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Doctrina Arminiana
El arminianismo es una doctrina teológica cristiana fundada por Jacobo
Arminio en la Holanda de comienzos del siglo XVII, a partir de la
impugnación del dogma calvinista de la doble predestinación.
Jacobo Arminio
Jacobo Arminio fue un teólogo protestante neerlandés (hoy Países Bajos),
escritor y profesor de la Universidad de Leiden.
En 1589 el laico holandés, Dirck Koornheert, lanzó unos escritos donde refutaba
los fundamentos de la teología calvinista, pues argumentaba que si como Beza
decía, “Dios causa el pecado”, entonces en realidad, Él es su autor, y la Biblia no
enseñaba tal monstruosidad. Debido a que ningún ministro era capaz de refutarlo,
se comisionó a Arminio para hacerlo.
A partir de ese momento Arminio vivió predicando su nuevo punto de vista, pero
jamás criticó directamente a los defensores de la predestinación.
En 1590 se casó con Lijsbet Reael. En 1603 fue nombrado profesor de Teología
en Leiden, donde murió el 19 de octubre de 1609.
Aunque Arminio quiso defender su postura ante una corte pública, jamás se le
permitió mientras vivió. Fue hasta su muerte cuando uno de sus seguidores, Simón
Episcopus y sus amigos que se hacían llamar los remonstrantes o “censurantes”
formularon Las Cinco Proposiciones de protesta, en 1610.
Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
1. Dios salvará a los que, por la gracia del Espíritu Santo, creerán en este su
Hijo Jesús, y perseverarán en fe y obediencia de fe, por esta gracia, hasta el
fin; y, de otra parte, dejar a los incorregibles e incrédulos en el pecado y bajo
la ira, y condenarlos como enajenados de Cristo.
Aunque la naturaleza humana fue totalmente afectada por la caída, sin
embargo, Dios en su gracia capacita la voluntad del pecador para que
libremente se arrepienta y crea, o rehusé hacerlo.
Cada pecador, capacitado por la gracia de Dios, tiene libertad para creer o
rehusar creer, y su destino eterno depende de cómo use dicha libertad.
El pecador necesita la asistencia del Espíritu Santo, pero no tiene que ser
regenerado por el Espíritu antes de que pueda creer, ya que la fe es un don de
Dios que el hombre puede recibir o rechazar libremente, y precede del nuevo
nacimiento.
Dios escogió para salvación, antes de la fundación del mundo, a todas aquellas
personas que, asistidas por su gracia habilitadora, creen en Cristo.
Esto se debe al hecho de que Dios vio de antemano que dichos individuos
habrían de responder positivamente a su llamado, arrepintiéndose y creyendo
en Cristo.
3- Redención universal.
Juan 3:16 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna.
La obra redentora de Cristo brinda a todos los hombres la oportunidad de ser
salvos, y garantizó la salvación de todos los que habían creído y preservado
hasta la muerte de Cristo, y también garantizó la salvación de todos los que
habrían de creer y perseverar después de la muerte de Cristo.
A pesar de que Cristo murió por todos los hombres, sólo los que creen en él
son salvados. Su muerte es suficiente para la salvación de todos los hombres,
pero sólo eficaz en los que creen.
El llamado del Espíritu, sin embargo, puede ser resistido, ya que el hombre es
hecho libre por la gracia de Dios. El Espíritu no regenera al pecador hasta que
éste cree; la fe (que es un don de Dios que el hombre puede recibir o rechazar
libremente) preceda del nuevo nacimiento.
Dios ha determinado que su llamado, a través del Espíritu Santo, pueda ser
libre y voluntariamente aceptado o resistido.
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