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COMENTARIO DE TEXTO RESUELTO 2º BACHILLERATO

Nos encontramos ante un texto de género periodístico, concretamente, un artículo de opinión,


cuyo tema es la muerte, centrándose en el suicidio asistido o eutanasia.

El autor opina que es incomprensible que el ser humano, al que le aterra la idea de morir, no
haya previsto desde el comienzo de los tiempos una manera de evitar el sufrimiento que
conlleva tan duro trance. A lo largo del texto va desarrollando esta idea aportando datos
relativos a lo costoso que es en muchas ocasiones morir, y a la dificultad que existe en muchos
lugares para recibir cuidados que alivien dicho sufrimiento e, incluso, poder decidir cómo y
cuándo afrontar la propia muerte.

Como afirmábamos al comienzo de este comentario, se trata de un artículo de opinión, lo que


nos da pie a deducir que se trata de un texto argumentativo. Los recursos lingüísticos que usa
el autor nos reafirman en tal hipótesis. Así, podemos apreciar el uso de la primera persona,
tanto del singular como del plural (“somos tan importantes para nosotros mismos”; “me
parece chocante”…); marcadores ejemplificadores (“por ejemplo”) o causales (“porque”);
lenguaje subjetivo (“me parece chocante”, “murieron rabiando”, “sabemos lo que cuesta
morir”…). Asimismo, el texto presenta una estructura típica argumentativa como es la
deductiva: se presenta la tesis al comienzo del texto (“me parece chocante que […] la
humanidad no haya sido capaz de regular […] ese destino inevitable”) y se van desarrollando
los argumentos que la defienden a lo largo del mismo. En cuanto a estos, los encontramos
tanto racionales (“en 2015 […] 2,5 millones de menores de 15 años murieron”), como afectivos
(“los que hemos vivido esa travesía […] sabemos lo que cuesta morir”).

Efectivamente, la muerte, aun formando parte de la vida, es un hecho que nos supera a los
humanos. Tras millones de años de convivir con ella y de evolución intelectual todavía no
estamos preparados para afrontarla. Ni la nuestra ni la de nuestros allegados. A veces nos
aferramos a la vida por puro egoísmo, como bien señala el autor cuando afirma “somos tan
importantes para nosotros mismos”; otras veces es el instinto innato de supervivencia lo que
nos impide desear morir, incluso intuyendo cercano nuestro final; otras, cuestiones
espirituales o, simplemente, el miedo a lo desconocido.

Sin embargo, cuando has visto de cerca el sufrimiento de un ser querido ante una enfermedad
terminal, su dolor, tanto físico como emocional, sus propias incertidumbres ante lo que
vendrá, es fácil inclinarse ante la idea de que, ciertamente, todo sería más sencillo, más
agradable y viviríamos mejor y con mayor plenitud si tuviéramos de antemano un plan para
afrontar nuestro acto final.

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