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Cosmoscopio: Del micro al macro espacio, una visión interdisciplinaria

El cristal ha cambiado sus propiedades, es turbio y diáfano a la vez, es laxo, dúctil,


moldeable a las necesidades de todo aquel que busque advertir el movimiento.
Escisión del estado de reposo. Circunstancial transitoriedad del ser.

No basta con mirar, con oler o saborear. No basta con rechinar los dientes
mientras se exhalan señales para el próximo viajero. Mientras, se inhalan rutinas
en el último animal que fue visto con vida.

Partículas, electrones, átomos, moléculas, ribosomas, citoplasma, mitocondria,


células, tejidos, gotas, hojas, agua, órganos, animales, ríos, océanos, bosques,
vaca, burro, insecto, nubes, ciclos, vida. Todos vistos bajo la misma premisa,
manifestación del devenir orgánico. Del acontecer sistémico.

Protones, neutrones, negativo, positivo, átomos, elementos, metales, cables,


circuitos, aparatos, comunidades. Alegoría del macro en micro. Proporción
reticulada en distintos campos de asociación.

El cosmoscopio ha sido ajustado, se han ensamblado sus partes y se encuentra a


disposición del curioso. La maquinaria esta engrasada y la intercomunicación ha
comenzado. Conversaciones empáticas son establecidas con el simple poder de
la mirada. Del auto reconocimiento.

Cada objeto es una proyección del cosmos de su emisor. Y justo aquí está el
germen de la diferencia. Condición analógica inexpugnable mediante la cual
construimos redes.

Hugo Enrique Vázquez

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