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EJECUCIÓN PENAL

I. LA DOCTRINA PAROT:

La doctrina Parot es una sentencia del Tribunal Supremo español que había permitido, hasta
2013, que presos con condenas largas, principalmente del Euskadi Ta Askatasuna (ETA),
retrasaran su salida de prisión. Funcionaba cambiando el sistema de cómputo de la pena máxima
que se puede cumplir en España: 30 para los juzgados con el Código Penal de 1973 que es a los
que se aplica esta doctrina.

Esta norma elevó la pena de prisión a la etarra Inés del Río de 2008 a 2017, quien había sido
condenada por la Audiencia Nacional por delitos cometidos entre los años 1982 y 1987, en el
marco de ocho procedimientos penales distintos, mediante sentencias dictadas entre los años
1988 y el año 2000. Los delitos por los que fue condenada son múltiples: más de 20 asesinatos,
numerosos asesinatos en grado de tentativa, lesiones graves, tenencia ilícita de armas, daños,
pertenencia a banda armada, delitos de terrorismo, uso de documentos de identidad falsos, etc.
El total de las penas privativas de libertad a las que había sido condenada por resoluciones firmes
superaban los 3.000 años de prisión.

Para que España llegase a crear la doctrina Parot, se tiene uno que remontar a sus antecedentes
en el Código Penal de 1975 (precisamente en su artículo 100°), en el cual se encontraba figurado
el sistema de redención de penas por trabajo; por ejemplo, el preso que laboraba en cárcel
redimía su pena en razón de 1 día por 2 de trabajo.

En España, antes de la doctrina Parot, las redenciones ordinarias y extraordinarias previstas


en el Código Penal de 1973 se aplicaban sobre una única condena de 30 años de prisión,
que era el máximo de cumplimiento efectivo previsto en aquella legislación. Pero ocurría
un detalle a la hora de interpretar el artículo. Si a uno lo condenaban a 3000 años de cárcel y el
límite máximo de pena es de 30 ¿Cuál es la pena que se debería de cumplir? Para tal situación
se han dado hasta dos interpretaciones:

a) Aplicar los días de descuento sobre el total de pena que ha sido condenado el preso;
por ejemplo: un condenado tiene una pena de 2000 años, labora durante 10, entonces
a su condena se le reduce a 5 años y por tanto esta se reducía a 1995, saliendo el
condenado cumplido los 30 años.
b) La resta se hace al tiempo máximo de pena, osea 30 años; por ejemplo: un preso ha sido
condenado a 3000 años, por lo que labora durante 10 años, se reducen 5; y por tanto
saldría en 25 años.

Al respecto García Amado, hace referencia a dicha situación de incertidumbre, aduciendo al


tiempo de la creación de la ley penal (1973) año en el cual, España no se encontraba cercana a
delincuentes de gran escala (o al menos en una cantidad considerable) y mucho menos tenían
que lidiar con terroristas miembros del ETA y responder con contundencia; así, al menos durante
la vigencia del Código y con la llegada del de 1995, muchos terroristas y criminales peligrosos
podían salir de cárcel en un tiempo cercano a los 20 años, sin lograr con ello, el objetivo esencial
de la pena, el cual es la resociabilización del individuo.

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Ya en 1994, el Tribunal Supremo de España emite una sentencia, en la cual se pronuncia sobre
la correcta interpretación del artículo 100°, señalando que lo correcto era descontar del límite
de la condena, es decir, directamente de los 30 años.

El primer caso en el cual se aplicó esta figura fue contra quien le dio su nombre, Henri Parot,
peligroso miembro del ETA, quien presentó un recurso al Tribunal Supremo de España ante la
negativa de la Audiencia Nacional a convertir en una sola sus 26 condenas. El Supremo lo rechazó
el 28 de febrero de 2006, y sentó las bases de la doctrina (la cual fue refrendada por el Tribunal
Constitucional):

De modo que extinguida una pena, con las redenciones y beneficios que le puedan
ser aplicables, comenzará el cumplimiento de la siguiente, y ello por el orden
sucesivo de su respectiva gravedad […] Si el penado ingresó en prisión en 1990,
finalizará el 'máximum' de cumplimiento en el año 2020".

Para el Tribunal Supremo ahora, la aplicación de los beneficios penitenciarios se hará sobre
cada una de las condenas impuestas (y no sobre una sola de 30 años) empezaba por la
más grave, y así sucesivamente. De esta forma, se garantizaba que el etarra estaría en
prisión esos 30 años, impidiéndosele salir de cárcel tras permanecer 16 años dentro de ella. La
filosofía de la doctrina es que no salga igual de rentable cometer un asesinato que veinte,
que es lo que venía sucediendo hasta su implantación.

Hasta la demanda de la terrorista de origen vasco, Inés del Río, ante el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos (TEDH), la justicia española había impedido que al menos hasta el
año 2013, terroristas y criminales peligrosos estuvieran fuera de las cárceles; Del Río,
juzgada con el Código Penal de 1973, fue encarcelada en 1987 con lo que, como máximo, habría
permanecido en prisión hasta 2017. Sin embargo, con la redención de penas, habría salido en
2008. Fue entonces cuando se le aplicó la doctrina Parot, con lo que su pena se alargó de nuevo
hasta ese 2017. Así, se le aplicó “Parot” de forma retroactiva, después de su condena.

Esta es la clave de la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos: entiende que a la
terrorista Inés del Río se le aplicaba la doctrina después de ser condenada, es decir, con carácter
retroactivo.

”La sala entiende que se había aplicado de forma sobrevenida una interpretación
sobre el cumplimiento de las condenas que era distinta a la que existía cuando se
dictaron sus condenas”, explica Joaquim Bosh, portavoz de Jueces para la
Democracia.
Añadiendo, también se habría vulnerado el principio de legalidad y el de seguridad jurídica, toda
vez que el principio de legalidad consta de tres aspectos básicos:

a) Lex scripta: el juez penal debe contar con una ley escrita para condenar o agravar penas.
Esta exigencia trae como efecto colateral la prohibición de emplear la costumbre como
fuente del Derecho Penal, entendida ésta como la práctica fundamentada en una

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convicción jurídica general. Ella no puede servir de base para crear tipos penales,
sanciones o medidas de seguridad.
b) Lex certa: el legislador debe formular sus normas con tanta precisión como le sea
posible, a fin de que estén claramente definidos los alcances de la conducta u omisión
punible, al igual que las consecuencias jurídicas que han de sobrevenir en caso de
verificarse la infracción (pena de prisión, de multa, inhabilitación, etc). Por ello se dice
que el principio de legalidad es trasversal, ya que tiene incidencia en todas las áreas del
derecho penal, no solo en lo atinente a la formulación de la conducta sancionada.
c) Lex stricta: en palabras de Zaffaroni, quiere decir que en materia de legislación
penal “debe exigirse al legislador el agotamiento de los recursos técnicos para dar la
mayor precisión posible a sus conceptos y límites”.

BIBLIOGRAFÍA:

 EL TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS (TEDH) Y SU VALORACIÓN DE LA DOCTRINA


PAROT A LA LUZ DEL ASUNTO INÉS DEL RÍO PRADA. Paloma Fernández Martínez de la Pedraja.
Madrid. Abril 2014.

WEBGRAFÍA:

 https://www.abc.es/espana/abci-anulo-doctrina-parot-201706151232_noticia.html
 https://josemariadepablo.com/2013/03/24/que-es-la-doctrina-parot/
 http://legal.practicopedia.lainformacion.com/procedimientos/como-entender-la-doctrina-
parot-en-siete-sencillos-pasos-20418
 https://www.youtube.com/watch?v=yKigI8mZWJ0&t=205s. García Amado: “La doctrina Parot y
sus implicaciones”.

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