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EL AGUA EN EL COSMOS

Existe cierta opinión de que andamos buscando agua en el universo porque ése
es el paso previo a la posibilidad de la existencia de vida. Es cierto, sin agua no
hay vida. Y cuando se da la noticia de que en un planeta se ha encontrado agua,
en seguida surge la esperanza de que también se encuentre vida, aunque sea en
forma de bacterias.
Sin embargo, falta añadir algo fundamental: la vida exige la existencia de agua
LÍQUIDA. El agua es la molécula triatómica más abundante en el
universo.
Así que no debe sorprender encontrar, por ejemplo hielo, en un planeta. Lo que
sí es excepcional es encontrar agua líquida. Para ello han de darse unas
condiciones de presión y temperatura dentro de unos márgenes estrechísmos
que sólo se dan en la tierra, dentro de los planetas conocidos.
La abundancia de agua en el cosmos es otra excepción de las que venimos
llamando huellas de Dios.
Tras el Big-bang las partículas elementales conformaron el átomo más sencillo
posible: el hidrógeno. Las reacciones de síntesis nuclear en el interior de las
estrellas fueron produciendo los primeros átomos de la Tabla Periódica: helio,
litio, berilio, boro, carbono, nitrógeno, oxígeno... No muchos más, pues según
los átomos van siendo más pesados, exigen que las estrellas donde se forman
sean más voluminosas. La mayor parte de los elementos de la Tabla Periódica se
forman por otros procedimientos que no podemos tratar aquí.
Según la secuencia descrita, el átomo más abundante sería el hidrógeno: cierto;
el siguiente sería el helio: cierto también; el siguiente sería el litio, pues no; el
siguiente sería el berilio, pues no... así diríamos que no hasta llegar al oxígeno:
éste sí, después del hidrógeno y el helio, el elemento más abundante en el
cosmos es el oxígeno.
Y ¿por qué decimos que esto es una huella de Dios? Pues porque después de
formarse los átomos, estos han de unirse para constituir moléculas. ¿Cuáles son
las moléculas más abundantes en el cosmos? Es cuestión de probabilidad, la
molécula más probable es la H2, puesto que los átomos más abundantes son los
de hidrógeno. Y así es. El helio es un gas noble y no forma moléculas. Por tanto,
los átomos más abundantes para formar otras moléculas son el hidrógeno y el
oxígeno, que son los necesarios para formar la molécula de agua, H 2O,
fundamento de la vida.
Las constantes del universo nos hablan de una intención: que existan las
constelaciones, las estrellas, los planetas, la tierra... La abundancia cósmica de
los elementos nos hablan de otra intención: que exista el agua.
Ya se adivina la siguiente intención: que exista la vida. Para ello tenemos otras
huellas que la apoyarán: los puentes de hidrógeno. Lo trataremos en siguientes
comunicaciones.
No nos resulta extraño que Henderson viera un carácter teleológico en el
universo hacia la vida. También nos explicamos que Einstein dijese que el
hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir.

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