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1.

Capacidad calorífica y calor específico


1.1 Calor
El calor es la transferencia de energía entre diferentes cuerpos o diferentes zonas de un mismo
cuerpo que se encuentran a distintas temperaturas. Este flujo siempre ocurre desde el cuerpo de
mayor temperatura hacia el cuerpo de menor temperatura, ocurriendo la transferencia de calor
hasta que ambos cuerpos se encuentren en equilibrio térmico.
La energía puede ser transferida por diferentes mecanismos, entre los que cabe reseñar la
radiación, la conducción y la convección, aunque en la mayoría de los procesos reales todos se
encuentran presentes en mayor o menor grado.
La energía que puede intercambiar un cuerpo con su entorno depende del tipo de transformación
que se efectúe sobre ese cuerpo y por tanto depende del camino. Los cuerpos no tienen calor,
sino energía interna. El calor es parte de dicha energía interna (energía calorífica) transferida de
un sistema a otro, lo que sucede con la condición de que estén a diferente temperatura.

1.2 Capacidad calorífica


La capacidad calorífica de un cuerpo es el cociente entre la cantidad de energía calorífica
transferida a un cuerpo o sistema en un proceso cualquiera y el cambio de temperatura que
experimenta. En una forma menos formal es la energía necesaria para aumentar 1 K la
temperatura de una determinada cantidad de una sustancia, (usando el SI). Indica la mayor o
menor dificultad que presenta dicho cuerpo para experimentar cambios de temperatura bajo el
suministro de calor. Puede interpretarse como una medida de inercia térmica. Es una propiedad
extensiva, ya que su magnitud depende, no solo de la sustancia, sino también de la cantidad de
materia del cuerpo o sistema; por ello, es característica de un cuerpo o sistema particular. Por
ejemplo, la capacidad calorífica del agua de una piscina olímpica será mayor que la de un vaso de
agua. En general, la capacidad calorífica depende además de la temperatura y de la presión.
La capacidad calorífica no debe ser confundida con la capacidad calorífica específica o calor
específico, el cual es la propiedad intensiva que se refiere a la capacidad de un cuerpo «para
almacenar calor, y es el cociente entre la capacidad calorífica y la masa del objeto. El calor
específico es una propiedad característica de las sustancias y depende de las mismas variables
que la capacidad calorífica.

1.2.1 Medida de la capacidad calorífica


Para medir la capacidad calorífica bajo unas determinadas condiciones es necesario comparar el
calor absorbido por una sustancia (o un sistema) con el incremento de temperatura resultante. La
capacidad calorífica viene dada por:

Donde:
C es la capacidad calorífica, que en general será función de las variables de estado.
Q es el calor absorbido por el sistema.
ΔT la variación de temperatura

Se mide en unidades del SI julios/K (o también en cal/ºC).


La capacidad calorífica (C) de un sistema físico depende de la cantidad de sustancia o masa de
dicho sistema. Para un sistema formado por una sola sustancia homogénea se define además el
calor específico o capacidad calorífica específica c a partir de la relación:

Donde:

c es el calor específico o capacidad calorífica específica


m la masa de sustancia considerada
De las anteriores relaciones es fácil inferir que al aumentar la masa de una sustancia, se aumenta
su capacidad calorífica ya que aumenta la inercia térmica, y con ello aumenta la dificultad de la
sustancia para variar su temperatura. Un ejemplo de esto se puede apreciar en las ciudades
costeras donde el mar actúa como un gran termostato regulando las variaciones de temperatura.
Planteamiento formal de capacidad calorífica
Sea un sistema termodinámico en el estado A. Se define la capacidad calorífica Cc asociada a un
proceso cuasiestático elemental c que parte de A y finaliza en el estado B como el límite del
cociente entre el la cantidad de calor Q absorbido por el sistema y el incremento de temperatura
ΔT que experimenta cuando el estado final B tiende a confundirse con el inicial A.

La capacidad calorífica es, de este modo, una variable termodinámica y está perfectamente
definida en cada estado de equilibrio del sistema.
1.2.2 Capacidades caloríficas de sólidos y gases
La capacidad calorífica de los sólidos y gases depende, de acuerdo con el teorema de
equipartición de la energía, del número de grados de libertad que tiene una molécula, como se
explicará a continuación.
a) Gas monoatómico
Un gas monoatómico, como por ejemplo son los gases nobles tiene moléculas formadas por un
sólo átomo. Eso a que la energía de rotación, al ser la molécula casi puntual, pueda despreciarse.
Así en los gases monoatómicos la energía total está prácticamente toda en forma de energía
cinética de traslación. Como el espacio es tridimensional y existen tres grados de libertad de
traslación eso conduce de acuerdo con el teorema de equipartición a que la energía interna total
U de un gas ideal monoatómico y su capacidad calorífica CV vengan dadas por:

Donde T es la temperatura absoluta, N es el número de moléculas de gas dentro del sistema que
estudiamos, n el número de moles, k la constante de Boltzmann y R la constante universal de los
gases ideales. Así el calor específico molar de un gas ideal monoatómico es simplemente cv =
3R/2 o cp = 5R/2. Los gases monoatómicos reales también cumplen las anteriores igualdades
aunque de modo aproximado.
b) Gas diatómico
En un gas diatómico la energía total puede encontrarse en forma de energía cinética de traslación
y también en forma de energía cinética de rotación, eso hace que los gases diatómicos puedan
almacenar más energía a una temperatura dada. A temperaturas próximas a la temperatura
ambiente la energía interna y la capacidad caloríficas vienen dadas por:

Para temperaturas extremadamente altas, la energía de vibración de los enlaces empieza a ser
importante y los gases diatómicos se desvían algo de las anteriores condiciones. A temperaturas
aún más altas la contribución del movimiento término de los electrones produce desviaciones
adicionales. Sin embargo, todos los gases reales como el hidrógeno (H2), el oxígeno (O2), el
nitrógeno (N2) o el monóxido de carbono (CO), cumplen a temperaturas ambiente moderadas las
anteriores relaciones. Por tanto estos gases tienen calores específicos o capacidades caloríficas
molares cercanos a cv = 5R/2.
c) Gases poli atómicos
El teorema de equipartición para gases poliatómicos sugiere que los gases poliatómicos que tienen
enlaces "blandos" o flexibles y que vibran con facilidad con q frecuencias, deberían tener una
capacidad calorífica molar.
Donde r mide los grados de libertad rotacionales (r = 1 para moléculas lineales, r = 2 para
moléculas planas y r = 3 para moléculas tridimensionales). Sin embargo estas predicciones no se
cumplen a temperatura ambiente. La capacidad calorífica molar aumenta moderadamente a
medida que aumenta la temperatura. Eso se debe a efectos cuánticos que hacen que los modos
de vibración estén cuantizados y sólo estén accesibles a medida que aumenta la temperatura, y
la expresión (*) sólo puede ser un límite a muy altas temperaturas. Sin embargo, antes de llegar a
temperaturas donde esa expresión sea un límite razonable muchas moléculas se rompen por
efecto de la temperatura, no llegando nunca al anterior límite. Un tratamiento riguroso de la
capacidad calorífica requiere por tanto el uso de la mecánica cuántica, en particular de la mecánica
estadística de tipo cuántico.

Calor específico y capacidad calorífica de algunos materiales

Material Calor Densidad Capacidad calorífica


específico

kcal/kg ºC kg/m³ kcal/m³ ºC

Agua 1 1000 1000

Acero 0,12 7850 950

Tierra seca 0,44 1500 660

Granito 0,19 2645 529

Madera de roble 0,57 750 430

Ladrillo 0,20 2000 400

Madera de pino 0,6 640 384

Piedra arenisca 0,17 2200 374

Piedra caliza 0,22 2847 484

Hormigón 0,16 2300 350

Mortero de yeso 0,2 1440 288

Tejido de lana 0,32 111 35


Poliestireno 0,4 25 10
expandido

Poliuretano expandido 0,38 24 9

Fibra de vidrio 0,19 15 2,8

Aire 0,24 1,2 0,29

En la tabla se puede ver que de los materiales comunes poseen una gran capacidad calorífica el
agua muros de agua, la tierra o suelo seco compactado (adobe, tapia), y piedras densas como el
granito junto a los metales como el acero. Estos se encuentran entre los 500 y 1000 kcal/m³ ºC.
Luego se encuentra otro grupo que va de 300 a 500 kcal/m³ ºC entre los que se ubica la mayoría
de los materiales usuales en la construcción actual, como el ladrillo, el hormigón, las maderas, los
tableros de yeso roca y las piedras areniscas.
En un último grupo se encuentra (3 a 35 kcal/m³ ºC), los aislantes térmicos de masa como la lana
de vidrio, las lanas minerales, el poliestireno expandido y el poliuretano expandido que por su "baja
densidad" debido a que contienen mucho aire poseen una capacidad calorífica muy baja pero
sirven como aislantes térmicos.
Un caso especial es el aire (0,29 kcal/m³·K; 1,214 J/m³·K), que sirve como un medio para
transportar el calor en los sistemas pasivos pero no para almacenar calor en su interior.

1.3 Calor específico


El calor específico es una magnitud física que se define como la cantidad de calor (Energía, ya
que el calor no es una energía sino más bien una forma de transporte de la misma,) que hay que
suministrar a la unidad de masa de una sustancia o sistema termodinámico para elevar su
temperatura en una unidad (kelvin o grado Celsius). En general, el valor del calor específico
depende de dicha temperatura inicial. Se la representa con la letra (minúscula).
En forma análoga, se define la capacidad calorífica como la cantidad de calor que hay que
suministrar a toda la masa de una sustancia para elevar su temperatura en una unidad (kelvin o
grado Celsius). Se la representa con la letra (mayúscula).
Por lo tanto, el calor específico es la capacidad calorífica específica, esto es donde es la masa de
la sustancia.
El calor específico es una propiedad intensiva de la materia, por lo que es representativo de cada
sustancia; por el contrario, la capacidad calorífica una propiedad extensiva representativa de cada
cuerpo o sistema particular.
Cuanto mayor es el calor específico de las sustancias, más energía calorífica se necesita para
incrementar la temperatura. Por ejemplo, se requiere ocho veces más energía para incrementar la
temperatura de un lingote de magnesio que para un lingote de plomo de la misma masa.
El término "calor específico" tiene su origen en el trabajo del físico Joseph Black, quien realizó
variadas medidas calorimétricas y usó la frase “capacidad para el calor”. En esa época la mecánica
y la termodinámica se consideraban ciencias independientes, por lo que actualmente el término
podría parecer inapropiado; tal vez un mejor nombre podría ser transferencia de energía calorífica
específica, pero el término está demasiado arraigado para ser reemplazado.

Ecuaciones básicas:

Cantidad de sustancia
Cuando se mide el calor específico en ciencia e ingeniería, la cantidad de sustancia es a menudo
de masa, ya sea en gramos o en kilogramos, ambos del SI. Especialmente en química, sin
embargo, conviene que la unidad de la cantidad de sustancia sea el mol al medir el calor
específico, el cual es un cierto número de moléculas o átomos de la sustancia. Cuando la unidad
de la cantidad de sustancia es el mol, el término calor específico molar se puede usar para referirse
de manera explícita a la medida; o bien usar el término calor específico másico, para indicar que se
usa una unidad de masa.

Conceptos relacionados
Hay dos condiciones notablemente distintas bajo las que se mide el calor específico y éstas se
denotan con sufijos en la letra c. El calor específico de los gases normalmente se mide bajo
condiciones de presión constante (Símbolo: cp). Las mediciones a presión constante producen
valores mayores que aquellas que se realizan a volumen constante (cv), debido a que en el primer
caso se realiza un trabajo de expansión.
El cociente entre los calores específicos a presión constante y a volumen constante para una
misma sustancia o sistema termodinámico se denomina coeficiente adiabático y se designa
mediante la letra griega (gamma). Este parámetro aparece en fórmulas físicas, como por ejemplo
la de la velocidad del sonido en un gas ideal.
El calor específico de las sustancias distintas de los gases monoatómicos no está dado por
constantes fijas y puede variar un poco dependiendo de la temperatura [2]. Por lo tanto, debe
especificarse con precisión la temperatura a la cual se hace la medición. Así, por ejemplo, el calor
específico del agua exhibe un valor mínimo de 0,99795 cal/(g·K) para la temperatura de 34,5 °C,
en tanto que vale 1,00738 cal/(g·K) a 0 °C. Por consiguiente, el calor específico del agua varía
menos del 1% respecto de su valor de 1 cal/(g·K) a 15 °C, por lo que a menudo se le considera
como constante.
La presión a la que se mide el calor específico es especialmente importante para gases y líquidos.

Unidades
Unidades de calor
La unidad de medida del calor en el Sistema Internacional es el joule (J). La caloría (cal) también
se usa frecuentemente en las aplicaciones científicas y tecnológicas. La caloría se define como la
cantidad de calor necesario para aumentar en 1 °C la temperatura de un gramo de agua destilada,
en el intervalo de 14,5 °C a 15,5 °C .Es decir, tiene una definición basada en el calor específico.

Unidades de calor específico


En el Sistema Internacional de Unidades, el calor específico se expresa en julios por kilogramo y
por kelvin (J·kg-1·K-1); otra unidad, no perteneciente al SI, es la caloría por gramo y por kelvin
(cal·g-1·K-1). Así, el calor específico del agua es aproximadamente 1 cal/(g·K) en un amplio
intervalo de temperaturas, a la presión atmosférica; exactamente 1 cal·g-1·K-1 en el intervalo de
14,5 °C a 15,5 °C (por la definición de la unidad caloría).
En los Estados Unidos, y en otros pocos países donde se sigue utilizando el Sistema Anglosajón
de Unidades, el calor específico se suele medir en BTU (unidad de calor) por libra (unidad de
masa) y grado Fahrenheit (unidad de temperatura).
La BTU se define como la cantidad de calor que se requiere para elevar un grado Fahrenheit la
temperatura de una libra de agua en condiciones atmosféricas normales.

Factores que afectan el calor específico

Grados de libertad
El comportamiento termodinámico de las moléculas de los gases monoatómicos, como el helio y
de los gases biatómicos, el hidrógeno es muy diferente. En los gases monoatómicos, la energía
interna corresponde únicamente a movimientos de traslación. Los movimientos traslacionales son
movimientos de cuerpo completo en un espacio tridimensional en el que las partículas se mueven
e intercambian energía en colisiones en forma similar a como lo harían pelotas de goma
encerradas en un recipiente que se agitaran con fuerza. (vea la animación aquí). Estos
movimientos simples en los ejes dimensionales X, Y, y Z implican que los gases monoatómicos
sólo tienen tres grados de libertad traslacionales.
Las moléculas con mayor atomicidad, en cambio tienen varios grados de libertad internos,
rotacionales y vibracionales, adicionales ya que son objetos complejos. SE comportan como una
población de átomos que pueden moverse dentro de una molécula de distintas formas (ver la
animación a la derecha). La energía interna se almacena en estos movimientos internos. Por
ejemplo, el Nitrógeno, que es una molécula diatómica, tiene cinco grados de libertad disponibles:
los tres traslacionales más dos rotacionales de libertad interna. Cabe destacar que la capacidad
calorífica molar a volumen constante de los gases monoatómicos es , siendo R la Constante
Universal de los gases ideales, mientras que para el Nitrógeno (biatómico) vale , lo cual muestra
claramente la relación entre los grados de libertad y el calor específico.
Masa molar
Una de las razones por las que el calor específico adopta diferentes valores para diferentes
sustancias es la diferencia en masas molares, que es la masa de un mol de cualquier elemento,
la cual es directamente proporcional a la masa molecular del elemento, suma de los valores de las
masas atómicas de la molécula en cuestión. La energía calorífica se almacena gracias a la
existencia de átomos o moléculas vibrando. Si una sustancia tiene una masa molar más ligera,
entonces cada gramo de ella tiene más átomos o moléculas disponibles para almacenar energía.
Es por esto que el hidrógeno, la sustancia con la menor masa molar, tiene un calor específico tan
elevado; porque un gramo de esta sustancia contiene una cantidad tan grande de moléculas.
Una consecuencia de este fenómeno es que, cuando se mide el calor específico en términos
molares la diferencia entre sustancias se hace menos pronunciada, y el calor específico del
hidrógeno deja de ser atípico. En forma correspondiente, las sustancias moleculares (que también
absorben calor en sus grados internos de libertad), pueden almacenar grandes cantidades de
energía por mol si se trata de moléculas grandes y complejas, y en consecuencia su calor
específico medido en términos másicos es menos notable.
Ya que la densidad net de un elemento químico está fuertemente relacionada con su masa molar,
existe en términos generales, una fuerte correlación inversa entre la densidad del sólido y su cp
(calor específico a presión constante medido en términos másicos). Grandes lingotes de sólidos
de baja densidad tienden a absorber más calor que un lingote pequeño de un sólido de la misma
masa pero de mayor densidad ya que el primero por lo general contiene más átomos. En
consecuencia, en términos generales, hay una correlación cercana entre el volumen de un
elemento sólido y su capacidad calorífica total. Hay sin embargo, muchas desviaciones de esta
correlación general.
Enlaces puente de hidrógeno
Las moléculas que contienen enlaces polares de hidrógeno tienen la capacidad de almacenar
energía calorífica en éstos enlaces, conocidos como puentes de hidrógeno.

2. Conductividad térmica
La conductividad térmica es una propiedad física de los materiales que mide la capacidad de
conducción de calor. En otras palabras, la conductividad térmica es también la capacidad de una
sustancia de transferir la energía cinética de sus moléculas a otras adyacentes o a sustancias con
las que está en contacto. En el Sistema Internacional de Unidades la conductividad térmica se
mide en W/(K·m) (equivalente a J/(m·s·K) )
La conductividad térmica es una magnitud intensiva. Su magnitud inversa es la resistividad
térmica, que es la capacidad de los materiales para oponerse al paso del calor. Para un material

isótropo la conductividad térmica es un escalar λ {\displaystyle \lambda } (k en Estados


Unidos) definido como:

Cuanto mayor sea su conductividad térmica, un material será mejor conductor del calor. Cuanto
menor sea, el material será más aislante. Por ejemplo, el cobre tiene una conductividad de 380
vatios por kelvin y metro, y es más de 10 000 veces mejor conductor del calor que el poliuretano
(0,035 vatios por kelvin y metro).
Origen molecular de la conductividad
Cuando se calienta la materia la energía cinética promedio de sus moléculas aumenta,
incrementándose su nivel de agitación. La conducción de calor, que a nivel macroscópico puede
modelarse mediante la ley de Fourier, a nivel molecular se debe a la interacción entre las moléculas
que intercambian energía cinética sin producir movimientos globales de materia. Por tanto la
conducción térmica difiere de la convección térmica en el hecho de que en la primera no existen
movimientos macroscópicos de materia, que sí ocurren en el segundo fenómeno. Todas las formas
de materia condensada tienen la posibilidad de transferir calor mediante conducción térmica,
mientras que la convección térmica en general solo resulta posible en líquidos y gases. De hecho
los sólidos transfieren calor básicamente por conducción térmica, mientras que para gradientes de
temperatura importante los líquidos y los gases transfieren la mayor parte del calor por
convección.[cita requerida]
Conductividades térmicas de los materiales
La conductividad térmica es una propiedad de los materiales que valora la capacidad de transmitir
el calor a través de ellos. Es elevada en metales y en general en cuerpos continuos, es baja en
polímeros, y muy baja en algunos materiales especiales como la fibra de vidrio, que se denominan
por ello aislantes térmicos. Para que exista conducción térmica hace falta una sustancia, de ahí
que es nula en el vacío ideal, y muy baja en ambientes donde se ha practicado un vacío bajo.
El coeficiente de conductividad térmica (λ) caracteriza la cantidad de calor necesario por m2, para
que atravesando durante la unidad de tiempo, 1 m de material homogéneo obtenga una diferencia
de 1 °C de temperatura entre las dos caras. Es una propiedad intrínseca de cada material que
varía en función de la temperatura a la que se efectúa la medida, por lo que suelen hacerse las
mediciones a 300 K para poder comparar unos elementos con otros. Cuando el elemento no es
homogéneo, pero su heterogeneidad se distribuye uniformemente, como por ejemplo, un muro de
ladrillo con juntas de mortero, se obtiene en laboratorio un λ útil, media ponderada de los
coeficientes de cada material.
Es un mecanismo molecular de transferencia de calor que ocurre por la excitación de las
moléculas. Se presenta en todos los estados de la materia pero predomina en los sólidos.
La tabla que se muestra a continuación se refiere a la capacidad de ciertos materiales para
transmitir el calor.

Conductividades térmicas de diversos materiales en W/(K·m)

Material λ Material Λ Material λ

Acero 47-58 Corcho 0,03-0,04 Mercurio 83,7

Agua 0,58 Estaño 64,0 Mica 0,35

Aire 0,02 Fibra de vidrio 0,03-0,07 Níquel 52,3

Alcohol 0,16 Glicerina 0,29 Oro 308,2

Alpaca 29,1 Hierro 80,2 Parafina 0,21

Aluminio 237 Ladrillo 0,80 Plata 406,1-418,7

Amianto 0,04 Ladrillo refractario 0,47-1,05 Plomo 35,0

Bronce 116-186 Latón 81-116 Vidrio 0,6-1,0

Zinc 106-140 Litio 301,2 Cobre 372,1-385,2

Madera 0,13 Tierra húmeda 0,8 Diamante 2300

Titanio 21,9

En algunos procesos industriales se busca maximizar la conducción de calor, bien utilizando


materiales de alta conductividad, bien configuraciones con una gran área de contacto, o ambas
cosas. Ejemplos de esto son los disipadores y los intercambiadores de calor. En otros casos el
efecto buscado es justo el contrario, y se desea minimizar el efecto de la conducción, para lo que
se emplean materiales de baja conductividad térmica, vacíos intermedios (ver termo), y se
disponen en configuraciones con poca área de contacto.
Factores que influyen en la conductividad térmica
Temperatura
El efecto de la temperatura en la conductividad térmica es diferente para metales y para no
metales. En metales la conductividad es primariamente debido a electrones libres. De acuerdo con
la ley Wiedemann-Franz la conductividad térmica de los metales es aproximadamente proporcional
al producto de la temperatura absoluta expresada en Kelvins, multiplicada por la conductividad
eléctrica. En metales puros la resistividad eléctrica frecuentemente se incrementa de manera
proporcional a la temperatura, y por tanto la conductividad térmica permanece aproximadamente
constante. En aleaciones el cambio de conductividad eléctrica es usualmente menor y por tanto la
conductividad térmica se incrementa con la temperatura, frecuentemente de manera proporcional.
Por otro lado, la conductividad en los no metales se debe fundamentalmente a las vibraciones de
la red (ver intercambio de fonones). Excepto para cristales de calidad alta a bajas temperaturas,
el camino libre medio de un fonón no se reduce de manera significativa para altas temperaturas.
Por tanto la conductividad de los no metales es aproximadamente constante. Así la conductividad
térmica es baja siempre y cuando la temperatura no sea demasiado baja. A bajas temperaturas
por debajo de la temperatura de Debye la conductividad decrece justo como lo hace la capacidad
calorífica.
Cambios de fase del material
Cuando un material sufre cambios de fase de sólido a líquido o de líquido a gas, la conductividad
térmica puede cambiar. Un ejemplo de esto sería el cambio en conductividad térmica que ocurre
cuando el hielo (conductividad térmica de 2,18 W/(m·K) a 0 °C) se derrite formando agua líquida
(conductividad térmica de 0,90 W/(m·K) a 0 °C).
Estructura del materia
Las substancias cristalinas puras pueden exhibir diferentes conductividades térmicas en diferentes
direcciones del cristal, debido a diferencias en la dispersión de fonones según diferentes
direcciones en la red cristalina. El zafiro es un ejemplo notable de conductividad térmica según la
dirección, con una conductividad de 35 W/(m·K) a lo largo del eje-c, y 32 W/(m·K) a lo largo del
eje a.[1]
Conductividad eléctrica
En metales, la conductividad térmica, varía muy a la par con la conductividad eléctrica de acuerdo
con la ley de Wiedemann-Franz ya que los electrones de valencia que se mueven libremente
transportan no solo corriente eléctrica sino también energía calórica. Sin embargo, la correlación
general entre conductancia eléctrica y térmica no se mantiene para otros materiales, debido a la
importancia de la transmisión por fotones en no metales.
Convección

En sistemas de gases de escape se utilizan recubrimientos cerámicos con baja conductividad


térmica para prevenir que el calor alcance componentes sensibles
El aire y otros gases generalmente son buenos aislantes, en la ausencia de convección, por lo
tanto, muchos materiales aislantes funcionan simplemente bajo el principio de que un gran número
de huecos llenos de gas prevendrán la convección a gran escala. Ejemplos de esto incluyen el
poliestireno expandido y extruido (popularmente conocido como "styrofoam") y el aerogel de sílice.
Aislantes naturales y biológicos como el pelaje y las plumas alcanzan efectos similares inhibiendo
dramáticamente la convección del aire o el agua cerca de la piel del animal.
Los gases ligeros, como el hidrógeno y el helio típicamente tienen alta conductividad térmica.
Gases densos como el xenón y el diclorodifluorometano tienen baja conductividad térmica. Una
excepción, el hexafluoruro de azufre que se utiliza en interruptores de potencia en subestaciones
eléctricas, un gas denso, tiene una conductiviad térmica relativamente alta debido a su capacidad
calorífica. El argón, un gas más denso que el aire, muchas veces se usa como aislante de cristales
(en ventanas de cristal doble) para mejorar sus características aislantes al igual que en el interior
de bombillas eléctricas.
Conductividad térmica de los elementos químicos
Conductividad térmica de los elementos[2] a 27 °C en (W·cm−1·K−1):

H
H
e

Li
Be N
0,84 B C N O F
2 e
7

Na Mg Al Si
P S Cl Ar
1,41 1,56 2,37 1,48

K Sc Ti V Cr Mn Fe Ni Ga Ge
Ca Co Cu Zn As
1,02 0,15 0,21 0,30 0,93 0,078 0,80 0,90 0,40 0,59 Se Br Kr
2 1 4,01 1,16 0,5
4 8 9 7 7 2 2 7 6 9

Rb Sr Y Zr Nb Pd In Sn I
Mo Tc Ru Rh Ag Cd Sb X
0,58 0,35 0,17 0,22 0,53 0,71 0,81 0,66 Te 0,4
1,38 0,506 1,17 1,5 4,29 0,968 0,243 e
2 3 2 7 7 8 6 6 5

Cs Ba Ta Os Pt Hg Tl Pb Bi
Hf W Re Ir Au Po R
0,35 0,18 * 0,57 0,87 0,71 0,083 0,46 0,35 0,078 At
0,23 1,74 0,479 1,47 3,17 0,2 n
9 4 5 6 6 4 1 3 7

O
Fr Ra ** Rf Db Sg Bh Hs Mt Ds Rg Cn Nh Fl Mc Lv Ts
g

La Ce Pr Nd Eu Gd Tb Dy Er Tm Lu
Pm Sm Ho Yb
* 0,13 0,11 0,12 0,16 0,13 0,10 0,11 0,10 0,14 0,16 0,16
0,15 0,133 0,162 0,385
4 3 5 5 9 5 1 7 5 9 4

U Np Pu
Th
** Ac Pa 0,27 0,06 0,067 Am Cm Bk Cf Es Fm Md No Lr
0,54
6 3 4

2. DILATACION
Los efectos más comunes que causan las variaciones de temperatura en cuerpos o sustancias,
son los cambios de sus dimensiones y de fase.
Cuando un cuerpo o sustancia, sufre un cambio en sus dimensiones, pero no de fase debido a la
temperatura; se trata de un proceso de dilatación.

CAUSA DE LA DILATACIÓN
En un sólido las moléculas tienen una posición razonablemente fija dentro de él. Cada átomo de
la red critalina vibra sometido a una fuerza asociada a un pozo de potencial, la amplitud del
movimiento dentro de dicho pozo dependerá de la energía total de átomo o molécula. Al absorber
calor, la energía cinética promedio de las moléculas aumenta y con ella la amplitud media del
movimiento vibracional ya que la energía total será mayor tras la absorción de calor. El efecto
combinado de este incremento es lo que da el aumento de volumen del cuerpo.

En los gases el fenómeno es diferente, ya que la absorción de calor aumenta la energía cinética
media de las moléculas lo cual hace que la presión sobre las paredes del recipiente aumente. El
volumen final por tanto dependerá en mucha mayor medida del comportamiento de las paredes.
Según su naturaleza cada cuerpo posee lo que se llama coeficiente de dilatación térmica, cuyo
símbolo es “alfa” y su unidad de medida es 1/°C o °C-1, algunos valores son:

SUSTANCIA VALOR SUSTANCIA VALOR

PLOMO ALUMINIO
29*10^-6 29*10^-6

HIELO BRONCE
52*10^-6 29*10^-6
CUARZO COBRE
0,6*10^-6 29*10^-6

HULE DURO HIERRO


80*10^-6 29*10^-6

ACERO LATON
12*10^-6 29*10^-6

MERCURIO VIDRIO (NORMAL)


182*10^-6 29*10^-6

ORO VIDRIO(PIREX)
14*10^-6 29*10^-6

Existen tres tipos de dilatación; a continuación los mencionaremos:

Ø Dilatación lineal
Esto se lleva a cabo en materiales, como son los alambres, varillas o barras, al calentarse
aumentan su longitud, y por tanto su volumen

La parte en color negro de la figura corresponde al incremento de volumen lineal de la dilatación.


A esta propiedad se le denomina dilatación lineal, y se representa con la letra “alfa”, se define
como el incremento de longitud que experimenta una varilla de cualquier longitud y material
determinado al elevarse la temperatura.
Podemos usar la siguiente fórmula para determinar la dilatación lineal:

"alfa"= Lf-Lo/Lo (Tf-To)


Ø Dilatación de superficie
Este caso se presenta en cuerpos de dos dimensiones como son las placas, ocurre cuando se
expanda lo ancho y largo debido al calor. Podemos calcular la dilatación superficial con la
siguiente fórmula:

r=2[Lf-Lo/Lo (Tf-To)]
Ø Dilatación volumétrica

Esto se refiere al aumento del tamaño de los cuerpos en sus tres dimensiones por efecto de la
dilatación, y podemos conoces este valor con la siguiente formula:

B=3[Lf-Lo/Lo(Tf-To)]

Tambien es posible conocer el aumento del volumen en un proceso de dilatacion, y lo hacemos


con la siguiente formula:
Vf=Vo[1-B(Tf-To)]
Los simbolos que hemos utilizado en las formulas anteriores se explican a continuacion:

"alfa"= Coeficiente de dilatacion lineal


r= Coeficiente de dilatacion superficial
B= Coeficiente de dilatacion cubica
Lf= Longitud final
Lo= Longitud inicial
Tf= Temperatura final
To= Temperatira inicial
Vf= Volumen final
Vo= volumen inicial

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