es la semilla de la budeidad. Cada hombre nace para convertirse en un Buda. El hombre no nace para ser esclavo, sino para ser un maestro. Pero son muy pocos los que realizan su potencial. Y la razón por la que millones de personas no pueden realizar su potencial es que dan por hecho que ya lo han conseguido.
La vida es una oportunidad para crecer, para ser,
para florecer. La vida en sí misma está vacía; a menos que seas creativo no serás capaz de llenarla de satisfacción. Tienes una canción en tu corazón para ser cantada y una danza para ser bailada, pero la danza es invisible, y la canción..., ni siquiera tú la has oído aún. Está oculta profundamente en el centro más interno de tu ser; tiene que ser traída a la superficie, tiene que ser expresada. Este es el significado de «auto realización». Es rara la persona que transforma su vida en un crecimiento, en un largo viaje de auto realización, que se convierte en lo que estaba destinado a ser. En Oriente hemos llamado a ese hombre el Buda; en Occidente hemos llamado a ese hombre el Cristo. La palabra cristo significa exactamente lo mismo que la palabra buda: el que ha llegado a casa. Todos nosotros somos vagabundos buscando un hogar, pero la búsqueda es muy inconsciente, a tientas en la oscuridad, sin saber exactamente qué estamos buscando, quiénes somos, a dónde vamos. Vamos como un tronco a la deriva, seguimos siendo accidentales. Y esto es posible porque millones de personas a nuestro alrededor están en el mismo barco, y cuando ves que millones de personas están haciendo las mismas cosas que tú, entonces debes estar en lo cierto, porque millones de personas no se pueden equivocar. Esa es tu lógica, y esa lógica es básicamente errónea: millones de personas no pueden estar en lo cierto. Es muy raro que una persona esté en lo cierto; es muy raro que una persona realice la verdad. Millones de personas viven vidas de mentira, vidas fingidas. Sus existencias son sólo superficiales; viven en la circunferencia, completamente inconscientes del centro. Y el centro lo contiene todo: el centro es el reino de Dios.
El primer paso hacia la budeidad, hacia la
realización de tu infinito potencial, es reconocer que hasta ahora has estado malgastando tu vida, que hasta ahora has sido totalmente inconsciente. Empieza por hacerte consciente; esa es la única manera de llegar. Es arduo, es duro. Seguir siendo accidental es fácil; no necesita inteligencia, por eso es fácil. Cualquier idiota puede hacerlo; todos los idiotas ya lo están haciendo. Es fácil ser accidental porque nunca te sientes responsable de nada de lo que pasa. Siempre puedes echarle la culpa a otra cosa: el destino, Dios la sociedad, la estructura económica, el Estado, la Iglesia, la madre, el padre, los padres.... Puedes continuar echándole la culpa a otra persona; por eso es fácil. Ser consciente significa tomar toda la responsabilidad a tus espaldas. Ser responsable es el principio de la budeidad. Cuando uso la palabra responsable no la estoy utilizando con la connotación ordinaria de ser cumplidor con tus obligaciones. Estoy usándola en su significado real y esencial: capacidad de responder; ese es mi significado. Y la capacidad de responder es posible sólo si eres consciente. Si estás profundamente dormido, ¿cómo puedes responder? Si estás dormido, los pájaros seguirán cantando pero tú no los escucharás, las flores seguirán floreciendo y nunca serás capaz de sentir la belleza, la fragancia, la alegría que están derramando sobre la existencia.
Ser responsable significa estar alerta, consciente.
Ser responsable significa estar atento. Actúa con toda la consciencia que te sea posible. Hasta las cosas más pequeñas, como andar por la calle, comer tu alimento o darte un baño, no deberían ser hechas mecánicamente. Hazlas con total consciencia. Poco a poco, los actos pequeños se hacen luminosos, y poco a poco, esos actos luminosos van reuniéndose en tu interior, y finalmente.... la explosión. La semilla ha explotado, el potencial se ha realizado. Ya no eres una semilla sino una flor de loto, una flor de loto dorada, una flor de loto de mil pétalos. Y en ese momento, una gran bendición: Buda lo llama nirvana. Has llegado. Ahora ya no hay que alcanzar nada más, no hay que ir a ningún lugar. Puedes descansar, puedes relajarte; el viaje ha terminado. En ese momento surge una tremenda alegría, nace un gran éxtasis. Pero uno debe empezar por el principio. Occidente ha dado nacimiento a Aristóteles, Nietzsche, Heidegger, Camus, Berdyaev, Marcel y Sartre.
¿Podrá Occidente, él solo, dar lugar a budas o se
necesita una comunión con la conciencia de Oriente? La conciencia búdica no es oriental, ni occidental. No tiene nada que ver con la geografía o la historia, no tiene nada que ver con la mente como tal. La mente es oriental, occidental, india, china, japonesa, alemana, pero la conciencia interna más pura es sencillamente el puro cielo; no la puedes identificar con nada porque está sin condicionar. ¿Qué es Oriente y qué es Occidente? Son maneras de condicionar, diferentes formas de condicionamiento. ¿Qué es un hindú y qué es un judío? Diferentes condicionamientos. Son nombres de enfermedades. La salud no es ni oriental ni occidental. Al nacer un niño, empieza inmediatamente el condicionamiento; maneras muy sutiles de condicionar. Directa, indirectamente, comenzamos a encajar al niño dentro de un determinado molde. Hablará un cierto idioma, y cada idioma tiene su manera de pensar, un énfasis, una dirección particular. Por eso, a veces, se hace imposible el traducir de un idioma a otro; el otro idioma quizá no tenga palabras que correspondan, el otro idioma quizá no haya mirado a la realidad y a la vida de esa manera. La vida es infinita; de la forma que tú la miras es finita; puede haber infinitas maneras de mirarla. Y luego el niño empieza a ser coloreado por la familia, la escuela, la iglesia, el sacerdote, los padres; y esto sucede en silencio. Poco a poco, se cierra todo el cielo de la conciencia; únicamente se deja abierta una abertura, una pequeña ventana. Esa abertura es hindú, inglesa, americana. La abertura es hindú, jai-nista, budista. La abertura es oriental, occidental.
Realizar la budeidad es recuperar la conciencia
que trajiste contigo en tu nacimiento. Esa pureza sin contaminar, ese rostro original carente de máscaras, esa inocencia es la budeidad. Por eso la budeidad no puede ser ni oriental ni occidental; es trascendental. Quizá te sorprenderá saber que cuando un niño crece en una familia..., y todos los niños tienen que crecer en una familia. Es casi una necesidad, no existe otra posibilidad; es necesario algún tipo de familia. Aunque sea una comuna, tendrá sus propias limitaciones, podría ser un kibbutz pero tendrá sus propias limitaciones. Y no hay forma de educar a un niño sin un cierto ambiente acogedor. Ese ambiente acogedor es una necesidad, sin él el niño no puede sobrevivir; el niño tiene que ser cuidado, pero tiene que pagar por ello. No es fácil, es muy complejo. El niño tiene que ajustarse continuamente a la familia porque la familia «tiene razón», el padre «tiene razón», la madre «tiene razón». Son personas poderosas; el niño está desvalido. Tiene que depender de ellos, tiene que respetarles, les ha de obedecer. No se trata de si tienen razón o no la tienen; el niño tiene que convertirse en una sombra, en un imitador.
Así es el hinduismo, el cristianismo; así es la mente
oriental y la mente occidental. Y esto es Muy sutil; el niño Podría no darse cuenta nunca de esto, porque no sucede en un solo día, va ocurriendo poco a poco; igual que el agua va cayendo de la montaña, cayendo y cayendo y cayendo, destruye las rocas y desaparecen las piedras. El niño tiene que amoldarse de muchas maneras. Ese tener que amoldarse lo vuelve falso, hipócrita, lo vuelve mentiroso.... mentiroso con su propio ser. Ahora los psicólogos han descubierto que si un determinado tipo de niño demuestra ser estúpido, puede que no sea verdad, porque ningún niño nace estúpido. Tal vez sea el ambiente, la familia a la que ha tenido que amoldarse. Si el padre es demasiado intelectual, el niño tendrá que comportarse de un modo estúpido para mantener el equilibrio. Si el niño se comporta de un modo inteligente, el padre estará sutilmente enfadado. No puede tolerar un hijo inteligente, nunca tolera a nadie que sea más inteligente que él. Obligará al niño a ser inferior a pesar de lo que esté diciendo. Y el niño aprenderá el truco de comportarse como un tonto, porque cuando se comporta como un tonto todo va bien, todo va perfectamente bien. El padre puede que muestre disgusto en la superficie, pero en el fondo está satisfecho. Siempre le ha gustado estar rodeado de tontos; rodeado de tontos, es la persona más inteligente.
Por esto, después de cientos de años las mujeres
han aprendido el truco: nunca intentan ser intelectuales; a su marido no le gustaría. No es que no sean inteligentes, lo son tanto como los hombres, pero tienen que aprender. ¿Lo has observado? Si la esposa es más culta, el marido no se siente muy bien. Ningún hombre se quiere casar con una mujer más culta que él, más famosa que él. No sólo eso, sino también en las cosas pequeñas: si la mujer es más alta, ningún hombre se quiere casar con ella. Quizá este sea el motivo de que las mujeres hayan decidido, también a nivel biológico, no ser demasiado altas -quizá haya alguna razón psicológica-; si no, no encontrarás marido. Si eres demasiado inteligente, no conseguirás marido. La mujer tiene que fingir que sigue siendo un bebé, infantil, para que el marido se pueda sentir bien cuando ella busca apoyo en él. En una familia, el niño llega a una situación ya establecida. Ya está todo allí; tiene que adaptarse, tiene que ajustarse a ella. No puede ser él mismo; siempre que trata de ser él mismo se mete en problemas y empieza a sentirse culpable. Tiene que amoldarse... a cualquier precio. La supervivencia es lo más importante, lo primero; todo lo demás es secundario. Por eso cada niño tiene que ajustarse a su familia, a sus padres, a la geografía, a la historia, a las idiosincrasias de la gente que le rodea, a todo tipo de prejuicios, estúpidas creencias, supersticiones. Cuando llegas a ser consciente o te haces un poco independiente, estás tan condicionado, el condicionamiento ha penetrado tanto en tu sangre, en tus huesos y en la médula, que no puedes salir. ¿Qué es la budeidad? La budeidad es salir de todo este condicionamiento... Un buda es aquel que vive corno un todo, corno un todo orgánico. La conciencia búdica es la conciencia trascendental. No tiene nada que ver con Oriente u Occidente.
¿Cuáles son la características de un ser iluminado?
Un ser iluminado significa simplemente un hombre al que no le queda ninguna pregunta en su vida, todas están resueltas. Un ser iluminado significa un hombre que está constantemente en el mismo estado de silencio, paz y satisfacción interna pase lo que pase en el exterior: éxito o fracaso, dolor o placer, vida o muerte. Un hombre iluminado significa un hombre que ha experimentado algo de lo que tú también eres capaz, pero que no has intentado. Está lleno de luz, lleno de felicidad, lleno de éxtasis, veinticuatro horas al día. Está casi ebrio, ebrio de lo divino. Su vida es una canción, su vida es una danza, su vida es júbilo. Su presencia es una bendición.
Y si quieres conocerle, tienes que estar con él. No
puedes observarlo desde el exterior, tienes que acercarte. Tienes que entrar en un estado de intimidad. Tienes que unirte a su caravana, tienes que tomar su mano. Tienes que alimentarte de él, y tienes que permitir que entre en tu corazón. Pero desde el exterior, por favor, no intentes encontrar ninguna característica; todas estas son experiencias internas... Aunque siempre se pueden dar algunas indicaciones. En la proximidad de un iluminado sentirás una cierta fuerza magnética, una tremenda atracción, un centro carismático. Quizá no te acerques a causa de tu miedo. Es peligroso acercarse a un ser iluminado, porque puedes acercarte pero después no puedes alejarte. Acercarse es arriesgado. Es sólo para jugadores, no para hombres de negocios.