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El tema sexualidad ha estado oculto tras un velo de vergüenza, miedos, silencios, ignorancia, dudas

porque siempre este término y todo lo que se relaciona con él, ha sido tabú.

Tomar con naturalidad la palabra sexualidad no es fácil. ¿Por qué? Porque no ha sido un término que
se haya incorporado a nuestro lenguaje ni en el hogar, ni en la escuela y menos en la iglesia.

Definamos entonces sexualidad: es una parte integral de toda la personalidad y se expresa en todo lo
que una persona, siendo hombre o mujer, hace y cómo se manifiesta: en su andar, su interactuar con
los otros, su voz, sus deseos, miradas, conducta, etc. El sexo nace con uno y la sexualidad se aprende
de modelos y pautas culturales (familia, escuela, amigos, medios de comunicación, etc.)

¿Nos habla Dios de sexualidad en su Palabra? Por supuesto que sí. Dios es nuestro Creador, nuestro
Hacedor de nosotros como personas. En Génesis 1:27 dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a
imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” En esta porción no se da la idea de sexo sino de
sexualidad, marcando la diferencia de funciones y roles o bien de partes complementarias entre el
hombre y la mujer. Todo fue originalmente ideado y pensado por Dios.

En Israel la sexualidad era tenida en alta estima por dos razones:

• Por la referencia sagrada que hacen las Escrituras del matrimonio como símbolo puro
del trato espiritual entre Dios y el pueblo de Israel (Isaías 54:5-7).

• La sexualidad como marca insoslayable de propagación de la vida considerando que


el sexo está implícito en ella (Génesis 3:16-20 y Salmo 113:9).

La valoración de personas que somos nos la da nuestro Dios. Hemos sido hechos plenos, seres
completos, creados a su imagen y semejanza. Somos y tenemos un cuerpo potencialmente preparado
para ser el hombre y la mujer que Dios quiere que seamos.

Estimados padres: Es de fundamental importancia el diálogo y la concientización de nuestros hijos


con pensamientos críticos sobre el tema. Cuando lo ocultamos, no hacemos otra cosa que alimentar la
ignorancia y el miedo que en el futuro perjudicará.

En cada familia hay pautas, modelos de comportamientos, valores, costumbres y hasta silencios en
cuanto al tema que afectan a nuestros niños en sus juicios y decisiones. En muchas oportunidades
menoscabamos la capacidad de ellos y por ende velamos temas relacionados con la sexualidad o se
inventan historias tan creativas como alejadas de la realidad (repollo, cigüeña, etc.)

No cesa el tiempo para impartir valores como padres cristianos( la justicia, el amor al prójimo, la
obediencia a Dios, la verdad , etc.), de la misma manera, la sexualidad y todo lo relacionado con ella
debería ser incorporado gradualmente a la vida familiar para que, fundamentalmente, podamos crear,
alimentar y hacer perdurar entre nuestros/as hijos/as y nosotros, la confianza, esa esperanza firme y
tan necesaria de saber que acudirán primeramente a nosotros sin pudores para contarnos sus dudas y
miedos en miras de su futuro andar.
Tomado de la revista “Momento de Decisión”, www.mdedecision.com.ar

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