Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se dice poco en relación a la
migración y la cultura. ¿Por qué es tan importante el lugar de la cultura en una agenda global del desarrollo como la que se plantea? Hay una dialéctica, en el sentido de interacción y círculo virtuoso, entre desarrollo de la cultura y cultura del desarrollo. Definición restringida de cultura: la cultura como conjunto de producciones específicas relativas a las artes, las artesanías, las ciencias sociales y humanas, y que se ocupa con frecuencia cuando se habla de política pública para el fomento de la cultura o desarrollo de la cultura. Definición amplia de cultura: (y que se asocia más a la cultura del desarrollo) como orden simbólico y como un conjunto de imágenes colectivas, mapas cognitivos, representaciones de la realidad, horizontes que dan sentido a nuestra vida. “El desarrollo de la cultura permite promover la cultura del desarrollo”. La cultura permite ampliar la reflexión sobre el desarrollo, opera como antídoto al reduccionismo epistemológico y conjuga distintas disciplinas. Hay, pues, en los ODS una cultura de desarrollo cuyos tres metavalores subyacentes podrían ser los de sostenibilidad, bienestar e igualdad. La cultura permite deconstruir los reduccionismos instrumentales (sobre todo economicistas) de la modernización e invocar los valores éticos y de comunidad, como aquellos culturalmente producidos, pero a la vez transcendentales. (Touraine en Crítica de la modernidad: sujeto vs. racionalidad dura). La filosofía y sociología contemporáneas se reivindica este lado del sujeto, de los valores, del sentido, frente a lo que Max Weber, Theodor Adorno y Max Horkheimer vieron como riesgos de una modernidad ensimismada en la razón formal o instrumental Dicho esto, podría pensarse que los ODS, sin hacerlo explícito, se hacen cargo de la tensión entre una racionalidad productivista, o reduccionista. ODS: un lenguaje en donde todo tiene que ser medible, cuantificable, monitoreable y tiene que ser formulado en pocas metas y objetivos para que todos los países miembros lo aprueben. Otro núcleo de tensiones se da entre la homogenización y la diversidad cultural. Existen diferentes miradas sobre los ejes de la cultura de desarrollo. La diversidad cultural es también diversidad de miradas históricas y de proyectos colectivos, es el reconocimiento de lo otro como legítimo (no sólo el otro sino lo otro), y por tanto un resorte de deconstrucción de las pretensiones de un modelo de imponerse como verdad. La diversidad cultural implica también la defensa de un diálogo horizontal y una reciprocidad en el trato. La defensa de la diversidad cultural es, en suma, un mecanismo potente para erosionar eso que Marx llamaba la falsa conciencia, es decir, la naturalización de un orden como si fuese el único de los órdenes posibles. Otra idea que quería plantear es la de universalismo o cosmopolitismo. El multiculturalismo coloca los contenidos en el corazón de los valores: les inyecta carne y espíritu. Nos muestra que los valores no se dan en el vacío sino con mediaciones locales, apropiaciones diversas, contextualizaciones simbólicas múltiples. la sostenibilidad puede entenderse de muy distintas maneras y ejercerse con prácticas y visiones de mundo diversas . Así, la diversidad cultural abre un abanico de narrativas respecto del metavalor de la sostenibilidad. El filósofo italiano Marramao llama la nueva forma de cosmopolitismo, el cosmopolitismo de la diferencia. Es fundamental una la reciprocidad, la complementariedad y la diversidad como metavalores de un universalismo aggiornado en términos de hacerse cargo de un acervo cultural diverso (Stefano Varese). La cultura como el lugar de la pluralidad, como el lugar de la diversidad y de la diferencia, tiene que plantearse como una nueva forma de entender la riqueza, más allá de su dimensión material. La cultura puede descentrar esa noción de riqueza y colocarla en otro lugar: no sólo como combinación de crecimiento y bienestar (que desde ya va más allá del dinero), sino la riqueza asociada a densidad y diversidad simbólicas, expresivas, comunicativas. La migración se constituye en la imagen más gráfica de la tensión entre identidad y movimiento, patrimonio y cambio, lugar y desplazamiento. En las migraciones, o en el tema de migración, una de las cosas que se discute es precisamente la tensión entre flujo y stock, entendiendo el stock como patrimonio, identidad y cultura, y el flujo como movimiento físico. La pregunta es cómo se relaciona el flujo de sujetos con los sujetos mismos y la marca de su cultura y la interacción con otras culturas en su desplazamiento.