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Resena de Breve Historia Del Alma de Luc PDF
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ideas y valores · vol. lxii · n.o 151 • abril de 2013 • issn 0120-0062 (impreso) 2011-3668 (en línea) • bogotá, colombia
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del sol. Este rayo de luz pierde progresi- los conceptos de cielo e infierno (y muy
vamente esplendor y claridad a medida posteriormente, en los principios de la
que se aleja de su origen, como también Baja Edad Media, el purgatorio), como
pierde consistencia. El alma incorpora- lugares a donde las almas van y reciben
da es, por lo tanto, casi un simulacro de un premio o un castigo por las accio-
ese origen. Pero puede reconquistarse nes que han realizado en este mundo.
a sí misma y a su verdadera naturale- La carga moral que el cristianismo le
za si abandona las apariencias, es decir, asigna al más allá es algo que el mundo
la corporeidad, y recupera su propia y clásico nunca le dio al Hades, que era
verdadera realidad, que ha quedado ol- simplemente la morada de los muertos.
vidada en cuanto tal y que, por lo tanto, Sin embargo, la discusión del cristianis-
hay que redescubrir. (56) mo sobre la vida del alma más allá de la
muerte es algo que está ausente del libro
Una concepción como esta no sólo de Vanzago. Ese es un defecto del libro,
nos deja perplejos a nosotros, sino que y un defecto que se debe, me parece, a
también dejó perplejos a muchos co- que se centra casi exclusivamente en la
mentaristas antiguos. Sin embargo, exposición de las teorías del alma que
oiremos ecos de estas ideas en las con- encontramos en filósofos particulares
cepciones renacentistas del alma, par- (ni siquiera en poetas, como en el caso
ticularmente a través del hermetismo. de Dante, que es quien vendría aquí más
El cristianismo nos presenta el a cuento), y no siempre enmarca a estos
cambio más radical con respecto a las filósofos dentro del movimiento del es-
perspectivas del alma en la Antigüedad: píritu (usando el término en su sentido
para griegos y romanos antiguos, el hegeliano) del que forman parte.
cuerpo es mortal y corruptible, pero Vanzago sigue el recorrido del
no es la sede del mal, como lo será para concepto del alma a lo largo de la
los cristianos. Para estos últimos, la Modernidad, primero que nada a tra-
carne es considerada pecaminosa por vés de la filosofía de Descartes. Creo,
naturaleza; la muerte implica el regreso como he tratado de hacerlo ver antes,
del cuerpo a la tierra, y el alma regresa que Descartes no es un autor más en
a Dios, que fue quien la creó (o, en su la historia del concepto del alma, y eso
caso, va al infierno). La muerte “es el no es del todo claro en las páginas que
camino a la inmortalidad, el premio a Vanzago le dedica. En particular, en
la virtud” (59). Pero con el cristianismo el capítulo en que se expone su teoría,
también surgen otros rasgos que hoy en titulado “La revolución científica y las
día pensamos que son característicos modernas concepciones filosóficas del
del alma: su realidad y su individuali- alma”, no se ve claramente la transi-
dad personal originarias, que derivan ción entre el concepto de alma y el de
directamente de la creación divina; la mente, el progresivo abandono de la
carga moral que se le asigna al alma, terminología del alma, quizás debido a
sobre todo en su relación con el cuerpo. que Vanzago sostiene que durante ese
Es en conexión con la dimensión moral tiempo y hasta el siglo XXI se ha segui-
del alma que surgen en el cristianismo do hablando de alma. Pero, a pesar de
todo, los mismos filósofos que él abor- aprender ni enseñar otras doctrinas,
da van cambiando su terminología, y sino tan sólo decir adiós a su propio
eso va sucediendo paulatinamente a cuerpo –y así enmudecer. “Cuerpo soy
través de las obras de Spinoza, Leibniz, yo y alma” –así habla el niño. ¿Y por
Locke, Berkeley y, particularmente, qué hablar como los niños? Pero el des-
Hume. A partir de una posición em- pierto, el sapiente, dice: cuerpo soy yo
pirista del conocimiento, Hume hace íntegramente, y ninguna otra cosa; y
una crítica radical a la tesis ontológica alma es sólo una palabra para designar
de la sustancialidad del alma. No hay algo en el cuerpo. (Nietzsche 64)
tal cosa como un alma que conforme
nuestra identidad personal a través En la segunda parte de Una bre-
del tiempo, sino sólo una colección de ve historia del alma, parece cada vez
percepciones interconectadas con cier- más claro que los filósofos positivistas
ta coherencia; términos como “alma”, del siglo XIX, con el surgimiento de
“yo”, “mente” o “persona” se refieren la psicología clínica, ya no hablaban
a esa colección de percepciones y no a del alma. El término había desapare-
una sustancia o entidad con estatuto cido por completo de su vocabulario.
ontológico, como querían Descartes y Hablaban de la mente y de una “psi-
otros teóricos del alma inmaterial. Con cología sin alma” (146). La ciencia
Kant es claro que el discurso del alma abandona ese concepto y la cuestión
va de salida en la filosofía. Las conta- de la existencia del alma constituye,
das menciones al tema del alma en según William James, una cuestión
la Crítica de la razón pura están muy privada. Con muchas teorías filosóficas
acotadas dentro de discusiones que, durante el siglo XX sucede lo mismo. La
en otro tiempo, se hubieran puesto en fenomenología de Husserl, con sus pre-
términos de la naturaleza intelectiva tensiones de cientificidad, renuncia casi
del alma o de las facultades del alma. completamente al concepto de alma. Si
Kant no lo hace así, y las cuestiones de ocasionalmente Husserl lo usa, se trata
los límites de la razón pura, de la natu- de un término experiencial, sin nin-
raleza de la experiencia, de la estética guna implicación metafísica. El alma
trascendental, de las categorías, etc., no es la mente, la conciencia, lo subjetivo
están enmarcadas en la discusión sobre como tal. Lo mismo sucederá con quie-
el alma. El concepto trascendental del nes se mueven bajo su influencia, como
sujeto no es equivalente al concepto del M. Merleau-Ponty, J. P. Sartre y M.
alma. Ni el idealismo alemán ni los fi- Heidegger. Aunque, particularmente en
lósofos posteriores durante el siglo XIX el caso de Heidegger, uno se pregunta
volvieron a la preocupación anterior si su teoría tendría que aparecer en un
por el alma. Al contrario, algunos de libro como este de filosofía de la mente
ellos prefirieron deshacerse del concep- o del alma. Su tema es la ontología del
to, como en el caso de Nietzsche, quien ser humano, no propiamente su psique.
afirma en Así habló Zaratustra: Pero tal vez lo mismo pueda decirse de
A los despreciadores del cuerpo otros filósofos que aparecen en el libro,
quiero decirles mi palabra. No deben especialmente en la segunda mitad.
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pocas citas textuales de los autores tra- apenas son de extrañar, de manera sig-
tados y a que, en cambio, al inicio de nificativa, el Mundo o tratado de la luz,
cada sección hay largas notas al pie de los Principios de la Filosofía y los en-
página con la bibliografía secundaria sayos científicos que acompañaban al
que se ha consultado y que se reco- Discurso del Método, pero no podíamos
mienda. De cualquier manera, se trata pedir más en el casi millar de páginas
de un libro muy interesante, ameno y que lo componen, pues vale la pena re-
bien escrito; un libro que cualquier cordar que la edición canónica de las
persona interesada en temas de historia obras de Descartes, correspondencia
de la filosofía, metafísica o filosofía de incluida, asciende a once volúmenes.
la mente debería leer. El lector podrá contar, para empe-
zar, con las inconclusas Reglas para
Bibliografía la dirección del espíritu, en la traduc-
Nietzsche, F. Así habló Zaratustra, ción del reconocido filósofo mexicano
Sánchez-Pascual, A. (trad.). Madrid: Luis Villoro, seguidas del también in-
Alianza Editorial, 1997. completo diálogo Investigación de la
verdad por la luz natural, traducido
Gustavo Ortiz-Millán por Ernesto López y Mercedes Graña.
Universidad Nacional Autónoma de México Se trata de dos intentos tempranos del
gmom@filosoficas.unam.mx autor por trasmitir, en el primer caso,
su novedoso método, y en el segundo,
su confrontación con la tradición, eli-
giendo excepcionalmente el género del
diálogo cuyos personajes el propio autor
Descartes, René. Descartes. Estudio intenta caracterizar ya desde sus nom-
introductorio de Cirilo Flórez Miguel. bres: Eudoxio, Poliandro y Epistemón.
Madrid: Gredos, 2011. 872 pp. Continúa la selección con las más
conocidas obras del autor. El Discurso
La Biblioteca de Grandes Pen- del método, en la traducción famosa de
sadores que nos viene ofreciendo la Manuel García Morente, que, escrito
editorial Gredos es uno de los aconte- en su lengua nativa, más allá de su sig-
cimientos editoriales más interesantes nificación filosófica, se posiciona como
de los últimos tiempos en el ámbito un hito de la cultura y la lengua france-
de la filosofía de habla hispana. El vo- sas; destinado a preceder a sus ensayos
lumen consagrado a Descartes es una científicos sobre meteoros, dióptrica y
muestra más del talante de la colec- geometría, adquiere personalidad pro-
ción, que consiste en reunir en uno o pia y pronto se independiza de ellos, lo
dos volúmenes las obras más signifi- cual, en cierto modo, justifica que no se
cativas de cada pensador, antecedidas incluyan en la presente selección. Las
de un juicioso estudio por parte de un Meditaciones metafísicas, con las que
especialista. El volumen aquí reseñado el autor se da a conocer en el ámbito
aloja una selección bastante generosa filosófico europeo que lo habrá de con-
de las obras de nuestro pensador, pues trovertir, vienen acompañadas con las
ideas y valores · vol. lxii · n.o 151 • abril de 2013 • issn 0120-0062 (impreso) 2011-3668 (en línea) • bogotá, colombia