referencia que en el último sumando, por estar trabajando con un sistema
ortonormal, todos los productos escalares son nulos si i 6= j (es decir,
P si ei 6= ej ) y son justamente
1 si i = j. Por otra parte, en (∗) estamos sumando y restando nk=1 |hx, ek i|2 . Con esto, queda
demostrado el lema.
Corolario 4.38 (Identidad de Bessel). En las condiciones del teorema, se tiene que
n
X n
X
kx − hx, ek iek k2 = kxk2 − |hx, ek i|2 (4.11)
k=1 k=1
o, equivalentemente,
n
X
kx − πE (x)k2 = kxk2 − |hx, ek i|2 (4.12)
k=1
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hx, ei = 0 ∀ e ∈ B ⇐⇒ x = 0 (4.14)
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2
m
X
m
X
∗ ∗ 2
kSm − Sn k =
hx, ek iek
= |hx, ek i|2 < ε2
k=n+1 k=n+1
∗
de donde, tomando raíces, se deduce que kSm − Sn∗ k < ε con m y n suficientemente grandes.
∗
Por lo tanto, la sucesión (Sn ) es de Cauchy y, por ser el espacio hilbertiano, convergente.
Nótese que esto implica que ∞
P
k=1 hx, ek iek = y para algún y ∈ H, por lo que la demostración
no está completa. Nos falta por probar que este y ∈ H es exactamente nuestro x.
Para ello, si llamamos λn = hx, en i ∀ n ∈ N. Multiplicando escalarmente hx − y, en i tenemos,
por las propiedades del producto escalar y por la propia definición de y
*∞ +
X (∗)
hx − y, en i = hx, en i − hy, en i = λn − hy, en i = λn − λk ek , ek =
k=1
∞
(∗) X (δij )
=λn − λk hek , en i = λn − λn = 0
k=1
para todo n ∈ N. En (∗) hemos usado el hecho de que el producto escalar es una aplicación
continua para intercambiarlo con el símbolo de suma infinita, y en (δij ) la notación habitual de
las deltas de Kronecker por ser el conjunto ortonormal.
Como B es un conjunto completo, el único vector que cumple esta propiedad es el vector nulo.
Esto significa que x − y = 0 ⇒ x = y, como queríamos demostrar.
2 ⇒ 1 Esta implicación esPmucho más sencilla de demostrar. Sea x ∈ H tal que hx, en i = 0 ∀
∞
n ∈ N. Por hipótesis, x = n=1 hx, en i en , de donde es inmediato que B es completo.
| {z }
0
que se llama Serie de Fourier de x en la base B. Para cada número natural, a los hx, en i se
los llama coeficientes de Fourier de x en la base B.
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Como es lógico pensar, habrá espacios que, tal como la hemos definido, no tengan base de
Hilbert (no podemos asegurar la existencia de un tal conjunto en cualquier espacio hilbertiano).
Aquéllos que dispongan de una tal base se denominan Espacios de Hilbert separables.
Ya probamos la desigualdad de Bessel en espacios de Hilbert, y podemos mejorarla aún más, ya
que bajo ciertas condiciones podemos alcanzar la igualdad. Veamos bajo qué condiciones.
*∞ ∞
+
X X (∗)
kxk2 = hx, xi = hx, ek iek , hx, ej iej =
k=1 j=1
∞ ∞ ∞ ∞
(∗) X X (δij ) X X
= hx, ek ihx, ej ihek , ej i = hx, ek ihx, ej i = |hx, ek i|2
k=1 j=1 k=1 k=1
donde hemos usado en (∗) la continuidad del producto escalar para intercambiarlo con el su-
matorio.
Ya hemos dicho que H admite una base si y sólo si es separable. En sentido topológico, se
dice que H es separable si y sólo si posee una sucesión densa, es decir, (xn ) ⊂ H tal que
{xn : n ∈ N} = H.
En particular, nos interesará un espacio de Hilbert separable bastante particular, el espacio
de funciones de cuadrado integrable o L2 . Fue, de hecho, en este espacio donde se empezó a
estudiar el desarrollo de funciones en serie de Fourier. Nos centraremos, por tanto, en el estudio
de las series de Fourier en este espacio.
Ya estudiamos en el ejemplo 4.26 que el espacio (C([a, b]), k·k2 ) no es completo. Sin embargo,
dado que, como vimos, el problema que teníamos era que la función límite no era continua, se
podría intentar hallar un espacio (H, k·k) tal que
1. C([a, b]) ⊂ H.
2. k·k es una extensión de k·k2 .
3. C([a, b]) = H.
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Para formalizar la definición de un tal espacio (y, en realidad, de L2 ([−π, π])) necesitamos
algunos conceptos previos.
Definición 4.46. Sean (X, k·ka ), (Y, k·kb ) dos espacios normados.
1. Se dirá que los espacios son isomorfos cuando exista una función T : X → Y lineal,
biyectiva, continua y con inversa continua. Dos espacios isomorfos son, desde el punto de vista
topológico, el mismo espacio.
2. Se dirá que los espacios son isométricos cuando sean isomorfos y, además, el isomorfismo
preserve las normas. Esto es, kT (x)kb = kxka para todo x ∈ X. A todos los efectos, dos espacios
isométricos son el mismo espacio.
Definición 4.48. Definimos L2 ([a, b]) como la compleción del espacio (C([a, b]), k·k2 ). De este
modo, L2 ([a, b]) contiene a las funciones continuas, pero, más en general, está formado por las
funciones f : [a, b] ⊂ R → K tales que
Z b
|f (x)|2 dx < +∞
a
y ésta es la razón por la que también se conoce como espacio de funciones de cuadrado integrable.
Por razones de comodidad en los cálculos (y porque con un cambio de variable adecuado se
puede pasar fácilmente de [−π, π] a cualquier intervalo [a, b]) nos centraremos en el espacio
L2 ([−π, π]), compleción de C([−π, π]).
Para entender qué es la igualdad en casi todo punto de L2 ([−π, π]), nos serán útiles algunos
conceptos de medida nula en dicho espacio
∀ε > 0 ∃ In = {(an , bn ) : n ∈ N}
Definición 4.50. Se dice que dos funciones f, g : R → R son iguales en casi todo punto
(f = g c.t.p.) si existe un A ⊂ R de medida nula de modo que f (x) = g(x) ∀ x ∈ R \ A.
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En L2 ([−π, π]), dos funciones iguales en casi todo punto tienen la misma norma, por lo que a
todos los efectos las podemos considerar como la misma función.
En este espacio, podemos encontrar un par de bases de Hilbert bastante concretas, que nos
permitirán llevar a cabo los desarrollos en serie de Fourier de funciones de cuadrado integra-
ble.
Teorema 4.51 (Bases de Hilbert de L2 ([−π, π])). Los siguientes conjuntos son bases de
Hilbert de L2 ([−π, π]).
( )
einx
1. E = √ : n ∈ Z
2π
( )
1 sen(nx) cos(nx)
2. R = √ , √ , √ :n∈N
2π π π
Demostración. En las hojas de ejercicios se prueba que los conjuntos son ortonormales. Com-
probar que, efectivamente, son completos y, por tanto, bases de Hilbert excede al nivel de este
curso, por lo que se omite la demostración.
Demostración. Demostramos primero 1. Como E es una base de Hilbert de L2 ([−π, π]), entonces
cada función de dicho espacio se puede expresar como su serie de Fourier en esta base. Por lo
tanto
∞
* + ∞ ∞
X eikt eikt X 1 (∗) X
f (t) = f, √ √ = hf, eikt ieikt = ck eikt
k=−∞
2π 2π k=−∞
2π k=−∞
y en (∗) hemos usado el producto escalar del que está dotado el espacio, que es precisamente
la integral del producto en el intervalo [−π, π].
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Ahora demostramos 2. Como R es una base de Hilbert de L2 ([−π, π]), entonces cada función
de dicho espacio se puede expresar como su serie de Fourier en esta base. Por lo tanto
* + ∞
* + ∞
* +
1 1 X cos(kt) cos(kt) X sen(kt) cos(kt)
f (t) = f, √ √ + f, √ √ + f, √ √ =
2π 2π k=1 π π k=1
π π
∞ ∞
1 X 1 X 1
= hf, 1i + hf, cos(kt)i cos(kt) + hf, sen(kt)i sen(kt) =
2π k=1
π k=1
π
∞
a0 X
= + (ak cos(kt) + bk sen(kt))
2 k=1
donde hemos definido
π π
1 1 1
Z Z
a0 = hf, 1i = f (x)1dx = f (x)dx
π π −π π −π
π π
1 1 1
Z Z
ak = hf, cos(kx)i = f (x)cos(kx)dx = f (x) cos(kx)dx
π π −π π −π
π π
1 1 1
Z Z
bk = hf, sen(kx)i = f (x)sen(kx)dx = f (x) sen(kx)dx
π π −π π −π
para cada k = 0, 1, 2, . . .
π
1
Z
ak = f (x) cos(kx)dx = 0
π −π
con ambas integrales nulas por ser los integrandos funciones impares y el recinto simétrico. Por
otro lado
" #π
π π π
1 2 2 2 − cos(kx)
Z Z Z
bk = f (x) sen(kx)dx = f (x) sen(kx)dx = sen(kx)dx = =
π −π π 0 π 0 π k
0
2 2
= · (1 − cos(kπ)) = · (1 − (−1)k+1 )
kπ kπ
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4
y se tiene, por tanto, que b2k−1 = y b2k = 0 con k ∈ N. De este modo, se tiene
π(2k − 1)
∞ ∞
X 2 2X sen(2kx)
f (x) = sen(2kx) = c.t.p. x ∈ [−π, π]
k=1
kπ π k=1 k
Por razones históricas, los coeficientes a0 , ak , bk que hemos calculado es lo que normalmente
llamamos coeficientes de la serie de Fourier. Sin embargo, éstos no coinciden exactamente con
los coeficientes del desarrollo de Fourier en sentido abstracto que hemos visto anteriormente,
aunque están relacionados. En cualquier caso, con los coeficientes clásicos tenemos las siguientes
identidades de Parseval.
Teorema 4.54 (Identidades de Parseval en L2 ([−π, π])). Para cada f ∈ L2 ([−π, π]) se
tiene
∞
1 π
|a0 |2 X
Z
2
2
|ak | + |bk |2
|f (x)| dx = + (4.17)
π −π 2 k=1
π +∞
1
Z X
2
|f (x)| dx = |ck |2 (4.18)
2π −π k=−∞
Ya hemos visto en el ejemplo 4.53 que los coeficientes clásicos del desarrollo de
−1 si − π ≤ x ≤ 0
f (x) =
1 si 0≤x≤π
4
kπ
si k impar
bk =
0 si k par
∞ ∞
1 π
16 1 π2
Z X X
2= 1dx = ⇒ =
π −π k=1
(2k − 1)2 π 2 k=1
(2k − 1)2 8
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Consideremos ahora una función f ∈ L2 ([0, π]) y veamos que admite un desarrollo de Fourier
en senos y otro en cosenos. Definamos, pues,
f (x) si x ∈ [0, π]
fi (x) =
−f (x) si x ∈ [−π, 0]
f (x) si x ∈ [0, π]
fp (x) =
f (−x) si x ∈ [−π, 0]
Salvo lo que ocurra en x = 0, las funciones fi y fp son, respectivamente, impar y par en [−π, π].
Además, como f ∈ L2 ([0, π]), entonces fi , fp ∈ L2 ([−π, π]). Como fi es impar, en su desarrollo
de Fourier no aparecen cosenos. Del mismo modo, en el desarrollo de Fourier de fp no aparecen
senos por ser par. Esto es:
fi (x) = ∞
P
k=1 bk sen(kx) c.t.p. x ∈ [−π, π].
fp (x) = a20 + ∞
P
k=1 (ak cos(kx) + bk sen(kx)) c.t.p. x ∈ [−π, π].
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2Rπ
ak = f (x) cos(kx)dx
π 0
2Rπ
bk = f (x) sen(kx)dx
π 0
Si en los desarrollos anteriores consideramos x ∈ [0, π], entonces
f (x) = ∞
P
k=1 bk sen(kx) c.t.p. x ∈ [0, π].
f (x) = a20 + ∞
P
k=1 (ak cos(kx) + bk sen(kx)) c.t.p. x ∈ [0, π].
en todo punto x ∈ [−π, π], siendo a0 , ak y bk los coeficientes de Fourier en [−π, π].
P P
4.9. Series de Fourier en L2 −2, 2
Como ya avisamos, elegíamos el intervalo [−π, π] por comodidad en los cálculos pero toda la
teoría vista se puede generalizar mediante un sencillo cambio de variable a cualquier intervalo
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P
Como g(t) = f 2π t ∀ t ∈ [−π, π], entonces
π Z P2 Z P
1 1 2π 1 2
Z
P 2πiks 2πiks
ck = f t e−ikt dt = · f (s)e− P ds = f (s)e− P ds
2π −π 2π 2π P − P2 P − P2
P
t, que transforma [−π, π] en − P2 , P2 . De
El cambio de variable de t a s viene de que s = 2π
P
este modo, si hacemos el cambio x = 2π t, tendremos
2πikx
X X
f (x) = g(t) = ck eikt = ck e P
k∈Z k∈Z
P
1
Z
2 2πiks
ck = f (s)e− P ds
P − P2
para todo k ∈ Z.
− P2 , P2
De una forma similar, se prueba también que, si f ∈ L2 , entonces
∞
a0 X 2πkx 2πkx
f (x) = + ak cos + bk sen
2 k=1 P P
siendo P
2
Z
2
a0 = f (s)ds ∀k ∈Z
π − P2
P
2
Z
2 2πks
ak = f (s) cos ds ∀ k = 0, 1, 2, . . .
π − P2 P
P
2
Z
2 2πks
bk = f (s) sen ds ∀ k = 0, 1, 2, . . .
π − P2 P
para todo k ∈ N.
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Capítulo 5
Transformada de Fourier
para todo s ∈ R.
En la anterior definición que dimos de la transformada de Fourier dijimos que la integral estaba
bien definida bajo ciertas condiciones. Pues bien, veamos que el hecho de que f ∈ L1 (R) hace
que la integral que define fˆ(s) sea finita para todo s ∈ R. Efectivamente
Z +∞
Z +∞ Z +∞ L1
−2πisx (∗)
|f (x)||e−2πisx | dx =
z}|{
f (x)e dx ≤ f (x) dx < +∞
−∞ −∞ −∞
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y en (∗) hemos usado que el módulo de la exponencial compleja sin parte real es 1.
Veremos ahora una demostración informal del llamado Teorema de Inversión, que nos ayuda a
obtener la transformada de la transformada de Fourier de una función. Esto, a su vez, motivará
la definición de la transformada de Fourier.
− P2 , P2
Demostración. Si P > 0, entonces f ∈ L2 . Por lo tanto, f admitirá un desarrollo en
P P
serie de Fourier en − 2 , 2 :
" #
X 2πikx
X 1 Z P2 2πikt 2πikx
f (x) = ck e P = f (t)e− P dt e P
k∈Z k∈Z
P − P2
con lo que
" # " #
X 1 Z P2 2πikt 2πikx
X 1 Z +∞ 2πikt 2πikx
f (t)e− P dt e P ∼ f (t)e− P dt e P
k∈Z
P − P2 k∈Z
P −∞
1 k
Llamando ∆s = P
y Sk = P
, se tiene
X Z +∞ X
f (x) ∼ f (t)e −2πiSk t
e2πiSk x ∆s = fˆ(Sk )e2πiSk x ∆s
k∈Z −∞ k∈Z
En este punto, hemos llegado a una suma de Riemann de la función fˆ(s)e2πisx en R para la
partición {Sk : k ∈ Z}, que divide R en intervalos de longitud ∆s. Si ∆s → 0 (P → +∞), la
suma de Riemann aproxima la integral y se tiene
Z +∞
f (x) ∼ fˆ(s)e2πisx ds
−∞
ˆ
Con esto probamos, además, que fˆ = f (−x) (Fórmula de Inversión).
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Se puede observar así que toda función f ∈ L1 (R) se puede expresar como una “suma continua”
de funciones exponenciales es , imitando lo que ocurre en el caso discreto con el desarrollo en
serie de Fourier X
f (x) = hf, ek iek
k∈Z
Ejemplo 5.5. Calcular la Transformada de Fourier de la función χ[−b,b] (x), que vale 1 en
[−b, b] y 0 en el resto de la recta real.
Solución. La transformada de Fourier es
" #b
e−2πist
Z +∞ Z b
ˆ
f (s) = χ[−b,b] (t)e −2πist
dt = e−2πist dt = − =
−∞ −b 2πis
−b
e−2πisb e2πisb 1 1
=− + =− [cos(−2πbs) + i sen(−2πbs)] + [cos(2πbs) + i sen(2πbs)] =
2πis 2πis 2πis 2πis
sen(2πbs)
= 2b = 2b sin c(2πbs)
2πbs
sen x
siendo sin c(x) = si x 6= 0 y sin c(0) = 1. Estamos suponiendo que s 6= 0. Si s = 0, desde
x
luego fˆ(0) = 2b. Poniéndolo todo junto, se tiene
sen(2πbs)
fˆ(s) = 2b si s 6= 0
2πbs
2b si s = 0
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Nota 5.6. Utilizaremos en estas fórmulas la notación F{f (x)}(s) y no la notación fˆ(s), aunque
ambas son válidas.
En particular, si b = −1,
−
donde Jf (xk ) = f (x+
k ) − f (xk ) es el salto de la función f en xk , con k = 1, 2, . . . , n.
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