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PARALELO ENTRE LA SEMIÓTICA DE CHARLES PIERCE Y

FERDINAND DE SAUSSURE.

ADOLFO GÓMEZ DÍAZ.

LIC. ENRIQUE RAFAEL MORALES GUERRERO.

LICENCIATURA BÁSICA CON ÉNFASIS EN

HUMANIDADES – LENGUA CASTELLANA.

DEPARTAMENTP DE ESPAÑOL Y LITERATURA

FACULTAD DE EDUCACION Y CIENCIAS HUMANAS

UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA

MONTERÍA – 2017.
PEIRCE Y SAUSSURE.

Teniendo en cuenta el libro Estrategias comunicativas en la educación: Hacia un


modelo semiótico-pedagógico (2004), la semiótica es la ciencia que estudia los
sistemas de signos y los procesos culturales que los producen. Estudia los signos,
pero no de forma aislada, sino como se presentan a la percepción humana, formando
sistemas interdependientes que pueden ser analizados desde diversos puntos de
vista.

Este mismo libro, nos dice que uno de los mayores intereses de esta ciencia es el
estudio evolutivo de la vida de los signos y de los sistemas de signos, así como la
búsqueda de las causas que les dan origen, los mantienen vigentes y su proceso de
degradación o desaparición. Así mismo se procura abordar los fenómenos culturales
que desencadenan el proceso de significación o semiosis.

la existencia de un dominio propio para la ciencia de los signos tal como nosotros
la entendemos la hacen, más o menos por la misma época y en total
desconocimiento mutuo, el filósofo americano Ch. S. Pierce (1839-1914) y el
lingüista suizo F. de Saussure (1857-1913).

Los planteamientos de los estudiosos se postularon diferentes tanto cualitativa como


cuantitativamente; ya que Pierce era heredero de una tradición lógico- filosófica y
(irán conocedor de la matemática, de la física, pero también de la obra de Descartes,
Lcibniz y. sobre todo de Kant. Quizás la matemática y Kant fueron las dos
coordenadas fun-damentales de su universo intelectual. Pierce toda su vida trabajó
en la construcción y fundamentación de una teoría de los signos.
Escribe en 1867 «... soy, por lo que llego a saber, un pionero en la tarea de clarificar
y explorar lo que denomino semiótica, es decir, la doctrina de la naturaleza esencial
y de las variedades fundamentales de la semiosis posible. Y es muy cierto que el
campo resulta demasiado vasto, la tarea demasiado impresionante para quien, por
ve/ prime-ra, se adentra en ella». Desde 1867 hasta el final de su vida produce una
cantidad enorme de artículos, notas, bocetos, cartas y papeles en los cuales podemos
encontrar comí i idea obsesiva la elaboración de la semiótica y, a su vez, para
fundamentarla, analizar a partir de ella, las nociones bási-cas de la lógica, las
matemáticas y la física, pero también la filosofía y la religión. La semiótica, parece,
era el marco que él proponía para una teoría del conocimiento. Quería elaborarla
como «álgebra universal de los signos», funda-mentada en el álgebra universal de
relaciones.

Por lo que se refiere a Saussure conocemos sus preocu-paciones por el problema de


los signos a través de su obra Curso de lingüística general (1916) que es una
reconstruc-ción postuma a partir de las notas de clase tomadas por sus alumnos.
Parece ser que Saussure no abordó el tema de los signos hasta su segundo curso de
lingüística general en 1908-1909 aunque también parece que le preocupaba desde
hacía unos diez años.

Se dice en el curso: «podemos pues concebir una ciencia que estudia la vida de los
signos en el seno de la vida social. Formaría parte de la psicología social, y por
consiguiente de la psicología general; la denominaremos semiología (del griego
semeion, «signo»). Nos enseñará en qué consisten tus signos y qué leyes los rigen.
Como no existe aún, no podemos decir de qué upo será; sin embargo, tiene todo el
derecho a existir y el lugar que ocupa viene determinado de antemano. La lingüística
no es más que una parte de esta ciencia general y las leyes que descubrirá la
semiología serán aplicables a la lingüística...» (1916, p 33)

Lo que diferencia claramente las posiciones de Peirce y de Saussure son por un parte
los objetivos a largo plazo de sus planteamientos y por otra la cuestión, mucho más
con-creta, de la concepción del signo. Saussure pretende funda-mental la lingüística,
y son los fundamentos de la lingüísti-ca los que le conducen a postular como
necesaria la existen-cia de la semiótica. Así, después de distinguir entre lengua y
habla pasa a presentar una definición de lengua como sistema de signos lingüísticos.
Naturalmente, una tal defini-ción presupone la de signo lingüístico que a su vez
presupo-ne la de signo. Necesita de una disciplina que trate de los signos, los defina
y especifique las reglas que los gobiernan. Esta ciencia no existe, y su propuesta es
la semiología.

De todas formas, no es más que una propuesta. Así, Saussure, nos viene a decir que
como no existe tal ciencia y por tanto no está fundamentada la noción de signo él
usará una «definición provisional» de signos lingüísticos que le permita seguir en su
trabajo, en tanto no se desarrolle del todo la semiología. Esta era, en mi opinión, la
estrategia seguida por Saussure y que quizás los redactores del curso no nos han
sabido hacer llegar lo suficientemente bien.

Saussure habla siempre de signo lingüístico, mientras que Pierce se refiere a signo
en general. Saussure parle de la lingüística como ciencia a fundamentar, y necesita
de la semiología para regresar inmediatamente a la lingüística, mientras que Pierce
parte de la semiótica, trabaja en ella y a partir de ella intenta analizar las nociones
básicas de lógi-ca, de la filosofía, de la física o de la religión precisamente para
fundamentarles a la vez que se fundamenta a sí misma.

La concepción del signo sausseriana es diádica. En rea-lidad todos los análisis de


Saussure son dicotómicos: len-gua/habla, significante/significado,
sincronía/diacronía. Sintagmático/aso-ciativo, etc. Más de una ve/ se ha señalado cl
«temperamento dicotómico» de Saussure. Pues bien, en cl caso de Peirce sería
necesario hablar realmente de tempe-ramento tricotómico. El signo vendría definido
por una relación diádica en Saussure, la establecida entre los ele-mentos significante
y significado, y triádica en el Peirce, con respresentamen, objeto e interpretante
como elementos. Como veremos responden a posiciones filosóficas distintas.

Para Saussure. el signo lingüístico «une un concepto y una imagen acústica», un


significado y un significante, y es por lo tanto «tina entidad psíquica con tíos caras».
Para Peir-ce el signo tiene su fundamento en un proceso, la semiosis que es una
relación real que subvace el concepto de signo. «Por semiosis, entiendo una acción o
una influencia que implica la cooperación de tres elementos, el signo, su obje-to y su
interpretante y esta influencia tri-relativa no puede en ningún caso reducírsela a
acciones entre pares» (5.484).

Vale la pena señalar aquí que la formulación triádica del signo peirceano tiene raíces
matemáticas y kantianas. Matemáticas porque proponía como fundamento lógico de
la Semiótica un postulado que denominaba «protocolo ma-temático» según el cual
todo sistema mínimo debe ser triádico. Demostraba el carácter necesario de la
triadicidad afirmando que no se puede concebir el número «uno» sin concebir al
mismo tiempo aquello con lo que limita, el «dos» y. a su ve/, «uno» y "dos» como
unidades separadas (la unicidad y la dualidad) implican un "tercero» mediador que
los diferencia.

Además, consideraba, y esto es básico para diferenciar lo de Saussure, que una


triada no puede descomponerse en díadas a la vez que cualquier relación n-aria con
n superior a tres sí puede reducirse a una composición de triadas (o relaciones
triádicas). Por lo tanto, el carácter triádico será a la vez necesario y suficiente:
necesario desde el punto de vista lógico suficiente desde el punto de vista
pragmático. Recordemos que el carácter diádico del signo saussuriano, que procede
de filosofías y psicologías asociacionistas, plantea siempre el problema del tercer
elemento desde un punto de vista lógico en el sentido de no saber bien donde ubicar
el referente. De ahí que la formulación peirceana resulte más coherente con la
tradición al tiempo que su uso no genera problemas suplementarios como sería el
proble-ma filosófico del referente.

Las raíces kantianas del carácter triádico de las relacio-nes las encontramos ya en su
artículo de 1867 «Sobre las categorías» donde propone una nueva lista de categorías
a fin de «reducir la diversidad de las impresiones sensoriales a la unidad» (1545)
pero no intuitivamente, según él, como había hecho Kant. Para Peirce «la unidad
mediante la cual el entendimiento reduce las impresiones es la unidad de la
proposición» (1548). Recordemos que en toda proposición podemos distinguir una
función proposicional, categoría primera, una proposición simple, categoría
segunda, y una proposición compleja, categoría tercera. Las tres catego-rías las
denomina categorías de la cualidad, del objeto y de la ley (o posibilidad, existencia y
necesidad).
Fundamentada la triadicidad pasemos a ver cómo define Peirce el signo. Dice que es
un representamen, primero, envía a un objeto, segundo, por la mediación de un
inter-pretante, tercero. Lo podríamos representar así:

Como veremos, la relación triádica, tiene un carácter dinámico ya que formaliza un


proceso, el proceso de semiosis. Se puede afirmar que no hay signo sin semiosis.
Señale-mos también que la definición de cada uno de los elemen-tos del proceso
semiótico. y por tanto del signo, R, O e I corresponde estrictamente a las tres
grandes categorías del sistema peirceano.

Pura establecer una tipología de los signos coherente con todo el sistema, es decir
elementos y categorías, Peirce propone conjugar la triada de elementos con la
tricotomía epistemológica de las categorías. El conjunto de todas las posibilidades
(producto cartesiano del conjunto de elemen-tos por el de categorías) lo vemos en el
siguiente cuadro:

En otras palabras, la propuesta de Peirce consiste en fundamentar la tipología en la


relación que existe entre el signo y el representamen, el signo y el objeto y el signo y
el interpretante. Así, en relación con el representamen, si se ve éste como una
cualidad, entonces es un cualisigno y si como una ley. un principio con un valor
general, entonces es un legisigno. Por ejemplo, la palabra 'signo' la podemos
interpretar como un cualisigno si nos fijamos en los elementos gráficos o iónicos, es
decir físicos, que percibimos, la podemos interpretar como un objeto y decir que
aparece veinte veces en esta página o que tiene cinco letras y es entonces un
sinsigno. Por otra parte como unidad con una significación determinada y válida
para los miembros de la comunidad y es un legisigno.

Más conocida es la distinción entre iconos, índices y símbolos cuyo uso se ha


generalizado en el ámbito de la semiótica. Viene fundamentada en la relación que se
puede establecer entre el signo y el objeto. Si existe una relación de tipo material,
coincidencia en la cualidad, primera cate-goría, el signo es un icono. Una fotografía,
una escultura o uno onomatopeya. Si la relación es de «contigüidad» de hecho,
prácticamente objeto a objeto, el signo es un índice. Una huella es un índice, o el
humo. Y si la relación entre el signo y el objeto es convencional, establecida por la
ley, se tiene un símbolo. La palabra «signo» es un símbolo así como lo es el color
negro para el luto. En realidad los iconos, índices o símbolos puros no existen y vale
la pena de considerar más bien los caracteres ¡cónico, indicativo y simbólico y
señalar que estando presentes en un signo los tres caracteres en cada caso se
actualiza más uno u otro. En el caso de la cruz como signo lo podemos observar con
claridad.

Aunque, como decimos, este ya no sea el lenguaje de Peirce, sin embargo coinciden
prácticamente los ámbitos. Es el lenguaje que aceptamos en este libro. Usaremos
también con frecuencia la distinción (y el carácter) icono. índice y símbolo y
partimos de una definición de simio como rela­ción triádica ∑ X Y Z donde X es
alguna cosa que afecta los sentidos, que está en lugar de otra cosa, un objeto. Y, para
algún individuo Z.

Peirce y Saussure comprenden algunas similitudes en cuanto a considerar que:

 los signos no son identidades aisladas, sino que conforman cadenas y


constituyen sistemas de signos
 los signos constituyen hechos sociales
 El pensamiento humano es signico
 La separación entre lengua y habla que plantea Saussure es en peirce la
diferenciación entre legisigno y sinsigno
BIBLIOGRAFÍA.

http://catedradelinguistica01.blogspot.com.co/2010/03/peirce-y-saussure.html

https://es.slideshare.net/LuisGodoy38/diferencias-y-similitudes-saussure-y-peirce-
71686881

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