Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
El triunfo de la Muerte
(De Triomf van de Dood)
Estilo Renacimiento
El triunfo de la Muerte es una de las obras más conocidas del pintor flamenco Pieter
Brueghel el Viejo. Un óleo sobre tabla de 117 cm de alto x 162 cm de ancho, pintado hacia el
año 1562 de la Escuela flamenca del siglo XVI.
Perteneció a la colección de pinturas de la casa real española desde 1746-1759, cuando fue
adquirida por Isabel de Farnesio para el Palacio de la Granja. Desde 1827 forma parte de la
colección del Museo del Prado (Madrid).1
Índice
1Otras representaciones del tema
2Descripción
3Referencias en la cultura moderna
4Referencias
5Notas
6Enlaces externos
Dict des trois morts et des trois vifs en la iglesia de San Germán de La Ferté-Loupière.
El triunfo de la muerte, Oratorio dei Disciplini de Clusone. Giacomo Borlone de Buschis, 1485.5
Descripción[editar]
Es una panorámica de la muerte: vemos el cielo oscurecido por el humo de las ciudades
ardiendo, al fondo un mar plagado de naufragios; a la orilla hay una casa, alrededor de la cual
se agrupa un ejército de muertos. El paisaje, anodino y arrasado, nos habla de la pequeñez,
crueldad y falta de sentido común del hombre, que pretende cambiar un destino impuesto. Se
alzan mástiles coronados por ruedas, picotas en las que se ajusticia a criminales; sus
cadáveres se balancean. Hay una cruz, solitaria e impotente en el centro de la pintura, y la
Muerte avanza con batallones de esqueletos; sus escudos son tapas de ataúdes y conducen a
la gente a un ataúd que es un túnel decorado con cruces; un esqueleto a caballo destruye
personas con su guadaña. Por todas partes son atacados los desamparados hombres;
aterrorizados huyen o intentan en vano luchar. No hay defensa posible, los esqueletos matan
de muy variadas maneras: cortando gargantas, colgándolos, ahogándolos, e incluso
cazándolos con perros esqueléticos.
A la izquierda se conduce una tétrica carreta con calaveras, que sin duda formarán después el
ejército de los muertos. Detrás un tribunal de la muerte presidido por el símbolo de la cruz
contempla impasible la hecatombe. Sobre ellos, unos esqueletos tocan una campana
avisando del fin del mundo. Al frente, en el extremo inferior izquierdo, yace el rey, vestido de
su capa con vueltas de armiño y con el cetro en la mano. Campesinos, soldados y hasta
nobles e incluso reyes, todos atrapados por la Muerte.
Un poco más hacia el centro del primer plano, un perro olisquea la cara de un niño, muerto en
brazos de su madre, también caída. Algunos cadáveres han sido ya amortajados y uno de
ellos yace en un ataúd con ruedas.
El juglar se esconde bajo la mesa; un caballero intenta defenderse
La visión de Brueghel no carece de humor sardónico, como puede verse en la parte inferior
derecha del cuadro. Una pareja de enamorados permanecen absortos ignorando lo que les
rodea. Detrás de la mujer un esqueleto imita al tocador de laúd. A su lado una mesa puesta
con manjares, y un juglar con jubón ajedrezado, se intenta esconder debajo. Un caballero
hace ademán de desenvainar la espada, intentando defenderse de lo irremediable.
Como es natural en un cuadro pesimista los colores son sombríos.
Se observan aspectos de la vida cotidiana a mediados del siglo XVI, se dibujan con detalle las
ropas, y pasatiempos como juegos de cartas. De manera única, un método usual de ejecución
para los criminales del siglo XVI: La rueda. Objetos como instrumentos musicales y los
primeros relojes mecánicos, y escenas como una misa de difuntos ayudan a entender mejor el
estilo de vida de los años 1560.
Se ha sugerido que el cuadro, como una premonición, fue inspirado por el empeoramiento del
clima político antes de la Guerra de los ochenta años. Inspirada o no por el ambiente la obra
es una clara alegoría de los horrores de la guerra, como su Dulle Griet, también premonitoria.
Es inevitable también pensar en la peste negra que azotó a Europa en el siglo XIV. Algunos
ven la crisis de los feudos, ya que en el cuadro se observa a la Muerte que amenaza a un
hombre con corona, que podría ser un rey o representante del poder. Cercano a dicho hombre
de corona la Muerte merodea un barril lleno de algo de color dorado u oro.
La tabla recuerda al Bosco, por lo satírico y moralizante y la amplitud del cuadro; múltiples
escenas, pintadas con mucho detalle. Recuerda el tema medieval de las danzas de la muerte.
Las hordas de Brueghel son esqueletos, no demonios como en el El Jardín de las Delicias de
cien años antes. Esto puede sugerir en algunos un pesimismo ateo no suavizado por una
creencia en un Cielo.
Los hombres huyen hacia un túnel; el ejército de esqueletos, con sus tapas de ataúd a modo de
escudos
Este cuadro es descrito en una novela de misterio, La tabla de Flandes, de Arturo Pérez-
Reverte.
El cuadro se describe en la segunda estrofa del poema de Sylvia Plath Dos vistas de una
habitación de cadáver.
Se usa como imagen de fondo para el texto que presenta la segunda parte del sketch de
los Monty Python sobre la Inquisición española.
Las portadas de la Trilogía de las Guerras Husitas del escritor polaco Andrzej
Sapkowski reflejan determinados sectores del cuadro.
El cuadro y algunos de sus detalles aparecen en los primeros minutos de la película "It
Comes at Night" (2017) de Trey Edward Shults.