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 Manzanos

Alineados los manzanos,


frágiles
mutilados,
despojados como Cristo.
Con sus brazos extendidos
abrazados entre si
por alambre y por espanto.
Esclavizados a un tiempo
de rendimiento,
vida
y muerte prematura,
Obligados a una forma extraña
sin copa, sin nidos, sin pájaros.
Ajenos al movimiento del viento,
ajenos a la semilla
que ya no elige
su caída.
Manzanos
nacidos entre paredes de vidrios,
de su fragilidad pende un número
un nombre
una cosecha
un dueño
un destino
menos un árbol.
Paisaje aterrador
que obliga a pensar el modo
en que recogen del huerto social
su producto final,
EL HOMBRE.
*De Agustín Torossi (Allen), del libro Poesía Oblicua, editorial Kuruf

Soledad necesaria
Una imagen
Un hombre
En un sendero retirado del campo,
Un sonido imperceptible
En su soledad
Más íntima
Apenas un suspiro.
Afuera el campo
Afuera los pájaros
Afuera el camino de tierra y piedra
Adentro
Un combate con el afuera
Que aún en su distancia
Quedan como palabras
Sueltas.
¿Qué busca ese hombre tan adentro?
¿Separarse, aislarse, recuperarse de un afuera?
Hay algo tan íntimo y propio,
Hay una urgencia de uno
Que hasta el canto del pájaro molesta.
No hay otro modo de retirarse
Y buscar allí
Donde uno solo es diálogo con uno mismo.
Definitivamente para conocerse
Para amarse
Para pensarse.
En el crepúsculo de la vida, en su anochecer
En el tiempo donde la muerte ronda las proximidades
De la casa,
Esa urgencia de uno
De morir con uno
De ser uno,
Son las horas más bellas
Más reales
Más auténticas.
Uno no puede partir siendo otro,
Uno necesita morir entero.
Un hombre
En un sendero retirado del campo,
Un sonido imperceptible
En su soledad
Más íntima
Apenas un suspiro.
Afuera el campo
Afuera los pájaros
Afuera el camino de tierra y piedra
Adentro
Un combate con el afuera
Que aún en su distancia
Quedan como palabras
Sueltas.
¿Qué busca ese hombre tan adentro?
¿Separarse, aislarse, recuperarse de un afuera?
Hay algo tan íntimo y propio,
Hay una urgencia de uno
Que hasta el canto del pájaro molesta.
No hay otro modo de retirarse
Y buscar allí
Donde uno solo es diálogo con uno mismo.
Definitivamente para conocerse
Para amarse
Para pensarse.
En el crepúsculo de la vida, en su anochecer
En el tiempo donde la muerte ronda las proximidades
De la casa,
Esa urgencia de uno
De morir con uno
De ser uno,
Son las horas más bellas
Más reales
Más auténticas.
Uno no puede partir siendo otro,
Uno necesita morir entero.
Agustín Torossi, del libro Poesía Oblicua, editorial Kuruf

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