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Seis etapas de moralidad de Kohlberg.

Fragmento encabezado original. El MÉTODO de


Kohlberg (1958a). La muestra principal de sujetos experimentales
de Kohlberg era un grupo de 72 niños de clase baja y media de
Chicago en edades de 10, 13 y 16. Más tarde añadió niños más
jóvenes, niños ‘delincuentes’, y niños y niñas de otras ciudades de
Estados Unidos y otros países (1963, 1970). La entrevista básica
consistió en una serie de dilemas morales tales como el siguiente:

Heinz roba un medicamento.


En Europa, una mujer estaba a punto de morir de un cáncer raro .
Había un medicamento que los médicos pensaban que podría
salvarla pero la única manera era a partir de su descubridor, un
farmacéutico de la misma ciudad. La droga era difícil de fabricar y
el farmacéutico cobraba diez veces más que el costo de
fabricarla. Heinz, el esposo de la mujer enferma, acudió a sus
conocidos para pedir prestado el dinero pero sólo pudo reunir la
mitad. Heinz le dijo al farmacéutico que su esposa estaba muriendo
y le rogó que le cobrara menos y después le pagaría el resto. Pero
el boticario dijo: “No, yo lo descubrí y merezco ganar la suma
completa”. En el desespero Heinz terminó robando la medicina
para salvar a su esposa del cáncer. – Kohlberg preguntó al niño
entrevistado “¿Debió Heinz proceder de esa forma? Kohlberg no
estaba realmente interesado en saber si el niño respondía “sí” o
“no” sino en el razonamiento detrás de su respuesta. El
entrevistador quería saber por qué el sujeto piensa que Heinz
debería o no haber robado la droga”.
Para entender mejor el racionamiento del niño, la entrevista
proseguía con nuevas preguntas. Por ejemplo, los niños se les
preguntaba si Heinz tenía derecho a robar la droga, si él estaba
violando los derechos del boticario, y cuál sentencia debería darle
el juez luego de ser capturado. Nuevamente el principal objetivo
era develar el razonamiento y por eso se interrogaba con dilemas
similares. Una vez que Kohlberg había clasificado las diversas
respuestas en seis estadíos, quiso saber si su clasificación era
fiable. En particular, él quería saber si otros entrevistadores
clasificarían a los sujetos de la misma manera y para eso otros
jueces dieron sus respuestas independientemente y se calculó el
grado de acuerdo. Kohlberg encontró que el acuerdo entre distintos
entrevistadores era muy alto.
Interpretación moderna de las etapas de desarrollo de Kohlberg

Kohlberg Nivel 1. La moralidad preconvencional.


La Etapa 1 de Kohlberg es similar a la primera etapa de Piaget del
pensamiento moral:

Obediencia y castigo. Etapa 1.


En esta etapa el niño/a asume que autoridades poderosas
transmiten un sistema de reglas fijo que deben obedecer sin
cuestionar. Al dilema de Heinz, el niño típicamente responde que
Heinz no debió robar la droga porque “es contra la ley,” o “es malo
robar” como si esto fuera lo único que importara. Cuando se le pide
que explique por qué, el niño responde generalmente en términos
de las consecuencias implícitas explicando que robar es malo
“porque te castigan” (Kohlberg, 1958b).
Aunque la mayoría de los niños en la etapa 1 se opone al robo de
Heinz, es posible que algún niño apoye esta acción pero emplee
un razonamiento de la etapa 1. Por ejemplo, un niño puede decir,
“Heinz puede robar porque primero lo pidió y no es como robar algo
grande; no lo castigarían”. Aunque el niño esté de acuerdo con la
acción de Heinz, el razonamiento pertenece todavía a la etapa 1
pues la preocupación se centra en lo que las autoridades permiten
o castigan.
Kohlberg llama a la etapa 1 pensamiento “preconvencional” porque
los niños hablan de la moralidad como algo externo a sí mismos,
no como miembros de la sociedad sino como cosas que la gente
grande dice qué se debe hacer.

Etapa 2. Individualismo e intercambio.


En esta etapa, los niños reconocen que no hay un solo punto de
vista correcto (transmitido por las autoridades). Diferentes
individuos tienen diferentes puntos de vista. Se podría señalar que
“Heinz podría creer tener derecho a tomar el medicamento, el
farmacéutico puede creer lo contrario”. Como todo es relativo, cada
persona es libre de perseguir sus intereses individuales. Uno de los
niños dijo que Heinz podría robar la droga si quería que su esposa
viviera, pero si en lugar quiere casarse con alguien más joven y con
mejor aspecto entonces no tiene porque robar – (ref Kohlberg,
1963, p. 24). Otro niño dijo Heinz podría robar porque tal vez tenían
hijos y era necesario que alguien que los cuidara. Pero tal vez no
debería robarlo porque podrían encarcelarlo más años de lo que
podía soportar. (ref Colby y Kauffman. 1983, p. 300) Lo correcto
para Heinz, entonces, era hacer aquellas cosas que eran
consistentes con sus propios intereses. Puede usted notar que los
niños en los estadios 1 y 2 hablan de castigo, sin embargo, ellos lo
perciben de manera diferente. La mente del niño en la etapa 1, el
castigo está vinculado con maldad; el castigo “demuestra” que la
desobediencia es errónea. En contraste, en la etapa 2, el castigo
es simplemente un riesgo de que uno naturalmente quiere evitar.
Aunque algunos encuestados en la etapa 2 pueden sonar
amorales, sus argumentos implican una acción correcta. Se trata
de un intercambio justo o de negocios balanceados. Se trata de
una filosofía de beneficios mutuos – “Si me rascas la espalda, yo
rasco la tuya.” En la anécdota de Heinz, los sujetos decían que
Heinz tenía razón de robar la droga porque el farmacéutico no
estaba dispuesto a ofrecerle un trato justo, que estaba “tratando de
robar a Heinz”. O podrían decir que Heinz tenía que robar porque
“su esposa podría devolverle el favor algún día” (ref Gibbs et al.,
1983, p. 19). Los encuestados ubicados en la fase 2, se dice que
razonan a nivel pre-convencional porque hablan como individuos
aislados y no como miembros de la sociedad. Ellos ven a los
individuos intercambiando favores, pero aún no existe una
identificación con los valores de la familia o la comunidad.

Nivel II. La moralidad convencional

Etapa 3. Buenas relaciones interpersonales.


En esta etapa, los niños – ya algunos adolescentes – ven la moral
como algo más que simples tratos o favores. Ellos creen que las
personas deben cumplir con las expectativas familiares y
comunitarias y comportarse de ‘buenas maneras’. Buen
comportamiento significa tener buenos motivos y sentimientos
interpersonales, tales como el amor, la empatía, la confianza, y la
preocupación por otros. Heinz, suelen argumentar, tenía razón al
robar la medicina porque ‘era un buen hombre al querer salvarla’,
y ‘sus intenciones eran buenas, al salvar a alguien a quien que él
ama’. Incluso si Heinz no ama a su esposa, estos sujetos suelen
decir, debe robar la medicina porque “no creo que ningún marido
se sienta a ver morir su esposa”(Gibbs et al, 1983, pp 36-42.;
Kohlberg, 1958b). Si los motivos de Heinz eran buenos, los del
boticario serían erróneos. Los sujetos en la etapa 3 dicen que el
boticario era “egoísta”, “codicioso”, y “sólo estaba interesado en sí
mismo, no en otra vida”. A veces, los encuestados se enojan tanto
con el farmacéutico que dicen que debería ir a la cárcel (Gibbs et
al, 1983, pp 26-29, 40-42).
Una típica respuesta de la etapa 3 es la de Donald de 13 años:
“Fue realmente culpa del farmacéutico, él fue injusto, tratando de
cobrar de más y dejar que alguien muriera. Heinz amaba a su
esposa y quería salvarla. Yo creo que nadie mandar a Heinz a la
cárcel. El juez debería tener en cuenta todas las perspectivas y
darse cuenta que el boticario estaba cobrando
demasiado” (Kohlberg, 1963, p. 25). Vemos que Donald define el
problema en términos de los motivos y rasgos de carácter de los
implicados. Él habla del esposo que ama a su esposa, del
farmacéutico injusto, y del juez imparcial. Su respuesta merece la
etiqueta de moralidad “convencional” porque se supone que la
actitud expresada sería compartida por toda una comunidad:
“cualquiera” haría lo que Heinz hizo (Kohlberg, 1963, p. 25). Como
se mencionó anteriormente, existen similitudes entre las tres
primeras etapas de Kohlberg y las dos de Piaget. En ambas
clasificaciones hay un progreso de obediencia incuestionable a una
perspectiva relativista y luego preocupación por buenos motivos,
para Kohlberg, sin embargo, estos cambios se producen en tres
etapas en lugar de dos.

Etapa 4. Mantenimiento del Orden Social.


El razonamiento de la etapa 3 funciona mejor en relaciones entre
dos personas o con miembros de la familia o amigos cercanos, en
los cuales uno puede llegar a conocer mejor los sentimientos y
necesidades del otro para tratar de satisfacer dichas necesidades
o expectativas. Por el contrario en la etapa 4, el cuestionado se
preocupa más ampliamente en la sociedad como un todo. Ahora el
énfasis está en obedecer las leyes, respetar la autoridad, y realizar
los deberes de cada quien para mantener un orden social. En
respuesta a la anécdota de Heinz, muchos sujetos dicen que
entienden los buenos motivos de Heinz pero el robo no se puede
tolerar. ¿Qué pasaría si cada quien viola la ley cada vez que tiene
una buena razón? El resultado sería el caos, la sociedad no podría
funcionar. [Como lo explicó un sujeto, ‘no quiero sonar como Spiro
Agnew, que utilizó su plataforma política de Ley y Orden para hacer
lo que quiso, aceptando sobornos y creando su propia ley,
entonces todo sería un caos]. La única cosa civilizada que tenemos
hoy en día es un tipo de estructura legal que las personas están
obligadas a seguir. [La sociedad necesita] de un marco regulador.
(ref Gibbs et al., 1983, pp 140-41) En la etapa 4, los sujetos toman
decisiones morales desde la perspectiva de miembros plenos de la
sociedad, y por tanto sus perspectivas son consistentes con tal
visión. (ref Colby y Kohlberg, 1983, p. 27). Recordará que el niño
de la etapa 1 también se opone a robar porque viola la ley.
Superficialmente, los sujetos de la etapa 1 y etapa 4 están dando
la misma respuesta, por lo que Kohlberg insiste en que debemos
investigar el razonamiento subyacente de estas respuestas
aparentemente indistinguibles. En la etapa 1 los niños dicen: “Es
malo robar”, “Es contra la ley”, pero no pueden elaborar más allá,
excepto para decir que el robo puede terminar en el
encarcelamiento. Por el contrario, los encuestados en etapa 4
tienen una concepción de la función de las leyes para la sociedad
en su conjunto – una concepción que supera a aquella de niños
más pequeños.

Nivel III. La moralidad post-convencional

Etapa 5. Contrato social y derechos


individuales.
En la etapa 4 anterior, la gente quiere mantener una sociedad
funcional pero tal sociedad no necesariamente es justa. Una
sociedad totalitaria puede estar muy bien organizada pero no es un
ideal de moralidad. En la etapa 5 la gente empieza a preguntarse:
“¿Qué es lo que hace una sociedad buena?” Comienzan a pensar
en la sociedad de una manera teórica trascendiendo
hipotéticamente a su propia sociedad y teniendo en cuenta los
derechos y valores que una sociedad debe respetar. Luego
evalúan las sociedades existentes en términos de estas
consideraciones y por tanto se dice que tienen una perspectiva
“que precede a la sociedad” (Colby y Kohlberg, 1983, p. 22). Los
encuestados clasificados en la etapa 5 creen que una buena
sociedad se concibe mejor como un contrato social en el que las
personas voluntariamente trabajan para el beneficio de todos.
Reconocen que diferentes grupos sociales en una sociedad tienen
diferentes valores, pero creen que toda persona racional estaría de
acuerdo en dos puntos:
Primero todos deben gozar de ciertos derechos fundamentales,
como la libertad y la vida, las cuales deben ser protegidas.
En segundo lugar, quieren ciertos procedimientos democráticos
para cambiar aquellas leyes consideradas injustas y para mejorar
la sociedad en general.
En respuesta al dilema de Heinz, los encuestados clasificados en
la etapa 5 dejar claro que no suelen favorecer la violación de las
leyes, la cuales son contratos sociales que debemos mantener
hasta que podamos cambiarlos por medios democráticos. Sin
embargo, la esposa tiene el derecho a la vida el cual debe ser
protegido. Por lo tanto, los entrevistados en la etapa 5 defienden el
robo de Heinz en un lenguaje fuerte: El deber del marido es salvar
la vida de su esposa. El hecho de que su vida está en peligro
trasciende a cualquier otra norma para juzgar su acción. La vida es
más importante que la propiedad. Un joven llegó a decir que ‘desde
un punto de vista moral’ Heinz debe salvar la vida incluso de un
desconocido, ya que para ser coherente, el valor de una vida
significa cualquier vida. Cuando se le preguntó si el juez debería
castigar a Heinz, contestó: “Por lo general, los puntos de vista
morales y legales coinciden, aquí están en conflicto. El juez debe
ponderar el punto de vista moral en mayor medida, y para mantener
el derecho legal se debe castigar a Heinz aunque ligeramente (ref
Kohlberg, 1976, p. 38). Los sujetos en la etapa 5 entonces, hablan
de “moralidad” y “derechos” algunos de los cuales tienen prioridad
sobre las leyes particulares. Kohlberg insiste, sin embargo, que no
asignemos la etapa 5 simplemente por sus etiquetas verbales.
Tenemos que mirar su razonamiento y punto de vista social. En la
etapa 4, también algunos sujetos hablan frecuentemente del
“derecho a la vida”, pero para ellos este derecho se legitima por el
autoridad de su grupo social o religioso (por ejemplo, la Biblia).
Presumiblemente, si su grupo valora la propiedad sobre la vida,
ellos también lo harían. En la etapa 5, en contraste, la gente está
haciendo un mayor esfuerzo para develar lo que cualquier sociedad
debe valorar. A menudo razonan, por ejemplo, que la propiedad
tiene poco significado sin la vida. Ellos trata de determinar de
manera lógica cómo una sociedad debe ser y funcionar (ref
Kohlberg, 1981, pp 21-22;.. Gibbs et al, 1983, p 83).

Etapa 6: Principios Universales.


Los encuestados clasificados en la etapa 5 están esforzándose por
crear una concepción de una buena sociedad. Ellos sugieren que
necesitamos
(a) proteger ciertos derechos individuales y
(b) resolver controversias a través de procesos democráticos.
Sin embargo, los procesos democráticos por sí solos no siempre
se traducen en resultados que sean justos. Una mayoría, por
ejemplo, puede votar por una ley que hace a una minoría infeliz.
Así, Kohlberg cree que debe haber una etapa superior – la etapa 6
– que defina aquellos principios por los alcanzar la justicia general.
La concepción de Kohlberg sobre la justicia continúa la de aquellos
filósofos como Kant y Rawls, así como grandes líderes morales
tales como Gandhi y Martin Luther King. Según estas personas, los
principios de justicia nos obliga a tratar los reclamos de cada
individuo imparcial, respetando la dignidad básica de todas las
personas como individuos. Los principios de justicia son
universales, se aplican a todos. Así, por ejemplo, no votaríamos a
favor de una ley que es favorable para algunos en detrimento de
otros. Los principios de justicia nos guían hacia decisiones sobre
una base de igual respeto para todos. En la práctica real, dice
Kohlberg, podemos alcanzar decisiones justas mirando una
situación a través de los ojos del otro. En el dilema de Heinz, esto
significaría que el farmacéutico, Heinz, y su esposa – fueran
interpretados por cada uno de los demás [simulación]. Para hacerlo
de manera imparcial, las personas asumen ‘un velo de ignorancia’
(ref Rawls, 1971), actuando como si ellos no saben qué papel van
a actuar. Si el farmacéutico hiciera esto, incluso él reconocería que
la vida prima sobre la propiedad, porque él no quiere arriesgarse a
valorar la propiedad más que la vida mientras encarna el papel de
la esposa. Por lo tanto, todos estarían de acuerdo en que la vida
de la mujer debe salvarse – esta sería la solución justa. Tal
solución, debemos señalar, requiere no sólo imparcialidad pero el
principio de que todo el mundo recibe igual y pleno respeto. Si la
mujer se considerase de menor valor que los demás, una solución
justa no podría ser alcanzada. Hasta hace poco, Kohlberg había
estado ubicando a algunos de sus entrevistados en la etapa 6, pero
dejó de hacerlo, en primer lugar, porque él y otros investigadores
no encontraron sujetos que consistentemente razonaran en esta
etapa. Además, Kohlberg llegó a la conclusión de que sus
entrevistas mediante dilemas morales no eran útiles para distinguir
el razonamiento de las etapas 5 y 6. Él cree que los individuos en
la etapa 6 tienen una concepción más clara y amplia de los
principios universales (que incluyen la justicia y también los
derechos individuales), pero considera que los dilemas morales
utilizados en las entrevistas tienen poca capacidad diagnóstica
para captar dicha comprensión. En consecuencia, ha dejado de
clasificar a los sujetos en la etapa 6 en su escala de puntuación,
llamándola por el momento una “etapa teórica” y anotando todas
las respuestas post-convencionales como correspondientes a la
etapa 5 (ref Colby y Kohlberg, 1983, p. 28). Teóricamente, una
cuestión que distingue a la etapa 5 de la etapa 6 es la
desobediencia civil. Los individuos en la etapa 5 serían más
reticentes a apoyar la desobediencia civil debido a su compromiso
con el contrato social y para cambiar las leyes a través de acuerdos
de participación democrática. Sólo cuando los derechos
individuales de una persona están en juego es que violar la ley
parece algo justificado. Por el contrario, en la etapa 6 un
compromiso con la justicia hace que la desobediencia civil tenga
una justificación más fuerte y más ampliamente aplicada. Martin
Luther King, por ejemplo, sostuvo que las leyes sólo son válidas en
la medida en que se basen en la justicia, y que el compromiso con
la justicia lleva consigo la obligación de desobedecer las leyes
injustas. King también reconoce, por supuesto, la necesidad
general de leyes y los procesos democráticos (etapas 4 y 5), y él
estaba dispuesto a aceptar penas por sus actos. Sin embargo, en
aras de defender el principio primordial de justicia él creía que la
desobediencia civil era necesaria (ref Kohlberg, 198 1, p. 43).

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