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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL - FACULTAD DE EDUCACIÓN

DEPARTAMENTO DE PSICOPEDAGOGÍA
PROYECTO CURRICULAR EDUCACIÓN INFANTIL

ASOMBRO E IMAGINACIÓN:
La magia de la pregunta
Cátedra electiva de filosofía para niños

INVESTIGANDO CON UN NIÑO EL COMPORTAMIENTO DEL AIRE


(Diálogo filosófico con un niño)

Para hacer la investigación, lo difícil no fue encontrar al niño; lo realmente difícil fue lograr que
me preguntara algo. Desde por la mañana, estuve con Bernardo (de cuatro años), el más
inquieto, y con Ricardo (de cinco años); estuvimos jugando toda la mañana, y no apareció una
pregunta por ningún lado, hasta el punto que pensé en hacer una pregunta para ver cuáles
eran sus respuestas, aunque sabía que tal vez no serían igual de espontáneas. De todas
formas, decidí esperar hasta después del mediodía.

Así fue como a esta hora encontré a Bernardo en la esquina del patio (quieto como cosa rara),
con una pelota de goma, de esas de inflar, entre las manos. Momentos antes se escuchaba el
golpear de la pelota contra el suelo, y, estando sentado en el rincón, me acerqué y me senté
junto a él; y, como quien no quiere realmente saber, dijo:

¿Por qué, cuando mi papá infla la pelota, la pateo y llega hasta el otro lado
(del patio), y cuando no está inflada no llega lejos?

(Primero que todo, podemos decir que el niño tiene conciencia de que la pelota está inflada, y
que si está inflada es porque su papá se la infló. De ahí surgió mi primera pregunta).

* ¿De qué está inflada la pelota?

La pelota se infló con el aire de mi papá.

(Seguramente Bernardo conocía la respuesta por alguna explicación que le dio su papá la
primera vez que éste le infló una pelota, y le dijo que la pelota se inflaba con el aire que tenía
adentro. Por eso le pregunté...)

* Bueno ... , ¿y qué pasa si le sacamos el aire a la pelota?

Pues que (el aire) se devuelve a donde mi papá.

(Lo primero que pensé es que tal vez el niño no tenía conciencia de la atmósfera, o de un
"algo" por el cual estábamos rodeados, y de que allí se encontraba el aire que su papá había
utilizado para llenar la pelota. Continué mi diálogo).

* Pero, si tu papá está lejos, ¿cómo puede el aire devolverse hasta él?

No importa, (el aire) se va y vuela hasta donde mi papá.


* ¿Y por qué ese aire no se viene hasta donde yo estoy?

No lo puedes coger, porque ese aire es de mi papá, porque él fue el que me


infló la pelota.

(Me pareció increíble cómo Bernardo tenía creado todo un mundo en torno a la simple
especulación sobre la procedencia del aire. Podríamos pensar que el niño cree en el aire como
algo que pertenece a cada uno, en este caso a su papá, y que, por tanto, es algo individual.
Obviamente, iba a tratar de averiguar qué pasaría si a su papá se le acabara el aire. Pero pensé
que tal vez no era lo mejor hacerle la pregunta de forma directa, sino que, a partir de
preguntas muy simples, fuera llegando a la cuestión. Se me ocurrió, entonces, preguntarle lo
siguiente):

* ¿Y cuántos balones puede inflar tu papá?

Pues muchos, porque él tiene mucho aire.

* ¿Y qué pasa si se le acaba el aire?

No se le acaba, pues cada vez que él necesita aire, sopla... y ahí está.

(El niño cree que cada quien tiene en sí la capacidad para producir aire, y el aire parece haber
sido creado para satisfacer una necesidad: la de "inflar los balones». La pregunta siguiente,
entonces, tenía por fin ver si el niño relacionaba el aire con el hecho de respirar).

* Pero, ¿entonces el aire también sirve para respirar?

Sí, por eso lo tengo adentro.

* ¿Y qué pasa si botas todo el aire que puedas, sin hacer nada más?

(Se trataba de que el niño exhalara todo el aire posible, hasta encontrarse que ya no lo llevaba
adentro. Así lo hizo, efectivamente, y, después de este experimento, su respuesta tomó un
cierto tono de sabiduría, como el de quien le enseña a otro cosas muy comunes, algo que
todos deberían saber...).

Ah, lo que pasa es que se me va todo el aire y me toca esperar a que vuelva
para poder volver a botarlo.

(Parecía haber asimilado la respiración con el hecho de botar y tomar siempre el mismo aire).

* Pero me dijiste ahora que, para inflar los balones, teníamos mucho aire y que,
para respirar, tenemos sólo un poquito.

(Casi que molesto):

Ay, pero si yo dije que, para inflar los balones, teníamos aire para siempre, pero
para respirar tenemos que hacerlo siempre con el mismo aire.

(En este momento el niño había especializado el aire: una forma de aire era utilizado para
respirar y otra era un aire de cierta manera "utilitario", que podíamos utilizar para cualquier
cosa, menos para respirar. Era una explicación realmente mucho más sencilla que ponerme a
explicarle sobre el aire que existe en la atmósfera. Como nos podemos dar cuenta, nos hemos
desviado un poco de la pregunta inicial de la pelota, pero podemos ver por estas respuestas
que Bernardo sabe qué tipo de aire es el que hay dentro de su balón. Tal vez lo que no se
explica es cómo funciona ese aire; mejor dicho, por qué hace que la pelota rebote más o
menos, Le pregunté entonces...).

* Bueno, ¿y por qué crees tú que la pelota llega más lejos con aire y no tan lejos
si se lo sacamos?

(Recordemos que esta fue la pregunta formulada por el niño en un comienzo. Lo interesante
sería precisamente ver cómo podía él mismo, por su propia cuenta, dar respuesta a su propio
interrogante. A mí me ayudaría también a avanzar mucho más en la comprensión de su
mundo. He aquí su respuesta...).

Yo creo que es porque el aire rebota, y es por eso que, mientras más aire tenga,
más rebota.

(Basado en sus anteriores preguntas y respuestas, el niño ha dado un juicio sobre el por qué
del rebote de la pelota, y ha asociado la acción de rebotar con el hecho de que su pelota esté
llena de aire. Existe así una relación entre el aire y su función -aparte de la de respirar, la de
hacer rebotar las cosas, tal vez no solamente la pelota-, y comprende la acción de rebotar
como consecuencia de otro factor: el estar llena de aire).

* Bueno, y, si la pelota rebota porque está llena de aire, ¿por qué nosotros no
rebotamos si también tenemos aire adentro?

Porque somos más pesados, y el aire que tenemos no nos alcanza para hacernos
rebotar.

(Otra relación que podemos descubrir es, entonces, la del peso y la cantidad, pues, a mayor
cantidad de aire, más rebote; y el peso limita el factor de "rebote" dado por el aire. Es
entonces lógico suponer que, si nosotros tuviéramos más aire, rebotaríamos. Pero sería muy
interesante. plantear al niño la pregunta contraria...).

* Si se nos acaba el aire, ¿qué nos pasa?

Nos desinflamos, porque, cuando a la gente se le acaba el aire, se muere.

(Bernardo hace ahora la relación entre el aire y la vida: sin aire no podemos vivir; por lo tanto,
al respirar vivimos y se sabe que alguien murió porque dejó de respirar.).

* Pero, ¿entonces la gente se muere porque se le acaba el aire?

Sí, cuando dejan de respirar se ponen morados y se mueren; o también del


corazón, que es el, que hace el aire.

(Nos da ahora el niño el punto en el cual se hace el aire. Para él, el corazón es la bomba que
hace el aire, y asocia el corazón con la muerte. Claro: si se para el corazón, uno se muere por
falta de aire. Haciendo un poco de historia, supe que, dos meses antes, murió la abuelita de
Bernardo, y todos supieron que fue por un ataque cardíaco. Seguramente, para él, asociar la
muerte con el aire, y ahora con el corazón, significó una respuesta a por qué había muerto la
abuelita; lógicamente, murió asfixiada porque se le paró la "bomba de aire": el corazón.
Aunque esta inquietud no se la formulé en el momento de la conversación, para no revivir en
el niño situaciones dolorosas... A pesar de todo, algo seguía resultando claro: la elasticidad del
aire. De allí mi siguiente pregunta...).

* ¿Y, si yo inflo el balón, rebota lo mismo?

No, porque cada uno tiene su aire.

(Al hablar de "su aire", el niño me está dando a entender que el aire es algo que nos pertenece
individualmente. Así que tomé la pelota, la desinflé y la volví a inflar con "mi aire", para ver
qué pasaba cuando la pateaba. El supuesto del niño era que él ya había hecho el experimento
de inflar la pelota y patearla con "su aire", o con el aire de su mamá, y luego con el aire de su
papá. Le dije: "Bueno, patéala para ver hasta dónde llega". Efectivamente, la pateó y le
pregunté...).

* Bueno, ¿llegó más cerca o más lejos que la pelota llena con aire de tu papá?

Llegó más lejos.

* ¿Entonces mi aire es más "fuerte" que el de tu papá?

No, el de mi papá es más fuerte.

* Entonces, ¿por qué llegó más lejos con mi aire, si el de tu papá es más "fuerte"?

Pues porque yo le pegué más duro.

(De esta forma, el niño me está explicando una nueva relación, la que hay entre la fuerza y el
aire, y de todas maneras defiende así su teoría de las diferencias entre "los aires" de cada
persona. Podríamos pensar también que el aire imprime un efecto de impulso sobre los
objetos, es decir, que, al soplar, no tiene nada que ver la fuerza con que se sople, sino que la
cualidad característica de cada soplo la da la "fuerza" particular de ese soplo. O sea, que es
diferente la fuerza con que se sopla a la fuerza del soplo, pues esta última es individual y
depende de quien sopla -por' eso, el aire más fuerte será siempre el de su papá-o Seguí,
entonces, con mis preguntas del modo siguiente...).

* Si yo me voy, y tú desinflas la pelota, ¿qué pasa con mi aire?

Pues que el aire se va y te busca otra vez.

* ¿Y por dónde se va?

Por el cielo. Sale de acá, te busca y se mete otra vez.

* ¿Entonces el cielo está lleno de aire?

Sí, él lleva el aire a donde cada uno está.


(Es así como el cielo constituye el camino por el cual el "aire" llega a donde cada uno. Es una
buena explicación para cuando le digan que el cielo está rodeado de aire, lo cual es
absolutamente cierto; pero él lo explica desde una perspectiva diferente).

Durante la conversación que tuvimos sentados en el patio (8 a 10 minutos), el niño no hizo


otra cosa que esperar una respuesta concisa, y se dio cuenta que se la había dado él mismo
cuando dio la explicación de que el aire rebota.

Después de esto, entró en el patio el otro primito y salieron a jugar con el balón que "rebota
porque el aire rebota" y que estaba lleno de "mi aire", y que, cuando lo desinfle, ese aire se va
a ir por el cielo "y me va a buscar donde esté".

NOTA ACLARATORIA

El presente texto fue elaborado por Jorge Arturo Mesa, alumno de Primer Semestre de
Administración de Empresas de la Universidad Javeriana, como trabajo de investigación para la
clase de Antropología Filosófica en el año 1991. Mi trabajo, como profesor, se ha limitado a
hacerle algunas revisiones formales y de estilo. De resto, tanto el diálogo como los
comentarios, le pertenecen por completo a él y son el fruto de su interés por intentar
encontrar, junto con un niño, una salida inteligente a su perplejidad Para facilitar su lectura, he
destacado el diálogo con negrilla. Igualmente, he señalado las preguntas de Jorge Arturo con
un asterisco, con el fin de hacer notar el modo como él emplea las preguntas para orientar el
diálogo con el niño. (Diego Antonio Pineda R.).

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