Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PERFIL
Es una variedad o conjuntos de aspectos particulares, que se presentan en una cosa, persona o conjunto
determinado, describiendo o delimitando linealmente si es representado en plano físico, las cualidades o rasgos
propios del objeto, persona o el conjunto determinado, palabra en sí que denomina los complementos y detalles que
determina la perfección de lo que se aprecia. Al referirse a perfiles tenemos una variedad, en una empresa, los
recursos humanos exigen una recopilación de datos y rasgos particulares, para determinado puesto de trabajo que
requiere un nivel de educación y formación, experiencias, habilidades, destrezas, intelectuales y física.
PERFIL CRIMINAL
El perfil criminal es una hipótesis sobre la personalidad, características demográficas (edad, sexo, raza, nivel
socio-económico, etc…), y estilo de vida del posible autor de un crimen.
Por si solo, el perfil no es capaz de señalar al delincuente, pero sí que contribuye a estrechar el ámbito de la
investigación, ofreciendo a ésta, nuevas orientaciones y alternativas.
Los perfiladores se basan en el Principio de Intercambio de Locard, que sostiene que: “es imposible que un criminal
actúe, especialmente en la tensión de la acción criminal, sin dejar rastros de su presencia”, de manera que lo que
hacen es tomar como objeto de estudio, las huellas o rastros de comportamiento, que el autor deja en la escena de
un crimen.
PERFILACIÓN CRIMINAL
– Método Inductivo
– Método Deductivo
– Perfil Geográfico
Método Inductivo
El primero de ellos es el perfil de agresores conocidos o método inductivo, en el que se traza el perfil del
delincuente desconocido, a partir de características conductuales y demográficas, compartidas por otros criminales
estudiados en el pasado y que encajan con el mismo patrón de conducta, del sujeto que se está persiguiendo.
Método Deductivo
En este caso, no se toman como referencia datos estadísticos basados en casos similares anteriores, sino que se
realiza un análisis exhaustivo de la escena del crimen, de la victimología y de los datos proporcionados por la
policía científica, para deducir las características psicológicas y conductuales del criminal.
Perfil Geográfico
El tercer tipo de perfil es el geográfico, el cual trata de relacionar la ubicación de la escena del crimen, con el lugar
de residencia del autor, basándose en la idea de que los agresores actúan en un lugar y momento, que tiene para
ellos un significado personal.
La perfilación criminal es una técnica de investigación criminológica derivada del análisis que se realiza a los
diferentes patrones conductuales en los agresores conocidos, para con ello definir y crear tipologías (perfilación
criminal inductiva) y así auxiliar en la resolución de crímenes en los casos donde se desconoce al responsable, a
partir de los indicios físicos y psicológicos encontrados en la escena del crimen (perfilación criminal deductiva).
Los profesionales que se han encargado de practicar el perfil criminal han incluido históricamente un espectro
numeroso de investigadores, científicos del comportamiento, de las ciencias sociales y expertos forenses. Su
contribución se ha dirigido a reducir el número de los posibles sospechosos, ayudar a vincular diferentes casos
criminales, y a desarrollar nuevas líneas de investigación en casos no resueltos, que están “atascados” o de lesa
humanidad.
El término offender profiling (“perfil del delincuente”) fue creado por los agentes del FBI en el centro de
entrenamiento de Quantico (Virginia Oeste) en los años '70, para describir la técnica de describir el comportamiento
y características probables del autor desconocido de un asesinato.
Según Garrido y López Lucio (2006) un perfil criminológico es “…una estimación acerca de las características
biográficas y del estilo de vida del responsable de una serie de crímenes (generalmente homicidios y/o violaciones)
que todavía no se han identificado. También incluye una predicción acerca de donde vive o tiene su base desde la
que se desplaza para cometer los delitos, y cuales son las áreas probables en las que puede volver a
actuar…pensado para ayudar a la policía…generalmente disminuyendo las vías a proseguir en el rastro del crimen
y focalizando la acción policial en determinadas áreas o tipos de personas”.
Por su parte, Anastasio Ovejero (2009), afirma que “El perfil criminal es una técnica que, basada en aspectos
psicosociales del comportamiento humano, establece, a partir de la escena del crimen, las características sociales y
psicológicas de la víctima y los hallazgos forenses, la motivación del autor, a partir de la cual se elaboraran los
fundamentos estadísticos que permiten estructurar grupos relativamente homogéneos de sujetos que cometen
actividades criminales, con la finalidad última de ayudar a la investigación o bien facilitar pruebas inculpatorias en un
proceso judicial.
Un perfilador toma conciencia de lo que el autor del crimen nos quiere decir con su acto, su comportamiento, sus
emociones y miedos, para lograr acercarse a ese delincuente que en un primer momento es desconocido.
Asesinato y homicidio
Denominamos asesinato al acto mediante el cual una persona le quita la vida a otra de manera intencional,
existiendo en el acto alevosía, ensañamiento o bien una compensación por la realización del acto. En caso de que
no aparezca ninguna de las tres circunstancias anteriores estaríamos hablando de un homicidio. El asesinato
implica premeditación y la existencia de algún tipo motivación por parte del agente causante para provocar la
muerte. Dicho agente causante de la muerte mediante el asesinato recibe el nombre de asesino.
Los motivos que conducen a una persona a matar a otra pueden ser muy variados, desde la venganza hasta la
obtención de recursos. Existen muchos tipos de asesinos y de asesinatos en función del móvil del crimen, la forma
de realizarlo, el número de personas asesinadas o incluso el tipo de relación que se establece entre víctima y
verdugo. Todo ello provoca que deba realizarse un perfil concreto para cada caso, pudiendo encontrar diferentes
características en cada tipología de crimen.
MODUS OPERANDI
El perfil criminal es un bosquejo físico y psicológico, lo más aproximado posible, de la persona a la que se está
buscando por un determinado delito. Es decir, “un mapa de la mente del asesino”. Con ello, el objetivo
fundamental sería poder entender y predecir el siguiente paso del criminal; para poder adelantársele.
La anterior es una técnica que funciona sobre todo en crímenes por asesinato y, con mayor efectividad, en casos
de asesinos en serie (o ladrones en serie o violadores habituales). ¿Por qué? Pues porque el asesino en serie
delinque de manera repetida y sistemática (siguiendo un “modus operandi”); por lo cual, se hace más sencilla y
útil la elaboración de este perfil criminal.
El modus operandi se refiere al conjunto de acciones realizadas por un asesino de forma más o menos repetitiva
para lograr su objetivo de matar y escapar. Con el tiempo se ha demostrado que éste se puede ir modificando en
función de las circunstancias o el refinamiento que haga el criminal de su técnica. El matar de manera sucesiva le
permite al asesino describir una y otra ve nuevos detalles de su modo de actuar. Por lo tanto, es importante
establecer primeramente el tipo de asesino al que se está investigando:
Asesino organizado: Corresponde al perfil clásico de un psicópata, es decir, no sienten lo que hacen (lástima,
compasión, remordimiento) pero actúan conscientemente, saben que sus actos son condenables y que tiene
consecuencias. Saben ser simpáticos y gustan de tener buena presencia. Suelen “pulir” sus crímenes.
Asesino desorganizado: Corresponde al perfil de un psicótico, es decir, actúan inconscientemente, tiene un nivel
de inteligencia bajo y suelen aislarse socialmente. No suelen relacionarse con sus cercanos, son torpes y viven en
permanente dejadez y descuido, por ende, rara vez mejoran sus ataques.
3. Discreción
Aparentemente, la personalidad de la mayor parte de asesinos no suele tener grandes particularidades que los
hagan diferenciarse del resto de la población. El acto de asesinar no está delimitado a una estructura psíquica que
haga que la persona destaque por el tipo de habilidades sociales que tiene.
6. Género y edad
En general los asesinos suelen ser varones jóvenes o de mediana edad, si bien también pueden encontrarse
numerosos casos de asesinas e incluso de niños y niñas asesinos. Tradicionalmente los varones suelen utilizar
métodos más agresivos tales como armas blancas o pistolas mientras que las mujeres tienden a utilizar métodos
menos visibles como el envenenamiento, si bien estas tendencias parecen ser menos acusadas con el paso del
tiempo.
Existen muchos tipos de asesinos y asesinatos, pero uno de los que más ha llamado tradicionalmente la atención
debido a su crudeza y al elevado número de víctimas que deja a su paso es el del asesino en serie o asesino
serial.
Se considera asesino en serie a todo aquel individuo que quita la vida al menos tres personas de manera
intencional y generalmente con premeditación en un periodo de tiempo concreto, estando dichos asesinatos
separados entre sí.
Esta tipología de asesinos puede manifestar también una elevada heterogeneidad en lo que se refiere a sus
características, pero suelen compartir elementos comunes. Entre ellos destacan las siguientes, las cuales son
compartidas en su mayoría con las personas con psicopatía.
1. Falta de empatía
El asesino en serie suele emplear el asesinato como instrumento de cara a obtener un beneficio, por motivos
ideológicos, o con la intención de descargar una frustración o fantasía concreta. Por norma general no tiende a
saber ponerse en el lugar de su víctima, careciendo en su mayoría de empatía. Una gran parte de ellos son
clasificables como psicópatas y entre sus motivaciones hay una visión de la realidad extraña, apartada de las
ideologías hegemónicas.
En palabras simples y sencillas una violación es una agresión de índole sexual por medio del cual un individuo
mantiene relaciones sexuales no consentidas con otro. Estos encuentros se llevan a cabo en oposición directa de la
persona víctima de agresión, empleando la violencia, la fuerza o elementos que nublen el juicio de la persona, como
drogas. Por lo general se cree que el acto de violar incluye penetración, pero no es así necesariamente.
No es que en los últimos tiempos el índice de violación a la mujer haya aumentado, es que por el gran cubrimiento
de los diferentes medios de comunicación, ha tenido más atención de la que antes se le daba.
Debido a ello se hace vital que una mujer sea capaz de reconocer a un posible violador para que de esa manera
evite ponerse en riesgo. Es verdad que no todos dan evidencia de serlo, pero hay ciertos rasgos que llegan a dejar
en evidencia a un violador en potencia y esa información la encontrarás a continuación.
5. Poco empáticos
Por lo general el agresor sexual no puede, no le importa o elige no pensar en qué supone la violación para la
víctima, y es común que considere que la satisfacción de su deseo de poder y sometimiento merece el sufrimiento
de su víctima. Esto se ve ratificado cuando en algunos casos, los violadores afirman que la víctima deseaba
mantener relaciones o que en fondo disfrutó de la situación.
1. Son intolerantes
Las personas intolerantes no respetan las opiniones, actitudes o comportamientos de los demás. Son personas
llenas de prejuicios. Esto provoca que reaccionen de forma agresiva, resentida y poco educada, ya que consideran
que no hay motivo para evitar que impere su propia voluntad. Suelen ser sexistas.
3. Son autoritarias
Los maltratadores son autoritarios porque se caracterizan por poseer rasgos antidemocráticos e intransigentes. Son
amantes del orden, pero desde un punto de vista subjetivo, es decir, en base a su criterio personal. Da igual si
tienen razón o no, porque si no les obedeces montan en cólera.
6. Son chantajistas
Este tipo de personas se comportan siempre de acuerdo con sus intereses y culpabilizan, incomodan y provocan
miedo a la víctima del chantaje. Suelen hacer que la víctima se sienta culpable por cosas que ni siquiera ha hecho o
cosas que ha hecho pero que no necesariamente están mal.
7. No hacen autocrítica
Como son personas psicológicamente rígidas y creen que solo hay una verdad, no saben encajar las críticas. Esto
ocurre porque cualquier crítica es percibida como un atraque a su identidad y a su manera de interpretar la realidad,
no se plantean la posibilidad de que pueda ser una aportación constructiva. Las víctimas de sus maltratos pagan su
falta de habilidades sociales y su sensación de fracaso, convirtiéndose en su chivo expiatorio. Además, por
supuesto, los maltratadores psicológicos no hacen autocrítica, o por lo menos no de forma sistemática y a no ser
que se topen con una experiencia que les obliga a dar un cambio radical a su manera de ver las cosas.
8. En cambio, critican
A pesar de que estas personas no hacen autocrítica, sí que critican a los demás con gran facilidad. Buscan los
defectos de la otra persona y les machacan emocionalmente con su debilidad, e incluso se inventan una debilidad
para hacer que la víctima se sienta mal. No es crítica constructiva, sino una acción orientada a hacer que alguien se
sienta mal para disfrutar con su reacción o para someterla.
13. No se arrepienten
Son personas que no se arrepienten de lo que hacen, y tal como se explica en el punto anterior suelen tener este
tipo de conductas con otras personas. Es por ello, entre otras cosas, que se trata de un perfil psicológicoon que
conviene mantener lejos, ya que ni siquiera existe la posibilidad de que recapaciten demasiado.
17. No se detienen
Al no tener una gran capacidad de reflexión, son personas que no se detienen por nada, para ellos el fin justifica los
medios. Son personas que incluso pueden actuar sigilosamente en lugares públicos, convirtiendo la vida de la
víctima en un auténtico calvario.
PERFIL VICTIMOLÓGICO
El análisis victimológico es uno de los pilares de la investigación criminal. Edmon Locard acuñó a principios del siglo
XX la “Teoría de la transferencia” o “Teoría del intercambio” que sostiene que todo contacto deja rastro de modo
que tras la comisión de un hecho delictivo, y tras el contacto que ha existido entre la víctima y el victimario, algo de
la víctima se transmite al autor del delito y viceversa.
Para que la investigación criminal sea eficaz no se ha de tocar a la víctima hasta que no se hayan recogido todas
las evidencias que sobre ella puedan existir y solo después de ser fotografiada. Se ha de indicar la situación exacta
del lugar dónde se ha encontrado a la víctima y describir con exactitud todo lo que se ve.
Se debe dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Por qué se ha cometido este crimen con esta víctima? En la
secuencia de actuaciones que llevan a cabo los expertos tras la comisión de un hecho delictivo (tanto con resultado
muerte, como si sobrevive la víctima), la Victimología juega un papel capital en la investigación criminal, ya que sin
el análisis de la víctima y la aportación de testimonios y evidencias, sería imposible ya no solo esclarecer los delitos,
sino el simple hecho de saber que se ha producido.
Hay una serie de elementos y de cuestiones que debe analizar un criminólogo o un investigador para poder realizar
un perfil victimológico. Todos estos datos los obtendremos a través de entrevistas con los vecinos de la víctima, sus
familiares, amigos, pareja sentimental, compañeros de trabajo, o conocidos de los lugares dónde iba habitualmente
así como de la documental médica y jurídica.
1. Rasgos físicos: la edad, por ejemplo es un factor de selección habitual de los agresores o delincuentes, una
determinada forma de vestir, la etnia a la que pertenece la víctima, llevar tatuajes, el color del pelo o de los ojos etc.
2. Relaciones afectivas: la víctima puede estar casada, soltera, divorciada o viuda. Las relaciones afectivas de la
víctima suelen ser un hilo importante en la investigación policial ya que en muchas ocasiones, dentro de ese círculo
afectivo se encuentran los responsables de delitos violentos. Es importante averiguar que se dice de la víctima en
este aspecto, desde el exterior así como conocer que dice o decía la víctima a otras personas de su círculo más
cercano acerca de sus relaciones afectivas.
3. Estilo de vida de la víctima: es muy importante conocer sus hábitos, sus rutinas diarias (si va al gimnasio, si
sale a correr, a andar en bici, etc.) si tiene una intensa vida social, una habitual vida nocturna, si es consumidora
esporádica o habitual de drogas y/o alcohol, si tras el trabajo va directamente a casa o se reúne con amigos, etc. En
este caso los cambios injustificados de su rutina, deben ser investigados al detalle.
4. Profesión: se ha de investigar sus relaciones profesionales, las relaciones con sus compañeros de trabajo,
clientes, personal de otras empresas. Se ha de realizar un estudio minucioso de las situaciones de enemistad o
rivalidad con otros profesionales de su entorno, así como de si existen o existían relaciones sentimentales dentro de
su ámbito laboral.
5. Educación: relaciones con sus compañeros de clase, con los profesores, nivel de inteligencia, si acude
habitualmente a clase, a la biblioteca, etc.
6. Datos del vecindario: conocer el lugar donde vive la víctima, información que nos puedan aportar los vecinos
sobre la víctima, los peligros a los que se exponía, si habitualmente traía personas a casa, el ambiente urbano de
esa zona, como pudo acceder el victimario a la víctima, que vías de escape ha tenido, etc. También es importante la
composición étnica de la zona, así como el nivel socio-económico del barrio de la víctima.
7. Historia psiquiátrica y médica: debe estudiarse su historia clínica, si padecía algún trastorno mental, alguna
enfermad, alguna adicción, algún tipo de fobia que nos permita entender mejor su estilo de vida y con qué tipo de
personas se relacionaba. Al hacer el perfil victimológico debemos preguntarnos si las últimas conductas que la
víctima llevó a cabo eran normales o si eran anormales atendiendo a su estado físico y/o mental en ese momento.
8. Historia judicial: se ha de conocer que contacto ha tenido con el sistema de justicia, si ha sido detenida alguna
vez, si ha interpuesto alguna denuncia, si ya había sido víctima con anterioridad, etc.
9. Historia sexual y social: personas con las que se relacionaba, si tenía pareja estable, si mantenía relaciones
sexuales con diferentes personas, lugares que frecuentaba (discotecas, bares, gimnasio, bibliotecas, etc.), grupo de
personas con las que salía y se relacionaba, tendencia sexual etc. Determinadas prácticas sexuales pueden ser
consideradas de riesgo, en la medida que pueden poner a esa persona en contacto directo con sujetos con
tendencias violentas, como la prostitución, el sado-masoquismo, etc.
10. Últimas actividades: analizar exhaustivamente todas y cada una de las actividades que la víctima llevo a cabo
justo antes de su muerte o antes de ser agredida (24 horas). Se pueden analizar los whatsapp, las llamadas de
teléfono, su perfil de facebook, twitter o instagram, los últimos lugares donde ha estado, las compras que ha hecho
con su tarjeta de crédito, el trayecto que ha recorrido para ir de un lugar a otro, etc.
Un buen perfil victimológico es fundamental para poder determinar en qué grupo de personas se ha de buscar al
agresor o al asesino. Toda la información que podamos obtener de la víctima puede sernos útil para llegar a
comprender porque razón esa persona fue elegida por el agresor y no otra. Si logramos descubrir cómo y por qué
un delincuente o un criminal selecciona a sus víctimas, seremos capaces de establecer un vínculo de relación (del
tipo que sea) entre las víctimas y el agresor y esto nos llevará a comprender que criterios de selección lleva a cabo
el victimario lo que nos permitirá “predecir” el tipo de víctimas futuras.