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Nietzsche

La crítica a la moral
La transmutación de los valores se produce cuando los plebeyos se rebelan y se autodenominan buenos, ahora
los conceptos adquieren un sentido moral, considerando malos a los nobles. Esta transmutación es obra del
judaísmo, primero, y del cristianismo después, que adoctrinan a la masa elogiando la debilidad frente a la
fortaleza de ánimo y generan en ella el resentimiento. Este sentimiento es una reacción de los débiles y
miserables frente a un hecho externo, unos valores que no pueden alcanzar. Cuando el resentimiento se vuelve
creador de valores, se invierte la mirada y aparece la moral tradicional, la moral de los esclavos, que ha
invertido los valores de la moral de los señores.
 La moral de los señores. Voluntad de poder, entendida como voluntad de superación, como fuerza vital
irracional, como energía creadora que tiende a expandirse. No se trata del simple impulso de
autoconservación, ni de algo puramente biológico, sino de un impulso por el que la vida tiende
inevitablemente a exteriorizar su fuerza, su poder. Tampoco se trata de voluntad de dominio sobre un
pueblo, en sentido político. Para Nietzsche, la voluntad del poder tiene una dimensión puramente
individual, entendida sobre todo como fuerza creador a de valores.
 La moral de los esclavos. Es propia del hombre vulgar, plebeyo, servil frente al hombre superior de la
antigua aristocracia. Es el resultado del resentimiento, de la reacción frente a los valores nobles, que
ellos han invertido. Lo propio de los espíritus débiles e impotentes es la voluntad de igualdad: formar
parte del rebaño y reducirlo todo a la mediocridad.
La moral de los esclavos, enemigo de la individualidad, de la voluntad del poder, de la jerarquía natural propia
de la vida, ha triunfado. Esta moral antinatural tiene su base filosófica en el platonismo y en el cristianismo, que
afirman un orden moral situado fuera del mundo y de la vida, y del que provienen los valores de los hombres.
La crítica a la metafísica
Toda la historia de la filosofía es la historia de un error. La moral de renuncia se dirige contra los instintos
vitales y propone una evasión con respecto al hombre concreto y al mundo real. Surge así el ideal ascético, que
se caracteriza por la fe en la verdad, la negación de la vida y la voluntad de la nada, es decir, la voluntad de
diluirse en el rebaño. Este ideal ascético se manifiesta también, en la ciencia, que cree en la verdad y la
distingue de la apariencia.
La crítica al lenguaje y a la ciencia
El lenguaje es el instrumento de que el hombre dispone para conocer la realidad. El método genealógico
mostrará que el lenguaje es una forma de expresar la experiencia vital del individuo. Puesto que esta
experiencia es cambiante, el hombre ha pretendido fijarla en un concepto, que no es otra cosa que una metáfora,
ya que no proporciona conocimiento de la realidad, sino generalización, ilusión y apariencia. Cuando la
metáfora fijada en el concepto se hace común, aparece lo que denominamos verdad: el concepto, que acepta la
misma metáfora a sensaciones parecidas por un proceso de abstracción, se generaliza mediante un pacto. La
lógica es un invento del ser humano, útil en la lucha por la vida: al someter lo individual a lo universal, nos
permite sentirnos seguros, pues ordena la experiencia, caótica y diversa, y hace posible la vida social y el
desarrollo de la ciencia, pero no descansa en principios objetivos. Esta teoría de la verdad como convención
lleva a considerar como mentira lo que se sale del pacto y queda fuera de la norma comúnmente aceptada.
El vitalismo
El vitalismo o filosofía de la vida niega la hegemonía de la razón en la Naturaleza y en las acciones humanas,
destacando el valor de los aspectos irracionales del mundo y de la sociedad. El irracionalismo vitalista
comprende dos aspectos estrechamente ligados que repercuten en la esfera de lo óntico y en la de gnoselógico:
desde la primera perspectiva el irracionalismo afirma que la realidad, el ser, la naturaleza carecen de estructura
racional; son esencialmente irracionales.
Lo dionisíaco y lo apolíneo.
Como sabemos, el vitalismo tiene en cuenta las estructuras impulsivas y los instintos vitales frente al poder de
la razón. En este contexto, los términos apolíneo y dionisíaco sirven para expresar los modelos fundados en la
razón o en los impulsos vitales respectivamente. Espíritu dionisíaco: El hombre dionisíaco vive en plena
armonía con la naturaleza. Espíritu apolíneo: El hombre apolíneo quiere enmascarar la realidad ya que en él
predomina la razón.

El mensaje de Zaratustra
La muerte de Dios
Para Nietzsche con la muerte de Dios se desmorona nuestra civilización, ya que todos los valores de esta se
fundamentan en la creencia de que el sentido del mundo está fuera del mundo. La muerte de Dios significa el
fin de nuestra civilización, los valores supremos ya no tienen validez, el sentido del mundo ya no se busca fuera
del mundo.
El superhombre
El nihilismo o negación absoluta es el estado del hombre carente de objetivos por los que valga la pena luchar,
carente de fuerza para trascenderse; es el estado del hombre transformado en vegetal. El nihilismo posee dos
caras: una negativa como esencia de la tradición platónico-cristiana, que explica la crítica destructiva de la
tradición occidental. Y otra positiva, es decir la reflexión acerca del mismo, que supone el reconocimiento de
las condiciones que han llevado a Occidente a ser nihilista.
El pensamiento nietzscheano refleja en este sentido, tres momentos:
 Nihilismo como consecuencia inmediata de la destrucción de los valores vigentes hasta entonces.
 Nihilismo como afirmación del propio proceso nihilista en tanto que consecuencia necesaria del
pensamiento platónico-cristiano.
 Nihilismo como punto de inflexión hacia una nueva perspectiva del ser y del hombre.
El superhombre constituirá el polo opuesto al último hombre. La génesis del superhombre pasa por tres formas:
el momento en que el hombre toma forma de camello, el momento en que toma forma de león y, finalmente, el
momento en que el hombre se transforma en niño.
 El camello: simboliza el espíritu que se inclina ante lo sublime de la ley moral; su máxima es el deber
kantiano.
 El león: es el hombre que crea su libertad diciendo “no”, que se libera de sus yugos, que después de la
lucha dice “yo quiero…”.
 El niño: representa la voluntad creadora y espontánea, la libertad verdadera, no la libertad que consiste
únicamente en reaccionar contra alguna cosa. El niño representa la existencia como aventura y juego; es
el natural y sincero decir sí a la vida.

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