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Vanzago, Luca. Breve historia del concebirla de un modo completamen-


alma, De Ruschi, M. J. (trad.). Buenos te distinto a como se había concebido
Aires: Fondo de Cultura Económica, antes: por principio, es probable que
2011. 286 pp. él sea uno de los primeros filósofos en
introducir el término “mente” en su fi-
Hoy en día la mayoría de los cur- losofía, dándole un significado distinto
sos de filosofía de la mente, así como al de “alma”. Pero más allá de la ter-
los libros de texto, antologías e his- minología, Descartes es el primero en
torias recientes sobre el tema, suelen pensar que la característica esencial de
comenzar con el dualismo sustancial la mente es la conciencia, y esto ya mar-
de Descartes, dando por sentado que ca una diferencia crucial con respecto
él fue el primero en pensar el tema de al discurso acerca del alma que le ha-
la mente, y que antes de él nadie pen- bía precedido. Nadie antes de él había
só los problemas relacionados con las hecho de la conciencia el rasgo esencial
preguntas acerca de la naturaleza y del del alma. Nadie había dado tampoco el
conocimiento de la mente. ¿Es esto co- giro epistémico que él dio para abordar
rrecto? Todos los filósofos que pensaron uno de los problemas centrales de la
algunos de los mismos problemas en metafísica: el problema mente-cuerpo.
términos de “alma”, antes de Descartes, Este asunto tiene que ver con cuál sea
¿no deberían de ser considerados, de al- la relación de los fenómenos mentales
gún modo, como filósofos de la mente? con los físicos, es decir, de la mente (o
Pensemos, por un lado, que Descartes el alma) con el cuerpo. Descartes de-
mismo sigue utilizando la terminología termina las características esenciales
del alma en su filosofía y, por otro, que de la sustancia pensante y de la extensa
muchos de los filósofos precartesianos a partir del conocimiento que tenemos
abordaron algunos de los mismos pro- de ellas. Sin embargo, a pesar de los
blemas que posteriormente abordaría intentos de Descartes de dudar com-
la moderna filosofía de la mente, como pletamente de todos los conocimientos
la naturaleza de las sensaciones, las pa- anteriores, de hacer tabla rasa del pa-
siones e incluso la intencionalidad de sado y de empezar a partir de una base
lo mental (estos últimos términos que cierta e indubitable, su filosofía es he-
Brentano tomó de los medievales). redera de buena parte de la teorización
Descartes marca un viraje en la anterior acerca del alma, particular-
historia de la filosofía en muchos sen- mente del dualismo que, de un modo u
tidos, y ciertamente con él empieza a otro, ha estado casi siempre presente en
cambiar el discurso del alma por uno el discurso sobre aquella.
cada vez más centrado en el concepto En todo caso, Descartes inaugura
de mente. Aunque sigue utilizando el un nuevo modo de pensar acerca del
discurso del alma, Descartes empieza a alma, mucho más cercano a nuestro

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discurso contemporáneo acerca de la realidad los estoicos y los epicúreos es-


mente, y por eso solemos empezar con taban hablando del alma. No obstante,
él los libros, las antologías y los cursos proceder de modo contrario, es decir,
de filosofía de la mente, y no, por ejem- incluir a los neurocientíficos y a los
plo, con los antiguos griegos o con los científicos cognitivos contemporáneos
medievales, que le atribuían al alma en una historia del concepto del alma
características radicalmente distintas nos parece extraño, y seguramente los
de aquellas con las que hoy pensamos primeros en protestar serían ellos mis-
sobre la mente.1 La cuestión es saber si mos. Esto puede deberse a que: a) el
al hablar estos últimos de “alma” y no- concepto de mente es más amplio que
sotros de “mente”, estamos hablando el de alma, en el sentido de que recoge
de lo mismo. En los hechos parecemos temas abordados por los teóricos del
dar por sentado que no hablamos de alma, mientras que este último concep-
lo mismo: solemos pensar que “alma” to no comprende temas recogidos por
es un concepto de corte religioso o un el concepto de mente; b) el concepto de
sobreviviente en el lenguaje común de alma tiene connotaciones religiosas y
una concepción que ya está superada y metafísicas, que el concepto de mente
que no tiene mucho que ver con nuestro no necesariamente tiene, y eso permi-
concepto científico de lo que es la mente. te que podamos hablar de la mente sin
Por eso, la filosofía de la mente contem- esas connotaciones, pero no a la inver-
poránea, pero también la psicología, las sa. Por ejemplo, entre las connotaciones
ciencias cognitivas y las neurociencias religiosas o metafísicas que el concepto
han erradicado completamente el con- de alma suele tener está la idea de su
cepto de alma de su terminología; y por inmortalidad con respecto al cuerpo,
eso la historia de la filosofía de la mente por el contrario, el concepto de mente
no empieza con los filósofos precarte- no necesariamente tiene este tipo de
sianos que hablaban del alma. connotaciones; c)  dadas esas connota-
Sin embargo, también hay que decir ciones, el concepto de alma, como un
que, dado que muchos de los filósofos concepto explicativo, le presenta a la
antiguos y medievales se refirieron a ciencia (a las neurociencias, pero tam-
diversos temas que hoy en día se abor- bién a la psicología) más problemas
dan en la filosofía de la mente, no nos de los que resuelve. Pensemos simple-
parece tan extraño que muchos autores mente en los conocidos problemas del
actuales los incluyan en historias de la dualismo interaccionista de Descartes,
filosofía de la mente o de la psicología, como el de explicar la forma en que dos
o que se hable, por ejemplo, de la filo- sustancias radicalmente distintas, una
sofía de la mente helenista, cuando en material y otra inmaterial, puedan inte-
ractuar. Su incapacidad para explicar no
1 Sobre esta invención de la mente, véase sólo la interacción, sino muchos otros
el capítulo 1 del libro Philosophy and the
fenómenos relacionados (las acciones
Mirror of Nature (Princeton: Princeton
intencionales, la percepción, la identi-
University Press, 1979) de Richard
Rorty, titulado precisamente “The dad personal, la libertad de la voluntad,
Invention of the Mind”. etc.), coadyuvaron a que se abandonara

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el muy cargado concepto de alma a fa- neuronas espejo, le sorprendería sa-


vor del más neutral concepto de mente. ber que ha ayudado al resurgimiento
En su Breve historia del alma, el fi- del concepto de alma. Igualmente, al
lósofo italiano Luca Vanzago sostiene hablar sobre Jerry Fodor, Vanzago nos
que el discurso antiguo sobre el alma dice que “la psicología es irreductible
y el moderno discurso sobre la mente a la neurología, aunque no requiere
se refieren a lo mismo; que de algún una metafísica del alma como conte-
modo hay continuidad entre estos dos nido” (251). Es indudable que Fodor
conceptos, y que se puede trazar una está de acuerdo en que la psicología
historia que comienza con los elemen- no requiere ninguna metafísica del
tos mítico-religiosos en el discurso del alma, pero estoy seguro de que esta
alma, que sigue a través de la filosofía aclaración le resultaría muy extraña.
antigua, pasa por medievales y moder- Creo que Vanzago está equivocado
nos, por Kant y el idealismo alemán, por y que no podemos ni debemos tomar
la psicología del siglo XIX, por Freud, como sinónimos los términos “mente”
por la fenomenología husserliana y y “alma” (e incluso “espíritu”). Él está
por el existencialismo, para terminar consciente de esto, por ejemplo, cuan-
con la filosofía analítica, las ciencias do afirma que
cognitivas y las neurociencias. De he- los términos que en el curso de los
cho, parece sostener que el concepto de siglos primero han acompañado y luego
mente se puede absorber completamen- han sustituido el antiguo término “alma”
te en el de alma; porque de otro modo (como, por ejemplo, mente, psique, con-
no se explica uno afirmaciones como ciencia, subjetividad, yo, identidad, per-
esta, referida a las neurociencias: sona y otros más) no negaron el sentido
Lo que se puede decir es que el con- profundo de la interrogación sobre sí
cepto de alma está resurgiendo con mismo que realiza el ser humano. (11)
una fuerza que era insospechable sólo
unos años atrás. Si por tal concepto se O cuando nos dice:
entiende, como se ha intentado hacer El término mismo “alma” parece
en este trabajo, un campo semántico perder peso y consistencia, a favor de si-
abierto (que incluye problemáticas di- nónimos sólo aparentes, que en realidad
versas y quizás a veces heterogéneas, son traducciones parciales y fraccio-
pero conectadas entre sí por la cues- namientos de un complejo semántico
tión central de la ‘autointerrogación’), cargado de matices. El resurgimiento
entonces es evidente que ese campo no de una conciencia de la complejidad del
sólo no ha agotado sus propias fuerzas, problema, que todavía no es plena, pero
sino, por el contrario, parece reencon- que se percibe apremiante, es quizás la
trarlas y recibir otras nuevas. Bastaría marca de la época actual y de su recupe-
evocar el fascinante descubrimiento de ración del antiguo término, que vuelve a
las neuronas espejo. (277) la luz después de un eclipse de siglos. (15)

Sospecho que a Giacomo Rizzolati, ¿Son sinónimos aparentes, traduc-


el neurofisiólogo que descubrió las ciones parciales? Puede ser. Lo que

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no resulta convincente, a partir de su alma se encuentran en el propio libro


historia, es que estemos recuperando de Vanzago. El concepto de alma se usó
el antiguo término “alma”, después de inicialmente, en muchas concepciones
haberse eclipsado. Si es de la mente de religiosas y prefilosóficas, en el sentido
lo que estamos hablando, el concep- de soplo o aliento vital que da vida a los
to nunca se eclipsó −y probablemente cuerpos que anima. De hecho, esta idea
tampoco el de alma, sólo que en otros del alma no era extraña a concepciones
contextos−. animistas del mundo, que pensaban
Vanzago reconoce que el término que distintos objetos o fenómenos na-
“alma” ha sido sustituido y, sin em- turales (como el árbol, el cielo o el rayo)
bargo, insiste en seguir utilizando este estaban animados o poseían un alma
término tan cargado para darle sentido propia. Todo esto cabe en el concep-
y unidad a su historia. Otros que han to de alma, pero no en el de la mente.
hecho historias similares del concepto Por ejemplo, no cabe en ninguna de las
de alma han sido menos ambiciosos distintas concepciones del concepto
–o más realistas– y han preferido ter- de mente un paralelismo como el que
minar su historia en algún punto de la Vanzago hace entre la noción indoeu-
época moderna, que es cuando real- ropea del alma y la de Homero:
mente el concepto de alma se sustituye en ambos casos, el alma está loca-
por el de mente.2 Muchas de las razo- lizada en una parte del cuerpo que no
nes para pensar que cuando hablamos queda claramente especificada; está
de mente no estamos hablando del inactiva cuando el cuerpo actúa; puede
abandonar al cuerpo en estados par-
ticulares, como un desmayo; no tiene
2 Véase, por ejemplo, el libro de Paul
conexiones físicas directas; constituye
MacDonald, History of the Concept
una precondición para la continuación
of Mind: Speculations About Soul,
Mind, and Spirit from Homer to de la vida, en el sentido de que si se
Hume (Farnham: Ashgate, 2003). pierde la psykhé, el cuerpo no sobrevi-
Recientemente, y como coincidencia, ve; representa, por último, al individuo
se publicó en inglés un libro con el después de su muerte. (24)
mismo título que el libro de Vanzago,
A Brief History of the Soul, de Stewart Tampoco cabe en el concepto de
Goetz y Charles Taliaferro (Oxford:
mente la noción pre-existencialista del
Wiley-Blackwell, 2011), que también
abarca desde Platón hasta la filoso-
alma que encontramos en Platón, se-
fía de la mente contemporánea, pero, gún la cual las almas existen antes de
que en vez de integrar la filosofía de la informar el cuerpo y se incorporan a
mente a la del alma, se pregunta cuáles él en algún momento de la gestación.
son los desafíos que la ciencia con- Ciertamente, tampoco creo que haya
temporánea le plantea al concepto de modo de que la idea de la inmortalidad
alma. Owen Flanagan también se hace
del alma –en sus versiones platónicas
cargo de estos desafíos en The Problem
o religiosas– quepa en ninguna de las
of the Soul: Two Visions of Mind and
How to Reconcile Them (New York: distintas concepciones modernas de
Basic Books, 2002). la mente. Ni qué decir de la idea de la

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reencarnación o de la transmigración lasticismo tomista del catolicismo–.


de las almas. Y no se trata solamente Es dualista, porque sigue pensando el
de distintas concepciones de un mismo alma y el cuerpo como dos principios
concepto, sino de conceptos que tienen metafísicos de distinta naturaleza,
distintos campos semánticos –no tan aunque no como dos sustancias dife-
abiertos como Vanzago quiere hacer- rentes, como lo hará posteriormente
nos creer–. el dualismo cartesiano. Por otro lado,
Es cierto que solemos pensar el alma Aristóteles sigue pensando el alma en
más o menos en los términos que nos relación con lo “‘divino’, con lo eterno
heredó el cristianismo: una entidad o y lo inmutable”, en un sentido similar a
sustancia inmaterial que nos da vida, como lo había hecho Platón. Asimismo,
que es distinta al cuerpo, pero que es sigue a Platón en su división tripartita
el principio de la sensibilidad y de la del alma y distingue un alma vegetativa
racionalidad, y que puede pervivir (destinada a la nutrición y a la reproduc-
más allá de la vida y de la descompo- ción), una sensible (que compartimos
sición del cuerpo. Indudablemente, un con los animales y que tiene funciones
concepto así no cabe bajo ninguna con- de percepción e imaginación) y una ra-
cepción moderna de lo que es la mente. cional o intelectiva (que es propia de los
Sin embargo, uno de los logros del li- seres humanos). Esta división también
bro de Vanzago es el de mostrarnos que la harán los escolásticos, pero se perde-
ni en la Antigüedad ni en el Medievo rá en la Modernidad, con el abandono
hubo una sola concepción acerca del filosófico del concepto de alma.
alma. No es igual la concepción homé- Las concepciones del alma de Platón
rica del alma que la platónica, ni esta y Aristóteles también son muy diferen-
que la aristotélica. Mientras que Platón tes de las helenistas; por mencionar
sostiene una separación ontológica en- sólo dos, la epicúrea y la neoplatónica.
tre el alma y el cuerpo, para Aristóteles Epicuro sostenía una visión mate-
no hay separación. Aristóteles critica rialista y atomista del mundo y, por
la idea platónica de la trascendencia consiguiente, también del alma: aun-
absoluta del mundo ideal y de la sepa- que el alma es distinta del cuerpo,
ración ontológica entre cuerpo y alma, cuando este perece, muere también el
y le contrapone una unidad esencial de alma. No hay inmortalidad del alma,
forma y materia en el ser humano. El lo cual obviamente tiene implicacio-
alma es la forma del cuerpo y estas dos nes sobre temas como el sentido de la
están indisolublemente unidas. Esto vida y la moralidad. Y nada podía ser
tiene como consecuencia un dualismo más distinto a la concepción epicúrea
de tipo muy distinto del platónico o del del alma que la visión neoplatónica que
cartesiano. Usualmente pensamos en el encontramos en Plotino:
dualismo a partir de estos dos últimos, [E]n vez de decir que el alma está en
pero se nos olvida que hay distintos el cuerpo, sostiene que el cuerpo está en
tipos de dualismo y el hilemórfico el alma […]. El alma es una sola, y como
aristotélico es uno de ellos –es el que, tal, el resultado de un proceso que parte
por cierto, influirá más sobre el esco- del Uno, como un rayo de luz que emana

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del sol. Este rayo de luz pierde progresi- los conceptos de cielo e infierno (y muy
vamente esplendor y claridad a medida posteriormente, en los principios de la
que se aleja de su origen, como también Baja Edad Media, el purgatorio), como
pierde consistencia. El alma incorpora- lugares a donde las almas van y reciben
da es, por lo tanto, casi un simulacro de un premio o un castigo por las accio-
ese origen. Pero puede reconquistarse nes que han realizado en este mundo.
a sí misma y a su verdadera naturale- La carga moral que el cristianismo le
za si abandona las apariencias, es decir, asigna al más allá es algo que el mundo
la corporeidad, y recupera su propia y clásico nunca le dio al Hades, que era
verdadera realidad, que ha quedado ol- simplemente la morada de los muertos.
vidada en cuanto tal y que, por lo tanto, Sin embargo, la discusión del cristianis-
hay que redescubrir. (56) mo sobre la vida del alma más allá de la
muerte es algo que está ausente del libro
Una concepción como esta no sólo de Vanzago. Ese es un defecto del libro,
nos deja perplejos a nosotros, sino que y un defecto que se debe, me parece, a
también dejó perplejos a muchos co- que se centra casi exclusivamente en la
mentaristas antiguos. Sin embargo, exposición de las teorías del alma que
oiremos ecos de estas ideas en las con- encontramos en filósofos particulares
cepciones renacentistas del alma, par- (ni siquiera en poetas, como en el caso
ticularmente a través del hermetismo. de Dante, que es quien vendría aquí más
El cristianismo nos presenta el a cuento), y no siempre enmarca a estos
cambio más radical con respecto a las filósofos dentro del movimiento del es-
perspectivas del alma en la Antigüedad: píritu (usando el término en su sentido
para griegos y romanos antiguos, el hegeliano) del que forman parte.
cuerpo es mortal y corruptible, pero Vanzago sigue el recorrido del
no es la sede del mal, como lo será para concepto del alma a lo largo de la
los cristianos. Para estos últimos, la Modernidad, primero que nada a tra-
carne es considerada pecaminosa por vés de la filosofía de Descartes. Creo,
naturaleza; la muerte implica el regreso como he tratado de hacerlo ver antes,
del cuerpo a la tierra, y el alma regresa que Descartes no es un autor más en
a Dios, que fue quien la creó (o, en su la historia del concepto del alma, y eso
caso, va al infierno). La muerte “es el no es del todo claro en las páginas que
camino a la inmortalidad, el premio a Vanzago le dedica. En particular, en
la virtud” (59). Pero con el cristianismo el capítulo en que se expone su teoría,
también surgen otros rasgos que hoy en titulado “La revolución científica y las
día pensamos que son característicos modernas concepciones filosóficas del
del alma: su realidad y su individuali- alma”, no se ve claramente la transi-
dad personal originarias, que derivan ción entre el concepto de alma y el de
directamente de la creación divina; la mente, el progresivo abandono de la
carga moral que se le asigna al alma, terminología del alma, quizás debido a
sobre todo en su relación con el cuerpo. que Vanzago sostiene que durante ese
Es en conexión con la dimensión moral tiempo y hasta el siglo XXI se ha segui-
del alma que surgen en el cristianismo do hablando de alma. Pero, a pesar de

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todo, los mismos filósofos que él abor- aprender ni enseñar otras doctrinas,
da van cambiando su terminología, y sino tan sólo decir adiós a su propio
eso va sucediendo paulatinamente a cuerpo –y así enmudecer. “Cuerpo soy
través de las obras de Spinoza, Leibniz, yo y alma” –así habla el niño. ¿Y por
Locke, Berkeley y, particularmente, qué hablar como los niños? Pero el des-
Hume. A partir de una posición em- pierto, el sapiente, dice: cuerpo soy yo
pirista del conocimiento, Hume hace íntegramente, y ninguna otra cosa; y
una crítica radical a la tesis ontológica alma es sólo una palabra para designar
de la sustancialidad del alma. No hay algo en el cuerpo. (Nietzsche 64)
tal cosa como un alma que conforme
nuestra identidad personal a través En la segunda parte de Una bre-
del tiempo, sino sólo una colección de ve historia del alma, parece cada vez
percepciones interconectadas con cier- más claro que los filósofos positivistas
ta coherencia; términos como “alma”, del siglo XIX, con el surgimiento de
“yo”, “mente” o “persona” se refieren la psicología clínica, ya no hablaban
a esa colección de percepciones y no a del alma. El término había desapare-
una sustancia o entidad con estatuto cido por completo de su vocabulario.
ontológico, como querían Descartes y Hablaban de la mente y de una “psi-
otros teóricos del alma inmaterial. Con cología sin alma” (146). La ciencia
Kant es claro que el discurso del alma abandona ese concepto y la cuestión
va de salida en la filosofía. Las conta- de la existencia del alma constituye,
das menciones al tema del alma en según William James, una cuestión
la Crítica de la razón pura están muy privada. Con muchas teorías filosóficas
acotadas dentro de discusiones que, durante el siglo XX sucede lo mismo. La
en otro tiempo, se hubieran puesto en fenomenología de Husserl, con sus pre-
términos de la naturaleza intelectiva tensiones de cientificidad, renuncia casi
del alma o de las facultades del alma. completamente al concepto de alma. Si
Kant no lo hace así, y las cuestiones de ocasionalmente Husserl lo usa, se trata
los límites de la razón pura, de la natu- de un término experiencial, sin nin-
raleza de la experiencia, de la estética guna implicación metafísica. El alma
trascendental, de las categorías, etc., no es la mente, la conciencia, lo subjetivo
están enmarcadas en la discusión sobre como tal. Lo mismo sucederá con quie-
el alma. El concepto trascendental del nes se mueven bajo su influencia, como
sujeto no es equivalente al concepto del M. Merleau-Ponty, J. P. Sartre y M.
alma. Ni el idealismo alemán ni los fi- Heidegger. Aunque, particularmente en
lósofos posteriores durante el siglo XIX el caso de Heidegger, uno se pregunta
volvieron a la preocupación anterior si su teoría tendría que aparecer en un
por el alma. Al contrario, algunos de libro como este de filosofía de la mente
ellos prefirieron deshacerse del concep- o del alma. Su tema es la ontología del
to, como en el caso de Nietzsche, quien ser humano, no propiamente su psique.
afirma en Así habló Zaratustra: Pero tal vez lo mismo pueda decirse de
A los despreciadores del cuerpo otros filósofos que aparecen en el libro,
quiero decirles mi palabra. No deben especialmente en la segunda mitad.

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Vanzago dedica el capítulo final de particular la conciencia) a estados fi-


su libro a un recuento de las principales sicoquímicos o neurofisiológicos del
teorías dentro de la filosofía analítica cerebro–.
de la mente. En algunos casos no es Es muy impresionante la capacidad
clara la inclusión de algunos autores, de Vanzago para presentar claramente
como G. Frege, quien no aborda el tema las teorías de tantos filósofos, y es ad-
de lo mental propiamente dicho en su mirable su habilidad para sintetizar
obra. Sin embargo, Vanzago hace un tantas teorías. En algunos casos, las
repaso bastante completo de las teorías presentaciones pueden no ser todo lo
de B. Russell, L. Wittgenstein, G. Ryle fieles o completas que uno quisiera,
(quien seguramente también se hu- pero da un panorama bastante comple-
biera escandalizado de ver su nombre to de las discusiones sobre el alma y la
en un libro sobre la historia del alma), mente, y sin duda nos hace reflexionar
W. van O. Quine, D. Davidson con su sobre asuntos como los que he plantea-
monismo anómalo, H. Putnam y su do al inicio de esta nota. Sin embargo,
funcionalismo, D. M. Armstrong, D. se echa de menos la presentación de fi-
Lewis y otros teóricos de la identidad. guras como Franz Brentano, de quien
Es también interesante la discusión de se hacen muchas menciones, pero cuya
los Churchland sobre el materialismo teoría de la intencionalidad, que tanto
eliminativista, quienes seguramente influyó a fenomenólogos y analíticos,
piensan que el concepto de alma está ni se presenta ni se discute. También
lo suficientemente infectado de error se extraña el innatismo de Noam
como para eliminarlo, en lugar de tra- Chomsky. Y puesto que el concepto
tar de dar una teoría coherente sobre de alma que maneja Vanzago es tan
su uso. Pero los Churchland van más amplio, uno también podría esperar
allá y proponen el completo abandono la presentación de teorías psicológicas
de toda la terminología de la psicología como la Gestalt, la de Jean Piaget, Lev
popular, incluido el concepto de mente. Vigotsky, los distintos conductismos
En fin, el recuento en este capítulo in- psicológicos o los psicoanalistas pos-
cluye también a R. Rorty, S. A. Kripke, freudianos, entre muchos otros.
Th. Nagel, F. C. Jackson, J. Searle, D. No obstante sus muchas virtudes,
C. Dennett, J. Fodor, D. Chalmers una buena parte del libro es mera-
y F. Varela. Muchos de ellos tienen mente expositiva, y en ocasiones uno
en común su rechazo a un dualismo tiene la impresión de estar leyendo pre-
sustancial como el que está implícito sentaciones aisladas de las teorías de
en la idea del alma; la mayoría de es- los distintos filósofos, o más o menos
tos pensadores sostiene que la mente interconectadas entre sí, más que una
es básicamente un fenómeno físico o narrativa continua de la historia de un
biológico: que la mente es el cerebro sólo concepto, el del alma. Otra impre-
–aunque algunos de ellos defienden sión que uno no puede dejar de tener
formas de un dualismo de propiedades es que, en muchos casos, se nos están
que se resiste a asimilar completamen- presentando exposiciones de segun-
te todas las propiedades mentales (en da mano. Esto se debe a que hay muy

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pocas citas textuales de los autores tra- apenas son de extrañar, de manera sig-
tados y a que, en cambio, al inicio de nificativa, el Mundo o tratado de la luz,
cada sección hay largas notas al pie de los Principios de la Filosofía y los en-
página con la bibliografía secundaria sayos científicos que acompañaban al
que se ha consultado y que se reco- Discurso del Método, pero no podíamos
mienda. De cualquier manera, se trata pedir más en el casi millar de páginas
de un libro muy interesante, ameno y que lo componen, pues vale la pena re-
bien escrito; un libro que cualquier cordar que la edición canónica de las
persona interesada en temas de historia obras de Descartes, correspondencia
de la filosofía, metafísica o filosofía de incluida, asciende a once volúmenes.
la mente debería leer. El lector podrá contar, para empe-
zar, con las inconclusas Reglas para
Bibliografía la dirección del espíritu, en la traduc-
Nietzsche, F. Así habló Zaratustra, ción del reconocido filósofo mexicano
Sánchez-Pascual, A. (trad.). Madrid: Luis Villoro, seguidas del también in-
Alianza Editorial, 1997. completo diálogo Investigación de la
verdad por la luz natural, traducido
Gustavo Ortiz-Millán por Ernesto López y Mercedes Graña.
Universidad Nacional Autónoma de México Se trata de dos intentos tempranos del
gmom@filosoficas.unam.mx autor por trasmitir, en el primer caso,
su novedoso método, y en el segundo,
su confrontación con la tradición, eli-
giendo excepcionalmente el género del
diálogo cuyos personajes el propio autor
Descartes, René. Descartes. Estudio intenta caracterizar ya desde sus nom-
introductorio de Cirilo Flórez Miguel. bres: Eudoxio, Poliandro y Epistemón.
Madrid: Gredos, 2011. 872 pp. Continúa la selección con las más
conocidas obras del autor. El Discurso
La Biblioteca de Grandes Pen- del método, en la traducción famosa de
sadores que nos viene ofreciendo la Manuel García Morente, que, escrito
editorial Gredos es uno de los aconte- en su lengua nativa, más allá de su sig-
cimientos editoriales más interesantes nificación filosófica, se posiciona como
de los últimos tiempos en el ámbito un hito de la cultura y la lengua france-
de la filosofía de habla hispana. El vo- sas; destinado a preceder a sus ensayos
lumen consagrado a Descartes es una científicos sobre meteoros, dióptrica y
muestra más del talante de la colec- geometría, adquiere personalidad pro-
ción, que consiste en reunir en uno o pia y pronto se independiza de ellos, lo
dos volúmenes las obras más signifi- cual, en cierto modo, justifica que no se
cativas de cada pensador, antecedidas incluyan en la presente selección. Las
de un juicioso estudio por parte de un Meditaciones metafísicas, con las que
especialista. El volumen aquí reseñado el autor se da a conocer en el ámbito
aloja una selección bastante generosa filosófico europeo que lo habrá de con-
de las obras de nuestro pensador, pues trovertir, vienen acompañadas con las

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