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C O L E C C I Ó N P R E M I O E R N E S T O P E L T Z E R

16
Emilio J. Medina Smith

La fuga de capitales
en Venezuela,
1950-1999

BANCO CENTRAL DE VENEZUELA


CARACAS, 2005
© Banco Central de Venezuela, 2005
Caracas - Venezuela

Catalogación en fuente de Biblioteca Ernesto Peltzer

Medina Smith, Emilio Jesús


La fuga de capitales en Venezuela, 1950-1999 / Emilio Jesús Medina Smith,
Caracas: BCV, 2004. - 247 p.

Colección Ernesto Peltzer

ISBN: 980-6479-95-5

1. Fuga de capitales-Venezuela
2. Mercado de capitales-Venezuela
3. Mercado de capitales-Historia-Modelos econométricos
4. Mercado de capitales-Métodos estadísticos
5. Modelos econométricos
I. Título

Clasificación Dewey: 332.0410987/M491


Clasificación JEL: F40; F32; G10; C10; C50

Hecho el depósito de Ley


Depósito legal: lf 35220053302243

Corrección de estilo: Pedro Moreno


Corrección ortotipográfica: José Cova España
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Las opiniones emitidas en esta investigación no comprometen al Banco Central de Venezuela
ni a su Directorio. Se prohíbe la reproducción total o parcial sin previa autorización
del Banco Central de Venezuela.
Índice

Veredicto del Premio Ernesto Peltzer, año 2004 -------------------------- 13


I. Introducción ---------------------------------------------------------------- 17
II. Características principales de la fuga de capitales --------------- 23
II.1 Breve recuento histórico ---------------------------------------------- 23
II.2 Definiciones de la fuga de capital ------------------------------------ 29
II.3 Causas de la fuga de capitales --------------------------------------- 36
II.4 Consecuencia de la fuga de capital ---------------------------------- 39
III. Métodos --------------------------------------------------------------------- 43
III.1 Métodos directos ------------------------------------------------------ 44
III.2 Métodos indirectos ---------------------------------------------------- 52
III.3 Otros métodos --------------------------------------------------------- 60
IV. Estimaciones de la fuga de capital ------------------------------------ 69
IV.1 Datos estadísticos y período de tiempo ---------------------------- 69
IV.2 Descripción general --------------------------------------------------- 72
IV.3 Evaluación de las estimaciones de fuga de capitales ------------- 83
V. Análisis empírico ---------------------------------------------------------- 87
V.1 Metodología econométrica -------------------------------------------- 87
V.2 Pruebas de raíces unitarias ------------------------------------------- 89
V.3 Cointegración ----------------------------------------------------------- 97
V.4 Modelos de corrección de errores (MCE) -------------------------- 108
V.5 El método de máxima verosimilitud (ML) de Johansen ----------- 120
V.6 Pruebas de cointegración: una evaluación -------------------------- 121
VI. Comentarios finales y perspectivas ---------------------------------- 127
Referencias bibliográficas ---------------------------------------------------- 137
Anexos --------------------------------------------------------------------------- 155
Siglas, acrónimos y abreviaturas

AD Acción Democrática
ADF Prueba de raíz unitaria Dickey-Fuller Aumentada
AEBP Anuarios Estadísticos de la Balanza de Pagos
AIC Criterio de Akaike
AIF Asociación Internacional de Fomento
AL América Latina
BCV Banco Central de Venezuela
BID Banco Interamericano de Desarrollo
BIRD Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo /
Banco Mundial
BIS Banco de Pagos Internacionales (Basilea, Suiza)
BM Banco Mundial
BP Balanza de Pagos
Bs. Bolívares
Cepal Comisión Económica para la América Latina y el Caribe
(previamente Comisión Económica para la América Latina)
CFE Centro Financiero Extraterritorial
CIA Agencia Central de Inteligencia / EEUU
CIF Costo, flete y seguro
Copei Comité de Organización Política Electoral Independiente
CRDW Prueba de Cointegración Durbin-Watson
DEG Derechos Especiales de Giro / Fondo Monetario Internacional (FMI)
DF Prueba de raíz unitaria Dickey-Fuller
DW Prueba Estadística Durbin-Watson
EDE Empresas del Estado
EEUU Estados Unidos / Estados Unidos de Norteamérica
EFI Estadísticas Financieras Internacionales / FMI
EG Prueba de Cointegración de Engle-Granger
EIU The Economist Intelligence Unit /Londres, Gran Bretaña
FC Fuga de Capital
FAC Función de Autocorrelación (Correlograma)
FED Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos
FIEM Fondo de Inversión para la Estabilización Macroeconómica
FIV Fondo de Inversiones de Venezuela
FMI Fondo Monetario Internacional
FOB Libre a bordo
Fogade Fondo de Garantía de Depósitos y Protección Bancaria
HBC Criterio de Hannan-Quinn
I (0) Integrada de orden 0 (estacionaria)
I (1) Integrada de orden 1 (no estacionaria)
IED Inversión Extranjera Directa
IEDN Inversión Extranjera Directa Neta
Inavi Instituto Nacional de la Vivienda
INE Instituto Nacional de Estadística (antiguamente OCEI)
p Inflación
IPC Índice de Precios al Consumidor
ISLR Impuesto sobre la renta
IVA Impuesto al Valor Agregado
KT Stock (acervo) de capital físico
LM Multiplicador de Lagrange
MCE Modelo de Corrección de Errores
MCO Mínimos Cuadrados Ordinarios
MDE-EG Método en dos etapas de Engle y Granger
MGT Morgan Guaranty Trust
ML Máxima Verosimilitud
MBP4 Cuarta Edición del Manual de la Balanza de Pagos
MBP5 Quinta Edición del Manual de la Balanza de Pagos
n.i.o.p. No incluido en otras partidas
OCEI Oficina Central de Estadísticas e Informática
OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
ONU Organización de las Naciones Unidas
OPEP Organización de Países Exportadores de Petróleo
PAE Programa de Ajuste Estructural
Pdvsa Petróleos de Venezuela, S.A.
PED Países en Desarrollo
PIB Producto Interno Bruto
PWT Penn World Tables
R2 Coeficiente de determinación
R2 ajustado Coeficiente de determinación ajustado
REC Regresión Estática de Cointegración a Largo Plazo
REXD Deuda Externa Real
RER Tipo de Cambio Real
RERI Índice del Tipo de Cambio Real
RES(-1) o RESt-1 Residuos Rezagados de la regresión estática de cointegración
a largo plazo (REC)
SALA Statistical Abstract of Latin American
SBC Criterio de Schwartz
SCN Sistema de Cuentas Nacionales
Sylac Statistical Yearbook of Latin American and the Caribbean
TBR Tasa de interés de los bonos del Tesoro / EEUU
TCE Término de Corrección de Errores
trad. Traducción
UECM Modelo de Corrección de Errores no restringido
URD Unión Republicana Democrática
US$ Dólar o dólares estadounidenses
VAR Vectores Autorregresivos sin restricción
W Riqueza
Veredicto del Premio Ernesto Peltzer,
año 2004

ACTA

El Jurado del Premio Ernesto Peltzer, designado por el Directorio del


Banco Central de Venezuela, para la edición 2002-2004, integrado por los doc-
tores Domingo Maza Zavala, Luis Rivero Medina, Julio Escalona, Aureliano
Fernández, Juan Carlos Gómez y Régulo Sardi, después de deliberar en su
reunión ordinaria, en la sede de este Instituto, decidió por unanimidad, previa
exhaustiva revisión de los trabajos concursantes, pronunciarse y emitir el si-
guiente veredicto:
Primero: Se otorga el premio único y diploma al trabajo ganador titulado:
La fuga de capitales en Venezuela, 1950-1999
Presentado con el seudónimo: Phoenicoperus
Del autor: Emilio Jesús Medina Smith
Segundo: El Jurado consideró favorablemente la publicación del trabajo
titulado:
Las transferencias internacionales y la economía venezolana,
1974-1998
Presentado con el seudónimo: Dijon
Del autor: Thelman Segundo Álvarez Aponte
En Caracas, a los veintisiete días del mes de septiembre de 2004
Nota: Los integrantes del Jurado, Juan Carlos Gómez y Régulo Sardi, no
participaron en las deliberaciones por encontrarse fuera de la ciudad de Caracas.

Domingo Maza Zavala Luis Rivero Medina


Julio Escalona Aureliano Fernández
LA FUGA DE CAPITALES EN VENEZUELA, 1950-1999*

Emilio J. Medina Smith

¿POR QUÉ CUANDO UN NORTEAMERICANO


COLOCA SU DINERO EN EL EXTRANJERO
SE LLAMA “INVERSIÓN EXTRANJERA”
Y CUANDO UN ARGENTINO HACE LO MISMO SE LLAMA
“FUGA DE CAPITAL”?
¿POR QUÉ CUANDO UNA COMPAÑÍA
NORTEAMERICANA COLOCA 30% DE SU PATRIMONIO
EN EL EXTRANJERO SE LLAMA DIVERSIFICACIÓN ESTRATÉGICA
Y CUANDO UN HOMBRE DE NEGOCIOS BOLIVIANO
COLOCA SOLAMENTE 4% EN EL EXTRANJERO
SE LLAMA “FALTA DE CONFIANZA”?
Stephen C. Kanitz (1984)

LA PREGUNTA SE HA PLANTEADO A MENUDO:


¿POR QUÉ NOS REFERIMOS CON BENEPLÁCITO A LA “INVERSIÓN EXTRANJERA”
POR NORTEAMERICANOS, JAPONESES Y KUWAITÍES Y UTILIZAMOS
EL TÉRMINO MALICIOSO DE “FUGA DE CAPITAL”
PARA DESCRIBIR LA MISMA ACTIVIDAD EMPRENDIDA
POR LOS LATINOAMERICANOS?
Donald R. Lessard y John Williamson (1987b)

* El autor desea expresar en primer lugar su más sincera gratitud a Michael T. Sumner por sus
innumerables consejos, comentarios, sugerencias y críticas constructivas. Del mismo modo,
agradece las observaciones realizadas por L. Alan Winters y Alan Carruth. Finalmente, desea
expresar su profundo agradecimiento por la confianza y el apoyo brindado por el Ministerio
de Relaciones Exteriores del Reino Unido-Consejo Británico (Beca Chevening), la Fundación
Gran Mariscal de Ayacucho (Fundayacucho), el Consejo de los Estados Unidos de Norteamérica
(Beca Fulbright) y a la Universidad de Carabobo (UC), los cuales le permitieron realizar con
holgura económica y en especial con paz espiritual, estudios de postgrado en los Estados
Unidos (1992-93) y en la Gran Bretaña (1997-2001).
I. Introducción

La literatura económica ha sostenido reiteradamente que los países en


desarrollo (PED) enfrentan escasez de capital, este supuesto constituye el eje
central del aparato analítico de los modelos de brechas. De acuerdo con el
modelo de dos-brechas, las economías en desarrollo suelen enfrentar dos res-
tricciones principales, estructurales en su origen, al querer alcanzar un creci-
miento económico sostenido en el largo plazo. Destaca, en primer lugar, una
diferencia entre los niveles de ahorro e inversión, la cual puede tener su razón
en los bajos niveles de ingresos existentes en las economías domésticas, por lo
cual los ahorros domésticos son insuficientes para financiar la inversión interna
y con ello lograr altos niveles de crecimiento económico. En segundo lugar,
existe una brecha comercial causada por las rigideces externas e internas exis-
tentes en el sector exportador. De lo dicho anteriormente se desprende la nece-
sidad de ayuda extranjera para financiar la brecha existente entre los requeri-
mientos mínimos de importaciones de bienes y servicios (incluidos los financie-
ros) y las exportaciones totales (Chenery y Bruno, 1962; McKinnon, 1964;
Chenery y Strout, 1966).
Aunque esta literatura justifica la adquisición de préstamos en el extran-
jero y también la recepción de toda la ayuda exterior que pueda obtenerse, no
considera relevantes las variables monetarias. Además, no explica los enigmá-
ticos fenómenos sucedidos entre 1974 y 1984 en los mercados financieros in-
ternacionales. Verbigracia, mientras ingentes compromisos externos eran erigi-
dos por los PED, colosales sumas de capital –quizás 300.000 millones de dóla-
res estadounidenses (US$)– eran transferidos por residentes de estos países al
mundo desarrollado (Kuczynski, 1992). De lo aquí expuesto se puede destacar
que ambos fenómenos condujeron a un aumento sustancial en el stock de la
deuda externa, adquirida esencialmente con la banca privada internacional por
los gobiernos, y en particular por las empresas del Estado (EDE). Además, esto
coincidió con una salida masiva del capital privado, mencionada a menudo como
“fuga de capitales (FC)”, de estos países a los llamados países industrializados,
especialmente a los denominados “paraísos fiscales” tales como Estados Uni-
dos (EEUU) y Suiza.
Si bien es cierto que durante los últimos veinte años la fuga de capitales
ha sido estudiada con cierta profundidad, y se han utilizado países particulares
como casos de estudio, las investigaciones empíricas existentes siguen siendo
incompletas y los resultados, primordialmente econométricos, están lejos de ser
consistentes. Esta situación se debe a varios factores entre ellos el siguiente: la
mayoría de los datos requeridos para estimar la fuga de capitales (directa o
indirectamente) son publicados por los PED únicamente sobre una base anual
(lo óptimo son cifras mensuales) y, por lo tanto, las investigaciones sólo han
utilizado series de tiempo cortas, lo cual impide alcanzar resultados definitivos.
Por otra parte, la amplia diferencia existente entre diversas definiciones y los
métodos han conducido al escepticismo con respecto a lo que están capturando
realmente estas estimaciones y a la exactitud de las mismas.
Sin embargo, tres argumentos relacionados con la fuga de capitales, que
destacan sobre el resto, justifican emprender esta investigación en este caso en
particular. En primer lugar, se alega que la fuga de capitales comenzó a media-
dos de la década de los 70 y se convirtió en un fenómeno masivo a principios de
los años 80 (Rodríguez, 1987; Palma, 1989). Sin embargo, llama la atención que
las salidas de capitales sucedieran a la par que los términos de intercambio se
volvían cada vez más favorables y al mismo tiempo cuando el país estaba en la
cúspide desde el punto de vista político, social y económico (Allen, 1977). Es
aún más desconcertante que este proceso comenzara varios años antes de
materializarse la crisis de la deuda externa y antes de producirse la crisis
cambiaria –la cual culminó en la sucesiva devaluación del bolívar y en la im-
plantación de estrictos controles de cambio a partir de febrero de 1983–; por
supuesto, dicho proceso se gestó antes de la puesta en práctica del severo
programa de ajuste estructural (PAE) de 1989.
Atendiendo a lo anteriormente expuesto, uno de los pocos estudios empí-
ricos que analizan el caso de Venezuela con cierta profundidad señala que la
masiva FC, acaecida durante los años de bonanza económica, se debe princi-
palmente a motivos diferentes a la caída en la tasa de rentabilidad de los activos
domésticos (Felix y Sánchez, 1990). Del mismo modo es desconcertante que,

18
aun cuando en el período 1990-1997 se produjo un restablecimiento significati-
vo de flujos de capital en la mayoría de los países de América Latina (AL), los
cuales se sextuplicaron al pasar de US$ 50.000 millones en 1990 a cerca de
US$ 300.000 millones en 1997. No obstante, en el caso de Venezuela este
suceso sólo perduró por un período muy breve, acompañado por una reapari-
ción del fenómeno de FC desde 1994 en adelante.
En segundo lugar, el volumen de los activos que los residentes venezolanos
mantienen en el exterior es impresionante. Por ejemplo, para 1987, el stock de
capital estimado ascendía a US$ 50.000 millones aproximadamente (25% de los
cuales estaban colocados en bancos extranjeros). Es de hacer notar que esta
suma es más que suficiente para rescindir el monto total de la deuda externa
(pública y privada), estimada en US$ 36.000 millones para finales de la década de
los 80 (Khan y Haque, 1987; Félix y Sánchez, 1990; Pastor, 1990). Estas cifras
evidencian, al menos a primera vista, que hasta finales de los años 80 la FC
sufrida por Venezuela fue muy severa.
En tercer lugar, desconozco la existencia de algún estudio publicado con
respecto a la magnitud de la FC en Venezuela para la totalidad del período
1950-1999, ni sobre los determinantes macroeconómicos que condujeron a los
residentes venezolanos a invertir en el exterior y/o sobre la relación entre el
endeudamiento externo y la fuga de capitales así como el papel que desempeñó
la inversión extranjera directa (IED). Por lo tanto existe la necesidad de estu-
dios acerca de la FC en Venezuela, necesidad que obedece a la importancia
atribuida al ahorro como una de las restricciones más significativas enfrentadas
por los PED en su búsqueda por alcanzar tasas de crecimiento económico más
elevadas y en su afán por obtener el desarrollo económico pleno. Por otro lado,
se justifica más aún, en este caso en particular, por la enorme cuantía de acti-
vos que los residentes venezolanos parecen disponer en el exterior.
Por las razones expuestas, el objetivo inicial de este trabajo es determi-
nar la cantidad de capital que huyó de Venezuela. Para ello se emplean diver-
sos métodos sugeridos por varios autores e instituciones internacionales. Se
utilizan datos anuales para el período 1950-1999, con la finalidad de estimar
primero el monto total de capital privado que se exportó y después el monto de
capital que los residentes venezolanos poseían para finales del siglo XX en el

19
exterior. El ulterior objetivo de esta investigación es identificar las variables
macroeconómicas que estimularon la FC, además de las foráneas que pudieron
haber desempeñado un papel significativo en la masiva salida del capital experi-
mentado por el país.
Esta investigación busca ampliar la literatura publicada desde media-
dos de la década de los 80 referente a los PED, por medio de las siguientes
vías. En primer lugar, se ha ido más allá del enfoque empírico tradicional
fundamentado en especificaciones ad hoc. Para identificar los determinan-
tes macroeconómicos de la FC se utilizó como punto de referencia el modelo
estándar de ajuste de cartera, el cual asume dentro de sus postulados que la
FC es esencialmente una opción de inversión dentro de una cartera de acti-
vos, lo cual permite estimar un modelo similar al empleado por Cuddington
(1986), que se concentra en factores específicos del país –tales como el tipo
de cambio real, inflación doméstica, deuda externa– así como en factores
externos, las tasas de interés foráneas, por ejemplo, como determinantes po-
tenciales de la fuga de capitales.
En segundo lugar, en vez de utilizar el producto interno bruto (PIB) real
como variable aproximada o sustituta (proxy) del nivel de riqueza privada, en
este estudio se construyeron estimaciones del nivel de riqueza privada para la
totalidad del período 1950-1999, lo cual nos permitió examinar la importancia
relativa de la misma como determinante potencial de la FC.
En tercer lugar, esta investigación va más allá que estudios anteriores,
pues no solamente se analizan los flujos de capital a corto plazo, etiquetados
como “dinero caliente” (hot money), sino también a largo plazo.
Finalmente, debe destacarse que en esta investigación se utiliza una se-
rie de tiempo más larga que la habitual, lo cual constituye un significativo paso
adelante con relación a la literatura empírica disponible en este campo, debido
a que la misma se ha centrado casi exclusivamente en la relación a corto plazo.
El utilizar una serie de tiempo más extensa nos permitió confirmar que la FC
fue en este caso un fenómeno crónico más que un simple acontecimiento aisla-
do, lo cual implica que Venezuela es un acreedor neto vis-à-vis en relación con
el resto del mundo. Asimismo, nos proporcionó la oportunidad de emplear di-
versas pruebas de cointegración, las cuales nos permitieron comprobar que la

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FC tiene una asociación sistemática y en el largo plazo con las tasas de interés
extranjeras, así como también con el tipo de cambio real, la deuda externa y la
riqueza.
Es de vital importancia subrayar el alcance de este ensayo. No se pre-
tendió estimar un modelo estructural de la cuenta de capital de la balanza de
pagos, ni identificar las formas, métodos o procedimientos utilizados para ex-
portar el capital; ni tuvimos como objetivo intervenir directamente en la contro-
versia que rodea el vínculo entre la FC y factores como la inestabilidad política,
debilidad institucional y el nexo entre la FC y la corrupción –un tema que con-
tinúa vigente en la actualidad en muchos PED, debido a su interminable polémi-
ca, en distintas regiones entre las cuales se encuentra en la región subsahariana
de África así como en Latinoamérica– (Ndikumana y Boyce, 2003). Su esfera
se restringe a la estimación del monto de capitales que huyó de Venezuela y
además a la relación con los determinantes macroeconómicos de la FC para el
período 1950-1999, por los cuales los resultados empíricos no se deben utilizar
para ningún otro propósito.
El presente ensayo está organizado de la siguiente forma y consta de
seis secciones, siendo la primera esta introducción. La segunda se inicia con un
breve recuento histórico de este fenómeno, seguido por una examen crítico de
los diversos conceptos y definiciones propuestos en la literatura, y finalmente
se reflexiona sobre las posibles causas y consecuencias que este fenómeno ha
tenido y continúa teniendo en los PED.
La tercera sección describe todos los métodos sugeridos por diferentes
autores e instituciones internacionales para estimar la fuga de capitales (FC),
haciendo especial énfasis en las ventajas y limitaciones que cada uno de ellos
posee, en especial para analizar el caso venezolano.
La cuarta sección se inicia con la fuente de los datos estadísticos, el
período de tiempo seleccionado para realizar las estimaciones y finalmente el
paquete econométrico utilizado se muestran las estimaciones de la fuga de
capitales para el período 1950-1999. Es de hacer notar que se utilizaron di-
versos métodos entre los cuales se destacan los propuestos por Erbe (1985),
Banco Mundial (1985), Morgan Guaranty Trust (1986), Cline (1986),

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Duwendag (1987) y Cuddington (1986), lo que nos permitió construir nueve
series de tiempo diferentes.
En la quinta sección se explica inicialmente en forma sucinta la metodo-
logía econométrica empleada y se muestran los resultados obtenidos por medio
de diversas pruebas de cointegración (e.g. CDRW, Engle y Granger y Johansen),
así como modelos de corrección de errores (MCE). Es oportuno resaltar que la
utilización de diversos métodos econométricos nos permitió realizar un análisis
pormenorizado y comparativo con la finalidad de evaluar la solidez de los resul-
tados empíricos obtenidos.
La sexta y última sección está destinada a los comentarios finales sobre
el caso de Venezuela, sus causas, consecuencias y perspectivas en el futuro
próximo.

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II. Características principales de la fuga de capitales

II.1 Breve recuento histórico


Aunque el término “fuga de capital” ha sido adjudicado exclusivamente a
los PED en épocas recientes, como resultado de haber sufrido masivas salidas de
capital privado, es importante tener presente que éste no es un fenómeno recien-
te, por cuanto existe una amplia evidencia que se remonta al siglo XVII en Europa
e inclusive a períodos aún más remotos. Por ejemplo, durante la guerra franco-
prusiana, cantidades sustanciales de capital huyeron de la Europa continental, en
particular, de París a Londres, en busca de resguardo.1 No obstante, parece que
fue durante el siglo XX cuando este fenómeno alcanza proporciones insospecha-
das (Kindleberger, 1987; Brown, 1987). De hecho, en los años que siguieron a la
Segunda Guerra Mundial, los movimientos internacionales del capital privado eran
considerados en su conjunto como perjudiciales para los países afectados y ade-
más como una fuente de inestabilidad económica en el ámbito internacional
(Bloomfield, 1954; Høst-Madsen, 1965).
A pesar de esta situación, la trascendencia histórica de la fuga de capita-
les quizás alcanzó su cúspide durante la segunda mitad de los años 80. Para ello
nos basamos en un planteamiento expresado por el Banco Mundial (1985),
organismo multilateral que sostuvo hace dos décadas atrás que mucho del ca-
pital “prestado del extranjero retornó de inmediato hacia el exterior”. Por lo

1
La guerra franco-prusiana se inició el 15 de julio de 1870 después que Napoleón III (1808-
1873) hizo claras sus intenciones de conquistar Prusia, enfrentando de esta manera al canci-
ller prusiano, príncipe Otto von Bismark (1815-1898) quien lo derrota el 1º de septiembre de
1870 a las afueras de la ciudad de Sedán. Para Francia, la vergonzosa derrota de su ejército y
la captura del emperador (ante lo cual fue depuesto dos días después) simbolizaron el fin del
Segundo Imperio Francés y el ulterior nacimiento de la III República, pero más aún marca el
fin de la hegemonía francesa en la Europa continental. Finalizada la guerra al año siguiente, se
lleva a cabo la tan ansiada unificación alemana, por la cual se integran los Estados germánicos
en el II Reich y Alemania anexiona los territorios de Alsacia y Lorena como recompensa a su
categórica victoria (Salvat, 2000).

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cual, no contribuyó al desarrollo de la economía, ni logró los rendimientos den-
tro del país que se habrían podido emplear para cumplir con el servicio de la
deuda externa. A pesar de todo lo anteriormente señalado, el tema de la FC
continuó ausente en la discusión dentro de la comunidad internacional y fue
eclipsado públicamente por las preocupaciones existentes en relación con la
crisis de la deuda externa. En este sentido, sólo se convirtió en un tema de gran
importancia después de que en 1985 –durante la reunión conjunta del Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM)2 acaecida en Seúl,
Corea del Sur– el entonces secretario del Tesoro de EEUU, James A. Baker
III, sostuviera que:
Como cuestión práctica, es poco realista solicitar la asistencia voluntaria de
préstamos del extranjero, sean públicos o privados, cuando los fondos domés-
ticos se están moviendo en la otra dirección. La fuga de capital debe ser reverti-
da si ha de existir alguna verdadera posibilidad de financiamiento adicional, sea
en deuda o en inversión. Si los propios ciudadanos de un país no tienen ningu-
na confianza en su sistema económico, ¿cómo pueden otros?3 (trad. propia).
Desde entonces, la comprensión de la gravedad de la situación se
incrementó considerablemente, a medida que se profundizaba la crisis de la

2
El BM está conformado esencialmente por el Banco Internacional para Reconstrucción y
Desarrollo (BIRD) creado en 1944 a raíz de los acuerdos de Bretton Woods, y el cual cuenta
actualmente con 184 países miembros. En 1960 se constituyó la Asociación Internacional de
Fomento (AIF) con el objetivo de promover asistencia asequible a los países con menor
desarrollo relativo. El BIRD y la AIF conforman hoy en día el BM, organización que tiene
como principal objetivo la promoción del progreso económico y social de los países miem-
bros, mediante la financiación de proyectos con el fin de mejorar la productividad y las
condiciones de vida de los países en desarrollo. Si bien el BIRD posee recursos propios,
emplea recursos captados primordialmente del mercado internacional de capitales. Obsérve-
se que únicamente los países miembros del FMI pueden formar parte del BIRD y en conse-
cuencia del BM.
3
La declaración original fue publicada en el periódico Treasury News, el 8 de octubre de 1985
p. 6 (Gulati, 1988; Varman-Schneider, 1991; Boyce, 1992). En realidad, una opinión similar
era expresada en forma silenciosa por la comunidad financiera internacional, con la excepción
del Morgan Guaranty Trust (1986) que señaló rotundamente que: “Cuando sus propios
residentes no están dispuestos a repatriar capital para invertir en el país, los países deudores
no pueden esperar mejor disposición por parte de sus acreedores externos” (Khan y Ul
Haque, 1987).

24
deuda externa, así como también a medida que aumentaban los temores que
recorrían la región sobre una suspensión de la deuda exterior soberana, debido
a la decisión unilateral de un gobierno en no cancelar sus obligaciones exter-
nas. En efecto, un consenso comenzó a emerger durante las postrimerías de
los años 80 dentro de la comunidad académica internacional, que sugería que
la crisis no podría ser atenuada a menos que ocurriera una repatriación sus-
tancial del capital fugado.
De hecho, tanto los ejecutores de política económica como los banqueros pri-
vados, los académicos y las organizaciones multilaterales –el Banco de Pagos Inter-
nacionales (BIS), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), el FMI, el BM y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)–, recono-
cieron rápidamente que la estabilidad del mercado financiero internacional residía, en
gran parte, en lograr la estabilización y la recuperación subsiguiente del mundo en
desarrollo (Nölling, 1986; Deppler y Williamson, 1987).
En efecto, en un momento determinado, llegó a ser evidente que muchos
de los países altamente endeudados de América Latina, incluyendo Argentina,
Brasil, México, Uruguay y Venezuela, no tendrían capacidad de continuar a
cabalidad con el servicio de su deuda externa –el flujo de pagos de intereses y
devolución del capital a acreedores extranjeros– bajo las condiciones original-
mente establecidas, y, por ende, enfrentaban la posibilidad de no cancelar sus
obligaciones externas (Díaz-Alejandro, 1984).
No obstante, se ha observado que una de las diferencias básicas entre la
crisis de la deuda externa de los años 80 y la acaecida en el período de entre
guerras –escenificada entre los años 1918 y 1939– es que esta crisis estaba
acompañada de una salida de capital, sin precedente, de los grandes deudores,
hacia el mundo desarrollado. Además ambos sucesos, la “crisis de la deuda” y
“la fuga de capital”, acrecentaron la posibilidad de un proceso masivo de repu-
dio de la deuda externa por parte de la mayoría de los PED, lo cual amenazó la
estabilidad de la totalidad de los mercados financieros internacionales en el
mundo desarrollado, por primera vez desde los años 30 cuando sobrevino la
Gran Depresión (Cline, 1995).
Sin embargo, para obtener la ineludible ayuda financiera de la comuni-
dad internacional, los países más endeudados fueron obligados por organizacio-

25
nes internacionales, como el FMI y el BM, a implementar severos programas de
ajuste estructural (PAE) y a introducir sustanciales y significativas reformas en
sus políticas económicas, con el fin de corregir los profundos desequilibrios
macroeconómicos presentes y con ello reformar sus economías.4 Lo antes ex-
puesto condujo a que muchos de los países involucrados vivieran una profunda
crisis económica, así como también a un desconcierto en el ámbito político y a
una severa tensión social. De acuerdo con la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (Cepal), esta situación empujó a muchos de los países en
desarrollo, especialmente a los de Latinoamérica, a vivir lo que se conoció como
una “década perdida” tanto en términos económicos como sociales, caracteriza-
da por bajos niveles del crecimiento económico, una creciente pobreza y una
agudización significativa en la inequidad en la distribución de los ingresos.
La crisis también produjo un descenso severo en los préstamos privados
internacionales de carácter voluntario al mundo en desarrollo, debido a la convic-
ción generalizada dentro de la comunidad financiera internacional de que los paí-
ses seriamente endeudados no podrían mantener el servicio de su deuda externa,
una circunstancia que aumentó aún más las dificultades enfrentadas por estos
países en sus esfuerzos por sostener sus tentativas de ajuste, mantener el servicio
de su deuda externa vigente y continuar los niveles de las importaciones.5

4
Hasta mediados de los 80, Venezuela todavía era considerada una excepción dentro de
Latinoamérica. Efectivamente, durante la primera renegociación de la deuda externa (1984-
1985), la comunidad bancaria internacional acordó renegociar la deuda exterior del sector
público sin forzar al gobierno a firmar un acuerdo formal con el FMI como había sido el caso
para otros deudores latinoamericanos, incluyendo Brasil, México y Argentina (Hemlock,
1984; Ewell, 1996).
5 Obsérvese que hasta el 20 de agosto de 1982, cuando el Secretario de Hacienda de México,
Jesús Silva Herzog, anunció públicamente que su país no podía continuar honrando los pagos
previamente programados del servicio de su deuda externa con la banca internacional y
declaró de facto una moratoria unilateral, la fuente principal del financiamiento externo de los
PED estuvo constituida por la entrada de capital privado garantizado en la forma de présta-
mos de la banca privada internacional. En realidad, la mayoría de la deuda externa hasta los
años 80 estaba casi exclusivamente con los bancos comerciales y en un grado inferior con los
prestamistas oficiales. Esto contrasta sustancialmente con el período de la Gran Depresión
cuando la mayoría de la deuda del período de entre guerras fue emitida directamente por los

26
A principios de los años 80 el centro de atención referido a la deuda
externa estaba exclusivamente en las páginas de periódicos y de revistas, pero
el tema se deslizó rápidamente a las páginas de las publicaciones especializa-
das más respetadas en el mundo académico (Dooley et al., 1983; Cline, 1985).
Esto condujo a numerosas investigaciones, durante la mayor parte de esa
década, dedicadas a analizar las causas y los efectos de la crisis de la
deuda externa del Tercer Mundo y a cómo manejarla para evitar una reac-
ción en cadena de quiebras bancarias que pudiera colocar en peligro la
estabilidad del sistema financiero internacional en su conjunto, que a su vez
podría generar una nueva depresión económica mundial (Cline, 1995). Al
poco tiempo, la literatura económica también comenzó a examinar la mag-
nitud y los determinantes de la fuga de capitales (Díaz-Alejandro, 1984;
Lessard y Williamson, 1987a).
Sin embargo, el interés en torno a la FC declinó en tanto que significati-
vos flujos del capital comenzaron a regresar a muchos de estos países –inclu-
yendo los de Latinoamérica– después de 1990, y se vieron beneficiados por un
renovado acceso a los mercados internacionales de capitales.6 Pero después
de estar en el anonimato por un efímero período de tiempo, este tópico está
recibiendo una renovada atención en la discusión económica actual en el ámbi-
to internacional, en particular, después de la drástica caída y ulterior retorno de
los flujos de capital que han ocurrido en numerosos mercados emergentes a
raíz de que muchos de estos países han sufrido crisis cambiarias –en las que el

gobiernos y tomó principalmente la forma de bonos (Cardoso y Dornbusch, 1989). En


contraste, la fuente de financiamiento principal para el desarrollo durante la década de los 90
fue la entrada de capital privado no garantizado, principalmente en la forma de inversión
extranjera directa (IED).
6 De hecho, Montiel y Reinhart (1999) indican que, mientras una línea de investigación dentro
de la literatura cambió rápidamente a examinar las causas, las consecuencias y las respuestas
contracíclicas de la política macroeconómica ante los grandes retornos de los flujos de capital,
la otra se centró en cuáles eran los factores decisivos para las entradas de capital, unos
domésticos tales como reformas estructurales y otros externos tales como los tipos de interés
en los mercados internacionales.

27
valor de la moneda nacional se ha desplomado repentinamente con respecto al
dólar estadounidense–.7 Por otra parte, en la mayoría de los países subsaharianos
de África, este retorno de flujos no ocurrió y las salidas del capital privado
continuaron durante toda la década de los 90 (Ajayi y Khan, 2000; Boyce y
Ndikumana, 2001). Además, varias economías en transición han comenzado a
padecer este fenómeno (Abalkin y Whalley, 1999; Loungani y Mauro, 2001).
De hecho, la visión reinante en el ámbito académico, de que la FC era una
aflicción que afectaba exclusivamente a los países de América Latina, cambió
totalmente durante la década pasada y es considerado hoy en día como un
fenómeno global con repercusiones mundiales (Chang et al., 1997). Asimismo,
existe una creciente opinión dentro de los organismos multilaterales de que las
crisis financieras se están tornando cada vez más frecuentes, son más compli-
cadas y se están desarrollando con mayor rapidez que en el pasado; motivado
a que hoy en día “son más los países susceptibles a la fuga rápida de capital”;
por lo cual, los países con mercados emergentes son más vulnerables y la posi-
bilidad de contagio se ha incrementado considerablemente con el proceso de
globalización (Calvo y Reinhart, 1999; Mulder, 2002: 8; Schneider, 2003a). Es
pertinente señalar que los flujos de capital han llegado a tener tal volatilidad en
las últimas décadas que en la jerga popular se les ha denominado “capitales
golondrinas”.8

7
Este proceso se activó inicialmente en 1994 a raíz de la crisis financiera mexicana, sin embar-
go, se propagó rápidamente durante la segunda parte de la década de los 90 al resto de
Latinoamérica, a medida que los temores del supuesto “efecto tequila” se propagaron. Au-
mentó posteriormente con el desarrollo de la crisis asiática, la cual se inició en 1997 con el
derrumbamiento de Tailandia, seguida de Indonesia y Corea del Sur. Al año siguiente, le
continuó la Federación Rusa, al anunciar la devaluación del rublo en agosto de 1998, lo que
condujo posteriormente a incumplir con sus obligaciones externas, y el Brasil en 1999. Con
todo fue definitivamente después de diciembre de 2001 cuando la Argentina fue forzada a
desechar la llamada caja de conversión o de compensación, que echó al traste el plan de
convertibilidad monetaria iniciado en marzo-abril de 1991. Estos acontecimientos en su
conjunto han conducido a una interrupción de los flujos de capital de los mercados financie-
ros internacionales a la mayoría de los PED (World Bank, 2001a).
8
Se les considera capitales extranjeros de carácter volátil y especulativo que llegan a los
mercados emergentes atraídos por la existencia de elevadas tasas de interés y se retiran de
ellas una vez que se inicia la caída de los rendimientos en los activos domésticos. En general,

28
II.2 Definiciones de la fuga de capital
En esta sección se examinan y analizan las definiciones alternativas de
la fuga de capital que se encuentran dentro de la literatura económica actual.
La siguiente pregunta constituye el punto de partida: ¿qué es la fuga de capital?
Primero, es necesario subrayar la sustancial controversia con respecto a este
término, que a menudo tiene una connotación negativa. Glynn y Koening (1984),
por ejemplo, enfatizaron en una opinión muy propagada de que la fuga de capi-
tal es una actividad hecha en “medio de la noche” por contrabandistas de droga
quienes se llevan las maletas atiborradas de dinero. De hecho, muchos lo con-
sideran per se como muestra de un país enfermo, y se le asocia con actividades
ilícitas e ilegales, y además como perjudicial al bienestar del país o de los países
involucrados. Sin embargo, debe advertirse que ambos aspectos, ilicitud e ile-
galidad, son polémicos y de mérito dudosos y cuestionables, en casos donde la
movilidad de capital era legal y, por ende, permisible con un carácter irrestricto
como fue el caso de Argentina, México y Venezuela hasta principios de la
década de los 80 (Khan y Haque, 1987; Rodríguez, 1987; Álvarez-Gutiérrez y
Guzmán-Calafell, 1988).
Asimismo es sorprendente que todavía exista una ambigüedad conside-
rable, desde el punto de vista teórico, con respecto a la definición y medición, y
es aún más asombroso que la expresión “fuga de capital” se considere todavía
como ambigua (Kant, 2002). De hecho, en la literatura económica se afirma a
menudo que los “principios económicos no nos dirigen a una definición única o
natural del término fuga de capital”, una situación que ha facilitado hasta cierto
grado el uso erróneo del término por razones políticas (Cumby y Levich, 1987).

las oportunidades de rentabilidad especulativa de este tipo se dan en países con tipo de
cambio fijo o semifijo, y donde el sistema financiero se encuentra poco desarrollado. De la
experiencia reciente en Latinoamérica, se recomienda imponer restricciones en países que se
encuentran reformando sus sistemas financieros o en aquellos que padecen de inestabilidad
macroeconómica y fiscal en general. En el caso de países como Chile, se ha argumentado que
esta política impidió que ingresaran al país capitales que buscaban una ganancia de corto
plazo y que pudieron haber perturbado los precios relativos financieros y producir crisis con
su partida (Mussa et al., 1999).

29
Es importante acentuar que esta imprecisión ha obstaculizado el desarrollo de
una teoría de la fuga de capital y consecuentemente ha confundido la perspec-
tiva empírica.
Se han sugerido varias explicaciones probables para la carencia de acuer-
dos en este tema. Por ejemplo, el recién fallecido Kindleberger (1937) señaló
en aquel entonces que el asunto no había recibido la atención de la profesión, en
parte, debido al hecho de que las “causas y los efectos de tales movimientos
generalmente se han considerado tan evidentes en cuanto a que no requieren
tratamiento particular” (trad. propia). Por otro lado, otros economistas han atri-
buido la ausencia de un marco teórico firmemente establecido al hecho de que
la cuenta de capital de la balanza de pagos nunca ha recibido un tratamiento
sistemático y sintético comparable al análisis clásico realizado por Meade (1951)
de la cuenta corriente de la balanza de pagos.
En consecuencia, debido a la ausencia de una definición universal dentro
de la literatura contemporánea, se hace en ocasiones una distinción algo arbi-
traria entre los flujos de capital “normales” y lo que es genuinamente fuga de
capital. La norma ha sido considerar las salidas como fuga de capital y las
entradas como repatriación de capital. De esta manera la razón de hacer uso
del término polémico de fuga de capital, en vez de salidas de capital privado o
de ahorros de capital al exterior, entre otros, reside en que ha sido sugerido
como resultado de los evidentes efectos nocivos que la FC ha tenido en los
países en desarrollo (PED), los cuales son idénticos independientemente de si
las salidas del capital representan una diversificación normal de la cartera de
inversiones o de si la fuga de capital es inusual (Nyoni, 2000). Además, debe
enfatizarse en que la mayoría de las definiciones consideran las salidas del
capital como fuga de capital, incluso si ocurrieron a través de canales perfecta-
mente legales y dentro de un ambiente de libre convertibilidad de la moneda
(Lessard y Williamson, 1987a).
Por otro lado, poco antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial,
Kindleberger (1937) dio una de las descripciones más precoces de este fenó-
meno. En aquel entonces él consideraba que los flujos de capital “anormales”
ocurrirían solamente entre los países con tasas de interés disímiles. En efecto,
él distinguió dos tipos anormales de movimientos de capital: el primero es debi-

30
do “al caso de las deudas de la guerra, reparaciones y desembolsos por présta-
mos” (trad. propia), que se asocia a “obligaciones contractuales”; el segundo
es la fuga de capital genuina, que ocurre como reacción de los agentes econó-
micos con respecto a la seguridad de sus activos domésticos.9 De hecho, él lo
define como “el que sea propulsado de un país [...] por [...] cualquier persona o
más, producto de una lista compleja de miedos y de suspicacias” (trad. propia).
Esta es una definición claramente basada en la motivación y Kindleberger (1937),
aunque está consciente de que esta descripción es imprecisa, define la fuga de
capital implícitamente como “dinero caliente”, el cual se asocia a los movimien-
tos de capital a corto plazo. Definir el fenómeno simplemente como el capital
que “huye”, no considerando los motivos, permite en gran medida cuantificarlo.
Así, la fuga de capital denota un flujo unidireccional debido totalmente a los
crecientes riesgos económicos o políticos.
Dentro de una línea similar de razonamiento, Walter (1987) propuso una
definición más amplia describiéndola como:
… un subconjunto de reasignaciones de activo o de ajustes internacionales de
cartera –iniciados en respuesta a la sensación de un deterioro significativo en el
panorama riesgo-retorno asociados a los activos situados en un país en particu-
lar– que ocurren en la presencia de conflictos entre los objetivos de los tenedo-
res de activo y los gobiernos. Puede o no violar la ley. Sin embargo, es conside-
rada siempre una violación de un contrato social implícito por parte de las auto-
ridades (trad. propia).
Este señalamiento del autor implica que la fuga de capital puede ocurrir
con o sin controles de capital. No obstante, él llama la atención al hecho de que
el fenómeno es una violación de las reglas tácitas de cualquier sociedad. Esto
ha conducido a observarla como indeseable per se y, además, explica hasta
cierto punto por qué sigue siendo ilegal en algunos países. Walter (1987) tam-
bién indica que incluso cuando la FC es favorable desde una perspectiva
personal, ésta no coincide con el punto de vista gubernamental. Sin embargo,

9
Un tema ampliamente debatido por muchos economistas europeos, incluyendo a John
Maynard Keynes (1883-1946) y a Bertin Ohlin (1899-1979), durante el período de entre
guerras, debido a los pagos por concepto de indemnizaciones impuestas a Alemania después
de haber sido derrotada en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) por los aliados.

31
Félix y Sánchez (1990) señalan sobre este último aspecto que ninguna discre-
pancia visible existió entre los gobiernos y los tenedores de los activos en la
mayoría de los países de América Latina (AL), dada la ausencia de controles
de capital, por lo menos hasta que estalló la crisis de la deuda externa.
Otros autores, entre ellos Lessard y Williamson (1987a), propusieron
otra definición cimentada en la motivación, considerando “la fuga de capital
como aquel flujo que huye al percibir riesgos anormales en el país” (trad. pro-
pia). Sugieren que en vez de realizar una distinción entre flujos “normales” y
aquellos que “huyen”, lo cual se relaciona con la cuestión de la legalidad, as-
pecto no recomendable, ellos sostienen que parte de las salidas de capital priva-
do debe ser considerada como “normal”. Por lo tanto, la cantidad de “dinero
que se fuga” o “huye” es la diferencia entre las salidas de capital totales y esos
flujos que se consideran como inversiones de cartera normales, lo cual implica
que en la mayoría de los casos dicha fuga comprende un cambio discreto en el
nivel de salidas de capital privado.
Además Deppler y Williamson (1987) conectan la fuga de capital al ries-
go y consideran la fuga de capital como la
… adquisición o retención de un activo por parte de no residentes, la cual es
motivada por la preocupación del dueño de que el valor de su activo estaría
sujeto a pérdidas discretas si sus activos continúan permaneciendo dentro de la
nación (trad. propia).
Esto implica que la exportación de capital es una reacción por parte de
los residentes nacionales que hacen frente a crecientes riesgos y distorsiones
dentro de la economía, los cuales, presumen ellos, afectarán el valor de sus
activos domésticos. En este caso, la respuesta es transmisible a otros residen-
tes creando así una situación de contagio, en la cual la mayoría de los
inversionistas domésticos destinan la totalidad –o parte de sus activos– al exte-
rior. En este caso, la transferencia de capital al exterior desde un punto de vista
individual no es un problema; sin embargo, puede crear una carga para otros
agentes económicos y producir una pérdida de bienestar a la sociedad en su
conjunto, al mismo tiempo que el histerismo lleva al contagio y diseminación.
¿Cómo sucede esto? En el corto plazo, las salidas masivas de capital privado
producen una caída sistemática de las reservas internacionales, lo cual coloca

32
presión en el tipo de cambio nominal y crea una escasez de liquidez en el siste-
ma financiero, que a su vez catapulta hacia arriba las tasas de interés domésti-
cas mientras el desarrollo del sector financiero se mantiene en vilo. En el largo
plazo, los impactos adversos en la economía doméstica aparecen mientras los
recursos disponibles para la inversión interna declinan bruscamente, lo cual
afecta de modo adverso la tasa de crecimiento económico.
Es necesario advertir que, sin importar la motivación, las definiciones
anteriores son difíciles de implementar, y es por ello que su aplicación en la
esfera empírica ha sido más o menos nula.
Por el contrario, la visión expresada por aquellos que consideran la FC
“como las adquisiciones declaradas y no declaradas de activos extranjeros”
(trad. propia), tales como el Banco Mundial (1985), Erbe (1985) y el Morgan
Guaranty Trust (1986), ha perseverado con el transcurrir del tiempo. De tal
manera que esta definición, en contraste con las anteriores, no discrimina entre
los activos a corto y a largo plazo, y asocia la fuga de capital con la totalidad de
las salidas de capital privado. Es de hacer notar que la diferencia entre ellas
radica en que el Morgan Guaranty Trust (MGT) sostiene que el sistema banca-
rio no está involucrado en este fenómeno, aunque podría ser considerado como
un vehículo empleado para exportar el capital. Por lo cual, según este banco de
inversiones, es necesario que las instituciones financieras domésticas manten-
gan activos en el exterior para facilitar el comercio y el financiamiento, y, por lo
tanto, no pueden ser considerados como prueba de la existencia de fuga de
capital, en especial si ese capital es reportado a su gobierno.
Una visión completamente diferente y una definición indudablemente
más diáfana se deben a Cuddington (1987b), quien considera el fenómeno como
“exportaciones de capital especulativas ‘a corto plazo’ por el sector privado no
bancario, aunque en algunos casos los bancos comerciales pueden igualmente
involucrarse” (trad. propia). Sobre esta base, la razón principal de elegir sola-
mente capital a corto plazo está en el supuesto de que este tipo de salidas de
capitales privados, designada a menudo “dinero caliente” (hot money), respon-
de rápidamente a los cambios en las tasas de retorno o a variaciones en los
riesgos por motivos diversos: crisis políticas o financieras, la probabilidad de im-
puestos más altos sobre activos domésticos, una devaluación inminente, tasas de

33
inflación más elevadas o incremento en los controles de cambio. La claridad de
esta definición ha conducido a su amplia aceptación en el ámbito mundial y, en
esa misma dirección, al desarrollo del “método del dinero caliente”.
Un método alternativo a los dos mencionados es un “criterio derivado”
que define la fuga de capital “como el stock de activos de no residentes que no
reportan intereses en los datos de la balanza de pagos del país acreedor por
concepto de inversión” (trad. propia) (Dooley, 1988). Este autor define el fenó-
meno como la adquisición no declarada de activos fijos extranjeros por parte de
individuos o firmas de países en desarrollo, que conduce a la acumulación de
activos fijos extranjeros privados más allá del control de autoridades domésti-
cas y, por lo tanto, exentos de ser gravados. Estas salidas del capital tienen una
motivación distinta a la diversificación normal de cartera. Asimismo, debe ob-
servarse que esta última definición considera las salidas de capital privado como
“fugas” cuando ellas limitan los recursos disponibles dentro de la economía, por
ejemplo, para cumplir con el servicio de la deuda externa del país o para la
formación de capital fijo.
De este extenso pero no exhaustivo inventario de definiciones con res-
pecto a la fuga de capital, podemos advertir que, en términos extremos, la fuga
de capital ocurre cuando los inversionistas domésticos adquieren capital del
extranjero y, por lo tanto, deciden reasignar sus activos domésticos y transfor-
marlos en inversión extranjera. Esto se debe a que sus alternativas domésticas
(dinero en circulación, ahorros y capital físico) se muestran poco atractivas en
términos de riesgos y tasas de retorno. Esta decisión por lo general es provoca-
da por la inestabilidad política y económica, que conduce a las salidas de capital
privado de carácter especulativo a corto plazo. Esto nos conduciría a la medi-
ción precisa de la fuga de capital con el método de “dinero caliente” (hot money)
propuesto por Cuddington (1986, 1987a, 1987b).
Sin embargo, en el otro extremo, algunos consideran que todas las sali-
das privadas de capital de países en desarrollo se deben tratar como fuga de
capital, sin importar si son de corto o de largo plazo, incluyendo las inversiones
de cartera: bonos o acciones. Esta línea de razonamiento se basa fundamental-
mente en el modelo del dos-brechas, el cual asume que los PED tienen escaso
capital y, por lo tanto, son prestatarios netos del resto del mundo, debido a que

34
sus gastos exceden su capacidad para aumentar los ingresos. Debe señalar-
se que esta visión sirve de base para el uso de medidas amplias en las estima-
ciones de las exportaciones de capital y es considerada a menudo como más
útil para analizar los países de menor desarrollo relativo (Rodríguez, 1987;
Dornbusch, 1987).
Entre estos dos puntos de vista extremos, la literatura ha producido un
sinnúmero de definiciones y métodos para cuantificar la fuga de capital, gene-
rando con ello un conjunto heterogéneo de resultados. Sin embargo, el proble-
ma básico que sigue existiendo dentro de la literatura económica es que las
diferencias en la definición pueden presentarse porque apuntan a capturar los
distintos ángulos del fenómeno bajo escrutinio. En realidad, diversas técnicas
pueden estar midiendo diversos procesos y, además, podrían reflejar diferen-
cias entre lo que se consideran salidas de capital privado “normales” y lo que se
puede etiquetar ciertamente como fuga de capital.
En este orden de ideas este estudio sigue la definición “amplia” y emplea la
frase “fuga de capital” para describir todos los flujos privados hacia activos extran-
jeros hechos por cualquier residente de un país en desarrollo, propiciado por la
inestabilidad económica interna. Esta definición se basa en el supuesto de que todos
los capitales que salen pudieran generar una tasa de retorno social más alto dentro
del país, y por ende cualquier capital que sea exportado disminuirá el nivel de bien-
estar de la nación. Sirve además para precisar por qué los residentes de los PED
tratan a menudo de proteger la totalidad –o parte de su riqueza– colocándola en el
extranjero, fuera del alcance del gobierno de su país. Por lo tanto, para la presente
investigación, las preguntas preliminares que siguen planteadas son ¿cómo medir la
fuga de capital? y ¿cuál es la definición más apropiada?
Varios estudios han comparado y evaluado estas medidas alternativas
desde una perspectiva tanto teórica como empírica. No obstante, a pesar de
ese esfuerzo, no se ha logrado alcanzar ningún acuerdo general en lo referente
a cuál es la medida más idónea (Cumby y Levich, 1987; Deepler y Williamson,
1987; Varman, 1989; Varman-Schneider, 1991; Chang et al., 1997; Claessens,
1997). Creemos que Gordon y Levine (1989) quizás hayan proporcionado has-
ta ahora el análisis más duro de cada una de las medidas propuestas. Señalan
estos investigadores que los severos problemas que se relacionan con los datos

35
estadísticos evitan que cualquiera de las medidas propuestas capture adecua-
damente la auténtica magnitud de este fenómeno. A pesar de las limitaciones
que todas las medidas poseen, parece que la respuesta no puede ser la de
quedarse inmóvil. Por el contrario, la aproximación por parte del investigador
tiene que ser ecléctica.
En términos generales, pudiéramos convenir que, por ejemplo, las defini-
ciones “estrechas”, como la propuesta por Cuddington (1986), pudieran ser
convenientes a la hora de analizar países caracterizados por conflictos políticos
prolongados e intensos y también aquellos que han experimentado una inestabi-
lidad económica muy severa. En contraste, sería prudente utilizar medidas “am-
plias” en países con cierto nivel de estabilidad política y económica y los cuales
han experimentado períodos limitados de controles de cambio.
Por lo tanto, es importante tener presente que las definiciones emplea-
das deben depender del caso analizado y del período sujeto a la investigación.
No obstante, antes de considerar los efectos que la salida de capital tiene en los
países en desarrollo, uno de los objetivos de este estudio, es imprescindible
indagar sobre las causas de la fuga de capitales. En la siguiente sección revisa-
remos los motivos principales que la literatura económica ha identificado como
factores que han incitado a los inversionistas a cambiar una parte sustancial de
sus posesiones domésticas en activos internacionales.

II.3 Causas de la fuga de capitales


Los motivos teóricos discutidos dentro de la literatura económica en re-
lación con la FC son numerosos; sin embargo, se clasifican generalmente en
tres argumentos predominantes: el riesgo asociado al vínculo inflación-tipo de
cambio, el riesgo político y los móviles impositivos. Se cree que en general los
inversionistas deciden dónde invertir evaluando los diversos activos desde el
punto de vista de riesgos y de tasas de retorno. Por ende, se asume a menudo
que la fuga de capital ocurre cuando las tasas de retorno de la inversión domés-
tica son bajas en relación con las disponibles en el extranjero. Esto puede con-
ducir a la dolarización –sustitución gradual del dinero doméstico en circulación
por una moneda o un grupo de monedas fuertes– dentro del país.

36
Sin embargo, tal sustitución entre los activos domésticos y extranjeros
dentro de una cartera de inversiones está influenciada por las condiciones
macroeconómicas generales así como por el clima político e institucional. Esto
se debe a que la fuga de capital es entendida, en la mejor de las acepciones,
como un síntoma de una economía más que como causante de la pérdida de
bienestar en el ámbito nacional (Cumby y Levich, 1987).
No obstante, se ha establecido, desde una perspectiva empírica, que las
causas de este fenómeno se pueden encontrar, en la mayoría de los casos, en el
ambiente macroeconómico más que en la situación política (véase el cuadro 1).
Por lo tanto, desde un punto de vista estrictamente empírico, las causas
potenciales de salidas especulativas de capital se organizan generalmente por
lo menos bajo seis títulos: i) sobrevaluación del tipo de cambio y la prevista
devaluación de la moneda debido al “descarrilamiento” del tipo de cambio
(Cuddington, 1986; Lessard y Williamson, 1987a; Pastor, 1990); ii) inestabilidad
política y malestar social (Dornbusch, 1990; Lensink et al., 2000); iii) tasas de
inflación altas y volátiles, iv) represión financiera –tasas de interés reales nega-
tivas debido a la existencia de techos en los tipos de interés nominales, inversio-
nes forzosas, impuesto a las transacciones– (Díaz-Alejandro, 1985; Fry, 1997);
v) rápida expansión monetaria y grandes déficit fiscales; y vi) incentivos exter-
nos (McLure, 1989; Mahon, 1996).
Para comprender con amplitud lo anterior, tenemos que considerar que
la falta de estabilidad del sistema político en los países en desarrollo es a menu-
do la consecuencia directa de las condiciones económicas que prevalecen.
Recapitulando, la FC ocurre principalmente cuando las políticas domésti-
cas en las áreas económica o política son percibidas por los agentes económi-
cos domésticos como insostenibles y, por consiguiente, se espera que afecten
los rendimientos de sus inversiones o, aún más grave, las hagan inseguras
(Collins, 1987). A saber, una política macroeconómica sana evita generalmente
que el capital huya.
Sin embargo, en el análisis de las causas de la fuga de capitales, la salida
masiva de capital privado, apodado “fugas de capital”, simultáneamente al au-
mento exorbitante en la deuda externa, fue el acontecimiento que generó más

37
atención dentro de la profesión desde mediados de los años 80. Esto condujo a
la inclusión de la deuda externa como determinante potencial de la FC. Sin
embargo, antes de considerar los diversos métodos para medirla, uno de los
objetivos de este ensayo, es necesario plantear la siguiente pregunta ¿es intrín-
secamente dañina la fuga de capital?

Cuadro 1

Causas de la
fuga de capital

Condiciones macroeconómicas Ambiente político


y oportunidades de inversiones e instituciones

• Inflación • Partidos políticos


• Déficit fiscal • Leyes
• Déficit de balanza de pagos • Constitución
• Bajas tasas de crecimiento • Democracia

Tipo de Rendimiento y
cambio consideraciones Riesgo y seguridad
impositivas

• Sobrevaluación •Tasas de interés


del tipo de • Temores de expropiación
• Impuestos
cambio real • Controles de • Nacionalizaciones
• Tipo de cambio precios
múltiples • Distorsiones de los • Suspensión de la deuda
(diferenciables) precios relativos exterior soberana
• Barreras
• Controles al comercio • Participación extranjera
de cambio • Barreras al mercado

Tasas de retorno de la inversión

38
II.4 Consecuencias de la fuga de capital
En vista de que muchos autores han discutido las posibles consecuencias
de la fuga de capital, antes de ir más lejos, vale la pena destacar claramente los
argumentos teóricos y la evidencia empírica disponible con respecto a los efec-
tos que puede tener en las economías de los países emergentes una salida
sustancial de capital al extranjero. Por consiguiente, lo que prosigue es una
tentativa de resumir las discusiones más importantes advertidas en la literatura.
En primer lugar, la fuga de capital podría erosionar directamente la base
impositiva sobre la riqueza y la renta, si, por ejemplo, el sistema fiscal empleado
utiliza el principio de territorialidad basado en el origen en vez de aquel basado en
el principio de la residencia, un procedimiento muy habitual y el cual se aplica
típicamente en la mayoría de los países de Latinoamérica (McLure, 1989). Por lo
tanto, ni la renta ni la riqueza enviada al extranjero pueden ser gravadas y de esta
manera no generan renta para los gobiernos en los PED. Incluso, si el país siguie-
ra el principio de la “residencia” más bien que el del “origen” para colocar los
impuestos, le sería muy difícil, si no imposible, gravar el capital llevado a cabo
en el exterior dado que tal capital está fuera del alcance de las autoridades
gubernamentales nacionales (McLure, 1992). Por lo demás, el sistema fiscal
de muchos países desarrollados –tales como EEUU, que ha sido durante la
mayor parte del siglo XX el principal socio comercial de la mayoría de los
países de Latinoamérica, incluida Venezuela– proporciona claramente los in-
centivos para la fuga de capital. Por ejemplo, el sistema tributario actual de
EEUU no grava a los no residentes en propiedades inmobiliarias a menos que
ocurra una ganancia sobre el capital, y si la propiedad está en la posesión de una
corporación extranjera, entonces, es posible posponerla o aun evitarla (McLure,
1989). Incluso en aquellos casos donde la ganancia sobre capital del inversionista
no residente es gravada, éste podría obtener una tasa de retorno más alta en el
exterior si el tipo de cambio nominal se está depreciando en su país de origen. De
hecho, Mahon (1996) indica que:
En julio de 1984, la administración de Reagan, haciendo frente a la necesidad de
financiar un déficit fiscal cada vez mayor y predispuesto hacia la libre movilidad
del capital, suprimió el impuesto sobre la renta de 30% sobre los intereses obte-
nidos por los no residentes en los títulos deudas a plazo fijo de EEUU, y en 1985
puso tales títulos al portador a disposición de los extranjeros. (trad. propia)

39
Por otra parte, los bancos internacionales no revelan con facilidad in-
formación sobre el estado de cuentas, movimientos y un sinnúmero de opera-
ciones, ni revelan los detalles relacionados con el número de cuentas y canti-
dades llevadas a cabo en depósitos por los no residentes (Díaz-Alejandro,
1984). El efecto más visible es el estancamiento o incluso la reducción de los
ingresos del gobierno. Según Pastor (1990), la pérdida de ingresos para la
mayoría de los países latinoamericanos es sustancial. Y por supuesto de esta
realidad no escapa Venezuela, por cuanto el autor estima que, si todo el inte-
rés generado por el capital conservado en el exterior estuviera sujeto a la
tributación, la base impositiva sobre la renta aumentaría alrededor de 11%.
Esta pérdida de ingreso potencial podría “obligar al gobierno a recurrir a los
impuestos distorsionadores que introducen ineficacias en el mercado, redu-
ciendo del mismo modo el desarrollo económico” (trad. propia), como, por
ejemplo, el impuesto a la inflación o forzar la introducción del impuesto al
valor agregado (IVA), los cuales tienen efectos regresivos un tanto agudos
en la distribución de ingresos (Ng’eno, 2000).
En segundo lugar, como consecuencia de la reducción en los ingresos
fiscales, los salarios reales se reducen sustancialmente y se perciben efectos
muy severos en la distribución de ingresos dentro de la sociedad. Por ejemplo,
mientras hay una gran cantidad de perdedores que contemplan como los nive-
les de sus ingresos reales disminuyen dramáticamente –los más afectados son
los pertenecientes a la clase media– y mientras los pobres son forzados a sufrir
la austeridad para que sus gobiernos puedan mantener el servicio de la deuda
externa, este proceso genera un número reducido de ganadores, específicamente
la “élite” que adquirió activos extranjeros antes de la imposición de los contro-
les de capital. Aunque parezca inverosímil, en algunos casos la fuga de capital
ha ocurrido bajo controles de cambio, lo cual representa un subsidio implícito
dada la sobrevaluación de la moneda (Díaz-Alejandro, 1984; Duwendag, 1989;
Nyoni, 2000).
En tercer lugar, la FC puede exacerbar los desequilibrios externos, redu-
ciendo las reservas internacionales en casos donde la balanza de pagos experi-
menta dificultades. Esto, a su vez, fuerza a los gobiernos a recurrir a préstamos
en el exterior, los cuales imponen una limitación adicional a los ejecutores de las

40
políticas económicas en el mediano y largo plazo. Sin embargo, una vez agota-
das las reservas internacionales y al convertirse en inaccesibles los empréstitos
del extranjero, se presenta como inevitable la implementación de severos pla-
nes de ajuste económico (PAE), con el objetivo de obtener los ahorros requeri-
dos para mantener el servicio de la deuda externa y financiar las importaciones
(Nyoni, 2000; Ajayi, 2000).
En cuarto lugar, la fuga de capitales significa reducción de la disponibi-
lidad de recursos financieros para la inversión doméstica, lo cual tiene un
efecto nocivo en la tasa de crecimiento económico actual y disminuye el
potencial de crecimiento futuro (Cardoso y Dornbusch, 1989; Deppler y
Williamson, 1987).
En quinto lugar, si bien es cierto que una parte sustancial de los présta-
mos externos pudo haber sido inicialmente adquirida por entes privados y, por
ende no gozar de garantía gubernamental (deuda privada no garantizada), se
conoce muy bien que durante la década de los 80, muchos gobiernos de PED
estuvieron bajo una presión intensa y, de hecho, fueron forzados posteriormen-
te por la comunidad bancaria internacional (incluidas organizaciones
multilaterales) a absorber las obligaciones del sector privado y a otorgar reco-
nocimiento gubernamental. En consecuencia, en este caso, de lo que se trata es
de la transformación de deuda privada en compromisos públicamente garanti-
zados, lo cual como sabemos fue un paso preliminar para renegociar la deuda
externa pública y así restablecer el posterior acceso a los mercados de capita-
les internacionales (Eaton, 1987).10 Luego de que la deuda privada fuera reco-
nocida a un tipo de cambio oficial (por lo general preferencial), las obligaciones
privadas se convirtieron en un problema para el sector público; en efecto, la

10
En lo referido a la deuda venezolana, Hemlock (1984) revela que “al principio, los bancos
incluso rechazaron negociar la deuda del gobierno hasta que Caracas aprobara los subsidios
por 2.500 millones de la deuda privada” (trad. propia). Posteriormente, él indica que “el
Banco Wells-Fargo con asiento en San Francisco, por ejemplo, amenazó varias veces con
declarar los préstamos del sector público en insolvencia si los pagos de las deudas privadas no
eran puestos al día” (trad. propia).

41
deuda externa privada se “socializó”, lo cual generó un déficit fiscal estructu-
ral. En este sentido este escenario agravó, posteriormente, las presiones
inflacionarias dentro de muchas de estas economías (Dornbusch, 1987).11
Finalmente, debe indicarse que este fenómeno ha ocurrido al mismo tiem-
po que varios escándalos financieros en los que estuvieron implicados miem-
bros supuestamente respetados de la comunidad empresarial y del estamento
político, ocasionando en algunos casos bancarrotas en una parte sustancial del
sector financiero (Faraco y Suprani, 1995; Krivoy, 2000). Estos acontecimien-
tos han erosionado la legitimidad de los partidos políticos gobernantes; han des-
acreditado el sistema político y han conducido a una inestabilidad política,
económica y social aguda de la cual muchos países latinoamericanos aún no se
han recuperado (Díaz-Alejandro, 1984; Duwendag, 1989).
Con base en lo anterior, parece haber un consenso entre la mayoría de
los estudiosos en considerar estas salidas de capital como dañinas para los
PED que sufren de este fenómeno, debido, particularmente, al hecho de que
han desanimado la inversión doméstica, haciendo más difícil alcanzar un cre-
cimiento económico sostenido, y, además, han desalentado las iniciativas para
el desarrollo económico en el largo plazo. Esto explica hasta cierto punto por
qué las salidas de capital privado de los PED han sido mencionadas reiterada-
mente en la literatura como fuga de capital (Lessard y Williamson, 1987a;
Dornbusch, 1990).

11
De hecho, Rodríguez (1987) manifestó que el reconocimiento de la deuda externa privada por
el gobierno venezolano a un cambio oficial fue claramente un subsidio implícito al sector
privado que tuvo amplios efectos regresivos en la distribución de ingresos dentro de la
sociedad en su conjunto.

42
III. Métodos

La manera como se define la fuga de capitales tiene importantes


implicaciones para los intentos empíricos de medir su magnitud y, por lo tanto,
para determinar sus consecuencias. Sin embargo, incluso si estamos de acuer-
do en su definición, no es fácil medir la fuga de capital, especialmente, porque
las salidas de capital privado pueden implicar transacciones financieras no de-
claradas, y a veces ilícitas, que no se miden directamente y para las cuales
existen pocas fuentes confiables y directas de información. Por otra parte, se
considera que las estadísticas de la balanza de pagos poseen una calidad preca-
ria en la mayoría de los países en desarrollo que tienden a experimentar este
fenómeno. Por lo tanto, este objetivo es por sí mismo complejo y toma mucho
tiempo para alcanzarlo. No obstante, los movimientos de capital dejan rastros
típicos, que se pueden emplear posteriormente para cuantificar la magnitud del
fenómeno, directamente examinando los datos de variables específicas o indi-
rectamente como residuo de algunas otras variables (Erbe, 1985; World Bank,
1985; Cuddington, 1986).
Es por ello que los procedimientos principales descritos en la literatura
son los siguientes: primero, “el método del Banco Mundial” (Erbe, 1985; World
Bank, 1985; Cline, 1986; Morgan Guaranty Trust, 1986; Duwendag, 1987); segun-
do, “la técnica del dinero caliente” (Cuddington, 1986, 1987a, 1987b); tercero,
el “procedimiento de Dooley” (Dooley, 1988); cuarto, la “subfacturación co-
mercial”, también denominada “falsa facturación comercial” (Bhagwati et al.,
1974; Gulati, 1987); y finalmente el “método de la economía oculta o subterrá-
nea” (Anthony y Hughes Hallet, 1995).
Aunque los fundamentos teóricos de la mayoría de las técnicas están has-
ta cierto grado relacionados, cada metodología tiene diferentes puntos de vista
conceptuales. De hecho, los diversos métodos tienden a producir variadas esti-
maciones que podrían afectar sustancialmente los resultados empíricos y, por
ende, la posibilidad de identificar certeramente los determinantes macroeconómicos
de la fuga de capital y sus soluciones (Eggerstedt et al., 1995).

43
Por lo tanto, es importante subrayar que, aunque algunos métodos pudie-
ran ser apropiados a la hora de analizar ciertos países o aun en algunos períodos,
los mismos pudieran ser totalmente inexactos y, en consecuencia, conducir a
conclusiones erróneas en el momento de analizar otros países u otros períodos.
Esto se debe a que, mientras algunos métodos se concentran en flujos, otros, sin
embargo, se concentran en cifras derivadas de acervos o existencias (stocks).
Aunque existen diversas clasificaciones de estos métodos, divididos en
diferentes grupos, deben destacarse, por ejemplo, Lessard y Williamson (1987b),
quienes distinguen dos: el “método residual” y el “método de la balanza de
pagos”. Sin embargo, en el presente estudio estos métodos serán considerados
como “directos” o “indirectos”. Utilizamos esta taxación por hecho de que casi
todas estas técnicas descansan en gran medida en las estadísticas provenientes
de la balanza de pagos, con la obvia excepción del “método de la economía
oculta”.
En definitiva, el procedimiento adoptado en este estudio es considerar a
priori una variedad de técnicas, las cuales han sido aplicadas ampliamente en
investigaciones empíricas en relación con la fuga de capital y desde mediados
de la década de los 80.

III.1 Métodos directos

III.1.1 Depósitos bancarios


Hay pocos medios que en forma directa se utilizan para medir la fuga de
capitales, sin embargo, dentro de ellos uno que en ocasiones se ha sugerido es
el denominado “método de depósitos bancarios”. Este método asume que los
residentes domésticos mantienen activos extranjeros principalmente en forma
líquida y en particular en la forma de depósitos en la banca extranjera. Por lo
tanto, se mide la FC como el incremento en depósitos bancarios extranjeros
registrados –llevados a cabo por los residentes domésticos o por entidades
privadas no bancarias de los PED– en los bancos extranjeros de los países
industrializados (Khan y Ul Haque, 1987; Ajayi, 2000).

44
Debe indicarse que en la actualidad las estadísticas más útiles son las
compiladas por el Departamento del Tesoro de EEUU, el cual las publica en el
Treasury Bulletin para todos los bancos de los países industrializados (inclu-
yendo EEUU). Igualmente los datos pueden ser obtenidos directamente del
Annual Statistical Digest publicado por el Sistema de la Reserva Federal de
EEUU (FED) o de los anuarios de las Estadísticas Financieras Internacionales
(EFI) del FMI.12
Aunque estas cifras son útiles como punto de referencia para analizar
este fenómeno, debe tenerse en cuenta que las mismas pueden subestimar a
las claras la FC por varias razones: en primer lugar, excluyen las inversiones
hechas en propiedades inmobiliarias, capital accionario, acciones, títulos, bonos
del Tesoro (e.g. de EEUU), activos físicos y otras empresas comerciales en
países industrializados (Khan y Haque, 1987).
En segundo lugar, estas cifras excluyen los activos extranjeros manteni-
dos por el sistema bancario privado, el cual pudiera estar involucrado en la FC,
especialmente porque no hay ninguna razón creíble por la cual estas institucio-
nes procederían en forma diferente a otros agentes económicos privados
(Cuddington, 1987b; Malavé Mata, 1987; Gunter, 1996).
En tercer lugar, se sospecha que muchos recursos están fuera de los
principales centros financieros del mundo, tales como Nueva York, Londres y
Tokio y están situados en países o territorios tales como las islas Caimán y
Panamá en América, así como Suiza y Luxemburgo en Europa, los cuales han
sido catalogados tradicionalmente como “paraísos fiscales” (Lessard y
Williamson, 1987b).13

12
Debe acotarse que las viejas series estadísticas proporcionadas por el BIS no distinguían,
entre las tenencias privadas, los activos privados de las tenencias del sector público, así como
las antiguas series del FMI.
13
No existe una definición exacta de “paraíso fiscal”. Sin embargo, el término se refiere por lo
general a un Estado, reino, país, región o territorio que pretende atraer inversiones de deter-
minadas personas o entidades debido a que en dichas jurisdicciones encuentran su cobertura
o amparo. Efectivamente, los paraísos fiscales cumplen por lo general con las siguientes
características: i) alto grado de confidencialidad, amparado en el secreto bancario comercial,
administrativo y del registro. En efecto, en algunos casos se logra mediante códigos secretos

45
Efectivamente, en algunos de estos países existen códigos secretos que
suprimen la identidad así como la nacionalidad de los depositantes, mientras
que en otras naciones tales detalles son ocultados mediante la complejidad de
las transacciones financieras realizadas en sus territorios (Walter, 1985;
Olopoenia, 2000).
Finalmente, algunos fondos depositados en el sistema bancario no se divul-
gan a sus autoridades y, de este modo, no son registrados correctamente por
los organismos multilaterales tales como el FMI (Nyoni, 2000; Ng’eno, 2000).14

que suprimen la identidad así como la nacionalidad de los depositantes, mientras que en otras
naciones tales detalles son ocultados mediante la complejidad de las transacciones financieras
realizadas en sus territorios. La opacidad y el anonimato respecto a la información de los
dueños de las firmas se logran en muchos casos por medio del otorgamiento de acciones “al
portador”; ii) estabilidad política e institucional, teniendo como soporte la estructura jurídica
y fiscal que ofrece el territorio; iii) una divisa fuerte y la ausencia de cualquier norma restric-
tiva que limite o controle los movimientos de capitales, en particular, los de corto plazo. Esta
ausencia de normas permite el reciclaje de capitales y el lavado de dinero proveniente de
actividades ilícitas; iv) la existencia de un régimen fiscal dual, en el cual se diferencia entre los
residentes y los no residentes, y que permite conceder privilegios fiscales, a través de una
escasa o nula tributación a los no residentes; v) infraestructura adecuada y una red de comu-
nicaciones, de todo tipo, que favorezca el movimiento de bienes, individuos y servicios,
ofreciéndose adicionalmente como opción de ocio. Esta última característica es lo que ha
contribuido a dar forma a esa imagen que tenemos acerca de los paraísos fiscales, los cuales se
asocian con auténticos oasis y lugares exóticos, que por lo general son a la vez centros
turísticos, y se relacionan con la expresión offshore que literalmente significa “a cierta
distancia de la costa” o “en aguas territoriales” (Walter, 1985; Olopoenia, 2000). Sin embar-
go, es necesario advertir que el FMI ha utilizado sistemáticamente el término “centro
financiero extraterritorial” (CFE), en lugar de la expresión paraíso fiscal (tax heaven). Para
el FMI, en estos centros “el grueso de las transacciones del sector financiero, en ambos
lados del balance de cuentas, se efectúa con individuos o compañías que no son residentes
de los centros, donde las transacciones se inician en otro lugar y donde la mayoría de las
instituciones financieras implicadas están controladas por no residentes” (trad. propia)
(Darbar et al., 2003; IMF, 2004).
14
Si bien es cierto, la OCDE comenzó a interesarse por la cuestión en 1987, al iniciar una
investigación de “las prácticas fiscales perjudiciales” generadas por la existencia de regímenes
regulatorios restrictivos y por la competencia entre sistemas fiscales estatales. No obstante,
es curioso que se haya tardado once años en convenir una definición de paraíso fiscal. Esta

46
A pesar de estos defectos, las estimaciones obtenidas por medio de este
método han sido encontradas por algunos investigadores como valiosas al ana-
lizar los PED que sufren de salidas de capital. Por ejemplo, Mahon (1996)
advierte que la FC “podría incrementarse rápidamente sin una salida neta de
capital perceptible, sólo con el hecho de que existan flujos de capital de una
magnitud similar en la dirección opuesta debajo de la misma rúbrica” (trad.
propia). En vista de que solamente los depósitos en la banca son considerados
para medir la magnitud del fenómeno, es común que las cantidades obtenidas
con este método sean relativamente pequeñas y, sin duda, proporcionan la más
baja de todas las estimaciones respecto a la magnitud de la FC (Lessard y
Williamson, 1987b).

III.1.2 Cuddington (1986)


Debe señalarse que John Cuddington emplea otra técnica para estimar
directamente la cantidad de capital que ha salido del país. Él comienza indicando
que “el término fuga de capital se refiere típicamente a exportaciones especula-
tivas de capital a corto plazo” (trad. propia), enfatizando en que se refiere más
que todo al tipo de adquisiciones de inversiones financieras por parte de los do-
mésticos privados. Él también presume que este fenómeno está asociado gene-
ralmente al sector no bancario, aunque en algunas situaciones los bancos comer-
ciales e incluso las organizaciones gubernamentales pueden estar envueltas en
este fenómeno. Esta definición nos conduce directamente al método del “dinero
caliente” (hot money) que asume implícitamente que este fenómeno está aso-
ciado a respuestas rápidas por parte de los agentes económicos ante un incre-
mento en los riesgos de inversión domésticos (Cuddington, 1986, 1987a, 1987b).

postura no es sorprendente dado que entre sus miembros hay varias naciones consideradas
como paraísos fiscales (Suiza, Holanda y Luxemburgo). Sin embargo, en 2000, la OCDE
publicó una lista de “paraísos fiscales no cooperantes” en la cual se mencionaron inicialmente
treinta y cinco territorios o Estados en el mundo considerados poco transparentes de sus
operaciones financieras y poco inclinados al intercambio efectivo de información en materia
tributaria. Aun con todas las reformas promovidas y emprendidas por diversos organismos
multilaterales, entre los cuales se destacan el FMI, el BM y la OCDE, subsisten cinco
territorios dentro de los cuales se encuentran Andorra, Liberia, las islas Marshall y los
principados de Liechtenstein y Mónaco (www.oecd.org).

47
Evidentemente, para estimar la fuga de capital él emplea varias catego-
rías de las salidas de capital privado bruto a corto plazo de la balanza de pagos
(BP): el agregado del capital a corto plazo de otros sectores, la inversión de
cartera de valores y la variación en los activos extranjeros conservados por
los bancos (Cuddington, 1987b). Por consiguiente, el procedimiento es directo y
consiste en la agregación de estos rubros, que se muestran en el cuadro 2
como categorías C y D, respectivamente. Casi todos los estudios que han
empleado esta metodología también agregan los saldos netos de la partida de
errores y omisiones (categoría G). Esta última categoría es incluida
presumiblemente como una variable aproximada (proxy) de las salidas de
capital privadas a corto plazo no declaradas por los residentes. Por consi-
guiente, éste es un cálculo de las salidas especulativas de capital que respon-
den rápidamente a los cambios percibidos en los rendimientos esperados o a
los riesgos debido a la crisis política o financiera que podrían forzar al gobier-
no a imponer controles de capital, y así aumentar los impuestos domésticos o
realizar una devaluación importante del tipo de cambio nominal. Por esta
razón este método está asociado a menudo con el término “dinero caliente”
(hot money) (Varman, 1989).
Por lo tanto, la ecuación empleada para estimar la fuga de capital (FC) o
el dinero caliente se puede escribir de la manera siguiente: FC = – G – C – D,
donde a la FC se considera como salidas netas de capital a corto plazo sin
declarar, que incluye los movimientos del capital de la cartera de valores. En
este método todas las partidas de la BP mencionadas previamente tienen el
signo negativo, por lo cual son multiplicadas por (-1) con el objeto de conseguir
valores positivos en el caso de ocurrir salidas de capital “especulativo”; mien-
tras que los resultados negativos representan el revés de flujos de capital, es
decir, entradas de capital a corto plazo (Kant, 1996).
Es importante advertir que los rubros exactos de la BP elegidos y utiliza-
dos por Cuddington (1986) estaban basados estrictamente en el país que era
analizado. De tal forma que no existe ninguna ecuación universal para una
investigación de corte transversal (cross-country). Inexplicablemente,
Cuddington no dio una razón exacta para elegir una por una las partidas preci-
sas de capital a corto plazo de los rubros de la BP para cada país analizado por

48
él. Pese a su simplicidad y después de transcurrir casi dos décadas desde que
fuera propuesto inicialmente, está claro que este método sigue estando entre
los más populares y difundidos para medir este fenómeno.
Sin embargo, si la fuga de capital se puede medir directamente y sin
mucha dificultad, las preguntas obvias en esta etapa son las siguientes: ¿por
qué tantos métodos se han propuesto y desarrollado durante las últimas dos
décadas?, ¿por qué la mayoría de los métodos toman como su punto de partida
el método indirecto?
En primer lugar, las dudas con respecto a la calidad y la exactitud de las
estadísticas “visibles” e “invisibles” de la balanza de pagos han sido un tema de
discusión reiterado a lo largo de muchas décadas entre organizaciones interna-
cionales y en particular entre los bancos centrales (Morgenstern, 1974).
En segundo lugar, cada país tiene en la práctica diversas maneras de
presentar las transacciones comerciales y financieras (Naya y Morgan, 1974).
De hecho, existen en algunos casos diferencias sustanciales entre la cuarta
edición del Manual de la Balanza de Pagos (MBP4) del FMI y la quinta edición
(MBP5) que entró en vigencia en 1993.

49
Cuadro 2
Balanza de Pagos (BP)
Manuales de la Balanza de Pagos (MBP) del FMI

MBP4 MBP4 MBP5 MBP5


Categorías Línea Línea en Línea Código en Partidas
en IFS BOPSY en IFS BOPSY

A 77 a.d 78 al d 4 993 Z Déficit de la Cuenta Corriente n.i.o.p.


9 2 236 1.- Turismo (crédito)
2 333 2.- Ingresos reinvertidos
de Inversión Extranjera
Directa (IED)
2 370 3.- Otros ingresos por inversión
(crédito)

B 77 bad 4 500 Inversiones Extranjeras


Directas (IED) netas y otros
capitales a largo plazo
78 bd d 4 505 1.- Inversión directa en el
extranjero
78 be d 4 555 Z 2.- Inversión directa en Venezuela

C 93, 94, Otros capitales privados


95, 96, 97 a corto plazo (no bancarios)
94 1.- Otros activos
96 ∆ 8 777 2.- Préstamos recibidos
97 ∆ 8 798 3.- Otras obligaciones (pasivos)

CI 89, 90, Capitales a corto plazo del


91, 92 sector bancario y otras
instituciones

D 78 bf d 4 602 Activos de inversión de


cartera: bonos y acciones
corporativas en el exterior

E 78 bq d Activos de inversión del


sistema bancario en el exterior

F 79..d 78 da d 4 040 Variación (cambio) de las


reservas internacionales

G 77e.d 112 78 ca d 4 998 Errores y omisiones netos

H Variación de la deuda
externa (Banco Mundial)
Continúa en la página siguiente

50
Continuación cuadro 2

H1 Variación de la deuda
externa (OECD)

I 79 bdd 79 dcd 4 766 Uso del crédito y préstamos


del FMI

M 78 aad 99, 100, 79 f.d Contrapartidas a los activos


102, 103, de reservas
105, 107,
109, 111

Fuente: Las partidas y el formato de la BP mostrada en esta tabla están basados, en cierto grado, en
presentaciones anteriores realizadas por Cumby y Levich (1987), Varman (1989), Varman-Schneider
(1991), Chang et al., (1997) y Claessens (1997).

En tercer lugar, no hay manera de comprobar con minuciosidad la exac-


titud de los resultados, y, en consecuencia, de poder corregir cualquiera de las
inconsistencias en las estimaciones obtenidas.
En cuarto lugar, incluso si deseamos emplear medidas directas, el desa-
rrollo de mercados secundarios dinámicos y eficaces implica que los activos
financieros extranjeros a largo plazo pueden ser sustitutos cercanos para los
activos a corto plazo. Este hecho se ha tornado particularmente verdadero en
las últimas décadas dado el crecimiento extraordinario de un sin número de
activos a largo plazo, tales como bonos y capital accionario, los cuales pueden
ser sustitutos cercanos para los activos a corto plazo, y de esta manera pueden
ser empleados por los inversionistas como compensación de riesgo contra con-
diciones económicas desfavorables sin una pérdida significativa de liquidez
(Cumby y Levich, 1987; Eggerstedt et al., 1995).
En quinto lugar, la partida de errores y las omisiones incluyen no sola-
mente los flujos de capital sin registrar, los cuales constituyen los rubros que se
pueden relacionar con la fuga de capital, y así como también ellos capturan
verdaderos errores de medición, debidos, por ejemplo, al retraso en registrar
transacciones comerciales financieras y a auténticos errores de anotación. Por
ende, no todos los errores y omisiones deben ser considerados flujos de capital
(Kant, 1996; Nyoni, 2000).

51
Finalmente, aunque este procedimiento refleja las salidas de capital ne-
tas “sin registrar” representa solamente una “medida estrecha” de la FC
(Varman-Schneider, 1991).
A pesar de estas debilidades, las estimaciones obtenidas por este mé-
todo se han encontrado por ser útiles, y deben ser tratadas como un punto de
referencia para evaluar otras estimaciones de la FC. Esto es debido a que
solamente los flujos de capital a corto plazo son considerados, las cifras obte-
nidas por medio de este método se aprecian a menudo como el límite inferior
por excelencia de las estimaciones de la fuga de capital (Ng’eno, 2000).
Por lo tanto, parece muy razonable mirar más allá de los simples flujos
de capital a corto plazo (Kant, 1996). Finalmente, dado que casi todos los analistas
en esta área consideran este fenómeno por su naturaleza excesivamente difícil
de cuantificar directamente, parece por lo demás inverosímil el confiar sola-
mente en un procedimiento (Gordon y Levine, 1989; Claessens, 1997).

III.2 Métodos indirectos


Un aspecto importante a tomar en cuenta como punto de partida de todos
los métodos indirectos es la identidad de la balanza de pagos (BP), que significa
que la sumatoria de todos los componentes individuales automáticamente suma
cero. Puesto que la BP condensa todas las transacciones entre los “residentes”15
y los “no residentes” de un país dentro de un intervalo de tiempo específico,
registrando tanto transacciones reales como operaciones financieras. Esta es

15 Cabe señalar que el FMI dedica un capítulo entero en el MBP5 a precisar el concepto de
residencia. De hecho, esta institución considera que una persona o empresa es una unidad
económica residente cuando tiene un centro de interés económico en el territorio del país y
cuando produce una cantidad significativa de bienes y servicios en dicho país. Si bien debe
notarse que el concepto de residencia del FMI no es novedoso, debe recalcarse que no existe
un acuerdo total con relación a este asunto. Además cabe recalcar que esta definición permite
un alto grado de discrecionalidad por parte de las instituciones encargadas de la recolección de
los datos. Se trata, en consecuencia, de un concepto muy impreciso por lo que en la práctica
existe una gran disparidad entre los países miembros del FMI. No obstante, el propio FMI
recomienda, como pauta para la consideración de la residencia, la permanencia en el país
durante un año o más.

52
esencialmente una aplicación del principio contable por partida doble, en el cual
toda transacción internacional se registra dos veces en la BP, una como crédito
y otra como débito. Por consiguiente, el balance total que es la suma de todos
los créditos y débitos debe ser igual a cero. Sin embargo, dado que la compen-
sación de los débitos y los créditos asociados con una transacción dada puede
ser obtenida a partir de diferentes fuentes, es muy común que se produzcan
discrepancias que impidan que el saldo neto sea igual a cero. Esto se alcanza
incluyendo una categoría adicional llamada “errores y omisiones netos”, tam-
bién denominada “discrepancias estadísticas”, que permite que balanceemos
los libros. Es de hacer notar que esta diferencia no mide los errores totales,
pues muchos de ellos se cancelarán mutuamente. De tal manera que esta cate-
goría medirá solamente los errores netos, que ocurren al pasar por alto o regis-
trar incorrectamente un lado de la transacción. Si una transacción no es toma-
da en cuenta, entonces ambos créditos y débitos serán reducidos en la misma
cantidad y, por lo tanto, será omitido totalmente.
De tal manera que de la identidad fundamental expresada como ecua-
ción (1) podemos derivar la ecuación (1a), la cual indica que la suma total de los
flujos de capital privados (a corto y a largo plazo) y la partida de errores y las
omisiones es igual a la suma de los cuatro componentes de la BP: el déficit por
cuenta corriente, la inversión extranjera directa (IED) neta, los aumentos en
reservas internacionales y otros capitales a largo plazo del sector oficial
(Claessens, 1997; Chang et al., 1997).

A + B + C + D + E + F+ G + H = 0 (1)
o C + D + E + G = - (A + B + F + H) (1a)

Merece la pena señalar que todos los estudios en este campo tienen en
común varias características. Primero, dado que todos están conectados a tra-
vés de la identidad de la BP, ambos procedimientos dan el mismo resultado, el
método indirecto implica que la FC se puede estimar a través de cualquier lado
de la ecuación, lo que constituye una clara ventaja en comparación con el
“método del dinero caliente”, el cual depende exclusivamente de algunas

53
categorías de la BP. Segundo, todos estiman la FC como un residuo, que por
consiguiente depende de los datos proporcionados por los Anuarios Estadísti-
cos de la Balanza de Pagos (AEBP), pero completados en algunos casos a
partir de otras fuentes. Tercero, intentan medir las adquisiciones de los acti-
vos extranjeros netos por el sector privado y, de este modo, cubrir cualquier
clase de salida de capital privado sin pretender distinguir entre los componen-
tes de la FC de aquellos que no lo son. Finalmente, capturarán un conjunto
más amplio de flujos de capital que los que se obtendrían de otra manera,
como, por ejemplo, a través de la subfacturación de las exportaciones que se
centran solamente en actividades ilegales tales como el lavado de dinero o
simplemente ocultas. En consecuencia, estarán concentrados tal vez en la
acumulación de los activos extranjeros que ocurren a través de una salida
persistente de capital. Por lo tanto, las estimaciones obtenidas de este proce-
dimiento se pueden emplear para evaluar posteriormente la cantidad de acti-
vos que los residentes conservan en el exterior.
Con todo lo expuesto anteriormente debe advertirse que estos métodos
han encontrado varias dificultades y no han estado exentos de críticas. Por
ejemplo, la mayoría de los PED que están más proclives a sufrir de este fenó-
meno no publican estadísticas trimestrales y, por ello, sólo es posible obtener
datos anuales de la BP. Por lo tanto, las estimaciones obtenidas con los datos
anuales no podrán, desde luego, notar cuándo en realidad ocurren los movi-
mientos de capital a corto plazo, los cuales son motivados típicamente por ga-
nancias sobre el capital, por ejemplo, cuando los agentes económicos domésti-
cos anticipan en qué instante una devaluación realmente se va a producir por la
sobrevaluación del tipo de cambio real (Félix y Sánchez, 1990; Gibson y
Tsakalotos, 1993).
Por otra parte, la fórmula asume que son confiables los datos con res-
pecto a transacciones comerciales y de servicios. Esto es un supuesto clave
particularmente dado, pues las estimaciones con respecto a la FC ya están
sujetas a errores de apreciación. Debe subrayarse que, si los datos empleados
para este propósito son de calidad dudosa, por consiguiente, las estimaciones
obtenidas pudieran ser consideradas defectuosas.

54
De hecho, algunos consideran las estimaciones obtenidas con este pro-
cedimiento más bien como una “medida amplia” de las salidas de capital
privado, en vez de una estimación exacta del fenómeno, puesto que no distin-
guen entre las salidas de capital “normales” y la verdadera fuga de capitales
(Dooley, 1988).

III.2.1 Erbe (1985) y el Banco Mundial (1985)


Si bien fueron Dooley et al., (1983) quienes desarrollaron inicialmente la
más amplia de todas las definiciones de la fuga de capitales existentes en la
actualidad,16 fue precisamente un par de años después cuando el Banco Mun-
dial (1985) y Erbe (1985) conjuntamente la popularizaron en paralelo. Este
método estima el fenómeno como un residuo basado en el equilibrio que se
desprende de la identidad (1) y de la balanza de pagos (BP); por lo tanto, la FC
se calcula como la diferencia entre las fuentes de financiamiento por un lado y
los usos del capital por el otro. Las entradas de capital consisten principalmente
en inversión extranjera directa y en deuda externa, además de la asignación
oficial de fondos como los registrados en las estadísticas de la BP, siendo esos
componentes los que se emplean para financiar la cuenta corriente o para au-
mentar las reservas internacionales.
De hecho, la FC es definida por el Banco Mundial (1985) “como la suma
de las entradas brutas de capital y el déficit por cuenta corriente menos los
incrementos en las reservas internacionales oficiales” (trad. propia); ello si se
asume que el monto total de las entradas de capital está “definido como la suma
en las variaciones de la deuda externa bruta (pública y privada) y la inversión
extranjera directa neta”.
Por lo tanto, la ecuación empleada para estimar la FC se puede escribir
de la siguiente manera: FC = H + B + A + F, donde FC es una medida amplia de
los títulos sobre activos netos extranjeros del sector privado que se mide como

16
Dooley et al., (1983) estimaban “la fuga de capital financiero” como un residuo, que describe
como un “incremento acumulado en los derechos privados sobre activos extranjeros (foreign
claims) de los no residentes” (trad. propia).

55
un residuo (H simboliza cambios en el monto de deuda externa, B es IED neta,
A es el saldo de la cuenta corriente, y F representa las variaciones en las
reservas internacionales). Mientras que un saldo positivo entre los componen-
tes representa fuga de capitales, los resultados negativos representan la repa-
triación neta de capital.
En tal sentido este procedimiento parte de considerar que el déficit de la
cuenta corriente y los cambios en reservas internacionales traen consigo una
necesidad financiera particular, la cual debe reflejarse en la variación del en-
deudamiento extranjero bruto. Además, supone que cualquier entrada de capi-
tal que no financie la cuenta corriente –la cual se asume que está en déficit en
los PED, en concordancia con lo establecido en los modelos de brechas– ni
aumente las reservas internacionales, huye del país en forma de FC. Por lo
tanto, esta manera de estimar la FC presume que el considerable volumen de
capital que sale del país no es registrado en la BP.
El método de Erbe (1985) es prácticamente igual al empleado por el
Banco Mundial (1985), la única diferencia entre ambos estudios radica en la
fuente de las estadísticas de la deuda externa. Mientras que Erbe (1985) utilizó
los datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), el Banco Mundial (BM) utilizó y continúa empleando su
propia base de datos. También es importante señalar que el residuo que surge
de estas estimaciones incluye los flujos totales de capital privado sin hacer
ninguna distinción entre las actividades bancarias y aquellas pertenecientes al
sector privado no bancario.

III.2.2 Morgan Guaranty Trust (1986)


Al año siguiente (1986) el banco de inversión Morgan Guaranty Trust
(MGT) propuso una “medida no bancaria” que toma como punto de referencia
la medida amplia popularizada por el Banco Mundial (1985) y Erbe (1985). Sin
embargo, según MGT, la FC se atribuye a cualquier salida de capital aparte del
cambio en los activos externos mantenidos en el extranjero por el sistema ban-
cario, por lo tanto, todos los títulos sobre activos extranjeros llevados a cabo por
cualesquiera de los agentes económicos del sector privado, con la excepción de

56
los bancos privados, se consideran capitales que se han fugado (Morgan Guaranty
Trust,1986).
Aunque esta institución financiera no da razones explícitas para la exclu-
sión de los activos extranjeros a corto plazo sostenidos por el sistema bancario,
su exclusión está probablemente sustentada en los siguientes argumentos: pri-
mero, los depósitos interbancarios no son fuga de capital per se y responden
más a la necesidad de intermediación financiera internacional que al deseo de
exportar el capital a los paraísos fiscales; segundo, en muchos PED los bancos
están esencialmente bajo el control continuo del gobierno directo o han sido
nacionalizados, por ejemplo, como sucedió en México a principios de la década
de los 80 (Duwendag, 1987); por lo tanto, el capital transferido al exterior por
los bancos domésticos debe ser excluido de las estimaciones de la FC, puesto
que estos activos y sus ganancias del interés están bajo el control de las autori-
dades domésticas.
Desde este punto de vista, el método del MGT para estimar la FC puede
ser especificado como sigue la FC = H + B + A + F + E, donde E representa la
variación en los activos extranjeros sostenidos por el sistema bancario domés-
tico, y los símbolos FC, H, B, A y F, ya fueron definidos antes. Como ya dijimos,
los valores positivos implican fuga de capitales, mientras que los negativos re-
presentan el retorno o la repatriación de flujos de capital.
No obstante, debe resaltarse que la exclusión de los activos extranjeros
mantenidos por los bancos privados es enteramente arbitraria, especialmente si
se considera que no hay razón de imaginarse que las instituciones financieras
nativas procederán de forma diferente a la de otros agentes económicos,
incluso si están bajo control del Estado, y por lo tanto no tomarían parte de la
FC (Cuddington, 1987b; Gunter, 1996). Además, los activos mantenidos en el
exterior por el sistema bancario incluyen no solamente los de los bancos públi-
cos sino también de igual forma los activos conservados por las entidades ban-
carias privadas, por lo tanto las estimaciones obtenidas con este método po-
drían subestimar el monto fidedigno de las salidas de capital (Claessens, 1997).
Por otra parte, en vista de que MGT era y sigue siendo en efecto uno de los
mayores receptores de depósitos en el mundo entre las instituciones bancarias
privadas internacionales, esta postura podría también interpretarse como un

57
modo de ocultar la verdad con respecto al papel esencial desempeñado por el
sistema bancario en la oferta de secreto financiero y como vehículo en opera-
ciones secretas de dinero (Walter, 1985; Félix y Sánchez, 1990; Henry, 1996).

III.2.3. Cline (1986)


Por otra parte, Cline (1986) modifica aún más el método del MGT sustra-
yendo los ingresos por concepto del turismo y de la inversión extranjera directa
(IED) reinvertida, así como otros ingresos por concepto de inversión del compo-
nente residual de la cuenta corriente de la balanza de pagos (Varman, 1989;
Varman-Schneider, 1991; Kant, 1996).
Es por ello que las razones para restar los ingresos por turismo son con-
fusas pero se deben presuntamente al hecho de que estos ingresos están fuera
del control de los funcionarios cambiarios, y por ende del gobierno, y en conse-
cuencia no deben ser incluidos en las estimaciones, puesto que tales fondos no
están disponibles para la fuga de capital adicional. Por las mismas razones
dadas arriba, Cline (1986) considera que los ingresos por intereses privados por
concepto de depósitos en el sistema bancario o de otros activos en el exterior
que no sean repatriados deben ser excluidos de las estimaciones.
De igual forma estas exclusiones se pueden relacionar con el interés
mostrado por Cline (1986) en determinar la propensión marginal del capital de
salir del país, al punto que tiene interés en descubrir hasta qué grado las entra-
das futuras de capital darán lugar en última instancia a la fuga de capital adicio-
nal (Cumby y Levich, 1987), pero debemos decir que las razones no son nada
cristalinas (Claessens, 1997).
Finalmente, es necesario apuntar lo observado por Cumby y Levich
(1987), quienes indican que “los ajustes sugeridos por Cline (1986) a las estima-
ciones del Banco Mundial-Erbe-MGT no son relevantes para todos los países y
se presentan aquí solamente con el fin de la comparación” (trad. propia).

III.2.4 Duwendag (1987)


Duwendag (1987) hace otro ajuste a las medidas amplias mencionadas
arriba, excluyendo tres categorías adicionales: errores y omisiones (G), con-

58
trapartidas a los activos de reservas (M)17 y al crédito del FMI (I). La exclu-
sión de M e I se debe a que es muy difícil interpretarlos. En el caso de I, él
precisa que la inclusión de esta categoría en un residuo amplio puede ser que
produzca un sesgo, porque los créditos del FMI –crecientes pasivos con el
FMI– reducen las reservas del banco central y, por lo tanto, podría sobrees-
timar la fuga de capital.
Advierte que en el caso particular de Venezuela las figuras divulgadas
por el BCV tienen que ser tomadas con cierta precaución, por cuanto, si
decidiéramos utilizarlas, es posible que las estimaciones derivadas del método
propuesto por Duwendag (1987) pudieran inducirnos a la falsa impresión de
que se produjo fuga de capitales desde 1975 –cuando la industria petrolera
fue nacionalizada–, cuando en realidad el fenómeno comenzó realmente va-
rios años después (véase el cuadro 3 más adelante). Aun así, no hubo necesi-
dad de realizar ninguna enmienda, pues los datos empleados en este caso
proceden de las Estadísticas Financieras Internacionales (EFI) del FMI, que
siempre ha considerado los activos de Petróleos de Venezuela, S.A. (Pdvsa)
como parte de las reservas internacionales de la nación. En consecuencia, no
tenemos que preocuparnos de este aspecto y, por lo tanto, podemos efectuar
las estimaciones utilizando la definición propuesta por Duwendag (1987), sin
la imperiosa necesidad de efectuar ninguna corrección a la información esta-
dística proveniente del BCV.

III.3 Otros métodos

III.3.1 El procedimiento de Dooley


Aunque la FC se asocia a un flujo, Dooley (1988) sugiere una combina-
ción de ambos métodos directo e indirecto de estimación. Este autor identifica
el fenómeno como el acervo de activos externos de cualquiera de los agentes
económicos del sector privado que no son divulgados a las autoridades domés-

17
Corresponde a la monetización/desmonetización de oro; asignación/cancelación de los Dere-
chos Especiales de Giro (DEG); cambios de valoración de las reservas (FMI [1990] BOPSY,
vol. 41, parte 1: viii).

59
ticas y, por lo tanto, esto no genera ingresos, es decir, rendimientos al país
acreedor en las cuentas de la balanza de pagos. Nótese que esta definición
procura hacer una distinción entre las salidas “normales” del capital y la fuga
de capitales. Por otra parte, este método considera el impacto potencial del
interés que compone en la cantidad total de activos domésticos conservados en
el extranjero (Álvarez Gutiérrez y Guzmán Calafell, 1988). Sin embargo, no
hay categoría, código o línea en la estadística de la BP que cumpla directa-
mente con esta definición. Por lo tanto, él argumenta que los datos sobre
salidas del capital brutas deben ser utilizados para estimar la fuga de capital
de una manera indirecta.
Según lo antes citado, aunque el procedimiento sea directo, es importan-
te observar que es extremadamente laborioso de ejecutar y mucho más compli-
cado que los métodos mencionados con anterioridad (Khan y Ul Haque, 1987).
La metodología empleada para realizar las estimaciones de la FC consiste en
calcular primero tres medidas de la posición externa del país o de los países que
están siendo analizados. Esas medidas son las siguientes: los ingresos de inver-
sión registrados, los títulos externos totales –declarados y no declarados– y el
acervo de títulos externos corregidos. Dooley (1988) calcula el acervo agrega-
do de títulos externos registrados por los no residentes –privado y público–
utilizando las estadísticas de la BP a excepción de la inversión directa. Luego,
el monto acumulado de la partida de errores y omisiones de la balanza de pagos
se toma como la mejor medida aproximada (proxy) de las inversiones en poder
de los no residentes que no son gravadas. Esta última figura es construida
restando el acervo de la deuda externa derivada de los flujos acumulados de
endeudamiento externo neto obtenidos de la BP del FMI publicados y los
proporcionados por la OCDE. Finalmente, la sumatoria de los ingresos de
inversión registrados y sin registrar da una estimación de los títulos externos
totales. Por ende, este método define explícitamente la fuga de capitales como
el capital comercial en títulos poseídos por los residentes, que no generan ingre-
sos por inversión registrados en la BP (Cumby y Levich, 1987; Schneider, 2003a).
Es pertinente indicar que esta medida “derivada” tiene varias característi-
cas reconocibles de las definiciones más amplias propuestas por Erbe (1985),
el Banco Mundial (1985) y el Morgan Guaranty Trust (1986). Primero, estima

60
la fuga de capital más bien como un stock que un flujo del capital. Segundo,
excluye las inversiones privadas en el exterior que generan renta nacionalmente.
Tercero, la definición y por lo tanto su medición no requieren los períodos en
que los riesgos son anormalmente altos. Finalmente, sus defensores señalan
que proporciona las estimaciones más directas de la pérdida de recursos para
la economía, que se podrían potencialmente emplear para las actividades pro-
ductivas dentro de la economía doméstica (Varman, 1989).
A pesar de lo descrito previamente y antes de continuar, es necesario
aclarar que este ensayo no tomará en consideración la técnica propuesta por
Dooley (1988) para estimar la fuga de capitales, en este caso en particular. En
términos generales los motivos son los siguientes: primero, si bien es cierto que
las partidas de la BP requeridas para estimar la FC a través de este método
estaban claramente especificadas en la presentación sugerida por el MBP4 del
FMI, éstas sufrieron una profunda modificación en el MBP5. Por ejemplo, el
énfasis del MBP4 recaía sobre el vencimiento de los préstamos u obligaciones,
sin embargo, éste cambia en el MBP5 hacia el tipo de instrumento; lo cual
impide identificar todas las inversiones directas y de cartera, así como también
los instrumentos derivados, lo cual a su vez inhibe construir una serie completa
y uniforme para el período 1950-1999 (Schneider, 2003a). Segundo, si bien
existen diferencias conceptuales entre este método y las medidas amplias men-
cionadas anteriormente (e.g. BM), las discrepancias entre ambas estimaciones
han sido reiteradamente mínimas, por lo cual nos parece innecesario dedicar
recursos a estimar una serie corta cuyo valor añadido es casi nulo al momento
de realizar las estimaciones empíricas (Claessens y Naudé, 1993; Collier et al.,
2001; Schneider, 2003a).

III.3.2 El método de la economía oculta


Es significativo mencionar que las diferencias existentes entre las técni-
cas mencionadas previamente implican que, aunque las estimaciones basadas
en las partidas de la BP pudieron haber sido construidas cuidadosamente, la
información no captura ineludiblemente la esencia del proceso del flujo de capi-
tal y podría oscurecer la información vital sobre los determinantes verdaderos
de la fuga de capital en algunos países y más aún sobre su dinámica. Es por ello

61
que Anthony y Hughes Hallett (1992), entre otros investigadores, mantienen
que los estudios basados en procedimientos contables tienen que ser revisados
cuidadosamente en un marco de análisis que utilice en particular países como
casos de estudio. Sus resultados han de ser una fuente de información para el
paso subsiguiente, que consiste en encontrar determinantes de la fuga de capi-
tal, y más aún si van a ser utilizados por los ejecutores de política económica en
países altamente endeudados como referencia al momento de diseñar la toma
de decisiones.
Tomando como referencia lo anterior, los métodos mencionados ya tie-
nen varias limitaciones notables que podrían reducir los activos totales deposi-
tados en el exterior. Por ejemplo, en la mayoría de los casos no toman en
cuenta el crecimiento en el valor de esas tenencias de la renta que han genera-
do (interés, dividendos, etc.) y en otros casos no consideran los cambios en el
valor del dólar de EEUU (US$) en el período analizado con respecto a otras
monedas. Por lo tanto, estos supuestos cruciales se deben tomar en considera-
ción, si es posible, al momento de analizar con cuidado antes de que cualquier
valoración de los determinantes de la fuga de capital pueda ser desarrollada.
Por otra parte es interesante destacar los aportes de Anthony y Hughes
Hallett (1995), quienes han intentado remediar algunas de las deficiencias
mencionadas previamente, basadas en las partidas de la balanza de pagos,
empleando para ello el “método de la economía oculta”. En este caso la FC
se estima con las técnicas desarrolladas específicamente para medir la lla-
mada economía subterránea, también informal, oculta o paralela –que com-
prende no sólo actividades ilícitas, sino además los ingresos no declarados
procedentes de la producción de bienes y servicios lícitos, tanto de transac-
ciones monetarias como de trueque– de la OCDE (Bhattacharyya, 1990).
Este procedimiento procura cuantificar la FC estimando una ecuación de la
demanda de dinero en la cual los factores se clasifiquen en dos grupos: los
responsables de la demanda normal para el dinero y los que explican la de-
manda oculta o “ilegal” del dinero.
Es necesario clarificar que este ensayo no tomará en consideración esta
técnica para estimar la FC, en este caso en particular, sin embargo, se concen-
trará en las metodologías tradicionales o técnicas contables desarrolladas en la

62
década de los 80 y mencionadas supra. Lo anterior se explica porque este
procedimiento implica que la FC ocurre principalmente a través de los instru-
mentos como, por ejemplo: maletines de cuero negro, transferencias intrafamilia
o a través del mercado negro de divisas; y dado que los gobiernos no las con-
siente se les consideran per se actividades “ilegales”. Por consiguiente, es
razonable sostener que estos movimientos de capital en su mayoría no son
detectados y, en consecuencia, escapan del control gubernamental. Es por ello
que la mejor manera de que se dispone en este contexto es cuantificar la exten-
sión de la economía subterránea.
Aunque esto podría ser correcto, esta suposición no tiene por qué ser
verdad para todos los flujos de capital. De hecho, el capital puede escapar de
un país por diversos medios, algunos de ellos totalmente legales, y en cuyo caso
la FC se debe asociar a los ahorros domésticos que son colocados en el extran-
jero. Por ejemplo, es altamente discutible considerar la fuga de capitales en
Venezuela, al igual que en otros países latinoamericanos incluyendo México, de
ser ilegal por definición, ya que las salidas de capital ocurrieron a menudo en un
ambiente caracterizado por la existencia de amplios derechos de propiedad y la
inexistencia de controles de capital (Rodríguez, 1987). Por ende, los agentes
económicos pudieron adquirir activos extranjeros a través de los canales per-
fectamente legales durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX, sin
tener que tomar riesgos innecesarios. Hay que advertir que esto era factible
incluso si el capital enviado al extranjero hubiese sido obtenido a través de
actividades ilícitas –drogas, prostitución, casinos ilegales y juegos de azar veda-
dos– o proveniente de la corrupción política. Por lo tanto, considerar que la FC es
a priori ilegal podría ser totalmente desacertado en algunos casos (Kant, 1996).

III.3.3 Falsa facturación comercial


Cada método discutido previamente tiene sus desventajas y limitaciones
al momento de estimar la escala y la magnitud de la fuga de capital. Sin embar-
go, la más importante limitación se relaciona con el hecho de que pueden estar
sujetos a errores de medición, en especial, si las estadísticas sobre comercio
internacional son de mala calidad. Además, en países con tipos de cambio
sobrevaluados, restricciones comerciales y especialmente con controles de capital

63
(en particular en la cuenta de capital), los agentes económicos están estimu-
lados a sobrefacturar las importaciones y subfacturar el valor de sus exporta-
ciones para evitar estas restricciones. Esto implica que las facturas de las
importaciones y/o las exportaciones están a menudo falsificadas y, en conse-
cuencia, las estadísticas de la BP no reflejan exactamente los flujos comer-
ciales y de capital. De este modo, la FC, medida como usualmente, puede ser
subestimada. Por lo tanto, ambos métodos (directo e indirecto) generarán
una estimación inexacta de la FC, y de esta manera puede ser que sea sensi-
ble de ajustar las estimaciones de la FC tomando en cuenta la subestimación
comercial al momento de valorar la magnitud del fenómeno. De hecho, el
mismo Banco Mundial (1985) era muy cauteloso con respecto a su propia
definición, indicando que “para algunos países [notablemente la Argentina y
Venezuela] la estimación puede exagerar la fuga de capital debido a que las
importaciones no declaradas y la inversión normal de cartera en el exterior
son incluidas” (trad. propia).
Estas circunstancias condujeron al desarrollo de la técnica de “subesti-
mación” o “falsa facturación” comercial, que sin duda es un procedimiento
diáfano. Consiste en el empleo de la diferencia en las estadísticas comerciales
del país señalado y de sus principales socios comerciales. Por consiguiente, se
utilizan como patrón de referencia las cifras comerciales divulgadas por los
países industrializados a través de los datos de la balanza comercial publicados
por el FMI, y después se les compara con los valores registrados y divulgados
por la aduana del país o de los países que están siendo estudiados (McDonald,
1985). El uso de datos procedentes de los países industrializados se basa en el
supuesto de que los datos estadísticos registrados por el FMI referentes al
comercio internacional de los países industrializados deben ser exactos. Nótese
que, debido a que los datos empleados son de países asociados, es decir, que
mantienen relaciones comerciales, este procedimiento implica comparar las ci-
fras de comercio exterior registradas por la aduana del país que está siendo
analizado vis-à-vis con las de las aduanas de los principales socios, lo cual a su
vez permite verificar si se están adquiriendo divisas por medio de la falsifica-
ción de documentos comerciales (Gulati, 1987).

64
Sin embargo, para comparar sobre una base consistente, ambas figuras
tienen que ser ajustadas desde los valores CIF (costo, seguro y flete) a los
valores FOB (libre a bordo). Esto implica que los valores de las importaciones
del país divulgado por la estadística comercial del FMI son ajustados hacia
abajo un cociente país-específico de CIF/FOB en vez de utilizar el ajuste estándar
de 10% para una conversión FOB-CIF.
Aunque Bhagwati et al., (1974) Gulati (1987) y más recientemente
Claessens y Naude (1993), entre otros investigadores, consideren a la falsa
facturación comercial como una medida alternativa (medida directa) que per-
mite que calculemos la escala de salidas del capital y así de la adquisición de la
moneda extranjera, existen muy buenas razones para no usar la subestimación
comercial per se como una medida de la FC, debido a que este procedimiento
constituye sin duda tan sólo un ajuste de las medidas indirectas mencionadas de
antemano. Pasaremos a explicar esto a continuación.
En primer lugar, esta figura puede ser engañosa ya que las diferencias
en la estadística comercial pueden ser debido a la evasión fiscal y podrían
ocurrir como reacción a la presencia de altos niveles arancelarios. Por ejemplo,
los impuestos sobre las importaciones pueden dar un incentivo a la subfacturación
de las importaciones (Gibson y Tsakalotos, 1993).
En segundo lugar, la subestimación comercial podría ser el resultado de
inconsistencias y errores en la manera como son divulgados o aun registrados
las transacciones o inclusive puede ser producto del financiamiento parcial de
los viajes al extranjero por parte de los residentes domésticos (Bhagwati et al.,
1974 y Claessens, 1997).
En tercer lugar, este procedimiento asume que el proceso de fuga de
capitales se efectuó principalmente por medio de la subfacturación sistemática
de las exportaciones o de las importaciones (o de ambas).18

18
Este tema es probable que sea totalmente cierto para la mayoría de los PED, ya que hasta hace
poco tiempo muy pocos países en el mundo permitían la libre movilidad de capital. De hecho,
incluso en naciones industrializadas, los controles de cambio eran hasta hace poco tiempo
frecuentes, verbigracia, Noruega, España, Grecia y Francia (Gibson y Tsakalotos, 1993). Sin
embargo, es importante destacar que Venezuela gozó de total convertibilidad, es

65
Finalmente, esta metodología asume que como una característica propia la
FC está asociada a transacciones ilegales. Esta situación se debe a la falta de
cumplimiento forzoso en la aplicación de las leyes con respecto al comercio inter-
nacional, lo cual proporciona la coyuntura para trasladar activos al extranjero.
Por las razones mencionadas, consideramos que esta metodología es
muy cuestionable, especialmente en este caso en particular, puesto que presu-
pone la naturaleza ilegal de estas salidas. Por otra parte, esta metodología no se
puede considerar una medida independiente per se, ya que no es una técnica
diseñada para estimar el proceso íntegro de la fuga de capitales. Sin embargo,
está fuera de duda que cualquier método que permita ajustes y que se pueda
emplear para refinar otras estimaciones obtenidas por medios directos e indirec-
tos tiene un mérito indiscutible, para analizar el caso de países como Bangladesh,
India, Filipinas y Turquía (Varman-Schneider, 1991; Demir, 2004).
Por otra parte, tradicionalmente se ha argumentado que la subfacturación
de las exportaciones y la sobrefacturación de las importaciones son canales
perfectamente plausibles para exportar el capital, especialmente cuando exis-
ten controles de capital y, particularmente, cuando éstos son efectivos y se
hacen cumplir. Estas condiciones económicas animaron a varios investigadores
a realizar el esfuerzo de estimar la FC para varios países de Latinoamérica
empleando los datos correspondientes de exportación y de importación de los
socios comerciales; sin embargo, sus resultados tuvieron discrepancias y sus
efectos netos sobre las estimaciones de la FC en general eran bastante mode-
rados (Gulati, 1987). Esto podría deberse a la ausencia de controles de capital

decir, no había restricciones en la compra y venta de divisas extranjeras, durante la mayor


parte del período bajo investigación, a excepción de tres períodos distintivos: diciembre de
1960-1963, febrero de 1983-marzo de 1989 y finalmente entre marzo de 1994 y julio de
1995. La convertibilidad de moneda y el movimiento de capital eran claramente ilimitados,
una característica que el difunto Díaz-Alejandro (1984: 339), entre otros analistas, encontró
sorprendente, incluso en comparación con países desarrollados como Suecia, los cuales tuvie-
ron controles de capital hasta hace poco tiempo. Por lo tanto, la falsificación de documentos
en las transacciones comerciales habría podido ser un mecanismo para exportar eficazmente
el capital durante los períodos en que existieron controles de cambio, pero inútil e ineficaz
para capturar este fenómeno durante la mayor parte del período bajo estudio.

66
en estos países, por lo menos hasta que estalló la crisis de la deuda externa en
los países del Tercer Mundo. De hecho, hasta hace poco tiempo, muchos paí-
ses en la región confiaron en mayor medida en las licencias de importación que
en derechos arancelarios para controlar las importaciones, mientras que otros
países emplearon precios oficiales de la referencia en vez de los precios de las
facturas para calcular impuestos sobre las importaciones. Sin embargo, no im-
porta qué razón esté detrás de este pobre resultado, está claro que la subesti-
mación comercial se puede emplear solamente con una cierta perspectiva de
éxito si los datos contenidos en la estadística de la balanza de pagos son limpia-
dos sustancialmente (Félix y Sánchez, 1990).
Sobre la base de todos los argumentos mencionados anteriormente, sos-
tenemos que es totalmente inadecuado aceptar a priori cualesquiera de estas
definiciones e igualmente cualesquiera de las medidas que se derivan de algu-
nos de estos métodos, sin tener de antemano un conocimiento claro del caso
bajo escrutinio. En consecuencia, es necesario hacer hincapié en que las defi-
niciones y las metodologías tienen una gran importancia, pero su verdadera
utilidad emerge cuando se analiza este fenómeno utilizando en particular países
como casos de estudio (Kant, 1998).

67
IV. Estimaciones de la fuga de capital

IV.1 Datos estadísticos y período de tiempo


Todos los datos utilizados en este ensayo son anuales y se obtuvieron
tanto de anuarios estadísticos nacionales como internacionales.19 Es pertinente
mencionar que la fuente nacional primordial fue el BCV por medio de publica-
ciones como el Informe Económico y el Anuario de la Balanza de Pagos, así
como de otras publicaciones impresas tales como las Series Estadísticas de los
Últimos Cincuenta Años (Tomos I-VI) coordinada por Ignacio Antivero.
Los datos de fuentes oficiales fueron complementados en gran medida
con la información recopilada por Baptista (1991 y 1997), la cual imprevisiblemente
proporcionó la oportunidad de compararlas y, en vista de que ambas son equi-
valentes, nos apoyamos en ellos como nuestras fuentes principales. La impor-
tancia de la data proporcionada por Asdrúbal Baptista debe ser reconocida, en
particular, tomando en cuenta que las cuentas nacionales han atravesado, du-
rante la segunda mitad del siglo XX, cuatro cambios significativos de metodolo-
gía: 1957, 1968, 1984 y nuevamente en 1997. Es conveniente destacar que
dichos cambios fueron más allá de los ajustes rutinarios relacionados con el
cambio de año base; de hecho, dichas modificaciones coincidieron con revisiones

19
La frecuencia de los datos de series temporales, puede ser diferente: diarios, mensuales,
semanales, trimestrales o anuales. No obstante, la elección de un tipo de frecuencia u otro
viene condicionada por una parte por el propósito propuesto ex ante: en nuestro caso los
modelos econométricos estimados buscan explicar la dinámica a mediano o largo plazo utili-
zando medidas “amplias” de FC, el cual parece ser un fenómeno crónico en el caso particular
de Venezuela, por lo cual, enfocaremos el problema utilizando series de frecuencia menos
elevadas (anuales) y las cuales por fortuna se encuentran a su vez disponible. Sin por el
contrario el objetivo del análisis se concentrara más en la dinámica a corto plazo, por ejemplo,
utilizando medidas “estrechas” del fenómeno del “dinero caliente” (hot money), convendría
enfocar el problema utilizando series de frecuencia más elevadas, en cuyo caso la selección
idónea serían datos trimestrales o mejor aún mensuales, no obstante, cabe reiterar que los
mismos no se encuentran disponibles para la totalidad del período bajo estudio.

69
significativas en la metodología utilizada para construir las cuentas nacionales.
Además, se debe acotar la carencia de cifras oficiales sobre el acervo de capital
físico (KT), insumo esencial para la construcción de series de riqueza privada,
estimado como la fuga de capital acumulada, el stock (acervo) de capital fijo
del sector privado y el cuasidinero (Collier et al., 2001). Si bien debe mencionar-
se que recientemente fueron publicadas estimaciones de KT para siete países de
AL incluyendo a Venezuela (Hoffmann, 2000), las únicas estimaciones disponi-
bles hasta hace pocos años eran las publicadas por Baptista (1991 y 1997). De
hecho, el investigador destaca que es la mejor fuente de información histórica de
la economía venezolana.
La fuente internacional fundamental de datos fueron las Estadísticas Fi-
nancieras Internacionales (EFI, varias ediciones) y la Direction of Trade Statistics
(DOT, varias ediciones) publicadas por el FMI. Con relación a las cifras refe-
rentes a la deuda externa se consultaron varias ediciones de las World Tables,
del Global Development Finance (conocidos en el pasado con el título de
World Debt Tables), y de los World Development Indicators y el World
Bank Atlas, las cuales son publicaciones editadas por el BM.
También, el informe titulado El progreso socioeconómico en América
Latina (varias ediciones) publicado por el BID, los cuales están también dispo-
nibles en el Statistical Abstract of Latin America (SALA) y en el Statistical
Yearbook of Latin American and the Caribbean (Sylac), publicado por James
W. Wilkie et al., (varias ediciones), fueron consultados.
Una fuente alternativa de variables macroeconómicas es la base de da-
tos publicados inicialmente por Summers y Heston (1991). Sin embargo, en
este caso en particular se prefirió no utilizarla debido a que existen diferencias
importantes entre las Penn World Tables (PWT) y las cifras divulgadas por la
mayoría de los países de acuerdo con su sistema de cuentas nacionales (SCN),
las cuales coinciden por lo general con aquellas publicadas por el BM. Estas
discrepancias se han mencionado en pocas ocasiones en estudios empíricos;
sin embargo, una excepción notable es Cardoso (1993), quien indica que las
diferencias entre las series se derivan de los deflactores del PIB y de la inver-
sión empleados por el PWT para construir sus series estadísticas.

70
Otras fuentes internacionales empleadas en este ensayo incluyen la Or-
ganización de las Naciones Unidas (ONU) la cual publica anuarios estadísticos
sobre el comercio internacional así como estudios puntuales sobre los PED
(UN, 1953, 1962 y 1964). De la misma manera se consultaron los Anuarios
Estadísticos de América Latina y del Caribe, publicados periódicamente por
la Cepal. Además, se consultaron estudios realizados por Avramovic y Gulati
(1958), Avramovic y asociados (1964), Pick’s Currency Yearbook y el World
Currency Yearbook.
Es pertinente señalar que se revisaron las publicación anuales y trimestra-
les de la firma The Economist Intelligence Unit (EIU) consagradas a Venezue-
la, las cuales se titulan Country Profile y Country Reports (varias ediciones).
Cabe recordar que las cifras macroeconómicas y en especial aquellas
publicadas en la BP son revisadas y rectificadas con el fin de actualizarlas, por
ende, las mismas son corregidas regularmente por entes nacionales y, en con-
secuencia, por organizaciones internacionales tales como el BID, BM, Cepal,
FMI, OCDE. Por ello pueden existir diferencias debido a los cambios entre los
últimos datos publicados y los que estaban disponibles de antemano en infor-
mes impresos o en formato electrónico. Sin embargo, el efecto de tales varia-
ciones en las estimaciones finales debe ser insignificante.
El período de tiempo para esta investigación estuvo circunscrito a 1950-
1999, lo cual produce un número relativamente reducido de observaciones con
frecuencia anual (n = 49) desde un punto de vista estrictamente estadístico.
Esto, a su vez, pudo haber disminuido la eficiencia de los métodos econométricos
empleados y, por ende, es una limitación a la metodología econométrica utiliza-
da que debe ser destacada. Por otra parte, debido al elevado número de varia-
bles implicadas en el fenómeno de la fuga de capitales, se decidió utilizar distin-
tos enfoques econométricos –tanto de contrastes de raíces unitarias como de
estimación de los parámetros a corto y a largo plazo–, a fin de evaluar y cotejar
los resultados obtenidos por medio de diferentes metodologías.
Finalmente, es apropiado mencionar que todas las estimaciones se obtu-
vieron con el programa econométrico especialmente diseñado para series de
tiempo Microfit, versión 4.0, desarrollado por Pesaran y Pesaran (1997).

71
IV.2 Descripción general
Los cuadros 3 y 4 muestran nueve estimaciones diferentes de la fuga de
capitales para el período 1950-1999, conforme con las estimaciones realizadas
por el autor. Las estimaciones sobre la FC exhibidas en esta sección se basan
en las siguientes técnicas: el método residual que incluye diversas versiones
propuestas por el Banco Mundial (BM), Erbe, Morgan Guaranty Trust (MGT),
Cline y Duwendag, así como cuatro variantes de las estimaciones de “dinero
caliente” (hot money) propuesto por Cuddington. Las estimaciones mostradas
en el cuadro 3 están en miles de millones de dólares estadounidenses (US$) a
precios corrientes y las correspondientes estimaciones en términos reales –las
cuales se obtuvieron empleando el índice de precios al consumidor (IPC) de
EEUU (a precios de 1995)– se muestran en el cuadro 4.
Las cifras obtenidas a través de las nueve medidas diferentes sugieren
que la FC en términos nominales ascendió a más de US$ 70.000 millones du-
rante la segunda mitad del siglo XX. Nótese que durante el mismo período la
deuda externa de Venezuela –pública y privada– se incrementó a precios
corrientes en aproximadamente US$ 35.000 millones, resaltando que se par-
tía de… ¡cero! Esto implicaría que los activos conservados en el exterior por
los residentes venezolanos ascienden a por lo menos el doble de la deuda
externa total –quizás 150.000 millones de dólares estadounidenses actual-
mente–. A saber, por cada dólar estadounidense (US$) de la deuda externa
acumulado por el país, los residentes venezolanos acumularon al menos dos
dólares de activos en el extranjero. De esto se deduce que, si la FC hubiera
sido evitada o atenuada sustancialmente, el país habría podido evadir total-
mente la crisis de la deuda externa acontecida durante la década de los 80, tal
como lo hicieron los otros importantes países exportadores de petróleo del
golfo Pérsico (Morgan Guaranty Trust, 1986).

72
Cuadro 3
Estimación de la fuga de capital en Venezuela (1950-1999)
(en millones de US$)
Año Banco Erbe MGT Cline Duwendag Cuddington Cuddington Cuddington Cuddington
Mundial I II III IV
1950 203 - 203 203 23 188 180 180 188
1951 -120 - -120 -120 5 -142 -125 -125 -142
1952 153 - 154 154 19 139 135 135 138
1953 63 - 61 59 3 59 60 58 61
1954 87 - 84 82 -37 73 125 121 75
1955 -47 - -51 -54 -51 -45 -1 0 -48
1956 -24 - -26 -29 -404 354 380 378 358
1957 -106 - -110 -113 -524 410 407 414 407
1958 352 - 340 336 327 81 12 13 94
1959 208 - 214 210 269 -67 -45 -55 -89
1960 567 - 577 573 223 377 359 354 379
1961 501 - 489 486 413 140 82 76 147
1962 151 - 152 149 311 -109 -161 -159 -116
1963 263 - 268 265 301 52 -33 -33 45
1964 240 - 267 261 179 50 94 88 60
1965 -18 - -43 -64 -50 8 25 7 16
1966 -110 - -104 -130 -41 2 -46 -63 -12
1967 82 - 82 49 -19 104 121 100 107
1968 71 - 74 34 37 33 27 32 37
1969 160 - 154 108 -100 84 110 120 82
1970 -44 - -45 -95 65 -56 8 -3 -57
1971 757 - 744 683 720 -58 -9 -18 -46
1972 -37 - -99 -172 436 -690 -474 -473 -631
1973 451 - 494 342 47 194 473 462 126
1974 706 - 638 430 233 513 648 634 524
1975 -554 - -645 -870 -310 -217 -4 -67 -143
1976 -268 -895 -261 -448 1797 -626 -1011 -1202 -662
1977 1816 -1998 1701 1404 4025 -1828 -1957 -2065 1830
1978 1243 -1488 958 493 2534 -1182 -833 -1072 -971
1979 3819 -778 3668 3168 4301 -2303 163 169 -2238
1980 6308 2532 6308 5544 5239 3107 2846 2582 3135
1981 6983 5263 6978 5782 4849 4903 4869 4751 4868
1982 4204 5815 4255 3315 1814 7990 7348 7338 7053
1983 10212 2070 10406 9467 9897 4016 995 988 4362
1984 1595 1157 830 -542 -238 2154 2111 2111 2345
1985 133 2057 305 -1021 -550 1514 1961 1961 1333
Continúa en la página siguiente

73
Continuación cuadro 3
1986 199 -148 390 845 -393 419 1497 1497 162
1987 -241 -875 50 -1821 -194 -600 1521 1521 -1463
1988 -1748 -500 -2173 -4117 804 -2841 -2056 -2056 -1763
1989 -280 1762 -530 -2217 2003 2662 -543 -551 2337
1990 6672 3999 6715 4054 6754 2850 4557 2605 3758
1991 1992 18782 1880 23 618 1665 2509 2526 1502
1992 1112 -1038 1067 -237 385 830 1265 1267 807
1993 -2940 -3345 -3010 -4461 -3866 1255 760 839 1681
1994 3254 989 3616 1531 3057 1610 2732 2710 2213
1995 3347 1140 3833 1646 2557 1389 508 494 1389
1996 3864 2116 3724 1690 4752 3389 933 892 3389
1997 5806 1562 5826 3501 3287 1170 2059 1459 1170
1998 5398 4043 5306 2718 3361 970 372 1442 970
1999 4029 9250 3696 1259 - 1287 712 992 1287

1950-99 70.464 51.472 69.290 34.353 58.868 35.277 35.666 33.374 40.054

Fuente: Cálculos de autor (véase apéndice A).

Las estimaciones también sugieren que ocurrieron modestos ingresos de


capital, sin embargo, solamente durante breves lapsos, por ejemplo, durante los
períodos siguientes: 1955-1957, 1965-1966, 1975-1976 y más recientemente en
1993. Asimismo, está claro que los activos externos privados de los residentes
venezolanos por lo general no se han repatriado. Más aún es notorio y puede
observarse en el gráfico 1 que desde finales de la década de los 80 la Inversión
extranjera directa neta (IEDN) ha aumentado (en términos reales) considera-
blemente encontrándose para finales de la década de los 90 en niveles que se
equiparan con la década dorada de los años 50, sin embargo, esto no fue sufi-
ciente para compensar la tendencia sistemática de Venezuela a exportar capi-
tal durante la segunda parte del siglo XX.

74
Gráfico 1
Inversión extranjera directa neta (IEDN)
(1950-1999)

De todo lo anterior se puede acotar que las diversas estimaciones permi-


ten que indiquemos sin ninguna duda que este fenómeno es más crónico que un
simple acontecimiento episódico y aislado, por lo menos en este caso particular
(véase gráfico 2); una característica que se ha mencionado en el pasado refi-
riéndose a muchos países latinoamericanos pero sin revelar evidencia sólida de
ello (Díaz-Alejandro, 1984; Nölling, 1986; The Economist Intelligence Unit-
EIU, 2001a; 2000a).
Estas cifras sugieren que este país no padeció ni sufre de escasez de
capital, que es una explicación frecuente y hasta trillada con que se ha intentado
justificar el escaso crecimiento económico experimentado por la mayoría de los
PED. Por el contrario, la economía venezolana tuvo ahorros domésticos suficien-
tes para financiar su proceso de desarrollo sin arriesgar su estabilidad
macroeconómica y sin requerir cantidades significativas de capital del extranjero,
en términos de préstamos externos y de IED (Rodríguez, 1987). Las estimaciones

75
obtenidas sugieren claramente que una proporción de ahorros domésticos ha sido
invertida tradicionalmente en el exterior. Por lo cual, se corroboró la hipótesis de
que este país es un “acreedor neto” vis-à-vis en relación con el resto del mun-
do, posiblemente el único caso dentro de Latinoamérica, con la posible excep-
ción de Argentina.

Gráfico 2
Fuga de capital en Venezuela (1950-1999)

El problema fundamental estuvo y reside en el hecho de que en las últi-


mas décadas la economía no ha podido conservar una proporción importante
de los ahorros domésticos, como en efecto lo logró al menos hasta finales de la
década de los 70.
Las estimaciones con respecto a la FC en términos nominales indican
que, durante la mayor parte de la década de los 50 y 60, algunos montos modestos
de capital privado dejaron el país. Sin embargo, una vez que corregimos por el
efecto de la inflación internacional, vemos que las cantidades fueron significativas,

76
en particular durante el período 1958-1961 (véase cuadro 4 y gráfico 2), lo cual
condujo a una reducción sustancial de las reservas internacionales de Venezuela
en aproximadamente 50%, y llevó a las autoridades a implantar el 8 de noviem-
bre de 1960 el primer control de cambios en la historia moderna de Venezuela
(Hassan, 1963; Powelson, 1964).20
Cabe subrayar que estas figuras coinciden en gran parte con las estima-
ciones puntuales estimadas por diversas fuentes, como, por ejemplo, la Cepal,
bancos de inversión, firmas consultoras internacionales como el EIU, así como
otros investigadores (UN-ECLA, 1964; Cuddington, 1986; Félix y Sánchez,
1990; Pastor, 1990; Rotundo, 1995; EIU, 2000a).

20
Esta situación no es sorprendente; de hecho, Hassan (1975: 26-29) destaca retrospectiva-
mente varios factores que contribuyeron a la intensa salida de capital de Venezuela, durante
los primeros años de vigencia del sistema democrático (1958-1963). Primero, los vertiginosos
incrementos del gasto público suscitaron elevados déficit presupuestarios, en contraste total
con un presupuesto gubernamental que había estado generalmente en equilibrio antes de
1958. Esta situación generó temores sobre la viabilidad de preservar la estabilidad financiera
de la nación, la cual a su vez dio lugar a rumores de que el gobierno sería forzado a devaluar el
bolívar para balancear el presupuesto, lo que en efecto ocurrió. En segundo lugar, la ausencia
de confianza en el estamento político, debido a las crecientes diferencias entre los miembros
del gobierno de la coalición que habían depuesto el régimen de Pérez Jiménez. Éstas emergieron
abiertamente en diciembre de 1960, después de que los miembros del partido Unión Republi-
cana Democrática (URD) abandonaron el gobierno. Aumentaron aún más en 1961 cuando los
miembros del Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei) se retiraron
del gobierno, dejando al partido Acción Democrática (AD) sólo en el gobierno. En tercer lugar,
aunque en 1958 la tasa de impuesto sobre la renta se elevó de 28,5% a 47,5% y el esquema de
reparto de los beneficios se incrementó a 60/40 en el favor del gobierno –en lugar del existente
desde 1943, el cual fijaba el reparto en forma igualitaria entre el Estado y las empresas
transnacionales en 50/50–, la renta petrolera disminuyó durante los primeros años de la
década de los 60. El motivo fue que los precios del petróleo en el ámbito mundial cayeron
después de la creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Asimismo, los contratos de trabajo se incrementaron después de sucederse ajustes sustancia-
les en los sueldos y salarios devengados por los trabajadores petroleros. Finalmente, la
incertidumbre política rodeaba al nuevo sistema democrático inaugurado en enero de 1958,
debido en gran parte al intenso ataque procedente de la extrema izquierda, en particular, de la
guerrilla comunista bajo el patrocinio de Fidel Castro desde Cuba.

77
Asimismo, las estimaciones indican que durante la segunda mitad de la
década de los 60 y hasta mediados de los años 70, la FC disminuyó; sin embar-
go, las estimaciones indican que solamente en algunos años ocurrieron entra-
das netas del capital (véase gráfico 2).
No obstante, debe subrayarse que el fenómeno reapareció repentina-
mente mientras que la economía no petrolera registraba un crecimiento signifi-
cativo de 7,7% en 1977. De hecho, más de 2.300 millones de dólares estadouni-
denses (US$) fueron destinados a “la adquisición de casas y de condominios
para los fines de semana en el sur de la Florida” (trad. propia) (Petras y Morley,
1983; Cowitt, 1985). Sin embargo, este patrón se transformó rápidamente en
una especie de estampida entre los inversionistas domésticos, saliéndose fuera
de toda proporción a principios de la década de los 80. En consecuencia, debe
reiterarse que los montos más importantes de capital abandonaron Venezuela
mientras no existía ningún control sobre la tenencia de divisas e indiscutible-
mente mucho antes de que los controles de cambio fueran implementados en
febrero de 1983.
De hecho, Rodríguez (1987) señala que la FC fue estimulada a principios
de la década de los 80 por el mismo BCV, manteniendo artificialmente las tasas
de interés en el mercado doméstico muy por debajo de los niveles prevalecien-
tes en EEUU, mientras que el tipo de cambio era fijo y existía completa
convertibilidad de la moneda. Aunque parezca extraño que el BCV no pudiese
restringir el crecimiento del crédito doméstico, lo esencial es que el objetivo
central estipulado por el ente emisor en ese momento era animar a los venezo-
lanos a mover sus activos al extranjero para así promover una pérdida en las
reservas internacionales, que contraería la base monetaria y mantendría a su
vez la inflación bajo control a expensas del crecimiento económico (Palma,
1989; Mahon, 1995).
Cabe destacar que casi todas las medidas “amplias” indican que el fenó-
meno declinó en 1985 y 1986 y que en consecuencia la fuga de capital fue muy
baja, lo cual puede explicarse por la existencia de un estricto control de cambio
desde febrero de 1983 (véase cuadros 3 y 4). Sin embargo, es extremadamente
difícil admitir que hubo retornos sustanciales del capital durante 1987-1988,
como lo sugieren las estimaciones, ya que el gobierno impuso controles más

78
severos sobre las transacciones de capital después de diciembre de 1986, para
hacer frente al drástico descenso experimentado por los precios petroleros en
el mercado internacional.
Cuadro 4
Estimación de la fuga de capital en Venezuela (1950-1999)
(en millones de US$ a precios de 1995)
Año Banco Erbe MGT Cline Duwendag Cuddington Cuddington Cuddington Cuddington
Mundial I II III IV
1950 1283 - 1283 1283 145 1188 1137 1137 1188
1951 -702 - -702 -702 29 -830 -731 -731 -830
1952 877 - 882 882 109 796 773 773 791
1953 358 - 347 335 17 335 341 330 347
1954 493 - 476 465 -210 414 708 686 425
1955 -267 - -290 -307 -290 -256 -6 0 -273
1956 -134 - -146 -162 -2261 1981 2127 2116 2004
1957 -572 - -594 -610 -2830 2214 2198 2236 2198
1958 1852 - 1789 1768 1721 426 63 68 495
1959 1085 - 1117 1096 1404 -350 -235 -287 -464
1960 2917 - 2969 2948 1147 1940 1847 1821 1950
1961 2549 - 2488 2473 2101 712 417 387 748
1962 760 - 765 750 1565 -549 -810 -800 -584
1963 1306 - 1331 1316 1495 258 -164 -164 223
1964 1179 - 1312 1282 879 246 462 432 295
1965 -87 - -208 -309 -242 39 121 34 77
1966 -516 - -488 -609 -192 9 -216 -295 -56
1967 374 - 374 223 -87 474 552 456 488
1968 311 - 324 149 162 144 118 140 162
1969 664 - 639 448 -415 349 457 498 340
1970 -173 - -176 -373 255 -220 31 -12 -224
1971 2846 - 2797 2568 2707 -218 -34 -68 -173
1972 -135 - -361 -628 1591 -2518 -1730 -1726 -2303
1973 1545 - 1692 1171 161 664 1620 1582 432
1974 2179 - 1969 1327 719 1583 2000 1957 1617
1975 -1569 - -1827 -2465 -878 -615 -11 -190 -405
1976 -717 -2393 -698 -1198 4805 -1674 -2703 -3214 -1770
1977 4563 -5020 4274 3528 10113 -4593 -4917 -5188 4598
1978 2904 -3477 2238 1152 5921 -2762 -1946 -2505 -2269
1979 8023 -1634 7706 6655 9036 -4838 342 355 -4702
1980 11660 4680 11660 10248 9684 5743 5261 4773 5795
1981 11697 8816 11688 9685 8122 8213 8156 7958 8154
1982 6641 9186 6722 5237 2866 12622 11608 11592 11142
1983 15615 3165 15911 14476 15133 6141 1521 1511 6670
1984 2339 1696 1217 -795 -349 3158 3095 3095 3438
1985 188 2914 432 -1446 -779 2144 2778 2778 1888
1986 277 -206 542 1175 -547 583 2082 2082 225
Continúa en la página siguiente

79
Continuación cuadro 4

1987 -323 -1173 67 -2441 -260 -804 2039 2039 -1961


1988 -2253 -644 -2800 -5305 1036 -3661 -2649 -2649 -2272
1989 -344 2165 -651 -2724 2461 3270 -667 -677 2871
1990 7785 4666 7835 4730 7881 3326 5317 3040 4385
1991 2228 21009 2103 26 691 1862 2806 2826 1680
1992 1207 -1127 1159 -257 418 901 1374 1376 876
1993 -3101 -3528 -3175 -4706 -4078 1324 802 885 1773
1994 3344 1016 3716 1573 3142 1655 2808 2785 2274
1995 3347 1140 3833 1646 2557 1389 508 494 1389
1996 3755 2056 3619 1642 4618 3293 907 867 3293
1997 5514 1483 5533 3325 3122 1111 1955 1386 1111
1998 5045 3779 4959 2540 3141 907 348 1348 907
1999 3686 8463 3382 1152 - 1177 651 908 1177

1950-99 111.503 57.032 109.034 64.237 97.536 48.703 52.511 48.245 59.140

Fuente: Cálculos de autor (véase apéndice A).

Por otra parte, el sistema de tipo de cambio dual colocado desde febrero
de 1983 se transformó rápidamente en un régimen de tipos de cambio múltiples
o diferenciales, que perduró hasta marzo de 1989, y el cual también condujo a
un incremento en la prima en el mercado paralelo. Por otra parte, este período
estuvo caracterizado por una apreciación sustancial del tipo de cambio real
(Collins, 1987; Malavé Mata, 1987).
Es altamente improbable que los controles de capital hubiesen logrado su
función de restringir los movimientos de capital o de que el capital fuese repatria-
do en parte para financiar las elecciones de diciembre de 1988. En cambio, luce
más factible que la FC habría continuado durante estos años, pero se tradujo “en
la adquisición de bienes durables de origen importado a una escala sin precedente”
(Dornbusch, 1987).
El enorme nivel de sobrevaluación del bolívar, bajo estrictos controles en
las transacciones de capital, condujo a los consumidores a anticipar la devalua-
ción del tipo de cambio, aumentando de este modo la compra de bienes de
consumo durables de origen importado para de este modo proteger sus ahorros,
como por ejemplo, automóviles y productos de línea blanca así como electrodo-
mésticos. Los productores también incrementaron sus importaciones, con la
finalidad de obtener ganancias sobre el capital invertido, una vez que ocurriera

80
la devaluación (que de hecho sucedió en febrero de 1989) y, sobre todo dado el
ambiente de represión financiera que caracterizaba la economía venezolana en
aquella época. Este patrón de comportamiento de los productores y de los consu-
midores condujo a un déficit histórico de US$ 6.000 millones en la cuenta corrien-
te de la balanza de pagos, y de esa forma se subestima la cantidad de salidas de
capital que se puedan evaluar con ambos métodos directos e indirectos.
Efectivamente, esta situación –combinada con la existencia de controles
de precios y tipos de interés oficiales artificialmente bajos– condujo a comien-
zos de 1989 a la escasez más aguda de las mercancías que el país haya expe-
rimentado en su historia reciente (Naím, 1993).
Los datos también sugieren que la FC ha sido indudablemente mayor en
los años de auge petrolero que en otros períodos, una situación que parece ser
muy inverosímil, por lo menos en un primer vistazo.21 Es importante recalcar
que algunos investigadores han identificado en un cierto grado el mismo patrón
en lo referente a otros países exportadores de petróleo tales como México y
Nigeria, empero, sin dar una explicación creíble y diáfana de los motivos por los
cuales la fuga de capitales parece ser un fenómeno pro cíclico (Jimoh, 1991;
Eggerstedt et al., 1995; López, 1998; Ajayi, 2000).

21
Por ejemplo, en las postrimerías de 1999 y durante 2000, los precios del petróleo en los
mercados internacionales experimentaron un aumento importante. Sin embargo, a pesar de
esto y de la recuperación sustancial en el nivel de reservas internacionales acaecida durante
esos años, las cifras sugieren que el capital continuó huyendo de Venezuela. De hecho, un
informe de la firma consultora EIU (2001a: 27) “sugiere que una proporción considerable de
los excedentes petroleros están saliendo del país como fuga de capital” (trad. propia). Por
otra parte, el descenso de las reservas internacionales desde el segundo trimestre de 2001 era
indicativo de los altos niveles de fuga de capital que el país experimentaba (EIU, 2001c: 11).
Sin embargo, después de que las reservas declinaron en más de 2.000 millones de dólares en
el primer mes y medio de 2002 y en 700 millones de dólares durante la segunda semana de
febrero, el BCV se vio forzado a abandonar el mecanismo de ajuste gradual del tipo de cambio
(crawling peg) que se inició a partir de julio de 1996 y que condujo a una sobrevaluación de
la moneda, estimada por diversos analistas por el orden de 35%. En consecuencia, a partir del
13 de febrero de 2002, el BCV permitió la flotación del bolívar con el objetivo de prevenir fuga
de capitales adicionales. No obstante, esta decisión conllevó al desplome del valor del bolívar
en más de 20% (Webb-Vidal, 2002).

81
Sin embargo, si la FC ha sido una característica tan intrínseca de la
economía venezolana en el período 1950-1999, ¿por qué el fenómeno no se
presentó antes y solamente se convirtió en un tema central en las discusiones en
el campo económico (algunas muy apasionadas) después de 1982? La respuesta
se encuentra en el hecho de que la fuga de capital no tiene efectos negativos de
inmediato. Deppler y Williamson (1987) plantean que una condición adicional
debe verificarse, es decir, que “los no residentes estén renuentes a financiar indi-
rectamente la fuga de capital con la adquisición de activos en el país que compen-
sen la salida de capital”, (trad. propia). Es decir, la fuga de capital no se convirtió
en una carga para los ejecutores de política económica mientras los banqueros
extranjeros estuvieron animados a proporcionar capital a la economía venezola-
na, otorgando nuevos créditos internacionales (véase gráfico 3).

Gráfico 3
Deuda externa de Venezuela (1950-1999)

82
Sin embargo, cuando esas entradas de capital, las cuales procedían del
creciente endeudamiento externo disminuyeron –como ocurrió a principios de
la década de los 80, en particular, cuando la banca privada internacional se
tornó poco inclinada a prestar recursos financieros adicionales a raíz de la crisis
de la deuda externa y repentinamente dejaron de proporcionar fondos–, la fuga
de capitales comenzó a tener efectos perversos en la economía venezolana, los
cuales continuaron y se acentuaron durante la década de los 90.

IV.3 Evaluación de las estimaciones de fuga de capitales


Estas estimaciones también permiten realizar una comparación detalla-
da entre los diversos métodos disponibles durante la totalidad del período, y de
la misma manera su cotejo con estudios realizados con anterioridad. Si bien
existen diferencias entre las estimaciones obtenidas en el presente estudio con
los diferentes métodos empleados por otros investigadores, sin embargo, cabe
señalar que las diferencias son de hecho pequeñas (Medina-Smith, 2003). Asi-
mismo, los coeficientes de correlación estimados para las nueve diferentes es-
timaciones mostradas en el cuadro 5 indican una correlación significativa y
positiva entre las medidas “amplias”, lo cual sugiere que este fenómeno está
siendo capturado por todos los métodos. La única excepción corresponde a las
estimaciones obtenidas utilizando la definición de Erbe. Sin embargo, esto se
debe exclusivamente a la fuente empleada para obtener cifras con respecto al
stock (acervo) de la deuda externa, es decir, la OCDE en vez del Banco Mun-
dial. Debe indicarse que la serie de deuda empleada es apodada como la “vieja
serie” de la OCDE, y solamente incluye deuda a largo plazo. Asimismo, en
vista de que los datos comienzan a ser estimados en 1975, no es posible y es
obviamente desafortunado el hecho de no estar en capacidad de estimar la FC
para el período 1950-75.
Precisamente, elegir una medida “amplia” de la fuga de capital podría
ser una decisión prudente y sabia que pudiera proporcionar una medida más
exacta de la cantidad total de recursos financieros que han salido del país, los
cuales no están disponibles en el sector financiero para incrementar el acervo
de capital fijo y que, además, no pagan impuestos y, por lo tanto, no contribuyen
con el desarrollo de la economía interna.

83
84
Cuadro 5
Matriz de la correlación de las estimaciones alternativas de la fuga de capital (FC)
Métodos alternativos Banco Erbe MGT Cline Duwendag Cuddington Cuddington Cuddington Cuddington
para estimar Mundial I II III IV
la fuga de capital (FC)

Banco Mundial (BM) 1.00000

Erbe 0.31665 1.00000

Morgan
Guaranty Trust 0.99691 0.31014 1.00000

Cline 0.96533 0.23999 0.96802 1.00000

Duwendag 0.87603 0.13221 0.86973 0.86390 1.00000

Cuddington – I 0.51922 0.43529 0.52200 0.48672 0.26799 1.00000

Cuddington –II 0.45987 0.47608 0.47022 0.43250 0.12112 0.81174 1.00000

Cuddington –III 0.42843 0.49414 0.43911 0.40632 0.054190 0.82351 0.97497 1.00000

Cuddington – IV 0.56205 0.37505 0.55934 0.53171 0.38020 0.93366 0.71652 0.70515 1.00000

Fuente: Cálculos del autor.


Es evidente que existen diferencias entre las estimaciones obtenidas en
este estudio y las cifras publicadas con anterioridad, si comparamos el mismo
método de acuerdo con lo calculado en este estudio. No obstante, está muy
bien documentado que las transacciones financieras internacionales son muy
difíciles de registrar y aún más de construir. Además, la mayoría de las estadís-
ticas están sujetas a la revisión, en algunos casos debido a cambios estricta-
mente metodológicos. Por lo tanto, incluso en casos donde los datos vienen de
la misma fuente, es decir, el FMI, la utilización de la data más reciente disponi-
ble puede conducir, y de hecho conduce, por lo general a diferencias en las
estimaciones de la fuga de capitales. No obstante, es importante subrayar que
los diferentes resultados son exclusivamente producto de los datos empleados
y, además, los efectos de tales variaciones en las estimaciones finales parecen
ser insignificantes (Medina-Smith, 2003).

85
V. Análisis empírico

V.1 Metodología econométrica22


Con relación a la metodología econométrica utilizada, esta investigación
va más allá de la mayoría de los estudios referidos a la fuga de capitales, los
cuales se han concentrado exclusivamente en los efectos a corto plazo con
escasas excepciones (Trinder, 1997; Fedderke y Liu, 2002).
Para ello las estimaciones econométricas se realizaron en cuatro etapas,
en la primera se determina el grado de integración de las variables, para ello se
graficaron las series cronológicas en niveles y en primeras diferencias. Con el
fin de determinar la existencia de un proceso estocástico estacionario de la
serie seleccionada, se llevó a cabo un análisis exploratorio, para lo cual se
utilizó inicialmente una prueba sencilla basada en la llamada función de
autocorrelación (FAC), donde K representa el número de rezagos. Después, se
inspeccionan las gráficas de la FAC (llamada correlograma) de las respectivas
series de tiempo en niveles y en primeras diferencias (apéndice B).

22
Es oportuno indicar que cada uno de los métodos aplicados en este ensayo ha sido objeto de
una extensa literatura teórica y empírica, la cual se ha visto reflejada en un sinnúmero de
artículos científicos que han examinado desde principios de la década de los 80 tanto el tema
de las raíces unitarias como los relacionados con el concepto de cointegración y su relación
con los modelos de corrección de errores (MCE). La literatura sobre raíces unitarias y
cointegración se ha convertido, sin ninguna duda, en el tópico más importante y de mayor
avance en la econometría moderna. En efecto, la concesión en 2003 del Premio Nobel en
Economía a los profesores Robert Engle y Clive Granger de la Universidad de California en
San Diego, EEUU, por sus aportes al tratamiento y construcción de modelos de series de
tiempo o temporales. El galardón fue recibido con beneplácito por la comunidad académica y
en particular por los econometristas, quienes habían anticipado por varios años el otorga-
miento de este galardón. Su impacto en el análisis empírico de la dinámica de las series
temporales o históricas ha sido de tal magnitud que las ideas básicas desarrolladas a mediados
de la década de los 80 por estos autores son en la actualidad utilizadas regularmente por la casi
totalidad de los econometristas aplicados así como por los ejecutores de política económica.

87
En este sentido, a la hora de determinar el orden de integración de las
variables se emplearon las célebres pruebas de Dickey-Fuller y Dickey-Fuller
Aumentada, denotadas por las siglas DF y ADF, respectivamente, para detec-
tar la presencia de raíces unitarias, con y sin una tendencia (Dickey y Fuller,
1979, 1981). Estas pruebas nos ayudarán a determinar si la serie de tiempo
estocástica sigue una caminata aleatoria.
En la segunda etapa se utilizan diversos procedimientos para demostrar
la existencia de una asociación sistemática en el largo plazo entre las variables
bajo estudio, por medio de la aplicación de pruebas de cointegración. Se busca
evitar la posibilidad de estimar “regresiones espurias” y de esa forma obviar la
crítica de Granger (Granger, 1969; Granger y Newbold, 1974).
Para ello se estimaron las posibles relaciones de cointegración y se co-
menzó por estimar la regresión estática de cointegración a largo plazo (REC)
en niveles para los cuales se utiliza el consabido método de los mínimos cuadra-
dos ordinarios (MCO).23 De primero, se utilizan las pruebas de cointegración
Durbin-Watson (CRDW) y el estadístico propuesto por Engle y Granger (EG)
por medio de la aplicación de las pruebas DF y ADF, respectivamente a los
residuos de la REC, con la finalidad de determinar si los mismos presentan una
raíz unitaria. Seguidamente se aplica el método en dos etapas sugerido por
Engle y Granger (MDE-EG), el cual gira en torno de un modelo de corrección
de errores (MCE) así como el modelo de corrección de errores no restringido

23
Cabe destacar que la limitación más importante de la econometría tradicional reside en su
incapacidad de verificar la condición de estabilidad de largo plazo del modelo estimado y, por
ende, de comprobar la mayoría de las hipótesis que se deducen de la teoría económica.
Asimismo, el mayor peligro reside en la posibilidad de estimar regresiones espurias. En
contraste el desarrollo del concepto de cointegración, y su amalgama con los Modelos de
Corrección de Errores (MCE) desde la década de los 80, ha permitido superar esta importan-
te limitación. De este modo, los investigadores han observado la mejora sustancial en la
capacidad de pronóstico de los modelos de series temporales univariantes basado en unos
pocos parámetros y especificaciones compactas, en contraste con los grandes modelos
macroeconométricos de ecuaciones simultáneas construidos inicialmente en la década de los
60 y ampliamente difundidos por Lawrence Klein a través de Proyecto Link desde la Univer-
sidad de Pennsylvania (Granger, 1986, 1988a, 1988b; Hendry, 2004).

88
(UECM). El último método econométrico lo constituye el procedimiento de
máxima verosimilitud (ML) de Johansen que permite igualmente verificar la
existencia de cointegración y a la vez identificar cuántos vectores de
cointegración realmente existen (Maddala y Kim, 1998).

V.2 Pruebas de raíces unitarias

V.2.1 Pruebas informales de raíces unitarias


Para determinar el orden de integración de cada una de las series se exa-
minaron todas las variables en primera instancia, a través de la inspección visual
de las series cronológicas en niveles y en primeras diferencias. Acto seguido, se
inspeccionaron los correlogramas de las respectivas series de tiempo en niveles y
en primeras diferencias. Todos los gráficos y correlogramas de las series uti-
lizadas se presentan en el apéndice B, en la siguiente dirección electrónica:
www.bcv.org.ve/publicacionesnoperiodicas/premioernestopeltzer. Adviértase
que, debido a que la FC y las tasas de interés reales fueron negativas en algunos
años, ninguna de las series fue transformada a logaritmos.
La inspección de las variables en niveles indica claramente que la mayo-
ría de las series cronológicas varían con el tiempo, es decir, revelan una tenden-
cia temporal por lo cual no tienen una media no constante, es decir, exhiben una
clara tendencia en los niveles y, por ende, las variables parecen ser no estacio-
narias (es decir, aquéllas que presentan shocks permanentes). En contraste,
los gráficos de las variables en primeras diferencias muestran un comporta-
miento que se asemeja al exhibido por una serie estacionaria.24

24
Se dice que una variable es débilmente estacionaria cuando su media es estable en el tiempo,
es decir, sus fluctuaciones giran en torno de una media estable y con ausencia de cambios
significativos en la varianza a lo largo del tiempo (y en su estructura probabilística). También
implica que la covarianza entre observaciones cualesquiera de la series temporales es función
sólo de la distancia en el tiempo entre las observaciones, no del momento en el que ocurren
(Bhaskara Rao, 1994). Vale la pena señalar que la estacionariedad es una condición que deben
satisfacer las series cronológicas a las cuales se trata de ajustar un Modelo Autorregresivo
Integrado de Media Móvil (ARIMA). Las series MA puras son estacionarias; sin embargo,
debe acotarse que las series AR y ARMA pueden no serlo. Gráficamente, para que una serie

89
Así, la evidencia obtenida de los diagramas de todas las variables son
consistentes con el hecho de ser integradas de orden uno denotado como I (1).
Las únicas excepciones parecen ser las tasas de interés reales así como las
medidas “estrechas” que asocian la FC a salidas de capital privado a corto plazo
“dinero caliente” (hot money). En estos casos, las variables parecen como esta-
cionarias en niveles, puesto que su distribución es independiente del tiempo.
Después observamos los correlogramas respectivos de la mayoría de las
variables, y sus coeficientes de autocorrelación empiezan con valores mediana-
mente altos, por ejemplo, ρk = 0,6 con un rezago de k = 1, y sus valores disminu-
yen muy lentamente hacia cero, así como k aumenta, mostrando de esta manera
un declive a una tasa muy lenta. Además se puede observar en los correlogramas
que aun en el rezago 12 el coeficiente de autocorrelación es considerable, en
algunos casos de 0,5. Este tipo de tendencia suele ser una señal típica de que la
serie de tiempo es no estacionaria. En este sentido, si un proceso estocástico es
puramente aleatorio, su autocorrelación en cualquier rezago mayor que cero es
cero. Mientras que el correlograma de la mayoría de las variables, en primeras
diferencias, se presenta apenas debajo de las anteriores, ya que todos los coefi-
cientes de autocorrelación están cerca de cero, lo cual es sintomático de una
serie de tiempo estacionaria. Cabe reiterar la existencia de algunas excepciones
mencionadas supra, entre las cuales se encuentran las tasas de interés en térmi-
nos reales así como las medidas “estrechas” de FC, las cuales comienzan tam-
bién con valores medianamente altos. Incluso así sus valores decrecen rápida-
mente hacia cero a medida que k aumenta.
Aunque esta evidencia gráfica ha sido útil en el pasado, es simplemente
una “regla aproximada” para verificar la estacionariedad de una serie de tiem-
po. De hecho, la mayoría de los econometristas coinciden que esto es clara-

sea considerada estacionaria debe mantenerse nivelada dentro de una banda cuya amplitud sea
constante. En consecuencia, una serie estacionaria puede ser distinguida mediante la FAC,
que establece la correlación entre dos puntos temporales cualesquiera de la serie en función
de la distancia que los separa, y no es función de los instantes reales en que los dos puntos
tienen lugar. Visualmente, el gráfico FAC de una serie estacionaria decrece hacia cero con
bastante rapidez (exponencialmente) de manera que a partir de cierto rezago la totalidad de
sus autocorrelaciones son insignificantes (Thomas, 1997; Verbeek, 2000).

90
mente un método parcial a utilizar para realizar inferencias categóricas sobre
raíces unitarias; y con miras a obtener un resultado más confiable recurriremos a
pruebas formales para verificar si estas variables son realmente no estacionarias
en niveles y estacionarias en primeras diferencias (Thomas, 1997).

V.2.2 Pruebas formales de raíces unitarias


El paso preliminar de nuestro análisis econométrico requiere de la utiliza-
ción de las célebres pruebas de DF y ADF, respectivamente, con y sin una
tendencia temporal. El objetivo es verificar sí existen o no raíces unitarias, con
y sin una tendencia temporal, es decir, si las variables siguen una tendencia –y
son de hecho I (1)– o si las series son estacionarias, es decir son I (0).25
Los cuadros 6 y 7 contienen los resultados de ambas pruebas estándares
de Dickey-Fuller, éstos proporcionan una sólida evidencia de que cuatro de
las cinco estimaciones de medidas “amplias” de la fuga de capital, es decir,
BM, MGT, Cline y Duwendag, son no estacionarias en niveles. La única
excepción en las estimaciones son las obtenidas por medio de la definición de
Erbe, que parecen ser estacionarias en niveles. Este resultado no debe sor-
prender ya que series de tiempo más cortas reducen drásticamente el poder
de ambas pruebas estadísticas. La mayoría de las variables bajo considera-
ción en este estudio aparecen como no estacionarias; no obstante, hay varias
excepciones que deben ser destacadas. Por ejemplo, todas las medidas “es-
trechas” de la FC que se asocian a la definición de “dinero caliente” propues-
ta por Cuddington en la década de los 80 tan bien como las tasas de interés
reales a corto plazo,26 parecen ser estacionarias.

25
Para determinar el orden del proceso autorregresivo q se utilizaron los criterios de Akaike
(AIC), Schwartz (SBC) y de Hannan-Quinn (HQC), cuya minimización permite determinar
el número óptimo de rezagos (Pesaran y Pesaran, 1997).
26
Las tasas de interés a corto plazo han sido utilizadas extensivamente como variables aproxi-
mada (proxy) del costo de capital en estudios empíricos con respecto a países industrializadas.
Sin embargo, la evidencia con respecto a las características de estacionariedad de estas series
tanto en países desarrollados como en PED sigue siendo un tema muy polémico (Rose, 1988,
Tsay, 2000).

91
Un resultado interesante es el orden de integración de las tasas de inflación.
Mientras que la tasa de inflación de EEUU es claramente una variable I (1) en
niveles y sólo se convierte en I (0) después de la primera diferenciación, en contras-
te, en el caso de Venezuela, los resultados no son tan claros, de hecho, dependen del
número de los rezagos incluidos. La tasa de inflación puede parecer en una inter-
pretación literal de las pruebas estadísticas aplicadas como I (1) o como I (0), lo
cual es consistente con la evidencia disponible, la cual es pertinente subrayar
permanece inacabada, lo cual continúa provocando confusión y genera a su vez
ciertas suspicacias a nivel empírico (Culver y Pappell, 1997). Aparte es conve-
niente tener presente que la evidencia que se desprende del gráfico 4 sugiere
que la misma es claramente una variable no estacionaria.

Gráfico 4
Inflación en Venezuela (1950-1999)

92
Cuadro 6
Prueba de raíces unitarias. Período de tiempo: 1950-1999c
Variables en niveles DFa ADF(q)a q
Estimaciones “amplias” de la fuga de capital
Banco Mundial (RCFWB) -3.8016(**) -2.8941 1d
Erbe (RCFE) -3.6014(*) -3.5963(*) 1d
Morgan Guaranty Trust (RCFMGT) -4.0218(**) -2.9126 1d
Cline (RCFC) -4.1312(**) -2.9974 1d
Duwendag (RCFDU) -4.3916(**) -2.9183 1d
Estimaciones “estrechas” de la fuga de capital
Cuddington-I (RCFC1) -3.3292(*) -4.4785(**) 2d
Cuddington-II (RCFC2) -3.6864(**) -3.8436(**) 1d
Cuddington-III (RCFC3) -3.5041(*) -3.7660(**) 1d
Cuddington-IV (RCFC4) -3.8629(**) -4.2464(**) 1d
Tasas de interés en Venezuela
Tasa Nominal de Descuento (DIR) -2.5714 -2.0376 1d
Tasa Nominal para Préstamos (LR) -2.4974 -2.0508 1
Tasa Nominal para Depósitos (DR) -3.2251 -2.4796 1d
Tasa Real de Descuento(RDIR) -4.2829(***) -4.9303(***) 2d
Tasa Real para Préstamos (RLR) -4.5357(***) -4.8753(***) 2d
Tasa Real para Depósitos (RDR) -4.8090(***) -5.0948(***) 2d
Tasas de interés en EEUU
Tasa Nominal de las Letras del Tesoro (TBR) -1.7988 -1.6498 2
Tasa Real de las Letras del Tesoro (RTBR) -2.6868 -2.4533 2d
Tipo de cambio (Bs./US$)
Índice de Tipo de Cambio Nominal (ERI) 2.6247 3.5681(**) 3
Índice de Tipo de Cambio Real (RERI) -1.9509 -1.5662 3d
Tasas de inflación
Inflación en Venezuela (INFVZLA) -3.8037(**) -3.5127(**) 2
Inflación en EEUU (INFUS) -1.8996 -2.0665 2
PIB en Venezuela
PIB Total (LY) -1.6095 -2.1578 1d
PIB No-Petrolero (LYNO) -0.96619 -1.8258 1d
Riqueza privada global
Riqueza privada (W0) 0.11921 -0.47636 1d
Riqueza privada total (W1) 0.22578 -0.35348 1d
Otros indicadores
Deuda Externa Nominal (NEXD) 0.34871 0.097165 1d
Deuda Externa Real (REXD) -0.58348 -1.8102 1d
Inversión Extranjera Directa Nominal (NFDI) -2.3477 -2.1299 1d
Inversión Extranjera Directa Real (RFDI) -3.9122(**) -2.7679 1d
a La prueba incluye una constante y una tendencia lineal (temporal).
b
La prueba incluye una constante sin una tendencia lineal (temporal).
c Elperíodo de tiempo de la definición de Erbe va de 1976 a 1999, mientras que las estimaciones con la utilización de la
definición de Duwendag terminan en 1998.
d
Denota que los tres criterios, es decir, AIC, SBC y HQC concuerdan.
* (**) (***) Denota significancia estadística a 10% (5%) y [1%], respectivamente.

93
Estos resultados contradictorios ilustran lo sensible que son estos con-
trastes de raíces unitarias con respecto al número de rezagos incluidos, espe-
cialmente en muestras que contienen un número relativamente pequeño de
observaciones (n = 49), como en este caso, y susceptibles de cambios estruc-
turales (Perron, 1989). Esto también implica que la precaución debe ser la
norma en estudios empíricos, especialmente en aquellos que analizan los PED.
A pesar de esta situación, en este caso como hipótesis de trabajo se asumió que
la inflación en Venezuela es una variable I (1).27
De los resultados obtenidos y presentados en los cuadros 6 y 7, estamos
en capacidad de verificar que la mayoría de las series bajo consideración están
integradas de orden uno, es decir, son I (1) con un nivel de confianza del 95%.
Así, tienen una tendencia estocástica e indican que la hipótesis nula sobre la
existencia de una raíz unitaria no se puede rechazar para la mayoría de las
variables bajo escrutinio. Sin embargo, al tomar las primeras diferencias, am-
bos contrastes (DF y ADF), son capaces de rechazar la existencia de una raíz

27
Esta situación se debe a que mientras el AIC y el HQC favorecieron el uso de dos rezagos, el
SBC favorece incluir apenas un rezago. Aunque, como mencionamos antes, esta ambigüedad
no es inusual en estudios aplicados, el problema radica, en este caso en particular, en los
indudables efectos significativos observados en los resultados empíricos obtenidos. Mien-
tras que el valor de la prueba ADF (2) es -3,5127, mayor (en valor absoluto) que el valor
crítico de -3,5088, el valor de la prueba ADF (1) es -3,0393, más pequeña, lo que indicaría la
necesidad de diferenciar la variable para alcanzar la estacionariedad. Una estrategia factible
sería aplicar otras pruebas, como la propuesta por Phillips y Perron, sin embargo, se ha
establecido que las mismas son solamente asintóticamente válidas y en tamaños de muestra
pequeños, como en este caso, se consideran que tienen menos poder que las pruebas DF y
ADF y, en consecuencia, decidimos no aplicar otros contrastes (López, 1997; Maddala y
Kim, 1998). Sin embargo, como una opción final decidimos experimentar sustrayendo los
tres últimos años, y redujimos el período a 1950-1996. Una vez que realizamos esto, los
resultados de ambas pruebas indican sin duda alguna que la tasa de inflación en Venezuela
es una variable I (1) en niveles y se convierte en una variable I (0) solamente después de
diferenciarla. Cabe recordar que el número apropiado de rezagos es el requerido para
obtener en la regresión ADF residuales de ruido blanco –los cuales se caracterizan por tener
una distribución normal–, tener media nula, varianza constante y no presentar
autocorrelación. En estos procesos conocer los valores pasados no proporciona ninguna
información sobre el futuro.

94
unitaria, lo cual significa que están integradas de orden cero, es decir, son I (0)
al 95% de confianza (e inclusive al 99%), lo cual implica que las variables se
tornan estacionarias en primeras diferencias.
Un punto final que vale la pena hacer notar en esta etapa es el siguiente:
casi todos los resultados son independientes del número de rezagos elegido
para ambas pruebas y todos están bien por debajo del valor crítico 95%, res-
pectivamente. Asimismo, se trasluce de los resultados mostrados en los cua-
dros 6 y 7 que los tres criterios (AIC, SBC y HQC), concuerdan en la mayoría
de los casos y los mismos sugirieron la inclusión de tan solo 1 ó 2 rezagos, lo
cual parece ser apropiado para una serie cronológica relativamente corta y la
cual comprende un período de 50 años.
Estos resultados implican que los métodos convencionales de estimacio-
nes, como por ejemplo, el método de los mínimos cuadrados ordinarios (MCO)
es válido y podría ser empleado cabalmente si se utilizaran las medidas “estre-
chas” de fuga de capitales, tal como las propuestas por Cuddington y, si todas
las variables explicativas en las regresiones son estacionarias, como por ejem-
plo, las tasas reales de interés. Sin embargo, al momento de estimar los deter-
minantes de la fuga de capital con medidas “amplias” tales como la del BM,
MGT, Cline y Duwendag, será necesario considerar el concepto de cointegración
y los MCE.
Si bien solamente un puñado muy pequeño de estudios empíricos ha
empleado pruebas de las raíces unitarias. Cabe resaltar que estos resultados
coinciden con algunos estudios empíricos recientes referente a algunos países
de la África subsahariana (N’geno, 2000). Incluso así pues, no debemos tomar
como una característica común la no estacionariedad para las medidas “am-
plias” de la fuga de capitales. De hecho, es muy difícil concluir que estos resul-
tados sean típicos de otros PED, en especial, dado que los mismos provienen de
un caso particular.

95
Cuadro 7
Prueba de raíces unitarias. Período de tiempo: 1950-1999c
Variables en primeras diferencias DFb ADF(q)b q
Estimaciones “amplias” de la fuga de capital
Banco Mundial (RCFWB) -9.7439(***) -6.1464(***) 1d
Erbe (RCFE) -5.5184(***) -4.2848(***) 1d
Morgan Guaranty Trust (RCFMGT) -10.0418(***) -6.3953(***) 1d
Cline (RCFC) -10.0771(***) -7.0565(***) 1d
Duwendag (RCFDU) -10.8291(***) -6.5160(***) 1d
Estimaciones “estrechas” de la fuga de capital
Cuddington-I (RCFC1) -7.0826(***) -5.3131(***) 2d
Cuddington-II (RCFC2) -7.4525(***) -5.9301(***) 1d
Cuddington-III (RCFC3) -6.9906(***) -5.6658(***) 1d
Cuddington-IV (RCFC4) -5.4034(**) -6.2903(***) 3d
Tasas de interés en Venezuela
Tasa Nominal de Descuento (DIR) -8.1258(***) -5.7741(***) 1d
Tasa Nominal para Préstamos (LR) -8.9365(***) -5.2799(***) 1d
Tasa Nominal para Depósitos (DR) -8.4799(***) -4.5329(***) 1d
Tasa Real de Descuento (RDIR) -8.1967(***) -4.9206(***) 3
Tasa Real para Préstamos (RLR) -8.8742(***) -5.1229(***) 2
Tasa Real para Depósitos (RDR) -9.0084(***) -5.2516(***) 3d
Tasas de interés en EEUU
Tasa Nominal de las Letras del Tesoro (TBR) -5.3502(***) -5.9383(***) 1d
Tasa Real de las Letras del Tesoro (RTBR) -5.1826(***) -6.4903(***) 1d
Tipo de cambio (Bs./US$)
Índice de Tipo de Cambio Nominal (ERI) -4.1513(***) -2.2822 1d
Índice de Tipo de Cambio Real (RERI) -9.7693(***) -5.1657(***) 1
Tasas de inflación
Inflación en Venezuela (INFVZLA) -3.8037(**) -3.5127(**) 2
Inflación en EEUU (INFUS) -5.7117(***) -6.2260(***) 1d
PIB en Venezuela
PIB Total (LY) -5.2574(***) -4.1419(***) 1d
PIB No-Petrolero (LYNO) -4.3812(***) -3.4856(***) 1d
Riqueza privada global
Riqueza privada (W0) -4.5001(***) -3.5568(**) 1
Riqueza privada total (W1) -4.5553(***) -3.5883(**) 1
Otros indicadores
Deuda Externa Nominal (NEXD) -0.23156 -0.51803 1d
Deuda Externa Real (REXD) -3.3655(**) -3.0960(**) 1d
Inversión Extranjera Directa Nominal (NFDI) -7.2410(***) -5.7898(***) 1d
Inversión Extranjera Directa Real (RFDI) -9.4976(***) -6.1997(***) 2d
a La prueba incluye una constante y una tendencia lineal (temporal).
b La prueba incluye una constante sin una tendencia lineal (temporal).
c
El período de tiempo de la definición de Erbe va desde 1976-1999, mientras que las estimaciones utilizando la definición
de Duwendag terminan en 1998.
d Denota que los tres criterios, es decir, AIC, SBC y HQC, concuerdan.

* (**) (***) Denota significancia estadística al 10% (5%) y [1%], respectivamente.

96
V.3 Cointegración28

La literatura empírica ha distinguido esencialmente entre dos grupos de


determinantes que afectan la fuga de capitales (Taylor y Sarno, 1996). Los
primeros son los factores específicos del país que capturan las oportunidades
en el mercado doméstico y los riesgos que pueden incluir los siguientes: i)
sobrevaluación del tipo de cambio, ii) restricciones financieras y legales a los
movimientos de capital y de inversiones, iii) inflación doméstica y déficit fiscal,
iv) restricciones al sistema financiero doméstico, v) el sistema impositivo. El
segundo conjunto está conformado por determinantes foráneos que se pueden
denominar como incentivos externos, por ejemplo, las tasas de interés foráneas
y las tasa impositivas en los llamados paraísos fiscales.
Cabe destacar que estas categorías varían de un país a otro y además
pueden cambiar a través del tiempo. De hecho, los estudios empíricos referidos
a la fuga de capital han examinado casos particulares y se han centrado gene-
ralmente en períodos específicos. Este enfoque asume implícitamente la exis-
tencia de una función “estable”, que depende de un número de variables clave

28 La definición de cointegración se debe a Clive Granger y la misma tiene dos cualidades que
deben ser enfatizadas en el siguiente orden de ideas. En términos econométricos, es público
y notorio que muchas series económicas presentan gran persistencia, en el sentido de que lo
que ocurre hoy depende mucho del pasado, tanto que las perturbaciones que reciben se
acumulan permanentemente en su nivel careciendo de una media constante. Por consiguiente,
la cointegración significa que dos o más series de tiempo no estacionarias de orden uno, es
decir I (1), están cointegradas si existe una combinación lineal estacionaria de estas series, es
decir I (0), lo cual en consecuencia crea un vector de cointegración. Sin embargo, en términos
económicos, dos o más series temporales son cointegradas si se mueven armónicamente a
medida que transcurre el tiempo y las diferencias entre ellas son estables, es decir, son
estacionarias. Debe advertirse que aunque cada serie contiene una tendencia estocástica y,
por ende, es no estacionaria en niveles, existen comovimientos entre series integradas que dan
lugar al fenómeno de la cointegración, es decir, a un equilibrio a largo plazo entre las variables
hacia el cual converge un sistema económico con el transcurso del tiempo. Esta propiedad
puede verificarse con métodos estadísticos y ha revolucionado la práctica de la econometría
en las últimas dos décadas. Cabe advertir que los términos de error de la ecuación de
cointegración se interpretan por lo general como el error del desequilibrio en cada período en
el tiempo (Engle y Granger, 1991; Granger, 1997; Granger, 2003; Hendry, 2004).

97
tales como el riesgo inflación-tipo de cambio así como en el impacto de varia-
bles foráneas.
En vista que uno de los objetivos principales de este estudio es identificar
empíricamente los determinantes macroeconómicos de la fuga de capitales,
usando los datos obtenidos a través de los distintos métodos mencionados y
explicados con detenimiento en la cuarta sección, seguiremos lo planteado por
Cuddington (1987a) y más recientemente por Anthony y Hughes Hallett (1992).
Por esta razón nos proponemos inicialmente estimar econométricamente un
modelo que capture el fenómeno de la fuga de capitales con una ecuación
similar a la propuesta por Cuddington (1987a).

(+) (-) (-) (+) (+)


cft = Ψ(tbrt drt rerit rexdt πt) (1)

Donde cft es simplemente el monto de capital que huyó de Venezuela, en


el tiempo t, el cual es una función de las siguientes variables: tbr, dr, reri, rexd
y π, donde representan respectivamente la tasa de interés de los bonos del
Tesoro de EEUU, las tasas de interés pagada a los depósitos domésticos (se-
senta días), un índice del tipo de cambio real, (lo cual implica que estamos
asumiendo que el tipo de cambio previsto es proporcional a la diferencia entre
el nivel actual y el nivel de equilibrio), la deuda externa total en términos reales
y finalmente la tasa anual de inflación doméstica. Del mismo modo, puesto que
casi todas las investigaciones mencionadas en la revisión de la literatura han
utilizado en particular países a manera de casos de estudio y, por otra parte, han
especificado una relación lineal, seguiremos esta estrategia y como primer paso
comenzaremos con una regresión estática simple. Esta especificación tiene
una ventaja adicional que permite que verifiquemos la posibilidad de una rela-
ción estable a largo plazo entre la fuga de capital (cf) y las variables menciona-
das previamente. Esto es un punto significativo de una perspectiva empírica
dado que la FC parece ser en este caso un fenómeno endémico más que un
simple incidente aislado.

98
Posteriormente, estimamos una regresión que incluya la riqueza privada
como Wt, es decir, que incluya el acervo de activos mantenidos por el sector
privado.

(+) (-) (-) (+) (+) (+)


cf t = Ψ (tbrt, drt, rerit, rexdt, πt ,Wt) (2)

Como es habitual, el signo desplegado arriba de cada una de las varia-


bles indica la dirección prevista de su impacto en la fuga de capitales.
Todas las ecuaciones estimadas prescinden de incluir el riesgo político y
los motivos impositivos, lo cual pudiera ser blanco de críticas sobre la base de
una especificación errónea, debido a la exclusión de dos motivos que son men-
cionados por lo general como determinantes importantes de la fuga de capitales
(Dornbusch, 1990; Lensin K et al., 2000). En este caso particular hay dos
razones que destacan sobre el resto para aceptar este punto de vista. Se puede
observar que, en primer lugar, si bien es cierto el sector privado ha estado
siempre sujeto al impuesto sobre la renta (ISLR) y a impuestos corporativos de
distinta índole, está muy bien documentado que los subsidios y los extensos
desgravámenes fiscales durante la mayoría del período bajo investigación pro-
dujeron tasas impositivas efectivas muy bajas (McLure, 1989). En segundo
lugar, debe recalcarse que el país gozó de estabilidad política durante la mayo-
ría del período bajo investigación. De hecho, era el único entre los principales
países deudores en el ámbito mundial y obviamente dentro de la América Lati-
na (AL), que tenía un régimen democrático (Crisp, 1996; Ellner, 1996; Hellinger,
1996; Schuyler, 1996). Por lo expuesto, es improbable que en el caso particular
de Venezuela el riesgo político y las razones impositivas fueran los motivos
predominantes que sirvan para explicar la masiva fuga de capitales acaecida, al
menos hasta 1999.
Si bien casi la totalidad de la literatura empírica asevera emplear el mo-
delo de cartera de activos como punto de referencia teórico, sólo una porción
muy pequeña de estudios empíricos han considerado explícitamente la cantidad

99
total de riqueza conservada por el sector privado en estudios referentes a la FC
(Cline, 1995; Collier et al., 2001).
Los resultados obtenidos para ambas especificaciones, por medio del
método de los mínimos cuadrados ordinarios (MCO), se muestran en la tabla 7,
incluyendo los tradicionales R2 y R2 ajustado.29 Al mismo tiempo se presentan
dos pruebas de cointegración, a saber, la de CRDW, basada en el estadístico
Durbin-Watson (DW), y el estadístico propuesto por Engle y Granger (EG) por
medio de la aplicación de las pruebas DF y ADF, respectivamente a los resi-
duos de la regresión estática de cointegración a largo plazo (REC), las cuales
han sido propuestas en la literatura econométrica desde mediados de la década
de los 80 (Banerjee et al., 1993; Hamilton, 1994).
Del mismo modo, es conveniente indicar que la evidencia de cointegración
en esta fase inicial incluye R2 razonablemente altos en conjunto con CRDW
significativamente diferentes de cero, así como valores significativos de las
pruebas DF y ADF sobre los residuales de la REC.
Es pertinente señalar que hacemos uso de cuatro medidas amplias de la
fuga de capital: BM (i), MGT (iii), Cline (iv) y Duwendag (v). Por lo tanto, se
estiman ocho casos y todos los resultados se exhiben en la tabla 6. La primera
especificación (1) se muestra en la primera, tercera, quinta y séptima columna,
respectivamente. La segunda especificación (2) está en la segunda, cuarta,
sexta y octava columna, respectivamente. Tengamos presente que mientras
que la primera especificación no incluye la riqueza mantenida por el sector

29 Es oportuno recordar que estas son dos medidas de la bondad de ajuste de un modelo lineal
y el cual en múltiples ocasiones recibe el nombre de coeficiente de determinación. Es la
proporción de la variación de la variable dependiente explicada por el modelo de regresión. Es
también el cuadrado de la R múltiple, la correlación entre los valores observados y los
pronosticados de la variable dependiente. Su rango de valores puede ir de 0 a 1. Aunque los
valores pequeños indican que el modelo no se ajusta bien a los datos, la revolución
econométrica acaecida durante la década de los 80 con la aparición del concepto de
cointegración, y su posterior fusión con el célebre MCE, redujo sustancialmente la impor-
tancia de este clásico estadístico y en la actualidad se le reporta más por tradición que por
la utilidad tangible que el mismo proporciona por sí solo (Enders, 1995; Harris, 1995;
Maddala y Kim, 1998).

100
privado en las estimaciones a largo plazo, la segunda especificación toma explí-
citamente en consideración esta variable.
Antes de presentar los resultados en el cuadro 8, es de vital importancia
subrayar que todas las variables empleadas son I (1), es decir, son no estacio-
narias en niveles. Un rasgo positivo que se desprende de las ocho regresiones
estimadas es que la totalidad de los coeficientes de las variables incluidas son
“aparentemente” significativos en términos estadísticos, algunos inclusive a 1%.
Sin embargo, es pertinente recordar que, como las variables empleadas son I
(1) en niveles, se ha probado que las propiedades usuales de los MCO no se
cumplen y que los estimadores dejan de ser los mejores estimadores lineales
insesgados (MELI, en inglés BLUE), por lo tanto no es posible determinar en
este momento la verdadera significancia de los coeficientes estimados.30 Más
aún, dada la correlación serial de los residuos, los t-estadísticos de la REC no
son mostrados en el cuadro 8 debido a que no son de fiar. Sin embargo, si la
variable no es significativa cuando los valores originales de la tabla t-student
son utilizados, es obvio que cuando los valores “verdaderos” o corregidos sean
empleados las variables seguirán siendo insignificantes desde el punto de vista
estadístico, por ende, es posible admitir la insignificancia de los coeficientes en
esta etapa de la investigación empírica.
30 Cuando se estima una regresión utilizando series de tiempo, I (1), se corre el riesgo de obtener
un buen ajuste, es decir, elevados R2 y R2 ajustados que en realidad no guardan ninguna
relación entre las variables bajo escrutinio. Cabe destacar que estos resultados son por lo
general “correlaciones sin sentido”, las cuales fueron identificadas inicialmente por Yule en la
década de los 20 y difundidas ampliamente en las últimas décadas a raíz del clásico artículo de
Granger y Newbold (1974) sobre “regresiones espurias” y de los aportes de Phillips (1986).
Ante esta situación, la sugerencia tradicional consistía en diferenciar los datos para remover
tendencias y componentes del tipo paseo aleatorio. Efectivamente, para predecir o estimar
relaciones económicas sólo se podía tratar con series temporales donde dichas características
estuvieran bien definidas, es decir, aquellas variables que fuesen estacionarias y para ello se
filtraban las series de sus componentes de largo plazo, tomando diferencias entre valores
contiguos. Justamente debido a que se ignoraba la evolución a largo plazo de las series de
tiempo en niveles. De esta forma se supera el problema de la regresión espuria; sin embargo,
debe acotarse que los recientemente laureados con el Premio Nobel, Robert Engle y Clive
Granger, argumentaron que cuando se diferencian las series I (1) y se les transforma en
variables estacionarias, es decir, I (0), para centrarse en las relaciones de corto plazo, se pierde
totalmente la información a largo plazo, que se desprende de la teoría económica (Engle y
Granger, 1987).

101
102
Cuadro 8
Regresión estática de cointegración a largo plazo (REC) en niveles
utilizando cuatro definiciones alternativas de la fuga de capitales:
BM (i), MGT (iii), Cline (iv) y Duwendag (v)
Ecuaciones (1-II) (2-I) (1-III) (2-III) (1-IV) (2-IV) (1-V) (2-V)
Período de Tiempo 1950-1999 1950-1999 1950-1999 1950-1999 1950-1999 1950-1999 1950-1998 1950-1998
Número de Observaciones (n) 50 50 50 50 50 50 50 50
Variable Dependiente RCFWB RCFWB RCFMGT RCFMGT RCFC RCFC RCFDU RCFDU

Constante 4855.4 4683.0 4983.6 4827.4 5396.8 5223.6 3167.6 2614.1


Tasa de Interés EEUU(tbr) 591.3582 495.2683 575.5762 488.5200 560.1580 463.6531 479.9963 361.5557
Tipo de Cambio Real (reri) -91.2477 -68.2474 -92.7187 -71.8807 -98.2411 -75.1445 -63.3905 -28.1475
Deuda Externa Real (rexd) 0.083557 0.16307 0.083786 0.15583 0.061108 0.14097 0.068680 0.17399
Inflación (π ) 40.6492 48.8429 42.6027 50.0261 27.0497 35.2788 34.5266 43.8314
Riqueza Privada(w) -0.0025303 -0.0022924 -0.0025412 -0.0034751

Estadísticas Básicas

R2 0.57787 0.61048 0.55694 0.58318 0.49863 0.53563 0.39611 0.45483


R2 Ajustado 0.54035 0.56621 0.51756 0.53581 0.45407 0.48287 0.34121 0.39143

Pruebas de Cointegración
Estadístico Durbin-Watson
(CRDW) 2.0524*** 2.2312*** 2.1391*** 2.2888*** 2.1194*** 2.3062*** 1.8104*** 2.0451***
Pruebas de Cointegración (EG)
DF -7.0521*** -7.7182** -7.3715*** -7.9452*** -7.3103*** -8.0282** -6.1669*** -6.9748***
ADF (1) -5.4763** -6.1546** -5.6747** -6.3233*** -5.9210** -6.8170*** -4.4086* -4.9849*

* Significancia al 10%, ** Significancia al 5%, *** Significancia al 1%.


En todos los casos, independientemente de la especificación y de la de-
finición de la FC considerada, el CRDW excede claramente el valor de 1.10 y
1.28, el cual constituye el valor crítico aproximado para cincuenta observacio-
nes, es decir, n = 50, a 5% de significancia para cuatro y cinco variables res-
pectivamente (Thomas, 1997; Verbeek, 2000). De hecho, la prueba CRDW
puede rechazar cómodamente la hipótesis nula de que las variables no están
cointegradas, incluso a 1% de significancia.
Del mismo modo, en relación con los resultados de la prueba de
cointegración EG, indican que son tan evidentes como el CRDW. De hecho, en
todos los casos los valores arrojados por las pruebas DF y ADF están por
encima (o por debajo en valor absoluto) de los valores críticos de -4,7119 y
-5,0663, respectivamente para n = 50, al nivel de 5% de significancia. Es im-
portante tomar en consideración que, en muchos casos, las pruebas de
cointegración EG son incluso significativas a 1%.
Los resultados de ambas pruebas de cointegración, es decir, el CRDW y
el EG, indican en esta etapa inicial que no hay la menor duda de que existe una
relación a largo plazo, de la misma forma con los signos esperados. Es decir, se
pudo detectar cointegración con cualquier nivel razonable de significancia esta-
dística. De hecho, los resultados parecen ser insensibles a la especificación
elegida así como a la definición de FC considerada.
Efectivamente, existen seis semejanzas relacionadas con todas las regre-
siones mostradas en el cuadro 8, las cuales deben ser subrayadas. En primer
lugar, debe apuntarse que factores foráneos fueron responsables de la FC; en
efecto, las tasas de interés en EEUU, medidas por la tasa de los bonos del Tesoro
(tbr), parecen haber inducido a los residentes venezolanos a exportar sus capita-
les al exterior, y, de esa manera, aumentar sus tenencias en los instrumentos
financieros denominados en monedas extranjeras, en especial, en dólares estado-
unidenses (US$). De hecho, la tbr parece haber funcionado como un férreo imán
que ciertamente atrajo ingentes sumas de capital desde Venezuela, el cual condu-
jo a una reducción de las posesiones domésticas vendiendo activos domésticos o
disminuyendo los niveles de inversión. Sin embargo, es importante tener presente
que este efecto aparece casi ciertamente de este modo, dado que las tasas de
interés en el mercado local fueron mantenidas artificialmente bajas durante la

103
mayor parte del período bajo investigación (Rodríguez, 1987; Palma, 1989). De
hecho, las tasas de interés en términos reales fueron en muchos años clara-
mente negativas, lo cual es una característica intrínseca de un proceso intenso
de represión financiera (Díaz-Alejandro, 1985; Fry, 1997). Así, el efecto positi-
vo de la tbr podría del mismo modo ser interpretado como un indicio de la
conducta lógica llevada a cabo por los inversionistas que buscaban tasas de
retorno más altas en el exterior mientras que los rendimientos en activos do-
mésticos se tornaban negativos, por lo cual tuvo un efecto claro en la decisión
de reasignar parte de su capital al exterior. Debe recalcarse que en este estudio
se experimentó empleando tres series de alternativas de las tasas de interés
domésticas: primero, se utilizó la tasa de redescuento del BCV; segundo, la tasa
de interés de los depósitos a 60 días; y; finalmente, la tasa de interés de los
préstamos bancarios, todos en términos nominales, sin encontrar coeficientes
significativos en cualesquiera de los casos considerados.31
En segundo lugar, la significancia estadística del tipo de cambio medido por
un índice del tipo de cambio real (reri) considerado por los inversionistas domés-
ticos como un factor importante a la hora de decidir la proporción de activos que
se enviarían al extranjero. Estos resultados indican de nuevo que el desalineamiento
en el tipo de cambio real fue una de las causas principales de la fuga de capital
(Cuddington, 1986; Anthony y Hughes Hallet, 1992). Indican de igual forma
que mientras más bajo sea el valor de la moneda local (es decir, se aprecia en
términos reales) la FC se incrementa y en el caso contrario, cuando el valor de
la moneda local es más alto (depreciado en términos reales) el fenómeno tiende
a disminuir. Los mecanismos se pueden describir más claramente de la manera
siguiente: a medida que la moneda se aprecia, disminuye el número de bolívares
requerido para adquirir moneda extranjera en términos reales, este modo susci-
ta que las importaciones así como los viajes de negocios y de turismo se tornen
más baratos, pero también es más asequible para los inversionistas domésticos
enviar capital al extranjero a la vez que aumenta la posibilidad de una devalua-
ción significativa del tipo de cambio nominal en el futuro próximo.

31
Cabe precisar que las tasas de interés reales no pudieron ser incluidas en las regresiones
estáticas de cointegración a largo plazo (REC) debido a que se determinó en la sección anterior
que eran estacionarias, es decir I (0).

104
En tercer lugar, el coeficiente del stock de la deuda externa a precios
constantes (rexd) implica una relación profunda entre la deuda externa y la
salida de capitales. Esto implica que más a menudo de lo que se presume los
nuevos préstamos huyeron hacia el exterior nuevamente, sin embargo, esta vez
con un nuevo atuendo, a saber en la forma de FC (World Bank, 1985 y Demir,
2004). Las razones de esta relación podían ser varias. Podría implicar que el
gobierno abordó el declive de la situación económica, aumentando sus présta-
mos del extranjero en vez de enfrentar directamente la situación. Sin embargo,
debe insistirse en señalar que las cantidades más importantes de deuda externa
comenzaron a ser adquiridas antes de surgir el fenómeno de la FC y por casuali-
dad ocurrieron cuando el mercado petrolero internacional estaba boyante. Por lo
tanto, parece más razonable aceptar la idea de que el incremento en la deuda
externa que en su mayor parte fue originalmente de corto plazo actuó como una
señal de alerta para los inversionistas, diciéndoles que era el momento apropiado
para trasladar sus activos al extranjero. De esta manera, la deuda externa les
proporcionó a los gobiernos sucesivos la posibilidad de continuar sus ambiciosos
proyectos, en particular, en las industrias basadas principalmente en el procesa-
miento de minerales, mientras que al mismo tiempo permitió a los inversionistas
domésticos tomar ventaja de la libre convertibilidad del bolívar. Aunque esta re-
gularidad se ha demostrado antes en muchos estudios empíricos, algunos de los
cuales han incluido Venezuela (Cuddington, 1987b; Félix y Sánchez, 1990; Pastor,
1990), la distinción de estos resultados en comparación con los obtenidos en el
presente estudio es que éstos cubren un período sustancialmente mucho más
largo de lo habitual y además los resultados no son sensibles al método de FC
empleado.
En cuarto lugar, el efecto positivo de la tasa de inflación (π) de Vene-
zuela indica que, a medida que el país comenzó a sufrir de tasas de inflación
cada vez más elevadas a partir de 1974, los inversionistas comenzaron a ser
más escépticos y desconfiados sobre el compromiso del gobierno con una
política económica sana y comenzaron de esta manera a enviar al extranjero
parte de su capital.
En quinto lugar, el signo negativo de la riqueza (w) contradice la teoría de
cartera de activos pero la magnitud sugiere que el efecto neto de la riqueza en

105
la fuga de capital fue insignificante en el largo plazo. Una explicación alternati-
va se podría relacionar con el stock (acervo) de la riqueza privada interna y de
la riqueza total privada incluyendo el stock (acervo) de capital fugado al exte-
rior. Cabe señalar que ambas series tuvieron un crecimiento sostenido entre
1950 y 1987, sin embargo, ambas series alcanzaron un tope a finales de la
década de los 80 y desde entonces han declinado sin prisa pero sin pausa.
(véase gráfico 5). De lo cual se deduce que la FC no ha podido prevenir lo
inevitable, el hecho de que el nivel de crecimiento de la riqueza del sector
privado se detuvo y en el mejor de los casos alcanzó una meseta, lo cual
pudiera considerarse como una muestra fehaciente de que Venezuela pudo
haber alcanzado el estado estacionario (Rodríguez y Sachs, 1999).

Gráfico 5
Riqueza de Venezuela (1950-1999)

106
Finalmente, se debe hacer notar que la magnitud de la constante puede
haber capturado la FC autónoma, la cual aparenta ser sustancial en todas las
regresiones estimadas. Estos resultados podrían ser una muestra preliminar de
que los venezolanos han colocado tradicionalmente parte de su capital en el
exterior, independientemente de la situación política y económica que atreviese
el país, una situación por lo demás típica de muchos países latinoamericanos
(Díaz Alejandro, 1984; Nölling, 1986). Cabe así mismo notar que estos resul-
tados referentes al valor de la constante son estables y por ende consistentes,
incluso al estimar la FC con diversas medidas y especificaciones.
Es pertinente mencionar que ecuaciones alternativas a las mostradas
en la tabla 7 fueron examinadas; no obstante, todas estas especificaciones
dieron resultados más pobres. De hecho, la ausencia más obvia en todas las
regresiones es la tasa de interés doméstica (dr), un resultado que es indepen-
diente de la tasa de interés empleada. Estos resultados no sorprenden del
todo, una vez que uno considera que Venezuela experimentó regulaciones,
restricciones y extensos controles sobre su sistema financiero y sobre el
mercado de capitales, así como otros PED. Asimismo, existe amplia docu-
mentación de que el sector público controló tradicionalmente una proporción
significativa del sector financiero directa o indirectamente. Por ejemplo, du-
rante la mayoría del período bajo investigación, las tasas de interés nominal
fueron fijadas tradicionalmente por el BCV.32
Por otra parte, esto sugiere que mientras que la tasa de inflación fue baja
durante la década de los 50 y los 60, los tipos de interés reales permanecieron
firmemente en el campo positivo lo cual desestimuló la FC. Sin embargo, a
medida que la tasa de inflación aumentó desde la década de los 70, las tasas de
interés en términos reales comenzaron a disminuir ya que los tipos de interés
nominal eran controlados y fijados por el BCV habitualmente por debajo de las
tasas de inflación previstas. De hecho, llegaron a ser negativos durante la ma-

32
Aunque existen algunas excepciones que merecen la pena ser mencionadas. Por ejemplo, a
partir del 25 de agosto de 1981, el BCV decidió liberar la tasa de interés con la finalidad de
controlar la inflación y al mismo tiempo disminuir la salida de capitales que se había vuelto
aguda (Palma, 1989). Sin embargo, esta política perduró tan sólo hasta febrero de 1984
(Villavicencio y Mirabal, 1991).

107
yor parte de la década los 80 y durante principios de los 90. Cabe del mismo
modo indicar que esta situación es típica en la mayoría de los PED que han
sufrido de la represión financiera.
Una explicación potencial de los modestos resultados obtenidos a través
de los estadísticos R2 y R2 ajustados en esta etapa, es que la hipótesis de que la
FC se puede modelar a través de un modelo estático lineal con parámetros
constantes podría ser insuficiente. Esto podría ser debido a varios factores, por
ejemplo, al hecho de que no se incorporó ninguna información sobre la dinámi-
ca de corto plazo en el modelo estático lineal.
Finalmente, un rasgo positivo que se desprende de todas las estimacio-
nes es que los coeficientes estimados se mantienen dentro de un rango mode-
rado y parecen ser estables. Además, los resultados parecen ser absolutamen-
te estables incluso después de incluir el stock (acervo) de riqueza privada para
las cuatro definiciones alternativas empleadas.
En resumen, la mayoría de esas características que pertenecen a la
cointegración están presentes, independientemente de la especificación y de la
medida de la FC empleada. Por lo tanto, los resultados del cuadro 7 indican
claramente que hay una relación válida a largo plazo entre las variables y, ade-
más, sugieren ciertamente que estos resultados parecen ser robustos.

V.4 Modelos de corrección de errores (MCE)


En el presente ensayo se aplicaron diferentes modelos de corrección de
errores (MCE) para estimar la fuga de capitales debido a sus múltiples venta-
jas, las cuales deben ser enfatizadas.33 En primer lugar, el MCE permite exami-
nar la dinámica de la fuga de capitales en el corto y largo plazo, y si hay una

33
Cabe recordar que el concepto de este tipo de modelo proviene del trabajo precursor desarro-
llado por Sargan (1964) y luego por Davidson, Hendry, Sbra and Yeo (1978), quienes consi-
deraron una clase de modelos que subsecuentemente han sido etiquetados como mecanismos
de corrección de errores. Sin embargo, fue el trabajo de David Hendry y sus numerosos
colaboradores durante la década de los 80, el que popularizó su utilización entre los
econometristas aplicados y ha conducido a su amplia aceptación por parte de los ejecutores
de política macroeconómica (Salmon, 1982; Enders, 1995; Maddala y Kim, 1998).

108
relación a largo plazo entonces el coeficiente del MCE capturará qué proporción
del desequilibrio se corrige en el próximo período (Hendry, 1986). En segundo
lugar, transmite luz si la FC se puede considerar desde un punto de vista empí-
rico como un fenómeno estable o como una clara manifestación de la existen-
cia de un desequilibrio. Es pertinente señalar que este aspecto es crucial en
este caso particular, debido a que las estimaciones obtenidas por medio de
nueve métodos diferentes indican rotundamente que la FC ha sido más bien un
fenómeno crónico que un incidente aislado durante la segunda mitad del siglo
XX. Además, esta evidencia se diferencia claramente de la mayoría de los estu-
dios reseñados por la literatura, la cual considera a la FC como un
esporádicofenómeno típico y de la existencia de un desequilibrio económico de
carácter transitorio.

V.4.1 Procedimiento de dos etapas de Engle y de Granger34


Primero, se aplicó el método en dos etapas de Engle y Granger (MDE-
EG), el cual gira en torno de un MCE y las estimaciones de la FC se presen-
tan en la tabla 8. Los puntos más importantes que emergen de ambas especi-
ficaciones son los siguientes: la significancia estadística de los residuos reza-
gados RESt-1 de la regresión estática de cointegración a largo plazo (REC)
son siempre significativos y presentan el signo esperado (negativo), indepen-
dientemente de la especificación, lo cual permite afirmar que todos los resul-
tados son extremadamente sólidos y proporcionan la evidencia suficiente de
la existencia de un mecanismo de corrección de error. Obsérvese que todos

34
De acuerdo con el teorema de la representación de Engle y Granger (1987), las series cointegradas
tienen un mecanismo de corrección de errores que permite capturar la relación de corto plazo
y al mismo verificar la existencia de una relación a largo plazo, de hecho, los MCE generan
series cointegradas. La estimación del MCE constituye la segunda etapa del procedimiento de
Engle y Granger y consiste en reemplazar los residuos de la REC en el MCE en el lugar del
término en niveles. Debe subrayarse que esto se implementa estimando la regresión en
primeras diferencias de las variables de ecuación de largo plazo, la cual permite comprobar la
cointegración y a la cual se le incluye el término de corrección de errores (TCE), que represen-
ta el mecanismo de ajuste de la fuga de capitales. Por lo general se sugiere que, si la muestra es
lo suficiente larga, se deben considerar rezagos a las primeras diferencias de las series antes
señaladas (Bhaskara Rao, 1994; Hamilton, 1994; Harris, 1995; Granger, 2003; Hendry, 2004).

109
los t-estadísticos para los parámetros individuales de todo los MCE son signifi-
cativos incluso a 1%.35 De hecho, cuando empleamos los valores críticos apro-
piados proporcionados por McKinnon (1991), los coeficientes del término de
corrección de errores (TCE) son siempre altamente significativos, incluso a
1%. Esto representa el mecanismo del ajuste hacia el equilibrio, que es siempre
significativo sin importar la inclusión de la riqueza privada total. Esto implica
que existe un MCE por el que los residentes domésticos ajusten su comporta-
miento con respecto a la FC.
Además, los contrastes de raíces unitarias provistos por el DF y el
ADF de los residuales de todas las regresiones estimadas y basadas en el
procedimiento MDE-EG, también proporcionan una prueba suplementaria con
respecto a la presencia de cointegración, dado que el DF es siempre signifi-
cativo a 5% y en la casi totalidad de los casos incluso a 1%, lo cual indica
claramente de nuevo la existencia de una relación a largo plazo entre las
variables bajo escrutinio (veáse cuadro 9).
La magnitud del coeficiente del RES t-1 sugiere que la velocidad del ajus-
te es cercana a 130% anualmente, lo cual indica un ajuste excesivamente rápi-
do y que implicaría que el ajuste íntegro se realiza dentro de un año calendario.
Es pertinente mencionar que este elemento también implicaría que una ecua-
ción estática simple, tal como la utilizada inicialmente, es quizás después de todo
adecuada y totalmente capaz de capturar el fenómeno de la FC, en particular, si
tuviéramos acceso a data trimestral para la totalidad del período bajo estudio. A
pesar de esta situación, es importante advertir que todavía estamos en las pri-
meras fases del análisis y, por ende, estamos imposibilitados de efectuar un
juicio prudente, al menos en este momento.

35
Es bueno tener en cuenta que el procedimiento MDE-EG permite utilizar los MCO y los
habituales t-estadísticos sin restricción alguna dado que las variables son estacionarias, es
decir, I (0). Asimismo, debe subrayarse que la relación de largo plazo entre variables no
estacionarias se comprobó con anterioridad cuando se realizaron las regresiones en niveles
denominadas REC, lo cual permitió verificar inicialmente la hipótesis de cointegración
entre las variables haciendo uso de los contrastes de raíz unitaria como los DF y ADF, así
como del CDRW.

110
Cuadro 9
El método en dos etapas de Engle y Granger (MDE-EG) empleando cuatro medidas
alternativas de la fuga de capital (FC): BM (i), MGT (iii), Cline (iv) y Duwendag (v)
Ecuaciones (1-I) (2-I) (1-III) (2-III) (1-IV) (2-IV) (1-V) (2-V)
Período de tiempo 1952-1999 1952-1999 1952-1999 1952-1999 1952-1999 1952-1999 1952-1998 1952-1998
Número de 48 48 48 48 48 48 47 47
observaciones (n) DRCF DRCF DRCF DRCF DRCF DRCF DRCF DRCF
Variable dependiente (VD)
Constante -146.5151 -118.1029 -133.2414 -105.9195 -140.1090 -107.0699 -367.3714 -371.4982
(-0.46550) (-0.41081) (-0.40732) (-0.35155) (-0.43329) (-0.36744) (-1.1486) (-1.1660)
RES(-1) -1.2309*** -1.3126*** -1.2875*** -1.3520*** -1.3305*** -1.4190*** -1.1061*** -1.3404***
(-6.5629) (-7.7569) (-6.7063) (-7.7926) (-6.7725) (-8.1559) (-9.4450) (-7.4427)
DRERI -66.5391** -48.8521*** -72.029*** -55.0571*** -83.987*** -64.0369***
(-2.7846) (-2.3176) (-2.9168) (-2.4951) (-3.4071) (-2.9903)
DREXD 0.32870*** 0.27551*** 0.31244*** 0.26259*** 0.30993*** 0.25277*** 0.64714*** 0.60796***
(3.9564) (3.5860) (3.6074) (3.2527) (3.6229) (3.2376) (7.4273) (7.0537)
DRCF(-1) 0.18900 0.19294* 0.18769 0.18955* 0.23034* 0.23855** 0.18901
(1.5326) (1.7692) (1.5155) (1.7148) (1.8098) (2.1552) (1.5629)
Estadísticas Básicas
R2 0.66058 0.71683 0.67082 0.72081 0.67626 0.73731 0.71433 0.72369
R2 Ajustado 0.62901 0.69049 0.64020 0.69484 0.64615 0.71287 0.70135 0.70442
RSS 1.98E+08 1.65E+08 2.14E+08 1.82E+08 2.09E+08 1.70E+08 2.04E+08 1.97E+08
Estadístico F 20.9219 27.2133 21.9074 27.7540 22.4561 30.1729 55.0131 37.5414
Estadístico
Durbin-Watson (DW) 1.8766 1.9418 1.8721 1.9606 1.8367 1.9317 1.6971 1.6436
Estadístico Durbin-h 0.82228 0.30761 0.86247 0.21241 1.1996 0.36872 – 2.1851*
Pruebas Diagnóstico
Correlación Serial 1.0574 0.18310 1.0948 0.083645 1.3852 0.19996 2.5999 3.2331*
Versión LM 0.94609 0.16082 0.98033 0.073317 1.2481 0.17570 2.5179 3.1026*
Versión F
Continúa en la página siguiente
111
112
Continuación cuadro 9
Forma Funcional
Versión LM 0.49890 0.057954 0.70994 0.31782 1.4811 0.91714 0.23025 0.19510
Versión F 0.44112 0.050771 0.63053 0.27994 1.3372 0.81813 0.21169 0.17507
Normalidad
Versión LM 0.35328 0.020231 0.27742 0.0032961 0.27920 0.14640 0.60688 2.5259
Heterocedasticidad 0.54850 0.59601 0.85579 0.98545 0.49750 0.46158 0.45783 0.29488
Versión LM 0.53172 0.57835 0.83502 0.96418 0.48177 0.44664 0.44266 0.28411
Versión F
Correlación
Serial CHSQ(3) 4.4412 4.5108 4.5290 4.3103 3.9120 4.1452 4.5755 7.1607*
F Statistics (3, 50-3-reg) 1.3594 1.3830 1.3891 1.3154 1.1831 1.2603 1.4740 2.3965*
Pruebas de Raíces
Unitarias -6.3053*** -6.5736*** -6.2881*** -6.6300*** -6.1650** -6.5538*** -5.6945*** -5.6115***
DF -3.8889 -3.8466 -3.8704 -3.9135 -3.8355 -3.8744 -4.6086** -3.6371
ADF (1)

* Significancia a 10% ** Significancia a 5% *** Significancia a 1%.


Los coeficientes del tipo de cambio real (DRERI) son significativos cuando
se emplean tres de las cuatro definiciones alternativas; asimismo, en todos los
casos tienen el signo esperado. Los resultados confirman los efectos a corto
plazo negativos y significativos del tipo de cambio real, es decir, mientras el tipo
de cambio se aprecia se incrementan las salidas de capitales y viceversa.
De acuerdo con la literatura sobre la “enfermedad holandesa”, el tipo de
cambio real tiende a apreciarse en países con un sector exportador boyante.
Los países exportadores de petróleo se citan a menudo como casos típicos que
han hecho frente a apreciaciones agudas del tipo de cambio real después de
padecer de períodos repentinos de prosperidad en el mercado petrolero inter-
nacional (Gelb, 1988; Auty, 2001).
La siguiente pregunta requiere de una reflexión: ¿cómo puede este enfo-
que explicar la paradoja de que Venezuela ha experimentado fuga de capitales
cuando ha estado floreciendo el mercado petrolero? Primero, es necesario subra-
yar que los auges inesperados en el mercado de petróleo, como los ocurridos en
1973 y 1979, pueden producir una apreciación significativa del tipo de cambio
real, incluso en productores de petróleo tradicionales como Venezuela. Esta
situación animó a los inversionistas a colocar una porción mayor de sus activos
en el exterior. Una explicación factible puede atribuirse a las consecuencias
negativas que la apreciación del tipo de cambio real tiene en la economía no
petrolera. Por ejemplo, el sector industrial pierde competitividad, que a su vez
desalienta la inversión en industrias relacionadas con las exportaciones no pe-
troleras. La formación de capital fijo doméstico disminuye posteriormente las
perspectivas de crecimiento económico (Gylfanson, 2001).
No cabe la menor duda de que la caída sistemática en la formación de
capital fijo aunado a un crecimiento económico más lento experimentado por
la economía venezolana desde 1978, dentro de un ambiente industrial carac-
terizado por el exceso de capacidad instalada, incentivó abiertamente la fuga
de capitales.
El coeficiente de la variación de la deuda externa es positivo y significa-
tivo, lo cual debe considerarse una prueba de la hipótesis del papel protagónico
que desempeñó el endeudamiento externo y en particular, la deuda pública como
mecanismo para financiar la acumulación de activos privados en el exterior a

113
través de la fuga de capitales. A medida que el país acumuló deudas en el
exterior, y en especial, en los mercados de capitales internacionales, esta
situación condujo a crecientes expectativas de un posible aumento en la car-
ga tributaria doméstica en el futuro próximo para cubrir el creciente endeu-
damiento del Estado (Boyce, 1992; Ndikumana y Boyce, 1998; Chipalkatti y
Rishi, 2001).
Otras buenas características de estas estimaciones incluyen el hecho de
que casi todos los coeficientes parecen ser absolutamente estables a través de
distintas especificaciones. Además, las regresiones muestran R2 medianamen-
te altos, que en algunos casos están cerca de 0.7, indicando que el ajuste total
de todas las regresiones es bastante bueno. En efecto, todas las ecuaciones
parecen capturar muy bien el comportamiento de la FC y, por lo tanto, son
capaces de explicar más de 2/3 de la variación de la fuga de capitales aconte-
cida en Venezuela en la segunda mitad del siglo XX.
El ajuste general y todas las estadísticas básicas empleadas mejoran
cuando el modelo se estima incluyendo la riqueza en niveles, lo cual sugiere la
importancia relativa de esta variable, no obstante, las mejoras parecen ser pe-
queñas, por lo menos en esta etapa. Asimismo, las numerosas pruebas de diag-
nóstico no sugieren la existencia de ningún problema de la correlación serial, de
heterocedasticidad, de la no normalidad de los residuos, de forma funcional y,
por lo tanto, de una especificación errónea, con las excepciones de la ecuación
2-V, que sugiere algunos problemas de correlación serial. Aunque el valor reza-
gado de la variable dependiente nunca fue significativo a 10%, en todos los
casos fue significativo a 15%. Por otra parte, dado que la variable llega a ser
significativa una vez incluida la riqueza en la ecuación a largo plazo, decidimos
conservar la variable en las ecuaciones finales.
Incluso así, los resultados obtenidos con el empleo del procedimiento
MDE-EG, con o sin la inclusión de la riqueza para las cuatro medidas amplias
de la FC empleadas, sugieren inequívocamente que las variables están
cointegradas. Además, el resultado indica que el incremento en la deuda exter-
na y las apreciaciones en el tipo de cambio real tuvieron efectos significativos
en el corto plazo en la fuga de capitales experimentada por Venezuela durante
el período 1950-1999.

114
V.4.2 El modelo de corrección de errores no restringido(UECM)36
Seguidamente, en la búsqueda de la mejor especificación, partimos de
un modelo de corrección de errores no restringido (UECM), es decir, se inicia
con un modelo irrestricto general y luego sistemáticamente se simplifica a la
luz de los resultados de las pruebas de diagnóstico y de los t-estadísticos para
los parámetros individuales de todo los UECM (Pesaran y Pesaran, 1997).37
De ambas especificaciones para la FC expuestas en los cuadros 10 y 11, los
aspectos más importantes que se desprenden de estas estimaciones son los
siguientes.
En primer lugar, los resultados de las estimaciones muestran que todos
los coeficientes del MCE son estadísticamente diferentes de cero, tanto en
términos de la magnitud como de su significancia estadística. Esto sugiere de
nuevo y sin ninguna duda la idoneidad de un MCE, ya que ése puede detectar la
existencia de una relación a largo plazo, la cual es válida para cualquier nivel
razonable de significancia. Los resultados parecen ser insensibles a la especi-
ficación elegida así como a la definición de la FC considerada. Asimismo, es
oportuno destacar que los resultados mejoran cuando la riqueza privada total (o el
PIB no petrolero) es incluida. No obstante, es importante insistir que los resulta-
dos son más o menos incólumes a la inclusión de cualesquiera de estas variables.
La evidencia empírica corrobora una vez más que, en el funcionamiento
largo, la tasa de interés en EEUU fue un determinante importante de la FC,
probablemente uno de los primordiales. Esta es seguida por la tasa de inflación,
el tipo de cambio real, la deuda externa y finalmente la riqueza privada total (o
el PIB no petrolero). Los coeficientes que capturan los efectos a corto plazo
son relativamente estables, independientemente de la especificación conside-
rada. De hecho, muestran que solamente los cambios en la deuda externa y

36
Es pertinente señalar que este enfoque fue sugerido inicialmente por Kremers et al., (1992),
pero ha sido objeto de ampliaciones por otros investigadores que han resaltado nuevas
formas de aplicarlo (Banerjee et al., 1998; Pesaran et al., 2001).
37
Este método de partir de un modelo general e ir simplificando hacia uno específico se prefiere
por su mayor poder, en contraste, con aquellos modelos que son estimados de forma más
sencilla y cuya expansión se realiza conforme lo permitan los datos.

115
la variación de la riqueza privada tuvieron una influencia en la FC. Estas
características están hasta cierto grado en concordancia con las estimaciones
obtenidas por medio del procedimiento MDE-EG mostrado en el cuadro 10.
De hecho a medida que la inflación cedió a principios de la década de los
90, las salidas de capital disminuyeron y experimentaron luego un retorno en
1993, aunque ciertamente algo limitado. De hecho, las estimaciones de la FC
indican que la economía se benefició de la entrada sustancial de capital forá-
neo, compuesto por IED (provenientes en su mayoría de privatizaciones de
empresas del Estado como Cantv y Viasa) y de la repatriación de capital a
principios de la década de los 90. Sin embargo, estos resultados se deben tomar
con mucha prudencia, pues estamos empleando estimaciones de la fuga de
capitales que están claramente sujetas a errores de medición.
Sin embargo, el resultado más interesante que se desprende del MDE-
EG y del UECM parece proceder de la variación de la riqueza. ¿Por qué?
Estos resultados explican por qué Venezuela comenzó a sufrir de la FC a fina-
les de los años 70, momentos antes de ocurrir el segundo shock petrolero y
mientras que el país gozaba de éxito en el ámbito político, social y económico. A
medida que la economía no petrolera comenzó a entrar en recesión a finales de
los años 70, después de experimentar varias décadas de un crecimiento econó-
mico excepcionalmente alto, los inversionistas domésticos comenzaron a au-
mentar sus activos en el exterior por las escasas oportunidades de inversión en
la economía doméstica.

116
Cuadro 10
UECM empleando dos estimaciones de la fuga de capital:
BM (i) y MGT(iii)
Ecuaciones (1-I) (2-I) (1-III) (2-III)
Período de tiempo 1951-1999 1951-1999 1951-1999 1951-1999
N° de observaciones (n) 49 49 49 49
Variable dependiente (VD) DRCF DRCF DRCF DRCF

Constante 4611.1*** 2963.2** 5537.8*** 3537.2**


(2.8862) (2.2417) (3.1861) (2.6078)
RCF(-1) -0.95441*** -0.99068*** -1.0517*** -1.0287***
(-7.5079) (-9.1783) (-7.9210) (-9.4657)
INFVZLA(-1) 101.9038*** 145.5493*** 98.7614*** 152.4278***
(4.8517) (7.0717) (4.4184) (6.9862)
TBR(-1) 662.2674*** 691.5935*** 699.6811*** 623.0188***
(3.7328) (4.6557) (3.8193) (4.2153)
RERI(-1) -96.4530*** -54.8521*** -110.24*** -56.3487***
(-4.3600) (-2.8497) (4.6143) (-2.7561)
REXD(-1) 0.040379 0.10283** 0.056875* 0.12468***
(1.4128) (2.3217) (1.8170) (2.8344)
W1(-1) -0.00351*** -0.0040***
(-3.2202) (-3.5671)
DINFVZLA 42.8907* 49.7047**
(1.8830 (2.0794)
DTBR 352.6241*
(1.7622)
DRERI -39.6928
(-1.5129)
DREXD 0.41359*** 0.21231*** 0.37500*** 0.21763***
(5.0565) (2.82820) (4.2966) (2.8422)

DW1 0.009312*** 0.009635***


(3.4991) (3.5399)
Estadísticas básicas y pruebas diagnóstico
R2 0.68834 0.82903 0.70299 0.82311
R2 Ajustado 0.64382 0.78404 0.65228 0.78228
RSS 1.83E+08 1.01E+08 1.95E+08 1.16E+08
Estadístico F 15.4607 18.4259 13.8631 20.1634
Estadístico
Durbin-Watson (DW) 1.8703 2.1187 1.8050 2.0203
Correlación Serial
Versión LM 0.59329 0.88119 1.5797 0.10810
Versión F 0.50251 0.67757 1.3325 0.084018
Forma Funcional
Versión LM 1.1007 0.093201 0.66425 0.45375
Versión F 0.94213 0.070510 0.54969 0.35518
Normalidad Versión LM 1.0515 1.3583 1.0407 2.98404
Heterocedasticidad
Versión LM 2.2420 1.4590 0.99704 1.0052
Versión F 2.2536 1.4424 0.97621 0.98433
* Significancia a 10% ** Significancia a 5% *** Significancia a 1%.

117
Cuadro 10
UECM empleando dos estimaciones de la fuga de capital:
Cline (iv) y Duwendag (v)
Ecuaciones (1-IV) (2-IV) (1-V) (2-V)
Período de tiempo 1951-1999 1951-1999 1951-1998 1951-1998
N° de observaciones (n) 49 49 48 48
Variable dependiente (VD) DRCF DRCF DRCF DRCF
Constante 5876.3*** 3576.0*** 2561.9* 1167.2
(3.2848) (2.8204) (1.6612) (0.77144)
RCF(-1) -1.0532*** -1.0382*** -1.1218*** -1.0729***
(-7.8349) (-10.2694) (-10.1378) (-9.5469)
INFVZLA(-1) 78.1196*** 140.8102*** 84.5631*** 124.7684***
(3.4930) (7.1116) (4.0694) (5.2872)
TBR(-1) 698.4141*** 617.9872*** 583.9953*** 611.1305***
(3.7941) (4.6239) (3.5171) (3.9080)
RERI(-1) -115.241*** -55.8559*** -66.3355*** -33.2436
(-4.6649) (-2.9364) (-3.2596) (-1.4368)
REXD(-1) 0.032819 0.10168 0.039278 0.065254
(1.0769) (2.5878) (1.4322) (1.3543)
W1(-1) -0.0043*** -0.025344
(-4.2150) **(-1.9731)
DINFVZLA 54.9700** 73.6638*
(2.5127) (2.7300)
DTBR
DRERI -49.2904*
(-1.8857)
DREXD 0.37018*** 0.18477*** 0.68009*** 0.59348**
(4.2074) (2.6548) (8.0563) (6.5500)
DW1 0.011876*** 0.0050213
(4.8047) (1.5692)
Estadísticas Básicas y Pruebas Diagnóstico
R2 0.64429 0.85256 0.77035 0.81519
R2 Ajustado 0.64210 0.81853 0.73590 0.77142
RSS 1.99E+08 9.59E+07 1.64E+08 1.32E+08
Estadístico F 13.3021 25.0566 22.3630 18.6238
Estadístico
Durbin-Watson (DW) 1.7584 1.8990 1.8941 1.9076
Correlación Serial
Versión LM 2.5437 0.14462 0.23485 0.24926
Versión F 2.1902 0.11249 0.19586 0.19314
Forma Funcional
Versión LM 1.4992 1.3375 0.14925 0.73600
Versión F 1.2625 1.0664 0.12424 0.57617
Normalidad Versión LM 0.41970 2.7506 0.82950 3.6245
Heterocedasticidad
Versión LM 0.71440 1.0815 0.0013318 0.074657
Versión F 0.69538 1.0608 0.0012752 0.071657

* Significancia a 10% ** Significancia a 5% *** Significancia a 1%.

118
Posteriormente, a medida que las tasas de interés aumentaron en el mundo
entero, en particular en EEUU, el flujo del capital creció aún más. Estos resul-
tados arrojan cierta luz sobre las causas de los niveles excepcionalmente eleva-
dos de fuga de capitales registrados durante los inicios de la década de los 80 y
sugieren que la razón estuvo en la combinación de esos altísimos niveles en las
tasas de interés en EEUU con una economía no petrolera claramente inactiva.
Sin embargo, es importante observar que, mientras el efecto a corto plazo pue-
de explicar los acontecimientos como los ocurridos a finales de la década de los
70 y principios de los años 80, ellos no están en capacidad de arrojar luz del
porqué Venezuela ha sufrido crónicamente de la FC tal como lo señalan las
estimaciones obtenidas. Por lo tanto, necesitamos observar los coeficientes a
largo plazo en el UECM.
Para concluir, obsérvese que en todas las regresiones la magnitud de la
constante es muy grande y, además, altamente significativa en términos esta-
dísticos. Este coeficiente quizá puede estar capturando la FC autónoma y la
preponderancia de ambas cualidades podría ser una confirmación de que los
residentes venezolanos han colocado tradicionalmente capital en el extranjero,
resultados que corresponderían al patrón de muchos países de Latinoamérica y
que fue descrito por Díaz-Alejandro (1984). De hecho, varios investigadores
han enfatizado en la persistencia, entre los inversionistas domésticos en AL, en
ubicar una fracción de sus activos en el extranjero, incluso cuando ha existido
estabilidad política y la paz social ha estado presente.
Dado que ambos métodos de correcciones de errores, el MDE-EG y el
UECM, confirmaron sin duda alguna que las variables están cointegradas po-
demos utilizar en la próxima etapa el método de Johansen para precisar cuán-
tos vectores de cointegración en realidad existen.

119
V.5 El método de máxima verosimilitud (ML) de Johansen38
El cuadro 12 contiene los resultados de la aplicación del procedimiento
de Johansen a partir de modelos de VAR (1) y VAR (2) y sus respectivos
valores críticos al nivel de significación de 5% en orden descendente.39 Las
estadísticas para determinar el número de relaciones de cointegración señalan
inicialmente la existencia de dos o tres vectores de cointegración, los cuales
pudieran acarrearnos problemas de interpretación económica. Sin embargo, en
todos los casos fueron corregidas por tamaño de muestra tal como sugieren
Cheung y Lai (1993), por lo cual se ajustaron los valores críticos en aproxima-
damente 14% para la primera especificación y 39% en el segundo caso.40
Con respecto a la primera especificación que excluyó la riqueza (o el PIB
no petrolero como variable aproximada de la riqueza) como posible determinante
de la FC, los resultados son inequívocos y sugieren que las variables están
cointegradas. Es decir, la hipótesis nula de ninguna cointegración se puede recha-
zar en el nivel de 5% en todos los casos. De hecho, puede ser rechazada en el
nivel de 1% en la mayoría de los casos, en favor de un vector de cointegración,
sin ninguna evidencia de la existencia de más de un vector de cointegración.

38
El método de máxima verosimilitud es un método de estimación de parámetros basado en la
maximización de la función de verosimilitud. El procedimiento sugerido por Johansen (1988), y
posteriormente por Johansen y Juselius (1990), consta de dos pruebas –el Eigenvalue y el Trace–
que permiten determinar el número de vectores de cointegración (r) (Enders, 1995). Como es
frecuente en los estudios empíricos, la determinación del orden del proceso autorregresivo se
efectúa a partir de los criterios AIC y SBC, cuya minimización permite inferir el número óptimo
de rezagos a seleccionar para estimar un modelo de vector autorregresivo (VAR). Esto se debe a
que está muy bien documentado que el procedimiento de Johansen es sensible al orden del
proceso autorregresivo del sistema del VAR (Johansen, 1991; Banerjee et al., 1993).
39
Cabe destacar que en este caso en particular los dos criterios, AIC y SBC, no coincidieron en
especificar el VAR con un determinado rezago, por lo cual se prefirió estimar ambas especi-
ficaciones usando uno y dos rezagos. Esta decisión se debió por lo demás a que la inspección
de los residuos indicó que la correlación serial no era problema. Por lo demás pudiéramos
estar tomando un excesivo riesgo de sobreparametrización al estimar un VAR de mayor orden
tomando en cuenta el número relativamente pequeño de observaciones (n = 49).
40
La corrección que sugieren Cheung y Lai (1993) sobre las dos estadísticas –el Eigenvalue y el
Trace– de la distribución es la siguiente: T/(T-np), donde T es el número total de observacio-
nes, n el número de variables y p el número de rezagos incluidos en el VAR.

120
Una conclusión adicional que vale la pena traer a colación es la siguien-
te: estos resultados son independientes de los valores críticos empleados, es
decir, los resultados con respecto a la existencia de cointegración son iguales
antes y después de haber corregido los valores críticos.
En cuanto a la segunda especificación, que incluye la riqueza (o el PIB
no petrolero), la evidencia es también bien clara. Mientras que ambos esta-
dísticos de las pruebas de probabilidad pueden rechazar fácilmente la hipóte-
sis nula de no cointegración, en todos los casos en que se emplean los valores
críticos normales, que favorecen la existencia de dos e igualan tres vectores
de cointegración, los cuales pudieran acarrearnos problemas de interpreta-
ción económica. No obstante, una vez que se corrigen los valores críticos, la
hipótesis nula de la inexistencia de al menos un vector de cointegración se
puede todavía rechazar a 5% en todos los casos, con una excepción, que se
puede rechazar a 10%.
Obsérvese que los resultados obtenidos parecen ser inmunes a la especifi-
cación o a la definición de la FC empleada. Por otra parte, los resultados parecen
ser consistentes con todas las pruebas de cointegración aplicadas con anteriori-
dad, lo cual es una muestra clara de la robustez de los resultados obtenidos.
Sin embargo, el procedimiento de Johansen tiene una ventaja adicional
con respecto a otros métodos para verificar la existencia de cointegración, que
consiste en verificar cuántas relaciones de cointegración entre las variables
realmente existen. De hecho, en este caso los resultados señalan la existencia
de solamente un vector de cointegración β, cuyos parámetros normalizados se
exponen en el cuadro 12.

V.6 Pruebas de cointegración: una evaluación


Los resultados obtenidos usando seis pruebas diferentes de cointegración
en esta investigación revelan un cuadro virtualmente unánime y sugieren que
los resultados atinentes a la existencia de una relación a largo plazo entre la
fuga de capitales, la inflación, las tasas de interés foráneas, el tipo de cambio
real y la deuda externa parecen ser claras y cristalinas. De hecho, las estima-
ciones obtenidas son inmunes a la inclusión o exclusión de la riqueza como

121
122
Cuadro 12
Análisis de cointegración utilizando el procedimiento de Johansen
Ecuación (1) Variables incluidas: RCF, INFVZLA, TBR, RERI, REXD

H0 H1 Prueba Eigenvalue Valores Prueba Trace Valores


Hipótesis Hipótesis (I) (III) (IV) (V) Críticos 95% (I) (III) (IV) (V) Críticos 95%
Nula Alternativa Ajustados Ajustados

r=0 r=1 52.800*** 53.472*** 51.116*** 77.919*** 39.0922 91.610** 91.804** 89.493** 111.68*** 86.34367
r≤1 r=2 22.3897 21.9340 22.1518 17.8055 32.1260 38.8105 38.3319 38.3774 33.7632 60.77467
r≤2 r=3 8.4966 8.4423 8.3725 8.2415 25.0463 16.4208 16.3980 16.2255 15.9577 39.62627
r≤3 r=4 5.7049 5.7217 5.6453 5.5284 18.0347 7.9242 7.9497 7.8530 7.7163 22.93255
r≤4 r=5 2.2194 2.2280 2.2077 2.1879 10.4094 2.2194 2.2280 2.2077 2.1879 10.40942

Nota: en todas las ecuaciones la constante fue incluida, Var = 1

Ecuación (2) Variables incluidas: RCF, INFVZLA, TBR, RERI, REXD, W1

H0 H1 Prueba Eigenvalue Valores Prueba Trace Valores


Hipótesis Hipótesis (I) (III) (IV) (V) Críticos 95% (I) (III) (IV) (V) Críticos 95%
Nula Alternativa Ajustados Ajustados

r=0 r=1 62.4177** 60.6491** 54.5895* 61.211** 56.2911 158.158** 158.2080** 153.4577** 147.066** 142.4456
r≤1 r=2 39.8312 40.6186 42.4257 36.8938 44.7782 95.7401 97.5589 98.8662 85.8550 105.5286
R≤2 r=3 28.3392 28.6228 28.2145 21.7526 39.6164 55.9088 56.9403 56.4425 48.9611 74.27837
R≤3 r=4 13.1524 13.8786 13.1973 13.0008 30.6114 27.5697 28.3175 28.2280 27.2046 60.11937
R≤4 r=5 9.6708 9.7688 10.4187 9.1143 22.0418 14.4173 14.4389 15.0307 14.2078 28.02800
R≤5 r=6 4.7465 4.6701 4.6120 5.0935 12.7223 4.7465 4.6701 4.6120 5.0935 12.72232

Nota: en todas las ecuaciones la constante fue incluida, Var = 2.


* Significancia a 10%
** Significancia a 5%
*** Significancia a 1%
variable explicativa. Por lo tanto, los resultados pueden ser considerados defini-
tivamente como sólidos, por los diferentes métodos de estimaciones utilizados y
la variedad de especificaciones aplicadas, así como por los distintos métodos
econométricos empleados.
Si bien la teoría económica no es tan clara como desearíamos con res-
pecto al fenómeno de la fuga de capitales, debe subrayarse que la verificación
de que las variables están cointegradas permite emplear los estimadores MCO
de la REC como punto de referencia, considerando las características de
“superconsistente” que las mismas poseen desde el punto de vista estadístico.41
Sin embargo, dado que los R2 y los R2 ajustados de las REC no son muy altos,
lo cual es un requisito informal para verificar la existencia de cointegración, es
preferible comparar todos los coeficientes a largo plazo estimados por medio
de diferentes métodos, es decir, las REC, el modelo de corrección de errores no
restringido (UECM) y los proporcionados por el procedimiento de Johansen,
con la finalidad de verificar si los parámetros estimados son sensibles al método
de cointegración empleado.
Los resultados mostrados en el cuadro 13 parecen ser similares indepen-
dientemente del método empleado. Si bien los coeficientes no concuerdan to-
talmente, permanecen dentro de un rango moderado, una cualidad que ratifica
los resultados obtenidos, si recordamos el hecho de que ninguna de las varia-
bles fue transformada a logaritmos.
Además, los signos de los parámetros estimados coinciden con los espe-
rados originalmente, y también con los obtenidos por la REC, la cual es consi-
derada “superconsistente”, junto con esas obtenidas con el UECM y de los
coeficientes normalizados obtenidos por medio del procedimiento de Johansen.
Si bien los efectos a largo plazo de la riqueza en la FC son diferentes de cero,
tienden a ser exageradamente pequeños si los comparamos con los efectos de
otras variables. De hecho, todos los resultados no son estadísticamente dife-

41
Esta propiedad de los estimadores MCO implica que, en la medida en que su varianza
asintótica es 0 (1/T2), en vez de la habitual 0 (1/T) (Stock, 1987), el problema de estimar
regresiones espurias también desaparece.

123
124
Cuadro 13
Vectores de cointegración estimados por el procedimiento de Johansen
(parámetros normalizados) empleando cuatro métodos alternativos para estimar
la fuga de capitales: BM (i), MGT (iii), Cline (iv) y Duwendag (v)
Ecuaciones (1-I) (2-I) (1-III) (2-III) (1-IV) (2-IV) (1-V) (2-V)
Período de tiempo 1951-1999 1951-1999 1951-1999 1951-1999 1951-1999 1951-1999 1951-1998 1951-1998
Número de observaciones (n) 49 49 49 49 49 49 48 48
Orden del VAR 1 2 1 2 1 2 1 2
Número de rezagos 1 1 1 1 1 1 1 1

Constante 4835.5 1763.5 4936.5 1893.0 5135.1 2418.9 1773.5 823.6796


Tasa de interés EEUU (tbr) 781.6105 1165.2 763.0042 1153.8 736.4407 1091.3 664.1303 1462.5
Tipo de Cambio Real (reri) -104.5399 -30.8612 -104.8676 -33.2028 -106.8585 -39.9974 -60.3434 -24.2616
Deuda Externa Real (rexd) 0.045208 0.12192 0.047335 0.11985 0.027267 0.099701 0.017893 0.10346
Inflación en Venezuela (π) 94.4763 212.0487 91.6666 213.3754 68.8223 168.5733 86.8224 331.6771
Riqueza Privada (w) -0.0072902 -0.0072112 -0.0066042 -0.0099256

Nota: Intercepto (constante) restringido y no existe tendencia en el VAR.


rentes de cero, lo que sugiere que el monto de riqueza no tuvo efectos significa-
tivos en la fuga de capitales.
Del cuadro 14 se desprende que es totalmente evidente que las estima-
ciones son muy similares a través de los diferentes métodos de cointegración
empleados en este ensayo, lo cual implica que los resultados empíricos obteni-
dos son definitivamente sólidos.

125
Cuadro 14
126

Coeficientes a largo plazo empleando cuatro métodos alternativos


para estimar la fuga de capitales y tres métodos diferentes de cointegración:
BM (i), MGT (iii), Cline (iv) y Duwendag (v). (4.1-I)
Ecuaciones (1-I) (1-I) (1-I) (1-III) (1-III) (1-III) (1-IV) (1-IV) (1-IV) (4.1-V) (4.1-V) (4.1-V)
Método de estimación REC UECM Johansen REC UECM Johansen REC UECM Johansen REC UECM Johansen
Período de tiempo 1951-99 1951-99 1951-99 1951-99 1951-99 1951-99 1951-99 1951-99 1951-99 1951-99 1951-98 1951-98
Número de observaciones (n) 49 49 49 49 49 49 49 49 49 48 48 48
Constante 4855.4 4831.4 4835.5 4983.6 5265.6 4936.5 5396.8 5579.5 5135.1 3167.6 2283.7 1773.5
Tasa de interés
EEUU (tbr) 591.4 693.9 781.6 575.6 665.3 763.0 560.2 663.1 736.4 480.0 520.6 664.1
Tipo de Cambio
Real (reri) -91.3 -92.1 -104.5 -92.7 -104.8 -104.9 -98.2 -109.4 -106.9 -63.4 -59.1 -60.3
Deuda Externa
Real (rexd) 0.0836 0.04231 0.04521 0.08379 0.05408 0.04734 0.06111 0.09794 0.02727 0.06868 0.0035 0.01789
Inflación en
Venezuela (π) 40.7 106.8 94.5 42.6 94.0 91.7 27.1 133.7 68.8 34.5 75.4 86.8
Riqueza
Privada (w)

Ecuaciones (2-I) (2-I) (2-I) (2-III) (2-III) (2-III) (2-IV) (2-IV) (2-IV) (4.2-V) (4.2-V) (4.2-V)
Método de
Estimación REC UECM Johansen REC UECM Johansen REC UECM Johansen REC UECM Johansen
Constante 4683.0 2991.1 1763.5 4827.4 3438.5 1893.0 5223.6 3438.6 2418.9 2614.1 1087.9 823.7
Tasa de interés
EEUU (tbr) 495.3 699.1 1165.2 488.5 605.6 1153.8 463.7 595.3 1091.3 361.6 569.6 1462.5
Tipo de Cambio
Real (reri) -68.3 -55.4 -30.9 -71.9 -54.8 -33.2 -75.2 -53.8 -40.0 -28.2 -30.9 -24.3
Deuda Externa
Real (rexd) 0.1631 0.10370 0.12192 0.15583 0.12120 0.11985 0.14097 0.09794 0.09970 0.17399 0.06082 0.1035
Inflación en
Venezuela (π) 48.8 146.9 212.1 50.0 148.2 213.4 35.3 135.6 168.6 43.8 116.3 331.7
Riqueza
Privada (w) -0.002530 -0.003547 -0.00729 -0.002292 -0.003891 -0.007211 -0.002541 -0.004141 -0.006604 -0.003475 -0.002362 -0.009926
VI. Comentarios finales y perspectivas

En el presente ensayo se ha examinado un número amplio de aspectos


relacionados con la fuga de capitales en Venezuela, para lo cual se emplearon
datos anuales de la segunda mitad del siglo XX. Destaca que este extenso
lapso es más largo de lo habitual, lo que constituye uno de los atributos que
diferencian este estudio de otros conducidos previamente (Hassan, 1963; Cumby
y Levich, 1987; Rotundo, 1995; Claessen, 1997).
Uno de los objetivos fundamentales de este ensayo se centró en estimar
el monto de capital privado que se fugó del país, con la finalidad subsiguiente,
de determinar el volumen total de capital que los residentes venezolanos po-
seen actualmente en el extranjero. Para ello se utilizaron diversos métodos
sugeridos en la literatura por diferentes autores e instituciones internacionales
entre los que se destacan Erbe (1985), Banco Mundial (1985), Morgan Guaranty
Trust (1986), Cline (1986), Duwendag (1987) y Cuddington (1986). Esto permi-
tió construir nueve series de tiempo diferentes, centrándonos tanto en los flujos
de capital a corto plazo, etiquetados como “dinero caliente” (hot money), como
en los de largo plazo.
Las estimaciones indican que los residentes venezolanos exportaron en
términos nominales más de US$ 70.000 millones. A saber, por cada dólar esta-
dounidense (US$) de la deuda externa que el país acumuló, los residentes ve-
nezolanos acumularon al menos dos dólares estadounidenses de activos en el
extranjero. Dichas estimaciones revelan que para finales del siglo pasado los
venezolanos poseían en el exterior, en términos reales, más de US$ 110.000
millones (véase cuadro 15).
Esto permitió confirmar que la fuga de capitales fue, en este caso en
particular, un fenómeno crónico más que un simple acontecimiento aislado, lo
que implica que Venezuela es un acreedor neto vis-à-vis en relación con el
resto del mundo y probablemente el único en Latinoamérica, con la posible
excepción de Argentina.

127
Cuadro 15
Activos de los venezolanos
en el exterior en millones de US$ (1999)
Banco Mundial (1985) 111.503

Erbe (1985) 57.032

Morgan Guaranty Trust (1986) 109.034

Cline (1986) 64.237

Duwendag (1987) 97.536

Cuddington-I (1986) 48.703

Cuddington-II (1986) 52.511

Cuddington-III (1986) 48.245

Cuddington-IV (1986) 59.140

En la segunda parte del presente estudio examinamos los determinantes


de la FC con el fin de proporcionar un discernimiento más profundo de la eco-
nomía venezolana. El objetivo fundamental fue identificar, desde una perspec-
tiva empírica, las variables macroeconómicas que estimularon la masiva FC
experimentada por Venezuela, durante el período 1950-1999. Buscábamos
también establecer cuáles variables foráneas jugaron un papel significativo
en este proceso. En ese sentido, uno de los objetivos principales fue rectificar
las debilidades de la literatura empírica referentes al caso de Venezuela, la
cual se ha centrado íntegramente en períodos particulares, como, por ejem-
plo, las décadas de los 70 y los 80 (Cuddington, 1987; Rodríguez, 1987; Palma,
1989; Mahon, 1996).
El modelo estándar de equilibrio de cartera fue empleado como prototípico
teórico para identificar los factores determinantes de la FC. En este marco, los
agentes económicos enfrentan una variedad de activos y asignan su riqueza en
función de tres incentivos: diversificación, retorno y riesgo relativo. Sin embargo,
tanto la literatura teórica como empírica han indicado que el modelo estándar
requiere ser modificado para su perfeccionamiento. Por ejemplo, se ha identifica-
do que factores como la deuda externa han facilitado la fuga de capitales desde
los PED (Collier et al., 2001).

128
Este estudio se concentró en las variables macroecónomicas que anima-
ron a los residentes venezolanos a cambiar de activos domésticos hacia activos
extranjeros y no pretendió incluir los efectos de la incertidumbre política dado su
escasa relevancia para la totalidad del período bajo escrutinio. No obstante, la
sólida evidencia empírica obtenida en este ensayo corrobora la apreciación del
autor de que la fuga de capitales fue una decisión esencialmente económica, la
cual no tomó en cuenta aspectos como los niveles impositivos, debido a que eran
irrelevantes para la economía doméstica, al menos hasta 1999. Debe advertirse
que este endémico proceso no fue el resultado de las circunstancias sociopolíticas,
legales, institucionales o psicológicas que prevalecieron en el país durante ese
período, como se presume vox populi, al menos hasta finales del siglo XX.
Las conclusiones principales que se derivan de los resultados empíricos
obtenidos en este estudio, con métodos econométricos alternativos, las resumi-
remos a continuación.
Es posible identificar una función que explique la fuga de capitales, usan-
do como marco principal el modelo estándar de cartera, que acentúa la impor-
tancia de los incentivos y de la riqueza como los determinantes potenciales. Por
lo tanto, los resultados econométricos de este estudio proporcionan una sólida
plataforma que sustenta la hipótesis de que la FC fue más bien un fenómeno
reiterativo que un acontecimiento aislado y casual. En consecuencia, la eviden-
cia obtenida incrementa las dudas con respecto a la idea de que la FC es per se
un fenómeno característico del desequilibrio.
De hecho, estos resultados desafían la visión compartida por muchos
investigadores que han indicado que el modelo estándar de cartera no es perti-
nente para explicar la fuga de capitales en los países en desarrollo. Por el
contrario, la evidencia obtenida en este caso en particular sugiere que, adoptan-
do como patrón teórico el modelo estándar de cartera y adaptando elementos
destacados por otros modelos, se pueden verificar varios argumentos sugeridos
por ambas ramas de la literatura, tanto teórica como empírica. De hecho, los
resultados econométricos obtenidos a través de una amplia gama de métodos
econométricos alternativos han demostrado la validez del modelo empleado. En
efecto, pueden explicar sustancialmente el comportamiento de la fuga de capi-
tales en Venezuela durante la segunda mitad del siglo XX.

129
Además, los resultados empíricos corroboran la importancia de hacer
una distinción entre los factores domésticos y los foráneos en este caso parti-
cular. Esta característica indica que sería particularmente provechoso investi-
gar más allá otros PED que han sufrido de la fuga de capitales por períodos
prolongados de tiempo (e.g. Egipto y Nigeria).
Félix y Sánchez (1990) condujeron uno de los pocos estudios empíricos
que han analizado con más profundidad el caso de Venezuela. En su estudio
precisaron que la masiva salida de capitales privados experimentada durante
los años de bonanza económica tuvo que ser ocasionada por otros motivos
distintos a la disminución en la tasa de rentabilidad de los activos domésticos,
pero lamentablemente su análisis no trascendió más allá ni propusieron una
explicación alternativa.
Sin embargo, la evidencia empírica obtenida permite responder a ese
comentario. De hecho, la misma revela que la fuga de capitales respondió a
ambas variables: riqueza y tasas de retorno; sin embargo, fue más sensible a las
variaciones de las tasas de interés en el extranjero medidas por la tasa de
interés de las letras de los bonos del Tesoro de EEUU (tbr). Esto indica que
aunque en el largo plazo el ambiente económico doméstico es primordial, no
obstante, debe indicarse que factores foráneos fueron igualmente responsables
de la fuga de capitales. En efecto, las variaciones de las tasas de interés en los
Estados Unidos actuaron como un férreo imán que ciertamente atrajo ingentes
sumas de capital desde Venezuela.
Esta evidencia sugeriría que el sistema financiero doméstico debe desa-
rrollarse y ser capaz de ofrecer servicios financieros conjuntamente con pro-
veer de capital al sector privado, a tasas competitivas en comparación con el
mercado financiero internacional, lo que permitiría incentivar la inversión priva-
da en el largo plazo, para evitar que la fuga de capital continúe ocurriendo.
Además, la evidencia confirmó que el acervo de riqueza del sector pri-
vado fue un determinante de la fuga de capital; no obstante, su impacto cuanti-
tativo fue muy pequeño en comparación con el proveniente de la inflación, el
tipo de cambio real y la deuda externa.
La sensibilidad de la fuga de capital a las variaciones cíclicas, así como a
las tendencias a largo plazo de variables macroeconómicas clave, explicaría

130
uno de los rompecabezas que este ensayo optó por explicar en primer lugar
¿Por qué la fuga de capital reapareció a finales de la década de los 70 (exacta-
mente en medio de los dos shocks petroleros)?
Los resultados demuestran claramente que la inflación que comenzó a
afligir la economía en 1974 tuvo efectos tanto a corto como a largo plazo. Las
crecientes presiones inflacionarias pudieron haber coadyuvado a desencade-
nar una recesión repentina que pudo haber atrapado a la economía venezola-
na en una situación caracterizada por bajo crecimiento económico y baja
inversión privada. En otras palabras, la inversión privada se detuvo cuando la
economía entró en recesión a finales de la década de los 70, y esto a su vez
desencadenó un proceso que se autorreforzó, porque la anticipada caída en la
tasa de crecimiento desalentó la inversión privada doméstica, la baja acumu-
lación de capital físico obstaculizó a su vez el crecimiento económico y dismi-
nuyó el rendimiento en activos domésticos, lo cual animó a los inversionistas
a invertir sus ahorros en el exterior. El aspecto clave aquí es la existencia de
un tipo de cambio nomonal fijo acompañado de una cuenta de capital abierta
que duró hasta los primeros meses de 1983, lo que permitió a los inversionistas
venezolanos reubicar parte o la totalidad de sus ahorros en el extranjero. El
argumento central aquí gira en torno al hecho de que cuando el crecimiento
económico se detuvo, en 1978, esto condujo a los inversionistas potenciales a
adoptar una actitud de ver y esperar, y puesto que las decisiones sobre for-
mación de capital fijo son al menos parcialmente irreversibles, y en algunos
casos totalmente irreversibles, la fuga de capital se vio estimulada debido a la
incertidumbre sobre la pronta recuperación de la economía no petrolera.
En relación con otros aspectos, las implicaciones son también claras y
cristalinas. ¿Cuáles eran los efectos del comportamiento tipo de cambio real en
las decisiones de los inversionistas para implicarse en la FC? ¿Cuáles son las
perspectivas del futuro próximo? Los resultados de este estudio proporcionan
cierto respaldo a la hipótesis de que la sobrevaluación recurrente del bolívar
con respecto al dólar en términos reales no solamente disminuyó la competitividad
del país en el mercado internacional de bienes y servicios no petroleros. Un
patrón al cual se han referido extensamente los economistas venezolanos des-
de mediados de la década de los 30, entre los cuales destacan Alberto Adriani,

131
José Antonio Mayobre y Ernesto Peltzer. Sin embargo, este ensayo permite
corroborar que esta situación a su vez ha sido un determinante fundamental de
la crónica salida de capitales privados experimentado por el país durante la
segunda mitad del siglo XX.
Este resultado no debe sorprender, ya que el régimen cambiario existen-
te hasta 1983 puede ser catalogado como inflexible, y no hay duda de que el
mismo pudo ser viable mientras el mercado petrolero internacional se mantuvo
pujante y los precios petroleros en alza con lo cual las exportaciones de petró-
leo proporcionaron suficientes ingresos. Sin embargo, una vez que los precios
del petróleo alcanzaron la cúspide, la aplicación de una devaluación futura del
bolívar en términos nominales apareció en el horizonte inmediato. De hecho, en
los primeros meses de 1979, antes de sobrevenir el segundo shock petrolero,
los rumores de una devaluación inminente del bolívar fueron discutidos exten-
samente en el sector financiero venezolano (Pick’s Currency Yearbook, 1979).
En consecuencia, tan pronto como los precios del petróleo declinaron aguda-
mente en los primeros meses de 1982, los rumores reaparecieron de inmediato.
Sin embargo, en esta oportunidad las expectativas de una devaluación inminen-
te del tipo de cambio se propagaron rápidamente, lo que hizo eventualmente
colapsar el régimen de tipo de cambio fijo y forzó al BCV a imponer estrictos
controles de cambio dentro de un régimen de cambios diferenciales que perdura-
ron hasta marzo de 1989. Aunque el tipo de cambio se tornó más flexible durante
la década de los 90, debemos advertir que la tasa de depreciación nominal del tipo
de cambio estuvo muy por debajo de la tasa de inflación doméstica y del diferen-
cial de las tasas de inflación doméstica y foráneas, lo cual sin duda alguna condu-
jo a una paulatina sobrevaluación del tipo de cambio real.
Los resultados implican que, a medida que el tipo de cambio se aprecia
en términos reales, los inversionistas anticiparán una devaluación futura y, por
lo tanto, incorporarán este cúmulo de información en sus decisiones. Una posi-
bilidad disponible para los ejecutores de política económica es ajustar los pre-
cios internos de bienes transables en línea con las modificaciones del tipo de
cambio previsto, lo cual implica aplicar un ajuste gradual y estricto del tipo de
cambio (e.g. crawling peg). No obstante, si esto coincide con una economía
no petrolera estancada, los inversionistas continuarán el movimiento de activos
hacia el extranjero para evitar pérdidas de capitales, mientras esté abierta la

132
cuenta de capital. De hecho, el estancamiento de la economía no petrolera
desde 1978 pudo haber sido el detonante de la masiva salida de capitales priva-
dos, tanto en el corto como el largo plazo, posiblemente por la ausencia de
oportunidades de inversión lucrativas para los inversionistas locales.
El tratamiento desigual entre los inversionistas es una praxis muy exten-
dida en los PED. De hecho, en el caso de Venezuela es muy bien conocido que,
mientras la estrategia de sustitución de importaciones fue implementada a par-
tir de 1960 en adelante, los mercados estuvieron siempre sujetos a algunas
distorsiones que los agentes económicos aceptaron. Por ejemplo, el sistema del
ISLR establecido a principios de la década de los 60 era claramente
discriminatorio a favor de la IED con el deliberado propósito de estimular ace-
leradamente la industrialización del país. Esto habría podido inducir una salida
del capital doméstico mientras que en el mismo tiempo había los incentivos que
aumentaron los aportes de capital provenientes del extranjero, en especial, en
industrias altamente intensivas en capital. El elemento dominante era la protec-
ción de la industria incipiente contra la competencia extranjera basada en la
concepción de la industria naciente (Jattar, 1999). Esto pudiera explicar la pa-
radoja de que, mientras ingentes recursos financieros han entrado a Vene-
zuela en la forma de IED, al mismo tiempo los venezolanos han trasladado
sistemáticamente cuantiosas sumas de capital al extranjero.
Debemos insistir en que las estadísticas construidas sugieren que la fuga
de capital disminuyó sustancialmente durante gran parte de la década de los 80,
después de la implementación de los controles de cambio a partir de 1983. De
hecho, algunas estimaciones sugieren la posibilidad de que en los años 1987 y
1988 pudieron haber ocurrido entradas de capital. Esto no es posible, tomando
en cuenta la sobrevaluación creciente de los tipos de cambios oficiales mien-
tras que los controles de cambio se mantuvieron (Collins, 1987). Por el contra-
rio, estas estimaciones podrían atribuirse a las crecientes adquisiciones de bie-
nes de consumo durables por las clases medias y altas, la mayoría de los cuales
eran de origen importado con el objeto de proteger sus ahorros. En este caso,
los residentes venezolanos hicieron frente a restricciones en la libre convertibilidad
de la moneda por la vía de aumentar las compras de bienes durables y anticipar
con ello la devaluación del bolívar, la cual ya era evidente para finales de 1987.

133
Cabe destacar que este punto fue repetidamente señalado por Dornbusch (1985,
1987) entre otros investigadores con respecto a los casos de Chile y Argentina
a finales de la década de los 70 y principios de los 80. De hecho, varios autores
sugieren que los efectos sobre la formación de capital doméstico son absoluta-
mente similares a la fuga de capital: una reducción de los recursos financieros
disponibles para las actividades productivas.
Otro aspecto interesante que surge de los datos estimados es el resurgi-
miento de flujos de capitales privados hacia el país durante los años 90, después
de casi una década entera caracterizada por la escasez de flujos de capitales
foráneos. Sin embargo, cabe recordar que esto ocurrió después que el gobierno
venezolano implementó un severo plan de ajuste económico, con el apoyo del
Banco Mundial y el FMI, a partir de febrero de 1989. Esto se podría atribuir a
la recuperación experimentada por la economía a partir de 1990, lo cual creó
perspectivas prometedoras entre los empresarios domésticos y extranjeros. Sin
embargo, también podría deberse al creciente atractivo de los mercados emer-
gentes a principios de la década de los 90, lo cual provocó el descubrimiento (o
redescubrimiento) de la economía venezolana por parte de los inversionistas
extranjeros.
Sin embargo, el centro de la discusión giraba en torno a la interrogante
de si los flujos de capital provenían principalmente de no residentes o refleja-
ron el retorno del capital de los venezolanos. La respuesta es enigmática,
parece que la fuga de capital persistió incluso durante el período 1994-1998,
mientras que la IED aumentaba simultáneamente. Este patrón sugiere que
este proceso es recurrente y que ambos flujos de capital, IED y FC coexistie-
ron, debido más bien a la presencia real o percibida de riesgo asimétrico –a la
cual se enfrentan los residentes y los no residentes– que a la existencia de
información asimétrica.
El resultado obtenido en este estudio podría tener efectos directos en la
toma de decisiones de política económica. En vista de que la fuga de capital se
puede caracterizar como un fenómeno de equilibrio y los ajustes a corregir por
períodos de desequilibrio ocurren dentro de un año, las políticas económicas
gubernamentales, por ejemplo, control de la tasa de inflación, tienen un im-
pacto inmediato en las salidas de capital. Esto fue verificado hasta cierto

134
punto durante los primeros años de la década de los 90, después de los drásti-
cos cambios sobrevenidos en la orientación de la política económica. De hecho,
la fuga de capital disminuyó sistemáticamente hasta el punto que montos signi-
ficativos de capitales retornaron en 1993, a pesar de la creciente fragilidad
exhibida por el estamento político y el sistema democrático en su conjunto.

135
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154
Anexos
Cuadro A-1a
Venezuela: fuga de capital estimada en millones de US$
BPM4 BPM4 BPM5 BPM5
Denominación Línea Línea en Línea Cód. en Balanza de pagos 1950 1951 1952 1953 1954
en IFS BOPSY en IFS BOPSY
A 77 a.d. A.C 4 78 ald 4 993 Z Cuenta corriente n.i.e. 89 95 49 -35 66
9 2 236 1.- Turismo (Crédito) 0 0 0 2 2
2 333 2.- Ingresos IED Reinvertidos
2 370 3.- Otros ingresos invertidos (Crédito) 0 0 0 0 0
B 77 bad 4 500 Inversión directa extranjera (IED) Neta 32 -178 174 142 19
78 bdd 4 505 1.- Inversión directa en el extranjero 0 0 0 0 0
78 bed 4 555 Z 2.- Inversión directa en Venezuela n.i.e. 32 -178 174 142 19
C 93, 94, 95, 96, 97 Capital privado no bancario a corto plazo -8 17 -4 -1 48
94 1.- Otros activos 0 0 0 0 0
96 ∆ 8 777 2.- Préstamos recibidos 0 0 0 0 0
CI 97 ∆ 8 798 3.- Otras obligaciones
89, 90, 91, 92 Capital privado bancario a corto plazo 0 0 1 -2 -2
D 78 bfd 4 602 Portafolio de inversiones en el extranjero 0 0 0 -2 -4
E ” 7 a.d. Activos extranjeros del sistema bancario 0 1 0 -2 -3
F 79.d 78 dad 4 040 Cambio en las reservas 82 -37 -70 -44 2
G 77 e.d. 112 78 cad 4 998 Errores netos y omisiones -180 125 -135 -58 -121
H Cambio en la deuda externa (BM)
H1 Cambio en la deuda externa (OECD) - - - - -
I 79 bdd 79 dcd 4 766 Uso del fondo de crédito y préstamos 0 0 0 0 0
M 78 aad -79 f.d. Contraparte para la reserva de activos 0 0 0 0 0

Fórmulas Fuga de capital estimada 1950 1951 1952 1953 1954


A+B+F+H I.- Banco Mundial (BM) 203 -120 153 63 87
A + B + F + H1 II.- Erbe - - - - -
A+B+E+F+H III.- Morgan Guaranty Trust (MGT) 203 -119 153 61 84
A + B + E + F + H - (A.1 + A.2 + A.3) IV.- Cline 203 -119 153 59 82
A+B+E+F+G+H+I+M V.- Duwendag 23 6 18 3 -37
-G-C VI.1.- Cuddington 188 -142 139 59 73
- G - C.1 - D VI.2.- Cuddington 180 -125 135 60 125
- G - C.1 VI.3.- Cuddington 180 -125 135 58 121
157

- G - C - CI VI.4.- Cuddington 188 -142 138 61 75


158
Cuadro A-1b
Venezuela: fuga de capital estimada en millones de US$
BPM4 BPM4 BPM5 BPM5
Denominación Línea Línea en Línea Cód. en Balanza de pagos 1955 1956 1957 1958 1959
en IFS BOPSY en IFS BOPSY
A 77 a.d. A.C 4 78 ald 4 993 Z Cuenta corriente n.i.e. 4 -69 -569 -117 -164
9 2 236 1.- Turismo (Crédito) 3 3 3 4 4
2 333 2.- Ingresos IED Reinvertidos
2 370 3.- Otros ingresos invertidos (Crédito) 0 0 0 0 0
B 77 bad 4 500 Inversión directa extranjera (IED) Neta -1 466 977 85 70
78 bdd 4 505 1.- Inversión directa en el extranjero 0 0 0 0 0
78 bed 4 555 Z 2.- Inversión directa en Venezuela n.i.e. -1 466 977 85 70
C 93, 94, 95, 96, 97 Capital privado no bancario a corto plazo 45 24 4 -68 12
94 1.- Otros activos 0 0 0 0 0
96 ∆8 777 2.- Préstamos recibidos 0 0 0 0 0
CI 97 ∆ 8 798 3.- Otras obligaciones
89, 90, 91, 92 Capital privado bancario a corto plazo 3 -4 3 -13 22
D 78 bfd 4 602 Portafolio de inversiones en el extranjero 1 -2 7 1 -10
E ∆ 7 a.d. Activos extranjeros del sistema bancario -4 -2 -4 -12 6
F 79.d 78 dad 4 040 Cambio en las reservas -50 -417 -505 395 338
G 77 e.d. 112 78 cad 4 998 Errores netos y omisiones 0 -378 -414 -13 55
H Cambio en la deuda externa (BM) -4 -9 -11 -36
H1 Cambio en la deuda externa (OECD) - - - - -
I 79 bdd 79 dcd 4 766 Uso del fondo de crédito y préstamos 0 0 0 0 0
M 78 aad -79 f.d. Contraparte para la reserva de activos 0 0 0 0 0

Fórmulas Fuga de capital estimada 1955 1956 1957 1958 1959


A+B+F+H I.- Banco Mundial -47 -24 -106 352 208
A + B + F + H1 II.- Erbe - - - - -
A+B+E+F+H III.- Morgan Guaranty Trust -51 -26 -110 340 214
A + B + E + F + H - (A.1 + A.2 + A.3) IV.- Cline -54 -29 -113 337 210
A+B+E+F+G+H+I+M V.- Duwendag -51 -404 -524 327 269
-G-C VI.1.- Cuddington -45 354 410 81 -67
- G - C.1 - D VI.2.- Cuddington -1 380 407 12 -45
- G - C.1 VI.3.- Cuddington 0 378 414 13 -55
- G - C - CI VI.4.- Cuddington -48 358 407 94 -89
Cuadro A-1c
Venezuela: fuga de capital estimada en millones de US$
BPM4 BPM4 BPM5 BPM5
Denominación Línea Línea en Línea Cód. en Balanza de pagos 1960 1961 1962 1963 1964
A 77 a.d. A.C 4 78 ald 4 993 Z Cuenta corriente n.i.e. 395 473 385 476 193
9 2 236 1.- Turismo (Crédito) 4 3 3 3 6
2 333 2.- Ingresos IED reinvertidos
2 370 3.- Otros ingresos invertidos (Crédito) 0 0 0 0 0
B 77 bad 4 500 Inversión directa extranjera (IED) Neta -126 -25 -241 -84 -24
78 bdd 4 505 1.- Inversión directa en el extranjero 0 0 0 0 0
78 bed 4 555 Z 2.- Inversión directa en Venezuela n.i.e. -126 -25 -241 -84 -24
C 93, 94, 95, 96, 97 Capital privado no bancario a corto plazo -23 -64 -50 -85 38
94 1.- Otros activos 0 0 0 0 0
96 ∆ 8 777 2.- Préstamos recibidos 0 0 0 0 0
CI 97 ∆ 8 798 3.- Otras obligaciones
89, 90, 91, 92 Capital privado bancario a corto plazo -2 -7 7 7 -10
D 78 bfd 4 602 Portafolio de inversiones en el extranjero -5 -6 2 0 -6
E ∆ 7a.d. Activos extranjeros del sistema bancario 10 -12 1 5 27
F 79 d 78 dad 4 040 Cambio en las reservas 115 29 -2 -163 -86
G 77e.d. 112 78 cad 4 998 Errores netos y omisiones -354 -76 159 33 -88
H Cambio en la deuda externa (BM) 183 24 -9 34 157
H1 Cambio en la deuda externa (OECD) - - - - -
I 79 bdd 79 dcd 4 766 Uso del fondo de crédito y préstamos 0 0 0 0 0
M 78 aad -79 f.d. Contraparte para la reserva de activos 0 0 0 0 0

Fórmulas Fuga de capital estimada 1960 1961 1962 1963 1964


A+B+F+H I.- Banco Mundial 567 501 133 263 240
A + B + F + H1 II.- Erbe - - - - -
A+B+E+F+H III.- Morgan Guaranty Trust 577 489 134 268 267
A + B + E + F + H - (A.1 + A.2 + A.3) IV.- Cline 573 486 131 265 261
A+B+E+F+G+H+I+M V.- Duwendag 223 413 293 301 179
-G-C VI.1.- Cuddington 377 140 -109 52 50
- G - C.1 - D VI.2.- Cuddington 359 82 -161 -33 94
- G - C.1 VI.3.- Cuddington 354 76 -159 -33 88
- G - C - CI VI.4.- Cuddington 379 147 -116 45 60
159
160
Cuadro A-1d
Venezuela: fuga de capital estimada en millones de US$
BPM4 BPM4 BPM5 BPM5
Denominación Línea Línea en Línea Cód. en Balanza de pagos 1965 1966 1967 1968 1969
en IFS BOPSY en IFS BOPSY
A 77 a.d. A.C 4 78 ald 4 993 Z Cuenta corriente n.i.e. 35 26 147 -194 -220
9 2 236 1.- Turismo (Crédito) 21 26 33 40 46
2 333 2.- Ingresos IED reinvertidos
2 370 3.- Otros ingresos invertidos (Crédito) 0 0 0 0 0
B 77 bad 4 500 Inversión directa extranjera (IED) Neta -12 -123 -4 184 224
78 bdd 4 505 1.- Inversión directa en el extranjero 0 0 0 0 0
78 bed 4 555 Z 2.- Inversión directa en Venezuela n.i.e. -12 -123 -4 184 224
C 93, 94, 95, 96, 97 Capital privado no bancario a corto plazo -1 -65 -4 4 169
94 1.- Otros activos 0 0 0 5 133
96 ∆ 8 777 2.- Préstamos recibidos 0 0 0 5 5
CI 97 ∆ 8 798 3.- Otras obligaciones
89, 90, 91, 92 Capital privado bancario a corto plazo -8 14 -3 -4 2
D 78 bfd 4 602 Portafolio de inversiones en el extranjero -18 -17 -21 5 10
E ∆ 7 a.d. Activos extranjeros del sistema bancario -25 6 0 4 -7
F 79 d. 78 dad 4 040 Cambio en las reservas -11 67 -96 -50 -12
G 77 e.d. 112 78 cad 4 998 Errores netos y omisiones -7 63 -100 -37 -253
H Cambio en la deuda externa (BM) -30 -80 35 131 168
H1 Cambio en la deuda externa (OECD) - - - - -
I 79 bdd 79 dcd 4 766 Uso del fondo de crédito y préstamos 0 0 0 0 0
M 78 aad -79 f.d. Contraparte para la reserva de activos 0 0 -1 0 -1

Fórmulas Fuga de capital estimada 1965 1966 1967 1968 1969


A+B+F+H I.- Banco Mundial -18 -110 82 71 160
A + B + F + H1 II.- Erbe - - - - -
A+B+E+F+H III.- Morgan Guaranty Trust -43 -104 82 75 153
A + B + E + F + H - (A.1 + A.2 + A.3) IV.- Cline -64 -130 49 35 107
A+B+E+F+G+H+I+M V.- Duwendag -50 -41 -19 38 -101
-G-C VI.1.- Cuddington 8 2 104 33 84
- G - C.1 - D VI.2.- Cuddington 25 -46 121 27 110
- G - C.1 VI.3.- Cuddington 7 -63 100 32 120
- G - C - CI VI.4.- Cuddington 16 -12 107 37 82
Cuadro A-1e
Venezuela: fuga de capital estimada en millones de US$
4 BPM4 BPM5 BPM5
Denominación Línea Línea en Línea Cód. en Balanza de pagos 1970 1971 1972 1973 1974
en IFS BOPSY en IFS BOPSY
A 77 a.d. A.C 4 78 ald 4 993 Z Cuenta corriente n.i.e. -104 -11 -101 877 5760
9 2 236 1.- Turismo (Crédito) 50 61 73 119 174
2 333 2.- Ingresos IED reinvertidos
2 370 3.- Otros ingresos invertidos (Crédito) 0 0 0 33 33
B 77 bad 4 500 Inversión directa extranjera (IED) Neta -23 211 -376 -84 -430
78 bdd 4 505 1.- Inversión directa en el extranjero 0 0 0 0 0
78 bed 4 555 Z 2.- Inversión directa en Venezuela n.i.e. -23 211 -376 -84 -430
C 93, 94, 95, 96, 97 Capital privado no bancario a corto plazo -13 133 193 280 -96
94 1.- Otros activos -66 93 -24 12 -217
96 ∆ 8 777 2.- Préstamos recibidos 53 40 111 137 121
CI 97 ∆ 8 798 3.- Otras obligaciones 0 0 106 131 0
89, 90, 91, 92 Capital privado bancario a corto plazo 1 -12 -59 68 -11
D 78 bfd 4 602 Portafolio de inversiones en el extranjero -11 -9 1 -11 -14
E ∆ 7 a.d. Activos extranjeros del sistema bancario -1 -13 -69 50 -68
F 79 d. 78 dad 4 040 Cambio en las reservas -46 -418 -170 -611 -4468
G 77 e.d. 112 78 cad 4 998 Errores netos y omisiones 69 -75 497 -474 -417
H Cambio en la deuda externa (BM) 161 975 610 269 -156
H1 Cambio en la deuda externa (OECD) - - - - -
I 79 bdd 79 dcd 4 766 Uso del fondo de crédito y préstamos 0 0 0 0 0
M 78 aad -79 f.d. Contraparte para la reserva de activos 41 51 38 27 12

Fórmulas Fuga de capital estimada 1970 1971 1972 1973 1974


A+B+F+H I.- Banco Mundial -12 757 -37 451 706
A + B + F + H1 II.- Erbe - - - - -
A+B+E+F+H III.- Morgan Guaranty Trust -13 744 -106 501 638
A + B + E + F + H - (A.1 + A.2 + A.3) IV.- Cline -63 683 -178 349 430
A+B+E+F+G+H+I+M V.- Duwendag 97 720 429 54 233
-G-C VI.1.- Cuddington -56 -58 -690 194 513
- G - C.1 - D VI.2.- Cuddington 8 -9 -474 473 648
- G - C.1 VI.3.- Cuddington -3 -18 -473 462 634
- G - C - CI VI.4.- Cuddington -57 -46 -631 126 524
161
162
Cuadro A-1f
Venezuela: fuga de capital estimada en millones de US$
BPM4 BPM4 BPM5 BPM5
Denominación Línea Línea en Línea Cód. en Balanza de pagos 1975 1976 1977 1978 1979
en IFS BOPSY en IFS BOPSY
A 77 a.d. A.C 4 78 ald 4 993 Z Cuenta corriente n.i.e. 2171 254 -3179 -5735 350
9 2 236 1.- Turismo (Crédito) 180 109 168 205 178
2 333 2.- Ingresos IED reinvertidos 0 0 0 0 0
2 370 3.- Otros ingresos invertidos (Crédito) 45 79 129 260 322
B 77 bad 4 500 Inversión directa extranjera (IED) Neta 418 -889 -3 67 88
78 bdd 4 505 1.- Inversión directa en el extranjero 0 0 0 0 0
78 bed 4 555 Z 2.- Inversión directa en Venezuela n.i.e. 418 -889 -3 67 88
C 93, 94, 95, 96, 97 Capital privado no bancario a corto plazo -163 -1398 -448 -306 1806
94 1.- Otros activos -313 -822 -211 -416 -666
96 ∆ 8 777 2.- Préstamos recibidos 150 -672 -221 37 2525
CI 97 ∆ 8 798 3.- Otras obligaciones 0 96 -16 73 -53
89, 90, 91, 92 Capital privado bancario a corto plazo -74 36 2 -210 -65
D 78 bfd 4 602 Portafolio de inversiones en el extranjero -63 -191 -108 -239 6
E ∆ 7 a.d. Activos extranjeros del sistema bancario -91 7 -115 -285 -151
F 79 d. 78 dad 4 040 Cambio en las reservas -2715 -2343 -799 1065 -4098
G 77 e.d. 112 78 cad 4 998 Errores netos y omisiones 380 2024 2276 1488 497
H Cambio en la deuda externa (BM) -428 2710 5797 5846 7479
H1 Cambio en la deuda externa (OECD) - 2083 1983 3115 2882
I 79 bdd 79 dcd 4 766 Uso del fondo de crédito y préstamos 0 0 0 0 0
M 78 aad -79 f.d. Contraparte para la reserva de activos -45 34 48 88 136

Fórmulas Fuga de capital estimada 1975 1976 1977 1978 1979


A+B+F+H I.- Banco Mundial -554 -268 1816 1243 3819
A + B + F + H1 II.- Erbe - -895 -1998 -1488 -778
A+B+E+F+H III.- Morgan Guaranty Trust -645 -261 1701 958 3668
A + B + E + F + H - (A.1 + A.2 + A.3) IV.- Cline -869 -448 1404 492 3168
A+B+E+F+G+H+I+M V.- Duwendag -310 1797 4025 2534 4301
-G-C VI.1.- Cuddington -217 -626 -1828 -1182 -2303
- G - C.1 - D VI.2.- Cuddington -4 -1011 -1957 -833 163
- G - C.1 VI.3.- Cuddington -67 -1202 -2065 -1072 169
- G - C - CI VI.4.- Cuddington -143 -662 -1830 -971 -2238
Cuadro A-1g
Venezuela: fuga de capital estimada en millones de US$
BPM4 BPM4 BPM5 BPM5
Denominación Línea Línea en Línea Cód. en Balanza de pagos 1980 1981 1982 1983 1984
en IFS BOPSY en IFS BOPSY
A 77 a.d. A.C 4 78 ald 4 993 Z Cuenta corriente n.i.e. 4728 4000 -4246 4427 4651
9 2 236 1.- Turismo (Crédito) 243 187 309 310 358
2 333 2.- Ingresos IED reinvertidos 0 0 0 0 0
2 370 3.- Otros ingresos invertidos (Crédito) 521 1009 631 629 1014
B 77 bad 4 500 Inversión directa extranjera (IED) Neta 55 184 253 86 -3
78 bdd 4 505 1.- Inversión directa en el extranjero 0 0 -4 0 -21
78 bed 4 555 Z 2.- Inversión directa en Venezuela n.i.e. 55 184 257 86 18
C 93, 94, 95, 96, 97 Capital privado no bancario a corto plazo -1978 -2764 -5604 -3751 -1158
94 1.- Otros activos -1453 -2612 -4952 -723 -1115
96 ∆ 8 777 2.- Préstamos recibidos -571 -263 -669 -3055 -29
CI 97 ∆ 8 798 3.- Otras obligaciones 46 111 17 27 -14
89, 90, 91, 92 Capital privado bancario a corto plazo -27 35 937 -346 -191
D 78 bfd 4 602 Portafolio de inversiones en el extranjero -264 -118 -10 -7 0
E ∆7 a.d. Activos extranjeros del sistema bancario -5 51 194 -771 178
F 79 d. 78 dad 4 040 Cambio en las reservas -3763 21 8160 -446 -1636
G 77 e.d. 112 78 cad 4 998 Errores netos y omisiones -1129 -2139 -2386 -265 -996
H Cambio en la deuda externa (BM) 5288 2778 36 6145 -1417
H1 Cambio en la deuda externa (OECD) 1512 1058 1648 14097 -1855
I 79 bdd 79 dcd 4 766 Uso del fondo de crédito y préstamos 0 0 0 0 0
M 78 aad -79 f.d. Contraparte para la reserva de activos 60 10 -55 -244 -72

Fórmulas Fuga de capital estimada 1980 1981 1982 1983 1984


A+B+F+H I.- Banco Mundial 6308 6983 4203 10212 1595
A + B + F + H1 II.- Erbe 2532 5263 5815 18164 1157
A+B+E+F+H III.- Morgan Guaranty Trust 6303 7034 4397 9441 1773
A + B + E + F + H - (A.1 + A.2 + A.3) IV.- Cline 5539 5838 3457 8502 401
A+B+E+F+G+H+I+M V.- Duwendag 5234 4905 1956 8932 705
-G-C VI.1.- Cuddington 3107 4903 7990 4016 2154
- G - C.1 - D VI.2.- Cuddington 2846 4869 7348 995 2111
- G - C.1 VI.3.- Cuddington 2582 4751 7338 988 2111
- G - C - CI VI.4.- Cuddington 3135 4868 7053 4362 2345
163
164
Cuadro A-1h
Venezuela: fuga de capital estimada en millones de US$
BPM4 BPM4 BPM5 BPM5
Denominación Línea Línea en Línea Cód. en Balanza de pagos 1985 1986 1987 1988 1989
en IFS BOPSY en IFS BOPSY
A 77 a.d. A.C 4 78 ald 4 993 Z Cuenta corriente n.i.e. 3327 -2245 -1390 -5809 2161
9 2 236 1.- Turismo (Crédito) 416 444 416 291 389
2 333 2.- Ingresos IED reinvertidos 1 5 3 68 134
2 370 3.- Otros ingresos invertidos (Crédito) 909 786 1452 1585 1164
B 77 bad 4 500 Inversión directa extranjera (IED) Neta 57 -444 -16 21 34
78 bdd 4 505 1.- Inversión directa en el extranjero -11 -460 -37 -68 -179
78 bed 4 555 Z 2.- Inversión directa en Venezuela n.i.e. 68 16 21 89 213
C 93, 94, 95, 96, 97 Capital privado no bancario a corto plazo -515 511 1105 -276 -4265
94 1.- Otros activos -962 -567 -1016 -1061 -1052
96 ∆ 8 777 2.- Préstamos recibidos 404 1118 2152 706 -3164
CI 97 ∆ 8 798 3.- Otras obligaciones 43 -40 -31 79 -49
89, 90, 91, 92 Capital privado bancario a corto plazo 181 257 863 -1105 325
D 78 bfd 4 602 Portafolio de inversiones en el extranjero 0 0 0 0 -8
E ∆7 a.d. Activos extranjeros del sistema bancario 191 291 -425 -250 308
F 79 d. 78 dad 4 040 Cambio en las reservas -1699 3882 935 3872 -114
G 77 e.d. 112 78 cad 4 998 Errores netos y omisiones -999 -930 -505 3117 1603
H Cambio en la deuda externa (BM) -1552 -994 230 168 -2361
H1 Cambio en la deuda externa (OECD) 372 -1341 -404 1416 -319
I 79 bdd 79 dcd 4 766 Uso del fondo de crédito y préstamos 0 0 0 0 964
M 78 aad -79 f.d. Contraparte para la reserva de activos 144 147 261 -140 -34

Fórmulas Fuga de capital estimada 1985 1986 1987 1988 1989


A+B+F+H I.- Banco Mundial 133 199 -241 -1748 -280
A + B + F + H1 II.- Erbe 2057 -148 -875 -500 1762
A+B+E+F+H III.- Morgan Guaranty Trust 324 490 -666 -1998 28
A + B + E + F + H - (A.1 + A.2 + A.3) IV.- Cline -1003 -745 -2537 -3942 -1659
A+B+E+F+G+H+I+M V.- Duwendag -531 -293 -910 979 2561
-G-C VI.1.- Cuddington 1514 419 -600 -2841 2662
- G - C.1 - D VI.2.- Cuddington 1961 1497 1521 -2056 -543
- G - C.1 VI.3.- Cuddington 1961 1497 1521 -2056 -551
- G - C - CI VI.4.- Cuddington 1333 162 -1463 -1736 2337
Cuadro-1i
Venezuela: fuga de capital estimada en millones de US$
BPM4 BPM4 BPM5 BPM5
Denominación Línea Línea en Línea Cód. en Balanza de pagos 1990 1991 1992 1993 1994
en IFS BOPSY en IFS BOPSY
A 77 a.d. A.C 4 78 ald 4 993 Z Cuenta corriente n.i.e. 8279 1736 -3749 -1993 2541
9 2 236 1.- Turismo (Crédito) 496 510 444 562 787
2 333 2.- Ingresos IED reinvertidos 222 147 84 270 283
2 370 3.- Otros ingresos invertidos (Crédito) 1943 1200 776 619 1015
B 77 bad 4 500 Inversión directa extranjera (IED) Neta 76 1728 473 -514 455
78 bdd 4 505 1.- Inversión directa en el extranjero -375 -188 -156 -886 -358
78 bed 4 555 Z 2.- Inversión directa en Venezuela n.i.e. 451 1916 629 372 813
C 93, 94, 95, 96, 97 Capital privado no bancario a corto plazo -1108 -149 -531 -716 -1329
94 1.- Otros activos -863 -1010 -968 -300 -2429
96 ∆ 8 777 2.- Préstamos recibidos -619 419 25 581 1106
CI 97 ∆8 798 3.- Otras obligaciones 374 442 412 -997 -6
89, 90, 91, 92 Capital privado bancario a corto plazo -908 163 29 -426 -603
D 78 bfd 4 602 Portafolio de inversiones en el extranjero -1952 17 2 79 -22
E ∆7 a.d. Activos extranjeros del sistema bancario -265 -112 -45 -70 362
F 79 d. 78 dad 4 040 Cambio en las reservas -2476 -2424 662 -124 944
G 77 e.d. 112 78 cad 4 998 Errores netos y omisiones -1742 -1516 -299 -539 -281
H Cambio en la deuda externa (BM) 793 952 3726 -309 -686
H1 Cambio en la deuda externa (OECD) -1880 17742 1576 -714 -2951
I 79 bdd 79 dcd 4 766 Uso del fondo de crédito y préstamos 1900 221 -183 -268 -201
M 78 aad -79 f.d. Contraparte para la reserva de activos -117 34 -200 -49 -77

Fórmulas Fuga de capital estimada 1990 1991 1992 1993 1994


A+B+F+H I.- Banco Mundial 6672 1992 1112 -2940 3254
A + B + F + H1 II.- Erbe 3999 18782 -1038 -3345 989
A+B+E+F+H III.- Morgan Guaranty Trust 6407 1880 1067 -3010 3616
A + B + E + F + H - (A.1 + A.2 + A.3) IV.- Cline 3746 23 -237 -4461 1531
A+B+E+F+G+H+I+M V.- Duwendag 6448 618 385 -3866 3057
-G-C VI.1.- Cuddington 2850 1665 830 1255 1610
- G - C.1 - D VI.2.- Cuddington 4557 2509 1265 760 2732
- G - C.1 VI.3.- Cuddington 2605 2526 1267 839 2710
- G - C - CI VI.4.- Cuddington 3758 1502 801 1681 2213
165
166
Cuadro A-1j
Venezuela: fuga de capital estimada en millones de US$
BPM4 BPM4 BPM5 BPM5
Denominación Línea Línea en Línea Cód. en Balanza de pagos 1995 1996 1997 1998 1999
en IFS BOPSY en IFS BOPSY
A 77 a.d. A.C 4 78 ald 4 993 Z Cuenta corriente n.i.e. 2014 8914 3647 -3253 3689
9 2 236 1.- Turismo (Crédito) 849 884 933 961 736
2 333 2.- Ingresos IED reinvertidos 251 145 273 307 266
2 370 3.- Otros ingresos invertidos (Crédito) 1087 1005 1119 1320 1435
B 77 bad 4 500 Inversión directa extranjera (IED) Neta 894 1676 5036 4262 2669
78 bdd 4 505 1.- Inversión directa en el extranjero -91 -507 -500 -233 -518
78 bed 4 555 Z 2.- Inversión directa en Venezuela n.i.e. 985 2183 5536 4495 3187
C 93, 94, 95, 96, 97 Capital privado no bancario a corto plazo -895 -2497 289 472 -295
94 1.- Otros activos
96 ∆ 8 777 2.- Préstamos recibidos -1238 -1740 40 488 -504
CI 97 ∆8 798 3.- Otras obligaciones 343 -757 249 -16 209
89, 90, 91, 92 Capital privado bancario a corto plazo
D 78 bfd 4 602 Portafolio de inversiones en el extranjero -14 -41 -600 1070 280
E ∆7 a.d. Activos extranjeros del sistema bancario 486 -140 20 -92 -333
F 79 d. 78 dad 4 040 Cambio en las reservas 1444 -6238 -3075 2931 -1041
G 77 e.d. 112 78 cad 4 998 Errores netos y omisiones -494 -892 -1459 -1442 -992
H Cambio en la deuda externa (BM) -1005 -488 198 1445 -1303
H1 Cambio en la deuda externa (OECD) -3212 -2236 -4046 90 3918
I 79 bdd 79 dcd 4 766 Uso del fondo de crédito y préstamos -463 33 -452 -448 -450
M 78 aad -79 f.d. Contraparte para la reserva de activos -319 1887 -628 -55 0

Fórmulas Fuga de capital estimada 1995 1996 1997 1998 1999


A+B+F+H I.- Banco Mundial 3347 3864 5806 5385 4014
A + B + F + H1 II.- Erbe 1140 2116 1562 4030 9235
A+B+E+F+H III.- Morgan Guaranty Trust 3833 3724 5826 5293 3681
A + B + E + F + H - (A.1 + A.2 + A.3) IV.- Cline 1646 1690 3501 2705 1244
A+B+E+F+G+H+I+M V.- Duwendag 2557 4752 3287 3348 2239
-G-C VI.1.- Cuddington 1389 3389 1170 970 1287
- G - C.1 - D VI.2.- Cuddington 508 933 2059 372 712
- G - C.1 VI.3.- Cuddington 494 892 1459 1442 992
- G - C - CI VI.4.- Cuddington 1389 3389 1170 970 1287
Cuadro A-1k
Venezuela: estimaciones de reservas extranjeras acumuladas
En millones de US$
Fórmulas Nueve métodos diferentes 1950-59 1950-69 1950-79 1950-89 1950-99
A+B+F+H I.- Banco Mundial 770 2658 10580 37943 70377
A + B + F + H1 II.- Erbe - -
A+B+E+F+H III.- Morgan Guaranty Trust 750 2647 9833 36958 65518
A + B + E + F + H - (A.1 + A.2 + A.3) IV.- Cline 730 2443 7410 21261 33347
A+B+E+F+G+H+I+M V.- Duwendag -370 866 14747 38284 53096
-G-C VI.1.- Cuddington 1050 1791 -4462 18863 28223
- G - C.1 - D VI.2.- Cuddington 1128 1706 -1290 19259 35132
- G - C.1 VI.3.- Cuddington 1119 1641 -1994 18148 32350
- G - C - CI VI.4.- Cuddington 1042 1787 -4142 18254 35350

Fórmulas Nueve métodos diferentes 1950-59 1960-69 1970-79 1980-89 1990-99


A+B+F+H I.- Banco Mundial 770 1889 7922 27363 32505
A + B + F + H1 II.- Erbe - - 35226 37469
A+B+E+F+H III.- Morgan Guaranty Trust 750 1898 7186 27125 32316
A + B + E + F + H - (A.1 + A.2 + A.3) IV.- Cline 730 1713 4967 13851 10143
A+B+E+F+G+H+I+M V.- Duwendag -370 1236 13881 23537 20585
-G-C VI.1.- Cuddington 1050 741 -6253 23325 15128
- G - C.1 - D VI.2.- Cuddington 1128 578 -2996 20549 15695
- G - C.1 VI.3.- Cuddington 1119 522 -3635 20142 14234
- G - C - CI VI.4.- Cuddington 1042 745 -5929 22396 16873

Fórmulas Nueve métodos diferentes 1950-75 1976-82 1976-84 1984-88 1985-99


A+B+F+H I.- Banco Mundial 3970 24104 35911 -63 30567
A + B + F + H1 II.- Erbe - 8451 27772 1690 39764
A+B+E+F+H III.- Morgan Guaranty Trust 3767 23800 35014 -78 30493
A + B + E + F + H - (A.1 + A.2 + A.3) IV.- Cline 2795 19450 28352 -7827 1500
A+B+E+F+G+H+I+M V.- Duwendag 2090 24752 34389 -51 24629
-G-C VI.1.- Cuddington 1476 10062 16858 646 17569
- G - C.1 - D VI.2.- Cuddington 2348 11425 15542 5034 18787
- G - C.1 VI.3.- Cuddington 2176 10501 14802 5034 17598
- G - C - CI VI.4.- Cuddington 1559 9354 16723 641 18793
167
168
Cuadro A-1a- II
Indicadores económicos de Venezuela y los Estados Unidos
BPM5
Línea en IFS Fórmula Indicadores 1950 1951 1952 1953 1954
E = (rf * 100) / CPI Vzla1995 Índice de la tasa de cambio (1995=100) 2,1 1,9 1,9 1,8 2,1
rf Tipo de cambio (Bs./US$) 3,745 3,341 3,301 3,204 3,668
1l.d Total reservas menos oro (en millones de US$) 5 4 70 111 79
7 a.d Dinero depositado en bancos 18 17 17 19 22
64 Vzla Índice CPI en Venezuela (1995=100) 0,7 0,7 0,7 0,7 0,7
60 Tasa de descuento (% por año) 2,000 2,000 2,000 2,000 2,000
60l Tasa de depósitos (% por año) 1,780 1,780 1,780 1,780 1,780
60p Tasa de préstamos (% por año) 6,525 6,410 6,510 6,585 6,410
Total de la deuda externa
en millones de US$ (Banco Mundial) 190 200 210 220 230
Total de la deuda externa en millones de US$ (OECD) - - - - -
63 Índice PPI en los EE.UU. (1995=100) 21,954 24,440 23,783 23,455 23,502
64 US Índice CPI en los EE.UU. (1995=100) 15,825 17,100 17,454 17,596 17,650
60c Índice de las cuentas del tesoro (% por año) 1,220 1,550 1,770 1,940 0,950
Tipo de cambio real 122,925 114,097 108,187 105,007 120,455
e = rf * (PPI US/ CPI Vzla) Índice de la tasa de cambio real (1995=100) 69,5 64,5 61,2 59,4 68,1
D 64 Vzla Inflación en Venezuela-IPC (% por año) 1,950 7,000 1,400 -1,380 0,000
D 64 US Inflación en los EE.UU.-CPI (% por año) -1,325 8,054 2,070 0,811 0,308
Precios reales del petróleo: Canasta venezolana (1995=100) 65,1 55,1 60,6 66,1 66,2
Po Promedio anual de los precios nominales del petróleo (US$/barril) 2,12 2,00 2,14 2,3 2,31
Por = (Po / PPIUS) Promedio anual de los precios reales del petróleo
(precios en US$ de 1995 ) 9,66 8,18 9,00 9,81 9,83

Financiamiento gubernamental en millones de Bs. 1950 1951 1952 1953 1954


80 Déficit o superávit del gobierno central -157 -27 24 99 40
81 Rentas públicas 1917 2267 2408 2534 2632
82 Gasto público 2074 2294 2384 2435 2592
Total de superávit (deficit) del gobierno nacional (% PIB)
Componentes de la riqueza privada (a precios de 1984)
Kt Stock (existencias) de capital privado en millones de Bs. 133091 146121 160077 174136 187964
QM Cuasi-dinero en millones de Bs. 1601 2025 2587 3087 3969
PWt Riqueza privada en millones de Bs. incluyendo intereses 171439 159731 196128 213979 245357
PTWt Riqueza privada total en millones de Bs. incluyendo intereses 173040 161756 198715 217066 249326
Cuadro A-1b- II
Indicadores económicos de Venezuela y los Estados Unidos
BPM5
Línea en IFS Fórmula Indicadores 1955 1956 1957 1958 1959
E = (rf * 100) / CPI Vzla1995 Índice de la tasa de cambio (1995=100) 1,8 1,8 1,9 1,9 1,9
rf Tipo de cambio (Bs./US$) 3,227 3,241 3,350 3,350 3,350
1l.d Total reservas menos oro (en millones de US$) 130 347 739 342 69
7 a.d Dinero depositado en bancos 26 28 32 44 38
64 Vzla Índice CPI en Venezuela (1995=100) 0,7 0,7 0,7 0,7 0,8
60 Tasa de descuento (% por año) 2,000 2,000 2,000 2,000 4,500
60l Tasa de depósitos (% por año) 1,780 1,780 1,780 1,780 4,000
60p Tasa de préstamos (% por año) 6,870 6,875 6,965 7,190 6,925
Total de la deuda externa en millones de US$ (Banco Mundial) 240 236 227 216 180
Total de la deuda externa en millones de US$ (OECD) - - - - -
63 Índice PPI en los EE.UU. (1995=100) 23,5 24,3 25,0 25,4 25,4
64 US Índice CPI en los EE.UU. (1995=100) 17,596 17,866 18,516 19,003 19,166
60c Índice de las cuentas del tesoro (% por año) 1,740 2,660 3,260 1,840 3,420
Tipo de cambio real 106,685 109,745 118,714 115,033 109,769
e = rf * (PPI US/ CPI Vzla) Índice de la tasa de cambio real (1995=100) 60,3 62,1 67,1 65,0 62,1
∆ 64 Vzla Inflación en Venezuela-IPC (% por año) -0,470 0,940 -1,860 4,740 4,980
∆ 64 US Inflación en los EE.UU.-CPI (% por año) -0,307 1,538 3,636 2,632 0,855
Precios reales del petróleo: Canasta venezolana (1995=100) 67,0 65,3 71,4 66,4 59,1
Po Promedio anual de los precios nominales del petróleo (US$/barril) 2,34 2,36 2,65 2,5 2,23
Por = (Po / PPIUS) Promedio anual de los precios reales del petróleo
(precios en US$ de 1995 ) 9,94 9,69 10,60 9,85 8,77

Financiamiento gubernamental en millones de Bs. 1955 1956 1957 1958 1959


80 Déficit o superávit del gobierno central -13 1024 1026 -1532 -852
81 Rentas públicas 2970 4372 5405 4706 5442
82 Gasto público 2983 3348 4379 6238 6294
Total de superávit (Deficit) del gobierno nacional (% PIB)
Componentes de la riqueza privada (a precios de 1984)
Kt Stock (existencias) de capital privado en millones de Bs. 202711 217287 233686 249727 266835
QM Cuasi-dinero en millones de Bs. 5219 6708 9917 12424 13948
PWt Riqueza privada en millones de Bs. incluyendo intereses 246607 257275 258638 316075 357685
PTWt Riqueza privada total en millones de Bs. incluyendo intereses 251825 263982 268555 328499 371632
169
170
Cuadro A-1c- II
Indicadores económicos de Venezuela y los Estados Unidos
BPM5
Línea en IFS Fórmula Indicadores 1960 1961 1962 1963 1964
E = (rf * 100) / CPI Vzla1995 Índice de la tasa de cambio (1995=100) 1,9 1,9 1,9 1,9 2,5
rf Tipo de cambio (Bs./US$) 3,350 3,350 3,350 3,350 4,399
1l.d Total reservas menos oro (en millones de US$) 208 179 182 344 431
7 a.d Dinero depositado en bancos 28 40 39 34 7
64 Vzla Índice CPI en Venezuela (1995=100) 0,8 0,8 0,8 0,8 0,8
60 Tasa de descuento (% por año) 4,500 4,500 4,500 4,500 4,500
60l Tasa de depósitos (% por año) 4,000 4,000 4,000 4,000 4,000
60p Tasa de préstamos (% por año) 8,500 8,400 8,200 8,600 8,400
Total de la deuda externa en millones de US$ (Banco Mundial) 363 387 378 412 569
Total de la deuda externa en millones de US$ (OECD) - - - - -
63 Índice PPI en los EE.UU. (1995=100) 25,5 25,4 25,4 25,3 25,4
64 US Índice CPI en los EE.UU. (1995=100) 19,436 19,653 19,869 20,140 20,357
60c Índice de las cuentas del tesoro (% por año) 2,940 2,380 2,780 3,160 3,550
Tipo de cambio real 106,301 109,101 109,772 107,974 139,090
e = rf * (PPI US/ CPI Vzla) Índice de la tasa de cambio real (1995=100) 60,1 61,7 62,1 61,1 78,7
” 64 Vzla Inflación en Venezuela-IPC (% por año) 3,450 -2,920 -0,430 1,290 2,130
” 64 US Inflación en los EE.UU.-CPI (% por año) 1,412 1,114 1,102 1,362 1,075
Precios reales del petróleo: Canasta venezolana (1995=100) 56,1 56,3 55,1 54,0 51,5
Po Promedio anual de los precios nominales del petróleo (US$/barril) 2,12 2,12 2,08 2,03 1,94
Por = (Po / PPIUS) Promedio anual de los precios reales del petróleo
(precios en US$ de 1995 ) 8,32 8,35 8,18 8,01 7,64

Financiamiento gubernamental en millones de Bs. 1960 1961 1962 1963 1964


80 Déficit o superávit del gobierno central -852 -235 634 613 689
81 Rentas públicas 4968 5792 5910 6596 7133
82 Gasto público 5820 6027 5276 5983 6444
Total de superávit (Deficit) del gobierno nacional (% PIB)
Componentes de la riqueza privada (a precios de 1984)
Kt Stock (existencias) de capital privado en millones de Bs. 282129 293926 307493 323019 363817
QM Cuasi-dinero en millones de Bs. 11615 11284 11284 14272 19861
PWt Riqueza privada en millones de Bs. incluyendo intereses 439612 503858 503858 561424 728678
PTWt Riqueza privada total en millones de Bs. incluyendo intereses 451226 515141 515141 575696 748539
Cuadro A-1d- II
Indicadores económicos de Venezuela y los Estados Unidos
BPM5
Línea en IFS Fórmula Indicadores 1965 1966 1967 1968 1969
E = (rf * 100) / CPI Vzla1995 Índice de la tasa de cambio (1995=100) 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5
rf Tipo de cambio (Bs./US$) 4,450 4,450 4,450 4,450 4,450
1l.d Total reservas menos oro (en millones de US$) 418 376 471 519 530
7 a.d Dinero depositado en bancos 32 26 26 22 29
64 Vzla Índice CPI en Venezuela (1995=100) 0,8 0,8 0,8 0,8 0,9
60 Tasa de descuento (% por año) 4,500 4,500 4,500 4,500 5,500
60l Tasa de depósitos (% por año) 3,250 3,250 3,250 3,250 4,250
60p Tasa de préstamos (% por año) 8,300 8,600 8,700 9,000 9,600
Total de la deuda externa en millones de US$ (Banco Mundial) 539 459 494 625 793
Total de la deuda externa en millones de US$ (OECD) - - - - -
63 Índice PPI en los EE.UU. (1995=100) 25,9 26,8 26,8 27,5 28,6
64 US Índice CPI en los EE.UU. (1995=100) 20,682 21,331 21,927 22,847 24,092
60c Índice de las cuentas del tesoro (% por año) 3,950 4,880 4,330 5,350 6,690
Tipo de cambio real 141,212 143,263 143,514 144,253 147,138
e = rf * (PPI US/ CPI Vzla) Índice de la tasa de cambio real (1995=100) 79,9 81,0 81,2 81,6 83,2
” 64 Vzla Inflación en Venezuela-IPC (% por año) 1,670 1,961 0,000 1,923 1,887
” 64 US Inflación en los EE.UU.-CPI (% por año) 1,596 3,141 2,792 4,198 5,450
Precios reales del petróleo: Canasta venezolana (1995=100) 48,9 47,3 46,5 45,6 42,7
Po Promedio anual de los precios nominales del petróleo (US$/barril) 1,88 1,88 1,85 1,86 1,81
Por = (Po / PPIUS) Promedio anual de los precios reales del petróleo
(precios en US$ de 1995 ) 7,26 7,02 6,89 6,77 6,34

Financiamiento gubernamental en millones de Bs. 1965 1966 1967 1968 1969


80 Déficit o superávit del gobierno central 146 92 -11 -313 -1117
81 Rentas públicas 7264 7751 8539 8775 8661
82 Gasto público 7118 7659 8479 9016 9639
Total de superávit (deficit) del gobierno nacional (% PIB)
Componentes de la riqueza privada (a precios de 1984)
Kt Stock (existencias) de capital privado en millones de Bs. 363817 387658 411008 437047 467189
QM Cuasi-dinero en millones de Bs. 387658 19176 22441 23722 30514
PWt Riqueza privada en millones de Bs. incluyendo intereses 411008 717807 734971 738253 805878
PTWt Riqueza privada total en millones de Bs. incluyendo intereses 437047 736983 757412 761975 836392
171
172
Cuadro A-1e- II
Indicadores económicos de Venezuela y los Estados Unidos
BPM5
Línea en IFS Fórmula Indicadores 1970 1971 1972 1973 1974
E = (rf * 100) / CPI Vzla1995 Índice de la tasa de cambio (1995=100) 2,5 2,5 2,5 2,4 2,4
rf Tipo de cambio (Bs./US$) 4,450 4,447 4,400 4,305 4,285
1l.d Total reservas menos oro (en millones de US$) 637 1097 1307 1940 6034
7 a.d Dinero depositado en bancos 30 43 112 62 130
64 Vzla Índice CPI en Venezuela (1995=100) 0,9 0,9 0,9 1,0 1,1
60 Tasa de descuento (% por año) 5,000 5,000 5,000 5,000 5,000
60l Tasa de depósitos (% por año) 6,000 6,000 6,000 6,000 6,000
60p Tasa de préstamos (% por año) 10,300 10,100 10,100 10,100 10,000
Total de la deuda externa en millones de US$ (Banco Mundial) 954 1929 2539 2808 2652
Total de la deuda externa en millones de US$ (OECD) - - - - -
63 Índice PPI en los EE.UU. (1995=100) 29,6 30,5 31,9 36,1 42,9
64 US Índice CPI en los EE.UU. (1995=100) 25,500 26,600 27,400 29,200 32,400
60c Índice de las cuentas del tesoro (% por año) 6,440 4,340 4,070 7,030 7,870
Tipo de cambio real 149,682 148,721 148,686 159,232 174,078
e = rf * (PPI US/ CPI Vzla) Índice de la tasa de cambio real (1995=100) 84,6 84,1 84,1 90,0 98,4
∆64 Vzla Inflación en Venezuela-IPC (% por año) 1,852 3,636 3,509 3,390 8,197
∆64 US Inflación en los EE.UU.-CPI (% por año) 5,843 4,314 3,008 6,569 10,959
Precios reales del petróleo: Canasta venezolana (1995=100) 41,9 51,9 53,2 69,3 165,4
Po Promedio anual de los precios nominales del petróleo (US$/barril) 1,84 2,35 2,52 3,71 10,53
Por = (Po / PPIUS) Promedio anual de los precios reales del petróleo
(precios en US$ de 1995 ) 6,22 7,70 7,90 10,28 24,55

Financiamiento gubernamental en millones de Bs. 1970 1971 1972 1973 1974


80 Déficit o superávit del gobierno central -697 233 -165 1159 4981
81 Rentas públicas 10137 12362 13297 17027 17027
82 Gasto público 9834 11100 12731 14241 22839
Total de superávit (déficit) del gobierno nacional (% PIB) -1,11 0,34 -0,22 1,31 3,67
Componentes de la riqueza privada (a precios de 1984)
Kt Stock (existencias) de capital privado en millones de Bs. 504383 552107 602276 655356 710893
QM Cuasi-dinero en millones de Bs. 30313 34312 39538 45545 39046
PWt Riqueza privada en millones de Bs. incluyendo intereses 773004 856988 871596 921357 912038
PTWt Riqueza privada total en millones de Bs. incluyendo intereses 803317 891299 911134 966902 951084
Cuadro A-1f- II
Indicadores económicos de Venezuela y los Estados Unidos
BPM5
Línea en IFS Fórmula Indicadores 1975 1976 1977 1978 1979
E = (rf * 100) / CPI Vzla1995 Índice de la tasa de cambio (1995=100) 2,4 2,4 2,4 2,4 2,4
rf Tipo de cambio (Bs./US$) 4,285 4,290 4,293 4,293 4,293
1l.d Total reservas menos oro (en millones de US$) 8403 8124 7735 6035 7320
7 a.d Dinero depositado en bancos 221 214 329 614 765
64 Vzla Índice CPI en Venezuela (1995=100) 1,2 1,3 1,4 1,5 1,6
60 Tasa de descuento (% por año) 7,000 7,000 7,000 7,500 11,000
60l Tasa de depósitos (% por año) 6,000 6,000 5,000 5,000 9,920
60p Tasa de préstamos (% por año) 10,100 9,600 9,800 10,100 11,600
Total de la deuda externa en millones de US$ (Banco Mundial) 2224 4934 10731 16577 24056
Total de la deuda externa en millones de US$ (OECD) 2257 4340 6323 9438 12320
63 Índice PPI en los EE.UU. (1995=100) 46,8 49,0 52,0 56,0 63,1
64 US Índice CPI en los EE.UU. (1995=100) 35,300 37,400 39,800 42,800 47,600
60c Índice de las cuentas del tesoro (% por año) 5,820 4,990 5,270 7,220 10,040
Tipo de cambio real 171,693 166,302 164,125 165,096 165,966
e = rf * (PPI US/ CPI Vzla) Índice de la tasa de cambio real (1995=100) 97,1 94,0 92,8 93,4 93,8
∆ 64 Vzla Inflación en Venezuela-IPC (% por año) 10,606 8,219 7,595 7,059 12,088
∆ 64 US Inflación en los EE.UU.-CPI (% por año) 8,951 5,949 6,417 7,538 11,215
Precios reales del petróleo: Canasta venezolana (1995=100) 158,2 153,3 162,5 144,9 188,9
Po Promedio anual de los precios nominales del petróleo (US$/barril) 10,99 11,15 12,54 12,04 17,69
Por = (Po / PPIUS) Promedio anual de los precios reales del petróleo
(precios en US$ de 1995 ) 23,48 22,76 24,12 21,50 28,03

Financiamiento gubernamental en millones de Bs. 1975 1976 1977 1978 1979


80 Déficit o superávit del gobierno central 1916 -3987 -6742 -6892 3967
81 Rentas públicas 42409 39878 42870 42698 50914
82 Gasto público 22839 27517 42233 46340 44806
Total de superávit (déficit) del gobierno nacional (% PIB) 1,34 -2,44 -3,58 -3,37 1,58
Componentes de la riqueza privada (a precios de 1984)
Kt Stock (existencias) de capital privado en millones de Bs. 776192 856294 958595 1069879 1177404
QM Cuasi-dinero en millones de Bs. 50678 65897 73719 74034 78956
PWt Riqueza privada en millones de Bs. incluyendo intereses 924004 977180 1113398 1236259 1378669
PTWt Riqueza privada total en millones de Bs. incluyendo intereses 974682 1043077 1186577 1310294 1457625
173
174
Cuadro A-1g- II
Indicadores económicos de Venezuela y los Estados Unidos
BPM5
Línea en IFS Fórmula Indicadores 1980 1981 1982 1983 1984
E = (rf * 100) / CPI Vzla1995 Índice de la tasa de cambio (1995=100) 2,4 2,4 2,4 2,4 4,0
rf Tipo de cambio (Bs./US$) 4,293 4,293 4,293 4,298 7,017
1l.d Total reservas menos oro (en millones de US$) 6604 8164 6579 7643 8901
7 a.d Dinero depositado en bancos 770 719 525 1296 1118
64 Vzla Índice CPI en Venezuela (1995=100) 2,0 2,3 2,5 2,7 3,0
60 Tasa de descuento (% por año) 13,000 14,000 13,000 11,000 11,000
60l Tasa de depósitos (% por año) 12,000 12,000 13,620 13,720 12,290
60p Tasa de préstamos (% por año) 12,900 14,000 15,140 16,270 9,570
Total de la deuda externa en millones de US$ (Banco Mundial) 29344 32122 32158 38303 36886
Total de la deuda externa en millones de US$ (OECD) 13832 14890 16538 30635 28780
63 Índice PPI en los EE.UU. (1995=100) 72,0 78,6 80,1 81,1 83,1
64 US Índice CPI en los EE.UU. (1995=100) 54,100 59,700 63,300 65,400 68,200
60c Índice de las cuentas del tesoro (% por año) 11,620 14,080 10,730 8,620 9,390
Tipo de cambio real 155,776 146,437 136,008 129,660 194,891
e = rf * (PPI US/ CPI Vzla) Índice de la tasa de cambio real (1995=100) 88,1 82,8 76,9 73,3 110,2
∆ 64 Vzla Ínflación en Venezuela-IPC (% por año) 21,569 16,129 9,722 6,329 11,310
∆64 US Inflación en los EE.UU.-CPI (% por año) 13,655 10,351 6,030 3,318 4,281
Precios reales del petróleo: Canasta venezolana (1995=100) 247,5 254,7 231,1 210,3 216,5
Po Promedio anual de los precios nominales del petróleo (US$/barril) 26,44 29,71 27,47 25,31 26,7
Por = (Po / PPIUS) Promedio anual de los precios reales del petróleo
(precios en US$ de 1995) 36,72 37,80 34,29 31,21 32,13

Financiamiento gubernamental en millones de Bs. 1980 1981 1982 1983 1984


80 Déficit o superávit del gobierno central 113 -3898 -12670 -4382 13546
81 Rentas públicas 66527 97521 83704 77404 104548
82 Gasto público 55819 84486 84498 73424 82559
Total de superávit (déficit) del gobierno nacional (% PIB) 1,34 -2,44 -3,58 -3,37 1,58
Componentes de la riqueza privada (a precios de 1984)
Kt Stock (existencias) de capital privado en millones de Bs. 12695521333926 1384692 14173961436011
QM Cuasi-dinero en millones de Bs. 88289 102507 114461 124374 111107
PWt Riqueza privada en millones de Bs. incluyendo intereses 14974861598678 1659754 21804142245235
PTWt Riqueza privada total en millones de Bs. incluyendo intereses 15857741701186 1774215 23047892356342
Cuadro A-1h- II
Indicadores económicos de Venezuela y los Estados Unidos
BPM5
Línea en IFS Fórmula Indicadores 1985 1986 1987 1988 1989
E = (rf * 100) / CPI Vzla1995 Índice de la tasa de cambio (1995=100) 4,2 4,6 8,2 8,2 19,6
rf Tipo de cambio (Bs./US$) 7,500 8,083 14,500 14,500 34,681
1l.d Total reservas menos oro (en millones de US$) 10251 3437 5963 3092 4106
7 a.d Dinero depositado en bancos 927 636 1061 1311 1003
64 Vzla Índice CPI en Venezuela (1995=100) 3,3 3,7 4,8 6,2 11,4
60 Tasa de descuento (% por año) 8,000 8,000 8,000 8,000 45,000
60l Tasa de depósitos (% por año) 10,520 8,930 8,940 8,950 28,910
60p Tasa de préstamos (% por año) 9,330 8,490 8,470 8,500 22,500
Total de la deuda externa en millones de US$
(Banco Mundial) 35334 34340 34570 34738 32377
Total de la deuda externa en millones de US$ (OECD) 29152 27811 27407 28823 28504
63 Índice PPI en los EE.UU. (1995=100) 82,7 80,3 82,4 85,7 90,0
64 US Índice CPI en los EE.UU. (1995=100) 70,600 71,900 74,600 77,600 81,400
60c Índice de las cuentas del tesoro (% por año) 7,490 5,970 5,830 6,670 8,120
Tipo de cambio real 186,373 174,856 250,587 201,729 274,375
e = rf * (PPI US/ CPI Vzla) Índice de la tasa de cambio real (1995=100) 105,4 98,9 141,7 114,1 155,2
∆64 Vzla Inflación en Venezuela-IPC (% por año) 11,230 11,538 28,448 29,195 84,675
∆64 US Inflación en los EE.UU.-CPI (% por año) 3,519 1,841 3,755 4,021 4,897
Precios reales del petróleo: Canasta venezolana (1995=100) 211,0 107,6 133,5 106,2 126,3
Po Promedio anual de los precios nominales del petróleo
(US$/barril) 25,89 12,82 16,32 13,51 16,87
Por = (Po / PPIUS) Promedio anual de los precios reales del petróleo
(precios en US$ de 1995) 31,31 15,97 19,81 15,76 18,74

Financiamiento gubernamental en millones de Bs. 1985 1986 1987 1988 1989


80 Déficit o superávit del gobierno central 23608 -9965 -31,5 -41,8 -1,3
81 Rentas públicas 126506 108660 123,1 167,9 288,4
82 Gasto público 94567 105198 139,1 189,4 263,9
Total de superávit (déficit) del gobierno nacional (% PIB) 1,79 -0,58 5,00 -6,18 0,98
Componentes de la riqueza privada (a precios de 1984)
Kt Stock (existencias) de capital privado en millones de Bs. 1449032 1458121 1470108 1497521 1508980
QM Cuasi-dinero en millones de Bs. 114577 124458 109622 97639 87057
175

PWt Riqueza privada en millones de Bs. incluyendo intereses 2254259 2641089 2631576 2455511 2154387
PTWt Riqueza privada total en millones de Bs.
incluyendo intereses 2368836 2765546 2741198 2553150 2241444
176
Cuadro A-1i- II
Indicadores económicos de Venezuela y los Estados Unidos
BPM5
Línea en IFS Fórmula Indicadores 1990 1991 1992 1993 1994
E = (rf * 100) / CPI Vzla1995 Índice de la tasa de cambio (1995=100) 26,5 32,1 38,7 51,4 84,0
rf Tipo de cambio (Bs./US$) 46,900 56,816 68,376 90,826 148,503
1l.d Total reservas menos oro (en millones de US$) 8321 10666 9562 9216 8067
7 a.d Dinero depositado en bancos 1268 1380 1425 1495 1133
64 Vzla Índice CPI en Venezuela (1995=100) 16,0 21,4 28,2 38,9 62,5
60 Tasa de descuento (% por año) 43,000 43,000 52,200 71,250 48,000
60l Tasa de depósitos (% por año) 27,820 31,100 35,430 53,750 39,020
60p Tasa de préstamos (% por año) 35,530 37,160 41,330 59,900 54,660
Total de la deuda externa en millones de US$ (Banco Mundial) 33170 34122 37848 37539 36853
Total de la deuda externa en millones de US$ (OECD) 26624 44366 45942 45228 42277
63 Índice PPI en los EE.UU. (1995=100) 93,2 93,4 93,9 95,3 96,5
64 US Índice CPI en los EE.UU. (1995=100) 85,700 89,400 92,100 94,800 97,300
60c Índice de las cuentas del tesoro (% por año) 7,510 5,410 3,460 3,020 4,270
Tipo de cambio real 273,193 247,973 227,678 222,512 229,289
e = rf * (PPI US/ CPI Vzla) Índice de la tasa de cambio real (1995=100) 154,5 140,2 128,7 125,8 129,7
∆64 Vzla Inflación en Venezuela-IPC (% por año) 40,647 33,750 31,776 37,943 60,668
∆64 US Inflación en los EE.UU.-CPI (% por año) 5,283 4,317 3,020 2,932 2,637
Precios reales del petróleo: Canasta venezolana (1995=100) 147,0 114,9 107,0 94,3 92,4
Po Promedio anual de los precios nominales del petróleo (US$/barril) 20,33 15,92 14,91 13,34 13,23
Por = (Po / PPIUS) Promedio anual de los precios reales del petróleo
(precios en US$ de 1995) 21,81 17,04 15,88 14,00 13,71

Financiamiento gubernamental en millones de Bs. 1990 1991 1992 1993 1994


80 Déficit o superávit del gobierno central 0,9 60,3 -128,2 -125,1 -485,8
81 Rentas públicas 539,5 718,8 749,1 946 1575,1
82 Gasto público 472,5 607,4 824,7 1013,8 1666,3
Total de superávit (déficit) del gobierno nacional (% PIB) -2,08 2,75 -3,33 -2,40 -6,24
Componentes de la riqueza privada (a precios de 1984)
Kt Stock (existencias) de capital privado en millones de Bs. 1501259 1498636 1505213 1520095 1528036
QM Cuasi-dinero en millones de Bs. 103184 127971 124037 124663 101927
PWt Riqueza privada en millones de Bs. incluyendo intereses 2079881 2076257 2076728 2045876 2239419
PTWt Riqueza privada total en millones de Bs. incluyendo intereses 2183065 2204228 2200765 2170538 2341346
Cuadro A-1j- II
Indicadores económicos de Venezuela y los Estados Unidos
BPM5
Línea en IFS Fórmula Indicadores 1995 1996 1997 1998 1999
E = (rf * 100) / CPI Vzla1995 Índice de la tasa de cambio (1995=100) 100,0 236,0 276,3 309,6 342,5
rf Tipo de cambio (Bs./US$) 176,843 417,333 488,635 547,556 605,717
1l.d Total reservas menos oro (en millones de US$) 6283 11788 14378 11920 12277
7 a.d Dinero depositado en bancos 647 787 767 859 1192
64 Vzla Índice CPI en Venezuela (1995=100) 100,0 199,9 299,9 407,2 503,2
60 Tasa de descuento (% por año) 49,000 45,000 45,000 60,000 38,000
60l Tasa de depósitos (% por año) 24,720 27,580 14,700 34,840 21,280
60p Tasa de préstamos (% por año) 39,740 39,410 23,690 46,350 32,130
Total de la deuda externa en millones de US$ (Banco Mundial) 35848 35360 35558 37003 35700
Total de la deuda externa en millones de US$ (OECD) 39065 36829 32783 32873 36791
63 Índice PPI en los EE.UU. (1995=100) 100,0 102,3 102,3 99,7 100,6
64 US Índice CPI en los EE.UU. (1995=100) 100,000 102,900 105,300 107,000 109,300
60c Índice de las cuentas del tesoro (% por año) 5,510 5,020 5,070 4,820 4,660
Tipo de cambio real 176,843 213,573 166,680 134,065 121,095
e = rf * (PPI US/ CPI Vzla) Índice de la tasa de cambio real (1995=100) 100,0 120,8 94,3 75,8 68,5
∆64 Vzla Inflación en Venezuela-IPC (% por año) 60,00 99,90 50,03 35,78 23,58
∆64 US Inflación en los EE.UU.-CPI (% por año) 2,77 2,90 2,33 1,61 2,15
Precios reales del petróleo: Canasta venezolana (1995=100) 100 121,1 107,5 71,8 107,6
Po Promedio anual de los precios nominales del petróleo (US$/barril) 14,84 18,39 16,32 10,63 16,07
Por = (Po / PPIUS) Promedio anual de los precios reales del petróleo
(precios en US$ de 1995) 14,84 17,98 15,95 10,66 15,97

Financiamiento gubernamental en millones de Bs. 1995 1996 1997 1998 1999


80 Déficit o superávit del gobierno central -493,9 456,5 955,5 -1443
81 Rentas públicas 2242,6 5767,8 10241 9017,5
82 Gasto público 2541,5 4964,2 8894,3 10281
Total de superávit (déficit) del gobierno nacional (% PIB) -4,66 0,60 1,90 -4,10 -2,60
Componentes de la riqueza privada (a precios de 1984)
Kt Stock (existencias) de capital privado en millones de Bs. 1529427 1502370 1566151 1552272 1468548
QM Cuasi-dinero en millones de Bs. 90932 57074 59995 65253 60088
PWt Riqueza privada en millones de Bs. incluyendo intereses 2279238 2018354 1992361 1974071 1864084
PTWt Riqueza privada total en millones de Bs. incluyendo intereses 2370170 2075428 2052356 2039324 1924173
177
178
Cuadro 4-2a
Venezuela: Balanza de pagos en millones de US$
Denominación Código en Línea en Línea Línea Balanza de pagos 1950 1951 1952 1953 1954
BOPSY BOPSY en IFS en IFS
1l.d Total reservas menos oro 5 4 70 111 79
4 777 96 3.- Préstamos recibidos 0 0 0 0 0
a.- Sector privado 0 0 0 0 0
b.- Sector público 0 0 0 0 0
7a.d Dinero depositado en banco: Activos 18 19 22

Cuadro 4-2b
Venezuela: Balanza de pagos en millones de US$
Denominación Código en Línea en Línea Línea Balanza de pagos 1955 1956 1957 1958 1959
BOPSY BOPSY en IFS en IFS
1l.d Total reservas menos oro 130 347 739 342 69
4 777 96 3.- Préstamos recibidos 0 0 0 0 0
a.- Sector privado 0 0 0 0 0
b.- Sector público 0 0 0 0 0
7a.d Dinero depositado en banco: Activos 26 28 32 44 38
Cuadro 4-2c
Venezuela: Balanza de pagos en millones de US$
Denominación Código en Línea en Línea Línea Balanza de pagos
BOPSY BOPSY en IFS en IFS 1960 1961 1962 1963 1964
1l.d Total reservas menos oro 208 179 182 344 431
4 777 96 3.- Préstamos recibidos 0 0 0 0 0
a.- Sector privado 0 0 0 0 0
b.- Sector público 0 0 0 0 0
7a.d Dinero depositado en banco: Activos 28 40 39 34 7

Cuadro 4-2d
Venezuela: Balanza de pagos en millones de US$
Denominación Código en Línea en Línea Línea Balanza de pagos 1965 1966 1967 1968 1969
BOPSY BOPSY en IFS en IFS
7a.d Dinero depositado en banco: Activos 32 26 26 23 29
4 777 96 3.- Préstamos recibidos 0 0 0 5 5
a.- Sector privado 0 0 0 0 0
b.- Sector público 0 0 0 5 5
1l.d Total reservas menos oro 418 376 471 519 530
179
180
Cuadro 4-2e
Venezuela: Balanza de pagos en millones de US$
Denominación Código en Línea en Línea Línea Balanza de pagos 1970 1971 1972 1973 1974
BOPSY BOPSY en IFS en IFS
Existencia de deuda externa (Banco Mundial) 954 1929 2539 2808 2652
Existencia de deuda externa (OECD)
1l.d Total reservas menos oro 637 1097 1307 1940 6034
4 777 96 3.- Préstamos recibidos 53 40 111 137 121
a.- Sector privado 48 35 106 132 58
b.- Sector público 5 5 5 5 63
7a.d Dinero depositado en banco: Activos 30 43 105 62 130

Cuadro 4-2f
Venezuela: Balanza de pagos en millones de US$
Denominación Código en Línea en Línea Línea Balanza de pagos 1975 1976 1977 1978 1979
BOPSY BOPSY en IFS en IFS
Existencia de deuda externa (Banco Mundial) 2224 4934 10731 16577 24056
Existencia de deuda externa (OECD) 2257 4340 6323 9438 12320
1l.d Total reservas menos oro 8403 8124 7735 6035 7320
4 777 96 3.- Préstamos recibidos 150 -672 -221 37 2525
a.- Sector privado 69 54 67 75 410
b.- Sector público 81 -726 -288 -38 2115
7a.d Dinero depositado en banco: Activos 221 214 329 614 765
Cuadro 4-2g
Venezuela: Balanza de pagos en millones de US$
Denominación Código en Línea en Línea Línea Balanza de pagos 1980 1981 1982 1983 1984
BOPSY BOPSY en IFS en IFS
Existencia de deuda externa
(Banco Mundial) 29344 32122 32158 38303 36886
Existencia de deuda externa (OECD) 13832 14890 16538/32632 30635 28780
1l.d Total reservas menos oro 6604 8164 6579 7643 8901
4 777 96 3.- Préstamos recibidos -571 -263 -669 -3055 -29
a.- Sector privado 84 -39 168 -1836 -29
b.- Sector público -655 -224 -837 -1219 0
7a.d Dinero depositado en banco: Activos 765 770 719 525 1290

Cuadro 4-2h
Venezuela: Balanza de pagos en millones de US$
Denominación Código en Línea en Línea Línea Balanza de pagos 1985 1986 1987 1988 1989
BOPSY BOPSY en IFS en IFS
Existencia de deuda externa (Banco Mundial) 35334 34340 34570 34738 32377
Existencia de deuda externa (OECD) 29152 27811 27407 28823 28504
1l.d Total reservas menos oro 10251 6437 5963 3092 4106
96 4 777 3.- Préstamos recibidos 404 1118 2152 706 -3164
a.- Sector privado 404 1118 2152 706 -3164
b.- Sector público 0 0 0 0 0
7a.d Dinero depositado en banco: Activos 1118 927 636 1061 1311
181
182
Cuadro 4-2i
Venezuela: Balanza de pagos en millones de US$
Denominación Código en Línea en Línea Línea Balanza de pagos 1990 1991 1992 1993 1994
BOPSY BOPSY en IFS en IFS
Existencia de deuda externa (Banco Mundial) 33170 34122 37848 37539 36853
Existencia de deuda externa (OECD) 26624 44366 45942 45228 42277
1l.d Total reservas menos oro 8321 10666 9562 9216 8067
3.- Préstamos recibidos
a.- Sector privado
b.- Sector público
7a.d Dinero depositado en banco: Activos 1268 1380 1425 1495 1133

Cuadro 4-2j
Venezuela: Balanza de pagos en millones de US$
Denominación Código en Línea en Línea Línea Balanza de pagos 1995 1996 1997 1998 1999
BOPSY BOPSY en IFS en IFS
Existencia de deuda externa (Banco Mundial) 35848 35360 35558 37003 36791
Existencia de deuda externa (OECD) 39065 36829 32783 32873
1l.d Total reservas menos oro 6283 11788 14378 11920 12277
3.- Préstamos recibidos
a.- Sector privado
b.- Sector público
7a.d Dinero depositado en banco: Activos 647 787 767 859 1192
Apéndice B
Abreviaturas y variables-I

Abreviaturas Variables en niveles


Estimaciones “Amplias” de la Fuga de capital real en millones
de US$ (a precios de 1995)
RCFWB Fuga de capital empleando la definición del Banco Mundial
RCFE Fuga de capital empleando la definición de Erbe
RCFMGT Fuga de capital empleando la definición del Morgan Guaranty
Trust
RCFC Fuga de capital empleando la definición de Cline
RCFD Fuga de capital real empleando la definición de Duwendag
Estimaciones “Estrechas” de la Fuga de capital real
en millones de US$ (a precios de 1995)
RCFC1 Fuga de capital empleando la primera definición
de Cuddington-I
RCFC2 Fuga de capital empleando la segunda
definición de Cuddington-II
RCFC3 Fuga de capital empleando la tercera definición
de Cuddington-III
RCFC4 Fuga de capital empleando la cuarta definición
de Cuddington-IV
Tasas de interés en Venezuela (%)
DIR Tasa nominal de descuento
LR Tasa nominal de préstamo
DR Tasa nominal de depósito

185
RDIR Tasa real de descuento
RLR Tasa real de préstamo
RDR Tasa real de depósito
Tasas de interés en los EE.UU. (%)
TBR Tasa nominal de las cuentas del tesoro
RTBR Tasa real de las cuentas del tesoro
Tipo de cambio (Bs/US$)
ERI Índice del tipo de cambio nominal (1995=100)
RERI Índice del tipo de cambio real (1995=100)
Índices de inflación (%)
INFVZLA Inflación en Venezuela
INFUS Inflación en EE.UU.
Producto interno bruto en Venezuela
LY Total PIB
LYNO PIB sin petróleo
Riqueza privada total (en millones de US$)
WO Riqueza privada
W1 Riqueza total privada
Otros indicadores (en millones de US$)
NEXD Deuda externa nominal
REXD Deuda externa real (a precios de 1995)
FDI Inversión directa extranjera nominal
RFDI Inversión directa extranjera real (a precios de 1995)

186
Abreviaturas y variables-II

Abreviaturas Variables en primera diferencia


Estimaciones “Amplias” de la fuga de capital real en millones
de US$ (a precios de 1995)
DRCFWB Fuga de capital empleando la definición del Banco Mundial
DRCFE Fuga de capital empleando la definición de Erbe
DRCFMGT Fuga de capital empleando la definición del Morgan Guaranty
Trust
DRCFC Fuga de capital empleando la definición de Cline
DRCFD Fuga de capital real empleando la definición de Duwendag
Estimaciones “Estrechas” de la Fuga de capital real
en millones de US$ (a precios de 1995)
DRCFC1 Fuga de capital empleando la primera definición
de Cuddington-I
DRCFC2 Fuga de capital empleando la segunda
definición de Cuddington-II
DRCFC3 Fuga de capital empleando la tercera
definición de Cuddington-III
DRCFC4 Fuga de capital empleando la cuarta
definición de Cuddington-IV
Tasas de interés en Venezuela (%)
DDIR Tasa nominal de descuento
DLR Tasa nominal de préstamo
DDR Tasa nominal de depósito

187
DRDIR Tasa real de descuento
DRLR Tasa real de préstamo
DRDR Tasa real de depósito
Tasas de interés en los EE.UU. (%)
DTBR Tasa nominal de las cuentas del tesoro
DRTBR Tasa real de las cuentas del tesoro
Tipo de cambio (Bs/US$)
DERI Índice del tipo de cambio nominal (1995=100)
DRERI Índice del tipo de cambio real (1995=100)
Índices de inflación (%)
DINFVZLA Inflación en Venezuela
DINFUS Inflación en EE.UU.
Índice de crecimiento en Venezuela (%)
DLY Total PIB
DLYNO PIB sin petróleo
Riqueza privada total (en millones de US$)
DW0 Riqueza privada
DW1 Riqueza total privada
Otros indicadores (en millones de US$)
DNEXD Deuda externa nominal
DREXD Deuda externa real (a precios de 1995)
DFDI Inversión directa extranjera nominal
DRFDI Inversión directa extranjera real (a precios de 1995)

188
189
190
191
192
193
194
195
196
197
198
Años

199
200
201
Número de Rezagos

202
203
204
205
Años

206
207
208
209
210
Años

211
212
Años

213
214
215
Años

216
217
218
219
Años

220
221
222
Años

223
224
225
226
227
228
229
230
231
232
233
234
235
236
237
238
239
240
241
242
243
244
245
Años

246

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